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Educación permanente en SBV y SAV: impacto en el conocimiento de los profesionales de enfermería

Resúmenes

FUNDAMENTO: El conocimiento teórico y las habilidades prácticas de los equipos de Soporte Básico de Vida (SBV) y Soporte Avanzado de Vida (SAV) están entre los determinantes más importantes de los índices de éxito en reanimación cardiopulmonar. OBJETIVO: Evaluar el impacto de un programa permanente de entrenamiento en SBV y SAV en el conocimiento de los profesionales de enfermería. MÉTODO: Estudio de corte transversal. La población estaba compuesta por profesionales de enfermería de un hospital de nivel terciario. Se realizaron evaluaciones antes y después del entrenamiento. Se abordaron puntos críticos de las directrices del International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR). RESULTADOS: Se evaluaron 213 profesionales (76 enfermeros, 35,7%, 38 auxiliares, 17,8% y 99 técnicos, 46,7%). Los promedios en la evaluación previa al curso fueron estadísticamente diferentes (p<0,001) entre auxiliares (3,25), técnicos (3,96) y enfermeros (4,69). Los profesionales solteros y sin hijos presentaron desempeño significativamente superior al de los casados y con hijos (p=0,02 y 0,004 respectivamente). El nivel de conocimiento previo al entrenamiento fue inversamente proporcional al tiempo transcurrido desde la conclusión de la graduación o curso técnico. Las mayores deficiencias estaban relacionadas al abordaje inicial de las vías aéreas, a los cuidados post resucitación y a la técnica de masaje cardíaco externo. El promedio general después del curso fue 7,26. Los auxiliares alcanzaron un desempeño del 131,2%, los técnicos del 78,9% y los enfermeros del 85%, sin diferencia estadísticamente significativa (p=0,43). CONCLUSIÓN: El programa de entrenamiento permanente en SBV y SAV resultó en un importante incremento en el nivel de conocimiento de los profesionales de enfermería.

Paro cardíaco; enfermería; educación permanente; resucitación cardiopulmonar; soporte avanzado de vida


FUNDAMENTO: O conhecimento teórico e as habilidades práticas das equipes de Suporte Básico de Vida (SBV) e Suporte Avançado de Vida (SAV) estão entre os determinantes mais importantes das taxas de sucesso em reanimação cardiopulmonar. OBJETIVO: Avaliar o impacto de um programa permanente de treinamento em SBV e SAV no conhecimento dos profissionais de enfermagem. MÉTODO: Estudo de corte transversal. A população foi composta por profissionais de enfermagem de um hospital de nível terciário. Foram realizadas avaliações antes e após o treinamento. Abordaram-se pontos críticos das diretrizes do International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR). RESULTADOS: Foram avaliados 213 profissionais (76 enfermeiros, 35,7%; 38 auxiliares, 17,8%; e 99 técnicos, 46,7%). As médias na avaliação pré-curso foram estatisticamente diferentes (p<0,001) entre auxiliares (3,25), técnicos (3,96) e enfermeiros (4,69). Os profissionais solteiros e sem filhos apresentaram desempenho significativamente superior ao dos casados e com filhos (p=0,02 e 0,004 respectivamente). O nível de conhecimento pré-treinamento foi inversamente proporcional ao tempo transcorrido desde a conclusão da graduação ou curso técnico. As maiores deficiências foram relacionadas à abordagem inicial das vias aéreas, aos cuidados pós-ressuscitação e à técnica de massagem cardíaca externa. A média geral pós-curso foi 7,26. Os auxiliares alcançaram um desempenho de 131,2%, os técnicos de 78,9% e os enfermeiros de 85%, sem diferença estatisticamente significante (p=0,43). CONCLUSÃO: O programa de treinamento permanente em SBV e SAV resultou em importante incremento no nível de conhecimento dos profissionais de enfermagem.

parada cardíaca; enfermagem; educação permanente; ressuscitação cardiopulmonar; suporte avançado de vida


BACKGROUND: The theoretical knowledge and practical skills of the Basic Life Support (BLS) and the Advanced Life Support (ALS) are among the most important determining factors of the cardiopulmonary reanimation success rates. OBJECTIVE: Assess the impact of a permanent training program in BLS and ALS on the knowledge of nursing professionals. METHOD: Cross-sectional study. Population was made of nursing professionals of a tertiary level hospital. Assessments were carried out before and after training. The critical points of the International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) analysis were addressed. RESULTS: 213 professionals were assessed (76 nurses, 35.7%; 38 assistants, 17.8%; and 99 technicians, 46.7%). Pre-course assessment average grades were statistically different (p<0.001) among assistants (3.25), technicians (3.96) and nurses (4.69). Single professional without kids showed performance significantly superior to married professional with kids (p=0.02 and 0.004 respectively). Pre-training level of knowledge was inversely proportional to the time elapsed since the completion of undergraduate course or technical course. Main deficiencies were related to the initial approach of airways, to post-resuscitation cares and to the external cardiac massage technique. The post-course general average grade was 7.26. Assistants achieved a performance of 131.2%, technicians, of 78.9% and the nurses, of 85%, with no significant statistic difference (p=0.43). CONCLUSION: The permanent training program in BLS and ALS resulted in important increment in the level of knowledge of nursing professionals.

cardiac arrest; permanent education; cardiopulmonary resuscitation; advanced cardiac life support


ARTÍCULO ORIGINAL

IReal Hospital Portugués - Realcor

IIUniversidad Federal de Pernambuco - Grupo de Investigaciones em Cardiología, Recife, PE, Brasil

Correspondencia

RESUMEN

FUNDAMENTO: El conocimiento teórico y las habilidades prácticas de los equipos de Soporte Básico de Vida (SBV) y Soporte Avanzado de Vida (SAV) están entre los determinantes más importantes de los índices de éxito en reanimación cardiopulmonar.

OBJETIVO: Evaluar el impacto de un programa permanente de entrenamiento en SBV y SAV en el conocimiento de los profesionales de enfermería.

MÉTODO: Estudio de corte transversal. La población estaba compuesta por profesionales de enfermería de un hospital de nivel terciario. Se realizaron evaluaciones antes y después del entrenamiento. Se abordaron puntos críticos de las directrices del International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR).

RESULTADOS: Se evaluaron 213 profesionales (76 enfermeros, 35,7%, 38 auxiliares, 17,8% y 99 técnicos, 46,7%). Los promedios en la evaluación previa al curso fueron estadísticamente diferentes (p<0,001) entre auxiliares (3,25), técnicos (3,96) y enfermeros (4,69). Los profesionales solteros y sin hijos presentaron desempeño significativamente superior al de los casados y con hijos (p=0,02 y 0,004 respectivamente). El nivel de conocimiento previo al entrenamiento fue inversamente proporcional al tiempo transcurrido desde la conclusión de la graduación o curso técnico. Las mayores deficiencias estaban relacionadas al abordaje inicial de las vías aéreas, a los cuidados post resucitación y a la técnica de masaje cardíaco externo. El promedio general después del curso fue 7,26. Los auxiliares alcanzaron un desempeño del 131,2%, los técnicos del 78,9% y los enfermeros del 85%, sin diferencia estadísticamente significativa (p=0,43).

CONCLUSIÓN: El programa de entrenamiento permanente en SBV y SAV resultó en un importante incremento en el nivel de conocimiento de los profesionales de enfermería.

Palabras clave: Paro cardíaco, enfermería, educación permanente, resucitación cardiopulmonar, soporte avanzado de vida.

Introducción

El conocimiento teórico y las habilidades prácticas de los equipos de Soporte Básico de Vida (SBV) y Soporte Avanzado de Vida (SAV) están entre los determinantes más importantes de los índices de éxito en reanimación cardiopulmonar (RCP)1. Tanto las maniobras ejecutadas en el SBV como las del SAV exigen un equipo bien entrenado, pues el paro cardiorrespiratorio (PCR) exige acciones rápidas, eficaces e integradas, siendo por ello mejor ejecutadas por un equipo que por un miembro aislado de este equipo.

Los profesionales de enfermería son, en general, los primeros en presenciar un PCR en el hospital2. Son ellos los que más frecuentemente accionan el equipo de atención. Así, estos profesionales necesitan tener el conocimiento técnico actualizado y las habilidades prácticas desarrolladas para contribuir de forma más efectiva en las maniobras de RCP3.

Algunos estudios relatan que la presencia de por lo menos un profesional con entrenamiento en SAV aumenta la sobrevida de pacientes víctimas de PCR4. Dane et al. relataron elevación de la sobrevida en cerca de cuatro veces cuando el profesional de enfermería era entrenado en SAV5.

Sampaio et al. evaluaron el proceso de enseñanza aprendizaje de profesionales de enfermería en las maniobras de RCP y verificaron fallas, tanto en el conocimiento teórico como en las habilidades práticas6. Verplancke et al. 7 investigaron las posibles causas para la baja calidad del SBV y constataron que la frecuencia de participación en atenciones de PCR influía en el desempeño de la atención7. En un estudio que evaluó las necesidades educativas de enfermeros en Australia, el 91,4% de ellos indicaron PCR como un área de elevada importancia8. Estos datos corroboran la necesidad de acciones educativas continuas en SBV y SAV con el objetivo de mejorar el nivel de conocimiento de estos profesionales y, con ello, contribuir para la elevación de los índices de éxito en RCP.

El objetivo principal de esta investigación fue evaluar el impacto de un programa permanente de entrenamiento en SBV y SAV en el nivel de conocimiento de los profesionales de enfermería.

Métodos

Se trata de un estudio descriptivo con delineamiento transversal. Se evaluaron los profesionales de enfermería (auxiliares, técnicos y enfermeros), que integran el equipo de un hospital de nivel terciario de la red privada de la ciudad de Recife-PE, inscriptos para el programa de entrenamiento en SBV y SAV, durante el período de febrero de 2007 a enero de 2008.

El proyecto de investigación fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad Federal de Pernambuco (Dictamen Nº093/08). Participaron en el estudio 213 profesionales, de los cuales 143 concluyeron el entrenamiento. Para la recolección de datos se utilizó un cuestionario que contenía, además de informaciones sociodemográficas, 12 preguntas objetivas de múltiple opción conteniendo cuatro alternativas de las cuales sólo una respuesta era correcta (test previo). Tales preguntas abordaban puntos considerados críticos en las directrices del ILCOR (International Liaison Committee on Resuscitation)9, conocimiento indispensable para cualquier socorrista1,10.

Los profesionales fueron sometidos a un entrenamiento de 8 horas, siendo 4 horas reservadas a capacitación teórica y 4 horas para actividades prácticas. Al final del curso, se repitió la evaluación (test posterior) con alteración del orden de las preguntas, a fin de enmascarar la similitud entre ambos tests. Los scores en los tests previo y posterior se calcularon por medio de promedio aritmético y la ganancia porcentual se obtuvo a partir del score del test posterior con relación al test previo. Para la evaluación de desempeño y de los scores con relación a las variables cuantitativas, se utilizó el Coeficiente de Correlación de Pearson, y para las variables cualitativas, se utilizaron los tests no paramétricos de Mann-Whitney y Kruskal-Walis. Fueron considerados estadísticamente significativos los resultados cuyos niveles descriptivos (valores de p) eran inferiores a 0,05.

Resultados

De los 213 profesionales que componían la muestra, 76 eran enfermeros (35,7%), 38 eran auxiliares de enfermería (17,8%) y 99 eran técnicos en enfermería (46,7%). La mayoría (85%) era del sexo femenino. El promedio de edad era de 30 años. El tiempo promedio transcurrido desde el término de la graduación o curso técnico hasta la fecha del inicio del entrenamiento fue de 5,5 años. El tiempo promedio de ejercicio profesional fue de 5,2 años. La carga horaria de trabajo semanal varió en torno a las 56 horas. Entre los enfermeros, el tiempo promedio, desde la conclusión de la residencia o especialización hasta el inicio del entrenamiento, fue de 4 y 3,4 años, respectivamente.

Los demás datos sociodemográficos de los participantes se presentan en la Tabla 1. La Tabla 2 presenta datos educativos sólo de los profesionales graduados en enfermería.

Con relación a los scores alcanzados por los profesionales en respuesta a las preguntas del test previo, se obtuvo un promedio general de 4,1 puntos. Con relación a la evaluación posterior al entrenamiento, se obtuvo un promedio general de 7,3 puntos.

Los scores en los tests previo y posterior, y el desempeño (ganancia porcentual) están discriminados en la Tabla 3, según el tipo de formación. Por el test de Kruskal-Wallis, se observó diferencia estadísticamente significativa (p<0,05) entre profesionales de diferentes formaciones con relación a la nota en el test previo (p=0,001). No obstante, con relación a la ganancia porcentual obtenida en el curso, no hubo diferencia significativa (p=0,432). La distribución de porcentaje de aciertos en las evaluaciones previa y posterior, según los puntos críticos evaluados, se especifica en la Tabla 4.

Las correlaciones entre las variables sociodemográficas, los scores obtenidos en los tests previo y posterior y el desempeño alcanzado en el entrenamiento se muestran en la Tabla 5.

Cuanto mayor es el intervalo de tiempo entre la graduación o curso técnico y el entrenamiento, menor es el score obtenido en el test previo. Los profesionales casados y con hijos obtuvieron una nota en el test previo significativamente menor que la de aquellos solteros y sin hijos. No se verificó correlación estadísticamente significativa entre las variables analizadas y el desempeño en el entrenamiento. Los profesionales que realizaron entrenamiento previo en RCP no presentaron desempeño superior a aquellos que no se habían sometido a ningún tipo de entrenamiento anterior.

Entre los enfermeros no hubo diferencia significativa entre los graduados en facultad pública y privada en el test previo (p=0,408) y en la evaluación del desempeño (p=0,349). Los mismo se observó con relación al análisis de correlaciones entre la realización de residencia y el score en el test previo (p=0,08) y el desempeño (p=0,176).

Discusión

Aunque el objetivo del hospital, al instituir el entrenamiento permanente en SBV y SAV, haya sido, en última instancia, mejorar la atención al paciente en PCR, los profesionales no tenían obligación de participar en el curso. También se debe considerar la elevada carga horaria semanal de trabajo de estos profesionales como factor limitante a la disponibilidad de tiempo para asistir al curso. Otro aspecto que debe observarse es la motivación para participar en el entrenamiento. Se buscó destinar por lo menos el 50% del tiempo total del curso al entrenamiento de las habilidades prácticas, con el objetivo de hacer el aprendizaje más significativo y contextualizado. Esta estrategia de enseñanza se recomienda para adultos por considerar que el desempeño es mejor cuando hay motivación para participar11,12. A pesar de ello, hubo un elevado porcentaje de profesionales que no completaron el curso (32,9%).

El score en la evaluación previa al curso fue bajo (4,1 puntos). Con todo, este bajo índice puede ser explicado en parte considerando que el tiempo promedio de conclusión de la formación básica en esa muestra fue superior a cinco años, que el tiempo promedio de ejercicio profesional fue relativamente bajo, y que un porcentaje significativo de estos profesionales pudo no haber tenido oportunidad de reciclar el conocimiento en PCR desde la conclusión de la formación básica. Súmese a ello la ausencia de programas de educación permanente en gran parte de las instituciones de salud.

Boaventura y Coutinho13 relataron un score similar (4,3 puntos) entre profesionales de enfermería que fueron sometidos a evaluación sobre SBV. Galinsk et al.14 verificaron que el conocimiento teórico en SBV entre 413 enfermeras evaluadas era insuficiente. Granzotto et al.15 evaluaron la capacitación en SBV en un hospital universitario y demostraron que el porcentaje promedio de aciertos en una evaluación teórica inicial fue del 63%. Sin embargo, la muestra de este estudio estaba compuesta también por médicos, académicos de medicina y enfermería, además de enfermeros. El porcentaje de aciertos en la evaluación realizada al final de entrenamiento fue del 84%.

En el presente trabajo, el porcentaje de aciertos en la evaluación realizada después del final del entrenamiento fue del 72,9%, lo que corresponde aun promedio de 7,26. No se verificó correlación estadísticamente significativa (p = 0,432) entre el desempeño de los diferentes profesionales que componían la muestra, probablemente por la corta curación del curso que no hizo posible una mayor influencia de variables externas en el proceso de aprendizaje.

Entre los grupos analizados, los auxiliares de enfermería alcanzaron el mejor desempeño (131,2%) con relación a los técnicos de enfermería (78,87%) y a los enfermeros (84,95%). En parte, estos resultados pueden explicarse por el nivel de conocimiento previo al entrenamiento menor entre los auxiliares de enfermería, al compararlo a los demás profesionales evaluados.

El hallazgo de scores significativamente más bajos en la evaluación previa al entrenamiento entre los auxiliares de enfermería, al compararlos con aquellos de los técnicos y de éstos con relación a los enfermeros, puede explicarse por el nivel de formación técnica de cada una de las categorías evaluadas. En esta muestra, el 55% de los enfermeros tenían postgrado y/o especialización. En un estudio realizado en unidad de terapia intensiva (UTI), para evaluación del nivel de conocimiento de los profesionales en PCR y RCP, se constató que el nivel de formación del profesional influyó en el índice de aciertos16.

Muchos de esos profesionales están sometidos a cargas horarias extenuantes, mala remuneración y doble jornada de trabajo - principalmente las enfermeras. Tales factores cooperan para que el tiempo destinado al reciclaje profesional sea reducido. En el actual escenario de educación permanente en salud se verifica, por un lado, la necesidad apremiante de actualización técnico científica por muchos profesionales y, por otro, la falta de condiciones socioeconómicas para implementarla. En esta muestra, que tiene una carga horaria semanal de trabajo elevada, el score en el test previo de los profesionales casados y que tienen hijos fue significativamente menor. No obstante, estas variables no influyeron en la ganancia porcentual obtenida después del curso, probablemente por el hecho de que éste ocupó un período corto de tiempo, insuficiente para que variables socioeconómicas influyeran en el desempeño.

Costa et al.17, en un estudio involucrando 348 profesionales de enfermería, concluyeron que las principales quejas a respecto del sistema de trabajo en turnos eran la vida social perjudicada por la interferencia en la relación personal y familiar, por las restricciones a las actividades sociales y por la dificultad en planear la vida. Esta insatisfacción es aun mayor entre los profesionales casados y con hijos. Gomes et al.18, al comparar profesionales con diferentes estados civiles, constataron que los casados mostraban mayor deseo de abandonar la profesión y presentaban problemas de salud física más frecuentes. Observaron además que el deseo de abandonar la profesión fue inferior en el grupo de enfermeros con hijos menores, asociado a un mayor nivel de estrés relacionado, entre otros, a la remuneración y a los problemas familiares.

Con relación a los puntos críticos evaluados, los scores en los tests previo y posterior, en el aspecto manejo de las vías aéreas, fue de 5,2 y 29,9, respectivamente, indicando un bajo nivel de conocimiento sobre el manejo de las vías aéreas y la utilización de dispositivos alternativos al tubo orotraqueal, como la máscara laríngea (ML). Este resultado puede ser justificado por la poca familiaridad de estos profesionales con el dispositivo en cuestión. Es importante resaltar que la ML, así como el tubo esófago-traqueal (combitubo), puede ser utilizada por cualquier profesional entrenado del área de la salud. Sin embargo, la máscara no está ampliamente disponible en los servicios de salud, dificultando la aplicación, en la práctica, del conocimiento adquirido en la teoría.

Con relación a la técnica de masaje cardíaco externo (MCE), el promedio de aciertos fue del 20,8% en el test previo y del 95,8% en el test posterior. A pesar del buen desempeño alcanzado, la nota de evaluación inicial nos llama la atención sobre el déficit de conocimiento sobre las acciones críticas en la atención en PCR. Los enfermeros alcanzaron un porcentaje mayor de aciertos (33,3%) que los técnicos (15,2%) y los auxiliares (10,5%).

De acuerdo con la ley 7498/86 del ejercicio profesional de la enfermería, los enfermeros son responsables por la asistencia directa a los pacientes graves con riesgo de vida y por las prácticas que exijan mayor complejidad y conocimientos científicos19. En lo que se refiere al MCE, esta práctica limita el desarrollo de las habilidades de los técnicos y auxiliares, justificando los porcentajes más bajos de aciertos. Actualmente se ha estimulado la difusión del conocimiento y de las habilidades en SBV entre legos en medicina, que en muchas situaciones son los primeros socorristas de víctimas de PCR fuera del hospital. De forma similar, debe invertirse en el entrenamiento de los equipos de atención, especialmente técnicos y auxiliares de enfermería10.

Sólo el 66,5% de los profesionales respondieron en forma correcta la secuencia de acciones del SBV. Sin embargo, en la evaluación posterior, todos los profesionales acertaron esta pregunta, lo que corrobora la importancia del entrenamiento. Resultados poco satisfactorios también fueron encontrados en otros estudios. Granzotto et al.15 evaluaron la conducta de médicos y enfermeras en el abordaje del PCR en un hospital universitario y constataron que, entre las enfermeras, sólo el 60% solicitaron ayuda, el 29% abrieron las vías aéreas y el 47% iniciaron ventilación. Zanini et al.16 mostraron que el 61,5% de las enfermeras de la UTI de un hospital general no reconocían la importancia de evaluar el nivel de conciencia al ser preguntadas sobre la identificación de un PCR.

En lo concerniente a la forma de administración de las drogas en RCP, los resultados mostraron que el conocimiento de los participantes en el test previo es muy bajo (38,7%), considerando que es una acción usualmente delegada a estos profesionales. Colino et al.20 relataron que el 54% de los profesionales evaluados afirmaron no tener conocimientos con relación a la preparación de las drogas.

En el test previo, se observó que el 60,4% de los participantes sabían identificar correctamente las señales clínicas de un PCR, dato éste discrepante del estudio relatado por Zanini et al.16 realizado en una UTI, en el cual sólo el 15,4% de los profesionales de enfermería, incluyendo todas las categorías y con experiencia superior a dos años en UTI, sabía reconocer un PCR. Este mismo estudio mostró que el 69,5% de los participantes reconocían sólo la asistolia como PCR, lo que una vez más contrasta con nuestro estudio, en el cual el 50,9% de los participantes reconocían también la fibrilación ventricular (FV) como mecanismo de PCR.

Birnbaum et al.21 evaluaron el conocimiento de médicos y enfermeros en SAV y verificaron que el 33% de los enfermeros y el 22% de los médicos no conseguían identificar FV. La identificación de los ritmos de PCR mediante monitor cardíaco exige mayor conocimiento profesional9 y ésta puede ser una justificativa para el mayor porcentaje de aciertos entre los enfermeros que entre los técnicos y auxiliares de enfermería. El hecho de la FV ser el mecanismo de PCR más común en ambiente hospitalario22,23 y por ser, muchas veces, el resultado de la degeneración de taquicardia ventricular6 exige que los profesionales de enfermería sepan identificarlas, para que se ofrezca al paciente una asistencia inmediata y, como resultado, presenten un mejor pronóstico. En el test previo, la asistolia, por ser el ritmo más fácil de identificación22,24, fue más fácilmente reconocida por auxiliares y técnicos (47,5% y 52,5% respectivamente) que la FV (28,9% y 46,5% respectivamente) y la TV sin pulso (10,5% y 29,3% respectivamente).

En nuestro estudio, se observó un bajo nivel de conocimiento de los profesionales de enfermería a respecto de las indicaciones de desfibrilación (37,3%) y manejo del desfibrilador (38,2%). Después del curso estos porcentajes aumentaron para 77,8% y 57,6%. Tales porcentajes aun son insatisfactorios frente a la importancia de la desfibrilación para el éxito de la RCP.

En 1983, la Asociación Americana de Enfermería (ANA) estableció estándares para la práctica de la profesión en emergencia que determinan que es de responsabilidad de la enfermería preparar instrumentos para intubación, aspiración, monitoreo cardíaco y desfibrilación, auxiliando al equipo médico en la ejecución de los procedimientos. Por lo tanto, de acuerdo con la ANA, el profesional de enfermería no está autorizado a realizar desfibrilación precoz con desfibrilador convencional en ausencia de un médico25. Granitoff26, evaluando 68 enfermeras que actuaban principalmente en áreas críticas de hospitales privados, la mayoría habiendo completado el curso ACLS (Advanced Cardiac Life Support) hacía más de 18 meses, observó que la mayoría de ellas (91,2%) nunca, o casi nunca, realizó el procedimiento de desfibrilación, manteniendo sólo RCP básica hasta la llegada del médico. La autora concluyó que sólo el 17,5% de las enfermeras demostraron condiciones favorables a la práctica de desfibrilación precoz26. La desfibrilación en ambiente hospitalario en Brasil casi siempre es realizada por médicos, y ello justifica los bajos porcentajes encontrados en esta investigación.

La mayoría de los profesionales no reconocía la importancia de buscar la causa de la PCR como una forma, no sólo de restaurar la circulación espontánea, sino también de evitar nuevos eventos. Estos datos señalan la falta de integración del equipo de salud en conocer la historia clínica del paciente, sus diagnósticos ya establecidos y la terapéutica que se está empleando. El conocimiento de todos esos aspectos, no sólo por parte del médico del equipo, ayudaría en la identificación de la posible causa del PCR y en consecuencia en el tratamiento adecuado.

Berden et al.27. recomiendan intervalos de seis meses como tiempo ideal para que los profesionales repitan entrenamientos en RCP. Broomfield28 evaluó la retención de habilidades y conocimientos teóricos en RCP en un grupo de 19 enfermeras y concluyó que hubo una mejora inicial en los ítems evaluados. No obstante, después de 10 semana del término del entrenamiento, tanto la retención de las habilidades como las actualizaciones teóricas adquiridas sufrieron un deterioro estadísticamente significativo (P= 0,000).

Madden29 demostró que después de 10 semanas, había un deterioro en el conocimiento y habilidades en reanimación entre estudiantes de enfermería sometidas a 4 horas de entrenamiento en RCP. Aunque el presente estudio no haya tenido por objetivo evaluar la retención del contenido del entrenamiento - tampoco el intervalo de tiempo en que empieza a verificarse la caída en el nivel de conocimiento -, la correlación estadísticamente significativa (p=0,011) entre el intervalo de tiempo desde la conclusión de la graduación, o del curso técnico, y el score en el test previo, indicando una relación inversa, así como la ausencia de un score más elevado entre los profesionales que realizaron entrenamiento en RCP anteriormente, sugiere que, en esta muestra, la retención del conocimiento sufre deterioro, así como se relata en la bibliografía. Se recomienda por lo tanto un esfuerzo continuado en actualización del conocimiento teórico y habilidades en SBV30.

La validez externa de este estudio, aunque limitada en función de la muestra haberse obtenido en una institución privada de salud, no es significativamente reducida, puesto que el 42% de los profesionales investigados trabajan en más de un hospital, y un porcentaje expresivo (42,9%) en instituciones públicas de salud. Algunos estudios que evaluaron el nivel de conocimiento teórico y las habilidades prácticas de profesionales que trabajan en instituciones públicas y privadas no encontraron diferencias estadísticamente significativas1,31. Aunque el método de evaluación después del entrenamiento haya sido exclusivamente teórico, el 50% de la carga horaria del curso se destinó a actividades prácticas.

Conclusión

Verificamos un impacto significativo en el nivel de conocimiento de los profesionales de enfermería después del entrenamiento en SBV y SAV, como se puede ver por la ganancia porcentual de conocimiento del 91% en la muestra total, llegando al 131% en el grupo de auxiliares de enfermería. Estos datos corroboran la necesidad de estructurar la educación continuada en salud como herramienta que contribuirá para la mejora de los índices de éxito en RCP.

Potencial Conflicto de Intereses

Declaro no haber conflicto de intereses pertinentes.

Fuentes de Financiación

El presente estudio no tuvo fuentes de financiación externas.

Vinculación Académica

No hay vinculación de este estudio a programas de postgrado.

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    Sandro Gonçalves de LimaI, II; Larissa Araripe de MacedoII; Marcela de Lima VidalII; Michel Pompeu Barros de Oliveira SáII
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      05 Mayo 2010
    • Fecha del número
      Dic 2009

    Histórico

    • Recibido
      08 Ene 2009
    • Revisado
      28 Abr 2009
    • Acepto
      27 Mayo 2009
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