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Thimor de Manuel Astica: Una mirada al relato utópico desde la ecocrítica

Thimor by Manuel Astica: A look at the utopian narrative from ecocriticism

Resumen

El personaje de la novela Thimor (1932) de Manuel Astica viaja por el Pacífico decidido a encontrar el mítico continente de Lemuria y relata en su bitácora los cuestionamientos a sus propios principios morales, alterados al contrastarse con las prácticas vitales de los isleños en su convivencia con la naturaleza. La narración avanza por los entramados del relato utópico para desentrañar el significado de esta transcendental experiencia y permite auscultar los acontecimientos que inspiraron a Astica en su creación: su paso por la Marina chilena y su rol en la revuelta de la Armada en 1931. A nuestro parecer, su encarcelamiento tras el motín, despierta en el autor reflexiones sobre las inequidades sociales que, desde el discurso ecocrítico, se enmarcan en una dialéctica entre el bienestar y la explotación medioambiental y del ser humano.

Palabras-clave:
utopía; ecocrítica; naturaleza; viaje

Abstract

The character in the novel Thimor (1932) by Manuel Astica travels across the Pacific determined to find the mythical continent of Lemuria and he recounts in his logbook his questioning of his own moral principles, which were shook up when contrasted with the vital practices of the islanders in their coexistence with nature. The narration advances through the framework of the utopian story to unravel the meaning of this transcendental experience and reveal clues to the events that inspired Astica’s creation: his time in the Chilean Navy and his role in the revolt of the Navy in 1931. In our opinion, his imprisonment after the riot awakens in the author reflections on social inequities that, from the perspective of ecocritical discourse, are framed in a dialectic between well-being and environmental and human exploitation.

Keywords:
utopia; ecocriticism; nature; travel

Resumo

O personagem do romance Thimor (1932) de Manuel Astica atravessa o Pacífico determinado a encontrar o mítico continente da Lemúria e relata em seu blog as questões aos seus próprios princípios morais, alterados quando contrastados com as práticas vitais dos ilhéus em sua convivência com a natureza. A narração avança no marco da história utópica para desvendar o significado dessa experiência transcendental e nos permite escutar os acontecimentos que inspiraram Astica em sua criação: sua passagem pela Marinha do Chile e seu papel na revolta da Marinha em 1931 Ao nosso Aparentemente, seu aprisionamento após a rebelião desperta no autor reflexões sobre as desigualdades sociais que, a partir do discurso ecocrítico, se enquadram em uma dialética entre bem-estar e exploração ambiental e humana.

Palavras-chave:
utopia; ecocrítica; natureza; viagem

En la revisión de los pasos iniciales del relato utópico debe atenderse a su cercanía con la ciencia ficción antiguamente catalogada bajo el rótulo de maravilloso científico (Todorov, 1981TODOROV, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. México: Premia Editora, 1981., p. 42) donde “lo sobrenatural está explicado de manera racional” (Todorov, 1981TODOROV, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. México: Premia Editora, 1981., p. 42). Si bien podemos dar cuenta de un número considerable de obras literarias que nacen al amparo de los recursos de la ciencia ficción y del relato utópico, Thimor (1932) de Manuel Astica Fuentes sitúa nuestro acercamiento en aquellas obras que exploran el topos de ciudades o civilizaciones perdidas o desconocidas, lo que le vale, a la obra del escritor de la región del Maule, el título de primera novela de este género en la literatura chilena (Vega, s/fVEGA, Omar. En la luna: Un bosquejo de la ciencia-ficción chilena. Memoria chilena, s/f. Disponible en: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9713.html . Acceso en: 10 oct. 2022.
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); una mezcla de aventura marina y ciencia ficción. Su publicación coincide con el periodo de alza del relato utópico creado en Chile −entre los años 1829 y 1934− a propósito de un “larger philosophicalf ramework designed to think and reflect upon the idea of Chile as a nation” (Saldías; Navarrete, 2020SALDÍAS, Gabriel; NAVARRETE, Carolina. A Critical Survey of Chilean Utopian Narrative (1829-1934). Utopian Studies, v. 31, n. 3, p. 117-136, 2020. https://doi.org/10.5325/utopianstudies.31.3.0573
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, p. 130).1 1 Thimor responde a la utopía como construcción ficcional de la sociedad como en La República (370 a.n.e.) de Platón; Utopía (1516) de Tomás Moro; Ciudad del sol (1602) de Tomás Campanella y Nueva Atlántida (1627) de Francis Bacon.

La novela integra un periodo de la ciencia ficción chilena del siglo XX junto a obras como La caverna de los murciélagos (1924) de Pedro Sienna; Los altísimos (1959) de Hugo Correa y El naufragio y otros cuentos (1939) de Juan Marín. Sobresalen las que refieren al mito/utopía de la ciudad de los Césares o Trapananda como Pacha Pulai (1935) de Hugo Silva, La ciudad de los Césares (1936) de Manuel Rojas y En la ciudad de los Césares (1939) de Luis Enrique Délano; y las referidas a la Atlántida como La Atlántida pervertida (1934) y En el mundo en ruinas (1935) de Luis Thayer Ojeda.

En Thimor aparecen referencias al contexto político chileno, religioso o de creencias de la época del autor; alusiones a revueltas y represiones, acontecimientos similares a los experimentados por Astica como su paso por el mundo naval, su encarcelamiento por rebeldía y su alejamiento de la vida uniformada. Es también un relato de la vida en alta mar, de la experiencia de los vaivenes y de los oficios de la travesía marítima, organizado como un relato utópico de isla. En casos como este, no se trata solamente de la lejanía en la que se encuentra el lugar utópico, que lo hace “ideal”, sino que también interviene su condición de mundo aislado (Aínsa, 1990AÍNSA, Fernando. Necesidad de la utopía. Montevideo: Tupac Ediciones, 1990.). Por tanto, Thimor se erige como un discurso ecológico del aislamiento (Lyotard, 2000LYOTARD, Jean-François. Ecology as Discourse of the Secluded. In: COUPE, Laurence. (ed.). The Green Studies Reader: From Romanticism to Ecocriticism. London; New York: Routledge, 2000. p. 135-138.), que se manifiesta en la isla como la expresión residual de lo que alguna vez fue el gran continente de Lemuria.

Desde la ecocrítica, este artículo atiende las cuestiones sociales y políticas de la novela para dar cuenta de la fuerte conciencia del autor y de su personaje principal, el marino Enrique Barrera Montano, sobre cómo estas materias se relacionan con lo ambiental en Thimor. La vida gregaria de los lemurianos en torno a los elementos naturales se concibe como resultado de un sostén sano y mutuo, ajeno a la mirada occidental de la explotación, el despojo y el derroche que bien conoce el personaje. Este encuentro lo hace debatirse entre las nociones políticas, sociales, económicas y medioambientales de su sociedad, y el funcionamiento propio de Lemuria; el aprendizaje derivado implica remirar la naturaleza a través de ojos más dispuestos.

La observación del autor, a nuestro parecer, es adelantada a su época en Chile y es producto del encarcelamiento que lo confrontó con el acontecer del momento. Su celda se transformó en un espacio de introspección obligatorio que derivó en un relato utópico, pero también ecológico, precursor en la literatura nacional. Pensamos que su arrebato anarquista se correspondió con su búsqueda literaria por un mundo exento de vicios y de inequidades.

Hacia el giro ecocrítico

El término ecocriticism surge en la crítica anglosajona (Ostria, 2010OSTRIA, Mauricio. Notas sobre ecocrítica y poesía chilena. Atenea, n. 502, p. 181-191, 2010. https://doi.org/10.4067/S0718-04622010000200010
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), específicamente con el ensayo “Literature and Ecology: An Experiment in Ecocriticism” (1989) de William Rueckerty, que se utilizó para identificar la representación de arquetipos de la naturaleza en la literatura, como la representación del Edén o de los espacios utópicos.2 2 Ecotopía (1975) de Ernest Callenbach inaugura “el giro ecologista de la utopía efectuado al son de la ya visible degradación medioambiental, el empuje de la conciencia verde y los movimientos contraculturales”. (Martorell; Alonso, 2017, p. 364) Desde entonces, esta perspectiva interdisciplinar desarrolla investigaciones literarias que movilizan la premisa ecológica entendiendo que, así como la calidad estética de una obra se observa desde su contexto socio-económico y político, también debe hacerse desde el plano ecológico (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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).

En la introducción de The ecocriticism reader. Landmarks in literary ecology (1996) de Cheryl Glotfelty y Harold Fromm, se define la ecocrítica como:

the study of the relationship between literature and the physical environment. […] ecocriticism takes an earth-centered approach to literary studies. […] Despite the broad scope of inquiry and disparate levels of sophistication, all ecological criticism shares the fundamental premise that human culture is connected to the physical world, affecting it and affected by it. Ecocriticism takes as its subject the interconnections between nature and culture, specifically the cultural artifacts of language and literature. As a critical stance, it has one foot in literature and the other on land; as a theoretical discourse, it negotiates between the human and the nonhuman. (Glotfelty; Fromm, 1996GLOTFELTY, Cheryl. Introduction: Literary Studies in an Age of Environmental Crisis. In: GLOTFELTY, Cheryland; FROMM, Harold (ed.). The ecocriticism reader. Landmarks in literary ecology. Athens; London: The University of Georgia Press, 1996. p. xv-xxxvii., p. xviii-xix).

El estudio ecocrítico se centra en dos formas de relación entre el ser humano y la naturaleza. La primera está ligada al etnocentrismo en el entendido que el ser humano expresa su dominación sobre la naturaleza con un sentido de superioridad desde el cual explota los recursos naturales para su propio beneficio, mientras que la segunda actúa como una “ecología profunda” (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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, p. 101) en la que el ser humano y la naturaleza sostienen una relación armónica que se articula como “un principio de gran necesidad y valor” (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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, p. 101). Esta última perspectiva permite seguir el comprender la relación entre el ser humano y los elementos naturales, pasando del ámbito de lo abstracto o imaginario hacia lo concreto y material, adquiriendo el primero, una conciencia ecológica (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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).

Junto a estas definiciones iniciales, también es posible encontrar aquellas que, sobre todo desde el siglo XX, plantean reflexiones sobre la discreta incursión de las ciencias humanas en el tratamiento de los dilemas que atañen a la naturaleza y a la demanda por su explotación, muchas veces no advertida como tal. Lyotard señala esta desatención de los problemas ecológicos encapsulada en su etimología [oikos] que remite a la esfera de lo íntimo, lo que se traduce en que el discurso ecológico se encuentre “privado de visibilidad” (apudDonoso, 2015DONOSO, Arnaldo. Estudios literarios ecocríticos, transdisciplinaridad y literatura chilena. Acta Literaria, n. 51, p. 103-118, 2015. https://doi.org/10.4067/S0717-68482015000200007
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, p. 104).

La ecocrítica requiere hacerse de formas de pensamiento provenientes de los estudios literarios, de las ciencias humanas y de la ética con la intención de visibilizar sus problemáticas y promover una conciencia mayor respecto de la situación global, a la que podamos agregar algunas soluciones verdes, como la descontaminación para la mejora de la calidad del aire, el control de la deforestación y el cultivo de especies nativas. Estas incursiones privilegian la alusión a las ecocríticas, como indica Guattari (1996GUATTARI, Félix. Las tres ecologías. Valencia: Pre-textos, 1996.), quien plantea que estas deberían regirse por “la ecología social, la ecología mental y la ecología medioambiental […] bajo la égida ético-estética de una ecosofía” (p. 30) para así respaldar nuevas prácticas ecológicas, cuya misión sea “hacer procesualmente activas singularidades aisladas, rechazadas, que giran sobre sí mismas” (Guattari, 1996GUATTARI, Félix. Las tres ecologías. Valencia: Pre-textos, 1996., p. 47).

La inclinación a hablar de ecocríticas acerca “diferentes aproximaciones estéticas, científicas, históricas, filosóficas, sociales, económicas, políticas, territoriales e ideológicas que piensan las interacciones entre naturaleza y cultura en textos literarios, siempre de un modo contingente y singular” (Flys Junquera, Marrero & Barella apudDonoso, 2015DONOSO, Arnaldo. Estudios literarios ecocríticos, transdisciplinaridad y literatura chilena. Acta Literaria, n. 51, p. 103-118, 2015. https://doi.org/10.4067/S0717-68482015000200007
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, p. 105). De esta manera, la crítica ecológica o las ecocríticas buscan posicionar producciones literarias en un sistema más abarcador de discursos literarios, culturales e históricos con la finalidad de dirigir la creación literaria “hacia un nuevo entorno valórico, eco-céntrico, que insert[e] la obra y al autor en las matrices que la/lo sustentan” (Ostria, 2010OSTRIA, Mauricio. Notas sobre ecocrítica y poesía chilena. Atenea, n. 502, p. 181-191, 2010. https://doi.org/10.4067/S0718-04622010000200010
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, p. 182). Esa inclusión “natural”, mas no forzada, pondría en alerta al ser humano sobre su irremediable desaparición; sobre la pauperización de los territorios; sobre “su precaria condición orgánica” (Araya, 2016ARAYA, Juan. Aproximaciones al estudio ecocrítico de la literatura chilena. Logos: Revista de Lingüística; Filosofía y Literatura, v. 26, n. 2, p. 278-285, 2016. https://doi.org/doi.org/10.15443/RL26021
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, p. 280) y sobre el “trastorno lingüístico y literario” (Ostria, 2010, p. 182) que podría poner fin a los discursos; estas amenazas, en su conjunto, estarían devastando al planeta. Es la consecuencia de la etapa dialéctica de la naturaleza vuelta criatura de un hombre transformado en Creador, “gracias a una técnica supernatural que descalifica y trasciende a la naturaleza” (Martorell; Alonso, 2017MARTORELL, Francisco; ALONSO, Andoni. Dominar, proteger, crear. Un ensayo filosófico sobre las actitudes utópicas ante la naturaleza. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, v. 20, n. 2, p. 357-376, 2017. https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
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, p. 258), y que finalmente nos está destruyendo.

Camasca considera que la producción literaria ecologista se define por cinco criterios: “expresar una denuncia constante, situarse en el horizonte de la cultura aborigen, redescubrir los mitos populares y aborígenes, incorporar hechos verídicos, y el cuestionamiento de la historia oficial” (Camasca, 2020, p. 106); todos aspectos evidentes en Thimor. Igualmente, se incorpora el término etnocrítica como propuesta para estudiar la “identidad y diversidad cultural, particularmente centrada en la percepción de la naturaleza [y] la naturaleza como otredad integrada con otros grupos marginados (indígenas, etnias, grupos coloniales, flora y fauna)” (Donoso, 2015DONOSO, Arnaldo. Estudios literarios ecocríticos, transdisciplinaridad y literatura chilena. Acta Literaria, n. 51, p. 103-118, 2015. https://doi.org/10.4067/S0717-68482015000200007
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, p. 107). Lo que destaca el autor es que las propuestas dan cuenta del cultivo y de la preocupación por lo ambiental desde sus propios contextos, mucho antes de la consagración de un término en particular (Donoso, 2015DONOSO, Arnaldo. Estudios literarios ecocríticos, transdisciplinaridad y literatura chilena. Acta Literaria, n. 51, p. 103-118, 2015. https://doi.org/10.4067/S0717-68482015000200007
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).

Con Thimor, Astica inaugura en la literatura chilena la línea temática del encuentro utópico de mundos conteniendo un mensaje ecologista a partir del aprendizaje del protagonista; este cruce instala ideas nuevas y nos habla de una literatura que se entronca con el giro ecológico, mucho antes de su definición.

Thimor de Manuel Astica

Manuel Astica Fuentes (1906-1996) fue un líder popular e intelectual autodidacta. En su juventud en Talca (región del Maule, Chile) formó parte del grupo literario surrealista La Mandrágora fundado por Braulio Arenas, Enrique Gómez-Correa y Teófilo Cid. Fue admirador de Pablo de Rhoka y amigo de Pablo Neruda, ambos poetas oriundos de la misma región. Trabajó en periódicos locales y creó la revista literaria La Tarde (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015.). Desde 1938 trabajó en el Diario Ilustrado de Valparaíso; también creó la revista literaria Cóndor (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015.) y el grupo literario Altamar (Rojas, 1994ROJAS, Víctor. Manuel Astica Fuentes, un lujo. El Mercurio, Valparaíso, 20 may. 1994. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:202974 . Acceso en: 10 oct. 2022.
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).

Pese a su breve producción literaria,3 3 Sus publicaciones se inclinan por el ensayo: A orillas del Mapocho: conferencias populares dadas en la tribuna pública del centro social católico (1924) y Cervantes en las investigaciones Cervantinas: Ensayo-Conferencia dictada en el Instituto Chileno de Cultura Hispánica de Valparaíso (1984); y por la poesía: Bitácora: poemas (1963); Las columnas del mar y Libro de horas y agujas de marear (1989). Su trayectoria en literatura, política y periodismo le valió el Premio Municipal de Literatura de Valparaíso en 1992, la distinción Municipal de Viña del Mar en 1994 y el Premio Joaquín Edwards Bello en 1995. su novela de tendencia utópica Thimor (1932) repercutió en el ámbito literario nacional. En esta, su más singular contribución a las letras regionales y nacionales se resume su postura política e ideológica, dado su historial como uno de los cabecillas de la Sublevación de la Escuadra de Chile en septiembre de 1931 (que exigía la mejora de sus salarios ya rebajados, de forma de contrarrestar el déficit presupuestario nacional). En esa oportunidad, asumió el rol de secretario del “Estado Mayor de las Tripulaciones”, tras enrolarse como cabo despensero del acorazado “Almirante Latorre”. (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015.) Después del fracaso de la revolución, fue condenado a presidio perpetuo por un Consejo de Guerra; sentencia conmutada, en primera instancia, por el breve gobierno de Juan Esteban Montero; posteriormente, fue incluido en una amnistía decretada por la breve República Socialista de Marmaduke Grove (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015.). Astica escribió la novela durante su permanencia en la Penitenciaría de Santiago.

Al momento de su publicación una parte de la crítica señaló que la obra era “[…] una bella esperanza para la literatura chilena que nada tiene que ver con campo y las costumbres” (El Mercurio, 1932EL MERCURIO. Thimor. El Mercurio, Santiago, 6 nov. 1932. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.cl/bnd/628/w3-article-253690.html . Acceso en: 10 oct. 2022.
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), aunque también la observó como “una buena incursión muy juvenil en un género que no tenía antecedentes en el país: con imaginación y una ejecución que no la desmerece” (Rojas, 1994ROJAS, Víctor. Manuel Astica Fuentes, un lujo. El Mercurio, Valparaíso, 20 may. 1994. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:202974 . Acceso en: 10 oct. 2022.
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, s/p).4 4 También reveló su gran conocimiento de la Atlántida y de las “concepciones filosóficas y matemáticas de las ciencias griegas” (Vuskovic, 2003, p. 8) y un clásico “de nuestra literatura social […] [cuyo] carácter utópico [es] […] su rasgo más original” (Alvarado, 2015, p. 123). Otras críticas menos halagüeñas, como la de Raúl Silva Castro, culpan al creciente mercado editorial por publicar a amateurs. (Alvarado, 2015)

Sea o no de incursión temprana o una representación localista, Astica como escritor regional escapa del criollismo exacerbado asociado a los autores regionales de las primeras décadas del siglo XX. Thimor huye del organigrama de la crítica literaria nacional, que no encuentra un espacio para este tipo de obras y las relega la periferia del sistema literario. (Even-Zohar, 1979EVEN-ZOHAR, Itamar. Polysistems Theory. Poetics Today, v. 1, n. 1-2, p. 287-310, 1979.) No obstante, la obra colabora en la articulación de los nuevos centros de la periferia, en tanto “[m]ultiplica escenarios y puntos de vista desasida de la noción unívoca de identidad y de patria” (Aínsa, 2010AÍNSA, Fernando. Palabras nómadas: los nuevos centros de la periferia. Alpha, n. 30, p. 57-78, 2010. https://doi.org/10.4067/S0718-22012010000100005
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, p. 56). Astica desarma esa conceptualización moviéndose en espacios reales y ficticios de Valparaíso, Maule y Lemuria, para armar un denso entretejido transterritorial. De ahí su tributo a la tradición literaria fantástica, de ciencia ficción y utópica que se ciñe alrededor del encuentro de mundos.

En la primera página de la novela se incluye la imagen fotográfica del escritor posando en la cubierta del Latorre, con su uniforme de marino. Es relevante hacer mención a la imagen porque simboliza el tema central de Thimor, al conectarse con la travesía y búsqueda de su protagonista, el marino Enrique Barrera Montano, alter ego de Astica.5 5 Este mismo retrato se conserva en la segunda edición de 2005 publicada por el Gobierno Regional de Valparaíso, pero en la portada del libro y desaparece en la entrega más reciente de 2018 publicada por la Editorial La Pollera (N. de las A.). Le sigue el “Prólogo” del ensayista chileno Antonio Acevedo Hernández, quien señala que Thimor es el manifiesto cristiano marxista revolucionario del autor. Su primera y joven obra “es más que una afirmación; es la credencial que él entrega a la vida, algo íntimo, algo traspasado de ilusión, de una ilusión tan consistente que agiganta el éxito y consuela en el fracaso”. Sus palabras resuenan como una advertencia sobre el lugar que la novela de Astica ocupará en las letras chilenas, pues, siendo concebida en la cárcel, la espera de la sentencia cayó de igual forma sobre esta.6 6 En la última página de la novela aparece una nota al pie que da cuenta del lugar desde el cual Astica escribe la novela: “Penitenciaría de Santiago de Chile. Febrero de 1932” (Astica, 1932, p. 114). No obstante, movilizó los ideales del escritor: “mi novela de ciencia ficción, en donde se plantea la existencia de un mundo mejor para el mañana, una utopía” (apudRodríguez, 1992RODRÍGUEZ, Eugenio. La literatura ha sido el vehículo de mis ideales. El Mercurio, Valparaíso, 28 jun. 1992. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.cl/bnd/628/w3-article-353252.html . Acceso en: 10 oct. 2022.
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, p. 2).

La obra se divide en cuatro capítulos. En el primero, “El Burlador”, una serie de artículos de periódicos da cuenta del hallazgo de un deteriorado navío desaparecido hace 50 años y que, se estima, ha estado unos 15 años a la deriva hasta su arribo al puerto de Valparaíso. En su interior se encuentra un manuscrito, fechado en el año 5342, en el que se narra el descubrimiento de Thimor. Esta bitácora cae en mano de un comité de expertos que lo estudia para determinar su autenticidad y su valor histórico-documental. A continuación, en “El primer periodo”, el personaje principal y narrador, Enrique Barrera Montano, un joven marino de 28 años, explica el empeño puesto en ordenar sus anotaciones para confeccionar su bitácora en la eventualidad de que esta sea encontrada. En “El segundo periodo”, Barrera relata con entusiasmo los preparativos para la búsqueda del desaparecido continente de Lemuria, interés que comparte con su tripulación. Esto da paso al último capítulo, “El tercer periodo”, en que el viajero llega a la isla Thimor, remanente del extenso territorio que, según el zoólogo inglés Philip Sclater, se había hundido en el Océano Índico; el mismo que el naturalista alemán Ernst Haeckel llamó “cuna de la humanidad” (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 107).

El protagonista es trasladado desde el puerto desordenado y bullicioso hasta la isla de Thimor, que representa la conexión con la vida pura en armonía con el espacio natural. Esto permite comprender que este mundo le cause tanta admiración y comience un juicio tan severo respecto del propio. La Ínsula, así llamada por los lemurianos, presenta una visión de mundo manifestada a través de la crítica a los pilares fundamentales de nuestra sociedad, como la democracia, la justicia, la desigualdad de género, el tratamiento medioambiental, entre otros. La novela se puede concebir así “como un producto simbólico que resuelve a nivel imaginario una contradicción en el plano de «lo Real»” (Areco, 2006ARECO, Macarena. Marcelo Novoa Años luz. Mapa estelar de la ciencia ficción en Chile (Reseña). Valparaíso: Universidad de Valparaíso; Puerto de Escape. Aisthesis, n. 40, p. 159-162, 2006. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=163221399009
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, p. 161). De forma similar a En la ciudad de los Césares de Délano, la narración de Astica transforma el mito de Lemuria en historia, pues emplea “[…] a variety of narrative devices to underscore the “authenticity” of their accounts” (Bell; Hassón, 1998BELL, Andrea; HASSÓN, Moisés. Prelude to the Golden Age: Chilean Science Fiction, 1900-1959. Science-Fiction Studies, n. 25, p. 285-299, 1998. https://www.jstor.org/stable/4240702
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, p. 296). Además, “[it] expands the possibilities of utopianism […] and establishes a direct correlation between artistic creation and political activism” (Saldías; Navarrete, 2020SALDÍAS, Gabriel; NAVARRETE, Carolina. A Critical Survey of Chilean Utopian Narrative (1829-1934). Utopian Studies, v. 31, n. 3, p. 117-136, 2020. https://doi.org/10.5325/utopianstudies.31.3.0573
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, p. 130), táctica recurrente en obras de la vanguardia como en La próxima (1934) de Vicente Huidobro.

La utopía lemuriana desde la ecocrítica

Desde la perspectiva del relato utópico clásico, Thimor presenta algunas de sus características básicas como la insularidad, la reglamentación social y la configuración de ciudad ideal. Estos rasgos nos permiten encauzar nuestro análisis sobre la conciencia ecológica, que Barrera adquiere tras tomar conocimiento de las prácticas lemurianas, y que se cuestiona acerca de los hábitos desechables de su sociedad.

Thimor recurre a la insularidad, pues, por lo general, la utopía se representa como un lugar geográfico aislado del espacio físico que se cuestiona. Puede tratarse de un enclave, una isla, un planeta o un castillo; casi un ostracismo voluntario (Aínsa, 1990AÍNSA, Fernando. Necesidad de la utopía. Montevideo: Tupac Ediciones, 1990., p. 41). Se enfatiza así el aislamiento como ficción geográfica por medio de la cual una comunidad se salvaguarda de la corrupción del mundo exterior, regido por leyes específicas que escapan a la tracción de lo real. La ubicación geográfica de Lemuria no se registra en los mapas, pues pertenece al ámbito del mito, y se encuentra protegida por un círculo magnético protector que la vuelve indetectable y que, adicionalmente, regula el acceso a los foráneos.

Hay espacios que igualmente se insularizan, como el barco del protagonista, “El Burlador”, que se prefigura, tomando como referencia a Foucault (2010FOUCAULT, Michel. El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 2010. ), como una “heterotopía por excelencia” (p. 32). Es decir, se proyecta como el lugar de la ensoñación, de la imaginería y de la búsqueda en los márgenes de parajes, individuos y sensaciones desconocidos. Para el grupo, este microcosmos, el barco, actúa como un gran reservorio de la imaginación del grupo, pues en este comparten sus ideas y expectativas, para luego transponerlo y aventurarse a lo desconocido e intrigante de Thimor, el microcosmos anhelado.

En el apartado “Platón” de “El segundo periodo”, se discute la obra del pensador griego en torno a la Atlántida: “los intérpretes del filósofo, ubicaron mal el lugar donde se encontraba el continente” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 51), y se desestima la obra de Pierre Benoit, La Atlántida, que la sitúa en el centro del continente africano, específicamente en el desierto del Sahara (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 110). Barrera discute los antecedentes que apuntarían a que Lemuria es la mismísima Atlántida, a lo que el tripulante Emilio responde que fue erróneamente ubicada en las costas occidentales de África. La asociación con la Antártica y el mar austral respalda la idea de la novela, que ubica Lemuria en el Océano Pacífico. Después del diálogo, la compañía pierde toda noción de la ruta, pues navega por “latitudes antárticas” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 69), y se ve arrastrada por “una corriente poderosa en los mares australes” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 112) que la lleva a cruzar el Círculo de Energía para acceder a Thimor.

El protagonista vivirá significativas experiencias que superarán sus elucubraciones iniciales. Dará un salto a la orilla del mundo lemuriano en que conocerá una forma de vida armónica entre el ser humano y la naturaleza; un trato centrado en el bien común y en prácticas alejadas de cualquier intento de explotación humana, animal y natural. El estilo de vida en la isla se centra en el cuidado de la naturaleza; los procesos políticos se basan en los periodos lunares y se celebran los equinoccios del año rindiendo cultos al Ser Superior y al sol entonando poemas musicales: “Alkhabalas” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932.). La novela apunta a la equidad y bienestar del ser humano en relación con su entorno, lo que le otorga la fórmula de la felicidad en un evidente equilibrio natural, espiritual, social, político y económico plasmado “en las relaciones de convivencia que derivan de la producción de los medios para satisfacer las necesidades y de reproducción de la vida que se vinculan a la armonía entre los sexos” (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 114). La perfecta estructura político-social de la isla tiene periodos de sesenta lunas, que alternan a hombres y a mujeres en el poder: “entre nosotros iguales ante la vida y los derechos, aunque no son idénticos en su constitución fisiológica” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 107).

La disposición urbanística que, por lo general, es acompañada de la reglamentación social que condiciona la dirección del gobierno, introduce un modelo a seguir, pues la utopía se prefigura “totalizante en la medida en que intenta organizar la armonía social a través de una teoría integral en la cual están previstos todos los aspectos de la vida colectiva y privada” (Aínsa, 1990AÍNSA, Fernando. Necesidad de la utopía. Montevideo: Tupac Ediciones, 1990., p. 44). En Thimor esta organización se manifiesta a través de la Constitución Vitalista de la isla, que sustituyó el régimen de gobierno por ocho fuentes de vida, que se corresponden con ocho funciones fundamentales de la vida humana para guiar el buen desarrollo del Estado. Aina, la Jefe de Gobierno de la isla, llamada Gran Babad, le explica a Barrera que su sistema se basa en la interpretación de la vida:

Un Estado es como un ser viviente. Tiene cerebro: El Gobierno, y toda la vida es contemplada por los órganos que integren el cuerpo y con los elementos esenciales para la función de ella. Y son todos los órganos los verdaderos propulsores de la vitalidad de los individuos. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 90).

Ajac, el anfitrión lemuriano, refuerza la importancia de las Fontanas de Vitalidad: “extractiva”; “fabril”; “circulatoria”; “constructiva”; “sanitaria”; “vigilante”, “educacional” y “administrativa” que han generado como resultado la equidad y la felicidad del pueblo. El lemuriano afirma que el mundo de Barrera se encuentra aún en el periodo bárbaro que Thimor atravesó hace mucho (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932.). Le explica que la isla pasó por varios regímenes políticos infructuosos, hasta que finalmente se instauró su actual orden social y político representado en la organización Vitalista, lo que permite dar cuenta de la filosofía de la ecología presente en la obra, es decir, de una ecología social (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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, p. 100) bajo la cual se aglutinan las materias del gobierno lemuriano:

Hemos llegado a la colectivización de los bienes y a la cooperación armónica de las fuerzas materiales en beneficio del bienestar común… La vida sigue su curso apacible y feliz, sujeta sólo a las grandes inquietudes espirituales. Lo material, lo que a ustedes los obliga tanto a agitarse y a la lucha entre sí, nosotros lo tenemos ya solucionado. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 77).

Barreras se enfrenta así a dos tipos de acercamiento del hombre a la naturaleza. Por un lado, la perspectiva predominante, “ligada al antropocentrismo, vertiente en la que el hombre asume una acción sin límites sobre la naturaleza” (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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, p. 101) y, por otro lado, la ecología profunda que “representa al biocentrismo, cuya forma de asumir el vínculo del ser humano con la tierra opera en términos de respeto y valoración para con el medio ambiente” (Camasca, 2020CAMASCA, Edwin. La literatura en la perspectiva de la ecocrítica. Tesis, v. 13, n. 16, p. 97-110, 2020. https://doi.org/10.15381/tesis.v13i16.18895
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, p. 101). Lentamente, el personaje se inclina por la segunda. Esta tendencia se refiere al desarrollo de una actitud/discurso ecologista que apunta a una propuesta contestataria, ética y política en la literatura (Araya, 2016ARAYA, Juan. Aproximaciones al estudio ecocrítico de la literatura chilena. Logos: Revista de Lingüística; Filosofía y Literatura, v. 26, n. 2, p. 278-285, 2016. https://doi.org/doi.org/10.15443/RL26021
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, p. 282), y que en Thimor se atiende desde el orden Vitalista que muestra la coherencia entre las prácticas políticas, sociales y económicas de los isleños. Esto último, de acuerdo a nuestra lectura, convoca un tono eco-céntrico que demuestra la preeminencia de las preocupaciones ecológicas de la novela: se observa en la función fabril que en el Estado trata de la trasmutación de “las materias primas de la agricultura, la ganadería, la minería, etc., en productos útiles para la existencia de los individuos” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 102); en la función educacional -“tomando nuestros hijos desde pequeños, los educa, plasma en el material primo y virgen […] la aptitud y la conciencia firme para seguir procreando la vida feliz de Thimor” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 106) -; y en la función extractiva - “La agricultura, la pesca, la minería, extraen de la tierra y de las aguas los elementos para la vida de la colectividad” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 102). La función constructivista muestra la compleja armazón social de Lemuria y la forma en que la isla coopera para generar el vitalismo que la sostiene; es

la creadora de todos esos elementos que en el Cuerpo del Estado equivalen a las células del Cuerpo Animal. El camino, la habitación, la ciudad, la granja, los laboratorios, las usinas, todo lo que necesita, en fin, la Sociedad para su desarrollo, dependen de esta función. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 103-104).

Ante lo expuesto, Barrera no consigue comprender la finalidad de las funciones; es más, ansía explotar los metales preciosos, pero Ajac lo alecciona:

‒ ¿Preciosos?... No. Materiales higiénicos, solamente: los mármoles, las ágatas, los ónix, los lapizlázulis, los ámbares son todos productos de la madre tierra, y lo que en ustedes es algo precioso, entre nosotros no lo es. Lo precioso en vuestra sociedad es todo aquello que está fuera del alcance de los medios regulares de adquisición. […] ¿Puede ser precioso para nosotros algo que nos lo ofrenda la naturaleza y que nosotros, sin egoísmos, sin ambiciones, lo vamos sólo a tomar y a pulir y a usarlo por su belleza, para placer de nuestras pupilas y comodidad de nuestras vidas? (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 75-76).

Uno de los topos más frecuentes de la utopía es la conformación de ciudadela ideal, que implica que todo proyecto de esta índole “tiene una significación ideológica, porque fijar los límites urbanos condiciona al otro y condiciona la forma de gobierno” (Aínsa apudLópez, 2011LÓPEZ, Lorena. Discurso utópico/distópico regionalista en Un adiós al descontento de Eugenio Mimica. Revista de Lingüística y Literatura, n. 23, p. 47-64, 2011., p. 56). La planificación del lugar se realiza con base al perfeccionamiento de su orden Vitalista, ya que permite el control urbanístico y social. Para el marino, la “Ciudad Central” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 101) es un lugar donde “no hay calles, ni plazas, ni avenidas” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 74):

De esta ciudad ha huido la estética de los pueblos de mi mundo. […] Todo es una inmensa selva de jardinerías y fantásticos árboles enanos. De este mar de verduras salpicado de orquídeas, surgen como geométricos islotes edificios de líneas puras y coloridos simples. Y cada construcción es una audaz concepción arquitectónica. Cubos imponentes, de elípticos ventanales, parecen haber sido labrados en un bloque de coral. Pirámides, conos, cilindros, octaedros, y semi esferas, en multicolor exposición de materiales preciosos y resplandecientes, emergen de entre la selva como gemas gigantes. (Astica,1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 75).

Si bien la configuración de la ciudad desconoce los planos tradicionales con forma de damero de las ciudades coloniales, registra un orden que no escapa al ojo del protagonista. Relacionamos la ciudad ideal con la noción de misura renacentista que proponía como modelo las proporciones del cuerpo humano a la que se acopla una visión moral de la vida (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 140), entendida “como la búsqueda de las proporciones exactas de las partes [en] equilibrio y armonía” (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 140). La simetría arquitectónica de Thimor plantea una habitabilidad honesta para sus residentes acorde a los elementos de la naturaleza. La ciudad ordenada de la utopía lemuriana contrasta con los ecos de la ciudad-puerto de Barrera:

Veo mi patria, pueblo de montañeses, agricultores y navegantes, estrechándose vigoroso entre la montaña hosca y milenaria y la inmensidad del mar; y entre ese panorama de esfuerzo pujante y austero, un lamentable espectáculo que adquiriría caracteres de comicidad si no fuera por lo hondamente dramático que es en sí. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 40).

El tipo de organización espacial y arquitectónica de la isla se aleja de la configuración del puerto y de muchas ciudades visitadas previamente: atestadas, ruidosas, contaminadas y poco armónicas con la naturaleza. Es la oposición natural/artificial (Martorell & Alonso, 2017MARTORELL, Francisco; ALONSO, Andoni. Dominar, proteger, crear. Un ensayo filosófico sobre las actitudes utópicas ante la naturaleza. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, v. 20, n. 2, p. 357-376, 2017. https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
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) en que Valparaíso, puerto de origen, representa lo artificioso, lo que mueve al aventurero a revisar las taxonomías organizacionales de su sociedad, ligadas a los avatares económicos dominados por unos pocos: “Una ceguedad absoluta para considerar la artificialidad de un régimen que a la larga hará crisis” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 40).

Por lo general, la utopía urbana detenta el lugar de fabulación estándar y prototípica de la modernidad, mientras que la utopía campestre se asocia a un movimiento reaccionario contra la primera.7 7 Esta oposición da “cuenta de que el nacimiento oficial de la utopía coincide con el auge de la vida urbana y el declive de la vida rural” debido al capitalismo (Martorell; Alonso, 2017, p. 359). No obstante, fuera de los límites de la Ciudad Central, el Orto de Thimor (el lugar en el que se encuentran las usinas que generan la energía eléctrica) complementa el espacio urbano; no aparece en la fisonomía de la Ínsula de forma segregada, más bien inclina la balanza hacia la integración entre lo natural y los requerimientos de subsistencia lemuriana. El marco nativo “se antoja ahora emancipador y orgánico, instituyéndose en la cuna de la genuina liberación humana” (Martorell; Alonso, 2017MARTORELL, Francisco; ALONSO, Andoni. Dominar, proteger, crear. Un ensayo filosófico sobre las actitudes utópicas ante la naturaleza. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, v. 20, n. 2, p. 357-376, 2017. https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
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, p. 363-364). El recorrido del protagonista hacia la instalación pasa por un camino que serpentea entre

sus jardinerías de árboles enanos y los joyeles geométricos de sus edificaciones. Llegamos a la periferia de la selva gigante que rodea la ciudad, Selva de Pinos, Selva de Palmas, Selva de todos los árboles que pueblan el Universo, pero árboles tan distintos en sus coloridos y en sus gallardías, que no son como los árboles del resto del mundo […] Todo es un canto al trabajo, un canto joven, potente y viril, al placer y no a la maldición de trabajar. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 87 y 92).

El sostén orgánico de la moralidad de Thimor que estimula los intercambios sociales y naturales perturba al protagonista: “Cada árbol, cada hoja, cada flor, me han hablado de la felicidad de ser de esta raza lemuriana, pero yo no los comprendo” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 109). Dadas sus nociones éticas y morales heredadas, le es difícil comprender cómo el órgano vitalista que regula la vida puede funcionar, satisfacer e incluir a todos. La Gran Babad insiste en tensionar su sistema de creencias: “La justicia en vosotros es la justificación de la venganza del Hombre o la Sociedad. […] El delito es engendrado entre vosotros por la ambición, el odio, el vicio o el amor morboso” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 105). Sus palabras nos dan indicios de la concepción que Astica tenía acerca de la ley: vale recordar que escribió la novela en la cárcel, por lo que se puede considerar que la justicia que recayó sobre él fue precisamente la venganza de sus superiores por haber sido un insurrecto y saltarse los galones, es decir: el autor se levantó contra la autoridad, lo que ameritaba un castigo… la muerte, de ser necesaria.8 8 Astica señala que en el Consejo de Guerra “ya había sido votada mayoritariamente la pena de muerte para mí” (apud. Alvarado, 2015, p. 92). Su declaración coincide con el “ánimo vengativo” que recuerda en algunos marinos al momento de degradar a sus pares: “la tropa presentaba armas y los tambores redoblaban fúnebremente” (Ibid.). Así se comprende el ansia de Astica por exponer, desde un mundo ficcional, las precariedades que sufrió y los temores ante el posible término arbitrario de su existencia: “este sujeto debe dar cuenta, con mayor razón, del riesgo que corre su precaria condición orgánica, independientemente de las consideraciones existenciales, socio-políticas, religiosas, étnicas, de clase y de género que le son propias” (Araya, 2016ARAYA, Juan. Aproximaciones al estudio ecocrítico de la literatura chilena. Logos: Revista de Lingüística; Filosofía y Literatura, v. 26, n. 2, p. 278-285, 2016. https://doi.org/doi.org/10.15443/RL26021
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, p. 280). La fragilidad del hombre se homologa a la de los recursos naturales que el modelo extractivista del mundo de Barrera explota hasta la agonía; Astica cuestiona esa dinámica construyendo personajes que discrepan y debaten sobre los males que son relativizados por el marino, pero que los isleños tienen por absolutos. Para consolidar prácticas de equidad y balance entre todos y para con su entorno natural, algunos elegidos pueden traspasar la frontera magnética, para traer consigo los saberes ajenos que los harán valorar su propio desarrollo y progreso, y colaborar en su preservación. Atraviesan el muro, “¿Para perfeccionarse?” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 88), se pregunta el forastero; todo lo contrario, buscan adquirir

una lección viva al comparar el adelanto y la pureza de la civilización lemuriana, con nuestro periodo de barbarie, y sientan asco de nuestro fango, de nuestro fratricidio, y vuelvan a Thimor como documentos palpitantes, destinados a perpetuar y mantener una estructura social que es la realización de los sueños de igualdad y bienestar. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 88).

Hacia el desenlace, el “Extranjero Bárbaro” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 92) abandona sus prejuicios y consigue adaptarse a la vida de Thimor gracias a las lecciones de los lemurianos y de Aina: “me han hecho sentir la conciencia mística de esta vida de Lemuria. […] soy con los lemurianos, un hombre desposeído del barro” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 113). Barrera confirma para su vida la preeminencia de la armonía, del beneplácito por el pasar austero y sin mezquindades; en este espacio impenetrable ha alcanzado una existencia que no se agota en individualismos o ímpetus consumistas. Barrera abraza la vida como una religión, a la que se vuelve devoto, mientras la isla expresa su misticismo particular a través de la arquitectura de su magnífica naturaleza:

Tiene por columnas los troncos vigorosos de los árboles, con sus ramajes reverdecidos en un eterno estallar de primaveras; tiene por altares las moles inmensas de las montañas azules, nimbadas en sus alturas por el albor de sus nieves, perennes como la pureza de todas las intenciones; tiene por bóveda la comba diáfana de un cielo siempre verde-azul, que enciende por sus noches las luminarias de sus estrellas rutilantes. (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 114).

La distinción que hace el crítico Andrés Sabella -“Timor, isla real, y Thimor, isla ideal” (apudAlvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 125) - puede ser vista como la necesidad de reposicionar al ser humano en sana convivencia con su entorno, ya que al agregarle una “h” al título, Astica parece “esconder, ahí, un símbolo, por ser esa letra la inicial de humanidad” (in: Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 125). El protagonista, decidido a permanecer en este autoexilio utópico y ecológico, ve establecida su integridad humana gracias a la incorporación de los preceptos vitalistas de la isla, a los que se somete como un fiel creyente.

A modo de conclusión

Reivindicar el aporte de Thimor a la literatura fantástica y de ciencia ficción chilena debe permitirnos pensar la producción nacional como un conjunto de propuestas escriturales en movimiento, que no se etiquetan solo como céntricas o periféricas, ya que la conformación de un espacio literario nacional rígido tiende a renegar el aporte que pueden hacer obras que surgen desde coordenadas menos planificadas. La obra de Astica fractura la idea precaria de una territorialidad carente de fantasías e ideas, con escritores que solo atienden el campo y sus faenas. Ignorar la novela sería despojar a los lectores de la oportunidad de adentrarse en la obra de un escritor que, privado de libertad, en una condición en extremo vulnerable, plasmó sus ideales, castigados en su momento, en un relato que nos transporta a imaginar una vida mejor, para todos, desde la recuperación imaginada de una isla mítica y pérdida.

Thimor representa el continente americano, expresado en el puerto, y muestra el intercambio entre lo bueno y lo malo a través de fronteras naturales, tanto ficticias como tangibles. Es una versión del relato utópico que, analizada desde una mirada ecocrítica, proyecta la vida armónica en un territorio que funciona de acuerdo a preceptos políticos, sociales y económicos consensuados. Es una expresión literaria utópica progresiva a través de la cual Astica posa su mirada crítica sobre la identidad chilena desde su condición de condenado a muerte, en un momento de profundas cavilaciones, en que inspecciona los principios éticos del hombre y lamenta su sino puesto en jaque por la falta de escrúpulos de la sociedad que lo rodea. En esta aventura utópica-ecológica el personaje principal manifiesta un respeto irrestricto por la naturaleza de Thimor, en un viaje que termina como una experiencia transformadora con cual logra revitalizar su recorrido personal.

Es meritorio destacar algunos aspectos de la novela que no se trataron explícitamente o en profundidad en estas páginas, como los ideales católicos del escritor. Creemos que su adhesión al catolicismo social de Clotario Blest lo llevó a mirar la relación del hombre con la naturaleza desde principios fundamentales, como la justicia y la responsabilidad social, y la valoración de los pueblos originarios aniquilados. Estas y otras ideas podrían ser parte de futuros estudios de la obra de Astica.

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    » https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
  • OSTRIA, Mauricio. Notas sobre ecocrítica y poesía chilena. Atenea, n. 502, p. 181-191, 2010. https://doi.org/10.4067/S0718-04622010000200010
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  • RODRÍGUEZ, Eugenio. La literatura ha sido el vehículo de mis ideales. El Mercurio, Valparaíso, 28 jun. 1992. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.cl/bnd/628/w3-article-353252.html Acceso en: 10 oct. 2022.
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  • ROJAS, Víctor. Manuel Astica Fuentes, un lujo. El Mercurio, Valparaíso, 20 may. 1994. Disponible en: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:202974 Acceso en: 10 oct. 2022.
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  • SALDÍAS, Gabriel; NAVARRETE, Carolina. A Critical Survey of Chilean Utopian Narrative (1829-1934). Utopian Studies, v. 31, n. 3, p. 117-136, 2020. https://doi.org/10.5325/utopianstudies.31.3.0573
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  • TODOROV, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica México: Premia Editora, 1981.
  • VEGA, Omar. En la luna: Un bosquejo de la ciencia-ficción chilena. Memoria chilena, s/f. Disponible en: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9713.html Acceso en: 10 oct. 2022.
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  • VUSKOVIC, Sergio. Presentación. In: ASTICA, Manuel. Thimor Valparaíso: Edición del Gobierno Regional de Valparaíso, 2003. p. 7-9.
  • 1
    Thimor responde a la utopía como construcción ficcional de la sociedad como en La República (370 a.n.e.) de Platón; Utopía (1516) de Tomás Moro; Ciudad del sol (1602) de Tomás Campanella y Nueva Atlántida (1627) de Francis Bacon.
  • 2
    Ecotopía (1975) de Ernest Callenbach inaugura “el giro ecologista de la utopía efectuado al son de la ya visible degradación medioambiental, el empuje de la conciencia verde y los movimientos contraculturales”. (Martorell; Alonso, 2017MARTORELL, Francisco; ALONSO, Andoni. Dominar, proteger, crear. Un ensayo filosófico sobre las actitudes utópicas ante la naturaleza. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, v. 20, n. 2, p. 357-376, 2017. https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
    https://doi.org/10.5209/RPUB.56475...
    , p. 364)
  • 3
    Sus publicaciones se inclinan por el ensayo: A orillas del Mapocho: conferencias populares dadas en la tribuna pública del centro social católico (1924) y Cervantes en las investigaciones Cervantinas: Ensayo-Conferencia dictada en el Instituto Chileno de Cultura Hispánica de Valparaíso (1984); y por la poesía: Bitácora: poemas (1963); Las columnas del mar y Libro de horas y agujas de marear (1989). Su trayectoria en literatura, política y periodismo le valió el Premio Municipal de Literatura de Valparaíso en 1992, la distinción Municipal de Viña del Mar en 1994 y el Premio Joaquín Edwards Bello en 1995.
  • 4
    También reveló su gran conocimiento de la Atlántida y de las “concepciones filosóficas y matemáticas de las ciencias griegas” (Vuskovic, 2003VUSKOVIC, Sergio. Presentación. In: ASTICA, Manuel. Thimor. Valparaíso: Edición del Gobierno Regional de Valparaíso, 2003. p. 7-9., p. 8) y un clásico “de nuestra literatura social […] [cuyo] carácter utópico [es] […] su rasgo más original” (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 123). Otras críticas menos halagüeñas, como la de Raúl Silva Castro, culpan al creciente mercado editorial por publicar a amateurs. (Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015.)
  • 5
    Este mismo retrato se conserva en la segunda edición de 2005 publicada por el Gobierno Regional de Valparaíso, pero en la portada del libro y desaparece en la entrega más reciente de 2018 publicada por la Editorial La Pollera (N. de las A.).
  • 6
    En la última página de la novela aparece una nota al pie que da cuenta del lugar desde el cual Astica escribe la novela: “Penitenciaría de Santiago de Chile. Febrero de 1932” (Astica, 1932ASTICA, Manuel. Thimor. Santiago de Chile: Empresa Letras, 1932., p. 114).
  • 7
    Esta oposición da “cuenta de que el nacimiento oficial de la utopía coincide con el auge de la vida urbana y el declive de la vida rural” debido al capitalismo (Martorell; Alonso, 2017MARTORELL, Francisco; ALONSO, Andoni. Dominar, proteger, crear. Un ensayo filosófico sobre las actitudes utópicas ante la naturaleza. Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, v. 20, n. 2, p. 357-376, 2017. https://doi.org/10.5209/RPUB.56475
    https://doi.org/10.5209/RPUB.56475...
    , p. 359).
  • 8
    Astica señala que en el Consejo de Guerra “ya había sido votada mayoritariamente la pena de muerte para mí” (apud. Alvarado, 2015ALVARADO, Marcelo. Manuel Astica. El revolucionario utópico. Biografía político-intelectual. Santiago de Chile: Editorial USACH, 2015., p. 92). Su declaración coincide con el “ánimo vengativo” que recuerda en algunos marinos al momento de degradar a sus pares: “la tropa presentaba armas y los tambores redoblaban fúnebremente” (Ibid.).
  • Este artigo se adscreve ao projeto “Narrativas poéticas locales: diversificaciones temáticas y estilísticas en el campo geoliterario de la región del Maule”, com financiamento interno UCM-IN-21207.
  • Parecer Final dos Editores

    Ana Maria Lisboa de Mello, Elena Cristina Palmero González, Rafael Gutierrez Giraldo e Rodrigo Labriola, aprovamos a versão final deste texto para sua publicação.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    08 Mar 2024
  • Fecha del número
    Jan-Apr 2024

Histórico

  • Recibido
    04 Mar 2023
  • Acepto
    14 Nov 2023
Programa de Pos-Graduação em Letras Neolatinas, Faculdade de Letras -UFRJ Av. Horácio Macedo, 2151, Cidade Universitária, CEP 21941-97 - Rio de Janeiro RJ Brasil , - Rio de Janeiro - RJ - Brazil
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