LIBROS DE TEXTO Y CONTROL DEL CURRICULUM EN EL CONTEXTO DE LA SOCIEDAD DIGITAL

Textbooks and curriculum control in the digital society context

RESUMEN:

Los libros de texto - tanto en formato impreso como digital - manifiestan una presencia muy notable en los sistemas educativos actuales. En este artículo pretendemos analizar las razones que, en plena era digital, justifican la hegemonía de este recurso y su notable contribución en los procesos de control del currriculum. Presentaremos los resultados de algunas investigaciones recientes relacionadas con los libros de texto digitales y podremos constatar si se han producido cambios significativos en relación con su significado, interpretación y uso en la escuela.

Palabras clave:
Libro de texto impreso; Libro de texto digital; Sociedad Digital; Reformas Educativas

ABSTRACT:

Textbooks, both in print and digitally format, have a very strong presence in the context of current education systems. This paper analyzes the reasons explaining the hegemony of this resource in the midst of the digital era, and its significant contribution to the process of currriculum control. We also present the results of some recent research related to digital textbooks and we will see if there have been any significant changes in their meaning, interpretation and use in schools

Keywords:
Printed textbooks; Digital textbooks; Digital Society; Educational Reform

INTRODUCCIÓN

Si analizamos los datos de algunos estudios recientes relacionados con las tecnologías en los centros educativos, observamos que se han adoptado estrategias y políticas diversas relacionadas con su uso en la escuela. A modo de ejemplo, el trabajo coordinado por De Pablos Pons (2015), Los centros educativos ante el desafío de las tecnologías digitales, pone de relieve la diversidad de políticas adoptadas, la existencias de diversidad de planes y proyectos institucionales en las administraciones educativas autonómicas para “informatizar” la educación, la relevancia del modelo 1:1 o de un computador por aula en la escuela, la fuerte inversión realizada en algunos países para lograr la integración de las tecnologías digitales en los sistemas educativos, o la creciente demanda para aplicar ese tipo de uso de la tecnología por parte del profesorado. También destaca el papel determinante que debe tener la formación del profesorado para un uso educativo de las tecnologías digitales. Un hecho relevante es que se espera que se utilicen, de manera cada vez más habitual en las aulas, libros de texto digitales. Igualmente, algunos resultados muestran, que permanece la omnipresencia del libro de texto mientras la percepción del profesorado es que el uso de las TIC no reduce protagonismo al libro de texto, ni parece que vaya a provocar su desaparición. Si revisamos otras publicaciones y congresos realizados recientemente en relación con el libro de texto (véase por ejemplo, SIKOROVA et al., 2015), observamos que en plena era digital, el libro de texto posee una presencia notable; en muchos contextos superior al anterior desarrollo de la sociedad digital y se constituye en una poderosa herramienta de apoyo y/o regulación en las escuelas.

Paralelamente al discurso sobre la tecnología digital, surgen diferentes propuestas sobre las peculiaridades que podrían reunir los libros de texto y que vendrían a significar una reconsideración de su función y papel en el contexto de la sociedad digital. (Véanse algunos ejemplos en RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ y RODRÍGUEZ REGUEIRA, 2016).

Es un hecho comúnmente aceptado que las TIC facilitan que sea el profesor el creador de sus materiales educativos, así como que el estudiante sea también el constructor y creador de objetos de aprendizaje digitales y no un mero receptor del saber transmitido en los libros. Pero para pensar en una reconsideración del rol del libro de texto, en el contexto de la sociedad digital y de su función en la concreción curricular, necesitamos - entre otras cuestiones - que en la formación inicial y permanente del profesorado esté presente el estudio de las peculiaridades que presenta el libro de texto en el currículum, el desarrollo de estrategias de evaluación de los recursos, y que las editoriales y las administraciones dejen de pensar el libro de texto en clave de objeto de consumo y se entienda la necesidad de favorecer e impulsar la elaboración de los materiales didácticos por los propios profesores.

Con este propósito, en nuestro trabajo hemos revisado la oferta de cursos de formación en una importante muestra de Centros de Profesores y organismos de las administraciones central y autonómica para la formación permanente del profesorado del contexto español y también hemos revisado algunas propuestas de otros países. El resultado es que no parece que el análisis y la evaluación de los libros de texto impresos o digitales sea una preocupación importante en los planes y programas para el desarrollo profesional docente. Igualmente, y tal como ya investigaron Martínez Bonafé y Adell (2003), hemos analizado recientemente las declaraciones sobre esta cuestión en publicaciones sindicales en el período de inicio de curso: En general, cuando algo se dice, no pasa del umbral reivindicativo sobre los precios asumiendo un contundente discurso de naturalización. De manera similar, se observa que los estudios realizados por Rodríguez Rodríguez, Bruillard y Horsley (2015) demuestran que los currículum y los marcos curriculares definidos en el contexto de la sociedad digital no parecen decir nada nuevo respecto del tradicional papel jugado por los libro de texto, ni tampoco sobre la necesidad de su transformación.

Generalmente, ni se mencionan medidas relacionadas con los libros de texto que hagan pensar en la mejora de su calidad o alternativas a los mismos y nos encontramos con el caso de países en los que ni siquiera se contempla la normativa que permita la evaluación de los libros de texto digitales (GONÇALVES, VIEIRA y NOGUEIRA, 2015).

Sería de esperar, tal y como nos adelantaba Adell y Bernabé (2006) en su trabajo sobre los libros de texto de la escuela en red, que la irrupción del libro de texto digital en las aulas debería avivar el debate sobre el grado de adaptabilidad de las editoriales a este nuevo formato. El objeto libro (y el conjunto de prácticas a él asociadas) parece, a ojos de un creciente número de personas, un anacronismo en una sociedad en la que una enorme cantidad de información está al alcance de la población en cualquier lugar. No obstante, si revisamos, por ejemplo, algunos de los últimos datos sobre la evolución de las ventas de los libros de texto digitales en el contexto español, podemos observar que la venta de los libros de texto sigue claramente en aumento (Vése Tabla 1).

Tabla 1:
Evolución de la edición y venta de libros de texto digitales.

• Fuente: Adaptado de Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE, 2015).

Del mismo modo, tal y como se puede ver en otros países, como es el caso de Estados Unidos, las ventas de libros de textos digitales aumentaron hasta un 25% (en el período 2011-2015) con un incremento anual medio en las ventas de aproximadamente el 80% en el período 2012-2015 y, una tasa de crecimiento del 25-40% en los cinco años posteriores (2016-2020) (REYNOLDS, 2014).

Conviene recordar que en 2008 la Unidad de Investigación en Psicología del Consumidor y Usuario de la Universidad de Santiago de Compostela presentó un estudio en el que analiza la situación del libro de texto en la educación y su permanencia ante el libro de texto digital y las TIC. Algunas de las conclusiones extraídas son que la pasividad de la industria editorial ante los cambios, provocó que la generación de contenidos recayera en manos de profesores, pedagogos e incluso empresas como Microsoft, provocando que estos contenidos tuvieran en algunos casos una baja calidad. Nos encontramos ante un debate relacionado con el libro de texto presidido, fundamentalmente por aspectos económicos, un discurso de mercado que no parece que incluya entre sus preocupaciones el análisis sobre el valor, la calidad del libro de texto y sus posibles implicaciones en la práctica. Más bien, parece que nos encontramos ante una disputa por un mercado en auge. En este sentido, nos gustaría destacar la investigación llevada cabo por Peirats et al. (2015, p. 59), quiénes analizan el cambio del libro de texto en papel al digital desde el punto de vista editorial. Como resultado a la misma corroboran nuestras afirmaciones al señalar:

que no hay en estos momentos una apuesta clara, ni una línea unánime a seguir por los editores de libros de texto participantes en nuestro estudio. Impera el silencio, y no hay ningún acuerdo tácito entre ellos, ni tampoco unas orientaciones de la administración educativa, lo que supone un futuro incierto en cuanto a la materialización en las aulas de los libros de texto digital. En estos momentos nos encontramos ante una maraña de libros digitalizados […] una falta de consenso sobre el modelo de contratación de los contenidos con las editoriales y […] no está claro el papel en este debate de la elaboración del profesorado de los contenidos digitales ni de los problemas relacionados con la propiedad intelectual.

REFORMAS EDUCATIVAS, LIBROS DE TEXTO Y SOCIEDAD DIGITAL

Las reformas propuestas en los sistemas educativos deberían conllevar cambios en las decisiones sobre los libros de texto y los materiales curriculares en el contexto de la sociedad digital (elaboración, adaptación o posible reconceptualización). Ya en el año 1988, Woodward, Elliot y Nagel, se planteaban cuestiones como el interés de los gobiernos por subvencionar propuestas de nuevos libros de texto y querer adaptarlos a la filosofía de las reformas, también se observaba cierto interés por parte de la administración de establecer medidas de control y rentabilidad sobre los materiales que se están produciendo. En los últimos años se desarrollaron en España algunas investigaciones con el propósito de analizar los materiales desarrollados en el contexto de las reformas recientes (Véase, por ejemplo, RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, 2000; GONZÁLEZ, 2011; VICENTE, 2011; ZAPICO, 2015). Estas investigaciones ponen de manifiesto que: las editoriales que editaron material con motivo de la puesta en marcha de la reforma del sistema educativo, en general, no optaron por innovaciones substanciales; el libro de texto se sigue concibiendo, en gran parte, como manual único, los aspectos mejor resueltos son los formales y los peores los de la atención a la diversidad; en muchos materiales hay grandes déficit en el ámbito de las intenciones educativas, aunque en algunos materiales es un aspecto especialmente cuidado, en otros se dan ciertos estereotipos (especialmente en las ilustraciones) que se pueden considerar discriminatorios. En suma, la mayoría de editoriales muestran una línea y unos planteamientos unificados y alrededor de una cuarta parte del total de materiales analizados deben considerarse inadecuados y las editoriales que están editando materiales didácticos en los períodos de reformas educativas, en general, no optaron, por innovaciones significativas.

Igualmente, recordamos los trabajos de Cantarero (2000) y de Martínez Bonafé (2002), quienes ponían de relieve el rol claramente subordinado del profesorado al proyecto docente que se plasma en los libros de texto y otros materiales. Trabajos recientes, tales como, los de Fernández (2015), manifiestan que el libro de texto sigue desempeñando un papel desprofesionalizador de la labor docente. Del análisis de las investigaciones sobre las prácticas educativas caracterizadas por el empleo del libro de texto impreso y digital, se evidencia una teoría implícita del puesto de trabajo docente que pone de manifiesto una relación separada entre concepción y ejecución, manteniendo al profesor exclusivamente en el segundo plano.

En líneas generales, ni las particularidades del diseño de los libros de texto, ni las prácticas educativas que lo sustentan, parecen haber experimentado modificaciones importantes. La incorporación de las nuevas tecnologías no parece que estén redefiniendo el libro de texto en cuanto a objeto (y por ende la variante “libro de texto escolar”) y el libro en tanto “contenido” o “texto” (y las práctica curriculares relacionadas). Las evidencias parecen demostrar que el libro de texto - en formato impreso o digital - se está constituyendo igualmente en una poderosa herramienta de reproducción social y un importante mecanismo de control simbólico, al tiempo que neutraliza o dificulta alternativas de innovación (MARTÍNEZ BONAFÉ y ADELL, 2003).

Conviene tener presente que en las medidas adoptadas recientemente, existe una tendencia a favorecer políticas que apuesten por la sustitución del libro de texto de papel por plataformas de contenidos digitales y a la creación de portales de recursos en la nube (Véase por ejemplo AREA MOREIRA et al., 2014). No obstante, lo que no se encuentra hasta la fecha son estudios que hayan analizado las características de los libros de texto y los materiales producidos y difundidos a través de esta plataforma. Igualmente, conviene destacar que, en general, los programas de gratuidad adoptados, se han constituido en potentes estrategias para contribuir a legitimar todavía más el papel de los libros de texto en el contexto social y curricular.

LIBROS DE TEXTO Y DIGITALIZACIÓN EN EL CONTEXTO DE ESTANDARIZACIÓN CURRICULAR

Los procesos crecientes de estandarización curricular bajo la hegemonía neoliberal, vienen a poner en crisis la autonomía nacional en la definición de los planes de estudio, sustituida ahora por instituciones transnacionales que definen estándares globales, al modo en que lo vienen haciendo las pruebas PISA y otras (MÜNCH, 2014). El cambio es relevante por muchas razones, pero nos detendremos ahora en lo que se supone es la transformación de modelos curriculares basados en la acumulación de conocimientos disciplinares, y sus evaluaciones a través de las pruebas de examen tradicional, en las que el memorismo y la repetición de un contenido es una estrategia de medición común. Frente a esta tradición, los estándares educativos, a menudo identificados por el diseño de competencias, se vinculan a otro discurso basado ahora en el desarrollo de capital humano. Como señala Münch (2014) el concepto de alfabetización da un salto cualitativo para pasar de un currículum basado en la acumulación de lecciones de las clásicas disciplinas curriculares, a los test de evaluación de competencias básicas definidas por expertos educativos transnacionales, enmarcados en el paradigma del capital humano.

La cuestión que ahora nos ocupa es qué papel pueden jugar los libros de texto, también las nuevas versiones digitales, en el cambio curricular controlado desde instituciones transnacionales. Sabemos que el material curricular, y el libro de texto de un modo dominante, concretan para el trabajo en el aula las prescripciones curriculares. Una hipótesis sencilla sugiere que el libro de texto no hará más que traducir las recomendaciones y postulados de la estructura transnacional PISA. Sin embargo, esta hipótesis tropieza, al menos, con dos problemas que hacen el asunto más complejo. En primer lugar, aunque los Estados deberán satisfacer los estándares educativos definidos a nivel mundial, las políticas educativas nacionales mantienen diferencias sustanciales de unos países a otros, y en todos los casos, la potente industria editorial continúa ejerciendo un papel muy importante en el modo de concreción del currículum, en el que continúa siendo hegemónica la idea de currículum como conocimiento acumulado, cuya traducción en material curricular es el tradicional libro de texto por lecciones de materias o disciplinas separadas. En segundo lugar, el cambio de modelo, de las lecciones por materias, al diseño por competencias básicas de generalizable utilización, puede favorecer el inicio de la crisis en ese modelo tradicional de libro de texto. Seguramente la digitalización de contenidos y en general, el acceso a través de las TIC a informaciones culturales y propuestas didácticas, puede facilitar la transformación, como así está sucediendo en experiencias innovadoras en el campo curricular. Pero tememos que la crisis del modelo tradicional de libro de texto, y los cambios en la regulación de la relación enseñanza-aprendizaje, tiene todavía mucho camino por recorrer.

LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL LIBRO DE TEXTO DIGITAL

Durante los últimos años han proliferado investigaciones cuyo propósito fundamental es conocer el impacto del libro de texto digital en la práctica educativa. La hipótesis podría ser que los procesos de digitalización del currículum traerían consigo importantes modificaciones en cuanto a las funciones que se espera de ellos en el currículum, así como, notables mejoras. Teniendo presente esta necesidad, algunos miembros de la International Association for Research on Textbooks and Educational Media (IARTEM), consideramos fundamental revisar los principales aspectos que están siendo analizados y estudiados a nivel internacional en relación con el diseño y presencia del libro de texto digital en las escuelas.

Con este propósito, durante casi tres años trabajamos en una publicación en la que se contó con la participación de investigadores de referencia que han focalizado sus estudios en el ámbito exclusivo del libro de texto digital desde diversas perspectivas¹. Veamos a continuación, una síntesis apretada de algunas de sus principales valoraciones y reflexiones y sus posibles derivaciones en relación con el libro de texto.

• Punto de vista tecnológico, se reconocen algunas de las potencialidades que podría ofrecer el libro de texto digital, tales como, favorecer el acceso a una gran cantidad de información en cualquier momento, la reducción de peso en las mochilas del alumnado e incluso se podría prescindir de ellas al poder acceder en línea. A pesar de denominarse libros de texto digitales, los estudios realizados indican que apenas se hace uso de las potencialidades digitales en su diseño. Otro de los problemas generalmente detectados es que los libros digitales se ofrecen como servicios limitados. Los libros de texto digitales proporcionados por editores y completados por profesores pueden normalmente usarse en una comunidad específica (contraseñas vinculadas a pago). En cuanto a los pagos que se realizan, cuando dejan de pagarse, los recursos no son más accesibles y los recursos editoriales suelen ser suprimidos. Igualmente, hay investigaciones que señalan que algunos estudiantes se sienten especialmente motivados ante el carácter interactivo de algunos libros. No obstante, conviene destacar algunos problemas serios, tales como, los apuntados por SANTIAGO et al. (2015, p. 129) quienes indican que: Preocupa que la mayoría de los contenidos digitales sean accesibles por Internet. Esto puede contribuir a que las diferencias sociales y económicas sean aún más evidentes y a establecer una diferencia más clara entre la escuela pública y la privada. Además, las posibilidades de acceso con respecto al viejo libro impreso aún pueden ser más claras y con más problemas. De la misma manera, hay una obsesión por querer establecer una dicotomía entre impreso/digital, cuando lo que deberíamos hacer es centrarnos en analizar hasta qué punto el libro de texto evolucionó tanto en el diseño como en su uso para contribuir a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.

• Disponibilidad de los libros de texto en el aula. Aún tratándose de un aspecto que es necesario atender, las principales y verdaderas conclusiones ponen el énfasis en que “El problema no es la disponibilidad. Existen barreras asociadas a condiciones (rigidez e aislamiento en la escuela), prácticas profesionales y creencias” (SUNKEL, 2012, p. 28).

• Atención a la diversidad. En algunos estudios se han evidenciado numerosas deficiencias, la mayoría de las cuales ya aparecían comentadas en trabajos relacionados con los libros de texto impresos y que no aparecen ni corregidos ni revisados. La investigación sigue demostrando que la mirada sobre la mujer, las diferencias étnicas, la sostenibilidad ambiental o la democracia social siguen padeciendo sesgos ideológicos en los libros de texto, sean impresos o digitales. Igualmente, temas más recientes de estudio evidencian, por ejemplo, la escasa presencia de la vejez, tanto en los libros de texto impresos como digitales (ZAPICO, 2015). Otras destacan que hay que tener en cuenta los estudiantes con discapacidades de aprendizaje y los que carecen de acceso a la conectividad, dispositivos y contornos de aprendizaje después de la escuela (MARDIS y EVERHART, 2015). Resultados de otros trabajos muestran la perpetuación de las brechas socioeconómicas de la educación, ya que no todas las familias pueden hacer frente al gasto económico que suponen los dispositivos para acceder a este tipo de recursos (véase tablets, computadoras, smartphones, conexión a internet…). La conectividad actual a internet no permite en muchos centros el uso de libros de texto digitales y aunque vivimos en una sociedad donde se puede acceder en general a internet desde cualquier sitio, muchos hogares no cuentan con este servicio. Igualmente podría decirse que detrás de un aparente discurso de “adaptación a las minorías” o de atención a las diferentes necesidades que puede verse favorecido por las posibilidades que ofrece el libro de texto digital, nos encontramos que la realidad es diferente y la marginación de determinados colectivos y sectores no se está viendo corregida en los libros de texto digitales.

• Formación del profesorado y el alumnado. Los estudios revisados ponen de relieve que el empleo de los libros de texto digitales requiere destrezas tecnológicas que no todos los estudiantes y profesores tienen (GONÇALVES; VIEIRA; NOGUEIRA, 2015).

• Evaluación de los libros de texto digitales y la formación en relación con la misma. Una buena parte de los libros de texto analizados no han sido evaluados ni experimentados, o si lo han sido, ha sido de manera puntual y bajo condiciones que han sido creadas para intentar justificar una aparente calidad del libro de texto. Un hecho que resulta significativo es que en la mayoría de los países estudiados se pone claramente de relieve la necesidad de antes de iniciar cualquier proceso de implementación o uso del libro de texto digital, llevar a cabo una formación que permita garantizar una selección adecuada de los recursos y que permita adaptarlos a las diferentes necesidades.

• Futuro del Libro de Texto Digital. La mayoría de las conclusiones muestran que “no se ve aún un futuro claro donde los libros de texto sean substituidos por los libros de texto digitales” (KUMAR, 2015). Además, hasta la fecha, ninguna investigación proporcionó una evaluación precisa de la magnitud de este fenómeno: no se sabe aún cuantos e-books penetraron en las escuelas de escasos recursos económicos, cómo se utilizan, su impacto en la interacción social en la clase, o sobre cómo el aprendizaje de los estudiantes y los resultados difieren según el tipo de libro de texto utilizado.

• Cambios existentes en los libros de texto digitales en relación con los existentes en la actualidad, parece claro que “los libros de texto digitales son principalmente mejoras de los existentes” (BRUILLARD, 2015, p. 603). Y que, permitir que la maestra recree el libro, abre la posibilidad de que la escuela pueda asumir los desafíos sociales y la construcción de ciudadanos autónomos y con pensamiento crítico y creativo. Igualmente, posibilitaría la incorporación de otras herramientas gratuitas en línea (QUADROS; RAMOS; ESCOLA, 2015).

• Sector editorial, se ha puesto de relieve que las decisiones y reflexiones no pueden centrarse exclusivamente en la necesidad de proveer más libros de texto o su digitalización, sino que conviene desarrollar otro tipo de discurso en relación con la calidad de su uso y su adaptación e integración en el aula. La configuración de equipos de elaboración de materiales debería contar con profesionales que ayudasen a incluir lo digital desde el punto de vista pedagógico en el diseño y uso de materiales didácticos. Así mismo, resulta fundamental que los recursos incluyan procesos de experimentación en su desarrollo.

Podríamos concluir señalando que el libro de texto digital sigue siendo libro de texto, aunque su carácter digital puede suponer una oportunidad para transformar su sentido, proporcionándole enormes posibilidades y una gran versatilidad. El libro de texto digital hay que entenderlo como una “estructura” (MARTÍNEZ BONAFÉ y RODRIGUEZ, 2010). El carácter digital del libro de texto, no debería distraernos en la necesidad de potenciar y favorecer la apuesta por una pedagogía alternativa. No se trata tanto de si es libro de texto digital o no, sino de pensar en otro tipo de escuela. El carácter digital del libro de texto pretende reforzar la idea de “naturalización” de este material, dando por supuesto que una práctica educativa lo es en la medida que lo tenga presente de un modo relevante. El libro de texto digital no parece que ayude a romper la idea de un circuito cerrado en el que lo que se presupone en el libro determina en gran medida el desarrollo curricular en el aula. Por eso resulta difícil encontrar en el libro impreso o en el libro digital un tratamiento adecuado de ciertas estrategias de amplio consenso en el discurso pedagógico renovador. Entendemos que lo digital del libro de texto no puede constituirse en una especie de tapadera de los problemas existentes a día de hoy y resulta realmente incomprensible que los libros de texto presenten en muchos casos una clara descontextualización de la realidad inmediata.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Cambiar el libro de texto no es sólo un cambio tecnológico del recurso. La innovación, el cambio y la mejora de la calidad educativa en el contexto de la sociedad digital necesita encontrar alternativas teóricas y prácticas en el proceso de desarrollo del currículum y en el modo alternativo en que el currículum va a ser presentado y compartido por los profesores y las profesoras. A modo de sugerencias finales nos atrevemos a plantear algunas recomendaciones:

• Recordar a Freinet en el contexto de la sociedad digital. Hay que favorecer la diseminación de ejemplos de prácticas alternativas al libro de texto y aprovechar las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías para realizar una difusión de los materiales que ya existen publicados. Igualmente, la elaboración de materiales propios por los docentes para atender la diversidad se constituye en una buena oportunidad para reflexionar y para pensar sobre la propia práctica docente. En este sentido, se precisa dotar a los centros educativos de tiempos y espacios para poder diseñar y analizar materiales educativos.

• Entender las bibliotecas escolares como espacio y oportunidades de desarrollo profesional en el marco de la sociedad digital.

• Diseñar estrategias para fomentar la “cultura de análisis y evaluación” de los materiales.

• Insistir en la formación de los asesores, orientadores, inspectores, sobre la temática de los materiales curriculares.

• Tener presentes las oportunidades y posibilidades de los e-books y la tecnología hipertextual en los procesos de innovación educativa, lo que supone considerar las aportaciones de los contenidos digitales y los cambios pedagógicos que esto pueda conllevar.

Nos gustaría finalizar con las observaciones realizadas por Fernández (2015, p. 187) en relación con los libros de texto digitales en relación a la calidad y equidad de la educación, quien señala que:

A pesar de las recomendaciones internacionales, los libros de textos no pueden mejorar la calidad de la educación por sí mismos. Quien apoye esto debería apoyar al mismo tiempo cambios a través de las condiciones de escolaridad, la formación inicial y continua y la provisión de recursos educativos.

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• 1
  1. La obra y los resultados detallados pueden consultarse en http://www.usc.es/libros/index.php/spic/catalog/book/759

Fechas de Publicación

• Publicación en esta colección
  Sep-Dec 2016

Histórico

• Recibido
  17 Ago 2016
• Acepto
  04 Nov 2016