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Cruces entre lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la Teoría del Discurso de Laclau: modos de interacción óntica y transformaciones 1 1 Este artículo es patrocinado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Cruzamentos do Real, Simbólico e Imaginário na Teoria do Discurso de Laclau: modos de interação ôntica e transformações

Intersections among the Real, the Symbolic and the Imaginary in Laclau´s Theory of Discourse: modes of ontic interaction and transformations

Resumen:

Este trabajo investiga los cruces e interacciones de los registros lacanianos de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la Teoría del Discurso de Laclau. Como resultado del análisis y la sistematización de sus principales textos, se encontró que la teoría laclauniana aborda la articulación óntica entre estos registros en tres momentos de su obra. En un primer momento, a partir de la reactivación simbólica de la estructura dislocada (lo Real) que permite la emergencia histórica y contingente del sujeto mítico que sutura la falta. En un segundo momento, en el debate con Butler, a través de la representación simbólica de lo Real como un límite interno a lo Simbólico que se expresa históricamente y asume contenidos ónticos suturantes, a partir de los significantes tendencialmente vacíos. En esta etapa encontramos que Laclau incorpora dos dimensiones de lo Real en su relación con lo simbólico e imaginario: como ´negatividad´ y como ´positividad´. De este modo, pone en movimiento el proceso contingente de historicidad-simbolización de lo Real en la dinámica política. Por último, en La razón populista Laclau aborda la presencia interna de lo Real dentro de lo simbólico con los marginales, actores que emergen históricamente de las entrañas del sistema para mostrar su unidad fallida, y relaciona este exceso heterogéneo que simboliza a lo Real con los conceptos de ´lumpenproletariado´ de Marx y ´caput mortuum´ de Lacan. De esta manera, se concluye que Laclau realiza un abordaje interactivo de los registros lacanianos, que permite analizar la influencia histórica de lo Real y sus modos de representación simbólica e imaginaria en la dinámica política, y contribuye al estudio de la construcción y desestructuración histórica de la hegemonía y las formaciones ideológicas.

Palabras clave:
hegemonía; sujeto; los marginales; real-simbólico-imaginario; teoría política

Resumo:

Este artigo investiga os cruzamentos e interações dos registros lacanianos do Real, do Simbólico e do Imaginário na Teoria do Discurso de Laclau. Como resultado da análise e sistematização de seus principais textos, constatou-se que a teoria laclauniana aborda a articulação ôntica entre esses registros em três momentos de sua obra. Em um primeiro momento, a partir da reativação simbólica da estrutura deslocada que permite a emergência histórica e contingente do sujeito mítico que sutura a falta. Em um segundo momento, no debate com Butler, pelos modos de representação simbólica do Real como limite interno ao Simbólico que se manifesta historicamente e supõe suturar conteúdos ônticos, a partir dos significantes do vazio tendencial. Nesta fase, verificamos que Laclau incorpora duas dimensões do Real na sua relação com o simbólico e o imaginário: como ‘negatividade’ e como ‘positividade’. Isso põe em movimento o processo contingente de historicidade-simbolização do Real na dinâmica política. Por fim, em La razón populista, Laclau aborda a presença interna do Real no simbólico com o marginal, atores que historicamente emergem das entranhas do sistema para mostrar sua unidade falida, e relaciona esse excesso heterogêneo que simboliza o Real com os conceitos Marxistas do ‘lumpenproletariado’ e do ‘caput mortuum’ de Lacan. Dessa forma, conclui-se que Laclau faz uma abordagem interativa dos registros lacanianos, o que permite analisar a influência histórica do Real e seus modos de representação simbólica e imaginária na dinâmica política, e contribui para o estudo da construção e desestruturação histórica de hegemonias e formações ideológicas.

Palavras-chave:
hegemonia; sujeito; os marginais; real-simbólico-imaginário; teoria política

Abstract:

This paper investigates the intersections and interactions of Lacanian registers of the Real, the Symbolic and the Imaginary in Laclau´s Theory of Discourse. As result of the analysis and systematization of Laclau´s central texts, it finds that his theory addresses the ontic articulation between these registers in three moments. In a first moment, through the symbolic reactivation of the dislocated structure (the Real) that allows for the historical and contingent emergence of the mythical subject that sutures the lack. In a second moment, in debate with Butler, the symbolic representation of the Real appears as an internal limit to the Symbolic that manifests itself historically and assumes suturing ontic contents, based on tendentially empty signifiers. At this stage, Laclau incorporates two dimensions of the Real in relationship with the symbolic and the imaginary: ´negativity´ and ´positivity´. This sets in motion the contingent process of historicity-symbolization of the Real in political dynamics. Finally, in On populist reason Laclau addresses the internal presence of the Real within the symbolic through the marginals, actors who emerge historically from the bowels of the system to reveal its failed unity. He relates this heterogeneous excess that symbolizes the Real to Marx´s concept of ´lumpenproletariat´ and Lacan´s ´caput mortuum´. In this way, the article concludes that Laclau engages in an interactive approach to Lacanian registers, which allow for the analysis of the historical influence of the Real and its modes of symbolic and imaginary representation on political dynamics, and contributes to the study of the historical construction and breakdown of hegemony and ideological formations.

Keywords:
hegemony; subject; the marginals; real-symbolic-imaginary; political theory

Introducción

Jacques Lacan introdujo los registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la teoría psicoanalítica en una conferencia dictada en Saint-Anne (Francia) en 1953. Desde entonces, estos tres registros de la enseñanza lacaniana han sido objeto de diversos análisis en la teoría política contemporánea y los estudios políticos posfundacionales. El presente artículo se propone como objetivo investigar los anudamientos óntico-fenoménicos de los registros lacanianos y sus transformaciones en la obra de Ernesto Laclau.

Aunque diversos trabajos estudiaron los vínculos entre la Teoría del Discurso y el uso de herramientas propias del psicoanálisis lacaniano (GLYNOS; STAVRAKAKIS, 2008GLYNOS, Jason; STAVRAKAKIS, Yannis. Encuentros del tipo real. In: CRITCHLEY, S.; MARCHART, O. (comps.). Laclau: Aproximaciones críticas a su obra. Buenos Aires: FCE, 2008. p. 249-267.; ALEMÁN, 2009ALEMÁN, Jorge. Para una izquierda lacaniana… Buenos Aires: Grama, 2009.; STAVRAKAKIS, 2010STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010.; SOSA, 2011SOSA, Martina. Sujetos políticos y dimensión afectiva: una lectura de La razón populista de Ernesto Laclau. International Journal of Žižek Studies, Leeds, v. 5, n. 1, 2011.; SOSA; SARCHMAN, 2011SOSA, Martina; SARCHMAN, Ingrid. Significante y goce en el pensamiento político. Un abordaje desde Ernesto Laclau y Slavoj Žižek. In: CALETTI, S. (coord.). Sujeto, política, psicoanálisis. Buenos Aires: Prometeo, 2011. p. 255-265.; CAMARGO, 2014CAMARGO, Ricardo. Repensar lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2014.; IPAR, 2020IPAR, María Cecilia. La dimensión del afecto y la influencia del psicoanálisis en la conceptualización del populismo de Laclau. Revista Brasileira de Ciência Política, Brasília, n. 33, p. 1-33, 2020.; GLYNOS, 2021GLYNOS, Jason. Critical fantasy studies. Journal of Language and Politics, v. 20, n. 1, p. 1-15, 2021.), no encontramos investigaciones que hayan analizado de modo sistemático las interacciones ónticas de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario y sus transformaciones históricas en el transcurso de los principales textos de Ernesto Laclau ¿Cómo anuda Laclau estos tres registros de la teoría lacaniana en su obra escrita?, ¿De qué modo muestra sus interacciones en la dinámica de la operación hegemónica?

Lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la teoría de Lacan

A partir de su conferencia en Saint-Anne en 1953, y hasta el final de su enseñanza, Jacques Lacan distinguió tres registros o dimensiones, a los que denominó lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario (LACAN, 1953LACAN, Jacques. Lo simbólico, lo imaginario y lo real, Conferencia en París, Anfiteatro del Hospital psiquiátrico de Saint Anne, 8 de julio de 1953, Buenos Aires: Escuela Freudiana de Buenos Aires (EFBA), s/f.). Ya desde el Seminario 1, Lacan refiere al “juego recíproco de esos tres grandes términos que ya tuvimos oportunidad de introducir: lo imaginario, lo simbólico y lo real” (LACAN, 1982LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, 1982., p. 119). Como señala el psicoanalista Manuel Murillo (2011, p. 547)MURILLO, Manuel. La hipótesis de los tres registros - simbólico, imaginario, real - en la enseñanza de Jacques Lacan. Anuario de Investigaciones, Buenos Aires, v. 18, p. 123-132, 2011., estos tres registros condensan la teoría, la experiencia y la investigación psicoanalítica de Lacan, constituyendo la “marca” propia de su enseñanza. En efecto, “estos registros, que como tales no existen en la obra freudiana, constituyen una presencia constante en todos los seminarios y escritos de Lacan” (MURILLO, 2011MURILLO, Manuel. La hipótesis de los tres registros - simbólico, imaginario, real - en la enseñanza de Jacques Lacan. Anuario de Investigaciones, Buenos Aires, v. 18, p. 123-132, 2011., p. 545).

¿A qué hace referencia Lacan con los conceptos de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario?3 3 En el siguiente apartado recuperamos algunos ejes que analizamos en Fair (2021a). Para Lacan, “Hay tres dimensiones del espacio habitado por el hablante, y esas tres dimensiones, tal como las escribo, se llaman lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real” (LACAN, 1973/1974LACAN, Jacques. Seminario 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre). Buenos Aires: Íntegra, 1973/1974., p. 3).

La dimensión de lo Simbólico se relaciona con el lenguaje (LACAN, 1982LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, 1982., p. 121). Lo simbólico constituye y determina al sujeto a través del orden significante:

Es el orden simbólico el que es, para el sujeto, constituyente, demostrándoles en una historia la determinación principal que el sujeto recibe del recorrido de un significante (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 6).

Según Lacan, lo simbólico (el campo del lenguaje, expresado en la palabra) estructura para un sujeto el efecto de sentido de lo que llamamos realidad. Sin embargo, “la estructura del significante es, como se dice corrientemente del lenguaje, que sea articulado” (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 481). De allí que “el significante no tiene sentido sino en su relación con otro significante”, lo que se instaura en una “cadena significante” (LACAN, 1987LACAN, Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987., p. 246; LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 224; LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 63). En Lacan la “cadena significante” “representa al sujeto para otro significante” (un sujeto que está “dividido”, “barrado” o “tachado”) (LACAN, 1987LACAN, Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987., p. 164; LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., LACAN, p. 63; 2008, p. 97). Existe, sin embargo, un significante que adquiere preeminencia en esa cadena. Este “significante primordial” o “Significante-amo” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 173) funciona como punto nodal o point de capiton, que “fija el sentido de la cadena de significantes entera” (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007., p. 97).

Sin embargo, en la teoría lacaniana el lenguaje no es individual, sino “transindividual” (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 247) o social. El sujeto se relaciona con la “intimación que ejerce sobre él el Otro con su discurso” y se vincula con el “deseo del Otro” (LACAN, 1987LACAN, Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987., p. 222). Esto permite un “espacio de encuentro entre el individuo y la red de relaciones (sociales)” que hacen posible, a la vez que condicionan, su existencia” (ROMÉ, 2009ROMÉ, Natalia. Semiosis y subjetividad. Preguntas a Charles S. Peirce y Jacques Lacan desde las ciencias sociales. Buenos Aires: Prometeo, 2009., p. 122). En este sentido, Lacan destaca que el discurso constituye el lazo social (LACAN, 2006LACAN, Jacques. Seminario 17. El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós , 2006., p. 10-11) y afirma que “el vínculo social no se instaura sino anclándose en la forma como el lenguaje se sitúa y se imprime” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 68).

Lacan indica que la estructura del orden significante se construye a través de la metonimia (“la parte tomada por el todo”) y la metáfora (“una palabra por otra”) (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 485-487). Sin embargo, el efecto de sentido de la cadena significante es siempre equívoco, ya que no hay una correspondencia con un significado (concepto), sino una “primacía del significante”, cuyo deslizamiento puede evocar múltiples significados que siempre lo yerran.4 4 Como señala Lacan, en su crítica a la lingüística saussuriana: “Lo que caracteriza, en el plano de la distinción significante/significado, la relación del significado con lo que está allí como tercero indispensable, a saber el referente, es propiamente que el significado lo yerra. El colimador no funciona” (LACAN, 2008, p. 29). Afirma Lacan que “No se trata de reducir la función del significante a la nominación, o sea, a una etiqueta pegada a una cosa. Eso sería desconocer la esencia misma del lenguaje” (LACAN, 1987LACAN, Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987., p. 244).

Como “No hay relación sexual”, el deslizamiento de la estructura metonímica instala una carencia constitutiva de la palabra con el objeto, y dicha falta se convierte en deseo de llenar simbólicamente la ausencia:

La estructura metonímica, indicando que es la conexión del significante con el significante la que permite la elisión por la cual el significante instala la carencia de ser en la relación de objeto, utilizando el valor de la remisión de la significación para llenarlo con el deseo vivo que apunta hacia esa carencia a la que sostiene (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 495).

La dimensión de lo Imaginario, aunque implica una construcción del lenguaje, ya que es vehiculizado por el orden simbólico, remite al modo ilusorio de constitución de la realidad (LACAN, 1982LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, 1982., p. 127). Lacan lo relaciona a las imágenes y representaciones, vinculadas a las “identificaciones imaginarias” de los sujetos, que “se operan por una marca simbólica” (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 91).

Este registro comienza con el “estadío del espejo”, que genera las identificaciones imaginarias del sujeto. Según Lacan, en el estadío del espejo se produce una “identificación”, en el sentido de una “transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen” (LACAN, 2003LACAN, Jacques. Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003., p. 87). En el estadío del espejo “el sujeto toma conciencia de su cuerpo como totalidad” y “brinda al sujeto un dominio imaginario de su cuerpo” (LACAN, 1982LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, 1982., p. 128). Este proceso se inicia cuando el bebé comienza a imaginarse a sí mismo como una unidad separada del cuerpo de la madre, a partir de su identificación con la imagen reflejada en el espejo. El carácter de esta identificación es del orden de lo Imaginario, ya que sostiene una representación unitaria del yo que permanece, para un sujeto, en falta (ROMÉ, 2009ROMÉ, Natalia. Semiosis y subjetividad. Preguntas a Charles S. Peirce y Jacques Lacan desde las ciencias sociales. Buenos Aires: Prometeo, 2009., p. 79-80). En efecto, la unidad imaginaria que establece el estadío del espejo “se funda en una hiancia irreductible” (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007., p. 40).

Como toda identificación presupone una falta constitutiva, instaurada desde el lenguaje, la identificación primaria funciona como matriz discursiva para las subsecuentes identificaciones secundarias del sujeto. Como indica Laclau:

Recordemos la forma en que Lacan describe la identificación imaginaria que tiene lugar en el estadío del espejo: ella presupone una falta constitutiva; es la identificación primaria que funciona como matriz para todas las subsecuentes identificaciones secundarias (LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 62).

En el Seminario 20, Lacan vincula al registro de lo Imaginario con la noción de “fantasma”, al que define como una construcción del orden significante que actúa como “soporte” imaginario y “cautiva” al sujeto (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 97). Según Lacan, las fantasías tratan de “suplir” la imposibilidad de la “relación sexual” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 100). Lacan apela a la figura del nudo borromeo para mostrar cómo el sujeto de la falta está imaginariamente “enraizado en el fantasma” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 114), y refiere al “ser tomado como eterno”, “Dios”, la “Historia”, la “metáfora biológica” y “el saber de la naturaleza de las cosas”, como captaciones imaginarias (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 53-60).

El psicoanalista francés, además, destaca el papel fundamental del objeto a en la estructuración del fantasma. El objeto petit a (pequeño a) metaforiza simbólicamente a la Cosa (la Madre) y permite suplir, imaginariamente, la imposibilidad (Real) de la “relación sexual”, llenando la falta. Como señala Stavrakakis:

A fin de que el mundo social retenga algo de su consistencia y atractivo, esta falta de lo Real, la impronta negativa de la castración simbólica, necesita ser positivizada (imaginarizada). Estimular el deseo de identificación, de vida social y política, imaginarizar la falta, es la función del fantasma. El fantasma intenta hacerlo mediante el ofrecimiento de lo que Lacan llama el objeto petit a, el objeto-causa del deseo, plasmando en un doble movimiento la falta en el Otro y la promesa de su cumplimiento, la promesa de un encuentro milagroso con la jouissance castrada. Entonces, en el nivel imaginario, los límites de lo simbólico se positivan en la forma de objets petit a (STAVRAKAKIS, 2010STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010., p. 94).

Lacan afirma textualmente que “Todo el problema reside entonces en la articulación de lo simbólico y lo imaginario en la constitución de lo Real” (LACAN, 1982LACAN, Jacques. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós, 1982., p. 121). Pero ¿qué es lo Real? Para Lacan, la dimensión de lo Real “puede definirse como lo imposible” (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 29). Según el psicoanalista francés, lo Real (como concepto opuesto a la realidad) constituye la imposibilidad de alcanzar la totalidad y demuestra, a través del campo de lo simbólico, los “límites” del discurso:

Cuando se trata del verdadero imposible, de lo imposible que se demuestra […] se percibió que había cosas que existían en ese sentido de que constituyen el límite de lo que puede resistir de la avanzada de la articulación de un discurso. Eso es lo Real. Su aproximación por la vía de lo simbólico, lo que quiere decir los modos de lo que se enuncia por ese campo, ese campo que existe, del lenguaje, ese imposible, en tanto se demuestra, no se transgrede (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 67-68).

Por un lado, Lacan (2008)LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008. relaciona los modos de simbolización de lo Real con la fantasía. La fantasía constituye una construcción del orden significante que actúa como “soporte” imaginario y da consistencia a la realidad (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 97). A través de metáforas, intenta “suplir lo que de ninguna manera puede decirse, o sea, la relación sexual” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 100). Como indica Stavrakakis, “el sujeto como falta persigue su completud ausente” (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007., p. 67). La fantasía causa el deseo, precisamente, porque “promete recubrir la falta en el Otro” (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007., p. 77). Se trata, sin embargo, de un vano intento de eliminar lo Real.

La dimensión de lo Real es también aquello que se muestra sintomáticamente mediante el orden simbólico y permite desbaratar las fantasías y develar, retroactivamente, el carácter “no-todo” de la realidad. Dado que “No hay ninguna realidad prediscursiva” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 43), aquí aparece un “encuentro con lo Real” (LACAN, 1987LACAN, Jacques. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987., p. 62) vinculado a los modos de simbolización del síntoma, a través de metáforas y metonimias (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972.; LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008.). En este sentido, Lacan afirma que “si somos capaces de operar sobre el síntoma, esto es en tanto que el síntoma es del efecto de lo simbólico en lo Real (LACAN, 1975/1976LACAN, Jacques. Seminario 22. R.S.I. Buenos Aires: Íntegra, 1975/1976., p. 15).

Como la realidad se estructura mediante el orden significante (el lenguaje), para Lacan al registro de lo Real sólo se “accede” a través de lo Simbólico:

Ese Real del cual yo hablo y cuyo discurso analítico está hecho para recordarnos que su acceso es lo Simbólico, dicho Real es, en y por ese imposible, que sólo define lo simbólico que accedemos a él (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 84, las negritas son nuestras).

Al mismo tiempo, “esta dialéctica entre lo simbólico y lo Real abre un vacío (lack, en términos lacanianos) en la estructuración simbólica, revelando la imposibilidad de una presencia plena” (BUENFIL BURGOS, 1994BUENFIL BURGOS, Rosa Nidia. Cardenismo: argumentación y antagonismo en educación. México D.F.: Die-Cinvestav-CONACYT, 1994., p. 28). En otras palabras, lo simbólico apunta a lo Real, pero como el acceso pleno a lo Real es imposible, se devela retroactivamente como imaginario, a través del orden simbólico. De este modo, “la vida del individuo será la vana búsqueda de una plenitud que le será sistemáticamente negada” (LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 62).

De allí que, en la teoría lacaniana, existe una articulación discursiva que enlaza desde el lenguaje a los tres registros, sin que cada uno de ellos pierda su especificidad. Como señala Rossi (2020)ROSSI, Miguel Ángel. Lacan y el posfundacionalismo. In: ROSSI, M.; MANCINELLI, E. (comps.). La política y lo político: en el entrecruzamiento del posfundacionalismo y el psicoanálisis. Buenos Aires: IIGG/UBA-CLACSO, 2020. p. 15-40., para Lacan “toda experiencia supone el registro de lo simbólico, lo imaginario y lo Real”. De esta manera, “incurriríamos en un grave error si considerásemos lo Real como un a priori de lo simbólico y lo imaginario, pues los tres registros se anudan y coexisten simultáneamente” (ROSSI, 2020ROSSI, Miguel Ángel. Lacan y el posfundacionalismo. In: ROSSI, M.; MANCINELLI, E. (comps.). La política y lo político: en el entrecruzamiento del posfundacionalismo y el psicoanálisis. Buenos Aires: IIGG/UBA-CLACSO, 2020. p. 15-40., p. 15).

Aunque los tres registros de la enseñanza lacaniana están presentes desde su conferencia de 1953, se pueden identificar diferentes etapas y énfasis en los modos de articulación de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario.5 5 Se suelen distinguir tres etapas o fases en la obra de Lacan: una focalizada en su concepción de lo imaginario; otra articulada en torno a lo simbólico y una tercera centrada en lo Real. Sin embargo, las marcas que dividen estas fases no siempre son idénticas. Tampoco siguen un desarrollo lineal (STAVRAKAKIS, 2007, p. 21). Como señala Romé, “la conceptualización de los registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario acompañará a Lacan, con diferentes acentos y modificaciones conceptuales, a lo largo de toda su obra” (ROMÉ, 2009, p. 77). En este sentido, las fases se encuentran anudadas entre sí. Un importante aporte comienza en el Seminario 19, cuando Lacan introduce la figura del “nudo borromeo” como una “concatenación” que enlaza a estos tres eslabones (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 58). En este texto Lacan abordó diferentes modos de anudamiento entre Real, Simbólico e Imaginario, mostrando cómo los tres registros “se mantienen juntos” a través del orden simbólico (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 58).

En seminarios posteriores, Lacan se refirió al nudo como una “cadena borromea” que enlaza desde el orden significante a los registros (LACAN, 1975/1976LACAN, Jacques. Seminario 22. R.S.I. Buenos Aires: Íntegra, 1975/1976., p. 19) y destacó que la cadena que anuda los tres registros “es importante considerarla como completamente flexible” (LACAN, 2012LACAN, Jacques. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2012., p. 104). En ese marco, Lacan sostuvo que:

Me vi tentado a articular esta cadena, incluso a describirla, conjugando lo simbólico, lo imaginario y lo real (LACAN, 2012LACAN, Jacques. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2012., p. 104, las negritas son nuestras).

En el Seminario 20 Lacan utilizó la metáfora del “redondel de cuerda” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 150) y, en el Seminario 21, la metáfora de “redondeles de hilo” (LACAN, 1973/1974LACAN, Jacques. Seminario 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre). Buenos Aires: Íntegra, 1973/1974., p. 3), para mostrar la “flexibilidad” con la que se atan Real, Simbólico e Imaginario en el nudo borromeano. En el Seminario 23 Lacan incorpora la noción de “sinthome”. A través de este concepto, Lacan muestra que “el lenguaje opera su captura de lo Real” (LACAN, 2012LACAN, Jacques. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2012., p. 32). En este Seminario Lacan refiere al “sinthome borromeo” como “Algo que permite a lo simbólico, lo imaginario y lo Real mantenerse juntos” (LACAN, 2012LACAN, Jacques. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2012., p. 92).

Otro aspecto relevante para comprender la dinámica del nudo borromeo es la dimensión temporal. A partir del corte de lo Real y la posterior sutura simbólico-imaginaria, Lacan enlazó el análisis sincrónico con la dimensión de temporalidad. Desde esta lógica: “La nodalidad se verifica por el corte, lo que introduce la dimensión temporal en esta representación espacial: corte, desanudamiento y nueva sutura” (FARRÁN, 2009FARRÁN, Roque. El concepto pensado como nudo borromeo. International Journal of Žižek Studies, Leeds, v. 3, p. 1-23, 2009., p. 20).

Finalmente, es importante destacar que, en la última etapa de su obra, Lacan usó la figura del nudo borromeo para ilustrar sobre diferentes modos de (des)anudamiento discursivo entre los registros y sus variantes (RSI, IRS, RIS, SIR), situando a las tres dimensiones y sus enlazamientos como “homogéneos” y “equivalentes” (LACAN, 1973/1974LACAN, Jacques. Seminario 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre). Buenos Aires: Íntegra, 1973/1974., p. 3-4; LACAN, 1973/1974LACAN, Jacques. Seminario 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre). Buenos Aires: Íntegra, 1973/1974., p. 17; LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 157; LACAN, 2012LACAN, Jacques. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2012., p. 50). En ese marco, Lacan dedicó un Seminario entero, “R.S.I.”, para analizar los anudamientos entre Real, Simbólico e Imaginario (LACAN, 1975/1976LACAN, Jacques. Seminario 22. R.S.I. Buenos Aires: Íntegra, 1975/1976., p. 8). Además, abordó sus intersecciones con el objeto a, las fantasías, el síntoma, el sinthome y el goce que instaura el orden significante.6 6 Sobre estos modos de “positivación” simbólica e imaginaria de lo Real lacaniano, véase Stavrakakis (2010).

Cruces entre lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la teoría de la hegemonía de Laclau

En la Teoría Política del Discurso de Ernesto Laclau encontramos diferentes referencias a los registros lacanianos y sus articulaciones. A partir de la sistematización de sus principales trabajos, detectamos tres momentos en la obra laclauniana en los que analiza las interacciones de estos registros o dimensiones.

Primer momento: la reactivación simbólica de la estructura dislocada que permite la emergencia histórica del sujeto mítico

A partir de la publicación de Hegemonía y estrategia socialista (en coautoría con Chantal Mouffe), la teoría política de Laclau estuvo influida de un modo creciente por los aportes del psicoanálisis lacaniano. En particular, a través de los conceptos de punto nodal, cadena equivalencial, sutura y la imposibilidad de la Sociedad (LACLAU; MOUFFE, 2004LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires: FCE, 2004.). Sin embargo, en este trabajo Laclau relegó los elementos de lo Imaginario y confundía a lo Real con los antagonismos simbólicos. Es recién a partir de Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo (1993), que Laclau comenzó a abordar los tres registros de la teoría lacaniana y sus relaciones.

Con base en una crítica realizada por Slavoj Žižek (1993)ŽIŽEK, Slavoj. Más allá del análisis del discurso. In: LACLAU, E. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993. p. 257-267., en este trabajo Laclau incorporó una distinción crucial entre las nociones de antagonismo y “dislocación”. Laclau sostuvo que, más allá de los antagonismos que se construyen simbólicamente en la dinámica política, todo orden está atravesado por una dislocación, que Laclau vinculó a lo Real lacaniano (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 53).7 7 Žižek indicó que la teoría laclauiana debía “distinguir la experiencia del antagonismo en su forma radical, como límite de lo social, como la imposibilidad alrededor de la cual se estructura el campo social, del antagonismo como relación entre posiciones de sujeto antagónicas” (ŽIŽEK, 1993, p. 261). Esto condujo a Laclau a diferenciar entre el antagonismo y lo que hemos definido como una “dimensión macroestructural” de lo Real (FAIR, 2011), que Laclau concibió como dislocación.

La dislocación genera “efectos desestructurantes” a nivel social (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 66 y 78) que muestran la existencia de una falla constitutiva y la imposibilidad de la sociedad como plenitud. De este modo, la dislocación actúa como un presupuesto del carácter abierto e incompleto de toda estructura. En ese marco, Laclau sostuvo que “lo simbólico es siempre interrumpido por lo Real” (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 221).

Sin embargo, al igual que en Lacan, para Laclau lo Real no se reduce a un límite que disloca el orden simbólico, sino que se manifiesta históricamente. Laclau afirma, en este sentido, que la dislocación “es la forma misma de la temporalidad” (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 58). Laclau agrega que la visibilidad de la estructura dislocada posibilita la emergencia histórica y contingente de los sujetos, como elementos “externos” a la estructura, pero que penetran en aquella (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 66). De este modo, la dislocación es entendida como una condición “histórica” y “temporal” que “abre posibilidades distintas y amplía el área de libertad de los sujetos históricos” (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 63). Esta abertura de lo Real en lo simbólico permite la acción de los sujetos y “crea una posibilidad política nueva” (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 62).

A partir de la noción de dislocación y el concepto de “reactivación” de la fenomenología de Husserl (a través de la interpretación existencialista de Heidegger), Laclau vinculó a lo Real con sus modos de simbolización en la relación hegemónica. Según Laclau, la simbolización del espacio dislocado (lo Real) permite la emergencia histórica del sujeto. Se trata de un sujeto “mítico” (barrado), que sutura la falta, en un sentido lacaniano (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 50-53). Como la “falta” es estructural, Laclau afirma que el sujeto “solo puede proceder a través de actos de identificación” (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 60).8 8 En un trabajo coetáneo, Laclau vinculó nuevamente al sujeto de la falta con “actos de identificación” (LACLAU; ZAC, 2002, p. 12), mientras que en “Desconstrucción, pragmatismo, hegemonía” (LACLAU, 2005b), influido también por Derrida, caracterizó al sujeto como capaz de generar “procesos de identificación”, en el terreno de una “identidad estructural fallida” (LACLAU, 2005b, p. 115).

Sin embargo, la reactivación simbólica que hace visible la dislocación, los sujetos que emergen históricamente de las fallas de la estructura dislocada y los contenidos ónticos que expresa, son contingentes y producto de la lucha hegemónica. De este modo, la visibilidad del espacio dislocado (como efecto de lo Real en el orden simbólico) puede tomar las más variadas formas en la dinámica política. En palabras de Laclau:

Del hecho mismo que los elementos dislocados no posean ninguna forma de unidad esencial al margen de sus formas contingentes de articulación, se sigue que una estructura dislocada es una estructura abierta, en la que la crisis puede resolverse en las más diversas direcciones (LACLAU, 1993LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993., p. 66).

Por ejemplo, la dislocación de la crisis de diciembre de 2001 en la Argentina se expresó en la dinámica política en el derrumbe del modelo de Convertibilidad y del gobierno neoliberal de la Alianza y, luego de una experiencia asamblearia fugaz, devino en una recomposición política posneoliberal. Por su parte, la crisis hiperinflacionaria de 1989 expresó también una intensa dislocación, que se manifestó en saqueos a comercios y supermercados y la renuncia anticipada de Raúl Alfonsín. Pero, a diferencia de la crisis dislocatoria del 2001, la crisis de 1989 desembocó en la emergencia del menemismo y la salida neoliberal.

Como indica Sebastián Barros (2002, p. 24-25)BARROS, Sebastián. Orden, democracia y estabilidad. Discurso y política en la Argentina entre 1976-1991. Córdoba: Alción, 2002., en la teoría de Laclau “la serie de rearticulaciones de lo social que hace posible la dislocación es indeterminada. El nuevo orden es un resultado de una lucha hegemónica”. De allí que la dislocación no determina sus efectos, sino que se limita a mostrar las fallas de toda estructura y la contingencia del orden social. Si los efectos dislocatorios son por izquierda o por derecha, ello depende de la correlación de fuerzas.

De este modo, a través de una articulación de los registros lacanianos con los conceptos de sedimentación y reactivación de la fenomenología heideggeriana, Laclau analizó la dinámica de disrupción y simbolización de la estructura dislocada, que permite la emergencia histórica y contingente de los sujetos políticos en la lucha hegemónica.9 9 Laclau (1993) también incorporó en este trabajo referencias al registro lacaniano de lo imaginario y su relación con lo simbólico a través de los conceptos de ideología, mito, imaginarios sociales y utopía. Sin embargo, no abordó sus interacciones con lo Real. Analizamos este tema en Fair (2014).

Segundo momento: lo Real como un límite interno a lo Simbólico y sus modos de representación simbólica a través de contenidos ónticos suturantes

En el debate con Judith Butler sobre la representación simbólica de lo Real, encontramos un segundo momento en el que Laclau analizó las interacciones de los registros lacanianos.10 10 Desde la perspectiva de Judith Butler, lo Real sería un elemento ahistórico y poco útil para el análisis social y político (BUTLER, 2003, p. 36). Sobre las críticas de Butler al concepto de lo Real y sus malentendidos teóricos, véase Speziale y Muniagurria (2021). En este trabajo Laclau profundizó en los modos de representación simbólica y en la historicidad de lo Real. Retomando en este punto la posición de Žižek contra Butler, Laclau sostuvo que lo Real lacaniano no constituye una ontología exterior a lo simbólico e irrepresentable, sino un límite interno al orden de lo Simbólico que “pone en movimiento el proceso contingente de historicidad-simbolización” (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 70, las negritas son nuestras).11 11 “Žižek insinúa lo que sería mi propia respuesta a la pregunta de Butler cuando se refiere a lo Real de Lacan como su ´límite [de lo simbólico] inherente, completamente no sustancial, punto de falla, que mantiene la brecha misma entre la realidad y su simbolización y, de ese modo, pone en movimiento el proceso contingente de historicidad-simbolización” (LACLAU, 2003a, p. 70, las negritas son nuestras). Ello le permitió destacar los modos óntico-fenoménicos en las que estos registros se encadenan y analizar sus interacciones en la dinámica política, a través de la función suturante de lo simbólico. En palabras de Laclau:

Si la representación de lo Real fuese una representación de algo enteramente fuera de lo simbólico, esta representación de lo irrepresentable como irrepresentable equivaldría en verdad a una inclusión plena. Pero si lo que es representado es un límite interno del proceso de representación como tal, la relación entre internalidad y externalidad está subvertida: lo Real se transforma en un nombre para la falla misma de lo Simbólico para conseguir su propia plenitud. Lo Real sería, en ese sentido, un efecto retroactivo de la falla de lo simbólico. Su nombre sería tanto el lugar vacío como el intento de llenarlo a través de la denominación misma de aquello, que, en palabras de De Man, es sin nombre, innombrable. Esto quiere decir que la presencia de ese nombre dentro del sistema tiene el estatus de un tropos suturante (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 74, las negritas son nuestras).

Laclau retomó a continuación un texto de Bruce Link (1995)LINK, Bruce. The lacanian subject. New Jersey: Princeton University Press, 1995. para mostrar que en Lacan existen simultáneamente dos órdenes de lo Real. Por un lado, un Real como letra presimbólica que subvierte la significación. Por el otro, un Real generado por el orden simbólico y que se muestra a través de su representación simbólica. De este modo, en la operación hegemónica lo Real (como concepto a su vez interno y externo a lo Simbólico) incluye tanto una subversión de la significación, como una representación simbólico-tropológica del espacio dislocado:12 12 Laclau ilustró sobre la relación entre lo Real y lo Simbólico a partir del análisis que hace Paul De Man (1996) sobre el “cero”: “A diferencia del uno, el cero es radicalmente heterogéneo respecto del orden del número y, sin embargo, crucial, si es que va a existir un orden del número” (LACLAU, 2003a, p. 73). Ello implica que el número cero es un elemento que es al mismo tiempo interno y externo al orden numérico y debe ser representado para que exista un sistema (LACLAU, 2003a, p. 73). Como indicó en otro texto, el cero no es nombrado, pero “produce efectos”, da un “nombre” al sistema y “tiene que tener acceso al campo de la representación” (LACLAU, 2006, p. 57-66). Hemos hallado el mismo ejemplo en Lacan, cuando ilustra con la función del 0 dentro de la cadena numérica. Como señala el psicoanalista: “El 0 (cero) tiene tanto valor verídico como 1, porque 0 (cero) no es la negación de la verdad 1, sino la verdad de la falta”. De allí que “0 (cero) no es la negación de alguna cosa, particularmente de ninguna multitud. Él juega su rol en la edificación del número” (LACAN, 1971/1972, p. 98).

Bruce Link ha señalado que hay, en Lacan, dos diferentes órdenes de lo Real: 1) un Real antes de la letra, o sea, un Real presimbólico que, en el análisis final, no es sino nuestra propia hipótesis (R1) y 2) un Real después de la letra, que está caracterizado por impasses e imposibilidades debido a las relaciones entre elementos del mismo orden simbólico (R2), o sea, que es generado por lo simbólico. Así es que podemos comenzar a ver en qué forma la operación hegemónica incluye tanto la presencia de un Real que subvierte la significación, como la representación de ese Real que subvierte la significación a través de una sustitución tropológica (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 74, las negritas son nuestras).

En otro capítulo del mismo libro, Laclau (2003b)LACLAU, Ernesto. Estructura, historia y lo político. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003b. p. 185-214. destacó de un modo más profundo esta interpenetración entre los registros. Según Laclau, lo Real no se reduce a una dimensión de negatividad, sino que, al mismo tiempo, existe una “positivización” de lo Real en el plano de lo Simbólico. En otras palabras, lo Real lacaniano no se limita a una condición negativa y puramente inerte, sino que este registro tiene existencia “en el campo de la simbolización” y genera efectos discursivos a nivel histórico. Esto implica una simbolización de lo Real y muestra su influencia histórica. En palabras de Laclau:

Sin alguna positivización de lo negativo, sin alguna presencia de lo Real en el campo de la simbolización, tendríamos una condición negativa puramente inerte, sin ningún efecto discursivo y, por lo tanto, sin ninguna influencia histórica posible (LACLAU, 2003bLACLAU, Ernesto. Estructura, historia y lo político. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003b. p. 185-214., p. 187, las negritas son nuestras).

A continuación, Laclau sostuvo que la positivación de lo Real se produce a través de los significantes tendencialmente vacíos, que permiten el cambio histórico y político:

Esa positivación de lo negativo es lo que he llamado la producción de significantes de vacuidad tendencial, que es la condición propia de la política y del cambio político (LACLAU, 2003bLACLAU, Ernesto. Estructura, historia y lo político. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003b. p. 185-214., p. 187, las negritas son nuestras).

De esta manera, Laclau afirmó que lo Real es un “núcleo traumático”, pero al que se “tiene acceso” como representación simbólica a través de “contenidos ónticos” (contingentes):

Lo Real de Lacan es, precisamente, un núcleo traumático resistente a la simbolización que solo tiene acceso al nivel de la representación a través de contenidos ónticos que incorpora, sin adscribirse necesariamente a ninguno de ellos (LACLAU, 2003bLACLAU, Ernesto. Estructura, historia y lo político. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003b. p. 185-214., p. 187, las negritas son nuestras).

Laclau concluye, entonces, que “lo Real de Lacan nos permite penetrar más profundamente en la lógica de la transformación del contexto”, lo que abre el análisis a una “historicidad radical” (LACLAU, 2003bLACLAU, Ernesto. Estructura, historia y lo político. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003b. p. 185-214., p. 187, las negritas son nuestras).

En un tercer capítulo del libro, Laclau retoma los mismos argumentos, pero se refiere al ejemplo del capitalismo como un sistema que está “dislocado por lo Real, y queda abierto a retotalizaciones hegemónicas contingentes” (LACLAU, 2003cLACLAU, Ernesto. Construyendo la universalidad. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. México: FCE, 2003c. p. 281-306., p. 291, las negritas son nuestras). Debido a que para Lacan “lo Real es inherente a lo Simbólico” (LACLAU, 2003cLACLAU, Ernesto. Construyendo la universalidad. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. México: FCE, 2003c. p. 281-306., p. 309, las negritas son nuestras), los efectos de lo Real en lo Simbólico abren la posibilidad de simbolizar en la experiencia histórica diferentes contenidos ónticos y construir, de modo contingente, nuevos significados políticos en la disputa hegemónica.

La dimensión negativa y la dimensión positiva de lo Real y sus modos de simbolización

A partir de las referencias textuales que vimos en los apartados previos, observamos en la Teoría del Discurso de Laclau dos dimensiones de lo Real en su relación con lo simbólico e imaginario:

  1. Por un lado, la dimensión negativa de lo Real como un límite estructural que subvierte la significación y muestra las fallas del orden simbólico.

  2. Por el otro, la dimensión positiva de lo Real, que se expresa históricamente a través del campo de la simbolización mediante la representación de contenidos ónticos (contingentes), y tiene el status de un tropo suturante.

Este último lado de la positividad, que destaca Laclau en su debate con Butler, permite analizar los modos de simbolización de lo Real y su influencia histórica en la operación hegemónica.

Sin embargo, aunque lo Real no puede prescindir de sus modos de representación “positiva” a través del orden simbólico, tampoco puede ser atrapado en su totalidad. Lo que se produce fenoménicamente es una interacción de lo Real y lo Simbólico. Como indica Stavrakakis, lo que ello muestra:

Es el fracaso en el intento de reducir lo Real a lo Simbólico y lo Simbólico a lo Real, y el supuesto de ambos como momentos irreductibles, lo que permite una nueva percepción profunda de sus complejos modos de interacción (STAVRAKAKIS, 2010STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010., p. 118).

De manera tal que, a nivel óntico, no existe una disyunción entre Real y Simbólico, sino diferentes modalidades de interacción de ambos registros, que se interpenetran desde el lenguaje. De este modo, prosigue Stavrakakis, se debe reconocer en la teoría de Lacan:

La dialéctica irreductible y la interpenetración continua de la experiencia y el saber, de lo Real y lo simbólico, del tiempo y el espacio, de lo negativo y lo positivo (STAVRAKAKIS, 2010STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010., p. 29).

Como señala Stavrakakis (2015)STAVRAKAKIS, Yannis. Laclau y el psicoanálisis: una evaluación. Pléyade, Santiago de Chile, v. 16, p. 21-31, 2015., en la teoría de Laclau:

Las dislocaciones son simultáneamente traumáticas/disruptivas y productivas, revelando así una interpenetración irreducible entre negatividad y positividad, entre falta y deseo. Son traumáticas en tanto amenazan las identidades y órdenes socio-políticos, pero son también productivas en cuanto están en la base de la constitución de identidades nuevas. Por lo tanto, la dislocación qua encuentro con lo Real imposible, funciona a la vez como el límite (negativo) y la condición ontológica (positiva) de la formación de identidad y el deseo socio-político (STAVRAKAKIS, 2015STAVRAKAKIS, Yannis. Laclau y el psicoanálisis: una evaluación. Pléyade, Santiago de Chile, v. 16, p. 21-31, 2015., p. 24).

De esta manera, el concepto de lo Real como dislocación funciona al mismo tiempo como un límite “negativo” y como una condición “positiva” (STAVRAKAKIS, 2015STAVRAKAKIS, Yannis. Laclau y el psicoanálisis: una evaluación. Pléyade, Santiago de Chile, v. 16, p. 21-31, 2015., p. 24). En otras palabras, la dislocación supone tanto un encuentro con el “límite” de lo Real, como también una “dimensión productiva” que permite simbolizar (imaginariamente) lo Real de diferentes modos en la formación de identidades (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007.; STAVRAKAKIS, 2010STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010., p. 95).13 13 Aunque en la teoría de Lacan no hemos encontrado una distinción estricta entre una dimensión “positiva” y “negativa” de lo Real, su análisis de lo Real como una roca o un hueso con el que se choca se asemeja a una dimensión negativa, mientras que el encuentro con lo Real que se simboliza en el síntoma y en la fantasía incorpora una dimensión ´positiva´ o productiva de lo Real. Stavrakakis ejemplifica en sus estudios con la “simbolización de lo Real” (STAVRAKAKIS, 1999STAVRAKAKIS, Yannis. Fantasía verde y lo Real de la naturaleza: elementos de una crítica lacaniana. Tópicos en educación ambiental, Guadalajara, v. 1, p. 47-58, 1999., p. 47) que construyó la fantasía ecologista (“ideología verde”) en Europa para intentar “dominar lo imposible”.

Como señala Jorge Alemán, esta paradoja explica por qué en Lacan lo Real es ahistórico pero, al mismo tiempo, se intenta simbolizar y “siempre reaparece” en la “historia”, reaparece “bajo una forma transformada por metáforas y metonimias” (ALEMÁN, 1993ALEMÁN, Jorge. Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan. Buenos Aires: Atuel, 1993., p. 84-85).14 14 “¿Qué es la historia para Lacan? El lugar donde lo reprimido siempre reaparece, pero a su vez, en el encuentro del símbolo con la cosa hay algo que no tendrá posibilidad de reaparecer en esa historia, algo que ha quedado expulsado y cercenado, una huella que no se dice” (ALEMÁN, 1993, p. 84). De allí que “desde el surgimiento mismo del símbolo se prepara lo que vamos a denominar historia, que no va a ser otra cosa que el lugar donde lo reprimido siempre vuelve, pero también está en el símbolo lo que, al no ingresar en la historia, lo que al no participar en la luz de la metáfora, queda como huella que comparece en lo real” (ALEMÁN, 1993, p. 85-86).

Tercer momento: El objeto a, la presencia interna de lo Real dentro de lo Simbólico a partir del exceso heterogéneo y la emergencia histórica de los marginales

A partir de la publicación de La razón populista (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a.), comenzó en la teoría laclauniana una última etapa en su obra. En este trabajo Laclau profundizó en el uso de categorías de la teoría lacaniana y en los modos de articulación discursiva entre los registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario.

Influido por Joan Copjec (1994)COPJEC, Joan. Sex and the euthanasia of reason. In: COPJEC, Joan. Read my desire. Massachusetts: Massachusetts Institute of Technology, 1994. p. 201-236., Laclau desarrolló el concepto de identificación (simbólico-imaginaria) a través de una relectura lacaniana del “objeto a” y su relación con el “goce” y el “afecto”, en clave de análisis político. Laclau señaló que “el afecto (es decir, el goce) constituye la esencia misma de la investidura” y vinculó a la lógica de la hegemonía con el objeto a de Lacan que es elevado a la “dignidad de la Cosa” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 148-149).15 15 En el Seminario 7, Lacan sostiene que, en los mecanismos exitosos de sublimación, ciertos objetos parciales, denominados objetos a o pequeño a, son elevados a la “dignidad de la Cosa”, al recubrir la falta constitutiva del sujeto (LACAN, 1990, p. 123).

El “descubrimiento” que planteó Laclau fue que, desde el campo de la teoría política, existe una relación de “identidad” entre la lógica de desplazamiento del objeto a (como un objeto parcial) a la Cosa (el goce mítico de la madre) y la lógica de desplazamiento particular-universal de la hegemonía:

No hay ningún goce alcanzable excepto a través de la investidura radical en un objeto a. Así, el objeto a se convierte en la categoría ontológica principal. Pero podemos llegar al mismo descubrimiento (no uno meramente análogo) si partimos del ángulo de la teoría política. No existe ninguna plenitud social alcanzable excepto a través de la hegemonía; y la hegemonía no es otra cosa que la investidura en un objeto parcial de una plenitud que siempre nos va a evadir, porque es puramente mítica. La lógica del objeto a y la lógica hegemónica no sólo son similares: son simplemente idénticas (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 148-149, las negritas son nuestras).

De este modo, Laclau relacionó a las identificaciones con las construcciones del lenguaje16 16 En otros textos Laclau construyó una homología entre la lógica de la hegemonía y el desplazamiento del objeto a lacaniano a la “totalidad imposible” de “la Cosa” y afirmó que los nombres de la “plenitud” siempre resultan del “investimiento” del objeto a en un “contenido óntico” que representa una “particularidad” (LACLAU, 2008a, p. 20 e 26; LACLAU, 2014, p. 19 e p. 84 e p. 86 e p. 147-148). Por otro lado, Laclau también destacó la importancia de la “jouissance y su relación con lo simbólico” (LACLAU, 2008b, p. 370) y vinculó al goce con un “elemento constitutivo” del discurso (LACLAU, 2008b, p. 375). (es decir, lo Simbólico). Sin embargo, Laclau también sostuvo que la plenitud “es puramente mítica”, y agregó que la universalización plena implicaría el sueño de una “totalidad mítica” madre/hijo, o su correlato político, la sociedad “reconciliada consigo misma” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 148-149).17 17 Como señala Laclau, a diferencia de Freud, en Lacan existe la posibilidad de una recuperación “parcial” del goce de la Cosa (Das Ding), que “no se pierde” completamente, ya que “quedan rastros de él en los objetos parciales” (LACLAU, 2005a, p. 145). De este modo, el orden significante permite acceder (imaginariamente) a rastros del goce de la Cosa, a través del objeto a (FAIR, 2021b). Así, incorporó (de modo implícito) a lo Real como límite de toda hegemonía.

Al analizar el rol del objeto a en la construcción hegemónica, Laclau (2005a)LACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a. destacó textualmente la presencia de lo Real dentro de lo simbólico y, por lo tanto, la interpenetración de estos registros:

Si tuviéramos, en términos de Lacan, lo Real anterior a lo simbólico, tendríamos una plenitud continua sin diferenciaciones internas. Pero la presencia de lo Real dentro de lo simbólico implica desnivel (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 152, las negritas son nuestras).

En un apartado posterior, llamado “La heterogeneidad entra en escena”, Laclau sostuvo que en su esquema teórico las “demandas insatisfechas” nunca pueden ser incorporadas plenamente dentro del campo popular (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 174-175). Para abordar aquellas demandas que no son incorporadas dentro de la cadena equivalencial, realizó una distinción conceptual entre el antagonismo y la “heterogeneidad social”, como un nuevo modo de definir a lo Real (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 176).

Laclau destacó la existencia, en el campo de la representación, de un “Real heterogéneo” que irrumpe en el campo simbólico (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 177). El teórico político relacionó este “exceso heterogéneo” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 178) con los “pueblos sin historia” de Hegel, el “caput mortuum” o “residuo dejado en un tubo después de un experimento químico” de Lacan y el problema de la “cuestión social” en la Europa de comienzos del siglo XIX (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 176-178).18 18 El ejemplo de Lacan del “caput mortum” como “el resto que queda en el fondo de un tubo de ensayo”, lo encontramos en el libro de Bruce Link (1995, p. 27).

Luego, Laclau retomó el concepto de lumpenproletariado de Marx para analizar los vínculos entre lo Real y lo Simbólico. Según Laclau, Marx construyó una “lógica única” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 177) centrada en las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La validez de esta explicación estática “depende enteramente de la capacidad de su narrativa para reabsorber dentro de sí misma cualquier exterioridad heterogénea” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 178). Sin embargo, desde la década de 1830 emerge un “exceso heterogéneo” en el sistema de producción que se relaciona con los mendigos y marginales en general, que están “fuera de toda adscripción social estable” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 179-180).

En respuesta a este problema, Marx realizó una “jugada magistral”, que consistió en aislar a la clase trabajadora industrial como un nuevo “agente social”, vincularlo con el concepto de proletariado (hasta entonces reducido a los pobres) y relacionar al proletariado con un destino como “protagonista histórico fundamental” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 180). Al mismo tiempo, Marx distinguió al proletariado industrial de lo que definió como “lumpenproletariado”, en el sentido de los “vagabundos” y otra “gente sin un oficio definido” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 181). El lumpenproletariado fue expulsado de la lógica de desarrollo de la Historia, en función de su “distancia del proceso productivo” y la ausencia de una “inserción clara en el orden social” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 181-182).

Sin embargo, en La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850, Marx también extiende el uso de la categoría de lumpenproletariado para referirse a la aristocracia financiera, es decir, la gente que no se dedica a “actividades productivas”, sino especulativas e improductivas, en términos de la “estructuración del sistema capitalista” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 182). Por último, en El 18 Brumario, Marx tuvo problemas para integrar dentro de su teoría al régimen de Luis Bonaparte, ya que este se apoyaba en campesinos ajenos al proceso productivo industrial y que “no constituyen puramente una clase”. Según Laclau, este problema marca el inicio de una “crisis” en la teoría marxista y muestra “la emergencia de la articulación política como absolutamente constitutiva del lazo social” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 183).

En contraste con el “relato unificado y coherente” del modelo dialéctico de Marx, para Laclau “las fuerzas sociales constituyen el agrupamiento de una serie de elementos heterogéneos reunidos mediante la articulación política” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 184). En este punto Laclau recuperó la noción de “masa marginal” de José Nun.

Nun retoma la noción de “ejército industrial de reserva” de Marx, que concierne al tipo de desempleo que es funcional a la reproducción del capitalismo. Pero señala que debe “repensarse” esta categoría para analizar al capitalismo en su “fase monopolística” (NUN, 1971NUN, José. Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal. CEPAL-CELADE, v. 66, p. 1-43, 1971., p. 16). En ese marco, acuña el concepto de “masa marginal” para referirse a las circunstancias históricas en las que existe un aumento en la tasa de desempleo más allá de lo necesario para mantener los salarios de los trabajadores en el nivel de subsistencia, por lo que el desempleo deja de ser funcional a la acumulación capitalista (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 184-185).19 19 “Llamaré masa marginal a esa parte funcional o disfuncional de la superpoblación relativa. Por lo tanto, este concepto -lo mismo que el de ejército industrial de reserva-se sitúa a nivel de las relaciones que se establecen entre la población sobrante y el sector productivo hegemónico. La categoría implica, así, una doble referencia al sistema que, por un lado, genera este excedente y, por el otro, no precisa de él para seguir funcionando” (NUN, 1971, p. 21).

A partir de estos aportes, Laclau retomó la analogía de lo Real con la concepción amplia del lumpenproletariado de Marx y concluyó que:

Nos enfrentamos a una heterogeneidad que no puede ser subsumida bajo una única lógica interna. La construcción de cualquier interior sólo va a ser un intento parcial de dominar un exterior que siempre va a exceder esos intentos. En un mundo globalizado, esto se está volviendo cada vez más visible. En ese caso, sin embargo, esta contaminación entre el interior y el exterior comienza a resultar notablemente parecida a la noción de lumpenproletariado, una vez que la hemos expandido hasta cubrir la totalidad del trabajo improductivo y la construcción de la identidad mediante la articulación política (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 186).

Luego de rechazar la lógica dialéctica de los antagonismos y su concepción estática y esencialista de la negatividad (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 187-188), Laclau situó el concepto de heterogeneidad dentro de su teoría discursiva del populismo y en el marco de una concepción más amplia de las luchas sociales.

Laclau sostuvo que el “capitalismo globalizado” crea una multiplicidad de antagonismos y relacionó a lo Real como exceso heterogéneo con las luchas hegemónicas de los sujetos “marginales” del sistema:

Un capitalismo globalizado crea una miríada de puntos de ruptura y antagonismos -crisis ecológicas, desequilibrios entre diferentes sectores de la economía, desempleo masivo, etcétera-, y es sólo una sobredeterminación de esta pluralidad antagónica la que puede crear sujetos anticapitalistas globales capaces de llevar adelante una lucha digna de tal nombre. Y como demuestra la experiencia histórica, es imposible determinar a priori quiénes van a ser los actores hegemónicos en esta lucha. No resulta en absoluto evidente que vayan a ser los trabajadores. Todo lo que sabemos es que van a ser los que están fuera del sistema, los marginales -lo que hemos denominado lo heterogéneo- (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 189, las negritas son nuestras).

Partiendo de la base que los antagonismos se construyen discursivamente desde una “identidad externa” a las “relaciones de producción”, Laclau representó simbólicamente a lo heterogéneo (como nombre de lo Real) con los marginales (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 189-190). De este modo, vinculó a lo Real lacaniano con las luchas (contingentes) de los actores excluidos que emergen históricamente de las entrañas del sistema para simbolizar sus límites. Laclau relacionó a este exceso heterogéneo con un “Real del Pueblo que resiste la integración simbólica” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 191) y muestra la “unidad fallida” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 277).20 20 De todos modos, encontramos algunas ambigüedades en el uso del concepto de heterogeneidad en Laclau ya que, en ocasiones, refiere a un nombre para representar lo Real lacaniano, mientras que, en otros casos, hace referencia a la fragmentación social y sus elementos particulares.

Sin embargo, Laclau indicó que la heterogeneidad social no es completamente externa, ya que habita y se desplaza dentro de la constitución interna del sistema.21 21 Julián Melo (2007) analizó este proceso de desplazamiento histórico de la “heterogeneidad”, como exterior/interior, a partir de los modos en los que el primer peronismo redefinió discursivamente el espacio político comunitario en la Argentina. De allí que:

Nada es completamente interno o completamente externo. Toda internalidad va a estar siempre amenazada por una heterogeneidad que nunca es una exterioridad pura, porque habita en la propia lógica de la constitución interna […]. Una oposición pura interior/exterior presupondría una frontera inmóvil, hipótesis que hemos rechazado como descripción de cualquier proceso social (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 192, las negritas son nuestras).

Por último, Laclau también incorporó un apartado en el que relacionó el “desnivel” de lo Real con la lógica de los “incontados” de Jacques Rancière (1996)RANCIÈRE, Jacques. El desacuerdo. Política y filosofía. Buenos Aires: Nueva Visión, 1996., que emergen como demos (pueblo) dañado y distorsionan la cuenta de las partes de la comunidad (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 303-308).22 22 Retomando los aportes de este autor, Sebastián Barros vincula a la ruptura populista con la “radical inclusión” de una “heterogeneidad social” que disloca el espacio común de representación que da forma a lo social y permite la emergencia histórica de los “sin parte” (BARROS, 2010). Martín Retamozo, por su parte, articula las perspectivas de Laclau, Rancière y la teoría lacaniana para el estudio de la construcción discursiva de subjetividades en los movimientos sociales (RETAMOZO, 2009). Para otros usos de Rancière desde la Teoría del Discurso, véanse Antonia Muñoz (2016) y Daniel de Mendonça (2019).

Más allá de estos valiosos aportes, Laclau mantuvo en la teoría del populismo un análisis formalista y no ahondó en los modos de reconstrucción política de los actores “marginales” que emergen de las fallas simbólicas de lo Real, en el capitalismo actual. Además, su propuesta luego parece incorporar una lógica más verticalista, en la que los sujetos excluidos que irrumpen en la experiencia histórica deben ser articulados como pueblo desde un liderazgo populista que absorbe equivalencialmente sus demandas insatisfechas y las integra al sistema (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a.). En todo caso, Laclau no profundizó en la conceptualización y el análisis político de estos actores excluidos en la lucha hegemónica.

Referencias posteriores a los registros lacanianos y sus cruces en la teoría de Laclau

En un trabajo publicado en 2006 en la revista Cuadernos del Cendes (reeditado en el libro Debates y combates), Laclau (2008a)LACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a. sostuvo que heterogeneidad constituye “otro nombre para lo Real” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 46) y destacó nuevamente sus interacciones con el lenguaje, al sostener que lo Real lacaniano constituye un “límite interno” que solo puede analizarse a través de sus efectos disruptivos en el campo de lo Simbólico:

Lo Real no puede ser una lógica espectral inexorable, y todavía menos algo que determina lo que ocurre en la realidad social, por la simple razón de que lo Real no es un objeto especificable, dotado de leyes de movimiento propias, sino, por el contrario, algo que sólo existe y se muestra a través de sus efectos distorsionantes de lo Simbólico. No es un objeto sino un límite interno que impide la constitución, en última instancia, de toda objetividad (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 30, las negritas son nuestras).

Según Laclau, lo Real “establece un límite que impide toda auto-determinación por parte de lo Simbólico” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 31). Al igual que en LRP, el teórico político argentino cuestionó en este punto la asimilación de lo Real con la lógica dialéctica del capital y afirmó que:

Los hiatos y dislocaciones creados en la realidad social por la presencia de lo Real estarán también presentes al interior de la propia lógica del autodesarrollo del capital (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 31).

Laclau señaló, en este sentido, que “la heterogeneidad = la presencia de lo Real” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 47). Y vinculó nuevamente a este exceso heterogéneo con el “lumpenproletariado”, como un “sector parasitario que habita en los intersticios de todas las formaciones sociales” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 44). Según Laclau, “la cuestión del lumpenproletariado es un síntoma” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 44, las negritas son nuestras). De allí que, en lo Real heterogéneo, el límite externo tiene, a su vez, una presencia interna al sistema.

En términos lacanianos, se trata de un elemento éxtimo23 23 Lacan acuñó el término “extimidad” en el Seminario 7 (en la clase “El amor cortés en Anamorfosis”, del 10 de febrero de 1960) como una “exterioridad íntima” que permite ilustrar el emplazamiento de la Cosa (LACAN, 1990, p. 171). Como señala Miller, la extimidad describe un elemento que es “interior, sin dejar de ser exterior”. Lo éxtimo no es lo contrario a lo íntimo, sino que “es precisamente lo más íntimo” (MILLER, 2010, p. 13-14). Esta figura puede servir para ilustrar las paradojas de lo Real en su relación con lo Simbólico. , es decir, un elemento al mismo tiempo externo e interno a lo simbólico. Como constituye un límite interno a lo simbólico, este elemento heterogéneo (lo Real) puede ser representado en la experiencia histórica (es decir, a nivel óntico) a partir de su irrupción y mediante sus modos de simbolización, pero nunca en su totalidad.

En su último libro, Laclau (2014)LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014. reeditó un conocido trabajo sobre la teoría de la ideología (publicado en español en 2022), que muestra la importancia de los aspectos imaginarios y sus modos de integración en el orden Simbólico. En este texto Laclau relacionó al “efecto ideológico” con el intento de constituir una sociedad transparente o plenamente constituida:

Este es el efecto ideológico strictu sensu: la creencia en que hay un ordenamiento social en particular que aportará el cierre y la transparencia de la comunidad (LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 29, las negritas son nuestras).

Lo que Laclau definió como la “operación ideológica” constituye el intento imposible de cierre de un contenido particular como totalidad:

La operación ideológica por excelencia consiste en atribuir esa imposible función de cierre a un contenido particular que es radicalmente inconmensurable con ella misma (LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 27, las negritas son nuestras).

En ese marco, la operación distorsiva de la ideología consiste en crear la ilusión (imaginaria) de que existe una plenitud y transparencia de la Sociedad:

La operación distorsiva consiste precisamente en crear esa ilusión -es decir, en proyectar en algo que es esencialmente dividido la ilusión de una plenitud y auto-transparencia que están ausentes (LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 26, las negritas son nuestras).

A través del concepto de operación ideológica como el intento (ilusorio) de establecer un cierre y transparencia de la sociedad como un todo, la Teoría del Discurso de Laclau realizó valiosos aportes para el análisis político y crítico de las ideologías (como elementos de lo Imaginario), desde un enfoque posfundacional.

Sin embargo, más allá de sus valiosas contribuciones, Laclau subteorizó los aspectos de “positivización” simbólico-imaginaria de lo Real en la dinámica política. De este modo, dejó de lado otros conceptos clave de la teoría lacaniana, como las fantasías, el síntoma y el nudo borromeo. La reapropiación lacaniana de Laclau tampoco retomó los aportes de la teoría de los cuatro discursos de Lacan, cuyas herramientas son útiles para el análisis político, y no ahondó en los diferentes usos del concepto de goce, como sí lo han hecho los referentes de la izquierda lacaniana.

Estos déficits conceptuales y analíticos tienen algunas implicancias relevantes. Por un lado, reducen la capacidad de la Teoría del Discurso para estudiar en profundidad la lógica de (des)anudamiento de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario en la dinámica de la operación hegemónica y, en particular, las formas de identificación y desidentificación. Por el otro, desdibujan el análisis de los modos de articulación de los actores marginales del sistema que emergen históricamente de lo Real y su impacto en la construcción de nuevas subjetividades políticas.

Conclusiones

En este trabajo investigamos los cruces entre los registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario y sus transformaciones en el transcurso de la Teoría del Discurso de Laclau. Con base en el análisis y la sistematización de sus principales textos, encontramos que la teoría laclauniana abordó la articulación óntica de los registros lacanianos en tres momentos de su obra. En un primer momento, influido por la noción de sujeto de la falta de Lacan, la fenomenología de Husserl (a través de su discípulo Heidegger) y la indecidibilidad derridiana, Laclau analizó las interacciones de los tres registros a partir de los modos de reactivación simbólica de la estructura dislocada (lo Real), que permiten la emergencia histórica y contingente del sujeto mítico que sutura (imaginariamente) la falta constitutiva, a través de actos de identificación. En Nuevas reflexiones, además, Laclau incorporó referencias a la dimensión lacaniana de lo imaginario y su relación con lo simbólico a partir de los conceptos de ideología, mito e imaginarios sociales.

En un segundo momento, en su debate con Butler, Laclau analizó los modos de representación simbólica de lo Real como un límite interno a lo Simbólico que se manifiesta históricamente y adquiere contenidos ónticos suturantes, a partir de los significantes de vacuidad tendencial. De esta manera, lo Real pone en movimiento el proceso contingente de historicidad-simbolización en la dinámica política. Según Laclau, lo Real lacaniano sólo tiene acceso al nivel de la representación a través de contenidos ónticos, aunque sin adscribirse necesariamente a ninguno de ellos. Esto permite penetrar más profundamente en la lógica de la transformación del contexto y abre el análisis a una historicidad radical.

Encontramos en la Teoría del Discurso de Laclau dos dimensiones de lo Real en su relación con lo simbólico e imaginario: como ´negatividad´ y como ´positividad´. Por un lado, la dimensión negativa de lo Real como un límite estructural que subvierte la significación y muestra las fallas del orden simbólico. Por el otro, la dimensión positiva de lo Real, como un límite interno a lo Simbólico que se expresa históricamente a través del campo de la simbolización mediante la representación de contenidos ónticos (contingentes), y tiene el status de un tropo suturante. Este último lado de la positividad que destaca Laclau permite analizar los modos de simbolización y la influencia histórica de lo Real en la dinámica de la operación hegemónica. Relacionamos esta descripción de lo Real con la figura de la extimidad de Lacan, que permite ilustrar aquellos elementos que son a su vez externos e internos al sistema.

En La razón populista Laclau realizó algunos cambios en la conceptualización de los registros y sus interacciones. Por un lado, profundizó en el concepto de identificación a través de una relectura lacaniana del objeto a y su relación con el goce, en clave de análisis político. A su vez, sostuvo que la investidura catexial en el objeto parcial genera una plenitud mítica, ya que la universalización total es imposible. De este modo, incorporó aspectos de la simbolización imaginaria y a lo Real como límite de toda hegemonía.

Por otro lado, Laclau relacionó a lo Real lacaniano con un exceso heterogéneo. En ese marco, hallamos una serie de analogías (extrañamente, pasadas por alto por la literatura especializada) entre lo Real como heterogeneidad y las nociones de caput mortuum de Lacan, los pueblos sin historia de Hegel y el concepto de lumpenproletariado de Marx. Laclau destacó en particular los aportes de El 18 Brumario y la concepción amplia de lumpenproletariado de Marx de La lucha de clases en Francia, y mostró sus relaciones con el exceso heterogéneo.

A continuación, encontramos que Laclau retomó el concepto de masa marginal de José Nun y vinculó a lo Real con los marginales, actores que emergen históricamente de las entrañas del sistema y simbolizan lo Real como heterogeneidad para mostrar su unidad fallida. En este marco, Laclau se refirió a la presencia de lo Real dentro de lo Simbólico y sostuvo que los marginales como exceso heterogéneo habitan en la propia lógica de constitución interna de lo simbólico. Por último, Laclau relacionó la presencia de lo Real en lo Simbólico con la emergencia de los incontados de Rancière, como los sin parte que desbaratan la cuenta de las partes del orden policial.

En un apartado posterior, complementamos el análisis político con otras referencias a los registros lacanianos y sus anudamientos en la obra de Laclau. Observamos que la teoría laclauniana abordó las relaciones entre lo Real y lo Simbólico a partir del análisis de De Man sobre el cero (encontramos el mismo ejemplo en Lacan, cuando ilustra con la función del 0 dentro de la cadena numérica). Además, en “Muerte y resurrección de la teoría de la ideología”, Laclau sentó las bases para construir una teoría posfundacional de la ideología que permite criticar, desde el orden simbólico, la operación ideológica, definido como el intento (imaginario) de alcanzar el cierre de la Sociedad como plenitud.

A partir de los diferentes aportes que hemos visto en el transcurso de su obra, concluimos que la Teoría del Discurso de Laclau realizó un abordaje interactivo de los registros lacanianos, que permite analizar la influencia histórica de lo Real y sus modos de representación simbólica e imaginaria en la dinámica política, y contribuye a enriquecer el estudio de la constitución y desestructuración histórica de la hegemonía y las formaciones ideológicas.

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  • 1
    Este artículo es patrocinado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
  • 3
    En el siguiente apartado recuperamos algunos ejes que analizamos en Fair (2021a)FAIR, Hernán. Nudo borromeo y Teoría del Discurso. Contribuciones para el análisis de identidades, fenómenos y procesos políticos y sociales. Foro interno: Anuario de teoría política, Madrid, v. 21, p. 17-32, 2021a. .
  • 4
    Como señala Lacan, en su crítica a la lingüística saussuriana: “Lo que caracteriza, en el plano de la distinción significante/significado, la relación del significado con lo que está allí como tercero indispensable, a saber el referente, es propiamente que el significado lo yerra. El colimador no funciona” (LACAN, 2008LACAN, Jacques. Seminario 20. Aún. Buenos Aires: Paidós, 2008., p. 29).
  • 5
    Se suelen distinguir tres etapas o fases en la obra de Lacan: una focalizada en su concepción de lo imaginario; otra articulada en torno a lo simbólico y una tercera centrada en lo Real. Sin embargo, las marcas que dividen estas fases no siempre son idénticas. Tampoco siguen un desarrollo lineal (STAVRAKAKIS, 2007STAVRAKAKIS, Yannis. Lacan y lo político. Buenos Aires: Prometeo, 2007., p. 21). Como señala Romé, “la conceptualización de los registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario acompañará a Lacan, con diferentes acentos y modificaciones conceptuales, a lo largo de toda su obra” (ROMÉ, 2009ROMÉ, Natalia. Semiosis y subjetividad. Preguntas a Charles S. Peirce y Jacques Lacan desde las ciencias sociales. Buenos Aires: Prometeo, 2009., p. 77). En este sentido, las fases se encuentran anudadas entre sí.
  • 6
    Sobre estos modos de “positivación” simbólica e imaginaria de lo Real lacaniano, véase Stavrakakis (2010)STAVRAKAKIS, Yannis. La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Buenos Aires: FCE, 2010..
  • 7
    Žižek indicó que la teoría laclauiana debía “distinguir la experiencia del antagonismo en su forma radical, como límite de lo social, como la imposibilidad alrededor de la cual se estructura el campo social, del antagonismo como relación entre posiciones de sujeto antagónicas” (ŽIŽEK, 1993ŽIŽEK, Slavoj. Más allá del análisis del discurso. In: LACLAU, E. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993. p. 257-267., p. 261). Esto condujo a Laclau a diferenciar entre el antagonismo y lo que hemos definido como una “dimensión macroestructural” de lo Real (FAIR, 2011FAIR, Hernán. El concepto de ideología y la tensión entre conflicto, consenso y orden social en las teorías de Laclau y Žižek. Leviathan, São Paulo, v. 3, p. 146-189, 2011.), que Laclau concibió como dislocación.
  • 8
    En un trabajo coetáneo, Laclau vinculó nuevamente al sujeto de la falta con “actos de identificación” (LACLAU; ZAC, 2002LACLAU, Ernesto; ZAC, Lilian. Cuidado con el vacío: el sujeto de la política. In: BUENFIL BURGOS, R. N. Configuraciones discursivas en el campo educativo. México: Plaza y Valdés-SADE, 2002. p. 253-300., p. 12), mientras que en “Desconstrucción, pragmatismo, hegemonía” (LACLAU, 2005bLACLAU, Ernesto. Desconstrucción, pragmatismo, hegemonía. In: MOUFFE, C. (comp.). Deconstrucción y pragmatismo. Buenos Aires: Paidós, 2005b. p. 97-136.), influido también por Derrida, caracterizó al sujeto como capaz de generar “procesos de identificación”, en el terreno de una “identidad estructural fallida” (LACLAU, 2005bLACLAU, Ernesto. Desconstrucción, pragmatismo, hegemonía. In: MOUFFE, C. (comp.). Deconstrucción y pragmatismo. Buenos Aires: Paidós, 2005b. p. 97-136., p. 115).
  • 9
    Laclau (1993)LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires: Nueva Visión, 1993. también incorporó en este trabajo referencias al registro lacaniano de lo imaginario y su relación con lo simbólico a través de los conceptos de ideología, mito, imaginarios sociales y utopía. Sin embargo, no abordó sus interacciones con lo Real. Analizamos este tema en Fair (2014)FAIR, Hernán. Lo político, la política y las formas de construcción simbólicas e imaginarias del orden social en la teoría de la hegemonía de Ernesto Laclau. Politeia, Caracas, v. 53, p. 169-204, 2014..
  • 10
    Desde la perspectiva de Judith Butler, lo Real sería un elemento ahistórico y poco útil para el análisis social y político (BUTLER, 2003BUTLER, Judith. Reescinificación de lo universal: hegemonía y límites del formalismo. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003. p. 17-48., p. 36). Sobre las críticas de Butler al concepto de lo Real y sus malentendidos teóricos, véase Speziale y Muniagurria (2021)SPEZIALE, Tomás; MUNIAGURRIA, Mandela. Judith Butler y lo Real, o la historia de un malentendido. Affectio Societatis, Medellín, v. 18, n. 35, p. 1-23, 2021..
  • 11
    “Žižek insinúa lo que sería mi propia respuesta a la pregunta de Butler cuando se refiere a lo Real de Lacan como su ´límite [de lo simbólico] inherente, completamente no sustancial, punto de falla, que mantiene la brecha misma entre la realidad y su simbolización y, de ese modo, pone en movimiento el proceso contingente de historicidad-simbolización” (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 70, las negritas son nuestras).
  • 12
    Laclau ilustró sobre la relación entre lo Real y lo Simbólico a partir del análisis que hace Paul De Man (1996)DE MAN, Paul. Pascal´s allegory of persuasion. In: DE MAN, Paul. Aesthetic ideology. Minneapolis: University of Minnesota Press, 1996. p. 51-69. sobre el “cero”: “A diferencia del uno, el cero es radicalmente heterogéneo respecto del orden del número y, sin embargo, crucial, si es que va a existir un orden del número” (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 73). Ello implica que el número cero es un elemento que es al mismo tiempo interno y externo al orden numérico y debe ser representado para que exista un sistema (LACLAU, 2003aLACLAU, Ernesto. Identidad y hegemonía: el rol de la universalidad en la constitución de lógicas políticas. In: BUTLER, J.; LACLAU, E.; ŽIŽEK, S. (comps.). Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda. México: FCE, 2003a. p. 49-91., p. 73). Como indicó en otro texto, el cero no es nombrado, pero “produce efectos”, da un “nombre” al sistema y “tiene que tener acceso al campo de la representación” (LACLAU, 2006LACLAU, Ernesto. Misticismo, retórica y política. Buenos Aires: FCE, 2006., p. 57-66). Hemos hallado el mismo ejemplo en Lacan, cuando ilustra con la función del 0 dentro de la cadena numérica. Como señala el psicoanalista: “El 0 (cero) tiene tanto valor verídico como 1, porque 0 (cero) no es la negación de la verdad 1, sino la verdad de la falta”. De allí que “0 (cero) no es la negación de alguna cosa, particularmente de ninguna multitud. Él juega su rol en la edificación del número” (LACAN, 1971/1972LACAN, Jacques. Seminario 19. Ou pire. Buenos Aires: Íntegra, 1971/1972., p. 98).
  • 13
    Aunque en la teoría de Lacan no hemos encontrado una distinción estricta entre una dimensión “positiva” y “negativa” de lo Real, su análisis de lo Real como una roca o un hueso con el que se choca se asemeja a una dimensión negativa, mientras que el encuentro con lo Real que se simboliza en el síntoma y en la fantasía incorpora una dimensión ´positiva´ o productiva de lo Real.
  • 14
    “¿Qué es la historia para Lacan? El lugar donde lo reprimido siempre reaparece, pero a su vez, en el encuentro del símbolo con la cosa hay algo que no tendrá posibilidad de reaparecer en esa historia, algo que ha quedado expulsado y cercenado, una huella que no se dice” (ALEMÁN, 1993ALEMÁN, Jorge. Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan. Buenos Aires: Atuel, 1993., p. 84). De allí que “desde el surgimiento mismo del símbolo se prepara lo que vamos a denominar historia, que no va a ser otra cosa que el lugar donde lo reprimido siempre vuelve, pero también está en el símbolo lo que, al no ingresar en la historia, lo que al no participar en la luz de la metáfora, queda como huella que comparece en lo real” (ALEMÁN, 1993ALEMÁN, Jorge. Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan. Buenos Aires: Atuel, 1993., p. 85-86).
  • 15
    En el Seminario 7, Lacan sostiene que, en los mecanismos exitosos de sublimación, ciertos objetos parciales, denominados objetos a o pequeño a, son elevados a la “dignidad de la Cosa”, al recubrir la falta constitutiva del sujeto (LACAN, 1990LACAN, Jacques. Seminario 7. La ética del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1990., p. 123).
  • 16
    En otros textos Laclau construyó una homología entre la lógica de la hegemonía y el desplazamiento del objeto a lacaniano a la “totalidad imposible” de “la Cosa” y afirmó que los nombres de la “plenitud” siempre resultan del “investimiento” del objeto a en un “contenido óntico” que representa una “particularidad” (LACLAU, 2008aLACLAU, Ernesto. Debates y combates. Por un nuevo horizonte de la política. Buenos Aires: FCE, 2008a., p. 20 e 26; LACLAU, 2014LACLAU, Ernesto. Los fundamentos retóricos de la sociedad. Buenos Aires: FCE, 2014., p. 19 e p. 84 e p. 86 e p. 147-148). Por otro lado, Laclau también destacó la importancia de la “jouissance y su relación con lo simbólico” (LACLAU, 2008bLACLAU, Ernesto. Atisbando el futuro. In: CRITCHLEY, S.; MARCHART, O (comps.). Laclau. Aproximaciones críticas a su obra. Buenos Aires: FCE, 2008b. p. 347-404., p. 370) y vinculó al goce con un “elemento constitutivo” del discurso (LACLAU, 2008bLACLAU, Ernesto. Atisbando el futuro. In: CRITCHLEY, S.; MARCHART, O (comps.). Laclau. Aproximaciones críticas a su obra. Buenos Aires: FCE, 2008b. p. 347-404., p. 375).
  • 17
    Como señala Laclau, a diferencia de Freud, en Lacan existe la posibilidad de una recuperación “parcial” del goce de la Cosa (Das Ding), que “no se pierde” completamente, ya que “quedan rastros de él en los objetos parciales” (LACLAU, 2005aLACLAU, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005a., p. 145). De este modo, el orden significante permite acceder (imaginariamente) a rastros del goce de la Cosa, a través del objeto a (FAIR, 2021bFAIR, Hernán. Contribuciones para analizar las identificaciones sociales desde la teoría de la hegemonía. Convergencia Revista de Ciencias Sociales, Toluca, v. 29, p. 1-27, 2021b.).
  • 18
    El ejemplo de Lacan del “caput mortum” como “el resto que queda en el fondo de un tubo de ensayo”, lo encontramos en el libro de Bruce Link (1995, p. 27)LINK, Bruce. The lacanian subject. New Jersey: Princeton University Press, 1995..
  • 19
    “Llamaré masa marginal a esa parte funcional o disfuncional de la superpoblación relativa. Por lo tanto, este concepto -lo mismo que el de ejército industrial de reserva-se sitúa a nivel de las relaciones que se establecen entre la población sobrante y el sector productivo hegemónico. La categoría implica, así, una doble referencia al sistema que, por un lado, genera este excedente y, por el otro, no precisa de él para seguir funcionando” (NUN, 1971NUN, José. Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal. CEPAL-CELADE, v. 66, p. 1-43, 1971., p. 21).
  • 20
    De todos modos, encontramos algunas ambigüedades en el uso del concepto de heterogeneidad en Laclau ya que, en ocasiones, refiere a un nombre para representar lo Real lacaniano, mientras que, en otros casos, hace referencia a la fragmentación social y sus elementos particulares.
  • 21
    Julián Melo (2007)MELO, Julián. ¿Dividir para reinar? La política populista en perspectiva federal. SAAP, Buenos Aires, v. 3, n. 1, p. 103-122, 2007. analizó este proceso de desplazamiento histórico de la “heterogeneidad”, como exterior/interior, a partir de los modos en los que el primer peronismo redefinió discursivamente el espacio político comunitario en la Argentina.
  • 22
    Retomando los aportes de este autor, Sebastián Barros vincula a la ruptura populista con la “radical inclusión” de una “heterogeneidad social” que disloca el espacio común de representación que da forma a lo social y permite la emergencia histórica de los “sin parte” (BARROS, 2010BARROS, Sebastián. Terminando con la normalidad comunitaria. Heterogeneidad y especificidad populista. Studia Politicae, Córdoba, v. 20, p. 121-132, 2010.). Martín Retamozo, por su parte, articula las perspectivas de Laclau, Rancière y la teoría lacaniana para el estudio de la construcción discursiva de subjetividades en los movimientos sociales (RETAMOZO, 2009RETAMOZO, Martín. Orden social, subjetividad y acción colectiva. Notas para el estudio de los movimientos sociales. Athenea digital, Barcelona, v. 16, p. 95-123, 2009.). Para otros usos de Rancière desde la Teoría del Discurso, véanse Antonia Muñoz (2016)MUÑOZ, María Antonia. Sujeto político, democracia y pueblo: Argentina y Bolivia frente al nuevo siglo. Entramado, Cali, v. 12, n. 2, p. 38-52, 2016. y Daniel de Mendonça (2019)MENDONÇA, Daniel de. Democratas têm medo do povo? O populismo como resistência política. Caderno CRH, Salvador, v. 32, n. 85, p. 185-201, 2019..
  • 23
    Lacan acuñó el término “extimidad” en el Seminario 7 (en la clase “El amor cortés en Anamorfosis”, del 10 de febrero de 1960) como una “exterioridad íntima” que permite ilustrar el emplazamiento de la Cosa (LACAN, 1990LACAN, Jacques. Seminario 7. La ética del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1990., p. 171). Como señala Miller, la extimidad describe un elemento que es “interior, sin dejar de ser exterior”. Lo éxtimo no es lo contrario a lo íntimo, sino que “es precisamente lo más íntimo” (MILLER, 2010MILLER, Jacques Alain. Extimidad. Buenos Aires: Paidós, 2010., p. 13-14). Esta figura puede servir para ilustrar las paradojas de lo Real en su relación con lo Simbólico.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    25 Set 2023
  • Fecha del número
    2023

Histórico

  • Recibido
    31 Ago 2022
  • Acepto
    14 Jun 2023
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