Las perspectivas de género y de generación en las narrativas de mujeres abusadas sexualmente en la infancia ^*

RESUMEN

Objetivo:

analizar las narrativas de mujeres abusadas sexualmente en la infancia, identificando cuestiones relacionadas al género y a la generación.

Método:

investigación descriptiva de enfoque cualitativo, realizada a partir de 214 relatos seleccionados de la campaña brasilera #primeiroassedio, ocurrida en la red social Twitter, recogidos a partir de un instrumento estructurado. Se utilizó un análisis de contenido temático.

Resultados:

las niñas fueron las principales víctimas de abuso sexual. Los perpetradores eran mayoritariamente del sexo masculino y conocidos. De las narrativas, surgieron cinco categorías: el abuso sexual en el discurso de los agresores; el niño como objeto del placer sexual; infancia violentada; el sentimiento de culpa de las víctimas; y repercusiones del abuso sexual vivido en la infancia.

Conclusión:

el abuso sexual frecuentemente acontece en el contexto intrafamiliar y, mismo que a veces velado, se identifica la subalternidad de poder de las niñas en las relaciones de género y de las niñas en las relaciones de generación. Analizar el abuso sexual sobre las categorías de género y generación contribuye para una comprensión profundizada del fenómeno, dirigido a las prácticas de forma más efectiva para su enfrentamiento.

Descriptores:
Violencia; Género y Salud; Abuso Sexual Infantil; Delitos Sexuales; Enfermería; Medios de Comunicación Sociales

ABSTRACT

Objective:

to analyze the narratives of sexually abused women in childhood, identifying issues related to gender and generation.

Method:

descriptive research with a qualitative approach, based on 214 reports selected from the Brazilian campaign #primeiroassedio (first harassment), which took place on Twitter social network, collected from a structured instrument. Thematic content analysis was used.

Results:

girls were the main victims of sexual abuse. The perpetrators were mostly male and people they knew. Five categories emerged from the narratives: Sexual abuse in the aggressors’ discourse; The child as the object of sexual pleasure; Violated childhood; Victims’ guilty feelings; and Repercussions of sexual abuse experienced in childhood.

Conclusion:

sexual abuse often occurs in the family context and, even if sometimes veiled, the submission of girls’ power in gender relations and of children in generation relationships is evident. Analyzing sexual abuse under the categories of gender and generation contributes to an in-depth understanding of the phenomenon, directing practices more effectively to their coping.

Descriptors:
Violence; Gender and Health; Child Abuse Sexual; Sex Offenses; Nursing; Social Media

RESUMO

Objetivo:

analisar as narrativas de mulheres abusadas sexualmente na infância identificando questões relacionadas ao gênero e à geração.

Método:

pesquisa descritiva de abordagem qualitativa, realizada a partir de 214 relatos selecionados da campanha brasileira #primeiroassedio, ocorrida na rede social Twitter, coletados a partir de instrumento estruturado. Utilizou-se análise de conteúdo temática.

Resultados:

as meninas foram as principais vítimas de abuso sexual. Os perpetradores eram majoritariamente do sexo masculino e conhecidos. Das narrativas, emergiram cinco categorias: o abuso sexual no discurso dos agressores; a criança como objeto do prazer sexual; a infância violentada; o sentimento de culpa das vítimas e as repercussões do abuso sexual vivido na infância.

Conclusão:

o abuso sexual frequentemente acontece no contexto intrafamiliar e, mesmo que às vezes velado, identifica-se a subalternidade de poder das meninas nas relações de gênero e das crianças nas relações de geração. Analisar o abuso sexual sob as categorias gênero e geração contribui para uma compreensão aprofundada do fenômeno, direcionando as práticas de forma mais efetiva para o seu enfrentamento.

Descritores:
Violência; Gênero e Saúde; Abuso Sexual na Infância; Delitos Sexuais; Enfermagem; Mídias Sociais

Introducción

El abuso sexual infantil es un fenómeno social complejo y de grande repercusión. Un estudio norteamericano realizado a partir de casos de abuso sexual fatales y no fatales, verificó que en el año 2015 ellos representaron al país un costo económico de 9,3 mil millones de dólares. Ese costo estaba asociado a la salud, productividad, bien estar infantil, violencia, criminalidad, educación y calidad de vida¹.

Según información del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en el año 2012, en 38 países de baja y media renta, fueron registrados en media 17 millones de relatos de mujeres abusadas sexualmente en la infancia. En 28 países europeos fueron verificados aproximadamente 2,5 millones de relatos de jóvenes abusadas sexualmente antes de los 15 años de edad².

La mayor parte de los niños abusados sexualmente generalmente no comunican la situación debido al miedo, culpa, vergüenza, falta de confianza y desconocimiento sobre servicios de apoyo². Sin embargo, la comunicación del abuso sexual infantil es fundamental para su enfrentamiento, una vez que posibilita la interrupción de la violencia, la asistencia al niño y a sus familiares, además de la implementación de medidas de protección³.

En el año 2015 en Brasil, una red social crió la campaña #primeiroassedio, a partir del caso de una menina de 12 años de edad que después de participar de un programa de televisión, sufrió diversas formas de agresión, principalmente vía internet. En esa campaña, las mujeres tuvieron la posibilidad de relatar y compartir situaciones de abuso sexual vivido en la infancia.

Este estudio usó esa base de datos para su realización. A pesar de que el título, la campaña presentar al palabra “asedio”, en esta investigación fue adoptado el término “abuso sexual”. Ese es el modo como la legislación brasilera criminaliza las acciones practicadas contra niñas y adolescentes, a partir de la conjunción carnal o del acto libidinoso, de forma presencial o electrónica⁴. Ese término también está incorporado al Medical Subject Headings (MeSH), como terminología indicada para enfoque de la temática.

Se resalta que los informes sobre el abuso sexual infantil no revelan su magnitud, una vez que se verifica expresivo número de niñas abusadas sexualmente que externalizan o denuncian la experiencia traumática vivida solamente en la vida adulta⁵. Ese aspecto dificulta sobremanera interpretaciones más profundizadas asociadas al fenómeno, como las que utilizan los recortes de género y generación. En la producción científica sobre el tema, las análisis de la violencia infantil en esas perspectivas aún están en construcción y buscan adensar las discusiones para el reconocimiento, la identificación y el enfrentamiento del problema^6-7.

Pretendiendo colaborar con el desarrollo de los análisis sobre la violencia infantil, así como proporcionar una comprensión ampliada sobre el abuso sexual de los niños, para más allá de la apreciación meramente descriptiva, o sea, vislumbrando intervenciones en la realidad social, el objetivo del estudio fue analizar las narrativas de mujeres abusadas sexualmente en la infancia, identificando cuestiones relacionadas al género y a la generación.

Método

Se trata de una investigación descriptiva de enfoque cualitativo, realizada a partir de los relatos de las usuarias de una red social, el Twitter, que establece conexiones momentáneas. Sus usuarios utilizan el marcador “#” (hashtag) para destacar el asunto en un “twit”, que consiste en un mensaje con lo máximo 140 caracteres. Los “twits” que presentan el mismo marcador pueden ser agrupados y posibilitan investigaciones sobre un tema específico¹. El agrupamiento permite la creación de campañas por medio de un mensaje, generalmente vinculadas a acontecimientos y ampliamente divulgadas por las medias sociales.

En esta investigación, fueron seleccionados relatos de la campaña brasilera #primeiroassedio, en la cual mujeres jóvenes y adultas publicaron “twits” sobre abuso sexual vivido en la infancia. La recolección de datos fue realizada de 22 de octubre a 22 de noviembre de 2015, un mes después de la fecha de creación de hashtag.

Para recolección y sistematización de los datos, fue utilizado un instrumento estructurado conteniendo el número de “twits”, el sexo y la edad de la víctima, el local de la agresión, la relación del agresor con la víctima, la fecha y el horario de la publicación y el informe en su íntegra.

Fue recogido un total de 530 “twits”, identificados por los códigos de T1 (twit 1) a T530 (twits 530). Para la investigación, fueron seleccionados 214 twits, considerando los criterios de inclusión: informes de mujeres, edad del abuso sexual entre cuatro y nueve años de edad, presentar el local de la agresión, el sexo del agresor y la relación del agresor con la víctima. Fueron excluidas las publicaciones que no se refirieron los relatos personales de violencia sexual y las mensajes repetidos.

La edad mínima de la ocurrencia del abuso sexual fue establecida como cuatro años, debido a la posibilidad de las usuarias recordar y describir con mayor precisión la situación vivida. Estudios realizados con niñas supuestamente abusadas sexualmente para verificar la potencialidad de la entrevista forense para investigación de los crímenes también presentaron como edad mínima de las participantes cuatro años de edad^8-9.

Los relatos de los twits seleccionados fueron sometidos al análisis de contenido temático¹⁰. Fueron realizadas las etapas de pre-análisis, exploración del material, tratamiento de los resultados, interpretación e inferencia. Las categorías de análisis fueron Género y Generación y se basaron en el referencial del materialismo histórico y dialéctico, establecidas por los investigadores debido a la potencialidad para captación e interpretación del fenómeno social investigado.

En este contexto, se considera que la categoría Género está basado en la diferencia entre hombres y mujeres, que componen las relaciones sociales y la construcción de significados sobre las relaciones de poder en la sociedad¹¹. La categoría generación, por su vez, está fundamentada para más allá de la edad de los sujetos sociales, en la medida en que define los estatutos sociales de un determinado grupo mediante las semejanzas políticas e ideológicas, situadas en el tiempo y en el espacio⁶.

Esta investigación no exigió apreciación del Comité de Ética en Investigación, debido a la utilización de datos de una red social de libre acceso en internet. Fue aplicado la guía Consolidated criteria for reporting qualitative research (COREQ) para verificar la calidad científica de la investigación. Se resalta que fue preciso adaptar la guía conforme a la especificidad del banco de datos de la investigación. De esa forma, fueron atendidos parcialmente los criterios del segundo dominio e integralmente los criterios del tercero dominio.

Resultados

En los datos recogidos, un total de 214 mujeres brasileras relataron abuso sexual en la infancia. Se destaca que, debido a la utilización de twits, no fue posible realizar la caracterización de esas participantes. Las violaciones ocurrieron entre cuatro y nueve años de edad. Aproximadamente un cuarto, 27,57%, de las participantes afirmaron que la situación de violencia ocurrió con ocho años de edad; 21,02%, con nueve años de edad; 16,82%, con siete años de edad; 15,88%, con seis años de edad; 10,74%, con cinco años de edad y 7,94% con cuatro años de edad. Se verificó que el número de los casos se elevó a medida en que la edad aumentó.

En lo que se refiere al local de las agresiones, 48,13% de las participantes dijeron el domicilio y 13,55%, la calle. Las demás participantes citaron la escuela, la iglesia, el parque, la playa, la hacienda, la piscina, la tienda, la panadería, el shopping y el ómnibus. Se constató que el abuso sexual infantil es más frecuente en el espacio doméstico.

En relación a los autores de las agresiones, 97,66% fueron del sexo masculino. Se destaca que la edad de los agresores no fue relatada en 84,11% de los twits. Los relatos que presentaron esa información dijeron que los autores del abuso sexual tenían edad superior a las de las víctimas. Sobre el tipo de relación con los agresores, 22,42% fueron por personas desconocidas. Las demás participantes fueron víctimas de personas conocidas, como familiares y amigos de la familia.

El análisis de los relatos posibilitó el surgimiento de cinco categorías empíricas: “El abuso sexual en el discurso de los agresores”, “El niño como objeto de placer sexual”, “Infancia violada”, “El sentimiento de culpa de las víctimas” y “Repercusiones del abuso sexual vivido en la infancia”.

En la categoría El abuso sexual en el discurso de los agresores, las participantes revelaron que el abuso no estaba restricto al contacto físico. Los agresores utilizaron términos que expresaban el deseo por el cuerpo femenino en desarrollo: A los siete años, un amigo de mi padre siempre que me veía decía que yo era linda, cuando hiciera 15 años casaría con él (T204). Me acordé que cuando tenía ocho años, un chico de 16 años dijo que yo ‘estaba en su punto’ (T51). A los ocho años era llamada de broto por el panadero (T134).

Los relatos revelaron que los agresores expresaron el deseo por el cuerpo femenino durante la infancia de las víctimas y la adolescencia de estas se configuró como el momento para la consumación de ese deseo. Tal hecho lleva a creer que los agresores ven a las niñas siendo preparadas para tornarse adulta y “estar en su punto” para ser “atacada”. Es como si en la fase de la adolescencia o de la vida adulta, la mujer tuviese permiso de la sociedad para ser violada, lo que en la infancia, sería socialmente condenado.

Los relatos también revelaron la cosificación del niño (“estar en su punto”) y una disposición salvaje (“atacar”), en la cual el hombre adulto es el predador y el lado fuerte, mientras el niño es la presa, el polo flaco e indefenso de la relación.

En la categoría El niño como objeto de placer sexual, las participantes de la investigación refirieron que, en el contexto del abuso sexual, sus cuerpos parecían ser territorios de libre acceso a los agresores, en la medida en que fueron tocadas sin consentimiento: Siete años, un padre de la familia estaba aquí en casa. Yo y él estábamos solos en el cuarto y él pasó la mano en mi cola. ¡Qué asco! (T167). Mi padrastro. Él pasaba la mano por mi cuerpo mientras mi madre dormía [...] (T294). El abuelo de una amiguita aprovechó que estaba cuidando de nosotros para pasar la mano en el medio de mis piernas (T409). Un tío-abuelo siempre me colocaba en sus piernas y se quedaba pasando la mano en mí encima del short (T83). En la sala de la casa de mi abuelo, estaba sola con mi tío, él colocó la mano dentro de mi bombacha (T122). El padre de una amiga me ponía en sus piernas y colocaba la mano por dentro de mi bombacha tocándome (T228).

Los comentarios destacaron el espacio doméstico como local preconizado para la ocurrencia del abuso sexual. Las violaciones acontecieron generalmente en situaciones comprendidas como de cuidado y cariño, en los momentos en que el agresor y la niña se encontraban a solas.

En la categoría Infancia violada, los relatos revelaron que los adultos agresores se aprovechaban de la ingenuidad e inocencia de las niñas para practicar el abuso sexual: Mi padre hizo un álbum tomando baño. Yo estaba con connotación sexual en las fotos, ‘en la mente enferma de él’. Yo tenía seis años (T68). Fue con un pintor en la casa de mis padres. Yo tenía nueve años, él me hizo chupar su miembro. No tenía noción de lo que estaba haciendo (T245). El marido de mi tía acariciaba mis piernas y gemía al hacer eso. Yo solo tenía cuatro [años], demoré más o menos 10 [años] para entender lo que significaba (F306).

Los momentos de juegos, actividad lúdica característica de la infancia, consistían en situaciones oportunas para los adultos practicar la violencia sexual de forma velada y de cierto modo permisiva: En la casa de playa, un amigo de la familia colocó la mano debajo de mi vestido y preguntó si quería jugar (T501). El vecino “jugaba” conmigo y la hija de él, misma edad, para el alto y caer deslizando por el cuerpo de él (T386). Yo estaba jugando, hasta que un tío me colocó en sus piernas de él y alisaba los pechos que yo ni tenía (T496). Un tío me llamó para jugar de médico. Subió encima de mí y comenzó a fregarse (T168).

Los agresores aprovecharon situaciones características de la infancia, como los juegos, para practicar los abusos sexuales. De esa forma, las participantes no pudieron reconocer inmediatamente la violencia, lo que impidió que los agresores fuesen culpabilizados y denunciados.

En la categoría El sentimiento de culpa de las víctimas, fueron incluidos los relatos de participantes que en la infancia tuvieron dificultades para denunciar el abuso sexual para familiares o personas conocidas, pues se sintieron culpadas por la experiencia vivida. Mismo en las situaciones en que tentaron relatar lo acontecido para algún adulto, no recibieron atención. En algunos casos, la violación fue considerada motivo de escarnio: Mi primer asedio vino de mi padrastro cuando yo tenía ocho años, ¡infelizmente! Tenía verguenza de decirle a mi madre, pero hoy él paga por todo (T231). Yo, nueve años, entrenamiento de natación. Él, chofer que me llevaba para el club. Durante años creí que era mi culpa (T471). Tenía nueve años y un vecino apretó mis senos. Fui a contarle a un adulto y todos se rieron. Todavia fui culpada por lo acontecido (T415).

El hecho de que los autores de los abusos sexuales seam adultos conocidos o que mantenían vínculo afectivo con las participantes puede haber confundido aún más la percepción en la infancia sobre el acto abusivo.

En la categoría Repercusiones del abuso sexual vivido en la infancia, los relatos describieron consecuencias a largo plazo para la vida de las participantes. Ellas dijeron principalmente traumas psicológicos y sociales, que influían en la interacción con otras personas y la percepción sobre sí: Nueve años, un hombre tentó agarrarme a la fuerza en frente de la antigua casa de mi prima. Hasta hoy no paso por la calle donde ocurrió (T263). Yo tenía ocho años, un pariente me besó a la fuerza y pasó la mano en todo mi cuerpo. Nadie sabe las consecuencias psicológicas d eso (T182). Siete años. Fui agarrada dentro de la iglesia por un señor. Después de besarme pidió disculpas. Sentí asco de mí, crié TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) (T388). A los seis años, en las vacaciones, me desperté con un amigo de mi hermano pasando la mano en mi cola. Nunca más fui niña (T280).

Por los relatos, fue posible constatar que el abuso sexual en la infancia consistió en una experiencia traumática que repercutió de diversas maneras en la vida de las participantes.

Discusión

El análisis de los relatos de mujeres brasileras que vivieron abuso sexual en la infancia confirma que el fenómeno es determinado por relaciones desiguales de generación asociadas a las construcciones de los papeles de género, que influyeron patrones para el sexo femenino y masculino desde la infancia¹¹.

Las diferencias entre las generaciones y los géneros, que subyacen a las manifestaciones de violencia en la infancia, son resultados de la asimetría de poder establecida entre el sexo femenino y el masculino (relación intergénero) y entre el niño y el adulto (relación intergeneracional)^6-7,12.

El hecho de las participantes sufrió abuso sexual entre los cuatro y nueve años de edad, principalmente en el contexto doméstico y por hombres conocidos, es semejante al encontrado en otra investigación realizada con niñas y adolescentes abusadas sexualmente. Se identificó que las primeras violaciones fueron registradas en las fases pre-escolar y escolar y que los agresores eran prevalentemente del sexo masculino y conocidos de las víctimas¹³.

Ese aspecto demuestra la subalternidad de las víctimas en relación a la dependencia de los agresores, en la mayoría de las veces responsables por su subsistencia. Así, el adulto responsable por el cuidado de la niña, lo que con ella mantiene algún vínculo afectivo, desvirtuó totalmente la relación amorosa o de cuidado, cometiendo actos que implicaron la concreción del abuso sexual infantil, configurando actitudes totalmente contrarias a lo esperado.

El contexto doméstico se presenta como un local favorable para perpetración del abuso sexual infantil, pues, en general, garante protección a los agresores y el silencio de las víctimas. Datos del Informe del Sistema de Vigilancia de Violencias y Accidentes (VIVA), de 2009 a 2011, reiteran los resultados de este estudio, revelando que las mayores proporciones (62,4%) de los casos de violencia contra niños y adolescentes ocurrieron en su domicilio¹⁴.

Las niñas sufrieron abuso sexual principalmente de agresores del sexo masculino. Ese aspecto demuestra la importancia de considerar las cuestiones de género para comprensión e interpretación de ese fenómeno. Ese resultado también corrobora los datos del Informe VIVA, de 2009 a 2011, en el cual las niñas se destacan entre las víctimas de violencia sexual (79,8%), siendo los agresores mayoritariamente del sexo masculino (95,5%)¹⁴.

El hecho de que las niñas representan la mayor parte de las víctimas de abuso sexual infantil está asociado a la relación de dominación entre los agresores y las víctimas, configurando dos formas de subalternización: de género (del sexo masculino sobre el sexo femenino) y de generación (de un adulto sobre una niña)^14-15.

Esas formas de dominación se tornan más expresivas cuando los agresores son personas conocidas de las víctimas, teniendo en cuenta que, en nuestra sociedad, los niños obligatoriamente dependen de los adultos - en general familiares - para sobrevivir. Siendo la familia reconocida socialmente como responsable por el provisión de los cuidados del niño, garantizando condiciones adecuadas para el desarrollo infantil, es contradictorio que quien debería proteger y cuidar los niños los agrede. Para los niños, darse cuenta del hecho mismo cuando adultas - representa una dupla violencia - de la agresión en sí y de la negación de la protección.

Por otro lado, el Estado, que debería compartir con las familias la responsabilidad por la protección a la infancia, aparenta negligencia tanto en políticas públicas como en acciones efectivas. Estudios destacan fallas de los servicios y de la red de protección a la infancia, concretizadas en el desconocimiento de los profesionales acerca de lo que hacer y para donde referenciar las víctimas, considerando la carencia de trabajadores y la deficiencia de soporte de otros servicios. Se resaltan también lagunas en la formación profesional, falta de clareza en la definición de los papeles, sobrecarga de trabajo, falta de tiempo para implementación de un cuidado más efectivo, miedo de envolvimiento con la problemática y miedo de invadir la privacidad de la familia¹⁶.

Los relatos publicados en la campaña #primeiroassedio también revelaron que la manifestación del deseo sexual del hombre no se limita a las mujeres adultas, pero se extiende a las niñas, que despiertan la codicia, situación que incurre en el abuso. Por lo tanto, se observa que el cuerpo femenino se torna objeto del deseo sexual desde la infancia, con prenuncio de que en algún momento de su desarrollo, podrá ser dominado sexualmente.

En el caso del niño víctima de violencia sexual, se suma a eso la dificultad de comprender la relación de abuso. Una investigación realizada con 118 niños, entre cinco y ocho años, por medio de la simulación de un escenario de riesgo, constató que 20% de las participantes aceptaron verbalmente salir del local con un desconocido, mientras la mitad de la muestra relató la presencia de ese desconocido solamente después de haber sido cuestionadas, siendo que un tercio de los niños no divulgaron esa información después del cuestionamiento¹⁷.

El local y el autor de la agresión tornan propicia la perpetración del abuso sexual infantil, ya que la víctima se encuentra envuelta en relaciones de poder asociadas a cuestiones de género y generación, ocupando el polo más débil y destituido de poder, inclusive sobre la autonomía del propio cuerpo.

El abuso velado y escondido en los espacios privados de los lares o de las relaciones de amistad y parentesco confunden a los niños, que no tienen mecanismos de defensa y argumentación frente a la dominación de los adultos. Ese aspecto es agravado cuando las situaciones de abuso sexual infantil relatadas a los adultos son descalificadas.

Una investigación realizada con 11.364 niños finlandesas sobre la comunicación del abuso sexual en la infancia constató que 80% de las participantes comparten la situación vivida, destacándose cómo oyentes los amigos (48%) y las madres (20%). Entre tanto, solamente 7% relataron a la policía, 5% al profesor, 4% al asistente social, 3% al consejero escolar y 2% al enfermero escolar. La principal justificativa para no revelar fue considerar la experiencia irrelevante (41%)¹⁸.

Además, el miedo, el sentimiento de culpa y la preocupación asociados a la reacción de los adultos constituyen barreras para la denuncia de los casos de abusos sexuales vividos en la infancia y en la adolescencia. Tal situación puede ser superada por el diálogo establecido para compartir experiencias y la búsqueda de apoyo para el enfrentamiento de la violencia¹⁹.

La fragilidad manifestada por los niños en el reconocimiento del abuso sexual, así como la dificultad en distinguir la realidad de la fantasía, fueron artificios utilizados por los agresores para practicar violaciones durante falsos juegos. Así, la experiencia de sufrir abuso en la infancia refleja en el acto de jugar de las víctimas, que es una de las formas que los niños interpretan el mundo en que viven.

En lo que se refiere al reconocimiento de la violencia, un estudio realizado con 161 participantes de cuatro a 17 años verificó que solamente a partir de los 14 años los niños demostraron la capacidad de fornecer los términos adecuados para las partes sexuales del cuerpo humano. Ese dato puede estar relacionado a la ausencia de conocimiento sobre los términos, la utilización de términos coloquiales o la negación en hablar sobre el asunto²⁰. Por lo tanto, se evidencia la complejidad de la identificación del abuso sexual infantil.

La dificultad de los niños en la comprensión del abuso sexual y el sentimiento de culpa posteriormente desencadenado, generalmente son reconocidos en la vida adulta. Y ciertamente, el reconocimiento de la situación vivida puede dejar marcas a corto y largo plazo en la vida de las mujeres⁷.

Estudio realizado con 67 participantes en edad adulta y víctimas de abuso sexual en la infancia constató tres formas de barreras para concretización de la denuncia. La primera fue interna, asociada a la culpa, vergüenza y autoprotección, al desarrollo inmaduro y a la tentativa de minimizar los efectos por cuenta propia. La segunda fue en el relacionamiento con otras personas, marcado por problemas familiares, relaciones de poder con el agresor, repercusiones de la denuncia y fragilidad de la red de apoyo. La tercera se refirió al mundo social, principalmente a los estereotipos en relación a la sexualidad²¹.

Otra repercusión de la violencia contra los niños y que no desvela la magnitud del problema es el silencio de las víctimas sobre el abuso sexual, evidenciado por el elevado número de revelaciones solamente en la vida adulta. Se considera que cuanto mayor el tiempo para divulgación, menores son los índices de criminalización de los agresores y mayores los efectos y agravios contra la salud de las víctimas²².

Se sabe que, a lo largo de la vida, los niños que sufrieron violencia sexual vivieron los reflejos negativos de esas experiencias. Las manifestaciones más comunes son rendimiento escolar inadecuado, problemas psicológicos (depresión, ansiedad, tentativa de suicidio y trastorno del estrés post-traumático) y de relacionamiento personal. También pueden ser víctimas en otras relaciones que ocurren en diferentes espacios de la sociedad y presentar dificultades en seguir normas impuestas socialmente^7,12,23.

Un estudio realizado con 222 hombres y 660 mujeres víctimas de abuso sexual en la infancia verificó que las niñas presentaron mayor propensión (1,2-2,2 veces) de lo que los niños para buscar atendimiento médico por problemas físicos de salud, como síntomas digestivos, locomotores y genitourinarios. Los autores describen que el abuso sexual infantil es responsable por generar costos al sistema de salud y destacan la necesidad de servicios calificados en el atendimiento de los problemas físicos y mentales de salud de niñas y niños abusados sexualmente²⁴.

Los agravios a la salud a corto y a largo plazo desencadenados por el abuso sexual de niñas destacan la importancia de su reconocimiento y enfrentamiento por medio de acciones planeadas e implementadas por los profesionales responsables por el atendimiento de niños, adolescentes y mujeres en los servicios de salud.

Estudio realizado con adultos que vivieron abuso sexual en la infancia resaltó que los servicios de atendimiento precisan reconocer las barreras que impiden la denuncia de las situaciones, una vez que generalmente permanecen ocultas por largo tiempo, pues la comprensión sobre la sexualidad es restricta para los niños²¹.

El atendimiento de las niñas y mujeres que sufrieron abuso sexual en la infancia requiere la presencia de un espacio físico en el servicio de salud que garantice privacidad y acogimiento, así como profesionales cualificados para que sea establecida una relación de confianza y el reconocimiento de las necesidades en salud. Para tanto, se resalta la importancia de la formación y del mejoramiento del enfoque de esa temática.

Estudio canadiense sobre las habilidades, la educación y la experiencia de los profesionales responsables por el atendimiento de niños verificó que la enseñanza superior no garantiza el preparo de los estudiantes para la práctica asistencial. Entre tanto, se constató que la participación en entrenamientos propuestos por el servicio de salud es significativa cuando asociada al tiempo de experiencia profesional²⁵.

En esa perspectiva, se resalta la importancia de la inserción de reflexiones y discusiones sobre la temática en los sumarios curriculares de los cursos de las áreas de la salud, educación, asistencia social y justicia, que de alguna forma son responsables por la asistencia de niñas, adolescentes y mujeres abusadas sexualmente en la infancia. Además, se destaca la necesidad de la creación de programas de educación permanente sobre abuso sexual infantil en los servicios de la red de atendimiento y enfrentamiento, para promover la actualización y cualificación de los profesionales sobre las legislaciones, políticas públicas y protocolos de atendimiento que están sujetos a cambios continuos.

La asistencia a las víctimas de abuso sexual en la infancia han sido un desafío tanto para los profesionales cuanto para los servicios que componen la red de apoyo, dato que su determinación está en la construcción histórica y social del niño y de la mujer en la sociedad. Esta investigación fornece subsidios para la comprensión de cómo ese fenómeno social se expresa entre las mujeres brasileras, para subsidiar el desarrollo y la implementación de políticas públicas que visan la prevención y la reducción de los casos.

Además, posibilita a los profesionales de salud y, principalmente a los enfermeros, responsables por el atendimiento de las mujeres en diferentes momentos generacionales, reflexionar sobre esa problemática, en el sentido de incorporar en los atendimientos individualizados o grupales cuestiones que puedan dar visibilidad para las situaciones de abuso sexual en la infancia que permanecen silenciadas por las usuarias.

Las limitaciones de este estudio están en los relatos tuitados, que restringen la descripción del abuso sexual vivido en la infancia a 140 palabras y describen experiencias que acontecieron en años anteriores. La confirmación de la veracidad de los casos consiste en una limitación del campo de investigaciones que enfocan relatos de adultos que fueron abusados sexualmente en la infancia, una vez que generalmente están pautados en memorias tardías. Entre tanto, esas limitaciones no invalidan el estudio, por cuanto la campaña estimuló y facilitó la libre expresión de las participantes y el compartimiento de situaciones de abuso sexual infantil.

Frente a esto, esta investigación presenta avances en el campo de conocimientos sobre el abuso sexual infantil, al identificar cuestiones que permiten comprender el desvelamiento de los casos en la vida adulta, considerando la perspectiva de género y generación. Además de eso, la investigación fornece subsidios para que los enfermeros desarrollen prácticas cuidadoras que ayuden a expresar y lidiar con la experiencia traumática, en contrapartida a la revictimización de las mujeres.

Conclusión

Este estudio reveló que el abuso sexual infantil es multifacetado. Esas faces pueden ser reveladas en las categorías empíricas que surgieron de las narrativas de las mujeres que participaron de la campaña de una red social. Los resultados evidencian que se presentaron con clareza las subalternidades de género y generación, determinadas por la construcción social de la feminidad, de la masculinidad y de la infancia.

También se destacaron las consecuencias generadas por la violencia sexual, representadas por daños físicos, psicológicos, emocionales y sociales, de carácter agudo o tardío. Eso resalta la importancia del desarrollo e implementación de medidas de protección, prevención, intervención y enfrentamiento de esa problemática que aún se presenta de modo velado en la sociedad.

La creación y utilización de campañas en redes sociales se justifica por la divulgación del tema que colabora con el aumento de las denuncias. Además, posibilita la comprensión de las experiencias vividas por mujeres abusadas sexualmente en la infancia y que podrán desencadenar respuestas por medio de las políticas públicas, de las instituciones y de los profesionales responsables por el atendimiento.

En esta perspectiva, la internet puede ser una herramienta importante para el rápido desvelamiento de facetas del abuso sexual contra niños. Sin embargo, es preciso que los resultados de estudios como este puedan sustentar y movilizar acciones interventoras, instrumentalizando las instituciones y los profesionales para la prevención y el enfrentamiento de la violencia infantil.

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• 1
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• *
  El presente trabajo fue realizado con apoyo de la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior - Brasil (CAPES) - Código de Financiamiento 001.

Fechas de Publicación

• Publicación en esta colección
  2018

Histórico

• Recibido
  14 Abr 2018
• Acepto
  01 Set 2018