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Migración, experiencias interculturales y arraigo: venezolanos(as) y colombianos(as) residentes en Santiago de Chile (2017-2022)i i . El presente artículo es resultado del proyecto “Trayectorias migratorias y arraigo: colombianos(as) y venezolanos(as) residentes en Santiago de Chile”, investigación post-doctoral, Instituto de Migraciones, Universidad de Granada, España (2018-2019); y del Proyecto ANID-CONICYT titulado “Ciudadanías emergentes y organización social migrante desde el centro-sur de Chile: Imaginarios y demandas en el nuevo marco institucional”, Proyecto Fondecyt Regular n. 1220993.

Migration, intercultural experiences and rootedness: Venezuelan and Colombian residents in Santiago de Chile (2017-2022)

Resumen

El propósito del artículo es comprender los procesos de incorporación y arraigo de migrantes sudamericanos en Santiago de Chile, en el contexto de la movilidad Sur-Sur. El análisis se realiza a partir de una investigación cualitativa realizada entre 2017 y 2022, sobre los colectivos colombiano y venezolano, de acuerdo con dos asuntos: i. asentamiento; y ii. evaluación de imaginarios de futuro. Se concluye que en los colombianos(as) hay una memoria de violencia por el conflicto armado y proceso de paz inconcluso en su país, que les produce sentido permanecer en Chile; y en los venezolanos(as) hay un sentimiento de vivir un estado de transitoriedad y nostalgia que generan ambivalencia respecto a arraigarse en Chile. Además, en los tres últimos años (en contexto de crisis política y pandemia), se observa en los venezolanos(as) una estratificación interna y disputa de imaginarios en la convivencia con la población chilena, así como la consolidación de lo que parece ser un enclave étnico en la comuna de Santiago.

Palabras clave:
Migración; Inclusión; Arraigo; Colombianos; Venezolanos

Abstract

The purpose of the article is to understand the processes of incorporation and rootedness of South American migrants in Santiago de Chile, in the context of South-South mobility. The analysis is based on qualitative research conducted between 2017 and 2022, on the Colombian and Venezuelan collectives, according to two issues: i. Settlement; and ii. Evaluation of imaginaries of the future. It is concluded that Colombians have a memory of violence due to the armed conflict and the unfinished peace process in their country, which makes them feel a sense of staying in Chile; and Venezuelans have a feeling of living in a state of transience and nostalgia that generates ambivalence about settling in Chile. Furthermore, in the last three years (in the context of the political crisis and pandemic), Venezuelans have experienced an internal stratification and a dispute of imaginaries in their coexistence with the Chilean population, as well as the consolidation of an ethnic enclave in the commune of Santiago.

Keywords:
Migration; Inclusion; Roots; Colombians; Venezuelans

Introducción

Los viajes migratorios dentro de América Latina y el Caribe han crecido durante el siglo XXI, siendo Chile, junto a Colombia, Perú y Ecuador, los países que concentran actualmente el mayor flujo inmigratorio regional (OIM, 2022), especialmente de venezolanos, colombianos y haitianos, más allá de las movilidades desde países fronterizos, como Perú, Bolivia y Argentina. Estos nuevos desplazamientos han implicado retos para la convivencia intercultural y las políticas migratorias, deviniendo un tema relevante en el debate público en las distintas regiones y hábitats residenciales. La sociedad chilena se ha pluralizado de manera importante, adquiriendo cada vez más una composición social, cultural y étnicamente heterogénea. Esta diversificación convergió hace ya cuatro años en Chile con la crisis política y sanitaria, produciéndose efectos en la economía y la calidad de vida de nacionales y migrantes extranjeros transnacionales, generando incertidumbre respecto a los horizontes vitales imaginados en los proyectos migratorios (Acnur, 2021).

Hoy en día habitan en Chile 1.482.390 personas extranjeras, correspondiente al 7.5% de la población total. La población cuantitativamente más importante es la venezolana, equivalente a 30.0%; seguida de la peruana (llegada desde los años 90s) con 16.6%; la haitiana, con 12.2%; y, en cuarto lugar, la colombiana, con 11.7% (INE & Sermig, 2022). Es de destacar que los inmigrantes colombianos(as) se convirtieron en el segundo colectivo con mayor presencia en el país el año 2018. La Región Metropolitana concentra el 61.3% migrantes en Chile, siendo un 83% en el caso venezolano y un 57% en el caso colombiano.

Colombia ha venido enfrentando grandes retos políticos y económicos debido al conflicto armado en el contexto del tráfico de drogas durante los últimos sesenta años. Estas situaciones han desembocado en que Colombia contabilice más de 4.700.000 colombianos(as) residiendo en el exterior, además de quienes se han visto empujados a desplazarse internamente o exiliarse (López, Gissi & Polo, 2020LÓPEZ, Stephanie; GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. La memoria colectiva desde el exilio colombiano: construyendo la paz en el post-acuerdo. Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación, n. 143, p. 67-80, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.16921/chasqui.v0i143>.
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). Este pasado y presente han tenido efectos en la convivencia con la población chilena, a partir de ciertos estereotipos que reciben desde los nacionales. Ahora bien, durante los últimos diez años, Colombia se ha posicionado también como un país de destino y tránsito migratorio de creciente importancia en la región, especialmente de ciudadanos venezolanos(as) (Gissi, Ghio & Silva, 2019).

En el caso de Venezuela, esta migración Sur-Sur ha implicado que más de 7 millones de personas hayan salido de Venezuela, de las cuales más de 5 millones han llegado a países de América Latina y el Caribe, representando la crisis migratoria y humanitaria más relevante en el continente americano durante el siglo XXI, y una de las tres principales en el mundo, junto al éxodo de Siria y Ucrania, debido a los conflictos políticos y la crisis económica (Acosta, Blouin & Freier, 2019ACOSTA, Diego; BLOUIN, Cécile; FREIER, Luisa Feline. La emigración venezolana: respuestas latinoamericanas. Documentos de Trabajo, n. 3, p. 1-30. Madrid: Fundación Carolina, mar. 2019.; Herrera & Cabezas, 2020HERRERA, Gioconda; CABEZAS, Gabriela. Los tortuosos caminos de la migración venezolana en Sudamérica: tránsitos precarios y cierre de fronteras. Migración y Desarrollo, v. 18, n. 34), p. 33-56, primer sem. 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.35533/myd.1834.ghm.gcg>.
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; Gissi, Aruj & Polo, 2021GISSI, Nicolás; ARUJ, Roberto; POLO, Sebastián. Políticas migratorias y cooperación regional en el Cono Sur: gestión institucional de la migración venezolana en Argentina, Chile y Bolivia. Revista Sociedade e Estado, v. 36, n. 3, p. 1015-1035, 2021. Disponible en: <https://periodicos.unb.br/index.php/sociedade/article/view/34884>.
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). El ingreso de población venezolana hacia Chile ha aumentado de manera significativa entre el 2017 y 2022 (OIM, 2022). Su llegada por pasos no habilitados, junto a la implementación de medidas de política migratoria como la Visa de Responsabilidad Democrática en 2018 (aumentando su rechazo desde 2020) y especialmente el requisito de Visa Consular el 2019, fueron configurando una situación de crisis en el norte de Chile. Aunque la comunidad venezolana se compone fundamentalmente de gente joven (entre 20 y 39 años) y cualificada (alto nivel educacional), siendo el grueso de sus integrantes personas en edad laboral activa que fueron bien recibidas hasta 2019 (Gissi, Ghio & Silva, 2019), han venido sufriendo un paulatino empobrecimiento y xenofobia a lo largo de los últimos tres años (OIM, 2021).

Las fricciones entre distintos actores políticos, empresas y organizaciones sociales han adquirido un nuevo protagonismo en la sociedad nacional, generándose cuestionamientos éticos al accionar político-institucional de los gobiernos respecto a la población migrante, signada -en el periodo de Sebastián Piñera (2018-2022)- por expulsiones, precarizaciones e infracciones(Finn & Umpierrez de Reguero, 2020FINN, Victoria; UMPIERREZ DE REGUERO, Sebastián. Inclusive language for exclusive policies: restrictive migration governance in Chile, 2018. Latin American Policy, v. 11, n. 1, p. 42-61, 2020. https://doi.org/10.1111/lamp.12176
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). De hecho, no se firmó el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, argumentándose que el Pacto podía ser usado en contra de la soberanía de Chile y se deportó a más de 1.400 migrantes desde el 2018 a marzo de 2022 por razones administrativas. Esta política migratoria más restrictiva, así como los problemas de aporofobia (Cortina, 2019CORTINA, Adela. Aporofobia, el rechazo al pobre. Buenos Aires; Barcelona; México, DF: Paidós, 2019.) y racismo, han impactado sus expectativas de inclusión en Chile (Roessler et al., 2022ROESSLER, Pablo; LOBOS, Constanza; ROJAS, Nicolás; RIVERA, Francisco. Inclusión relacional de personas migrantes en Chile: hacia un modelo de medición estadístico. Migraciones Internacionales, v. 13, 2022. Disponible en: <https://migracionesinternacionales.colef.mx/index.php/migracionesinternacionales/article/view/2465/2071>.
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), creciendo desde 2020 la idea de re-emigrar hacia países más desarrollados, como EE.UU. y España. Paralelamente, ha aumentado hace tres años la entrada por pasos no habilitados, en forma mayoritaria de venezolanos(as), seguidos por bolivianos(as), colombianos(as) y haitianos(as) (SJM, 2022).

De este modo, el problema de investigación que planteamos es: ¿Cuáles son las experiencias interculturales y sus efectos en los procesos de desarraigo, arraigo y re-arraigo de personas migrantes provenientes de Venezuela y Colombia que hoy residen en Chile?, siendo el objetivo comprender los procesos de inclusión y arraigo de los migrantes en la ciudad de Santiago, conociendo sus proyectos, evaluaciones personales y aspiraciones, considerando las continuidades y cambios ocurridos durante los últimos seis años.

Marco teórico: experiencias migrantes, incorporación social y arraigo

La experiencia migratoria suele implicar un proyecto, individual y familiar, recursos y expectativas, así como viajes, barreras y oportunidades durante la trayectoria e incorporación social en el o los países de recepción. Este tránsito incluye estrategias y negociaciones a partir de distintos actores y circunstancias tempo-espaciales: los que se desplazan y los que se quedan, familiares y empleadores, así como instituciones y organizaciones sociales (Izquierdo, 2000IZQUIERDO, Antonio. El proyecto migratorio y la integración de los extranjeros. Estudios de Juventud, n. 49, p. 43-52, 2000.; Bourdieu & Wacquant, 2012BOURDIEU, Pierre; WACQUANT, Loïc. Una invitación a la sociología reflexiva. México, DF: Siglo XXI, 2012.). Suele ocurrir que los proyectos o planes migratorios deban enfrentar cambios durante el itinerario, pasando por distintos territorios, fronteras y ciudades (Imilan, Margarit & Moraga, 2021IMILAN, Walter; MARGARIT, Daisy; MORAGA, Jorge. Migración, ciudad y áreas metropolitanas. In: ______ (Ed.). Investigando las migraciones en Chile. Actuales campos interdisciplinarios, p. 21-50. Santiago: LOM Ediciones, 2021.). Así, el concepto de trayectoria implica caminos o vías pensados de forma no lineal, evaluaciones y aprendizaje de tácticas para afrontar las condiciones de emergencia en tales recorridos, según cuáles sean las novedades políticas y económicas en origen, tránsito y sociedad de destino.

La llegada e inserción en círculos sociales y en formas económicas, políticas y culturales de la “nueva sociedad”, va marcando sus experiencias de incorporación y posible arraigo, pudiendo orientarse (posicionarse, dirigirse) en mayor medida hacia la sociedad de origen, hacia la sociedad de llegada o hacia ambas de manera simultánea o intermitente. También pueden orientarse hacia la creación de una realidad nueva, y junto con las otras poblaciones contribuir al inicio de procesos de interculturalización (Dietz, 2007DIETZ, Gunther. Integración. In: BARAÑANO, Ascensión; GARCÍA, José Luis; CÁTEDRA, María; DEVILLARD, Marie (Coords.). Diccionario de relaciones interculturales, diversidad y globalización, p. 192-196. Madrid: Editorial Complutense, 2007.). Hay cierto consenso entre los especialistas (Portes & Zhou, 2012PORTES, Alejandro; ZHOU, Min. La nueva segunda generación: la asimilación segmentada y sus variantes. In: PORTES, Alejandro (Ed.). Sociología económica de las migraciones internacionales, p. 43-62. Barcelona, ES: Anthropos, 2012.; Izquierdo, 2000IZQUIERDO, Antonio. El proyecto migratorio y la integración de los extranjeros. Estudios de Juventud, n. 49, p. 43-52, 2000.), en que son tres los factores fundamentales que condicionan las posibilidades de incorporarse en la sociedad receptora:

  1. La sociedad de destino, sus imaginarios y acciones: se trata de si el ambiente cotidiano e instituciones en la sociedad de llegada son más o menos receptivos y acogedores con las personas migrantes, respetándose o no sus derechos;

  2. La política migratoria del Estado receptor: la legislación y el tipo de visas a que se puede acceder y la dificultad para conseguirlas, así como la posibilidad o no de convalidar títulos técnicos y profesionales;

  3. Los propios colectivos de personas migrantes: su organización social y política. La extensión y cohesión de la red de apoyo. La cantidad, coordinación y poder de las asociaciones étnicas.

La combinación de estos tres elementos, que intersectan estructura y agencia, generan disímiles contextos de integración, facilitando o dificultando el establecimiento de las personas. Estos procesos de incorporación están condicionados por situaciones de discriminación, xenofobia y racismo en sus diversas formas de operar (Balibar & Wallerstein, 1988BALIBAR, Etienne; WALLERSTEIN, Immanuel. Raza, nación y clase. Madrid: Iepala, 1988.; Wieviorka, 2006WIEVIORKA, Michel. La mutación del racismo. Migraciones, v. 19, p. 151-163, 2006.; Tijoux, 2015). Sin embargo, a pesar de estas nociones programáticas sobre la idea de integración, la experiencia investigativa propia (Gissi & Polo, 2020GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. ¿Incorporación social de migrantes colombianos en Chile? Vulnerabilidad y lucha por el reconocimiento. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n. 38, p. 137-162, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.7440/antipoda38.2020.07>.
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; Olmos Alcaraz, 2017) y la literatura científica especialista en la materia (Aja, Arango & Alonso, 2011AJA, Eliseo; ARANGO, Joaquín; ALONSO, Josep Oliver. La hora de la integración. Anuario de Inmigración en España. Barcelona, ES: Cidob, 2011.; Castles et al., 2002CASTLES, Stephen; KORAC, Maja; VASTA, Ellie; VERTOVEC, Steven. Integration: mapping the field. Oxford, UK: University of Oxford - Centre for Migration and Policy Research and Refugee Studies, 2002.; Dietz, 2007DIETZ, Gunther. Integración. In: BARAÑANO, Ascensión; GARCÍA, José Luis; CÁTEDRA, María; DEVILLARD, Marie (Coords.). Diccionario de relaciones interculturales, diversidad y globalización, p. 192-196. Madrid: Editorial Complutense, 2007.; Gil, 2010GIL, Sandra. Las argucias de la integración. Políticas migratorias, construcción nacional y cuestión social. Madrid: Iepala, 2010.; Pajares, 2005PAJARES, Miguel. La integración ciudadana. Una perspectiva para la inmigración. Madrid: Icaria, 2005.) nos indica que -en la mayoría de ocasiones- dicho concepto da cuenta más bien de un proceso intermediado por las relaciones de poder, impuesto desde los nacionales y desde arriba, tendiendo al dominio de las estructuras sobre la agencia de los individuos y sus interacciones, resultando muy semejante al antiguo concepto de asimilación, que tiende al etnocentrismo (Delgado, 2007DELGADO, David. Modelos de incorporación de inmigrantes: teorías y perspectivas. Revista de Ciencias Sociales (Cr), v. 3-4, n. 117-118, p. 43-55, San José, Universidad de Costa Rica, 2007. Disponible en: <https://www.redalyc.org/pdf/153/15311804.pdf>.
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; Checa & Arjona, 2009CHECA, Juan Carlos; ARJONA, Ângeles. La integración de los inmigrantes de “segunda generación” en Almería. Un caso de pluralismo fragmentado. Revista Internacional de Sociología (RIS), v. 67, n. 3, p. 701-727, 2009. Disponible en: <https://www.researchgate.net/publication/44200725_La_integracion_de_los_inmigrantes_de_segunda_generacion_en_Almeria_Un_caso_de_pluralismo_fragmentado>.
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). Es por ello que más allá de esta noción y práctica predominante, queremos aquí indagar en los conceptos de arraigo (enraizamiento, implicando una residencia estable), desarraigo (extrañamiento, nostalgia respecto al país de origen) y re-arraigo o formación de vínculos con el territorio de recepción (Del Acebo, 1996; De Lucas, 2003; Bourdieu & Wacquant, 2012BOURDIEU, Pierre; WACQUANT, Loïc. Una invitación a la sociología reflexiva. México, DF: Siglo XXI, 2012.; Márquez & Correa, 2015MÁRQUEZ, Francisca; CORREA, J. Migración y desarraigo. En IMILAN, Walter; Márquez, Francisca; STEFONI, Carolina. Rutas migrantes en Chile. Habitar, festejar y trabajar, p. 53-71. Santiago: UAH, 2015.), que -entendemos- priorizan la significación de las trayectorias migrantes por parte del sujeto, dando cabida a las propias experiencias y evaluaciones, subjetividad, imaginarios y prácticas, así como de sus decisiones. Arraigo, desarraigo y re-arraigo implican imaginarios, esto es, tramas de significaciones que estructuran la memoria, la experiencia social e individual (Turner, 1988TURNER, Victor. El proceso ritual: estructura y antiestructura. Madrid: Taurus, 1988.; Castoriadis, 1998CASTORIADIS, Cornelius. Hecho y por hacer. Pensar la imaginación. Buenos Aires: Eudeba, 1998.), de construcción de futuro (Appadurai, 2015APPADURAI, Arjun. El futuro como hecho cultural. México, DF: Fondo de Cultura Económica, 2015.), y de conformación de la vida cotidiana, creando posibilidades plurales y concretas desde el presente, a partir de sus planes y aspiraciones.

Al llegar y vivir en las sociedades receptoras, después de un tiempo de extrañamiento y desarraigo, las personas migrantes pueden re-arraigarse en su nuevo lugar de residencia. Como vínculos raigales consideramos:

  1. el colectivo de origen o nación y/o etnia, así como diferencias regionales (Smith, 1997SMITH, Anthony. La identidad nacional. Madrid: Trama, 1997.; Anderson, 1993ANDERSON, Benedict. Comunidades imaginadas. México, DF: Fondo de Cultura Económica, 1993.);

  2. al individuo y su trayectoria: la familia, la profesión u oficio, el empleo y la adquisición de bienes, las amistades; y

  3. a la sociedad de destino, la demanda laboral de sus profesiones u oficios y la convivencia en los barrios de residencia.

Siendo así, una de las aspiraciones de las personas migrantes es el re-arraigo (Edson, 2016EDSON, Wooldy. Articulaciones del desarraigo en América Latina. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2016.) en la nueva sociedad, yendo más allá del momento de tránsito, el in-between (Bhabha, 1996BHABHA, Homi. Culture’s in-between. In: S. HALL, Stuart; DU GAY, Paul (Eds.). Questions of cultural identity, p. 53-60. New York: Sage, 1996.). El re-arraigo se articula con hospitalidad (y no solo con integración social), versus hostilidad, pues los extranjeros pueden ser recibidos como huéspedes o como enemigos (Derrida & Dufourmantelle, 2017DERRIDA, Jacques; DUFOURMANTELLE, Anne. La hospitalidad. Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 2017.; Mouffe, 2021MOUFFE, Chantal. El retorno de lo político. Barcelona: Paidós, 2021.), entendido el re-arraigo como la construcción de un lugar para poner fin al no-lugar, planteándose la creación de un futuro: imaginación, anticipación y aspiración (Appadurai, 2015APPADURAI, Arjun. El futuro como hecho cultural. México, DF: Fondo de Cultura Económica, 2015.), logrando con ello una vida digna y una nueva ciudadanía. Iniciando, junto con otras poblaciones, procesos de convivencia intercultural que den lugar a una “nueva realidad diversa”.

Aspectos metodológicos

Este texto presenta resultados de una investigación cualitativa realizada entre los años 2017 y 2022, cuyo propósito ha sido examinar los procesos individuales y colectivos de producción de significados sobre experiencias de inclusión y arraigo/desarraigo/re-arraigo, teniendo como punto de partida:

  1. la etnografía, que nos permite comprender las particulares lógicas sociales y culturales (Hammersley & Atkinson, 2009HAMMERSLEY, Martyn; ATKINSON, Paul. Etnografía. Barcelona, ES: Paidós, 2009.), y en específico la etnografía multisituada (Marcus, 2018MARCUS, George. Etnografía multisituada. Reacciones y potencialidades de un ethos del método antropológico durante las primeras décadas de 2000. Etnografías Contemporáneas, v. 4, n. 7, p. 177-195, 2018. Disponible en: <https://revistasacademicas.unsam.edu.ar/index.php/etnocontemp/article/view/475>.
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    );

  2. el relacionalismo metodológico (Bourdieu & Wacquant, 2012BOURDIEU, Pierre; WACQUANT, Loïc. Una invitación a la sociología reflexiva. México, DF: Siglo XXI, 2012.), destacando a las relaciones y procesos por sobre la mirada de los sistemas o agentes; y

  3. el análisis comparativo cualitativo, vinculando el modelo fundado en casos con la perspectiva basada en dimensiones o factores (Latour, 2008LATOUR, Bruno. Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red. Buenos Aires: Manantial, 2008.).

De este modo, las unidades de análisis han sido los individuos y sus procesos migratorios, a partir de sus experiencias y significaciones, teniendo presentes las redes de sociabilidad -nacionales y transnacionales- (Grimson & Guizardi, 2015GRIMSON, Alejandro; GUIZARDI, M. Matices y límites del transnacionalismo: los contextos de la migración en Chile. In: GUIZARDI, Menara (Ed.). Las fronteras del transnacionalismo: Límites y desbordes de la experiencia migrante en el centro y norte de Chile. Santiago: Ocho Libros Editores, 2015.; Stefoni & Bonhomme, 2015STEFONI, Carolina; BONHOMME, M. Vidas que se tejen en contextos transnacionales. Un recorrido por el trabajo, la familia y las redes sociales. In: IMILAN, Walter; MÁRQUEZ, Francisca; STEFONI, Carolina. Rutas migrantes en Chile. Habitar, festejar y trabajar, p. 35-51. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, 2015.) que han ido constituyendo año a año.

Se ha buscado lograr un adecuado equilibrio entre calidad y cantidad, esto es, entre trabajo de campo (observación con participación) y extensión (número de entrevistados(as)). Es por esto que el presente estudio se ha realizado de acuerdo con un muestreo teórico, intencional, que nos ha servido para la comparación entre casos diferentes. La muestra de las entrevistas en profundidad ha sido de 40 personas colombianas y de 40 venezolanas, respondiendo a la necesidad de obtener conclusiones relevantes y significativas. Se ha procurado diversificar la muestra entre hombres y mujeres en cada colectivo, así como según características “raciales” (afrodescendiente o mestizo/“blanco”), para dar cuenta de diferencias en la articulación de las trayectorias laborales y familiares de los/las inmigrantes1 1 Los nombres de las personas citadas en este texto han sido modificados, para preservar el anonimato. .

Para la realización del trabajo de campo optamos por la Región Metropolitana (RM), pues es la región con mayor concentración histórica y actual de migrantes, presentando mayores oportunidades de empleo. La RM concentra el 61.3% del total de migrantes en el país. El trabajo de campo se llevó a cabo en seis comunas: Santiago-Centro (central), Estación Central, Independencia y Recoleta (peri-centrales), Providencia (sector oriente o de alta renta) y Quilicura (periferia), comunas en las que se están dando nuevas formas de convivencia y concentración étnica.

Recopilamos también información a través de fuentes secundarias, revisando las bases de datos de instituciones públicas, nacionales e internacionales, como el Censo de Población y Vivienda 2017, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), las encuestas Casen 2017 y 2020 del Ministerio de Desarrollo Social y del Instituto Nacional de Estadísticas y Servicio Nacional de Migraciones (INE & Sermig, 2022).

Resultados y análisis de datos

Presentamos el análisis de acuerdo con dos grandes puntos:

  1. Asentamiento en Chile; y

  2. Evaluación e imaginarios de futuro: ¿arraigo, desarraigo, re-arraigo?, empezando por las personas residentes de origen venezolano, para continuar con quienes proceden de Colombia.

Venezolanos(as) en Santiago

Sobre el asentamiento en Chile, un primer punto que destaca en la comunidad venezolana, son las experiencias y recuerdos de buena vida en algún momento pretérito en Venezuela, la venta de bienes para poder realizar el viaje, el desarraigo y las aspiraciones de mantener el estatus en Chile. Miguel (44 años, entrevista en 17 dec. 2018) señala: “ya no había vuelta atrás, ya prácticamente había vendido mi auto, había vendido cualquier cantidad de posesiones, muebles, enseres, recuerdos que había comprado en viajes, cualquier cantidad de cosas”. Se concuerda que el mayor cambio en las condiciones de vida en su país de origen fue en los años 2014-2015. Las entrevistas narran que se dio un aumento de la inseguridad, del desempleo, la pobreza y la delincuencia en las ciudades de Venezuela, viéndose forzados a migrar.

Gabriela (33 años, entrevista, 15 sep. 21) recuerda los motivos de su salida de Venezuela:

Lo que me hizo decidir [migrar en 2017] fue mi cuarto robo en Venezuela, el último fue muy fuerte, fue como traumático… con un armamento gigante en un colectivo, un bus, me quitó mi mochila, en Maracay, estado de Aragua, eso fue la gota que rebalsó el vaso… yo tenía trabajo en un hospital, con contrato, me vine por un tema de seguridad… Estuvo muy fuerte la inseguridad por donde yo vivía… se decía muchísimo que estaban asociados al sistema político… porque eran chicos jóvenes con armamentos militares, ¿y dónde consigue uno armamentos militares?, explotaban, saqueaban las comisarías de los policías, las alcaldías y el gobierno no hacía nada.

Los venezolanos(as) suelen llegar a Chile (pre y post-pandemia) a vivir junto con familiares o amigos que habían viajado antes y que los incentivaron a emigrar. De esta forma, llegan provisoriamente a alguna comuna y barrio desde donde comienzan a buscar trabajo y estabilizarse económicamente. Respecto a las comunas de avecindamiento, las principales son la céntrica Santiago, las pericentrales Estación Central, Independencia, Ñuñoa y Providencia, esto es, zonas asociadas a la clase media y media alta, y surgen también desde 2020 algunas periféricas, como La Cisterna y Huechuraba. Destacan también algunas calles por la concentración de venezolanos: “Pero Santiago centro es como por zona, entonces, aquí en [calle] Carmen le dicen “Carmenzuela” por ejemplo, porque hay muchos venezolanos, pero, actualmente me siento bien pues, hasta ahora, en el lugar que estoy” (Pablo, entrevista, 33 años, 12 sep. 2019).

Llegados a una comuna y empezando a trabajar, van conociendo nuevas zonas urbanas, pensando en independizarse y superar cierto hacinamiento inicial. No es extraña la caracterización de departamentos en que viven alrededor de diez personas, familias extensas, asumiendo los gastos los adultos que están con empleo. En Santiago y Estación Central se suelen describir edificios y barrios en que es notoria la presencia de población venezolana, así como colombiana y dominicana, como constata Leither (29 años, entrevista, 14 ago. 2019): “Si bueno, mi vecina arriba, son venezolanos, hay un vecino, pasa que es como un conjunto residencial y hay varios edificios pequeños… sí he visto, he visto dominicanos, venezolanos” (Gissi, 2019GISSI, Nicolás; GHIO, Gonzalo; SILVA, Claudia. Diáspora, integración social y arraigo de migrantes en Santiago de Chile: Imaginarios de futuro en la comunidad venezolana. Migraciones. Revista del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, n. 47, p. 61-88, 2019. Disponible en: <https://doi.org/10.14422/mig.i47y2019.003>.
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).

De hecho, en post-pandemia, hemos observado la consolidación de un enclave étnico venezolano en la zona pericentral de la comuna de Santiago, en el sur-oriente (Tondreau & Urrutia, 2019TONDREAU, Christine; URRUTIA, Juan Pablo. El pericentro como oportunidad de integración urbana para la vivienda social en Santiago de Chile. In: URRUTIA, Juan Pablo (Ed.). Estrategias de co-residencia, p. 43-53. Santiago: Universidad de Chile, 2019.), caracterizándose por la renovación urbana y vitalidad, recuperándose barrios antiguos, espacios públicos, parques e iglesias católicas y evangélicas, predominando las edificaciones de gran altura (entre diez y 20 pisos), en que tienden a residir en familias extensas o con amistades. Los venezolanos se han concentrado en este sector -percibiendo los interlocutores un porcentaje mayor al 50% de compatriotas- a través de estrategias de co-residencia y generación de negocios (como almacenes, restaurants y puestos informales, generando algunas “calles del hambre” o comida callejera, especialmente durante las tardes, después de la jornada laboral), dadas las ventajas competitivas de localización, destacando su proximidad al centro urbano, servicios y cobertura de metro (tren subterráneo), permitiendo su incorporación social urbana, con una atractiva relación costo-beneficio.

“Hay que empezar de cero”, es un dicho muy característico de los(as) migrantes venezolanos(as). Quienes son profesionales tienen la intención de poder dedicarse a su carrera, continuando su trayectoria laboral. Pese a unos años pre-pandémicos positivos, en que se sintieron acogidos por la sociedad chilena, hay un problema que se destaca en quienes no llegaron con sus estudios universitarios terminados: deben priorizar trabajar, no pudiendo ingresar a alguna universidad o instituto en Chile. De este modo, se les complejizan sus aspiraciones de recuperar el estatus que vivieron durante su niñez en Venezuela, pensando en re-emigrar a países centrales, como EE.UU. y España, donde se les presenten mejores opciones de desarrollo personal. Una segunda barrera que se indica es el excesivo costo de la vida en Chile, que muchas veces no les permite enviar remesas a sus familiares. Es por esto que, en post-pandemia, desde fines de 2021, suelen comentar que buscan un empleo que les permita sumar (al menos) un millón de pesos chilenos (1.200 dólares) al mes, por ejemplo, entre el sueldo y las propinas que reciben trabajando como meseras(os) en un restaurante, u obteniendo un segundo trabajo. Asimismo, se destaca la posibilidad de solicitar un crédito en la empresa migrante.com, que nace con la idea de apoyar financieramente a inmigrantes en Chile que tengan problemas de acceso al sistema financiero tradicional.

Los desarraigos y la nostalgia se van superando al retomarse muchos vínculos con personas que se conocían desde sus localidades originarias, lo que hace menos dura la salida de su país. Por esta razón se reitera en las entrevistas que ya no necesitan nada de lo que se quedó allá, pues aquí lo tendrían todo. Después de un par de años, no es raro que ya no quede ningún ser querido en Venezuela, especialmente de la región de Zulia:

[...] no hablo con alguien de Maracaibo desde hace años, y voy caminando por aquí, y nos encontramos, y que “qué tal, qué haces aquí”...pero eso, extraño solo el clima, porque la comida no, ya se la trajeron y la instalaron aquí también (Herminia, 30 años, entrevista, 02 abr. 2019).

Como suele ocurrir con los flujos migratorios, quienes primero llegan se transforman en “puentes” para otros que recién migran, implicando un apoyo directo, siendo una forma de “devolver la mano” ya que muchos arribaron también de esa manera (Gissi, 2019GISSI, Nicolás; GHIO, Gonzalo; SILVA, Claudia. Diáspora, integración social y arraigo de migrantes en Santiago de Chile: Imaginarios de futuro en la comunidad venezolana. Migraciones. Revista del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, n. 47, p. 61-88, 2019. Disponible en: <https://doi.org/10.14422/mig.i47y2019.003>.
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). Ahora bien, el estallido social de octubre de 2019 se ha constituido como un hito sociopolítico en sus discursos, con efectos negativos en sus intenciones de arraigo, pues temen que se genere lo que denominan “Chilezuela”, esto es, que la crisis política chilena desemboque en una situación de empobrecimiento como la que se está viviendo en su país natal. Como expresa Gladymar (40 años, entrevista, 16 oct. 2021):

He escuchado mucho que dicen “Chilezuela”, sí decían mucho eso porque lo que pasa es que también se alzó un pueblo [...] no queremos que Chile pase por lo que pasó Venezuela, porque en Venezuela también se alzó un pueblo, pasó lo mismo, se exigió [...] en Venezuela también está dividido el pueblo, la desigualdad [...] un pueblo que también estaba deprimido por muchos años, la pobreza y todo lo demás, por eso que el pueblo votó por Chávez.

Finalmente, destaca en las entrevistas que desde 2020 presentan una estratificación interna y disputa de imaginarios en la convivencia con los chilenos(as), dada la llegada de migrantes por pasos no habilitados en la zona norte del país, con un perfil de menores niveles de calificación y recursos económicos (OIM, 2021), así como una tensión entre la ciudadanía civil y la ciudadanía sustantiva, entre la dependencia (de papeles de identidad) y la autonomía por medio de la participación en redes y organizaciones sociales.

En cuanto a la evaluación e imaginarios de futuro, la experiencia migratoria suele ser considerada por los entrevistados(as) como positiva al menos hasta 2019, en tanto que Chile se les presentaba como un lugar seguro y agradable para vivir, pudiendo formar una familia y con el paso de los años realizarse laboralmente, como señala Ana (45 años, entrevista, 21 sep. 2018):

Yo he disfrutado esta tranquilidad que se vive en el día a día, que pueda llevar a mis hijos al parque para mí es un plus, una ganancia que yo no tuve en Venezuela por mucho tiempo, entonces… la agradezco, siento que ha habido una receptividad muy potente a nivel de los colegios… en general a nivel laboral pues también he sentido esa apertura, claro hay de todo, hay gente muy amable (en Gissi, 2019GISSI, Nicolás; GHIO, Gonzalo; SILVA, Claudia. Diáspora, integración social y arraigo de migrantes en Santiago de Chile: Imaginarios de futuro en la comunidad venezolana. Migraciones. Revista del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, n. 47, p. 61-88, 2019. Disponible en: <https://doi.org/10.14422/mig.i47y2019.003>.
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).

Todos coinciden en que su actual situación es mejor que la vivida en Venezuela a pesar de las dificultades, habiendo la mayoría ayudado a otros(as) inmigrantes en sus primeros días en Chile. El relato de Jenny (41 años, entrevista, 25 oct. 2018) destaca la seguridad y las posibilidades de elección comercial, a diferencia de su país de origen, contraste que la impacta y entristece:

¡Ah pues! la tranquilidad, la verdad que sí el poder caminar uno sin estar con esa zozobra… cuando entré al supermercado acá o sea yo dije, casi que se me salieron las lágrimas, dije, “Dios mío no es posible que nosotros estemos como estemos”, o sea que yo nada más tenga que comprar, que vaya al supermercado y compro un litro de leche que es lo que necesito, no como hacemos en Venezuela que tenemos que comprar lo que consigamos, porque o sino no lo vamos a conseguir después.

Las personas entrevistadas no consideran la opción de retornar -sí a re-emigrar, dado el relato compartido de “Chilezuela”- a menos que la situación política-económica de Venezuela realmente mejore. Evalúan que haber migrado a Chile fue una buena opción, lo que solo dudan desde fines de 2019. Al mismo tiempo, existe una indecisión sobre una nueva migración debido a todo lo que ha costado asentarse, junto a los bienes materiales adquiridos en el proceso. Como dice Luis (22 años, entrevista, 24 ago. 2018), quien ya está establecido:

Mira, irme a otro país… siempre me llamó la atención Europa, y me gusta mucho… Si es por mí, encantado me voy a Europa… El problema es que una vez que tú ya has hecho tu vida acá, estás establecido a pesar de que no tengo tanto, igual tengo, ¿cachay? Tienes que pensar en volver a empezar de cero, es otra cosa.

Al respecto, es relevante la opinión de Leither (29 años, entrevista, 10 nov. 2018), quien aborda la problemática desde un punto de vista cultural, resumiendo la opinión de la mayoría de las personas entrevistadas:

O sea, hasta ahora, lo que pasa que el tema de emigrar… es un proceso de adaptación de culturas… de rehacer una nueva vida… o sea ya empiezas a establecerte en un país que era lo ideal que uno quería hacer en Venezuela, te graduaste, comenzaste un trabajo, te compraste un carro, un departamento, montaste un negocio, hiciste una familia, viajaste.

La re-invención personal lograda a lo largo de la trayectoria migrante cuestiona la posibilidad de retorno, sin embargo, lo que se observa es un anhelo de regreso a una sociedad venezolana post-Maduro, que conforma un imaginario de buena vida. Se trata de un fenómeno diaspórico (Gissi, Ghio & Silva, 2019GISSI, Nicolás; GHIO, Gonzalo; SILVA, Claudia. Diáspora, integración social y arraigo de migrantes en Santiago de Chile: Imaginarios de futuro en la comunidad venezolana. Migraciones. Revista del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, n. 47, p. 61-88, 2019. Disponible en: <https://doi.org/10.14422/mig.i47y2019.003>.
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), en que el territorio nacional sigue presente en sus ideas de futuro.

Los problemas de inclusión no se refieren en un primer momento (2014-2018) a sufrir discriminación, sino a no entender cómo hablan los chilenos y algunos hábitos que interpretaban como “hostiles” y que poco a poco empiezan a comprender y aceptar. La xenofobia y exclusión solo se menciona en las personas entrevistadas desde el año 2019, con el aumento de la llegada de migrantes en situación irregular, el endurecimiento de la política migratoria entre 2018 y 2022 y los problemas económicos que generó la pandemia, como expresa Marcia (46 años, entrevista, 03 mayo 2021):

Sí, totalmente [me he sentido excluida en Chile], sobre todo ahorita en este tiempo de pandemia […] los extranjeros no existimos […]. Nada, ni siquiera yo mi AFP pude cobrar [el retiro excepcional de un 10% de los fondos de las cuentas de capitalización individual], como tengo mi visa vencida […]. La cantidad de venezolanos que se tuvieron que ir por esto, oye te botan, “ya no te quiero seguir alquilando”, se enteran de que no tienes trabajo, ya punto, eres como un perro, te botan a la calle […]. El gobierno habla mucho de inclusión, pero no sé realmente qué es lo que significa la inclusión […] cuando se habla de colores de piel [...] cuando hay diferencias tan marcadas entre las clases sociales […]. Nosotros seguiremos siendo como fantasmas [...] aunque sí estamos y sí aportamos, pues, seguiremos sin existir [...]. Yo sé que estamos en Chile, pero hablas de inclusión, y dices chilenos y chilenas, nada más, todos los demás, que se mueran […]. Ni siquiera con la palabra te sientes incluido.

Pese a estas problemáticas en la inclusión social, se destaca la importancia de mantener las prácticas culturales propias, revitalizándolas, y de ir generando un paulatino mestizaje cultural con la sociedad chilena, como sostiene Marcela (40 años, entrevista, 05 jun. 2019):

La navidad, nosotros tenemos gastronomía bien típica de navidad, que se hace en familia, te reúnes toda la familia para hacer la comida que te vas a comer todo diciembre, el mismo plato, entonces, eso se mantiene, se respeta, y no se va a perder nunca, yo creo. Creo que eso es un legado que tiene que dejarles a los hijos, el poder integrar las dos culturas. Sacar lo mejor de cada uno (en Gissi, 2019GISSI, Nicolás; GHIO, Gonzalo; SILVA, Claudia. Diáspora, integración social y arraigo de migrantes en Santiago de Chile: Imaginarios de futuro en la comunidad venezolana. Migraciones. Revista del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, n. 47, p. 61-88, 2019. Disponible en: <https://doi.org/10.14422/mig.i47y2019.003>.
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).

Colombianos(as) en Santiago

Con respecto al asentamiento en la capital, la mayoría de las personas entrevistadas relata haber tenido un escaso conocimiento de Chile antes de salir de su país natal. Se tiende a vincular la decisión de emigrar con una mejor calidad de vida y un mayor acceso a trabajo en Chile. En los discursos, se repite la imagen mítica de un Estado neoliberal como el chileno, que se presentaba desde los años 90 como exitoso. Los migrantes quisieron conocer el “milagro latinoamericano”, vivir “el sueño chileno” de un país que se imaginaban como “tranquilo y con trabajo”, como sostiene Daniel (27 años, entrevista, 15 sep. 2017): “la gente se está viniendo mucho a trabajar acá porque hay construcción... porque está más en vías de desarrollo Chile que Colombia, digamos” (Gissi, 2020GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. ¿Incorporación social de migrantes colombianos en Chile? Vulnerabilidad y lucha por el reconocimiento. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n. 38, p. 137-162, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.7440/antipoda38.2020.07>.
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). Además, con la consolidación de redes transnacionales de colombianos(as) en Chile, se facilita el proceso de incorporación de recién llegados. Cabe destacar que la lengua común y la cercanía geográfica juegan un rol facilitador que, junto al aumento de las barreras para migrar a Europa y Estados Unidos, llevan a algunos a optar por Chile.

Sobre la instalación en Chile, la mayoría de las personas entrevistadas concuerda en una sensación de tranquilidad y seguridad, aunque menor desde 2019. Estas características confirman los imaginarios que tenían antes de partir. Otra temática recurrente es la comparación de la forma de ser distante de los chilenos o más bien santiaguinos, lo que nos recuerda los contactos sociales impersonales, transitorios y segmentados, típico del modo de vida urbano (Wirth, 2005WIRTH, Louis. El urbanismo como modo de vida. Bifurcaciones, Revista de Estudios Culturales Urbanos, n. 2, Otoño 2005 [1938].), lo que ya había planteado George Simmel (2005SIMMEL, George. La metrópolis y la vida mental. Bifurcaciones, n. 4, Primavera 2005 [1903].) respecto al comportamiento indiferente y reservado de los urbanitas, forma de vida que se opone a los tratos más cálidos y cordiales de la sociedad colombiana, o de gran parte de ésta. Gabriela (32 años, entrevista, 17 oct. 2018), afirma a este respecto: “Acá la gente es mucho más fría”. Estas comparaciones son vinculadas a aquello que se extraña de la nación de origen, así como a experiencias sentidas como dificultades dadas las diferencias culturales, generando ajustes en sus interacciones. Ahora bien, la negación o no del migrante como un igual se presenta selectivamente en la intersección de las categorías de sexo, nivel educacional, estrato socioeconómico, etnia y “raza” (Gissi & Polo, 2020GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. ¿Incorporación social de migrantes colombianos en Chile? Vulnerabilidad y lucha por el reconocimiento. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n. 38, p. 137-162, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.7440/antipoda38.2020.07>.
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), pues los relatos son distintos según el perfil de los sujetos.

Las personas entrevistadas describen sus primeros años en Chile como un proceso de descubrimiento de la sociedad chilena, con paulatinos aprendizajes que permiten aminorar incomprensiones, iniciándose así un proceso de reinterpretación de los códigos culturales locales. Aparece un particular ideal de inclusión en los discursos, como un estado subjetivo vinculado a “sentirse como en casa” en una diversidad de espacios sociales, considerando a Chile como el país propio donde se desea vivir “toda la vida”.

Otra característica que se repite entre los discursos de las personas entrevistadas es la mala calidad del trato personal que se suele dar en los servicios (públicos y privados) en Santiago, lo cual se explica como un derivado de la parquedad en las relaciones interpersonales. Sin embargo, esta deficiencia que se daría en la atención, abre una oportunidad para una mutua valoración entre chilenos(as) y colombianos(as), demostrando que es posible la complementariedad, como lo explica Yordan (30 años, entrevista, 07 abr. 2019): “yo creo que nosotros tenemos buena acogida con los chilenos porque somos más sociables, más cariñosos, somos como tropicales, es una buena empatía entre chilenos y colombianos”. Esta complementariedad podría explicar por qué la población colombiana ha tenido una buena recepción en el sector servicios, pues el buen trato del colombiano(a) es agradecido por los chilenos(as).

Luego de las primeras impresiones sobre los chilenos(as), y en la medida que logran mejorar sus niveles de incorporación en el mercado de trabajo, el análisis de las entrevistas da cuenta de experiencias de cercanía, profundizándose las interacciones y confianza con los nacionales. Muchos aseguran que una vez que se logra “romper el hielo” inicial con el chileno(a) se generan amistades duraderas. Se repite incluso cómo muchos prefieren amistades con chilenos(as) en mayor medida que con sus connacionales. Este punto tiende a dificultar que se formen enclaves étnicos colombianos, por lo que sí han estado conformando barrios multiétnicos, junto a venezolanos y dominicanos, en las comunas de Santiago-centro, Estación Central, Independencia y Recoleta, como en Meiggs, Franklin, Mapocho (antiguo barrio La Chimba, en la ribera norte del río Mapocho) y Matta Sur, entre otros (Stefoni, Ramírez & Chan, 2021STEFONI, Carolina; RAMÍREZ,Carolina; CHAN, Carol. Tres barrios comerciales de inmigrantes en la ciudad de Santiago de Chile: una perspectiva relacional. In: RAMÍREZ,Carolina; CHAN, Carol; STEFONI, Carolina (Eds.). Migraciones, etnicidades y espacios, p. 135-174. Santiago: Ril Editores, 2021.; Galaz & Margarit, 2021GALAZ, Caterine; MARGARIT, Daisy. Población inmigrada en espacios barriales: trampas territoriales y nuevos agenciamientos del paisaje urbano. In: RAMÍREZ, Carolina; CHAN, Carol; STEFONI, Carolina (Eds.), Migraciones, etnicidades y espacios, p. 207-238. Santiago: Ril Editores, 2021.). Estos barrios son descritos como de límites porosos, conectados al resto de la ciudad, pero generadores de pertenencias locales, produciendo sentido de lugar, donde tienden a vivir y trabajar (Lefebvre, 2013LEFEBVRE, Henri. La producción del espacio. Madrid: Capitán Swing, 2013.), así como a crear y recrear nuevos espacios residenciales de convivencia, como los cités (conjunto de viviendas de fachada continua).

Los colombianos(as) valoran positivamente las relaciones interpersonales con los nacionales, tanto en el trabajo, como amistades e incluso parejas:

Siempre voy a juntarme con amigos chilenos, he trabajado mucho con ellos, sus carretes, las fiestas, el dieciocho, igual también lo hago porque me gusta lo chileno y a ellos les gusta que uno mezcle lo colombiano (Yordan, 30 años, entrevista, 07 abr. 2019).

La anterior cita da cuenta del proceso de hibridismo que ocurre entre prácticas colombianas y chilenas, donde se vive un proceso de intercambio cultural que se percibe en la valorización que hacen unos sobre la forma de vida del otro. Esta parcial fusión cultural se ve facilitada dada la cercanía cultural, compartiéndose el español como lengua y la religión cristiana, así como ciertas referencias comunes, políticas, artísticas y deportivas. Sin embargo, al aumentar la xenofobia en los últimos tres años se observa poco a poco un énfasis multicultural que tiende a la segregación más que a un proceso de mestizaje cultural.

Con relación a la evaluación e imaginarios de futuro, los colombianos(as) al llegar a Chile se suelen encontrar con estereotipos sobre Colombia, principalmente a partir de la problemática del narcotráfico que ha vivido este país desde hace ya seis décadas (González-Ortega, 2015), lo que se puede apreciar especialmente a través de los medios de comunicación, en que se suele asociar al flujo de migrantes (especialmente en condición irregular) el aumento de delitos asociados en Chile. También sostienen los interlocutores que las producciones internacionales para la televisión sobre esta temática han influido en la expansión de imaginarios que vinculan a Colombia con el tráfico de drogas. Un gran número de personas entrevistadas mencionan haberse enfrentado en una o más ocasiones a este estigma en situaciones y contextos de connotación jocosa: “típico chileno te pregunta, ‘buena la droga allá, ¿cómo es la droga?’” (Alejandro, 26 años, entrevista, 09 jun. 2019); o bien, “que bueno ‘la cocaína’ y que no sé qué... pero es por, yo lo entiendo que es como la talla, se burla de eso, no queda otra, enojarse por eso es como... no sé, como ilógico”. Esta explicación implícitamente exculpa a los chilenos que perpetúan y reiteran esta asociación, atribuyendo una causalidad y una crítica hacia el propio país. Comenta el mismo Alejandro (26 años, entrevista, 09 jun. 2019): “esa fama nosotros nos encargamos de venderla, porque sacamos teleseries de narcotráfico, prostitución, todo eso, entonces nosotros mismos nos hacemos la mala fama” (en Gissi, 2020GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. ¿Incorporación social de migrantes colombianos en Chile? Vulnerabilidad y lucha por el reconocimiento. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n. 38, p. 137-162, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.7440/antipoda38.2020.07>.
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).

Este humor nacional también incluye menciones recurrentes del estereotipo sexualizado sobre la belleza de la mujer colombiana. Estas referencias suelen ser toleradas y minimizadas en el marco de la justificación que son “sin mala intención”, por lo cual no es necesario tener otro tipo de reacción: “es que el humor del chileno es como bien en doble sentido, pero no me he sentido agredido, me han hecho sentir que son buena onda” (Daniel, 24 años, entrevista, 02 jul. 2019). No olvidemos, sin embargo, que una de las formas más sibilinas de perpetuar y reproducir las desigualdades sociales, la discriminación y la estigmatización social es precisamente la burla, el humor, el juego y -en definitiva- formas sutiles de manifestar racismo (Van Dijk, 2007), que al conseguir apariencia de inofensivas puede llegar a tener tanta incidencia social como la confrontación directa. Como lo señalan también otros estudios (Echeverri, 2016ECHEVERRI, Margarita. Otredad racializada en la migración forzada de afrocolombianos a Antofagasta (Chile). Nómadas, n. 45, p. 91-103, Bogotá, jul./dez. 2016.; Stefoni, 2016STEFONI, Carolina. La nacionalidad y el color de piel en la racialización del extranjero. Migrantes como buenos trabajadores en el sector de la construcción. In: TIJOUX, María Emília (Coord.). Racismo en Chile. La piel como marca de la inmigración, p. 65-75. Santiago: Editorial Universitaria, 2016.; Tijoux, 2016TIJOUX, María. Racismo en Chile. La piel como marca de la inmigración. Santiago: Editorial Universitaria, 2016.), las experiencias de discriminación y racismo, especialmente sobre fenómenos de racialización, aparecen en los discursos como un impedimento para la articulación de un relato positivo sobre el proceso migratorio vivido, las posibilidades de inclusión social y la visión de la sociedad chilena. Las personas entrevistadas afro-descendientes tienden a comentar experiencias explícitas de discriminación y racismo en la sociedad chilena, llegando a clasificar esto como la parte más difícil de su experiencia migratoria: “me dicen ‘negro yo-no-sé-qué’” (Manuel, 36 años, entrevista, 20 jul. 2017), “te miran así como de mala forma o como que tú estás esperando la micro [bus] y si hay varios negros no te paran” (Yanet, 23 años, entrevista, 16 ago. 2017), “‘Se oscureció’, le dicen cosas así, cosas del color” (Gissi, 2020GISSI, Nicolás; POLO, Sebastián. ¿Incorporación social de migrantes colombianos en Chile? Vulnerabilidad y lucha por el reconocimiento. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n. 38, p. 137-162, 2020. Disponible en: <https://doi.org/10.7440/antipoda38.2020.07>.
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).

Por otra parte, la mayoría de las mujeres entrevistadas considera que las relaciones de género son menos desiguales en Chile que en Colombia, donde las chilenas gozarían de mayor libertad e independencia. Nubia (42 años, entrevista, 19 nov. 2018), se refiere especialmente a la participación del hombre chileno en la crianza de los hijos:

[...] los hombres son más comprometidos con sus hijos… uno acá los ve que hacen el mercado [haciendo compras], que cocinan, la mayoría de los hombres cocinan. No, en Colombia no es así, porque la mujer es la que atiende al hombre.

En consecuencia, a pesar de la acción de estereotipos de género que sexualizan a las mujeres colombianas, sus experiencias de vida y lo que observan como normas de género en Chile les resultan más favorables.

Finalmente, destaca en las entrevistas realizadas en 2020-2021, que la triple crisis política-sanitaria-económica de estos últimos tres años, ha impactado en la calidad de vida y en la imagen que tienen de la actual sociedad chilena, como expresa Andrés (52 años, entrevista, 15 oct. 2020): “se ha deteriorado mucho la calidad de vida acá en Chile en los últimos años. O sea, del Chile al que nosotros llegamos al Chile que está ahorita es muy diferente, en tema de seguridad”. Los colombianos(as) entrevistados en nuestra investigación, sin embargo, prefieren seguir viviendo en Chile, pues no quieren retornar a Colombia ya que se sienten resignados al no avanzar el proceso de paz, y dado que, como llegaron a Chile mayoritariamente durante los años 2017 y 2018, ya cuentan con los documentos de visado, han reunificado sus familias y se sienten arraigados en el país. Ahora bien, es de destacar que solo el 22% de los colombianos(as) han formado familia con chilenos(as), lo que se reduce a un 13% en el caso venezolano (INE & Sermig, 2022), lo que podría ser un indicador del escaso mestizaje cultural entre nacionales y migrantes.

Notas conclusivas

En tiempos en que la vulnerabilidad y la incertidumbre producto del contexto covid-19 y los cambios políticos ocurridos en Chile marcan la cotidianidad, entre los(as) residentes latinoamericanos(as) en Chile ha aumentado el retorno a sus países de origen, y también la re-emigración a diversos destinos, así como otros -en su mayoría de origen venezolano- siguen llegando por el norte de Chile, buscando establecerse principalmente en Santiago. Asimismo, podemos visualizar que la sociedad chilena ha otrificado de distintas maneras a cada colectivo migrante, colombianos y venezolanos (así como a los haitianos), a partir de distinciones jerarquizantes, lo que está generando efectos en las intenciones sobre arraigarse o no en Chile. Las medidas de política migratoria implementadas desde 2018 sobre unos y otros también han impactado las aspiraciones de re-arraigo.

Los colombianos(as) tienden a ser vulnerabilizados debido a ciertos estereotipos y estigmas existentes en Chile, dificultándose su inclusión, sin embargo, tienden a quedarse en el país, dado que en Colombia se mantiene un proceso de paz inconcluso, debido al conflicto armado de hace ya seis décadas. Al estar los colombianos vulnerables, prima una lucha por el reconocimiento, siendo relevantes las diferencias en la convivencia con chilenos según el nivel de estudios y estrato socioeconómico, la “raza” y el género. Sin embargo, al llevar, como colectivo, más de cinco años residiendo en Chile, tienden a asentarse en el país, a partir de participar en redes sociales abiertas, superando un inicial “shock convivencial”. La incorporación en el mundo laboral con un empleo estable y formal resulta clave para lograr ser categorizados en Chile como “buenos migrantes”.

Por su parte, el ingreso de venezolanos hacia Chile ha crecido de manera significativa entre 2015 y 2022. Los venezolanos tienden, hasta 2019, con un perfil mayoritario de calificados y estratos medios, a ser acogidos, logrando movilidad social ascendente. Sin embargo, al menos desde 2020, los recién llegados, con un perfil de menores niveles educativos y recursos económicos (OIM, 2021), presentan una estratificación interna y disputa de imaginarios en la convivencia con los chilenos, viviendo mayores dificultades en su inclusión social y posibilidades de reconocimiento, indicándose dificultades para regularizar los papeles de identidad. Su llegada por pasos no habilitados, junto a la implementación de medidas de política migratoria como la Visa de Responsabilidad Democrática en 2018 y especialmente el requisito de Visa Consular el 2019, fueron configurando una situación de crisis en la zona norte y de aumento de la xenofobia, lo que está implicando su cuestionamiento a permanecer en Chile. De hecho, en enero-febrero de 2022 se agudizaron los conflictos iniciados en septiembre 2021 entre migrantes y chilenos, especialmente en las ciudades de Iquique y Antofagasta (en esta última es más relevante la residencia de colombianos), con marchas anti-migrantes. Estos hechos (y el aumento de la inseguridad pública en Chile durante 2022-2023) han impactado la evaluación sobre sus procesos migratorios también en quienes residen en Santiago.

En los colombianos hay una herida abierta, debido a la memoria de violencia y presente de crisis del proceso de paz en su país, produciéndoles -pese al reciente giro hacia la izquierda en su Gobierno- sentido el permanecer en Chile; en los venezolanos hay un sentimiento de vivir un estado de transitoriedad que tiende a ampliar las posibilidades imaginadas desde ahora en adelante, dudando de si la deseada seguridad y bienestar se lograrán en Chile o en su país de origen (a mediano plazo), o bien en un país más desarrollado como Estados Unidos, declinando el “sueño chileno” y revitalizándose el “sueño americano”.

Se pueden observar tres etapas en sus residencias y experiencias en Chile. Una primera fase positiva, asociada a la década de 1990 e inicios del siglo XXI, particularmente para quienes tienen títulos universitarios; una segunda fase más difícil, de mayor rechazo a los extranjeros en general y de aumento de los estereotipos sobre la población colombiana desde el 2010, pues ya se percibía en Chile “un exceso de migrantes”; y finalmente, una tercera etapa, iniciada en abril del 2018, cuando la reforma migratoria del gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022), formulada para “ordenar la casa” generó un clima hostil hacia la migración -especialmente de haitianos y desde 2021 de venezolanos que ingresan por paso no habilitado-, aumentando las restricciones y discursos que cuestionan sus derechos humanos.

Finalmente, un ámbito que poco se ha indagado en Chile, son las relaciones interculturales entre los inmigrantes, así como el mantenimiento o no de las fronteras étnicas, y cómo estas relaciones entre migrantes de distintos orígenes nacionales facilitan o no el arraigo en Chile. Entre estos colectivos ya se observa un aumento de la diversidad étnica (especialmente en venezolanos y haitianos), siendo la dimensión religiosa un campo a investigar. También se están dando disputas cotidianas, competencias y estereotipaciones entre los distintos colectivos y con respecto a los chilenos, así como espacios de cooperación, organización social y demandas de política migratoria, que habrá que estudiar durante los próximos años.

Referencias

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  • i
    . El presente artículo es resultado del proyecto “Trayectorias migratorias y arraigo: colombianos(as) y venezolanos(as) residentes en Santiago de Chile”, investigación post-doctoral, Instituto de Migraciones, Universidad de Granada, España (2018-2019); y del Proyecto ANID-CONICYT titulado “Ciudadanías emergentes y organización social migrante desde el centro-sur de Chile: Imaginarios y demandas en el nuevo marco institucional”, Proyecto Fondecyt Regular n. 1220993.
  • 1
    Los nombres de las personas citadas en este texto han sido modificados, para preservar el anonimato.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    09 Oct 2023
  • Fecha del número
    Sep-Dec 2023

Histórico

  • Recibido
    19 Ene 2023
  • Acepto
    15 Jun 2023
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