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El sentido del lugar de uno en mujeres trans adultas de la Ciudad de México: riesgos corporales e identitarios

The sense of one's place in adult trans women in Mexico City: bodily and identity risks

Resumen

El objetivo de este artículo es reflexionar sobre las modificaciones corporales que realizan las mujeres trans en la presentación de su persona en la Ciudad de México. El análisis se focaliza en mujeres trans adultas y hace un acercamiento a lo que modifican en el cuerpo para su reconocimiento social. Se entrevistaron a diez mujeres trans de 2014 a 2018 y se realizó observación etnográfica en distintos eventos sobre personas trans en la ciudad. La hipótesis es que las mujeres trans en su búsqueda del sentido del lugar de uno toman decisiones, algunas simples o radicales, en sus cuerpos que tienen impacto tanto en la interacción cotidiana como en su vida social en general. Por lo que se describen las situaciones en las que se dan estos cambios y su configuración del riesgo tanto para el cuerpo como para su identidad.

Palabras clave:
sentido del lugar de uno; performance; riesgo; cuerpo; identidad

Abstract

The objective of this article is to reflect on the body modifications that trans women perform in the presentation of self in Mexico City. The analysis focuses on adult trans women and approaches what they modify in the body for social recognition. Ten trans women were interviewed from 2014 to 2018 and ethnographic observation was done in different events about trans people in the city. The hypothesis is that trans women in their search for the sense of one’s place make decisions, some simple or radical, in their bodies that have an impact both on daily interaction and on their social life in general. Therefore, it describes the situations in which these changes occur and the risk configuration for both body and identity.

Keywords:
sense of one’s place; performance; risk; body; identity

En América Latina, la participación de mujeres trans1 1 El prefijo trans representa a personas transgénero o transexuales en México. Lo utilizaré por tres razones: así se denominan las mujeres que entrevisté, su uso es muy común en muchos eventos sobre transexualidad en la ciudad, y trata de englobar una condición sin reducirla a un cambio de género o sexo. en la defensa de derechos es cada vez más visible. Sin embargo, el panorama es poco alentador: México ocupa el segundo lugar mundial - después de Brasil - en asesinatos de personas transgénero, según señalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La esperanza de vida de las mujeres trans se ha reducido en mucho por la violencia y la discriminación, pero también por cambios corporales que realizan, como la medicación sin seguimiento especializado o la inyección de sustancias para modificar el cuerpo.

Por lo que, este artículo reflexiona sobre la condición trans y particularmente, en las mujeres trans que expresaron socialmente su identidad femenina en la edad adulta en la Ciudad de México, es decir, mujeres que tenían entre 40 o 50 años y que se encontraban casadas y cumplían el rol de esposo y hombre.2 2 El trabajo de campo consistió en diez entrevistas semiestructuradas a mujeres trans, realizadas de 2014 a 2018. Así también retomo relatos que obtuve de mi observación etnográfica en eventos sobre transexualidad que tuvieron lugar en la Ciudad de México durante el mismo periodo. Cambio los nombres de las mujeres trans para reservar su anonimato. El cambio de identidad de género va en aumento en México: en los últimos registros, se han realizado más de 3.542 trámites (EFE, 2018EFE. El registro civil de la Ciudad de México entrega sus actas de nacimiento con cambio de género a 12 transexuales. Sinembargo.mx. (site). 7 ago. 2018. Disponible en: http://www.sinembargo.mx/07-08-2018/3453458.
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), lo que presupone otros cambios sociales. Se puede encontrar a mujeres trans en espacios tanto públicos como privados, pero existe también una modificación en la interacción social por la imagen proyectada, la apariencia y los movimientos corporales de las mujeres trans. Luego entonces es importante responder ¿qué está pasando a nivel corporal?, ¿qué es el sentido del lugar de uno y cuál es su importancia en las mujeres trans?, ¿qué modificaciones corporales realizan y cómo las experimentan?, ¿cuáles son los riesgos corporales e identitarios en esta búsqueda del sentido del lugar de uno?

El sentido del lugar de uno

Pensar el sentido del lugar de uno en mujeres trans es pensar tanto la experiencia corporal como el estatus y la posición social del self.3 3 Retomo el self al no tener traducción al español que se acerque tanto a la noción social como a la semántica del concepto sociológico. No comparable al “yo” o “persona”, pero más próximo al “sí mismo”. El self refiere al cuerpo en su completud, a la experiencia subjetiva y social de sí, y a la capacidad de agencia y reflexión para observarse como objeto y sujeto de acción. La literatura sociológica que habla de self incluye Schütz (1982), Mead (1959; 1913), Goffman (1956) y Giddens (2011). Hay implicaciones no solo en su dimensión sexo-genérica, sino también en la posición del individuo en el sistema social. La percepción de sí mismo y del otro cambia por esta nueva presentación, al pasar de hombre a mujer.

En la experiencia trans, este cambio se da desde la corporalidad por la búsqueda del sense of one’s place (Goffman, 1951GOFFMAN, Erving. Symbols of class status. The British Journal of Sociology, v. 2, n. 4, p. 294-304, 1951.), es decir, del sentido del lugar de uno. Si bien Goffman apenas menciona el concepto en el texto sobre estatus y clase social, este tiene una significación importante en términos de reconocimiento pues los actores, con ciertas estrategias y prácticas, buscan mantener su posición en el espacio social cuidando tanto su imagen como la impresión que dan, al existir restricciones morales. Para mi objeto de investigación, y llevando la idea del sentido del lugar de uno más allá del reconocimiento, como lo hace Goffman, considero que el sentido del lugar de uno se lleva a cabo desde el cuerpo, en la experiencia corporal. No es solo el sentido del lugar por la situación y la exigencia social, sino por la subjetividad de la corporalidad en la persona. Es ahí, desde mi interpretación, donde comienza el sentido del lugar de uno. ¿Cuál es el significado del sentido del lugar?, ¿qué implica este sentido del lugar de uno desde la corporalidad? El sentido de lugar se realiza en la experiencia corporal que es tanto objetiva como subjetiva. De ahí que la pregunta que se hacen muchas mujeres trans, ¿qué me está pasando?, se responda a través de conocerse y reconocerse a sí mismas en el cuerpo, pero también en el otro, puesto que se busca su aceptación.

En este sentido del lugar de uno, la corporalidad es ella misma un acontecimiento, o como dijera Foucault (1994FOUCAULT, Michel. Dits et écrits II. Paris: Gallimard, 1994.), “es superficie de inscripción de los acontecimientos”. Pero antes de ser un sentido, es una búsqueda del sí mismo. El sentido del lugar de uno es también social: cuando se quiere ubicar o la sociedad ubica a las mujeres trans en el espacio social, su clasificación se vuelve conflictiva: por un lado, al no saber nombrarlas - ¿cómo definirlas si no existe un consenso ni en la comunidad trans ni en quienes no pertenecen a ella? - y, por otro lado, hay diversidad de respuestas en cómo quieren ser llamadas las mujeres trans. Aquí el reconocimiento o el prestigio pueden estar en juego, si retomamos a Goffman. El sentido del lugar de uno no es una meta ni un punto al que llegar, pues la experiencia subjetiva tiene que corresponder con lo que Aucouturier (2011AUCOUTURIER, Valérie. Expérience privée, expérience subjective. De l’expérience du sujet à la connaissance pratique. In: BERTRAM, George et al. Expérience et réflexivité. Paris: l'Harmattan, 2011.) llama la experiencia práctica y, así, permitir al sujeto actuar racionalmente en el mundo, pensar sus acciones y realizar sus intenciones.

Esta búsqueda del lugar toma sentido desde la corporalidad. ¿Por qué ciertas expresiones corporales en las mujeres trans?, ¿cómo aprenden los movimientos corporales femeninos? El proceso puede tener distintos comienzos, desde asumir la convicción de aceptarse como mujer o mujer trans, hasta el dialogar con sus cuerpos, al decirles: “vamos a hacer modificaciones”, como dijeron mis informantes. Es una ilusión pensar que solo es momentánea y pasajera esta angustia o esta incertidumbre del sentido del lugar de uno, o del “¿qué me está pasando?”, o que solo fue una etapa anterior al no reconocimiento. Sin embargo, este cambio se asume: las mujeres trans salen de casa a enfrentar otras realidades. ¿Cómo hacen esto?, ¿con qué signos?, ¿escondiendo o cubriendo qué?, ¿mostrando o representando qué? Algunas se preparan para ir a travestirse en otros espacios, como un parque, la casa de una amiga o un sanitario público, o cambiarse en el taxi. Pueden guardar sus ropas en una mochila o una bolsa, o llevarlas por debajo de la ropa masculina. Hay un cambio externo por una metamorfosis interna.

Este sentido del lugar de uno también adquiere significación en la conducta por su capacidad categórica y su capacidad expresiva, como dice Goffman. Por ejemplo, el sentido del lugar de una mujer trans puede estar definido por su capacidad categórica: las mujeres trans se complacen si las tratan como mujeres, señoritas, damas o féminas. Adquiere sentido el lugar de uno por la categoría atribuida y el reconocimiento del otro. Pero también por su propia capacidad expresiva: una de ellas, al preguntarle ¿qué te hace mujer?, ¿qué expresión podría identificarte?, me respondió: “por el movimiento de las caderas”. Se asume la conducta y la feminidad por un movimiento corporal. Se reconoce el sentido del lugar por una experiencia corporal, es decir, por el performance.4 4 En la lengua española, el (o la) performance se traduce como representación o actuación. Siguiendo la misma línea argumentativa de Goffman (1956), el performance es la puesta en escena o la actividad realizada, donde la experiencia y la situación misma toman un lugar central en la interacción.

Este reconocimiento del lugar de uno implica un reconocimiento del lugar de los otros. Necesita al otro para que identifique y reconozca la feminidad. De ahí entonces que la experiencia corporal se enmarque por un deseo interno, pero también por una trascendencia externa, es decir, un reconocimiento. También pasa por otras dimensiones: el sentido del lugar de uno puede estar definido por la función y el contexto social en el que se vive - podemos decir que la transexualidad, con ese nombre, lleva un siglo de existencia y, en México, en las últimas décadas ha intensificado su aparición. ¿Por qué antes no se podía?, ¿cuáles eran las restricciones morales?, ¿por qué no era posible?, ¿por qué Amelio Robles5 5 Amelio Robles nace en 1889 en Xochipala Guerrero, México, con asignación sexual de mujer. Se incorpora a la Revolución Mexicana en la década de 1910 y es reconocido como coronel por el ejército con su performance de masculinidad. pudo pasar de mujer a soldado y ser reconocido como tal por el ejército en la época de la Revolución?, ¿acaso porque legitimaba un orden heteronormativo? Un hombre que tiene expresiones femeninas, ¿no puede ser reconocido porque transgrede el ideal de la masculinidad y de la feminidad?

Hay que analizar la experiencia trans en su multiplicidad, en su variedad de significados y de identificaciones. La experiencia es una construcción cultural. Budgeon (2003BUDGEON, Shelley. Choosing a self. Young women and the individualisation of identity. Westport, Connecticut: Praeger, 2003., p. 108) dice que hay que analizar la experiencia como “una práctica de hacer sentido. La idea de un sujeto al que le pasan las experiencias debería ser reemplazada por un análisis de la experiencia como el sitio mismo de la formación del sujeto”. Sin embargo, la experiencia trans da sentido a través del cuerpo: tanto por el reconocimiento de los otros, como por procesos de identificación y de prácticas corporales; estas como “sistemas de acción, constituyen una experiencia o un pensamiento” (Muñiz, 2014MUÑIZ, Elsa (Coord.). Prácticas corporales: performatividad y género. México: La Cifra Editorial, 2014., p. 25). Al mismo tiempo, son prácticas de control en mujeres trans: hay restricciones morales y restricciones de socialización - no se acepta el estilo de vida de un cuerpo que puede tener características femeninas y masculinas, o que un hombre realice prácticas femeninas en el contexto mexicano. Sin embargo, aquí hay una paradoja: cuando se busca el sentido del lugar de uno, por un lado, se libera el sí mismo, es decir, las mujeres trans tiene cierta libertad para decidir sobre su identidad; pero, por otro lado, se constriñe, se controla. Mientras más se libera el deseo íntimo, más preocupación hay por la corporalidad. Si las mujeres trans adultas trataban por décadas de controlar los signos femeninos para ser socialmente masculinos, después de realizar su transición controlan los signos masculinos para expresar abiertamente los femeninos.

Con el performance, las mujeres trans se presentan, se relacionan y se piensan como una posibilidad de feminidad: modificar sus cuerpos, aprender a actuar y comportarse como lo hacen las mujeres… y así, ser reconocidas como tales en cualquier lugar donde se encuentren. Es aquí donde podemos considerar una característica común del performance trans, como lo es la identificación con lo femenino. ¿Qué cambios corporales hacen y cómo los experimentan?, ¿qué es lo primero que modifican? Las mujeres trans están pasando hacia otra referencia identificante en términos nominativos y corporales: nombran, modifican y tratan de feminizar el cuerpo. Este control del cuerpo pasa por varias dimensiones: el ritual de la feminidad, o hiper-ritualidad y el bloqueo de la masculinidad o de los símbolos que la construyen. Este proceso es cotidiano, ritualizado y performativo entre el estilo de vida y la apariencia corporal. Veremos entonces cómo experimentan estos cambios cuando comienzan sus procesos de medicación las mujeres trans adultas.

Riesgos corporales

Devenir mujer trans - parafraseando a Simone de Beauvoir - significa aprender a mover el cuerpo, a caminar, a sentarse, a hablar; es aprender el performance de la feminidad. La corporalidad en las mujeres trans adultas implica pasar por el rito de la feminidad, si retomamos a Goffman (1987GOFFMAN, Erving. Gender advertisements. New York: Harper Torchbooks, 1987.). O, mejor dicho, por rituales de feminidad, pues se aprenden códigos de comportamiento, gestos, posturas, que van construyendo su identificación sexo-genérica como esquemas femeninos dentro de modelos dominantes. A diferencia del caso de la joven Agnes (Garfinkel, 2006GARFINKEL, Harold. Estudios en etnometodología. Barcelona: Anthropos, 2006.), que se preocupaba por no expresarse o ser vista y descubierta, las mujeres trans de la Ciudad de México que entrevisté se muestran con expresiones verbales, corporales, simbólicas y representativas hiper-ritualizadas. Mientras Agnes escapaba al encuentro y la interacción, las mujeres trans de México se muestran abiertas al encuentro, el diálogo y la socialización.

Las mujeres trans que entrevisté y a quienes seguí en redes sociales se dan consejos, ven tutoriales en Youtube,6 6 Es muy interesante la tesis doctoral “Trans narrativas do self”, de Gama (2015), sobre mujeres trans en Brasil. La autora relata cómo, a través de contenidos de Youtube y blogs, las mujeres trans tienen agencia por medio de una narrativa-performativa para disminuir la autoridad institucional en el proceso de transición, pues crean el self y posibilitan la transformación de normas culturales. leen blogs y crean grupos de Facebook para asesorarse en los cambios de imagen o solidarizarse con luchas políticas. Sus primeras posibilidades de aprendizaje con lo femenino son con la hermana, la madre y la tía: observan, imitan y reproducen gestos, conductas y narrativas de otras mujeres. Estas prácticas van constituyendo al sí mismo, pues el performance se ritualiza. Sin embargo, en un inicio los cambios pueden ser reveladores de nuevas formas de sentir y de experimentar otras sensaciones como lo relatan las mujeres trans:

Yo tomé hormonas cinco años. Por tratamiento hormonal me refiero a un bloqueador de testosterona y a un estrógeno. Actualmente únicamente solo tomo estrógenos porque el bloqueador de testosterona me hizo mucho daño. Nos quita la libido, la energía sexual, nos pone en un estado emocional fuerte, entonces yo lo dejé. Las hormonas me alteraron la presión; un tiempo se me subió mucho. Fui al doctor y me bajó la dosis, pues la que tenía me estaba afectando la presión arterial. Creo que corporalmente he logrado lo que yo quiero, he logrado la feminidad que estoy buscando. Hasta un cierto punto, porque sí tengo pensado hacerme cirugías. La cara, por ejemplo, me cambió mucho: la barba se me hizo más cerrada, no tan abierta. La frente también. Mi espalda comenzó a no hincharse más; tengo una espalda no tan ancha. Me empezó a crecer el busto, me creció el pezón. Las caderas se me empezaron a ensanchar. La voz no cambió. El cabello más suave, la piel también (entrevista VIII, 11/05/2017).

La piel fue lo primero, se hace más delgada: los poros se cierran, se hace menos grasa. En la barba me ayudó muchísimo. Hice laser como catorce sesiones, cada una me costó como doscientos cincuenta pesos, pero me hice también en todo el cuerpo. Otra cosa impresionante es tu capacidad olfativa, mejora increíblemente: el chocolate no sabe lo mismo. Los hombres no saben a qué sabe el chocolate, sabe como a un orgasmo (…) Tienes una pérdida de fuerza increíble, de repente quieres hacer lo que hacías antes como jalar la puerta del zaguán, y ya no tienes la misma fuerza. Pesaba 68 kilos. Los primeros cambios del pecho son un dolor pequeño detrás del pezón, sientes una bolita dura, te crece, el chicharito va haciéndose más grande. Esa parte se pone dura. Les pasa a todas las mujeres cuando están en hormonación, entonces va creciendo. La piel del pezón se vuelve más flexible y brillosa. Los testículos se atrofian. Cuando dejo las hormonas, mi cuerpo empieza a masculinizarse más despacio. Ya no llego a tener las erecciones muy fuertes como antes. Cambian las emociones y con las emociones cambia el ego. Lo masculino es: yo puedo, soy dominante, eres competitivo. Con los estrógenos tus emociones son diferentes: tienes más empatía por el dolor ajeno, tienes una sensibilidad mayor. Cambia la percepción del espacio. Un hombre percibe más el espacio. La hormonación cambia un poco todo eso. No es una cuestión absoluta (entrevista III, 11/12/2014).

Los cambios corporales son deseados pero también desconocidos. Muchas mujeres trans comienzan sus transiciones en la Clínica Especializada Condesa7 7 Ubicada en la Ciudad de México, es una clínica para la prevención y atención de personas con VIH. Entre sus servicios se encuentra un programa de atención para la comunidad trans como: terapia hormonal, detención oportuna de ETS, acceso a tratamiento y seguimiento médico especializado para personas trans. Se puede consultar más información en la página de la clínica: http://www.condesadf.mx/. para tener un seguimiento, pero muchas más no lo realizan ante la discriminación, falta de confianza y violencia en las instituciones en México. Por otro lado, algunas mujeres trans han tenido performances extremos para identificarse y verse como mujeres, como el siguiente relato que muestra las decisiones que pueden tomar:

Yo veía los cuerpos preciosos, divinos y sin ningún efecto secundario ni nada. Y dije, “ya, ya es momento de decir ya, me lo voy a hacer ya”. Me inyecto, siento rico, siento bonito. Es mi meta como mujer trans: un modelante, las bubis, las caderas, algo físico, feminizarlo. Pero ahí no termina la transición, es mucho más (…) La hormona no nació para mí. Lo que más me funcionó fue hacer cambios quirúrgicos como filtraciones de aceites. Ahora ¿cuáles fueron los cambios secundarios?, he visto compañeras que acaban en la plancha porque se les sube a los pulmones y pues deja de funcionar el corazón, ya no bombea. Sé que va a haber un efecto secundario, ese efecto lo voy a utilizar para que las nuevas generaciones - yo voy a ser el modelo - no utilicen estas metodologías y dinámicas clandestinas. No es algo controlado. Te dicen biopolímero, pero no sabes. Te lo dan y son números, pero no sabes, lo ves transparente. No sabes. (…) Me rechazó el líquido. Desafortunadamente después de que me inyecté - hace dos años -, cada mes se me hinchan los pies. Ahorita estoy bien, pero se me hinchan cada mes. ¿Qué es lo que tengo que hacer?, inyectarme para que se me deshinchen. Tienen una temperatura ardiente y me dan comezón. No puedes taparte, no puedes ponerte nada. Todo te descompone. Sientes que te pica. Tu cuerpo ya es más de cuidado. Ojo, piénsenlo, analícenlo. Si se van a aventar, aviéntense como todas unas guerreras.8 8 Relato tomado del conversatorio “Modificaciones corporales y uso de sustancias”, Multiverso Trans*, en el Centro Cultural Jauría Trans*, Ciudad de México, 24 de febrero de 2018. La transcripción es mía.

El documental Víctimas de la vanidad. TransVICE. Víctimas de la vanidad. Trans. Episodio 2 (Archivo de video). 20 jun. 2016. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Z9VflEln_3s.
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muestra también las consecuencias inesperadas al inyectarse aceite para modificar el cuerpo, los glúteos y las piernas. Para las mujeres trans, verse como mujeres y ser reconocidas por los otros como tales toma una importancia crucial. Hay otro proceso que tienen que enfrentar las mujeres trans adultas: algunas toman medicamentos para modificar sus cuerpos y controlar la producción de testosterona. Sin embargo, después de los 50 años, la disminución de la producción de testosterona puede tener efectos no deseados en el cuerpo de las mujeres trans: si en un inicio hay un rechazo, control y negación de las características corporales de la masculinidad por la producción de testosterona, en la edad adulta esta requiere una nivelación pues hay efectos estéticos que no les agradan a las mujeres trans a causa de la andropausia. De ahí que algunas de ellas utilicen pelucas y sombreros para proteger la pérdida de cabello. Esto, por ejemplo, es algo que no enfrentan las mujeres trans jóvenes, quienes no tienen pérdida capilar y pueden dejar crecer el cabello.

Las mujeres trans se nombran y legitiman una etiqueta corporal no solo desde su distinción como persona trans, sino desde las características físicas que las diferencian. Estas expresiones o líneas de acción forman lo que Goffman llama face, que es “el valor social positivo que una persona reivindica efectivamente a través de la línea de acción que los otros suponen que adoptó en el curso de una relación particular. Face es una imagen del self delineada según ciertos atributos sociales aprobados y, sin embargo, compartibles” (Goffman, 2012GOFFMAN, Erving. Les rites d’interaction. Paris: Minuit, 2012., p. 9). Mantener face es mantener una línea de comportamiento a través de una figuración (face-work). Cuando les pregunté a las mujeres trans ¿cómo identificas a otra mujer trans?, la respuesta más común es: “por sus formas exageradas de ser mujer: su forma de caminar, de mover las manos, de expresarse”. Hay un performance que se comparte y se reconoce.

El control y la seguridad9 9 Esta seguridad ontológica Giddens la explica como una autonomía del gobierno corporal que “en sus orígenes psicológicos se sitúa en mecanismos básicos de control de angustia” (Giddens, 2011, p. 85). enmarcan el performance de la persona trans en la interacción social. ¿Con qué elementos realiza esta figuración? Uno de ellos es la voz. Con ella se presenta y constituye un símbolo no solo expresivo sino identitario. Además del rostro, la voz presenta a la mujer trans. Es la forma de hablar y el tono de voz que tratarán de cuidar en la conversación. Escucharse, hacerse escuchar, modificar su voz, son estrategias de figuración. ¿En qué momento comenzar a hablar a los otros?, ¿qué palabras utilizar para expresarse?, ¿cómo y en qué tono decirlas? No solo dependerá de la situación en la que se encuentren las mujeres trans, sino de salvar face en la situación misma. ¿Cómo pasa este proceso en la conversación cotidiana?

Algunas mujeres trans realizan cambios en su figuración, pero algunas no y tampoco les interesa: “hablan como hombres”, pero decir esto es una categorización arbitraria. Ellas lo saben y legitiman seguir hablando como siempre. Como lo hace la joven cantante y compositora trans Luisa Almaguer:

Yo llego siempre muy perra: me gusta llegar en botas, en tacones. Por lo regular no hablo con la banda. Toco para públicos heterosexuales. Entonces llego en onda mami. La onda es cómo los weyes: ‘ya viste qué onda’. Entonces, me subo al escenario y abro la boca y ah cabrón… se les caen los huevos... ‘Es hombre…’, eso está super bien, o sea, tener como el poder de nuestra imagen es super rico.10 10 Manifestación de Luisa Almaguer en el video Mashup: mujeres en la industria musical. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=KQDJh0Ygk9g. La transcripción es mía. (Indie Rocks, 2018INDIE ROCKS. Mashup: mujeres en la industria musical (Archivo de video). 8 mar. 2018 Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=KQDJh0Ygk9g.
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).

Mientras que algunas mujeres trans trabajan y hacen ejercicios con la voz, otras no y enfrentan esa decisión. “Los individuos son lo que son en el contenido de su experiencia” (Dewey, 1949DEWEY, John. El arte como experiencia. México: FCE, 1949., p. 288). Recuerdo que, en una plática, una mujer trans se sorprendía de que sus amigas trans, altísimas y guapas, hablaran con su voz de hombre: “Espérate, ¿qué no puedes hacer un pequeño esfuerzo por mejorar tu voz?”, se pregunta mi entrevistada. Sin embargo, saben que es un proceso y que no todas llevan el mismo ritmo de la experiencia. La voz como símbolo de presentación puede determinar una relación social: una de mis entrevistadas me comentó cómo vende en el transporte público y al platicar con sus amigos sobre el tiempo dedicado al trabajo, le dicen: “basta con ocho horas y sales bien, ¿por qué le das todo el día?”, pero ella dice: “no es fácil, yo les digo a mis compañeros que se cambien de ropa, que se vistan como yo y que salgan a vender, a ver si les va igual en sus ganancias. Cuando me subo a los camiones y comienzo a hablar, siento cómo me miran. Por eso trato de cuidar mi voz” (entrevista IV. 11/03/2015).

Es interesante el relato de la mujer trans, pues se da cuenta de que hay un impacto de su voz tanto en su persona como en sus ventas: cuando sube al camión no la voltean a ver, pero habla y algunos voltean a mirarla. Se puede observar cómo se estructura la relación social por el tono de voz, por el performance. Es un símbolo que no solo construye su imagen, sino su experiencia y, además, crea una experiencia en los otros. Si la voz es un símbolo de identidad y se asocia con un género, es decir, si en el imaginario social la mujer tiene voz aguda y el hombre voz grave, ¿cómo definir la voz de una mujer trans? Las personas trans pueden pasar como mujeres “normales” según los estereotipos de belleza, pero una vez que hablan, el símbolo se modifica e identifica y construye a su vez una nueva imagen: una voz grave en un cuerpo femenino. Las mujeres trans que entrevisté saben que hay una clasificación social solo por su voz y les preocupa, de ahí que realicen ejercicios vocales para tener tonos agudos. Mirella relata:

Yo cuando recupero mi voz en el espacio público, es cuando la gente devela tu identidad: “no es una mujer”, en mi entendimiento. ¿Qué es ese cuerpo? Hasta en nuestros mismos colectivos cuesta trabajo entender cuál es la diferencia entre trans, transgénero y travesti. Cuando una mujer escucha mi voz y me empieza a hablar en masculino, antes sí me enojaba mucho. Tengo amigas que sí hacen intervenciones como fuertes: “¿Por qué me dices así? Yo soy una mujer”. Con el tiempo comencé a darme cuenta de que estas subcategorías están bien metidas en la academia, y las personas ¿qué referentes van a tener para poder decir: es una mujer transgénero, transexual, es travesti? O sea, ¿cómo? (entrevista VIII, 09/04/2016).

Es importante esta observación pues la mujer trans reflexiona sobre su corporalidad, así como el efecto de su experiencia en el encuentro con el otro por el simple sonido de la voz. La discriminación se puede expresar solo porque la voz no corresponde con la imagen de género. La voz pone, al igual que el rostro, en valor al sí mismo. Mirella comenta: “El hecho es que mi voz me parece un acto político”. Pero no solo eso: le da individualidad y sentimiento de sí. Juega un papel importante en la figuración de las mujeres trans: muestra el cambio subjetivo de la persona, pues como dice Le Breton (2011, p. 60)LE BRETON, David. Éclats de voix. Une anthropologie des voix. Paris: Métailié, 2011., la voz revela el interior y la afectividad.

Julia, otra mujer trans, me relata que fue un periodo de tiempo en el que se acentuó esta no correspondencia por su voz, es decir que, a pesar de no verla, la trataban como hombre solo por su voz. Otras veces le pasó en el metro o en la calle: cuando ella preguntaba por una dirección y la persona a quien se dirigía no la veía, pero respondía: “si joven/señor, permítame”, pero luego miraban a Julia y se daban cuenta que era mujer. Es un periodo de indiferenciación por el que pasaron y están pasando varias mujeres trans. Esta inquietud salió en el trabajo de campo e incluso las mujeres trans me preguntaban: ¿tú qué tan femenina me escuchas?, ¿mi voz es masculina o femenina para ti? Las mujeres trans saben que el tratamiento de reemplazo hormonal no cambia la voz. Julia comenta:

Trabajaba en una librería y cuando hablaban por teléfono yo contestaba; les atendía para dar información de libros o eventos. Luego me decían, gracias, señor. Y yo así de: “no, soy señorita o lo atendió Julia.” Eso me llegó a pasar varias veces que, sin verme, me decían que era hombre (entrevista I, 19/11/2014).

Otro de los signos que constituyen face, es el rostro: tener las características de una mujer y llevar a cabo técnicas y prácticas estéticas cotidianas para su figuración. Maquillaje, cabello largo y aretes son signos que construyen la feminidad de una mujer trans adulta. La interacción social comienza cara-a-cara: es a través del rostro que se pone en juego el reconocimiento con el otro: pide descifrarse y aceptarse por medio de la composición. Pone en valor al individuo por medio de lo visual. Estas valoraciones y significaciones se traducen en estima, aprecio y atracción por el rostro sin marcas, el rostro puro, el rostro bien cuidado. Pero también como una medida: es en el rostro donde se cristaliza la comunicación del cuerpo. El rostro es sumamente importante porque dará no solo estima y confianza, sino presentación del self: “el rostro es un terreno de metamorfosis espectaculares que implican solo un cambio ínfimo de su disposición (…) los signos del rostro meten al actor en el mundo, pero lo exceden siempre” (Le Breton, 1992, p. 105LE BRETON, David. Des visages. Paris: Métailié , 1992.). El rostro como diferencia, como expresión de emoción y singularidad del sujeto, pero también de ambigüedad: tiene su propio lenguaje de comunicación, expresa sin decir palabra, muestra aquello que se esconde en la intimidad del ser.

Los gestos de mujeres trans pueden analizarse en varias coordenadas: en su dimensión interactiva (Le Breton, 2004, p. 54LE BRETON, David. La sociologie du corps. Paris: PUF, 2004.), pero también como expresión de la experiencia misma: las expresiones corporales y los gestos toman sentido por la emoción y el sentir de las experiencias. Si hay distintos niveles de intensidad en las emociones, podemos decir que hay distintas formas de experiencia trans en los gestos. La intensidad de la emoción dependerá de cómo se experiencia y de la forma de expresarla. Las mujeres trans muestran que la experiencia puede tener distintas formas de expresión en la corporalidad y que, quizá, poco sabemos del sentir de la persona. Hay mucha diferencia entre cómo se ve un cuerpo y el sentimiento de sí. Lo que no quiere decir que esas experiencias no se puedan entender: las mujeres trans tienen experiencias compartidas con más mujeres trans y con quienes interactúan. Los esfuerzos que hace el self por presentarse van desde los más insignificantes gestos hasta el más arriesgado cambio de estatus social.

Existen otras expresiones corporales de las mujeres trans: el beso en la mejilla como saludo o despedida, lo expresan tanto a mujeres como a hombres, y dicen mis entrevistadas, muchos lo aceptan. Otro gesto es el abrazo en mujeres trans, que además, forma parte de la cultura mexicana, a diferencia, por ejemplo, de la cultura europea occidental. El abrazo es una forma de afecto hacia el otro, una construcción cultural de apoyo, de consuelo, de amistad, de cariño, de la necesidad del sentir. La comunidad trans de la Ciudad de México genera estos gestos tanto simbólicos como físicos: como el 4to #Trans Abrazo,11 11 La actividad se desarrolló en el restaurante y centro cultural feminista La Gozadera, ubicado en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México, el 25 de marzo y 27 de mayo de 2018. donde donan y comparten libros, binders, zapatos, accesorios y ropa para otras mujeres trans.

En las mujeres trans, la experiencia corporal se realiza entre dos polos: lo masculino y lo femenino. El rostro de un hombre que entra en transformación para presentarse como mujer: depilación o laser para eliminar el crecimiento del pelo en bigote, barba y cejas; inyección de botox; cirugías para adecuar formas de nariz, párpados, labios, frente, estiramiento de piel, eliminación de arrugas etcétera. Es la belleza del cuerpo, de su imagen, para un reconocimiento social - o para reconocer, como diría Soler-Beltrán (2009)SOLER-BELTRÁN, Patricia. Transexualidad y la matriz heterosexual. Barcelona: Bellaterra, 2009., la autenticidad en mujeres trans, es decir, que los símbolos, los movimientos corporales y sus expresiones deben ser claramente femeninos. Recordemos que México está entre los primeros cinco países a nivel mundial que realizan más cirugías plásticas, siendo las estéticas las más demandadas en el mercado. Las preguntas son: ¿hasta dónde hay una “reivindicación” de los cuerpos o una “apropiación del cuerpo” si hay exigencias y estereotipos tanto del mercado como del consumo y la apariencia?, ¿no hay - como dice Le Breton - una ambivalencia aquí: la sobresignificación del cuerpo viene de la individuación del sentido del mundo moderno junto con el mercantilismo?, ¿no son la mundialización y el consumo los que han determinado esta reivindicación, a través del conocimiento, la exploración y la creación de necesidades corporales?

Hablar de la experiencia corporal es hablar de las sensaciones, de aquello que es sentido, de aquello que se percibe por los canales sensitivos. Este proceso no es inmediato y directo, sino que se inscribe en el cuerpo y, en esta inscripción, se da la significación. A través de los sentidos corporales, el sujeto aprenderá nuevas formas de sentir y de experimentar, y además, a interiorizarlas como parte de su feminidad. Las percepciones sensoriales son diversas en las mujeres trans, una vez iniciado el proceso de medicación: su piel se hace más sensible a cualquier roce, tienen mayor sensibilidad a los sonidos, pérdida o disminución de erecciones y de la libido y disminución de la fuerza en los músculos. Una de mis entrevistadas comentó que, una vez iniciada la medicalización, le comenzó a salir salpullido en la piel; otra comenzaba a tener mareos por la mañana, cuando se despertaba, o después de tomarse la pastilla en la tarde. Estos cambios forman parte del rito de pasaje o de feminidad al que se enfrentan las mujeres trans. Algunas definen este proceso como una segunda adolescencia, pues hay cambios físicos y emocionales. Lo asumen como parte de…, como lo que cuesta de…, como lo tiene que pasar para…, como el proceso de… los cambios que desconocen, quieren y enfrentan:

Cuando sabes que estás en hormonación, es como decir: voy por buen camino, voy hacia una dirección. Pero cuando te las quitan: te las quitas por voluntad propia o porque no tienes dinero o porque el médico dice: tu hígado no puede más, o cosas así. Es sentir un miedo, es sentir como que estás en una caída libre… así en la masculinidad. Y eso es verdaderamente lo transexual (entrevista III, 11/12/2014).

Los procesos de medicación llevan otro proceso social: las mujeres trans reciben atribuciones de género en la vida cotidiana al comenzar los estrógenos: los hombres genéticos pueden ser nombrados como hombres “femeninos” y, en otros momentos, como mujeres “masculinas” (Kessler; McKenna, 2015KESSLER, Suzanne J.; MCKENNA, Wendy. Gender: an ethnomethodological approach. Chicago: University of Chicago Press, 2015.).

Las mujeres trans que entrevisté han pasado, durante décadas, por el rechazo de las experiencias, bloqueadas por los familiares, conocidos o extraños, pero solo fueron contenidas por periodos de tiempo; las mujeres trans buscaban los medios para realizarlas. Este control corporal generó también una reflexión sobre lo que hace y no el individuo y, sobre todo, lo que no debe hacer, pues puede existir el sentimiento de culpa. El cuerpo, dice Le Breton (2011a, p. 11)LE BRETON, David. Adiós al cuerpo. Una teoría del cuerpo en el extremo contemporáneo. México: La Cifra, 2011a., “es el último punto donde se cruza el sentimiento de sí y, simultáneamente, el lugar donde el otro comienza. Los límites del cuerpo interrogan a los límites del vínculo social. El individuo se convierte en nómada de sí mismo”.

Los cambios corporales pueden traer más riesgos sociales. Las instituciones donde trabajan mujeres trans en México lo tienen bien claro pues tratan de controlar el performance trans: si llegan a contratarlas, las mandan a espacios alejados del público - el sótano, la cocina, trabajos nocturnos o de madrugada -, o las hacen cubrir algunos de sus símbolos (maquillaje, vestuario, cabello), o simplemente no las contratan. El performance tiene un impacto en las instituciones, pues hay un riesgo de que el performance trans desprestigie el lugar o se reproduzca en otros empleados, por lo que las instituciones tratan de controlar reglamentando o modificando las identidades. Sin embargo, los cambios corporales presuponen también riesgos identitarios pues hay procesos de negación del sí mismo tanto por las mujeres trans como por los distintos espacios donde se encuentran.

Riesgos identitarios

Como vimos en el apartado anterior, los riesgos corporales a que se enfrentan las mujeres trans pueden implicar problemas de salud y un impacto en su esperanza de vida, reducida a un promedio de 31 años en México (Letra S, 2018LETRA S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana A. C. Violencia, impunidad y prejuicios. Asesinatos de personas LGBTTT en México - 2013-2017. México: Letra S, 2018.). Sin embargo, existen otros riesgos identitarios para las mujeres trans, que tocan la subjetividad y el sentido de sí mismas, por lo que me propongo desarrollar estos riesgos que encontré durante la comunicación y el contacto con mujeres trans que entrevisté.

El nuevo nombre para llamarse o ser llamada es parte del ritual de feminidad o del performance de género. El nombre puede ser considerado un acto performativo12 12 Butler (2002) refiere a los actos performativos como modalidades del discurso que al enunciarse encarnan una acción y ejercen un poder vinculante. , diría Saillant (2014)SAILLANT, Francine. Anthropologie et performativité: transformations et connexions. Cultures-Kairós (en línea). Publicado en Les Numéros, 18 nov. 2014. Disponible en: http://revues.mshparisnord.org/cultureskairos/index.php?id=905.
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: nombrar objetos, distinguirlos y enunciarse a sí mismo. Con las mujeres trans, podemos describir este importante acto performativo, porque, con esta distinción discursiva, se reconocerá al self. Existe, en cuanto se le nombra. “Ese reconocimiento construye al sujeto” (Butler, 2002BUTLER, Judith. Críticamente subversiva. In: MÉRIDA, Rafael M. (ed.). Sexualidades transgresoras. Barcelona: Icaria, 2002. p. 55-79., p. 57). Estos son algunos ejemplos de nombres tomados arbitrariamente de redes sociales de mujeres trans: Mónica Renata, Silvia Susana, Laura Victoria, Ximena, Sara Magali, Natalia Anaya, Isabel Leonor, Samantha, Denisse Valverde, Irina Layevska, Gloria Virginia Davenport, Samara Alejandra, Victoria Volkova, Emmayesica Duvali, Ari Vera, Diana Sánchez, Alessa Flores, Viviana Rocco, Roshell Terranova, Lía Nereida, Luisa Almaguer, Amaranta, Coral Bonelli, Jessica Marjane, Gislenne Zamayoa, Veritto, Agnes, Angie Rueda, Gilda Alejandra, Lola Dejavú, Karla Ivón y Ofelia Pastrana.

En México, tratan de salvar su mismo nombre y solo lo pasan a femenino: por ejemplo, Daniel a Daniela, Luis a Luisa. En algunas de las historias de vida de mujeres trans, el nuevo nombre viene del nombre que le hubieran puesto los padres si hubieran nacido niñas. También hay una relación importante con la familia: los nuevos nombres guardan la memoria o hacen honor a sus madres, hermanas, tías, abuelas o bisabuelas con quienes han tenido una relación afectiva. Otra posibilidad es nombrarse de forma parecida o igual a la persona que admiran, sea una artista o un personaje público. O crean el nombre con combinaciones de gustos, deseos y recuerdos. Algunas mujeres cambian de nombre, pero tratan de no cambiar la primera letra ni del nombre ni de los apellidos: si antes era Carlos, ahora es Carolle. ¿Por qué? Para ahorrarse trámites burocráticos y que algunos documentos no sean modificados.

Una vez hecha la selección de nombre, viene la puesta en escena: la mujer trans puede cambiar de nombre, pero en la relación social mantenerse en la misma categoría. Algunas mujeres trans aún son llamadas por sus familias con el nombre de hombre. Lo particular en esto es que muchas mujeres trans adultas aceptan y toleran que sus hijo(a)s las llamen como ello(a)s quieran (sea en masculino, en femenino o con un sobrenombre), pues dicen las mujeres trans, no van a replicar o hacer lo mismo que les hicieron sus padres a ellas, al negarles su sentir. Aunque hayan realizado el cambio de imagen, el nombre se adhiere a la persona trans como una marca, pues una persona que es nombrada, conocida y llamada por más de 40 años con un nombre no puede cambiar de manera rápida la percepción de los otros.

Una vez que han decidido cambiarse el nombre, han dejado atrás otra identidad: la imagen de hombre, su nombre, su voz, pero eso posibilita la emergencia de otro face. Si hay un cambio del face y de la identidad, hay un cambio de experiencias y del sí mismo. Las mujeres trans no quieren recordar o traer al presente su nombre anterior: ¿por qué pasa esto?, ¿puede el nombre modificar la subjetividad y la percepción de sí?, ¿hasta dónde el nombre puede hablar de una nueva persona y modificarla? “Nuestro comportamiento es una función de nuestra experiencia. Actuamos según la manera en que vemos las cosas. Si nuestra experiencia está destruida, nuestro comportamiento será destruido” (Laing, 1983LAING, Ronald D. La voz de la experiencia. Barcelona: Crítica, 1983., p. 25, subrayado del autor). Las mujeres trans no quieren regresar al nombre de hombre, pues implica no solo la subjetividad, sino la presentación de sí en un cuerpo, una identidad y un género con el que no se identifican. El nombre es la expresión de la experiencia subjetiva y corporal y nombrarlas de otro modo, puede tener riesgos identitarios de experiencias negativas en las mujeres trans. Al pronunciar el nombre anterior, las experiencias negativas pueden regresar. Otras mujeres trans, que por lo regular son jóvenes o se asumen socialmente desde adolescentes, dicen abiertamente sus anteriores nombres masculinos, y que, a diferencia de las mujeres trans adultas, no han pasado por la negación de la experiencia por décadas.

Para decirlo en términos goffmanianos: hay una estrategia de evitación en la figuración de aquello que eran, pues el face ha sido modificado. El hecho de no reconocerse, o de pasar en sus historias de vida por la negación de sus experiencias y por experiencias negativas, da cuenta del carácter normativo al que se enfrentan las mujeres trans: un enfrentamiento abierto a todo tipo de posibilidades - el rechazo, la exclusión, la muerte. Tienen que organizar la negación de su experiencia en espacios donde puedan compartir. El espacio público y lejos de casa puede ser ideal para ser, mientras que, con sus familiares bloquean ese deseo. Cuando las mujeres trans vivían como hombres y esposos, no podían expresar su feminidad ni de manera corporal ni socialmente, por lo que tenían que ordenarse al género normativo. Sin embargo, había momentos para travestirse a solas en casa, o salir a la calle para travestirse con otras personas.

Las mujeres trans se enfrentan a las consecuencias de la desvaloración, la reducción a su mínima expresión de la persona y su rechazo en distintos espacios públicos. Mead (1913MEAD, George. The social self. Journal of Philosophy, Psychology and Scientific Methods, v. 10, p. 374-380, 1913.) dice que un conflicto con los otros está presente en la formación de un nuevo self, pues se está afuera de los procesos morales. Aun así, las mujeres trans toman el riesgo. Pero este riesgo se toma no solo por las cuestiones sociales como empleo, profesión o identificación oficial, sino por la pérdida de face. Hay un riesgo más profundo en la experiencia, la subjetividad y el reconocimiento de sí mismas en mujeres trans, que el sentirse cómodas en el género. El riesgo sobrepasa la inseguridad, la violencia, la discriminación o el asesinato. Es el riesgo de perder face (Le Breton, 2011bLE BRETON, David. Conductas de riesgo. De los juegos de la muerte a los juegos del vivir. Buenos Aires: Topia, 2011b.). La indiferenciación también va en este sentido interno: no dejar de percibirse como mujeres. La indiferenciación es un verdadero riesgo para las mujeres trans. O, dicho de manera inversa: la diferencia como mujeres les da certeza. Tomar el riesgo es una respuesta a no perder face. Si otra cosa fuera - me dicen las mujeres trans -, me quedo como hombre: con buen empleo, con mi familia, con mis hijos, con buen salario, con lujos, con toda una buena vida. Las mujeres trans adultas tuvieron que esconder, no manifestar, bloquear o mantener en secreto su representación de género por varias décadas, pero el contacto con otras mujeres trans, los derechos políticos logrados, la ley de identidad de género y las redes sociales posibilitaron expresar libremente su feminidad.

Conclusiones

¿Qué hay que entender o explicar para que la transexualidad sea aceptada socialmente?, ¿a qué otros riesgos corporales e identitarios se expondrán las mujeres trans para ser consideradas mujeres? Son dos cuestiones que urge resolver ante los crímenes, la violencia, la discriminación y el rechazo al que se enfrentan muchas mujeres trans. Si bien la violencia está generalizada en el país, hay grupos sociales que pasan por formas de rechazo más exacerbadas, como las minorías étnicas, sexuales, o quienes padecen alguna enfermedad o tienen otra diferencia. Las distintas relaciones sociales en las que se ha valorado y reconocido al otro son cuestiones a resolver en la actualidad para detener los homicidios.

Lo trans no solo implica la identidad de género o el cambio de sexo. El concepto trans está muy ligado con la experiencia, el sí mismo, el cuerpo y el performance. Hay mucho desconocimiento a nivel social y cultural sobre qué es lo que viven y cómo experimentan su sí mismo las mujeres trans. Algo que es muy claro en la ciudad es el uso del término “trans”. Es la respuesta para definir y comprender lo que les pasa a muchas personas a nivel subjetivo y social. El término que significa “a través de” explica mucho de su experiencia: a través del cuerpo, a través del género, a través de lo femenino, a través de lo masculino, a través del sistema social. Lo trans está posibilitando otra representación al binomio de género: no son mujeres ni hombres, sino trans. Esto se puede entender en sus discursos, en sus performances, en sus grupos de interacción y en sus demandas colectivas. Sin embargo, el costo social es alto y la reducción de la esperanza de vida de las mujeres trans es muy evidente.

Cada mujer toma distintos riesgos corporales: algunas toman decisiones radicales, como la de inyectarse aceite, o comenzar la toma de estrógenos con seguimiento de la Clínica Condesa; pero otras no quieren este seguimiento. Es fácil conseguir medicamentos en México para comenzar una transición. Si los toman: los pausan, los continúan, los pausan. Están en ese péndulo. Detenerlos puede ser por causas distintas: para las mujeres que entrevisté, es una exigencia de la esposa que demanda la masculinidad del esposo; otras no toman estrógenos para no disminuir sus erecciones si realizan trabajo sexual cuando les piden ser activas; otras más, no toman medicamentos porque sus cuerpos no toleran el compuesto de las pastillas y les acarrean efectos secundarios; y otras más, no toman medicamentos porque para ellas el cuerpo y la identidad de una mujer trans no puede definirse por la toma de medicamentos o por una cirugía. Este último punto toma más y más importancia en las mujeres trans: no solo por la economía, es decir, por no gastar dinero, ante la falta de empleo o la dificultad para encontrarlo, sino por una cuestión de atención y otra, política. En la atención, evitan ir al doctor porque saben que pueden ser discriminadas, no escuchadas o no tomadas en su sentir durante la atención médica; y la política, porque hacen de la diferencia más diferencias: si lo trans es una diferencia, hay más diferencias dentro de ella y lo manifiestan.

Las mujeres trans ponen de manifiesto que la distinción del sí mismo como hombre o mujer no es destino; son distinciones que se construyen. Para llegar a ser cada uno, hay una experiencia social: el sentido del lugar de uno: el aprendizaje en las posturas, el rol y el papel a jugar; un control de la corporalidad: los gestos, el comportamiento, la voz, el caminar, la forma del mover el cuerpo; un conflicto relacional: con la familia, la esposa, los hijos, los amigos; un deseo consciente o inconsciente: la simbolización del cuerpo y la fantasía del otro; una diferencia identitaria y política: ¿mujer?, ¿hombre? o ¿trans?; y una dialéctica de genero: la feminidad, la masculinidad y la transexualidad.

Referencias

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  • 1
    El prefijo trans representa a personas transgénero o transexuales en México. Lo utilizaré por tres razones: así se denominan las mujeres que entrevisté, su uso es muy común en muchos eventos sobre transexualidad en la ciudad, y trata de englobar una condición sin reducirla a un cambio de género o sexo.
  • 2
    El trabajo de campo consistió en diez entrevistas semiestructuradas a mujeres trans, realizadas de 2014 a 2018. Así también retomo relatos que obtuve de mi observación etnográfica en eventos sobre transexualidad que tuvieron lugar en la Ciudad de México durante el mismo periodo. Cambio los nombres de las mujeres trans para reservar su anonimato.
  • 3
    Retomo el self al no tener traducción al español que se acerque tanto a la noción social como a la semántica del concepto sociológico. No comparable al “yo” o “persona”, pero más próximo al “sí mismo”. El self refiere al cuerpo en su completud, a la experiencia subjetiva y social de sí, y a la capacidad de agencia y reflexión para observarse como objeto y sujeto de acción. La literatura sociológica que habla de self incluye Schütz (1982)SCHÜTZ, Alfred. The problem of social reality. Collected Papers I. The Netherlands: Martinus Nijhoff, 1982., Mead (1959MEAD, George. Mind, self and society: from the standpoint of a social behaviorist. Chicago: The University of Chicago Press, 1959.; 1913MEAD, George. The social self. Journal of Philosophy, Psychology and Scientific Methods, v. 10, p. 374-380, 1913.), Goffman (1956)GOFFMAN, Erving. The presentation of self in everyday life. Edinburgh: University of Edinburgh, 1956. y Giddens (2011)GIDDENS, Anthony. La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu, 2011..
  • 4
    En la lengua española, el (o la) performance se traduce como representación o actuación. Siguiendo la misma línea argumentativa de Goffman (1956)GOFFMAN, Erving. The presentation of self in everyday life. Edinburgh: University of Edinburgh, 1956., el performance es la puesta en escena o la actividad realizada, donde la experiencia y la situación misma toman un lugar central en la interacción.
  • 5
    Amelio Robles nace en 1889 en Xochipala Guerrero, México, con asignación sexual de mujer. Se incorpora a la Revolución Mexicana en la década de 1910 y es reconocido como coronel por el ejército con su performance de masculinidad.
  • 6
    Es muy interesante la tesis doctoral “Trans narrativas do self”, de Gama (2015)GAMA, Eveline. Trans narrativas do self: uma análise a partir de diários virtuais de transição transexual no Youtube. Tesis (Doctorado en Sociología). Universidade Federal de Pernambuco, Brasil, 2015., sobre mujeres trans en Brasil. La autora relata cómo, a través de contenidos de Youtube y blogs, las mujeres trans tienen agencia por medio de una narrativa-performativa para disminuir la autoridad institucional en el proceso de transición, pues crean el self y posibilitan la transformación de normas culturales.
  • 7
    Ubicada en la Ciudad de México, es una clínica para la prevención y atención de personas con VIH. Entre sus servicios se encuentra un programa de atención para la comunidad trans como: terapia hormonal, detención oportuna de ETS, acceso a tratamiento y seguimiento médico especializado para personas trans. Se puede consultar más información en la página de la clínica: http://www.condesadf.mx/.
  • 8
    Relato tomado del conversatorio “Modificaciones corporales y uso de sustancias”, Multiverso Trans*, en el Centro Cultural Jauría Trans*, Ciudad de México, 24 de febrero de 2018. La transcripción es mía.
  • 9
    Esta seguridad ontológica Giddens la explica como una autonomía del gobierno corporal que “en sus orígenes psicológicos se sitúa en mecanismos básicos de control de angustia” (Giddens, 2011GIDDENS, Anthony. La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu, 2011., p. 85).
  • 10
    Manifestación de Luisa Almaguer en el video Mashup: mujeres en la industria musical. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=KQDJh0Ygk9g. La transcripción es mía.
  • 11
    La actividad se desarrolló en el restaurante y centro cultural feminista La Gozadera, ubicado en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México, el 25 de marzo y 27 de mayo de 2018.
  • 12
    Butler (2002) refiere a los actos performativos como modalidades del discurso que al enunciarse encarnan una acción y ejercen un poder vinculante.
  • 13
    Investigador independiente, Ciudad de México.
  • 14
    Andres Alvarez Elizalde es Doctor en Sociología. Ha sido profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM en México. Email: andru.ae85@gmail.com

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    9 Dic 2019
  • Fecha del número
    Sep-Dec 2019

Histórico

  • Recibido
    20 Mar 2019
  • Acepto
    05 Jun 2019
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