Este artículo aborda la relación intrínseca entre los Objetivos del Milenio y los derechos humanos. Analiza cómo, al adoptar un discurso de derechos humanos, algunos países, en particular aquellos en los que el hambre y la pobreza aumentan rápidamente, crean condiciones para reivindicar la supervisión e implementación de estos Objetivos para 2015. Muestra que a pesar de su supuesta fragilidad los Objetivos del Milenio pueden ser útiles para promover el avance de la agenda de los derechos humanos. Sugiere que los ciudadanos se movilicen y presionen a sus gobiernos y a las instituciones internacionales para exigir el cumplimiento de los Objetivos, con el propósito de erradicar el hambre e intensificar el desarrollo.