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Patologizados, fatigados y perdidos: interpretaciones sociológicas del crecimiento de las depresiones en la modernidad tardía

Pathologized, tired and lost: sociological interpretations of the growth of depressions in late modernity

Patologizados, cansados e perdidos: interpretações sociológicas do crescimento das depressões na modernidade tardia

Resumen:

El artículo analiza la emergencia de la depresión como la enfermedad mental más frecuente en la modernidad tardía. Desde el existencialismo sociológico de Peters (2017)Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume. concibe la depresión como un particular modo de inseguridad ontológica. Sostiene que el incremento de los diagnósticos es comprensible a partir tres amplias claves interpretativas vinculadas a transformaciones en las sociedades tardo-modernas. La primera alude a una creciente patologización de la angustia asociada a la emergencia de modos de conceptualizar el sufrimiento psíquico. La segunda refiere a la profundización de los imperativos de autorrealización que provocan patologías del agotamiento del yo. La tercera destaca la expansión de una multiplicidad de guías de referencia que se manifiesta en una pérdida de sentido de la existencia. La depresión contemporánea representa, simultáneamente, una patología retórica, de la acción y del sentido correlativa con figuraciones del sujeto patologizado, fatigado y perdido.

Palabras claves
Depresión; Existencialismo sociológico; Seguridad ontológica; Modernidad tardía

Abstract:

The article analyzes the emergence of depression as the most frequent mental illness in late modernity. From the sociological existentialism of Peters (2017)Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., he conceives depression as a particular mode of ontological insecurity. He maintains that the increase in diagnoses is understandable based on three broad interpretative keys linked to transformations in late-modern societies. The first refers to a growing pathologization of anguish associated with the emergence of ways of conceptualizing psychic suffering. The second refers to the deepening of the self-realization imperatives that cause pathologies of the exhaustion of the self. The third highlights the expansion of a multiplicity of reference guides that manifests itself in a loss of meaning of existence. Contemporary depression simultaneously represents a rhetorical, action and sense pathology correlative with figurations of the pathologized, tired and lost subject.

Keywords
Depression; Sociological existentialism; Ontological security; Late modernity

Resumo:

O artigo analisa a emergência da depressão como a doença mental mais frequente na modernidade tardia. A partir do existencialismo sociológico de Peters (2017)Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., ele concebe a depressão como um modo particular de insegurança ontológica. Ele afirma que o aumento dos diagnósticos é compreensível a partir de três amplas chaves interpretativas vinculadas às transformações das sociedades da modernidade tardia. A primeira refere-se a uma crescente patologização da angústia associada ao surgimento de formas de conceituar o sofrimento psíquico. A segunda refere-se ao aprofundamento dos imperativos de autorrealização que causam patologias de esgotamento de si. A terceira evidencia a expansão de uma multiplicidade de guias de referência que se manifesta na perda de sentido da existência. A depressão contemporânea representa simultaneamente uma patologia retórica, de ação e de sentido correlativa às figurações do sujeito patologizado, fatigado e perdido.

Palavras-chave
Depressão; Existencialismo sociológico; Segurança ontológica; Modernidade tardia

Introducción

En el transcurso de las últimas décadas los trastornos depresivos se convierten en el diagnóstico en salud mental más frecuente a nivel mundial y diversos autores los consideran una epidemia (Pignarre 2003Pignarre, Philippe. 2003. La depresión: una epidemia de nuestro tiempo. Barcelona: Debate.; Hidaka 2012Hidaka, Brandon H. 2012. Depression as a disease of modernity: explanations for increasing prevalence. Journal of Affect Disord 140 (3): 205-214. https://doi.org/10.1016/j.jad.2011.12.036.
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; Petersen 2011Petersen, Anders. 2011. Authentic self-realization and depression. International Sociology 26 (1): 5-24. https://doi.org/10.1177/0268580910380980.
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; Van den Bergh 2013Van den Bergh, Bert. 2013. Self-fulfillment or self-erosion? Depression as key pathology of late modernity. En Rethinking Madness, editado por Gonzalo Araoz, Fátima Alves, y Katrina Jaworski, 87-109. Leiden: Brill. https://doi.org/10.1163/9789004373952_006.
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). Así, estos cuadros dejan de ser una patología epidemiológicamente irrelevante a mediados del siglo veinte y pasan a conformar, en décadas posteriores, los diagnósticos psiquiátricos de mayor prevalencia (Ehrenberg 2000Ehrenberg, Alain. 2000. La fatiga de ser uno mismo. Buenos Aires: Nueva Visión.; Whitaker 2015Whitaker, Robert. 2015. Anatomía de una epidemia. Madrid: Capitán Swing.). Este acelerado crecimiento en el número de diagnósticos se sustenta en datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud que indican que la depresión afecta a más de 300 millones de personas, es la principal causa de discapacidad y el factor que más contribuye a las defunciones por suicidio en el mundo.2 2 OMS. Organización Mundial de la Salud. 2012. La depresión es una enfermedad frecuente y las personas que la padecen necesitan apoyo y tratamiento. Organización Mundial de La Salud - Centro de Prensa, 9 de octubre de 2012. Visitada el 3 feb. 2019. https://www.who.int/mediacentre/news/notes/2012/mental_health_day_20121009/es/ El número total estimado de personas que padece esta aflicción aumentó un 18,4% entre el 2005 y el 2015.3 3 OPS. Organización Panamericana de la Salud. 2017. Depresión y otros trastornos mentales comunes. Washington D.C: Organización Panamericana de la Salud, 2017. Visitada el 4 feb. 2019. https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/34006/PAHONMH17005-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y En sintonía con estas cifras, de acuerdo a conceptualizaciones epidemiológicas la alta prevalencia en la población conduce a concebir a este padecimiento del ánimo como un “trastorno mental común” (OPS 2017Karp, David. 2017. Speaking of sadness. Estados Unidos: Oxford Press., 5).

En consonancia con la magnitud de las cifras y la relevancia asignada por organismos de salud, autores provenientes de diversas disciplinas convergen en describir las sociedades contemporáneas y sus individuos a partir de rótulos asociados a la depresión. Así, destacan que “vivimos en una época de las «pasiones tristes»” (Benasayag y Schmit 2010Benasayag, Miguel, y Gérard Schmit. 2010. Las pasiones tristes. Argentina: Siglo Veintiuno Editores., 23), en una “sociedad depresiva” (Roudinesco 2015Roudinesco, Elizabeth. 2015. ¿Por qué el psicoanálisis? Buenos Aires: Paidós.), “del cansancio” (Han 2012Han, Byung-Chul. 2012. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.), en la “era de la melancolía” (Blazer 2005Blazer, Dan. 2005. The age of melancholy. Great Britain: Routledge.), en la “edad de la depresión” (Horwitz 2010Horwitz, Allan V. 2010. How an age of anxiety became an age of depression. Milbank Quarterly 88 (1): 112-138. https://doi.org/10.1111/j.1468-0009.2010.00591.x.
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) etcétera.

Ahora bien, la pregunta que guía el artículo es: ¿Cuáles son las condiciones para la emergencia de la depresión como la enfermedad mental más frecuente en la “modernidad tardía”4 4 En este artículo suscribimos a la denominación de “modernidad tardía” o rótulos que apelan a significados semejantes como “segunda modernidad”, “modernidad liquida” para aludir a la fase actual de las instituciones. Esta concepción considera que en la configuración social contemporánea existe una profundización de las tendencias históricas de desarrollo que estaban presentes en las sociedades modernas (Peters 2017, 64) y, por tanto, se trata de una radicalización de la modernidad (Giddens 1993) y no de una nueva fase como propone (Lyotard 1987). (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península.)? En otras palabras: ¿Cómo la depresión “logra” convertirse en la patología psiquiátrica más extendida de las sociedades occidentales? En el marco de las ciencias sociales existen múltiples interpretaciones sobre este asunto, aquí recuperamos aportes de las teorías sociológicas para comprender las precondiciones del crecimiento de la depresión, esto es, determinadas condiciones socio-históricas de producción de particulares inseguridades ontológicas.

En este artículo consideramos que los supuestos del existencialismo sociológico desarrollado por Peters (2017)Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume. ofrecen valiosos insumos heurísticos para comprender el crecimiento de la depresión. Al concebir las depresiones como modos específicos de inseguridad ontológica que se manifiestan –aunque no necesaria, ni exclusivamente- en las pérdidas de sentido existencial desarrollamos una interpretación sociológica del crecimiento de diagnósticos en las sociedades tardo-modernas. En esta configuración histórica las depresiones crecen debido a una triple concepción de la enfermedad que es correlativa con distintas figuraciones de la subjetividad.

Conforme a las premisas del existencialismo sociológico (Peters 2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume.), las interpretaciones sobre el incremento de diagnósticos de depresión no pretenden substituir el estudio empírico de contextos reales por conceptos a-priori que determinan el fenómeno. Las generalizaciones y conceptos provenientes de la teoría social funcionan “como herramientas de «sensibilización» heurística del examen empírico de procesos sociales concretos” (Peters 2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., 412).5 5 Las ideas que se defienden en este artículo fueron estimuladas por dos investigaciones empíricas llevadas a cabo en la ciudad de Santa Fe, Argentina, a partir del uso del método biográfico en su vertiente socio-narrativa (Meccia 2019). Por un lado, la tesis doctoral del autor que dispuso del financiamiento de CONICET, centrada en el análisis de cuarenta y dos entrevistas biográficas a personas que sufren depresión y son usuarias servicios de salud mental y psicoterapéuticos. Por otro, el proyecto de investigación en curso: “Sufrir. Un estudio comparativo de narrativas sobre vulnerabilidad social en contextos de subjetivaciones líquidas”, dirigido por Ernesto Meccia y financiado por la Universidad Nacional del Litoral, que confronta relatos de vida de grupos de personas en situaciones de vulnerabilidad, uno de ellos conformado por usuarios de psicofármacos por depresión.

Las depresiones como modos de inseguridad ontológica

Para abordar la cuestión del crecimiento de las tasas de depresión en sociedades occidentales, conceptualizamos las depresiones a partir de insumos que provee el existencialismo sociológico. Aunque indisociablemente vinculadas a los lenguajes psiquiátricos, las experiencias de depresión suelen constituir inseguridades ontológicas específicas provocadas por desajustes entre el mundo objetivo y las experiencias subjetivas. Específicamente, estas formas de inseguridad implican generalmente –aunque no necesariamente – crisis existenciales asociadas a la pérdida de sentido de la vida.

De acuerdo a Perrusi (2017Perrusi, Artur. 2017. Prefácio. En A ordem social como problema psíquico. Do existencialismo sociológico à epistemologia insana, editado por Gabriel Peters, 9-22. São Paulo: Annablume., 13) el “existencialismo sociológico” que postula Peters parte de una fragilidad existencial intrínseca de la condición humana. Esta consiste en el deseo existencial profundo, de parte de los humanos, de estabilidad, previsibilidad y seguridad en el mundo en el que participan. De este modo, Peters (2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume.; 2014Peters, Gabriel. 2014. Ordem social e (in) segurança ontológica : esboços de existencialismo sociológico em Peter Berger, Anthony Giddens e Pierre Bourdieu. Política & trabalho 1 (40): 117-150.) destaca que Anthony Giddens, Pierre Bourdieu, entre otros, sostienen que la estabilización relativa de los mundos socioculturales engendrados por los seres humanos responde a un impulso antropológico universal, que varía según las épocas. Este impulso consiste en el anhelo de seguridad ontológica o metafísica y el deseo vital por habitar un mundo dotado de orden y sentido (Peters 2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., 75).

En el libro A ordem social como problema psíquico, Peters (2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., 391) examina la conexión entre la producción y la reproducción contingente del orden social a través de la praxis, por una parte, y el deseo existencial humano de “seguridad ontológica”, por otra. El autor adhiere de forma explícita a una acepción ampliada del concepto de “seguridad ontológica” que le permite incluir un conjunto más extenso de autores que abordan estos fenómenos a pesar de que no integran este concepto a sus corpus teóricos.

De este modo, al seguir las premisas del existencialismo sociológico en la concepción elaborada por Peters (2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume.; 2014Peters, Gabriel. 2014. Ordem social e (in) segurança ontológica : esboços de existencialismo sociológico em Peter Berger, Anthony Giddens e Pierre Bourdieu. Política & trabalho 1 (40): 117-150.) consideramos que, a pesar de las diferencias entre Giddens y Bourdieu, es posible proceder a una lectura centrada en las convergencias, a fin de facilitar una noción sociológica de las experiencias de las depresiones. Sostenemos apoyados, en la revisión de Peters (2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume.; 2014Peters, Gabriel. 2014. Ordem social e (in) segurança ontológica : esboços de existencialismo sociológico em Peter Berger, Anthony Giddens e Pierre Bourdieu. Política & trabalho 1 (40): 117-150.), que el sociólogo francés y el británico, concuerdan en tres aspectos que, en función del argumento de este artículo, deseamos destacar. Primero, la naturaleza contingente y dialéctica del orden social. Segundo, la relevancia que le asignan a los primeros años de vida para comprender la (in)seguridad ontológica. Tercero, es posible postular la concepción de grados de un continuum en las relaciones de los actores con el mundo social que oscilan desde complicidades a inseguridades ontológicas.

Según la lectura de Peters (2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., 26-27), Giddens para explicar el problema psíquico del orden -esto es, por qué los actores invierten su libido para garantizar la relativa inteligibilidad, organización y previsibilidad del mundo social- defiende la tesis de que esta inversión responde a una necesidad de seguridad ontológica, a un ansioso impulso existencial por una experiencia del mundo social como relativamente segura y confiable. Como adelantamos, Giddens (1997)Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península. emplea la noción de seguridad ontológica para referirse al sentimiento de continuidad y orden en los sucesos, incluidos aquellos que trascienden el entorno perceptivo del individuo (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península., 295). Según el sociólogo británico, “ser ontológicamente seguro es poseer, en el nivel del inconsciente y de la conciencia práctica, «respuestas» a cuestiones existenciales fundamentales que se plantea de alguna manera toda vida humana” (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península., 66). Implícitamente, respondemos a tales cuestiones en el plano de las conductas inmersas en las rutinas diarias, sin requerir del uso de una conciencia reflexiva. Sin embargo, Giddens destaca que existen muchos sucesos que atraviesan el “manto protector de seguridad ontológica” (1997, 168). De este modo, en ocasiones la confianza en la que se asienta la seguridad ontológica se pierde en diversos grados y maneras.

A diferencia de Giddens, en la teoría de la práctica de Pierre Bourdieu el término seguridad ontológica no forma parte de su corpus conceptual. No obstante, en Meditaciones pascalianas (Bourdieu 1999Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama., 316) el sociólogo francés desarrolla su concepción sobre el sentido de la existencia y destaca algunos “hechos antropológicos indiscutibles e indisociables”. Afirma que el hombre es un ser finito que sabe que va morir y ese saber le resulta insoportable. Bourdieu (1999)Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama. concibe el reconocimiento social o “capital simbólico” asociado a las justificaciones y razones para existir (Peters 2014Peters, Gabriel. 2014. Ordem social e (in) segurança ontológica : esboços de existencialismo sociológico em Peter Berger, Anthony Giddens e Pierre Bourdieu. Política & trabalho 1 (40): 117-150.). Presenta la vida social como una máquina de producción y distribución (desigual) de justificaciones para existir (Bourdieu 1999Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama., 317). Esta orientación humana por dotar de sentido a la existencia individual no implica, necesariamente, una conciencia y representación por parte de los agentes sino que, en múltiples ocasiones, se desenvuelve en un plano pre-reflexivo, no discursivo.

Sin embargo, Bourdieu evidencia que en múltiples ocasiones se producen desajustes entre las estructuras objetivas y las subjetividades, produciéndose una quiebra de la complicidad ontológica entre actor y mundo. La dialéctica continua de esperanzas subjetivas y oportunidades objetivas puede variar desde la perfecta adecuación hasta la dislocación radical. El sociólogo francés denomina “efecto de histéresis” y “efecto Don Quijote” (Bourdieu y Wacquant 2005Bourdieu, Pierre, y Loïc Wacquant. 2005. Una invitación a la sociología reflexiva. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina., 189; Bourdieu 1999Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama., 210-211) a la ruptura de esta complicidad o disyunción entre las propensiones subjetivas de conducta y las condiciones objetivas.

En concordancia con esta pérdida de seguridad o complicidad ontológica, estudios fenomenológicos acerca de las experiencias de personas en, o con, depresión (Ratcliffe 2015Ratcliffe, Matthew. 2015. Experiences of depression. United Kingdom: Oxford University Press.; Sveneaus 2014Peters, Gabriel. 2014. Ordem social e (in) segurança ontológica : esboços de existencialismo sociológico em Peter Berger, Anthony Giddens e Pierre Bourdieu. Política & trabalho 1 (40): 117-150.) destacan que estas implican un modo particular de relación con el mundo, asociado a particulares perdidas de posibilidades dadas por presupuestas en el mundo de la vida cotidiana. En un nivel general, la mayoría de los que experimentan esta condición refieren a un “cambio existencial” (Ratcliffe 2015Ratcliffe, Matthew. 2015. Experiences of depression. United Kingdom: Oxford University Press.). En este cambio en la estructura general de la experiencia se encuentra erosionado un sentido de estar inmerso cómodamente en el mundo. Las personas que experimentan esta condición se perciben como la figura del forastero (Schutz 2003Schutz, Alfred. 2003. Estudios sobre teoría social. Buenos Aires: Amorrortu.; Karp 2017Karp, David. 2017. Speaking of sadness. Estados Unidos: Oxford Press.) puesto que están, simultáneamente, cerca y distantes de quienes las rodean. En otras palabras, aunque se encuentren de manera físicamente próxima se perciben desconectados.

En síntesis, desde los insumos que provee el existencialismo sociológico concebimos las depresiones como formas de estar en el mundo en las que se sufre de un modo particular la inseguridad ontológica vinculadas, en múltiples ocasiones, a las falta de justificaciones de la existencia. Este modo sociológico de comprender la depresión sirve para dar cuenta de las formas de explicación del crecimiento de diagnósticos de depresión en las condiciones de la modernidad tardía.

La inseguridad ontológica depresiva, patologías de la modernidad tardía

La seguridad o inseguridad ontológica es histórica y no posee reglas universales. Por tanto, de acuerdo con la expresión de Perrusi (2015Perrusi, Artur. 2015. Sofrimento psíquico, individualismo e uso de psicotrópicos: saúde mental e individualidade contemporânea. Tempo Social 27 (1): 139-159. https://doi.org/10.1590/0103-20702015017.
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, 146) es necesario “desontologizar la seguridad ontológica”, puesto que cambian los condicionantes psicosociales y se manifiesta de diversas formas tanto fenomenológica, histórica como regionalmente. Así, la modernidad tardía como configuración institucional contemporánea genera (in)seguridades específicas. En particular produce una inseguridad asociada a la crisis de identidad o falta de razones para existir que en el lenguaje de la psiquiatría contemporánea se traduce en el diagnóstico de depresión mayor. Según Giddens, en esta sociedad caracterizada por el crecimiento de la reflexividad del yo, la cuestión existencial del sentido de la vida adquiere una centralidad inusitada respecto a otros tiempos históricos. El autor afirma: “La insignificancia personal -el sentimiento de que la vida no tiene nada de valioso que ofrecer- se ha convertido en un problema psíquico fundamental en las circunstancias de la modernidad tardía” (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península., 18).

La expansión de la tasas de depresión a partir de la década del ochenta es explicada a partir de diferentes transformaciones en el seno de sociedades contemporáneas. Los autores que desarrollan estas vías explicativas sostienen que el crecimiento este concatenado a cambios en las configuraciones de las sociedades tardo-modernas. De forma esquemática, las explicaciones sociales de este fenómeno apelan a diferentes figuraciones del sujeto depresivo que remiten a cambios sociales relativos a: 1) los modos de conceptualizar el sufrimiento psíquico: la depresión remite al sujeto patologizado; 2) las normativas que rigen las conductas: la depresión constituye la figura de la subjetividad agotada; 3) multiplicidad de referencias y desintegración social: subjetividades menospreciadas o carentes de valor.

La construcción retórica de la depresión: patologización de la angustia

Una manera de explicar el crecimiento de las tasas de depresión consiste en destacar cambios en los modos de categorizar e identificar determinadas experiencias de sufrimiento. En esta clave explicativa diversos autores aluden a transformaciones en el orden simbólico y cognitivo que tienden a una patologización de la angustia, esto es, a etiquetar como desviaciones, trastornos o enfermedades un conjunto de comportamientos y emociones que antaño eran comprendidos a partir de otros marcos referenciales. Así, este modo de comprender la expansión de las tasas de depresión refiere, por una parte, a transformaciones de los saberes y dispositivos del ámbito experto y, por otra, a nuevas sensibilidades para reconocerse con o en depresión por parte del público lego.

En lo que respecta a la clave explicativa focalizada en los saberes expertos, los modos de entender la supuesta epidemia depresiva remite a una transformación en las maneras de definir e identificar la depresión. En esta línea, Horwitz y Wakefield (2007)Horwitz, Allan V., y Jerome Wakefield. 2007. The loss of sadness. New York: Oxford University Press. sostienen que la explosión del número de personas que sufren un trastorno depresivo a nivel mundial no proviene de un aumento real de esta condición. Argumentan que la psiquiatría contemporánea confunde la tristeza normal con trastorno mental depresivo porque ignora la relación de los síntomas con el contexto en el que surgen. De este modo, consideran las respuestas normales a los factores de estrés como trastorno que expresan los síntomas. La actual epidemia, aunque es el resultado de múltiples factores sociales, es posible por una nueva definición psiquiátrica del trastorno depresivo que permite clasificar la tristeza como enfermedad (Horwitz y Wakefield 2007Horwitz, Allan V., y Jerome Wakefield. 2007. The loss of sadness. New York: Oxford University Press., 6). De esta manera, los criterios de diagnóstico del DSM-III transformaron una condición que se consideraba muy seria y rara en una patología extremadamente común.

También desde esta perspectiva centrada en los cambios conceptuales, la sobre-extensión de la categoría diagnóstica de depresión se basa, en gran medida, en la heterogeneidad de síntomas que integran la noción. En los criterios que establecen los manuales, las depresiones concebidas como diagnósticos psiquiátricos constituyen un concepto disyuntivo, potencialmente aplicable a dos o más pacientes sin síntomas comunes (Pilgrim y Bentall 1999Pilgrim, David, y Richard Bentall. 1999. The medicalisation of misery: A critical realist analysis of the concept of depression. Journal of Mental Health 8 (3): 261-274. https://doi.org/10.1080/09638239917427.
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). En efecto, la “fragilidad epistemológica” de esta categoría clasificatoria y la carencia de marcadores biológicos favorece “la creciente multiplicación de diagnósticos y, consecuentemente, la creación de la misteriosa y temida epidemia de depresión” (Caponi 2009Caponi, Sandra. 2009. Un análisis epistemológico del diagnóstico de depresión. Interface - Comunicação, Saúde, Educação 13 (29): 327-338. https://doi.org/10.1590/S1414-32832009000200007.
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, 335).6 6 En el DSM III, opera una reducción de la persistencias de síntomas de un mes a dos semanas para producir un diagnóstico (Lawlor, 2012). La cláusula del duelo como criterio que imposibilita el diagnostico, existente en las anteriores versiones del manuales, es removida en el DSM V. Estos cambios contribuyen a una extensión de la categoría y a un crecimiento de diagnósticos de depresión. Además, la creación de nuevos trastornos en los manuales reactiva polémicas en torno a la patologización (Bianchi 2018).

Estas mutaciones epistémicas basadas en el predominio de una lógica clasificatoria centrada en la descripción de los síntomas están concatenadas a otros cambios en los modos de abordajes de las depresiones. Así, diversos investigadores señalan la afinidad entre la expansión de la depresión, el desarrollo de la “psiquiatría ampliada” (Caponi 2015Caponi, Sandra. 2015. Locos y degenerados. Buenos Aires: Lugar Editorial.) -fuera del reducido marco del manicomio- y la emergencia de los antidepresivos de segunda generación - ISRS (antidepresivos inhibidores de la recaptura de la serotonina) - (cfr. Borch-Jacobsen 2002Borch-Jacobsen, Mikkel. 2002. Folies à plusieurs: de l'hystérie à la dépression. París: Les Empêcheurs de Penser en Rond.; Pignarre 2003Pignarre, Philippe. 2003. La depresión: una epidemia de nuestro tiempo. Barcelona: Debate.; Greenberg 2010Greenberg, Gary. 2010. Manufacturing depression. New York: Simon & Schuster.; Healy 2012Healy, David. 2012. Pharmageddon. Berkeley: University of California Press. https://doi.org/10.1525/9780520951815.
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; Whitaker 2015Whitaker, Robert. 2015. Anatomía de una epidemia. Madrid: Capitán Swing.). En este sentido, cabe destacar el papel de la industria farmacéutica puesto que, paradójicamente, la “revolución psicofarmacológica” (Whitaker 2015Whitaker, Robert. 2015. Anatomía de una epidemia. Madrid: Capitán Swing.) en vez de disminuir las enfermedades mentales, aceleran su crecimiento (Otero 2015Otero, Marcelo. 2015. El “éxito” de la depresión como figura emblemática de las tensiones sociales contemporáneas. Revista Tempora 18: 59-73.). Como evento significativo de este proceso, en 1987 el laboratorio Ely Lilly lanza al mercado Prozac (Flouxetina), acompañado de nuevas estrategias de marketing farmacéutico. Conocida como la píldora milagrosa y de la felicidad este antidepresivo obtiene un éxito de ventas inédito. Emerge así una biopolítica de las enfermedades leves, basadas en los malestares y las adversidades humanas que están destinadas a la asistencia de amplias capas de la población (Martínez Hernáez 2006Martínez Hernáez, Ángel. 2006. La mercantilización de los estados de ánimo: el consumo de antidepresivos y las nuevas biopolíticas de las aflicciones. Política y sociedad 43 (3): 43-56. https://doi.org/10.5209/POSO.23586.
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).

La patologización de la tristeza no se reduce a cambios de los saberes expertos. En esta clave explicativa también adquiere centralidad la apropiación de las categorías psiquiatras por parte del público lego. En estas culturas diagnósticas (Brinkmann 2016Rosa, Hartmut. 2016. Alienación y aceleración. Buenos Aires: Katz. https://doi.org/10.2307/j.ctvndv5zf.
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) las nociones psiquiátricas son reapropiadas y utilizadas por los sujetos para interpretar y regular sus conductas. La depresión ha ingresado en la lengua vernácula y ha desplazado otras descripciones (Pilgrim y Dowrick 2006Pilgrim, David, y Christopher Dowrick. 2006. From a diagnostic-therapeutic to a social-existential response to ‘depression’. Journal of Public Mental Health 5 (2): 6-12 https://doi.org/10.1108/17465729200600013.
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; Ridge 2018Ridge, Damien. 2018. Making sense of the evolving nature of depression narratives and their inherent conflicts. Subjectivity 11 (2): 144-160. https://doi.org/10.1057/s41286-018-0048-z.
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). En esta línea, Emmons (2010)Emmons, Kimberly. 2010. Black dogs and blue words. New Jersey and London: Rutgers University Press. https://doi.org/10.36019/9780813549224.
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considera a la depresión una enfermedad retórica que se expande más allá del consultorio médico. Las personas producto de la difusión de los discursos terapéuticos, las prácticas de autodiagnóstico y la circulación de la categoría tienden a reconocerse con mayor facilidad como personas depresivas.

En esta vertiente explicativa más que un crecimiento objetivo de la enfermedad existe, en relación a décadas anteriores, un uso (y abuso) de diagnósticos que implica una sobrerrepresentación del número de personas que padecen. A pesar de la validez de este modo de explicar el fenómeno, esta concepción desatiende otros cambios sociales que también contribuyen al incremento de la depresión. En otros términos, no contempla en qué medida los modos de vida del capitalismo contemporáneo producen determinados sufrimientos psíquicos, independientemente de la denominación que adquiera.

La sombra del sujeto soberano: el yo fatigado

Con matices y énfasis diferentes, diversos autores señalan que el individualismo contemporáneo -basado en los imperativos de autorrealización y la lógica de la competencia capitalista- provocan patologías de la responsabilidad, la iniciativa y el agotamiento del yo (cfr. Aubert y De Gaulejac 1993Aubert, Nicole, y Vicent De Gaulejac. 1993. El coste de la excelencia. Barcelona: Paidós.; Ehrenberg 2000Ehrenberg, Alain. 2000. La fatiga de ser uno mismo. Buenos Aires: Nueva Visión.; Petersen 2011Petersen, Anders. 2011. Authentic self-realization and depression. International Sociology 26 (1): 5-24. https://doi.org/10.1177/0268580910380980.
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; Rosa 2016Rosa, Hartmut. 2016. Alienación y aceleración. Buenos Aires: Katz. https://doi.org/10.2307/j.ctvndv5zf.
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; Van den Bergh 2013Van den Bergh, Bert. 2013. Self-fulfillment or self-erosion? Depression as key pathology of late modernity. En Rethinking Madness, editado por Gonzalo Araoz, Fátima Alves, y Katrina Jaworski, 87-109. Leiden: Brill. https://doi.org/10.1163/9789004373952_006.
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; Peters 2019Peters, Gabriel. 2019. O novo espírito da depressão: imperativos de autorrealização e seus colapsos na modernidade tardia. GT01. Teoria Sociológica. 19º Congresso Brasileiro de Sociologia, Florianopolis, 9-12 de julio de 2019. http://www.sbs2019.sbsociologia.com.br.
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). En sociedades basadas en la normas de la actividad constante, la depresión emerge como una patología social de la acción o del déficit de acción caracterizada por la inhibición, la parálisis, el cansancio y la falta de energía.

Las enfermedades expresan las normas y regulaciones vigentes en determinadas épocas. Para Ehrenberg (2000)Ehrenberg, Alain. 2000. La fatiga de ser uno mismo. Buenos Aires: Nueva Visión. la depresión se ha impuesto como el principal malestar íntimo producto de profundas transformaciones en las normas sociales. Sostiene que se debilita el modelo disciplinario de gestión de las conductas de los individuos, basado en las normas de autoridad externas que prohíben y permiten. En su lugar adquieren un rol protagónico las normas de la autonomía, centradas en la tensión entre lo posible y lo imposible. Este desplazamiento normativo conduce a que las personas estén cada vez más conminadas e inducidas a pensarse como protagonistas de sus vidas.

De modo similar a Ehrenberg, Han (2012)Han, Byung-Chul. 2012. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder. explica el predominio de patologías como la depresión a partir del pasaje de una sociedad disciplinaria a una del rendimiento. En esta dirección, Han (2012Han, Byung-Chul. 2012. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder., 32) sostiene que en estas sociedades basadas en la auto-explotación:

El explotador es al mismo tiempo el explotado. Víctima y verdugo ya no pueden diferenciarse […]. Las enfermedades psíquicas de la sociedad del rendimiento constituyen precisamente las manifestaciones patológicas de esta libertad paradójica.

Esta “libertad obligada” o “libre obligación de maximizar el rendimiento” (Han 2012Han, Byung-Chul. 2012. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder., 20) generan en el sujeto depresión por agotamiento. Esta presión por el rendimiento como nuevo mandato de la sociedad del trabajo se basa en padecer un exceso de positividad. El sujeto se encuentra en una guerra consigo mismo en la que el exceso del imperativo del rendimiento trae como consecuencia un “Superagotamiento del Yo que conduce a un depresivo cansancio-del-Yo” (Han 2012Han, Byung-Chul. 2012. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder., 41).

Un cansancio existencial deviene de la lectura de no estar a la altura de las metas personales. En esta línea, Petersen (2011)Petersen, Anders. 2011. Authentic self-realization and depression. International Sociology 26 (1): 5-24. https://doi.org/10.1177/0268580910380980.
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sostiene que la depresión es la patología social que revela más claramente el lado oscuro de las demandas sociales contemporáneas de una autorrealización auténtica. Estas demandas se tornan en un factor de estrés crónico que propicia la depresión basada en el agotamiento del yo (Petersen 2011Petersen, Anders. 2011. Authentic self-realization and depression. International Sociology 26 (1): 5-24. https://doi.org/10.1177/0268580910380980.
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). Argumenta que la epidemia de depresión debe entenderse junto con las normativas de autorrealización asociadas con el surgimiento del nuevo espíritu del capitalismo. Combina las teorías de Ehrenberg (2000)Ehrenberg, Alain. 2000. La fatiga de ser uno mismo. Buenos Aires: Nueva Visión. con las de Boltanski y Chiapello (2002)Boltanski, Luc, y Ève Chiapello. 2002. El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid: Akal. para afirmar que esta demanda de autorrealización auténtica constituye una precondición social para el aumento de la tasa de depresión. Dentro de la sociedad actual, la depresión y las exigencias institucionalizadas de autorrealización se han convertido en la antítesis mutua (Petersen 2009Petersen, Anders. 2009. Depression: a social pathology of action. Irish Journal of Sociology 17 (2): 56-71. https://doi.org/10.7227/IJS.17.2.5.
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).

En las sociedades contemporáneas la depresión es concebida como una inhibición que impide la acción. Esta psicopatología constituye la figura opuesta del sujeto soberano de sí mismo a las que incitan las normativas hegemónicas. El depresivo es un sujeto cansado en los sucesivos intentos por devenir él mismo, rendir o autorrealizarse. Sin embargo, concebir la depresión exclusivamente como patología social de la acción obstruye la comprensión de otras experiencias de inseguridad ontológica producidas por otras condiciones derivadas de esta particular configuración de las sociedades tardo-modernas.

Un mundo sin dios y desintegrado: el sujeto sin sentido y solitario

En la tercera clave interpretativa del fenómeno, destacamos transformaciones en los lazos sociales y en las guías referenciales de la acción. Estas claves sociológicas refuerzan las tendencias a la desintegración social y a la multiplicidad de autoridades, lo que se manifiesta en el plano de las subjetividades en la percepción de desconexión, la negación de reconocimiento o el menosprecio (Honneth 2010Honneth, Axel. 2010. Reconocimiento y menosprecio. Madrid: Katz.) y la sensación de inferioridad ontológica (Fisher 2018Fisher, Mark. 2018. Los fantasmas de mi vida. Buenos Aires: Caja Negra.).

Los factores sociológicos que acrecientan las tasas de depresión obedecen a una profundización de las tendencias a la individualización y a la desintegración social. En un contexto de debilitamiento de los encuadres colectivos de la primera modernidad –familia, escuela, mercado de trabajo– recae en los individuos encontrar referentes de acción y resolver las cuestiones sobre el valor de sus existencias. En estas circunstancias ya no existen autoridades últimas, sino diversas autoridades de las que reflexivamente se apropian para guiar sus conductas (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península.).

De acuerdo a la metáfora del soberano de sí mismo como modelo ideal en los códigos normativos vigentes, es el sujeto quien debe dictarse sus propias normas; esa es la norma primordial que opera como presupuesto de las demás. En palabras de Bourdieu “Si Dios ha muerto” (1999Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama., 313) ¿Cómo construyen las personas “una justificación para existir” (Bourdieu 1999Bourdieu, Pierre. 1999. Meditaciones pascalianas. Barcelona: Anagrama., 314)? Las normas a seguir no están claras y, por tanto, el sujeto no sabe lo que debe hacer o qué quiere hacer con su vida.

Como señalamos, la profundización de la desintegración social en las sociedades contemporáneas –tendencias que vislumbraba en la primera modernidad Durkheim– conduce a que un amplio número de personas perciban sus vidas como carentes de valor. El debilitamiento de esa participación social disminuye los motivos que la sociedad ofrece al individuo para comprometerse con el mundo (Peters 2019Peters, Gabriel. 2019. O novo espírito da depressão: imperativos de autorrealização e seus colapsos na modernidade tardia. GT01. Teoria Sociológica. 19º Congresso Brasileiro de Sociologia, Florianopolis, 9-12 de julio de 2019. http://www.sbs2019.sbsociologia.com.br.
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).

A los procesos de desintegración y ampliación de los marcos referenciales que conducen a la indecisión se agregan las instancias de dominación, o la visión de la biografía con los ojos de los dominantes. En estas ocasiones, las depresiones remiten a la adquisición de visiones del mundo hegemónicas que se imponen sobre otras y estructuran las creencias básicas sobre las autopercepciones de los integrantes de grupos subordinados. La depresión aparece como una voz interior que en realidad representa la expresión internalizada de fuerzas sociales (Fisher 2018Fisher, Mark. 2018. Los fantasmas de mi vida. Buenos Aires: Caja Negra.). Así, la sensación de inferioridad ontológica o inutilidad –ligadas a las marcas de clase, género, raza y otras formas de opresión– cultivan la convicción de “ser un bueno para nada” (Fisher 2018Fisher, Mark. 2018. Los fantasmas de mi vida. Buenos Aires: Caja Negra.). Una de las modalidades de manifestación de estos fenómenos, se observa en las experiencias de quienes viven en la pobreza estructural (Paugam 2007Paugam, Serge. 2007. Las formas elementales de la pobreza. Madrid: Alianza.). Esta noción alude a un estilo de vida que se reproduce de generación en generación y que se traduce en la consideración de que el individuo no puede hacer nada contra la pobreza.

Además, diferente a la inferioridad ontológica aprendida desde el nacimiento, las depresiones aparecen como crisis identitarias producidas por las rupturas de los anteriores mundos sociales. Las nuevas formas de humillación y menosprecio, eventos traumáticos, la exclusión y, la precarización laboral profundizadas a partir del desarrollo del capitalismo financiero a escala planetaria contribuyen a la generación de condiciones para la emergencia de subjetividades depresivas. Los puntos de inflexión que alteran la “crónica del yo” (Giddens 1997Giddens, Anthony. 1997. Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península., 293) y las experiencias humanas frente a situaciones límites, para las cuales no hemos sido socializados, provocan una ruptura del orden naturalizado, trastocan los conceptos de sí mismo y producen identidades quebradas (Pollak 2006Pollak, Michael. 2006. Memoria, olvido, silencio. La Plata: Al Margen.).

En síntesis, en esta modalidad explicativa se trata de sujetos desorientados, carentes de reconocimiento que parecen no encontrar fundamentos para vivir. En esta clave interpretativa la ausencia de justificaciones de existencia ocurre por la desintegración, las creencias básicas sobre el yo y por eventos que desestructuran orden simbólico en el que reposaban sus identidades. No hay ninguna apuesta o inversión libidinal porque no encuentran respuestas al para qué de los valores que podrían orientar la acción.

Conclusión

Centrado en el existencialismo sociológico desarrollado por Peters (2017)Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume. consideramos las depresiones como modos particulares de inseguridades ontológicas. En la depresión se pierde el impulso existencial de percibir al mundo social como relativamente seguro y confiable. Estas experiencias reactualizan el problema psíquico del orden social, relativo al involucramiento activo por parte de los agentes en la perpetuación de sus vidas y, con ello, del orden social.

El crecimiento acelerado de los diagnósticos de depresión obedece a múltiples razones. Las tres claves interpretativas de este artículo operan en forma complementaria y no pretenden abarcar la totalidad de este fenómeno. Estas contribuyen a matizar las explicaciones sociológicas de amplio alcance que subsumen el crecimiento de las depresiones en una sola clave analítica. De este modo, intentan no invisibilizar el sufrimiento psíquico de un elevado número de personas cuyos padecimientos no podrían interpretarse exclusivamente a partir de un sólo factor.

Las caracterizaciones generales sobre el crecimiento de la depresión en occidente señaladas en este artículo podrían ser mitigadas y enriquecidas a partir de trazar las manifestaciones particulares que las tendencias globales de la modernidad tardía adquieren en distintos contextos sociales. Es necesario disponer de aportes empíricos para evidenciar el peso diferencial que asumen cada una de estas claves interpretativas en países del norte y sur, así como en grupos sociales específicos.

Una posible vía para continuar con este abordaje consiste en investigar con diseños de investigación basados en muestras polares según género, edades o clases sociales, con el fin de diferenciar la producción y reproducción institucional de esta inseguridad ontológica. Estimamos que investigaciones de este estilo contribuyen a delinear el impacto diferencial de las fuerzas sociales que inciden en la pérdida de ganas de vivir que un creciente número de personas experimenta.

  • 2
    OMS. Organización Mundial de la Salud. 2012. La depresión es una enfermedad frecuente y las personas que la padecen necesitan apoyo y tratamiento. Organización Mundial de La Salud - Centro de Prensa, 9 de octubre de 2012. Visitada el 3 feb. 2019. https://www.who.int/mediacentre/news/notes/2012/mental_health_day_20121009/es/
  • 3
    OPS. Organización Panamericana de la Salud. 2017. Depresión y otros trastornos mentales comunes. Washington D.C: Organización Panamericana de la Salud, 2017. Visitada el 4 feb. 2019. https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/34006/PAHONMH17005-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • 4
    En este artículo suscribimos a la denominación de “modernidad tardía” o rótulos que apelan a significados semejantes como “segunda modernidad”, “modernidad liquida” para aludir a la fase actual de las instituciones. Esta concepción considera que en la configuración social contemporánea existe una profundización de las tendencias históricas de desarrollo que estaban presentes en las sociedades modernas (Peters 2017Peters, Gabriel. 2017. A ordem social como problema psíquico: Do existencialismo sociológico à epistemologia insana. São Paulo: Annablume., 64) y, por tanto, se trata de una radicalización de la modernidad (Giddens 1993Giddens, Anthony. 1993. Consecuencias de la modernidad. Madrid: Alianza.) y no de una nueva fase como propone (Lyotard 1987Lyotard, Jean-François. 1987. La condición postmoderna. Madrid: Catedra.).
  • 5
    Las ideas que se defienden en este artículo fueron estimuladas por dos investigaciones empíricas llevadas a cabo en la ciudad de Santa Fe, Argentina, a partir del uso del método biográfico en su vertiente socio-narrativa (Meccia 2019Meccia, Ernesto. 2019. Una ventana al mundo. En Biografías y sociedad. Métodos y perspectivas, editado por Ernesto Meccia, 25-62. Argentina: UNL y Eudeba.). Por un lado, la tesis doctoral del autor que dispuso del financiamiento de CONICET, centrada en el análisis de cuarenta y dos entrevistas biográficas a personas que sufren depresión y son usuarias servicios de salud mental y psicoterapéuticos. Por otro, el proyecto de investigación en curso: “Sufrir. Un estudio comparativo de narrativas sobre vulnerabilidad social en contextos de subjetivaciones líquidas”, dirigido por Ernesto Meccia y financiado por la Universidad Nacional del Litoral, que confronta relatos de vida de grupos de personas en situaciones de vulnerabilidad, uno de ellos conformado por usuarios de psicofármacos por depresión.
  • 6
    En el DSM III, opera una reducción de la persistencias de síntomas de un mes a dos semanas para producir un diagnóstico (Lawlor, 2012Lawlor, Clark. 2012. From melancholia to Prozac. New York: Oxford University Press.). La cláusula del duelo como criterio que imposibilita el diagnostico, existente en las anteriores versiones del manuales, es removida en el DSM V. Estos cambios contribuyen a una extensión de la categoría y a un crecimiento de diagnósticos de depresión. Además, la creación de nuevos trastornos en los manuales reactiva polémicas en torno a la patologización (Bianchi 2018Bianchi, Eugenia. 2018. Saberes, fármacos y diagnósticos. Un panorama sobre producciones recientes en torno a la farmacologización de la sociedad. Psicología, Conocimiento y Sociedad 8 (2): 214-257. https://doi.org/10.26864/pcs.v8.n2.11.
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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    28 Mayo 2021
  • Fecha del número
    Jan-Apr 2021

Histórico

  • Recibido
    31 Ago 2020
  • Acepto
    20 Nov 2020
  • Publicado
    07 Mayo 2021
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