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Posicionamiento Subjetivo y Condición Socioeconómica en América Latina (2006-2020): Una Aproximación Desde el Análisis Multinivel

Posicionamento Subjetivo e Condição Socioeconômica na América Latina (2006-2020): Uma Abordagem a partir da Análise Multinível

Subjective Positioning and Socioeconomic Status in Latin America (2006-2020): A Multilevel Analysis Approach

Positionnement Subjectif et Condition Socio-Économique en Amérique Latine (2006-2020): Une Approche à Partir de l’Analyse Multiniveau

Resumen

La percepción sobre la posición que ocupan los individuos en la estratificación social ha sido uno de los interrogantes clásicos de la sociología. Diversos análisis concuerdan que esta percepción se ve condicionada tanto por la posición social objetiva, así como por características contextuales de las sociedades en las que viven las personas (riqueza, desigualdad, pobreza, etc.). En el presente artículo analizamos el fenómeno en 17 países latinoamericanos a lo largo de los años 2006-2020, empleando un análisis multinivel que nos permite conocer la relación entre factores individuales y agregados. Los resultados señalan que, por un lado, como en otras sociedades, existe una propensión hacia posiciones intermedias de la escala social, manteniéndose una considerable importancia del efecto del estatus social objetivo sobre el estatus subjetivo a nivel individual. Asimismo, a nivel agregado, se aprecia que el grado de bienestar económico y de riqueza que presentan los distintos países actúan como condicionantes contextuales sobre el modo en que las personas se posicionan en la escala social.

Latinoamérica; estatus subjetivo; estatus objetivo; estratificación social; desigualdad social

Resumo

A percepção da posição ocupada pelos indivíduos na estratificação social tem sido um dos questionamentos clássicos da Sociologia. Vários estudos concordam que essa percepção é condicionada tanto pela posição social objetiva quanto pelas características contextuais das sociedades em que as pessoas vivem (riqueza, desigualdade, pobreza, etc.). Neste artigo, analisamos o fenômeno em 17 países latino-americanos ao longo dos anos de 2006 a 2020, utilizando uma análise multinível que nos permite conhecer a relação entre fatores individuais e agregados. Os resultados mostram que, por um lado, como em outras sociedades, existe uma tendência em direção a posições intermediárias na escala social, mantendo-se uma considerável importância do efeito do status social objetivo sobre o status subjetivo a nível individual. Além disso, a nível agregado, observa-se que o grau de bem-estar econômico e de riqueza dos diferentes países atuam como condicionantes contextuais sobre o modo como as pessoas se posicionam na escala social.

América Latina; status subjetivo; status objetivo; estratificação social; desigualdade social

Abstract

Sociology has classically addressed the perception of individuals’ position in social stratification. Several studies agree that this perception is conditioned by both objective social positions and contextual characteristics of their societies (wealth, inequality, poverty). In this article, we use multilevel analysis to explore the relationship between individual and aggregate drivers of this phenomenon in 17 Latin American countries from 2006 to 2020. The results indicate that, on the one hand, as in other societies, there is a propensity towards intermediate positions on the social scale, maintaining a considerable importance of the effect of objective social status on subjective status at the individual level. Likewise, at an aggregate, the levels of economic well-being and wealth presented by different countries act as contextual conditioning factors of the way people position themselves on the social scale.

subjective status; objective status; social stratification; social inequality; Latin America

Résumé

La perception de la position qu’occupent les individus dans la stratification sociale a été l’une des questions classiques de la sociologie. Diverses analyses s’accordent à dire que cette perception est conditionnée à la fois par la position sociale objective et par les caractéristiques contextuelles des sociétés dans lesquelles vivent les individus (richesse, inégalité, pauvreté, etc.). Dans cet article, nous analysons ce phénomène dans 17 pays d’Amérique Latine au cours des années 2006-2020, en utilisant une analyse multiniveau qui nous permet de comprendre la relation entre les facteurs individuels et agrégés. Les résultats indiquent que, d’une part, comme dans d’autres sociétés, il existe une propension à occuper des positions intermédiaires dans l’échelle sociale, et qu’il y a une importance considérable de l’effet du statut social objectif sur le statut subjectif au niveau individuel. De plus, au niveau agrégé, nous constatons que le degré de bien-être économique et de richesse des différents pays agit comme un contexte conditionnant la manière dont les individus se positionnent dans l’échelle sociale.

Amérique Latine; statut subjectif; statut objectif; stratification sociale; inégalité sociale

Introducción

El estudio de la posición social subjetiva – considerado como “un fenómeno psicológico (…) un sentimiento de pertenencia a algo” ( Centers, 1949Centers, Richard. (1949), The psychology of social classes . Princeton, Princeton University Press.: 27) – se ha convertido, con el paso del tiempo, en un objeto de investigación abordado desde diversas disciplinas de las ciencias sociales, entre las que podemos nombrar a la sociología, la psicología social y la economía. Cuando le preguntamos a los individuos por el lugar que ocupan en la escala social, indagamos fundamentalmente por la forma que toma la cohesión social en nuestras sociedades. De ahí que un gran número de cuestionarios, nacionales e internacionales, la midan con insistencia. Cuando se estudia la influencia del estatus socioeconómico objetivo sobre dicha dimensión, en tanto variable dependiente, emerge una de las preguntas clásicas en ciencias sociales: ¿en qué medida son solidarias las condiciones de existencia con las estructuras mentales? ( Blumer, 1971Blumer, Herbert. (1971). “Social problems as collective behavior”. Social problems, v. 18, n. 3, pp. 298-306. ; Durkheim, 1992Durkheim, Emile. (1992), Las formas elementales de la vida religiosa . Madrid, Ediciones Akal. [1912]). Cuando se vincula, como variable independiente, a la salud, a la satisfacción personal o la acción colectiva, se comprueba de qué forma la autopercepción de nuestra posición en la escala social tiene importantes efectos, y que en ocasiones tiene una mayor capacidad explicativa que la propia dimensión objetiva (Adler, et al. , 2000; Kraus, Piff, Keltner, 2009KRAUS, Michael W.; PIFF, Paul K.; KELTNER, Dacher. (2009), “Social class, sense of control, and social explanation”. Journal of Personality and Social Psychology, v. 97, n. 6, pp. 992-1004. ). Al contrario que está última, la percepción subjetiva se relaciona con las representaciones ( Bourdieu, 1990Bourdieu, Pierre. (1990). Espacio social y génesis de las clases. Estudios sobre las Culturas Contemporáneas , v. 3, n. 7, pp. 27-55. ) y las comparaciones sociales que realizan los individuos en su vida cotidiana ( Bottero, 2005Bottero, Wendy. (2005). “Interaction distance and the social meaning of occupations”. The Sociological Review , v. 53, pp. 56-72. ; Fast, Halevy, Galinsky, 2012).

En este artículo, nos proponemos resolver tres importantes interrogantes relacionados con el posicionamiento subjetivo de las personas. En primer lugar, nos interesa saber en qué medida el estatus subjetivo puede ser explicado por la condición socioeconómica en el contexto geográfico de América Latina en el siglo XXI. La razón que nos lleva a preguntarnos por esta relación estriba en las variaciones que se han detectado entre las variables socioeconómicas objetivas y la autopercepción del estatus en otros espacios geográficos. Tanto en función del tiempo como del espacio se han encontrado importantes diferenciaciones ( Andersen, Curtis, 2012Andersen, Robert; Curtis, Josh. (2012), “The polarizing effect of economic inequality on class identification: Evidence from 44 countries”. Research in Social Stratification and Mobility, v. 30, n. 1, pp. 129-141. ; Curtis, 2015Curtis, Josh. (2015), “Social mobility and class identity: The role of economic conditions in 33 societies, 1999–2009”. European Sociological Review, v. 32, n. 1, pp. 108-121. ; Lindeman, Saar, 2014Lindemann, Kristina; Saar, Ellu. (2014), “Contextual effects on subjective social position: Evidence from European countries”. International Journal of Comparative Sociology, v. 55, n. 1, pp. 3-23. ). En segundo lugar, nos interesaría analizar si existen otros factores a nivel agregado ‒que describen las características socioeconómicas específicas de los diversos países (PIB per cápita, nivel de bienestar, nivel de desigualdad)‒ que tengan efectos sobre la posición subjetiva. Por último, nos proponemos vincular ambas cuestiones y preguntarnos si existen fuentes de variación agregada que modifiquen el impacto que tiene el estatus socioeconómico sobre la posición social subjetiva.

De esta forma, el presente artículo intenta cubrir una vacancia existente respecto al abordaje comparativo sobre el estatus subjetivo en América Latina, con especial énfasis en las diferencias entre países y en el tiempo. Para llevar adelante dicha propuesta, se utilizarán datos de 17 países de América Latina durante el período 2006 - 2020. Esto supone trabajar con 153 encuestas nacionales contenidas en los relevamientos realizados por Latinobarómetro 1 1 . Corporación de derecho privado sin fines de lucro, con sede en Santiago de Chile, que tiene la responsabilidad de llevar a cabo el estudio Latinobarómetro tanto en la ejecución del proyecto como en la distribución de los datos. Más información en http://www.latinobarometro.org/lat.jsp .

El artículo está organizado de la siguiente forma. En la primera sección, mostramos los antecedentes y fundamentos teóricos principales de la temática, así como las hipótesis que sustentan nuestro trabajo. En segundo lugar, a modo de contextualización, realizamos un breve repaso de los aspectos políticos, económicos y sociales centrales en la región para el período analizado. A continuación, exponemos los datos, las variables empleadas y nuestro modelo estadístico. En cuarto lugar, revelamos las variaciones por país y tiempo del estatus subjetivo. En quinto lugar, se exponen los resultados de nuestro análisis multinivel. Aquí, trataremos de responder al segundo y tercero de nuestros objetivos. ¿De qué forma afectan el PIB per cápita, el nivel de bienestar económico y el nivel de desigualdad a la posición social subjetiva? ¿Modifican estos agregados el impacto que tiene el estatus socioeconómico sobre la posición social subjetiva? Por último, se presentan las conclusiones y tareas que deben ser recogidas para la investigación futura.

Fundamentos teóricos, antecedentes e hipótesis

La percepción del estatus como objeto de estudio

La preocupación por conocer la forma en que los individuos se posicionan en la escala social tiene larga data en las ciencias sociales, en particular en la sociología. Ya el filósofo alemán Friedrich Engels señalaba que, en su “afán de respetabilidad” los obreros ingleses aceptaban valores propios de la burguesía ( Goldthorpe et al. , 1971Goldthorpe, John H.; Lockwood, David; Bechhofer, Frank; Platt, Jennifer. (1971), The affluent worker: Political attitudes and behaviour. Cambridge, Cambridge University Press.: 3). No obstante, le debemos a Centers (1949)Centers, Richard. (1949), The psychology of social classes . Princeton, Princeton University Press. el haberse interrogado de forma sistemática por la dimensión subjetiva, en su caso, por la clase social. En su clásico estudio “The Psychology of Social Classes. A Study of Class Conciousness” escribía: “las clases sociales son agrupamientos psicosociales, algo que es esencialmente subjetivo, basado en la conciencia de clase (en el sentido de pertenencia al grupo), las divisiones de clase pueden confirmar ‒o no‒ lo que los científicos sociales ven lógico como las divisiones de clase en un sentido objetivo o en el sentido de la estratificación social” (1949:27).

Ahora bien, si la clase puede analizarse en su dimensión subjetiva, la otra dimensión básica de la estratificación social, el estatus, entendido como la posición de inferioridad, igualdad y/o superioridad que reflejan las evaluaciones prevalecientes de valor social ( Goldthorpe, 2012Goldthorpe, John H. (2012), “De vuelta a la clase y el estatus: Por qué debe reivindicarse una perspectiva sociológica de la desigualdad social”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, v. 137, n. 1, pp. 43-58. ), también podría ser examinado en el plano de las percepciones ( Germani, 2010Germani, Gino. (2010), “Clase social subjetiva e indicadores objetivos de estratificación” in Mera, Carolina y Rebón, Julián (Eds.), Gino Germani. La sociedad en cuestión. Antología comentada. Buenos Aires, CLACSO. [1963]; Hodge, Treiman, 1968Hodge, Robert W.; Treiman, Donald J. (1968), “Class identification in the United States. American Journal of Sociology”, v. 73, n. 5, pp. 535-547. ; Jackman, Jackman, 1973Jackman, Mary R.; Jackman, Robert W. (1973), “An interpretation of the relation between objective and subjective social status”. American sociological review , v. 38, n. 5, pp. 569-582. ; Savage, 2015Savage, Mike. (2015). Social class in the 21st century. London, Penguin UK. ; Wright, Singelmann, 1982Wright, Erik Olin; Singelmann, Joachim. (1982),”Proletarianization in the changing American class structure”. American Journal of Sociology, v. 88, pp. 176-209. ). Explicado de otra forma, en su dimensión objetiva, el estatus puede ser medido en forma gradacional confiriendo una puntuación resultado de la media ponderada de los ingresos y los años de educación ( Blau, Duncan, 1967Blau, Peter M.; Duncan, Otis Dudley. (1967), The American occupational structure. New York, John Wiley & Sons. ; Ganzeboom, De Graaf, Treiman, 1992Ganzeboom, Harry; De Graaf, Paul M.; Treiman, Donald J. (1992), “A standard international socio-economic index of occupational status”. Social science research, v. 21, n. 1, pp. 1-56. ), dando un orden a los patrones de interacción ( Lambert, Griffiths, 2018Lambert, Paul; Griffiths, Dave. (2018), Social Inequalities and Occupational Stratification: Methods and concepts in the analysis of social distance. London, Springer. ) o pidiéndole a una muestra representativa que clasifique según el prestigio las diferentes profesiones ( Carabaña, Bueno Gómez, 1997Carabaña, Julio; Bueno Gómez, Carmuca. (1997). Escalas de prestigio profesional . Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas. ; Treiman, 1977Treiman, Donald J. (1977), Occupational prestige in comparative perspective. New York, Academic Press. ). También se puede operacionalizar el estatus en su vertiente subjetiva entendiéndolo como “la percepción individual de la propia posición en la jerarquía de estatus” ( Jackman, Jackman, 1973Jackman, Mary R.; Jackman, Robert W. (1973), “An interpretation of the relation between objective and subjective social status”. American sociological review , v. 38, n. 5, pp. 569-582. ). Dada su naturaleza ordinal, su medición podía plantearse como la posición, por encima o por debajo, que un individuo percibe en comparación con aquellos otros que conforman la sociedad en la que vive. Al contrario que las mediciones de clase, que varían de una encuesta a otra según las nomenclaturas empleadas, la pregunta sobre la posición percibida se suele medir en una escala de cero a diez puntos en un formato estandarizado ( Castillo, Miranda, Cabib, 2013Castillo, Juan Carlos; Miranda, Daniel; Cabib, Ignacio Madero. (2013), “Todos somos de clase media: Sobre el estatus social subjetivo en Chile”. Latin American Research Review, v. 48, n. 1, pp. 155-173. ; Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. ).

Sin embargo, el estudio sobre las percepciones del posicionamiento de clase o de estatus y, en forma más generalizada, sobre las representaciones acerca de la desigualdad, también ha sido abordado desde otras disciplinas, tal como la psicología social. Algunos estudios se han centrado en analizar el modo en que las percepciones subjetivas sobre el posicionamiento social tienen influencia en las actitudes, la cognición y el comportamiento ( Manstead, 2018Manstead, Antony SR. (2018), “The psychology of social class: How socioeconomic status impacts thought, feelings, and behaviour”. British Journal of Social Psychology, v. 57, n. 2, pp. 267-291. ), planteando a dicha dimensión del estatus como un mejor predictor de aquellos elementos objetivos de la estratificación. En este sentido, la dimensión subjetiva se ha vinculado con el concepto clásico de privación relativa ( Runciman, 1966Runciman, Walter Garrison. (1966), Relative deprivation and social justice: A study of attitudes to social inequality in twentieth-century England. Berkeley, University of California Press. ; Stouffer et al. , 1949Stouffer, Samuel A.; Suchman, Edward A.; Devinney, Leland C.; Star, Shirley A.; Williams Jr, Robin M. (1949), The american soldier: Adjustment during army life (studies in social psychology in world war II). New Jersey, Princeton Univ. Press. ), según el cual las interpretaciones de los sujetos son producto del cara a cara con los otros, del grado de control (locus control) y de la dependencia respecto a los demás ( Kraus et al. , 2009KRAUS, Michael W.; PIFF, Paul K.; KELTNER, Dacher. (2009), “Social class, sense of control, and social explanation”. Journal of Personality and Social Psychology, v. 97, n. 6, pp. 992-1004. ). Otros trabajos, que han abordado el problema de la desigualdad y la inequidad como variable dependiente, se han centrado en la comprensión acerca de las percepciones, las creencias y los juicios que los individuos esbozan en esta cuestión y los principios morales que guían dichas representaciones (García-Sánchez et al. , 2018; Janmaat, 2013Janmaat, Jan Germen. (2013), “Subjective inequality: A review of international comparative studies on people’s views about inequality”. European Journal of Sociology/Archives Européennes de Sociologie, v. 54, n. 3, pp. 357-389. ).

El estudio del estatus subjetivo en Latinoamérica

En términos históricos el estudio del estatus subjetivo o del autoposicionamiento de clase en Latinoamérica, al menos desde enfoques cuantitativos, es de reciente data, tornándose un tema de gran interés para alcanzar una imagen más completa sobre la desigualdad social y evaluar el impacto que dichas percepciones tienen sobre las redes sociales, las comunidades y la acción política ( Oxhorn, Jouve-Martín, 2017Oxhorn, Philip; Jouve-Martín, José R. (2017), “Inequality and Inclusion in Latin America”. Latin American Research Review, v. 52, n. 2, pp. 203-207.: 204).

Un primer esfuerzo aislado y prominente fue el trabajo de Germani (2010Germani, Gino. (2010), “Clase social subjetiva e indicadores objetivos de estratificación” in Mera, Carolina y Rebón, Julián (Eds.), Gino Germani. La sociedad en cuestión. Antología comentada. Buenos Aires, CLACSO. [1963]). En el marco de su investigación sobre estratificación y movilidad social en Buenos Aires e inspirado en las indagaciones de Centers (1949)Centers, Richard. (1949), The psychology of social classes . Princeton, Princeton University Press. , el autor analizó la influencia de diversos factores de estratificación objetiva (ocupación, ingresos, vivienda, educación y origen social) sobre la autoafiliación subjetiva. Entre las principales conclusiones de dicho trabajo, Germani señala la existencia de cuatro factores explicativos de la autoafiliación subjetiva: 1) la estructura del sistema de estratificación (imagen institucionalizada y visible del sistema); 2) perspectiva desde la posición de los sujetos (que depende de la posición que ocupan dentro de la escala objetiva); 3) elementos idiosincráticos de la personalidad individual de los sujetos (sentimientos, aspiraciones, etc.) y 4) aspectos situacionales. En resumen, el autor explica que los primeros factores adquieren mayor peso en los extremos de la estratificación social, reforzando una autoafiliación más congruente con la posición objetiva de los sujetos, mientras que el tercer y cuarto factor, adquieren mayor fuerza en las capas medias, generando una mayor dispersión en el posicionamiento subjetivo de las mismas.

Posteriormente, las aproximaciones a la temática fueron pocas, adquiriendo nueva relevancia hacia principios del siglo XXI. En este sentido, las indagaciones sobre la dimensión subjetiva circundaron en torno a los procesos de autoidentificación de clase o estatus ( Assusa, Mansilla, 2019Assusa, Gonzalo; Mansilla, Héctor Osvaldo. (2019), “La clase social como posición y representación. Un análisis sociológico de la autoafiliación en la estructura social. Argentina, 2014-2015”. Lavboratorio, n. 29, pp. 87-112. ; Castillo et al. , 2013Castillo, Juan Carlos; Miranda, Daniel; Cabib, Ignacio Madero. (2013), “Todos somos de clase media: Sobre el estatus social subjetivo en Chile”. Latin American Research Review, v. 48, n. 1, pp. 155-173. ; Elbert, Pérez, 2018; Ferreira et al. , 2018Ferreira, Wasney De Almeida; Camelo, Lidyane; Viana, Maria Carmen; Giatti, Luana; Barreto, Sandhi Maria. (2018), “Is subjective social status a summary of life-course socioeconomic position?” Cadernos de Saúde Pública, v. 34, n. 5, pp. 1-12. ; Iturra Sanhuesa, Mellado Riffo, 2018Iturra Sanhuesa, Julio César; Mellado Riffo, Diego. (2018), “Estatus social subjetivo en tres países de América Latina: El caso de Argentina, Chile y Venezuela”. Contenido. Cultura y ciencias sociales, n. 18, pp. 81-99. ; Jorrat, 2008Jorrat, Jorge Raúl. (2008), “Percepciones de clase en la Argentina”. Estudios del Trabajo, v. 36, pp. 49-83. ; Lora, Fajardo, 2011Lora, Eduardo; Fajardo, Johanna. (2011), “Latin American middle classes: The distance between perception and reality”. Economía, v. 14, n. 1, pp. 33-54. ; Penfold, Guzmán, 2014Penfold, Michael; Guzmán, Guillermo Rodríguez. (2014), “The Growing but Vulnerable Middle Class in Latin America. Growth Patterns, Values and Preferences”. Public Policy and Productive Transformation Series, n. 17, pp. 1-76. ), las imágenes sobre la desigualdad social y los estudios de preferencias sobre redistribución ( Castillo, Miranda, Carrasco, 2012Castillo, Juan Carlos; Miranda, Daniel; Carrasco, Diego. (2012), “Percepción de Desigualdad Económica en Chile: Medición, Diferencias y Determinantes”. Psykhe (Santiago), v. 21, n. 1, pp. 99-114. ; Cruces, Perez-Truglia, Tetaz, 2013Cruces, Guillermo; Perez-Truglia, Ricardo; Tetaz, Martin. (2013), “Biased perceptions of income distribution and preferences for redistribution: Evidence from a survey experiment”. Journal of Public Economics, v. 98, pp.100-112. ; Jorrat, 2012Jorrat, Jorge Raúl. (2012), “Clase, identidad de clase y percepción de las sociedades desde elitistas a igualitarias: Un estudio comparativo internacional”. Desarrollo Económico, v. 152, n. 205, pp. 978-950. ; Mac-Clure et al. , 2019Mac-Clure, Oscar; Barozet, Emanuelle; Ayala, Constanza; Moya, Cristóbal. (2019). “El Juicio Subjetivo sobre las Desigualdades Sociales: ¿Qué Principios de Justicia se Aplican?” Dados, v. 62, n. 3, pp. 1-37. ; Méndez, Waltenberg, 2018Méndez, Yasmín Salazar; Waltenberg, Fábio Domingues. (2018), “Desigualdade de Renda e Demanda por Redistribuição Caminham Juntas na América Latina no Período 1997-2015”. Dados, v. 61, n. 4, pp. 341-384. ), la pobreza y la riqueza ( Frei et al. , 2020Frei, Raimundo; Castillo, Juan Carlos; Herrera, Rodrigo; Suárez, José Ignacio. (2020), “¿Fruto del esfuerzo? Los cambios en las atribuciones sobre pobreza y riqueza en Chile entre 1996 y 2015”. Latin American Research Review, v. 55, n. 3, pp. 477-495.: 204) y el bienestar ( Nicola, Bravo, Sarmiento, 2020Nicola, Pontarollo; Bravo, Mercy Orellana; Sarmiento, Joselin Segovia. (2020), “The determinants of subjective wellbeing in a developing country: The Ecuadorian case”. Journal of Happiness Studies, v. 21, pp. 3007–3035. ). En lo que respecta a este trabajo, revisaremos algunas de las principales conclusiones que se elaboraron desde el primer enfoque, que abordó la dimensión subjetiva de la estratificación.

Algunas investigaciones han hecho hincapié en el nivel de inconsistencia o distancia existente entre las características objetivas de estratificación (clase, ingresos, riqueza) y el estatus subjetivo. Analizando a América Latina en su conjunto, Penfold y Guzmán (2014Penfold, Michael; Guzmán, Guillermo Rodríguez. (2014), “The Growing but Vulnerable Middle Class in Latin America. Growth Patterns, Values and Preferences”. Public Policy and Productive Transformation Series, n. 17, pp. 1-76.: 27) observaron que en la región, a diferencia de otros países, no es lo mismo ser de clase media que sentirse de clase media: para el año 2013, mientras que un 53% se consideraba de clase media, sólo un 31% tendría un ingreso consistente con dicho estatus. Esto principalmente se debe a un sobreposicionamiento de individuos de clases bajas en la clase media. A resultados similares arriban Lora y Fajardo (2011Lora, Eduardo; Fajardo, Johanna. (2011), “Latin American middle classes: The distance between perception and reality”. Economía, v. 14, n. 1, pp. 33-54.: 8), al señalar que, dependiendo del enfoque de clase utilizado, entre un 62% y un 69% de los sujetos encuestados de clase media se autoposicionan en la clase media.

Para el caso chileno, Castillo et al . (2012Castillo, Juan Carlos; Miranda, Daniel; Carrasco, Diego. (2012), “Percepción de Desigualdad Económica en Chile: Medición, Diferencias y Determinantes”. Psykhe (Santiago), v. 21, n. 1, pp. 99-114.: 170) encuentran asimismo que existe una tendencia hacia la media del estatus subjetivo de la población, que se produce principalmente en los niveles superiores de la estratificación, generándose una subestimación del estatus. Asimismo, señalan que el estatus subjetivo de origen (familia de procedencia) y el ingreso económico, son los factores que poseen un mayor poder predictivo sobre el estatus subjetivo (frente a la educación o la clase). A resultados similares arriban Iturra Sanhueza y Mellado Riffo (2018)Iturra Sanhuesa, Julio César; Mellado Riffo, Diego. (2018), “Estatus social subjetivo en tres países de América Latina: El caso de Argentina, Chile y Venezuela”. Contenido. Cultura y ciencias sociales, n. 18, pp. 81-99. , utilizando como fuente de datos la encuesta del International Social Survey Programme de 2009, pero comparando el caso chileno con el argentino y venezolano. Cruces, Pérez-Truglia y Tetaz (2013)Cruces, Guillermo; Perez-Truglia, Ricardo; Tetaz, Martin. (2013), “Biased perceptions of income distribution and preferences for redistribution: Evidence from a survey experiment”. Journal of Public Economics, v. 98, pp.100-112. destacan, para el contexto argentino, el rol central que asumen los grupos de referencia en el sesgo existente entre el posicionamiento objetivo y subjetivo en la distribución de ingresos: en los individuos con grupos de referencia más amplios y diversos, en términos de clase, la posición subjetiva estaría menos condicionada por la posición objetiva.

Por otro lado, otra serie de trabajos realizados en la región han reforzado las hipótesis centradas en el vínculo entre los condicionamientos objetivos y el estatus subjetivo. En el caso de Argentina, Jorrat (2008)Jorrat, Jorge Raúl. (2008), “Percepciones de clase en la Argentina”. Estudios del Trabajo, v. 36, pp. 49-83. , para los años 2003-2004, encuentra que las “identidades o autopercepciones de clase muestran una razonable consistencia con las elaboraciones objetivas de clase” (2008:77). De este modo, la identificación con la clase media crece con la educación y el ingreso familiar, siendo inversa la relación para la clase obrera.

Desde el análisis de la clase trabajadora, el trabajo de Elbert y Pérez (2018)Elbert, Rodolfo; Pérez, Pablo. (2018), “The identity of class in Latin America: Objective class position and subjective class identification in Argentina and Chile (2009)”. Current Sociology, v. 66, n. 5, pp. 724-747. , para el caso de Argentina y Chile, muestra que el lazo entre la clase y la identificación de clase es fuerte, incrementándose la autoidentificación con la clase obrera a medida que se desciende en la escala de estratificación. Particularmente, en un estudio del Gran Buenos Aires, Elbert (2020)Elbert, Rodolfo. (2020), “Posición de clase objetiva y auto-identificación de clase”, in Dalle, Pablo; Sautu, Ruth; Boniolo, Paula; Elbert, Rodolfo, El análisis de clases sociales. Pensando la movilidad social, la residencia, los lazos sociales, la identidad y la agencia. Buenos Aires, CLACSO - IIGG. señala que casi la mitad de los encuestados se posicionan por debajo de la clase media y quienes se identifican con la clase obrera pertenecen objetivamente, en mayor medida, a la misma, cuestionando la hipótesis ampliamente difundida sobre que la mayor parte de la población se considera de clase media.

Hipótesis y mecanismos

En esta sección, explicamos y enumeramos cada una de las hipótesis que trabajaremos en este artículo. Empezamos exponiendo nuestras conjeturas a nivel individual, luego a nivel agregado y posteriormente explicamos la relación que puede darse entre ambos niveles. Junto a éstas, exponemos las ideas teóricas y mecanismos sociales que las respaldan.

H1. El estatus socioeconómico tiene un efecto significativo y positivo en la percepción de la posición social independientemente del año y país analizado.

Encontramos un respaldo a esta hipótesis en diferentes escuelas teóricas. La variación entre ellas reside en que los mecanismos sociales invocados por una u otra escuela son diferentes. Pasamos a enumerar algunos de ellos. Para la escuela marxista, las condiciones objetivas se vuelven conciencia de clase a medida que el capitalismo de forma inevitable va empobreciendo a la clase obrera 2 2 . Habría que recordar que la estructura básica en Marx no implica una teoría de la incorporación de la ideología dominante, sino por el contrario un realismo filosófico en sentido estricto ( Evans, Kelley, 2004 ; Turner, Abercrombie, Hill, 2015). Es evidente que esta postura no resume todas las aproximaciones al problema que se hicieron desde el marxismo. De hecho, sin entrar más a fondo, el marxismo cultural, como es bien sabido, considera de suma importancia la forma en que las diferentes instituciones socializan a los individuos en la ideología dominante ( Gramsci, 1999 [1975]). Desde la tesis de la ideología dominante se afirma que los individuos interiorizan esquemas de acción y percepción fruto de los procesos de socialización previos ( Bourdieu, 2008 ). La clase dominada hereda las formas pensamiento de las clases dominantes, dado el poder que tienen éstas sobre las instituciones ( Althusser, 1988 [1970]), influyendo sobre el sentido común (doxa). La percepción que sobre su estatus social tienen las clases dominadas estará mediada por la percepción que tienen aquellos que ejercen la hegemonía cultural ( Gramsci, 1999 ). Bajo esta perspectiva, el orden social cuando no es justo es, al menos, necesario. . Desde el punto de vista funcionalista, las funciones inherentes de las sociedades modernas conducen a la creación de un sistema de recompensas desigual ( Davis, Moore, 1945Davis, Kingsley; Moore, Wilbert E. (1945), “Some principles of stratification”. American sociological review, v. 10, n. 2, pp. 242-249. ) que orienta a los individuos sobre cuál es su posición en la escala social. Desde un punto de vista interaccionista, se contempla que las jerarquías y desigualdades sociales se reproducen de forma rutinaria a través de las interacciones diarias ( Parkin, 1984Parkin, Frank. (1984), Marxismo y teoría de clases: Una crítica burguesa . Madrid, Espasa Calpe. ). En la misma sintonía, Della Fave (1980)Della Fave, L. Richard. (1980), “The meek shall not inherit the earth: Self-evaluation and the legitimacy of stratification”. American Sociological Review, v. 45, n. 6, pp. 955-971. señalaba que los individuos conocen su estatus objetivo debido a que otros individuos los evalúan de acuerdo con él. Aquellos que reciben evaluaciones pobres de otros, interiorizan un estatus más bajo que aquellos que reciben evaluaciones positivas. De este conjunto de consideraciones se genera la legitimación social. Así, los individuos se van informado de criterios bien establecidos y perfectamente aprehensibles que les clarifican quiénes son ellos y quiénes son los otros ( Bottero, 2005Bottero, Wendy. (2005). “Interaction distance and the social meaning of occupations”. The Sociological Review , v. 53, pp. 56-72. ).

Desde un punto de vista estrictamente analítico puede considerarse que, dado unos determinados recursos disponibles, los individuos toman decisiones orientándose por las constricciones, propias del posicionamiento de clase, que los limitan, y por las oportunidades que se les brindan ( Goldthorpe, 2010Goldthorpe, John H. (2010). “Esbozo de una teoría de la movilidad social”, in De la sociología: Números, narrativas e integración de la investigación y la teoría . Madrid, CIS. ). Es plausible pensar que son conscientes, en gran medida, de las barreras que los separan de los grupos a los que no pertenecen. Una regularidad puede servirnos para ilustrar esta circunstancia: la fuerte correlación a nivel histórico que se da entre clase social y voto ( Knutsen, 2006Knutsen, Oddbjørn. (2006), Class Voting in Western Europe: A Comparative Longitudinal Study. Lanham, MD, Lexington Books. ).

Esta tesis entra, por consiguiente, en clara contradicción con aquella que considera que los individuos no son conscientes de su posición en el mundo. Según la tesis de la individualización ( Beck, 1998Beck, Ulrich. (1998). La sociedad del riesgo: Hacia una nueva modernidad . México, Paidós Ibérica. ), en las sociedades postindustriales, existe una disociación creciente entre los condicionamientos objetivos (v.g. clase social) y las percepciones. Según la tesis de los “problemas sociales”, estos últimos son más el producto de una construcción subjetiva que de los constreñimientos objetivos ( Spector, Kitsuse, 1973Spector, Malcolm; Kitsuse, John I. (1973), “Social problems: A re-formulation”. Social problems, v. 21, n. 2, pp. 145-159. ). Algunos autores han hablado de la una fuerte propensión a la creencia en un mundo justo, pues dota a los individuos de mayor seguridad y confianza ( Mijs, 2021Mijs, Jonathan Jb. (2021), “The paradox of inequality: Income inequality and belief in meritocracy go hand in hand”. Socio-Economic Review, v. 19, n. 1, pp. 7-35. ). Esto puede suceder cuando los individuos se colocan en algunas sociedades masivamente en los estatus medios, muy alejados de la posición que los indicadores objetivos les podrían conferir. Asimismo, se ha insistido en la idea que los individuos se comparan con aquellos grupos que son considerados como de referencia u “otros significativos” ( Merton, Kitt, 1950Merton, Robert K.; Kitt, Alice S. (1950), “Contributions to the theory of reference group behavior”. Continuities in social research , v. 111, pp. 40-105. ; Sullivan, 1947Sullivan, Harry Stack. (1947), Conceptions of modern psychiatry. William Alanson White Psychiatric F. ). La investigación empírica ha demostrado que estos grupos son relativamente homogéneos en sus rasgos socioeconómicos y culturales ( Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. , 2017Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2017), “Communism, capitalism, and images of class: Effects of reference groups, reality, and regime in 43 nations and 110,000 individuals, 1987-2009”. Cross-Cultural Research, v. 51, n. 4, pp. 315-359. ) y no difieren en demasía en su composición interna. De ahí que las personas se vean como miembros “normales y corrientes” en el seno de los grupos a los que pertenecen. Pierre Bourdieu (2008)Bourdieu, Pierre. (2008), El sentido práctico . Madrid, Siglo XXI Editores. emplea el concepto de “docta ignorantia” para dar cuenta de la forma pragmática en la que los individuos administran su relación con el mundo. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que cuando los individuos se vinculan en grupos sociales con cierta heterogeneidad, el sesgo posicional hacia el centro o medio del estatus suele ser menos pronunciado ( Cruces et al ., 2013Cruces, Guillermo; Perez-Truglia, Ricardo; Tetaz, Martin. (2013), “Biased perceptions of income distribution and preferences for redistribution: Evidence from a survey experiment”. Journal of Public Economics, v. 98, pp.100-112. ).

H2. A escala nacional, el nivel de riqueza, el nivel de desigualdad y de bienestar económico tienen un impacto significativo sobre la percepción del estatus.

A nivel agregado, estos mecanismos pueden ser similares. En los países donde hay una mayor renta, los individuos pueden presentar una mayor tendencia a posicionarse subjetivamente en el espacio central de la jerarquía. Kelley y Evans (2004) demostraron, empleando una amplia muestra de 21 países, que aquellas personas pertenecientes a países con un alto PIB per cápita se ubican subjetivamente en posiciones más altas. En este sentido, pero empleando otras medidas como variable dependiente, tales como la satisfacción o la felicidad personal, algunas investigaciones han contribuido a dar cuenta de la fuerza heurística de la riqueza como un valor agregado ( Novak, Pahor, 2017Novak, Matic; Pahor, Marko. (2017), “Using a multilevel modelling approach to explain the influence of economic development on the subjective well-being of individuals”. Economic research-Ekonomska istraživanja, v. 30, n. 1, pp. 705-720. ; Schyns, 2002Schyns, Peggy. (2002), “Wealth of nations, individual income andlife satisfaction in 42 countries: A multilevel approach”. Social Indicators Research, v. 60, n. 1, pp. 5-40. ).

De la misma forma que con la riqueza, es plausible pensar en un impacto de la desigualdad sobre la autopercepción del estatus social ( Schneider, 2019Schneider, Simone M. (2019), “Why Income Inequality Is Dissatisfying—Perceptions of Social Status and the Inequality-Satisfaction Link in Europe”. European Sociological Review, v. 35, n. 3, pp. 409-430. ). Cuando la riqueza adquiere elevados niveles de concentración, los individuos con escasos ingresos pueden adquirir una percepción menos optimista de su posición social. En estas sociedades, aquellos que tienen una menor renta se pueden situar por debajo en la escala social, comparado con otras sociedades más mesocráticas en la que sus integrantes no han de confrontarse con polarizaciones sociales tan agudas. Este es el argumento básico que emplean Wilkinson y Pickett en su libro “Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad colectiva” (2009). En esta misma dirección, Lindemann y Saar (2014)Lindemann, Kristina; Saar, Ellu. (2014), “Contextual effects on subjective social position: Evidence from European countries”. International Journal of Comparative Sociology, v. 55, n. 1, pp. 3-23. demostraron que en los países con mayor desigualdad, las percepciones de estatus solían ser más bajas. Del mismo modo, Layte y Whelan (2014)Layte, Richard; Whelan, Christopher T. (2014), “Who feels inferior? A test of the status anxiety hypothesis of social inequalities in health”. European Sociological Review , v. 30, n. 4, pp. 525-535. plantearon que la desigualdad confería una mayor inseguridad a todos los grupos sociales.

Al igual que la riqueza y la desigualdad, la pobreza, la indigencia o las malas condiciones económicas pueden influir en la dimensión subjetiva del estatus social. La percepción de vivir en una sociedad con graves problemas económicos puede tener efectos sobre la posición social subjetiva. De hecho, los individuos pueden ser más sensibles al número de personas que padecen dificultades económicas (visibilizado en: colas para pedir alimentos; barrios de chabolas, villas, callampas o favelas; gente pidiendo dinero en las calles) que a los propios niveles de desigualdad. Estos se dejan de advertir por medio de indicios menos claros (sobre todo en aquellos países con niveles educativos más bajos). Las investigaciones más recientes señalan que las personas perciben la desigualdad principalmente como un constructo multidimensional basado sobre todo en la diferenciación en los espacios públicos, la existencia de empleos precarios, la división entre élites-pobres y la discriminación entre los grupos, entre otros ( García-Sánchez et al ., 2018García-Sánchez, Efraín; Willis, Guillermo B.; Rodríguez-Bailón, Rosa; García-Castro, Juan Diego; Palacio-Sañudo, Jorge; Polo, Jean; Rentería-Pérez, Erico. (2018), “Perceptions of Economic Inequality in Colombian Daily Life: More Than Unequal Distribution of Economic Resources”. Frontiers in Psychology, v. 9, pp. 1-11. ; García-Sánchez et al. , 2021García-Sánchez, Efraín; García-Castro, Juan Diego; Willis, Guillermo B.; Rodríguez-Bailón, Rosa. (2021), “Percepción de desigualdad económica en la vida cotidiana e ideología política: Un estudio con jóvenes de España”. Revista de Estudios Sociales, v. 79, pp. 2-21. ). Por otro lado, como se ha señalado anteriormente, las personas podrían percibir menos desigualdad que la que realmente existe debido a que extrapolan la información de grupos endógenos de referencia ( Cruces et al. , 2013Cruces, Guillermo; Perez-Truglia, Ricardo; Tetaz, Martin. (2013), “Biased perceptions of income distribution and preferences for redistribution: Evidence from a survey experiment”. Journal of Public Economics, v. 98, pp.100-112. ).

H3. A mayor riqueza, menor nivel de desigualdad y menor percepción negativa sobre la situación económica, el impacto del estatus socioeconómico objetivo sobre la percepción de la posición social es menor.

Dado que empleamos como principal variable explicativa el estatus objetivo y diferentes agregados de riqueza, desigualdad y de situación económica, nuestra investigación no estaría completa si no comprobamos de qué forma ambas variables interactúan. Dicho de otra forma, dado que analizamos dos niveles (uno individual y otro agregado) surge de forma inevitable cuál es la relación que se establece entre ellos. Es evidente que esta interacción de niveles complejiza en buena medida el análisis, no obstante, su ausencia nos impediría explorar en qué medida la riqueza, desigualdad y la percepción sobre la situación económica modifican el impacto del estatus objetivo sobre el subjetivo. Una elevada riqueza, así como una mejor situación económica y menor desigualdad pueden debilitar el impacto que tiene el estatus objetivo sobre la identificación subjetiva. Andersen y Curtis (2012)Andersen, Robert; Curtis, Josh. (2012), “The polarizing effect of economic inequality on class identification: Evidence from 44 countries”. Research in Social Stratification and Mobility, v. 30, n. 1, pp. 129-141. señalaron que el efecto de las condiciones económicas personales sobre la clase social subjetiva medida aumentaba junto con el crecimiento de la desigualdad económica. Lora y Fajardo (2011)Lora, Eduardo; Fajardo, Johanna. (2011), “Latin American middle classes: The distance between perception and reality”. Economía, v. 14, n. 1, pp. 33-54. consideraron que las discrepancias entre ambas dimensiones se debían a la acción de la riqueza, los recursos financieros-materiales y la inseguridad (junto a las habilidades y relaciones personales). Estas conclusiones se respaldaron con variables de nivel individual pero no de nivel agregado.

A continuación, presentamos el modelo analítico planteado en el artículo.

Contexto latinoamericano (2006-2020)

El rango de años considerados en este trabajo se inserta en un período político-económico que podemos subdividir en dos etapas. La primera, aproximadamente se inicia hacia fines de la década de los noventa y finaliza a medidos de la década del 2010. Si bien en dichos años convergieron gobiernos de diversos signos políticos, entre 1998 y 2011 dos tercios de los presidentes electos pertenecían al espectro de la centro-izquierda o izquierda ( Roberts, 2014Roberts, Kenneth M. (2014), “The politics of inequality and redistribution in Latin America’s post-adjustment era”. WIDER Working Paper, n. 2012/08.: 1). De este modo, se utilizó frecuentemente la caracterización de “posneoliberal” para nominar a aquellos gobiernos que frecuentemente fueron nombrados bajo diferentes nociones: populistas, nueva izquierda, antineoliberales, entre otros ( Nercesian, 2017Nercesian, Inés. (2017), “Debates en torno a los gobiernos posneoliberales: Un estado de la cuestión”. Revista Pilquen, v. 20, n. 3, pp. 1-18. ). La segunda fase, que inicia con una serie de cambios en el signo político en los gobiernos nacionales, fue caracterizada como “postprogresismo” o “postpostneoliberalismo” ( Borón, Klachko, 2017Borón, Atilio A.; Klachko, Paula.”Sobre el «Post-Progresismo» en América Latina”. Tareas, n. 156, pp. 43-70. ; Dvoskin, Bevegni, 2020Dvoskin, Nicolás; Bevegni, Mayra. (2020). “El postpostneoliberalismo sudamericano: Una mirada desde el análisis de las políticas sociales”. Realidad Económica, n. 335, pp. 73-101. ; Svampa, 2019Svampa, Maristella Noemi. (2019), “Posprogresismos, polarización y democracia en Argentina y Brasil”. Nueva Sociedad, v. 282, pp. 121-134. ), principalmente en países como Argentina, Chile, Brasil, Ecuador y Uruguay, en donde partidos o coaliciones del espectro político de la derecha resultaron victoriosos.

En referencia a la primera fase, más allá de los matices en las caracterizaciones políticas o ideológicas que podamos hacer sobre dichas experiencias gubernamentales, existen una serie aspectos que son resaltados en la bibliografía, que explican con cierto grado de generalidad los rasgos esenciales de la dinámica socioeconómica del período. Tanto por factores exógenos, producto del boom de los commodities y del fuerte crecimiento económico que esto conllevó en la primera década del nuevo siglo, como por políticas específicas llevadas adelante por los distintos gobiernos, la desigualdad, la pobreza y la desocupación experimentaron una reducción significativa a lo largo de la región ( Alvaredo, Gasparini, 2015Alvaredo, Facundo; Gasparini, Leonardo. (2015), “Recent trends in inequality and poverty in developing countries”. Handbook of income distribution, v. 2, pp. 697-805. ; Beccaria, 2016Beccaria, Luis Alberto. (2016), “América Latina en los 2000s: Aspectos laborales y distributivos”. Ciência & Trópico, v. 40, n. 2, pp. 29-58. ; Benza, Kessler, 2020Benza, Gabriela; Kessler, Gabriel. (2020), La ¿nueva? Estructura social de América Latina: Cambios y persistencias después de la ola de gobiernos progresistas. Buenos Aires, Siglo XXI Editores. ). Esta mejora en los indicadores de bienestar se dio fundamentalmente hasta principios de la década del 2010, para luego desacelerarse, aunque manteniendo la tendencia a la baja hasta 2014-2015. Al mismo tiempo, desde un enfoque de clases sociales, Solís, Chávez Molina y Cobos (2019)Solís, Patricio; Chávez Molina, Eduardo; Cobos, Daniel. (2019), “Class Structure, Labor Market Heterogeneity, and Living Conditions in Latin America”. Latin American Research Review, v. 54, n. 4, pp. 854–876. , mostraron que los países del cono sur, fueron los que más expandieron las posiciones directivas, profesionales y no manuales rutinarias, ampliando, a su vez, su sector formal, en comparación con los países andinos y centroamericanos.

Dentro los factores que llevaron a la reducción de las brechas de desigualdad y bienestar en América Latina, es central el rol que ha tenido la política educativa, laboral y redistributiva. La primera hace referencia principalmente a la tendencia secular evidenciada según la cual el aumento de la cobertura educativa básica conllevó a una disminución de la brecha en los retornos educativos por nivel ( Lustig, López-Calva, Ortiz-Juarez, 2011Lustig, Nora; López-Calva, Luis Felipe; Ortiz-Juarez, Eduardo. (2011), “The decline in inequality in Latin America: How much, since when and why”. ECINEQ, Working Paper Series 211. ). La política laboral tendió a estimular la demanda de trabajo, reduciendo la desocupación y la informalidad laboral y aumentado los salarios e ingresos reales ( Beccaria, 2016Beccaria, Luis Alberto. (2016), “América Latina en los 2000s: Aspectos laborales y distributivos”. Ciência & Trópico, v. 40, n. 2, pp. 29-58. ). En este sentido, si bien los ingresos laborales tuvieron un rol preponderante en la reducción de la desigualdad, las transferencias desde el Estado a los sectores de menores recursos también ejercieron un papel fundamental (Benza, Kessler, 2020:64; Blofield, 2019Blofield, Merike. (2019), “The Politics of Social Policies in Latin America”. Latin American Research Review, v. 54, n. 4, pp.1056-1064. ; Lustig et al. , 2011Lustig, Nora; López-Calva, Luis Felipe; Ortiz-Juarez, Eduardo. (2011), “The decline in inequality in Latin America: How much, since when and why”. ECINEQ, Working Paper Series 211. ). Aquí hacemos referencia al cambio ocurrido a partir del establecimiento de los programas de transferencias condicionadas y pensiones no contributivas, que se han establecido como instituciones perdurables en el tiempo y han tenido lugar más allá del signo político de gobierno, con una incidencia central en la mejora de las condiciones de vida de los sectores más postergados.

Sin embargo, como bien señalan Benza y Kessler (2020Benza, Gabriela; Kessler, Gabriel. (2020), La ¿nueva? Estructura social de América Latina: Cambios y persistencias después de la ola de gobiernos progresistas. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.: 88), la mejora en los niveles de bienestar no implicó necesariamente una tendencia hacia una mayor igualación entre los grupos poblacionales que conforman las sociedades latinoamericanas. La propiedad y la riqueza se mantuvieron concentradas a niveles existentes en el pasado, la política fiscal conservó un perfil redistributivo limitado y el mercado laboral continuó segmentado y con altos niveles de informalidad. A esto podemos agregar la falta de políticas económicas destinadas a modificar la estructura productiva, la diversificación de las exportaciones y la elevación de la productividad ( Beccaria, 2016Beccaria, Luis Alberto. (2016), “América Latina en los 2000s: Aspectos laborales y distributivos”. Ciência & Trópico, v. 40, n. 2, pp. 29-58.: 53).

Por último, la nueva fase político-económica abierta hacia mediados de la década de 2010 es difícil de ser caracterizada, ya que se encuentra aún en curso. Algunos de los elementos en común que tienen estas experiencias en los distintos países es el retorno del conservadurismo social y la implementación de políticas económicas de sesgo neoliberal, que tuvieron como correlato un crecimiento en los niveles de desigualdad y en la pobreza.

Metodología y fuentes

Fuentes y variables utilizadas

Todos los datos recogidos y utilizados, a nivel individual, pertenecen al relevamiento realizado anualmente por la Corporación Latinobarómetro, entre 2006 y 2020 3 3 . Es necesario señalar que para el año 2012 no se ha realizado relevamiento. Entre 2014 y 2020, los únicos cuestionarios de la encuesta que incorporaron la medición del estatus subjetivo fueron las de 2018 y 2020. Por ese motivo, dichos años han sido omitidos en los análisis. . Cada una de las muestras utilizadas (153) se han construido bajo criterios probabilísticos y en forma polietápica. En total, se cuenta con información sobre residentes en diecisiete países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. De los países disponibles en la base de datos se excluyó a España, ya que el estudio se limitaba al ámbito latinoamericano, y a Venezuela, pues no se encontraron datos apropiados para su trabajo a nivel agregado. El universo de estudio se conformó a partir de individuos mayores de 16 años.

La variable que hemos empleado para la identificación de la posición subjetiva surge del siguiente indicador: “Imagínese una escala de 10 peldaños, en que en el ‘1’ se ubican las personas más pobres y en el ‘10’ se ubican las personas ‘más ricas’, ¿dónde se ubicaría Ud.?.” Dicha escala es la más utilizada en los estudios sobre el estatus subjetivo.

Desafortunadamente, el relevamiento no contiene ningún indicador ocupacional internacionalmente estandarizado, tal como la CIUO (Clasificador Internacional Unificado de Ocupaciones), que nos permita transformarlo en una escala de estatus o de prestigio. Tampoco disponemos de preguntas suficientes para construir un esquema de clases sociales en el sentido de los modelos tradicionalmente propuestos, tal como se ha realizado en investigaciones recientes para el caso latinoamericano ( Solís, Chávez Molina, Cobos, 2019Solís, Patricio; Chávez Molina, Eduardo; Cobos, Daniel. (2019), “Class Structure, Labor Market Heterogeneity, and Living Conditions in Latin America”. Latin American Research Review, v. 54, n. 4, pp. 854–876. ). La riqueza de la base de datos de Latinobarómetro exigía que, a pesar de estas limitaciones, buscáramos una forma dar con una medida de estatus socioeconómico. A partir de la información ocupacional relevada, y en combinación con los indicadores de nivel educativo y de posesión de bienes del hogar, hemos construido un índice de estatus social objetivo, extrayendo las coordenadas de la primera dimensión resultante de la aplicación de un Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM). Al igual que el Análisis de Componentes Principales, el ACM permite la reducción de dimensiones a partir de un conjunto inicial de variables de interés, aunque con variables de naturaleza categórica ( López Roldán, Fachelli, 2016López Roldán, Pedro; Fachelli, Sandra. (2016), Metodología de la Investigación Social Cuantitativa. Barcelona, UAB. ). Dicha familia de técnicas es validada por varias investigaciones para la construcción de índices compuestos ponderados, a partir de múltiples variables ( Filmer, Pritchett, 2001Filmer, Deon; Pritchett, Lant H. (2001). “Estimating Wealth Effects without Expenditure Data-or Tears: An Application to Educational Enrollments in States of India”. Demography, v. 38, n. 1, pp. 115-132. ; McKenzie, 2005Mckenzie, David J. (2005), “Measuring inequality with asset indicators”. Journal of Population Economics, v. 18, n. 2, pp. 229-260. ; OECD, 2008OECD. (2008), Handbook on Constructing Composite Indicators: Methodology and User Guide. OECD. ).

De esta forma, las siguientes variables fueron incorporadas en el ACM para la construcción del índice de estatus social objetivo:

La primera dimensión resultante del análisis es explicativa de un 90,5% de la inercia o varianza total, lo que implica prácticamente la totalidad de la variabilidad existente entre las variables seleccionadas. Posteriormente, el índice fue normalizado en un rango de 0 a 10, para así facilitar su interpretación.

Por otro lado, en tanto variables de control en el nivel individual, se considerará el sexo y la edad de la persona, así como su transformación cuadrática para evaluar la posible forma en U de la relación entre la edad y el estatus subjetivo. A su vez, en el nivel agregado, tendremos en cuenta el (log) PIB per cápita 4 4 . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD ). , el coeficiente de Gini 5 5 . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI ). , la participación en el ingreso del 10% mejor remunerado de la población 6 6 . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.DST.10TH.10 ). y el porcentaje de personas con percepción negativa sobre la situación económica del país 7 7 . Variable construida a partir del indicador ¿Cómo calificaría en general la situación económica actual del país? ¿Diría Ud. que es muy buena, buena, regular, mala, muy mala?” de la encuesta de Latinobarómetro. La misma contabiliza el porcentaje de aquellos individuos que respondieron que la situación era mala o muy mala, a nivel agregado, por país y año. , cada uno estimado para cada año y país. Particularmente, para el análisis multinivel, las variables cuantitativas fueron centradas a los fines de dar una mejor interpretación sobre el intercepto y los componentes aleatorios de la constante ( Cebolla Boado, 2013Cebolla Boado, Héctor. (2013), Introducción al análisis multinivel. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas.: 138). De esta forma, las variables referidas al nivel individual fueron centradas quitándoles el valor de la media grupal (por año y país), mientras que en el caso de las variables del nivel agregado se ha utilizado la media general.

Técnicas estadísticas

Para analizar los datos, empleamos una técnica multinivel que nos permite trabajar con tres niveles y relacionarlos ( Raudenbush, Bryk, 2002Raudenbush, Stephen W.; Bryk, Anthony S. (2002), Hierarchical Linear Models: Applications and Data Analysis Methods . Chicago, SAGE. ): individuos (nivel uno), países por año (nivel dos) y países (nivel tres). Estimamos los efectos de nuestras variables explicativas de esta forma dado que los individuos están anidados en años (encuestas realizadas en cada año por país) y luego en países. Empleando la notación convencional, la posición subjetiva (y itj ) puede ser definida como:

y i t j = β 0 t j + β 1 t j X 1 i t j + + β k t j X k i t j + e i t j (1)

donde X kitj se correponde con la k enésima variable individual explicativa para un individuo i en un año t y país j , β ktj son los coeficientes a estimar y e itj es el error individual no explicado por el modelo.

Como los individuos están anidados por año y país, el β 0tj puede variar a través de los años y los países que conforman la encuesta. Así, podemos rescribir la constante como:

β 0 t j = γ 000 + γ 010 a ñ o t j + γ 020 ( z t j Z _ j ) + γ 001 ( z t j Z _ j ) + u 00 j + u 0 t j (2)

en el que 𝛾 000 es la media general de la variable dependiente y y z es la variable agregada a nivel de país que dejamos variar dentro de cada país y entre los diferentes países. Por lo tanto, z tj - z j representa la diferencia del valor z en el país año tj y la media de z por tiempo y país j y la media general de z para todos los países en todos los años.

La variación aleatoria de la constante en y entre países es capturada por el término aleatorio u 00j para el país j y el término aleatorio u 0tj para el año t en el país j .

y i t j = β 0 t j + β 1 t j X 1 i t j + γ 000 + γ 010 a ñ o t j + γ 020 ( z t j Z _ j ) + γ 001 ( z t j Z _ j ) + u 00 j + u 0 t j + β k t j X k i t j + e i t j (3)

En el modelo previo, asumimos que el efecto de cada variable individual es fijo por unidades de país y de año-país, pero que hay un efecto aleatorio en la constante (que analiza las variaciones entre países y años). Esto significa que los errores son constantes dentro de cada unidad en el mismo nivel, pero no entre las diferentes unidades y también que los errores no están correlacionados entre los diferentes niveles. No obstante, nosotros estamos interesados en añadir un efecto aleatorio a la pendiente del estatus objetivo, puesto que se espera que el efecto del estatus objetivo varíe en los diferentes países. Asimismo, cuatro interacciones han sido añadidas entre el estatus socioeconómico y cada una de las variables contextuales por cada año de la encuesta. Todas las regresiones multinivel han sido estimadas a través del método de máxima verosimilitud restringida ( Restricted maximum likelihood ).

Resultados

El estatus social subjetivo en América Latina

Durante los años comprendidos entre 2006 y 2020, la media de la población de América Latina en la escala de posicionamiento subjetivo fue de 4,3. Comparados con los datos de otras encuestas internacionales ( Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. ), esto sitúa al conjunto de estos países cerca de la media global, tres décimas más abajo. Estas puntuaciones coinciden con países como Italia y, con menor grado de exactitud, con aquellos países del este de Europa como Eslovenia y República Checa. Observando el mapa 1 , las puntuaciones más altas corresponden a Costa Rica (4,95), Argentina (4,84), Uruguay (4,66), Chile (4,62) y Panamá (4,6). Los países del cono sur cuentan con un posicionamiento subjetivo levemente más alto que en el resto de la región. En contraposición, las puntuaciones más bajas en la escala pueden ser encontradas en los países centroamericanos como Nicaragua (3,46), Honduras (3,76) y Guatemala (3,92).

Mapa 1
: Promedio de estatus subjetivo y objetivo por país. Países seleccionados 2006-2020.

Dentro del período analizado, 2011 es el año de ubicación más alta (4,54) siendo el más bajo el 2006 (4,13). Observando el gráfico 1 , identificamos que las puntuaciones por país y año más altas fueron obtenidas por Costa Rica (5,28 en 2008 y 5,32 en 2011) y Argentina (5,19 en 2011) y las más bajas en Honduras (2,89 en 2013) y Nicaragua (2,98 en 2006 y 2009). Asimismo, si observamos las tendencias, estas son relativamente estables en el tiempo, aunque con algunas excepciones. Por ejemplo, en países como República Dominicana o Guatemala se observa un descenso, casi sostenido en el período, mientras que en Ecuador, Nicaragua o Panamá se observa una tendencia en ascenso.

Gráfico 1
: Promedio y desviación estándar del estatus subjetivo por país y año. Países seleccionados 2006-2020.

En términos parciales podemos decir que las diferencias en el posicionamiento subjetivo de la población latinoamericana muestran mayores variaciones entre países que a través de los años bajo estudio.

Ahora bien, como planteamos en la sección teórica, uno de los principales interrogantes dentro de los estudios del posicionamiento subjetivo es conocer en qué medida la posición objetiva ocupada por los individuos puede ejercer una influencia. En dicha discusión algunas posiciones han abonado la existencia de una fuerte relación, otras han teorizado acerca de la debilidad entre dichos aspectos sociales y otras directamente han señalado la inexistencia de ligazón ( Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. ). Como podemos observar en el gráfico 2 , para el caso latinoamericano y considerando los valores promedios por país, a mayor posicionamiento objetivo aumenta el posicionamiento en la escala subjetiva. Existen algunos países que se alejan relativamente de la tendencia general, como Nicaragua, Bolivia, Paraguay o Colombia. En el caso del país centroamericano, no solo cuenta con el menor posicionamiento medio subjetivo, como ya hemos señalado, sino también con el estatus objetivo medio más bajo. Por su parte, Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay encabezan la lista de países con mayor estatus subjetivo en su población y con mayores niveles de estatus objetivo, es decir, con una mayor proporción de sus poblaciones en niveles medios y medios-altos en la estratificación social.

Gráfico 2
: Promedio e intervalo de confianza (95%) de estatus subjetivo según estatus objetivo. Países seleccionados 2006-2020.

Por otro lado, nos interesa conocer cómo se comporta el estatus subjetivo en función de aspectos contextuales propios de las realidades nacionales, tales como el nivel de desarrollo económico, la desigualdad y el bienestar. De esta forma, los diagramas de los cuadrantes A, B, C y D del gráfico 3 nos permiten explorar dichas cuestiones. En primer lugar, observamos una relación directa y positiva entre PIB per cápita , en tanto indicador de desarrollo económico, y el estatus subjetivo: a mayor crecimiento, mayores personas se consideran en posiciones más próximas al centro. En contraposición, a mayor porcentaje de individuos que perciben la situación económica del país como negativa, se da un posicionamiento más bajo en el estatus subjetivo de la población (cuadrante D). En dicha relación, Honduras, Guatemala y República Dominicana se presentan como casos extremos en la tendencia al contar su población con una alta imagen negativa sobre la situación económica (entre un 50% - 55%) y un bajo promedio en el estatus subjetivo.

Gráfico 3
: Promedio del estatus subjetivo e intervalo de confianza (95%) según PIB per cápita (log), coeficiente de Gini, participación en el ingreso del top 10% y % de percepción negativa de la situación económica por país. Países seleccionados 2006-2020 (en rojo se grafican los valores estimados lineales).

Finalmente, los cuadrantes B y C nos muestran dos posibles abordajes de la relación existente entre la desigualdad y posicionamiento subjetivo, tomando como indicadores la participación en los ingresos del país del 10% mejor remunerado y el coeficiente de Gini. Si bien los valores ajustados (línea roja) permitirían hablar de cierta relación negativa ‒a mayor desigualdad, posicionamiento subjetivo más bajo‒, la relación entre las variables es débil. Aunque retomaremos este aspecto en las conclusiones, podría plantearse que las dimensiones de la desigualdad medidas a través de estos indicadores (Gini y top 10%) no sean factores decisivos en el autoposicionamiento de las personas en la escala social, a diferencia de otros fenómenos, que quizá adquieran un grado de materialización o visibilidad más fuerte para los sujetos, como la riqueza, la pobreza o el bienestar.

Tabla 1
: Variables intervinientes en el Análisis de Correspondencias Múltiples y coordenadas (estandarizadas) de la primera dimensión.

Tabla 2
: Estadísticas descriptivas de las variables utilizadas. Países seleccionados 2006-2020.

Análisis multinivel

A continuación, presentamos los modelos de regresión multinivel ( tabla 3 ), a partir de los cuales trataremos de responder a las hipótesis teóricas formuladas más arriba. El primero de los modelos (M1) se corresponde con el modelo nulo y permite conocer, por medio del cálculo de la correlación intra-clase (ICC, Intraclass Correlation Coefficient ), cuál es la variación de la posición social subjetiva en el tiempo y países analizados. Esto se hace sin la presencia de ninguna variable explicativa (individual o contextual). Sus resultados nos indican que la dimensión geográfica es más explicativa de la variación en el estatus subjetivo que la dimensión temporal. Las diferencias en la identificación social subjetiva son por consiguiente más el producto de la idiosincrasia de los habitantes de cada país que de los cambios producidos a lo largo de los años que las encuestas contemplan. Un 4,1% de la variación que cabe encontrar en la posición subjetiva se debe a las diferenciaciones entre los diferentes países, mientras que si a esta proporción le sumamos la dimensión temporal alcanzamos una variabilidad del 6,2%.

Tabla 3
: Modelos multinivel (efectos fijos y aleatorios). Países seleccionados 2006-2020.

El segundo modelo (M2) está compuesto por las variables individuales, esto es, el estatus objetivo controlado por edad y sexo. Como se aprecia en la tabla 3 , el M2 indica que el estatus objetivo tiene un efecto positivo sobre la autopercepción en la escala social. En promedio, por cada incremento de un punto en el estatus objetivo aumenta un 0,38 el estatus subjetivo. La edad, a partir de su doble incorporación en el modelo (sin transformación y con transformación cuadrática), nos muestra un crecimiento negativo lineal, en el que a mayor edad la posición subjetiva tiende a descender. Weiss, Greve y Kunzmann (2022)Weiss, David; Greve, Werner; Kunzmann, Ute. (2022), “Responses to social inequality across the life span: The role of social status and upward mobility beliefs”. International Journal of Behavioral Development, v. 46, n. 4, pp. 261-277. , encontraron una relación negativa entre la aceptación de la desigualdad y la edad, considerándose que las personas con el paso del tiempo abandonan las creencias en una eventual movilidad social ascendente ( Benabou, Ok, 2001Benabou, Roland; Ok, Efe A. (2001), “Social mobility and the demand for redistribution: The POUM hypothesis”. The Quarterly Journal of Economics, v. 116, n. 2, pp. 447-487. ). Por último, los varones se posicionan en la escala subjetiva de forma ligeramente más baja que las mujeres. Estas tendencias en los coeficientes son similares a los hallados en otras investigaciones en las que se resalta el importante peso que adquiere la ubicación en la estratificación social sobre la percepción subjetiva (Castillo et al. , 2013; Lindemann, Saar, 2014). De este modo, los resultados validan la primera de nuestras hipótesis (H1) que indicaba la centralidad del impacto del estatus socioeconómico sobre el estatus subjetivo. Para explicar de forma ilustrativa su influencia en términos geográficos, en el Gráfico 4 mostramos los efectos marginales medios obtenidos cuando dejamos variar el impacto del estatus socioeconómico por país (dejando los años de la encuesta constantes). Como se puede apreciar, aunque todas las pendientes son positivas, existen diferencias entre ellas. Mientras que, en algunos países, los efectos marginales promedio del estatus socioeconómico sobre el estatus subjetivo se sitúan por encima del 0,25, como en Brasil o Costa Rica, en otros países alcanza casi un 0,53 como en Colombia y Nicaragua. Países como Argentina, México y Honduras, tendrían un efecto marginal cercano al promedio total. De esta forma, no existiría una tendencia o diferenciación marcada entre los países del cono sur, aquellos centroamericanos y México.

Gráfico 4
: Efectos marginales medios del estatus objetivo sobre el estatus subjetivo. Países seleccionados 2006-2020.

El modelo 3 (M3) añade a estas variables los indicadores de segundo nivel: el logaritmo del PIB per cápita, el índice de Gini, la participación en el ingreso del top 10% mejor remunerado y el agregado de personas que perciben que la situación económica del país es negativa. La primera de las variables agregadas intenta medir la influencia que pudiera tener la riqueza media de un país, la segunda y la tercera su nivel de desigualdad y la última el nivel de bienestar. El PIB per cápita tiene un efecto estadísticamente significativo: a mayor nivel de riqueza, mayor posicionamiento en la escala subjetiva. La percepción sobre la situación económica también resulta predictiva pero con un grado algo menor de significación estadística: a mayor porcentaje de personas disconformes, más baja es la autoidentificación subjetiva. Por último, los coeficientes de desigualdad no generaron ningún impacto sobre nuestra variable dependiente. Resultados similares en el comportamiento de la desigualdad sobre el bienestar subjetivo pueden encontrarse en Nicola, Bravo y Sarmiento (2020)Nicola, Pontarollo; Bravo, Mercy Orellana; Sarmiento, Joselin Segovia. (2020), “The determinants of subjective wellbeing in a developing country: The Ecuadorian case”. Journal of Happiness Studies, v. 21, pp. 3007–3035. y Kelley y Evans (2017). En consecuencia, la segunda de nuestras hipótesis queda parcialmente confirmada. Solo dos de los agregados ‒riqueza y bienestar‒ tienen repercusión sobre la escala subjetiva.

El modelo 4 (M4) intenta dar un paso más. Hemos dado respuesta a la forma en que nuestras variables de segundo y tercer nivel podrían modelar la influencia del estatus socioeconómico sobre la autopercepción de la posición social. Este presenta los mismos predictores del M3, pero agregando la interacción entre el estatus objetivo y cada uno de los factores de nivel agregado. En los países (y años) con una mayor percepción negativa de la situación económica, el estatus objetivo tiene un leve efecto positivo sobre el posicionamiento subjetivo. Es decir que, cuanto mayor sean las dificultades económicas, a mayor estatus objetivo más crece el estatus subjetivo. En contraposición, en los países con un mayor nivel de riqueza, el estatus objetivo presenta un efecto negativo, dando cuenta de la mayor tendencia hacia la autoubicación en posiciones medias.

Para saber si la perturbación que genera nuestra variable principal sobre la variable dependiente es sistemática, presentamos el modelo 5 (M5) que incorpora como componente aleatorio la pendiente del estatus objetivo. El contraste entre el modelo de efectos fijos (M4) y aleatorios (M5), a través de la prueba de razón de verosimilitud, es positivo (547,03) con la máxima significación estadística, lo que sugiere un tratamiento aleatorio multinivel de los datos. Esto significa que el impacto del estatus socioeconómico en la percepción de la posición social varía, principalmente, de un país a otro y, secundariamente, de un año a otro 8 8 . El modelo 5 cumple con los supuestos requeridos para la aplicación de la técnica de regresión multinivel ( Cebolla Boado, 2013: 197-199; Murillo Torrecilla, 2008: 57), esto es, los errores presentan una media cercana a cero y los residuos se distribuyen en forma aleatoria y normal. . No obstante, en lo que respecta a las interacciones, una vez que los modelos cruzados micro - macro son fijados dejando variar el efecto del estatus socioeconómico por país y año, las mismas se vuelven no significativas estadísticamente.

Como balance general, observando las medidas de bondad de ajuste y de contraste entre modelos, el BIC identificaría al M5 como el preferido. Al mismo tiempo, los cálculos del R 2 2 . Habría que recordar que la estructura básica en Marx no implica una teoría de la incorporación de la ideología dominante, sino por el contrario un realismo filosófico en sentido estricto ( Evans, Kelley, 2004 ; Turner, Abercrombie, Hill, 2015). Es evidente que esta postura no resume todas las aproximaciones al problema que se hicieron desde el marxismo. De hecho, sin entrar más a fondo, el marxismo cultural, como es bien sabido, considera de suma importancia la forma en que las diferentes instituciones socializan a los individuos en la ideología dominante ( Gramsci, 1999 [1975]). Desde la tesis de la ideología dominante se afirma que los individuos interiorizan esquemas de acción y percepción fruto de los procesos de socialización previos ( Bourdieu, 2008 ). La clase dominada hereda las formas pensamiento de las clases dominantes, dado el poder que tienen éstas sobre las instituciones ( Althusser, 1988 [1970]), influyendo sobre el sentido común (doxa). La percepción que sobre su estatus social tienen las clases dominadas estará mediada por la percepción que tienen aquellos que ejercen la hegemonía cultural ( Gramsci, 1999 ). Bajo esta perspectiva, el orden social cuando no es justo es, al menos, necesario. para ambos niveles, que permiten una aproximación a la varianza explicada sobre el porcentaje descrito por el ICC, dan cuenta de la mejora relativa que se produce al incorporar los predictores de nivel individual y agregado.

Conclusiones

En este artículo hemos analizado el vínculo entre el estatus socioeconómico objetivo y la identificación subjetiva en la escala social en diecisiete países de América Latina durante el intervalo 2006-2020. También hemos vinculado la autopercepción subjetiva de la posición social con un conjunto de dimensiones agregadas: riqueza, desigualdad y percepción de dificultades económicas. Por último, hemos tratado de abordar, a partir de la interacción entre los niveles micro-macro, en qué medida el impacto del estatus socioeconómico en la identificación subjetiva es moldeado por las variables agregadas especificadas.

Al igual que sucede en otros países, en el conjunto de América Latina, existe una clara tendencia a posicionarse subjetivamente en el centro de la escala social, aunque con una relativa variabilidad interna: mientras que los países del cono sur suelen tener un promedio más cercano al centro, aquellos de Centroamérica y el Caribe suelen posicionarse por debajo.

Esta propensión puede deberse a dos razones que se encuentran ya bosquejadas en la literatura sociológica clásica y en los recientes hallazgos, muchos de ellos experimentales, de la psicología social. En primer lugar, según la teoría de los grupos de referencia, sostenida por los trabajos de Evans y Kelley (2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. , 2017Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2017), “Communism, capitalism, and images of class: Effects of reference groups, reality, and regime in 43 nations and 110,000 individuals, 1987-2009”. Cross-Cultural Research, v. 51, n. 4, pp. 315-359. ), el hecho de ubicarse en el centro del espacio social es el resultado de la homogeneidad de los grupos sociales. Lejos de aunar en su seno a individuos de origen dispar, suelen estar formados por personas de una misma clase social ( Katrňák, Fučík, Luijkx, 2012Katrňák, Tomáš; Fučík, Petr; Luijkx, Ruud. (2012), “The relationship between educational homogamy and educational mobility in 29 European countries”. International Sociology, v. 27, n. 4, pp. 551-573. ; Smits, Ultee, Lammers, 1998Smits, Jeroen; Ultee, Wout; Lammers, Jan. (1998), “Educational homogamy in 65 countries: An explanation of differences in openness using country-level explanatory variables”. American Sociological Review, v. 63, n. 2, pp. 264-285. ). Es la homogeneidad social de los grupos la que hace que los individuos se vean ubicados en el centro de la sociedad. Nuestra experiencia social no alcanza a compararnos con personas realmente heterogéneas sino con personas similares que están algo por encima o algo por debajo de nosotros. De hecho, cuando se les pregunta a los individuos por su posición social, éstos manejan una muestra muy escasa de referentes, todos ellos muy próximos en términos de oportunidades de vida. Los estudios de psicología social han denominado esta inclinación como “sesgo disponibilidad heurística” ( Tversky, Kahneman, 1988Tversky, Amos; Kahneman, Daniel. (1988), “Rational choice and the framing of decisions”, in Decision making: Descriptive, normative, and prescriptive interactions . New York, Cambridge University Press. ). En este marco de investigación se están realizando avances muy necesarios que evidencian las carencias de un objetivismo ingenuo ( Gimpelson, Treisman, 2018Gimpelson, Vladimir; Treisman, Daniel. (2018), “Misperceiving inequality”. Economics & Politics, v. 30, n. 1, pp. 27-54. ).

En segundo lugar, no hay que olvidar que el hecho de ubicarse en el centro de la sociedad podría tener como resultado efectos psicológicos positivos. De hecho, los individuos que se ubican en lo más bajo de la sociedad suelen haber abandonado toda esperanza de incluirse en los peldaños medianos de la sociedad. Además, por acción de los mecanismos de disonancia cognitiva, a la hora de interpretar la propia posición social uno puede emplear diversos criterios: económicos-ocupacionales, educativos-culturales, de clase social, de discriminación, etc. ( García-Sánchez et al. , 2018García-Sánchez, Efraín; Willis, Guillermo B.; Rodríguez-Bailón, Rosa; García-Castro, Juan Diego; Palacio-Sañudo, Jorge; Polo, Jean; Rentería-Pérez, Erico. (2018), “Perceptions of Economic Inequality in Colombian Daily Life: More Than Unequal Distribution of Economic Resources”. Frontiers in Psychology, v. 9, pp. 1-11. ).

Ahora bien, esto no significa que la tesis de la individualización sea una teoría correcta. Esta tendencia hacia el centro se ve moderada principalmente por una inclinación de carácter materialista, objetiva o, en todo caso, realista. Si bien los individuos tienden a ubicarse en posiciones medias, lo hacen desde una perspectiva relativamente certera de cuál es su posición social. Por cada aumento de un punto en la escala social objetiva aumenta un tercio de punto su ubicación en el estatus subjetivo. Esto confirma la primera de nuestras hipótesis. Mientras que un individuo situado en la posición más baja del estatus social objetivo se ubica en promedio en la tercera posición, uno que se ubica en el decil más alto se declara cercano al centro del estatus subjetivo. Hemos visto que este impacto se produce con distinta intensidad en los países seleccionados de América Latina. La tendencia hacia el centro es mucho más fuerte para aquellos que tienen un estatus objetivo más alto que para aquellos que los tienen más bajo. Dicho de otra forma, su percepción es más aguda. Por otro lado, pudiera ser que las fuerzas sociales compensadoras y democratizadoras de nuestras sociedades empujen a aquellos que tienen una mejor posición a identificarse con los estratos medios de la jerarquía social. Un mismo ejemplo de esta “presión desde abajo” ha sido bien descrita en el campo del consumo cultural. Los gustos de la élite han dejado de ser esnobistas para convertirse en omnívoros, es decir, en gustos combinados con una gran influencia de la cultura popular ( Fernández Rodríguez, Heikkilä, 2011Fernández Rodríguez, Carlos Jesús; Heikkilä, Riie. (2011), “El debate sobre el omnivorismo cultural: Una aproximación a nuevas tendencias en sociología del consumo”. Revista internacional de sociología (RIS), v. 69, n. 3, pp. 586-606. ).

El impacto sobre el autoposicionamiento también tiene lugar a nivel agregado. A nivel macro, la riqueza ejerce una influencia positiva sobre la identificación subjetiva. A medida que una nación disfruta de mayor PIB per cápita, los individuos se ubican en un lugar más alto del posicionamiento subjetivo. Nuestras medidas de desigualdad ‒el índice de Gini y la participación del 10% de mayores ingresos en el ingreso total nacional‒ no resultaron ser significativas estadísticamente. Por último, una mayor percepción negativa por parte de la población sobre la situación de los países seleccionados tiene como correlato el decrecimiento en la posición social subjetiva. Todo parece indicar que en aquellos países en los que existe una amplia franja de personas que sufren carencias materiales, los individuos experimentan un mayor grado de vulnerabilidad. De hecho, los promedios del estatus social subjetivo no son exactamente los mismos que aquellos obtenidos en otras procedencias geográficas. Sus medias son claramente inferiores a las de sociedades con un mayor nivel de desarrollo. Por poner un sólo apunte, las percepciones del estatus son claramente distintas en Nicaragua, Honduras y Guatemala que en Estados Unidos, Australia o Canadá ( Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. ). Estos datos confirman parcialmente la segunda de nuestras hipótesis.

La tercera hipótesis solo pudo ser corroborada a partir del modelo de efectos fijos. Al respecto, se observa que, en países con mayor desarrollo económico, específicamente aquellos del cono sur latinoamericano y México, el impacto del estatus objetivo pareciera generar un efecto negativo sobre el posicionamiento subjetivo, en tanto que en los países con mayores dificultades económicas (Centroamérica y el Caribe) el efecto sería positivo.

Para concluir, las futuras investigaciones en la temática deberían avanzar en, al menos, tres dimensiones, que pueden dar respuesta a las limitaciones que este trabajo presenta. Por un lado, siguiendo con el estudio de los condicionantes en las elecciones y razones de los individuos para autoubicarse en la escala subjetiva, sería relevante incorporar otros factores observables de la desigualdad que se encuentren “más próximos” a la percepción de los sujetos (ejemplo: desigualdad de riqueza, tasas de movilidad absoluta, líneas de pobreza, etc.). Por otro lado, en lo que respecta a la medición de los aspectos subjetivos de la estratificación, como punto de comparación, un enfoque basado en el posicionamiento de clase podría iluminar otros aspectos sobre el fenómeno que la escala de pobreza-riqueza puede invisibilizar. En América Latina, poco se ha investigado sobre esta cuestión a partir de una muestra de países tal como la trabajada en este artículo. En tercer lugar, más allá del estudio acerca del estatus subjetivo, es necesario avanzar en la región en investigaciones que analicen las percepciones y preferencias sobre la desigualdad a partir de grandes bases de datos, como la aquí utilizada, que permitan comprender el fenómeno a partir de las diversidades nacionales y en el tiempo.

Figura 1
: Modelo de análisis y variables implicadas

El artículo se elaboró en el contexto de la red INCASI (International Network for Comparative Analysis of Social Inequalities), proyecto que ha recibido financiamiento del Programa de la Unión Europea de Investigación e Innovación “Horizonte 2020” (Marie Skłodowska-Curie GA no. 691004) y que es coordinado por el Dr. Pedro López-Roldán. El artículo únicamente refleja la mirada de los autores y la agencia no es responsable por el uso que pueda hacerse de la información que contiene.

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Notas

  • 1
    . Corporación de derecho privado sin fines de lucro, con sede en Santiago de Chile, que tiene la responsabilidad de llevar a cabo el estudio Latinobarómetro tanto en la ejecución del proyecto como en la distribución de los datos. Más información en http://www.latinobarometro.org/lat.jsp
  • 2
    . Habría que recordar que la estructura básica en Marx no implica una teoría de la incorporación de la ideología dominante, sino por el contrario un realismo filosófico en sentido estricto ( Evans, Kelley, 2004Evans, M. D. R.; Kelley, Jonathan. (2004), “Subjective social location: Data from 21 nations”. International Journal of Public Opinion Research, v. 16, n. 1, pp. 3-38. ; Turner, Abercrombie, Hill, 2015). Es evidente que esta postura no resume todas las aproximaciones al problema que se hicieron desde el marxismo. De hecho, sin entrar más a fondo, el marxismo cultural, como es bien sabido, considera de suma importancia la forma en que las diferentes instituciones socializan a los individuos en la ideología dominante ( Gramsci, 1999Gramsci, Antonio. (1999), Cuadernos de la cárcel . México, Ediciones Era. [1975]). Desde la tesis de la ideología dominante se afirma que los individuos interiorizan esquemas de acción y percepción fruto de los procesos de socialización previos ( Bourdieu, 2008Bourdieu, Pierre. (2008), El sentido práctico . Madrid, Siglo XXI Editores. ). La clase dominada hereda las formas pensamiento de las clases dominantes, dado el poder que tienen éstas sobre las instituciones ( Althusser, 1988Althusser, Louis. (1988), Ideología y aparatos ideológicos . Buenos Aires, Nueva Visión. [1970]), influyendo sobre el sentido común (doxa). La percepción que sobre su estatus social tienen las clases dominadas estará mediada por la percepción que tienen aquellos que ejercen la hegemonía cultural ( Gramsci, 1999Gramsci, Antonio. (1999), Cuadernos de la cárcel . México, Ediciones Era. ). Bajo esta perspectiva, el orden social cuando no es justo es, al menos, necesario.
  • 3
    . Es necesario señalar que para el año 2012 no se ha realizado relevamiento. Entre 2014 y 2020, los únicos cuestionarios de la encuesta que incorporaron la medición del estatus subjetivo fueron las de 2018 y 2020. Por ese motivo, dichos años han sido omitidos en los análisis.
  • 4
    . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD ).
  • 5
    . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI ).
  • 6
    . Datos extraídos del Banco Mundial ( https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.DST.10TH.10 ).
  • 7
    . Variable construida a partir del indicador ¿Cómo calificaría en general la situación económica actual del país? ¿Diría Ud. que es muy buena, buena, regular, mala, muy mala?” de la encuesta de Latinobarómetro. La misma contabiliza el porcentaje de aquellos individuos que respondieron que la situación era mala o muy mala, a nivel agregado, por país y año.
  • 8
    . El modelo 5 cumple con los supuestos requeridos para la aplicación de la técnica de regresión multinivel ( Cebolla Boado, 2013Cebolla Boado, Héctor. (2013), Introducción al análisis multinivel. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas.: 197-199; Murillo Torrecilla, 2008Murillo Torrecilla, F. Javier. (2008), “Los modelos multinivel como herramienta para la investigación educativa”. Magis, Revista Internacional de Investigación en Educación, v. 1, n. 1, pp. 45-62.: 57), esto es, los errores presentan una media cercana a cero y los residuos se distribuyen en forma aleatoria y normal.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    20 Nov 2023
  • Fecha del número
    Jul-Sep 2024

Histórico

  • Recibido
    15 Abr 2022
  • Revisado
    13 Jul 2022
  • Acepto
    31 Jul 2022
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