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Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe: La robinsonada transformada en un estudio antropológico

[Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe: The robinsonade transformed into an anthropological study]

Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe. Estudio introductorio, traducción y notas de Martín Ignacio Koval. Madrid: Guillermo Escolar Editor, 2022. 245 p

Cuando en 1779 publica la primera parte de su Robinson Krusoe, el alemán Johann Karl Wezel pide perdón a la sombra de Defoe por haber “agregado poéticamente algo en lo que él quizás no pensó” (Wezel 2022: 44) y las disculpas eran necesarias, porque, tal como admite más adelante en su prefacio a la novela, se habían modificado no solo el tono, la disposición de episodios o la voz narrativa, sino incluso los objetivos fundamentales en los que se sustentaba la obra de Defoe.

La novela de Wezel no fue la primera reescritura de las aventuras del célebre náufrago inglés. Por el contrario, desde la aparición de Robinson Crusoe (Defoe, 1719) relatos centrados en las peripecias de sobrevivientes de naufragios que, en la soledad de sus islas desiertas, recrean una pequeña civilización surgen por doquier. Tanto es así que es posible hablar de la existencia de un subgénero autónomo, la robinsonada, para referirse a las numerosas obras que recrean la historia de Robinson.

Si bien existen antecedentes como La isla de los Pines (Henry Neville, 1688) en Inglaterra o el episodio incluido dentro de Simplicius Simplicissimus (H. J. Ch. von Grimmelshausen, 1669) en Alemania, es Defoe quien otorga popularidad a este subgénero y establece sus rasgos prototípicos. Las novelas escritas a partir del modelo de “Robinson” suelen tener una estructura relativamente fija que incluye episodios como el abandono del hogar familiar y la salida al mar, la catástrofe, la recolección de restos del naufragio, la llegada y exploración de la isla, la fundación de un nuevo espacio, que puede culminar o no con la vuelta al hogar y la reincorporación del héroe a la sociedad.

Dada la naturaleza optimista de este subgénero, centrado en las posibilidades del hombre para regenerar por sí mismo una civilización a partir del esfuerzo y la laboriosidad, pero también por su carácter individualista y colonialista (los robinsones son sujetos emprendedores, que se adueñan del espacio ocupado, que consideran que la naturaleza está a su servicio y que el otro es siempre un sujeto factible a ser conquistado y dominado), la robinsonada se vuelve expresión ideológica de la Ilustración europea.

Y, a pesar de su origen británico, sería un alemán el que le daría nombre a esta forma literaria: en 1731 Johann Gottfried Schnabel publica la primera parte de las cuatro partes de La isla Felsenburg y en su prefacio menciona el término “robinsonada”. Esta categoría le servía a Schnabel para aludir a un fenómeno de singular impacto en Alemania; en el estudio introductorio de M. Koval a la novela de Wezel se destaca que solo desde la primera traducción del Robinson Crusoe en 1720 hasta 1760 se publican alrededor de ochenta traducciones o relaboraciones del relato de Defoe. Esto significa que para el momento en que Wezel escribe su Robinson Krusoe la robinsonada era ya una forma trillada, desgastada, propicia a la aparición de parodias en sus diversas formas.

Es menester señalar aquí que Johann Carl Wezel no solo es un autor prácticamente desconocido para el público hispanohablante - la edición de Guillermo Escolar de Robinson Krusoe es la primera traducción al español de una de sus obras - sino que también era un autor olvidado por los lectores alemanes, hasta que, en 1959, Arno Schmidt le dedica una conferencia radiofónica que reaviva el interés por su literatura.

Nacido en Turingia en 1747, Wezel desarrolló una obra prolífica en el breve período comprendido entre 1773 y 1786. Durante estos “años creativos” escribió ensayos pedagógicos y antropológicos, obras de teatro, sátiras y seis novelas, entre ellas La vida de Tobias Knaut (1773-76) Belfegor, o La historia más verosímil bajo el sol (1776) y Herrmann y Ulrike (1780). Sin embargo, misteriosamente, alrededor de 1789, Wezel abandona Leipzig, adonde se había trasladado ya en su época de estudiante, y regresa a su ciudad natal para pasar los últimos veintiséis años de su vida aislado, en la pobreza, presuntamente aquejado por problemas de salud mental.

La lectura de Locke y su Ensayo sobre el entendimiento humano (1689) durante la juventud sería un factor sumamente influyente en la obra de Wezel. El autor del Robinson Krusoe toma distancia de las tendencias racionalistas que imperaban entre los intelectuales alemanes gracias al influjo lockeano. Esta raigambre materialista del pensamiento de Wezel se percibe claramente en su robinsonada, despojada de la religiosidad y el influjo puritano del Robinson original.

La aparición de Robinson Krusoe se produce en medio de una polémica, la iniciativa original de Wezel era publicarlo como una novela por entregas en el marco de la revista Pädagogische Unterhandlungen (Negociaciones pedagógicas) fundada por Joachim Heinrich Campe, de la que era colaborador. No obstante, tras enviar solo tres números, esta intención se modifica y la primera parte de la historia se difunde completa en forma de libro para las Pascuas de 1779. Este apresuramiento, tal como se explica en el estudio introductorio a la versión en español de la novela, no fue caprichoso: unos meses antes el mismo Campe había anunciado en la revista Deutsches Museum que también él publicaría una versión propia y didáctica del Robinson Crusoe. En el contexto de esta refriega, Wezel publica un texto abiertamente polémico en el que asegura que había sido él, y no Campe, quien había pensado en relaborar la obra de Defoe con anterioridad.

Empero, las robinsonadas de Campe y Wezel no podrían ser más diferentes: mientras que El joven Robinson (1779/1780) es una historia dirigida a un público infantil y con un claro afán didáctico, Robinson Krusoe es una reescritura “materialista, escéptica y satírica” (Koval 2022Koval, Martín Ignacio. Estudio introductorio. En: Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe. Estudio introductorio, traducción y notas de Martín Ignacio Koval. Madrid: Guillermo Escolar Editor, 2022.: 11) del relato del náufrago, en la que subyace una motivación antropológica. El propio autor afirma en su prefacio que su novela “es una historia de la humanidad en pequeño” (Wezel 2022: 43), Wezel toma el espacio de la isla como un microcosmos, una versión “en miniatura” del progreso de la civilización para establecer una crítica radical, corrosiva con respecto a la realidad social europea y la noción de progreso ilustrado.1 1 Si hubiese que elegir un “triunfador” en esta contienda Wezel/ Campe habría que optar por este último, solo porque es la tendencia a la infantilización del subgénero de la robinsonada v la que se impone en reversiones posteriores, como el popular Robinson Suizo (Johann David Wyss, 1812), más que la utilización de esta forma literaria como herramienta de reflexión antropológica y filosófica, tal como pretendía el primero. El programa literario de disciplinamiento de Campe pasa a la historia, su novela es reditada continuamente en Alemania, en cambio la visión crítica de Wezel es descartada y olvidada.

El “Robinson” de Wezel se encuentra dividido en dos partes: la primera funciona como una renarración del texto de Defoe y se apega fielmente a su hipotexto. La segunda, en cambio, no guarda relación alguna con el segundo volumen de la obra de Defoe, en la que el héroe se embarca en nuevas aventuras y viaja, por ejemplo, a China. Aquí la historia se concentra en el destino de la isla, “Robinsonia” cuyo distópico destino funciona como una alegoría del diagnóstico pesimista del autor con respecto al avance de la humanidad. Si dentro de la obra de Defoe suele ser el primer volumen el más rico para los lectores y el más estudiado por los especialistas, en la novela de Wezel es esta segunda parte la que desarrolla los aspectos más interesantes.

La raigambre empirista del autor se percibe en su voluntad de examinar pormenorizadamente y desde una perspectiva realista los diversos aspectos que componen el entramado social de la isla /espejo de Europa.2 2 Un rasgo formal que demuestra a las claras esta voluntad analítica de Wezel es el cambio que se produce a nivel de la voz narrativa. Aquí se reemplaza el relato en primera persona del “Robinson” de Defoe por una narración en tercera omnisciente. De esta manera, se cancela la identificación del lector con el héroe y se genera una distancia crítica que permite analizar al héroe y sobre todo, tomarlo como ejemplo de la condición humana más que como un individuo. Los dominios de Robinson se encuentran en esta continuación de la historia divididos y sus habitantes enfrentados; los diversos sectores de la población se han organizado para reproducir los distintos sistemas políticos que existen en el mundo exterior: pequeñas monarquías, sociedades aristocráticas y anárquicas, democracias representativas coexisten, nunca pacíficamente, en el pequeño espacio de Robinsonia.

Wezel desglosa además el funcionamiento de diversos fenómenos económicos, desde la explotación de la esclavitud y la división clases hasta la especulación comercial y la reinserción de la propiedad privada y el dinero, que derivan en un resquebrajamiento de la estructura social y una lucha de “todos contra todos” que solo culmina con la destrucción total de la isla.

De esta forma, el autor del Robinson Krusoe sustrae de su obra todo componente aleccionador, místico o providencial de la obra original y, en cambio, la convierte en una “novela filosófica”. Lo interesante de la versión wezeliana es que no se limita meramente a reiterar los tópicos presentes en la robinsonada de Defoe, sino que, en su traducción, adapta y se reapropia de la forma para adecuarla a intereses más propiamente alemanes, transformando la novela de aventuras en un terreno propicio para el análisis sociológico.

El optimismo ilustrado característico de las primeras robinsonadas también se subvierte en la novela de Wezel, que se orienta a reafirmar la tesis contraria: todo proceso civilizatorio deviene necesariamente en catástrofe. En ese sentido, Robinson Krusoe se vuelve una lectura excepcional y relevante porque se recorta del resto de las robinsonadas alemanas. Si este subgénero había adquirido una marcada popularidad en Alemania fue por el influjo de Rousseau, que recomendaba en su novela/ tratado pedagógico, Emilio (1762), al “Robinson” como lectura exclusiva del discípulo durante la etapa formativa. Wezel, en cambio, no solo se mofará abiertamente de las recepción alemana de las ideas roussonianas desde su polémico prefacio, en el que además coloca al filósofo ginebrino en una “estrella fija” desde la que se ríe de sus seguidores alemanes, sino que también acusa al propio autor del Emilio de realizar una lectura parcial y antojadiza de la novela de Defoe. Luego, durante toda la obra, Wezel discrepa y confronta con Rousseau en un asunto fundamental, lejos de considerar al hombre como una criatura originariamente buena, aunque corrompida por la sociedad, el autor de Robinson Krusoe suscribe más con las ideas de Hobbes y Mandeville, el hombre es naturalmente lobo para el hombre y al construir una nueva comunidad lleva consigo los vicios que les son inherentes: la pereza, la ambición y la violencia resurgen en la isla de Robinson. Ni siquiera Robinson se salva de la censura wezeliana, su protagonista ya no es ese héroe positivo caracterizado por su férrea fe y su laboriosidad, sino que comparte la codicia y la ambición del resto de los personajes, aun cuando intente colaborar con los habitantes de su isla.

En numerosas ocasiones la robinsonada de Wezel se carga del espíritu satírico del mayor antagonista de Defoe en las letras inglesas, Jonathan Swift, con el afán de enfrentarse a lo que considera ya una “enfermedad nacional” el sentimentalismo: “todas las naciones que han brillado con su literatura lo han hecho a través del entendimiento y el ingenio, pero ninguna por obra del sentimiento” (Wezel 2022: 41) afirma Wezel en este prefacio, que funciona por momentos como un manifiesto. Este tono swifteano se hace presente en el desenlace tragicómico del relato, en el que el narrador imagina un futuro en el que el destino distópico de Robinsonia se convierte en motivo de estudios antropológicos entre especialistas norteamericanos que analizan y discuten los restos de la civilización isleña perdida, para finalmente, componer una enciclopedia, la Robinsonia Ilustrata que termina en la basura.3 3 Aquí nuevamente Wezel juega con la tradición satírica anglosajona y su burla a la acumulación superflua de saberes ilustrados que aparece en obras como The Battle of Books (Jonathan Swift), Martinus Scriblerus (Alexander Pope) o The Life and Opinions of Tristram Shandy (Laurence Sterne).

A pesar de que en la contienda Campe/Wezel es el primero quien se impone, Robinson Krusoe es una novela relevante en la historia del género robinsonadas porque indica un posible camino que la forma podría haber adoptado y da cuenta de la versatilidad del formato creado por Defoe para expresar visiones de mundo radicalmente opuestas y perseguir motivaciones que van desde el adoctrinamiento religioso o el aleccionamiento de los niños hasta la manifestación de un escepticismo filosófico.

La traducción de esta obra es, por eso, un aporte fundamental para los estudios literarios en el ámbito hispano, pero además, por las características propias de la obra de Wezel, para todos los interesados en el pensamiento ilustrado. El estudio preliminar del traductor Martín Koval, que además es especialista en el subgénero robinsonada, introduce a los lectores no especializados en esta forma creada por Defoe y, simultáneamente plantea nuevas líneas de debate que pueden ser disparadoras de futuras investigaciones en un tema aún poco explorado.

Referências bibliográficas

  • Koval, Martín Ignacio. Estudio introductorio. En: Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe. Estudio introductorio, traducción y notas de Martín Ignacio Koval. Madrid: Guillermo Escolar Editor, 2022.
  • Wezel, Johann Karl. Robinson Krusoe. Estudio introductorio, traducción y notas de Martín Ignacio Koval. Madrid: Guillermo Escolar Editor, 2022.
  • 1
    Si hubiese que elegir un “triunfador” en esta contienda Wezel/ Campe habría que optar por este último, solo porque es la tendencia a la infantilización del subgénero de la robinsonada v la que se impone en reversiones posteriores, como el popular Robinson Suizo (Johann David Wyss, 1812), más que la utilización de esta forma literaria como herramienta de reflexión antropológica y filosófica, tal como pretendía el primero. El programa literario de disciplinamiento de Campe pasa a la historia, su novela es reditada continuamente en Alemania, en cambio la visión crítica de Wezel es descartada y olvidada.
  • 2
    Un rasgo formal que demuestra a las claras esta voluntad analítica de Wezel es el cambio que se produce a nivel de la voz narrativa. Aquí se reemplaza el relato en primera persona del “Robinson” de Defoe por una narración en tercera omnisciente. De esta manera, se cancela la identificación del lector con el héroe y se genera una distancia crítica que permite analizar al héroe y sobre todo, tomarlo como ejemplo de la condición humana más que como un individuo.
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    Aquí nuevamente Wezel juega con la tradición satírica anglosajona y su burla a la acumulación superflua de saberes ilustrados que aparece en obras como The Battle of Books (Jonathan Swift), Martinus Scriblerus (Alexander Pope) o The Life and Opinions of Tristram Shandy (Laurence Sterne).

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    01 Mayo 2023
  • Fecha del número
    May-Aug 2023

Histórico

  • Recibido
    29 Dic 2022
  • Acepto
    28 Ene 2023
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