El modelo educativo de las escuelas premilitares y militares, pese a sus específicas variaciones en el tiempo debidas a su adaptación a los gobiernos de turno y a los vigentes reglamentos legislativos, posee una característica invariable: introducir a los mozos en el ambiente del Ejército, instruyéndolos en sus prácticas tácticas, en sus dogmas católicos - salvo el período republicano - y a través del espíritu corporativo propio de la institución. En esta línea de actuación, y para ser más ampliamente aceptado por parte de la población civil, se presenta como propuesta modernizadora, educativa y regeneracionista de amplia proyección social. Sin embargo, las contrapartidas para estimular dichos estudios entre los jóvenes tuvieron pocos alicientes, pues el aprendizaje de las primeras letras y la redención de cierto tramo del servicio militar apenas incentivaba a los sectores más bajos y deprimidos de la escala social a quienes iban preferentemente destinados.
España; Islas Canarias; escuelas militares; formación militar; sociedad civil