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Dolor crónico poscesaria. Influencia de la técnica anestésico-quirúrgica y de la analgesia postoperatoria

Resúmenes

JUSTIFICATIVA Y OBJETIVOS: Brasil ocupa el segundo lugar entre los países con mayores tasas de cesárea en el mundo. Poco se sabe respecto de las consecuencias futuras de ese procedimiento sobre la salud materna. Este estudio investigó la influencia de la técnica anestésico-quirúrgica y de la analgesia postoperatoria en el aparecimiento del dolor crónico después de tres meses de hecha la cesárea. MÉTODO: Este estudio prospectivo randomizado se hizo en 443 pacientes sometidas a cesárea (electiva y urgente), con diferentes dosis de bupivacaina al 0,5% hiperbárica y opioides en la raquianestesia. Los grupos fueron los siguientes: G1- 8 mg bupivacaina hiperbárica + 2,5 mg sufentanilo + 100 mg morfina; G2- 10 mg bupivacaina hiperbárica + 2,5 mg sulfentanilo + 100 mg morfina; G3- 12,5 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina; G4- 15 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina; G5- 12,5 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina (sin anti-inflamatorio perioperatorio). Los dolores en estado de reposo y en movimiento fueron evaluados en el postoperatorio inmediato. Se realizó el contacto por teléfono después de tres meses del procedimiento quirúrgico para la identificación de las pacientes con dolor crónico. RESULTADOS: La incidencia de dolor crónico en los grupos fue la siguiente: G1 = 20%; G2 = 13%; G3 = 7,1%; G4 = 2,2% y G5 = 20,3%. Las pacientes que indicaron sentir puntajes de dolor más elevados en el período postoperatorio, tuvieron una mayor incidencia de dolor crónico (p < 0,05). CONCLUSIONES: La incidencia de dolor crónico se reduce con el uso de dosis más altas de anestésicos locales y con el uso de anti-inflamatorios no hormonales. Los puntajes más elevados de dolor en el período postoperatorio estuvieron asociados con el aparecimiento de dolor crónico después de tres meses de efectuada la cesárea.

CIRUGÍA; DOLOR; TÉCNICAS ANESTÉSICAS


JUSTIFICATIVA E OBJETIVOS: O Brasil ocupa o segundo lugar entre os países com maiores taxas de cesariana no mundo. Pouco se sabe a respeito das consequências futuras desse procedimento sobre a saúde materna. Este estudo investigou a influência da técnica anestésico-cirúrgica e da analgesia pós-operatória no aparecimento de dor crônica após três meses da cesariana. MÉTODO: Este estudo prospectivo randomizado foi feito em 443 pacientes submetidas a cesariana (eletiva e urgente), com diferentes doses de bupivacaína 0,5% hiperbárica e opioides na raquianestesia. Os grupos foram: G1- 8 mg bupivacaína hiperbárica + 2,5 mg sufentanil + 100 mg morfina; G2- 10 mg bupivacaína hiperbárica + 2,5 mg sulfentanil + 100 mg morfina; G3- 12,5 mg bupivacaína hiperbárica + 100 mg morfina; G4- 15 mg bupivacaína hiperbárica + 100 mg morfina; G5- 12,5 mg bupivacaína hiperbárica + 100 mg morfina (sem anti-inflamatório perioperatório). Dor em repouso e em movimento foram avaliadas no pós-operatório imediato. Contato telefônico foi feito, após três meses do procedimento cirúrgico, para identificação das pacientes com dor crônica. RESULTADOS: A incidência de dor crônica nos grupos foi: G1 = 20%; G2 = 13%; G3 = 7,1%; G4 = 2,2% e G5 = 20,3%. Pacientes que referiram escores de dor mais elevados no período pós-operatório tiveram maior incidência de dor crônica (p < 0,05). CONCLUSÃO: A incidência de dor crônica diminui com o emprego de doses maiores de anestésicos locais e uso de anti-inflamatórios não hormonais. Escores mais elevados de dor no período pós-operatório tiveram associação com aparecimento de dor crônica após três meses da cesariana.

CIRURGIA; DOR; TÉCNICAS ANESTÉSICAS


BACKGROUND AND OBJECTIVES: Brazil ranks second among countries with the highest rates of cesarean section in the world. Little is known about the future consequences of this procedure on maternal health. This study investigated the influence of anesthetic/surgical technique and postoperative analgesia on the onset of chronic pain after three months of cesarean section. METHOD: This is a prospective randomized study of 443 patients undergoing cesarean section (elective and emergency), with different doses of hyperbaric bupivacaine 0.5% and opioids in spinal anesthesia. Patients were alocated into five groups as follow: G1 received hyperbaric bupivacaine (8 mg), sufentanil (2.5 µg), and morphine (100 µg); G2 received hyperbaric bupivacaine (10 mg), sufentanil (2.5 µg), and morphine (100 µg); G3 received hyperbaric bupivacaine (12.5 mg) and morphine (100 µg); G4 received hyperbaric bupivacaine (15 mg) and morphine (100 µg); G5 received hyperbaric bupivacaine (12.5 mg) and morphine (100 µg), without perioperative anti-inflammatory. Pain at rest and in movement were evaluated in the immediate postoperative period. Phone contact was made after three months of surgery for identification of patients with chronic pain. RESULTS: The incidence of chronic pain in the groups was G1 = 20%; G2 = 13%; G3 = 7.1%; G4 = 2.2%, and G5 = 20.3%. Patients who reported higher pain scores in the postoperative period had a higher incidence of chronic pain (p < 0.05). CONCLUSION: The incidence of chronic pain decreases with higher doses of local anesthetics and use of anti-inflammatory drugs. The higher pain scores in the postoperative period were associated with chronic pain development after three months of cesarean section.

Anesthesia, Spinal; Cesarean Section; Chronic Pain; Pain, Postoperative


ARTÍCULO CIENTÍFICO

IMédica; Posgraduanda, Faculdade de Medicina da Universidade de São Paulo, (USP), Brasil

IIDoctor en Medicina, Facultad de Medicina, USP

IIIProfesor Doctor de la Facultad de Medicina, USP

Correspondencia para

RESUMEN

JUSTIFICATIVA Y OBJETIVOS: Brasil ocupa el segundo lugar entre los países con mayores tasas de cesárea en el mundo. Poco se sabe respecto de las consecuencias futuras de ese procedimiento sobre la salud materna. Este estudio investigó la influencia de la técnica anestésico-quirúrgica y de la analgesia postoperatoria en el aparecimiento del dolor crónico después de tres meses de hecha la cesárea.

MÉTODO: Este estudio prospectivo randomizado se hizo en 443 pacientes sometidas a cesárea (electiva y urgente), con diferentes dosis de bupivacaina al 0,5% hiperbárica y opioides en la raquianestesia. Los grupos fueron los siguientes: G1- 8 mg bupivacaina hiperbárica + 2,5 mg sufentanilo + 100 mg morfina; G2- 10 mg bupivacaina hiperbárica + 2,5 mg sulfentanilo + 100 mg morfina; G3- 12,5 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina; G4- 15 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina; G5- 12,5 mg bupivacaina hiperbárica + 100 mg morfina (sin anti-inflamatorio perioperatorio). Los dolores en estado de reposo y en movimiento fueron evaluados en el postoperatorio inmediato. Se realizó el contacto por teléfono después de tres meses del procedimiento quirúrgico para la identificación de las pacientes con dolor crónico.

RESULTADOS: La incidencia de dolor crónico en los grupos fue la siguiente: G1 = 20%; G2 = 13%; G3 = 7,1%; G4 = 2,2% y G5 = 20,3%. Las pacientes que indicaron sentir puntajes de dolor más elevados en el período postoperatorio, tuvieron una mayor incidencia de dolor crónico (p < 0,05).

CONCLUSIONES: La incidencia de dolor crónico se reduce con el uso de dosis más altas de anestésicos locales y con el uso de anti-inflamatorios no hormonales. Los puntajes más elevados de dolor en el período postoperatorio estuvieron asociados con el aparecimiento de dolor crónico después de tres meses de efectuada la cesárea.

Descriptores: CIRUGÍA: Cesárea; DOLOR: Crónica, postoperatorio; TÉCNICAS ANESTÉSICAS: Regional, raquianestesia.

INTRODUCCIÓN

Existen evidencias crecientes de que el manejo perioperatorio anestésico-quirúrgico tiene consecuencias que se extienden más allá del período inmediato de recuperación. Como ejemplo de esas consecuencias podemos citar el dolor crónico postoperatorio (DCPO).

Hoy por hoy, existe una tendencia en la literatura a usar el término dolor persistente postoperatorio (DPPO). La definición de dolor persistente postoperatorio es controversial, porque es difícil determinar si el dolor es meramente una continuación de la condición preoperatoria o se apareció después del procedimiento quirúrgico. Se sugiere que el criterio para el diagnóstico de dolor persistente postoperatorio incluya el dolor con la duración de por lo menos dos meses después del procedimiento quirúrgico, excluyendo otras causas para tal suceso. Hay que excluir también como posibles causas del dolor persistente, las condiciones preoperatorias que, a causa de la cirugía tuvieron la condición dolorosa pre-existente exacerbada1.

Una definición simplista que, sin embargo acepta críticas fue sugerida en 1999 por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (Iasp), en la cual el dolor crónico se consideró como siendo el dolor que persiste durante más de tres meses después de la cirugía, de forma continua o intermitente, excluyéndose otras causas para su aparecimiento2.

La DCPO es una incomodidad que está presente en un 80% de los procedimientos quirúrgicos, entre ellos amputaciones, toracotomías, herniorrafías, colecistectomías y mastectomías3. La gran variación en las incidencias puede estar asociada con las diversas definiciones usadas para DCPO en los diversos estudios.

En el mundo, las tasas de cesárea han venido aumentando a cada año y existe una preocupación en cuanto a las consecuencias de los diferentes métodos de parto sobre la salud materna. En razón del aumento de la frecuencia de esa intervención es necesario estudiar sus consecuencias en la vida futura de las mujeres.

Algunos datos de 2008 del Sistema de Nascidos Vivos (Sisnasc) del Ministerio de la Sanidad, indican que de los 2,9 millones de partos hechos anualmente en Brasil, 43% son cesáreas4. En las redes privadas metropolitanas esos índices llegan al umbral del 90% y colocan a Brasil en el segundo lugar entre las mayores tasas de cirugías de cesáreas del mundo. Esas cifras indican la magnitud de ese evento; sin embargo, poco se sabe respecto de dolor crónico después de las cirugías obstétricas.

El manejo del dolor postoperatorio, después de una cirugía de cesárea es un poco diferente de las otras cirugías, principalmente porque la mujer necesita una recuperación rápida para cuidar al recién nascido. Debemos optar por fármacos y técnicas que no alteren la capacidad de deambulación y la consciencia. Además de eso, los fármacos usados para el tratamiento o la prevención del dolor postoperatorio pueden alcanzar el feto y el recién nascido por medio de la circulación placentaria o del amamantamiento5.

Existe un consenso en la literatura de que la combinación de medicamentos (analgesia multimodal o analgesia combinada) es un imperativo para alcanzar satisfactoriamente y con efectividad el alivio del dolor y la prevención de sus efectos colaterales, una vez que, al usarlos en asociación, se alcanza el efecto deseado de analgesia, con dosis inferiores6,7,8.

Frente a lo anteriormente planteado, el papel del anestesiólogo en el control de la analgesia postoperatoria logra un lugar de destaque; y ese papel se inicia al momento de la elección del tipo de anestesia que será usada en la embarazada y que puede extenderse hasta el momento de su alta9.

Considerando que la cesárea es una de las cirugías que actualmente se hacen más a menudo y que puede causar dolor crónico pélvico, algunas veces debilitante y perjudicando la calidad de vida de la mujer, se consideró pertinente la elaboración de un trabajo prospectivo sobre el tema.

El objetivo de este estudio fue evaluar prospectivamente la influencia de diferentes dosis del anestésico local y opioides en la raquianestesia, como también el uso de los anti-inflamatorios al constatarse la continuidad del dolor tres meses después de efectuada la cesárea.

MÉTODO

Después de haber sido aprobada por la Comisión de Ética para el Análisis de Proyectos de Investigación (CAPPesq) del Hospital das Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidade de São Paulo (HC-FMUSP), y por el Comité de Ética en Investigación de la Asociación de Amparo a la Maternidad y la Infancia (AAMI), este estudio prospectivo contó con un seguimiento de 443 pacientes embarazadas que se sometieron a la cesárea bajo anestesia subaracnoidea desde enero a diciembre de 2009.

Se incluyeron pacientes que no presentaban contraindicaciones clínicas para la realización de bloqueos espinales, edad por encima de los 18 años, estatura entre 150 cm y 175 cm y que no referían alergia a los medicamentos usados en el protocolo. El historial de dolor crónico y el abuso de drogas ilícitas fueron criterios condicionantes de exclusión.

Las pacientes con indicación de cesárea y que respetaban los criterios anteriormente expuestos, fueron divididas en cinco grupos aleatorios, distribuidos de acuerdo con la dosis de anestésico local y opioides usados en el espacio subaracnoideo y uso de anti-inflamatorios no hormonales (AINH) en el período intra y postoperatorio. Los grupos fueron determinados respetando la secuencia de números aleatorios obtenidos por medio de la Página Web: www.random.org10. Se creó una secuencia con los algoritmos de 1 a 5, correspondientes a los grupos (total de 500 números), y las pacientes se ubicaron en ellos de acuerdo con esa secuencia.

La anamnesis detallada se hizo antes de que la paciente se fuese del centro quirúrgico. Se recogieron informaciones sobre las características de las pacientes como edad, color, estado civil, ingresos familiares, peso y altura; informaciones sobre antecedentes patológicos y quirúrgicos y antecedentes obstétricos (edad gestacional, paridad).

A su llegada al quirófano, se hizo una monitorización de rutina (PANI, ECG, SpO2), punción venosa con catéter 20G, hidratación con solución de Ringer con Lactato (10 mL.kg-1) hasta el nacimiento y la punción subaracnoidea entre L1 a L5 en posición sentada con el uso de una aguja Quincke 27G. Las medicaciones fueron administradas usando una misma jeringuilla, de acuerdo con la distribución de los grupos determinada por la randomización (Tabla I). Hubo una desviación manual del útero hasta el nacimiento y la hipotensión, y cuando se notó, se corrigió con clorhidrato de efedrina.

Se anotaron todas las intercurrencias intraoperatorias, tales como hipotensión, dolor, bradicardia, temblores, náusea, vómitos y somnolencia. Para el tratamiento de los vómitos se usaron 4 mg de ondansetron; para la complementación de la anestesia, 50 a 100 mg de sulfato de fentanilo en el caso de necesidad. Después de la extracción de la placenta, fue mantenida la infusión continua de Ringer Lactato con ocitocina 10 Us, dipirona 2 g, metoclopramida 20 mg, cefalotina 2 g y tenoxican 40 mg, con una excepción en las pacientes del grupo 5, que no recibieron la medicación anti-inflamatoria en ningún momento.

La operación se hizo por medio de la incisión de Pfannenstiel y el abordaje uterino fue en sentido transversal. Se tomó nota del momento en que se usaron fórceps para la extracción fetal, exteriorización del útero y técnica de peritonización (visceral y/o parietal o ninguna peritonización) para el cierre de la cavidad.

Al finalizar la cirugía, las pacientes fueron llevadas a la sala de recuperación postanestésica (RPA).

Postoperatorio reciente (primero y segundo día después de la cesárea)

En el postoperatorio inmediato las pacientes fueron medicadas con 1 g de dipirona a cada seis horas por vía venosa. Después de la retirada del acceso venoso, recibieron por vía oral 500 mg de dipirona a cada seis horas y diclofenaco 50 mg a cada ocho horas (con excepción del grupo 5).

Las pacientes fueron entrevistadas en dos momentos en el período postoperatorio (entrevista 1 = después de levantarse y bañarse, aproximadamente 12 horas después de la cirugía, y entrevista 2 = en la mañana del segundo postoperatorio). La analgesia postoperatoria se avaluó usando la escala verbal numérica de dolor (EVN 0 = sin dolor y EVN 10 = el dolor más fuerte que se pueda imaginar). Se consideró un puntaje de dolor en reposo en el primer postoperatorio el valor del dolor referido por la paciente antes de levantarse de la cama. El valor del puntaje del dolor después de levantarse y deambular, fue considerado dolor en movimiento del primer día postoperatorio (entrevista 1). En el segundo día del postoperatorio (entrevista 2), fue anotado el puntaje de dolor en reposo y en movimiento. Obtuvimos así, cuatro puntajes de dolor postoperatorio.

Postoperatorio tardío

Las pacientes fueron contactadas por teléfono al tercer mes después de la cirugía por una enfermera que no conocía a qué grupo las pacientes pertenecían. Se les preguntó a ellas sobre si sentían alguna incomodidad. Las pacientes consideradas portadoras de dolor crónico fueron las que indicaron espontáneamente dolor abdominal o pélvico, hormigueo o punzadas en la región próxima a la incisión, después de tres meses del procedimiento quirúrgico. Los quejidos de mejora o reducción de la sensibilidad en la región próxima a la cicatriz no se consideraron como dolor crónico.

Todos los datos se sometieron al análisis estadístico con resultados considerados estadísticamente significativos cuando alcanzaron un valor p < 0,05. Se usaron los test del Xi-Cuadrado (Xi2), de la razón de verosimilitudes y exactos de Fisher, t-Student y Mann-Whitney. Las variables que tenían una significancia estadística en los test univariados (p < 0,05) se insertaron en un análisis de regresión logística múltiple para verificar cuáles variables en conjunto podrían estar relacionadas con el dolor crónico11.

RESULTADOS

Después de transcurrido un año de la recolección de los datos, se hizo un análisis estadístico parcial para la comparación de la analgesia postoperatoria entre los grupos y se optó por interrumpir el trabajo debido a la significativa diferencia observada en el grupo 5 (p < 0,001). También se verificó una diferencia significativa cuando se comparó el grupo 1 con el grupo 4 (p < 0,05) (Tabla II). Las pacientes del grupo 1 y 5 tenían puntajes más elevados de dolor en el postoperatorio inmediato. Por ese motivo, el número total de pacientes fue 443.

Debido a la pérdida de contacto telefónico en el tercer mes del postoperatorio, 41 pacientes quedaron descartadas (9,25%); por tanto, 402 pacientes se sometieron al análisis estadístico final.

Los grupos no fueron uniformes en cantidad de pacientes, pero sin embargo sí que fueron comparables en cuanto a la edad, el peso, la altura y la edad gestacional (Tabla III).

En la Tabla IV aparecen las informaciones sobre el procedimiento anestésico-quirúrgico (grupo anestésico, carácter de la cirugía y peritonización) relacionado con la presencia o con la falta de dolor crónico postoperatorio.

La Tabla IV indica que hubo una diferencia significativa en la incidencia de dolor crónico entre los grupos estudiados (p = 0,001). Observamos una mayor incidencia de dolor crónico en los grupos 1 y 5. Las variables carácter de la cirugía y peritonización no mostraron diferencias estadísticamente significativas con relación a la presencia de dolor crónico.

La Tabla V tiene la correlación entre los valores promedios y la desviación estándar de los puntajes de dolor en reposo y en movimiento de los grupos en las entrevistas 1 y 2 con relación al aparecimiento de dolor crónico. Podemos observar por medio de la tabla, que los valores de los puntajes de dolor en reposo y en movimiento de la entrevista 1 y 2 fueron significativamente mayores en las pacientes que presentaron dolor crónico (p < 0,001 y p < 0,014).

Se ajustó un modelo de regresión logística múltiple con todas las variables que presentaron una significancia estadística con un dolor crónico, en los test aislados, para verificar cuáles variables conjuntamente se relacionan con la presencia de dolor crónico (Tabla VI).

La Tabla VI indica que las pacientes del grupo 1 y del grupo 5 tenían ocho veces más chance de desarrollar dolor crónico poscesárea que las pacientes del grupo 4. Los otros grupos (2 y 3) tenían estadísticamente la misma chance de desarrollar dolor crónico que el grupo con una mayor dosis anestésica (grupo 4) (p > 0,05).

DISCUSIÓN

Una extensa búsqueda en la literatura identificó pocos trabajos con informaciones respecto de la incidencia de dolor crónico posterior a las cesáreas.

El primer artículo sobre dolor crónico posterior a las cesáreas (cirugía más común y con una incidencia en aumento), fue publicado en 2004 por Nikolajsen y col.12 Ese trabajo retrospectivo evaluó, bajo la forma de un cuestionario, a 220 mujeres que se sometieron a la cesárea. Las pacientes dieron informaciones sobre el aparecimiento o la persistencia de dolor después de la cirugía. Cuando el dolor estaba presente, se preguntaba sobre su intensidad y la interferencia con las actividades cotidianas. Concluimos entonces que el dolor postoperatorio desaparecía en la mayoría de las pacientes después de tres meses de la cirugía. Después de tres meses de la cesárea encontramos una incidencia de un 18,6% y después de 10 meses la incidencia decayó para un 12,3%. Para el 5,9% de las pacientes se trataba de un problema significativo que interfería ene la calidad de vida. Se relacionó una mayor incidencia de dolor crónico en las pacientes que habían recibido anestesia general (p < 0,02), que tenían dolores en otras regiones (p < 0,0001) y que tuvieron dolor de intensidad severa en el período postoperatorio (p < 0,04)12.

En este trabajo observamos una incidencia de dolor crónico de un 11,44% después de tres meses de efectuada la cirugía. Al no tener en cuenta las pacientes del grupo 5 en el cual el AINH no se usó, veríamos que la incidencia de dolor crónico después de tres meses de efectuada la cirugía cayó para un 7,96%. Encontramos una incidencia menor de dolor crónico comparando el trabajo belga (7,96% x 18,6%), tal vez por haber considerado pacientes que recibieron solamente la raquianestesia. Nikolajsen y col.12 observaron una mayor incidencia de dolor crónico en las pacientes que habían recibido la anestesia general y creen que el tipo de anestesia es un factor predictivo importante para el desarrollo del dolor crónico postoperatorio12.

Luijendijk y col.13 evaluaron 243 pacientes que fueron sometidas a diversos tipos de cirugía abdominales con una incisión de Pfannenstiel y observaron que la largura de la incisión era un factor de riesgo para una mayor incidencia de dolor13. En nuestro trabajo, todas las pacientes fueron sometidas a la Pfannenstiel, pero no tuvimos en cuenta el tamaño de la incisión.

Rafique y col.14 estudiaron la relación entre el cierre o no del peritoneo visceral y parietal con la intensidad de dolor poscesárea. Y concluyeron que la intensidad de dolor postoperatorio aumentaba cuando se cerraba el peritoneo. En nuestro trabajo, no observamos una relación significativa entre el aparecimiento de dolor crónico postoperatorio y el cierre del peritoneo (p = 0,823)14.

Una limitación del nuestro estudio fue la realización de las cesáreas por equipos quirúrgicos distintos. Por supuesto que sería mucho más difícil la elaboración de ese protocolo por un mismo equipo de cirugía; sin embargo, las diferencias en las técnicas usadas por los obstetras no son significativas en nuestras instituciones. Además, esta publicación es solamente una parte de un trabajo más completo, en el cual diversas otras variables fueron calculadas. Para intentar minimizar esa limitación, se incluyeron en el análisis: el tipo de peritonización usado para el cierre de la cavidad; si hubo exteriorización del útero; el uso de compresas en la cavidad y la extracción fetal con el uso de fórceps. No se observaron diferencias con relación a la presencia de dolor crónico entre esos grupos.

Eisenach y col.15 calcularon si el tipo de parto (vaginal o por cesárea), se correlacionaba con la depresión o con el dolor persistente, calculado ocho semanas después de la cirugía15. Observaron que el factor predictivo más importante para la depresión y el dolor persistente era el dolor agudo postoperatorio.

Sng y col.16 publicaron un trabajo que evalúa la incidencia de dolor crónico después de la cesárea bajo raquianestesia en la población asiática. La raquianestesia se hizo con 10 mg de bupivacaina hiperbárica + 100 mg de morfina y la analgesia postoperatoria fue hecha con una bomba de PCA conteniendo morfina. Las pacientes estuvieron acompañadas por 24 horas y no hubo ninguna noticia sobre el uso de medicación anti-inflamatoria. Los autores encontraron una incidencia de dolor crónico de un 9,2%. Los factores de riesgo independientes relacionados con el dolor crónico fueron: niveles de dolor más elevados en el postoperatorio; presencia de dolor en otras regiones; y la ausencia de un plan de seguro de salud16. En nuestro trabajo encontramos que en el grupo similar (grupo 2) había una incidencia de dolor crónico de un 13%. Usamos la misma dosis de anestésico local y morfina intratecal, pero hubo una diferencia en el protocolo usado en la analgesia postoperatoria (bomba de PCA versus analgesia sistémica intermitente). Los investigadores chinos consideraron solamente cesáreas electivas y en todos los casos no se produjo el cierre del peritoneo, factores que podrían explicar la menor incidencia encontrada por ellos.

Normalmente, cuando las causas y las razones de un evento se conocen y se comprenden, se facilita la toma de decisiones y de medidas para la prevención de su suceso. Los mecanismos involucrados en el aparecimiento del dolor crónico postoperatorio no son conocidos detalladamente; sin embargo, identificándose los factores de riesgo, pueden ser trazadas estrategias para reducir su aparecimiento.

El dolor postoperatorio es un factor de riesgo para el dolor crónico después de la herniorrafía17, mastectomía18, artroplastia total de cadera19 y la cesárea12,20.

Kainu y col.20 calcularon bajo la forma de un cuestionario, a 600 pacientes sometidas al parto vaginal y a la cesárea. Correlacionaron el dolor persistente postoperatorio y el tipo de parto, un año después del procedimiento. Observaron una mayor incidencia de dolor en las pacientes que habían sido sometidas a la cesárea (18%), en las pacientes que relataban dolores anteriores a la operación y un nivel más elevado de dolor postoperatorio en las pacientes con enfermedad crónica20.

Observamos que las pacientes que refirieron puntajes más elevados de dolor postoperatorio en la entrevista 1 y 2, tenían más chance de desarrollar un dolor crónico (p < 0,05). Esos datos confirman los hallazgos de la literatura.

El uso de opioides liposolubles vía subaracnoidea en obstetricia, ha sido una práctica a menudo usada en razón de su efecto sinérgico con los anestésicos locales, proporcionando un alivio inmediato del dolor y una mejor calidad de la anestesia, como también una analgesia postoperatoria más prolongada y la disminución de la cantidad de anestésico local usado, lo que conlleva a una mayor seguridad del binomio materno-fetal21.

El sufentanilo es un opioide lipofílico que, una vez usado en la raquianestesia, tiene un inicio de acción muy rápido (entre cinco a 10 minutos), y una vida media corta (entre dos a cuatro horas), mejora la calidad del bloqueo y reduce la dosis mínima de anestésico local necesaria22,23. Decidimos usar el sufentanilo en los grupos G1 y G2 con esa finalidad. El fentanilo o (100 ug), usado como rescate para el tratamiento del dolor intraoperatorio, solo fue necesario en dos pacientes del G1, lo que comprobó los beneficios de la asociación. Sin embargo, no observamos diferencias significativas entre los grupos 1, 2 y 3 con relación a la analgesia postoperatoria (Tabla II). Cuando el grupo 1 fue comparado con el grupo 4 (15 mg + 100 ug de morfina), observamos una diferencia significativa entre ellos en cuanto al control del dolor agudo postoperatorio (Tabla II). El sufentanilo fue un importante adyuvante en el intraoperatorio, porque permitió la aplicación de la raquianestesia para la cesárea con dosis pequeñas de anestésico local (8 y 10 mg de bupivacaina). Culebras y col.24 observaron que dosis bajas de sufentanilo no potenciaron el efecto de la morfina intratecal usado en la analgesia postoperatoria en la cirugía colo-rectal24.

Observamos en este trabajo que las pacientes que fueron anestesiadas con menores dosis de anestésicos locales (G1 y G2) tuvieron porcentajes mayores de dolor crónico (20% y 13%) cuando se les comparó con los grupos en que se usaron dosis mayores de anestésicos locales. Llegamos a la conclusión por tanto, que la reducción de la dosis del anestésico local tiene un límite, y que si ese límite no se respeta puede aumentar la incidencia de dolor crónico (Tabla VI). La asociación del sufentanilo en esos dos grupos no previno el aparecimiento de dolor crónico.

Cuando comparados los dos grupos en que se administró la misma dosis de anestésico local y morfina (G3 y G5), pero diferentes en cuanto a la administración de AINH, la incidencia de dolor crónico fue de un 7,1% en el grupo con el uso de medicación anti-inflamatoria y un 20,3% en el grupo que no recibió la medicación anti-inflamatoria.

Como colofón, podemos decir que la anestesia subaracnoidea para cesáreas, con dosis de bupivacaina hiperbárica al 0,5%, superiores a 10 mg, asociada con 100 mg de morfina y con el uso de AINH en el intra y en el postoperatorio inmediato, reduce la incidencia de dolor crónico después de tres meses del procedimiento. Observamos también una correlación entre puntajes más elevados de dolor en el período postoperatorio inmediato y una mayor incidencia de dolor crónico.

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  • Dolor crónico poscesaria. Influencia de la técnica anestésico-quirúrgica y de la analgesia postoperatoria

    Thais Orrico de Brito CançadoI; Maruan OmaisI; Hazem Adel AshmawiII; Marcelo Luis Abramides TorresIII
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      06 Dic 2012
    • Fecha del número
      Dic 2012

    Histórico

    • Recibido
      20 Oct 2011
    • Acepto
      21 Dic 2011
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