Espiritualidad y religiosidad para la trascendencia del ser anciano

RESUMEN

Objetivo:

comprender las experiencias de vida que favorecen la trascendencia del ser anciano.

Método:

estudio cualitativo fenomenológico hermenéutico, en dos grupos de convivencia de ancianos. La selección de participantes fue por muestreo intencionado: 11 ancianos, logrando la saturación teórica. Recolección de datos a través de entrevista fenomenológica con una pregunta detonadora. Se cumplieron principios éticos de Ley General de Salud en Investigación para la Salud. Análisis con círculo hermenéutico heideggeriano.

Resultados:

destacó unidad de significado sobre la consciencia de un poder superior para la trascendencia, donde espiritualidad y religiosidad son recursos del anciano para fortaleza, sentirse protegido, superación de situaciones difíciles y alcanzar la plenitud; ambas favorecen la comprensión de su historicidad manifestando iluminación.

Consideraciones finales:

la trascendencia del ser anciano se favorece con la espiritualidad, las experiencias de su cotidiano están impregnadas de una relación espiritual y religiosa que dan sentido a su existencia.

Descriptores:
Anciano; Espiritualidad; Religión; Enfermería; Filosofía en Enfermería

ABSTRACT

Objective:

to understand the life experiences that favor transcendence of the elderly being.

Method:

a qualitative phenomenological hermeneutic study, in two groups of elderly coexistence. The selection of participants was by intentional sampling: 11 elderly, achieving theoretical saturation. Data collection was carried out through a phenomenological interview with a detonating question. Ethical principles of the General Health Law in health research were fulfilled. Analysis with Heideggerian hermeneutic circle was performed.

Results:

unity of meaning on the consciousness of a higher power for transcendence is highlighted, where spirituality and religiosity are resources of the elderly for strength, feel protected, overcome difficult situations and reach fullness; both favor the understanding of their historicity by manifesting enlightenment.

Final considerations:

transcendence of the elderly being is favored with spirituality and the experiences of their daily life are imbued with a spiritual and religious relationship that give meaning to their existence.

Descriptors:
Aged; Spirituality; Religion; Nursing; Nursing Philosophy

RESUMO

Objetivo:

compreender as experiências de vida que favorecem a transcendência do ser idoso.

Método:

estudo qualitativo, fenomenológico hermenêutico, em dois grupos de convivência de idosos. A seleção dos participantes foi por amostragem intencional: 11 idosos, atingindo saturação teórica. Coleta de dados através de uma entrevista fenomenológica com uma questão detonadora. Foram cumpridos ss princípios éticos da Lei Geral de Saúde em pesquisa em Saúde. Análise com círculo hermenêutico Heideggeriano.

Resultados:

destacou-se a unidade de significado sobre a consciência de um poder superior para a transcendência, onde a espiritualidade e a religiosidade são recursos dos idosos para a força, se sentir-se protegido, superação de situações difíceis e atingir a plenitude; ambas favorecem a compreensão de sua historicidade manifestando a iluminação.

Considerações finais:

a transcendência do ser idoso é favorecida pela espiritualidade, as experiências de sua vida cotidiana são imbuídas de um relacionamento espiritual e religioso que dá sentido à sua existência.

Descritores:
Idoso; Espiritualidade; Religiosidade; Enfermagem; Filosofia em Enfermagem

INTRODUCCIÓN

Actualmente destaca un marcado aumento de la población adulta mayor a nivel mundial, se ve reflejado en un aumento de la población mayor, considerada adulta mayor en relación a la edad cronológica de 60 años o más. México no es la excepción, pues también vive el incremento de este grupo poblacional ⁽¹, lo que pone en discusión si los años de vida se viven con una buena calidad de salud, por lo que resulta imperante que se visualice el envejecimiento desde una perspectiva de atención y cuidado que favorezca vivirlo con plenitud ⁽²⁾.

Hay una variedad en la forma en cómo se vive el envejecimiento y la vejez, esta depende de las características socioculturales donde el anciano se ha desenvuelto, algunas veces está marcada por deterioro, sin embargo, la vejez debe ser vivida con plenitud, satisfacción vital y con un sentido de calidad de vida óptimo ⁽³⁾.

Cada anciano experimenta un tipo de vejez, sus vivencias y experiencias son únicas, de tal manera que si ésta resulta satisfactoria, hay un cúmulo de experiencias vividas que han favorecido este trayecto vital, por lo que es posible acceder a ellas y comprender desde un referencial fenomenológico el camino recorrido.

Fenomenológicamente, desde el referencial de Heidegger, estas experiencias comprendidas desde sus actores principales forman parte de la trascendencia del ser, este fenómeno de trascendencia se manifiesta por un sentido de plenitud máxima en el ser, un sentido de gozo, comunicación y la comprensión del sentido de vida del anciano, lo que refleja una vejez vivida de manera satisfactoria, exitosa y plena ⁽⁴⁾.

Las experiencias vividas a lo largo del ciclo vital de los ancianos son un referente para aprehender el mundo y la comprensión del ser humano arrojado en ese mundo, es la clara experiencia vivida en diversos escenarios que conformarán un fenómeno particular ⁽⁵: la trascendencia evoca esa comprensión del anciano sobre sí mismo, un ser arrojado en el mundo enfrentándose a diversas experiencias de vida, que podrán converger para comprender el fenómeno de trascendencia del ser desde el enfoque único de cada ser humano ⁽⁶⁾.

Frankl ⁽⁷ concibe la trascendencia como la esencia de los valores vitales, el encuentro de un sentido, un tipo de conexión espiritual, que envuelve la armonía, la naturaleza, el sentido de plenitud, de bienestar y de los más altos valores humanos. Cuando se favorece esta búsqueda de la trascendencia, las personas pueden expresar plenitud, gozo y satisfacción vital, es un fenómeno que la enfermera puede promover teniendo una visión holística y espiritual de los seres humanos que cuida ^(8-9).

Heidegger en su fenomenología existencialista, destaca que la trascendencia es un fenómeno complejo en el ser humano, evoca la comprensión de sí en un momento dado de la vida, en la temporalidad ⁽¹⁰, esta comprensión de sí mismo evoca diversas formas de cuidar de sí mismo para poder trascender. De esta manera, autores señalan que la espiritualidad es una parte del ser humano, que se acentúa con la vejez debido al acercamiento con la muerte, por lo que las prácticas religiosas tienden a aumentar con la edad ^(11-12, destacándose como una forma de cuidado personal.

La espiritualidad involucra la consciencia de un poder superior y una relación de armonía, paz y tranquilidad, una forma de comprenderse a sí mismo y la manifestación de plenitud personal; mientras que la religiosidad involucra la práctica de las creencias y la misma espiritualidad en un dogma determinado ^(13-14). Ambas son fuentes de bienestar para el anciano y se encuentran a lo largo de la vida dando un sentido a lo que se vive día a día ^(15-16).

OBJETIVO

Comprender las experiencias de vida que favorecen la trascendencia del ser anciano.

MÉTODO

Aspectos éticos

El estudio cumplió con los criterios de rigor científico para investigación cualitativa ⁽¹⁷, y el proyecto fue aprobado por el Comité de Investigación de la Universidad de Guanajuato, cumplió con los criterios éticos de la Ley General de Salud, Declaración de Helsinky y Recomendaciones CIOMS. Se proporcionó y obtuvo el consentimiento informado de los participantes dándoles a conocer el proyecto y su participación, se cuidó el anonimato otorgándoles nombres ficticios en sánscrito considerando una palabra clave que el entrevistador identificó en el participante.

Tipo de estudio

Se trata de un estudio cualitativo, con abordaje fenomenológico hermenéutico, tomando como referencial filosófico la fenomenología hermenéutica de Martín Heidegger ⁽⁶, fue norteado por la herramienta COREQ ⁽¹⁸⁾.

Escenario de estudio

El escenario de estudio fueron dos grupos de convivencia de ancianos en la comunidad. Uno de ellos es un grupo de jubilados que se reúnen periódicamente para convivir y llevar a cabo diversas actividades recreativas, el otro grupo está compuesto por diversos grupos en un centro gerontológico de día. Ambos grupos de ancianos acuden a ellos para convivir, por lo que no están institucionalizados.

Participantes del estudio

Para la selección de los participantes los criterios fueron: hombres y mujeres mayores de 60 años y que manifestaran sentirse plenos en la etapa presente de vejez, se utilizó un muestreo de tipo intencionado ^(19-21). Esto se determinó primero mediante un acercamiento al escenario de estudio que consistía en conocer a los ancianos de los grupos, eran visitas informales, dinámica conocida como aproximación al escenario de estudio, con la finalidad de adentrarse al escenario. En un determinado momento se les preguntaba si se sentían plenos en esta etapa de vejez, esa pregunta fue seleccionada porque la plenitud es la manifestación de la trascendencia y resultaba más comprensible para ellos. A los que respondían afirmativamente se les invitó a participar en el estudio, se les hacía saber el propósito del mismo y se proseguía con el consentimiento informado e información general de su participación. Se logró un muestreo de 11 ancianos que se consiguió al alcanzar la saturación teórica y esto se logró al lograr converger diversas unidades de significado para comprender el fenómeno de trascendencia.

Colecta y organización de datos

Los ancianos seleccionados participaron de la entrevista fenomenológica ⁽²¹ por medio de una pregunta detonadora: “Platíqueme, ¿Qué experiencias de su vida favorecen a que hoy usted se sienta pleno?”. La entrevista fenomenológica permitió adentrarse en la subjetividad del ser y le permitió desvelarse a sí mismo a través de su historicidad. Las entrevistas se llevaron a cabo de mayo a agosto de 2016 y su duración fue de entre 50 y 140 minutos, éstas fueran audiograbadas con la autorización de los participantes, fueron realizadas por el investigador principal en el espacio en el que los participantes manifestaban sentirse cómodos, en el centro gerontológico se dispuso de un lugar para realizarlas, en el grupo de jubilados los participantes decidían el lugar que fuera de mayor comodidad para llevar a cabo la entrevista.

Análisis de los datos

Todas las entrevistas fueron transcritas de forma fiel por el investigador principal en Microsoft Word y la información fue tratada en Tablas de Excel, el análisis fue de tipo artesanal a través del círculo hermenéutico de Heidegger que comprende una precomprensión (acercamiento al fenómeno en los discursos y literatura: comprensión vaga óntica); comprensión (ontológica) e interpretación (dar sentido a las unidades a la luz de la ontología) ^(22-23).

RESULTADOS

En relación a las características de los participantes, tenían una edad de entre 60 y 78 años, la mayoría eran mujeres (9), con licenciatura (7), jubilados (6) y practican la religión católica (11).

En los discursos de los participantes se puede apreciar la unidad de significado sobre la consciencia de un ser superior para la trascendencia, que incluye dos temas significativos: espiritualidad y religiosidad. El anciano expresa la consciencia de un poder divino, algo elevado, metafísico, cuyo nombre es dios, reconoce que este poder le ha acompañado en su tránsito vital, le sostiene, da soporte, aliento y fuerza, ese dios lo acompaña y le brinda fortaleza necesaria para afrontar las adversidades. Tal como expresan los siguientes discursos:

Todas esas cosas tuve que superar [...] te digo me encuentro en santa paz con Dios. (Madhavi)

Tuve un paro respiratorio [...] me siento plena porque me recuperé gracias a Dios con acupuntura, bueno primero Dios luego acupuntura. (Naidu)

Se puede ver en los discursos que existe una clara diferenciación entre la religión y la espiritualidad, se ha hecho una notable aclaración entre ambas, algunas creencias enseñan que la espiritualidad es un camino para que el ser humano se encuentre consigo mismo.

Se distingue que el anciano puede ser espiritual más no religioso como expresaba Omana que refería creer en Dios, pero no estar en la iglesia, ella conceptualiza la idea de Dios:

Creo en Dios, pero no soy de las que estén en la iglesia [...] la cuestión económica no me es dolorosa porque sigo en pie, tengo salud lo cual agradezco a Dios. (Omana)

En cambio, Karuna manifiesta estar en un grupo específico donde llevan a cabo prácticas como oraciones, cantos, meditación; esto corresponde tanto a la religión como a la religiosidad, esta última es concebida como la práctica firme y convincente de la religión.

Retomé hace un año de meterme al grupo católico en una comunidad que se llama Malcaba [...] estoy muy contenta porque bailamos y alabamos a Dios con cantos Y eso también me gusta mucho [...] uno lo sigue ya después meditando nos ponen también mucho lo de la meditación, la oración. (Karuna)

En este sentido anterior, un ser humano puede ser espiritual pero no tener religión; puede tener religión, pero no ser religioso, es decir, no practica, pero se define en una religión; en último término puede ser religioso y tener religión, pero no ser espiritual, es decir, lo practica pero no lo puede llegar a comprender.

La mayoría de los ancianos manifestó el término Dios, entendido como una fuerza superior que estuvo presente en todas las etapas de su vida, que mueve su propia existencia y a quien dejan la responsabilidad de su propia muerte como se trató en el tema de muerte.

La presencia de Dios en un sentido conceptual se envuelve en su origen cristiano, pues, la mayoría de los ancianos se identificó en esta religión, por lo tanto, la idea de espiritualidad se relaciona con la misma creencia de un Dios cristiano.

Los ancianos usan el concepto de poder superior con la espiritualidad y la religión, la espiritualidad en este apartado se centra en ese poder superior que se menciona y que está a lo largo de la existencia y es manifestado al anciano, incluso en forma de revelaciones que le hacen salir de situaciones difíciles y que le sostienen, tal como lo expresa Madhavi que menciona que Dios le habló en forma de revelación para sacarla de los problemas de alcoholismo en los cuales vivía; o como Ura que menciona que Dios le permite superar las situaciones de la vida y que él le permite hacer lo que le gusta y eso le da plenitud; o Sati que reconoce que Dios le dio fuerzas para sobrellevar una situación de aprender a trabajar:

Pues experiencias de estas que han sido terribles en mi vida y he visto que Dios ha estado conmigo [...] para mí fue una revelación divina un día que estaba yo muy tomada este, aunque tu no lo creas sería muy largo de explicar, tuve una revelación de Dios, en el que me comuniqué a AA vinieron a esta casa por mí, me sacaron muy tomada. (Madhavi)

Dios es grande, Dios nos da hasta lo que podamos aguantar, no nos da más, si Dios me lo permite y tengo los recursos, podré seguir viajando, esa es la plenitud. (Ura)

Bendito sea Dios que me dio las fuerzas, el aprender a trabajar porque yo no había trabajado nunca en mi vida, él me sostiene. (Sati)

La presencia de Dios se manifiesta de alguna manera en un sentido de la propia vida del anciano que le ayuda a él a afrontar experiencias negativas, integrando la satisfacción de la propia vida realizada, la gratitud que se relaciona con esta historia de vida, un sentido de identidad y al final la plenitud, el anciano reconoce que ese Dios le ha acompañado, que él le provee de fuerzas y de mecanismos para vivir y le motiva inspirándole el camino a seguir, como expresa Vani que menciona que gracias a Dios llegó a cumplir sus metas:

Bendito sea mi dios después de ese camino que recorrer tan tremendo que todavía me llena de emoción, a veces cuando me acuerdo, pero gracias a Dios ya todo eso que pase llegué hasta donde yo quise llegar porque después mi meta fue seguirle [...] pero yo creo que no fue tanto yo sola si no pues aquí fue algo divino también que me dio por salir para poder salir adelante. (Vani)

DISCUSIÓN

Siguiendo el análisis en el círculo hermenéutico, es necesario establecer una comprensión e interpretación de los resultados anteriores y dos conceptos son centrales y destacan, la espiritualidad se refiere a un encuentro personal de un ser humano con intención de buscar una razón de su propia existencia, una conexión de su interior con una búsqueda en aspectos que considera importantes para esa existencia, tales como el fin de la vida, la muerte, el sentido de vida o bien con algo sagrado o superior, como el concepto de Dios, involucra de más el término transcendente en el sentido teológico, algo que me sobrepasa ^(14,24-25).

La espiritualidad no siempre involucra las prácticas en un sistema establecido, ni dogmas; cuando aparece este sistema de creencias organizado y con dogmas, principios morales, éticos, o bien, una serie de prácticas a desarrollarse, entonces se habla de religión.

Como se puede observar en los discursos tanto la espiritualidad como la religión están presentes en el anciano, un sentido de conexión, este término de conexión muy relacionado con la teoría de la Gerontotrascendencia que habla de conexión, de comunión, de ligación con lo cósmico. Una conexión cósmica es la espiritualidad, fenómeno que según esta teoría aumenta en la última etapa de vida: la vejez ^(12,26-27).

Así, el fenómeno de trascender del ser anciano podrá ser desvelado en la existencia del ser anciano como ser, no como ente, porque puede no ser trascendente, sino como ser, como un todo. El fenómeno espiritual y religioso fue desvelado como cuidado de sí como parte de la comprensión del ser anciano en su temporalidad e historicidad, esta comprensión es la trascendencia de él mismo.

Esta comprensión como menciona Heidegger que “el “ser ahí” se comprende en su ser, de un modo más o menos expreso. A este ente le es peculiar serle, con su ser y por su ser, abierto éste a él mismo. La comprensión del ser es ella misma una “determinación de ser” del ser ahí” ⁽⁶⁾. De manera que el Dasein o ser-ahí anciano puede existir en la medida que no se deja envolver en sus aconteceres diarios o en su acontecer de la vida misma; cada experiencia que le ha llevado hasta donde está es una manifestación de su ser y muestra la existencia del ser anciano, esta manifestación es su esencia espiritual y religiosa.

En este sentido se concuerda en que, la idea de lo espiritual y lo religioso se fusionan para dar paso a un encuentro con algo sagrado, volviéndose Dios el principal sujeto sagrado del anciano y envolviendo esa espiritualidad sagrada para explicar el “por qué” de lo que le sucede al anciano y respaldándose en la religión para dar respuesta a ello ⁽²⁸⁾.

Se puede decir que la espiritualidad es inherente al hombre en su sentido de existencial y que esto lo lleva a buscar explicaciones, ahí es cuando busca respuestas que puede encontrar en algo sagrado, sin embargo, toda comprensión va más allá de la práctica.

La espiritualidad como tal, aumenta en la vejez, como consecuencia de una preparación a la muerte, mientras que la práctica religiosa reviste una forma de afrontamiento manifestada en la misma etapa pero mayormente enfocada en las pérdidas de tipo funcional, no en tanto, las prácticas religiosas ayudan también como afrontamiento a pérdidas de tipo social, procesos de duelo, una forma de llenar vacíos que sólo Dios puede llenar con su concepto de omnipresente y que le da paz y serenidad al anciano frente a este tipo de situaciones ^(14,29-31).

Así, la espiritualidad y religiosidad, surgen como parte del cuidado, es una parte esencial del cuidado de sí, o como diría Heidegger de la preocupación de sí mismo ⁽⁷⁾. Se habla del ser anciano como un ser ocupado de sí mismo que hace uso de “lo a la mano”, ante las caídas y la finitud se manifiesta siempre este sentido espiritual y religioso, de alguna manera se concibe como finito y ve sus posibilidades de preocuparse de sí, entre ellos se lanzan sus posibilidades mismas en esas formas de preocupación, el ser anciano se preguntó tal como menciona Heidegger expresa “se pregunta: ¿qué es lo que puedo? Enuncia con ello una finitud. Y lo que esta pregunta toca en su interés más íntimo hace patente una finitud en lo más íntimo de su esencia” ⁽³², y ante ello se apoya en su ser espiritual y religioso.

Esta conexión con un Dios también se refleja en que algunos mencionan que a él le entregan su vida y su destino, pues dicen estar conscientes que Dios los llamará a otra vida, otros hacen uso de sus bendiciones en su vida cotidiana, siempre haciendo partícipe a ese ser superior de su comprensión del mundo.

Como ocupación de sí mismo lo envuelve, tanto en tradición, como en el propio ser, Heidegger refiere respecto a la vida religiosa/espiritual, que la fe es la resolución para sentirse en presencia de Dios, la religiosidad es una cuestión de moralidad y ética que da facticidad ⁽³³⁾.

De manera que la religiosidad y espiritualidad son un fenómeno que también, además de acercar al ser anciano a su finitud lo configura en su facticidad, pues al tomar estos recursos como lo a la mano comprende que le son para una manifestación en el modo de ser de existir en el mundo pues las manifestaciones religiosas y espirituales se hicieron presentes en los discursos, Dios aparece en gran parte de la vida del anciano como una fuente de sabiduría.

La comprensión de ser anciano involucra comprender lo que ya pasó como haber-sido, no como pasado, porque pasado significaría que ya no está más y aunque ocurrió en un momento temporal de su vida aún permanece porque lo integra para comprenderse como anciano, el presente en forma de que continua el cuidado, sabe que es un ser anciano y que necesita sentirse pleno y realizado, como lo comprende se orienta cuidando.

Esto es parte de su ser histórico y se enmarca en contextos muy concretos, en este caso el cristiano. A ello Heidegger menciona que “La experiencia fáctica de la vida es histórica. La religiosidad cristiana vive la temporalidad como tal” ⁽³³⁾.

La religión está determinada por el contexto social e histórico donde se haya formado el anciano, involucra su relación con los conceptos, ritos y creencias correspondientes a las enseñanzas de un determinado dogma.

El ser anciano comprende su futuro porque sabe que es un ser finito cuya corporalidad terminará algún día, no se preocupa, pero tiene consciencia de ello, por lo tanto el cuidado se continua integrando para continuar lo que reste de su vida terrena de la mejor manera, con una existencia plena, un sentido de existir en donde la espiritualidad está presente como parte de su ocupación personal, siendo la espiritualidad y religiosidad una razón del ser mismo; Heidegger expresa del cuidado: “la unidad originaria de la estructura de la cura es la temporalidad” ⁽⁶⁾.

Estos recursos espirituales y religiosos configuran el ser anciano y se tornan parte de esa cura que ha sido liberada por los acontecimientos de lo cotidiano, así la espiritualidad y religiosidad lo hacen comprender su haber-sido, su presente y su devenir; esta comprensión de sí de su temporalidad y su sentido de ser hacen del ser trascendente.

Puede haber una conexión entre religión, religiosidad y espiritualidad, pues la religión aporta al anciano herramientas como las mencionadas que le permiten a través de su práctica encontrar un sentido a su existencia, de manera que para él todas componen una sola cosa y pueden ser experimentadas en diversos niveles, siendo importante que son una fortaleza y una motivación que mueve su espíritu hacia una comprensión de lo que ha vivido ⁽²⁴⁾.

Esta religiosidad le permite compartir con otros ancianos sus propias experiencias, por lo que la religión se comporta también como un mecanismo de socialización para el anciano que le permite la manifestación de fe y el soporte de otros hermanos con los que se siente acompañado y que le motivan en su diario vivir ^(34-35).

Desde este punto, la metafísica deja de lado como aquello que está fuera del ser y más allá, el ser anciano en el pasado percibió como un “estar a la mano” la presencia de un ser superior, una comprensión incluso de su finitud en presencia de algo superior pero que está dentro de sí mismo porque le encuentra significado propio, eso es manifestación del “sido”, en el presente se ocupa a manera de coexistencia con otros en algunos rituales de tipo religioso y en el devenir se espera como una ser finito pero que está a la espera de un poder superior que lo llama.

Esta es una concepción en la teología cristiana que no infiere sobre la existencia o no de un dios, pero que se manifiesta como horizonte cultural del ser anciano propio de una comunidad que le ha transmitido esta creencia, algunos no participan de rituales a manera de que consideran que Dios está aún fuera de ello, las instituciones religiosas no son del todo para el ser anciano, pero tiene dentro de sí una comprensión de algo sagrado y lo sagrado no es necesariamente un dios, ahí la espiritualidad concebida como parte de un ente finito. Heidegger hace alusión a tomar consideración de lo divino: “en la última consideración objetiva universal, la experiencia humana total debe ser reducida a conceptos y también Dios debe ser estudiado como un objeto real” ⁽³³⁾.

Frankl hace un comentario respeto a la religión y la espiritualidad, la espiritualidad le corresponde al ser humano en su existencia misma, es algo inconsciente, como inconsciente es su deseo de acercarse a algo que le dé razón o sentido, la verdadera religión será aquella que la persona práctica con firme convicción y comprensión ⁽³⁶⁾.

El que el ser anciano se haya concebido como finito no le resta ocuparse de algo tan íntimo como lo es un tipo de ocupación espiritual manifestada por él, el ser anciano expresa esta ocupación espiritual en el haber sido, presente y en el devenir, aún con una connotación metafísica concebida en la visión cristiana en los discursos presentes.

La metafísica en este punto, se manifiesta desde una perspectiva más humana, en el sentido de que sus creencias espirituales aun siendo fundadas en una teología cristiana reflejan desde sí un alcance metafísico interno de la persona, pues se reflejan como parte de sí y de su comprensión, tan es así que manifiesta su enlace con lo espiritual, con un concepto cristiano de Dios, algunos discursos evidencian algunas veces sin adherirse a los rituales propios, sino más bien como un recurso de lo que está a la mano, Dios, ser superior, está a la mano; no se abandona en él porque entonces no sería propio, lo toma como un elemento de apoyo. Los ancianos acuden a grupos religiosos y otros no, refiriendo tener una comunicación con su Dios a través de sus oraciones.

El anciano hace uso de esta espiritualidad y religiosidad como un estar a la mano, no abandonándose a ello para que dirija su vida, pues entonces caería en lo impropio, sino comprendiendo que en verdad le es parte de sí y lo comprende como un recurso. La conciencia de Dios como espera lo hace también tener una concepción de lo finito de lo mundano para esperar un tipo de paz después de lo mundano y esto le ha sido transmitido por sus creencias que forman parte de su histórico social, aquí la enfermería puede hacer uso de intervenciones de cuidado de acuerdo al contexto y características de la espiritualidad y religiosidad, incorporando el cuidado espiritual a la asistencia del anciano.

Para el ser anciano “el esperar tiende a la inmortalidad como felicidad, es decir, hacia la unión con Dios (teología)” ⁽³², proviniendo de su histórico social fundado en la teología cristiana como refuerza Heidegger, “de esa manera la totalidad de los entes, conforme a la conciencia cristiana del mundo y de la existencia, se subdivide en Dios, Naturaleza y hombre” ⁽³², así el ser anciano refleja esta conciencia histórica donde la espiritualidad es un estar a la mano para él, que le provee de una parte de su comprensión como finito, como ser para la muerte y como una posibilidad para su comprensión misma.

Los ancianos reflejan que reconocen que Dios está presente en toda su vida, algunos dicen que es quién guía su camino, otros que Dios ha sido su fuerza, que sus logros han tenido una ayuda divina que ellos no podrían haber realizado solos. Esta trascendencia o comprensión de su temporalidad en el cuidado espiritual refleja en el ser anciano una razón de sentirse pleno, satisfecho y guiado por una luz que conduce su sentido de existencia en la historicidad personal.

Así se retorna a la pregunta inicial que desató la inquietud en el ser sobre su plenitud, lo que Heidegger llamaría la iluminación ⁽¹⁰⁾. Esta contemplación de sí, es una comprensión de quién es él como anciano, cuando se comprende es porque ha logrado contemplar su temporalidad, logra contemplar todas sus capacidades, posibilidades, fortalezas y debilidades y sabe que sus fortalezas son superiores porque puede orientarlas, contemplarse a palabras de Heidegger, es una comprensión que le permite manifestar un sentido, el ser se ilumina y muestra su plenitud de forma expresa ⁽⁶⁾.

Este cuidado, como bien menciona Heidegger es la fuente de comprensión del ser para poder alcanzar su estado de iluminación, ese estado de plenitud máxima que lo ha dotado de un sentido de quién es en su ser y por lo tanto, ser existente en el mundo como un ser espiritual. En el cuidado espiritual la enfermera puede abordar el histórico de cada anciano e incorporar su propio significado y vivencia de la espiritualidad para poder cuidar de esta respuesta humana en el anciano en diversos contextos, desde la promoción de la espiritualidad como parte de la salud mental hasta las intervenciones con el anciano hospitalizado e institucionalizado.

Limitaciones del estudio

El presente estudio presentó limitaciones, entre las cuales destacan el acceso a ancianos en ambientes comunitarios, pues en la ciudad donde se realizó el estudio se tuvo acceso a grupos de ancianos, sin embargo, se hace necesario acceso a los ancianos en otros ambientes, de igual manera el número de participantes puede ser una limitación, misma que a su vez es una fuente de referencia para futuros estudios sobre el fenómeno estudiado.

Contribuciones al área de enfermería

El presente estudio tiene como aportes enfatizar el concepto de religiosidad y espiritualidad como parte del cuidado, pues son recursos que el anciano hace parte de sí como parte de su cuidado, por lo que enfermería debe rescatar el fenómeno del cuidado espiritual y religioso como parte de la disciplina. Es importante que la enfermera valore las formas que este fenómeno toma en los ancianos y la importancia que estos le dan para encontrar un sentido a su vida, por lo que se hace imperante el conocimiento aportado para generar modelos de cuidado e intervenciones centradas en esta forma de ver el mundo religioso y espiritual para los ancianos.

CONSIDERACIONES FINALES

El ser anciano se contempla a sí mismo a lo largo de su historicidad, lo que lo hace un ser histórico con experiencias que enmarcan su temporalidad en el mundo, así el cuidado es una parte de su ser y lo hace existir, pues es la ocupación de sí mismo en lo cotidiano.

Una parte de ese cuidado es la espiritualidad y la religiosidad, ambos como fenómenos desvelados ante la pregunta al ser sobre su plenitud. Para poder expresar esa plenitud fue necesaria una introspección profunda del anciano sobre sí mismo y así se pudo lograr su propia comprensión de la espiritualidad y la religiosidad como fenómenos de cuidado para hacer frente a lo cotidiano.

Se manifiesta así que el ser anciano es un ser espiritual, esta espiritualidad y religiosidad se marcan por el contexto histórico y sostienen al anciano en su diario vivir ayudándolo a encontrar sentido de comprensión de su vida y por lo tanto sentirse iluminado.

La espiritualidad y religiosidad forman parte del cuidado para la enfermería y su mirada desde la fenomenología puede aportar a puntualizar el cuidado espiritual y religioso como una vía de intervención hacia el anciano, este estudio reafirma la importancia de la participación de la enfermera en el cuidado espiritual y religioso para favorecer la trascendencia que conduce a la plenitud del anciano.

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Fechas de Publicación

• Publicación en esta colección
  05 Dic 2019
• Fecha del número
  Nov 2019

Histórico

• Recibido
  28 Oct 2018
• Acepto
  28 Mayo 2019