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VALLE PAVÓN, Guillermina del. Finanzas piadosas y redes de negocios. Los mercaderes de la ciudad de México ante la crisis de Nueva España, 1804-1808. México: Instituto Mora, 2012, 262p.

VALLE PAVÓN, Guillermina del. Finanzas piadosas y redes de negocios. Los mercaderes de la ciudad de México ante la crisis de Nueva España, 1804-1808. 2012. México, Instituto Mora

Los convulsos años que marcaron el final del Virreinato de Nueva España han generado una enorme bibliografía en las últimas décadas, cuyo resultado tangible está siendo una apertura novedosa (incluso cabría decirse que revisionista) a las causas por las cuales el corazón del Imperio español en América colapsó tan rápidamente cuando, al parecer, ese mismo corazón latía con fuerza. Desde Hamnett,1 1 HAMNETT, Brian R. Revolución y contrarrevolución en México y el Perú. México: FCE, 1978. Brading2 2 BRADING, David A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). México: FCE, 1971. o Lynch3 3 LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Barcelona: Ariel, 2008. a Pérez Herrero4 4 PÉREZ HERRERO, Pedro. El México borbónico. ¿Un éxito fracasado?. In: Historia económica de México. México: FCE, 1989, p. 837-870. , Romano5 5 ROMANO, Ruggiero. Moneda, seudomoneda y circulación monetaria en las economías de México. México: FCE, 1998. o Marichal6 6 MARICHAL, Carlos. La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810, México: FCE, 1999. (y obviamente muchos otros que por razones de espacio huelgo citar), todos los grandes historiadores novohispanos han tratado el problema de la comprensión interpretativa de los acontecimientos que marcaron el fin de una época desde finales del siglo XVIII hasta los comienzos del proceso emancipador en 1810 y más allá.

La profesora Guillermina del Valle, uno de los historiadores más influyentes y de reconocido prestigio en el ámbito de los estudios novohispanos de las últimas décadas (investigadora desde hace años del reputado internacionalmente Instituto Mora), nos ofrece en este libro una aportación de incalculable valor, toda vez que en sus páginas se enfoca el dramático período de 1804 en adelante a la luz del decisivo papel de las élites locales en los sucesos que culminaron con la deposición del virrey Iturrigaray, y el decisivo papel que el crédito eclesiástico (dominado por esas mismas élites) jugó en los vaivenes políticos que, desde Madrid, pretendían insuflar egresos para las urgencias imperiales.

En primer lugar, llama poderosamente la atención la prosa fluida y el trato elocuente que la historiadora da en estas páginas al análisis del crédito, las finanzas y los circuitos financieros del virreinato en las últimas décadas de presencia española en México. Este no es el primer libro que aborda aspectos financieros del virreinato en tan delicados años, pero es uno de los pocos en los que el lector no sufre con su lectura la incomodidad y dificultad de entender procesos tan complejos a causa de las intrincadas operaciones técnicas que todo circuito fiscal-financiero encierra. Del Valle logra en la introducción y el primer capítulo exponer con claridad cómo estaban interconectadas las empresas rurales, mineras y comerciales con el circuito del crédito eclesiástico de las corporaciones religiosas, y éstas a su vez, con el poderoso Consulado de México. De estas páginas se infiere el asombroso conocimiento bibliográfico de la autora, así como el exacto cuidado que otorga al tratamiento de las fuentes primarias, no siempre fáciles teniendo en cuenta la enorme variedad de las mismas que se disponen tanto en México como en España.

Las explicaciones sobre las normas y circuitos financieros relacionados con el crédito eclesiástico son de vital importancia para entender, según la autora, las luchas de poder entre las facciones vizcaína y montañesa; facciones que nutrían al Consulado y que a su vez eran las detentadoras de gran parte del crédito de fundaciones piadosas, cuyos beneficios fueron trasladados en diferentes etapas a soportar las peticiones de crédito para las guerras imperiales demandadas por Madrid. Con esta interconexión (muy poco conocida a este nivel) la autora logra destacar en el epicentro de su análisis la relación entre los diferentes elementos que componían los circuitos financieros virreinales, conectando todos sus vectores: élites comerciales locales, facciones del Consulado, Tribunal de Minería, fondos piadosos, vales reales, crédito imperial y guerra. El círculo queda brillantemente cerrado con la explicación que se ofrece por la inclusión del problema político al ingresar en escena el virrey Iturrigaray y su incuestionable celo por cumplir con las órdenes de Madrid de crear la caja de amortización, cuyos fondos provendrían en gran medida de la enajenación de activos de bienes provenientes de cofradías, capellanías y obras pías (p. 70).

La hipótesis central de la autora se establece justo en este momento (capítulo segundo), puesto que logra demostrar que el problema político que acabó arrastrando a Iturrigaray hacia su defenestración está íntimamente conectado con la obcecación de este virrey por obviar que, dilapidando el crédito eclesiástico de las fundaciones que durante décadas nutrían los circuitos rurales y mineros del virreinato, las élites locales quedaban desposeídas de uno de sus principales canales de financiación, y por consiguiente, de su poder local y regional. Las siguientes páginas están dedicadas, gracias a un brillante y pormenorizado estudio prosopográfico de las élites vinculadas a este problema, a mostrar que la pugna entre los diversos poderes virreinales sustentados por la poderosa élite comercial-rural, no era un traba de lealtades políticas, sino de defensa de intereses financieros que desde Madrid (binomio Iturrigaray-Godoy) hacían bascular la deuda española desde la península al virreinato, dilapidando un crédito que, en manos de esa élite y canalizado a través del crédito eclesiástico, vaciaba las manos de comerciantes y poderosos propietarios rurales de su fuente de inversión y prosperidad.

En el siguiente capítulo, la historiadora logra conectar el hilo argumentativo expuesto con las causas más trascendentales de la deposición del virrey en otoño de 1808, que, obviamente, se basaban en la pérdida de activos financieros de la élite mexicana por la negativa de Iturrigaray a dar marcha atrás a las expropiaciones e incautaciones. Alejándose de las posiciones historiográficas convencionales, Del Valle argumenta sólidamente cómo la intromisión del virrey en la fiscalidad virreinal (p. 137-154), controlada en gran medida por la élite (abasto de carnes, bebidas, limitación de la autonomía del Consulado), sustituyó una fidelidad hasta el momento consensuada y no discutida, por un incremento de las tensiones que, como colofón, llegó incluso a unir a facciones opuestas contra las acciones del virrey.

El capítulo cuarto se centra también en una demostración contra corriente. En estas lúcidas páginas se indica con claridad que la deposición del virrey estuvo consensuada por múltiples sectores de la élite del virreinato, incluyendo el Consulado y los mayores comerciantes de México, todos ellos deseosos de mantener el monopolio que durante tantas décadas los había enriquecido (p. 179), y que la descapitalización ordenada desde Madrid había dejado sin contenido. En este mismo capítulo se muestran también las relaciones de poder entre la élite y el universo militar, cuyos cuadros en el virreinato estaban sólidamente copados por parientes de los grandes de México. Este elemento no es de menor importancia, puesto que, de una parte, demuestra el profundo éxito de las reformas militares en el virreinato ancladas sobre las bases del fuero militar, y justificadas por la adopción de responsabilidades sobre los hombros de las mayores fortunas. Pero por otra parte, alimenta la idea de que la conspiración contra Iturrigaray gozaba del brazo militar sin el cual ningún argumento habría sido válido: la fuerza de las armas estaba detrás de la justificación fiscal-comercial.

Sería injusto buscar carencias en una obra de tanta importancia y que de manera tan sólida argumenta aspectos tan poco tratados por la historiografía. El texto de la historiadora mexicana no sólo es un manual comprensivo de las relaciones de poder entre élite y finanzas, sino también (y sobre todo) un ejercicio insustituible de análisis de los mecanismos de crédito en el virreinato novohispano, que interconecta perfectamente las grandes familias regionales y las enlaza directamente con el problema político de la sorpresiva deposición de un virrey. Sin embargo, se echa tal vez en falta un nivel más profundo de personalización social de esas mismas élites implicadas en estos procesos, porque a veces no se tiene claro quiénes de esas facciones, grupos o familias pertenecían a la casta criolla y cuáles a la peninsular. Sería interesante este nivel de comprensión interpretativa porque posiblemente ayudaría a fijar de una vez el intrincado laberinto de las relaciones entre españoles (gachupines) y criollos, máxime si se tiene en cuenta que durante décadas, después de la Independencia, ése fue el problema focal (identitario) de gran parte de la historiografía mexicana.

Este último comentario no supone, en absoluto, rebajar el nivel de importancia de tan sólida investigación, porque el libro de la profesora Del Valle es y será durante décadas un texto de obligada lectura y estudio para comprender las relaciones de poder a diferentes niveles, y cómo éstos se conectan de una manera mucho más intrincada que lo que otros textos defienden de manera simplista. No es fácil encontrar un libro tan bien escrito y que demuestra que su autora maneja perfectamente el nivel comprensivo que toda investigación histórica debería tener.

Referencias bibliográficas

  • BRADING, David A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). México: FCE, 1971.
  • HAMNETT, Brian R. Revolución y contrarrevolución en México y el Perú. México: FCE, 1978.
  • LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Barcelona: Ariel, 2008.
  • MARICHAL, Carlos. La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810. México: FCE, 1999.
  • PÉREZ HERRERO, Pedro. El México borbónico. ¿Un éxito fracasado?. In:Historia Económica de México. México: FCE, 1989, p. 837-870.
  • ROMANO, Ruggiero. Moneda, seudomoneda y circulación monetaria en las economías de México. México: FCE, 1998.
  • 1
    HAMNETT, Brian R. Revolución y contrarrevolución en México y el Perú. México: FCE, 1978.
  • 2
    BRADING, David A. Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). México: FCE, 1971.
  • 3
    LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Barcelona: Ariel, 2008.
  • 4
    PÉREZ HERRERO, Pedro. El México borbónico. ¿Un éxito fracasado?. In: Historia económica de México. México: FCE, 1989, p. 837-870.
  • 5
    ROMANO, Ruggiero. Moneda, seudomoneda y circulación monetaria en las economías de México. México: FCE, 1998.
  • 6
    MARICHAL, Carlos. La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810, México: FCE, 1999.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Jan-Jun 2014

Histórico

  • Recibido
    08 Nov 2013
  • Acepto
    18 Mar 2014
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