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Respuesta presórica después de ejercicio de resistencia de diferentes segmentos corporales en hipertensos

Resúmenes

FUNDAMENTO: El ejercicio de resistencia ha sido actualmente recomendado como componente adjunto del ejercicio aeróbico en el programa de entrenamiento físico dirigido al tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica (HAS). Entre tanto, el mismo aun no ha sido ampliamente incorporado en la práctica clínica, posiblemente por la escasez de evidencias disponibles sobre los límites seguros de la respuesta presórica aguda en esa modalidad. OBJETIVO: Investigar el efecto agudo del ejercicio de resistencia progresivo, de diferentes segmentos corporales, en la respuesta presórica de pacientes con hipertensión arterial sistémica (HAS) controlada. MÉTODOS: Veinticinco pacientes (14 mujeres) con HAS controlada con medicamentos (64,5 ± 10,8 años de edad) y sedentarios, realizaron tres visitas para una sesión de ejercicio de resistencia progresivo aleatoria, en los siguientes grupos musculares: cuádriceps femoral, gran dorsal y bíceps braquial. Medidas de presión arterial fueron obtenidas en todas las visitas en reposo, inmediatamente después de cada serie de ejercicio y después de 5 minutos de recuperación. RESULTADOS: Inmediatamente después del ejercicio de resistencia agudo, hubo significativo aumento de las presiones sistólicas, sin modificaciones significativas de las presiones diastólicas, cuando fueron comparadas a los niveles presóricos de reposo, para todos los grupos musculares y para todas las intensidades evaluadas. Adicionalmente, se observó mayor tendencia a la elevación de la presión sistólica cuando el cuádriceps femoral fue ejercitado en alta intensidad. CONCLUSIÓN: El ejercicio de resistencia de diferentes segmentos corporales promovió aumentos similares y seguros de los niveles de presión arterial sistólica, aunque con tendencia a mayor respuesta de ésta cuando fueron ejercitados grandes grupos musculares en cargas elevadas.

Hipertensión; ejercicio; técnicas de ejercicio y de movimiento


FUNDAMENTO: O exercício resistido tem sido atualmente recomendado como componente adjunto do exercício aeróbico no programa de treinamento físico direcionado ao tratamento e controle da hipertensão arterial sistêmica (HAS). Entretanto, o mesmo ainda não tem sido amplamente incorporado na prática clínica, possivelmente pela escassez de evidências disponíveis sobre os limites seguros da resposta pressórica aguda nessa modalidade. OBJETIVO: Investigar o efeito agudo do exercício resistido progressivo, de diferentes segmentos corporais, na resposta pressórica de pacientes com hipertensão arterial sistêmica (HAS) controlada. MÉTODOS: Vinte e cinco pacientes (14 mulheres) com HAS controlada com medicamentos (64,5 ± 10,8 anos de idade) e sedentários, realizaram três visitas para uma sessão de exercício resistido progressivo aleatória, nos seguintes grupos musculares: quadríceps femoral, grande dorsal e bíceps braquial. Medidas de pressão arterial foram obtidas em todas as visitas no repouso, imediatamente após cada série de exercício e após 5 minutos de recuperação. RESULTADOS: Imediatamente após o exercício resistido agudo, houve significante aumento das pressões sistólicas, sem modificações significantes das pressões diastólicas, quando comparadas aos níveis pressóricos de repouso, para todos os grupos musculares e para todas as intensidades avaliadas. Adicionalmente, observou-se maior tendência à elevação da pressão sistólica quando o quadríceps femoral foi exercitado em alta intensidade. CONCLUSÃO: O exercício resistido de diferentes segmentos corporais promoveu aumentos similares e seguros dos níveis de pressão arterial sistólica, embora com tendência a maior resposta desta quando exercitados grandes grupos musculares em cargas elevadas.

Hipertensão; exercício; técnicas de exercício e de movimento


BACKGROUND: Resistance exercise has now been recommended as adjunct component of aerobic exercise on physical training program directed to the treatment and control of hypertension (HBP). However, it has not been widely incorporated yet into clinical practice, possibly by the scarcity of available evidence regarding the safe limits of the acute pressure response in this modality. OBJECTIVE: To investigate the acute effect of progressive resistance exercise of different body segments, the pressure response of patients with controled hypertension (HBP). METHODS: Twenty-five patients (14 women) with controled hypertension with medication (64.5 ± 10.8 years old) and sedentary, had three visits to a randomic progressive resistance exercise session, in the following muscle groups: femoral quadriceps, latissimus dorsi and brachial biceps. Blood pressure measurements were obtained at all visits at rest, immediately after each series of exercise and after 5 minutes of recovery. RESULTS: Immediately after acute resistance exercise, a significant increase in systolic blood pressures, without significant changes of diastolic pressure compared to pressure levels at rest for all muscle groups and for all intensities studied. Additionally, there was a greater tendency to elevation of systolic pressure when the femoral quadriceps muscle was exercised at high intensity. CONCLUSION: Resistance exercise in different body segments promoted similar increases and safe levels of systolic blood pressure, although with a tendency toward greater response of it when large muscle groups at high loads are exercised.

Hypertension; exercise; exercise movement techniques


ARTÍCULO ORIGINAL

Universidade Nove de Julho, São Paulo, SP - Brasil

Correspondencia

RESUMEN

FUNDAMENTO: El ejercicio de resistencia ha sido actualmente recomendado como componente adjunto del ejercicio aeróbico en el programa de entrenamiento físico dirigido al tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica (HAS). Entre tanto, el mismo aun no ha sido ampliamente incorporado en la práctica clínica, posiblemente por la escasez de evidencias disponibles sobre los límites seguros de la respuesta presórica aguda en esa modalidad.

OBJETIVO: Investigar el efecto agudo del ejercicio de resistencia progresivo, de diferentes segmentos corporales, en la respuesta presórica de pacientes con hipertensión arterial sistémica (HAS) controlada.

MÉTODOS: Veinticinco pacientes (14 mujeres) con HAS controlada con medicamentos (64,5 ± 10,8 años de edad) y sedentarios, realizaron tres visitas para una sesión de ejercicio de resistencia progresivo aleatoria, en los siguientes grupos musculares: cuádriceps femoral, gran dorsal y bíceps braquial. Medidas de presión arterial fueron obtenidas en todas las visitas en reposo, inmediatamente después de cada serie de ejercicio y después de 5 minutos de recuperación.

RESULTADOS: Inmediatamente después del ejercicio de resistencia agudo, hubo significativo aumento de las presiones sistólicas, sin modificaciones significativas de las presiones diastólicas, cuando fueron comparadas a los niveles presóricos de reposo, para todos los grupos musculares y para todas las intensidades evaluadas. Adicionalmente, se observó mayor tendencia a la elevación de la presión sistólica cuando el cuádriceps femoral fue ejercitado en alta intensidad.

CONCLUSIÓN: El ejercicio de resistencia de diferentes segmentos corporales promovió aumentos similares y seguros de los niveles de presión arterial sistólica, aunque con tendencia a mayor respuesta de ésta cuando fueron ejercitados grandes grupos musculares en cargas elevadas.

Palabras clave: Hipertensión, ejercicio/fisiología, técnicas de ejercicio y de movimiento/tendencias.

Introducción

La hipertensión arterial sistémica (HAS) constituye actualmente el primer factor de riesgo modificable causante de morbimortalidad por enfermedad cardiovascular en todo el mundo1. Aunque su etiología aun no esté totalmente elucidada, es creciente el número de evidencias indicando que sería multifactorial2-4. Éstas sugieren influencias de factores como genética, sedentarismo, sobrepeso, ingesta excesiva de sodio y alcohol y perfil psicosocial, en la génesis de la HAS2-4.

Una vez diagnosticada, la primera elección de tratamiento de la HAS, en la mayoría de los casos, consiste principalmente en el cambio del estilo de vida (CEV), crucial para prevenir complicaciones deletéreas de la presión elevada. La CEV incluye acciones como manutención de actividad física regular, dieta alimentaria saludable y cesación del tabaquismo4.

Actualmente, es consenso que la práctica de ejercicio regular consiste en la principal intervención (no medicamentosa) determinante del éxito en la prevención de la HAS en adultos con niveles presóricos normales y en la reducción de ésta en hipertensos. Está bien establecido que los ejercicios aeróbicos constituyen el componente más efectivo para reducir los niveles de presión arterial (PA) en pacientes hipertensos5,6. Sus beneficios están relacionados a la mejora del desempeño metabólico muscular, reducción de la disfunción endotelial, mejora de las anormalidades neurohormonales y reducción de la resistencia a la insulina, que culminan en la reducción de la resistencia vascular sistémica, promoviendo efectos favorables concomitantes en los factores de riesgo cardiovascular5,7.

Por otro lado, el entrenamiento de resistencia ha sido menos explorado en esa población8-10. Un metanálisis sobre el efecto del entrenamiento de resistencia en la PA de reposo sugiere que el mismo, realizado en intensidad moderada, puede ser capaz de reducir los niveles de la PA11.

Aunque las últimas directrices de control de la HAS hayan recomendado que el ejercicio de resistencia deba ser componente adjunto del ejercicio aeróbico en el programa de entrenamiento físico dirigido a los pacientes hipertensos, el mismo aun no ha sido ampliamente incorporado a la práctica clínica5,12-14. Adicionalmente, aun no se sabe si el ejercicio de resistencia de diferentes segmentos corporales promueve respuestas presóricas distintas.

Delante de tales constataciones, este estudio procuró investigar el efecto agudo del ejercicio de resistencia progresivo, de diferentes segmentos corporales, en la PA de pacientes con hipertensión arterial sistémica controlada.

Material y método

Muestra

Fueron evaluados 29 pacientes con diagnóstico clínico de hipertensión arterial controlada por medicamentos y con estratificación de medio riesgo, de acuerdo con el riesgo cardiovascular, niveles de presión arterial, presencia de factores de riesgo, lesiones de órganos-blanco y enfermedad cardiovascular. Los pacientes fueron seleccionados de la fila de espera de un ambulatorio de rehabilitación cardiovascular y de un ambulatorio de control clínico de geriatría.

Todos los pacientes incluidos en el estudio eran controlados en ambulatorio por médico clínico, o cardiovascular, por lo menos un año precedente al estudio, presentando historia clínica, examen físico con medidas repetidas de la presión arterial en diferentes visitas y con exámenes clínicos de laboratorio de rutina, que confirmaron el diagnóstico de hipertensión arterial sistémica esencial. Los criterios de inclusión fueron: diagnóstico clínico de HAS, encaminamiento y liberación médica para programa de entrenamiento físico, enfermedad estable y controlada por medicamento (ausencia de modificación en la medicación en las últimas 4 semanas). Los criterios de exclusión fueron: presencia de diabetes, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad cardíaca isquémica, uso regular de nitrato, uso de suplementación hormonal, tabaquismo actual, problemas locomotores limitantes al ejercicio y estar previamente incluido en programas de entrenamiento físico.

En el período del estudio, sesiones externas de ejercicios o actividades físicas extraordinarias extenuantes fueron controladas, así como hábitos nutricionales (café, té, chocolates, alcohol) que pudiesen interferir en los resultados del estudio.

El estudio fue aprobado por el comité de ética en investigación institucional (proceso nº 126325/2007), y todos los participantes proveyeron el consentimiento libre y aclarado.

Procedimientos

Medidas antropométricas

La evaluación antropométrica constó de medición de peso y estatura. Los pacientes fueron orientados a sacarse los zapatos, permaneciendo con ropas livianas (pantalón y camisa). La toma de peso corporal fue realizada utilizando balanza mecánica antropométrica de la marca Welmy®, con capacidad para 140 kilogramos (kg) y con divisiones cada 100 gramos. Para la verificación de la estatura, la medida fue realizada después de inspiración profunda, manteniendo la posición erecta. Los pies fueron mantenidos paralelos y con el peso del cuerpo distribuido igualmente entre ellos.

A partir de las medidas de peso y estatura obtenidas, se calculó el índice de masa corpórea (IMC) = peso/altura2 (kg/m2) para la clasificación del estado nutricional14.

Medidas de la presión arterial

Las medidas de la presión arterial (sistólica y diastólica) fueron obtenidas por medio del esfigmomanómetro aneroide Welch-Allyn® Maxi Stabil con dimensiones de la bolsa de goma para brazo de adultos y con capacidad de hasta 300 mmHg, calibrado y validado de acuerdo con las directrices de la Sociedad Brasileña de Cardiología. Para las medidas de la presión arterial, fueron seguidos los procedimientos estándar, recomendados por las directrices de HAS15, siempre realizados por el mismo examinador y en el mismo período del día. Estas medidas fueron obtenidas en reposo, inmediatamente después del término del ejercicio y después de 5 minutos de reposo en el final de la sesión de ejercicio de resistencia en cada visita. Las medidas de la presión arterial obtenidas inmediatamente después del término del ejercicio fueron tomadas hasta un máximo de 30 segundos después del término del trabajo muscular para todos los grupos musculares evaluados. La presión arterial considerada de reposo fue el valor de la media de las medidas basales realizadas en las tres visitas que comprendía el estudio.

Protocolo de ejercicios de resistencia

Todos los participantes realizaron 4 visitas al ambulatorio de rehabilitación cardiovascular. En la primera visita, fue realizado el test de una repetición máxima por la técnica creciente, para determinación de la contracción voluntaria máxima (CVM), la cual consistió en la mayor carga (peso) que el individuo pudiese desplazar durante el movimiento completo sin compensaciones8. Posteriormente, en las demás visitas, una sesión de ejercicio de resistencia aleatoria fue realizada en los siguientes grupos musculares: cuádriceps femoral, gran dorsal y bíceps braquial (Figura 1). En cada visita, solamente un grupo muscular fue ejercitado, a fin de evitar alguna influencia del efecto acumulativo de ejercicio de diferentes grupos musculares en la respuesta presórica. Siendo así, cada grupo muscular fue ejercitado, aleatoriamente, con 48 horas de intervalo, permitiendo el efecto "wash-out".


La sesión de ejercicio de resistencia consistió en contracciones dinámicas (isoinerciales), con intensidades progresivas derivadas de valores relativos de 50, 60 y 70,0% de la CVM. Fueron realizadas 10 repeticiones en cada intensidad relativa, respetando un período adecuado de un segundo de trabajo muscular y dos segundos de reposo en cada contracción, con intervalo de un minuto entre cada serie de ejercicio16. Tanto en la determinación de la CVM como en el entrenamiento de resistencia, fueron utilizados pesos libres tipo halter y tobillera. Especial atención fue dada a las influencias del posicionamiento, del ángulo articular y de la velocidad de contracción para no afectar directamente la producción de fuerza en todos los grupos musculares evaluados. De la misma forma, fue solicitado a los pacientes no realizar apnea durante las contracciones musculares, evitando los desenlaces adversos asociados a la maniobra de valsalva14.

Análisis estadístico

Los datos colectados fueron analizados en un programa específico para análisis estadístico (SPSS - Statistical Package for the Social Sciences™, versión 13.0). Las variables fueron expresadas como medias y desvío-estándar. Las diferencias entre los valores presóricos basales, inmediatamente después del ejercicio y en la recuperación, fueron analizadas por análisis de variancia y test de contraste de Tukey. Las diferencias entre los desenlaces de valores presóricos, inmediatamente después del ejercicio de cada intensidad relativa de ejercicio de resistencia en cada grupo muscular, fueron analizadas por análisis de variancia, así como la comparación entre los tres diferentes segmentos (bíceps braquial, cuádriceps femoral y gran dorsal) en cada intensidad. La probabilidad de error tipo I fue establecida en 5,0% para todos los tests (p < 0,05).

Resultados

De los 29 pacientes reclutados para este estudio, 4 fueron retirados durante la evaluación inicial, debido a comorbilidades asociadas: obesidad (IMC >34,9 kg/m2; n = 1); enfermedad arterial coronaria (n = 1); diabetes mellitus (n = 1) y osteoartrosis limitante al ejercicio (n = 1). Así, veinticinco pacientes con diagnóstico de HAS fueron incluidos en el estudio.

Las características demográficas y antropométricas de la muestra estudiada están demostradas en la Tabla 1. La media de edad de los pacientes fue de 64,5 años, con mayor predominio de añosos (68,0%), o sea, con edad igual o superior a 60 años. La muestra puede ser considerada homogénea en cuanto al sexo, aunque con discreto predominio del sexo femenino (56,0%).

En relación al estado nutricional, la muestra fue predominantemente caracterizada como sobrepeso leve (IMC = 28,2), siendo apenas un cuarto de la misma caracterizada como eutróficos.

Todos los pacientes se encontraban con la presión arterial controlada por diuréticos y betabloqueantes (Tabla 1).

Todos los pacientes evaluados fueron capaces de realizar la evaluación de la CVM, así como el entrenamiento en las cargas relativas en todos los grupos musculares evaluados, sin ninguna molestia o efecto adverso relacionado al ejercicio de resistencia. Adicionalmente, hubo excelente adherencia a las visitas requeridas para la realización del protocolo de estudio.

En la Tabla 2, pueden ser observados los valores medios presóricos sistólicos y diastólicos en los períodos basales, tomados inmediatamente después de las intensidades relativas de 50, 60 y 70,0% de la CVM y, después de 5 minutos de recuperación, en los diferentes sitios musculares ejercitados (flexores de codo, extensores de rodillas y abductores de hombros). Ninguna diferencia fue observada en los valores de presión sistólica de reposo y recuperación de 5 minutos en todos los grupos musculares evaluados. Entre tanto, esos valores (presión arterial sistólica de reposo y de recuperación) difirieron de aquellos obtenidos inmediatamente después de el ejercicio, independientemente de las intensidades relativas (50, 60 y 70,0% de la CVM), en los diferentes grupos musculares ejercitados (Tabla 2 y Figura 2). Por otro lado, ninguna diferencia fue observada en los valores medios de las presiones diastólicas en algún momento, o en algún grupo muscular evaluado (Tabla 2).


Cuando comparados los niveles de presión sistólica producidos en una misma intensidad relativa entre los diferentes grupos musculares, se puede observar una tendencia de los músculos extensores de los rodillas a desencadenar mayores niveles de presión sistólica en la intensidad relativa de 70,0% de la CVM, cuando son comparados a los grupos de flexores de codo y abductores de los hombros (149,50 ± 18,26 versus 140,95 ± 16,09 versus 140,56 ± 15,51, p = 0,09, respectivamente).

Discusión

Los resultados de este estudio muestran que el ejercicio de resistencia progresivo de diferentes segmentos corporales parece producir aumentos modestos y seguros de la respuesta aguda presórica de pacientes con hipertensión arterial sistémica controlada. Adicionalmente, el ejercicio de resistencia de diferentes segmentos corporales promovió aumentos similares de los niveles de presión arterial sistólica, aunque haya ocurrido una tendencia a mayor respuesta de ésta cuando son ejercitado los extensores de rodilla en cargas elevadas.

Es consensual que el ejercicio de resistencia no haya sido la primera elección terapéutica para actividad física, pero deba ser incorporado en un programa de entrenamiento para pacientes hipertensos, desde que este promueva respuestas presóricas dentro de límites seguros.

Comparada al ejercicio aeróbico, la literatura que aborda el efecto del ejercicio de resistencia en los niveles de presión arterial aun es escasa y conflictiva. Un reciente metanálisis sugiere que el entrenamiento de ejercicio de resistencia en intensidad moderada no es contraindicado para hipertensos y pueda ser capaz de reducir de forma modesta, mas significativa, los niveles de presión arterial8,16. Mientras tanto, la literatura disponible ha enfocado, predominantemente, los efectos crónicos del ejercicio de resistencia secuencial10,17. Por eso, se vuelve relevante el estudio de la respuesta presórica aguda desencadenada por el ejercicio de resistencia, una vez que es sabido que picos elevados de presión arterial pueden ocasionar roturas de aneurismas, isquemia cerebral y miocárdica.

En las últimas directrices para el manejo de la HAS, se consideró que el ejercicio de levantamiento de pesos con intensidades elevadas y de naturaleza isométrica tiene efectos pronunciados para elevar los niveles presóricos y debe, por lo tanto, ser evitado18. En ese sentido, este estudio buscó evaluar la respuesta presórica aguda, inmediatamente después del ejercicio de resistencia isotónico en diferentes intensidades y segmentos corporales de pacientes hipertensos controlados.

El ejercicio de resistencia realizado de forma isotónica ha sido recomendado, principalmente en la tercera edad, con foco primario en la prevención y rehabilitación de la osteoporosis y sarcopenia relacionada a la edad, y con indicaciones emergentes para modificación de factores de riscos metabólicos19-23. Por otro lado, aun es pasible de discusión si el ejercicio de resistencia puede modular la complacencia arterial.

Dos diferentes hipótesis han sido levantadas: una sugiere que el espesamiento y la hipertrofia de la pared arterial presentes en la HAS, asociado al ejercicio de resistencia, puedan ser una adaptación benéfica contra el riesgo de rupturas; la otra sugiere que la reducción de la complacencia arterial pueda resultar en una mala adaptación arterial, promoviendo aumento del riesgo cardiovascular24.

Una posible explicación fisiológica para la adaptación benéfica es la respuesta "lucha o fuga", o sea, asociado al aumento de la actividad simpática y a la liberación de norepinefrina, ocurre una respuesta aguda que facilita la coagulación de la sangre para evitar pérdidas en heridas, lo que fortalece la pared arterial contra el riesgo de ruptura, pero, si es sustentada, puede llevar a aumento en la presión arterial25. En contrapartida, la mala adaptación del sistema cardiovascular al ejercicio de resistencia puede ser debido a la reducción de la complacencia arterial por imposición de límites crónicos en la pared arterial, durante un mayor tono simpático26,27.

Adicionalmente, un aumento de productos metabólicos finales y de las ligaciones cruzadas de colágeno en la pared arterial es sugerido, favoreciendo el espesamiento27.

Estudios han especulado si el grado de adaptación arterial puede ser mayor en respuesta a los ejercicios de resistencia de larga duración y en intensidades moderadas que en elevadas, y aun más significativo en individuos de media edad24,28. En tal línea de razonamiento, Bertovic et al29 observaron que, en atletas competitivos, el ejercicio de resistencia, practicado en intensidades elevadas, estuvo asociado a la menor complacencia arterial que en individuos sedentarios29.

Es sabido que, durante cada repetición del ejercicio de resistencia, puede ocurrir aumento de la presión arterial, entre tanto, como la resistencia no es sustentada, ésta vuelve a los valores basales, sin ofrecer riesgo sustancial al paciente. Durante la ejecución del ejercicio de resistencia, el aumento de la presión en el sistema cardiovascular dependerá de la intensidad relativa de la resistencia y del ciclo de contracción/relajamiento. Con el propósito de que no haya sobrecarga cardiovascular, el presente estudio se basó en la recomendación de la AHA, determinando contracciones de un segundo y períodos de reposo entre las contracciones de dos segundos13. Esos parámetros fueron asegurados con supervisión e instrucciones apropiadas a los pacientes durante las series de ejercicio de resistencia debido a la moderada intensidad relativa de esfuerzo.

El aumento de la presión arterial durante la ejecución del ejercicio de resistencia se hace, primordialmente, por el aumento de la resistencia vascular periférica, aunque el aumento del débito cardíaco también es un factor envuelto. Por eso, la elevación de la presión arterial parece ser exacerbada en hipertensos no medicados. Entre tanto, los hipertensos bajo terapéutica medicamentosa de betabloqueantes presentan reducción del débito cardíaco por la disminución de la respuesta cronotrópica e inotrópica a la estimulación simpática21,30. Así, es posible sugerir que el uso de esa medicación reduzca el aumento de la presión arterial durante los ejercicios de resistencia.

Aunque un metanálisis sobre los efectos crónicos del entrenamiento de resistencia progresivo haya mostrado la eficacia de tal intervención en reducir los niveles presóricos31, aun son escasos los estudios evaluando el efecto agudo del ejercicio de resistencia en la PA de adultos con HAS controlada. Sin embargo, esos estudios evaluaron la respuesta presórica después de una o dos horas de sesión de ejercicio comprendiendo varios grupos musculares. En el estudio de Hill et al fue observada significativa reducción de la presión arterial diastólica, sin ningún cambio en la sistólica, después de una hora de finalizada la sesión de ejercicio de resistencia de 11-18 minutos22.

O'Connor et al23 evaluaron los efectos de 30 minutos de ejercicio de resistencia en la PA de mujeres adultas después de dos horas de la sesión. Aunque ninguna alteración haya sido observada en la PAD, hubo significativa elevación de la PAS en el primer y 15º minuto después del ejercicio en la intensidad de 80,0% de la CVM23.

Harris y Holly24 observaron aumento modesto de la presión arterial de hipertensos leves durante el ejercicio de resistencia. Por otro lado, Palatini et al32 verificaron aumentos notables, alcanzando valores de 345/245 en uno de los pacientes. Mientras tanto, cabe destacar que, en ambos estudios, los pacientes hipertensos no usaban medicación antihipertensiva32.

En contrapartida, el presente estudio mostró que el ejercicio de resistencia progresivo, de diferentes segmentos corporales, parece producir aumentos seguros de la presión arterial sistólica, sin modificaciones sustanciales de la presión diastólica, lo que puede sugerir que, en pacientes con HAS controlada con medicamentos, la terapéutica por ejercicios de resistencia en las intensidades relativas evaluadas pueda ser realizada.

De modo interesante, el ejercicio de resistencia de extensores de rodillas en la intensidad de 70,0% de la CVM tendió a presentar niveles más elevados de la presión sistólica. Esa tendencia podría ser explicada porque tal grupo presenta mayor masa muscular, lo que recluta mayor flujo sanguíneo, determinando mayor volumen diastólico final, mayor débito cardíaco con subsecuente aumento de la presión arterial. En esa línea de razonamiento, ejercicios de resistencia de grandes grupos musculares realizados en intensidades superiores a 70,0% de la CVM deben ser monitoreados por la posibilidad de desencadenar eventuales picos presóricos en pacientes con potenciales riesgos.

Este estudio presentó algunas limitaciones: primero, no fue un estudio placebo-controlado y el examinador no estaba ciego a la intervención; segundo, aunque todos los pacientes hiciesen uso de diuréticos y betabloqueantes, y tuviesen la misma estratificación de riesgo según la clasificación de riesgo usual, ninguna descripción de las características farmacoterapéuticas fue registrada, así, si éstos presentaban diferencias intragrupo en este aspecto, es plausible haber habido alguna influencia de la medicación. Y tercero, aunque el ejercicio de resistencia parezca ser seguro en la población evaluada, el número de pacientes es pequeño, y el estudio debería ser repetido en un número mayor.

La principal implicación clínica de este estudio es que la terapia por ejercicios de resistencia en pacientes hipertensos controlados con medicamentos debe ser monitoreada, principalmente, cuando son ejercitados grandes grupos musculares en altas intensidades. De esa forma, es probable que estos pacientes alcancen de forma segura más beneficios de un programa de entrenamiento físico.

En conclusión, nuestros resultados indican que, en pacientes con hipertensión arterial sistémica controlada, el ejercicio de resistencia progresivo de diferentes segmentos corporales promueve aumentos modestos en la presión arterial sistólica y parece ser seguro, sin repercusión en la presión arterial diastólica.

Potencial Conflicto de Intereses

Declaro no haber conflicto de intereses pertinentes.

Fuentes de Financiamiento

El presente estudio no tuvo fuentes de financiamiento externas.

Vinculación Académica

No hay vinculación de este estudio a programas de postgrado.

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    Adriana Marques Battagin; Simone Dal Corso; Carmen Lúcia Rondon Soares; Silvia Ferreira; Agnes Letícia; Cintia de Souza; Carla Malaguti
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      03 Set 2010
    • Fecha del número
      Set 2010

    Histórico

    • Recibido
      03 Nov 2009
    • Revisado
      16 Mar 2010
    • Acepto
      12 Abr 2010
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