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Contracepción hormonal y sistema cardiovascular

Resúmenes

La contracepción hormonal es el método más utilizado para la prevención de los embarazos no planificados. La literatura ha venido demostrando la asociación que existe entre el riesgo cardiovascular y el uso de la hormonoterapia. Con el objetivo de mejorar la orientación en la contracepción en mujeres con factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, realizamos una revisión de la literatura con relación a ese asunto. Esa revisión describe los datos más recientes de la literatura científica acerca de la influencia de los anticonceptivos hormonales con relación a la trombosis venosa, arterial e hipertensión arterial sistémica, enfermedades cada día más prevalentes en la población femenina joven.

Anticoncepción; anticonceptivos; trombosis venosa; enfermedades cardiovasculares


A contracepção hormonal é o método mais utilizado para prevenção de gestações não planejadas. A literatura tem demonstrado associação entre risco cardiovascular e uso de hormonioterapia. A fim de melhorar a orientação contraceptiva para mulheres com fatores de risco para doença cardiovascular, realizamos uma revisão da literatura em relação ao assunto. Esta revisão descreve os dados mais recentes da literatura científica acerca da influência dos contraceptivos hormonais em relação a trombose venosa, arterial e hipertensão arterial sistêmica, doenças cada dia mais prevalentes na população feminina jovem.

Anticoncepção; anticoncepcionais; trombose venosa; doenças cardiovasculares


Hormonal contraception is the most widely used method to prevent unplanned pregnancies. The literature has shown an association between cardiovascular risk and use of hormone therapy. With the purpose of providing better guidelines on contraception methods for women with risk factors for cardiovascular disease, we have reviewed the literature on the subject. This review describes the latest data from the scientific literature concerning the influence of hormonal contraceptives on arterial thrombosis, venous thrombosis and systemic high blood pressure, which are diseases that have become increasingly prevalent among young females.

Contraception; contraceptive agents; cardiovascular diseases; venous thrombosis


Faculdade de Medicina de Ribeirão Preto - Universidade de São Paulo, São Paulo, SP - Brasil

Correspondencia

RESUMEN

La contracepción hormonal es el método más utilizado para la prevención de los embarazos no planificados. La literatura ha venido demostrando la asociación que existe entre el riesgo cardiovascular y el uso de la hormonoterapia. Con el objetivo de mejorar la orientación en la contracepción en mujeres con factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, realizamos una revisión de la literatura con relación a ese asunto. Esa revisión describe los datos más recientes de la literatura científica acerca de la influencia de los anticonceptivos hormonales con relación a la trombosis venosa, arterial e hipertensión arterial sistémica, enfermedades cada día más prevalentes en la población femenina joven.

Palabras clave: Anticoncepción, anticonceptivos, contraindicaciones, planificación familiar, trombosis venosa, enfermedades cardiovasculares.

Introducción

Los anticonceptivos hormonales son el método reversible más utilizado en la población femenina brasileña (± 25%), para la planificación familiar1, y consiste en la asociación entre un estrógeno (en general, etinilestradiol), y un progestágeno; o en presentaciones de progesterona aislada sin el componente estrogénico. Están disponibles en diversas presentaciones y vías de administración (oral, intramuscular, implantes subdérmicos, transdérmicos, vaginal y asociado al sistema intrauterino). Actúan con la finalidad de bloquear la ovulación al inhibir la secreción de las hormonas folículo-estimulante y luteinizante; espesan el moco cervical dificultando el paso de los espermatozoides, haciendo con que el endometrio no quede receptivo a la implantación, y alteran la secreción y la peristalsis de las trompas de Falopio2.

Los efectos de las hormonas sexuales femeninas sobre el sistema cardiovascular ya han sido tema de bastante interés científico, porque los vasos sanguíneos son un blanco de los efectos de esas hormonas, al existir receptores de estrógeno y progesterona en todas las capas que los recubren.

Varios estudios epidemiológicos han demostrado una asociación clara entre el uso de los anticonceptivos orales combinados (AOCs), y el aumento de un riesgo para la Trombosis venosa y arterial3-5. Pese a que las trombosis venosas y arteriales poseen algunos factores de riesgos en común para que coexistan, se conoce que la estasis sanguínea y la hipercoagulabilidad representan los principales factores etiopatogénicos para el desencadenamiento del tromboembolismo venoso (TEV), mientras que la lesión del endotelio representa el principal determinante de la trombosis arterial (TA). Vale destacar que la TA es menos común en la edad de reproducción que el TEV (1 caso de TA para cada 5-10 casos de TEV)6.

El objetivo de esta revisión es discutir los principales efectos de los esteroides sexuales sobre los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular y exponer las evidencias científicas disponibles para la prescripción de los métodos anticonceptivos hormonales en portadoras de trombosis venosa y arterial, e hipertensión arterial sistémica. La mayoría de los artículos publicados sobre contracepción y enfermedades cardiovasculares, toman como base estudios observacionales o ensayos clínicos con desenlaces intermediarios, lo que reduce la fuerza de la evidencia en las recomendaciones. Sin embargo, hoy por hoy, son las mejores evidencias de que disponemos para conducir la práctica clínica. Es un imperativo el conocimiento de esas informaciones por parte de los cardiólogos, pues muchas veces son ellos mismos los que indican o contraindican los métodos hormonales para pacientes con riesgo cardiovascular, secundando la solicitud de los ginecólogos. El abordaje se hará a tono con los criterios de elección de la Organización Mundial de la Salud (OMS)7 (tab. 1).

Contracepción hormonal y trombosis venosa

El etinilestradiol (EE), induce a significativas alteraciones en el sistema de coagulación, culminando con el aumento de la generación de la trombina. Sobreviene también un aumento en los factores de coagulación (fibrinógeno, VII, VIII, IX, X, XII y XIII), y una reducción de los inhibidores naturales de la coagulación (proteína S y antitrombina), produciendo un ligero efecto procoagulante8,9. Esos efectos se observan con más claridad en los tests que evalúan globalmente la hemostasis, revelando una resistencia adquirida a la proteína C y un aumento en la generación de trombina10.

El riesgo de TEV depende de la dosificación de EE. La alta dosificación de EE (> 50 mcg), está asociada a un aumento de dos veces el riesgo de TEV cuando se le compara a la baja dosificación de esa hormona (< 50 mcg)9,11,12. Recientemente fue publicado que las formulaciones que contienen 20 mcg de EE se asociaron a un menor riesgo trombótico (OR: 0,8; IC95%: 0,5-1,2), cuando se les comparó a las preparaciones de 30 mcg de EE, sin embargo sin diferencia significativa11.

Inicialmente se creía que la trombosis era el resultado sólo de la dosis de estrógeno utilizado, lo que culminó en la reducción de la dosis de EE de los anticonceptivos (de 150 mcg para 15-20 mcg). Sin embargo, en 1995, quedó demostrado que AOCs conteniendo progestágenos de tercera generación (gestodeno, desogestrel), se asociaban a un riesgo dos veces mayor de trombosis que los que contenían progestágenos de segunda generación (levonorgestrel)4,13. Así, el tipo de progestágeno asociado al estrógeno, y no solo la dosis de ese último, fue lo que generó los estudios sobre el rol de los progestágenos en la hemostasia y en la determinación de la trombosis.

Los progestágenos forman un grupo de esteroides que, a pesar de poseer la característica común de conectarse a los receptores de la progesterona, también poseen efectos sistémicos diferentes y están mediados, no solamente por la afinidad a los propios receptores de progesterona, sino principalmente por poseer la capacidad de conexión con los receptores de otros esteroides, como los estrógenos, andrógenos, glucocorticoides y mineralocorticoides14. Esa capacidad de conectarse a otros receptores de esteroides, como también el perfil de afinidad que poseen en cada uno de esos receptores, pueden resultar en algunos riesgos diferentes para la trombosis, dependiendo del progestágeno asociado al estrógeno.

Los anticonceptivos orales combinados con los progestágenos de tercera generación, están asociados al desarrollo de la resistencia adquirida a la proteína C activada y más elevada15, y a una tendencia de producir niveles más altos de factores de coagulación y de niveles más bajos de anticoagulantes naturales, cuando se les compara con la AOCs que contiene progestágeno de segunda generación10,16,17. Esos hallazgos podrían explicar las observaciones epidemiológicas de riesgo aumentado para TEV en usuarias de AOCs que contienen progestágenos de tercera generación, porque la resistencia a la acción de la proteína C (adquirida o heredada), es un determinante importante para el riesgo aumentado de TEV18. Otro hallazgo es que la hiperfibrinólisis queda menos acentuada en las usuarias de AOCs con progestágenos de tercera generación que en las de segunda generación16. Otros progestágenos también se estudiaron con relación al riesgo de trombosis cuando están asociados al EE. El estudio más reciente, que contó con el apoyo de la Universidad de Leiden, Holanda, y que fue hecho para evaluar los diferentes progestágenos y el riesgo para la trombosis venosa [Multiple Environmental and Genetics Assessment of Risk Factors for Venous Thrombosis (MEGA)]11, (Evaluación Genética y Medioambiental Múltiple de los Factores de Riesgo para la Trombosis Venosa), confirmó la asociación entre el tipo de progestágeno y el riesgo para la trombosis. Sin embargo, reflejó una diferencia menos acentuada que estuvo previamente descrita entre los diferentes progestágenos. No obstante, algunas formulaciones presentaron una pequeña muestra que nos condujo a una conclusión definitiva. Comparando a las no usuarias de anticonceptivos hormonales, el AOCs que contiene levonorgestrel, se asoció con un riesgo de trombosis venosa cuatro veces mayor (OR:3,6; 95%IC: 2,9-4,6). El levonorgestrel fue el progestágeno asociado al menor riesgo para la trombosis, seguido del gestodeno (OR:5,6; 95% IC:3,7-8,4); drospirenona (OR: 6,3; 95%IC: 2,9-13,7); acetato de ciproterona (OR: 6,8; 95%IC: 4,7-10); y desogestrel (OR: 7,3; 95%IC: 5,3-10). Si consideramos el riesgo de TEV, el levonorgestrel ofrece un menor riesgo, mientras que los demás progestágenos parecen tener riesgos similares, superiores a la asociación con el levonorgestrel, tal vez porque ese último es más andrógeno que los demás, una vez que los progestágenos andrógenos como el levonorgestrel, están asociados a una menor resistencia a la proteína C que los que poseen una menor potencia andrógena (gestodeno y desogestrel), y los antiandrógenos (acetato de ciproterona y drosperinona)19.

Pese a los datos presentados, eso no significa que debamos siempre aconsejar el uso de AOCs conteniendo el levonorgestrel, sino que se conozcan los riesgos de TEV, como también los beneficios adicionales de cada progestágeno, para una prescripción adecuada a tono con los deseos y las características clínicas de la paciente20. Además, el ciclo gravídico-puerperal presenta un mayor riesgo de TEV que cualquier formulación contraceptiva ya presentada21. Sin embargo, si estimamos que en el mundo existen cerca de 100 millones de mujeres que usan la contracepción hormonal22, el conocer opciones menos trombogénicas adquiere una gran importancia, especialmente en mujeres con otros factores de riesgo asociados con el desarrollo de TEV.

Cuando se administran aisladamente, los progestágenos afectan mínimamente el sistema de coagulación. Ya ha sido relatado un aumento modesto y no significativo en el riesgo para TEV en usuarias de píldoras anticonceptivas solamente de progestágeno (PP)23,24. Los progestágenos aislados no se asocian a las alteraciones relevantes en los parámetros de coagulación o fibrinólisis, y por ese motivo pueden ser indicados para pacientes con riesgo para TEV7.

Un estudio randomizado y doble ciego, comparó los efectos en el sistema hemostático de dos PP (desogestrel versus levonorgestrel), demostrando que dos presentaron un efecto favorable sobre ese sistema25. Otro reciente estudio también arrojó resultados favorables en la hemostasia en usuarias de PP (desogestrel versus levonorgestrel), con una reducción de la resistencia a la proteína C activada y el aumento de la proteína S15. Por eso, los efectos negativos dependientes del tipo de progestágeno provocados por los AOCs sobre los parámetros de coagulación y anticoagulación, no fueron observados con el uso de PP, ya sea del levonorgestrel o del desogestrel.

En los últimos 20 años, se han venido desarrollando implantes subdérmicos que mantienen una liberación de bajas dosis de progestágenos. En Brasil disponemos del implante liberador de etonogestrel (Implanon®, NV Organon, Oss, The Netherlands). Las variables hemostáticas analizadas o no se modificaron, o tuvieron alteraciones discretas, siempre dentro de los valores de la normalidad para los ensayos realizados26-29.

Con relación a la vía de administración, y a pesar de que la vía transdérmica en usuarias de terapia hormonal sustitutiva (THS) durante la menopausia, parezca no aumentar el riesgo de TEV30, esos datos no pueden ser extrapolados para la contracepción, especialmente porque en la contracepción se usa el EE, que posee una potencia superior a los estrógenos utilizados en THS. En noviembre de 2005, el US Food and Drug Administration (FDA), divulgó un comunicado diciendo que el adhesivo conteniendo 0,75 mg + 6 mg de norelgestromin (Ortho-Evra® 20 mcg de EE + 150 mg de norelgestrol/min/día), liberaba un 60% más que la cantidad total de EE disponible en un AOCs de 35 mcg de EE31, lo que podría alterar la frecuencia de los eventos adversos serios, como el TEV. Posteriormente, fue realizado un estudio que demostró que el adhesivo con liberación diaria de 20 mcg de EE poseía una incidencia de TEV similar a la de un AOCs con 35 mcg de EE, lo que significa que no debemos usar ese método para pacientes de alto riesgo con TEV, al contrario de THS transdérmica32. Otros métodos de contracepción hormonal combinada no oral, como el anillo vaginal y los inyectables mensuales, fueron testados en lo referente a sus efectos en la hemostasia. El anillo (15 mcg de EE + 120 mcg de etonogestrel/día), fue comparado con el AOCs que contiene 30 mcg de EE + 150 mcg de levonorgestrel, mostrando alteraciones similares en la hemostasia33. Recientemente, un estudio comparó el efecto de las contracepciones combinadas oral y vaginal sobre las variables hemostáticas y observó un efecto procoagulante debido al EE, independientemente de la vía de administración34. Sin embargo, todavía se hacen necesarios estudios para evaluar el riesgo de TEV con ese anticonceptivo vaginal. Los inyectables combinados provocaron un menor impacto en la hemostasia que las preparaciones orales35, a diferencia de otras formulaciones no orales (adhesivo y anillo), probablemente porque poseen estrógenos naturales (valerato de estradiol o cipionato de estradiol) en su composición, en vez del EE. En lo que se refiere a los riesgos para la trombosis, un trabajo con una pequeña muestra para ese desenlace arrojó un riesgo pequeño o ausente de TEV, IAM y ACV36, aunque todavía no tenemos una respuesta definitiva sobre si los combinados inyectables presentan, de hecho, ausencia de riesgo para TEV.

Normalmente, los eventos tromboembólicos se dan dentro del primer año de uso del anticonceptivo hormonal, especialmente después del cuarto mes de iniciado su uso3,9,11. Sin embargo, después de un año, el tiempo de uso de AOCs no altera el riesgo para TEV3,9.

Como colofón, podemos decir que al paciente con trombosis previa o trombofilia (heredada o adquirida), se le prohíbe el uso de la contracepción hormonal combinada, independientemente de la vía administrada. Por otra parte, los progestágenos aislados (en cualquier vía de administración), y los métodos no hormonales (preservativos y dispositivo intrauterino con cobre), sí que se permiten secundando los criterios de la OMS (tab. 2). En los pacientes con riesgo de trombosis venosa (obesas, con presencia del síndrome metabólico, fumadoras, con edad que supere los 40 años y con antecedente familiar de trombosis), se prefiere el uso de la contracepción con progestágenos aislados, a pesar de que se permita el uso de EE (con excepción de fumadoras con edad > 35 años). En esas pacientes de riesgo se prefiere el uso de la contracepción combinada con el levonorgestrel, una vez que ese progestágeno es el que presenta un menor riesgo de TEV cuando se asocia al EE.

Contracepción hormonal y trombosis arterial

A pesar de que la existencia de TA sea algo poco frecuente en las mujeres jóvenes, los cambios comportamentales como la baja frecuencia de alimentos ricos en fibras, aumento de la proporción de grasas saturadas y azúcares de la dieta, asociadas a un estilo de vida sedentario, han aumentado los riesgos para la aparición durante la vida reproductiva37. Por eso, en las mujeres con factores de riesgo para desarrollar la enfermedad cardiovascular (ECV), (como fumadoras, hipertensas, obesas, portadoras de hipercolesterolemia o diabetes mellitus), los anticonceptivos hormonales deben ser prescritos con cautela.

Igual que para la TEV, el uso del AOCs también está asociado a la elevación del riesgo para la TA38-40. Ese riesgo está directamente relacionado con la dosis del componente estrogénico, sin embargo, incluso en las usuarias de las píldoras de baja dosificación (EE < 50 mcg), se observó un aumento de ese riesgo41.

El uso de AOCs de baja dosificación (EE < 50 mcg), aumenta el riesgo de una trombosis arterial en aproximadamente dos veces entre las usuarias del método, incluso después de la corrección de las variables de confusión para factores de riesgo de enfermedad cardiovascular42. Al contrario de la TEV, el tipo de progestágeno asociado al EE no modifica de forma significativa el riesgo de TA38,40,41.

El riesgo de IAM entre usuarias de AOCs aumenta con la coexistencia de los factores de riesgo para ECV, como el tabaquismo, y ese efecto es más fuerte en las mujeres que superan los 35 años de edad. En las mujeres que están por debajo de los 35 años y usuarias de AOCs, la incidencia de IAM en fumadoras (> 20 cigarrillos/día) es 10 veces más que en las no fumadoras (3,5 por 100.000 vs 0,3 por 100.000, respectivamente)38. En las mujeres por encima de los 35 años de edad que usan AOCs, el riesgo para IAM es significativamente mayor tanto en las fumadoras (40 por 100.000), como en las no fumadoras (3 por 100.000)38. Por lo tanto, con una edad superior a los 35 años y tabaquismo, necesitan siempre un cuidado especial a la hora de elegir el anticonceptivo. De la misma forma que la edad y el tabaquismo, otras enfermedades que aumentan el riesgo para ECV (como diabetes, hipertensión), también potencian el riesgo de IAM en usuarias de la contracepción hormonal combinada.

Pensando pues en no aumentar de forma significativa el riesgo para IAM, hasta ahora lo que nos importa es que la dosificación del EE sea menor que 50 mcg e identificar los factores de riesgo para ECV antes de la prescripción del método anticonceptivo7,38-41.

El accidente cerebrovascular (ACV), es otra enfermedad arterial bastante rara en mujeres con edad reproductiva43; pero se observa una mayor incidencia de casos entre las usuarias de AOCs comparadas con las no usuarias44,45. Al analizar los artículos epidemiológicos publicados, Heinemann46 llegó a la conclusión de que altas dosis de EE (> 50 mcg), se asociaban a un mayor riesgo de ACV comparadas con las formulaciones que contenían 50 mcg de EE (OR:5,3; IC95%: 2,6-11 vs OR: 1,53; IC95%: 0,71-3,31)47. Pero los estudios no demostraron una diferencia entre las formulaciones de los progestágenos de segunda y tercera generaciones47,48, como también para la IAM.

Recientemente se publicó un estudio multicéntrico, de caso control, que involucraba a 1.182 mujeres sanas entre los 18 y los 49 años de edad, y que estimó el riesgo para ACV 2,3 veces mayor entre las usuarias de AOCs conteniendo < 50 mcg de EE (OR: 2,3; IC95%: 1,6-3,3), comparadas con las usuarias de métodos no hormonales40. El riesgo para AVE, como también en estudios anteriores, no fue relacionado al progestágeno asociado40,45.

Hay estudios que demuestran que la migraña con aura duplica el riesgo para ACV comparada con la que no tiene aura49. Por ser común en mujeres durante el período reproductivo50, debemos estar atentos a la presencia de esa enfermedad (tab. 2). Después de la definición por parte del neurólogo de las manifestaciones neurológicas que caracterizan la migraña, si se comprueba un cuadro clínico de aura, los anticonceptivos con EE están contraindicados en cualquier edad de la vida reproductiva femenina. Con relación a los progestágenos aislados y a la migraña, los estudios son muy escasos y la mayoría no distingue las formulaciones orales, sean ellas combinadas o de progestágeno aislado51. Pero si están ausentes otros factores de riesgo para AVE, la OMS autoriza su uso en mujeres con migraña, con excepción de las que presenten la enfermedad durante el uso de ese anticonceptivo, momento en el cual él deberá ser suspendido7 (tab. 2).

A pesar de la baja incidencia de TA durante la vida reproductiva, y que dificultan conclusiones fidedignas acerca de los estudios de que disponemos, no existen datos que indiquen una vía más segura52.

Pero en el caso de los progestágenos aislados, la OMS es cautelosa en su prescripción por vía inyectable para mujeres con TA previa (tab. 2). El acetato de medroxiprogesterona de depósito (AMPD), inhibe la ovulación y ocasiona un descenso en los niveles de estradiol, induciendo al hipoestrogenismo53 y así, cuando se administra de forma prolongada, puede alterar la función vascular54,55. Además de eso, fueron observadas en los estudios longitudinales y transversales la elevación en los niveles de LDL y la reducción del HDL colesterol en las usuarias de AMPD, alteraciones epidemiológicamente asociadas al ECV. Sin embargo, esas alteraciones en el lipidograma no estuvieron relacionadas con los eventos clínicos adversos56. Ya el implante, el sistema intrauterino liberador de levonorgestrel y PP, no estuvieron asociados a los efectos adversos sobre el perfil lipídico7,57-59.

Otra complicación vascular arterial rara durante la vida reproductiva, pero que tiene un mal pronóstico, es la enfermedad periférica arterial (EPA), con una elevada incidencia de oclusión vascular, amputación y muerte. Se observó un riesgo tres veces mayor para EPA entre las usuarias de AOCs comparadas con las no usuarias (OR:3,8; IC95%: 2,4-5,8)60; y ese riesgo fue más elevado también en las demás enfermedades arteriales, frente a otros factores de riesgo para ECV. Cuando se les comparó con las tres generaciones de las píldoras anticonceptivas por separado versus no usuarias de contracepción hormonal, encontramos un riesgo muy alto en las formulaciones con progestágenos de primera generación (linestrenol y noretisterona) (OR:8,7, IC95%:3,6-21,3), y una elevación de cerca de tres veces para los progestágenos de segunda (OR: 2,6; IC95%: 1,4-4,9) y tercera generaciones (OR:3,0, IC95%: 1,4-6,6)60.

Los PP parecen no aumentar el riesgo para ECV61,62. Un meta-análisis publicado recientemente no encontró una asociación significativa entre los anticonceptivos que contienen apenas progestágenos y ACV (OR: 0,96; IC95%: 0,70-1,31), a pesar de la baja calidad de los artículos seleccionados62.

Por lo tanto, en las mujeres portadoras de cardiopatía isquémica, ACV, migraña con aura o con múltiples factores de riesgo para ECV (> 35 años de edad, diabéticas, fumadoras e hipertensas), debemos optar por métodos anticonceptivos no hormonales o anticonceptivos apenas de progestágeno (tab. 2). Entre esos últimos, los más indicados son los PP, el implante liberador de etonogestrel y el sistema intrauterino liberador de levonorgestrel.

Contracepción hormonal e hipertensión arterial sistémica (HAS)

Las sustancias presentes en el AOCs tratan de reproducir las propiedades de los esteroides endógenos. Sin embargo, el EE por su elevada potencia biológica comparado con el estradiol (mil veces más potente), exacerba la producción de angiotensinógeno hepático que, a su vez, causa la elevación de la presión arterial por el sistema renina angiotensina aldosterona63. Además, el progestágeno asociado al EE presente en los AOCs es similar, pero no reproduce todas las características de la progesterona natural64.

A pesar del desarrollo de nuevos progestágenos, solamente la drospirenona mantiene el efecto antimineralocorticoide65 de la progesterona natural. Incluso así, todavía no se pueden determinar los efectos benéficos en la PA en usuarias hipertensas de esa formulación anticonceptiva66. Esa conclusión es diferente de la observada para THS en la posmenopausia, en que el compuesto (drospirenona y estradiol), estuvo asociado a la reducción de los niveles de presión en hipertensas67, lo que no es aplicable a la asociación de la drospirenona con EE en la anticoncepción. En la contracepción, un artículo en normotensas mostró que la PA se redujo 4 mmHg en las usuarias de EE+drospirenona en una evaluación puntual después de seis meses de estar usando la medicación68. Otro artículo también sobre evaluación puntual de 160 mujeres normotensas, comparó los AOCs que contenían drospirenona versus gestodeno y mostró una reducción de la PA en el grupo drospirenona a lo largo del trabajo, pero sin diferencias entre los grupos en la evaluación final después de 12 meses69. No existen, sin embargo, datos que atestigüen la seguridad de ese anticonceptivo en hipertensas. Por lo tanto, la drospirenona es la mejor opción para PA, aunque su uso con EE no tenga los datos de seguridad en las portadoras de HAS. Podemos concluir entonces que, hasta el presente momento, no existe diferencia de seguridad entre los progestágenos con relación a la PA en la contracepción.

Lubianca et al70, evaluaron un estudio transversal en 171 mujeres con diagnóstico de HAS, y observaron una elevación de la presión arterial diastólica (PAD), incluso después de las correcciones de las variables de confusión70. Los mismos autores antes mencionados, realizaron una cohorte para evaluar si la interrupción de los AOCs interfería en los niveles de PA. Encontraron un descenso en la PAS (-15,1 ± 2,6 mmHg) y en la PAD (-10,4 ± 1,8 mmHg), después de seis meses de suspensión del AOCs significativamente mayor cuando se comparó con las mujeres que continuaron usando el anticonceptivo combinado71.

La vía de administración en la contracepción hormonal no interfiere en la presión arterial7, al contrario de lo que observamos en la TH en la posmenopausia, donde no ocurre ninguna alteración negativa de los niveles presóricos en mujeres climatéricas hipertensas, usuarias de THS transdérmica comparadas con el placebo72.

Pese a que los AOCs indiquen una elevación promedio de los niveles de la PA entre 2 a 3 mmHg en mujeres sanas, en la mayoría de los casos no es necesaria la terapia antihipertensiva73. Pero en las mujeres con un diagnóstico previo de HAS, se debe evitar la prescripción del anticonceptivo conteniendo EE, en razón del riesgo del empeoramiento del pronóstico de esa enfermedad y del aumento del riesgo de TA.

De hecho son pocos los estudios proyectados con el fin de evaluar las alteraciones en la PA y progestágenos aislados, sin embargo, son consistentes en el sentido de que demuestran no existir una asociación entre su uso y la hipertensión en mujeres sanas que han tenido seguimiento durante dos años7,74.

Resumiendo, en las mujeres hipertensas, debemos orientar el uso de los métodos anticonceptivos no hormonales u hormonales, que contengan solamente el progestágeno (tab. 2). Los anticonceptivos combinados por cualquier vía, además de interferir en la PA, potencian el riesgo de TA en pacientes ya predispuestas. En las pacientes hipertensas bien controladas y con menos de 35 años, podemos usar el anticonceptivo combinado. Pero siempre que se respeten los criterios de la OMS, las opciones anteriores tendrán más respaldo científico y serán más seguras75.

Resumen de las recomendaciones

Los beneficios que redundan del uso de los anticonceptivos hormonales son más que los riesgos que están asociados a esos medicamentos. Un buen consejo anticonceptivo para las mujeres debe incluir todos los aspectos benéficos y los posibles eventos adversos para, dentro de ese contexto, proporcionarles una elección de peso más acorde a cada caso. A continuación, exponemos el resumen de algunas recomendaciones que debemos tener siempre en cuenta a la hora de escoger el anticonceptivo de mujeres con factores de riesgo para ECV:

  • Los AOCs aumentan el riesgo de Trombosis venosa y arterial incluso en mujeres sanas, aunque ese riesgo sea bajo;

  • Las preparaciones disponibles en la actualidad (EE < 50 mg), se consideran de bajo riesgo para la trombosis venosa y arterial en pacientes sin riesgo;

  • El componente progestágeno asociado altera el riesgo de TEV de un AOCs, y las evidencias actuales nos sugieren que aquellos que contengan el levonorgestrel poseen un menor riesgo de TEV. Para la trombosis arterial, el tipo de progestágeno no altera el riesgo de trombosis, por lo tanto, para las mujeres sanas, no hay una opción que disminuya los riesgos;

  • Los anticonceptivos solamente de progestágeno y los no hormonales, no están asociados al aumento del riesgo para la TEV, siendo, por lo tanto, indicados en pacientes de riesgo para TEV o con historial personal previo de TEV;

  • En los pacientes con historial previo o con múltiples factores de riesgo para TA optamos por los anticonceptivos no hormonales, o solamente con el progestágeno (con excepción del que se inyecta trimestralmente);

  • El riesgo para TEV o TA no depende de la vía de administración del anticonceptivo hormonal combinado;

  • Los anticonceptivos hormonales combinados, al contener el etinilestradiol, siempre alteran la PA, incluso en dosis bajas. En mujeres sanas, esa alteración no trae repercusiones clínicas, pero debemos evitar su uso en hipertensas. Por lo tanto, en mujeres con HAS, se prefieren los anticonceptivos no hormonales o solamente los de progestágeno, porque el EE potencia el riesgo de la trombosis arterial y altera el control de la PA en esas pacientes.

Potencial de Conflicto de Intereses

Declaro que no existen conflictos de intereses pertinentes.

Fuentes de Financiación

El presente estudio no contó con fuentes de financiación externas.

Vinculación Académica

No existe ninguna vinculación de este estudio con programas de postgrado.

Referencias

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    Milena Bastos Brito; Fernando Nobre; Carolina Sales Vieira
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      25 Feb 2011
    • Fecha del número
      Abr 2011

    Histórico

    • Recibido
      30 Oct 2009
    • Acepto
      23 Mar 2010
    • Revisado
      27 Ene 2010
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