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Exhibiendo minoría: la política visual de una misión pentecostal del norte argentino

Displaying minority: the visual policy of a Pentecostal mission in northen Argentine

Resúmenes

Resumen: El trabajo analiza la política visual de una misión pentecostal en el norte argentino, desplegada en la última década y exhibida en las celebraciones del centenario de la institución en el 2016. A partir de una indagación etnográfica, el estudio observa los modos en que cuerpos, espacios, imágenes y discursos buscaron (re)legitimar la presencia pública de la institución y consolidarla como una minoría religiosa activa en el municipio local y en el espacio regional provincial. El artículo integra una doble discusión conceptual: por un lado, sobre minoritización, pluralismo y configuración pública de lo religioso y, por el otro, sobre la agencia de objetos e imágenes en la construcción de pertenencia religiosa.

Palabras clave:
Minorías religiosas; Política visual; Performances; Espacio publico.


Abstract: The work analyzes the visual policy of a Pentecostal mission in the north of Argentina, deployed in the last decade and exhibited at the institution's centennial celebrations in 2016. Based on ethnographic research, the study observes the ways in which bodies, spaces , images and speeches sought to (re) legitimize the public presence of the institution and consolidate it as an active religious minority in the local municipality and in the provincial regional space. The article integrates a double conceptual discussion on minoritization, pluralism and public configuration of the religious, on the one hand, and on the agency of objects and images in the construction of religious belonging, on the other.

Keywords:
Religious minorities; Visual policy; Performances; Public space.


Introducción

“Nosotros vamos ahora a pasar a un momento muy especial de todo este acto que hemos compartido, que es el descubrimiento de las placas conmemorativas de los primeros miembros de la iglesia local”. Con estas palabras, la guía de la Celebración del Centenario de la Misión Evangélica Asamblea de Dios de la ciudad de Embarcación (provincia de Salta) invitaba al pastor principal a descubrir los paños de las ocho placas colocadas en el templo. Siete placas en bronce fueron confeccionadas por la misión en homenaje a los pioneros misioneros noruegos y evangelistas indígenas, mientras que la octava en mármol constituyó un regalo de la Municipalidad a través de su Intendente: “A la Primera Iglesia Pentecostal de la Ciudad de

Embarcación”1 1 Desde el 2010, emprendo una investigación antropológica sobre esta corriente misionera y su experiencia entre los pueblos indígenas de la región. La indagación etnográfica se asentó, fundamentalmente, en la localidad de Embarcación, donde inquirí la conformación histórica y contemporánea de los barrios indígenas creados a partir de la misión escandinava (Misión La Loma, El Tanque, Cristo Arriba y Cristo Abajo). Unido a esto, realicé junto al colega Hugo Lavazza un trabajo de fuentes, clasificando y digitalizando un variado conjunto de documentos escritos y visuales que componen el Archivo Histórico de la Misión Evangélica Asamblea de Dios. La organización de 8 campañas etnográficas de 20 a 30 días de duración que involucraron la participación en la vida social y religiosa de los barrios indígenas y del templo central fue posible gracias a la generosidad de los líderes y miembros de esta misión, permitiendo que nos hospedemos en la antigua casa misionera (donde reside el archivo), en la anexa casa familiar del pastor principal (pegada al templo central) o en la casa de miembros amigos de la iglesia que viven en la ciudad. Expreso así un sincero agradecimiento a estos y todo/as los miembros de la misión y a las distintas personas de la localidad de Embarcación con las que he interactuado a lo largo de los últimos nueve años, recibiendo siempre excelente predisposición, respeto y hospitalidad. Todas las interpretaciones vertidas en el trabajo son de mi entera responsabilidad. .

Numerosas familias wichí, toba, guaraní y criollas de distintos lugares del extremo norte argentino, actuales dirigentes evangélicos de la región, antiguos misioneros nórdicos que dirigieron la obra entre 1916 y 1995 y representantes políticos locales y provinciales, siguieron con atención el evento realizado hacia fines de noviembre de 2016. La instalación de las placas cifró el “acto final” luego de cinco días de actividades conmemorativas, donde imágenes, objetos y discursos habilitaron formas de visibilidad pública, actualización de memorias y narrativas históricas y legitimaciones recíprocas entre dirigentes religiosos y seculares. Los festejos del Centenario se inscribieron, asimismo, en un proceso social de dos décadas, orientado a la reorganización del liderazgo interno, al fortalecimiento de su identidad como misión evangélica indígena y a la participación en el escenario religioso y social de la localidad.

Esta política visual ejecutada por los líderes y miembros de la misión evangélica conforma el núcleo problemático del presente artículo. De manera particular, focalizamos en las actividades y exhibiciones desplegadas durante la Celebración del Centenario, inquiriendo en sus fases de desarrollo, en los agentes y grupos sociales involucrados y en los modos en que materialidades y visualidades se envolvieron significativamente en dicha performance pública. A partir de una indagación etnográfica, socio-históricamente situada, indagamos los modos en que cuerpos, espacios, imágenes y discursos buscaron (re)legitimar la presencia pública de la institución y consolidarla como una minoría religiosa activa, en el municipio local y en el espacio regional provincial.

En la discusión teórica que enmarca el trabajo, articulamos una doble bisagra conceptual: la minoritización, el pluralismo y la configuración pública de lo religioso, por un lado, y las implicancias activas de las materialidades y visualidades en las construcciones de pertenencia religiosa, por el otro. En base a los análisis de Burity (2018______. (2018), “Glocalização e mudança de identidade: missionários brasileiros pentecostais e carismáticos no Reino Unido”. Religião & Sociedade, v. 38, n. 1: 14-35.) sobre minoritización y glocalización religiosa, en (y desde) América Latina, tenemos interés en retomar dos conceptos centrales: el carácter político de las performances públicas de las minorías religiosas y el énfasis centrípedo, “re-territorializante y articulador” de los procesos glocalizantes (Burity 2018:18, énfasis agregado). Siguiendo la propuesta de Giumbelli (2014GIUMBELLI, Emerson. (2014), Símbolos religiosos em controvérsias. São Paulo: Editora Terceiro Nome.) sobre la “regulación de lo religioso” en la arena pública contemporánea, la exploración que propongo sobre la construcción pública de la Misión Evangélica Asamblea de Dios (en adelante MEAD) privilegia la idea de una relación de composición, y no de oposición, entre público y privado, donde “la definición de una cosa depende de otra, sea porque lo privado puede ser public(itad)o y lo público puede ser priva(tiza)do” (Giumbelli 2014:13, énfasis agregado)2 2 Todas las traducciones del portugués y del inglés son personales. .

El propósito de comprender las formas materiales, performáticas y discursivas en que dicha misión pentecostal se exhibe como una minoría religiosa nos lleva a tomar en consideración, siguiendo a Montero (2012MONTERO, Paula. (2012), “Controvérsias religiosas e espaço público: repensando as religiões como discurso”. Religião & Sociedade , v. 32, n. 1: 167-183.:176), las “estrategias de producción de visibilidad” de los agentes religiosos en el marco de relaciones concretas y situadas en un nivel local. Interrogamos la segunda vertiente conceptual por las configuraciones materiales, buscando comprender la sociabilidad política de imágenes, objetos y espacialidades de esta corriente misionera en el contexto de un proceso de reconstrucción del liderazgo y patrimonialización de la institución. El enfoque nos impulsa a examinar las materialidades y visualidades de las prácticas religiosas en tanto evidencias constructivas de experiencias sociales, espirituales, estéticas y políticas, y no substitutos materiales que “re-presentan” o “expresan” creencias/doctrinas sostenedoras (Morgan 2005MORGAN, David. (2005), The Sacred Gaze. Religious Visual Culture in Theory and practice. Berkeley: University of California Press.).

Organizamos el artículo en tres partes. La primera dispone una síntesis histórico-sociológica de Embarcación, destacando la dinámica de conformación del “catolicismo cívico” característico de la provincia de Salta y la presencia evangélica en la localidad. La segunda se detiene en la inserción pública de la MEAD y su política visual emprendida desde mediados de la década del 2000 con el objeto de acreditar prestigio histórico y encaminar una patrimonialización de la misión. Esto último no fue producto de una acción política coordinada por, o en conjunto con, agencias estatales (municipales, provinciales y/o nacionales), fundaciones u organismos internacionales, sino de estrategias pragmáticas encaminadas por los líderes de esta iglesia evangélica para reafirmar sus posiciones en el campo evangélico y en el municipio local. La parte final presenta una indagación etnográfica sobre las performances vinculadas a la Celebración del Centenario, en que analizamos las maneras en que estas prácticas dislocaron fronteras entre lo religioso y lo cívico, lo privado y lo público, lo espiritual y lo político.

Progreso y religión en la frontera norte

Nos encontramos en el extremo norte de Argentina, en las cercanías del río Bermejo y del Trópico de Capricornio, que descienden desde la colonial ciudad de Orán (fundada en 1797) e inauguran en Embarcación las tierras bajas de territorio occidental del Gran Chaco argentino3 3 El territorio del Gran Chaco argentino implica un área fitogeográfica, histórica y cultural comprendida por las provincias de Formosa y Chaco, la zona noreste de Salta y norte de Santiago del Estero y Santa Fe. La misma es parte, con paralelismos y divergencias, del escenario mayor del Gran Chaco Sudamericano, que abarca la actual región suroriental de Bolivia y norte de Paraguay. . Fue este el escenario histórico de lucha con las poblaciones aborígenes y de la creación de seis misiones franciscanas, dependientes del Colegio San Diego de Salta, que dieron forma a una red extensa de relaciones sociales, económicas y políticas entre fines del XVIII y durante todo el siglo XIX (Teruel 2005TERUEL, Ana. (2005), Misiones, economía y sociedad. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes.). La conquista militar del territorio indígena chaqueño, ejecutada entre 1889 y 1911, fue paralela al proceso de expansión y modernización de las industrias azucareras y la utilización mayoritaria de mano de obra indígena para la cosecha (Lagos 1992LAGOS, Marcelo. (1992), “Conformación del mercado laboral en la etapa de despegue de los ingenios azucareros jujeños (1880-1920)”. In: Daniel Campi (ed.). Estudios sobre la historia de la industria azucarera argentina. San Salvador de Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy; Universidad Nacional de Tucumán, v. 2.; Bossert, Córdoba, Richard 2015BOSSERT, Federico; CÓRDOBA, Lorena; RICHARD, Nicolás (eds). (2015), Capitalismo en las Selvas: enclaves industriales en el Chaco y Amazonía indígenas (1850-1950). San Pedro de Atacama: Ediciones del Desierto.). En dicho escenario se dio forma a un catolicismo vinculado al culto a los santos, la mariolatría y el sacramentalismo, que surgió “como referente de la población blanca española y sostenido por sectores de la elite” (Chaile 2012CHAILE, Telma. (2012), Devociones religiosas, procesos de identidad y relaciones de poder en Salta. Salta: Fundación CAPACIT-AR del NOA.:45).

La llegada del ferrocarril a la capital provincial en 1889 y su progresiva extensión hacia el norte impulsó la producción de los enclaves azucareros, agropecuarios y de hidrocarburos, acelerando la instalación de poblaciones criollas, europeas (italianos, españoles, griegos) y de oriente medio (sirios libaneses). Embarcación nació, así como una localidad progresista, de acuerdo al sentido que el término tenía en la época. Este se vinculaba al imaginario fronterizo de la modernidad, donde el ferrocarril, la industria, el comercio y la colonización del territorio por camadas de migrantes extranjeros conducirían el progreso civilizatorio y moral de la región y por ende de las primitivas poblaciones indígenas que la habitaban. La instalación de la “Estación Embarcación” del Ferrocarril Central Norte en 1911, y dos décadas después de un depósito y taller de reparación, hicieron de la actividad ferroviaria el símbolo distintivo de la localidad. En la actualidad, sus principales actividades económicas se vinculan al negocio agropecuario y a la población del municipio asciende a 43.000 habitantes.

Un recorrido por las calles de la ciudad torna evidente la auto-representación de la misma como perteneciente a la “cultura católica” salteña. En esta provincia, la presencia del catolicismo es significativa en el espacio urbano, la vida pública, institucional y educativa, haciendo de la misma un valor patrimonial visible en sus innumerables iglesias, escuelas confesionales y su orquestado estilo colonial. Así, Embarcación tiene a San Roque como su Santo Patrono, a cuya fiesta acuden numerosas personas de la zona y la provincia los 16 de agosto de cada año. La procesión de su efigie por las calles a manos de los fieles y promesantes, donde la salida y reingreso de la estatua al templo son los momentos más efusivos, renueva para los creyentes la santificación de la ciudad. La localidad cuenta también con el monumento de un Cristo de aproximadamente 15 metros de altura, conocido como Cristo Arriba, que la observa desde la lomada que bordea la ruta nacional 34.

La Iglesia de San Roque, finalizada en 1940, a partir del trabajo de las mujeres agrupadas en la Comisión Pro-templo, está desde sus orígenes a cargo de la orden franciscana y se ubica enfrente a la plaza central de la ciudad y al lado de las oficinas municipales. Los frailes y sacerdotes participan activamente y ofrecen discursos inaugurales en cada fiesta patria y religiosa, constituyendo actores públicos relevantes de permanente presencia. La imbricación entre catolicismo, municipio y espacio público se revela evidente en Embarcación. Esta presencia no fue, sin embargo, consustancial a la localidad, como podría imaginarse desde un sentido común ahistórico y católico centrado (Frigerio 2018FRIGERIO, Alejandro. (2018), “¿Por qué no podemos ver la diversidad religiosa?: Cuestionando el paradigma católico-céntrico en el estudio de la religión en Latinoamérica”. Cultura y Representaciones Sociales, n. 24: 51-95.) o bien desde un naturalizado historicismo. Por el contrario, el catolicismo se fue haciendo público a medida que las encargadas de la Comisión, poseedoras de la imagen de San Roque, representantes de la elite local y activas militantes católicas, fueron logrando efectivizar sus demandas hacia fines de los años 1930 e inicios de los 1940 (Gómez 1999GÓMEZ, José. (1999), Historia de Embarcación. Salta: Víctor Manuel Hanne Editor. ). La legitimidad social del catolicismo en Salta, su marcada presencia territorial y la coyuntura nacional vinculada a una progresiva estrategia de inserción pública y política de la Iglesia Católica facilitaron las acciones para lograr la construcción del templo y la radicación de un sacerdote y una misión franciscana en el pueblo.

Así las cosas, desde fines de los años 1940, la conmemoración del Santo Patrono se agrega al calendario cívico y, junto al aniversario de la localidad (signado por la fecha de inauguración de la estación ferroviaria), conforma las festividades públicas más importantes. En ambas celebraciones, los principales dirigentes de cada institución intercambian posiciones de invitados honoríficos y despliegan recíprocos discursos de agradecimiento. La celebración del centenario de Embarcación en el 2011 coronó esta dimensión de religión cívica (en el sentido de Montero 2018______. (2018), “Religião cívica, religião civil, religião pública: continuidades e descontinuidades”. Debates do NER, n. 33: 15-39.) que el catolicismo adquirió desde la década de 1940. El nuevo logo de la ciudad, anunciado en estos festejos, buscó compensar esta alianza enhebrando sus símbolos maestros: el tren cruzando el puente del río Bermejo, el monumento del Cristo Arriba con sus brazos bajos y manos abiertas por encima del tren, atrás el sol saliendo sobre las lomadas del piedemonte y unos cañaverales.

Esta dimensión cívica del catolicismo en la localidad no opaca la pausada visibilidad pública de instituciones y dirigentes evangélicos durante la última década. En términos históricos, alguna de estas denominaciones antecede la presencia del catolicismo en la zona, como la misión noruega y la iglesia anglicana, pero, desde los años 1980, el crecimiento de iglesias evangélicas y pentecostales siguió el ritmo de lo acontecido en muchas ciudades y parajes del norte argentino y el país. En la actualidad, la Iglesia Presbiteriana Coreana, la Asamblea de Dios en Misiones y la Iglesia Cristiana Misionera constituyen, junto a la MEAD, las principales iglesias evangélicas de la ciudad.

El crecimiento de las congregaciones evangélicas fue dando paso a una lenta, pero progresiva, inserción de sus referentes en los asuntos públicos de la comunidad, como el problema de las adicciones y la ayuda social en los barrios populares e indígenas y, en los últimos siete años, los debates sobre la educación religiosa pública, el matrimonio igualitario y el aborto. En todos estos aspectos, católicos y evangélicos de la ciudad han consensuado puntos de vista que consideran “esenciales” sobre la familia, la juventud, Dios, la educación cristiana y la militancia por “las dos vidas”, como fue llamado el movimiento nacional que aglutinó a los opositores de la propuesta de ley de interrupción voluntaria del embarazo durante el 2018. En el marco de este escenario histórico y contemporáneo, los dirigentes religiosos de la antigua misión evangélica noruega, ahora nacionalizada, buscaran relegitimar y empoderar su presencia en el municipio y la región.

Nacionalización, visibilidad pública y materialidades

En el espacio chaqueño lindante a la ciudad de Embarcación, se desenvolvieron, durante el siglo XX, variados procesos de misionalización cristiana entre las poblaciones indígenas, mayoritariamente ejercidos por vertientes protestantes (anglicanos, menonitas, hermanos libres, bautistas y pentecostales) y por la orden católica franciscana. Entre 1914 y 1960 - especialmente - las misionalizaciones protestantes dieron forma a nuevas configuraciones culturales y mediaciones sociales entre los pueblos wichí, toba/qom, pilagá, guaraní y mocoví (Altman 2011ALTMAN, Agustina. (2011), “Historia y conversión: el evangelio entre los mocoví del Chaco Austral”. RUNA. Archivo para las Ciencias del Hombre, v. XXXII, n. 2: 127-143.; Ceriani Cernadas, López 2017CERIANI CERNADAS, César; LÓPEZ, Alejandro. (2017), “Introducción. Una antropología comparativa sobre las misionalizaciones chaqueñas”. In: César Ceriani Cernadas (ed.). Los evangelios chaqueños. Misiones y estrategias indígenas en el siglo XX. Buenos Aires: Rumbo Sur/Ethnographica.).

Originada en 1916 por el noruego Bergen Johnsen (1888-1945) y su misión pentecostal independiente entre poblaciones wichí y toba/qom, en 1947 se organizó institucionalmente como Misión Evangélica Asamblea de Dios (MEAD) a expensas de los requisitos del Registro Nacional de Cultos. En 1950, se conformó como Asociación Civil sin Fines de Lucro y, en 1968, obtuvo su Personería Jurídica por parte del gobierno provincial, bajo el objetivo de “proteger los terrenos de la misión adquiridos por iglesias y donantes de Noruega”, según nos señaló el dirigente religioso actual (Ceriani Cernadas 2011CERIANI CERNADAS, César. (2011), “La Misión Pentecostal Escandinava en el Chaco Argentino. Etapa formativa, 1914-1945”. Memoria Americana, v. 19, n. 1: 121-145.; Ceriani Cernadas, Lavazza 2013CERIANI CERNADAS, César; LAVAZZA, Hugo. (2013), “Fronteras, espacios y peligros en una misión evangélica indígena en el Chaco Argentino (1935-1962)”. Boletín Americanista, n. 67: 143-162.).

La independencia institucional de la misión se replicó en la conformación del liderazgo religioso, siendo su núcleo de legitimidad el accionar carismático de los misioneros noruegos (y luego argentinos), y no el capital simbólico-político de una específica tradición religiosa. Este hecho incidió en que tanto la producción visual como escrita de la misión estuvieran vinculadas a un escenario más privado que público, con una circulación de fotografías, textos, imágenes y objetos supeditada a los avatares de estos liderazgos, a sus redes interpersonales (nacionales y transnacionales) y a los viajes entre Argentina y Noruega. Además de eso, el crecimiento de la misión en Embarcación, a partir de 1952, implicó que las familias noruegas fueran personalidades respetadas del pueblo, identificados positivamente con su nación de origen y con el progreso local a partir de la ayuda social que brindaban a los indígenas.

Hasta 1995, la obra religiosa estuvo bajo dirección y tutelaje noruego, situación que mutó cuando se inició un proceso de nacionalización en toda su estructura de autoridad y bienes materiales concretado hacia fines de dicha década. Desde el año 2000, un líder criollo de ascendencia indígena será el encargado de conducir la MEAD, siendo una figura clave, al igual que sus parientes, afines y aliados, en la dinámica social sobre la cual centro esta indagación. De esta manera, el archivo visual y acervo patrimonial de la misión se gestó, de modo informal y discontinuo, durante los primeros años de la década del 2000 bajo el afán del pastor Marcio4 4 Opto, en este artículo, por utilizar seudónimos para las personas vivas (en aras de preservar su identidad) y mantener los nombres reales de las personas fallecidas, las instituciones religiosas y las localidades mencionadas. en ordenar, clasificar y digitalizar fotografías. Con el correr de la segunda década, se sumó un trabajo de restauración de objetos históricos de la misión, desde numerosas artesanías indígenas hasta los muebles utilizados por las familias misioneras nórdicas en las reuniones religiosas o sociales. El contexto de producción de este reservorio lo sitúo así en el proceso de transformación de la estructura del liderazgo, durante fines de la década de 1990, bajo disputas entre dirigentes religiosos noruegos y argentinos.

A nuestros fines, lo importante a destacar es que desde el nuevo milenio el uso de fotografías y objetos históricos de la misión por parte de los dirigentes nacionales se orientó a una patrimonialización local bajo nuevas estrategias de mediatización. Destacamos aquí el uso progresivo de medios de comunicación, como el sitio web, la Radio FM Misión y Facebook, y la publicación de documentos informativos, con reseñas históricas, fotografías antiguas y datos institucionales. Estos documentos circularon como cartas de presentación de la MEAD en encuentros evangélicos inter-denominacionales y ante autoridades municipales o provinciales. Será aquí el pastor Marcio el actor clave en el proceso de publicitación de la institución bajo el objeto de afirmar su liderazgo desde 1999 y recualificar el estatus público de la institución visibilizando su historia y remarcando la acción social y sanitaria entre los grupos indígenas del norte de Salta.

Esta política visual desplegada progresivamente en los últimos quince años se orientó, así, a reforzar la identidad institucional y tuvo como principales destinatarios a otras iglesias del campo evangélico local y - de manera fundamental - al municipio de Embarcación. La expectativa en este accionar fue ampliar el reconocimiento de la MEAD remarcando su continuidad histórica y su territorialidad fundante en el “Norte de Salta” y el “Chaco Salteño”. Dichas exhibiciones devinieron al mismo tiempo en performances de legitimación del nuevo pastor principal buscando signar, a modo de sinécdoque, una nueva etapa histórica de la institución.

A partir de una descripción etnográfica sobre el conjunto de performances religiosas y cívicas que conformaron la Celebración del Centenario, en el próximo apartado analizaremos las principales dimensiones entre-medio que expuso la política visual de la misión.

La Celebración del Centenario como rito de institucionalidad pública

Aquí nos interesa tomar en consideración los modos en que los actos simbólicos del centenario de la misión se articularon con/en el mundo material, siendo conscientes “que los objetos son usados no solo para representar experiencias sino también para aprehenderlas e interpretarlas, para darles una forma significativa” (Babcock 1986BABCOCK, Barbara. (1986), “Modeled Selves: Helen Cordero’s “Little People””. In: Victor Turner; Edward Bruner (eds.). The anthropology of experience. Ubana; Chicago: University of Illinois press. :319). Junto a esto, nos interesa observar en concreto, a partir de las propias prácticas ejecutadas, aspectos que iluminan la exhibición contemporánea de la misión como minoría religiosa, que aspira simultáneamente a un reconocimiento sociopolítico en el municipio y a una identidad espiritual alternativa a la católica predominante.

Del miércoles 16 al domingo 20, un calendario de actividades extraordinarias fue dispuesto, en donde el templo de la MEAD y el centro de la ciudad de Embarcación revelaron sus espacios carismáticos. Estas festividades, según profundizaremos, se ubicaron entre-medio lo religioso y lo cívico, lo privado y lo público, lo espiritual y lo político. Las celebraciones activaron así un “tiempo fuerte” donde cuerpos (incluyendo el del antropólogo), visualidades y materialidades implicaron experiencias diferencialmente significativas.

El evento que inauguró el ciclo de actividades dislocó fronteras simbólicas entre lo espiritual y lo político, pues implicó, simultáneamente, una reunión con referentes indígenas y gubernamentales por el traspaso y titulación de las tierras de la misión a las comunidades indígenas y una declaración formal del inicio del “Jubileo de la Misión”. La reunión se vincula a una demanda de más de 15 años de las Comisiones indígenas representantes de los barrios Misión La Loma, El Tanque y Cristo Abajo de Embarcación y la comunidad periurbana Misión El Cruce, en Tartagal, por la entrega de los títulos de propiedad territorial en posesión de la Asociación MEAD.

De esta manera, en el denominado “Acto de compromiso de entrega de tierras a las comunidades”, se presentaron las señaladas Comisiones, agrupadas bajo identificaciones étnicas, como toba y wichí de La Loma y El Tanque, nivaclé de El Cruce y guaraní de Cristo Abajo. Asimismo, arribaron desde la capital provincial el Ministro y el Secretario de Asuntos Indígenas, también lo hicieron el Intendente municipal, los principales dirigentes de la Comisión Directiva de la Asociación MEAD y dos periodistas del canal de televisión local. La reunión mantuvo una tensa calma entre las partes, que involucra juicios en proceso, y se establecieron posiciones claras desde la dirección de la MEAD y los referentes indígenas. El presidente de la Asociación, don Eusebio (criollo en sus 60 años, pastor de una iglesia en un pueblo cercano) inició el acto con una oración afirmando que “este es un nuevo tiempo y todos queremos lo mismo”. Marcio, por su parte, enfatizó la necesidad de “terminar con los problemas de los terrenos que compraron los misioneros noruegos” y “donarlos a las comunidades”, pero sin resignar los templos que la iglesia tiene allí. Este punto fue central en la exposición del dirigente: “somos parte de la misma familia espiritual… no queremos que se pierda nuestro origen como paisanos [indígenas] y como cristianos evangélicos”.

El acto concluyó con la firma de un “acta de inscripción” por parte de los representantes de las comisiones indígenas y de un “acta de compromiso” de efectivizar los traspasos por parte de la MEAD hacia las mismas. Unido a esto, los líderes religiosos anunciaron que se iniciaba el “Jubileo de la Misión”, entendido como un período de fraternidad, perdón de mutuas faltas y, en palabras de Marcio, de “querer cumplir con todas estas demandas”. Es factible observar el evento como un rito de reparación, que, bajo el dosel sacralizante de la conmemoración y el anuncio del “Jubileo”, buscó avanzar en la gestión y resolución de un complejo conflicto político y económico por la posesión de las tierras donde habitan las comunidades indígenas.

El cronograma de actividades continuó con dos eventos correlacionados, en donde lo público (habitantes y referentes de la ciudad, la fachada de la iglesia, un antropólogo invitado) y lo privado (el espacio interior del templo, los cultos religiosos, los miembros presentes) buscaron redefinirse en la acción social. En efecto, esto aconteció a partir de dos eventos correlativos: la organización en el templo central de una jornada “abierta a la comunidad”, abocada a la divulgación de conocimientos sobre la historia y formación de la MEAD y a la exhibición de objetos y fotografías históricas.

Siguiendo las pautas habituales de mis estadías de investigación etnográfica en Embarcación, escribí un mail al pastor Marcio, a inicios de noviembre, comentándole que iría a participar de la conmemoración. Rápidamente me contestó que sería un gusto recibirme nuevamente y que ya había organizado algo para mí: una charla pública en el marco de la actividad “Presentación de trabajos colaborativos de investigación científica sobre la influencia del Pentecostalismo en el norte de Argentina”. Los títulos seleccionados por el dirigente religioso fueron: “La historia de la conformación de la Misión Evangélica Asamblea de Dios” y “La influencia del Pentecostalismo en los pueblos originarios”. La actividad se concretó el miércoles por la tarde e implicó un panel con dos charlas consecutivas sobre tales tópicos. Una fue vertida, según explicó el dirigente religioso, por un “científico y profesional en el campo de la antropología”, que comentaría desde una “mirada objetiva” sus investigaciones sobre el cambio religioso entre los pueblos indígenas chaqueños. La otra exposición estuvo a cargo del misionero Hans, el último pastor noruego de la MEAD, primogénito del linaje familiar misionero que se estableció desde Embarcación hacia Tartagal y Salvador Mazza (localidad limítrofe con Bolivia) entre 1952 y 1995. Las charlas fueron cordiales y mutuamente respetuosas, donde un auditorio de 20 personas escuchó las respectivas disertaciones, ambas de 20 a 30 minutos de duración. Como las otras “fases rituales” que estamos repasando una cantera de significados fueron dispuestos. Ciñéndonos a nuestros intereses en este artículo, remarco el modo en que la presencia-cuerpo del antropólogo fue socialmente validada bajo la inscripción de legitimidad buscada por el pastor y validada por la audiencia.

Bajo el nombre “Exposición del Salón histórico: Cien años de Historia de la Misión Evangélica Asamblea de Dios, foto galería y objetos del museo de la iglesia”, una selección del archivo visual de la MEAD tuvo su primera presentación pública luego de las conferencias. Aquí fueron expuestas numerosas fotografías con textos que daban cuenta de una breve historia visual de la misión, sumando varias artesanías y objetos indígenas “típicos” junto a sobrantes del mobiliario y la vajilla de los misioneros noruegos. La puesta en escena de varias fotografías de la misión en distintos lugares del Chaco, algunas de ellas devenidas en postales que circularon entre las iglesias amigas de Noruega que colaboraban en el financiamiento de la obra, adquirieron una importante relevancia en el marco de las celebraciones. Ellas se inscribieron como pruebas materiales que atestiguaron la presencia centenaria de esta corriente misionera, su raíz nórdica y sus estrechos vínculos con los pueblos indígenas de la región. Las imágenes fueron recorridas por los participantes, reconociendo muchos de ellos a familiares, amigos o afines. Varios de estos objetos pasaron a incorporarse, junto a las fotos enmarcadas de los pastores líderes de la misión (desde su origen hasta la actualidad) y las placas conmemorativas, al renovado espacio de culto del templo central.

Esto último nos conecta con otro punto capital en esta política visual emprendida por la MEAD: las nuevas reformas del templo central, donde la fachada, las paredes internas, los muebles antiguos restaurados (como el púlpito original donde predicaba Berger Johnsen) y los arreglos de luces, junto a las molduras especiales para disponer objetos e imágenes, reinstalaron al templo como un museo minimalista de la misión. Lejos de ser un hecho material más, el mismo fue significado por numerosos miembros como símbolo condensador de la historia y, al mismo tiempo, mojón de una nueva etapa. En términos de Marcio los arreglos del templo dieron cuenta de la necesidad de “modernizarse”, pues la nueva presencia y cuidado del mismo se valoran como expresión visual de un cambio social. “A la gente criolla le gusta, espera esta renovación, ellos quieren una iglesia así, actual, mejor” - me comentaba Marcio mientras conversábamos sobre el tema. “¿Y los paisanos como la ven?” - le pregunté. “A los paisanos un poco sí y otro no, por un lado, critican que es una iglesia hecha para los criollos, pero, por otro, ellos quieren copiar algo, por ejemplo, ahora quieren renovar la iglesia de Misión La Loma”.

No es posible aquí detenernos en las percepciones y valoraciones indígenas sobre estos cambios edilicios, las cuales son variadas y situadas de acuerdo a las cambiantes relaciones entre el líder religioso y diversas familias toba y wichí. Sí aseguramos que las obras realizadas se integran al proceso de construcción de prestigio público de la MEAD, renovando, visibilizando y, al mismo tiempo, patrimonializando su templo religioso, construido entre 1916 y 1920. Las reformas fueron publicitadas en las diversas prédicas de dirigentes locales e invitados, donde nadie dejó de mencionar la belleza del nuevo templo y felicitar a los miembros y su pastor. El hecho llegó a su apoteosis sacralizante en el culto final del Domingo, donde dos micro-rituales fueron incluidos en la agenda oficial y en las placas conmemorativas: la “Re dedicación Templo y Dependencias de la Iglesia” y la “Consagración de Obras de Remodelación desde Año 2006 a la actualidad”.

Los últimos actos que revisaremos desarticulan los límites entre lo religioso y lo cívico. En efecto, observaremos cómo las performances de la “Marcha de Bendición de la ciudad” y del “Culto Dominical” atravesaron los dominios que conectan a los miembros de la MEAD con su tradición, estética y corporalidad religiosa, por un lado, y con la ciudad donde habitan y se ubica el templo y casa misionera central, por el otro.

La primera de estas actividades escenificó cabalmente el ideal de la misión en exhibirse públicamente como una minoría religiosa legítima en el espacio cívico de la ciudad. Es preciso que tengamos presente la conformación histórica y religiosa de la localidad, teniendo en cuenta el lugar que el catolicismo fue adquiriendo en el poblado al punto de hacer dominante su presencia al modo de una religión cívica, particularmente visibilizada en los actos, fiestas y celebraciones comunitarias (como la mencionada fiesta del patrono San Roque, los actos patrios y las conmemoraciones de la ciudad). Como observó Taussig (1993TAUSSIG, Michael. (1993), Mimesis and Alterity: A Particular History of the Senses. New York: Routdledge.:129) con sagacidad “la mimesis juega este truco de baile entre lo mismo y lo muy diferente… registra tanto la similitud como la diferencia, de ser como y de ser Otro”. En este juego de mímesis y alteridad con el catolicismo cívico de la ciudad ubicamos la “Marcha de Bendición”, cuyo objetivo fue recorrer en caravana los lugares considerados emblemáticos de Embarcación. En palabras del pastor: “vamos entonces a salir desde la iglesia central todos juntos y hacer una parada para orar en los cinco lugares representativos de la ciudad: la Municipalidad, donde pediremos por nuestras autoridades, el Banco, donde lo haremos por el trabajo, la Policía, para pedir seguridad, la Escuela Técnica, para orar por la educación y el Hospital, para agradecer y pedir por la salud de todos”.

La marcha implicó así un derrotero guiado por Marcio, que, con micrófono en mano, fue narrando el peregrinaje y nombrando a los pastores que darían las respectivas oraciones en cada una de las cinco estaciones. El pastor caminante fue seguido por una camioneta con potentes parlantes de audio y un conjunto de 80 fieles, aproximadamente, incluyendo grupos de danzas de distintas congregaciones de la MEAD. Fue un momento de communitas entre los peregrinos, orgullosos de santificar ellos mismos los poderosos espacios carismáticos de una ciudad auto-representada como católica. Este hacerse ver como un colectivo unificado incluyó respetuosas chanzas mientras pasábamos por la Iglesia de San Roque, bromeando sobre si convenía orar allí también o saludar al sacerdote a viva voz. La actuación cívica de la misión pentecostal recorriendo la ciudad y bendiciéndola a su paso - en ese juego de contraste mimético con las peregrinaciones de la imagen de San Roque durante su fiesta - expuso en acto, palabra y cuerpo los deseos de visibilizar/visualizar su presencia en el municipio y afirmar así su interés en ser actores legítimos de esa trama social.

Alrededor de 300 miembros de iglesias cercanas y lejanas llegaron para el “Culto Dominical”, rito que dio fin al ciclo celebratorio. En colectivos y camiones provenientes del Chaco salteño y el oeste de Formosa, los invitados fueron alojados en distintos anexos de la iglesia y casas de miembros. Junto a ellos, tres pastores de iglesias importantes del Gran Buenos Aires, que mantienen desde hace varios años vínculos de cooperación con la MEAD de Embarcación, el Intendente municipal, los dos principales funcionarios provinciales de Asuntos Indígenas, la Directora General de Cultos de la provincia y los tres hijos varones del pastor noruego Per Pedersen (1918 - 2012) y su esposa Palma (1924 - 2012), junto a las esposas de los dos mayores, también vinculadas a la obra evangelizadora, fueron los invitados especiales del culto.

El día se inició con un “Memorial” en el cementerio municipal, donde yacen los misioneros fundadores, para luego hacer la apertura del denominado “Acto Protocolar Conmemoración Cien Años”. Allí fueron recibidas las nombradas autoridades gubernamentales y religiosas, que dispusieron unas breves palabras de congratulación para los miembros y líderes de la MEAD. Luego llegó el “Descubrimiento de Placas Conmemorativas y de Homenaje”, momento capital donde se re-conocieron los personajes y linajes indígenas y noruegos. En este sentido, las placas alusivas a los pioneros indígenas y sus esposas fueron validadas en el discurso del pastor principal, que se autoadscribió al linaje aborigen de la MEAD recordando la labor de su abuelo Santos Aparicio y de los primeros evangelistas wichí y toba: “a nosotros quiso llegar Berger, a mi raza, a mi gente”, enfatizo Marcio desde el púlpito.

Unido a esto, numerosas imágenes, fotografías y objetos, tanto indígenas como noruegos, poblaron el templo. Esta selección del acervo material adquirió relevancia en tanto registro vivo que testimonia los tres tópicos centrales de la política visual desplegada por la MEAD, durante los últimos 15 años, y condensada en esta celebración. El primero reivindica su vinculación estrecha con los pueblos indígenas de la zona, el segundo la impronta de la tradición misionera noruega y el tercero la filiación histórico-identitaria con la localidad de Embarcación y la provincia de Salta.

En relación al segundo tópico, remarcamos que más allá del señalado proceso de nacionalización y autarquía de la MEAD, los servicios religiosos del Centenario explicitaron visualmente marcas noruegas distintivas, como platos, cuadros, banderines y en las largas banderas binacionales de 10 metros que colgaron sobre la fachada del templo, donde - no obstante - el 70% de sus superficies correspondían al emblema argentino y el 30% restante al noruego. La presencia del linaje Pedersen, a cargo de la organización y expansión de la misión entre 1952 y 1995, y la lectura de mensajes alusivos de ex misioneros y misioneras nórdicas, el servicio religioso ofrecido por el menor de ellos y las palabras proféticas dadas por el mayor en el clímax extático del culto final se instauraron asimismo como presencias significativas de esta conmemoración.

Tomando en consideración la amplitud de sentidos y prácticas de esta conmemoración, cerramos este análisis subrayando que las acciones simbólicas descriptas se orientaron, bajo diversas mediaciones materiales, a dar cuenta públicamente del progreso y de la unidad de la MEAD desde sus años fundacionales hasta el presente. Ethos progresista y efecto de unidad condensaron, de esta manera, las claves de una performance cultural donde fotografías, escenografías, placas, objetos históricos, actas, movilización pública y cuerpos legitimantes coprodujeron experiencias sociales. En este proceso, fueron decisivas las presencias de los invitados, de los referentes indígenas de las comunidades en litigio territorial, de los funcionarios municipales y provinciales, de los pastores noruegos y argentinos actuales y del antropólogo de Buenos Aires que suscribe este artículo. Bajo estas consideraciones, podemos entender la performance social del Centenario como un conjunto de actos simbólicos y materiales instituyentes, es decir orientados a la (re)consagración social de agentes, linajes, imágenes, objetos, memorias y posiciones de estatus en la trama social, religiosa y política local.

Conclusiones

A partir del análisis contextualizado de la política visual exhibida en un conjunto de eventos performáticos, desplegados por una misión pentecostal contemporánea, propusimos, en este artículo, una contribución etnográfica a los estudios sobre procesos de minoritización y publicitación religiosa. El enfoque asume la necesidad de entender las formas públicas de las expresiones religiosas en sus tramas socio-históricas de regulación social y en los contextos situados de estrategias y acciones colectivas (Giumbelli 2014GIUMBELLI, Emerson. (2014), Símbolos religiosos em controvérsias. São Paulo: Editora Terceiro Nome., Montero 2018______. (2018), “Religião cívica, religião civil, religião pública: continuidades e descontinuidades”. Debates do NER, n. 33: 15-39.). Asimismo, focalizamos en las mediaciones materiales y visuales, como fotografías, objetos, muebles, tecnologías, edificios religiosos y cuerpos legitimantes, en tanto fenómenos co-actuantes en el proceso de exhibición de minoría que la MEAD de Embarcación viene construyendo en las últimas décadas.

En el caso indagado, no asistimos a la producción política de una minoría orientada por la demanda y la confrontación, pero sí por el reconocimiento de una identidad religiosa y étnica propia que asuma, al mismo tiempo, su diferencia con el catolicismo y su arraigo con la localidad (que se autodefine como católica). En este sentido, la puesta en escena de materialidades y visualidades en reuniones, cultos y marchas celebratorias en la vía pública se revelan como significativas al interior de un proceso articulado de publicitación y minoritización de dicha institución religiosa en la arena cívica local. Según advertimos, la búsqueda de inserción pública de la MEAD en el entramado del municipio se forjó a partir de la “puesta en valor y recuperación” de su herencia histórica y su identidad pentecostal noruega-indígena-salteña. Pero asimismo observamos, como fenómeno propio a las ambigüedades, pliegues y superposiciones que implican los procesos de construcción identitaria, que esta exhibición de minoría se expresó en sentidos miméticos con el rol público de la Iglesia Católica en la ciudad y provincia.

La política visual de la MEAD revela así una paralela producción de acomodación social y diferenciación étnico-religiosa en una localidad y región hegemonizada por un catolicismo popular y cívico. Aquí nos propusimos entender esta dinámica en su conjunto, situando el escenario histórico, geográfico y sociorreligioso donde acontece y poniendo el foco etnográfico en las estrategias de exhibición del rito conmemorativo del centenario que vinculó a la misión y al municipio en actuaciones religiosas y culturales específicas. En este sentido, el trabajo buscó problematizar los usos y efectos sociales de imágenes, objetos y espacios, en un proceso de (re)construcción identitaria institucional.

El último de estos asuntos abre el espacio de una reflexión sobre el lugar del investigador social en esta trama sociocultural, tomando en consideración el proceso paralelo de trabajo etnográfico y dinámica religiosa descripta. En efecto, esta última también se iluminó desde el interés académico de contribuir a la formación del archivo histórico de la misión, cuyas fotografías, documentos y objetos fueron adquiriendo una progresiva relevancia. Lejos de haber sido testigos neutrales fuimos, con el colega Hugo Lavazza, co-agentes en la vida social del archivo, donde la política visual encaminada por el pastor Marcio y sus colaboradores cercanos se desplegó a partir de mediaciones y materialidades concretas, incluyendo nuestros cuerpos presentes y - con la misma fuerza perlocucionaria - los trabajos publicados en revistas y libros académicos. La experiencia, en definitiva, abre también la posibilidad a la reflexión comparada sobre el rol que los “expertos sociales” asumen, con mayor o menor intencionalidad, en los procesos de minoritización y publicitación religiosa, legitimando narrativas históricas que validan - sin recurrir a posicionamientos apologéticos - la agencia de estos grupos y sus complejas experiencias culturales.

Como señaló con precisión Ludueña (2012LUDUEÑA, Gustavo. (2012), “Visibilidad pública, ‘nueva evangelización’ y multiculturalismo en el patrimonio religioso de la ciudad de Buenos Aires”. Ciências Sociais Unisinos, v. 48, n. 1: 19-28.:24-25): “el patrimonio para convertirse y existir como tal necesita de rituales que lo hagan visible”. Entendemos así que toda patrimonialización constituye una práctica de ritualización, una forma culturalmente estratégica de actuar en el mundo (Bell 1992BELL, Catherine. (1992), Ritual theory, ritual practice. Oxford: Oxford University Press.). Unido a esto, siguiendo a Rozental, Collins y Ramsey (2018ROZENTAL, Sandra; COLLINS, John; RAMSEY, Jason. (2018), “Matters of patrimony: anthropological theory and the materiality of replication in contemporary Latin America”. The Journal of Latin American and Caribbean Anthropology, v. 21, n. 1: 7-18. :7), la multiplicación actual de grupos de actores interesados (en nuestro caso una minoría religiosa) y sus reclamos de historias, tierras y políticas “dejan en claro que el valor del patrimonio no puede limitarse a la genealogía supuestamente objetiva de una reliquia o a la autoridad otorgada por las interpretaciones ‘expertas’”. Por el contrario, como asumimos en este trabajo, el “patrimonio” es comprendido como “una relación social continua que ayuda a generar ciudadanía, posiciones de sujeto y concepciones de comunidad y pertenencia” sobre producciones de pasados “que se codifican como “pertenecientes” a, o emanando de, actores y comunidades particulares” (Rozental, Collins, Ramsey 2018:7). Esta conjunción entre ritual y patrimonio en la experiencia histórica de la MEAD tuvo su cenit simbólico hacia noviembre del 2016, cuando se realizaron los múltiples eventos por la Celebración del Centenario. La conmemoración implicó una práctica sacralizadora de personalidades, narrativas del pasado, objetos y linajes de autoridad, que fueron inscriptos como parte de un patrimonio común.

La instalación de placas y fotografías en homenaje a los misioneros rectores y los pioneros evangelistas indígenas; la firma de un compromiso de entregas de títulos de tierra a las comunidades toba, wichí, nivaclé y guaraní de las misiones; la marcha de bendición de la ciudad, entendida como un espejo invertido del ritual de San Roque por las calles de Embarcación; y la presencia de autoridades políticas y expertos académicos conformaron sus hitos. En definitiva, las celebraciones expusieron una performance cultural donde se pusieron en escena símbolos históricos, narrativas del pasado y materialidades ejemplares (fotografías, placas, arquitecturas, cuerpos), en tanto objetos y presencias emblema consagrados en situaciones concretas dadas sus connotaciones históricas o idiosincráticas.

Los festejos conmemorativos de la MEAD actuaron en calidad de insumos semióticos y materiales en su proyecto de legitimarse como la minoría religiosa más antigua y respetada de la localidad. En esta dinámica social, la competencia política que define los procesos de minoritización (Burity 2015BURITY, Joanildo. (2015), “Minoritização, glocalização e política: para uma pequena teoria da translocalização religiosa”. Caderno de Estudos Sociales, v. 30, n. 2: 31-73.) se expresó de manera sutil hacia el interior del campo evangélico local, en donde la MEAD reclama su virtuosa herencia y su reconocimiento institucional por parte de las autoridades municipales a partir del contacto directo con sus principales representantes. Remarcando una identidad intercultural abonada en la experiencia de evangelización de los misioneros nórdicos entre los indígenas del Gran Chaco occidental, esta corriente pentecostal fue exhibiéndose localmente como una religión pública, para lo que movilizó imágenes, discursos y presencias en aras de obtener su espacio de afirmación en las estructuras de poder municipal y provincial.

Referencias bibliográficas

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    Desde el 2010, emprendo una investigación antropológica sobre esta corriente misionera y su experiencia entre los pueblos indígenas de la región. La indagación etnográfica se asentó, fundamentalmente, en la localidad de Embarcación, donde inquirí la conformación histórica y contemporánea de los barrios indígenas creados a partir de la misión escandinava (Misión La Loma, El Tanque, Cristo Arriba y Cristo Abajo). Unido a esto, realicé junto al colega Hugo Lavazza un trabajo de fuentes, clasificando y digitalizando un variado conjunto de documentos escritos y visuales que componen el Archivo Histórico de la Misión Evangélica Asamblea de Dios. La organización de 8 campañas etnográficas de 20 a 30 días de duración que involucraron la participación en la vida social y religiosa de los barrios indígenas y del templo central fue posible gracias a la generosidad de los líderes y miembros de esta misión, permitiendo que nos hospedemos en la antigua casa misionera (donde reside el archivo), en la anexa casa familiar del pastor principal (pegada al templo central) o en la casa de miembros amigos de la iglesia que viven en la ciudad. Expreso así un sincero agradecimiento a estos y todo/as los miembros de la misión y a las distintas personas de la localidad de Embarcación con las que he interactuado a lo largo de los últimos nueve años, recibiendo siempre excelente predisposición, respeto y hospitalidad. Todas las interpretaciones vertidas en el trabajo son de mi entera responsabilidad.

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    Todas las traducciones del portugués y del inglés son personales.

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    El territorio del Gran Chaco argentino implica un área fitogeográfica, histórica y cultural comprendida por las provincias de Formosa y Chaco, la zona noreste de Salta y norte de Santiago del Estero y Santa Fe. La misma es parte, con paralelismos y divergencias, del escenario mayor del Gran Chaco Sudamericano, que abarca la actual región suroriental de Bolivia y norte de Paraguay.

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    Opto, en este artículo, por utilizar seudónimos para las personas vivas (en aras de preservar su identidad) y mantener los nombres reales de las personas fallecidas, las instituciones religiosas y las localidades mencionadas.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    08 Jun 2020
  • Fecha del número
    Jan-Apr 2020

Histórico

  • Recibido
    01 Abr 2019
  • Acepto
    10 Mar 2020
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