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La fecundidad en Argentina a inicios del siglo XXI: ¿el fin de la meseta? El papel de la educación en los cambios

Fecundidade na Argentina no início do século 21: o fim do plateau? Efeitos da educação nas mudanças

Fertility in Argentina at the beginning of the 21st century: the end of the plateau? Effects of education on changes

Resumen

El presente trabajo ofrece un análisis del comportamiento de la fecundidad desagregado por nivel de instrucción de la madre en Argentina en el siglo XXI y presta especial atención a la evolución de la fecundidad adolescente en el mismo período. A diferencia de lo acontecido en otros países de la región en las últimas dos décadas, donde el descenso de la fecundidad fue casi ininterrumpida, en la Argentina la fecundidad tuvo un comportamiento estable, similar a una meseta, desde comienzos del siglo XXI hasta 2014, a partir de cuando comenzó un descenso sostenido análogo al de sus países vecinos. Para este análisis se usan datos de las estadísticas vitales y de las estimaciones y proyecciones de población del INDEC, y para el análisis por nivel de instrucción, datos de las encuestas permanentes de hogares del INDEC y del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010. En el análisis se puede observar una importante brecha en los niveles de fecundidad entre las mujeres más y menos instruidas, principalmente en la fecundidad adolescente. Esta brecha es un reflejo de inequidad, dado que la alta fecundidad afecta sobre todo a las mujeres de los estratos sociales más vulnerables.

Palabras clave:
Fecundidad; Fecundidad adolescente; Nivel educativo; Argentina

Resumo

Este documento faz uma análise do comportamento da fecundidade na Argentina no século 21, desagregado por nível de escolaridade da mãe, com especial atenção à evolução da fecundidade na adolescência nesse período. Ao contrário do que aconteceu em outros países da região nas últimas duas décadas, onde a fecundidade diminuiu quase continuamente, na Argentina a fecundidade teve um comportamento estável, semelhante a um plateau, desde o início do século 21 até 2014, quando começou um declínio sustentado semelhante ao observado nos países vizinhos. Utilizamos dados de estatísticas vitais, estimativas e projeções da população do INDEC e, para a análise por nível de educação, dados das Pesquisas Domésticas do INDEC e do Censo Nacional da População e Habitação 2010. A análise mostra uma lacuna significativa nos níveis de fecundidade entre as mulheres mais e menos instruídas, principalmente na fecundidade adolescente. Esta lacuna é reflexo da desigualdade, uma vez que a alta fecundidade afeta principalmente as mulheres dos estratos sociais mais vulneráveis.

Palavras-chave:
Fecundidade; Fecundidade adolescente; Educação; Argentina

Abstract

This paper presents an analysis of Argentina’s fertility behavior disaggregated by level of education of the mother in the 21st century, and focuses on the evolution of adolescent fertility during the same period. Unlike what other countries from the region have experienced in the last two decades, where fertility decline occurred almost uninterruptedly, Argentina’s fertility had a stable behavior, similar to a plateau, from the beginning of the 21st century until 2014. Since then, it began a sustained decline similar to that evidenced in neighboring countries. Data from vital statistics, INDEC population estimates and projections are used, and data from INDEC Household Surveys and the 2010 National Population and Housing Census are used for the analysis by education level. The analysis shows a significant gap in fertility levels between the most and least educated women, mainly in adolescent fertility. This gap is a reflection of inequity, given that high fertility rates mainly affect women from the most vulnerable social strata.

Keywords:
Fertility; Adolescent fertility; Education level; Argentina

Introducción

En el presente trabajo se ofrece un análisis del comportamiento de la fecundidad en Argentina desagregado por nivel de instrucción de la madre en el siglo XXI y se presta especial atención a la evolución de la fecundidad adolescente en el mismo período.

En los países de América Latina, y en Argentina en particular, la fecundidad presenta un comportamiento peculiar, ya que la tendencia descendente de la fecundidad general esconde la persistencia de una fecundidad adolescente elevada. En este sentido, mientras la región cuenta con una fecundidad general menor a la de los países del sur asiático y de África del norte, su fecundidad adolescente se ve superada únicamente por la de África subsahariana (CEPAL, 2018). A su vez, el comportamiento de la fecundidad en la Argentina presenta también algunas diferencias respecto a la evolución en otros países de la región como Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia. A diferencia de lo acontecido en estos países en las últimas dos décadas, donde el descenso de la fecundidad fue casi ininterrumpida, en la Argentina la fecundidad tuvo un comportamiento estable, similar a una meseta, desde comienzos del siglo XXI hasta 2014 (e incluso en algunos años se observó un aumento en la tasa de fecundidad adolescente), año a partir del cual comenzó un descenso sostenido similar al evidenciado en los países vecinos.

En este marco, el objetivo del presente trabajo es examinar el comportamiento de la fecundidad argentina en el siglo XXI, así como la trayectoria de la fecundidad adolescente. Para estudiar e identificar la tendencia particular de la fecundidad en Argentina, se comparan los niveles de fecundidad general y adolescente de Argentina con la de sus países limítrofes.

Los cambios en los comportamientos demográficos están vinculados en gran medida a desigualdades socioeconómicas (TORRADO, 1993TORRADO, S. Procreación en la Argentina. Hechos e ideas. Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1993.; CAVENAGHI, 2009CAVENAGHI, S. (ed.). Demographic transformations and inequalities in Latin America: historical trends and recent patterns. Rio de Janeiro: Alap, 2009.). Con el fin de incorporar la dimensión socioeconómica en la explicación de los cambios, se calcula también la tasa global de fecundidad (TGF) por nivel educativo de la madre, entendido como un indicador aproximado de las condiciones socioeconómicas de las personas (SCHKOLNIK; CHACKIEL, 2004SCHKOLNIK, S.; CHACKIEL, J. Los sectores rezagados en la transición de la fecundidad en América Latina. Revista de la CEPAL, v. 83, p. 13-31, 2004.).

Antecedentes

La fecundidad en América Latina ha descendido desde 1970 en adelante. Este descenso se caracterizó por un aumento en la edad media de la fecundidad, pero mantuvo, al mismo tiempo, altos niveles de fecundidad adolescente. Las mujeres de alto nivel educativo aplazaron considerablemente el comienzo de su etapa reproductiva, mientras que entre las de menor nivel educativo no se han observado cambios significativos al respecto. La polarización social sigue caracterizando el comportamiento reproductivo de la población latinoamericana y caribeña (CABELLA; PARDO, 2014CABELLA, W.; PARDO, I. Hacia un régimen de baja fecundidad en América Latina y el Caribe, 1990-2015. In: CAVENAGHI, S.; CABELLA, W. (ed.). Comportamiento reproductivo y fecundidad en América Latina: una agenda inconclusa. Rio de Janeiro: Alap, 2014.). El punto de partida de Argentina (y también de Uruguay) fue, sin embargo, algo diferente al contexto latinoamericano, al contar con un modelo de transición temprana de la fecundidad en el siglo XX (CHACKIEL, 2004CHACKIEL, J. La transición de la fecundidad en América Latina 1950-2000. Papeles de Población, n. 10, p. 9-58, 2004.; PANTELIDES, 2006PANTELIDES, E. A. La transición de la fecundidad en la Argentina 1869-1947. Buenos Aires: CENEP, 2006.).

Siguiendo a Pantelides (1992PANTELIDES, E. A. Más de un siglo de fecundidad en la Argentina: su evolución desde 1869. Notas de Población, Año 20, n. 56, p. 87-106, 1992.), el comienzo del descenso de la fecundidad argentina se puede ubicar a finales del siglo XIX, en particular a partir de 1895, año a partir del cual la TGF comenzó a descender. Si bien algunos indicadores como la tasa bruta de natalidad (TBN) y la tasa de fecundidad general (TFG) venían mostrando una tendencia decreciente antes de 1895, este no era el caso de la TGF, y como este indicador es el único de los nombrados que no se ve afectado por la estructura por edad y sexo de la población, resulta más apropiado analizar su comportamiento para identificar el comienzo de la caída en la fecundidad. Este descenso estuvo vinculado a dos fenómenos principales: la llegada masiva de extranjeros de países con menor nivel de fecundidad que el de la Argentina (a finales del siglo XIX y principios del XX) y una fuerte migración interna hacia las ciudades (desde 1930 en adelante), donde la fecundidad es menor.

El descenso de la fecundidad se hizo más notable a partir de 1914, con excepción de dos períodos en los que se evidenció un aumento: el primero tuvo lugar a finales de la década de 1940 y a principios de la siguiente, y el segundo se observó en la década de 1970. En este último caso, la TGF pasó de 2,9 hijos promedio por mujer en 1965 a 3,3 en 1980 (PANTELIDES, 1992PANTELIDES, E. A. Más de un siglo de fecundidad en la Argentina: su evolución desde 1869. Notas de Población, Año 20, n. 56, p. 87-106, 1992.), cambio traccionado por las jurisdicciones más pobladas. Govea Basch (2010) le adjudica este fenómeno principalmente a la disminución del porcentaje de mujeres que llegaron al final de su vida fértil sin hijos y con uno o dos hijos, y al aumento simultáneo de la proporción de mujeres con más de cuatro hijos al final de su vida reproductiva. En la década de 1990 la fecundidad retomó su tendencia descendente, y este proceso se dio junto a una reducción de la fecundidad adolescente total (sobre todo en el primer quinquenio), explicada en su mayoría por la caída de la fecundidad de adolescentes de entre 15 y 19 años, ya que la fecundidad adolescente temprana o precoz (de madres de 10 a 14 años), además de tener un peso relativo muy reducido en la fecundidad adolescente total, se mantuvo relativamente estable. Sin embargo, en este contexto de notable caída en la fecundidad global y de estabilidad en la fecundidad adolescente que se observaba en América Latina y el Caribe, Argentina continuaba presentando un elevado porcentaje de madres adolescentes en relación con otros países de la región (FANTA; TUMAS, 2020FANTA, J.; TUMAS, N. Sincronicidades entre la transición sanitaria y la segunda transición demográfica en Argentina durante la primera década del siglo XXI. Revista Latinoamericana de Población, v. 14, n. 27, p. 257-295, 2020.). En este sentido, Salazar y Ribotta (2017) destacan que si bien el descenso en la fecundidad argentina ocurrió mucho antes que en la mayoría de los países de la región, existían (y existen) grandes brechas por nivel socioeconómico: las provincias menos desarrolladas y las mujeres con menor nivel socioeconómico presentan patrones similares a los de la pretransición, en tanto se caracterizan por uniones y nacimientos en edades tempranas de la madre, por cortos intervalos entre los nacimientos de los hijos y por período más largos entre el nacimiento del primer y del último hijo.

El análisis de la evolución de la fecundidad adolescente a través de los años, así como de los factores que la afectan, es esencial para entender que se trata de una problemática de inequidad social, ya que la maternidad en edades tempranas afecta de forma desproporcionada a las mujeres de sectores más vulnerables y de menor nivel educativo (PANTELIDES; BINSTOCK, 2007PANTELIDES, E. A.; BINSTOCK, G. La fecundidad adolescente en la Argentina al comienzo del Siglo XXI. Revista Argentina de Sociología, Año 5, n. 9, p. 24-43, 2007.; GOGNA et al., 2008GOGNA, M.; BINSTOCK, G.; FERNÁNDEZ, S.; IBARLUCÍA, I.; ZAMBERLIN, N. Adolescent pregnancy in Argentina: evidence-based recommendations for public policies. Reproductive Health Matters, v. 16, n. 21, p. 192-201, 2008.; PANTELIDES; FERNÁNDEZ; MARCONI, 2014; SALAZAR; RIBOTTA, 2017). Además de representar una problemática de orden social y económico, la fecundidad adolescente es también un problema de salud, ya que las madres adolescentes (y sobre todo las menores de 15 años) tienen mayor riesgo de muerte durante el embarazo que las de 20 a 24 años, a lo cual se suman posibles efectos adversos sobre la salud de sus hijos (AMNISTÍA INTERNACIONAL, 2018; FRENKEL, 2019FRENKEL, J. El embarazo adolescente en la Argentina y las respuestas implementadas por el Estado en los últimos años: el Plan ENIA. [S.l.]: CECE, 2019.).

En Argentina, el riesgo de mortalidad infantil es mayor entre las madres adolescentes y particularmente alarmante entre las más jóvenes (de entre 10 y 14 años de edad), entre las que el porcentaje de nacimientos pretérmino y con bajo peso al nacer es mayor, como tambén lo es la tasa de mortalidad infantil y neonatal (VELÁZQUEZ, 2015VELÁZQUEZ, C. El impacto de la educación sobre la fecundidad adolescente: evidencia de la Ley Federal de Educación en Argentina. Tesis (Doctorado) - Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2015.). Asimismo, la maternidad adolescente requiere especial atención debido a que, en muchos casos, el embarazo a temprana edad, sobre todo si se trata de niñas menores de 15 años, puede provenir de relaciones sexuales no consentidas. Es así que Pantelides y Binstock (2007PANTELIDES, E. A.; BINSTOCK, G. La fecundidad adolescente en la Argentina al comienzo del Siglo XXI. Revista Argentina de Sociología, Año 5, n. 9, p. 24-43, 2007.) y Rojas Cabrera, Moyano y Peláez (2017) encuentran evidencia de que, a menor edad, mayor es la proporción de mujeres en cuya iniciación sexual no medió el consentimiento.

La relación entre fecundidad y nivel de instrucción de la madre ha sido trabajada por distintos autores en la región, como también se han hecho estudios para el caso argentino en particular. En general, las mujeres de estratos socioeconómicos bajos tienen una fecundidad más alta y más temprana que las de estratos más altos (RODRIGUEZ, 2011RODRIGUEZ, J. High adolescent fertility in the context of declining fertility in Latin America. In: EXPERT GROUP MEETING ON ADOLESCENTS, YOUTH AND DEVELOPMENT. Proceedings […]. New York: United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division, 2011.; SCHKOLINK; CHACKIEL, 2004CHACKIEL, J. La transición de la fecundidad en América Latina 1950-2000. Papeles de Población, n. 10, p. 9-58, 2004.). En esta línea, Govea Basch (2010) toma a la educación como proxy del nivel socioeconómico y considera, entre otras variables, a los años promedio de escolaridad de las mujeres en edad fértil como determinantes de la fecundidad. Con datos del censo de 2001 de Argentina, encuentra que la fecundidad asciende progresivamente a medida que cae el número de años promedio de escolaridad femenina. De esta forma, a partir de la hipótesis de que la pobreza se asocia de manera directa con la fecundidad, encuentra una correlación negativa entre educación y TGF, aunque es la pobreza a nivel de hogar (o pobreza material) la que presenta el efecto de mayor magnitud sobre la fecundidad. En el contexto regional también se encuentran varios trabajos que demuestran que las mujeres de mayor nivel educativo posponen la formación de la familia y el primer nacimiento (CAVENAGHI; DINIZ ALVES, 2013CAVENAGHI, S.; DINIZ ALVES, J. Childlessness in Brazil: socioeconomic and regional diversity. In: XXVII IUSSP INTERNATIONAL POPULATION CONFERENCE. Proceedings […]. Busan, Corea del Sur, 2013.; NATHAN, 2015NATHAN, M. La lenta transición hacia un régimen de fecundidad tardía en Uruguay: los cambios en la edad al primer hijo entre 1978 y 2011. Revista Latinoamericana de Población, v. 9, n. 17, p. 37-60, 2015. Disponible en: http://revistarelap.org/index.php/relap/article/view/68.
http://revistarelap.org/index.php/relap/...
).

Con datos censales de 1980, 1991 y 2001, Salazar y Ribotta (2017) corroboran brechas en la fecundidad en Argentina a partir del nivel de escolarización de las mujeres, que se mantienen a lo largo del tiempo aun cuando la fecundidad dentro de cada grupo disminuye. Esto acerca la idea de que el nivel de escolarización refiere a un plano más amplio que el educativo al aproximar variables como el nivel de ingreso, el acceso a atención médica de calidad, a métodos anticonceptivos modernos o a información adecuada, entre otros.

El vínculo entre nivel educativo y fecundidad adolescente es especialmente relevante para el presente trabajo. Al respecto, Velázquez (2015VELÁZQUEZ, C. El impacto de la educación sobre la fecundidad adolescente: evidencia de la Ley Federal de Educación en Argentina. Tesis (Doctorado) - Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2015.) estima el impacto de la educación sobre la fecundidad adolescente en Argentina mediante una estrategia de identificación basada en la Ley Federal de Educación.1 1 La Ley Federal de Educación (n. 24.195) fue sancionada en 1993 e implementó una reforma educativa que aumentó el período de educación obligatoria de siete a diez años en Argentina. A partir de la sanción de esta ley, que no todas las provincias adoptaron en simultáneo, Velázquez (2015) busca identificar el efecto de la educación sobre la fecundidad adolescente. La autora encuentra que la reducción de la tasa de fecundidad adolescente total (10 a 19 años) entre 1995 y 2012 fue resultado de una mayor escolarización. Al analizar dentro de este grupo etario, estima que el aumento de la educación podría reducir la tasa de fecundidad adolescente entre 2,4 y 4,9 nacimientos menos por cada mil adolescentes para el grupo de 15 a 19 años de edad, mientras que no observa impactos significativos en prácticamente ninguna de las estimaciones hechas para el rango etario de 10 a 14 años.

La convergencia de los niveles de fecundidad entre las mujeres de menor y de mayor nivel de instrucción difiere según el país, pero en el caso de Argentina ha sido particularmente lenta. Sacco y Borges (2018SACCO, N.; BORGES, G. ¿Converge la fecundidad en Brasil y Argentina? Un enfoque desde las desigualdades. Revista Brasileira de Estudos de População, v. 35, n. 1, 2018.) analizan los procesos de convergencia demográfica de los niveles de fecundidad según variables de diferenciación social en Argentina y Brasil entre 1970 y 2010. Estudian convergencias por nivel de instrucción, región, estrato socioocupacional, entre otras variables, y encuentran una mayor convergencia en Brasil que en Argentina. En el caso de Argentina, la TGF de madres de bajo nivel de instrucción se redujo levemente, de 5 a 4,2 hijos por mujer, mientras que las mujeres con mayor nivel educativo redujeron su TGF de 2,2 a 1,5 hijos por mujer, manteniendo así casi constante la brecha de fecundidad entre ambos grupos.

Lo anterior no indica que la brecha se haya cerrado por completo en los restantes países de la región. Si bien es cierto que los grandes diferenciales en la fecundidad según el nivel educativo se han ido reduciendo con el transcurso de los años, también es una realidad que aún persisten brechas considerables. Miranda-Ribeiro y García (2013) observan para el caso de Brasil que estas diferencias por nivel educativo son aún de una magnitud considerable. Como resultado, identifican una división en la transición demográfica: mientras las mujeres más educadas tienen una fecundidad que las ubica en la segunda transición, las de menor educación continúan transitando la primera. Coexisten así TGF que se encuentran muy por debajo del nivel de reemplazo con tasas que lo superan sustancialmente.

Para concluir con este primer apartado, se debe hacer mención al trabajo de Binstock y Cabella (2021BINSTOCK, G.; CABELLA, W. Las mujeres que terminan su vida reproductiva sin hijos: evolución reciente en América Latina y el Caribe (1980-2010). Población & Sociedad, v. 28, n. 1, p. 32-52, 2021.), quienes, al estudiar las tendencias hacia la nuliparidad en América Latina, observan que en Argentina las mujeres con mayor nivel educativo son más proclives a terminar su ciclo reproductivo sin hijos que aquellas con menor nivel de instrucción.

A continuación se presenta la metodología seguida, así como también las principales fuentes de datos utilizadas para el cálculo de los indicadores.

Metodología y datos

Para el cálculo de la TGF y de la tasa específica de fecundidad (TEF) adolescente se utilizaron datos de nacimientos de residentes en el país, provenientes de las Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de Argentina. Se distribuyeron proporcionalmente los nacimientos de madres de edad ignorada y se calcularon promedios trianuales para evitar sesgos. Para el denominador de las tasas mencionadas se utilizaron los datos provistos por las Estimaciones y Proyecciones de Población del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) (2013). El interés del trabajo está en estudiar la tendencia seguida por la fecundidad en los años más recientes, por lo cual el período de análisis se acota al siglo XXI, en particular entre 2000 y 2019. Las tasas de fecundidad (global y específica) se calcularon tanto para Argentina y como para para sus países limítrofes con el propósito de identificar la trayectoria diferencial seguida por la primera.

Para el análisis de la fecundidad según el nivel educativo se definieron tres categorías: nivel bajo (hasta primaria incompleta o completa); medio (hasta secundaria incompleta), y alto (hasta secundaria completa o más).2 2 Para las mujeres menores de veinte años se decidió mantener la misma clasificación de niveles educativos. Esta decisión se justifica porque tomar criterios diferentes dificultaría el análisis y las comparaciones, y también porque si bien un nivel secundario incompleto a los quince años es diferente que a los veinte, no haber completado la educación secundaria e iniciar la vida reproductiva genera una situación de vulnerabilidad que es la que se busca estudiar en este trabajo. Se calculó la TGF para cada nivel de instrucción, contabilizando en el numerador los nacimientos de acuerdo al nivel educativo de la madre provistos por la DEIS para el período 2010-2019. Para los nacimientos de mujeres cuyas edades no se especificaban, se hizo una distribución ponderada de acuerdo a la participación de las restantes categorías sobre el total. El mismo procedimiento se aplicó en los nacimientos por nivel educativo no especificado de la madre. Estos últimos representaron un porcentaje menor al 8% del total de nacimientos para todo el período analizado. Esta situación podría generar algunos sesgos en la interpretación de los resultados, ya que se supone que las madres de escolaridad ignorada tienen la misma distribución de nivel educativo que el resto de las madres.

En el denominador (mujeres en edad fértil) se tuvo en cuenta la distribución urbana/rural del censo nacional de población y vivienda de 2010, dado que los datos de nivel instructivo de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)3 3 La EPH es una encuesta nacional que lleva a cabo el INDEC de Argentina y que recaba información sobre las características sociodemográficas y socioeconómicas de la población. Se aplica de manera trimestral y los hogares encuestados se renuevan periódicamente siguiendo un esquema de rotación, de manera tal que cada hogar pueda ser seguido por un año y medio. Por el alto grado de urbanización del país (92%), la EPH cubre únicamente aglomerados urbanos. están disponibles únicamente para la población urbana. De esta forma, en el cálculo de las tasas de 2010 a 2019 se mantuvo el porcentaje de 92% de población urbana y 8% de población rural a partir de los datos del censo. Estos porcentajes fueron aplicados al total de población femenina proyectado por INDEC (2013) para el período de análisis. Con relación a la población urbana, se calculó la distribución de las mujeres por edad y nivel educativo a partir de datos ponderados de los cuartos trimestres de la EPH para el período 2010-2019, mientras que para la población rural se utilizaron datos del censo de 2010 para distribuir a la población femenina de acuerdo a su edad y nivel educativo.

Los antecedentes analizados sobre fecundidad por nivel educativo en Argentina (GOVEA BASCH, 2010GOVEA BASCH, J. E. El estancamiento del descenso de la fecundidad en países de fecundidad intermedia: evidencias del caso argentino. Tesis (Doctorado) - El Colegio de México - Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales, Ciudad de México, 2010.; SACCO; BORGES, 2018SACCO, N.; BORGES, G. ¿Converge la fecundidad en Brasil y Argentina? Un enfoque desde las desigualdades. Revista Brasileira de Estudos de População, v. 35, n. 1, 2018.; SALAZAR; RIBOTTA, 2017) utilizan como fuente de datos los censos de población. No obstante, en el presente trabajo, cuando se intentaba analizar lo ocurrido con posterioridad a 2010, los datos censales resultaban insuficientes. Así, para contribuir a una actualización de los datos, se trabajó también con estadísticas vitales de nacimientos, que, según un informe de Unicef (2017), brindan datos de una calidad aceptable para Argentina, dado que, y considerando las inscripciones tardías, la omisión es inferior al 4%.

Resultados

A partir del cambio de siglo, y hasta 2014, la TGF argentina tendió a oscilar alrededor de 2,3 y 2,4 hijos promedio por mujer. Asimismo, la fecundidad adolescente mostró una clara tendencia ascendente durante gran parte del siglo XXI, y la fecundidad adolescente tardía (madres de 15 a 19 años de edad) se incrementó en más de un 10% entre 2002 y 2014, pasando de 59,3 a 66,1 nacimientos por cada mil mujeres de ese rango etario, y la tasa de fecundidad adolescente precoz aumentó en un 20% entre 2005 y 2010 (y se mantuvo prácticamente constante hasta 2014), al pasar de 1,5 a 1,8 nacimientos por cada mil mujeres de 10 a 14 años.

Desde 2014 en adelante, tanto la TGF como la tasa de fecundidad adolescente mostraron una notable caída, similar a la de otros países de la región. Este comportamiento puede estar representando el comienzo de un cambio estructural hacia una menor divergencia entre la fecundidad general y la adolescente, y hacia una tasa de fecundidad adolescente más baja en términos absolutos. En este sentido, en 2018 Argentina se ubicó por primera vez por debajo del nivel de reemplazo, y su TGF de 2019 fue incluso menor a la de 2018 (1,9 hijos por mujer),4 4 Los cálculos de este trabajo colocan a la Argentina en un nivel de fecundidad que está por debajo del nivel de reemplazo desde 2018. Si bien la evidencia obtenida en otros trabajos también ubica a la TGF argentina por debajo del nivel de reemplazo, hay otros en los que se estima una tasa que continúa estando por encima de 2,1 hijos por mujer. A modo de ejemplo, el INDEC (2020), el Registro Nacional de las Personas (Renaper) (2021) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2022) estiman una TGF de fecundidad de 2,0 en 2018, de 1,8 en 2019 y de 1,9 en 2019. Por el contrario, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) (2020) y el Banco Mundial (BM), entre otros, la estiman en 2,2 para 2019 y 2020. Sin embargo, estos últimos casos responden a estimaciones antiguas. Las estimaciones de la ONU (2022), disponibles en los World Population Prospects de 2022, constituyen unas de las más recientes sobre el fenómeno y, como se mencionó, ubican a la Argentina por debajo del nivel de reemplazo. así como sus tasas de fecundidad adolescente tardía y precoz fueron mucho más bajas que las registradas en años anteriores (45,3 y 1,2 nacimientos por cada mil adolescentes cada una).

Evolución de la fecundidad en Argentina y en sus países limítrofes

Comparar la TGF y la TEF con las de sus países limítrofes permite dar cuenta de la particular trayectoria adoptada por Argentina, que, en períodos específicos se aleja de las de estos (Gráficos 1 y 2).

En el Gráfico 1 se puede ver un descenso general de la fecundidad en todos los países analizados, pero con algunas diferencias entre ellos. Como se mencionó, desde comienzos del siglo XXI hasta 2014 los países de la región mostraron un descenso sostenido de sus niveles de fecundidad. Así, aquellos que habían tenido tasas más elevadas que los demás, como Bolivia y Paraguay, redujeron más de un 27% sus niveles de fecundidad durante ese período. Por su parte Brasil mostró una caída cercana al 20%, que la ubicó bien por debajo del nivel de reemplazo. La disminución de la fecundidad en Chile y en Uruguay fue un poco menos abrupta, del 12% y el 7% respectivamente, pero ambos países también se ubicaron por debajo del nivel de reemplazo. De los países analizados, Argentina fue en el que menos descendió la fecundidad en el período 2000-2014 (4%), lo que la alejó de los niveles de Brasil, Chile y Uruguay, que eran muy similares al suyo al comienzo del siglo.

Al final de la segunda década del siglo XXI, Argentina se unió a la tendencia del resto de la región, ya que entre 2014 y 2019 registró un descenso de casi 17% en la TGF, con lo que cayó por primera vez por debajo del nivel de reemplazo en 2018. En el Gráfico 2 se presenta el comportamiento de la TEF adolescente. En el análisis de la fecundidad adolescente tardía se observa un descenso en la primera década del siglo XXI en todos los países bajo comparación, excepto en Argentina, que muestra un comportamiento ascendente desde 2003 hasta 2014, que supera incluso sus tasas de comienzos de siglo.

GRÁFICO 1
Tasa global de fecundidad Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay - 2000-2019

En el período 2014-2019, según los datos recolectados, Uruguay y Argentina presentaron disminuciones más fuertes en la tasa global de fecundidad que el resto de los países analizados (42,7% y 31,4%, respectivamente), aunque en todos siguieron descendiendo. No obstante, se destaca el caso de Chile, que presenta niveles de fecundidad adolescente tardía muy inferiores al resto de la región. Es importante indicar que Chile cuenta con un plan nacional de prevención del embarazo adolescente que se viene implementando desde hace varios años. En este contexto, en 2011, se fijó la Estrategia Nacional de Salud para el período 2011-2020, en la que se planteó como meta el descenso de la tasa de fecundidad adolescente. A su vez, en el resto de los países de la región se han aplicado políticas similares, como programas de educación integral de la sexualidad o servicios de salud sexual y reproductiva con énfasis en la población adolescente, y de acceso a métodos anticonceptivos modernos amigables para adolescentes.

Experiencias como las de Chile y Uruguay son valiosas en cuanto a la dirección del efecto entre la expansión de servicios de salud amigables para adolescentes y a la reducción en la fecundidad adolescente. En el caso de Chile, los centros que ofrecen este tipo de servicios se ampliaron de 54 en 2013 a 253 en 2017, con lo que se logró un gran alcance nacional de las políticas planteadas en el plan de salud. En Uruguay hay 71 centros, que equivalen a una tasa de casi 14 centros por cada 100.000 adolescentes (RODRÍGUEZ-VIGNOLI; SAN JUAN BERNUY, 2020).

GRÁFICO 2
Tasa específica de fecundidad de 15 a 19 años de edad Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay - 2000-2019

Fecundidad por nivel educativo

Como se mencionó en el apartado metodológico, para el caso de Argentina se calcularon los niveles de fecundidad desagregados por nivel educativo. Si bien la transición demográfica en América Latina se caracteriza por desigualdades entre diferentes sectores sociales (CHACKIEL; SCHKOLNIK, 2003; RODRÍGUEZ-VIGNOLI; SAN JUAN BERNUY, 2020; SALAZAR; RIBOTTA, 2017), Argentina no cuenta, lamentablemente, con encuestas periódicas que permitan calcular los niveles de fecundidad por nivel de instrucción ni por otros factores que afectan los niveles de fecundidad, como la prevalencia del uso de métodos anticonceptivos o la edad de inicio de la vida sexual. Así, solo se relevó en 2013 la Encuesta Nacional sobre Salud Sexual y Reproductiva, por lo que el cálculo de los niveles de fecundidad por nivel educativo permite presentar una primera aproximación del efecto de los diferenciales sociales sobre el nivel de la fecundidad.

En el Gráfico 3 se observa una importante brecha en los niveles de fecundidad entre las mujeres más y menos instruidas, que, sin embargo, se va reduciendo con el tiempo. La TGF para el nivel educativo bajo es la que muestra la mayor variación, con un descenso pronunciado a partir de 2014. A su vez, el porcentaje de mujeres de baja formación sobre el total de población femenina muestra una disminución constante a lo largo del período, con una caída de seis puntos porcentuales que revela un incremento de la escolarización de las mujeres.

GRÁFICO 3
Tasa global de fecundidad por nivel educativo Argentina - 2010-2018

Es importante destacar, en primer lugar, la brecha de fecundidad entre las mujeres más y menos instruidas. En este sentido, en 2010, las mujeres menos instruidas tenían una fecundidad 3,2 veces más alta que las de mayor nivel educativo. Esta brecha fue disminuyendo hasta 2017, cuando alcanzó un valor de 2,2, aunque en 2018 volvió a subir hasta 2,4. Se debe destacar aquí que la caída de la fecundidad en Argentina a partir de 2014 se debe casi exclusivamente a la reducción de la fecundidad de las mujeres menos instruidas, quienes pasaron de tener una TGF de 5,9 en 2010 a una de 3,9 en 2017. Las mujeres con instrucción secundaria o más tuvieron una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo durante todo el período analizado. Esta situación indica la coexistencia de dos regímenes de fecundidad segmentados, reflejo de la desigualdad social del país, realidad que se puede apreciar al trazar la distribución por edades de las TEF por nivel educativo.

En el Gráfico 4 se ve esta situación para 2018 y se pueden observar tres realidades bien diferenciadas: las mujeres con baja instrucción tienen una distribución de fecundidad por edad propia de un país del África subsahariana, con su mayor tasa en la fecundidad adolescente, mientras que las mujeres con instrucción media tienen la curva tradicional de los países latinoamericanos con cúspide temprana entre los 20 y los 24 años edad y las mujeres con instrucción alta evidencian una curva de fecundidad propia de países europeos, con la mayor tasa de fecundidad observada recién en el grupo de 30 a 34 años y niveles de fecundidad general por debajo del reemplazo. Sin embargo, a partir de los 30 años la curva de fecundidad de los tres grupos se iguala, por lo que es posible identificar que las grandes diferencias se presentan entre los 15 y los 29 años de edad.

GRÁFICO 4
Tasas específicas de fecundidad por nivel educativo Argentina - 2018

Siguiendo con la metodología aplicada para la TGF, se calculó la TEF para las mujeres menores de 20 años, desagregando los rangos de 10 a 14 años y de 15 a 19 años, para poder obtener información sobre la fecundidad adolescente temprana y tardía por nivel de instrucción. Para la TEF de 15 a 19 años, la significativa brecha por nivel educativo disminuyó a partir de 2014. Esto se debe fundamentalmente a la disminución de la TEF para el nivel educativo bajo (eje secundario), que pasó de 339 en 2010 a 215 nacimientos por cada mil adolescentes en 2017, como se puede apreciar en el Gráfico 5. La brecha en el nivel de fecundidad adolescente tardía entre las adolescentes más instruidas y las menos instruidas alcanzó un máximo de 10 en 2011 y cayó a 5 en 2017, para subir luego a 6,3 en 2018. Como se ha observado en los Gráficos 3 y 5, la brecha en la fecundidad adolescente es mucho más marcada que en la fecundidad general, así como se puede observar también que entre 2010 y 2018 el porcentaje de adolescentes con instrucción baja disminuyó de 9% a 6%.

La fecundidad adolescente temprana parte de una brecha por nivel educativo que se fue reduciendo paulatinamente hasta eliminarse en 2017, cuando se ubicó en un valor en torno al 1,5 para los niveles bajo y medio (Gráfico 6). Por otro lado, la proporción de mujeres de 10 a 14 años con niveles educativos bajos se redujo en todo el período de 57% a 47%.

GRÁFICO 5
Tasa específica de fecundidad de 15 a 19 años de edad por nivel educativo Argentina -2010-2018

GRÁFICO 6
Tasa específica de fecundidad de 10 a 14 años de edad por nivel educativo Argentina - 2010-2018

Discusión

Son varios los factores que pueden estar explicando la reciente caída de la fecundidad en la Argentina, entre los cuales está la mejora en el nivel educativo de las mujeres. Esto no quita la posibilidad de que otras variables hayan impactado en la fecundidad,5 5 Por ejemplo, un mayor empoderamiento de las mujeres, un aumento de la participación femenina en el mercado formal de trabajo, el auge y la postergación de las uniones consensuales, los aumentos de las tasas de divorcio, así como las transformaciones en el sistema de salud y los avances en la cobertura de métodos anticonceptivos. en especial aquellas vinculadas al fenómeno de la segunda transición demográfica, concepto empleado por primera vez por Lesthaeghe y Van de Kaa (1986LESTHAEGHE, R.; VAN DE KAA, D. Twee demografische transities? In: LESTHAEGHE, R.; VAN DE KAA, D. Bevolking-groei en krimp (Mens en Maatschappij). Deventer: Van Loghum Slaterus, 1986. p. 9-24.) y Van De Kaa (1987). Como plantea Sana (2001SANA, M. La segunda transición demográfica y el caso argentino. In: V JORNADAS ARGENTINAS DE ESTUDIOS DE POBLACIÓN. Anais […]. Asociación de Estudios de Población de la Argentina, 2001. p. 65-79.), muchos de estos factores han venido contribuyendo al descenso de la fecundidad argentina desde las últimas décadas del siglo XX. Por consiguiente, una mayor incidencia de estas variables sobre la fecundidad podría estar explicando parte de la caída de la fecundidad observada a partir de 2014, aunque la heterogeneidad socioeconómica interna del país hace que el impacto de este proceso transicional difiera según la provincia o la región consideradas (FANTA; TUMAS, 2020FANTA, J.; TUMAS, N. Sincronicidades entre la transición sanitaria y la segunda transición demográfica en Argentina durante la primera década del siglo XXI. Revista Latinoamericana de Población, v. 14, n. 27, p. 257-295, 2020.).

En su trabajo, Salazar y Ribotta (2017) encuentran evidencia de una caída en la fecundidad por niveles educativos para el período 1980-2001, aunque, llamativamente, las mujeres con tres a seis años de estudios formales presentan una TGF superior a la de aquellas con cero a dos años de estudios, para lo que mencionan como causa posible que ciertas políticas se focalizan en los sectores de mayor vulnerabilidad y no apuntan a sectores tal vez un poco más favorecidos pero que se encuentran igualmente en situación de vulnerabilidad. Con relación a las políticas públicas implementadas en los últimos años y que podrían tener efectos sobre el comportamiento de la fecundidad en la Argentina, se pueden mencionar la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA).

El seguro social que transfiere el Estado argentino a personas desocupadas, a empleadas no registradas (sin aportes) o a trabajadoras con ingresos inferiores al salario mínimo, vital y móvil, por cada hijo menor de 18 años e hijo con discapacidad, la AUH, ha sido objeto de múltiples conjeturas en cuanto a sus efectos sobre la fecundidad tras su implementación en octubre de 2009, y, en particular, sobre su impacto en la fecundidad adolescente. Esta política implicó mayores ingresos para hogares con hijos nacidos antes de su implementación, y la demanda por un hijo adicional pudo haberse visto afectada de forma positiva o negativa ante dicho incremento adquisitivo. Para los hogares sin hijos, la AUH redujo el costo de tener uno, y se debe comprobar aún si impactó de forma positiva en el inicio de la fecundidad de sus potenciales beneficiarios.

Garganta (2015GARGANTA, S. El impacto laboral y demográfico de la Asignación Universal por Hijo en Argentina. Tesis (Doctorado) - Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2015.) estimó el potencial efecto de la AUH sobre la decisión de tener un hijo (el primer hijo o uno adicional) y con este objetivo comparó la probabilidad de un nuevo nacimiento en los hogares informales y pobres con relación al resto, antes y después de la implementación de esta política. Los resultados que obtuvo este autor muestran un efecto positivo y significativo del beneficio sobre la fecundidad de los hogares con al menos un hijo, pero no así sobre los hogares sin hijos. Esto parece indicar que los incentivos económicos de la AUH presentan un efecto importante sobre el margen intensivo de las decisiones de fecundidad (es decir, sobre la intensidad de la fecundidad en los hogares con al menos un hijo), pero no de magnitud suficiente como para provocar un cambio en el margen extensivo del fenómeno, al no inducir a los hogares sin hijos a tener su primer hijo. Asimismo, los cambios en la fecundidad provocados por la AUH parecen ser más importantes en mujeres de entre 26 y 36 años de bajo nivel educativo, con entre uno y cuatro hijos menores de seis años. La variable cantidad de hijos se relaciona con la AUH en el sentido de que, tras su implementación, se podía percibir el beneficio con hasta cinco hijos. Se cree que se habría producido un adelanto en la decisión de tener un nuevo hijo en contraposición a cambios permanentes en la fecundidad. No obstante, dado el corto lapso entre la implementación del programa y el estudio que presenta Garganta (con datos hasta 2013), no se pueden hacer afirmaciones definitivas. Por su parte, Pacharoni y Ronconi (2014PACHARONI, V.; RONCONI, L. El impacto de la Asignación Universal por Hijo sobre la Tasa de Fecundidad, 2014.) encuentran que la AUH generó un importante incremento en la tasa de fecundidad, dado el salto que se observó en el fenómeno durante la primera mitad de 2011. A pesar de este resultado, los datos tampoco permiten concluir si el programa ocasionó un cambio definitivo en la fecundidad o un adelanto en los nacimientos.

Otra política pública implementada con posibles efectos sobre la fecundidad es la del Plan ENIA, que se creó formalmente en agosto de 2017, y es el primer plan diseñado integralmente por los tres ministerios encargados de abordar la problemática: el Ministerio de Salud, el de Desarrollo Social y el de Educación. Este plan tiene un abordaje interjurisdiccional (nacional, provincial, local) e intersectorial (salud, educación y desarrollo social), y tiene cuatro objetivos principales: 1) sensibilizar sobre la importancia de prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia; 2) potenciar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en la adolescencia; 3) brindar información sobre salud sexual y reproductiva y métodos anticonceptivos de forma gratuita en los servicios de salud, y 4) fortalecer políticas para la prevención del abuso, la violencia sexual y el acceso a la interrupción legal del embarazo según el marco normativo vigente.

Para lograr estos objetivos, los ministerios involucrados trabajan en conjunto para garantizar el acceso gratuito de métodos anticonceptivos (con énfasis en los de larga duración), educación sexual integral y asesorías en las escuelas, consejería en salud sexual y reproductiva y actividades de promoción comunitarias, así como en lineamientos interinstitucionales para abordaje del abuso sexual y embarazo forzado. El plan se implementó en doce provincias clasificadas como prioritarias por presentar índices de embarazo adolescente más altos que el promedio nacional: Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán. Si bien la tasa de Buenos Aires no está por encima del promedio nacional, fue seleccionada como provincia prioritaria debido a la cantidad absoluta de casos que concentra.

El Plan ENIA aparece como una posible causa del sostenimiento de la caída en la fecundidad en los últimos años, ya que se aplicó a partir del segundo trimestre de 2017. De acuerdo al informe Plan ENIA: recorridos, logros y desafíos de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, desde el inicio de su implementación hasta julio de 2019 el plan logró evitar un total de 25.214 embarazos no intencionales en niñas y adolescentes, y además 29.968 adolescentes resultaron efectivamente protegidas del riesgo de quedar embarazadas hasta llegar a su edad adulta. De acuerdo al documento citado, estos datos fueron obtenidos por el Sistema de Información y Monitoreo del plan, que no se limitó a medir la implementación a nivel de procesos, sino que incluyó también la definición y el acompañamiento de metas de impacto esperado.

En este contexto, el Plan ENIA aparece como una política con un potencial efecto sobre el descenso de la fecundidad adolescente. A pesar de no contar con mejores fuentes de datos, lo cual impide llegar a una conclusión más robusta, se puede plantear la hipótesis de que luego de la implementación del plan en las provincias críticas, la fecundidad adolescente descendió a nivel nacional.

Conclusiones finales

Argentina tuvo un comportamiento particular de la fecundidad general y adolescente entre 2001 y 2014 en relación con la mayor parte de los países de la región. La fecundidad general tuvo un comportamiento estable y oscilante, mientras que la adolescente no decreció, e incluso aumentó en algunos años. A partir de 2014 esta meseta en los niveles de fecundidad comenzó un descenso pronunciado, y cayó por primera vez en la historia argentina por debajo del nivel de reemplazo en 2018. Asimismo, desde 2015 se detectan importantes descensos en la fecundidad adolescente.

Al desagregar los niveles de fecundidad por nivel educativo, se destaca que gran parte de los cambios en la fecundidad de nuestro país a partir de 2014 se deben a cambios en la fecundidad de las mujeres con baja instrucción. No obstante, todavía persisten importantes brechas en la fecundidad entre las mujeres con diferente nivel de instrucción y principalmente en la fecundidad adolescente. Se observa asimismo un aumento en el nivel de escolaridad de las mujeres, que tiene efecto sobre el descenso de la fecundidad. Un importante hallazgo del trabajo es que las brechas por nivel educativo en las estimaciones de fecundidad son más relevantes en las edades tempranas, sobre todo en la fecundidad adolescente. Por tal motivo estimamos que planes de prevención del embarazo adolescente no intencional, como el ENIA, tienen un gran potencial para disminuir las brechas en la fecundidad argentina.

La fecundidad adolescente sigue siendo un tema de inequidad y afecta principalmente a las mujeres de los estratos sociales más vulnerables, generando poblaciones más expuestas a la deserción escolar, al acceso a empleos precarios y a la reproducción de la pobreza.

Es importante señalar algunas limitaciones de los indicadores calculados. En primer lugar, si bien se ha hecho una adecuada distribución de los casos de nivel de instrucción ignorada de la madre, suponer que estos casos siguen la misma distribución de nivel educativo que las madres con nivel de instrucción conocido puede generar algunos sesgos en la estimación. Por otro lado, en contextos de descenso de niveles de fecundidad en simultáneo con aumentos en los niveles educativos de las mujeres es difícil interpretar la relación entre educación y fecundidad, y discernir qué proporción de los cambios se deben a cambios en la intensidad de la fecundidad (efecto tasa), y qué proporción a cambios en la distribución educacional (efecto composición). Rodríguez-Vignoli y Cavenaghi (2014) explican que el efecto composición explica la mayor parte del descenso de la fecundidad adolescente en los países de la región.

Cabella y Pardo (2016CABELLA, W.; PARDO, I. ¿Es hora de usar indicadores refinados para estudiar la fecundidad en América Latina? Revista Brasileira de Estudos de População, v. 33, n. 3, p. 475-493, 2016.) encuentran algunas limitaciones en la capacidad de la TGF para estudiar en profundidad los cambios en la fecundidad en América Latina, ya que no permite discriminar qué porción de los cambios en la tasa se deben a cambios en la intensidad de la fecundidad (i. e. cuántas veces se produce el fenómeno demográfico estudiado -número de hijos-) y qué porción es producto de cambios en el calendario (i. e. la distribución por edad del fenómeno -edad a la que se tienen los hijos-). Sin embargo, a pesar de esta deficiencia, concluyen que aún es un indicador razonable para medir los cambios en el nivel de fecundidad en América Latina.

La AUH, según la literatura consultada y las cifras de la fecundidad para el período 2010-2014, pudo haber tenido un efecto en el retraso del descenso de la fecundidad en el país, aunque hoy ese efecto haya desaparecido. Ante la falta de bases de datos que relacionen directamente a las perceptoras de AUH con otras características socioeconómicas, se han desarrollado metodologías indirectas. A grandes rasgos, se puede clasificar estas metodologías en dos categorías: una, por la vía de elegibilidad, reconoce como población beneficiaria de la AUH a personas y hogares que cumplen con determinadas condiciones requeridas para acceder a esta asignación; la otra, identifica a la población beneficiaria a partir del análisis del ingreso mensual que los individuos informan ante la pregunta «subsidio o ayuda social (en dinero) del gobierno, iglesias, etcétera» de la EPH y de compararlo con los montos que otorga la AUH en el mes de referencia (MICHA; MONSALVO, 2019MICHA, A.; MONSALVO, A. Determinantes de los cambios en la participación laboral de las mujeres de sectores populares en Argentina: interacciones entre la Asignación Universal por hijo (AUH) y otros factores explicativos. Estudios Económicos, v. 36, n. 72, p. 117-146, 2019.). Consideramos pertinente para futuros estudios profundizar en el análisis de las características de la población femenina con acceso a la AUH y su vinculación con las tasas de fecundidad.

Los datos disponibles no permiten estudiar en profundidad la relación entre causa y efecto de la AUH y la fecundidad ni tampoco determinar con exactitud el efecto del plan ENIA sobre la disminución de la fecundidad adolescente. Queda pendiente para trabajos futuros la desagregación del estudio de la fecundidad adolescente y la verificación sobre cambios significativos en las provincias en las cuales se aplicó el plan ENIA con respecto a las que no lo aplicaron.

Es necesario fomentar la periodicidad de encuestas sobre salud sexual y reproductiva que permitan echar luz sobre factores que inciden en el comportamiento de la fecundidad en el país, como prevalencia de anticonceptivos, edad de inicio de vida sexual, utilización de métodos anticonceptivos modernos, interrupciones voluntarias del embarazo y conocimientos sobre educación sexual. La elaboración de estadísticas debe procurar contemplar tanto las áreas urbanas como las rurales, para evitar dejar fuera del análisis a zonas en las que justamente el embarazo adolescente es un problema frecuente.

Por último, la pandemia de COVID-19 puede estar teniendo un efecto acelerador del descenso de la fecundidad en Argentina como se observa en algunos países de Europa. Estudios posteriores podrán dar luz sobre esta hipótesis.

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    La Ley Federal de Educación (n. 24.195) fue sancionada en 1993 e implementó una reforma educativa que aumentó el período de educación obligatoria de siete a diez años en Argentina. A partir de la sanción de esta ley, que no todas las provincias adoptaron en simultáneo, Velázquez (2015) busca identificar el efecto de la educación sobre la fecundidad adolescente.
  • 2
    Para las mujeres menores de veinte años se decidió mantener la misma clasificación de niveles educativos. Esta decisión se justifica porque tomar criterios diferentes dificultaría el análisis y las comparaciones, y también porque si bien un nivel secundario incompleto a los quince años es diferente que a los veinte, no haber completado la educación secundaria e iniciar la vida reproductiva genera una situación de vulnerabilidad que es la que se busca estudiar en este trabajo.
  • 3
    La EPH es una encuesta nacional que lleva a cabo el INDEC de Argentina y que recaba información sobre las características sociodemográficas y socioeconómicas de la población. Se aplica de manera trimestral y los hogares encuestados se renuevan periódicamente siguiendo un esquema de rotación, de manera tal que cada hogar pueda ser seguido por un año y medio. Por el alto grado de urbanización del país (92%), la EPH cubre únicamente aglomerados urbanos.
  • 4
    Los cálculos de este trabajo colocan a la Argentina en un nivel de fecundidad que está por debajo del nivel de reemplazo desde 2018. Si bien la evidencia obtenida en otros trabajos también ubica a la TGF argentina por debajo del nivel de reemplazo, hay otros en los que se estima una tasa que continúa estando por encima de 2,1 hijos por mujer. A modo de ejemplo, el INDEC (2020), el Registro Nacional de las Personas (Renaper) (2021) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2022) estiman una TGF de fecundidad de 2,0 en 2018, de 1,8 en 2019 y de 1,9 en 2019. Por el contrario, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) (2020) y el Banco Mundial (BM), entre otros, la estiman en 2,2 para 2019 y 2020. Sin embargo, estos últimos casos responden a estimaciones antiguas. Las estimaciones de la ONU (2022), disponibles en los World Population Prospects de 2022, constituyen unas de las más recientes sobre el fenómeno y, como se mencionó, ubican a la Argentina por debajo del nivel de reemplazo.
  • 5
    Por ejemplo, un mayor empoderamiento de las mujeres, un aumento de la participación femenina en el mercado formal de trabajo, el auge y la postergación de las uniones consensuales, los aumentos de las tasas de divorcio, así como las transformaciones en el sistema de salud y los avances en la cobertura de métodos anticonceptivos.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    21 Nov 2022
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    15 Dic 2021
  • Acepto
    14 Set 2022
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