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LA ESPECIFICIDAD DE LOS PROCESOS RECIENTES DE PROLETARIZACIÓN EN LA SIERRA ECUATORIANA

A ESPECIFICIDADE DOS RECENTES PROCESSOS DE PROLETARIZAÇÃO NA SERRA EQUATORIANA

THE SPECIFICITY OF RECENT PROLETARIANIZATION PROCESSES IN ECUADORIAN HIGHLANDS

LA SPÉCIFITÉ DES RÉCENTS PROCESSUS DE PROLÉTARISATION DANS LES HAUTS PLATEAUX ÉQUATORIENS

Resúmenes

Este artículo analiza las modalidades recientes de proletarización de los trabajadores rurales de los agronegocios de flores y brócoli en la provincia de Cotopaxi, en la sierra del Ecuador. Se trata de un territorio rural donde la modernización capitalista no requiere de la expropiación total del recurso tierra; por lo mismo, utiliza tanto a trabajadores sin tierra ubicados en la parte baja como a campesinos indígenas que todavía disponen de parcelas ubicadas en la parte alta. Para esto, se indagan las estrategias desplegadas por los empresarios para conservar su dominación en el campo social y que buscan la reproducción de relaciones clientelares, así como el cambio de habitus entre los asalariados de este territorio. Se examinan también las limitaciones de los asalariados rurales en el ámbito organizativo frente a flexibilización del mercado laboral. Este trabajo se basa en investigaciones realizadas desde el año 2012 hasta la actualidad en las cuales se utilizaron encuestas a familias rurales y entrevista a actores clave del territorio.

Proletarización; Agronegocio; Campo Social; Flexibilización; Organización Social


Este artigo analisa as recentes modalidades de proletarização de trabalhadores rurais na agroindústria de flores e de brócolis que atuam na província de Cotopaxi, no altiplano equatoriano. Este é um território rural onde a modernização capitalista não exige a expropriação total dos recursos da terra, por isso utiliza tanto os trabalhadores sem-terra localizados na parte baixa como os camponeses indígenas, que ainda têm parcelas de terras localizadas na parte alta do território. As estratégias implementadas pelos empresários para preservar seu domínio no campo social são investigadas em relação à reprodução das relações de clientela, bem como à mudança do habitus entre os trabalhadores assalariados desse território. Também examina as limitações dos trabalhadores rurais no campo organizacional e a atual implementação de políticas públicas que conduzem a uma flexibilização do mercado de trabalho. Este trabalho baseia-se em pesquisas realizadas desde 2012 até o presente, utilizando sondagens às famílias rurais e entrevistas com atores-chave no território.

Proletarização; Agronegócio; Campo Social; Flexibilização; Organização social


This article analyzes there cent modalities of proletarianization of rural workers in flower and broccoli agribusinesses in the province of Cotopaxi in the Ecuadorian highlands. This is a rural territory where capitalist modernization does not require the total expropriation of land resources. Therefore, it uses both landless workers located in the lowerpart, as well as indigenous peasants who still have plots located in the upper part. The strategies deployed by the businessmen to preserve their domination in the social field are being investigated, and they are seeking there production of clientelist relations, as well as the change of habitus among the workers of this territory. It also examines the limitations of rural workers in the organizational field and the current deployment of public policies that lead to a flexibilization of the labor market. This work is based on research conducted from 2012 to the present, using surveys of rural families and interviews with key actors in the territory.

Proletarianization; Agribusiness; Social Field; Flexibilization; Social Organization


Cet article analyse les récentes modalités de prolétarisation des travailleurs ruraux dans les entreprises agroalimentaires de fleurs et de brocolis dans la province de Cotopaxi, sur les hauts plateaux équatoriens. C’est un territoire rural où la modernisation capitaliste n’exige pas l’expropriation totale des ressources foncières. Elle utilise donc à la fois des travailleurs sans terre situés dans la partie basse, ainsi que des paysans indigènes qui ont encore des parcelles situées dans la partie haute. Les stratégies déployées par les hommes d’affaires pour préserver leur domination dans le domaine social son tétudiées, et elles visent la reproduction des relations de clientèle, ainsi que le changement d’habituschez les salariés de ce territoire. On y examine également les limites des travailleurs ruraux dans le domaine organisationnel et le déploiement actuel des politiques publiques qui conduisent à une flexibilisation du marché du travail. Cet article s’appuie sur des recherches menées depuis 2012, à partir d’enquêtes auprès des familles rurales et d’entretiens avec les acteurs clés du territoire.

Prolétarisation; Entrepriseagricole; Champ Social; Flexibilisation; Organisation sociale


INTRODUCCIÓN

Las modalidades y especificidades del desarrollo del capitalismo en el campo están todavía por estudiarse. Si bien las actuales transformaciones de los territorios rurales son el resultado de complejos procesos originados en la expansión del capitalismo a nivel global y la aplicación de políticas neoliberales desde los años 1980 (Kay, 2016KAY, C. La transformación neoliberal del mundo rural: procesos de concentración de la tierra y del capital y la intensificación de la precariedad del trabajo. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 1, n. 1, p. 1-26, 2016.), adquieren un sesgo específico al insertarse en territorios concretos, generando procesos de adaptación-transformación a las condiciones locales que lo alejan de los paradigmas clásicos de interpretación en ciencias sociales (vía inglesa, junker y farmer).

Uno de los aspectos más interesantes de los cambios experimentados en los últimos treinta años en los territorios rurales de la sierra ecuatoriana ha sido el crecimiento del proceso de proletarización de la mano de obra rural como consecuencia de la expansión de los agronegocios, principalmente de flores, brócoli y hortalizas.1 1 El agronegocio de flores y brócoli se desarrolló desde la mitad de los años 1980 y actualmente se ha expandido a varias provincias de la sierra ecuatoriana. Ecuador es el tercer exportador mundial de flores, principalmente hacia Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea. Es también el sexto exportador mundial de brócoli hacia Estados Unidos, Unión Europea y Japón (Expoflores, 2020). Recientes estudios muestran que esta expansión se realiza sin una expropiación de los recursos en manos de las familias campesinas que permanecen en el territorio cumpliendo una función de abastecimiento de mano de obra para las agroindustrias (Fransoi, 2019FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019.; Martínez Valle, 2015MARTÍNEZ VALLE, L.Asalariados rurales en territorios del agronegocio: flores y brócoli en Cotopaxi. Quito: Flacso, 2015.; Yumbla, 2015). De esta forma, la consolidación de un capitalismo agrario orientado hacia el mercado mundial se realiza con los recursos locales existentes en el territorio: tierra, agua y, sobre todo, mano de obra barata. La utilización de la mano de obra in situ, es decir, proveniente de las familias campesinas minifundistas del territorio y no de otras localidades, es una especificidad de este proceso de expansión de las agroindustrias de flores y brócoli en los territorios rurales analizados en este trabajo, donde no existieron procesos importantes de Reforma Agraria.2 2 La Reforma Agraria de 1964, en la provincia de Cotopaxi, se limitó a la eliminación del “huasipungo”, una modalidad precapitalista de trabajo gratuito de los campesinos a cambio del usufructo de pequeñas parcelas de tierra (Martínez Valle, 2016).

En este contexto, la proletarización de la mano de obra adquiere otra dimensión, pues no se efectúa sobre la base de la formación de una fuerza de trabajo “completamente libre” (Marx, 1975MARX, K. El Capital, libro I, capítulo VI (inédito): resultados inmediatos del proceso de producción. México: Siglo XXI Editores, 1975.), sino más bien de una mano de obra que todavía dispone de algo de tierra. Cuestión que ya fue planteada también por Marx cuando analiza el proceso de “subsunción formal” del trabajo al capital que se genera “sobre la base de un proceso laboral preexistente” (1975, p. 55). Esta particularidad también fue examinada por Lenin, en su estudio sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia, al mencionar la presencia de “campesinos con nadiel” (1974, p. 185), y también por Gramsci, en el caso italiano, quien definía a los braceros “como simples campesinos sin tierra” (1974, p. 110). Cabe mencionar que, más recientemente, Arrighi (2009)ARRIGHI, G. Las sinuosas sendas del capital (entrevista de David Harvey). New Left Review, London, n. 56, p. 55-86, 2009., refiriéndose al caso italiano de Calabria, igualmente sostenía que el capitalismo no requiere de una proletarización total de la mano de obra. En realidad, el capitalismo en el campo, especialmente en países donde no se realizaron reformas agrarias importantes, se consolida sin necesidad de proletarizar completamente a la mano de obra, un proceso denominado también como “semiproletarización”, que caracteriza a varias regiones de América Latina (Kay, 2016KAY, C. La transformación neoliberal del mundo rural: procesos de concentración de la tierra y del capital y la intensificación de la precariedad del trabajo. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 1, n. 1, p. 1-26, 2016.). Pero esta proletarización es más avanzada en unos territorios que en otros y tiene su explicación estructural en el nivel o grado de disponibilidad de la mano de obra y de las formas en que se articulan las unidades campesinas con la empresa capitalista que, a su vez, tampoco es una unidad homogénea y puede adoptar diversos caminos de modernización (Arrighi; Piselli, 1987ARRIGHI, G.; PISELLI, F. Capitalist development in hostile environments: feuds, class struggles, and migrations in a peripheral region of southern Italy. Review, [s. l.], v. 10, n. 4, p. 649-751, 1987.).

En este artículo, se indagan las características diferenciadas que adquiere el trabajo asalariado en el territorio dominado por los agronegocios de flores y brócoli en la provincia de Cotopaxi, de acuerdo a su ubicación en territorios donde las familias rurales no tienen tierra, o la tienen en poca cantidad, o en territorios donde todavía las familias disponen de este recurso. Además, se examina las estrategias desplegadas por los agronegocios, orientadas a conservar su posición dominante en el campo social. Ello es factible mediante el control de la mano de obra bajo patrones adaptados a las condiciones socioculturales locales y la búsqueda de adopción de nuevos habitus de trabajo y consumo entre los trabajadores y familias de este territorio. Finalmente, se estudian las implicaciones sociopolíticas de los débiles niveles de organización en la esfera del trabajo y en el ámbito de la comunidad que inciden en la poca capacidad de negociación de los asalariados con los agronegocios. El Estado, independientemente de su color político, ha consolidado en los últimos años un patrón de políticas públicas favorable a los empresarios en desmedro de los trabajadores rurales, actualmente amenazados con políticas de desregulación y flexibilización del mercado laboral.

Este artículo se sustenta en varios trabajos de investigación realizados en la provincia de Cotopaxi, en un primer momento, en 2012 (Martínez Valle, 2015MARTÍNEZ VALLE, L.Asalariados rurales en territorios del agronegocio: flores y brócoli en Cotopaxi. Quito: Flacso, 2015.), y luego en 2019 (Fransoi, 2019FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019.). Se utiliza la información empírica obtenida en encuestas a familias de trabajadores de flores y brócoli, así como información cualitativa proveniente de entrevistas con actores clave y asalariados rurales del territorio investigado.3 3 En la investigación realizada en 2012, se aplicaron encuestas a 94 hogares de trabajadores asalariados de flores y 88 de brócoli, ubicados en el cantón Latacunga de la provincia de Cotopaxi (Martínez, 2015). Esta es la base estadística principal utilizada en este artículo. Igualmente, se realizaron 20 entrevistas cualitativas tanto a trabajadores asalariados de flores y brócoli como a actores clave del territorio investigado. También se recogen algunos de los hallazgos de la investigación realizada en 2019 por María Sol Fransoi, quien encuestó a 80 familias de la comunidad de Yacubamba, perteneciente al cantón Pujilí de la provincia de Cotopaxi (Fransoi, 2019).

LA COMPLEMENTARIEDAD ENTRE AGROINDUSTRIA Y AGRICULTURA CAMPESINA MINIFUNDISTA

Recientes estudios que abordan la persistencia de la pobreza campesina en América Latina (Boltvink, 2012) han retomado el planteamiento de Marx en los Grundrisse sobre la diferencia entre “tiempo de trabajo y tiempo de producción”:

En la agricultura (y en mayor o menor grado en muchos otros ramos de producción) merced a las condiciones del proceso productivo tienen lugar ciertas interrupciones o pausa naturales en el tiempo de trabajo, que en determinado punto debe ser recomenzado para proseguir o completar el proceso; la persistencia del proceso de producción no coincide aquí con la continuidad del proceso laboral (Marx, 1973MARX, K. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858 Vol. 2. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973., p. 108).

Esta inadecuación entre tiempo de trabajo y tiempo de producción en la agricultura capitalista es lo que permitiría aprovechar la mano de obra estacional de los campesinos y sería una de las causas de la pobreza campesina. Así según Boltvinik:

el capitalismo no puede existir en forma pura en la agricultura, sin la oferta campesina de mano de obra estacional la agricultura capitalista sería imposible. No habría (casi) nadie dispuesto a trabajar solo durante las cosechas. Por lo tanto, la permanencia de la agricultura campesina hace posible el agrocapitalismo (Boltvinik, 2012BOLTVINIK, J. Pobreza y resistencia del campesinado: teoría, revisión bibliográfica y debate internacional. Mundo Siglo XXI, v. 8, n. 28, p. 19-30, 2012., p. 22).

Un planteamiento similar también fue abordado anteriormente por Bourdieu (2000)BOURDIEU, P. Esquisse d’une théorie de la pratique précédé de trois études d’ethnologie kabyle. Paris: Éditions du Seuil, 2000. al analizar las estrategias de los kabyles del norte de África. Este autor destaca la oposición entre tiempo de trabajo (corto) y tiempo de producción como una de las contradicciones centrales de la economía kabyl y plantea la presencia de “tiempos fuertes y tiempos débiles” en el año agrícola (Bourdieu, 2000BOURDIEU, P. Esquisse d’une théorie de la pratique précédé de trois études d’ethnologie kabyle. Paris: Éditions du Seuil, 2000., p. 364) que regulan la utilización de la mano de obra familiar y las migraciones (estrategia de los tiempos débiles).

Estos análisis implican ya la existencia de un denominador común (la no correspondencia entre tiempo de trabajo y tiempo de producción) que no solo existe en la agricultura capitalista, sino también en la agricultura campesina. De allí que sea importante analizar qué tipo de campesinos se relacionan con la agricultura capitalista y cuáles son las características en términos de tiempo de producción de esta agricultura. El numerador, por decirlo de alguna manera, puede cambiar desde campesinos con tierra hasta campesinos que ya no disponen de recursos, a excepción de su lote para vivienda y pequeños cultivos de autoconsumo. En este segundo escenario, la fuerza de trabajo estaría disponible todo el año agrícola independientemente del ciclo de producción de la agricultura capitalista. Esta es precisamente la situación de los campesinos de Cotopaxi vinculados a la producción de flores y brócoli, dos cultivos que necesitan de mano de obra durante todo el año. La ventaja – y por eso creemos que existe, como lo señala Boltvinik (2012)BOLTVINIK, J. Pobreza y resistencia del campesinado: teoría, revisión bibliográfica y debate internacional. Mundo Siglo XXI, v. 8, n. 28, p. 19-30, 2012., una “simbiosis” entre capitalismo agrario y campesinos pobres – es que las empresas capitalistas de flores y brócoli demandan mano de obra permanente durante la mayor parte del año (Martínez Valle, 2015MARTÍNEZ VALLE, L.Asalariados rurales en territorios del agronegocio: flores y brócoli en Cotopaxi. Quito: Flacso, 2015.). No obstante, la expansión del agronegocio de brócoli permite que se vinculen trabajadores ocasionales que provienen de comunidades indígenas de altura, sobre todo en los picos de mayor demanda de mano de obra, sin causar mayores modificaciones en sus estrategias productivas.

Por lo mismo, las características de las familias de los trabajadores rurales y de los territorios donde se ubican constituyen variables centrales para explicar las diferencias en la utilización del trabajo asalariado por parte de los agronegocios. Así, en nuestro estudio, los agronegocios utilizan en la parte baja (valle) la mano de obra asalariada en forma permanente, puesto que las familias ya no disponen de tierra o tienen parcelas de residencia, mientras que en la parte alta utilizan mano de obra ocasional para los cultivos de brócoli, en la medida en que allí todavía las familias disponen de parcelas más grandes o tienen expectativas de comprar tierra (Fransoi, 2019FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019.). Si bien el mercado de trabajo se ha expandido en este territorio, tiene sus peculiaridades que dependen de varios factores, como ubicación geográfica de las parcelas, disponibilidad de tierra y tipo de cultivo agroindustrial. Pero en general, se puede concluir que en la medida en que existe escasez de tierra entre las familias campesinas, se ha formado un excedente territorial de fuerza de trabajo que abastece a las empresas agroindustriales de acuerdo a sus necesidades.

La información que disponemos muestra que hacia el año 2012 la mayoría de las familias investigadas de los trabajadores de flores y brócoli no tenían tierra o la tenían en muy poca cantidad. Esto significaba que un 74 % de las familias productoras de flores y un 77 % de las de brócoli no poseían condiciones para elaborar estrategias de reproducción en torno al recurso tierra. En realidad, conformaban un estrato de familias de asalariados rurales que dependían para su supervivencia del trabajo en las empresas de flores y brócoli.

Los datos del Gráfico 1 revelan que la parcela ya no puede servir de base para la producción agropecuaria local, tampoco para la reproducción económica y social de la familia. No obstante, desempeña un rol estratégico para las agroindustrias en tanto constituyen una ancla territorial que permite a los trabajadores vivir cerca de las empresas. Se trata de una situación de “proximidad geográfica o física” (Torre; Beuret, 2012TORRE, A.; BEURET, J.-E. Proximités territoriales. Paris: Anthropos, 2012.) que posibilita a las empresas utilizar una mano de obra barata (ahorro de costos de transacción), sin tener que preocuparse de obtenerla en territorios más distantes, como sucede, por ejemplo, en las plantaciones bananeras de la costa ecuatoriana.

Gráfico 1
– Disponibilidad de tierra en las familiasde los asalariados

La escasez de tierra es, entonces, una condición estructural entre las familias de los trabajadores vinculados al agronegocio, que empuja a sus miembros activos hacia una proletarización generalizada. Esta situación no es excepcional en la sierra ecuatoriana y está presente también en los territorios dominados por las empresas florícolas en la provincia de Pichincha (Tabacundo y Cayambe) e Imbabura (Korovkin, 2004KOROVKIN, T. Globalización y pobreza: los límites sociales del desarrollo de la floricultura de exportación. In: KOROVKIN, T. (org.). Efectos sociales de la globalización: petróleo, banano y flores en el Ecuador. Quito: Abya Yala, p. 79-127, 2004.). Según Rubio, las empresas florícolas no destruyen completamente a las familias campesinas, pero los productores “no tienen que vender más que su fuerza de trabajo” (2008, p. 56).

De esta forma, el capitalismo agrario en cierta forma ha resuelto el desajuste entre el tiempo de producción y el tiempo de trabajo al dotar a los campesinos parcelas insuficientes para que puedan implementar actividades agropecuarias independientes, además, ha logrado retener a la mano de obra al “alcance de la mano”. La insuficiencia de tierra y la proximidad geográfica de las parcelas respecto a las agroindustrias generan las mejores condiciones para que el capitalismo agrario funcione en forma óptima en estos territorios. Por un lado, una proporción de los trabajadores todavía conservan sus miniparcelas y, por lo mismo como lo hemos mencionado, no son trabajadores completamente “libres”, por otro, estos trabajadores están disponibles la mayor parte del año para trabajar en las flores y brócoli, que demandan mano de obra sin vaivenes estacionales.4 4 Como lo veremos más adelante, la excepción son las mujeres asalariadas del brócoli que pertenecen a familias que disponen de tierra y que están ubicadas en comunidades indígenas en la zona de Pujilí; la vinculación salarial de carácter ocasional se da por cortas temporadas, una vez que se terminan las actividades de cosecha, siembra y deshierbe. Entrevista a María, Jornalera, Yacubamba, Pujilí, marzo de 2012. La formación de asalariados puros y de campesinos “marginales o muy pobres” que no dependen de la parcela como medio principal para asegurar sus forma de vida y que conformarían la base del proceso de acumulación capitalista en este territorio, ha sido también conceptualizada por Bernstein bajo la noción de “trabajadores rurales más allá de la parcela”. Según este autor:

Ambas categorías de trabajo, que típicamente tienen límites sociales muy fluidos, pueden emplearse localmente en las granjas de los vecinos (capitalistas y pequeños productores de productos básicos), o por estacionalidad en zonas más distantes de la agricultura capitalista y de la producción de productos básicos bien establecida – a veces en otros países, o en pueblos y ciudades dentro de sus propios países o, de nuevo, internacionalmente (Bernstein, 2018, p. 184).

La mano de obra de los hijos, en cambio, se encontraba vinculada mayoritariamente con trabajo asalariado en las agroindustrias de flores y brócoli, y en otras actividades fuera de la parcela. Así el 56 % de los hijos de las familias de flores y el 56,4 % de las familias de brócoli eran trabajadores asalariados en las agroindustrias, lo que confirma la desvinculación de la mano de obra familiar respecto a las actividades agropecuarias de la familia.

Las familias sin tierra y con menos de 1 ha aportan con el mayor volumen de asalariados a las agroindustrias en la medida en que son las más numerosas, mientras que disminuyen en las familias con más recursos. Pero incluso en los hogares que disponen de un poco de tierra, el trabajo asalariado afecta la disponibilidad de la mano de obra de los hijos que prefieren el salario a cualquier forma de solidaridad doméstica.5 5 El rol de la parcela familiar es central en el modelo de explotación de la mano de obra por parte de los agronegocios, pues esto permite “completar el salario” con productos de autoconsumo y de esta manera mantener los salarios bajos (Rubio, 2008, p. 44).

Según plantea un pequeño propietario de la parroquia florícola Aláquez:

No, muchas veces no ayudan los hijos. Como dicen las mamás, ellos se acostumbraron a tener dinero y por eso es difícil que ayuden en la casa. La madre de familia decía: “antes mi hijo me ayudaba a cortar la hierba para los animales como cuyes, cerdos, conejos. Ahora que trabaja en la florícola ya no quiere cortar hierba, ya no quiere ayudar porque él ya viene trabajando y le da dinero para la casa y no tiene porqué cortar hierba y mucho menos cuidar las vacas” (G. G. Aláquez, 17/12/2012).

Según los datos del Gráfico 2, la mayoría de los trabajadores asalariados son permanentes, esto es, trabajan durante la mayor parte del año en las actividades de flores y brócoli que, como lo hemos mencionado, no se caracterizan por la estacionalidad de los cultivos. La mano de obra ocasional o temporal es una minoría (5,6 % para las flores y 6,5 % para el brócoli). Este es un indicador fuerte del nivel de proletarización existente en este territorio y que muestra, además, las pocas posibilidades de que las familias puedan impulsar una agricultura en base al trabajo familiar. Un proceso bastante similar a la “desfamilización” señalada por Camarero (2017)CAMARERO, L. Trabajadores del campo y familias de la tierra. Instantáneas de la desagrarización. Ager: Revista de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo Rural, Zaragoza, n. 23, p. 163-195, 2017. para las regiones del sur de España. Igualmente, es un indicador del grado de complementariedad – o simbiosis según Boltnivink (2012) – entre los campesinos con pocos recursos o sin tierra y la agroindustria, pues no existen obstáculos internos (faenas en sus parcelas) para integrarse en el trabajo asalariado.

Gráfico 2
– Asalariados permanentes por parentesco

Ahora bien, la mayor parte de esta mano de obra permanente está compuesta por los jefes de familia y los hijos, aunque la participación de las mujeres es también importante. En la práctica, no hay mano de obra familiar en edad activa que pueda dedicarse a las actividades agropecuarias en el caso de disponer de tierra. En efecto, los hijos representaban en las flores solo el 1,5 % de la mano de obra familiar utilizada en la parcela, mientras que en el brócoli llega al 4,1 %. El mayor volumen de mano de obra en las actividades de la parcela correspondía a la participación de padres (abuelos) y cónyuges (70,1 % en las flores y 57,2 % en el brócoli), es decir, una mano de obra conformada por ancianos y mujeres. Esta situación se ajusta a la poca disponibilidad de tierra que solo permite utilizar la “fuerza de trabajo marginal” de la familia (Tepicht, 1973), compuesta por mujeres y personas de edad avanzada, una evidencia de la “desestructuración” de las unidades campesinas (Rubio, 2008RUBIO, B. El dominio del capital en actividades no tradicionales de exportación: las florícolas. In: RUBIO, B. (org.). Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas en el Ecuador. Quito: La Tierra, 2008. p. 35-60., p. 55).

En la medida en que el agronegocio, sobre todo de brócoli, también se ha expandido hacia territorios más altos, poblados por comunidades indígenas que disponen de un poco más de tierra en relación a las unidades familiares del valle, también se ha expandido el proceso de proletarización. En efecto, como lo muestran recientes estudios realizados en la parroquia de Pujilí, en la misma provincia de Cotopaxi, existe una vinculación importante de mano de obra de estas familias indígenas en el cultivo del brócoli, aunque adquiere otras características que las señaladas para los trabajadores de los cultivos de flores ubicados en la parte baja. Así por ejemplo, una de las características importantes del estudio de caso de la comunidad de Yacubamba realizado por Fransoi (2019)FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019. es que estas familias lograron acceder a la tierra, ya sea vía reforma agraria en 1964 (eliminación de los huasipungos) o por el limitado mercado de tierra controlado por los dueños de las haciendas que se iban desprendiendo de los terrenos más altos y de menor calidad. Es interesante señalar que los dos procesos se realizaron por medio de venta de tierras, lo que consolidó la diferenciación social entre familias con más tierra y otras que incluso tuvieron que migrar de la zona al no poder pagar las deudas. De esta forma, las posibilidades de acceder a la tierra aunque sea en mínima proporción se convirtió en una “ancla campesina” que todavía se puede encontrar en el imaginario de las familias, a pesar de que la mayoría de estas tienen miembros que venden la fuerza de trabajo en las empresas de brócoli.6 6 Según el estudio mencionado de Fransoi, el 54 % de las familias sin tierra o con parcelas menores de 1 ha tienen trabajadores asalariados permanentes, mientras que el 48,6 % de las familias que tienen entre 1 y 5 ha tienen trabajadores ocasionales (2019, p. 87).

No obstante, la realidad indica que en esta comunidad existe un importante proceso de proletarización de miembros jóvenes, en especial mujeres, que se ha consolidado debido a la cercana presencia de las agroindustrias. Estas empresas demandan trabajadores permanentes u ocasionales de acuerdo a sus necesidades y, para ello, utilizan intermediarios locales que tienen un conocimiento cercano de las familias de la comunidad. Estas relaciones clientelares funcionan con mucho éxito en las empresas de flores y de brócoli, además generan lazos personalizados tanto entre empresarios e intermediarios como entre estos y los trabajadores (Martínez, 2019).

Como lo menciona una joven jornalera de la comunidad de Yacupamba:

Muchas veces, cuando ya salimos del colegio, la situación de nosotros ya toma nuestra propia responsabilidad, si nos casamos, ya es tener otra responsabilidad, para ya apartarnos y no vivir así conjuntamente con nuestros padres… y al momento de que salimos del colegio no hay una fuente de trabajo estable para nosotros, no hay un lugar que digan “ahí pueden ir”, no hay. Entonces de tarde, si vienen (los intermediarios) y dicen, “¿no quieren ir a trabajar, así en apoyo, así en brócoli?”, al ver eso, nosotros ya decimos… es una emoción, ya siendo como una fuente de trabajo, un ingreso que nos favorezca, siempre emocionados ya, y cuando ahí vienen, nosotros ya decimos: “bueno, sí, vamos. ¿a qué hora va a venir? o ¿qué tenemos que llevar?” Todo preguntamos, con qué herramienta debemos ir, si es con azadón, cuchillo, plástico, así todo ya, y ahí ellos nos dicen que con qué tenemos que ir, y de ahí nos vamos ya (Entrevista a Olga, Yacubamba, 12/06/2019).7 7 Entrevista realizada por S. Fransoi (2019).

Finalmente, señalemos que la ampliación territorial de los cultivos de brócoli hacia áreas de comunidades indígenas evidencian la estrategia del capitalismo orientada a la captación de mano de obra barata, sin importar demasiado si esta es “semiproletaria” (con acceso a parcelas) o en una situación más cercana a proletarización (trabajador sin tierra). De hecho, los campesinos están conscientes de que el trabajo en la agroindustria de brócoli es importante para la reproducción de las unidades familiares, especialmente de aquellas que no tienen tierra o tienen parcelas pequeñas, de allí su interés en buscar las posibilidades de pasar de la situación de trabajador ocasional con mayores niveles de precarismo a trabajador permanente con mejores garantías en cuanto a salarios, pago de horas extras, seguridad social, etc.

Un último elemento importante que destacar es que en este territorio no existe una amenaza de las empresas de flores y brócoli sobre los recursos de los campesinos, pues no buscan convertirlos en trabajadores sin tierra por medio de un proceso de expropiación de sus parcelas. Para las empresas es mucho más conveniente disponer de una reserva de mano de obra conformada por campesinos minifundistas en el mismo territorio que movilizar fuerza de trabajo desde otros lugares, lo que supondría un incremento en los costos de transporte, movilización y alojamiento, tal como sucede en los agronegocios orientados a la exportación en países como México, Argentina, Brasil y Uruguay (Grammont; Lara Flores, 2010; Ortiz; Aparicio, 2007ORTIZ, S.; APARICIO, S. How labourers fare in fresh fruit export industries: lemon production in Northern Argentina. Journal of Agrarian Change, Hoboken, v. 7, n. 3, p. 382-404, 2007.; Riella, 2013RIELLA, A. Cadenas globales y trabajo rural: la producción de arándanos en el Uruguay. Revista de Ciencias Sociales, San José, v. 26, n. 32, p. 113-132, 2013.; Selwing, 2007; Steimbreger, 2011). Esta constatación nos induce a pensar en las ventajas o desventajas de una determinada conformación territorial. En el caso estudiado estamos en presencia de territorios “densamente poblados” con acceso desigual y limitado a parcelas que, por un lado, facilitan la circulación de la mano de obra sin necesidad de acudir a la migración poblacional de otros territorios y, por otro, permiten que una parte importante del costo de reproducción de la misma sea asumida por las familias de los trabajadores.

HACIA LA CONFORMACIÓN DE UN TERRITORIO EN CLAVE MERCANTIL

La consolidación del agronegocio de flores y brócoli ha contribuido a la ampliación y profundización de las relaciones mercantiles en el territorio mediante la dinamización de un mercado de trabajo, pero también de tierra y de consumo. Según Polanyi, esto significa que “en lugar de estar encajada la economía en las relaciones sociales, las relaciones sociales están encajadas dentro del sistema económico” (2004, p. 90). En efecto, como lo hemos analizado, la consolidación de relaciones salariales se adapta a las condiciones de la oferta proveniente de los productores pobres que no está determinada por la dinámica de la agricultura familiar dada la exigüidad de sus recursos. Y si bien en las comunidades indígenas de la parte alta todavía subsisten “resistencias” más culturales que económicas a la proletarización, finalmente la estrategia de venta de fuerza de trabajo es también la predominante.

La disponibilidad del salario, convertido en la principal fuente de ingreso de las familias rurales de este territorio, permite no solo la reproducción del grupo familiar, sino igualmente el desarrollo de tendencias de consumo que no están vinculadas con la lógica campesina. En efecto, los tres rubros más importantes del gasto de las familias de los trabajadores de flores y brócoli de la parte baja son: la alimentación, la educación y los gastos personales; mientras los gastos orientados a la parcela son mínimos.8 8 Según los datos de la encuesta realizada en 2012, las familias de trabajadores de flores gastaban el 26 % en alimentos, el 21 % en educación y el 16 % en gastos personales, frente a solo el 2 % en la parcela. La tendencia era similar entre las familias de trabajadores de brócoli: el 27 % en alimentos, el 14 % en educación y el 19 % en gastos personales, y tan solo el 1 % en la parcela. Esta tendencia indica la mínima proporción destinada al gasto productivo, pues la parcela no cumple un rol importante en la reproducción de estas familias. Vale la pena mencionar que los “gastos personales” se refieren principalmente a la compra de artículos de línea blanca, celulares, motos, etc., nuevos objetos de consumo demandados especialmente por la población joven, que responden a nuevas necesidades creadas por el trabajo asalariado (Martínez Valle, 2015MARTÍNEZ VALLE, L.Asalariados rurales en territorios del agronegocio: flores y brócoli en Cotopaxi. Quito: Flacso, 2015.) y, por supuesto, a nuevos habitus que se han incorporado en la vida diaria de estos trabajadores mediante “las experiencias acumuladas” y una mayor integración en el mundo del consumo capitalista (Bourdieu; Wacquant, 2005BOURDIEU, P.; WACQUANT, L. Una invitación a la sociología reflexiva. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2005.). Este patrón de consumo netamente mercantil varía en la parte alta, donde las familias en forma diferenciada buscan incrementar el recurso tierra a pesar de que ya no existen muchas posibilidades para ello.9 9 Las ventas de tierra de la parte alta, por parte de los hacendados, se dieron entre los años 1990-2012. A partir de entonces, las mejores tierras fueron compradas por las empresas de brócoli (Fransoi, 2019). Pero igualmente entre estas familias indígenas el mayor porcentaje del gasto se orienta a la alimentación, lo cual revela la insuficiencia de la producción agropecuaria, mientras otro importante porcentaje se orienta a pagar las deudas originadas por la compra de pequeños lotes de altura. De esta forma, el salario obtenido como trabajadores asalariados, sea temporales o permanentes, es esencial para la reproducción de estas familias “semiproletarias” todavía con un pie en la parcela campesina.

No obstante, tanto los asalariados ubicados en la parte baja como los semiproletarios de la parte alta se encuentran inmersos en un campo social dominado por los agronegocios. Utilizamos la noción de campo social de Bourdieu (2013), en tanto espacio social donde los agentes sociales (en forma individual o colectiva) se posicionan de acuerdo a la disponibilidad de capitales (económico, social y cultural) y desarrollan estrategias tendientes a modificar o a consolidar su situación en el campo social. Lo importante, según el sociólogo, es que se trata de un campo dinámico o “campo de fuerzas” que tiene dos momentos:

  1. las propiedades del campo como campo de fuerza, es decir, como espacio de determinación de las posiciones de las conductas; 2) las propiedades del campo como campo de luchas destinadas a transformar o preservar el campo de fuerza (Bourdieu, 2015, p. 568).

Los agronegocios, por supuesto, desarrollan estrategias para conservar su posición de privilegio y dominio en este campo. Mencionemos dos estrategias relacionadas con los trabajadores asalariados. La primera es el control de la mano de obra proveniente de unidades familiares que anteriormente estuvieron insertas en el sistema de hacienda. Nada mejor que utilizar mecanismos clientelares para reclutar la mano de obra y evitar su organización bajo patrones sindicales modernos. Estos mismos mecanismos clientelares son utilizados con la mano de obra que proviene de comunidades indígenas de altura, donde, además, se acude a los intermediarios locales que conocen las comunidades por dentro, puesto que son parte de ellas y que utilizan los mecanismos tradicionales de reciprocidad y compadrazgo para reclutar a los trabajadores temporales según las necesidades de las empresas. La segunda estrategia es más sofisticada y se relaciona con las nuevas prácticas económicas a las que deben someterse los asalariados, que van desde la puntualidad en los horarios, el trabajo intensivo en las empresas, hasta el pago del salario en los bancos, con la consecuente utilización de tarjetas de débito y cada vez menos en moneda corriente. Este “disciplinamiento” de la fuerza de trabajo es rápidamente absorbido por los trabajadores jóvenes, pero tiene resistencias entre los trabajadores de más edad, acostumbrados a las viejas relaciones paternalistas con los antiguos hacendados. La creación de nuevos habitus y el consecuente abandono de aquellos que predominaban en las relaciones laborales anteriores es el objetivo de las empresas. Se trata de un proceso de transformación profunda de valores y prácticas que estaban centradas en las familias campesinas y el inicio de un proceso que Bourdieu menciona como de “conversión al espíritu de cálculo y de la ganancia” que caracteriza a la economía capitalista (2003, p. 84).

De esta forma, en este nuevo campo social que solo en apariencia puede ser similar al que existía en la época de las haciendas, los empresarios y su cuerpo de técnicos implementan estrategias orientadas al cambio de habitus entre los trabajadores para de esa forma inculcar prácticas que se acoplen a las prioridades de los agronegocios. El cambio de habitus supone no solo el abandono de prácticas de reciprocidad y solidaridad enraizadas en la comunidad campesina, sino también la adopción de nuevas prácticas y comportamientos de trabajo y consumo en un mundo hasta entonces solo marginalmente explorado por los trabajadores (acceso a celulares, supermercados, ropa de marca, motocicletas, etc.). Desde esta perspectiva, estos trabajadores se integran en la sociedad actual no solo como productores, sino también como consumidores plenos (Bauman, 2003BAUMAN, Z. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Gedisa, 2003.).

Esta dimensión que va más allá de la esfera de la producción y que se relaciona con los cambios en los patrones de consumo de la sociedad rural no ha sido analizada en profundidad, pero conforma uno de los ejes de la transformación actual de la sociedad rural y que en nuestro caso de estudio se relaciona con los nuevos roles que cumplen los jóvenes en los territorios rurales donde el capitalismo es dominante en el campo social.10 10 Los estudios sobre las prácticas de consumo en la sociedad rural han sido abordados marginalmente, incluso en los países desarrollados como es el caso de Francia (Laferté, 2019). Las estrategias utilizadas por los empresarios que ocupan la posición dominante en el campo social buscan una adecuación del habitus al campo económico (Bourdieu, 2017), en este caso, dominado por los agronegocios. La estrategia de dominación de los empresarios apunta no solo a la extracción de plusvalía (absoluta y relativa) de los trabajadores asalariados, sino también a crear los mecanismos de adecuación entre el cambio de habitus de los trabajadores con o sin tierra y el campo social. Según Boyer (2017BOYER, R. Postface. Économie et sciences sociales: une alternative à l’impuissance des théories économiques? In: BOURDIEU, P. Anthropologie économique: cours du Collège de France 1992-1993. Paris: Seuil, p. 293-323, 2017., p. 310), la adecuación entre habitus y campo social solo puede ser transformada por la irrupción de nuevos actores externos en el campo social, principalmente nuevos empresarios y el Estado. En el territorio estudiado, no existiría por el momento la amenaza proveniente de nuevos actores empresariales que entren a competir utilizando nuevos productos y nuevas tecnologías, en cambio, el papel del Estado es importante, puesto que puede implementar políticas como lo menciona Bourdieu (1999BOURDIEU, P. Contrafuegos: reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal. Barcelona: Anagrama, 1999., p. 12): “con la mano izquierda o con la mano derecha”. En el caso ecuatoriano, como lo analizaremos más adelante, el Estado ha impulsado recientemente políticas con la “mano derecha” como la desregulación del mercado de trabajo, consolidando aún más la dominación de los empresarios sobre los trabajadores.

LA FLEXIBILIZACIÓN DEL MERCADO LABORAL EN CURSO

Varios trabajos realizados en América Latina han caracterizado como precarias a las relaciones trabajo-capital que existen en los agronegocios (Cavalcanti, 2015; Lara Flores, 2001LARA FLORES, S. M. Análisis del mercado de trabajo rural en México en un contexto de flexibilización. In: GIARRACCA, N. (org.). ¿Una nueva ruralidad en América Latina? Buenos Aires: Clacso, 2001. p. 363-382.; Piñeiro, 2011PIÑEIRO, D. E. Precariedad objetiva y subjetiva en el trabajo rural: nuevas evidencias. Revista de Ciencias Sociales, San José, v. 24, n. 28, p. 11-33, 2011.). Según Paugam (2007)PAUGAM, S. La solidaritéorganique à l’épreuve de l’intensification du travailet de l’instabilité de l’emploi. In: PAUGAM, S. (org.). Repenser la solidarité: L´apport des sciences sociales. Paris: Presses Universitaires de France, p. 379-396, 2007., es importante considerar la “doble precariedad” existente en el empleo y en el trabajo. Desde esta perspectiva, el empleo precario se refiere a las condiciones mínimas de la relación trabajo-capital, regulada normalmente por la legislación laboral de cada país (contratos de trabajo, salarios, seguridad social, pago de horas extras, etc.), mientras que el trabajo precario se refiere a las condiciones existentes en el proceso de trabajo que permitan un buen aprovechamiento de las capacidades del trabajador o que este se sienta a gusto en el trabajo que realiza. Considerando el primer criterio, en la investigación realizada sobre los agronegocios de flores y brócoli en la provincia de Cotopaxi (Martínez, 2015), se planteaba que el nivel de precarización del empleo no era muy alto (34,4 % en flores y 28 % en brócoli) en gran parte debido al importante esfuerzo por parte del Estado en la regulación del mercado laboral rural durante el gobierno de Rafael Correa, especialmente en lo que tiene que ver con el cumplimiento de las normativas laborales del Código de Trabajo (Clark, 2017CLARK, P. Neo-developmentalism and a “vía campesina” for rural development: Unreconciled projects in Ecuador’s Citizen’s Revolution. Journal of Agrarian Change, Hoboken, v. 17, n. 2, p. 237-437, 2017.).

En efecto, los empresarios tenían la obligación de cumplir con la normativa de la ley laboral vigente hasta el año 2019. Pero ya desde principios de la década del 2010 existieron fuertes presiones de las Cámaras de la Producción, así como de los gremios de productores de flores y brócoli para flexibilizar el mercado laboral. Para los empresarios, mantener un salario cercano a US$ 300 era excesivo, así como respetar la jornada laboral de 8 horas, asegurar a los trabajadores, pagar horas extras, etc. Frente a la permanente oferta de mano de obra local, ubicada en las proximidades de las empresas, las leyes de la oferta y demanda del trabajo no funcionaban en beneficio de los empresarios, de allí su empeño en modificarlas mediante la flexibilización del mercado laboral. Según detallan los datos del Gráfico 3, los niveles de organización de los trabajadores de flores y brócoli eran bajos hacia el 2012.

Gráfico 3
– Pertenencia de los asalariados a algún tipo de organización, sindicato o asociación de trabajadores

El nivel de organización de los trabajadores es desigual, y aparentemente los datos podrían indicar un mejor nivel de organización entre los trabajadores del brócoli. No obstante, es preciso indicar que el tipo de organización de estos trabajadores corresponde a lo que en Ecuador se conoce como “Comité de Empresa”, una organización que proviene de la iniciativa empresarial, orientada a conceder ciertos beneficios a los trabajadores (guarderías, comedores, servicios de salud, contratos de trabajo) y, sobre todo, plantear una alternativa al modelo de organización sindical, considerado como peligroso y nada conveniente para los trabajadores.

Ahora bien, existen factores internos y externos que han incidido en la situación actual de flexibilización laboral en estos territorios considerados como de “baja densidad organizativa” tanto a nivel de la esfera del trabajo como en el contexto de la comunidad. Un primer elemento que destacar es la dificultad que tienen los trabajadores para organizarse en sindicatos, ya sea por desconocimiento de esta modalidad o por la oposición de los empresarios, lo que ha conducido a sanciones duras (pérdida del trabajo) para los trabajadores que pretenden organizarse bajo esta modalidad. Pero igualmente, las relaciones solidarias de cooperación y reciprocidad fuera del ámbito familiar se encuentran en crisis a nivel de las comunidades o barrios a los que pertenecen estos trabajadores (Martínez, 2015).

Un segundo elemento que destacar es que estos trabajadores carecen de apoyos externos, especialmente del Estado, factor central en el proceso de regulación del mercado de trabajo. En efecto, durante el gobierno de Correa, caracterizado como “populista neodesarrollista” (Vergara-Camus; Kay, 2018VERGARA-CAMUS, L.; KAY, C. La economía política agraria de los gobiernos de izquierda en América Latina: el agronegocio, el campesinado y los límites del neoliberalismo. In: KAY, C.; VERGARA-CAMUS, L. (orgs.). La cuestión agraria y los gobiernos de izquierda en América Latina: campesinos, agronegocio y neodesarrolismo. Buenos Aires: Clacso, 2018. p. 349-395.), si bien se logró que se aplicaran las leyes laborales básicas, no existió ninguna iniciativa tendiente a obligatoriedad de la organización sindical entre los trabajadores rurales. En el actual gobierno de Lenín Moreno, bajo influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) en una coyuntura de crisis sanitaria por efecto del covid-19 y la presión de los empresarios, se expidió una nueva legislación laboral cuyo objetivo final es la flexibilización del mercado de trabajo. De esta forma, la Ley de Apoyo Humanitario y la de Ordenamiento de las Finanzas Públicas inciden en la estabilidad laboral de los trabajadores en general y de los asalariados rurales en particular.11 11 Publicada en el Registro Oficial del 22 de junio del 2020. Esta legislación se concentra en aspectos centrales que afectan a las condiciones de trabajo de los asalariados rurales, tales como: la reducción de la jornada laboral de hasta un 50 % por un año, renovable por un año más, pago del salario en función de las horas trabajadas, terminación de la relación laboral sin indemnización, ya sea por fuerza mayor o caso fortuito. De esta forma, los agronegocios disponen, por fin, de una puerta abierta para la flexibilización laboral a su antojo, especialmente en territorios donde los trabajadores carecen de un buen nivel de organización.

Hay que precisar, sin embargo, que la desregulación del mercado laboral no afectará por igual a los trabajadores de flores y brócoli.12 12 De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), hasta junio del 2020 el desempleo entre los jóvenes rurales llegó al 11,9 % y el empleo adecuado solo al 6,3 %. La caída de las exportaciones de flores, a partir de la pandemia, afectó notablemente a las florícolas cuyas exportaciones disminuyeron en el período enero-junio en un 6 % (Expoflores, 2020EXPOFLORES. Información económica. [S. l.], jun. 2020. Disponible en: https://expoflores.com/inteligencia-de-mercados/. Acceso en: 22 sep. 2020.
https://expoflores.com/inteligencia-de-m...
). Los empresarios, aún antes de que se decrete la Ley de Apoyo Humanitario, ya planteaban la reducción del número de trabajadores, aplicando la causal “de fuerza mayor y caso fortuito” existente en el Código de Trabajo.13 13 Numeral 6.º del artículo 179 del Código de Trabajo de Ecuador. Actualmente, en las empresas florícolas de Cotopaxi, se están despidiendo masivamente a los trabajadores jóvenes que al presente no tienen mayor opción de trabajo en sus comunidades. En el caso del brócoli, en cambio, si bien no disminuyó la demanda del mercado externo, la desregulación del mercado laboral afectará especialmente a los trabajadores indígenas de las comunidades altas que no tienen contratos de trabajo y que dependen del sistema local de intermediación para obtener trabajo. No obstante, tanto en las flores como en el brócoli serán los jóvenes, especialmente las mujeres, el contingente laboral más afectado, lo que incidirá en una crisis de reproducción económica de las familias que tienen miembros asalariados en el agronegocio. En efecto, los jóvenes rurales que se verán afectados por el desempleo tendrán muchas dificultades en vincularse a las actividades productivas en las exiguas parcelas familiares y en sus comunidades. En este sentido, se cortocircuitarán las modalidades de reproducción de las familias en base al trabajo asalariado. Pero tampoco se podrán reactivar los circuitos de migración hacia las ciudades como lo hacían anteriores generaciones hasta dos décadas, puesto que en la coyuntura actual de la pandemia de covid-19 es muy difícil encontrar trabajo donde ya existe una alta tasa de desempleo, además de correr el serio riesgo de contaminación en los ya sobrepoblados espacios urbanos.

CONCLUSIONES

En este artículo se ha abordado las condiciones específicas de la reciente vinculación salarial que existen en los territorios en los que están presentes los agronegocios de flores y brócoli en la provincia de Cotopaxi. Más allá del estudio de caso, hemos querido resaltar que detrás de las varias modalidades de utilización de la mano de obra, existe una “complementariedad” entre las unidades campesinas y el agronegocio que caracteriza al desarrollo del capitalismo en el campo en este territorio. En efecto, el excedente de fuerza de trabajo de las unidades campesinas minifundistas con poca tierra o sin tierra es absorbido por los agronegocios no solo en forma temporal, sino permanente. De esta forma, los reducidos espacios campesinos reproducen mano de obra en forma constante para los agronegocios al no disponer de suficientes recursos productivos, mientras las empresas son fuente de empleo permanente al implementar cultivos y actividades articuladas a cadenas de producción durante todo el año.

La ampliación del cultivo del brócoli hacia espacios más campesinos de altura no se produce en una expropiación de las parcelas, sino en la incorporación de mano de obra permanente u ocasional, utilizando mecanismos como el sistema de intermediación laboral que descansa en relaciones tradicionales (compadrazgo, reciprocidad, etc.) todavía vigentes en las comunidades indígenas.

La estrategia de dominación de las empresas en el campo social se orienta principalmente hacia la búsqueda de un cambio de habitus entre los trabajadores asalariados para lograr una mayor eficiencia en el trabajo y, así, imponer más fácilmente las reglas de juego del trabajo asalariado (Bourdieu, 2003BOURDIEU, P. La fabrique de l’habitus économique. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Paris, n. 150, p. 79-90, 2003.). Esta estrategia es adoptada más fácilmente por los trabajadores jóvenes, mientras hay resistencia entre los trabajadores de más edad y de aquellos que pertenecen a comunidades altas, todavía inmersos en comportamientos tradicionales como lastre de la época de hacienda. La dominación económica, social y política de los agronegocios se ve favorecida también por la poca densidad organizativa que se observa especialmente en el espacio de trabajo. En este sentido, es notable la ausencia de sindicatos de trabajadores y la generalización de formas organizativas patronales como los Comités de Empresa, sobre todo, entre los trabajadores del brócoli.

La poca “densidad organizativa” que existe tanto en los lugares de trabajo como en los espacios de residencia no ha permitido generar “espacios sociales de resistencia” (Scott, 2004SCOTT, J. C. Los dominados y el arte de la resistencia. Ciudad de México: Era, 2004., p. 149) al capital. Los actuales niveles de organización entre los asalariados son bajos, incluso los que existen provienen de las iniciativas de los empresarios y no de los trabajadores. Hasta en las comunidades la debilidad del capital social es, sin duda, un factor que impide desarrollar estrategias colectivas en el campo social, de momento dominado por los agronegocios.14 14 Así, por ejemplo, en el estudio realizado en 2012, se constató que las “relaciones de reciprocidad” como los “prestamanos” no existían en un 60 % en las familias de trabajadores de flores y en un 67 % en las de brócoli (Martínez Valle, 2015).

Por último, la regulación del funcionamiento del mercado laboral que fue una de las políticas importantes del gobierno de Correa ha sido poco a poco erosionada por las presiones de las organizaciones empresariales que durante toda la década pasada buscaron una flexibilización laboral que los beneficiara. El actual gobierno, aprovechando la coyuntura de la pandemia del covid-19, terminó por ceder y decretó la Ley de Apoyo Humanitario que consagra una flexibilización radical del mercado laboral y la precarización del empleo rural. El poco apoyo del Estado a la consolidación de organizaciones de trabajadores y el diseño de políticas de flexibilización laboral, en una coyuntura de expansión del covid-19, indican el giro a la derecha de las políticas públicas que responden a las imposiciones del FMI en una situación de crisis económica, pero que puede acarrear efectos altamente nocivos para las familias de los asalariados rurales y familias campesinas vinculadas al agronegocio.

Mapa 1
– Ubicación del área de estudio

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    El agronegocio de flores y brócoli se desarrolló desde la mitad de los años 1980 y actualmente se ha expandido a varias provincias de la sierra ecuatoriana. Ecuador es el tercer exportador mundial de flores, principalmente hacia Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea. Es también el sexto exportador mundial de brócoli hacia Estados Unidos, Unión Europea y Japón (Expoflores, 2020EXPOFLORES. Información económica. [S. l.], jun. 2020. Disponible en: https://expoflores.com/inteligencia-de-mercados/. Acceso en: 22 sep. 2020.
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    ).
  • 2
    La Reforma Agraria de 1964, en la provincia de Cotopaxi, se limitó a la eliminación del “huasipungo”, una modalidad precapitalista de trabajo gratuito de los campesinos a cambio del usufructo de pequeñas parcelas de tierra (Martínez Valle, 2016MARTÍNEZ VALLE, L. Territorios campesinos y reforma agraria: el caso de las cooperativas indígenas de la sierra ecuatoriana. Mundo Agrario, Buenos Aires, v. 17, n. 35, p. 1-15, 2016. Disponible en: http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/MAe019. Acceso en: 22 sep. 2020.
    http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/arti...
    ).
  • 3
    En la investigación realizada en 2012, se aplicaron encuestas a 94 hogares de trabajadores asalariados de flores y 88 de brócoli, ubicados en el cantón Latacunga de la provincia de Cotopaxi (Martínez, 2015). Esta es la base estadística principal utilizada en este artículo. Igualmente, se realizaron 20 entrevistas cualitativas tanto a trabajadores asalariados de flores y brócoli como a actores clave del territorio investigado. También se recogen algunos de los hallazgos de la investigación realizada en 2019 por María Sol Fransoi, quien encuestó a 80 familias de la comunidad de Yacubamba, perteneciente al cantón Pujilí de la provincia de Cotopaxi (Fransoi, 2019).
  • 4
    Como lo veremos más adelante, la excepción son las mujeres asalariadas del brócoli que pertenecen a familias que disponen de tierra y que están ubicadas en comunidades indígenas en la zona de Pujilí; la vinculación salarial de carácter ocasional se da por cortas temporadas, una vez que se terminan las actividades de cosecha, siembra y deshierbe. Entrevista a María, Jornalera, Yacubamba, Pujilí, marzo de 2012.
  • 5
    El rol de la parcela familiar es central en el modelo de explotación de la mano de obra por parte de los agronegocios, pues esto permite “completar el salario” con productos de autoconsumo y de esta manera mantener los salarios bajos (Rubio, 2008RUBIO, B. El dominio del capital en actividades no tradicionales de exportación: las florícolas. In: RUBIO, B. (org.). Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas en el Ecuador. Quito: La Tierra, 2008. p. 35-60., p. 44).
  • 6
    Según el estudio mencionado de Fransoi, el 54 % de las familias sin tierra o con parcelas menores de 1 ha tienen trabajadores asalariados permanentes, mientras que el 48,6 % de las familias que tienen entre 1 y 5 ha tienen trabajadores ocasionales (2019, p. 87).
  • 7
    Entrevista realizada por S. Fransoi (2019)FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019..
  • 8
    Según los datos de la encuesta realizada en 2012, las familias de trabajadores de flores gastaban el 26 % en alimentos, el 21 % en educación y el 16 % en gastos personales, frente a solo el 2 % en la parcela. La tendencia era similar entre las familias de trabajadores de brócoli: el 27 % en alimentos, el 14 % en educación y el 19 % en gastos personales, y tan solo el 1 % en la parcela.
  • 9
    Las ventas de tierra de la parte alta, por parte de los hacendados, se dieron entre los años 1990-2012. A partir de entonces, las mejores tierras fueron compradas por las empresas de brócoli (Fransoi, 2019FRANSOI, M. S. Agronegocio del brócoli y semiproletarización. Corolarios del vínculo laboral en una comuna indígena de la Sierra Central de Ecuador. Revista Latinoamericana de Estudios Rurales, Buenos Aires, v. 4, n. 8, p. 80-105, 2019.).
  • 10
    Los estudios sobre las prácticas de consumo en la sociedad rural han sido abordados marginalmente, incluso en los países desarrollados como es el caso de Francia (Laferté, 2019LAFERTÉ, G. L’impossiblesociologie de la consommationdans les études rurales françaises. Les Études Sociales, Paris, n. 169, p. 109-131, 2019.).
  • 11
    Publicada en el Registro Oficial del 22 de junio del 2020.
  • 12
    De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), hasta junio del 2020 el desempleo entre los jóvenes rurales llegó al 11,9 % y el empleo adecuado solo al 6,3 %.
  • 13
    Numeral 6.º del artículo 179 del Código de Trabajo de Ecuador. Actualmente, en las empresas florícolas de Cotopaxi, se están despidiendo masivamente a los trabajadores jóvenes que al presente no tienen mayor opción de trabajo en sus comunidades.
  • 14
    Así, por ejemplo, en el estudio realizado en 2012, se constató que las “relaciones de reciprocidad” como los “prestamanos” no existían en un 60 % en las familias de trabajadores de flores y en un 67 % en las de brócoli (Martínez Valle, 2015MARTÍNEZ VALLE, L.Asalariados rurales en territorios del agronegocio: flores y brócoli en Cotopaxi. Quito: Flacso, 2015.).

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    25 Jun 2021
  • Fecha del número
    2021

Histórico

  • Recibido
    14 Oct 2020
  • Acepto
    05 Abr 2021
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