EDITORIAL

La salud mental, en cuanto campo de la práctica asistencial, recibe una importante contribución desde la década de los sesenta del siglo XX, siendo conocida como Psiquiatría Preventiva, a raíz de algunas denuncias de las pésimas condiciones de la asistencia psiquiátrica americana, necesitando de urgentes medidas para remediar este hecho.

Con el acontecimiento de la psiquiatría preventiva ocurre una demarcación de un nuevo campo, donde las terápias de las enfermedades mentales adquieren una nueva perspectiva. Este nuevo enfoque alternativo al modelo psiquiátrico clásico, ya no adopta a la enfermedad como objeto, sino a la salud mental, y con el objetivo de prevenir las enfermedades mentales. Aunque, este nuevo modelo haya influido de forma marcante en la formación de los profesionales y en la orgnización de los servicios en diversos paises, también, generó muchas críticas que incluyen desde la consistencia teórica, la linearidad del proceso salud-enfermedad, la medicación de la orden social y la poca resolución entre otros.

La posibilidad en la efectivación de las acciones preventivas hace necesario el conocimiento de la etiología del evento, donde se pretende prevenir de tal modo que, haciéndose el control de determinados factores se estará evitando el surgimiento de lo indeseable.

Otro de los aspectos es con relación al próprio concepto de la salud mental, marcado por varios caminos, diversos discursos y prácticas. Todas estas insuficiencias y/o faltas no impidieron que el campo de la salud mental se convierta en el área en donde diferentes profesionales desenvuelvan sus acciones.

La salud mental há sido objeto de preocupación de innumerables protocolos, figurando como destaque en las políticas públicas y en el cotidiano de muchas instituciones y personas. Se observa una creciente preocupación, expresadas en las investigaciones, simposios y estudios que abordan los factores relacionados al sufrimiento mental.

En la práctica asistencial de muchos profesionales está presente la consideración de los posibles factores relacionados al sufrimiento psíquico. No obstante, muchas de las intervenciones tengan como foco un modelo biomédico, autorizado por los avances de la neurociencia, también se observa, sin la exclusión de éste, la inclusión de otros conocimientos de diferentes áreas del campo estrictamente psiquiátrico, y que toman en consideración los fenómenos políticos, los valores socio-culturales y las relaciones histórico-sociales, por mencianar algunos de ellos, teniendo como foco a la persona en su existencia concreta y compleja. La vida cotidiana, la satisfacción en el trabajo, la participación social, la igualdad, el pasatiempo, en fin la calidad de vida componen todo ese matíz de la salud mental. De esta forma, la salud mental necesariamente se convierte en objeto de una perspectiva transdisciplinaria.

Expresiones de esta manera de concebir la salud mental son encontrados en muchos estudios, así como, certifican los ya publicados aqui, donde demuestran una creciente valorización de esta área y la necesidad de la producción de nuevos conocimientos y prácticas.

En virtud de estar frente a un nuevo campo y , debido justamente a ésta condición, adquiere una importancia fundamental la discusión, el diálogo, la reflexión acerca de las visiones y las tendencias que son apreciadas en la producción teórica y en la práctica profesional. Lo que está en juego es algo más que una reorganización de los espacios asistenciales, de las prácticas profesionales. Antes que nada todo esto, es una redefinición del objeto y el objetivo de nuestras prácticas del cuidado y de los instrumentos necesarios para el logro de los objetivos.

Dr. Jonas Salomão Sprícigo

Professor del Programa de Post Graduación em Enfermería (PEN/UFSC) y Coordinador Del Servicio de Atendimiento a lãs Necesidades Psicosociales (SANPS)- UFSC

Fechas de Publicación

• Publicación en esta colección
  15 Feb 2011
• Fecha del número
  Dic 2004