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Realineamiento electoral. Análisis de la transferencia de votos en escenarios transicionales en Colombia

Electoral realignment. Analysis of the vote transfer in transitional scenarios in Colombia

RESUMEN

Introducción:

Los debates en torno a los sistemas de partido en América Latina clasifican al caso colombiano como desinstitucionalizado. Aun cuando esta afirmación es indiscutiblemente acertada, suele pasar desapercibido el hecho de que existen issues que producen un efecto decantador del voto. Esto motiva, a su vez, un ordenamiento del electorado y comportamientos temporalmente consistentes, especialmente en las elecciones presidenciales. En lo que va de este siglo, el efecto se asocia al tipo de salida (militar/negociada) ofrecida para acabar con el conflicto armado interno. Desde este punto de vista, el presente trabajo pretende rastrear la manera en la que se configuran espacio-temporalmente los electorados, a favor y en contra del acuerdo de paz, en las regiones más afectadas por dicho conflicto; particularmente, en medio de la coyuntura transicional en la que se pasó de la Mesa de Conversaciones entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia a las fases de refrendación e implementación del acuerdo derivado de la misma.

Materiales y Métodos:

Para lograrlo, se evalúa la transferencia de votos durante las segundas vueltas presidenciales de 2014 y 2018 y en el plebiscito de paz de 2016, en los 167 municipios priorizados por las (fallidas) Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz. Partiendo de la consideración de la volatilidad e incertidumbre típicas de los contextos de war-to-peace transition, se hace uso del modelo de inferencia ecológica a nivel de mesa de votación (se analizaron los resultados en más de 7.500 mesas), dentro de las circunscripciones señaladas.

Resultados:

Dentro de este marco, se identifica efectivamente a la dicotomía salida negociada/salida militar del conflicto como el eje de decantación de preferencias que produjo electorados arraigados. Sin embargo, la evidencia empírica recolectada también sugiere que las elecciones de 2018 mostraron un aumento de su fluidez. Desde este punto de vista, se aprecia que la salida del conflicto armado efectivamente configura segmentos de electores consistentes, constituyéndose como un cuasi-clivaje. Sin embargo, aunque predominen los electorados de tipo arraigado, existe un relativo nivel de fluidez que se intensificó durante las elecciones presidenciales de 2018, ofreciendo señales de un proceso de realineamiento electoral.

Discusión:

Este resultado muestra que, a pesar de la desinstitucionalización del sistema de partidos colombiano, existen issues articuladores del voto que producen electorados relativamente estables. Sin embargo, la existencia de un escenario de transición política y de normalización de la agenda podría estar produciendo su reconfiguración.

Palabras Clave
Preferencias electorales; transferencia de votos; arraigo y fluidez electoral; clivajes; realineamiento electoral

ABSTRACT

Introduction:

Debates about party systems in Latin America classify the Colombian case as deinstitutionalized. Even when this statement is undoubtable, the fact that there are issues that arrange the electorate goes usually unnoticed. Hence, this motivates temporarily consistent behaviours, especially in presidential elections. So far this century, the effect is associated with the kind of exit (military / negotiated) offered to end the internal armed conflict. From this point of view, this paper intends to trace the way in which the electorate is space-temporarily configured in favour and against the peace agreement in the regions where this conflict was stronger. Particularly, in the middle of a transitional process in which the dialogue tables between the government and the FARC-EP went to the endorsement and the implementation phases.

Materials and methods:

To achieve this, we evaluate the transfer of votes during the second presidential rounds of 2014 and 2018, and in the 2016 peace referendum. We analyse the results in the 167 municipalities prioritized by the (failed) Special Transitory Districts of Peace. Based on the consideration of uncertainty, typical of war-to-peace transition contexts, we use an ecological inference model at the polling station level (the results were analysed in more than 7500 voting tables) distributed in the sixteen special districts.

Results:

Within this framework, the negotiated exit/military exit dichotomy of the conflict is effectively identified as the main axis of electorate aggregation. In fact, it produces entrenched electorates. However, the empirical evidence also suggests that the 2018 elections showed an increasing fluency. From this point of view, the exit from the armed conflict effectively configures segments of consistent voters, producing a quasi-cleavage. However, although entrenched electorates predominate, there is a relative level of fluidity (growing since the 2018 elections) offering signs of an electoral realignment process.

Discussion:

This result shows that, despite the deinstitutionalization of the Colombian party system, there are issues that articulate the vote and produce relatively stable electorates. However, the existence of a political transition, and a process of agenda normalization, could be generating its reconfiguration.

Keywords
Electoral preferences; vote transfer; attachment and electoral fluency; cleavages; electoral realignment


I. Introducción1 1 El presente trabajo es un resultado del Proyecto exploratorio del Instituto Colombo Alemán para la Paz (CAPAZ) “Fracturas y continuidades de la transición: Análisis comparado de la participación electoral en los municipios de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz”. Los autores agradecen los comentarios realizados por Juan Albarracín, Radha Sarkar y Rafael Quishpe a versiones previas del manuscrito y a los evaluadores anónimos designados por la Revista de Sociologia e Política.

Desde el inicio de las negociaciones de paz entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo, FARC-EP, pero más intensamente desde la firma de los Acuerdos de La Habana, el sistema político colombiano experimenta un proceso de transición2 2 Las conversaciones se desarrollaron entre 2012 y 2016 en La Habana, Cuba, y condujeron a un extenso acuerdo reformista que contemplaba trasformaciones sociales y políticas, un componente de justicia transicional y mecanismos de participación política y reincorporación económica y social para los ex integrantes de la organización guerrillera en transición a partido político. Una primera versión se firmó en Cartagena de Indias el 26 de septiembre de 2016, pero fue derrotada por el resultado negativo del Plebiscito por la Paz el 2 de octubre siguiente. Una versión renegociada y final del Acuerdo se firmó en Bogotá el 24 de noviembre de 2016. . No se trata de un tipo de transición en su sentido más convencional, sino una ligada al cierre de un longevo enfrentamiento armado y asociada a un período denominado usualmente como posconflicto o postacuerdo. Esta war-to-peace transition se ha manifestado en múltiples ámbitos de la vida social, siendo las elecciones uno de los más relevantes.

Partiendo de esta premisa, el presente trabajo pretende analizar la consistencia espacio-temporal de los apoyos electorales de las fuerzas pro-acuerdo y anti-acuerdo de paz en las dieciséis (fallidas) Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz pactadas en La Habana, teniendo en cuenta dos elecciones — segundos turnos presidenciales de 2014 y 2018 — y una cuasi-elección — Plebiscito por la Paz de 2016. Dentro de este marco, se identifican como parte del segmento pro-acuerdo las opciones Juan Manuel Santos (2014), Sí (2016) y Gustavo Petro (2018); y como anti-acuerdo las de Oscar Iván Zuluaga (2014), No (2016) e Iván Duque (2018), segmento en el que el expresidente Álvaro Uribe jugó un rol fundamental como catalizador.

Se espera, así, responder a la pregunta de si la dicotomía “negociación/guerra” se ha mantenido como eje decantador del electorado en el marco de un escenario de transición. Para ello, se evaluará si este contexto produce cambios asociados a la fluidez o arraigo de las posiciones de los sufragantes en los territorios de mayor victimización y de alta priorización de los mecanismos contenidos en el Acuerdo de Paz.

En este sentido, la evidencia empírica analizada sugiere que, efectivamente, el acuerdo se constituyó como el principal eje decantador de las preferencias (situación arrastrada desde el fracaso de las conversaciones de paz realizadas por el estado colombiano y las FARC-EP en el Caguán en 2002), produciendo electorados tendencialmente arraigados, incluso a pesar de la desinstitucionalización del sistema de partidos. Sin embargo, las elecciones de 2018 mostraron un aumento de su fluidez, que podría estar señalando un realineamiento bajo nuevos issues (especialmente asociados a una agenda redistributiva), situación esperable en un proceso de transición.

Metodológicamente hablando, se analizarán los resultados de la transferencia de votos a través de un modelo de inferencia ecológica (King, Tanner & Rosen, 2004), evaluando los resultados por mesa de votación en ciento sesenta y siete municipios, en las dos elecciones y la cuasi-elección previamente señaladas.

La selección de los casos se basa en el hecho de que las dieciséis circunscripciones agrupan los municipios donde más intensamente se vivió el conflicto armado y, como consecuencia de ello, donde se esperaría que las dinámicas de transición se apreciaran de una forma más clara. Mientras tanto, en lo referido a las elecciones se hace referencia al ciclo (2014-2018), en el que el cambio político asociado al conflicto debería ser más evidente, especialmente porque en ese lapso se pasó de la negociación entra las partes a la implementación del acuerdo.

Dentro de este marco, en un contexto en que un número significativo de los estudios asociados a estas variaciones producen conclusiones generales vinculadas al ámbito nacional, el presente trabajo se centra en la revisión de casos subnacionales de alta afectación y victimización. Es decir, aquellos donde los votantes pueden ser más susceptibles de experimentar ya sea posiciones más taxativas o, incluso, radicalizadas frente a los actores del conflicto o, por el contrario, más laxas, apoyando una salida política a la confrontación (Daly 2019Daly, S.Z. (2019) Voting for Victors. Why Violent Actors Win Postwar Elections. World Politics, 71(4), pp. 747-805. DOI: 10.1017/S0043887119000091
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; Glaurdic & Vukovic 2016Glaurdic, J. & Vukovic, V. (2016) Proxy Politics, Economic Protest, or Traditionalist Backlash: Croatia’s Referendum on the Constitutional Definition of Marriage. Europe Asia Studies, 68(5), pp. 803-825.).

Por último, cabe destacar que el presente trabajo se caracteriza por estar enfocado en el caso y no en las variables. En este sentido, si bien no se renuncia a la producción de un aporte teórico o a dar luces para la interpretación de otros casos, el objetivo central está puesto en la producción de conocimiento que contribuya a comprender mejor la política en Colombia; más precisamente, la forma en que se alinean las preferencias electorales en zonas marcadas intensamente por el conflicto.

El trabajo está dividido en siete partes, después de esta Introducción. Las dos primeras (II e III) consisten en la presentación de los principales conceptos teóricos, la revisión de la literatura y el contexto sobre el que se basa el trabajo; la cuarta y la quinta en la presentación de los casos y la metodología. En la sexta y séptima se describen y se analizan los resultados, mientras que en la octava se desarrollan una serie de consideraciones conclusivas.

II. Arraigo y fluidez, hacia un realineamiento de los electorados en Colombia

A finales de los años noventa se produjo un sensible cambio en el sistema de partidos colombiano. Después de más de un siglo de preponderancia, el progresivo debilitamiento de los partidos Liberal (PLC) y Conservador (PCC) alcanzó su clímax, mostrando notables niveles de fragmentación y volatilidad. La elección de un presidente disidente (Uribe) sobre el candidato oficial del Partido Liberal (Horacio Serpa), en 2002, representó el punto de quiebre en este proceso (Albarracín, Gamboa & Mainwaring, 2018Albarracín, J.G., Gamboa, L. & Mainwaring S. (2018) Deinstitutionalization without Collapse: Colombia’s Party System. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 227-254.).

No obstante, la solidez organizacional de este tipo de fuerzas fue históricamente cuestionable: tanto el PLC como el PCC se habían caracterizado, hasta entonces, por contener facciones razonablemente institucionalizadas que los ordenaban, tanto desde el punto de vista interno como sistémico (Albarracín, Gamboa & Mainwaring, 2018Albarracín, J.G., Gamboa, L. & Mainwaring S. (2018) Deinstitutionalization without Collapse: Colombia’s Party System. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 227-254.; Gutiérrez Sanín, 2007Gutiérrez Sanín, F. (2007) ¿Lo que el viento se llevó?: los partidos políticos y la democracia en Colombia, 1958-2002. Bogotá: Norma.; Pachón, 2004Pachón, M. (2004) Congreso y partidos políticos en Colombia: una mirada a las instituciones. In: F. Cepeda (ed) Fortalezas de Colombia. Washington: Banco Interamericano de Desarrollo.).

La disolución de estas facciones3 3 Cuyas principales razones estuvieron esencialmente ligadas al proceso de descentralización política y administrativa. produjo un proceso de atomización personalista denominado por Eduardo Pizarro (2002)Pizarro, E. (2002) La atomización partidista en Colombia: el fenómeno de las microempresas electorales. In: F. Gutiérrez Sanín (ed) Degradación o cambio: evolución del sistema político colombiano, Bogotá: Norma, pp. 357-395. como de formación de microempresas electorales (pequeños movimientos utilizados como plataformas para lanzar candidaturas de carácter exclusivamente personal), y condujo a un crecimiento desproporcionado del número de listas partidarias. Dentro de este marco, las clásicas estructuras que conectaban el nivel nacional de los partidos con el subnacional se debilitaron y fueron remplazadas por organizaciones muchos más descentralizadas (Dargent & Muñoz, 2011; Gutiérrez Sanín, 2007Gutiérrez Sanín, F. (2007) ¿Lo que el viento se llevó?: los partidos políticos y la democracia en Colombia, 1958-2002. Bogotá: Norma.; y Leal Buitrago & Dávila, 1990Leal Buitrago, F. & Dávila, A. (1990) Clientelismo: el sistema político y su expresión regional. Bogotá: Tercer Mundo.).

Posteriormente, la Reforma Política sancionada en 2003 contribuyó a que se produjera un reacomodamiento de buena parte de la dirigencia (Gutiérrez Sanín, 2007Gutiérrez Sanín, F. (2007) ¿Lo que el viento se llevó?: los partidos políticos y la democracia en Colombia, 1958-2002. Bogotá: Norma.) en un grupo de nuevas organizaciones que marcaron el fin del bipartidismo, aunque no el colapso del sistema (Albarracín, Gamboa & Mainwaring, 2018Albarracín, J.G., Gamboa, L. & Mainwaring S. (2018) Deinstitutionalization without Collapse: Colombia’s Party System. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 227-254.)4 4 La reforma pretendía racionalizar un sistema que se fragmentaba y en el que los partidos habían perdido su capacidad de regular la competencia electoral (Rodríguez Raga & Botero 2006). Se pasó de un sistema que funcionaba como uno de single non-transferable vote (SNTV) a uno que impedía a cada partido presentara más de una lista por distrito. Se establecieron umbrales del 3% de los votos para contener la fragmentación. .

De este modo, el sistema de partidos colombiano se ha caracterizado, desde hace décadas, por su evidente desinstitucionalización (Albarracín, Gamboa & Mainwaring, 2018Albarracín, J.G., Gamboa, L. & Mainwaring S. (2018) Deinstitutionalization without Collapse: Colombia’s Party System. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 227-254.) — o desalineamiento, según Carreras, Morgenstern y Yen-Pin (2015)Carreras, M., Morgenstern, S. & Yen-Pin, S. (2015) Refining the theory of partisan alignments: Evidence from Latin America. Party Politics, 21(5), pp. 671-685. DOI: 10.1177/1354068813491538
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. Esto conlleva altos niveles de volatilidad del sufragio, la endeblez organizativa de las fuerzas que formalmente lo componen y el escaso arraigo que vincula a éstas últimas con los votantes (Albarracín, Gamboa & Mainwaring, 2018Albarracín, J.G., Gamboa, L. & Mainwaring S. (2018) Deinstitutionalization without Collapse: Colombia’s Party System. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 227-254.; Milanese & Albarracín, 2020Milanese, J.P., & Albarracín, J. (2020) Estrategias geo-espaciales para la medición de la congruencia inter-nivel del sistema de partidos. Análisis del caso colombiano 1982-2018. In: XXXVIII International Congress of the Latin American Studies Association. Guadalajara: LASA, pp. 1-30.).

Este escenario se hace aún más evidente al observar a las elecciones presidenciales (Tabla 1). De hecho, si se tiene en cuenta aquellas celebradas a lo largo del presente siglo, la variación de las etiquetas que alcanzan el primer y el segundo lugar es notable.

Tabla 1
Contendientes para la presidencia de Colombia 2002 -2018

Pero dicha volatilidad no se expresa exclusivamente en el cambio frecuente de los partidos que alcanzaron alguno de esos dos lugares, sino también en que todas las fuerzas mencionadas, a excepción del Partido Liberal, no tienen más de veinte años. Incluso casos como el de la Asociación Primero Colombia (con la que Álvaro Uribe alcanzó la presidencia en dos oportunidades) o Colombia Humana (con la que Gustavo Petro llegó al segundo turno electoral) no fueron formalmente partidos, sino candidaturas lanzadas a través de la recolección de firmas, y desaparecieron una vez celebrada la elección — aunque en el segundo con polémicas (¿Por qué no le dieron la personería, 2018).

Sin embargo, que el sistema esté desinstitucionalizado no implica que los ejes configuradores de comportamientos también lo estén. De hecho, durante el período previamente señalado, puede encontrarse uno que se instituye como el principal decantador de las preferencias electorales: el apoyo a una salida negociada o armada del conflicto, que funciona como particular intensidad en los casos de elecciones dicotómicas, como son los segundos turnos presidenciales. En este sentido, Mendes, Siman y Fernández (2019)Mendes, I., Siman, M. & Fernández, M. (2019) The Colombian peace negotiations and the invisibility of the ‘no’ vote in the 2016 referendum. Peacebuilding, 8(3), pp. 321-243. DOI: 10.1080/21647259.2019.1620908
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señalan cómo el electorado se alineó detrás de alguna de éstas dos posibilidades, que fueron presentadas como tipos ideales de narrativas las cuales produjeron fuertes efectos de “seducción”.

Así, el electorado se fracturó en torno a esta disputa a partir de las elecciones de 2002, donde el entonces candidato, Álvaro Uribe, logró instalar el rechazo a cualquier salida negociada (el fracaso del proceso de paz del Caguán estaba fresco en el imaginario de buena parte del país) como un issue inamovible de la agenda en cada elección presidencial. Posiblemente, la única que escapó parcialmente a esta realidad fue la de 2010, donde el principal candidato opositor, Antanas Mockus, aun prefiriendo explícitamente la salida negociada, enfocó su campaña más en la “pulcritud” política y la lucha anticorrupción que en asuntos del conflicto armado.

Es interesante destacar que, para algunos autores (Albarracín, 2013Albarracín, J.G. (2013) Ideological Self-placement and Issue Attitudes in Colombian Public Opinion. In: 7° Congreso Latinoamericano de Ciencia Política. Bogotá.), este dilema llega a constituirse como un clivaje que produce la auto-identificación de los actores políticos en el continuo izquierda-derecha5 5 Dentro del mismo debate, Miguel García señala que el posicionamiento entre izquierda y derecha no se constituye como el eje decantador, sino las actitudes asumidas frente a las élites políticas (particularmente de Álvaro Uribe) (“La polarización en Colombia no es izquierda-derecha”: Miguel García, 2019). Si bien el planteamiento difiere del de Albarracín, sus resultados coinciden, en tanto dicha actitud encaja con la fractura asociada a los acuerdos de paz. . En este sentido, existe una clara tendencia en Colombia a reconocer como derecha a quienes prefieren una salida armada, y de izquierda a aquellos que abogan por una negociada, en numerosas oportunidades omitiéndose otras variables de notable relevancia.

Stricto sensu, puede ser exagerado hablar de clivaje “a la Lipset y Rokkan” (1967)Lipset, S.M. & Rokkan, S. (1967) Party Systems and Voter Alignments Nueva York: Free Press., es decir, en el sentido más preciso del término, ya que, técnicamente, un solo partido, el Centro Democrático, surge como consecuencia de esta fractura. Sin embargo, podría hacerse referencia a un cuasi-clivaje, donde la forma de salida del conflicto representa el principal catalizador de las posiciones y las decisiones asumidas por la mayor parte del electorado.

Así, a pesar de las dificultades para hablar de un sistema de partidos, sí pueden reconocerse patrones relativamente estables de competencia; especialmente cuando se hace referencia a escenarios de elección dicotómica, como son los segundos turnos presidenciales o el Plebiscito sobre los acuerdos de paz de Colombia de 2016. De hecho, estudios recientes sostienen la existencia de un patrón espacio-temporal, consistente en apoyos para cada una de las posiciones, el cual resulta visible en la presencia de comportamientos estables por municipio, así como también en la evidente regionalización de los resultados (Álvarez Vanegas & Garzón, 2016Álvarez Vanegas, E. & Garzón, J.C. (2016) Votando por la paz: Entendiendo la ventaja del “No”. Bogotá: FIP.; Branton, Pulido & Meernik, 2019Branton, D., Pulido, A. & Meernik, J. (2019) Violence, voting & peace: Explaining public support for the peace referendum in Colombia. Electoral Studies, 61(s/n). DOI: 10.1016/j.electstud.2019.102067
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; Milanese, 2019Milanese, J.P. (2019) Patrones espaciales de comportamiento electoral. Análisis de la distribución geográfica de los votos de Iván Duque y Gustavo Petro. In: F. Barrero (ed). Elecciones Presidenciales y de Congreso 2018. Nuevos acuerdos ante diferentes retos. Bogotá: Konrad Adenauer Stiftung, pp. 165-199.; 2020Milanese, J.P., & Albarracín, J. (2020) Estrategias geo-espaciales para la medición de la congruencia inter-nivel del sistema de partidos. Análisis del caso colombiano 1982-2018. In: XXXVIII International Congress of the Latin American Studies Association. Guadalajara: LASA, pp. 1-30.). Es decir, la fortaleza de cada uno de los candidatos asociados a cada posición no está distribuida de forma espacialmente aleatoria6 6 Existe evidencia empírica que muestra que el clivaje tiene un fuerte patrón regional. Sin embargo, son menos claros los indicios de uno de carácter “clasista”. No obstante, trabajos como los de Ana María Arjona (War Dynamics and the “No”, 2016) y Liendo & Braithwaite (2018) ofrecen información que muestra cómo los distintos tipos de víctimas del conflicto exhibieron preferencias contradictorias en el Plebiscito por la Paz de 2016. , sino concentrada en aglomeraciones de altas y bajas votaciones7 7 Existen estudios que asocian la consistencia territorial de las opciones del Plebiscito y el vínculo de éstas con las candidaturas que las apoyaron, especialmente en las elecciones de 2014, pero también en la de 2018. Ver Álvarez Vanegas & Garzón (2016), Basset (2018), Botero (2017), Branton, Pulido & Meernik (2019) y Pechenkina y Gamboa (2019). .

Desde este punto de vista, parte de las conexiones programáticas regularmente señaladas a la hora de evaluar la institucionalización de los partidos y sistemas de partido (Mainwaring, 2018Mainwaring, S., Bizzarro, F. & Petrova, A. (2018) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America. Institutionalization, Decay and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 17-33.; Mainwaring, Bizzarro & Petrova 2018Mainwaring, S., Bizzarro, F. & Petrova, A. (2018) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America. Institutionalization, Decay and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 17-33.) pueden ser identificadas, para este caso, en la configuración de preferencias. Partiendo de allí, se establecerá el marco clasificatorio de las conductas electorales. Este se caracteriza por la realización de un ajuste instrumental del marco desarrollado por Mainwaring, Bizzarro & Petrova (2018)Mainwaring, S., Bizzarro, F. & Petrova, A. (2018) Party Systems in Latin America: Institutionalization, Decay, and Collapse. In: S. Mainwaring (ed) Party Systems in Latin America. Institutionalization, Decay and Collapse. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 17-33. para el análisis de los sistemas de partido. Se identifican, de este modo, dos tipos de comportamientos básicos: el arraigado y el fluido (Figura 1).

Figura 1
Arraigo y fluidez del voto

En el caso del primero, se hace referencia a un tipo de preferencia sostenida o afianzada a lo largo del tiempo y que produce estabilidad en las dinámicas de competencia. Esto no implica, necesariamente, la existencia de lealtades partidarias intensas, sino el apoyo temporalmente sostenido a candidatos con perfiles definidos por parte de un segmento específico del electorado, independientemente de las etiquetas formales.

Por otra parte, los electorados fluidos se caracterizan por la volatilidad de las posiciones de sus miembros. Volatilidad que, nuevamente, no está asociada al vínculo entre el partido y el elector (partisan vote), sino, más bien, a su posición con respecto a los principales ejes de disputa presentes en la agenda.

Desde este punto de vista, como ya fue mencionado, los análisis señalados para el caso colombiano parecen indicarnos que, por lo menos en lo referido a las elecciones presidenciales, a pesar de existir un sistema de partidos desinstitucionalizado, puede observarse la presencia de electorados arraigados, caracterizados por una relativa articulación y estabilidad (Albarracín, 2013Albarracín, J.G. (2013) Ideological Self-placement and Issue Attitudes in Colombian Public Opinion. In: 7° Congreso Latinoamericano de Ciencia Política. Bogotá.; Milanese, 2020Milanese, J.P. (2020) Más que una simple arena. El espacio como variable que influencia la configuración de las preferencias electorales en Colombia. In: P. Montilla, & M.C. Jiménez (eds) Elecciones 2018 en Colombia: la competencia política en un escenario de paz. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, pp. 235-273.).

Sin embargo, como se mencionó, el arraigo puede perder intensidad en momentos de cambio político, es decir, de transición. De hecho, la presencia de este tipo de escenarios puede producir efectos significativos sobre el comportamiento de los votantes. Desde un punto de vista lógico, es razonable esperar que el dinamismo propio de esta clase de procesos produzca oscilaciones en las preferencias electorales; es decir, escenarios de mayor fluidez. Dado el contexto, estos podrían ser adjudicados a un proceso de realineamiento del electorado (Mayhew, 2004Mayhew, D. (2004) Electoral Realignments. A Critique of an American Genre. Binghamton: Yale University Press.; Sundquist, 1983Sundquist, J. (1983) Dynamics of the party system: alignment and realignment of political parties in the United States. Washington, D.C.: Brookings Institution.).

Dicho realineamiento se refiere al cambio sistémico de las preferencias que afecta las bases de apoyo a los partidos políticos — en este caso, frente al issue que produce el posicionamiento de los votantes. Si, en la versión original del concepto, este se producía en una elección crítica (Key, 1955Key, V. (1955) A Theory of Critical Elections. The Journal of Politics, 17(1), pp. 3-18. DOI: 10.2307/2126401
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; 1959Key, V. (1959) Secular Realignment and the Party System. The Journal of Politics, 21(2), pp. 198-210. DOI: 10.2307/2127162
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), caracterizada por cambios bruscos, el refinamiento derivado de interpretaciones posteriores (Sundquist, 1983Sundquist, J. (1983) Dynamics of the party system: alignment and realignment of political parties in the United States. Washington, D.C.: Brookings Institution.) permitió reconocer que los realineamientos suelen desencadenarse en más de una elección y bajo una dinámica de tipo transicional favorecida por contextos peculiares.

III. La transición como marco contextual

Como acaba de apreciarse, los procesos de realineamiento electoral tienden a originarse en escenarios de transición, es decir, de transformaciones políticas que favorecen su existencia.

Entendido bajo la lógica del cambio de régimen, el concepto de transición (O’Donnell, Schmitter & Whitehead 1986O’Donnell, G., Schmitter, P. & Whitehead, L. (1986) Transitions from Authoritarian Rule. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.) ocupa parte importante de la literatura clásica de Ciencia Política asociada a los procesos de democratización, especialmente cuando se hace referencia a América Latina. Sin embargo, aunque lejos de pasar desapercibida, la aplicación particular de dicho marco de referencia a la resolución de conflictos armados internos — como sucede en el caso colombiano — no ha recibido similar tratamiento desde el punto de vista académico en la región.

Estas transiciones de la guerra a la paz no se refieren específicamente al cambio de régimen, sino a un “() proceso de cambios graduales y continuos que ocurren durante el tiempo de vida de un conflicto” (Dudouet, 2006Dudouet, V. (2006) Transitions from Violence to Peace: Revisiting Analysis and Intervention in Conflict Transformation. Berlín: Berghof Research Center for Constructive Conflict Management., p. 4). Es decir, constituyen un periodo de tránsito de una situación de guerra a una de no-guerra o “() de la violencia abierta y latente a la paz cultural y estructural” (Dudouet, 2006Dudouet, V. (2006) Transitions from Violence to Peace: Revisiting Analysis and Intervention in Conflict Transformation. Berlín: Berghof Research Center for Constructive Conflict Management., p. 21).

En estos procesos transicionales, que suelen implicar la firma de nuevos contratos sociales, la dimensión electoral juega un rol fundamental. De hecho, una usual premisa del paradigma pasa necesariamente por la llamada ampliación o apertura democrática (Carothers, 2002Carothers, T. (2002) The End of the Transition Paradigm. Journal of Democracy, 13(1), pp. 5-21.), que resulta mensurable, en parte, a partir de la recomposición del escenario electoral8 8 Para entender esta dimensión en el caso colombiano, existen estudios enfocados en tópicos como: el efecto de la coerción de actores armados sobre el comportamiento electoral (García, 2007; 2008), la relación entre apoyo electoral en el Plebiscito, la percepción de la utilidad del Acuerdo de Paz y la acción racional de los partidos (Rincón Morera, 2018), por mencionar solo algunos. .

Es importante señalar que, como sostiene Sisk (2009)Sisk, T. (2009) Pathways of the Political: Electoral Processes after Civil War. In: R. Paris & T.D. Sisk (eds) The Dilemmas of Statebuilding: Confronting the Contradictions of Postwar Peace Operations. Nueva York: Routledge, pp. 196-224., aun cuando la celebración de elecciones puede producir transformaciones relevantes, no tienen por qué ser entendidas como episodios definitivos. De hecho, las transiciones no son procesos lineales (Schedler, 2010Schedler, A. (2010) Taking Uncertainty Seriously: The Blurred Boundaries of Democratic Transition and Consolidation. Democratization, 8(4), pp. 1-22. DOI: 10.1080/714000225
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) y pueden caracterizarse por variaciones, tanto desde el punto de vista de la velocidad como de la dirección de sus trayectorias, y por desembocar en desenlaces inesperados.

En este mismo sentido, las preferencias electorales desarrolladas por los actores a lo largo de este tipo de escenarios difícilmente puedan ser consideradas estáticas. Incluso, es usual que en el contexto de normalización de la agenda — entendiendo como tal al remplazo del conflicto por otros issues más convencionales en la discusión electoral — las preferencias cambien. Además, aun cuando, como señala Lyons (2002)Lyons, T. (2002) The Role of Postsettlement Elections. In: S. Stedman, D. Rotchild & E. Cousens (eds) Ending Civil Wars: The Implementation of Peace Agreements. Londres: Lyenne Rienner, 215-236., las estructuras derivadas de la guerra moldearán el contexto y el debate, las elecciones de períodos de posconflicto no se circunscribirán exclusivamente a ellas.

Dentro de este marco, si bien en el caso colombiano el proceso de paz resultante de los Acuerdos de La Habana se ha deteriorado visiblemente durante los dos años de gobierno de Iván Duque, este ha producido cambios difíciles de detener, y que fueron especialmente visibles en la campaña electoral de 2018.

IV. Los territorios de las Circunscripciones Especiales de Paz como escenario físico/político

Las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (ver Tabla 2 y Figura 2) fueron una figura acordada en el punto 2.3.3 del aparte político del Acuerdo Final entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP. Estas constituyeron una medida de reparación e inclusión democrática para regiones afectadas por el conflicto y con escasa presencia legislativa.

Tabla 2
Número de municipios pertenecientes a cada departamento
Figura 2
Mapa de la distribución geográfica de las circunscripciones

La mecánica inicial derivada del consenso de La Habana suponía la creación de dieciséis circunscripciones uninominales para la Cámara de Representantes durante dos periodos consecutivos. Las candidaturas debían recaer en habitantes de los respectivos territorios y ser avaladas por grupos significativos de ciudadanos, no por partidos con personería jurídica.

Iniciada la implementación post-acuerdo, las partes extendieron los mismos criterios de priorización de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET)9 9 Los PDET son programas de transformación rural proyectados a diez años. A través de ellos se pretende lanzar la Reforma Rural Integral acordada en La Habana. del punto agrario del Acuerdo (Gobierno de Colombia & FARC-EP, 2016Gobierno de Colombia & FARC-EP (2016) Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Bogotá: OACP., p. 22) a las circunscripciones de paz. De esta manera, se adoptaron los criterios de priorización asociados a los niveles de pobreza, grado de afectación derivada del conflicto, debilidad institucional y presencia de cultivos de uso ilícito. La Comisión de Seguimiento a la Implementación — instancia bipartita de verificación — acordó, entonces, las dieciséis circunscripciones — 167 municipios — que serían, al tiempo, los territorios PDET (Estas son las circunscripciones especiales, 2017Estas son las circunscripciones especiales (2017) La Silla Vacía. Bogotá, 26 de abr. Disponible en: <https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/estas-son-las-circunscripciones-especiales>. Último acceso el: 01 de nov. 2018.
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).

La implementación normativa del Acuerdo Final por la vía legislativa finalmente terminó produciendo el rechazo de las Circunscripciones de Paz, como consecuencia de la creciente resistencia de partidos que percibían que las nuevas curules en las regiones periféricas podían afectarlos (¿Fueron aprobadas las circunscripciones especiales?, 2017¿Fueron aprobadas las circunscripciones especiales? (2017) La Silla Vacía. Bogotá, 03 de dic. Disponible en: <https://lasillavacia.com/blogs/mi-plebi-si-tio/fueron-aprobadas-las-circunscripciones-especiales-63762>. Último acceso el: 01 de nov. 2018
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). Esto, evidentemente, se vio agravado por el hecho de que el gobierno de Santos llegaba al final de su mandato, experimentando la situación habitualmente descrita como de lame duck o de pato cojo — el gobernante saliente ve mermado su poder político, especialmente cuando ya fue electo su sucesor.

Como se mencionó en la introducción, la selección de estos casos se basa en el hecho de que las dieciséis circunscripciones agrupan los municipios donde más intensamente se experimentó el conflicto armado y, como consecuencia de ello, donde las dinámicas de la transición deberían poder apreciarse de una forma más clara. Además, desde un punto de vista metodológico, la selección de espacios geográficos acotados disminuye significativamente el riesgo de la dependencia espacial de los resultados, que podría producir un fuerte sesgo interpretativo asociado a ellos.

Adicionalmente, se esperaba que las transformaciones tempranas que debían ocurrir en dichos territorios priorizados influyeran de alguna manera los comportamientos sociopolíticos de dichas regiones.

V. Metodología

Metodológicamente hablando, el punto de partida del trabajo consiste en la realización del cálculo de modelos de inferencia ecológica (King, Tanner & Rosen, 2004) en las dieciséis circunscripciones especiales de paz. Se pretende, así, evaluar en qué porcentaje los votos de una opción se mantuvieron dentro de la “línea” esperada o se desplazaron hacia la antagonista.

Una regresión ecológica consiste en una herramienta estadística que permite inferir comportamientos individuales (discretos) a partir de datos agregados (King, Tanner & Rosen, 2004). En el presente trabajo, se utilizó específicamente el método desarrollado por Gary King — basado en una distribución normal truncada — , que no solo ofrece estimaciones precisas desde el punto de vista regional, sino que también evita tener que sostener el supuesto desarrollado por versiones previas de la constancia de los parámetros a lo largo de las unidades espaciales (King, 2004King, G. (2004) EI: A Program for Ecological Inference. Journal of Statistical Software, 11(7), pp. 1-41. DOI: 10.18637/jss.v011.i07
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).

Este permite minimizar, además, los peligros de una aplicación imprecisa que conduzca a una eventual “falacia ecológica”, asociada a la suposición de un comportamiento homogéneo de todos los miembros que forman parte de un grupo. De este modo, puede resolverse el problema de la carencia de información al nivel individual aun cuando los resultados, como ocurre con cualquier proceso de estimación, no son completamente certeros.

Así, se evaluaron los resultados en términos de transferencia de votos en más de 7.500 mesas distribuidas en ciento sesenta y siete municipios en las tres elecciones mencionadas anteriormente. Cabe señalar que solo se analizó la transferencia entre candidatos presidenciales en segundos turnos y el “Sí” y el “No”. Si bien las opciones “voto en blanco”, “votos nulos” y “tarjetones no marcados” fueron incluidas para los cálculos, fueron omitidas para el análisis, ya que los resultados que obtuvieron (sistemáticamente bajos) producen problemas desde el punto de vista de la estimación que desembocarían interpretaciones cuestionables.

La segunda fase del trabajo se caracterizó por la realización de un ejercicio de comparación con un n pequeño; más específicamente, de las señaladas dieciséis circunscripciones.

VI. Descripción de los resultados

Como se señaló en el apartado anterior, el primer paso del análisis consistió en la ejecución de los modelos de inferencia ecológica aplicados a las dieciséis circunscripciones especiales de paz. Los resultados que estos arrojaron muestran que existió una tendencia al arraigo de los electorados. Sin embargo, mientras que los procesos de transferencia de votos en el período 2014-2016 fueron significativamente más lineales, en el ciclo posterior (2016-2018) adquirieron un perfil visiblemente más errático. Es decir, si en el primer par de elecciones pueden contemplarse electorados con preferencias visiblemente arraigadas, en el segundo creció su fluidez.

Para efectos prácticos, se entienden por electorados arraigados aquellos donde más del 70% de los votantes mantuvieron sus preferencias con relación a las expectativas — en este caso: Santos-Sí-Petro y Zuluaga-No-Duque — ; mientras que los fluidos son aquellos donde más de un 30% las modificó. La elección de estos umbrales, si bien no deja de tener algún grado de arbitrariedad, obedece a que representa a una mayoría consistente, superior a los dos tercios.

Es importante resaltar que en el Gráfico 1 se estableció una banda de transición (de color gris) entre el 70% y 75%, que mostraría casos cuyos electorados tienden a ser arraigados. Sin embargo, cabe remarcar que el paso de la “línea” a la “banda” no produce variaciones significativas.

Gráfico 1
Transferencias de votos, ciclos 14/16 y 16/18

En este sentido, el Gráfico 1 muestra cómo, en el primer ciclo, solo tres circunscripciones mostraron electorados tendencialmente fluidos, en dos de dichos casos muy intensamente, llegando a superar el 50% de transferencia. Por el contrario, en la mayor parte de ellos — más del 90% — las conductas respondieron a los presupuestos esperados, mostrando electorados arraigados.

Sin embargo, como se mencionó, el segundo ciclo electoral exhibe un cambio elocuente. Si bien en el campo del “Sí” crece visiblemente la fluidez en tanto la mayoría de las circunscripciones viraron hacia el apoyo a Petro, solamente en cinco de ellas dicho apoyo estuvo por encima del 70%.

Por otra parte, en lo que se refiere a la transferencia de votos del “No” a Duque, el patrón es similar al que se puede apreciar en el caso de Zuluaga hacia el “No”; es decir, se produjo un comportamiento mucho más estable, asociado a las expectativas previamente planteadas (ver Gráfico 1).

Pero si el Gráfico 1 muestra con claridad las tendencias generales, una aproximación más precisa puede ser realizada observando los resultados de la Tabla 3. En ésta, puede apreciarse que, durante el primer ciclo, las tres circunscripciones que mostraron mayores niveles de fluidez del voto fueron: la 6, Chocó; la 9, Pacífico de Valle del Cauca y Cauca; y la 10, Pacífico nariñense. En todos los casos, como se mencionó anteriormente, asociadas a la transmisión de votos de Zuluaga hacia el “Sí”. Además, cabe señalar que este se caracterizó por una intensidad relativamente alta, alcanzando en la circunscripción 9 al 60%, y en la 6 y la 10 porcentajes cercanos al 50%. En el resto, aunque con oscilaciones, los resultados tendieron a confirmar las expectativas, mostrando cómo el grueso del electorado de Santos se volcó hacia el “Sí” y el del Centro Democrático hacia el “No”.

Tabla 3
Transferencia de votos

Mientras tanto, como también fue mencionado, al pasar al segundo ciclo, el nivel de arraigo disminuyó visiblemente. En el caso de la transferencia No-Duque se observan diez circunscripciones: 2, 4, 5, 6, 7, 8, 12, 13, 14, 15, con electorados arraigados; es decir, donde más del 70% de las personas que votaron “No” optaron por el candidato del Centro Democrático; mientras que apenas cinco: 1, 6, 9, 10, 11, pueden ser contempladas en el de Sí-Petro.

Igualmente, no solo es interesante resaltar la existencia, sino también la intensidad de la fluidez. Desde este punto de vista, en el caso del actual presidente de la República, se aprecian solo dos de seis circunscripciones: 3 y 1610 10 Las circunscripciones 1, 9, 10 y 11 se caracterizaron, en cambio, por un alto nivel de fluidez en las preferencias de sus electorados. , de fluidez relativamente baja; es decir, donde la transferencia de votos del “No” hacia él fue superior al 60%, sin haber alcanzado el umbral del 70%. Mientras tanto, en lo referido a Petro, los resultados están distribuidos de forma más equilibrada, observándose seis con un menor nivel de fluidez: 2, 4, 7, 8, 12, 14, y cinco con uno mucho más intenso: 3, 5, 13, 15, 16.

VII. Discutiendo la transferencia de votos en escenarios de transición

Desde el punto de vista analítico, la primera premisa para tener en cuenta se vincula a la expectativa original en torno a la transferencia de votos asociada a los dos segmentos del electorado. De hecho, en ambos casos, los resultados tienden a estar en línea con lo esperado, ofreciendo evidencia de la consistencia temporal de las preferencias. En este sentido, puede apreciarse como, en el 70% de las oportunidades, éstas se movieron dentro de los dos segmentos señalados, es decir, Santos-Sí-Petro y Zuluaga-No-Duque.

Esto permitiría confirmar que el cuasi-clivaje que constituye el punto de partida del trabajo efectivamente existe, y que el grueso del electorado de las dieciséis circunscripciones analizadas mostró una tendencia al arraigo a la hora de manifestar sus preferencias.

Obviamente, esto no implica que la totalidad de cada uno de los segmentos se comporte de forma perfectamente homogénea, pero sí que en cada uno de ellos existe un extenso “núcleo duro” de votantes caracterizado por una alta estabilidad en sus posiciones.

Resultados relativamente similares pueden observarse al correrse los modelos de inferencia ecológica de forma unificada — ver Tabla 4 — ; es decir, analizando los resultados de todas las mesas de forma agregada y no en cada una de las circunscripciones. Allí, puede distinguirse que, en tres de los cuatro casos, los electorados mostraron estar tendencialmente arraigados y que, en el único en que no lo están, solo tres puntos porcentuales lo separan de esta categoría.

Tabla 4
Transferencia de votos (agregado circunscripciones)

No obstante, la precisión de estos últimos datos, e incluso su pertinencia, puede ser cuestionada por los problemas de dependencia espacial producidos por la agregación de resultados de zonas notablemente distantes desde el punto de vista geográfico, y diversas desde lo social.

Pero más allá de la mencionada tendencia al arraigo, es importante remarcar la asimetría que los datos señalan desde este punto de vista. En primer lugar, tanto la Tabla 3 como la Tabla 4 — del mismo modo que el Gráfico 1 — muestran que el segmento pro-acuerdo se caracterizó por un nivel de arraigo visiblemente más alto durante el primer ciclo, y un marcado crecimiento de la fluidez en el segundo. Mientras tanto, el anti-acuerdo se comportó de una forma significativamente más estable. Esto naturalmente obliga a realizar un análisis mucho más preciso.

Con respecto al ciclo 2014-2016, los resultados están en línea con los de los trabajos de Álvarez Vanegas y Garzón (2016)Álvarez Vanegas, E. & Garzón, J.C. (2016) Votando por la paz: Entendiendo la ventaja del “No”. Bogotá: FIP., y Fergusson y Molina (Un vistazo a los resultados del plebiscito, 2016Un Vistazo a los Resultados del Plebiscito (2016) La Silla Vacía. Bogotá, 05 de oct. Disponible en: <https://www.lasillavacia.com/la-silla-vacia/opinion/articulos-columna/un-vistazo-a-los-resultados-del-plebiscito/>. Último acceso el: 03 de ene. 2019.
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). De hecho, estos autores — utilizando herramientas completamente distintas a las del presente trabajo — también asocian los comportamientos a los mismos segmentos de electores: Santos-Sí y Zuluaga-No.

Esta homogeneidad de conductas constituye un indicio que permite suponer que las posiciones no se cristalizan en la aprobación o rechazo a los acuerdos firmados, es decir, de su contenido, sino a la aprobación o rechazo de la idea de negociación o del sujeto negociador. En este sentido, el grueso de los votantes del “Sí” tendieron a provenir claramente del apoyo previo a Santos dos años antes, y los del “No” del de Zuluaga; en ambos casos sin tener más información de lo que sería el resultado final de la negociación — aún lejano en ese momento.

Por otro lado, es importante revisar cuáles son los casos que rompen con este patrón, cuyo número, como se señaló en el apartado anterior, sufre alteraciones de acuerdo con los dos ciclos tenidos en cuenta. En este sentido, si se contempla el primero — 2014-2016 — , la espacialidad parece jugar un rol relevante con relación a la atipicidad. De hecho, las tres circunscripciones en las que se presentaron los cambios inesperadamente altos de transferencia de Zuluaga al “Sí” están ubicadas en el litoral pacífico (ver Figura 3), que ha tendido a constituirse como un bastión claramente antiuribista (Milanese, 2019; 2020).

Figura 3
Mapa de transferencia del voto: Zuluaga/No

A modo de ilustración, puede apreciarse que de los veinticinco municipios en los que “arrasó” el “Sí”, obteniendo más del 90% de los votos (Así es el país que votó No, 2016Así es el país que votó No (2016) La Silla Vacía. Bogotá, 05 de oct. Disponible en: <https://lasillavacia.com/hagame-el-cruce/asi-es-el-pais-que-voto-no-58201>. Último acceso el: 01 de nov. 2018.
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), quince están ubicados en alguna de estas tres circunscripciones. Vale aclarar que se hace referencia a un electorado visiblemente pro-acuerdo, situación que se percibe, no solo en los extraordinariamente altos niveles de transferencia de Santos al “Sí”, sino también de este último a Petro11 11 Existen otros atributos que describen a la región que podrían ser tenidos en cuenta, como necesidades básicas insatisfechas y desconexión material con el resto del país (Álvarez Vanegas & Garzón, 2016; Un vistazo a los resultados del plebiscito, 2016). Sin embargo, estos no son distintivos de estas tres circunscripciones, encontrándose también presente en buena parte de las restantes. .

En este sentido, también es importante señalar que, como puede ser observado en la Figura 4, las circunscripciones ubicadas en el Pacífico también mostraron una significativa fuga de votos del “No” hacia Petro, a excepción del caso del Chocó. Del otro lado, estas tres circunscripciones: 6, 9 y 10, más la 1, Huila; y la 11, Putumayo, geográficamente contiguas, son en la que el candidato de Colombia Humana logró contener la salida de votos del “Sí” hacia Duque observada en las demás. De hecho, en departamentos ubicados en esta región, especialmente el Cauca, un porcentaje significativo de votos que en el primer turno decantaron hacia candidatos de derechas — principalmente Germán Vargas Lleras — y que presumiblemente se hubieran movido hacia Duque, lo hicieron, en cambio, hacia Petro12 12 Un caso de este tipo puede ser apreciado en el caso del departamento del Cauca donde uno de los principales electores, el senador Temístocles Ortega, de Cambio Radical, apoyó abierta y masivamente a Gustavo Petro, en una decisión que se alejó claramente del comportamiento medio de los dirigentes de su partido. .

Figura 4
Mapa de tranferencia del voto: Sí/Petro

Por otro lado, como se mencionó, el ciclo posterior mostró comportamientos predominantemente asociados al cuasi-clivaje, pero caracterizados también por una dinámica más errática. Es decir, no obstante la división social sigue estando presente y se manifiesta en el voto, los electorados (especialmente el pro-acuerdo) empiezan a mostrarse visiblemente más fluidos13 13 Esto requeriría una mayor profundización cualitativa en torno a las realidades regionales, sus liderazgos y dinámicas, que permita un mayor perfilamiento de las motivaciones y características propias de estos electorados subnacionales, particularmente afectados por el conflicto. Esto rebasa los objetivos del presente trabajo, pero forma parte de una agenda posterior de particular interés. .

A diferencia de lo sucedido en el período anterior, es importante tener en cuenta una serie de consideraciones con respecto a la elección de 2018. La primera está asociada directamente al surgimiento de variaciones relevantes en la composición de la agenda como consecuencia de la intensificación de la transición. De hecho, puede apreciarse cómo en estos comicios — los primeros pos-acuerdo — , el debate empieza a adquirir nuevos matices. Desde este punto de vista, contrariamente a lo sucedido en 2014, la negociación, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común - FARC14 14 Nombre que adoptó la antigua guerrilla en su tránsito a la vida política civil después de las deliberaciones de su primer congreso nacional, realizado del 28 al 31 de agosto de 2007. y la paz, aunque lejos de desaparecer, perdieron espacio como ejes de debate, apareciendo nuevos issues que los opacaron (Manfredi, González & Biojó, 2019Manfredi, L.C., Gónzález, J.M. & Biojó, D. (2019) ¡Twitteo luego existo! Un análisis de las dinámicas de la competencia electoral a la Presidencia de Colombia 2018 en Twitter. In: F. Barrero (ed). Elecciones presidenciales y de Congreso 2018: Nuevos acuerdos ante diferentes retos. Bogotá: KAS, pp. 117-145.). Este fenómeno se considera razonable ya que, durante 2014 y 2016, el acuerdo estaba en juego, mientras que, en 2018, se encontraba ya en proceso de implementación; instancia, en principio, menos polémica.

En este sentido, uno de los temas que se estableció con más intensidad para el segundo turno fue si votar por un candidato de izquierdas llevaría a Colombia a experimentar una situación similar a la de Venezuela (Gamboa, 2018Gamboa, L. (2018) Latin America’s Shifting Politics: The Peace Process and Colombia’s Elections. Journal of Democracy, 29(4), pp. 54-64. DOI: 10.1353/jod.2018.0062
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). También existieron otros asuntos que ganaron un lugar significativo, como la equidad de género o los derechos de personas pertenecientes a la población LGTBIQ (Gamboa, 2019Gamboa, L. (2019) El reajuste de la derecha colombiana. El éxito electoral del uribismo. Colombia Internacional, s/v(99), pp. 187-214. DOI: 10.7440/colombiaint99.2019.07
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).

Vale aclarar que el sistema de doble turno, de mayoría absoluta, también produjo un impacto en la agenda; especialmente en la intensidad de los discursos y en los issues a discutir. De hecho, llevó a que tanto Duque como Petro moderaran significativamente el ímpetu de sus propuestas en búsqueda de los electorados más centrales. Dentro de este marco, el actual presidente pasó de proponer “hacer trizas” el acuerdo a aceptar una versión minimalista de la paz (Saffon & Güiza, 2019Saffon, M. P. & Güiza, D. I. (2019) Colombia en 2018: entre el fracaso de la paz y el inicio de la política programática. Revista de Ciencia Política, 39(2), pp. 217-237. DOI: 10.4067/S0718-090X2019000200217
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). Así, si bien se incorporaron cuestiones asociadas al posconflicto a la agenda política, no se pueda hablar de una transformación radical de la misma en tanto las estructuras derivadas de la guerra continuaban moldeando el contexto.

Evidentemente, para que esto sucediera, mediaron desde decisiones estratégicas de los equipos de campaña (Los equipos de las campañas, 2018Los equipos de las campañas (2018) La Silla Vacía. Bogotá, 26 de abr. Disponible en: <https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/los-equipos-de-las-campanas/>. Último acceso el: 20 de ene. 2019.
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) hasta el pobre rendimiento electoral de la FARC (Acuña & Pérez, 2019Acuña, F.A. & Pérez, N. (2019) Desempeño electoral de la FARC en las elecciones de 2018. In: F. Barrero (ed) Elecciones presidenciales y de Congreso 2018: Nuevos acuerdos ante diferentes retos. Bogotá: KAS, pp. 201-242.). Sin embargo, es poco probable que estos cambios se hubiesen producido de no existir un escenario transicional como el descrito. De hecho, es improbable que un resultado semejante pudiera haberse producido de no haberse desmovilizado las FARC-EP. En este sentido, autoras como Saffon y Güiza (2019), y Gamboa (2019) plantean que el acuerdo de paz llevó a que, en las elecciones de 2018, se reavivaran discusiones programáticas más amplias, congeladas durante décadas.

Esta variación en la discusión contribuyó al efecto que Sundquist (1983) y Mayhew (2004) describieron como de realineamiento del electorado o, por lo menos, de una parte de él. Especialmente, si se tiene en cuenta que la candidatura de Petro — primer caso en que la izquierda alcanza el segundo turno — puede constituirse como un efecto perturbador para parte de los electorados de centro, centro-derecha y de derecha — aunque en este último caso, el número de votantes adherentes a los acuerdos tiende a ser marginal. Parte de estos sostuvieron posiciones pro-acuerdo, pero no estaban dispuestos a votar por un candidato ubicado en la otra parte del espectro político.

De hecho, es interesante señalar que, analizando los datos de la elección para el Senado, existe una alta correlación entre los votos del Partido Conservador que, aunque dividido, apoyó el proceso de paz durante el gobierno de Santos, pero se coaligó con el Centro Democrático para las presidenciales de 2018, con la transferencia de votos del “Sí” a Duque: -0.532, significativa al 95%. Esto podría ser una muestra de lo sostenido previamente.

En este sentido, cabe resaltar que, en otros casos, como el del Partido Liberal, Cambio Radical o el Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U)15 15 Partidos con preferencia heterogéneas, pero claramente no de izquierda. , sus dirigencias, o al menor buena parte de ellas, se reacomodaron durante la campaña de modo similar a la conservadora. Sin embargo, el viraje experimentado por sus líderes no parece haberse materializado tan claramente entre sus electores, que no se mostraron tan “obedientes” como los de este último. De hecho, dirigentes del Partido de la U manifestaron como “sus votantes” se comportaron de forma espontánea en municipios de amplia incidencia de su maquinaria electoral. En este sentido, aseguraron que muchas de las estrategias convencionales de refuerzo y movilización de votos (fiestas, reuniones, etc.) no fueron efectivas, aumentando notablemente la proporción de electores que decidieron su voto de manera independiente (Serrano Corredor, 2020Serrano Corredor, C.E. (2020) «Son gente como yo». Brókeres y construcción de maquinaria política en la ciudad de Palmira, Valle del Cauca, Colombia (2008-2019). Estudios Políticos, s/v(59), 227-251. DOI: 10.17533/udea.espo.n59a10
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).

De este modo, aun cuando Petro no rompa con el cuasi-clivaje, sí se constituye como un actor desafiante (Carreras, Morgenstern & Yen-Pin, 2015Carreras, M., Morgenstern, S. & Yen-Pin, S. (2015) Refining the theory of partisan alignments: Evidence from Latin America. Party Politics, 21(5), pp. 671-685. DOI: 10.1177/1354068813491538
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), que lo erosiona y agrega una nueva línea divisora — en este caso “cortando” electorado pro-acuerdo — , volviendo más fluidas a proporciones relevantes de electores que decantan su voto en otra dirección. El posicionamiento de Petro en las elecciones de 2018, como defensores de la posición pro-acuerdo (compartiendo ese espacio con Humberto de la Calle y Sergio Fajardo en el primer turno, pero siendo su único exponente en el segundo, debido a la misma dinámica dicotómica de la elección), hizo que un grupo relevante de la franja centroderecha se realineara, rechazando el discurso redistributivo presentado por el candidato.

Es en este contexto que Gamboa (2019) señala que se produce el “cambio de clivaje”. Sin embargo, es importante destacar que, desde el otro lado, la campaña de Duque (especialmente mediante el posicionamiento de Uribe detrás del candidato del Centro Democrático y el efecto emocional que esto produce sobre una parte significativa de los votantes) fue más reticente a la hora de “jugar” con esa nueva agenda, al punto de no hacerlo de la manera más ortodoxa en el segundo turno, donde podría perder aliados de centro. La agenda asociada a la “guerra vs. negociación” se mantuvo más intensamente en el discurso del actual partido de gobierno. En este sentido, autores como Cifuentes y Pino (2018)Cifuentes, C. F. & Pino, J.F. (2018) Conmigo o contra mí: análisis de la concordancia y estrategias temáticas del Centro Democrático en Twitter. Palabra clave, 21(3), pp. 885-916. DOI: 10.5294/pacla.2018.21.3.10
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señalan que, aunque el cambio se produce, éste es solo parcial y que, aun en el caso del Centro Democrático, el aumento de la dispersión temática efectivamente existe. Para los miembros de esa colectividad, temas como el Acuerdo continúan siendo el eje central de la discusión.

En síntesis, la información señalada muestra que, aun cuando se mantiene una relativa consistencia en la trayectoria de los comportamientos de cada segmento, la dinámica propia de un proceso de transición y los cambios asociados a ella producen un incremento de las oscilaciones de los votantes. Así, sin plantear de forma taxativa el viraje hacia un clivaje izquierda-derecha en su sentido más convencional — situación señalada por Gamboa (2019) — algunas de sus principales dimensiones parecerían estar haciéndose presentes con fuerza, manifestándose claros síntomas de realineamiento electoral en el que el núcleo dominante del debate pierde intensidad frente a otros alternativos que operan bajo una dinámica ascendente.

VIII. Consideraciones finales

El primer hallazgo del trabajo es la confirmación de la existencia de un cuasi-clivaje como elemento decantador del voto. En este sentido, aun no pudiendo hablar de un sistema de partidos institucionalizado, puede apreciarse cómo la posibilidad de una salida negociada al conflicto armado dividió a los electorados de forma dicotómica durante casi dos décadas (aunque el trabajo se enfoque en un período más corto de tiempo). Evidentemente, estos comportamientos no pueden ser interpretados como perfectamente consistentes, pero sí articulados sobre un eje que estructura una suerte de núcleo duro de votantes, caracterizado por su arraigo y que trasciende las nociones convencionales de lo que se entiende por izquierda y derecha.

Incluso, puede apreciarse como esta ruptura ha trascendido el debate meramente electoral, estableciéndose como una “divisoria de aguas” que cambia su intensidad en la agenda durante el período que lleva el presente gobierno, haciéndose visible en temas asociados a debates tales como: los de la Jurisdicción Especial para la Paz, la difícil inclusión de la implementación del Acuerdo en el Plan Nacional de Desarrollo, o el regreso a las armas de un sector liderado por dirigentes relevantes de la FARC, como Iván Márquez o Jesús Santrich.

Sin embargo, también es importante reconocer que estas posiciones no son estáticas; mucho menos en momentos y regiones caracterizadas por lógicas de carácter transicional. En este sentido, aun cuando el patrón general tiende a mantenerse, no debe ignorarse como el escenario de incertidumbre propio de la transición de la guerra a la paz existente en Colombia aumenta la elasticidad de los electorados, incrementando su fluidez.

Así, no obstante, no se rompan por completo los esquemas existentes — de hecho, las narrativas ideales típicas asociadas a los acuerdos parecen resistirse a desaparecer — , se aprecia un realineamiento parcial de los electorados que incluyen en sus debates otros issues más “normales”, los cuales escapan de la dinámica del conflicto.

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    El presente trabajo es un resultado del Proyecto exploratorio del Instituto Colombo Alemán para la Paz (CAPAZ) “Fracturas y continuidades de la transición: Análisis comparado de la participación electoral en los municipios de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz”. Los autores agradecen los comentarios realizados por Juan Albarracín, Radha Sarkar y Rafael Quishpe a versiones previas del manuscrito y a los evaluadores anónimos designados por la Revista de Sociologia e Política.
  • 2
    Las conversaciones se desarrollaron entre 2012 y 2016 en La Habana, Cuba, y condujeron a un extenso acuerdo reformista que contemplaba trasformaciones sociales y políticas, un componente de justicia transicional y mecanismos de participación política y reincorporación económica y social para los ex integrantes de la organización guerrillera en transición a partido político. Una primera versión se firmó en Cartagena de Indias el 26 de septiembre de 2016, pero fue derrotada por el resultado negativo del Plebiscito por la Paz el 2 de octubre siguiente. Una versión renegociada y final del Acuerdo se firmó en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.
  • 3
    Cuyas principales razones estuvieron esencialmente ligadas al proceso de descentralización política y administrativa.
  • 4
    La reforma pretendía racionalizar un sistema que se fragmentaba y en el que los partidos habían perdido su capacidad de regular la competencia electoral (Rodríguez Raga & Botero 2006Rodríguez Raga, J.C. & Botero, F. (2006) Ordenando el caos. Elecciones legislativas y reforma electoral en Colombia. Revista de Ciencia Política, 26(1), pp. 138-151. DOI: 10.4067/S0718-090X2006000100008
    https://doi.org/10.4067/S0718-090X200600...
    ). Se pasó de un sistema que funcionaba como uno de single non-transferable vote (SNTV) a uno que impedía a cada partido presentara más de una lista por distrito. Se establecieron umbrales del 3% de los votos para contener la fragmentación.
  • 5
    Dentro del mismo debate, Miguel García señala que el posicionamiento entre izquierda y derecha no se constituye como el eje decantador, sino las actitudes asumidas frente a las élites políticas (particularmente de Álvaro Uribe) (“La polarización en Colombia no es izquierda-derecha”: Miguel García, 2019“La polarización en Colombia no es izquierda-derecha”: Miguel García (2019) Semana. Bogotá, 27 de abr. Disponible en: <https://www.semana.com/nacion/articulo/miguel-garcia-dice-que-la-polarizacion-no-es-de-izquierda-y-derecha/611298>. Último acceso el: 01 de may. 2019.
    https://www.semana.com/nacion/articulo/m...
    ). Si bien el planteamiento difiere del de Albarracín, sus resultados coinciden, en tanto dicha actitud encaja con la fractura asociada a los acuerdos de paz.
  • 6
    Existe evidencia empírica que muestra que el clivaje tiene un fuerte patrón regional. Sin embargo, son menos claros los indicios de uno de carácter “clasista”. No obstante, trabajos como los de Ana María Arjona (War Dynamics and the “No”, 2016War Dynamics and the “No” Vote in the Colombian Referendum (2016) Political Violence at Glance. San Diego, 20 de oct. Disponible en: <https://politicalviolenceataglance.org/2016/10/20/war-dynamics-and-the-no-vote-in-the-colombian-referendum/>. Último acceso el: 01 de abr. 2019.
    https://politicalviolenceataglance.org/2...
    ) y Liendo & Braithwaite (2018)Liendo, N. & Braithwaite, J.M. (2018) Determinants of Colombian Attitudes toward the Peace Process. Conflict Management and Peace Science, 35(6), pp. 622-636. DOI: 10.1177/0738894218787783
    https://doi.org/10.1177/0738894218787783...
    ofrecen información que muestra cómo los distintos tipos de víctimas del conflicto exhibieron preferencias contradictorias en el Plebiscito por la Paz de 2016.
  • 7
    Existen estudios que asocian la consistencia territorial de las opciones del Plebiscito y el vínculo de éstas con las candidaturas que las apoyaron, especialmente en las elecciones de 2014, pero también en la de 2018. Ver Álvarez Vanegas & Garzón (2016), Basset (2018)Basset, Y. (2018) Claves del rechazo del plebiscito para la paz en Colombia. Estudios Políticos, s/v(52), pp. 241-265. DOI: 10.17533/udea.espo.n52a12
    https://doi.org/10.17533/udea.espo.n52a1...
    , Botero (2017)Botero, S. (2017) El plebiscito y los desafíos políticos de consolidar la paz negociada en Colombia. Revista de Ciencia Política, 3(2), 369-388. DOI: 10.4067/s0718-090x2017000200369
    https://doi.org/10.4067/s0718-090x201700...
    , Branton, Pulido & Meernik (2019)Branton, D., Pulido, A. & Meernik, J. (2019) Violence, voting & peace: Explaining public support for the peace referendum in Colombia. Electoral Studies, 61(s/n). DOI: 10.1016/j.electstud.2019.102067
    https://doi.org/10.1016/j.electstud.2019...
    y Pechenkina y Gamboa (2019)Pechenkina, A. & Gamboa, L. (2019) Who Undermines the Peace at the Ballot Box? The Case of Colombia, Terrorism and Political Violence, s/v(s/n), pp. 1-21. DOI: 10.1080/09546553.2019.1676239
    https://doi.org/10.1080/09546553.2019.16...
    .
  • 8
    Para entender esta dimensión en el caso colombiano, existen estudios enfocados en tópicos como: el efecto de la coerción de actores armados sobre el comportamiento electoral (García, 2007García, M. (2007) Sobre balas y votos: violencia política y participación electoral en Colombia, 1990-1994. In: D. Hoyos (ed) Entre la persistencia y el cambio, reconfiguración del escenario partidista y electoral en Colombia. Bogotá: Universidad del Rosario, pp. 84-117.; 2008García, M. (2008) Coercing Voters. Violent Contexts and Political Behavior in Colombia. In: Americas Barometer Small Grants Research Papers. Nashville: Vanderbilt University.), la relación entre apoyo electoral en el Plebiscito, la percepción de la utilidad del Acuerdo de Paz y la acción racional de los partidos (Rincón Morera, 2018Rincón Morera, A. (2018) De la esperanza a nuevas incertidumbres. Sobre la distribución de la votación en el plebiscito colombiano (2016). Análisis Político, 31(92), pp. 137-158. DOI: 10.15446/anpol.v31n92.71104
    https://doi.org/10.15446/anpol.v31n92.71...
    ), por mencionar solo algunos.
  • 9
    Los PDET son programas de transformación rural proyectados a diez años. A través de ellos se pretende lanzar la Reforma Rural Integral acordada en La Habana.
  • 10
    Las circunscripciones 1, 9, 10 y 11 se caracterizaron, en cambio, por un alto nivel de fluidez en las preferencias de sus electorados.
  • 11
    Existen otros atributos que describen a la región que podrían ser tenidos en cuenta, como necesidades básicas insatisfechas y desconexión material con el resto del país (Álvarez Vanegas & Garzón, 2016Álvarez Vanegas, E. & Garzón, J.C. (2016) Votando por la paz: Entendiendo la ventaja del “No”. Bogotá: FIP.; Un vistazo a los resultados del plebiscito, 2016). Sin embargo, estos no son distintivos de estas tres circunscripciones, encontrándose también presente en buena parte de las restantes.
  • 12
    Un caso de este tipo puede ser apreciado en el caso del departamento del Cauca donde uno de los principales electores, el senador Temístocles Ortega, de Cambio Radical, apoyó abierta y masivamente a Gustavo Petro, en una decisión que se alejó claramente del comportamiento medio de los dirigentes de su partido.
  • 13
    Esto requeriría una mayor profundización cualitativa en torno a las realidades regionales, sus liderazgos y dinámicas, que permita un mayor perfilamiento de las motivaciones y características propias de estos electorados subnacionales, particularmente afectados por el conflicto. Esto rebasa los objetivos del presente trabajo, pero forma parte de una agenda posterior de particular interés.
  • 14
    Nombre que adoptó la antigua guerrilla en su tránsito a la vida política civil después de las deliberaciones de su primer congreso nacional, realizado del 28 al 31 de agosto de 2007.
  • 15
    Partidos con preferencia heterogéneas, pero claramente no de izquierda.

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Artículos de opinión en periódicos y páginas web

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    03 Dic 2021
  • Fecha del número
    2021

Histórico

  • Recibido
    11 Oct 2019
  • Acepto
    27 Set 2020
  • Revisado
    20 Dic 2020
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