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Psicoanálisis y transición democrática en España

Resumen

En este artículo se estudian los vínculos entre psicoanálisis y transición democrática en España. Se abordan los fuertes cambios que caracterizaron la circulación del psicoanálisis durante los años que siguieron la muerte de Franco, en particular la aparición del movimiento lacaniano, su presencia en la esfera sociocultural y, en términos más amplios, el papel que desempeñó este fenómeno en la reemergencia del psicoanálisis como objeto cultural en el país. Asimismo, se analizan los factores vinculados con la historia del psicoanálisis durante la dictadura franquista que, junto con la llegada de Oscar Masotta y numerosos analistas argentinos a España, contribuyen a explicar el nuevo panorama psicoanalítico que se creó durante la transición.

Palabras clave:
historia del psicoanálisis; historia del movimiento lacaniano; España; transición democrática

Abstract

This article studies the links between psychoanalysis and the transition to democracy in Spain. It examines the major changes that characterized the spread of psychoanalysis in the years after Franco's death, in particular the rise of the Lacanian movement, the impact of this phenomenon on the sociocultural sphere and, in broader terms, its role in the re-emergence of psychoanalysis as a cultural object in the country. The article also analyzes factors linked to the history of psychoanalysis during the Franco dictatorship; factors that, together with the arrival of Oscar Masotta and numerous Argentinian analysts in Spain, help explain the new vision of the field that emerged during the transition.

Keywords:
history of psychoanalysis; history of the Lacanian movement; Spain; transition to democracy

En la película El Laberinto de Pasiones, estrenada en 1982 y ambientada en Madrid durante los años de la Movida, el celebérrimo director de cine español Pedro Almodóvar introdujo un personaje que se presenta con estas palabras: “Me llamo Susana Díaz. Soy psicoanalista lacaniana”. Si una escena similar hubiera salido en una ficción francesa o argentina de principios de los años 1980, es poco probable que hubiera llamado mucho la atención. Pero para quien vivió esos años de la transición democrática en Madrid o Barcelona, quizás las palabras de Susana Díaz y su referencia al psicoanálisis lacaniano resonaran al contrario como una escena inmediatamente identificable como muy típica del ambiente cultural de la época.

Los años de la transición democrática española, que transcurrieron entre la muerte del general Franco en 1975 y mediados de los años 1980, fueron marcados por fuertes cambios en la casi totalidad de las esferas políticas, sociales y culturales del país. El ámbito psicoanalítico no fue una excepción: sufrió profundas modificaciones que afectaron cada uno de los aspectos de su situación en España. La escena de la película de Almodóvar refleja dos de los cambios que más impacto tuvieron sobre la historia psicoanalítica del país en esa época. El primero es la creación de un movimiento lacaniano, hasta entonces inexistente – las ideas lacanianas apenas se habían discutido durante la dictadura –, y el segundo es el hecho mismo de que a alguien se le ocurriera dar protagonismo a una analista ficticia en una película, es decir, la emergencia – o mejor dicho reemergencia – del psicoanálisis como objeto cultural en España. Que Freud o Lacan pudiera llegar a formar parte de la cultura urbana era algo impensable algunos años atrás: las ideas psicoanalíticas – por así decirlo – habían desaparecido del mapa sociocultural desde la guerra civil.

El objetivo de este trabajo es averiguar qué factores vinculados con la historia del psicoanálisis en España, y en particular con el nacimiento del movimiento lacaniano, intervinieron en este proceso de reemergencia cultural de las ideas psicoanalíticas durante la transición democrática, y de qué modo llevaron entonces a un cambio tan radical de la forma en que estas ideas circularon.

El psicoanálisis en los últimos años de la dictadura

Un mes exacto antes de la muerte del general Franco, el filósofo argentino Oscar Masotta dio la primera sesión de un seminario sobre Freud y Lacan en Barcelona, seminario que iba a convertirse en la prehistoria del movimiento lacaniano español.1 1 El cartel colgado por las calles de Barcelona para anunciar el inicio del seminario rezaba: “FREUD/LACAN (Lectura estructuralista de Freud), Grupos de estudio, Clases a cargo de Oscar Masotta, Iniciación: 20/10/1975”. Este cartel está conservado hoy en el archivo privado del analista catalán Joan Salinas i Rosés. Era octubre de 1975 y la esfera psicoanalítica española había empezado a experimentar cambios algunos años antes.

Durante las primeras décadas de la dictadura, desde la guerra civil hasta finales de los años 1960, las ideas psicoanalíticas, aunque no fueron nunca oficialmente prohibidas en España, habían circulado en condiciones muy particulares que habían restringido considerablemente su difusión. Existían dos círculos psicoanalíticos, uno en Madrid y otro en Barcelona, ambos reconocidos tanto por la International Psychoanalytical Association (IPA) como por las autoridades españolas (Bermejo Frígola, 1993BERMEJO FRÍGOLA, Vicent. La institucionalización del psicoanálisis en España en el marco de la API. Tesis (doctorado) – Universitat de València, València. 1993.; Carles et al., 2000CARLES, Francisco et al. Psicoanálisis en España (1893-1968). Madrid: Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2000., p.225-295). A pesar de la orientación marcadamente antifreudiana de las élites de la esfera psiquiátrica, los psicoanalistas no sólo habían podido trabajar en el marco de las asociaciones que habían fundado, sino que habían participado también en distintas actividades organizadas por los círculos psiquiátricos oficiales, incluso en algunos casos como docentes universitarios. Esta situación se debía a que los grupos de psicoanalistas contaban con un número muy reducido de miembros (no llegaban a treinta en 1975) y trabajaban con discreción, sin procurar difundir las ideas freudianas más allá del ámbito médico. Por otra parte nunca cuestionaron de forma pública las orientaciones teóricas de la todopoderosa élite psiquiátrica, de modo que no representaban ninguna amenaza para ésta (Druet, 2012aDRUET, Anne-Cécile. Psychoanalysis in Franco's Spain. In: Damousi, Joy; Plotkin, Mariano Ben (Coord.). Psychoanalysis and politics: histories of psychoanalysis under conditions of restricted political freedom. New York: Oxford University Press. p.57-78. 2012a.).

La existencia del movimiento psicoanalítico español era, sin embargo, limitada desde todos los puntos de vista. Para empezar, como hemos visto, los dos círculos pertenecientes a la IPA los integraban muy pocos miembros, casi todos ellos psiquiatras o psicólogos. Tenían un crecimiento muy lento y dedicaban la mayor parte de sus esfuerzos a la vida institucional y a la formación de los pocos candidatos que aceptaban. La difusión de las teorías freudianas fuera del ámbito médico no formaba parte de sus objetivos, de manera que la existencia de los círculos de la IPA en el país no implicaba que las ideas psicoanalíticas tuvieran presencia alguna en la prensa, sea cultural o cotidiana, o que los líderes del movimiento fueran conocidos por el gran público. Lo eran en el extranjero, donde participaban en encuentros internacionales de la IPA, pero en España consideraban que la discreción era la condición de la supervivencia de su asociación.2 2 En palabras de Pere Bofill, el líder del círculo de analistas españoles durante esos años: “Mi idea fue muy clara, con mucha prudencia pudimos sortear las dificultades. No te enfrentes porque te van a decir que no por la fuerza y vale la pena que tengamos una institución …, vale la pena que podamos trabajar silenciosamente” (citado en Carles et al., 2000, p.262). Como consecuencia de ello, los analistas tenían muy poca – por no decir ninguna – visibilidad en el área sociocultural.

A finales de los años 1960, la situación del psicoanálisis empezó a cambiar, no dentro de los círculos de la IPA sino en algunos sectores progresistas del ámbito psiquiátrico y del ámbito sociocultural, donde apareció un interés nuevo por las ideas psicoanalíticas, especialmente entre los más jóvenes. En los últimos años de la dictadura la cantidad de referencias a Freud – e incluso a Lacan, que hasta entonces había brillado por su ausencia – empezó a aumentar en las revistas psiquiátricas, y el psicoanálisis se convirtió en un tema recurrente en las revistas culturales de izquierda que fueron creadas en esa época (Druet, 2014DRUET, Anne-Cécile. La psiquiatría española y Jacques Lacan antes de 1975. Asclepio, v.66, n.1. 2014.). El número de traducciones o importaciones desde América Latina de ensayos dedicados a cuestiones psicoanalíticas también creció.3 3 Estos ensayos provenían en su mayoría de Argentina. La lista de autores incluye a Arnaldo Raskowsky, Marie Langer, Telma Reca o León Grinberg entre otros. Las obras completas de Freud, hasta entonces sólo parcialmente disponibles y publicadas en una edición costosa, fueron reeditadas en una colección de bolsillo, lo que facilitó su circulación entre el gran público.4 4 Como se sabe, España fue el primer país en el mundo donde se inició la traducción de esas obras completas, por iniciativa del filósofo José Ortega y Gasset. Los volúmenes publicados por la editorial madrileña Biblioteca Nueva empezaron a salir en 1922. Después de la Guerra Civil, parte de las obras de Freud traducidas previamente en España fue reeditada en una edición de lujo, y el prólogo inicial de Ortega y Gasset fue sustituido por otro en el que se defendía la compatibilidad de determinados aspectos del psicoanálisis con la religión cristiana (Druet, 2012a, p.68-69). En 1968 salió otro volumen con algunos textos de Freud hasta entonces inéditos en España, cuya traducción plagiaba otra realizada en Argentina (Vezzetti, 1991, p.199). En 1972, Biblioteca Nueva publicó una nueva edición de las obras completas, esta vez con un prólogo en el que se volvía al debate científico sobre la aportación freudiana y que marcó de esta forma una ruptura definitiva con el discurso sobre el psicoanálisis que había predominado durante la dictadura (Rof Carballo, 1972, p.XVIII).

Una de las principales características de este interés nuevo o renovado por el psicoanálisis en varios sectores profesionales y culturales era la de aparecer no sólo de forma directa, como recuperación de una doctrina marginada durante décadas, sino también y sobre todo a través de otras cuestiones que estaban en el centro de los debates intelectuales de la época, como eran entonces el movimiento antipsiquiátrico o el estructuralismo. Este fenómeno es especialmente llamativo en el caso de Lacan y de su presencia a finales de los años 1960 en la prensa psiquiátrica, así como en actividades culturales organizadas por los primeros psiquiatras españoles interesados en sus ideas.5 5 En 1972, Lacan dio una conferencia durante la sesión inaugural de la Asociación de Psiquiatría de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, invitado por Ramón Sarró, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Barcelona, y uno de sus próximos colaboradores, Josep Lluís Martí-Tusquets, quien era uno de los médicos que con más frecuencia citaba a Lacan en la prensa psiquiátrica española de esos años. Sarró llevaba años interesado en el estructuralismo; cuatro años antes de invitar a Lacan, había sido uno de los organizadores de un seminario de un año sobre este tema en el Instituto Francés de Barcelona, seminario en el que habían participado los grandes nombres de esta corriente de pensamiento (Sarró Maluquer, 2006, p.122). El primer texto de Lacan publicado en España, El objeto del psicoanálisis, traducción de la “Réponse à des étudiants en philosophie” fue presentado en España por Ramón García, uno de los psiquiatras españoles más interesados en la antipsiquiatría, en un volumen que contenía también el “Freud et Lacan” de Althusser (Lacan, 1970; Althusser, 1970).

Además de esta característica de encontrarse aún muchas veces en la periferia de otros debates, el psicoanálisis en la España de finales de los anos 1970 y principios de los 1980 tenía otra especificidad: más allá de las fronteras del ámbito médico, no existía aún un grupo de personas o un individuo que se dedicara a difundir las ideas psicoanalíticas en la sociedad española y que fuera identificado como tal por los círculos intelectuales o el gran público. Como hemos visto más arriba, la difusión del psicoanálisis no formaba parte de los principales objetivos de los psicoanalistas de la IPA, que se dedicaban mayoritariamente a la formación interna de los miembros de su asociación, a la vida institucional y a mantener una representación de sus ideas en el ámbito médico. Cuando apareció una mayor demanda de información social y cultural acerca del psicoanálisis, los psicoanalistas de la IPA no modificaron esta política de discreción de forma significativa, de manera que no llegaron a convertirse en figuras conocidas por el gran público o imponerse como interlocutores de la prensa cultural y cotidiana, dejando este lugar a otros como veremos más adelante.

En cuanto a la formación psicoanalítica propiamente dicha, los miembros de la IPA tampoco pudieron responder a la muy particular demanda que empezaba a crecer. Entre finales de los años 1960 y la muerte de Franco en 1975, numerosos intelectuales, artistas y estudiantes que participaban de alguna manera de este movimiento de recuperación del psicoanálisis – entre ellos por supuesto los que cursaban las carreras de psicología y psiquiatría – empezaron a buscar una formación, a veces tan solo intelectual, a veces profesional en este campo. Difícilmente podían encontrarla en España: el psicoanálisis aún no se estudiaba en las universidades españolas, y leer ensayos o asistir a conferencias distaba mucho de ser suficiente para quienes querían comprometerse con la práctica psicoanalítica. Los círculos de la IPA eran centros de formación reconocidos tanto nacional como internacionalmente, pero ofrecían una imagen del psicoanálisis diametralmente opuesta a la que la generación de la transición buscaba. Esos jóvenes de ideas progresistas, que a veces participaban de forma activa en movimientos de oposición al régimen, buscaban a Freud en un contexto fuertemente politizado; es decir, un Freud subversivo, un Freud que pudiera alimentar la lucha contra el orden establecido. Los círculos de la IPA, que no sólo se habían institucionalizado con el nihil obstat de los líderes de la psiquiatría franquista, sino que además se caracterizaban por la particular severidad y jerarquización de la formación que ofrecían,6 6 Una comparación entre las normas para la formación de los analistas vigentes durante aquellos años en los círculos españoles de la IPA y las de asociaciones de otros países europeos en la misma época demuestra en efecto una rigidez mayor de la normas españolas, en particular en lo que atañe al control de las diversas etapas de la formación de los candidatos (véase Sociedad…, s.d.). les parecieron tan rígidos y paternalistas como las instituciones contra las que luchaban.7 7 A título de ejemplo cito este testimonio de Carmen Gallano (entrevista con la autora, 24 mar. 2006) – hoy en día una de las analistas lacanianas más conocidas de España: “Nosotros éramos muy críticos de la IPA, pero cómo no íbamos a serlo … Nosotros veníamos de la izquierda militante, de la lucha antiasilar, del antifranquismo, de toda la crítica cultural, la familia etc. A mí me adjudicaron a [un analista] que lo consideraba yo convencional, burgués, reaccionario, con un tipo de interpretación de adaptación edípica y no sé qué… era impensable. Además me dijeron: Ud mande dos cartas, que como psiquiatra le asignarán un didacta. Yo dije no, no quiero … una cosa burocrática donde una secretaria me dice: ¿Es Ud psiquiatra? Escriba una petición motivada a mano. Me puse a hacerlo por la noche y me di cuenta de que no podía, pensé ¿qué?, ¿hacen grafología? A mí lo que me interesaba de Lacan tenía que ver con la vertiente subversiva del psicoanálisis, que para mí encarnó Lacan cuando lo descubrí. [Los analistas de la IPA], es como si no hubieran tomado la medida de que éramos la contestación nacional, ellos eran de la generación de nuestros padres, estábamos en contestación generacional con ellos, y además por su complicidad con el franquismo y con el establishment de España”. Sobre las normas de formación de los analistas en estos círculos, véase también Vicens (1981). La virulencia de este rechazo de la historia y del funcionamiento de los círculos de la IPA española se verá reflejada en algunos textos publicados por los jóvenes lacanianos en los años siguientes. Refiriéndose al pasado de esos grupos, E. Guilanyà (1984GUILANYÀ, Elvira. Datos para una historia. Otium Diagonal, n.7, p.88-102. 1984., p.88-89) escribe, en clave irónica:

Érase una vez que era… un grupo que luchó contra la dictadura franquista – contra la psiquiatría oficial – contra la mediocridad de la universidad… lucha que hizo necesario un largo período de laborioso silencio, de clandestinidad, hasta que se dieron a conocer en 1959, con permiso gubernativo, como asociación (Sociedad luso-española de psicoanálisis), e individualmente … enseñando en la cátedra de psiquiatría… enseñando en la universidad.

Alrededor de 1975, existía por lo tanto en España un conjunto de factores que aún no había tenido consecuencias a gran escala, pero que, con una demanda insatisfecha de formación por una parte y, por la otra, la ausencia de respuestas viables tanto a nivel individual como institucional, estaba creando unas circunstancias muy particulares que anunciaban un cambio radical del panorama psicoanalítico del país.

Los inicios del movimiento lacaniano en España

Ese cambio no tardó en producirse cuando a los factores arriba mencionados se añadió otro, que fue la llegada de psicoanalistas argentinos a España. Aunque se desconocen las cifras exactas, el fenómeno de inmigración de analistas argentinos a España entre la segunda mitad de los años 1970 y principios de los 1980 se considera lo suficientemente importante para que los mismos argentinos lo llamen “avalancha” (Auerbach, Teszkiewicz, 2001AUERBACH, Marina; TESZKIEWICZ, Luis. Psicoanalistas argentinos en la salud mental española. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos911/capitulo-libropsiquiatria/capitulo-libro-psiquiatria.shtml. Acceso en: 2 jun. 2017. 2001.
http://www.monografias.com/trabajos911/c...
). Durante esos años y los que siguieron, la mayoría – por no decir la casi totalidad – de los grupos de estudio, asociaciones o actividades culturales de cualquier índole relacionados con el psicoanálisis tuvo algo que ver, en su organización, con uno de esos analistas argentinos (Druet, 2012bDRUET, Anne-Cécile. The transatlantic element: psychoanalysis, exile, circulation of ideas and institutionalization between Spain and Argentina. Psychoanalysis and History, v.14, n.2, p.237-251. 2012b.).

En el caso de las teorías lacanianas, esta presencia de los argentinos era aún más llamativa. Poco antes de que empezara la llamada “avalancha”, el que había sido el principal introductor del lacanismo en Argentina, Oscar Masotta, había iniciado su seminario sobre Freud y Lacan en Barcelona. En 1974, después de la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Masotta había abandonado Argentina y se había instalado en Londres, donde estaba en contacto con algunos psiquiatras y psicólogos españoles interesados en el psicoanálisis. Por iniciativa de otro argentino radicado en Barcelona, Marcelo Ramírez Puig, quien iba a convertirse en el secretario de Masotta para sus actividades españolas, éste empezó a viajar frecuentemente entre Londres y Barcelona. Se creó un primer grupo de estudio cuyos integrantes eran en su mayoría alumnos que conocían personalmente a Masotta, y rápidamente se formaron otros grupos, de manera que Masotta decidió fijar su residencia en Barcelona en 1976.8 8 No se sabe con certeza cuántos grupos de estudio Masotta llegó a tener en Barcelona. En opinión de todos los antiguos alumnos de Masotta entrevistados, tanto este dato como otras informaciones relativas a la organización de las clases estaban en manos de Marcelo Ramírez Puig, quien era el secretario de Masotta. Ramírez murió en 1989 y es probable que su archivo no se conservara después de su muerte. En cuanto al funcionamiento de esos grupos de estudio, había entre ocho y 15 personas en cada grupo, y las clases se grababan; las trascripciones de los seminarios circulaban en la época, y algunas llegaron a publicarse (Masotta, 1992). Por lo que hace al primer grupo de estudio, entre los alumnos estaban Alicia Roig (una joven psiquiatra que había conocido Masotta en Londres), el filósofo Eugenio Trías, el antropólogo Alberto Cardín y el, por entonces, filólogo Federico Jiménez Losantos. Se puede encontrar más información, así como testimonios sobre los grupos de estudio, en Druet (2006, p.205-227). En Cataluña primero, y más tarde en otras ciudades españolas, el seminario de Masotta se convirtió en el punto de partida del movimiento lacaniano en el país.

Los alumnos de Masotta provenían de muy distintos horizontes que reflejaban la diversidad de los nuevos actores del panorama psicoanalítico español. Algunos de ellos eran argentinos radicados por entonces en España, quienes retomaban la formación iniciada con Masotta en Buenos Aires. Los alumnos españoles, por su parte, formaban grupos muy heterogéneos. En su gran mayoría eran jóvenes, algunos de ellos incluso adolescentes aún, de ideas progresistas todos y, por supuesto, con un interés previo en las cuestiones psicoanalíticas. Por lo demás lo que predominaba era más bien la diversidad. Algunos eran psiquiatras o psicólogos, pero también estaban representadas otras muchas profesiones artísticas o intelectuales. El recorrido que les había llevado hasta el seminario de Masotta también difería. Algunos de ellos se habían acercado previamente a los círculos españoles de la IPA pero habían descartado seguir la formación que allí se ofrecía, por los motivos arriba mencionados. Otros habían estudiado en universidades extranjeras, muchas veces en Francia o Bélgica, donde el psicoanálisis formaba parte de los programas universitarios de varias carreras. Otros eran sólo lectores de Freud y Lacan que buscaban profundizar en el conocimiento de las teorías psicoanalíticas, a veces simplemente porque estaba dans l'air du temps. De hecho, muchos de los miembros de estos grupos no se plantearon nunca ser analistas, pero – el dato es muy esclarecedor para entender la importancia que tuvo Masotta en España – la casi totalidad de los llamados “miembros históricos” de la corriente lacaniana en España formaron parte en un momento u otro de esos grupos.

A Masotta le quedaban menos de cinco años de vida cuando se instaló en Barcelona, donde murió en 1979. Durante estos cinco años, los grupos de estudio de la capital catalana pasaron a ser el primer movimiento lacaniano institucionalizado de España. En febrero de 1977, por iniciativa de Masotta, se fundó la Biblioteca Freudiana de Barcelona (BFB), primera institución lacaniana de España.9 9 Se utiliza la expresión “por iniciativa de” porque de hecho Masotta no aparece formalmente en los documentos oficiales de constitución de la Biblioteca Freudiana. Ésta, como sociedad civil, fue constituida el 18 de febrero de 1977 ante notario. El acta de constitución la firmaron Carmen Gallano, Federico Jiménez Losantos, Xavier Baixas de Ros, Alejandro Sáez Pons, Marcelo Ramírez Puig, Joan Salinas, Alicia Roig y Eugenio Trías. (Acta…, 18 feb. 1977). Durante esos años, se crearon también grupos de estudio en otras ciudades. Masotta viajaba mucho y la actividad docente muy intensa que llevaba a cabo con la ayuda de los organizadores locales dibujó progresivamente lo que iba a ser el panorama lacaniano de los años 1980. En marzo de 1977 se constituyeron dos grupos de trabajo dirigidos por Masotta en Vigo, cuyo objetivo era la creación de la futura Biblioteca Galega de Estudios Freudianos, presidida por José Eiras (Eiras, Lacruz, 1983EIRAS, José; LACRUZ, Fe. Biblioteca Galega de Estudios Freudianos. Analytica, n.34, p.77-78. 1983.). Un año antes, Masotta (1977a)MASOTTA, Oscar. Lecciones de introducción al psicoanálisis. Barcelona: Granica. 1977a. había dado sus primeras conferencias en Galicia, y el mismo año de su muerte impartiría cinco lecciones en la ciudad de Valencia. Masotta también tuvo grupos de estudio en Madrid a partir de 1977, pero no llegaron a institucionalizarse.

El movimiento lacaniano español se desarrolló inicialmente en unas condiciones muy particulares, siendo la primera de ellas el hecho de que estuviera tan marcado por el pasado psicoanalítico de dos países distintos. Este movimiento se estructuraba en dos grupos clara-mente diferenciados que se habían encontrado como consecuencia de esas circunstancias: un primer grupo estaba integrado por los analistas – casi todos argentinos – y el otro lo formaban los alumnos – casi todos españoles y más jóvenes. Por otra parte, una gran mayoría de los integrantes del segundo grupo aún no tenía práctica analítica y estaba, o había estado en algún momento, en análisis con miembros del primer grupo. Entre estos últimos – al menos los más próximos colaboradores de Masotta – nadie se había formado en París con Lacan o los alumnos de este, sino que llegaban de Buenos Aires con análisis la mayoría de las veces kleinianos. En vida de Masotta, esta situación no dio lugar a cuestionamientos.10 10 Hubo excepciones, como fue el caso de Carmen Gallano, quien decidió continuar su formación en París cuando Masotta aún vivía (Palomera, Roldán, Segura, 1982, p.128-129). Años más tarde, hablaría de la situación en estos términos: “[Oscar Masotta] se definía m[á]s como lector de Lacan que como analista, a diferencia de otros, que con escasos y a veces ‘dudosos’ análisis realizados en Argentina, priorizaban en el estándar que ponían en circulación, lo segundo. Para la mayoría habían sido análisis efectuados con analistas de la APA o disidentes de la misma, que en el mejor de los casos eran ‘lectores’ de Lacan, y la clínica y dirección de la cura se derivaba de esa lectura. Y la transmisión también” (Gallano, Salinas, 2001, p.13). Es más: aunque Lacan seguía vivo e impartiendo su seminario en París, a unas horas de tren de Barcelona, no hubo ningún intento por parte de los alumnos españoles de acercarse a la capital francesa. Como se sabe, Masotta siempre había mantenido sus distancias con Lacan, y los jóvenes españoles, en aquella época, siguieron su ejemplo.11 11 Preguntado sobre este tema, el analista catalán Miquel Bassols (entrevista con la autora, 19 jun. 2006), quien era uno de los más jóvenes alumnos de Masotta durante esos años, comentó que “habría podido ser una posibilidad, que Masotta estando aquí en Barcelona hubiera conectado más con la gente de París, pero no fue así. Es muy interesante: nosotros mismos no fuimos a París. Estábamos muy vinculados con los lectores de Lacan … Podríamos haber ido al seminario de Lacan por ejemplo, y no se nos ocurrió, cosa que tiene que ver con Masotta. … Germán [García]decía que Masotta tenía una cierta posición fóbica, y es cierto que algo de eso había”. Joan Salinas Rosés (entrevista con la autora, 6 jul. 2004), quien fue el primer presidente de la Biblioteca Freudiana de Barcelona, por su parte, opina que Masotta prefería tener una consolidación de su grupo en España antes de presentarse a la EFP.

Masotta tenía detractores en la comunidad argentina inmigrada en España, pero sus alumnos españoles alababan de forma unánime tanto sus innegables habilidades pedagógicas como sus cualidades personales.12 12 Algunos de los alumnos españoles de Masotta publicaron recuerdos de esas clases. Véanse Berenguer (1999) y Palomera (1993). Otros testimonios sobre el mismo tema pueden encontrarse en Druet (2006). Además del trabajo de formación llevado a cabo con dotes obvias para la enseñanza, la historia de Masotta y su personalidad contribuyen a explicar la fascinación que sus alumnos llegaron a sentir por él. En Masotta se encarnaba una idea del psicoanálisis contraria a la que había dominado en España durante la dictadura, y que la joven generación rechazaba en esos años de forma tan drástica. Se sabía que Masotta había abandonado Argentina para escapar de persecuciones políticas, lo que le daba una imagen política subversiva diametralmente opuesta a la de los analistas españoles de la IPA, cuyo movimiento se había desarrollado en las condiciones que hemos visto. Por otra parte, Masotta encarnaba el psicoanálisis laico, mientras que los círculos de la IPA eran fuertemente medicalizados y siempre habían privilegiado la trasmisión a médicos y psicólogos, lo que contribuía a darles una imagen de rigidez y falta de adaptabilidad a las nuevas realidades socioculturales que habían producido una demanda de formación distinta. Masotta, al contrario, desde su llegada a España había intentado dar la mayor visibilidad posible a las actividades organizadas sobre cuestiones psicoanalíticas. Dicho de otra manera, con Masotta el psicoanálisis había vuelto a ocupar un lugar en la esfera sociocultural, lo que no había ocurrido en España desde la Guerra Civil. Sin exagerar la importancia de este fenómeno – que no llegó nunca, ni de lejos, a tener el alcance que había tenido en Argentina, ni desde el punto de vista del número de personas implicadas en la aventura lacaniana ni en términos de repercusión social y cultural de ese movimiento – la obra de Masotta representa no obstante, a escala española, un cambio radical con respecto a las coordenadas por las que el psicoanálisis había existido durante el franquismo.

La primera crisis significativa en el seno del movimiento lacaniano español ocurrió después de la muerte de Masotta. El mismo Masotta, cuyo liderazgo había asegurado una estabilidad dentro del movimiento, se había guardado de instaurar una jerarquía entre sus colaboradores argentinos, y ninguno de ellos apareció como su sucesor legítimo. El movimiento se convirtió entonces, de forma progresiva y en particular después de la llegada del también argentino Germán García, en lo que vino a llamarse una “nebulosa”: un número desconocido de grupos pequeños y cambiantes, incluso uno llamado informalmente el “grupo de los no-agrupados”, integrado por antiguos miembros de la Biblioteca que habían abandonado la institución por distintos motivos, y por otras personas que nunca habían formado parte de ella. Los contactos con París – casi inexistentes en vida de Masotta – se hicieron más frecuentes a principios de los años 1980 y la escuela liderada por Jacques-Alain Miller acabó uniendo, por un tiempo, la mayoría de los grupos lacanianos españoles.

Psicoanálisis, cultura y sociedad

Como hemos visto, durante la transición democrática el psicoanálisis reemergió como objeto de un interés sociocultural después de quedar confinado durante décadas a la esfera médica. Este proceso se había iniciado antes de la llegada de Masotta a España, pero fue sobre todo después de la fundación del movimiento lacaniano, y principalmente gracias a las actividades llevadas a cabo por el mismo Masotta y, en menor medida, por otros argentinos que fundaron grupos más pequeños en varias ciudades españolas, cuando se pudieron percibir profundas modificaciones en términos de circulación del psicoanálisis en España.

Fue alrededor de la Biblioteca Freudiana de Barcelona donde los ecos de la actividad nueva en torno al psicoanálisis se hicieron oír con más intensidad. Además de los grupos de estudio, Masotta multiplicó las actividades de difusión de las ideas lacanianas en España. Estas actividades eran emblemáticas de su intento de ampliar el debate sobre cuestiones psicoanalíticas en el país, y buscar los públicos más diversos, tanto en el seno de la esfera médica como en círculos culturales.13 13 Entre otras muchas actividades, Masotta dio una conferencia sobre psicosis en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, publicada más tarde en la revista del departamento de literatura de la misma universidad (Masotta, 1976a). Otra revista del ámbito cultural, Trama, dirigida por los mismos intelectuales, publicó una conferencia dada por Masotta (1977b) en la Fundación Miró sobre “Freud y la estética”. En 1976, publica en Barcelona los Ensayos lacanianos y al año siguiente las Lecciones de introducción al psicoanálisis ya mencionadas. Escribe además varios prólogos, entre otros para las ediciones españolas de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, y La familia de Lacan (Masotta, 1977c, 1978). Aun antes de la fundación de la Biblioteca Freudiana, Masotta había empezado a organizar ciclos de conferencias que reunían los intelectuales de diversos horizontes que lo rodeaban entonces. En enero y febrero de 1977 tuvo lugar, en el Instituto Alemán de Barcelona, un seminario titulado “Lecturas de Freud”, durante el que tomaron la palabra, después de la conferencia inaugural de Masotta, el filósofo Eugenio Trías, los analistas argentinos Germán García y Arturo López Guerrero, el antropólogo Alberto Cardín, el filólogo Federico Jiménez Losantos y el jurista Alejandro Sáez (Lecturas…, 1977).

Paralelamente, el proceso de recuperación del psicoanálisis como objeto cultural, iniciado antes y al margen de la llegada de los analistas argentinos a España, continuó, marcado por encuentros y desencuentros con éstos últimos. En el área sociocultural, una de las primeras manifestaciones de este fenómeno de reintroducción del psicoanálisis fue la presencia de Freud y, en menor medida, de Lacan como una característica notable de algunas revistas culturales de izquierda aparecidas en los años 1970. Entre estas revistas destacan dos de las más emblemáticas de la transición, Camp de l'Arpa y El Viejo Topo. Fundado en 1976 y editado en la capital catalana, El Viejo Topo publicó un dossier dedicado a la corriente antipsiquiátrica en su número 4, dedicó varios artículos al psicoanálisis en los años sucesivos y sacó un “dossier Freud” en 1979, dossier caracterizado por su interés por las disidencias post-freudianas y la crítica marxista (González Duro, 1979GONZÁLEZ DURO, Enrique. Una lectura política de Freud. El Viejo Topo, n.30, p.37-39. 1979.). En esa ocasión, bajo el título “Jacques Lacan: el retorno a Freud”, la revista publicó un fragmento de la conferencia de prensa dada por Lacan en Roma en 1974 (Jacques…, 1979JACQUES… Jacques Lacan: el retorno a Freud. El Viejo Topo, n.30, p.42-43. 1979.). La misma revista sacará un “dossier Lacan” en 1981, el más largo hasta la fecha (10 páginas), y el más polémico también dado que no se interesaba por la implantación del lacanismo en España, sino por lo que sucedía en la misma época en París. Al año siguiente la revista Camp de l'Arpa también publica un “dossier Lacan” en su número 96, esta vez con la contribución directa de los miembros del movimiento lacaniano barcelonés, entonces liderado por el analista argentino Germán García.

Sin embargo, son otras dos publicaciones mucho menos conocidas las que están en el centro del proceso de introducción del lacanismo en el ámbito cultural, esta vez en relación directa con el movimiento constituido alrededor de Masotta. Estas revistas cuentan entre sus principales artífices dos intelectuales que formaban parte del primer grupo de estudios de Masotta en Barcelona, Federico Jiménez Losantos y Alberto Cardín. El primero, que muchos años después y tras un radical viraje ideológico se convertiría en ídolo periodístico de la extrema derecha, era entonces un joven filólogo muy comprometido con la izquierda. El segundo, escritor y antropólogo, fue durante la transición un autor prolífico, agitador y provocador, y una de las figuras de la cultura gay emergente; murió en 1992.14 14 Losantos y Cardín se conocieron en el Instituto Alemán de Barcelona, por entonces plataforma del ala intelectual y artística del PCE-PSUC (Jiménez Losantos, 1995, p.28). Colaboraron durante la segunda mitad de los años 1970 en una serie de iniciativas y actividades relacionadas con la reflexión sobre la cultura hispánica de la época. Al final de este período pusieron un punto final a su colaboración después de atacarse públicamente con gran violencia (Cardín, 1980; Jiménez Losantos, 1980).

La primera de estas publicaciones, conocida bajo el nombre de Revista de Literatura (siendo el título original el impronunciable Qwert Poiuy), empezó a publicarse en marzo de 1974 como revista del Departamento de Literatura de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona, con un interés casi inmediato por las teorías lacanianas. Unos meses más tarde, Losantos y Cardín, que ya eran alumnos de Masotta, se hicieron cargo de la redacción de la revista que pasó a ser – que sepamos – la publicación más lacaniana de la época en España. A la pregunta sobre el porqué del interés de la revista por el psicoanálisis, más allá de la cuestión literaria, Jiménez Losantos contestó:

Evidentemente, la causa es política. La carencia de una teoría del sujeto en el marxismo deja a éste desarmado a la hora de analizar fenómenos políticos modernos … El sicoanálisis, por otra parte, a partir de Lacan, constituye una plataforma importantísima para interrogar, para abordar esta ‘política del sujeto, a todas luces necesaria hoy’. Nosotros hemos tenido la suerte de encontrar a Masotta, uno de los mejores lacanianos, y el primero de habla española, con quien llevamos ya un año trabajando en seminarios sobre Freud y sobre Lacan (Pons, 1976-1977PONS, Carmen. Un raro ejemplo universitario: entrevista con la redacción de Revista de Litertura. Revista de Literatura, n.10-11, p.163. 1976-1977., p.163; destaques no original).

Las referencias a Masotta se multiplicaron en la revista, que en 1976 publicó el texto de la conferencia pronunciada por el argentino en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona (Masotta, 1976aMASOTTA, Oscar. Psicosis. Revista de Literatura, n.8-9, p.25-33. 1976a.). La revista también se interesó por la situación pasada y presente del psicoanálisis en España, identificando a Masotta como el punto de ruptura en esta historia:

Pero no va de fiesta el asunto freudiano, por lo menos a falta de ciclo de conferencias que en Barcelona se organizan en enero y febrero en el mismo Instituto Alemán, pero con sello lacaniano (Masotta es el promotor), es decir, con la palabra empeñada en tratar verdaderamente de Freud. Si se consigue, quizás haya que decir que es por primera vez, dado lo escuálido de los resultados que la temprana y excelente traducción de la Obra Completa de Freud al castellano por el benemérito D. Luis López-Ballesteros y de Torres … ha conseguido en nuestro panorama intelectual. Si respetamos, o dejamos a parte, la obra de Castilla del Pino, vemos que ‘lo freudiano’ e[n] España supone un vacío solamente comparable al de ‘lo marxista’ … Freudianos, … pocos se declaran. Tampoco hay nada que ganar: los médicos con diván de curandero a falta o remedio de electroshocks, no lo van a ir por ahí pregonando. Con cobrarlo les basta (Jiménez Losantos, 1976-1977JIMÉNEZ LOSANTOS, Federico. Freud, de turismo en España. Revista de Literatura, n.10-11, p.94-95. 1976-1977.; destaques no original).

La segunda publicación, Diwan, también dirigida por Losantos y Cardín, cumplió la misma función en los años sucesivos, publicando entre otras cosas los trabajos de los analistas argentinos que habían colaborado con Masotta – por entonces eran aún los principales productores de teoría lacaniana en España.15 15 Fue en esta revista donde apareció un manifiesto aún célebre en los círculos lacanianos españoles, llamado “Veinte franceses, dicen”, cuya redacción se atribuye a Germán García y en el que se critica el establishment lacaniano parisino, entonces de visita en Barcelona, por su actitud frente a las dificultades reales de la difusión del lacanismo en España (Veinte…, 1981). La revista se proponía defender el pensamiento francés frente a la llamada “vieja estupidez española” (La nueva…, 1978LA NUEVA… La nueva filosofía francesa y la vieja estupidez española. Diwan, n.1, p.119-121. 1978., p.119-121), en un estilo ultra polémico característico de Cardín y Losantos y que acabaría tanto con la publicación como con la amistad entre los dos intelectuales. En uno de los episodios de la polémica que la revista mantuvo con su mejor enemigo, el filósofo Fernando Savater, Cardín (1979)CARDÍN, Alberto. ¡Pero qué gran lector eres, Savater! Diwan, n.4, p.199-200. 1979. escribió así:

Estilo de ‘calembour’, dirá sin duda Savater de éste en que escribo, pero ¿qué le vamos a hacer? No todos fuimos adornados con ese gracejo suyo que lo mismo vale para un roto que para un descosido, y nos las vemos por ahí teniendo que andar apalancados por las ramas de lenguajes varios, para que luego se diga que no se nos entiende, y que somos esotéricos, y que mucho Lacan y mucha mandanga rara …

Estas pues que veis, oh modistillas, oscuras frases, del más oscuro y vulgar acervo, fueron por Savater llamadas lacanianas (destaque no original).

Diwan dejó de publicarse en 1982, pocos meses después de que las primeras revistas de psicoanálisis propiamente dichas vieran la luz en España. Recordemos que los grupos españoles de la IPA no habían creado ninguna revista de psicoanálisis, y no lo harían hasta 1984. Las primeras publicaciones periódicas propiamente psicoanalíticas de España fueron por lo tanto las lacanianas: los primeros números de Sínthoma (Barcelona) y Serie Psicoanalítica (Madrid) salieron de forma casi contemporánea, ambas en el seno de grupos lacanianos y ambas dirigidas por analistas argentinos.

Como vemos, que se trate de la multiplicación de las actividades alrededor del psicoanálisis en las principales ciudades españolas, o del mismo desarrollo del movimiento lacaniano, durante esos años de la transición democrática el papel de los analistas argentinos fue determinante. Este fenómeno no pasó desapercibido en la época y le prensa cotidiana empezó a interesarse por la presencia del psicoanálisis en el país, en particular en la ciudad de Barcelona donde se concentraba el mayor y más activo núcleo de analistas. Esta visibilidad del psicoanálisis era tan insólita que el desconcierto de algunos periodistas queda patente en muchos de los primeros artículos dedicados al tema, que reflejan información un tanto confusa. El enredo así creado, frecuente en los primeros tiempos en que la prensa aborda la cuestión psicoanalítica, genera una especie de tradición; el tema provoca en efecto con considerable frecuencia, la aparición de reacciones de indignación en la sección de cartas de los lectores del diario correspondiente. Este es el caso de un artículo aparecido bajo el título “Barcelona es el centro mundial del psicoanálisis en lengua castellana”, en el que, arrastrada por el entusiasmo algo exagerado que denota el título, y sin citar ninguna fuente, la periodista da la cifra de tres cientos analistas ejerciendo en Barcelona y afirma que la Escuela de Psicoanálisis creada por Germán García es la única institución habilitada para autorizar la práctica del psicoanálisis, lo que haría de la ciudad la capital hispanohablante de la disciplina. Por lo que hace a Buenos Aires, “actualmente”, prosigue la periodista con pluma segura, “vuelve a tener una gran actividad psicoanalítica, pero allí no está vertebrada ni institucionalizada” (Rodríguez, 1983RODRÍGUEZ, Conxa. Barcelona es el centro mundial del psicoanálisis en lengua castellana. El País, 27 feb. 1983.). Como se puede pensar, las cartas de lectores escandalizados no se hicieron esperar.

La prensa también se interesó por las actividades llevadas a cabo por la Biblioteca Freudiana de Barcelona, en particular cuando éstas supusieron un encuentro o desencuentro con la esfera sociocultural. Un ejemplo del segundo caso fue la jornada organizada por Germán García sobre el tema de la posición de las mujeres en el psicoanálisis, que había sido el lugar de enfrentamientos entre los analistas invitados y algunas feministas presentes en la sala, lo que le mereció una larga reseña en el diario catalán Avui (Ibarz, 30 mar. 1982IBARZ, M. Incomprensió en els debats sobre psicoanàlisi i dona. Avui, 30 mar. 1982.).

El mismo fenómeno del nacimiento del movimiento lacaniano a raíz de la llegada de los analistas argentinos a España dio lugar también a algunas polémicas. Una de las más virulentas surgió con motivo de la muerte de Lacan, cuando uno de los psiquiatras españoles de más prestigio, Carlos Castilla del Pino (2004CASTILLA DEL PINO, Carlos. Casa del Olivo: autobiografía (1949-2003). Barcelona: Tusquets. 2004., p.313), quien “odiaba” a Lacan al que consideraba un “impostor”, acometió las formas que había tomado la expansión del lacanismo en su país a manos de los “argentinos de España”:

Las manufacturas Lacan se han vendido, pero que muy bien, por habilidosos que envidiarían agentes de Tarrasa o Sabadell, por pragmáticos de toda laya, titulados como el-que-sabe-lo-que-Lacan-quiere-decir-cuando-habla, bajo supuestos nihil obstat que el propio Lacan parecía repartir. El dinero dejó de ser significante metafórico de la mierda para irse derecha, valiente y literalmente a él (Castilla del Pino, 16 sep. 1981CASTILLA DEL PINO, Carlos. Jacques Lacan. El País, p.30, 16 sep. 1981., p.30).

Germán García (23 oct. 1981)GARCÍA, Germán. Lacan y Castilla del Pino. El País, 23 oct. 1981., por entonces líder de parte del movimiento lacaniano en España, hizo pública su indignación y contestó a Castilla en las páginas del mismo periódico:

A la deficiente cobertura informativa mostrada por la Prensa española en ocasión de la muerte de Jacques Lacan (al parecer, nadie tenía datos de archivo, las referencias bibliográficas eran equivocadas y los especialistas consultados no sabían de qué estaban hablando) se suma el ‘abuso de autoridad’ de un psiquiatra que desconoce el tema. Me refiero a Carlos Castilla del Pino … Cuando digo ‘abuso de autoridad’ me refiero a lo que esta expresión designa en lógica: alguien sabe del tema A y por eso parece autorizado para decir algo sobre el tema B.

Castilla del Pino es un psiquiatra, pero nada sabe de psicoanálisis … ¿Por qué el prestigio ganado en la ‘psiquiatría’ es usado en este caso para denigrar al ‘psicoanálisis’? …

¿Qué dice Castilla del Pino? Que Jacques Lacan fue importado por argentinos, que está envidioso (referencia a los agentes de Tarrasa o Sabadell) porque no tuvo nada que ver con eso y que espera que Jacques Lacan pase de moda (destaques no original).

Al margen de los ataques personales, esta polémica puso nuevamente de manifiesto el hecho de que a la altura de 1981 nadie aparecía como un interlocutor incuestionable cuando se hablaba de las ideas lacanianas en España. Una de las razones de esta situación es que si bien el movimiento lacaniano estaba en el centro de muchas de las actividades organizadas en torno a esas ideas, las nuevas coordenadas de la circulación de las ideas psicoanalíticas en la España de la transición involucraba a más actores. Como hemos visto, la reemergencia de un interés por el psicoanálisis perceptible a partir de finales de los años 1960 o principios de los 1970 se produjo en muy diversas esferas profesionales, y por supuesto no todas las personas que participaron de este proceso llegaron a comprometerse con las instituciones psicoanalíticas. Entre los que habían elegido formarse en París, el filósofo Víctor Gómez Pin (1981)GÓMEZ PIN, Víctor. Justificación de “Edipo”. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, n.0, p.5-27. 1981. fue un interlocutor privilegiado de la esfera psiquiátrica española, y en particular del grupo de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, la gran revista de la transición democrática cuyo número cero salió en 1981. Este número contenía una contribución psicoanalítica del filósofo que anunciaba el interés de la publicación por esta temática a la que dedicaría numerosos estudios en los años siguientes. Los psiquiatras valoraron el análisis de Pin, quien buscaba pensar las consecuencias del descubrimiento del inconsciente guiado por la lógica hegeliana y la lingüística, en una época en la que parte de ellos consideraba que algunas expresiones contemporáneas del psicoanálisis llegaban al “delirio teórico” (Lázaro, 1991LÁZARO, José S. La recepción de Freud en la cultura española (1893-1983). Medicina e Historia, n.41, p.5-28. 1991., p.14; Pereña, 1981PEREÑA, Francisco. El reino de las leyes. Revista de la AEN, n.1, p.122-123. 1981.).

Otra figura muy relevante de esos nuevos intercambios entre la esfera psiquiátrica y el mundo cultural sobre cuestiones psicoanalíticas fue el ya mencionado psiquiatra Carlos Castilla del Pino, quien gozó durante la transición de un enorme prestigio y encarnó más que nadie las esperanzas de la juventud en una nueva psiquiatría. Más allá de la esfera médica, Castilla se convirtió en una de las figuras clave de los nuevos diálogos entre psiquiatría y cultura (un buen ejemplo de esta situación es la inclusión de un capítulo redactado por Castilla y dedicado a la psiquiatría en el conocidísimo ensayo La cultura bajo el franquismo dirigido por J.M. Castellet). Aunque se había formado inicialmente con el mismo López Ibor, uno de los catedráticos más representativos de esa psiquiatría, Castilla había evolucionado hacia un rechazo absoluto de las orientaciones teóricas y de la formación universitaria que habían imperado durante el franquismo, convirtiéndose durante la transición en “el adalid de la psiquiatría alternativa en España” (Gracia, Ruiz Carnicer, 2004GRACIA, Jordi; RUIZ CARNICER, Miguel Ángel. La España de Franco (1939-1975): cultura y vida cotidiana. Madrid: Síntesis. 2004., p.334). Fue uno de los principales representantes del freudomarxismo en el país, y tanto por su prestigio personal como por el interés particular que despertaba esta corriente, pasó a ocupar un “lugar privilegiado en el campo del pensamiento español contemporáneo” (Moix, 1972MOIX, Anna Maria. Entrevista con Carlos Castilla del Pino. Camp de l'Arpa, n.2, p.15-18. 1972., p.15). Siempre mantuvo distancias teóricas con el psicoanálisis ortodoxo – y mucho más aún con Lacan y lo que llamaba sus “charlacanerías” (Castilla del Pino, 2004CASTILLA DEL PINO, Carlos. Casa del Olivo: autobiografía (1949-2003). Barcelona: Tusquets. 2004., p.317) – pero muchas veces aparecía como el interlocutor natural de las revistas culturales y de la prensa sobre cuestiones psicoanalíticas, lo que tanto irritaba a Germán García. No existía un grupo o un individuo proveniente de las mismas instituciones psicoanalíticas que apareciera como un “portavoz” – por decirlo así – legítimo a la hora de hablar de psicoanálisis, y en este sentido el movimiento lacaniano no consiguió obtener el reconocimiento que podría haberse esperado, y que algunos de sus actores ambicionaban. Las polémicas surgidas en el momento de la muerte de Lacan ilustraron este fenómeno, que por otra parte pervivió hasta la historiografía actual: el conocido ensayo sobre la transición democrática de Mainer y Juliá (2000MAINER, Juan-Carlos; JULIÀ, Santos. El aprendizaje de la libertad: 1973-1986. Madrid: Alianza. 2000., p.227), por ejemplo, menciona una sola vez la cuestión del psicoanálisis, y lo hace a través de la figura de Castilla del Pino.

Esta situación puede explicarse en parte por la evolución del mismo movimiento lacaniano después de la muerte de Oscar Masotta. Como hemos visto, nadie entre sus más próximos colaboradores apareció como su sucesor legítimo, de modo que la estabilidad en el seno del movimiento que había fundado no sobrevivió a su desaparición. Las polémicas internas y las divisiones afectaron las relaciones con el mundo exterior, lo que contribuye a explicar por qué el movimiento de reapropiación cultural del psicoanálisis nunca llegó a tener el alcance al que parecía aspirar en sus inicios. Como consecuencia de ello, la historiografía de la transición democrática en España dedica muy poca atención a lo que no pasó de ser – si se compara con otros aspectos del boom cultural de esos años – un microfenómeno que nunca llegó a tener la envergadura sociocultural que alcanzó en otros países como Francia o Argentina. Llama la atención el hecho de que ninguno de los ensayos más conocidos sobre la transición democrática menciona siquiera la cuestión del movimiento psicoanalítico español, incluso cuando el autor recurre abundantemente a conceptos psicoanalíticos y hasta a la terminología lacaniana como herramienta hermenéutica (Vilarós, 1998VILARÓS, Teresa. El mono del desencanto: una crítica cultural de la transición española (1973-1993). Madrid: Siglo XXI. 1998.).

Y sin embargo tanto los que son hoy en día personalidades destacadas del movimiento lacaniano español e internacional como los que de alguna manera formaron parte del boom cultural de esos años siguen recordando el periodo de la transición como un momento de entusiasmo singular por las ideas psicoanalíticas.16 16 Entre estos analistas lacanianos entrevistados en el marco de un estudio más amplio sobre el mismo tema figuran Jorge Alemán, Miquel Bassols, Miriam Chorne, Gustavo Dessal, Carmen Gallano, Germán García, Vicente Mira, Vicente Palomera, Joan Salinas y Antoni Vicens (Druet, 2006, p.430). La película antes mencionada de Almodóvar ciertamente reflejaba esta realidad y, de la misma manera que tantos de los actores anónimos de aquel movimiento de curiosidad por las ideas psicoanalíticas luego desaparecieron sin dejar rastro, lamento tener que informar al lector de que nadie sabe lo que fue de Susana Díaz, psicoanalista lacaniana.

  • 1
    El cartel colgado por las calles de Barcelona para anunciar el inicio del seminario rezaba: “FREUD/LACAN (Lectura estructuralista de Freud), Grupos de estudio, Clases a cargo de Oscar Masotta, Iniciación: 20/10/1975”. Este cartel está conservado hoy en el archivo privado del analista catalán Joan Salinas i Rosés.
  • 2
    En palabras de Pere Bofill, el líder del círculo de analistas españoles durante esos años: “Mi idea fue muy clara, con mucha prudencia pudimos sortear las dificultades. No te enfrentes porque te van a decir que no por la fuerza y vale la pena que tengamos una institución …, vale la pena que podamos trabajar silenciosamente” (citado en Carles et al., 2000CARLES, Francisco et al. Psicoanálisis en España (1893-1968). Madrid: Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2000., p.262).
  • 3
    Estos ensayos provenían en su mayoría de Argentina. La lista de autores incluye a Arnaldo Raskowsky, Marie Langer, Telma Reca o León Grinberg entre otros.
  • 4
    Como se sabe, España fue el primer país en el mundo donde se inició la traducción de esas obras completas, por iniciativa del filósofo José Ortega y Gasset. Los volúmenes publicados por la editorial madrileña Biblioteca Nueva empezaron a salir en 1922. Después de la Guerra Civil, parte de las obras de Freud traducidas previamente en España fue reeditada en una edición de lujo, y el prólogo inicial de Ortega y Gasset fue sustituido por otro en el que se defendía la compatibilidad de determinados aspectos del psicoanálisis con la religión cristiana (Druet, 2012aDRUET, Anne-Cécile. Psychoanalysis in Franco's Spain. In: Damousi, Joy; Plotkin, Mariano Ben (Coord.). Psychoanalysis and politics: histories of psychoanalysis under conditions of restricted political freedom. New York: Oxford University Press. p.57-78. 2012a., p.68-69). En 1968 salió otro volumen con algunos textos de Freud hasta entonces inéditos en España, cuya traducción plagiaba otra realizada en Argentina (Vezzetti, 1991VEZZETTI, Hugo. Freud en langue espagnole. Revue Internationale d'Histoire de la Psychanalyse, n.4, p.189-205. 1991., p.199). En 1972, Biblioteca Nueva publicó una nueva edición de las obras completas, esta vez con un prólogo en el que se volvía al debate científico sobre la aportación freudiana y que marcó de esta forma una ruptura definitiva con el discurso sobre el psicoanálisis que había predominado durante la dictadura (Rof Carballo, 1972ROF CARBALLO, Juan. Introducción a este tomo primero. In: Freud, Sigmund. Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva. t.I, p.XV-XXIV. 1972., p.XVIII).
  • 5
    En 1972, Lacan dio una conferencia durante la sesión inaugural de la Asociación de Psiquiatría de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, invitado por Ramón Sarró, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Barcelona, y uno de sus próximos colaboradores, Josep Lluís Martí-Tusquets, quien era uno de los médicos que con más frecuencia citaba a Lacan en la prensa psiquiátrica española de esos años. Sarró llevaba años interesado en el estructuralismo; cuatro años antes de invitar a Lacan, había sido uno de los organizadores de un seminario de un año sobre este tema en el Instituto Francés de Barcelona, seminario en el que habían participado los grandes nombres de esta corriente de pensamiento (Sarró Maluquer, 2006SARRÓ MALUQUER, Ramón. Las formas elementares de la vida esquizofrénica: las dos antropologías en el pensamiento de Ramón Sarró Burbano. Frenia, v.6, n.1, p.109-126. 2006., p.122). El primer texto de Lacan publicado en España, El objeto del psicoanálisis, traducción de la “Réponse à des étudiants en philosophie” fue presentado en España por Ramón García, uno de los psiquiatras españoles más interesados en la antipsiquiatría, en un volumen que contenía también el “Freud et Lacan” de Althusser (Lacan, 1970LACAN, Jacques. El objeto del psicoanálisis. Barcelona: Anagrama. 1970.; Althusser, 1970ALTHUSSER, Louis. Freud y Lacan. Barcelona: Anagrama. 1970.).
  • 6
    Una comparación entre las normas para la formación de los analistas vigentes durante aquellos años en los círculos españoles de la IPA y las de asociaciones de otros países europeos en la misma época demuestra en efecto una rigidez mayor de la normas españolas, en particular en lo que atañe al control de las diversas etapas de la formación de los candidatos (véase Sociedad…, s.d.SOCIEDAD… Sociedad Española de Psicoanálisis. Normas para la formación de psicoanalistas. (Archivos de la Sociedad Española de Psicoanálisis, Barcelona). s.d.).
  • 7
    A título de ejemplo cito este testimonio de Carmen Gallano (entrevista con la autora, 24 mar. 2006) – hoy en día una de las analistas lacanianas más conocidas de España: “Nosotros éramos muy críticos de la IPA, pero cómo no íbamos a serlo … Nosotros veníamos de la izquierda militante, de la lucha antiasilar, del antifranquismo, de toda la crítica cultural, la familia etc. A mí me adjudicaron a [un analista] que lo consideraba yo convencional, burgués, reaccionario, con un tipo de interpretación de adaptación edípica y no sé qué… era impensable. Además me dijeron: Ud mande dos cartas, que como psiquiatra le asignarán un didacta. Yo dije no, no quiero … una cosa burocrática donde una secretaria me dice: ¿Es Ud psiquiatra? Escriba una petición motivada a mano. Me puse a hacerlo por la noche y me di cuenta de que no podía, pensé ¿qué?, ¿hacen grafología? A mí lo que me interesaba de Lacan tenía que ver con la vertiente subversiva del psicoanálisis, que para mí encarnó Lacan cuando lo descubrí. [Los analistas de la IPA], es como si no hubieran tomado la medida de que éramos la contestación nacional, ellos eran de la generación de nuestros padres, estábamos en contestación generacional con ellos, y además por su complicidad con el franquismo y con el establishment de España”. Sobre las normas de formación de los analistas en estos círculos, véase también Vicens (1981)VICENS, Antoni. Sociedad Española de Psicoanálisis, normas para la formación de psicoanalistas. Sínthoma, n.1, p.137-139. 1981..
  • 8
    No se sabe con certeza cuántos grupos de estudio Masotta llegó a tener en Barcelona. En opinión de todos los antiguos alumnos de Masotta entrevistados, tanto este dato como otras informaciones relativas a la organización de las clases estaban en manos de Marcelo Ramírez Puig, quien era el secretario de Masotta. Ramírez murió en 1989 y es probable que su archivo no se conservara después de su muerte. En cuanto al funcionamiento de esos grupos de estudio, había entre ocho y 15 personas en cada grupo, y las clases se grababan; las trascripciones de los seminarios circulaban en la época, y algunas llegaron a publicarse (Masotta, 1992MASOTTA, Oscar. Lecturas de psicoanálisis: Freud, Lacan. Buenos Aires: Paidos. 1992.). Por lo que hace al primer grupo de estudio, entre los alumnos estaban Alicia Roig (una joven psiquiatra que había conocido Masotta en Londres), el filósofo Eugenio Trías, el antropólogo Alberto Cardín y el, por entonces, filólogo Federico Jiménez Losantos. Se puede encontrar más información, así como testimonios sobre los grupos de estudio, en Druet (2006DRUET, Anne-Cécile. La psychanalyse dans l'Espagne post-franquiste (1975-1985). Tesis (doctorado) – Université Paris IV-Sorbonne, Paris. 2006., p.205-227).
  • 9
    Se utiliza la expresión “por iniciativa de” porque de hecho Masotta no aparece formalmente en los documentos oficiales de constitución de la Biblioteca Freudiana. Ésta, como sociedad civil, fue constituida el 18 de febrero de 1977 ante notario. El acta de constitución la firmaron Carmen Gallano, Federico Jiménez Losantos, Xavier Baixas de Ros, Alejandro Sáez Pons, Marcelo Ramírez Puig, Joan Salinas, Alicia Roig y Eugenio Trías. (Acta…, 18 feb. 1977ACTA… Acta de Constitución de la Sociedad Civil “Biblioteca Freudiana”. (Archivo privado Joan Salinas i Rosés, Barcelona). 18 feb. 1977.).
  • 10
    Hubo excepciones, como fue el caso de Carmen Gallano, quien decidió continuar su formación en París cuando Masotta aún vivía (Palomera, Roldán, Segura, 1982PALOMERA, Vicente; ROLDÁN, Arturo; SEGURA, Maria José. Una española en París. Tyché, n.1, p.125-131. 1982., p.128-129). Años más tarde, hablaría de la situación en estos términos: “[Oscar Masotta] se definía m[á]s como lector de Lacan que como analista, a diferencia de otros, que con escasos y a veces ‘dudosos’ análisis realizados en Argentina, priorizaban en el estándar que ponían en circulación, lo segundo. Para la mayoría habían sido análisis efectuados con analistas de la APA o disidentes de la misma, que en el mejor de los casos eran ‘lectores’ de Lacan, y la clínica y dirección de la cura se derivaba de esa lectura. Y la transmisión también” (Gallano, Salinas, 2001GALLANO, Carmen; SALINAS, Joan. El movimiento lacaniano en España. In: Historia del psicoanálisis en España: repercusiones clínicas: actas I. Madrid: Asociación Española de Psicoanálisis del Campo Lacaniano. p.12-24. 2001., p.13).
  • 11
    Preguntado sobre este tema, el analista catalán Miquel Bassols (entrevista con la autora, 19 jun. 2006), quien era uno de los más jóvenes alumnos de Masotta durante esos años, comentó que “habría podido ser una posibilidad, que Masotta estando aquí en Barcelona hubiera conectado más con la gente de París, pero no fue así. Es muy interesante: nosotros mismos no fuimos a París. Estábamos muy vinculados con los lectores de Lacan … Podríamos haber ido al seminario de Lacan por ejemplo, y no se nos ocurrió, cosa que tiene que ver con Masotta. … Germán [García]decía que Masotta tenía una cierta posición fóbica, y es cierto que algo de eso había”. Joan Salinas Rosés (entrevista con la autora, 6 jul. 2004), quien fue el primer presidente de la Biblioteca Freudiana de Barcelona, por su parte, opina que Masotta prefería tener una consolidación de su grupo en España antes de presentarse a la EFP.
  • 12
    Algunos de los alumnos españoles de Masotta publicaron recuerdos de esas clases. Véanse Berenguer (1999)BERENGUER, Enric. Masotta: su agalma. In: Izaguirre, Marcelo (Ed.). Oscar Masotta: el revés de la trama. Buenos Aires: Atuel/Anáfora. p.153-161. 1999. y Palomera (1993)PALOMERA, Vicente. Un tarro de miel. Freudiana, n.8, p.118-120. 1993.. Otros testimonios sobre el mismo tema pueden encontrarse en Druet (2006)DRUET, Anne-Cécile. La psychanalyse dans l'Espagne post-franquiste (1975-1985). Tesis (doctorado) – Université Paris IV-Sorbonne, Paris. 2006..
  • 13
    Entre otras muchas actividades, Masotta dio una conferencia sobre psicosis en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, publicada más tarde en la revista del departamento de literatura de la misma universidad (Masotta, 1976aMASOTTA, Oscar. Psicosis. Revista de Literatura, n.8-9, p.25-33. 1976a.). Otra revista del ámbito cultural, Trama, dirigida por los mismos intelectuales, publicó una conferencia dada por Masotta (1977b)MASOTTA, Oscar. Freud y la estética. Trama: Revista de Pintura, n.1-2, p.8-11. 1977b. en la Fundación Miró sobre “Freud y la estética”. En 1976, publica en Barcelona los Ensayos lacanianos y al año siguiente las Lecciones de introducción al psicoanálisis ya mencionadas. Escribe además varios prólogos, entre otros para las ediciones españolas de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, y La familia de Lacan (Masotta, 1977cMASOTTA, Oscar. Prólogo. In: Lacan, Jacques. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: seminario XI. Barcelona: Barral. p.7-12. 1977c., 1978MASOTTA, Oscar. Prólogo. In: Lacan, Jacques. La familia. Barcelona: Argonauta. p.7-10. 1978.). Aun antes de la fundación de la Biblioteca Freudiana, Masotta había empezado a organizar ciclos de conferencias que reunían los intelectuales de diversos horizontes que lo rodeaban entonces. En enero y febrero de 1977 tuvo lugar, en el Instituto Alemán de Barcelona, un seminario titulado “Lecturas de Freud”, durante el que tomaron la palabra, después de la conferencia inaugural de Masotta, el filósofo Eugenio Trías, los analistas argentinos Germán García y Arturo López Guerrero, el antropólogo Alberto Cardín, el filólogo Federico Jiménez Losantos y el jurista Alejandro Sáez (Lecturas…, 1977LECTURAS… Lecturas de Freud [programa]. (Archivo privado Joan Salinas i Rosés, Barcelona). 1977.).
  • 14
    Losantos y Cardín se conocieron en el Instituto Alemán de Barcelona, por entonces plataforma del ala intelectual y artística del PCE-PSUC (Jiménez Losantos, 1995JIMÉNEZ LOSANTOS, Federico. Prólogo sentimental. In: Jiménez Losantos, Federico. Lo que queda de España. Madrid: Temas de Hoy. 1995., p.28). Colaboraron durante la segunda mitad de los años 1970 en una serie de iniciativas y actividades relacionadas con la reflexión sobre la cultura hispánica de la época. Al final de este período pusieron un punto final a su colaboración después de atacarse públicamente con gran violencia (Cardín, 1980CARDÍN, Alberto. Intermezzo. Diwan, n.10, p.127-131. 1980.; Jiménez Losantos, 1980JIMÉNEZ LOSANTOS, Federico. Fatalidad. Diwan, n.10, p.132-135. 1980.).
  • 15
    Fue en esta revista donde apareció un manifiesto aún célebre en los círculos lacanianos españoles, llamado “Veinte franceses, dicen”, cuya redacción se atribuye a Germán García y en el que se critica el establishment lacaniano parisino, entonces de visita en Barcelona, por su actitud frente a las dificultades reales de la difusión del lacanismo en España (Veinte…, 1981VEINTE… Veinte franceses, dicen. Diwan, n.11, p.185-194. 1981.).
  • 16
    Entre estos analistas lacanianos entrevistados en el marco de un estudio más amplio sobre el mismo tema figuran Jorge Alemán, Miquel Bassols, Miriam Chorne, Gustavo Dessal, Carmen Gallano, Germán García, Vicente Mira, Vicente Palomera, Joan Salinas y Antoni Vicens (Druet, 2006DRUET, Anne-Cécile. La psychanalyse dans l'Espagne post-franquiste (1975-1985). Tesis (doctorado) – Université Paris IV-Sorbonne, Paris. 2006., p.430).

REFERENCIAS

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Nov 2017

Histórico

  • Recibido
    Oct 2016
  • Acepto
    Mar 2017
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