Acessibilidade / Reportar erro

Ambientalismos y ambientalistas: una expresión del ambientalismo en Colombia

Environmentalisms and environmentalists: an expression of the environmentalism in Colombia

Resúmenes

La mayor presencia de problemas y conflictos ambientales, en un contexto favorable de oportunidades políticas e institucionales a finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970, ha dado origen al surgimiento de grupos y movimientos sociales como el "movimiento ambientalista". Este artículo asume este actor como objeto de estudio, para analizar su praxis y acción colectiva en los últimos tiempos. Se parte de que el ambientalismo en Colombia es una realidad incuestionable, que está conformado por diversidad de individuos, grupos, organizaciones y colectivos que, desde diferentes posturas ideológicas, políticas y éticas, luchan por la defensa de bienes colectivos como el medio ambiente, los recursos naturales y la calidad de vida humana. Dichas repertorios de acción oscilan entre la acción política contestataria, las movilizaciones de masa, las peticiones respetuosas, la educación y gestión ambiental, hasta la acción pragmática de gestión de recursos de recursos. Se concluye que, pese a los avances logrados en aspectos relacionados con la institucionalidad ambiental, la creación de pensamiento y la identidad adquirida, aún es prematuro para que se constituya en un movimiento político con las características de un partido verde.

Ambientalismo; Movimiento ambiental colombiano; Historia ambiental; Sociología ambiental; Movimientos sociales


The major presence of environmental conflicts and problems, in a favorable context of political and institutional opportunities in the late 60’s and the early 70’s, has brought about the rise of social groups and movements such as the "environmental movement". This article accepts this issue as the object of study in order to analyze its praxis and collective action during the last years. Starting from the idea that in Colombia the environment is an unquestionable reality composed by a diversity of individuals, groups, organizations, and communities which, from different ideological, political and ethical points of view, struggle for the defense of collective property such as the environment, the natural resources, and the quality of human life. Such repertoir of action oscillates between the replying political action, the group mobilizations, the respectful claims, the education, the environmental management and the pragmatic action of the resources’ management. It is concluded that, in spite of the advances achieved in aspects related to the environmental institutionalization, the creation of thought, and the identity acquired, it is still premature to constitute a political movement with the characteristics of a green party.

Environmentalism; Colombian environmental movement; Environmental history; Environmental sociology; Social movements


ARTIGO

Ambientalismos y ambientalistas: una expresión del ambientalismo en Colombia

Environmentalisms and environmentalists: an expression of the environmentalism in Colombia

Isaías Tobasura Acuña

Doctor por la Universidad de Salamanca, España, Profesor Departamento de Desarrollo Rural, Facultad de Ciencias Agropecuarias Universidad de Caldas, Manizales, Colombia

Autor para correspondencia Autor para correspondencia: Isaías Tobasura Acuña Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de Caldas Calle 65, n. 26-10, Manizales Caldas, Colombia Fone: (576) 878 1518 E-mail: isaiast@epm.net.co

RESUMEN

La mayor presencia de problemas y conflictos ambientales, en un contexto favorable de oportunidades políticas e institucionales a finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970, ha dado origen al surgimiento de grupos y movimientos sociales como el "movimiento ambientalista". Este artículo asume este actor como objeto de estudio, para analizar su praxis y acción colectiva en los últimos tiempos. Se parte de que el ambientalismo en Colombia es una realidad incuestionable, que está conformado por diversidad de individuos, grupos, organizaciones y colectivos que, desde diferentes posturas ideológicas, políticas y éticas, luchan por la defensa de bienes colectivos como el medio ambiente, los recursos naturales y la calidad de vida humana. Dichas repertorios de acción oscilan entre la acción política contestataria, las movilizaciones de masa, las peticiones respetuosas, la educación y gestión ambiental, hasta la acción pragmática de gestión de recursos de recursos. Se concluye que, pese a los avances logrados en aspectos relacionados con la institucionalidad ambiental, la creación de pensamiento y la identidad adquirida, aún es prematuro para que se constituya en un movimiento político con las características de un partido verde.

Palabras-clave: Ambientalismo. Movimiento ambiental colombiano. Historia ambiental. Sociología ambiental. Movimientos sociales.

ABSTRACT

The major presence of environmental conflicts and problems, in a favorable context of political and institutional opportunities in the late 60’s and the early 70’s, has brought about the rise of social groups and movements such as the "environmental movement". This article accepts this issue as the object of study in order to analyze its praxis and collective action during the last years. Starting from the idea that in Colombia the environment is an unquestionable reality composed by a diversity of individuals, groups, organizations, and communities which, from different ideological, political and ethical points of view, struggle for the defense of collective property such as the environment, the natural resources, and the quality of human life. Such repertoir of action oscillates between the replying political action, the group mobilizations, the respectful claims, the education, the environmental management and the pragmatic action of the resources’ management. It is concluded that, in spite of the advances achieved in aspects related to the environmental institutionalization, the creation of thought, and the identity acquired, it is still premature to constitute a political movement with the characteristics of a green party.

Keywords: Environmentalism. Colombian environmental movement. Environmental history. Environmental sociology. Social movements.

"El ecologismo no es sólo un movimiento de concienciación. Desde sus comienzos, se ha centrado en hacer que las cosas cambien en la legislación y el gobierno".

Manuel Castells, La era de la información, 1998.

1 Antecedentes

Aunque las raíces del movimiento ambiental Colombiano deben rastrearse desde la Expedición Botánica, la Expedición Corográfica, las luchas comunera y de nativos y criollos por la independencia de la corona española, los decretos del Libertador sobre conservación de los recursos naturales, en los Siglos XVIII y XIX, pasando por las luchas obreras, campesinas e indígenas por la tierra y mejores condiciones laborales, de comienzos y mediados del Siglo XX, el ambientalismo en Colombia ha emergido y tomado cuerpo al calor de las luchas que los movimientos universitarios y vastos sectores de la sociedad colombiana han librado desde finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970 para defender ecosistemas valiosos, territorios sagrados, acceder a la tierra para cultivar, y mejorar las condiciones de salud de los obreros en las minas y fábricas.

Dentro de este gran espectro de problemas y conflictos ambientales, se destacan la defensa del parque isla de Salamanca, la Sierra de la Macarena(HIDROBO, 1997), el parque Tayrona, la isla Gorgona, la defensa de ríos, lagunas, ciénagas, humedales, como el río Sinú, el lago de Tota, la laguna de Fúquene1 1 El Tiempo, Fúquene se muere. Ganadería y mal uso de la tierra, principales problemas, Bogotá, 2 de octubre de 2000, p. 2-15. "La laguna está a punto de desaparecer por contaminación. Hoy es candidata para ingresar a un programa internacional para salvarla, pero se sigue secando. La laguna ha perdido el 70% de su extensión como consecuencia del acoso de los agricultores y ganaderos de la zona. En los años 40 del XX había 3000 hectáreas de aguas libres, hoy hay apenas 559, y de ellas 400 tienen plantas sumergidas. La CAR y el Ministerio del Medio Ambiente coordinan un plan para salvarla. Para los ambientalistas y las instituciones comprometidas con su salvación y recuperación solo hay una alternativa: "que la laguna sea aceptada en el programa Lagos Vivientes, un plan de cooperación internacional en donde fue aceptada como candidata, pero en el que espera ser incluida definitivamente para que no muera". , la laguna del Chircal o de Sonso, la lucha contra las siembras de especies exóticas como pinos y eucaliptos, la oposición de ambientalistas y ciudadanos contra la "plastificación" de la sabana de Bogotá por las empresas de flores, las luchas de los indígenas Emberá-Katios y los U’wa en defensa de sus territorios sagrados y sus culturas ancestrales, las luchas de los obreros de las minas en diferentes regiones del país, la pelea de sectores urbanos por defender el espacio público, la resistencia de campesinos, indígenas y comunidades negras contra las fumigaciones de los cultivos ilícitos, la defensa de la seguridad alimentaria y de nuevas formas alternativas de agricultura y, más recientemente, la defensa de los derechos humanos y de la vida como valor supremo, pues no debe olvidarse que Colombia ha padecido una confrontación armada no resuelta por más de cuarenta años.

De todas formas, para que esas luchas y protestas se hubiesen constituido en un movimiento permanente de carácter nacional, y no sólo en episódicas revueltas, fueron definitivos diferentes procesos sociales, culturales, económicos y políticos que se presentaron a finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970. Uno de ellos fue sin duda las oportunidades políticas e institucionales, surgidas como consecuencia de la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (1972), la publicación del Informe del Club de Roma Los Límites del Crecimiento (1972), la crisis petrolera (1973), en el ámbito internacional, y la creación del Instituto de Desarrollo de los Recursos Naturales Renovables –INDERENA- (1968) y la promulgación del Código de los Recursos Naturales y Protección del Medio Ambiente (1974), en Colombia, los cuales pusieron el tema ambiental en la agenda pública. Algo parecido ocurrió con el Ambientalismo brasilero, donde se pueden mencionar como factores exógenos determinantes de su génesis la Conferencia de Estocolmo (1972), la globalización de los medios de comunicación de masas y la erosión de la izquierda marxista, y entre los endógenos, la devastación ambiental producto del "milagro brasilero", la formación de una clase media con posibilidad de demandar bienes "posicionales", la liberalización política, la ambivalencia entre el discurso retórico de la riqueza natural y el saqueo sistemático de los recursos naturales y la creación del Departamento para el Ambiente (VIEIRA; VIOLA, 1994).

La situación social, cultural y política que experimentaba la sociedad a finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970, creó las condiciones para el surgimiento de movimientos sociales en diferentes partes del mundo. Uno de los más sobresalientes fue el movimiento ecologista, que más tarde daría origen a muchos de los partidos verdes de los países desarrollados y a luchas y movimientos ambientales poco institucionalizados en los países del Tercer Mundo. Colombia no fue ajena a estos procesos de acción colectiva y movilización social. El ambiente de cambio social y de fuertes movilizaciones estudiantiles y campesinas, que se presentaban en las universidades colombianas, dieron origen a los primeros intentos de creación de un movimiento ambiental con la constitución del grupo ecológico de la Universidad del Tolima a instancias del profesor Gonzalo Palomino2 2 Palomino O., Gonzalo. Entrevista personal. Ibagué, junio 11 de 2001. , la inclusión de la cátedra de Ecología en el programa de Agronomía en la Universidad Nacional de Colombia en Palmira por iniciativa del profesor Hernando Patiño y la institucionalización de las jornadas ecológicas en la Universidad del Valle por iniciativa del profesor Aníbal Patiño3 3 Patiño Cruz, Aníbal. Entrevista. Cali, mayo 22 de 2001. . Aunque fueron las luchas estudiantiles y las movilizaciones campesinas las que sentaron las bases de lo que sería el ambientalismo colombiano, quizá, lo que tuvo mayor resonancia en la opinión pública y dio origen a una mayor sensibilidad por las cuestiones ambientales fue la defensa del parque isla de Salamanca, el parque Tayrona y de otros ecosistemas del país.

El ambientalismo colombiano, en sus inicios, se constituye en un movimiento de construcción, cuya razón de ser es la búsqueda de opciones de gestión y manejo racional y alternativo de los recursos naturales, sociales y culturales en función de procesos y decisiones surgidos en un marco de democracia y participación creciente de la sociedad civil (GAVIRIA, 1994). Si bien el origen de las preocupaciones por la defensa de la naturaleza y el medio ambiente se encuentra en una mayor conciencia por parte de individuos de las clases media intelectual y académica, las clases obrera y trabajadora, los campesinos y los "desclasados" no han estado al margen de estas preocupaciones; por ello, la lucha ambiental en Colombia está íntimamente ligada a la superación de las necesidades materiales mínimas de la mayor parte de la población y en la última década a la defensa de la vida y los derechos fundamentales de la población.

En las décadas de 1980 y de 1990, Colombia fue testigo de paros cívicos, marchas campesinas e indígenas, movilizaciones regionales que, sin adoptar un "discurso ambientalista", luchaban por la tierra, el derecho a la vida, los servicios públicos, contra las fumigaciones de los cultivos ilícitos y por la defensa de sus valores y cultura tradicionales (SALGADO; PRADA, 2000)4 4 Entre los años 1980 y 1995 los campesinos realizaron 1688 denuncias en el país, en las cuales reivindicaban aspectos materiales relacionados con su bienestar y la calidad del medio ambiente. . En un estudio realizado entre 1970 y 1985 por la Fundación Foro por Colombia se contaron más de trescientos paros cívicos y movimientos de masas de sectores populares en las grandes ciudades, la mayoría por servicios públicos, infraestructura y demandas de tierra (SANTANA, 1989). Aunque estos movimientos de protesta colectiva orientados a la protección económica y la conquista de bienes materiales no se pueden considerar en estricto sentido luchas ambientalistas, dada su importancia que han tenido como actores en el desenvolvimiento de la sociedad civil colombiana, en las dos últimas décadas, se han establecido redes y puntos de encuentro entre éstos y los actores más sobresalientes del MAC, como las ONG ambientalistas.

De todas formas, y pese a la intolerancia que reina en el país, en las tres últimas décadas han emergido multitud de grupos informales y de Organizaciones No Gubernamentales Ambientalistas, en adelante ONGA, defensoras del medio ambiente y de los recursos naturales. Entre ellas se destacan: la Fundación Herencia Verde, la Fundación Mayda, La Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila, la Corporación CENSAT Agua Viva, el Instituto Latinoamericano de Servicios Ambientales (ILSA), los Grupos Ecológicos de Risaralda (Fundager), lª Fundación Enda América Latina, la Fundación Ecológica Autónoma (FEA), la Red de Agricultura Ecológica (RAE), la Corporación Artemisa, Corporación para Estudios Interdisciplinarios y Asesoría Técnica (CETEC) de Cali, la Fundación Ecológica Pro Sierra Nevada de Santa Marta, el Cabildo Verde de Villa de Leyva, los cabildos y consejos verdes en los municipios y los grupos ecológicos en las escuelas, colegios y universidades. Aunque la mayoría de estas organizaciones se encuentra ubicada en las tres principales ciudades del país (Bogotá, Medellín y Cali), en toda la geografía nacional existen estos tipos de organismos (TOBASURA, 2006). La mayoría de una u otra forma ha participado en las discusiones que se realizan en la ejecución de obras civiles que impactan negativamente el ambiente, realiza proyectos productivos, hace investigación y educación ambiental y ha influido en algún grado en la adopción de la legislación ambiental vigente en el país y en la creación del Ministerio del Medio Ambiente, el Sistema Nacional Ambiental (SINA) y el Ecofondo.

No hay duda de que en Colombia hay hechos que demuestran que existe una praxis y un pensamiento ambientales que se han venido gestando desde hace unas tres décadas. En otras palabras, la acción colectiva de estos grupos y organizaciones reúne muchos de los elementos y repertorios de acción que podrían constituirlo como un movimiento ambiental, pese a la duda que aún subsiste entre algunos estudiosos del tema. Dicho movimiento lo conforman actores de la sociedad civil y gubernamental: científicos, académicos, e investigadores, campesinos, obreros y amas de casa, cabildos y consejos verdes, organizaciones indígenas, asociaciones de comunidades negras y organizaciones de base de carácter urbano, funcionarios de agencias del estado, y ONGA de distinto tipo. La acción institucionalizada o extrainstitucional, organizada o espontánea de estos diversos actores constituyen el Movimiento Ambiental Colombiano (MAC) (Figura 1).


Como se puede ver en este breve recorrido, en Colombia, a pesar de que no existe un partido verde, ni un movimiento ambiental formalmente institucionalizado, como en otros países, la acción colectiva e individual, organizada o espontánea, de un "archipiélago" de grupos, la academia, los llamados "ambientalistas", los campesinos y otros colectivos sociales ha llegado a posicionar en la agenda pública el tema ambiental, hasta incidir en las esferas del estado, para incorporar, en la Constitución Política de 1991 y la Ley 99 de 1993, principios ambientales contemplados en la "Carta de la Tierra", que hoy constituyen el marco de referencia para la gestión ambiental en el país. En consecuencia, este trabajo analiza la acción de cuatro actores de este movimiento: las Organizaciones No gubernamentales Ambientalistas, la academia o ambientalismo "ilustrado", los líderes "ambientalistas" y las luchas campesinas. El trabajo plantea como estudio de caso "el ambientalismo colombiano", mediante la fuente oral, la revisión documental y la observación participante. Para ello, se entrevistaron reconocidos líderes ambientalistas, académicos, líderes campesinos y directivos de ONGA. Además, se participó como observador en varios "encuentros de ambientalistas" y se revisó la literatura existente relacionada con la trayectoria del ambientalismo en Colombia.

2 Principales tipos de ambientalismo

El ambientalismo no es una corriente homogénea de pensamiento, sino que en ella fluyen diversas posturas éticas, ideológicas y formas de acción política, que dan origen a diferentes praxis ambientalistas y tipos de ambientalismo o de luchas ambientales. En este sentido, se distinguen dos tipos5 5 Se utiliza el concepto de tipo ideal en el sentido Weberiano, como recurso metodológico, es decir, una construcción conceptual, que no necesariamente se encuentra en la realidad. de ambientalismos: uno de corte "superficial" o "reformista" y el otro de carácter "radical". El primero no es en sentido estricto una corriente ambientalista, pues carece de los elementos ideológicos necesarios para aceptarse como tal, es decir, no tiene una descripción de la sociedad actual, una propuesta de sociedad alternativa y una agenda de acción política (DOBSON, 1997). El ambientalismo "radical", que sí posee las características de que carece el anterior, permite distinguir dos tendencias extremas: la antropocentrista y la biocentrista. La primera, en sus versiones débil y fuerte, el aspecto y el interés humano son el centro para la toma de decisiones y la acción, mientras en la segunda, la vida en sus diferentes expresiones es la que define y determina la praxis ambientalista (BELLVER CAPELLA, 1997). Dentro de estos dos extremos se mueven las luchas de los ambientalistas contra el estilo de sociedad dominante, es decir, una sociedad que propugna el progreso infinito y la explotación sin límites de los recursos naturales, amparada en el desarrollo científico y tecnológico, en la organización burocrática de la sociedad y en la racionalidad instrumental.

El "ambientalismo en Colombia", al igual que ocurre en otros países, lejos de ser una corriente homogénea, sintetiza una heterogénea y compleja red de visiones y prácticas sociales, relacionadas con el manejo de los recursos naturales, el medio ambiente y la calidad de vida. La situación puede llegar a ser tan paradójica que algunos han llegado a afirmar que "el ambientalismo es como un río donde fluyen corrientes que van desde las extremas derechas hasta las extremas izquierdas"6 6 TORO, Bernardo, Foro Social Mundial, Encuentro de Ambientalistas, Cartagena de Indias, junio 16-20 de 2003 (Notas de la intervención). . Pero la torre de babel no se agota en las ideologías políticas, se hace aún más intrincada cuando se analizan los fundamentos éticos, estéticos e ideológicos que subyacen y soportan la praxis ambientalista, pues detrás de toda acción ambiental hay siempre una razón estética, política, económica o espiritual. Por ejemplo, en las corrientes preservacionistas se encuentran ambientalismos primitivistas, que consideran que la naturaleza y la continuidad de la vida en el planeta solo es posible si el hombre retorna a sus estado primigenio, hasta ambientalismos utilitaristas, que consideran que la conservación de la naturaleza tiene sentido en la medida en que los recursos son útiles para los fines humanos. En las corrientes que invocan "el desarrollo sostenible", concepto propuesto por la Comisión Brutdland en 1987 y universalmente aceptado, que entiende por tal "aquel desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias", se encuentran diversas interpretaciones y aplicaciones, desde las "ecodesarrollistas", que propugnan por desarrollos que den cuenta tanto de las condiciones biofísicas y socioculturales locales, hasta las que siguen la corriente denominada por Martínez Alier de la "ecoeficiencia", que afirman que el crecimiento es posible, haciendo uso racional de los recursos e internalizando las externalidades del proceso económico.

En síntesis, el ambientalismo colombiano, con los matices personales, grupales y regionales, se mueve entre las corrientes conservacionista o del culto a lo silvestre, la ecoeficiencia y la justicia ambiental o ecologismo popular (MARTÍNEZ ALIER, 2002). El conservacionismo hunde sus raíces en los movimientos creados en Estados Unidos en el siglo XIX para la defensa de la naturaleza inmaculada y el amor a los bosques y a los ríos, liderados por John Muir y El Sierra Club, entre otros. Plantea que la naturaleza debe conservarse porque es una fuente de recursos irremplazables, y por tanto no debe agotarse. Propone la explotación de los recursos naturales renovables pero conociéndolos y adaptando su uso a las posibilidades de su regeneración.

La ecoeficiencia se preocupa por el crecimiento económico, no sólo en las áreas prístinas sino también en los sectores industrial, agrícola y urbano. Defiende el crecimiento en su totalidad, aunque no a cualquier costo. Cree en el "desarrollo sostenible", "la modernización ecológica"7 7 HAJER, Maarten, 1995, en GIDDENS, Anthony, La tercera vía. La renovación de la social democracia, Madrid, Taurus, 1999, p. 72. y, en general, en el uso racional de los recursos. No habla de naturaleza sino de recursos naturales, capital natural y servicios ambientales. Está convencida de que la conservación de la naturaleza y la preservación del medio ambiente se puede resolver con aplicaciones técnicas o internalizando las externalidades del proceso económico, y, en este sentido, se aproxima al ambientalismo "superficial".

El "ecologismo de los pobres", del sustento o de la supervivencia, señala que el crecimiento económico implica mayores impactos al medio ambiente y destaca el desplazamiento geográfico de fuentes de recursos de los países del Sur a los del Norte y de sumideros de residuos del Norte al Sur, que generan impactos en el medio ambiente y afectan, sobre todo, a los grupos humanos más pobres de estos países, como campesinos, indígenas, negros y pobres urbanos. Muchos movimientos sociales surgen de estas luchas por la supervivencia y, por tanto, se consideran movimientos ecologistas todos aquellos que expresen sus objetivos en la obtención de lo necesario para vivir: energía, agua, espacio para albergarse y, en general, los movimientos ecologistas que tratan de sacar los recursos naturales de la economía del mercado y de la racionalidad mercantil.

Entre los grupos y ambientalistas estudiados se encuentran seguidores de la Ecología Profunda, el tecnocratismo o ambientalismo superficial reformista, el conservacionismo, el ambientalismo popular, el ecodesarrollo, el desarrollo humano sostenible, centrado en la calidad de vida y la justicia social, y el desarrollo sustentable Bruntdlansiano de Estocolmo 1987 (Figura 2).


3 Etapas o "ciclos de protesta"

En esta trayectoria del ambientalismo se pueden diferenciar cuatro etapas o "ciclos de protesta". La primera va desde finales de los años 1950 hasta 1972. Superado el período conocido en Colombia como "la violencia política" (1948- 1958), la clase dirigente se da a la tarea de restauración de la "democracia", cerrando filas alrededor del Frente Nacional8 8 Pacto surgido en el plebiscito realizado en 1958, según el cual los partidos tradicionales –liberal y conservador- se turnarían la Presidencia de la República durante 4 períodos (1960- 1974). , lo que a la postre se constituyó en el factor más excluyente de la actividad política. No por casualidad los principales grupos armados de izquierda que hoy existen en el país surgieron en esa época. "El ambientalismo", si se pueden denominar así las luchas de ciertos grupos de la sociedad, se centra en las reivindicaciones sociales y la defensa de los recursos naturales. La lucha por la tierra, encabezada por la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) a finales de los años 1960, marcó un hito importante en los movimientos campesinos en Colombia y aunque en principio su reivindicaciones no invocaron las banderas ecologistas, sus ejecutorias pueden considerarse ambientalistas en el sentido de que buscaron rescatar la tierra que, en manos de los terratenientes, no sólo se estaba deteriorando sino que, además, se constituía en fuente de explotación de los trabajadores, en algunos casos, mediante relaciones sociales precapitalistas. En estas gestas fue decisivo el trabajo de Camilo Torres Restrepo, quien para organizar a los campesinos en su lucha por la tierra había iniciado procesos de capacitación en todo el país5.

En los años cincuenta y sesenta en la actividad agrícola se había impuesto la "Revolución Verde" como modelo de producción y de modernización de la agricultura. En consecuencia, el incipiente ecologismo le salía al paso con la propuesta de ecodesarrollo, que proponía un desarrollo acorde con las características ecosistémicas y socioculturales de los pobladores locales. Y, como consecuencia de la publicación del libro de Rachel Carson, Primavera silenciosa (1962), se comienza a cuestionar el uso de los pesticidas organoclorados en la agricultura. Los principales repertorios de acción que caracterizaron este período fueron las denuncias, la toma e invasiones de fincas y las marchas. Los líderes de esta época se caracterizaron por su beligerancia y su ruptura política con el estado y el capital. Su ideal de lucha incluía la confrontación ideológica, política y económica, muy acorde con lo que ocurría en América Latina, a raíz de la Revolución cubana. El ciclo se puede considerar como contestatario.

La segunda etapa o ciclo de protesta va de 1972 a Econgente-83 (Encuentro de Ecologistas 1983). Se caracteriza por importantes luchas de la sociedad civil y la prensa nacional en pro de ecosistemas estratégicos: el parque Tayrona, la Isla de Salamanca, la Sierra de la Macarena, la Isla Gorgona y la laguna de Sonso, entre otros. Y luchas en contra de proyectos energéticos y productivos como la construcción de la represa Urra, la explotación de minas de estaño por Industrias Puracé S.A. en el Departamento del Cauca y la reforestación con especies exóticas. Muchas de estas luchas estaban dirigidas contra el estado colombiano como responsable de la defensa de los recursos naturales, y otras enfrentaban a los empresarios y particulares, donde el estado también estaba comprometido. Si bien la protesta comprometía a los sectores populares (campesinos, indígenas, trabajadores), el liderazgo fue asumido por los pioneros del emergente movimiento, la prensa nacional y algunos miembros del parlamento.

La estrategia de lucha en este período era la movilización masiva, los ecoforos, las jornadas ecológicas9 9 Creadas en la cátedra de Biología por el profesor Aníbal Patiño, en los años 1970, en la Universidad del Valle. Se caracterizan por su rigor académico y científico. Se partía del hecho de que la denuncia se hacía con base en cifras y documentos, producto de estudios científicos y no de meras opiniones. Entrevista a Aníbal Patiño, Cali, 22 de mayo de 2001). . En este período sobresalen las jornadas ecológicas en defensa de la laguna de Sonso en el Valle del Cauca, la lucha de indígenas y campesinos del Cauca en contra Industrias Puracé S.A. (PATIÑO, 1991), las movilizaciones en contra de la siembra de pinos y otras especies exóticas en varias regiones del país y las luchas en contra de la construcción de la represa de URRA en el territorio de los Emberá- Catío10 10 Entrevista a Margarita Marino de Botero, Bogotá, 15 de junio de 2001. en el Departamento de Córdoba. Y en la institucionalidad del estado se promulgó el Código de los Recursos Naturales y Protección del Ambiente, Decreto 2811 de 1974, no sin la resistencia de los industriales del país. Este avance en la legislación dio más argumentos y herramientas para la lucha de los ambientalistas. Los grupos operaban administrativamente alrededor de coordinaciones regionales. En esta época se destacan Aníbal Patiño, Guillermo Castaño, Gonzalo Palomino, Alegría Fonseca de Ramírez, Julio Carrizosa Umaña, Manuel Rodríguez Becerra, Luis Alberto Ossa, los GER del Risaralada y los grupos ecológicos de las universidades.

El tercer ciclo se ubica entre Econgente-83 y comienzo de los años 1990. Se caracteriza por la construcción del ideario ambientalista en diferentes foros y encuentros: Popayán (1981), Econgente Pereira (1983), Cachipay (1985) y Guaduas (1992) (Cundinamarca). Este período, que podría considerarse de "creación y movilización del consenso", es muy dinámico en cuanto a la construcción de pensamiento, identidad, solidaridad y la conformación de grupos ambientales (consejos y cabildos verdes) por iniciativa del INDERENA y grupos ecológicos independientes como los Grupos Ecológicos del Risaralda (GER). El avance en la construcción conceptual de la agenda ambiental, más que unificar el movimiento, le permitió expresar diversidad de matices. Una corriente encabezada por los GER se declara contraria a la iniciativa de creación de consejos y cabildos verdes liderada por el INDERENA, por considerarla gobiernista y defensora del establecimiento, mientras ellos abogan por una ambientalismo independiente, en la línea del ambientalismo popular, que sustente su praxis ambiental en la transformación de las relaciones de producción; pues, ellas son las causantes del deterioro ambiental. En la otra orilla crece una corriente heterogénea, que considera que la defensa de los recursos naturales, el medio ambiente y la calidad de vida puede alcanzarse a través de diferentes medios y con la participación de diferentes actores, entre los que se encuentran las instituciones del estado, los diversos grupos de la sociedad civil y la empresa privada.

La Conferencia de Estocolmo (1987), Nuestro Futuro Común, que institucionalizó el concepto de "desarrollo sostenible", generó mayor confusión en el ambientalismo, que venía luchando no sólo por superar la explotación del hombre por el hombre sino de sacar a la naturaleza de la expoliación y el aniquilamiento a que estaba sometida. La trampa que le tendió el concepto de "desarrollo sostenible" de Bruntdland-87 a los ambientalistas, es algo que aún no ha podido ser asimilado y comprendido. En palabras de Giddens (1999): "El desarrollo sostenible se ha convertido en la preocupación dominante de los grupos ecologistas, y los políticos de la mayoría de las ideologías aparentan estar de acuerdo con ello". La polisemia del concepto llevó a poner de acuerdo a los extremos de los ambientalismos o por los menos a conciliar las diferencias entre los organismos multilaterales, los gobiernos nacionales y las organizaciones no gubernamentales. En Colombia, el concepto fue recogido por la Constitución Política de 1991 en el artículo 80, y fueron precisamente los constituyentes más cercanos al Movimiento Ambiental quienes contribuyeron a elevarlo a norma constitucional.

El cuarto ciclo de protesta se ubica después de Río-92. Así como Estocolmo 1972 fue determinante en el segundo período del ambientalismo, Río-92, creó nuevas oportunidades políticas e institucionales para la acción colectiva, no sólo porque institucionalizó conceptos como el de "desarrollo sostenible", y principios como "el que contamina paga", el de "precaución" y la "internalización de las externalidades", que habían quedado contemplados en la Agenda 21 y la Carta de la Tierra, sino porque en Colombia coincide con la promulgación de la Constitución Política de 1991, que incluyó un capítulo sobre los derechos colectivos y del ambiente y contempló la participación ciudadana como elemento fundamental de la democracia. A raíz de ello, y de que el gobierno negociaba con Estados Unidos y Canadá el "canje de deuda por naturaleza", surgió una nueva "ola" de creación de ONGA orientadas a la gestión ambiental, a través de la movilización de personas y recursos de diferentes fuentes. Por ello, a este período se le podría denominar de "gestión ambiental" o de "movilización de recursos".

Uno de los aspectos más sobresalientes para el ambientalismo en los años 1990 fue la creación de Ecofondo, como instrumento para la canalización de los recursos del "canje de deuda por naturaleza". Aunque es difícil conocer el impacto que este organismo ha tenido en el devenir del ambientalismo nacional, se puede decir que su papel en cuanto a la formación y movilización del consenso ha sido controversial: para unos, el Ecofondo es la organización de mayor alcance y proyección en el contexto del ambientalismo colombiano, en tanto que para otros se constituyó en un factor que ha contribuido a la dispersión del movimiento ambiental y a la pérdida de su ideario de lucha. Independiente de estas posturas, el Ecofondo es un referente obligado del ambientalismo, que no se puede olvidar cuando se trate de escribir la historia del ambientalismo colombiano, al menos en lo que atañe a la gestión de recursos para proyectos ambientales y a la difusión del pensamiento ambiental11 11 El Ecofondo, uno de los tantos fondos creados en América Latina para canalizar los recursos del canje de "deuda por naturaleza", desde su creación en 1993 hasta 2003, ha cofinanciado 357 proyectos de gestión ambiental por un valor cercano a los cuarenta y siete mil millones de pesos, y ha publicado más de cuarenta libros relacionados con temas ambientales. .

Con el auge de los recursos internacionales para el medio ambiente, primero los provenientes de la deuda por naturaleza y luego los del Plan Colombia, el período se caracteriza por la "movilización de recursos", sobre la base de lo que se dado en llamar en Colombia la "cultura del proyecto" o la gestión eficiente de recursos a través de expertos gestores de proyectos o dinámicos relacionistas públicos, o "empresarios" de causas públicas (el medio ambiente, la paz mundial, etc.) (JAVALOY, 2001). Como había ocurrido en otros países, la mayoría de estas organizaciones han logrado profesionalizarse al punto que todas adoptaron el portafolio de servicios y las técnicas de gestión de recursos como su guía de acción. Con la burocratización y profesionalización de las ONGA, el trabajo ambiental dejó de ser una pasión, un apostolado, y pasó a ser un trabajo, una actividad remunerada12 12 Entrevista a Manuel Rodríguez Becerra, Bogotá, julio 23 de 2001. . Lo anterior ha llevado a invertir los fundamentos del ambientalismo, pasando de las reivindicaciones sociales y políticas a la mera búsqueda y gestión de recursos financieros. En este período hay una coincidencia con lo que ocurrió con el ambientalismo en Brasil, en donde el discurso anterior contestatario y de crítica social pierde intensidad y relevancia para dar paso a un discurso dirigido a dar una destinación social al conocimiento técnico científico interdisciplinario, buscando la sustentabilidad de los sistemas naturales y la calidad de vida de las comunidades pobres que depende de ellos (FERREIRA, 1999).

El rudo golpe propinado primero por el establecimiento en 1983, con la creación de cabildos y consejos verdes; en 1993, por el capital mundial manejado por Ecofondo y el Fondo para la Acción Ambiental (FAN); y en el año 2001, por El Plan Colombia, no le han permitido al movimiento ecologista reponerse. Hoy, a diferencia de los años 1970, y de los primeros años de la década de los 1980, el movimiento ambiental es apenas un pálido reflejo, constituido, en su mayoría, por un archipiélago de organizaciones no gubernamentales que se mueven entorno a proyectos educativos, productivos, de gestión ambiental urbana y de conservación de la biodiversidad. La capacidad de movilización de masas ha desaparecido de los repertorios de acción, y la estructura de las organizaciones de movimiento hoy es de carácter burocrático, con predominio de la figura de ONG ambientalista. Los últimos encuentros de ambientalistas han buscado por todos los medios retomar el camino perdido, pero la diversidad de intereses y de posturas ideológicas, éticas, estéticas y políticas, ha sido más fuerte que las intenciones y el entusiasmo de los ambientalistas. Pese a tener hoy más "adherentes" y simpatizantes, el ambientalismo, paradójicamente, es más débil, en el sentido de haber extraviado su horizonte ideológico y político de lucha. De hecho, hoy es fácil diferenciar ambientalismos de todos los matices, desde los recalcitrantes neoliberales, incluso los de extrema derecha, hasta los más espiritualistas y románticos; muchos de ellos, sin liderazgo y capacidad de acción política.

En los años 1999, 2000, 2001 y 2002, se han realizado encuentros, congresos, foros, regionales y nacionales, con miras a consolidar el Movimiento Político Ambiental Colombiano sin cristalizar la iniciativa, pero se ha mantenido viva la esperanza y la ilusión de avanzar en esa dirección. La pérdida del rumbo ha hecho que algunos de los líderes más lucidos llamen la atención acerca de la desnaturalización de la lucha que dio origen a estos colectivos en los años setenta. No obstante, la situación es tan compleja debido a la proliferación de organizaciones y la diversidad de matices que existen. Los múltiples encuentros que se han realizado señalando principios y derroteros no han sido suficientes para lograr la cohesión del Movimiento Ambiental (VÉLEZ, 2001). Hoy, las organizaciones no gubernamentales ambientalistas (actor más visible del ambientalismo) parecen más obnubiladas por la búsqueda de recursos para su supervivencia que por encontrar el horizonte que las oriente en la construcción de una praxis ambiental más acorde con los problemas y la historia del país.

Otro de los aspectos que vale la pena mencionar a esta altura son algunas similitudes que existen en el surgimiento y trayectoria del MAC y el Movimiento Ambiental de Brasil. La génesis de estos dos movimientos se puede ubicar a finales de los años 1960 y comienzos de los años 1970, como consecuencia de factores externos e internos que ya han sido tratados. En el caso del movimiento ambiental brasilero se distinguen tres períodos. El primero de 1971 a 1986. Se caracteriza por políticas de educación ambiental, orientadas a crear y sembrar en el público conciencia sobre el deterioro ambiental. La estrategia de acción se inspiró en la preservación heredada de la tradición norteamericana, sin entrar a cuestionar el modelo de desarrollo del país. El segundo período va de 1987 a 1991. Se caracteriza por la institucionalización gradual de la acción, abriéndose al cuestionamiento del modelo de desarrollo, como fuente de los desequilibrios ambientales. El ambientalismo adquiere un protagonismo importante en la agenda política y logra un escaño en la Constituyente de 1986. El frente de acción que logra constituirse allí hace que muchas de las reivindicaciones de los ambientalistas queden consagradas en la Constitución Política. Y el tercer período sería posterior a Río-92. En este período, el Movimiento Ambiental Brasilero constituyó un conglomerado complejo de acción multisectorial cuyos componentes fueron asociaciones ambientalistas de técnicos y grupos estatales, grupos socio-ambientales, grupos científicos dedicados a temas ambientales y empresarios y gerentes proclives a la sostenibilidad. En este período, pese a las diferencias internas, ambivalencias y contradicciones existentes entre grupos y sectores, hay una clara intención de favorecer la consolidación gradual de un movimiento ambiental de carácter plural y complejo de alcance nacional (VIEIRA; VIOLA, 1994).

4 Principales actores del ambientalismo

Este análisis permite identificar tres actores fundamentales del Movimiento Ambiental Colombiano:

1) los creadores de pensamiento, en el cual se encuentran personas e instituciones. En rigor, son los organizadores, los líderes o militantes de movimientos, encargados de crear los "marcos de referencia" para la movilización de adherentes y simpatizantes, y también producir "paquetes ideológicos" para crear opinión pública a través de los medios de comunicación y de instituciones como universidades y organizaciones del estado. Entre las personas se destacan: Augusto Angel Maya, Julio Carrizosa Umaña, Jorge I. Hernández Camacho, el "Mono Hernández", Manuel Rodríguez Becerra, Gustavo Wilches Chaux, Aníbal Patiño y Francisco González L. de G., entre otros. Entre las instituciones debe destacarse la academia, en cabeza de las universidades con institutos como el IDEA de la Universidad Nacional, el IDEADE de la Universidad Javeriana, el Centro de Investigación Ambiental CIA, de la Universidad de Antioquia y otros institutos y centros de universidades del país;

2) Los orientados a la praxis, entre quienes cabe mencionar a: Gonzalo Palomino, Margarita Marino de Botero, Guillermo Castaño, Luis Alberto Ossa Patiño, Javier Márquez, Hildebrando Vélez, Juan Pablo Ruíz, entre otros. Por las características de las acciones realizadas, éstos han contribuido a la creación de identidad del movimiento, en cuanto sus acciones de hecho, generan símbolos, solidaridades y memoria colectiva compartida. En cierto sentido, pueden considerarse líderes u organizadores del movimiento, o si se prefiere como la vanguardia, en la medida en que orientan la defensa de los bienes públicos. Aquí, también, cabe destacar a las ONGA y los movimientos y luchas de los campesinos y grupos étnicos; y

3) Los orientados a la política, entre quienes sobresalen: Gustavo Wilches Chaux, Alegría Fonseca, Juan Mayr Maldonado, Manuel Rodríguez Becerra, Margarita Florez, Carlos Fonseca Zaráte, Pablo Leyva, entre otros. A pesar de que éstos han actuado dentro de los partidos tradicionales y, excepcionalmente, algunos asumiendo la vocería de los ambientalistas, su influencia en la agenda pública ha contribuido a la generación de oportunidades políticas en institucionales, en la medida en que sus acciones han llegado a permear el poder del estado dando lugar a nuevas instituciones y políticas. La incursión de los ambientalistas como movimiento político independiente en la arena política ha sido marginal. En la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 no lograron escaño. En las tres últimas elecciones locales y regionales varios candidatos a las corporaciones públicas y a las alcaldías municipales enarbolando banderas verdes lograron el favor del electorado. El candidato del Partido Verde Oxígeno fue electo Alcalde del Caguán, en plena zona de distensión13 13 Área de 40 mil kilómetros que fue despejada por el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para realizar las negociaciones entre la guerrilla de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo FARC-EP y el Gobierno Nacional. . Los candidatos del Comité Ecológico de Risaralda (Caldas) (CER) fueron electos concejales de su municipio en los años 1996 y 1998. En las elecciones parlamentarias de 2006, el candidato de "Iniciativa Ambiental", apenas superó los 2000 votos. Pese a estos intentos de incursión en el debate electoral, el movimiento ambiental colombiano aun está biche para ser verde, es decir, para constituirse en partido político independiente.

5 A modo de conclusión

Las diferentes expresiones y repertorios de acción de los ambientalistas y del ambientalismo constituyen lo que se ha dado en llamar "movimiento ambiental colombiano" MAC, que en su esencia y elementos constitutivos (base social, ideología, ética, estructura y praxis) se inscribe en los "nuevos movimientos sociales", en tanto asume y reivindica valores universales como la defensa de "bienes públicos", la equidad inter e intra generacional, la justicia social, la calidad de vida, y la búsqueda de una sociedad diferente que posibilite la armonía entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza, y no intereses de grupo, de clase, o de partido. Lo anterior no significa que los problemas ambientales afecten por igual a las diferentes clases y grupos sociales, y que por ello, el movimiento ambiental se despolitice y no abogue por transformaciones sociales y políticas. El ambientalismo "radical" que configuran las diferentes luchas ambientales ha sido, es y seguirá siendo ante todo una expresión de la política y no un ejercicio de la técnica o de la economía, como lo sugieren algunos ambientalistas de la corriente "superficial" reformista, que creen que las cuestiones ambientales se resuelven con recetas técnicas o internalizando las externalidades del proceso económico.

Las diversas luchas por las que ha transitado el ambientalismo le ha dado a los ambientalistas la posibilidad de entender que el problema ambiental, además de ser ecológico, es social y político, en muchos casos de relaciones internacionales y, como consecuencia, que es un asunto político e ideológico que rebasa los conflictos locales y las soluciones técnicas. Muchas de las luchas que se han librado los grupos sociales y los ambientalistas, en últimas, han sido en contra del saqueo de los recursos naturales y sociales por parte de las multinacionales. En esencia, son típicas expresiones del "ecologismo de los pobres". Aunque en los años 1960, 1970 y 1980 en Colombia no se hablaba de "deuda ecológica", en las luchas del ambientalismo de esa época lo que realmente preocupaba a los ambientalistas era el comercio desigual que históricamente había empobrecido al país, pero que ahora les permitía hacer un análisis más amplio para ver la forma como el país no sólo tenía que poner en peligro y agotar sus recursos naturales, sino entender cómo el intercambio desigual hace más pobres sus habitantes.

Dar cuenta de los avances y de los alcances del movimiento ambiental es una tarea difícil y compleja, pues no se pueden deslindar ni atribuir logros a grupos o personas en particular. Los logros obtenidos obedecen a multitud de circunstancias, hechos y procesos. La institucionalidad que tiene el país para la gestión ambiental ha avanzado ubicándose en un lugar destacado del contexto latinoamericano. Pero dicho avance, más que una garantía o una meta, es una oportunidad que debe cristalizarse en la acción colectiva del ambientalismo y de los ambientalistas. Lo ambiental ha dejado de ser la utopía de un grupo de ciudadanos bien intencionados, la moda de algunos sensibles admiradores del paisaje, o algo exótico y distante para el grueso de la población. Hoy, hay un pensamiento ambiental colombiano en construcción y una generación más sensibilizada y capacitada para utilizar, defender y conservar el medio ambiente y luchar por una calidad de vida mejor para todos los colombianos.

La diversidad de tendencias, expresada en propósitos orientados hacia la defensa de los recursos naturales, el medio ambiente y la calidad de vida, en las décadas del sesenta y setenta, y en época más reciente, la lucha contra la pobreza y la marginalidad social, la defensa de la seguridad alimentaria y la soberanía nacional, expresan los valores que identifican el ambientalismo en Colombia. Las nuevas reivindicaciones de los ambientalistas se materializan en las movilizaciones y luchas de diferentes movimientos y grupos (ambientalistas, campesinos, grupos étnicos, sindicatos, pobladores urbanos, dirigentes políticos), en contra del TLC, las disposiciones de los organismos multilaterales como la OMC, el FMI y el Banco Mundial. Hoy, a raíz de las amenazas que se vislumbran como consecuencia de las negociaciones del ALCA y el TLC, de la política expansionista del capital transnacional, se estrechan los vínculos entre los diferentes movimientos sociales (campesinos, populares urbanos, por la paz, étnicos y ambiental).

Entre los elementos que contribuyen a crear y dar identidad al movimiento se pueden considerar los lenguajes -la gramática- utilizados por los ambientalistas, la celebración de efemérides (Día de la Tierra, del medio ambiente, de los océanos, del árbol, de las ONG ambientalistas, del agua, entre otros), la adopción de ciertos comportamientos relacionados con el vestido, la alimentación, consumo de ciertos bienes "posicionales" como el turismo ecológico y el uso de medios de transporte alternativo como la bicicleta, lo que se expresa en solidaridad y cierto grado de comunidad, sobre todo en los militantes, y en menor grado en los seguidores. En esa misma lógica, los valores que defienden los ambientalistas son el disfrute de la naturaleza, la estética de la naturaleza, la lucha por la justicia social, el uso de tecnologías limpias y menos agresivas con la naturaleza, para algunos; y, para otros, como los seguidores de las corrientes biocéntricas, el igualitarismo específico y la defensa de la vida como valor supremo.

Por ello, y debido al escaso nivel de organización alcanzado, su precaria unidad y autonomía, en un entorno de oportunidades políticas poco favorables no sólo a las causas ambientales, sino al mismo ejercicio de la ciudadanía, que se han hecho evidentes en el último gobierno, es difícil saber si el ambientalismo en Colombia se podrá constituir en un actor colectivo con capacidad de acción política, más allá de la denominación "movimiento político ambiental" que le han querido dar algunos ambientalistas. Independiente de que las ONGA sean o no las expresiones más auténticas del ambientalismo, hoy muchos de sus miembros han sido considerados terroristas, y algunas de sus sedes han sido ocupadas arbitrariamente por las autoridades y sus miembros amenazados. Por otra parte, el ambientalismo oficial reformista con su discurso convencional del "desarrollo sostenible" y de "internalización de externalidades" le ha restado margen de maniobra al ambientalismo radical, creando la sensación de que éste se ha constituido en enemigo del desarrollo y el progreso social.

El futuro del ambientalismo colombiano depende de muchos factores. Uno de ellos es el fortalecimiento de alianzas con organizaciones internacionales y nacionales, mediante la constitución de redes. En el ámbito internacional, el MAC ha logrado establecer alianzas con organizaciones ambientalistas como la WWF, UICN, PNUMA, Amigos de la Tierra, Greenpeace, partidos verdes europeos y movimientos ambientalistas latinoamericanos. En el contexto nacional, los lazos se estrechan entre diversas organizaciones, con redes, como las que constituyen el Ecofondo y los GER. También se han estrechado los vínculos entre el MAC y otros movimientos sociales como los étnicos, el movimiento campesino, el movimiento por la paz y los sindicatos obreros y algunos partidos políticos de izquierda. Hoy, los ambientalistas se orientan al logro de la paz y la convivencia social, pues casi todos los problemas sociales y ambientales en Colombia están atravesados por el conflicto armado. De hecho, los principales enemigos del movimiento ambiental son los diferentes actores armados, aunque éstos consideran la defensa del medio ambiente como uno de sus objetivos de lucha.

Bibliografía

Notas

Recibido: 06/5/2006

Aceptado: 23/2/2007

  • BELLVER CAPELLA, V. Las ecofilosofías. In: BALLESTEROS, J.; PÉREZ ADAN, J. Sociedad y Medio Ambiente. 1. ed. Madrid: Trotta, 1997. 398 p.
  • CASTELLS, M. La era de la información: Economía, sociedad y cultura. El poder de la identidad. 1. ed. Madrid: Alianza Editorial, v. 2, 1998. 495 p.
  • FERREIRA, L. C. Conflitos sociais contemporâneos: considerações sobre o ambientalismo brasileiro. Ambiente & Sociedade, Brasil, v. 2, n. 2, p 35-54, 1999.
  • DOBSON, A., Pensamiento Político Verde Una Ideología para el siglo XXI. 1. ed. Barcelona: Paidós, 1997. 270 p.
  • GAVIRIA, L. B. Movimiento ambiental en Colombia żactor social o espacio de participación?, en Retos para el Desarrollo y la Democracia: Movimientos Ambientales en América Latina y Europa, María Pilar García- Guadilla y Jutta Blauert (editoras), Caracas, Fundación Friedrich Ebert de México, Editorial Nueva Sociedad, 1994.
  • GIDDENS, A. La tercera vía. La renovación de la social democracia 1. ed. Barcelona: Taurus, 1999. 198 p.
  • HIDROBO, J. La defensa de los Parques y las Reservas Naturales. In: Se hace Camino al Andar. Aportes para una historia del movimiento ambiental en Colombia 1 ed. Bogotá: Ecofondo, Ecos n. 7, 1997. 238 p.
  • JAVALOY, F.; RODRÍGUEZ, A.; ESPELT, E. Comportamiento Colectivo y Movimientos Sociales 1. ed. Madrid: Prentice Hall, 2001. 480 p.
  • MARTÍNEZ ALIER, J. El ecologismo de los pobres Conflictos ambientales y lenguajes de valoración. 1. ed. Barcelona, Icaria, Antrazyt y FLACSO, 2005. 363 p.
  • ______. The enviromentalism of the poor. A study of ecological conflicts and evaluation, Great Britain, Edward Elgar Publishing Limited, 2002.
  • PATIÑO, A. Ecología y Compromiso Social: Itinerario de una lucha. 1. ed. Cali: CEREC, Activistas Eclógicos, 1991. 342 p.
  • REVISTA ECOLÓGICA. En defensa del Tayrona Bogotá, n. 17-18, p. 40-45, 1993.
  • SANTANA, R. P. Los Movimientos Sociales en Colombia. 1. ed. Bogotá: Foro Nacional por Colombia, 1989. 268 p.
  • SALGADO A. C.; PRADA M. E. Campesinado y Protesta Social en Colombia 1980-1995 1. ed. Bogotá: CINEP, 2000. 309 p.
  • TOBASURA ACUÑA, I. Ambientalismos y ambientalistas. El ambientalismo criollo a finales del siglo XX. 1. ed. Manizales, Universidad de Caldas, 2006. 398 p.
  • VELEZ G. H. Elementos políticos y programáticos del movimiento ambientalista In: Hacia la construcción del movimiento nacional ambientalista. Bogotá: Fundación Heinrich Böll, 2001. 64 p.
  • VIEIRA, P. F.; VIOLA, E. J. Del preservacionismo al desarrollo sustentable. Un reto para el movimiento ambientalista de Brasil. In: GARCÍA-GUADILLA, M. P.; BLAUERT, J. Retos para la el desarrollo y la democracia: Movimientos ambientales en América Latina y Europa. 1. ed. Caracas: Nueva Sociedad, 1994. 201 p.
  • 1
    El Tiempo,
    Fúquene se muere. Ganadería y mal uso de la tierra, principales problemas, Bogotá, 2 de octubre de 2000, p. 2-15. "La laguna está a punto de desaparecer por contaminación. Hoy es candidata para ingresar a un programa internacional para salvarla, pero se sigue secando. La laguna ha perdido el 70% de su extensión como consecuencia del acoso de los agricultores y ganaderos de la zona. En los años 40 del XX había 3000 hectáreas de aguas libres, hoy hay apenas 559, y de ellas 400 tienen plantas sumergidas. La CAR y el Ministerio del Medio Ambiente coordinan un plan para salvarla. Para los ambientalistas y las instituciones comprometidas con su salvación y recuperación solo hay una alternativa: "que la laguna sea aceptada en el programa Lagos Vivientes, un plan de cooperación internacional en donde fue aceptada como candidata, pero en el que espera ser incluida definitivamente para que no muera".
  • 2
    Palomino O., Gonzalo. Entrevista personal. Ibagué, junio 11 de 2001.
  • 3
    Patiño Cruz, Aníbal. Entrevista. Cali, mayo 22 de 2001.
  • 4
    Entre los años 1980 y 1995 los campesinos realizaron 1688 denuncias en el país, en las cuales reivindicaban aspectos materiales relacionados con su bienestar y la calidad del medio ambiente.
  • 5
    Se utiliza el concepto de tipo ideal en el sentido Weberiano, como recurso metodológico, es decir, una construcción conceptual, que no necesariamente se encuentra en la realidad.
  • 6
    TORO, Bernardo, Foro Social Mundial, Encuentro de Ambientalistas, Cartagena de Indias, junio 16-20 de 2003 (Notas de la intervención).
  • 7
    HAJER, Maarten, 1995, en GIDDENS, Anthony,
    La tercera vía. La renovación de la social democracia, Madrid, Taurus, 1999, p. 72.
  • 8
    Pacto surgido en el plebiscito realizado en 1958, según el cual los partidos tradicionales –liberal y conservador- se turnarían la Presidencia de la República durante 4 períodos (1960- 1974).
  • 9
    Creadas en la cátedra de Biología por el profesor Aníbal Patiño, en los años 1970, en la Universidad del Valle. Se caracterizan por su rigor académico y científico. Se partía del hecho de que la denuncia se hacía con base en cifras y documentos, producto de estudios científicos y no de meras opiniones. Entrevista a Aníbal Patiño, Cali, 22 de mayo de 2001).
  • 10
    Entrevista a Margarita Marino de Botero, Bogotá, 15 de junio de 2001.
  • 11
    El Ecofondo, uno de los tantos fondos creados en América Latina para canalizar los recursos del canje de "deuda por naturaleza", desde su creación en 1993 hasta 2003, ha cofinanciado 357 proyectos de gestión ambiental por un valor cercano a los cuarenta y siete mil millones de pesos, y ha publicado más de cuarenta libros relacionados con temas ambientales.
  • 12
    Entrevista a Manuel Rodríguez Becerra, Bogotá, julio 23 de 2001.
  • 13
    Área de 40 mil kilómetros que fue despejada por el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para realizar las negociaciones entre la guerrilla de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo FARC-EP y el Gobierno Nacional.
  • Autor para correspondencia:

    Isaías Tobasura Acuña
    Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad de Caldas
    Calle 65, n. 26-10, Manizales
    Caldas, Colombia
    Fone: (576) 878 1518
    E-mail:
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      28 Abr 2008
    • Fecha del número
      Dic 2007

    Histórico

    • Acepto
      23 Feb 2007
    • Recibido
      06 Mayo 2006
    ANPPAS - Revista Ambiente e Sociedade Anppas / Revista Ambiente e Sociedade - São Paulo - SP - Brazil
    E-mail: revistaambienteesociedade@gmail.com