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Periodismo y humanidades en César Vallejo

Journalism and humanities in César Vallejo

Resumen

Se estudió el periodismo de César Vallejo, sus crónicas, en relación con varias nociones de las humanidades que se proponen aquí; humanidades en tanto libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo. No menos, en la vinculación de aquéllas con el neo realismo (Meillassoux, Gabriel, Harman, etc.); por cuanto, periodista y filósofos, finalmente enarbolan el giro ontológico. También este ensayo se propuso elaborar, aunque muy inicial, una taxonomía cualitativa de las crónicas; es decir, una no temática o meramente cronológica. El resultado fue, creemos, confirmar la actualidad e incluso virtualidad – futuridad – de César Vallejo como periodista.

Palabras clave
humanidades y periodismo; crónicas de César Vallejo; nuevo realismo

Abstract

The journalism of César Vallejo, his chronicles, was studied in relation to several notions of the humanities proposed here; humanities as books, peoples, narratives or post-anthropocentrism. No less, in linking them with NeoRealism (Maillassoux, Gabriel, Harman, etc.); in as much, journalist and philosophers, finally raise the ontological turn. Also this essay was proposed to elaborate, although very initial, a qualitative taxonomy of the chronicles; that is, a non-thematic or merely chronological one. The result was, we believe, to confirm the news and even virtuality - futurity - of César Vallejo as a journalist.

Keywords
humanities and journalism; chronicles of César Vallejo; new realismo

Introducción

En el presente artículo enmarcaremos algunas de las crónicas de César Vallejo: “Vallejo explicado por el propio Vallejo” (PUCCINELLI, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., p. XVI), publicadas entre 1918 a 1937. En específico, aquellas que versan, según David Sobrevilla, sobre el tema incaico (GONZÁLEZ MONTES, 1999GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, R. Mito y Archivo. Una teoría de la narrativa Latinoamericana. México: FCE, 2012., p.238) o, con mayor amplitud, sobre el que podemos denominar y vamos a preferir: el tema peruano. Es decir, uno que incluye y marcha en paralelo al anterior en tanto y en cuanto la supuesta tardía eclosión de ambos temas (1931) en su obra cronística. Enmarcar y adjudicar un sentido a estas crónicas de acuerdo con ciertas nociones de las humanidades gravitando allí (humanidades entendidas como libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo). Aunque cada una de aquellas nociones sea distinta una de la otra, Vallejo en su obra periodística – no menos, en la poética, narrativa y teatral –, y más notoriamente desde la “prosa posmodernista que escribió los últimos 13 años de su vida” (CHANG, 1992CHANG RODRÍGUEZ, E. Las crónicas posmodernistas de César Vallejo. Inti, vol. 1, n. 36, 1992, p. 11-22., p.11), sin confundirlas, las conjuga todas. Es decir, el tema incaico va a modificarse en el tiempo conforme se tamice y coincidan sobre aquél una o varias de aquellas cuatro nociones de las humanidades mencionadas más arriba. En este sentido, nuestro trabajo consistirá en apenas una muestra, respecto al total del corpus cronístico vallejiano, sobre cómo evolucionarían o se modificarían otros temas o motivos en sus crónicas y, por lo tanto, luego pueda abordarse una taxonomía más completa y exhaustiva – como desde dentro, y no desde una óptica meramente lineal o cronológica – del total de las mismas.

Embrión de taxonomía de las crónicas de César Vallejo, nuestro trabajo, que asimismo intenta aportar nuevos enfoques teóricos, distintos a los usuales: temático-ideológicos o estilístico-filológicos, que hasta el día de hoy monopolizan su recepción. Entre aquéllos, señalar aquí algunas significativas afinidades entre la obra del autor peruano y las propuestas ontológicas del reciente nuevo realismo (Meillassoux, Gabriel, Harman, Ferraris, entre otros). Relaciones conceptuales, entre César Vallejo y el nuevo realismo, las cuales constituyen una primicia en sí mismas. Algo tentativo, por cierto, pero luego de las ecualizaciones pertinentes, capaz de entablar un diálogo estimulante y, esperamos, no menos productivo en torno a la lectura de la obra y, en concreto, de la extensa labor periodística del peruano.

1. Libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo

Más allá de los formatos o técnicas, de antemano todos leemos y escribimos desde un lugar (social, cultural, de género, retórico, etc.); por ello, resulta fundamental distinguir las nociones de las Humanidades que nos orientan y, veremos en seguida, orientaron también a César Vallejo. Las nociones sobre las humanidades en cuanto libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo se yuxtaponen o dialogan en nuestro mundo contemporáneo. Aunque, según sea el caso, una de ellas constituya la concepción dominante o preeminente. Por este motivo, resulta lógico cunda el desconcierto. Dichas concepciones son el resultado de específicos procesos históricos, culturales, científicos y políticos; aunque todas ellas coexisten y se precisa de un análisis y crítica detenidos para distinguirlas unas de las otras. Humanidades en tanto:

1.1. Libros o canon occidental (H1)

Obras de arte y literarias que han pasado a constituir la denominada alta cultura en la civilización occidental. Ideológicamente clasista y socialmente elitista. Para sus detractores, multiculturalistas, aquel canon no representa el punto de vista de muchos otros en las sociedades contemporáneas. Idea esencialista o autónoma de la literatura. Defensor, Harold Bloom.

1.2. Pueblos o culturas (H2)

Humanidades implica visibilidad de pueblos y minorías en plural: mujeres, indígenas, minorías sexuales. Idea no esencialista y sí, más bien, post-autónoma de la literatura. La cual no se halla o se define ya más por la intención del autor ni por la supuesta valía del texto en sí mismo, sino por lo que decida el público o el receptor. Interpretaciones alternativas del mundo. Multiculturalismo. Doña Bárbara, por ejemplo: “no está determinada por la concepción que los naturalistas decimonónicos tenían de la naturaleza, sino por mitos sobre el origen cultural y la autoridad misma. Por lo tanto, desde los años veinte [años también de Trilce], tenemos un nuevo discurso hegemónico: antropológico. Ya no darwineano, sino abierto a lo irracional” (GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, 2012GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, R. Mito y Archivo. Una teoría de la narrativa Latinoamericana. México: FCE, 2012., p. 207).

1.3. Narrativas o prosopopeya (H3)

No existen hechos, sino sólo interpretaciones de estos (NIETZSCHE, 2008NIETZSCHE, F. Fragmentos póstumos, Tecnos. Madrid, 2008. Traducción Juan Luis Vermal - Joan. B. Llinares. p.60., p. 60). El lenguaje remite solo a otros juegos de lenguaje (WITTGENSTEIN, 2017WITTGENSTEIN, L. Investigaciones Filosóficas. Traducción del original alemán, introducción y notas de Jesús Padilla Gálvez. Editorial Trotta, Madrid, 2017. p. 329, p. 329). Giro linguístico. El sujeto no existe previo a su prosopopeya; es decir, a lo que – por ejemplo, como en las fábulas de Esopo – ocurre cuando se nos representa un zorro que habla. Autobiografía sólo como escritura (Borges y yo)1 1 Con el ejemplo de “Borges y yo”, en referencia al “giro lingüístico”, aludimos a que de acuerdo a este último: “la realidad no es una referencia objetiva, externa al discurso, sino que siempre es construida en y por el lenguaje” (CHARTIER, p. 67). . Posmodernidad. Por lo tanto, todo no es más que lenguaje o todo no es más que literatura: “El origen, el yo y la historia del yo son figuras literarias de la imaginación literaria europea, tanto como productos de la investigación científica” (GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, 2012GONZÁLEZ MONTES, A. DavidSobrevilla, César Vallejo. Poeta nacional y universal y otros trabajos vallejianos. Revista Lexis, vol.19, n.1 Lima: Amaru Editores, 1995, p. 237-243., p.165). Entonces, hoy no consiste en preguntarse, como antes, qué tanto de realidad existe en la ficción, sino qué tanto de ésta existe en la realidad (PIGLIA, 2000PIGLIA, R. Crítica y ficción. Buenos Aires: Seix Barral, 2000., p. 28). “Somos contos contando contos, nada” (PESSOA, 1994PESSOA, F. Poemas de Ricardo Reis. (Edição Crítica de Luiz Fagundes Duarte.) Lisboa: Imprensa Nacional - Casa da Moeda, 1994., p.168).

1.4. Post-antropocentrismo o simetría (H4)

En sus dos acepciones:

1.4.1. Multinaturalismo

Giro animal: “Se afirma la unidad (‘universalidad’) de un espíritu cósmico versus la diversidad (o ‘particularidad’) de los cuerpos naturales” (RIZO-PATRÓN, 2013RIZO-PATRÓN, R. Multinaturalismo e interculturalidad en el horizonte del mundo de la vida. In: Anuario colombiano de fenomenología, volumen VII, Pereira, Co.: Universidad Tecnológica de Pereira/Editorial UTP. Vol. I, pp.195-209., p.196)2 2 Se basa en el perspectivismo amerindio: “los indios americanos imaginan una continuidad metafísica y una discontinuidad física entre los seres cósmicos” (RIZO-PATRÓN, [2013], p.196). . Importancia del mito: “Todo mito es por naturaleza una traducción […] se sitúa, no en una lengua y en una cultura o subcultura, sino en el punto de articulación de éstas con otras lenguas y otras culturas. El mito no es nunca de su lengua, es una perspectiva sobre otra lengua” (VIVEIROS DE CASTRO, 2010VIVEIROS DE CASTRO, E. Metafísicas caníbales: Líneas de antropologia postestructural. Madrid: Katz Editores, 2010., p. 223).

1.4.2. Post-humanismo

En el contexto de la globalización, y a diferencia de las humanidades a modo de pueblos o culturas (Multiculturalismo), el Post-humanismo aparece vinculado a la lógica de la homogeneización. Si, desde la cibernética, la capacidad de comunicación e información viene a constituir la definición del ser; entonces, máquinas y humanos se hacen simétricos e intercambiables (cyborgs). Así como, desde la biotecnología, se va de individuos complejos a somáticos.

Hemos abreviado con H1, H2, H3 y H4, cada una de aquellas descripciones de las diferentes nociones de las humanidades aquí ventiladas; en lo básico, no sólo por el ahorro de espacio, sino también para facilitar su manejo.

2. Tamizados del tema peruano a través de H1, H2, H3 y H4

2.1. Configuración previa

Según el Índice Onomástico de la edición de las crónicas de César Vallejo (VALLEJO, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., t. II, p.1075-1119)3 3 “publicadas entre 1918 y 1938 conforman un corpus de cerca de 250, de las cuales 178 fueron escritas entre 1926 y 1929 en un promedio de dos semanalmente” (CHANG RODRÍGUEZ, 1982, p 12). , debida a Jorge Puccinelli, los temas inca (Inca, Inca Garcilaso, Incas) y Perú se despliegan, ambos, paralelamente, desde la página 886 y la página 889, respectivamente4 4 El tema incaico en 1931 (La crónica incaica); el tema Perú en 1933 (Un gran reportaje político. ¿Qué pasa en América del Sur? En el país de los incas). ; dato que los hace casi coincidir a los dos temas en la fecha de 1931; que no es un año cualquiera, sino el del ingreso del autor al partido comunista español5 5 “Vallejo tuvo expresiones duras para el movimiento hacia el cual abrigó por muchos años un sentimiento ambivalente y contradictorio […] Al ocuparse de ‘Los doctores del marxismo’ [El arte y la revolución], Vallejo fue claro al expresar su independencia de criterio y libertad artística” (CHANG RODRÍGUEZ, 1982, p. 17-18) . Sin embargo, el tema Perú se desplegó en las crónicas de Vallejo, antes y como una constante. Desde la primera, publicada en La Reforma de Trujillo, Con el Conde de Lemos (1918), en referencia a su admirado Abraham Valdelomar y la revista Colónida; y, asimismo, desde su inicial crónica europea, En Montmatre (1925). Tema Perú, pues, ventilado sin pausa hasta el año 1927 (Los escollos de siempre); sin embargo, lugar donde elabora un manifiesto fundamental en el que destaca la antítesis sensibilidad/voluntad, sobre la cual volveremos: “La indigenización es acto de sensibilidad indígena y no de voluntad indigenista. La obra indígena es acto inocente y fatal del creador político o artístico, y no es acto malicioso, querido y convencional de cualquier vecino” (VALLEJO, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., t. I, p. 496).

En consecuencia, aquello del “incaísmo final del poeta”6 6 Para ampliar la dualidad categorial que ha trascendido largamente a América Cfr. ROIG, 2011. Particularmente el capítulo 1 Entre la civilización y la barbarie y Civilización y barbarie. Algunas consideraciones para su tratamiento filosófico. , nos limitaría a ventilar sólo las, más bien pocas, crónicas de 1936 y 1937. El Perú estuvo siempre presente en las crónicas vallejianas; aunque, como se verá, y según se focalicen allí H1, H2, H3 o H4, de un modo distinto. Humanidades entendidas, en lo fundamental, no en tanto temas, sino en cuanto nociones abarcantes o, según Markus Gabriel, destacado representante del nuevo realismo7 7 “Lo que todos los pensadores que se identifican con el nuevo realismo tienen en común es el rechazo a la desesperanzadora visión generalizada según la cual no podemos conocer cómo son las cosas en sí mismas porque para poder tener acceso a ellas necesitaríamos construir, siguiendo la metáfora de Putnam, una interface. Denominemos a esta visión el constructivismo. Por lo menos ese es el nombre que le ha dado Paul Boghossian, mientras que Quentin Meillassoux en Francia ha sugerido llamarlo correlacionismo y Maurizio Ferraris en Italia habla de la falacia trascendental, es decir, la confusión de la ontología (aquello que es) con la epistemología (aquello que sabemos) […] La visión de la que se aleja el nuevo realismo es este tipo de constructivismo, por lo que la discusión gira alrededor de la pregunta de cómo ser realistas posmetafísicos […] Ahora bien, esto no debe llevarnos a pensar que debemos abandonar la distinción entre realidad y apariencia y, por lo tanto, el concepto de verdad… La metafísica ha fallado como una teoría de la totalidad, pero eso no significa que no haya teorías exitosas o que seamos incapaces de conocer cómo son las cosas por sí mismas [imposibilidad representada aquí por H3]” (GABRIEL, 2016, p. 165) : pluralismo ontológico o, sin que podamos reducirlos a uno solo, campos de sentido. Todo esto, sin soslayar la complejidad inherente a la propia escritura vallejiana; en particular, aquella motivada por su ideal poetológico: “El artículo que solo toca a las masas es un artículo inferior. Si solo toca a las élites se acusa superior. Si toca a las masas y a las élites, se acusa genial, insuperable” (VALLEJO, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., t.II, p. 1067). A lo que debemos sumar algo que añade César Lévano: “Notable es la variedad sobre todo de sus crónicas escritas desde Europa, cuyo carácter misceláneo es como un escaparate de novedades [incluso icónicamente, desde el caleidoscópico sumario que las precede8 8 No está demás traer a consideración, aquí, lo que postula César Vallejo sobre la puesta teatral: una “escena cerebro”, en paralelo y simultánea y a vista del público, de la escenificación propiamente dicha (Notas sobre el nuevo teatro, Vallejo, 1999). El sumario, de la crónica vallejiana, actuaría a modo de escena cerebro, caleidoscopio con múltiples posibilidades de resolución o narrativas (H3); con sólo alguna de ellas, entre otras posibles, siendo desarrollada por el narrador. En este sentido, la intermedialidad del autor de Trilce, respecto a su lector y/o observador: “aprovecha sobre todo la contaminación y la exclusión, menos la condensación” (HELBO, 2012, p. 38). ], en las cuales suele atisbar el futuro en germen. Su visión es dialéctica, ve los conflictos y su arribo al futuro”; y puntualiza, más bien de un modo semiótico, Enrique Ballón: “la escritura poetológica de las crónicas de Vallejo es, respecto de su escritura artística (poesía, narración, teatro), un bastidor con intersticios: un bastidor como el usado en el antiguo teatro griego, no para esconder sino para ayudar a leer alternadamente […] en digresión, en flexión conceptual semiótica, en reflexión” (BALLÓN, 1982BALLÓN, E. La escritura poetológica: César Vallejo, cronista. Lexis, vol. 6, n. 1, 1982, p. 57-98., p. 93). Sin más, por ahora, pasemos a nuestros tamizados.

2.2. Tamizados

La idea de un canon occidental [H1] está presente en toda la obra de César Vallejo; mejor dicho, la atraviesa transversalmente desde el inicio hasta el fin. Aunque, para ceñirnos a sus crónicas – y no, por ejemplo, a su primer poemario, Los heraldos negros (1918) donde rinde culto todavía al Modernismo y, entre otros, a la figura de Rubén Darío9 9 Aunque en sus crónicas prevalezca más bien, paralelo aún por estudiarse, la obra de José Martí, en el sentido de mayor sintonía con aquel ya mencionado – a contracorriente del elitismo modernista – ideal poetológico vallejiano; y, asimismo, el posicionamiento del sujeto allí: “Es justamente en la inmediatez y en su modo de entender la subjetividad donde se abre la brecha entre la poética martiana y la poética romántica, también cimentada en el yo, los sentidos y su relación con la naturaleza. Martí era romántico por su anhelo de absolutos y su fe en el porvenir, aunque más moderado […] El yo que Martí anuncia como respuesta a la modernidad, a la crisis finisecular, no es confesional o personalizado: es un yo que quiere asumir en sí al universo, un yo colectivo que no expresa la individualidad sino el alma del mundo” (ROTKER, 1992, p.129). –, aquello resulta evidente y así ha sido señalado por la crítica10 10 Esta noción aparece ya en “La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política”, en El discurso político. Lenguaje y acontecimientos, Buenos Aires, Hachette, 1987, 13-26. Luego recibirá una aguda dis-cusión, a partir de una retoma de la obra de Alessandro Pizzorno, en “Mediatización, comunicación política y mutaciones de la democracia”. Semiosfera 2, 1994, pp. 5-36. . Crónicas las de esta primera etapa, donde encontramos, sobre todo: “sus intermitentes declaraciones estéticas, sus juicios sobre escritores y artistas coetáneos y contemporáneos, sus gustos, sus aversiones, – lo que Alfonso Reyes llamaría sus simpatías y diferencias literarias” (PUCCINELLI, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., p. XV) [H1]. Sin embargo, y a este respecto, el mismo Puccinelli destaque un matiz que nos adentra ya en H2:

En esta primera etapa que corresponde principalmente a sus artículos, crónicas y entrevistas publicadas en El Norte [1923 a 1930], Vallejo revela tener muy presente a su público fraterno de la Bohemia de Trujillo [H2], destinatario de sus crónicas, cuyo lenguaje generacional de los primeros días todavía mantiene, recamado con palabras y frases de Trilce y aun de Heraldos negros

(PUCCINELLI, 2002PUCCINELLI, J. Estudio preliminar. In: VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I. Lima: PUCP, 2002, p. XV-LXXI., p. XXXII).

Es decir, desde una mirada filológica o estilística [H1], Vallejo adoptaría un estilo particular – cuando publica en El Norte – obedeciendo a una noción de las Humanidades como pueblos [H2]. Tanto como, desde el año 1925, cuando comienza a trabajar en los Grandes Periódicos Iberoamericanos y es corresponsal de Mundial y de otras revistas de España – que lo enfrentan a un nuevo destinatario – modelaría una nueva escritura en sus crónicas, las cuales: “estilísticamente ingresan imperceptiblemente en el mismo espacio literario de sus Poemas en Prosa y de sus Poemas Humanos, de los que constituyen un texto paralelo. Vemos así como su juvenil preocupación por encontrar le mot rare es reemplazada por la búsqueda de le mot juste, impactado por sus lecturas de Joseph Conrad [“Dadme la palabra justa y el acento justo, y moveré el mundo”] [H1] (PUCCINELLI, 2002, p. XXXVIII).

Ahora, respecto a ilustrar cómo funciona H3 – en su dialéctica con H1, H2 y H4 – vamos a recurrir a lo que, según el semiólogo Enrique Ballón, luego de enfatizar el anticapitalismo económico y el repudio a la cultura burguesa por parte de nuestro cronista, caracteriza a estas crónicas:

el reparto temático en las crónicas de Vallejo presiente la tarea que R. Barthes asignaba a la revista literaria de hoy: ver el mundo tal como se hace a través de una conciencia literaria; considerar periódicamente la actualidad como el material de una obra secreta; es decir, para el enunciador, situarse en ese momento muy frágil y muy oscuro en el que la información de un hecho real va a ser captada por el sentido político y literario

(BALLÓN, 1982BALLÓN, E. La escritura poetológica: César Vallejo, cronista. Lexis, vol. 6, n. 1, 1982, p. 57-98., p. 92, subrayado nuestro).

Conciencia literaria, la que percibe Ballón aquí, la cual no es otra cosa que la noción de las humanidades como narrativas (H3); sumada a ésta, y en cuanto desencadenante aquí de un sentido político, también la noción de las humanidades a modo de pueblos (H2).

De modo semejante, y para ir de una vez al análisis del tamizado del tema peruano, y de las posibilidades de la concurrencia allí de H4, recurrimos de nuevo a Enrique Ballón:

cuando José María Arguedas se refiere a Vallejo calificándolo de era el principio y el fin y lo anaforiza semánticamente como dios liberador, Aquel que se reintegra [El zorro de arriba, el zorro de abajo, Buenos Aires: Losada, 1975, p. 270], pone el acento semántico en restituir (rasgo de /reintegrar/) y no en componer (rasgo de /integrar/). Desde la perspectiva de Arguedas, el proyecto de Vallejo [en sus posiciones de madurez11 11 ¿Debemos entender aquí, Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz versus los inmaduros o irresponsables Los heraldos negros y Trilce? ¿Tungsteno, sí, y Una piedra cansado, no? ¿Colacho hermanos contra Dressing Room? En fin, podemos colegir que Ballón enarbola aquí al Vallejo marxista o más comprometido políticamente. ] es, pues, la restitución de la faz singular (no particular) de la literalidad nacional a través de un sólido esfuerzo por adensar los valores literarios peruanos y, consecuentemente, la denuncia (o redargución) de la seudoidentidad oficial de la literatura peruana manipulada por la crítica nacional obsecuente (BALLÓN, 1982BALLÓN, E. La escritura poetológica: César Vallejo, cronista. Lexis, vol. 6, n. 1, 1982, p. 57-98., p. 58).

Obviamente, tenemos aquí canon: se habla de obras literarias (H1); pero, sobre todo, en la lectura de Ballón coinciden nuevamente H3 + H2. Es decir, nación en tanto literaridad (H3) más denuncia de la seudoidentidad de la crítica nacional (H2). Y H4 todavía no aparece. Perspectiva, la de H4, que no atañe – aunque pueda implicarlo – a multiculturalismo12 12 “uno de los rasgos distintivos del pensamiento amerindio en relación con las cosmologías ‘multiculturalistas’ modernas; en tanto estas últimas se apoyan en la implicación mutua entre la unicidad de la naturaleza y la multiplicidad de las culturas […] la concepción amerindia supondría, por el contrario, una unidad del espíritu y una diversidad de los cuerpos. La ‘cultura’ o el sujeto representaría la forma de lo universal, y la ‘naturaleza’ o el objeto la forma de lo particular” (VIVEIROS DE CASTRO, 2010, p.34). o crítica política o cultural; sino, más bien, a una mirada finalmente ontológica. Noción post-antropocéntrica o simétrica; la cual, en términos del nuevo realismo sería – entre las otras tres nociones de las humanidades (H1, H2 y H3) – la única en poder quebrar el correlato (RAMIREZ, 2016GABRIEL, M. Por qué el mundo no existe. In: RAMIREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofía del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016, p. 151-169., p. 40) ya que no hay sujeto propiamente dicho o éste ya no es únicamente humano, sino multinaturalista o post-humano (post-antropocéntrico). Esto último, insistimos, una de las columnas vertebrales o donde se juega su propia posibilidad también el nuevo realismo:

La preeminencia de la ontología que plantea el nuevo realismo tiene implicaciones que cuestionan el acendrado antropocentrismo de la tradición filosófica. No se trataría de derivar de la nueva ontología un antihumanismo y menos un inhumanismo. Se trataría simplemente de abrirnos, quizá por primera vez en la historia del pensamiento, a una comprensión no-humana, a-humana, del ser y la existencia y, al fin, del propio ser humano

(RAMIREZ, 2016GABRIEL, M. Por qué el mundo no existe. In: RAMIREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofía del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016, p. 151-169., p. 41).

Las humanidades a modo de H4, en las crónicas de César Vallejo, se van perfilando desde muy temprano, poco a poco y cada vez más. Nítidamente, desde su propuesta de la creación artística en términos fisiológicos13 13 Según, Bernat Padró Nieto: “La cuestión clave del arte y de la poesía nueva, dice Vallejo, es fisiológica. Por ello discute la dimensión elitista que pretendían darle [y en la que andaban errados, recuérdese el éxito del Cubismo] Ortega y Gasset o Guillermo de Torre, que consideraban el arte nuevo impopular porque la masa no lo entiende” (GRANADOS, 2016). Prejuicio que amerita el siguiente corolario de Padró: “La apuesta por la sensibilidad por encima de la forma y la convicción de la dimensión humana de un arte producido desde la sensibilidad, constituían una posición estética extraordinariamente moderna. Justamente esa dimensión humana podía hacer del arte y la literatura una actividad política” (GRANADOS, 2016). Ahora, un segundo corolario se amerita aquí: por la sensibilidad se accedería, paradójicamente, a otro nivel ontológico; y todavía un tercero: mito y concepto no se opondrían en Vallejo, sino que constituirían un andrógino (H4). En esto último el autor peruano sigue y enmienda la plana a lo que, en general, propone el nuevo realismo. o naturales:

Satie no expresa esto ni aquello […] En Satie se ve cómo la música llega a ser un arte tan alto y puro, libre e incondicionado, que deja ya de ser arte. Y quizás este es el gran camino: matar al arte a fuerza de libertarlo. Que nadie sea artista… Que el acto de emocionar sea un acto literalmente natural. Hacia allá iba Erick Satie [El más grande músico de Francia, 1926] (VALLEJO, 2002VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I y II. Edição: Jorge Puccinelli. Lima: PUCP, 2002., t. I, p. 261).

O, desde su planteo – referido a la escultura, pero que podemos interpolar a la escritura – de la necesidad de un arte infracerebral: “potencia, sentimiento manual o sentido inocente [recordemos su manifiesto contra la voluntad indigenista] de la plástica, característico y decisivo en el escultor” (VALLEJO, 2002VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I y II. Edição: Jorge Puccinelli. Lima: PUCP, 2002., t. II, p. 931). Y más temprano todavía, en tanto H4 como giro animal – en toda su poesía – y, entre otros, también en el cuento Los Caynas (Escalas melografiadas, 1923). Según Américo Ferrari:

‘Los caynas’ que narra un desdoblamiento colectivo de hombres monos, y ‘Mirtho’ (‘Mi amada es 2’) en Escalas de la época de Trilce, y los poemas ‘Cuatro conciencias’, ‘Nómina de huesos’ y ‘Altura y pelos’ […] Cotéjese también el poema ‘Tengo un miedo terrible de ser un animal’, en el que el tema del desdoblamiento se cruza con el de la animalidad, como en ‘Los caynas’, que en ‘A lo mejor, soy otro’ parece expresarse en el verso 6 por la presencia del zorro [La representación del ser humano como un animal es una constante en la última etapa de la trayectoria poética de Vallejo]

(FERRARI, 1996FERRARI, A. Poesía completa de César Vallejo. Madrid: Archivos, 1996., p. 447).

Incluso podríamos decir que más que propiamente escribir, el autor de Trilce muda lo humano a un nuevo y mejor soporte – post-humano – y así conserva mejor aquello. Lo más parecido a su escritura, en la literatura peruana, es el pasaje dedicado al zumbayllu de la novela Los ríos profundos14 14 “Antero encordeló el trompo, lentamente, con una cuerda delgada; le dio muchas vueltas, envolviendo la púa desde su extremo afilado; luego lo arrojó. El trompo se detuvo un instante en el aire y cayó después en un extremo del círculo formado por los alumnos, donde había sol. Sobre la tierra suelta, su larga púa trazó líneas redondas, se revolvió lanzando ráfagas de aire por sus cuatro ojos; vibró como un gran insecto cantador, luego se inclinó volcándose sobre el eje. Una sombra gris aureolaba su cabeza giradora, un círculo negro lo partía por el centro de la esfera. Y su agudo canto brotaba de esa franja oscura. Eran los ojos del trompo, los cuatro ojos grandes que se hundían, como en un líquido, en la dura esfera” (ARGUEDAS, 1983, p. 65-6). , de José María Arguedas; el cual por ser trompo no sería menos, sino incluso mucho más humano.

En suma, pues, la elección y constancia del tema Perú (tema inca o incluso tema andino) en la obra de César Vallejo, y en particular en sus crónicas, coincide con su cada vez más patente postura ontológica y simultáneamente, podemos dar fe de ello15 15 Lo comprobamos en la UFAC (Rio Branco, Acre, Brasil, junio 5-9, 2017). Sobre todo, cuando propusimos poner en paralelo, en el aula, nuestras lecturas autobiográficas o auto-ficcionales de Borges y yo (El hacedor, 1960) y Huaco (Los heraldos negros, 1918). A través de este ejercicio fue patente ver cómo tenemos en la poesía del peruano una alternativa al giro lingüístico que representaría la obra de Jorge Luis Borges. , también su rol como mediador conceptual. Si bien la visión y arte de Vallejo responde – tal como en Stravinsky o en Satie – a un mito inscrito en el paisaje16 16 “Así han hecho Stravinsky, a base de la estepa rusa y el francés Satie, a base de piedras druídicas [La historia de América, 1926]” (VALLEJO, 2002 I, p. 224) [H 4]. , en el caso de César Vallejo el mito de Inkarrí (GRANADOS, 2014 ______. Trilce: húmeros para bailar. Lima: VASINFIN, 2014.; 2017)______. Resenas de las Actas del Congreso Internacional Vallejo Siempre, Montevideo, 2016. Vallejo sin Fronteras, mai. 2016. Disponível em: http://vallejosinfronteras.blogspot.com/2016/05/resenas-de-las-actas-del-congreso_51.html. Acesso em: 4 out. 2019.
http://vallejosinfronteras.blogspot.com/...
; éste se trata – tal como lo apuntamos con aquello de seguir y enmendar la plana al nuevo realismo (nota 13) – en términos de conceptos, jamás de folklore. No es que con esto, pues, Vallejo procure escaparse de la realidad ni consolarse ante la catástrofe de la Guerra Civil Española ni refugiarse en una metafísica o religiosidad tradicional. Sino, y por el contrario, muy consciente de que el trabajo pendiente – hasta hoy mismo, sino fijémonos en los esfuerzos del nuevo realismo en rescatar la ontología de la predominante epistemología17 17 “[Harman] Sostiene que la epistemología es en sí misma una forma poco convincente de ontología, pues asume que la relación humano-mundo posee un estatus ontológico central en el cosmos que otras relaciones no poseen” (RALÓN, 2016, p.234). – consiste, respecto al tema incaico, en activar un campo de sentido, independiente de H1, H2 o H3, al que vamos denominando Humanidades como simetría (H4). O más bien deberíamos, a estas alturas de nuestro ensayo, denominar humanidades como androginia de mito y concepto, o de razón – a partir de la sensibilidad – y no de inteligencia:

‘¡no he de transigir nunca con Ud. [Vicente Huidobro]. En la excesiva importancia que Ud. da a la inteligencia en la vida. Mis votos son siempre por la sensibilidad’. Para él [Vallejo] lo esencial es la sensibilidad y por eso en la polémica con el indigenismo en materia de arte americano él le concede primacía a la sensibilidad indígena sobre la voluntad indigenista [o antropológica o, si no, de algún purismo lingüístico, agregaríamos]

(VALLEJO, 2002VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I y II. Edição: Jorge Puccinelli. Lima: PUCP, 2002., t. I, p. 182).

De modo muy significativo, nuevo realismo y multinaturalismo (H4) coinciden en este punto. Por ejemplo, mientras Mauricio Ferraris encuentra en la estética, entendida como una teoría de la sensibilidad, la percepción y la sensación, el fundamento de una ontología, pues, claramente, la percepción no da acceso a algo que no puede reducirse a la representación o imagen que podemos tener de ello (RAMÍREZ, 2016RAMÍREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofia del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016., p. 24); Pedro Reygadas, por su parte, lo elabora así:

el ethos originario amerindio ponía lo estético en el fundamento de lo ético y lo ético en el fundamento de lo lógico; con las emociones al centro de lo humano. En el mundo indoamericano, desde el perspectivismo amazónico que dota de agencia a los seres que Occidente considera no-humanos hasta el Norte continental, la dimensión estética es crucial (REYGADAS, 2010REYGADAS, P. El arte de argumentar: una visión del ethos desde América Latina. In: CARRETERO, F. L. (org.). Introducción a la teoría de la argumentación. Guadalajara: Editorial Universitaria/ Universidad de Guadalajara, 2010, p. 228-240., p. 231).

Inkarrí, sin alienar su estatuto canónico, libro valioso para una comunidad cultural concreta (pan andina), ni dejar de ser finalmente un relato, apunta por último a otra cosa. A alentar la constitución de una comunidad – o archipiélago solar – sin fronteras y, por lo tanto, también a difundir una ética vinculada a un dios por venir; análogo al que nos presenta Quentin Meillassoux a través de su crítica a la filosofía de la inmanencia de Deleuze, de ascendencia spinoziana y bersogniana18 18 Eliseo Verón, “Ciclos de vida”, La semiosis social, 2. Ideas, momentos, interpretantes, Buenos Aires, Paidós, 2013, 422. : “el limitar la inmanencia a este mundo y el no pensar en la posibilidad de un ultramundo donde la inmanencia sería completa y sin defecto [lo cual implicará] la extraña idea de un Dios inmanente o un Dios virtual” (RAMÍREZ 2016RAMÍREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofia del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016., p., 197). En otras palabras, e interpolando, pasaríamos también aquí de un Inkarrí traducido de lo étnico a un concepto, aquel Dios virtual del nuevo realismo19 19 Ambos, el de Vallejo y el de Meillassoux, un Dios un tanto judío. No tenemos datos sobre el francés; pero el supuesto judaísmo de César Vallejo ya ha sido inicialmente ventilado, al menos en la ficción: “la irrefutable evidencia del ancestro judío de Vallejo se encuentra, según Ángel, en su misma vida y obra: siempre lo acompañó una sed religiosa a modo de los profetas bíblicos, en intimidad con un Dios vivo, y no con un Dios dogma; siempre anidó un pensamiento político que privilegia el amor al prójimo, la justicia social, el sufrimiento redentor del inocente, la esperanza apocalíptica encarnada en el Mesías. ¿Y cuáles son las ‘cualidades típicas’ judías que revela su obra? Según Ángel: el amor al pueblo; el deseo de asumir toda la cultura universal; el gusto por las alusiones bíblicas, la importancia asumida al simbolismo numérico, con ecos de la Cábala; and last, but not least, la concepción de Jesús como heredero fidedigno de los profetas bíblicos. Ahora bien, la prueba decisiva que Ángel necesita — la carta genealógica materna de uno de sus abuelos curas —, yace en una de las salas cavernosas de la Jewish Division de la Bilioteca Pública de New York, en Manhattan” (GOLDEMBERG, 2001). . Y, no menos, pasaríamos a cierta noción de la ética, tentativamente vallejiana o simétrica o amerindia, pero afirmativamente nuevo realista. Dice Bennet:

La consecuencia, para Bennett, es que ya no puede sostenerse una ética de la culpa, o un moralismo del culpable. Cada evento es un agenciamiento único de diversos actores, cada cuerpo es un conglomerado, un agregado de otros protocuerpos [de corte spinozista en tanto cuerpos conativos o asociativos; y modos de una sustancia común]20 20 Conceptos plasmados en un autorretrato tardío de Paul Gauguin (Camino del Gólgota) pintor del cual Vallejo – en un debate de la época sobre si aquél era peruano o francés – enarbolaba: “Gauguin [el hijo de Flora Tristán] es, por todos respectos, una sensibilidad peruana […] Los amores temáticos del gran pintor, su fuerza temeraria, su exceso insultante, su simplicidad, están voceando los Andes, el Amazonas, el Cuzco” (VALLEJO, 2002, t. I, p. 357, subrayado nuestro). Aquella sensibilidad, entonces, aunque tenga un entronque cultural (H2) es ya sin fronteras étnicas y pasa a constituir un rasgo ontológico, entre otros, universal (H4). . Bennett sostiene a su vez un monismo inmanente, pero en lugar de asignar a Dios la sustancialidad única de cuyos modos emanarían las entidades particulares, piensa más bien en una única sustancia en proceso, la materia viviente (FLORES, 2016FLORES PENA, G. R. En la estela del realismo especulativo. In: RAMÍREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofía del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016, p. 250-277., p. 275).

Materia viviente (Inkarrí) en su metáfora solar, agregaríamos nosotros: el sol sale para todos y todos tenemos semejantes derechos y obligaciones. Todos, no una etnia ni una lengua ni, tampoco, una nacionalidad particular. Todos a manera de una radical constatación de nuestra complementariedad y auspicio de la conjunción. Todos a manera de experiencia común y de gozo frente a la noria de la duda o el nihilismo (modernismo, surrealismo, indigenismo) que jamás compartió César Vallejo. Y fe y militancia – finalmente en el mestizaje – en los que pareciera sí osciló, infelizmente y a contrapelo, José María Arguedas, aquel de “Vallejo era el principio y el fin”. Es decir, Arguedas osciló entre antropocentrismo y post-antropocentrismo (entre H2 y H4), no se las jugó conceptualmente del todo por esto último; parcializó o esencializó en términos culturales – con beneplácito general de la crítica – y acaso esto mismo también desencadenó su abrupta partida.

Conclusión

Las expediciones europeas que, después de la época misma de la dominación española, se han sucedido en el país de los Incas, han sido sobre todo de orden arqueológico […] contienen conclusiones bastante completas que pueden servir de base para la elaboración de la ciencia prehistórica americana

(VALLEJO, 2002VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I y II. Edição: Jorge Puccinelli. Lima: PUCP, 2002., t. II, p. 950).

Vallejo, al referirse al “país de los Incas”, está pensando en un legado de América toda para el mundo. Y observa la ciencia de la arqueología como un paso previo, una “base”, para otra tarea que él denomina aquí “ciencia prehistórica americana”. Es decir, esta última “ciencia”, respecto a la anterior, no sería la misma; sino algo, diríamos, cualitativo o más profundo o más íntimo. Algo que hemos ido vinculando aquí, aunque sin que Vallejo lo elabore en estos términos, con la ontología que propone el nuevo realismo. Los resultados, sino sólo sugerentes, creemos podrían pasar a constituirse en auspiciosos. Asimismo, y como punto de partida en este ensayo sobre la labor periodística vallejiana, y en tanto y en cuanto un proyecto de taxonomía cualitativa de la misma, hemos comenzado por situar sus crónicas en determinados campos de sentido a los que hemos denominado Humanidades (libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo). Proceder de esta manera nos ha permitido observar la dinámica conceptual, sino ontológica, que subyace en las crónicas vallejianas; en particular, las agrupadas bajo el tema andino o peruano. Y comprobar que el interés del autor sobre el mismo no fue tardío, sino una constante. Y lo que cambió fue, solamente, un tanto la asiduidad. Hacer coincidir, entre sus crónicas, varios, o el total, y más nítidos campos de sentido. Es decir, ya no sólo las humanidades a modo de libros (H1), pueblos (H2) o narrativas (H3), sino lo que compete también –de modo decisivo y como aporte a la cronística americana incluso del futuro – a la simetría o post-antropocentrismo (H4).

  • 1
    Con el ejemplo de “Borges y yo”, en referencia al “giro lingüístico”, aludimos a que de acuerdo a este último: “la realidad no es una referencia objetiva, externa al discurso, sino que siempre es construida en y por el lenguaje” (CHARTIER, p. 67CHARTIER, R. La historia o la lectura del tiempo. Barcelona: Gedisa, 2007.).
  • 2
    Se basa en el perspectivismo amerindio: “los indios americanos imaginan una continuidad metafísica y una discontinuidad física entre los seres cósmicos” (RIZO-PATRÓN, [2013]RIZO-PATRÓN, R. Multinaturalismo e interculturalidad en el horizonte del mundo de la vida. In: Anuario colombiano de fenomenología, volumen VII, Pereira, Co.: Universidad Tecnológica de Pereira/Editorial UTP. Vol. I, pp.195-209., p.196).
  • 3
    “publicadas entre 1918 y 1938 conforman un corpus de cerca de 250, de las cuales 178 fueron escritas entre 1926 y 1929 en un promedio de dos semanalmente” (CHANG RODRÍGUEZ, 1982CHANG RODRÍGUEZ, E. Las crónicas posmodernistas de César Vallejo. Inti, vol. 1, n. 36, 1992, p. 11-22., p 12).
  • 4
    El tema incaico en 1931 (La crónica incaica); el tema Perú en 1933 (Un gran reportaje político. ¿Qué pasa en América del Sur? En el país de los incas).
  • 5
    “Vallejo tuvo expresiones duras para el movimiento hacia el cual abrigó por muchos años un sentimiento ambivalente y contradictorio […] Al ocuparse de ‘Los doctores del marxismo’ [El arte y la revolución], Vallejo fue claro al expresar su independencia de criterio y libertad artística” (CHANG RODRÍGUEZ, 1982CHANG RODRÍGUEZ, E. Las crónicas posmodernistas de César Vallejo. Inti, vol. 1, n. 36, 1992, p. 11-22., p. 17-18)
  • 6
    Para ampliar la dualidad categorial que ha trascendido largamente a América Cfr. ROIG, 2011. Particularmente el capítulo 1 Entre la civilización y la barbarie y Civilización y barbarie. Algunas consideraciones para su tratamiento filosófico.
  • 7
    “Lo que todos los pensadores que se identifican con el nuevo realismo tienen en común es el rechazo a la desesperanzadora visión generalizada según la cual no podemos conocer cómo son las cosas en sí mismas porque para poder tener acceso a ellas necesitaríamos construir, siguiendo la metáfora de Putnam, una interface. Denominemos a esta visión el constructivismo. Por lo menos ese es el nombre que le ha dado Paul Boghossian, mientras que Quentin Meillassoux en Francia ha sugerido llamarlo correlacionismo y Maurizio Ferraris en Italia habla de la falacia trascendental, es decir, la confusión de la ontología (aquello que es) con la epistemología (aquello que sabemos) […] La visión de la que se aleja el nuevo realismo es este tipo de constructivismo, por lo que la discusión gira alrededor de la pregunta de cómo ser realistas posmetafísicos […] Ahora bien, esto no debe llevarnos a pensar que debemos abandonar la distinción entre realidad y apariencia y, por lo tanto, el concepto de verdad… La metafísica ha fallado como una teoría de la totalidad, pero eso no significa que no haya teorías exitosas o que seamos incapaces de conocer cómo son las cosas por sí mismas [imposibilidad representada aquí por H3]” (GABRIEL, 2016GABRIEL, M. Por qué el mundo no existe. In: RAMIREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofía del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016, p. 151-169., p. 165)
  • 8
    No está demás traer a consideración, aquí, lo que postula César Vallejo sobre la puesta teatral: una “escena cerebro”, en paralelo y simultánea y a vista del público, de la escenificación propiamente dicha (Notas sobre el nuevo teatro, Vallejo, 1999VALLEJO, C. Artículos y crónicas completos, I y II. Edição: Jorge Puccinelli. Lima: PUCP, 2002.). El sumario, de la crónica vallejiana, actuaría a modo de escena cerebro, caleidoscopio con múltiples posibilidades de resolución o narrativas (H3); con sólo alguna de ellas, entre otras posibles, siendo desarrollada por el narrador. En este sentido, la intermedialidad del autor de Trilce, respecto a su lector y/o observador: “aprovecha sobre todo la contaminación y la exclusión, menos la condensación” (HELBO, 2012HELBO, A. El teatro. Texto o espectáculo vivo? Buenos Aires: Galerna, 2012., p. 38).
  • 9
    Aunque en sus crónicas prevalezca más bien, paralelo aún por estudiarse, la obra de José Martí, en el sentido de mayor sintonía con aquel ya mencionado – a contracorriente del elitismo modernista – ideal poetológico vallejiano; y, asimismo, el posicionamiento del sujeto allí: “Es justamente en la inmediatez y en su modo de entender la subjetividad donde se abre la brecha entre la poética martiana y la poética romántica, también cimentada en el yo, los sentidos y su relación con la naturaleza. Martí era romántico por su anhelo de absolutos y su fe en el porvenir, aunque más moderado […] El yo que Martí anuncia como respuesta a la modernidad, a la crisis finisecular, no es confesional o personalizado: es un yo que quiere asumir en sí al universo, un yo colectivo que no expresa la individualidad sino el alma del mundo” (ROTKER, 1992ROTKER, S. La invención de la crónica. Buenos Aires: Ediciones Letra Buena, 1992., p.129).
  • 10
    Esta noción aparece ya en “La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política”, en El discurso político. Lenguaje y acontecimientos, Buenos Aires, Hachette, 1987, 13-26. Luego recibirá una aguda dis-cusión, a partir de una retoma de la obra de Alessandro Pizzorno, en “Mediatización, comunicación política y mutaciones de la democracia”. Semiosfera 2, 1994, pp. 5-36.
  • 11
    ¿Debemos entender aquí, Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz versus los inmaduros o irresponsables Los heraldos negros y Trilce? ¿Tungsteno, sí, y Una piedra cansado, no? ¿Colacho hermanos contra Dressing Room? En fin, podemos colegir que Ballón enarbola aquí al Vallejo marxista o más comprometido políticamente.
  • 12
    “uno de los rasgos distintivos del pensamiento amerindio en relación con las cosmologías ‘multiculturalistas’ modernas; en tanto estas últimas se apoyan en la implicación mutua entre la unicidad de la naturaleza y la multiplicidad de las culturas […] la concepción amerindia supondría, por el contrario, una unidad del espíritu y una diversidad de los cuerpos. La ‘cultura’ o el sujeto representaría la forma de lo universal, y la ‘naturaleza’ o el objeto la forma de lo particular” (VIVEIROS DE CASTRO, 2010VIVEIROS DE CASTRO, E. Metafísicas caníbales: Líneas de antropologia postestructural. Madrid: Katz Editores, 2010., p.34).
  • 13
    Según, Bernat Padró Nieto: “La cuestión clave del arte y de la poesía nueva, dice Vallejo, es fisiológica. Por ello discute la dimensión elitista que pretendían darle [y en la que andaban errados, recuérdese el éxito del Cubismo] Ortega y Gasset o Guillermo de Torre, que consideraban el arte nuevo impopular porque la masa no lo entiende” (GRANADOS, 2016GRANADOS, P. Trilce/Teatro: guión, personajes y público. Brasil: ABH, 2017.). Prejuicio que amerita el siguiente corolario de Padró: “La apuesta por la sensibilidad por encima de la forma y la convicción de la dimensión humana de un arte producido desde la sensibilidad, constituían una posición estética extraordinariamente moderna. Justamente esa dimensión humana podía hacer del arte y la literatura una actividad política” (GRANADOS, 2016______. Resenas de las Actas del Congreso Internacional Vallejo Siempre, Montevideo, 2016. Vallejo sin Fronteras, mai. 2016. Disponível em: http://vallejosinfronteras.blogspot.com/2016/05/resenas-de-las-actas-del-congreso_51.html. Acesso em: 4 out. 2019.
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    ). Ahora, un segundo corolario se amerita aquí: por la sensibilidad se accedería, paradójicamente, a otro nivel ontológico; y todavía un tercero: mito y concepto no se opondrían en Vallejo, sino que constituirían un andrógino (H4). En esto último el autor peruano sigue y enmienda la plana a lo que, en general, propone el nuevo realismo.
  • 14
    “Antero encordeló el trompo, lentamente, con una cuerda delgada; le dio muchas vueltas, envolviendo la púa desde su extremo afilado; luego lo arrojó. El trompo se detuvo un instante en el aire y cayó después en un extremo del círculo formado por los alumnos, donde había sol. Sobre la tierra suelta, su larga púa trazó líneas redondas, se revolvió lanzando ráfagas de aire por sus cuatro ojos; vibró como un gran insecto cantador, luego se inclinó volcándose sobre el eje. Una sombra gris aureolaba su cabeza giradora, un círculo negro lo partía por el centro de la esfera. Y su agudo canto brotaba de esa franja oscura. Eran los ojos del trompo, los cuatro ojos grandes que se hundían, como en un líquido, en la dura esfera” (ARGUEDAS, 1983ARGUEDAS, J. M. Relatos completos. Madrid: Alianza Editorial, 1983., p. 65-6).
  • 15
    Lo comprobamos en la UFAC (Rio Branco, Acre, Brasil, junio 5-9, 2017). Sobre todo, cuando propusimos poner en paralelo, en el aula, nuestras lecturas autobiográficas o auto-ficcionales de Borges y yo (El hacedor, 1960) y Huaco (Los heraldos negros, 1918). A través de este ejercicio fue patente ver cómo tenemos en la poesía del peruano una alternativa al giro lingüístico que representaría la obra de Jorge Luis Borges.
  • 16
    “Así han hecho Stravinsky, a base de la estepa rusa y el francés Satie, a base de piedras druídicas [La historia de América, 1926]” (VALLEJO, 2002 ______. Teatro Completo I. Edição: R. Silva-Santisteban y Cecilia Moreano. Lima: PUCP, 1999.I, p. 224) [H 4].
  • 17
    “[Harman] Sostiene que la epistemología es en sí misma una forma poco convincente de ontología, pues asume que la relación humano-mundo posee un estatus ontológico central en el cosmos que otras relaciones no poseen” (RALÓN, 2016RALÓN, L. Hacia una nueva cuaternidad: Graham Harman y la ontología orientada a objetos. In: RAMÍREZ, M. T. (org.). El nuevo realismo: La filosofia del siglo XXI. México: Siglo XXI Editores, 2016, p. 211-236., p.234).
  • 18
    Eliseo Verón, “Ciclos de vida”, La semiosis social, 2. Ideas, momentos, interpretantes, Buenos Aires, Paidós, 2013, 422.
  • 19
    Ambos, el de Vallejo y el de Meillassoux, un Dios un tanto judío. No tenemos datos sobre el francés; pero el supuesto judaísmo de César Vallejo ya ha sido inicialmente ventilado, al menos en la ficción: “la irrefutable evidencia del ancestro judío de Vallejo se encuentra, según Ángel, en su misma vida y obra: siempre lo acompañó una sed religiosa a modo de los profetas bíblicos, en intimidad con un Dios vivo, y no con un Dios dogma; siempre anidó un pensamiento político que privilegia el amor al prójimo, la justicia social, el sufrimiento redentor del inocente, la esperanza apocalíptica encarnada en el Mesías. ¿Y cuáles son las ‘cualidades típicas’ judías que revela su obra? Según Ángel: el amor al pueblo; el deseo de asumir toda la cultura universal; el gusto por las alusiones bíblicas, la importancia asumida al simbolismo numérico, con ecos de la Cábala; and last, but not least, la concepción de Jesús como heredero fidedigno de los profetas bíblicos. Ahora bien, la prueba decisiva que Ángel necesita — la carta genealógica materna de uno de sus abuelos curas —, yace en una de las salas cavernosas de la Jewish Division de la Bilioteca Pública de New York, en Manhattan” (GOLDEMBERG, 2001GOLDEMBERG, I. Los pronombres reflexivos. In: Congresso Internacional de la Lengua Espanola, II, 2001, Valladolid. Cervantes.es. Disponível em: http://congresosdelalengua.es/valladolid/ponencias/unidad_diversidad_del_espanol/3_el_espanol_en_los_EEUU/goldemberg_i.htm. Acesso em: 4 out. 2019.
    http://congresosdelalengua.es/valladolid...
    ).
  • 20
    Conceptos plasmados en un autorretrato tardío de Paul Gauguin (Camino del Gólgota) pintor del cual Vallejo – en un debate de la época sobre si aquél era peruano o francés – enarbolaba: “Gauguin [el hijo de Flora Tristán] es, por todos respectos, una sensibilidad peruana […] Los amores temáticos del gran pintor, su fuerza temeraria, su exceso insultante, su simplicidad, están voceando los Andes, el Amazonas, el Cuzco” (VALLEJO, 2002, t. I, p. 357, subrayado nuestro). Aquella sensibilidad, entonces, aunque tenga un entronque cultural (H2) es ya sin fronteras étnicas y pasa a constituir un rasgo ontológico, entre otros, universal (H4).

Referencias

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  • WITTGENSTEIN, L. Investigaciones Filosóficas. Traducción del original alemán, introducción y notas de Jesús Padilla Gálvez. Editorial Trotta, Madrid, 2017. p. 329

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    20 Mar 2020
  • Fecha del número
    Jan-Apr 2020

Histórico

  • Recibido
    01 Jul 2019
  • Acepto
    22 Ago 2019
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