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LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA EN LA TRANSICIÓN AMBIENTAL

the social solidarity economy in the environmental transition

Resumen

Este artículo es un ensayo sobre la capacidad de la población para transformarse en actor social activo en el proceso de cambio hacia una sociedad más justa y con mejores relaciones de equilibrio con la naturaleza. Se parte de la hipótesis de que los emprendimientos de economía social y solidaria conforman nuevas formas de organización que inciden muy positivamente en la transformación socio-ecológica. El texto se ha estructurado en tres partes. La primera trata de los modelos de transición ambiental y destaca la circunstancia del fuerte protagonismo de los actores sociales. La segunda parte ofrece una breve panorámica del mundo cooperativo y las empresas del tercer sector en Europa, incluyendo un breve apunte sobre la realidad cooperativa de España y Catalunya. A continuación se presenta el resultado de un análisis sobre seis cooperativas en Catalunya que permiten profundizar en sus características organizativas, objetivos y capacidad para introducir dinámicas de transformación socioambiental en sus contextos territoriales. Cuatro de estas cooperativas son agroalimentarias. También se estudia una cooperativa de consumo con fuerte implantación urbana y otra de financiación ética. Finalmente se presentan unas breves conclusiones con el objetivo de destacar la incidencia de todas ellas en los procesos de transformación socioambiental.

Palabras claves:
Economía social y solidaria; Cooperativas; Transformación socio-ambiental; Territorio

Resumo

Este artigo se constitui num ensaio analítico sobre a capacidade e necessidade de a população se tornar imbuída de ativismo social no processo de mudança rumo a uma sociedade mais justa e equilibrada em seu conjunto de relações com a natureza. Parte-se do princípio de que os estabelecimentos de economia social e solidária desenvolvem novas formas de organização que impactam muito positivamente sobre a capacidade de transformação sócio-ecológica. O texto está estruturado em três partes: a primeira aborda os modelos de transição ambiental e destaca o forte protagonismo dos atores sociais. A segunda apresenta um breve panorama do sistema cooperativo e as empresas do terceiro setor na Europa, incluindo uma breve contextualização sobre a realidade cooperativa da Espanha e Catalunha. Na seqüência se apresenta o resultado de um estudo sobre seis cooperativas na Catalunha no intuito de entender de forma aprofundada as suas características organizacionais, objetivos e capacidade para introduzir dinâmicas de transformações socioambientais em seus contextos territoriais. Vale frisar que quatro destas cooperativas são agro-alimentares. Ademais, se estuda uma cooperativa de consumo com forte atuação urbana e outra voltada para o financiamento ético. Finalmente apresentam-se algumas breves conclusões com o objetivo de destacar a importância desses estabelecimentos e atores sociais nos processos de transformação socioambiental.

Palavras-chave:
Economia social e solidaria; Cooperativas; Transformação socioambiental

Abstract

This is an essay on the capacity of the population to transform to active social actor of the processes of change towards one society more equitable and with one better environmental balance. Specifically, we have the hypothesis that the whole of social solidarity initiatives, based on the work and the economy, have a strong influence in the ecological transformation. The text has three parts. The first plans the topic of environmental transition models and highlights the circumstance that, nowadays, the social actors have a strong role in the processes of environmental change. The second part provides a brief overview of the cooperative world in Europe, including short references on the current cooperative reality in Spain and Catalonia. Following it presents the results of an analysis with six Catalan cooperatives with the intention to deep into their organizational characteristics, goals and capacity to develop dynamics of social transformation in their territorial contexts. Four cooperatives part of the agroecology. Also it presents the case of one consumption urban cooperative and one other of ethical finance. Finally we propose conclusions on the capacity of these six cooperatives in order to improve the environmental change

Key words:
Social solidarity economy; Cooperatives; Environmental changes

INTRODUCCIÓN

Este artículo es un ensayo sobre la capacidad de la población para transformarse en un actor social activo en el proceso de cambio hacia una sociedad más justa y con mejores relaciones de equilibrio con la naturaleza. Ello nos sitúa delante de dos temas, el de la transición a la sostenibilidad ecológica y el de los instrumentos, funciones y procesos que se pueden utilizar. En las páginas que siguen vamos a adentrarnos sobre las formas de intervención en la economía actual a través de las cooperativas, que están viendo actualmente un proceso intenso de crecimiento y transformación en el marco de lo que viene llamándose nuevas economías sociales y solidarias.

El texto se ha estructurado en tres partes. En la primera se plantea el tema de los modelos de transición ambiental que ayudan a entender los cambios que deberían impulsar el desarrollo hacia una economía sostenible partiendo de la base que, una gran parte de las acciones vienen siendo impulsadas desde la sociedad civil y la economía social y solidaria. La segunda parte ofrece una breve panorámica del mundo cooperativo y las empresas del tercer sector en Europa, incluyendo un breve apunte a la realidad actual cooperativa de España y Catalunya. Después, en tercer lugar, se presenta el resultado del análisis de seis cooperativas en Catalunya que permite profundizar en la dimensión espacial y ambiental de su actividad. Con ello quisiéramos aportar información detallada y precisa sobre como se desarrollan las iniciativas de la transición económica hacia la sostenibilidad en el mundo occidental. De la misma manera que habíamos hecho anteriormente al aproximarnos a esta nueva realidad económica desde la perspectiva de un país tan diferente como Brasil (AZEVEDO, SILVA; ALIÓ, 2014AZEVEDO, Francisco Fransualdo; SILVA, Rafael Pereira da; ALIÓ, Mª Àngels. Outra maneira de controle do espaço. O poder das economias solidárias no territorio brasileiro. XIII Coloquio Internacional de Geocrítica: El control del espacio y los espacios de control. Barcelona, 2014.). Esta voluntad de acercarnos a la transición ambiental en el mundo desde dos realidades territoriales tan diferentes se sostiene en la idea que la transformación a la sostenibilidad es una necesidad universal. Sobre la cual la población decide actuar por sí misma, basándose en valores que están igualmente repartidos en todo el mundo y, en particular, en sus segmentos más débiles y necesitados.

LA TRANSICIÓN AMBIENTAL Y LAS ECONOMÍAS SOCIALES Y SOLIDARIAS

La idea de la transición ambiental adquiere protagonismo con la Declaración de las Naciones Unidas en 1992 con la aprobación de la sostenibilidad como criterio marco para las relaciones entre la economía y el medio ambiente, en el supuesto de que toda economía y, en la práctica todas las actividades humanas, deberían ceñirse a los límites de la naturaleza. Desde entonces, empezó a aceptarse pública y explícitamente que hay que realizar transformaciones importantes del sistema económico, habiendo llevado a plantearse el tema de hasta qué punto y a partir de cuándo habría que empezar con dichos cambios.

Breve apunte a la transición ambiental

El equipo Meadows (1992)MEADOWS, D. Más allá de los límites del crecimiento. Madrid: Ed. Aguilar - El País, 1992. fue uno de los primeros a quien se atribuye la propuesta de aplicar un amplio abanico de transformaciones tecnológicas en los procesos de producción con el fin de reducir sus impactos ambientales de la manera lo máximo rápida posible. Los cuales, a su vez, se esperaba que fuesen capaces de generar una nueva corriente de transformación en el sistema social, a semejanza de lo que sucedió en el pasado, muy en particular durante la revolución industrial y la más lejana revolución neolítica, de las que se conocen las transformaciones tecnológicas y algunas de sus interrelaciones con cambios sociales como fueron, por ejemplo, cambios culturales, demográficos y de asentamiento territorial. De este modo, y volviendo al presente, estas innovaciones tecnológicas vendrían a ser factores de transformación con capacidad para generar cambios transversales, en su mayoría no planificados, a lo largo de un periodo de transición hacia una fase posterior en la que habrían condiciones de relación más armónica entre la sociedad y la naturaleza. Precisamente con esta interpretación empieza a ganar terreno la idea de la transición ambiental, probablemente por distintas causas. En parte, porqué la idea de la transición ambiental así formulada se asemejaba a la de las otras transiciones históricas, la transición industrial y la transición neolítica, que eran conceptos que ya asumidos a través del legado cultural. Probablemente también había otra razón, asociada al hecho de que el cambio ambiental, que ahora sabemos que precisa de condiciones extremadamente complejas, parecía poder reducirse a la substitución del sistema tecnológico empresarial, lo cual, de hecho, era algo relativamente sencillo de planificar. Efectivamente, los finales de siglo pasado fueron unos años de proliferación de programas oficiales, nacionales e internacionales, de incentivación de la modernización ambiental (ALIÓ, 2002ALIÓ, Mª Àngels. Perspectivas actuales de la transición ambiental. Biblio 3w: Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Barcelona, v. VII, n. 387, 20 jul. 2002. Disponível em: <Disponível em: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-387.htm>. Acesso em: 2 dez. 2015.
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). Aunque no tardó en hacerse evidente que había serias dificultades para la implantación generalizada de dichas innovaciones en todo el mundo. De la misma manera que también se hacía patente que, cuando esto ocurría, necesariamente no se derivaban transformaciones de carácter social. Por aquellas mismas fechas, Commoner (1994)COMMONER, Barry. En Paz con el Planeta. Barcelona: Editoral RBA, 1994. ya había señalado la imposibilidad cambios importante en el marco de las relaciones socio ambientales si estos programas de innovación tecnológica no se acompañaban de transformaciones legales profundas en todo el mundo que obligaran a reducir la explotación social y el expolio de recursos naturales, permitiendo corregir los abismos de pobreza que provocaba la desigualdad económica mundial. Este planteamiento introducía por tanto, la idea de que la transición ambiental no podía quedar reducida a la modernización tecnológica, y requería de medidas sociales y políticas importantes con un sector público fuerte. Por otra parte, en aquellos mismos años también había quienes insistían en las enormes dificultades para que las clases dirigentes, incluso las de los países pobres, aceptasen unas medidas y un modelo económico que, como el de desarrollo sostenible, estaba claramente en oposición al modelo dominante de crecimiento económico. Lo que llevaba, necesariamente, a aceptar que el proceso de transición no sería fácil ni inequívoco.

Esta percepción negativa, o pesimista, de las posibilidades y necesidades del cambio adoptaba distintas formulaciones. Entre éstas, y muy especialmente la de quienes pensaban el modelo de la sostenibilidad era de muy difícil aplicación habida cuenta de las condiciones de las estructuras económicas de que se partía. Carpenter (1997)CARPENTER, Stanley. Development and strong sustainability. In: UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE CATALUNYA. Sostenible?: Tecnologia, desenvolupament sostenible i desequilibris. Barcelona-Terrassa: Icaria Editorial-Generalitat de Catalunya, 1997. p.484-491., por ejemplo, afirmaba que había que contar con niveles distintos de aplicación, dependiendo tanto de la política ambiental y económica de cada estado, así como de los mismos sectores económicos puesto que no todos tenían el mismo grado de dificultad. En esta línea, debemos a este autor la distinción entre procesos de sostenibilidad débil, entendida como situaciones de debilidad parcial, y de sostenibilidad fuerte, o con transiciones con un gran número de acciones y muy influyentes. Pero también había quienes afirmaban que la tardanza en implantar medidas que impulsasen un verdadero cambio suponía, en la práctica, el aplazamiento sine die de dichos cambios y repercutía a favor de las estructuras del statu quo del capitalismo industrial y financiero. Fundamentalmente porque este mismo aplazamiento permitía reajustarse a los requerimientos de una mayor demanda ambiental sin menoscabo de sus objetivos de crecimiento, que podían mantenerse enmascarados bajo la apariencia de la modernización ambiental tecnológica.

Frente a estas tres grandes concepciones sobre lo que podría ser la transición ambiental, pronto empezó a ganar terreno la hipótesis de que difícilmente la empresa y la administración pasarían a protagonizar el cambio de manera inequívoca. Al menos a corto y medio plazo. Piénsese, por ejemplo, que después de la cumbre de Kyoto, en 1997, no se han conseguido acuerdos realmente sustanciales para frenar la reducción del calentamiento climático, y que en el momento de redactar este artículo existen todavía serias dudas sobre las posibilidades de alcanzar acuerdos sustanciales en el Convenio de Paris a celebrar el próximo diciembre. O en que las Agendas 21 Local no han llegado a arrancar un movimiento potente que permita aplicar seriamente el criterio de la sostenibilidad en pueblos y ciudades. Incluso considerando las excepciones, que también las hubieron y algunas de muy prometedoras.

Hasta aquí un estado de la cuestión sobre los posicionamientos sobre las posibilidades e imposibilidades de la transición ambiental. Porqué si bien es cierto que ha habido iniciativas públicas importantes, el grueso de la reducción de algunas formas presión sobre el medio ambiente es atribuible, en gran parte, a la misma crisis económica que ha repercutido en una relativa disminución de los ritmos especulativos y de producción. Y también, o quizás muy especialmente, a la influencia de toda una serie de acciones que están siendo impulsadas en todo el mundo de la mano de pequenos actores sociales, muchas veces en el seno de las clases populares, que han empezado tomar por si mismos la resolución de sus problemas y necesidades en el marco de los criterios de solidaridad y justicia social. Esta economía protagonizada por pequeños actores sociales, que se basa más en la ayuda, la cooperación y la sostenibilidad que no en la obtención rápida de beneficios inmediatos y crecientes, es la economía que viene denominándose Economía Social y de Solidaridad.

La relación entre las economías sociales y solidarias y la transición ambiental

Los primeros episodios de las economías sociales y solidarias (a partir de ahora ESS) se remontan a los años setenta en el siglo pasado, habiendo pasado a una fase de desarrollo muy rápido a partir de la década de los noventa en el marco de la globalización y la crisis económica. Hasta el punto de poderse afirmar que podría estar sentando las bases del pilar de la futura economía, en una especie de nuevo eje económico del tercer sector, en la encrucijada entre los dos sectores dominantes de la empresa pública y la empresa privada convencional. Por supuesto que esta nueva ESS tiene antecedentes más lejanos, que se remontan al siglo XIX y conforman un tronco común que es el de la economía social (MENDIGUREN; ETXARRI; ALDANONDO, 2008MENDIGUREN, Juan Carlos Pérez de; ETXARRI, Enekoitz Etxezarreta; ALDANONDO, Luis Guridi. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? Concepto y nociones afines. Bilbao: Ecocri, 2008.).

La idea que quisiéramos desarrollar en estas páginas se refiere precisamente a la influencia ambiental de este tipo de economías que buscan emprender nuevos caminos de trabajo justo y no alienado independientemente de las economías dominantes que, al menos, hasta el momento, continúan empeñadas en la expoliación de la naturaleza. Efectivamente, las ESS se alejan de las grandes inversiones y se circunscriben muchas veces a trabajos humildes, conectados a técnicas y saberes populares cercanos a los ecosistemas locales y con bajo impacto ambiental. Y en parte también porqué, como afirma Shiva (2006)SHIVA, Vandana. Manifiesto para una democracia de la tierra. Barcelona: Paidós, 2006., existe un sector creciente de población empeñada en vivir de acuerdo con un sistema de valores que prioriza un trabajo no alienado, la justicia social y el respeto medioambiental.

Conviene pues detenerse en el análisis de las posibilidades socioambientales que parecería estar impulsando esta nueva economía. Que se basa en las posibilidades reales de cada lugar, y que está más conectada a sus ecosistemas y la manera como la población se relaciona con ellos que no de programas internacionales especulativos dentro de los que los lugares son intercambiables entre sí en el marco de las estructuras globales de la economía financiera.

Shiva (2006)SHIVA, Vandana. Manifiesto para una democracia de la tierra. Barcelona: Paidós, 2006., junto con Razeto (1997)RAZETO, Luís. Los caminos de la economia de la solidaridad. Buenos Aires: Ed.Lumen, 1997., uno de los primeros teóricos de las economías de solidaridad, han desarrollado en profusión la conexión entre el trabajo ético y cooperativo en la escala local y la preservación del equilibrio ambiental. Así, Razeto (1997)RAZETO, Luís. Los caminos de la economia de la solidaridad. Buenos Aires: Ed.Lumen, 1997. afirmaba que

cuando se introduce la solidaridad en la economía y se pone en el centro de los procesos de producción, distribución y consumo, las actividades económicas se tornan económicamente más sanas, porqué cuando al apropiarnos de la riqueza y distribuirla socialmente ... nos preocupamos de los efectos que tienen nuestras decisiones sobre los demás y sobre ... las sociedades futuras.

Mientras que Shiva (2006)SHIVA, Vandana. Manifiesto para una democracia de la tierra. Barcelona: Paidós, 2006. señalaba

que las economías vivas están levantadas sobre economías locales, (ya que) es en el nivel local donde más cuidadosa, eficiente y equitativamente se consigue la conservación de los recursos de la Tierra y la creación de medios de vida sostenibles y satisfactorios.

En el día de hoy la ESS ha demostrado que es posible incorporar la solidaridad como elemento vertebral de los comportamientos económicos en todo tipo de realidades locales y ecosistemas. En términos generales, se entiende que existen diversas ESS en el mundo en función de las realidades socioeconómicas aun cuando, en general, puede hablarse de dos grandes modelos. Uno, el que se desarrolla en contextos territoriales donde priman valores post-materialistas y donde las ESS aparecen como alternativas al modelo de crecimiento económico dominante. En lo que Guerra (2012)GUERRA, Pablo. Miradas globales para otra economía. Barcelona: SETEM, 2012. denomina la búsqueda de formas de vida más en consonancia con un sistema de valores alternativos en los ámbitos cultural, ambiental y de comunidad. Es el caso, aunque no exclusivamente, de las ESS de los países con niveles altos de riqueza donde cada vez más personas procuran ajustar su modo de vida con sus propios modelos éticos, tanto en lo ambiental como en lo social. En cambio, el segundo modelo es propio de los países más pobres o en desarrollo, donde las ESS no se originan tanto como una alternativa guiada por el deseo de cambiar la forma de hacer economía sino como estrategia de sobrevivencia. Claro que progresivamente, a medida que avanza la crisis económica, también en los países ricos se encuentran situaciones mixtas donde el objetivo de construir una nueva manera de hacer economía se entrecruza con la necesidad material de dar cobijo a las necesidades de trabajo de colectivos que la misma crisis va dejando en una situación de nueva pobreza. De la misma manera que también las ESS en contextos territoriales pobres se encuentran con segmentos de población con expectativas que no son de propia sobrevivencia, y que se asocian normalmente, pero no siempre, con entornos urbanos. Y a veces, como ya explicábamos en otro lugar, es posible que algunos gobiernos se impliquen en la promoción de las ESS, como ocurre en Brasil (AZEVEDO; SILVA; ALIÓ, 2014AZEVEDO, Francisco Fransualdo; SILVA, Rafael Pereira da; ALIÓ, Mª Àngels. Outra maneira de controle do espaço. O poder das economias solidárias no territorio brasileiro. XIII Coloquio Internacional de Geocrítica: El control del espacio y los espacios de control. Barcelona, 2014.) donde, según Juan C. Pérez y su equipo (MENDIGUREN; ETXARRI; ALDANONDO, 2008MENDIGUREN, Juan Carlos Pérez de; ETXARRI, Enekoitz Etxezarreta; ALDANONDO, Luis Guridi. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? Concepto y nociones afines. Bilbao: Ecocri, 2008.), es característica una lectura especialmente crítica de las estructures económicas contemporáneas y de la necesidad del rescate de la autogestión y el asociacionismo de las clases populares.

Hay que destacar, sin embargo, una característica común, que son auto-organizativas. Por lo que actúan preferentemente en las escalas local y regional, robusteciéndose a sí mismas mediante acuerdos y relaciones horizontales con sus semejantes (SANTOS, 2009SANTOS, Milton. A natureza do espaço: Técnica e tempo. Razão e emoção. 4. ed. São Paulo: EDUSP, 2009.) formando redes más o menos formales. Como una estrategia de los débiles en un claro ejercicio de resistencia y de construcción de una nueva realidad.

Por consiguiente, parecería que las ESS conforman uno de los actores sociales más importantes de la transición ambiental, basadas en la auto organización, la cooperación y la solidaridad y el respeto a las condiciones ecológicas. Lo que apuntaría a que podrían están cumpliendo la función de indicadores de una fase histórica en la que emergen nuevas formas de estructuración, incluidas las relaciones entre la sociedad, la economía y la naturaleza. Aunque, por el momento, debamos reconocer que no tenemos demasiado conocimiento sobre sus futuras características y estructuras.

Garcia (2000)GARCIA, Ernest. El cambio social más allà de los límites del crecimiento: un nuevo referente para el realismo en la sociologia ecològica. Aposta: Revista de ciencias sociales, València, n. 27, abr. 2006. Disponível em: <http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/egarcia.pdf >. Acesso em: 2 dez. 2015.
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se ha aproximado a los procesos que podrían estar desarrollándose habiendo llegado a plantear algunas hipótesis muy sugerentes. Como la que dice que el mundo está lleno de múltiples experimentos en que las víctimas del desarrollo tratan de escapar de este destino, afirmando independientemente sus propios proyectos de mejora de la vida. Permítasenos resaltar este plural múltiples en una clara alusión a un tipo de economía que se basa en experiencias pequeñas, próximas a las personas que las están protagonizando, y que las lleva a reflexionar y actuar en base a sus propios marcos culturales. Lo que nos llevaría a considerar la importancia de los fenómenos y la diversidad locales, en oposición al modelo de homogeneización mundial de la economía dominante.

También desde el mundo de la filosofía se ha venido insistiendo en la importancia de las pe-ueñas acciones individuales que se basan en valores éticos que pueden impulsar cambios profundos. Concretamente, y entre otros, podríamos recordar a Naess (1988)NAESS, Arne. Ecology, community and lifestyle: outline of an ecosophy. [Cambridge]: Cambridge University Press, 1990. cuando insistía en que para resolver los problemas de su relación con la naturaleza la sociedad debía a cambios que radicaban en el terreno de lo personal. Y también a Marcuse (1992)MARCUSE, Herbert. La ecología y la crítica de la sociedad moderna. In: ALIER, Joan Martínez et al. Ecología Política, 5. ed. Barcelona: Ed.Icaria, 1993. p. 73-79. que preconizaba algo semejante cuando afirmaba que los cambios importantes para reconducir las relaciones con la naturaleza estaban más estrechamente asociados a cambios culturales impulsados por las personas que no a cambios impuestos por la fuerza, ya fuera en contextos planificados o no. En suma, un conjunto de pequeñas acciones y valores de una multitud de personas y pequeños colectivos, algunas de las cuales tienen relación con las ESS, y que parecerían estar impulsando lo que llamamos transición ambiental.

LAS ESS Y SU RELACIÓN CON EL MOVIMIENTO COOPERATIVO

Así pues, las ESS no son un fenómeno reciente ni aislado. En Europa sus raíces enlazan con el movimiento cooperativo del siglo XIX a partir del cual, y a modo de un tronco común, irán surgiendo, hasta la actualidad, otras modalidades de soporte y ayuda mutua. Incluidas las organizaciones no gubernamentales y la misma ESS entre ellas. Con sus claro-oscuros y la sucesión de periodos de éxito y aletargamiento, como no puede ser de otro modo pues se trata de formas alternativas de organización del trabajo bajo la égida del modelo dominante de la empresa privada.

Si nos centramos en la figura de las cooperativas veremos que constituye todavía hoy en día uno de los pilares sobre lo que se sustenta la denominada economía social (MENDIGUREN; ETXARRI; ALDANONDO, 2008MENDIGUREN, Juan Carlos Pérez de; ETXARRI, Enekoitz Etxezarreta; ALDANONDO, Luis Guridi. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? Concepto y nociones afines. Bilbao: Ecocri, 2008.) y que mantiene indicadores de recuperación muy por encima de la mayoría de la empresa privada. Siendo reconocida en 2013 por el Secretariado General de las Naciones Unidas como uno de los instrumentos clave en la transformación de la economía hacia procesos de desarrollo sostenible (CICOPA, ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DE COOPERATIVAS DE PRODUCCIÓN INDUSTRIAL, ARTESANAL Y DE SERVICIOS, 2014CICOPA, ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DE COOPERATIVAS DE PRODUCCIÓN INDUSTRIAL, ARTESANAL Y DE SERVICIOS. Las cooperativas como constructoras del desarrollo sostenible. 2015. Disponível em: <http://www.cicopa.coop/Las-cooperativas-como.html>. Acesso em: 2 dez. 2015.
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).

En Europa las cooperativas tienen una importante aunque desigual presencia. Italia es el país con un mayor número de cooperativas, con un volumen de empleo superior al millón de trabajadores, siguiéndole después Alemania, con España, Polonia y Francia en tercer, cuarto y quinto lugar respectivamente. De hecho, el volumen de trabajadores de cooperativas de estos cinco estados representa más de las tres cuartas partes del empleo cooperativo en la Unión Europea histórica (Tabla 1).

Tabla 1
Volumen de empleo cooperativo en Europa (2010)

En España, aunque su número ha descendido considerablemente desde principios de siglo a causa de la crisis, las cooperativas empiezan a mostrar signos de recuperación desde 2007. Estimándose que en la actualidad, con datos de 2013, representan aproximadamente la tercera parte de empleo de la economía social y aportan el 12% del PIB, comprendiendo un total de 42.684 entidades. Ahora bien, se hace difícil mostrar un panorama sistemático y fidedigno de datos por cuanto las fuentes no siempre distinguen entre lo que es trabajo propiamente cooperativo y el conjunto de la economía social. Siguiendo a José L. Monzón y colaboradores (ÁVILA; CAMPOS; PASCUAL, 2013ÁVILA, Rafael Chaves; CAMPOS, Jose Luis Monzón; PASCUAL, Gustavo Zaragoza. La economía social: concepto, macro magnitudes y yacimiento de empleo para el Trabajo Social. Cuadernos de Trabajo Social, Madrid, v. 26, n. 1, p.19-29, 2013.) en España hay actualmente 12 tipos de cooperativas, dentro de un conjunto de hasta 19 modalidades organizativas de economía social.

En Catalunya, la normativa del régimen de cooperativas distingue hasta siete tipos de cooperativas: a) las cooperativas de trabajo asociado; b) las cooperativas agrarias; c)las cooperativas de explotación comunitaria de tierras, una categoría que en la práctica se encuentra todavía en fase de desarrollo, d) las cooperativas del mar, e) las cooperativas de consumidores y usuarios; f) las cooperativas de crédito, a menudo asociadas a las cooperativas de corporaciones profesionales y agrarias; g) las cooperativas de integración social y h) las cooperativas mixtas. En conjunto, todas ellas suman algo más de 4.000 entidades, aun cuando estas cifras son algo menores a las de 2007, que fue cuando se alcanzó el máximo volumen (Tabla 2).

Tabla 2
Evolución reciente de las cooperativas en Catalunya

Hay algunos datos de 2011, año para el que se dispone de más información, que permiten conocer un poco mejor esta panorámica sobre las cooperativas en Catalunya. En primer lugar, que en su mayoría eran cooperativas de trabajo asociado, concretamente 3.025, lo que supone un claro predominio de cooperativas relativamente recientes con un pequeño número de socios, procedentes muchas veces del desempleo y de jóvenes a la búsqueda de su primer trabajo. A recordar, en este sentido, que tanto en Catalunya como en España, el desempleo juvenil se sitúa cerca del 50% y que, por consiguiente, todavía el cooperativismo se vislumbra como una opción viable de trabajo.

También cabe comentar el número considerablemente menor de cooperativas agrarias, de hecho las cooperativas tradicionales de Catalunya, cuyo volumen en 2011 se cifraba en 464 pero que en 2015 había quedado reducido a 221. Un descenso muy acusado que podría entenderse en el marco de la crisis agropecuaria, que ha afectado también profundamente las economías campesinas europeas a favor de la agroindustria. Pero que también, por otra parte, parecería estar indicando la capacidad de estas mismas cooperativas de adaptarse y resistir, por cuanto continúan ocupando la segunda posición según los tipos de cooperativas. Y también por su peso estructural dentro de la economía empresarial agraria, puesto que los 34. 420 socios productores de estas cooperativas representan el 60% de las explotaciones agrarias de Catalunya en 2015.

En un nivel numéricamente más secundario vendrían después las cooperativas de servicios, con 42.000 socios y de consumo. Seguidas de las cooperativas de vivienda entre otras. Todas ellas en una proporción numéricamente más bajas en comparación a las cooperativas de trabajo asociado e incluso las agrarias, pero que, como veremos más adelante poseen una capacidad de transformación muy importante.

Pero por el momento, no se dispone de información estadística detallada que permita saber cuántas cooperativas están adoptando comportamientos propios de las ESS. En un intento de para ilustrar algunos aspectos de las cooperativas ESS debemos atenernos a los datos que ofrece la misma Red de Economía Social y Solidaria de Catalunya, también conocida como XES. Esta red se constituyó en 2003 y en 2014 contaba con 136 organizaciones, 17 de la cuales eran cooperativas cuando hicieron su primer balance social en 2008. De estos primeros balances de 2008 resultan algunos datos interesantes que se pueden comparar con los más recientes de 2014. Así, tenemos que en 2008 el total de empleo de estas 17 organizaciones ascendía tan sólo a 350 personas. Mientras que en 2014, las empresas que hicieron este balance ya sumaban la cifra de 70 con 2.030 empleos. Aparte de estos datos estadísticos, puede ser útil detenerse también en algunos contenidos programáticos, de carácter más cualitativo que ilustran quizás mejor el perfil ético y ambiental. Por ejemplo, en 2008, casi la totalidad de las empresas que hicieron su balance social, tenía explicitada su política de sostenibilidad y dedicaban el 15% de su tiempo y presupuestos a movimientos e iniciativas sociales. También algo más de la mitad, concretamente el 64,3%, tenía depositada una parte de su capital en entidades de finanzas éticas, y el 45% tenía entre sus proveedores a otras empresas y entidades de la economía solidaria.

Antes de terminar este apartado permítasenos explicar que, desde 2012, la XES organiza anualmente una Feria de Economía Solidaria con los objetivos de dar a conocer la economía solidaria, divulgar las alternativas que puede aportar para dar respuesta a la crisis, fomentar la cooperación y aumentar el número de personas y organizaciones comprometidas con la economía social, tanto consumidores como proveedores, emprendedores o impulsores del ahorro. Desde entonces, estas ferias, que por cierto también se celebran en Madrid y Mallorca, concentran cerca de 200 expositores mayoritariamente de cooperativas y asociaciones entre las cuales, por número, destacan las que se dedican a los servicios, la alimentación, la comunicación, la educación, y la vivienda.

COOPERATIVAS CATALANAS EN LA TRANSICIÓN AMBIENTAL DE LAS ESS. UNA APROXIMACIÓN EN BASE AL ESTUDIO DE CASOS

Hasta aquí el fenómeno de las ESS partiendo de datos estadísticos y muy generales. En cambio, en esta tercera parte vamos a utilizar un enfoque básicamente concreto y cualitativo basado en el estudio de seis cooperativas catalanas que responden claramente el ideario de las ESS. Como decíamos antes en Catalunya también existe una larga experiencia cooperativa que se remonta a fin de siglo XIX y que se inició con el movimiento de ayuda mutua de pequeños campesinos y trabajadores del campo. Desde entonces hasta ahora el movimiento cooperativo ha tenido múltiples avatares y actualmente se vuelve a encontrar quizás en otro de estos momentos que suponen retos históricos. Podría ser porqué la cooperación, la ayuda mutua y la solidaridad han entrado a formar parte del ideario de las nuevas generaciones que se incorporan al mundo del trabajo y deben hacerlo de otras maneras que no las generaciones precedentes.

El interés por adentrarnos en estas seis cooperativas se debe al hecho de que pueden ayudar a entender como sus actividades en torno al trabajo y las relaciones económicas, así como su relación con los entornos social y territorial les permiten incidir en las expectativas de sostenibilidad ambiental. Incluso considerando que presentan notables diferencias entre ellas. Por este motivo, hemos dividido esta parte en cuatro apartados. En el primero se tratan tres cooperativas cuya actividad se centra en la alimentación y que se ubican y trabajan en un entorno rural . El segundo apartado se dedica a una cooperativa de consumo responsable que también cumple funciones de articulación con una red más amplia de la que también participan otras cooperativas y colectivos mayoritariamente urbanos. En tercer lugar se estudia una cooperativa grande y reciente, cuya ubicación trasciende la distinción entre espacios y economías rurales y urbanas, extendiéndose por gran parte del territorio. Finalmente, en cuarto lugar, se presenta el caso de una cooperativa de crédito ético.

Antes de empezar, nos gustaría avanzar que cuatro de estas cooperativas forman parte de la XES que hemos comentado en el apartado anterior, aun cuando no todas son igual de recientes. De hecho, dos de ellas ya tienen más de treinta años de historia y de hecho se las puede considerar como precursoras de las ESS en Catalunya. Así, además de la distinción según su ubicación territorial, veremos que también hay diferencias asociadas a su mayor o menor longevidad. No obstante, todas ellas responden al mismo ideario social y solidario, y son muy conscientes de su papel como actores activos en el proceso de construcción de economías de sostenibilidad y de su papel en el proceso de transición hacia una sociedad con una mejor armonía con la naturaleza.

Las cooperativas y el cambio socio ambiental desde la producción agroecológica

Las tres cooperativas que presentamos a continuación son de tipo rural y giran alrededor de las relaciones del trabajo agrícola, aun cuando ninguna es una cooperativa agraria tradicional, como las que se remontan a principios de siglo pasado y que tuvieron sus orígenes en la crisis de la filoxera, cuando se necesitaba un gran esfuerzo de trabajo y financiero que, probablemente, no hubiera sido factible sin el soporte de la cooperación. De manera semejante, estas tres cooperativas también se sitúan muy claramente en la fase actual de deterioro del modelo industrial agrícola, con fuertes repercusiones en el mundo rural catalán, y del cual son consecuencia directa tanto el agotamiento y la contaminación del suelo como la pérdida de población en extensas zonas agrarias. En este sentido puede ser conveniente señalar que cada una de estas cooperativas se sitúa en el interior de Catalunya, donde predomina la economía agrícola de secano y que, en conjunto, no llegan a 80.000 habitantes . Cifras que hablan por sí mismas de las dificultades para llevar a cabo proyectos de trabajo que supongan alternativas a los sistemas dominantes del empresariado privado y del oligopolio industrial agrario.

a) L'Olivera Cooperativa

L'Olivera es una cooperativa pionera en inserción social de personas con discapacidades psíquicas que se dedica a la producción y elaboración de vinos y aceite. Sus inicios se remontan a Barcelona en 1975, como experiencia asociativa de familiares de estas personas con el objetivo de iniciar un proyecto de trabajo que les permitiese inserirlas en la sociedad. Después de unos primeros intentos en la ciudad, la asociación se trasladó al pequeño municipio de Vallbona de las Monges (256 habitantes), en la comarca de Les Garrigues, donde se constituyó como cooperativa que era a la vez lugar de residencia y de trabajo. El trabajo empezó con tareas de ayuda a los campesinos del lugar y paulatinamente fue transformándose en una de las entidades más conocidas de producción y elaboración de vino de toda la zona.

La misma Olivera define su trabajo en dos ejes de acción que considera estrechamente relacionados: Uno, la promoción laboral, social y personal de personas discapacitadas y dos, la acción territorial-ecológica que se orienta a la búsqueda y consolidación de salidas económicas a partir de los potenciales de la zona. Por este motivo se ha especializado en la producción y la elaboración de vino y aceite en base a criterios agroecológicos, con especies autóctonas y el uso de técnicas de cultivo ecológicas. Para llevar adelante estos objetivos trabaja con un pequeño grupo de profesionales para el cuidado y seguimiento de sus asociados, así como también de técnicos en el ámbito vitivinícola y del aceite, que venden en tiendas especializadas, directamente en el establecimiento y a través de internet . En total, se trata de una cooperativa de unas 40 personas que se han convertido en habitantes plenamente inseridos en el lugar. Antoni F.Tulla y su equipo (GONZÁLEZ et al., 2013bGONZÁLEZ, Carles Guirado. La Agricultura Social: Economía social y dinamización agroecológica como estrategia de desarrollo local. El caso de L'Olivera Cooperativa (La Segarra, Cataluña). In: IX COLOQUIO NACIONAL DE DESARROLLO LOCAL, 2013, Alicante. Comunicacion. Alicante: AGE, 2013b.) han estudiado la tarea de L'Olivera en materia de desarrollo local y economía social, que trasciende la misma cooperativa y el municipio donde se ubica. También Ferris y Iglesias (2010)FERRIS, Alfred; IGLESIAS, Maria. Empresas que inspiran futuro: Ocho casos de emprendedores sociales. Barcelona: Diputación de Barcelona, 2010. Disponível em: <http://www.diba.cat/documents/172547/915620/EmpresasInspiranFuturo2010.pdf >. Acesso em: 2 dez. 2015.
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han investigado sus aspectos más directamente empresariales.

Hay que explicar que el éxito de esta fórmula mixta en la doble vertiente agrícola y social la ha llevado a replicar el mismo modelo en la montaña de Collserola en las proximidades de Barcelona, donde el Ayuntamiento barcelonés posee una finca de unas 5 hectáreas que antiguamente también habían sido vitivinícolas. L'Olivera se ha encargado de la recuperación de estas viñas y también se responsabiliza de la elaboración de los vinos, que se destinan a los actos protocolarios del Ayuntamiento. Más recientemente ha empezado una tercera experiencia similar en Sabadell, una de las ciudades más importantes del entorno metropolitano, en una finca del Parque agrario de este municipio.

Probablemente L'Olivera sea un buen ejemplo de lo que señalaba Razeto (1997)RAZETO, Luís. Los caminos de la economia de la solidaridad. Buenos Aires: Ed.Lumen, 1997. cuando insistía en que las economías de solidaridad buscan satisfacer sus necesidades y enfrentar los problemas de sus integrantes a través de una acción directa, mediante el propio esfuerzo y los recursos que pueden conseguir con su mismo trabajo. Se trata, por tanto de asociaciones que no son reivindicativas sino que pretenden conseguir sus objetivos con la ayuda mutua y el autodesarrollo. Al tiempo que superan la marginación y el aislamiento conectándose entre ellas de manera horizontal. Formando coordinaciones y redes que les permiten buscar objetivos de mayor envergadura. Piénsese, como ya se ha dicho, que L'Olivera es una de las cooperativas de ESS de más prestigio en Catalunya, fundadora de la red XES y que está conectada con el mundo cultural y científico, mediante contactos de investigación y la colaboración con profesores universitarios interesados.

b) La Garbiana

En cambio, La Garbiana es muy diferente tanto en tamaño como por sus orígenes y organización. Concretamente está constituida por un colectivo pequeño de cinco miembros que, en 2008, se constituyeron en cooperativa de trabajo asociado en el pequeño municipio de Tarroja de Segarra, de poco más de 150 habitantes de la comarca de la Segarra. Sus componentes son hijos del mismo lugar los cuales, antes de constituir la cooperativa, formaban parte de un movimiento de jóvenes de la comarca que abogaban por un desarrollo alternativo basado en los potenciales ecológicos y los principios de la cooperación y la solidaridad. Así, La Garbiana se puede definir como una cooperativa autóctona que ha conseguido substituir las formas convencionales de trabajo y comercialización de la agricultura industrial de secano, basada en grandes insumos de productos sintéticos y la comercialización en manos de grandes empresas. En su lugar utilizan sistemas de rotación y barbecho sistemáticos, sin fitosanitarios, con variedades autóctonas de cebada, trigo y leguminosas. Ello se complementa con el hecho de que ellos mismos son quienes elaboran la harina y la comercializan. Cosa que les planteó la necesidad de substituir los molinos tradicionales que venían usando por otro con mayores prestaciones que, aún y siendo artesanal y construido con materiales naturales, les permitiera aumentar el volumen del producto con menores esfuerzos. Esta iniciativa de modernización tecnológica requería disponer de un capital relativamente elevado que resolvieron en 2013 con una iniciativa de micro financiación en soporte telemático que se cubrió rápidamente en pocos meses. Conformando, en suma, un ejemplo más de las posibilidades de las ESS para desarrollar proyectos de mejora e innovación en el marco de la ecología y al margen de los circuitos económicos dominantes.

Estas mismas muestras de iniciativa independiente se encuentran en la distribución y comercialización del producto, que venden en tiendas especializadas en ciudades medias cercanas y en Barcelona, así como también con la venta directa a través de internet . Recientemente, también han empezado la elaboración de pan artesanal y están estudiando la posibilidad de ofrecer actividades de educación ambiental en la misma cooperativa relacionadas con la producción agraria cerelealícola y su entorno cercano.

Ya para terminar quisiéramos destacar una segunda faceta de La Garbiana. Se trata de su visión sociológica y cultural del trabajo, que no entienden como una actividad alienada y obligatoria sino como una actividad libre y creativa en comunidad. Precisamente en este marco es donde se puede encuadrar sus proyectos de establecer lazos de cooperación con escuelas y universidades, en tanto ellos mismos son conscientes del potencial educativo social y ambiental de su trabajo. Traducimos a continuación sus mismas palabras cuando afirman que

Con nuestro trabajo queremos contribuir a la instauración de un modelo económico y social en un pequeño pueblo que potencie una economía real, justa y transparente con criterios de sostenibilidad y respeto al medio ambiente y que entienda y respete al ser humano como individuo libre y creativo con la responsabilidad de trabajar por sí mismo y para el bien común.

En consecuencia, podría decirse que La Garbiana se muestra como un ejemplo humilde y valiente al mismo tiempo, que le ha permitido romper las ataduras laborales y económicas de la agricultura industrial dominante. Habiendo hecho posible un proyecto de trabajo alternativo con implicaciones directas con el medio ambiente del lugar. Y que también ha ensayado, por el momento con éxito, las posibilidades de fortalecerse a través de las redes, en este caso telemáticas.

c) L'Aresta. Fleca Agroecológica Cooperativa

L'Aresta también es una cooperativa de trabajo asociado pequeña, de tres componentes, que empezó hace solo tres años. Sus tres miembros tienen titulación universitaria y piensan que su proyecto es muy positivo porque es un trabajo libre, responsable y auto gestionado, que realizan en un entorno que les permite relacionarse de manera directa con las personas, conectando los distintos ámbitos del trabajo, la alimentación, la gente, la naturaleza y el campesinado.

Esta cooperativa se dedica a la elaboración artesanal de pan integral ecológico en la pequeña ciudad de Sta. Coloma de Queralt (2.931 habitantes), a algo más de unos 100 kilómetros de Barcelona, en una comarca especializada en la producción cerealícola. El pan lo venden en la misma localidad y también lo distribuyen semanalmente a través de las redes de autoconsumo, fundamentalmente en Barcelona y su región metropolitana. A diferencia de La Garbiana sus componentes proceden de la región metropolitana de Barcelona, donde participaron del movimiento social comunitario y de autoconsumo. Su relación con este movimiento les llevó a interesarse por la agroecología y el aprendizaje de la elaboración artesanal del pan, constatando la posibilidad de distribuir productos saludables hechos por ellos mismos en un entorno sociológico como es el del consumo urbano responsable que ya conocían por experiencia personal.

Según ellos es muy importante realizar un trabajo que consideran apasionante y que les permite mantener la relación con las redes de autoconsumo y mantener un dialogo con distintos tipos de personas, todas ellas muy interesadas en la alimentación y sus implicaciones sociales y ambientales. También valoran mucho el contacto con los agricultores ecológicos cercanos que les proveen de harina, así como con los campesinos que todavía practican el aclarado tradicional del bosque y les suministran la leña. De este modo, en una pequeña red de economía local, pueden elaborar un producto de muy alta calidad con precios asequibles, aunque en pequeñas cantidades . Sin embargo, no parece que el tema de la cantidad les preocupe especialmente ya que sus expectativas de futuro se centran no tanto en el crecimiento y la especialización panadera como en la diversificación de su actividad con la oferta de un programa de educación ambiental basado en los procesos agroecológicos y biológicos de la elaboración del pan. Cosa que les permitiría incorporar un cuarto miembro a la cooperativa y establecer relaciones con otros sectores de la zona, particularmente las escuelas, los institutos de enseñanza media y las universidades.

Para terminar, además de este perfil educativo y de autorreflexión, que también hemos visto en La Garbiana, quisiéramos destacar su conexión en un entramado de redes sociales. Porqué ellos también tienen sus antecedentes en las redes alternativas y de autoconsumo de Barcelona y su área metropolitana. Y de hecho, es en relación con esta red que adquieren el convencimiento de que existe un potencial de demanda que satisfacer. En las páginas que siguen vamos a adentrarnos en esta red y su relación con las ESS.

Cooperativas y redes de consumo en el mundo urbano

El segundo grupo de cooperativas que queremos presentar pertenecen, en su mayoría, al mundo urbano, que es donde se concentra el grueso de la demanda de productos agrarios y donde, desde hace algunas décadas, ha empezado a desarrollarse una fuerte sensibilidad a favor de un consumo responsable. El ideario del consumo responsable persigue dos objetivos: uno, acceder a alimentos saludables y otro, favorecer una producción agraria social y solidaria que respete las condiciones ecológicas de la producción de alimentos. A finales de siglo pasado empezaron a prosperar movimientos sociales entre los que pueden distinguirse, de una parte, los que se formaron en la escala internacional, y de otra los que empezaron a estructurarse en el marco de las estructuras regionales y las economías de proximidad. Teniendo todos ellos en común que necesitaban una mínimas estructuras de cooperación puesto que procedían de colectivos muy pequeños que debían coordinar y organizarse ellos mismos y los campesinos relativamente cercanos que utilizaban criterios ecológicos y podían pasar a ofrecer sus productos. En realidad, esta interrelación entre unos y otros, es decir entre nuevos tipos de oferta y de demanda que escapan a los circuitos de los grandes monopolios internacionales, constituye uno de los núcleos básicos de las ESS. Y como tal está funcionando en la actualidad en la doble escala mundial, con los circuitos del comercio justo principalmente, y la escala regional, donde cobran protagonismo las relaciones de proximidad que permiten el conocimiento e intercambio entre el mundo agrario y la demanda urbana.

Por supuesto estamos hablando de nuevas estrategias y fórmulas de cooperación, aunque las cooperativas se percibieron desde los inicios de este movimiento como una estructura fundamental. Efectivamente, en Catalunya la primera organización de consumidores de este tipo fue la cooperativa El Brot en la ciudad de Reus (104.962 habitantes) en 1978. A la que le siguieron en 1983 las cooperativas El Rebost en Girona (97.227 habitantes) y Germinal en Barcelona, com 1.605.000 habitantes. Estas tres primeras cooperativas, junto a otros colectivos y asociaciones más pequeñas se coordinaron en la red denominada Ecoconsum que agrupa 88 grupos, 7 de los cuales son cooperativas, entre ellas las 3 anteriormente citadas. Para tener una idea del alcance actual de este movimiento hay que decir que, junto a Ecosonsum, que es la red de consumo más grande, hay actualmente otras 84 redes más de consumo en Catalunya, mayoritariamente en Barcelona y su área metropolitana (BINIMELIS; DESCOMBES, 2010BINIMELIS, Rosa; DESCOMBES, Charles-andré. Comercialització en circuits curts. Identificació i tipologia. Manresa: Escola Agrària de Manresa, Verloc I Associació L'era, 2010. Disponível em: <Disponível em: https://asapcatalunya.files.wordpress.com/2011/03/ccc_manresa.pdf >. Acesso em: 2 dez. 2015.
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). Desde 2005 está constituida como cooperativa por socios individuales y comunitarios con un volumen de actividad, que traducida en términos monetarios, ascendía en 2014 a un total de 1.920.000 Euros en pedidos.

La mayoría de socios de Ecoconsum son personas social y ambientalmente implicadas, mayoritariamente urbanas, que se han transformado en ciudadanos activos que actúan conjuntamente para buscar productores ecológicos y acordar con ellos el suministro y el precio justo del aprovisionamiento de alimentos de calidad. También se organizan internamente para atender la recepción de los productos y organizar las cestas de distribución en sus pequeños locales de barrio. También existe un pequeño grupo de productores, como es el caso de la misma L'Aresta, que distribuye directamente sus productos a los colectivos integrantes de Ecoconsum.

En otro orden de consideraciones habría que explicar que la mayoría de estas asociaciones participan directamente en el quehacer diario de la compra y el mantenimiento de las condiciones de los locales de acopio y distribución, al tiempo que se interesan por la trascendencia educativa de su quehacer. Todas se basan en un funcionamiento que garantiza la máxima trasparencia y responsabilidad. Así, en el ámbito de la decisión, todas ellas se basan en la figura de la asamblea de socios, y muchas utilizan la figura de la comisión para el seguimiento cotidiano de la actividad. A lo que se añade la obligatoriedad de un mínimo de colaboración directa de los socios en horas de trabajo concreto al servicio de la asociación.

Por consiguiente, no debe extrañar que Ecoconsum y sus asociaciones y cooperativas hagan explícito en sus estatutos su voluntad por implicarse directamente en la difusión de un consumo crítico y responsable, el acercamiento entre el mundo rural y urbano, la promoción de los derechos de los productores ecológicos y el cooperativismo como la mejor forma de colaboración social. Por ejemplo, El Brot afirma que "comprar colectivamente también es votar por el mundo que queremos. Porqué lo que comemos, compramos, tiramos, cultivamos, fabricamos o desperdiciamos puede marcar la diferencia entre un futuro necesariamente justo y ecológico o una profunda perturbación o declive de la naturaleza, nuestro propio entorno, a escala planetaria". Mientras que Germinal, al referirse a sus locales, explica que "no somos una eco-tienda, sino una cooperativa autogestionaria donde en lugar de clientes hay personas socias con igualdad de derechos y obligaciones, (y) la hacemos funcionar con nuestro trabajo voluntario". También Ecoconsum sostiene que "la defensa de la acción económica debe surgir del núcleo local y el crecimiento de todo el movimiento debe entenderse como el incremento de las relaciones en red, permitiendo que las organizaciones se puedan coordinar por ellas mismas, y no partiendo de la idea de ser cada vez más personas socias".

En resumen, y ya para terminar, se podría afirmar que este tipo de redes, en el que confluyen cooperativas, asociaciones y personas, están empezando a materializar la existencia de formas diferentes de relación entre la economía, la sociedad y el medio ambiente. Y que precisamente lo están llevando a cabo desde algo tan solo aparentemente tan pasivo como el consumo. Y es precisamente a partir de esta relación entre la esfera agroalimentaria y la del consumo que podría irse desglosando lo que supone estudiar el papel de este tipo de colectivos y asociaciones en el proceso de cambio cultural y económico en la línea de una sociedad socialmente más justa y ecológicamente más sostenible.

Nuevos horizontes cooperativos: La Cooperativa Integral Catalana (CIC)

Vamos a hablar ahora de una cooperativa relativamente reciente y que se constituye como sustancialmente diferente a las que existían hasta ahora en Catalunya. Se trata de la Cooperativa Integral Catalana, o CIC como se la conoce popularmente. Concretamente, la CIC pretende sentar las bases para construir un entramado de relaciones fuera del control del estado, que permita promocionar auto ocupación y elaborar productos ecológicos, locales y servicios conectados con las necesidades básicas de las personas. El proyecto empezó hace una década aproximadamente cuando una serie de pequeños colectivos locales distribuidos por todo el territorio catalán que estaban interesados en la agricultura ecológica, la alimentación y el consumo saludables, empezaron a reunirse para encontrar una fórmula de colaboración que les permitiera hacer el salto hacia una organización más potente que no la suma simple de iniciativas semejantes. Finalmente, el proyecto se organizó en forma de cooperativa mixta de bienes y servicios y está constituida por una estructura de 32 unidades distribuidas en la mayor parte del territorio catalán, en su mayoría dedicadas a la agricultura ecológica, en las dos dimensiones de la producción y la distribución. También tiene 6 núcleos en la ciudad de Barcelona y otros tres en ciudades medias, dedicados fundamentalmente a servicios, distribución y comercio. Recientemente se le ha añadido un nuevo núcleo que tiene el proyecto de dedicarse a la artesanía de la cestería. Secundariamente, existen otros treinta colectivos que, sin formar parte de la CIC, sostienen relaciones estables de intercambio y soporte con ella.

Así como hasta ahora hemos visto cooperativas que se organizan en torno a una actividad central, a partir de la cual se expanden los intereses y relaciones respecto a otros ámbitos, incluido el medio ambiente, el caso de la CIC es sustancialmente diferente por cuanto su finalidad consiste, básicamente, en crear una estructura económica alternativa, que permita ir desarrollando caminos independientes al estado, los poderos públicos y el sistema económico capitalista. La misma CIC reconoce que se trata de un objetivo a largo plazo, y por ello se propone objetivos concretos inmediatos. Empezando por conseguir una estructura organizativa permanente, basada en la red de sus pequeños núcleos, que tienen autonomía propia respecto a su producción, ventas e intercambio. Aunque todos se comprometen a destinar una parte de su producción a intercambios con los demás núcleos de la CIC.

Hay dos rasgos intrínsecos a esta cooperativa. El primero, la voluntad de articular un proceso que les permita desarrollarse autónomamente respecto al mercado mercantil y financiero. Lo que explica el ya mencionado compromiso de destinar una parte de la producción de cada núcleo para el intercambio mutuo y de planificar conjuntamente las compras con el exterior a fin de reducir al máximo posible los costes. A corto plazo también se propone reducir los consumos de energía así como el desarrollo de actividades de reflexión y aprendizaje de los instrumentos que podrían utilizarse en este proceso de construcción de sociedad independiente. En segundo lugar, está el objetivo de que una parte de su economía interna utilice el Ecosol , una moneda telemática que empieza a usarse para los intercambios de manera experimental dentro de la red XES. En suma, y de manera inmediata, ello quiere decir que comiencen a reducir el uso de Euros, habiendo establecido como objetivo a corto-medio plazo llegar a un promedio del 50% en el uso de las dos monedas, el Euro de una parte y el Ecosol de la otra.

La toma de decisiones es objetivo de la Asamblea. En ella se discuten aspectos concretos relacionados con el intercambio y otras cuestiones. Por ejemplo las compras colectivas fuera de la CIC que permitirán reducir el gasto en Euros, o también la creación de ocupación a miembros de la CIC que hayan entrado en situación de paro a causa de la crisis. También existen las comisiones de coordinación y sobre conflictos. En el momento de su fundación se estimaba que se necesitaba un mínimo de tres personas remuneradas para la gestión diaria de la cooperativa, partiendo de la base de una fuerte conexión telemática y la constitución de una sede social en Barcelona.

De todo ello se desprende la búsqueda de una vía realmente alternativa y transversal a muchos de los ámbitos de la vida económica, lo cual les lleva al desarrollo de un proyecto que ellos mismos definen como integral. Lo cual, por supuesto, conlleva muchos interrogantes e incertidumbres. Situación ésta que les ha llevado a reflexionar sobre las situaciones de seguridad y de inseguridad, que consideran que son no tanto cuestiones personales como sociales. De donde el objetivo global de conseguir una estructura de comunidad estable, independiente del sistema económico dominante que perciben como inseguro.

COOP57, una cooperativa de inversión ética

Así como la CIC nos situaba en un contexto sociológica y políticamente decididamente alternativos, la Coop57 es una cooperativa que se dedica exclusivamente a servicios financieros, uno de los factores más tradicionales y consolidados de nuestra sociedad. La diferencia radica en que se dedica exclusivamente a financiar iniciativas sociales y solidarias. Sus antecedentes se remontan a la lucha de un grupo de trabajadores de una imprenta de Barcelona en quiebra los cuales, después de conseguir la indemnización en 1982, decidieron destinar una parte del capital a instituir un fondo para financiar proyectos autogestionarios de creación de nuevos puestos de trabajo. Pero no fue hasta 1995 que se constituyó formalmente como cooperativa financiera y empezó las primeras operaciones crediticias como entidad de ESS en Catalunya. Poco después, en 2001, abrió la posibilidad de ampliar el número y la composición de socios a otros colectivos catalanes, incluyendo asociaciones, fundaciones, empresas de inserción, movimientos de barrio y cooperativas, como la misma L'Olivera y La Garbiana, así como otras que también se cuentan entre las fundadoras de la XES. De este modo se configuró una estructura cooperativa compleja formada por dos tipos de socios, las entidades y colectivos de una parte, y las personas individuales de otra. Esta estructura se hizo más compleja cuando, en 2005, un grupo de asociaciones y personas de Aragón se plantearon replicar el mismo esquema en su territorio, aunque al valorar el alto coste que podía tener el funcionamiento independiente de las dos organizaciones, la catalana y la aragonesa, se acordó compartir la experiencia, la estructura jurídica y el equipo técnico de Coop57 en Barcelona, aunque aplicando un modelo que permitiese que cada territorio se auto gestionase. Ello llevó a la creación de Coop57 Aragón con independencia del Coop57 catalán. En los años siguientes este mismo modelo sirvió para hacer extensivo el Coop57 a otros territorios del Estado español. Primero a Madrid en 2006, después a Andalucía en 2008 y Galiza en 2009. Siguiéndoles más tarde el País Valencià, Euskal Herria y Asturias, éstos tres todavía en fase de organización. A resultas de este proceso Coop57 es actualmente una cooperativa con sede social en Barcelona que comparte el equipo técnico con las secciones de los otros territorios del estado. Cada sección tiene capacidad para auto gestionar su base social y su actividad, especialmente la gestión de inversiones, la admisión de entidades socias y la concesión de préstamos. Dicha capacidad se traduce en que cada territorio se dedica a financiar sus propios proyectos si bien en el caso de que un territorio tenga peticiones de préstamos que superen sus recursos, puede pedir la solidaridad de otros territorios con recursos excedentes .

En 2014 el número total de socios ascendía a 3.649, 3.010 personas y 639 entidades, con una máxima concentración en Catalunya de más de la mitad (Tabla 3 y Figura 2). Entre el periodo comprendido entre 2008 y 2014 se habían concedido 1.160 préstamos, con un importe total de más de 43 millones de euros hacia proyectos de ESS en todo el estado, con una media de 37.060 euros por operación.

Tabla 3
Número de socios/as en el Estado español en 2014

De este modo, aún y tratándose de una cooperativa relativamente pequeña, la Coop57 ha conseguido un ámbito de difusión notablemente grande que no ha dejado de crecer. Es probable que una razón clave de su éxito radique, precisamente, en la demanda de financiación de proyectos con cifras relativamente bajas de inversión inicial pero que aumentan considerablemente en número a causa de la crisis. Una crisis que va dejando en la cuneta multitud de pequeños segmentos de población que piensan su futuro en término de proyectos alternativos y emancipadores a pequeña escala. Veamos a continuación algunos aspectos con un cierto detalle.

El ideario de Coop57

Los criterios del programa de financiación se rigen por los objetivos de las economías de solidaridad. Durante los primeros años repercutieron en la financiación de proyectos de creación de trabajo social y solidario, mayoritariamente en el área metropolitana de Barcelona, para ir abriéndose paso progresivamente hacia otros ámbitos, incluidas las zonas agrícolas como en el caso de la misma cooperativa La Olivera.

En estos momentos la promoción de la economía de la solidaridad en la escala local constituye uno de los tres ejes de su programa. En 2014, este eje se concretó en a) ayudas a la construcción y reforma de viviendas para los segmentos más necesitados, b) soporte a iniciativas municipalistas, sostenidas por proyectos de la administración municipal que cuentan con el protagonismo ciudadano, la lucha contra la pobreza y la exclusión social, y c) robustecimiento del mundo rural, entendiendo como tales las iniciativas de soberanía alimentaria, la vitalización de ecosistemas rurales frágiles y la ayuda al pequeño campesinado en su proceso de transformación en actores sociales ecológicamente y socialmente responsables. Precisamente, los ejes de actuación son uno de los principales objetos de debate de las asambleas anuales, puesto que de este debate es de donde se derivarán las conclusiones y criterios que regirán los programas de actuación de los años siguientes. Puede ser interesante explicar que en la última asamblea general de 2014 se estudiaron una serie de criterios para la financiación de proyectos rurales que ya se estaban utilizando por otras organizaciones de ESS, entre las cuales la Confederación de Pequeños Agricultores de Francia cuyos criterios (COOP57, 2015COOP57. Trobada · Encuentro · 2015 · Encontro · Topaketa. Zaragoza: Coop57, 2015.):

A destacar el interés por priorizar la permanencia territorial del campesinado en un contexto de trabajo que propicie el respeto a la naturaleza, la biodiversidad, la trasparencia y la trascendencia social y global del mismo trabajo campesino. Y que son criterios que pueden aplicarse más allá del mundo rural, en una visión que se plantea como estrategia de alternativa al capitalismo en base a la capacidad de las personas que, de manera individual y en el día a día, se proponen actuar por si mismas a través del trabajo y la asunción de bienes inmediatos.

La estructura en red

Una de las estrategias para compensar las debilidades de la mayoría de proyectos pequeños que tienen objetivos ambiciosos y que deben contrarrestar adversarios más poderosos es la de organizarse cooperando con otras entidades que se encuentran en la misma situación. Ya hemos visto antes esta forma de actuar al tratar el caso de Ecoconsum, aunque en realidad va unida intrínsecamente a la mayoría de cooperativas. Más todavía cuando los instrumentos de las TIC permiten colaborar más intensamente que antes y en muchos más frentes. De hecho, Coop57 ya se constituyó inicialmente como una cooperativa de asociaciones y entidades de donde que ya lleve más de dos décadas utilizando este tipo de estructura.

En la práctica, la red de Coop 57 es una estructura a la vez compleja y muy simple, basada en los órganos convencionales de toda cooperativa, que son la Asamblea general, que se reúne anualmente, el Consejo rector y la Comisión delegada, encargada de coordinar las distintas secciones territoriales y, desde 2014, impulsar un modelo de liderazgo compartido. Por su parte, las secciones territoriales se componen de una Asamblea anual territorial, con representantes en la Asamblea general, un Consejo rector territorial o sección, una comisión técnica, responsable de preparar la documentación de los solicitantes de financiación, y una Comisión social, que tiene a su cargo evaluar a las entidades que piden darse de alta como socias a fin de certificar que su actividad se adecua a los criterios éticos y sociales de Coop57. Toda esta actividad se lleva básicamente a cargo por personas socias o que son miembros de asociaciones socias. Aunque desde la consolidación de la estructura federada las necesidades de trabajo cotidiano han aumentado considerablemente, por lo que ha sido preciso dotarse de un pequeño grupo de técnicos profesionales aunque continua rigiendo el principio de que cada sección resuelva sus necesidades en base a sus propias personas socias.

Estas condiciones incluyen el objetivo de financiar proyectos en cada área territorial, objetivo que se consigue aun cuando Coop57 no es un banco. Lo que quiere decir que no dispone de estructura financiera propia y la obliga a cooperar con entidades financieras implantadas en cada área que comparten los requisitos éticos de Coop57. De este modo podría decirse que Coop57 cumple la función de núcleo conector de una red territorial en la que, de una parte, están las personas y asociaciones socias que aportan sus ahorros y, de la otra, las entidades financieras que gestionaran el volumen monetario y lo redistribuirán a los colectivos y asociaciones a quienes Coop57 haya acordado financiar. En la tabla 4 se encuentra una lista con el nombre de las entidades jurídicas que cumplen los requisitos oficiales para actuar como bancos en cada territorio ejerciendo esta función de financiación colaborativa territorial.

Cuadro 1
Criterios a tener en cuenta en la decisión de financiación de solicitudes en el ámbito rural

En primer lugar están las entidades internacionales, que actúan indistintamente en todo el Estado español según los requerimientos de las secciones territoriales de Coop57. Vemos así como Fiare, filial de un banco cooperativo italiano, cumple un papel muy importante. También encontramos al banco Triodos Bank, con un modelo empresarial más convencional pero igualmente comprometido con objetivos éticos. Y en tercer lugar tenemos a Oikocrédit, una cooperativa internacional de financiación ética que cuenta con asociaciones en Andalucía, Euskadi y Catalunya y que actualmente está en proceso de transformarse en socia de Coop57.

Cuadro 2
Sociedades colaboradoras de Coop57 en 2014 para las actividades financieras

La mayoría de las otras entidades son cooperativas de crédito reguladas por el Banco de España. Muchas son cooperativas rurales de crédito, como Bantierra, Caixa Guissona, Caixa Rural Galega y Caja Rural de Asturias. También hay cooperativas profesionales de crédito, como la Caja de Ingenieros en Catalunya, también con funciones de banco. Así como cooperativas de crédito promovidas por grupos cooperativas, como Laboral Kutxa en el País Vasco o Caixa Rural en Galiza. Siendo de destacar, además, la presencia de sociedades de garantía recíproca impulsadas por el movimiento cooperativo, como Oinarri y la Fundación Seira.

CONCLUSIÓN

A continuación, permítasenos tan solo unas breves conclusiones a partir de estas experiencias que hemos tenido la oportunidad de conocer.

Para empezar quisiéramos destacar las diferencias importantes dentro de este pequeño conjunto de cooperativas unidas, sin embargo, por unos mismos objetivos en lo que se refiere a la solidaridad y el trabajo. Y todas ellas con implicaciones ambientales en beneficio de la transición a una sociedad con una mejor armonía relación con la naturaleza. Repasemos, sin embargo, algunas de las diferencias que hemos tenido la oportunidad de conocer. Hemos visto así que hay diferencias en el tamaño aunque también las hay de muy pequeñas. También hay diferencias en cuanto a su historia. L'Olivera y Coop57 tienen una larga historia y otras, como L'Aresta, son muy recientes. También hay una gran diversidad de estructuras organizativas, que van desde los núcleos de cooperación básica, como la misma L'Olivera y las que se constituyen en pequeños núcleos operacionales que cooperan y se organizan en forma de red. De todas ellas, probablemente la CIC es la que cumple mejor estas características de organización en red, mientras que las cooperativas Germinal o el Brot conviven en una red donde cooperan dos subconjuntos de núcleos, el productivo y el de consumo. En este sentido, parecería que Ecoconsum está configurando un sistema complejo en el que conviven cooperativas independientes y otros tipos de colectivos y asociaciones.

Ello nos lleva a destacar el papel extremadamente importante de la colaboración en red, independientemente de cual sea su forma de organización interna. Así, hemos visto que todas cooperan entre sí o con otras cooperativas, aunque no siempre lo hagan igual. Concretamente, hemos visto que Coop57 y L'Olivera se relacionan entre sí, aunque no de la misma manera que lo hacen L'Aresta y Ecoconsum. Pero, en cualquier caso, todas estas diferencias actúan como factores de complejidad y enriquecimiento ya sea por qué les permiten compensar carencias y debilidades, por ejemplo la financiación o la distribución, o porqué les ayudan a amplificar sus actividades, cosa que les brinda la posibilidad de desarrollar algunos de sus potenciales. Como es la educación ambiental en L'Aresta y La Garbiana.

El contexto que hemos estudiado no es el de los países pobres, por lo que no se han tratado cooperativas cuyo objetivo es resolver situaciones de extrema pobreza . Pero en cambio, hemos visto que es bastante común que sus objetivos tengan relación con situaciones de debilidad económica, ya sea porqué implican a personas discapacitadas, jóvenes que deben enrolarse al mundo laboral, o bien incluso con sectores de la población que se proponen objetivos que por su dificultad se encuentran en condiciones de desigualdad en comparación a las del resto de la población. En este sentido, quizás Ecoconsum sea la única cooperativa que se diferencie de estos planteamientos, por cuanto se basa en el tema del consumo responsable, básicamente en ciudades. Por lo que cabría plantearse la pertinencia de una investigación sobre las características sociológicas del campesinado que abastece estas redes con el fin de comprobar su pertenencia a segmentos económicamente débiles o emergentes del campesinado.

Por otra parte, también se ha visto la importancia del trabajo, que aparece más como actividad libre y responsable al servicio de valores como son la protección de la naturaleza, la salud y el cambio hacia otro tipo de sociedad más justa. Sin embargo, ello no quiere decir que el trabajo no sea importante. Antes bien, incluso podría afirmarse que el trabajo es fundamental como actividad central o núcleo a partir del cual se desgajan las distintas formas de interacción entre cada cooperativa y la sociedad. Ya sea en forma de trabajo retribuido o voluntariado, pero siempre no alienado, incluso creativo, y que se sostiene en la cooperación y el reconocimiento de la riqueza de la diversidad de los personajes que giran alrededor de la cooperativa. Todo ello se encuentra tanto en el caso de L'Olivera como en L'Aresta. En este sentido, Antoni F.Tulla y colaboradores (GONZÁLEZ et al., 2013aGONZÁLEZ, Carles Guirado. La Agricultura Social: Economía social y dinamización agroecológica como estrategia de desarrollo local. El caso de L'Olivera Cooperativa (La Segarra, Cataluña). In: IX COLOQUIO NACIONAL DE DESARROLLO LOCAL, 2013, Alicante. Comunicacion. Alicante: AGE, 2013b., 2013bGONZÁLEZ, Carles Guirado. La Agricultura Social: Economía social y dinamización agroecológica como estrategia de desarrollo local. El caso de L'Olivera Cooperativa (La Segarra, Cataluña). In: IX COLOQUIO NACIONAL DE DESARROLLO LOCAL, 2013, Alicante. Comunicacion. Alicante: AGE, 2013b.) han destacado que L'Olivera reconoce que todas las personas sin distinción presentan algún tipo de discapacidad. Mientras que los miembros de L'Aresta se esfuerzan para que la elaboración del pan se transforme en plataforma de una actividad más compleja, libre y enriquecedora basada en relaciones justas y de complementariedad con el máximo posible de actores sociales. Quizás en resumen, podríamos decir que en este tipo de ESS el trabajo se concibe más como actividad clave del desarrollo vital de las personas antes que instrumento pasivo o neutro al servicio del crecimiento económico.

Faltaría por último ocuparnos del papel de estas iniciativas en los procesos de cambio ambiental. Hemos visto que todas ellas, repetida y explícitamente, asumen que deben trabajar considerando la dimensión ambiental de su trabajo. Quizás ahora sea el momento de recopilar algunos aspectos clave que se han ido mostrando al respecto. El primer rasgo es la adopción de sistemas agroecológicos de las tres cooperativas de producción agrícola. También hemos conocido el caso de L'Aresta, especializada en la elaboración de productos agrarios ecológicos de la zona. Y de manera complementaria hemos tenido la oportunidad de estudiar las cooperativas en red a favor de la alimentación saludable, mayoritariamente en el mundo urbano, y que nos aparecen estrechamente unidas al mundo agrario por cuanto los alimentos saludables depende tanto del lugar de producción, el campo, como del consumo responsable en la ciudad. Puede que esta conclusión esté condicionada por los ejemplos que hemos elegido pero en cualquier caso revela la enorme importancia de los temas agrarios y alimentarios en el proceso de transición ambiental. Y en el cual hemos visto que implica tanto a las sociedades urbanas como a las rurales.

Por supuesto que otros estudios que estuvieran enfocados al análisis de otras especialidades de producción nos llevarían a enfatizar otras cuestiones como podrían ser la vivienda, la construcción, la artesanía o las artes gráficas entre otras. Y ello podría hacerse simplemente continuando con la misma línea de investigación que hemos intentado abrir hasta aquí, y que se podría ceñir, entre otros temas, en el destino de los créditos de Coop57. Podría ser que, si se siguiera este camino se dispusiese de un panorama más completo del sistema productivo de las ESS que también podría decir mucho sobre su influencia en la transformación agraria.

Pero nosotros tan sólo queríamos abrir la puerta al estudio de las posibilidades de cambio ambiental que se abren de la mano de las ESS. En este sentido, y ya para terminar, quizás sólo falta un último apunte sobre otro factor, que es el territorial, que también va unido al ambiental, y que quizás, por obvio, tiende a pasar desapercibido.

Porqué el territorio está intrínsecamente unido a las interrelaciones socio ambientales en contextos históricos determinados. En este sentido, estas seis cooperativas que hemos estudiado nos han ofrecido muchas situaciones, posibilidades y ejemplos sobre las interacciones entre las esferas social y ambiental a partir de la manera como conciben el trabajo y sus objetivos. Los cuales se expresan y traducen en territorios concretos y cercanos donde los que conceptos clásicos como la ciudad y el campo, la cercanía y el trabajo empiezan a cobrar nuevos significados. Porque como decía Santos (2009)SANTOS, Milton. A natureza do espaço: Técnica e tempo. Razão e emoção. 4. ed. São Paulo: EDUSP, 2009., el territorio supone relaciones de poder fuertemente marcadas por horizontalidades y verticalidades. Es decir, en primero lugar se valora las relaciones que se establecen entre actores sociales cercanos que construyen sus espacios de producción, sobrevivencia y lucha de manera horizontal, en la búsqueda de una construcción social esencialmente colectiva, pautada en la justicia social, la equidad y el equilibrio ambiental. Es decir, lo que hemos comprobado que tiene lugar en estas páginas. Y que se diferencia radicalmente de las verticalidades que resultan de las acciones y relaciones que imponen los actores hegemónicos del sistema económico, los cuales permiten el funcionamiento de la sociedad global, en escala amplia, articulada por complejos sistemas técnicos, con fuerte imbricación de a los estados, a ejemplo de los bancos y grandes empresas globales.

Sin pretensiones de ir más allá del esbozo de la aportación de las ESS a un proceso de cambio de las relaciones entre sociedad y medio ambiente, estos seis casos ponen en evidencia que, contra los que insisten en la inmovilidad de la población ante la crisis ambiental, existen colectivos y grupos sociales cuyas acciones interactúan a favor de esta transformación. Y que no son colectivos residuales de otros tiempos, antes bien, están actualmente en una fase imaginativa y de desarrollo que les está llevando a una situación expansiva y de transformación.

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Dic 2015

Histórico

  • Recibido
    Nov 2015
  • Acepto
    Dic 2015
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