Resúmenes
El presente artículo analiza una serie de retablos populares o exvotos religiosos procedentes de dos de los santuarios más importantes de la república mexicana: la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, y San Juan de los Lagos en la zona centro occidental del país. Estos retablos contienen distintas representaciones de la niñez y cubren el período que va de 1880 a 1940. En este importante lapso de tiempo se registran las continuidades de un universo tradicional campesino y las rupturas modernas vinculadas a una sociedad urbana. Los dos ejes temáticos del texto tienen que ver con los accidentes y las enfermedades. En todo momento se considera al exvoto como un producto de un catolicismo popular que manifiesta distintas formas de resistencia frente al dicurso oficial de la doctrina cristiana.
Niñez; Catolicismo popular; Representaciones; Familia; Modernidad
The present article analyses a series of popular retables and religious ex-votos from one of the most important sanctuaries of the Mexican republic: The Guadalupe Basilica in Mexico City, and San Juan de los Lagos in the Mid-west region of the country. These retables contain distinct representations of childhood and stretch over the period between 1880 and 1940. The continuities of a traditional peasant universe are recorded over this important period of time, as well as the modern ruptures linked to an urban society. One of the thematic axis relate to accidents and to diseases. At every moment the ex-voto is considered a product of popular Catholicism that manifests distinct forms of resistance against the official discourse of the Christian faith.
Childhood; Popular Catholicism; Representations; Family; Modernity
O presente artigo analisa uma série de retábulos populares ou ex-votos religiosos procedentes de dois dos santuários mais importantes da república mexicana: a Basílica de Guadalupe na cidade do México e San Juan de los Lagos na zona central ocidental do país. Estes retábulos contêm diferentes representações da infância e cobrem o período que vai de 1880 a 1940. Neste importante espaço de tempo se registraram a continuidade de um universo tradicional campesino e as rupturas modernas vinculadas a uma sociedade urbana. Os dois eixos temáticos do texto estão relacionados com acidentes e doenças. Considera-se o ex-voto como o produto de um catolicismo popular que manifesta distintas formas de resistência frente ao discurso oficial da doutrina cristã.
Infância; Catolicismo popular; Representações; Família; Modernidade
ESTUDOS DE CULTURA MATERIAL
Familia y sociedad. Imágenes y representaciones en el mundo de los exvotos en México en las primeras décadas del siglo XX
Alberto del Castillo Troncoso
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/Conayt/DF - México
RESUMEN
El presente artículo analiza una serie de retablos populares o exvotos religiosos procedentes de dos de los santuarios más importantes de la república mexicana: la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, y San Juan de los Lagos en la zona centro occidental del país. Estos retablos contienen distintas representaciones de la niñez y cubren el período que va de 1880 a 1940. En este importante lapso de tiempo se registran las continuidades de un universo tradicional campesino y las rupturas modernas vinculadas a una sociedad urbana. Los dos ejes temáticos del texto tienen que ver con los accidentes y las enfermedades. En todo momento se considera al exvoto como un producto de un catolicismo popular que manifiesta distintas formas de resistencia frente al dicurso oficial de la doctrina cristiana.
Palabras clave: Niñez. Catolicismo popular. Representaciones. Familia. Modernidad.
RESUMO
O presente artigo analisa uma série de retábulos populares ou ex-votos religiosos procedentes de dois dos santuários mais importantes da república mexicana: a Basílica de Guadalupe na cidade do México e San Juan de los Lagos na zona central ocidental do país. Estes retábulos contêm diferentes representações da infância e cobrem o período que vai de 1880 a 1940. Neste importante espaço de tempo se registraram a continuidade de um universo tradicional campesino e as rupturas modernas vinculadas a uma sociedade urbana. Os dois eixos temáticos do texto estão relacionados com acidentes e doenças. Considera-se o ex-voto como o produto de um catolicismo popular que manifesta distintas formas de resistência frente ao discurso oficial da doutrina cristã.
Palavras-chave: Infância. Catolicismo popular. Representações. Família. Modernidade.
ABSTRACT
The present article analyses a series of popular retables and religious ex-votos from one of the most important sanctuaries of the Mexican republic: The Guadalupe Basilica in Mexico City, and San Juan de los Lagos in the Mid-west region of the country. These retables contain distinct representations of childhood and stretch over the period between 1880 and 1940. The continuities of a traditional peasant universe are recorded over this important period of time, as well as the modern ruptures linked to an urban society. One of the thematic axis relate to accidents and to diseases. At every moment the ex-voto is considered a product of popular Catholicism that manifests distinct forms of resistance against the official discourse of the Christian faith.
Keywords: Childhood. Popular Catholicism. Representations. Family. Modernity.
Introducción1
Los exvotos constituyen una manifestación importante de la religiosidad de los pueblos y aparecen en las más diversas culturas con distintos significados e implicaciones, según su contexto histórico. Tomaremos como punto de partida la sencilla y operativa definición del especialista Michel Mollat: "El exvoto es un objeto que se ofrece a la divinidad o a los seres sobrenaturales para que se cumpla un deseo o en reconocimiento de un favor obtenido"2.
A lo largo del presente texto hemos trabajado con exvotos de carácter pictórico, los cuales tienen una larga tradición en México que se remonta a los últimos cinco siglos. En el período novohispano predominaron los exvotos de grandes proporciones. Sin embargo, en los siglos XIX y XX la introducción de la tecnología hizo que la madera y la tela fueran sustituídas por las sencillas láminas de cobre, de mucho más fácil acceso para los grupos con recursos económicos limitados, lo cual le confiere a su producción un carácter y un sello populares que serán una de sus características principales durante los últimos dos siglos3.
Una de las consideraciones más importantes para definir la orientación de este artículo es la de ubicar a los exvotos como una manifestación de la religiosidad popular, lo que implica la sustentación de un código particular que difiere de la lectura católica institucional u oficial. Las divergencias entre ambas son bastante significativas. El catolicismo oficial basa su sentido en una lógica racional y aristotélica cuyo último fin es la búsqueda de la verdad única. No es gratuito que la inquisición, esa policía de las ideas activa en Occidente entre los siglos XIII y XIX, haya sido diseñada bajo este tipo de premisas excluyentes para perseguir todo tipo de herejías y de desviaciones de lo que la doctrina consideraba como lo correcto. Por el contrario, el catolicismo popular tiene un carácter multicultural y disperso, no se rige por nociones conceptuales, sino que avanza a través de prácticas y ritos, privilegiando la transmisión de relatos concretos por encima de la elaboración de tratados y disquisiciones filosóficas abstractas:
En la historia de las incomprensiones entre religión oficial y religión popular, subyacen, en definitiva, dos principios constitutivos opuestos [...] la religión oficial está estructurada desde el principio de contradicción y, en su actitud ante lo que no encaja rigurosamente en su ortodoxia, es excluyente. En la religión popular predomina el criterio de participación, y todo lo que es funcional para las condiciones de vida de su sujeto histórico y social es válido; por eso, su facilidad incluyente desconcierta a los custodios de la ortodoxia racional4.
El mundo de los exvotos nos remite al vínculo del ser humano con el orden de lo sobrenatural, que se manifiesta precisamente a través de los relatos de milagros. Por medio de éstos se va entretejiendo una relación cotidiana de la persona devota con la providencia, en la que la primera pedirá o en su caso agradecerá los favores recibidos a cambio de una serie de súplicas y promesas. A diferencia de la doctrina oficial, que ha decretado la conclusión de la Revelación, para el catolicismo popular el milagro forma parte de la experiencia cotidiana de las personas, para las que la irrupción de lo sagrado se renueva de una manera dinámica y constante5.
El otro aspecto a resaltar es el carácter público de estos retablos. No sólo dan cabida a promesas, invocaciones y hasta recompensas frente a lo sagrado, sino que constituyen al mismo tiempo un acto de propaganda, cuyo fin más importante es la difusión de ciertos valores y principios y el reconocimiento de los mismos frente a una comunidad determinada. En este sentido, la representación de las imágenes se atiene a un código establecido que presupone un vínculo de comunicación con sus lectores y usuarios.
La estructura de los exvotos analizados en este artículo corresponde a la tipología común de los siglos XIX y XX, cuyo formato y composición sigue los patrones característicos de los retablos pictóricos del mundo mediterráneo, esto es, una distribución espacial en tres niveles: el primero se refiere a la imagen religiosa en cuestión, que puede ser Jesús, la Virgen o algún santo, y aparece generalmente sobre una nube; el segundo, en el que se dibuja al donante y/o la representación del acontecimiento objeto propiamente dicho del retablo. Estos dos niveles responden a convenciones visuales alejadas del mundo académico o profesional. Debido a lo anterior, los trazos del artista o milagrero no se vinculan a patrones de representación realistas, ni obedecen las reglas de la perspectiva. Por el contrario, despliegan una gran libertad e ingenuidad, alejadas de los marcos oficialistas y de las reglas del arte convencional. El tercer nivel recibe el nombre de texto o cartela, y en él se describen los pormenores del suceso que ha dado lugar a la intervención divina. Este último contempla, entre sus datos más importantes, el nombre, la fecha, el lugar, el favor pedido o concedido, las circunstancias de los sucesos milagrosos, el nombre de los testigos y el lugar de procedencia del donante.
El lapso que hemos estudiado se circunscribe al período comprendido entre los años 1890 -1940, y abarca el análisis de dos importantes santuarios: el de la Iglesia de la Purísima Concepción, en San Juan de los Lagos (SJL) y el de la Basílica de la Virgen de Guadalupe (BG). Dicho lapso marca una transición muy importante entre el México tradicional y el moderno, esto es, una sociedad enfrentada a grandes cambios y transformaciones políticas, económicas y tecnológicas, pero con una mentalidad religiosa fuertemente arraigada6.
La idea central de este artículo es la de analizar la estructura narrativa y visual de los exvotos de este período vinculando la sensibilidad religiosa popular a la problemática de la familia y en particular a las representaciones del mundo de la infancia. El concepto y las representaciones tradicionales de la niñez sufrieron grandes cambios y transformaciones entre 1890 y 1940 en lo que se refiere a una serie de espacios institucionales y áreas de conocimiento, desde las cuales se pensaba y reflexionaba acerca de dicha etapa desde un mirador liberal, urbano y moderno, tales como la pedagogía, la higiene infantil y la pediatría. Todas ellas contribuyeron a revalorar la niñez y a dotarla de una serie de contenidos concretos. En esta misma época se consolidó un Estado nacional que consideró al infante como un ciudadano en cierne y como un sujeto con una serie de derechos7.
En este artículo revisaremos algunas de las representaciones de la familia y la niñez surgidas a partir de los intereses y preocupaciones de una mirada religiosa popular, distinta a la liberal-moderna, emanada de la ciencia y desarrollada por instituciones de carácter urbano. En el mundo de los exvotos, la reproducción de estas representaciones de la infancia aparecen contenidas en el universo de lo familiar, alejadas de los especialistas, lo cual marca el sello de identidad de este tipo de producción pictórica, en la medida en que la dinámica familiar es la correa de transmisión fundamental de este tipo de fenómenos, considerados al mismo tiempo como algo sagrado y cotidiano:
[...] la familia inicia a una experiencia religiosa (popular) en la que la irrupción innovadora de lo sagrado sigue siendo posible y es, según el sentir de los creyentes, frecuente [...] En el contexto de la religión popular los favores de lo sagrado son frecuentes. El niño crece en una religión en la que él mismo ha sido o puede ser objeto de un milagro beneficioso que podrá determinar, eventualmente, su consagración a una devoción determinada8.
A lo largo de este texto revisaremos algunos de los aspectos fundamentales de la familia y la infancia que se desprenden de los exvotos de SJL y la BG en las primeras décadas del siglo pasado y que tienen que ver con el perfil de los donantes, los escenarios y el entorno social que rodea a los propios retablos; las formas de representación de la Virgen, que nos acercan a comprender la originalidad del fenómeno de la cultura popular mexicana y sus diferencias con otras latitudes. Tomando en cuenta los factores anteriores, analizaremos los dos campos temáticos de mayor relevancia para las representaciones de la niñez en este tipo de documentos, que privilegian la lucha por la vida y la protección divina contra la muerte: los accidentes y las enfermedades. Finalmente, retomaremos algunas problemáticas que se desprenden del vínculo de esta sensibilidad católica popular con el universo de la infancia, y que sugieren las coordenadas de una historia de la vida cotidiana que ha sido desdeñada y minimizada por la narración oficial de los grandes acontecimientos.
El mundo de los donantes
La identidad de la persona que ofrece o encarga el exvoto difiere la mayor parte de las veces de la que recibe los favores del milagro. Esta situación se aplica particularmente a los casos que nos atañen, en los que los familiares del niño son los encargados de mandar hacer los retablos. El análisis del comportamiento de los donantes se torna muy sugerente, en la medida en que nos proporciona una pauta muy clara del peso y la importancia del vínculo del infante con sus parientes más cercanos.
En el caso de SJL encontramos un predominio de la figura de la madre como donante, lo que evidencia su grado de cercanía con el niño y su papel de protectora e intermediaria con la divinidad para el planteamiento de soluciones a problemas cotidianos que aquejan a los pequeños, como los accidentes y las enfermedades. Resulta notable el bajo grado de incidencia atribuido a la figura del padre. Las otras figuras destacables de la familia que intervienen en la donación son las del abuelo, la abuela y los tíos. Un caso muy significativo es el de un donante llamado Sabino Valdez (imagen 1), el cual se refiere en forma retrospectiva a un accidente que dicho sujeto sufrió en su infancia 25 años antes. Se trata del único caso que encontramos de un adulto que alude a un hecho ocurrido en su propia niñez. La imagen nos presenta a un pequeño que ha quedado enganchado en el pie derecho del estribo y es arrastrado por un caballo entre los polvosos surcos de una milpa que ocupa las dos terceras partes del cuadro, con unos mezquites y unos cerros azulosos al fondo. El texto registra sin mayores explicaciones las fechas 1908 y 1933 y agradece a la Virgen en términos elocuentes, que nos remiten a una relación cotidiana con el mundo de lo maravilloso y sobrenatural: [ ] gracias te doy Virgencita, Madre mía, entre todas tus maravillas he alcanzado una de ellas en este día9.
Resulta importante subrayar el único caso en que interviene un presbítero como donante (imagen 2). Se trata de Don Rafael Ignacio Molina y vale la pena citar el pequeño texto que acompaña a la pintura, ya que nos muestra un grado de elaboración en la redacción y el gusto por la precisión y los detalles que difiere de la mayor parte de los retablos recopilados:
En 24 de junio de 1901 a las 9 de la mañana, Agapito Muñoz vecino de la Hacienda de Cañada Honda Estado de aguascalientes se le dislocaron las ruedas de la carretela y pasaron dos ruedas por encima de una niña. Y no pudiendo detenerlas invocó a la Sma. Virgen de San Juan quien con su poderosa intercesión no permitió [ ] absolutamente nada a dicha criatura.Testigo de esta maravilla, el Sr. Presbitero Don Rafael Ignacio Molina [ ] y dedica este retablo10.
La imagen nos muestra a una niña de tez blanca vestida con una falda larga de tela de percal en el momento de ser arrollada por las ruedas posteriores de un elegante carruaje, cuyo conductor, vestido con un traje de chinaco y sombrero de palma, intenta frenar con las riendas a cinco mulas que van sujetas con un arnés. En la parte posterior puede verse la fachada de la hacienda con una barda de ladrillo aparente y unas ventanas rematadas con arcos de medio punto, con un huerto y unos árboles bien cuidados al fondo. La imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos observa la escena desde la parte superior derecha del cuadro, cubierta casi por completo por una nube en forma de herradura. Llama la atención la intervención del sacerdote en la medida en que la inmensa mayoría de los exvotos no contemplan este tipo de figuras, ni como donantes ni como participantes. Cabe señalar aquí la desconfianza con la que el clero se ha acercado tradicionalmente a este tipo de manifestaciones, que por su propia naturaleza tienden a prescindir de los ministros de culto y a buscar una comunicación directa con la divinidad. En este caso, la excepción posiblemente tenga que ver con los vínculos personales entre el sacerdote y la víctima o el dueño del carruaje.
Por lo que respecta al caso de la BG se confirma tanto el amplio predominio del vínculo con la madre, como la baja incidencia de la figura paterna, que se ve también reforzada por un buen número de retablos con la pareja, lo cual nos habla de un mayor grado de incorporación de los padres a la problemática familiar. En lo que toca a las demás figuras de la familia, el abanico se amplía y contempla a la suegra, pero no es sino hasta el período 1920 -1940 que se diversifican más incluyendo las figuras del tío, los hermanos y la madrina.
Uno de los aspectos más interesantes se refiere a los 3 casos con que contamos de niños donantes, los cuales se producen entre 1919 y 1939 y pertenecen a sectores medios. Uno de ellos procede directamente de Chicago: Gracias a la virgen Guadalupana a nombre de los niños Rosendo y María Luisa Calderón, por haberles salvado la vida en un accidente automovilístico en la ciudad de Chicago, Ills, USA, en el mes de Julio de 193911.
Los otros dos corresponden a la ciudad de México y especifican la edad de los pequeños donantes:
Guadalupe Galicia de 8 años de edad quien en su casa y en unión de sus queridos padres le dio una enfermedad muy rara en la cabeza se caersele el pelo y no teniendo ningun remedio se encomendo a la santisima Virgen de Guadalupe habiendose aliviado como un recuerdo dedica este retablo con su pelo y una cera que prometió12.
La niña Ma. Guadalupe Ojeda de 4 años de edad hija de la Sra. Dolores Montes de Oca encontrandose gravemente enferma detos ferina con todo corazón pidio a la Santisima Virgen deGuadalupe sus gracias la que le concedio su alivio y en gratitud pone el presente13.
El primero internacionaliza los alcances de un santuario urbano como la BG. Los otros dos se circunscriben a la ciudad de México y nos muestran el interior de dos casas de clase media con una serie de objetos cercanos a ese sector: sillas de mimbre, camas con burós, relojes de mesa y tapetes de lana. Resulta significativo que sea hasta 1919 y en un contexto de sectores medios urbanos cuando los niños adquieren la posibilidad de una mayor individualidad y autonomía respecto del mundo de los adultos en este tipo de documentación. Cabe recordar aquí la realización del primer Congreso Nacional del Niño en la ciudad de México en el año de 1920. Dicho evento representaba el avance simbólico de una conceptualización moderna en torno a los problemas de la infancia, en la medida en que contemplaba los avances pediátricos y pedagógicos en torno a esta etapa14.
Los escenarios y el entorno social
En el caso de SJL encontramos un predominio de escenas de tipo rural, con la representación de los paisajes semi-áridos típicos de la zona centro-occidental del país. La mayor parte de estas escenas están vinculadas a la temática de los accidentes. Destacan también una secuencia de imágenes que se refiere a escenas de cuartos y recámaras de casas sin mobiliario, que en su mayoría se relacionan con el rubro de las enfermedades y reflejan la sencillez y precariedad de la representación del mundo rural en contraste con el urbano, aunque quizás nos remita también a la manera estereotipada con la que los artistas o milagreros se acercaban al mundo rural y lo interpretaban. Un botón de muestra lo constituye el exvoto perteneciente a Miguel Velásquez y su esposa, procedentes del mismo Lagos, Jalisco y fechado en el mes de Septiembre de 1936 (imagen 3). La pintura nos muestra el interior de un pequeño cuarto sin muebles. La esposa yace recostada sobre una angosta cama individual de madera que evidencia su pobreza y sostiene en forma inverosímil a un bebé sin rostro ni brazos, con todo su cuerpo aparentemente envuelto, mirando de frente a la Virgen de San Juan, mientras puede verse a un lado al devoto Miguel hincado sobre el piso rezando a la virgen con una vela en la mano15. Evidentemente, hay excepciones. Así tenemos algunos exvotos que nos remiten a escenas urbanas con sus protagonistas habituales, las calles con sus transeúntes y medios de transporte. Un ejemplo notable es el exvoto que nos muestra a un tranvía eléctrico en el momento de arrollar a un pequeño ante la mirada impotente de sus angustiados padres16.
El tema de los escenarios se encuentra estrechamente ligado al de la representación de los estereotipos, que corresponden al uso de rebozos en los casos de las mujeres, sombreros en el caso de los hombres y a la utilización de cirios en las escenas de devoción. Como en la mayor parte de los exvotos en general, en el caso de este santuario el entorno social predominante nos remite a un medio humilde y precario. Los lugares de procedencia nos permiten ubicar el área de influencia, que comprende una red regional que abarca los estados de Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas. Este último dato es muy importante, sobre todo si tomamos en cuenta que en un buen porcentaje desconocemos el origen de la procedencia de los retablos. El bajísimo número de imágenes de la propia localidad de Lagos probablemente tenga que ver con lo que la investigadora Mariane Bélard ha denominado la "clericalidad" de la ciudad, la cual marcaría una distancia crítica de parte de los habitantes de la zona hacia el exvoto asociado a las "supersticiones populares":
La falta de práctica votiva de los habitantes de San Juan, ¿es fruto de una excesiva intimidad con la Virgen? Parecería que su proximidad física y la cotidianeidad de su "presencia" alteran la sacralidad y modifican el comportamiento religioso. Lo que diferenciaría a los habitantes de San Juan de los peregrinos sería de hecho "la intimidad" geográfica con la Virgen. Pero si bien honran a la Virgen, los habitantes de San Juan ven con ojos críticos a peregrinos y exvotos.17
Por lo que respecta al santuario de BG, los escenarios nos muestran una panorámica más diversificada, en la que los elementos de corte urbano adquieren una presencia significativa. Una de las más interesantes corresponde a un exvoto en el que se nos muestra a 8 jinetes persiguiendo a un caballo desbocado, mientras que la Virgen de Guadalupe contempla desde una nube la escena, arriba de las montañas y de un pequeño lago: El año de 1896 Calixto Ayala de 6 años ce le desboco su caballo sin poderle alcanzar. Su hermano Miguel Ayala inboco a Ma. Sa. De Guadalupe quien le concedió este milagro y en testimonio dedica este retablo. Abril de 192318.
Otra de las escenas que vale la pena destacar corresponde a un exvoto del año de 1928, que muestra a un niño extraviado en medio de la ciudad. La figura del niño aparece muy disminuida en el centro del retablo, caminando sin rumbo en una larga calle vacía. A un lado se encuentran las fachadas de algunas casas con sus puertas cerradas, y en el fondo se observa la inmensidad de la ciudad con sus edificios19. Como en muy pocos documentos, aparece aquí captada la angustia del ser humano ante la indiferencia y el anonimato urbanos. No es casual que sea también uno de los escasos retablos en el que no se encuentre la imagen de la Virgen. Es como si el contacto con la divinidad en estos casos también estuviera en peligro de desvanecerse, a diferencia de las tradicionales escenas de campo, en las que el contacto con los milagros parecía estar asegurado.
A diferencia de las mismas escenas vinculadas al santuario de SJL, en el caso de la BG encontramos una mayor presencia de objetos correspondientes al interior de las casas, que abarcan una diversidad notable y permiten ubicar con mayor seguridad la identidad socioeconómica de las familias de los devotos, que se refieren, entre otras cosas, a relojes de pared, sillones de mimbre, sofás, roperos con grandes espejos, lámparas de mesa, tapetes y muebles de cristal con adornos y floreros. Debido a lo anterior, si bien continúa predominando un entorno social pobre, tenemos ya la presencia de grupos medios que van adquiriendo un peso notable. Ligado a estos cambios y transiciones, podemos observar que los distintos estereotipos tan característicos de SJL han desaparecido en un porcentaje significativo, lo que confirma el carácter urbano del santuario. A diferencia de éste, en el que se podía perfilar clara y detalladamente una red regional para los lugares de procedencia de los retablos, en el caso de la BG encontramos una mayoría de exvotos en la que no se menciona el nombre del pueblo o la comunidad de origen. Dadas las características y referentes urbanos de un buen porcentaje de estas imágenes, esto nos hace pensar que en un buen número de ellas el artista o milagrero no consideró necesario fijar el lugar de procedencia debido a que éste correspondía a la propia ciudad de México.
Las representaciones de la Virgen
Este es uno de los temas más significativos a través del cual se pueden delimitar con mayor claridad los rasgos específicos de la práctica votiva en México con respecto a Europa, así como su carácter popular no definido por cánones estéticos reconocidos o académicos. La imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos se encuentra representada de acuerdo a la tradición iconográfica de la Inmaculada Concepción, esto es, erguida sobre una media luna con el pelo suelto, las manos juntas, una corona de estrellas sobre la cabeza y un lujoso manto azul forrado de rojo. En 1904 recibió la coronación canónica por parte de Roma, con lo cual su imagen sufrió dos cambios importantes: por un lado su corona se convirtió en una tiara papal y por otro la figura de la Virgen estaría acompañada a partir de ese momento por dos pequeños ángeles sosteniendo una cinta con la inscripción: Mater Inmaculada ora pro nobis. Estos datos parecerían suficientes para ubicar nuestras imágenes y detectar cronológicamente sus cambios. El caso es que en éste, como en otros muchos asuntos, la iconografía popular sigue otras reglas, alejadas de las convenciones oficiales.
En lo que respecta al santuario de SJL encontramos que en un porcentaje mayoritario la Virgen ocupa el ángulo superior izquierdo, mientras que en una tercera parte aparece en el derecho. De acuerdo a los estudios del investigador Bernard Cousin para los exvotos provenzales, cuando la Virgen ocupa el lado superior izquierdo estaría representando un papel como intermediaria de los hombres ante la divinidad, mientras que cuando ocupa el lado superior derecho quedaría relegada a un papel secundario y el más importante correspondería al propio donante o espectador, como resultado de un proceso de secularización20. No obstante lo sugerente de estos planteamientos, consideramos que en lo que respecta a los santuarios que estudiamos la dinámica es otra, mucho menos previsible y bastante más caótica. No encontramos una lógica cronológica que acompañe a la elección del lugar de la representación de la Virgen, sino que ésta aparece indistintamente en ambos ángulos a lo largo de todo el período analizado. Mucho más importante nos parece señalar el hecho de la cercanía de la figura de la Virgen con los protagonistas de los retablos, que en algunas ocasiones parece como que platican con ella, e incluso casi la tocan. Esta cercanía puede atribuirse a la capacidad artística y fantasiosa del artista o milagrero, pero nos parece que debe someterse a una reflexión más profunda, que toma en cuenta la práctica votiva como una actividad cargada de una enorme afectividad. La cercanía física de las imágenes se correspondería con la familiaridad y la intimidad afectiva con la que la mayoría de los devotos se involucran y se refieren a las cuestiones divinas y milagrosas. Dicha cercanía, que se percibe en las imágenes, puede cotejarse en las carteleras y los textos, donde llama la atención la familiaridad con la que muchos donantes se refieren a la Virgen, llamándola en algunas ocasiones: "madrecita", y en otras: "sanjuanita".
El otro código que parece tener mucha más pertinencia para los exvotos de SJL es el que se refiere a la presentación de la Virgen sobre una nube, con lo que se delimita la separación entre el mundo de lo divino y lo humano. Así, tenemos una mayoría de casos en la que se cumple la regla y sólo una minoría en que se obvia. Cabe señalar aquí que en un solo exvoto aparece otra imagen religiosa acompañando a la Virgen (imagen 4). Se trata de un retablo procedente de un pequeño poblado llamado "Porfirio Díaz", fechado en el año de 190121. Nos narra la tragedia de un bebé de dos meses llamado Cleofás Delgado, al que le cayeron dos ollas de comida hirviendo. Sus atribulados padres aparecen hincados. La madre carga al pequeño con sus brazos y viste una falda de percal color rosa, que hace juego con el color del traje del Santo Niño de Atocha. El padre simplemente reza con las manos juntas y su sombrero de palma a un lado. El paisaje es semidesértico, típico de la zona minera de esa región del país. Como puede imaginarse, no cualquier imagen tiene el privilegio de acompañar a la Virgen, y su incorporación en el exvoto resulta todo menos casual. En este caso se trata de una figura de fuerte arraigo regional que se encuentra dentro de la zona de influencia del santuario de SJL y todo parece indicar que permite una mayor identificación con el infante, afirmándose como un colaborador ideal en las labores de intermediación. El Santo Niño de Atocha constituye una imagen milagrosa muy venerada en México desde el siglo XIX hasta la actualidad. Su santuario más importante se ubica en Plateros, cerca de Fresnillo, en Zacatecas. Su historia se remonta a la invasión musulmana en Atocha, España y resulta pertinente para nuestra reflexión. De acuerdo a la leyenda, los moros habían prohibido, con excepción de los niños, las visitas caritativas a los cristianos encarcelados. Un día apareció un infante vestido de peregrino con una canasta de comida y un guaje con agua que permanecieron prácticamente llenos, a pesar de haberse distribuido entre todos los prisioneros. En general, esta figura es invocada por los viajeros que enfrentan peligros de carácter violento. Una investigación más amplia sobre los exvotos del santuario de SJL nos podría dar la clave de hasta qué punto la veneración al Santo Niño se relaciona, en forma significativa en esta región, con los temas de la infancia.
Finalmente, vale la pena mencionar el único exvoto en el que no aparece la imagen de la Virgen (imagen 5). Se trata de una bella imagen de estilo costumbrista de finales del siglo XIX, cuya cartelera dice lo siguiente:
Saliendo yo de León por la garita de Lagos para San Juan iba en burra y llevaba a mi niño en los brazos amarrado a la cintura. Asustado el animal con un papel que voló me tumbó de cabeza con mi niño doblándoseme de posición. Yo pedí a Ntra Sra de San Juan mi salud, que, me concedió, por cuya gracia le dedico este retablo. Paula Sanchez de Alba22.
En la imagen aparece una humilde mujer indígena que viste reboso y falda larga, de manta con un niño sujetado por el brazo izquierdo, montada en una burra sin montura ni riendas en el momento del accidente, seguido por un hombre descalzo que viste calzón de manta y jorongo y que corre desesperado detrás de ellos. Un conjunto de matorrales y un monte azuloso redondean la composición. Tanto el texto como la imagen siguen el encuadre tradicional de este tipo de retablos y respetan las normas previsibles para estos casos, por lo que no encontramos una razón significativa que explique la ausencia de la figura de la Virgen. Por lo que respecta al santuario de la BG las cosas son un poco distintas y encontramos un equilibrio en los lugares de representación de la Virgen dentro del retablo, por lo que no existe hegemonía para ninguno de los ángulos. En la representación con nube encontramos en cambio una continuación de la supremacía de los lineamientos tradicionales. En algunos exvotos aparece una segunda imagen, que no está ligada específicamente al rubro de enfermedades o al de accidentes pues se registra en ambos. La gran mayoría corresponde a la figura de Jesucristo y la otra se refiere a la imagen de la Virgen María con el niño Jesús.
Los accidentes: de las caídas de caballos desbocados a los atropellados por tranvías
La protección divina de la salud constituye el móvil central de los retablos y el tema de los accidentes representa una de las problemáticas más relevante en torno al vínculo con la infancia en el caso de SJL. El caso más recurrente es el de la caída de los caballos, seguido de los atropellados por carretas y las caídas de burros. Los demás episodios relatados son también bastante elocuentes: extravíos, cornadas de vaca, rescates de ríos y presas, mordidas de perros, quemados en hornos de pan, acuchillados y hasta baleados. Uno de los exvotos (imagen 6) muestra a un cariñoso padre que toma del brazo a su pequeña hija mientras dos caballos se pelean detrás de ellos, trenzándose mutuamente las patas delanteras. Ambos personajes representan un tipo mestizo, ella con sus aretes, vestido combinado de falda y saco y unos botines, y él con zapatos, pantalón y sombrero de palma. La joven abuela, que también porta unos aretes y va vestida con un chal azul, ha observado la escena y reza devotamente a la Virgen en la parte izquierda de la imagen. El cuidado de las vestimentas y la presencia de caballos y no mulas, como en los exvotos anteriores, refuerza el estatus de esta familia. En la cartelera se puede leer:
Le acontecio a Manuel Garcia una niña de 4 años, Ma. Martinita Garcia al encontrarse dos caballos los agarraro en medio de la niña le toco una patada en la voquita i tumbo los dientes. La señora madre i avuela de los dos, viendo lo que sucedió aclamo de todo corazon a la Sma. Virgen de S. Juan que quedara vuena i sana: la Sma. Virgen se lo concedio para aumento de sus maravillas puso este retablo. Febrero 2 de 190223.
En términos generales predominan los accidentes vinculados a las tareas propias de una sociedad tradicional. Sin embargo, en el lapso comprendido entre 1921 y 1940 puede observarse la incorporación de otro tipo de problemas y contratiempos que nos remiten a una sociedad en transición hacia la modernidad. De esta manera, durante el nuevo lapso empiezan a aparecer accidentes en fábricas, atropellados por tranvías y hasta electrocutados. Sobre este último asunto se destaca un exvoto (imagen 7). El retablo en cuestión fue realizado en la década de los treinta y está dividido en dos cuadros. En el de la derecha se observa a un niño con el brazo derecho pegado a un cable que se ha caído de un poste. Un adulto trata de rescatarlo jalándolo con una soga que le pende del cuello. Al fondo se destaca un bosque con un letrero que dice "electricidad". En el cuadro de la izquierda puede verse a los padres hincados con el niño rezando devotamente a la Virgen. El padre luce un overol de trabajo, la madre porta reboso y falda larga color rosa y el niño viste un suéter azul y carga una larga vela con la mano derecha, que contrasta con la pequeñez de su brazo izquierdo. Tanto las vestimentas como el piso de adoquín nos remiten al origen urbano del cuadro. Debajo de las figuras aparecen los letreros: "niño B.G." y "su papa F.G.".
Llama la atención la mezcla entre tradición y modernidad, ilustrada por el respeto a los estereotipos tradicionales, representados por los cirios, el rebozo y el sombrero, y la incorporación de un elemento tecnológico moderno como es la electricidad. El otro aspecto a destacar es la utilización de pequeños letreros dentro de la imagen, que buscan captar la atención del lector: en el cuadro de la derecha, el pequeño aviso: "electricidad" prácticamente da título a toda la composición, mientras que en la imagen de la izquierda, los otros letreros le dan una gran importancia al niño, destacando incluso la presencia de "su papa", lo que viene a subrayar que el protagonista central de esta historia es el propio infante. Por su parte, el texto de la cartelera refuerza y amplía el contenido de las imágenes:
La Sra. Miqueila Santillan encomendo a la virgen de San Juan de los Lagos al niño Benjamín Gomez por su milagro que le hizo en donde fue electrizado con un cable de mil potencia de la fuerza perdiendo algunos deditos de su mano derecha lo cual prometiron este retablo hendode el niño aclama en cada momento madre mia te tengo que ir a ver24.
Este retablo constituye un valioso testimonio de cómo fue captado el advenimiento del progreso y la tecnología por parte de las sociedades tradicionales, que más que ilusionarse y adherirse a los nuevos cambios, como sucedía generalmente entre los estratos urbanos medios y altos, recrearon una visión atemorizante ante los nuevos peligros representados por la incorporación de la tecnología.
En lo que respecta a la BG, los accidentes representan solamente una tercera parte de las temáticas en general. Este solo descenso en los porcentajes ya nos refleja un perfil de sociedad ocupada en otro tipo de problemas. De esta manera, tenemos que un solo exvoto nos remite a un escenario expresamente rural. Se trata del retablo que ya comentamos y que Miguel Ayala dedica a su hermano Calixto por el problema de un caballo desbocado25.
Entre las demás opciones se destaca el tema de los extravíos. Llama la atención que todos ocurrieron en el siglo pasado, lo que puede estar relacionado con el crecimiento y expansión de la ciudad y el tipo de ansiedades que generaba entre los seres humanos, particularmente entre los niños y sus familiares, los más desprotegidos frente a este tipo de circunstancias. Al respecto, vale la pena subrayar un exvoto de principios de siglo (imagen 8), que combina la angustia de los padres ante el extravío de su pequeña de 5 años con sus propósitos de enmienda ante los "trastornos" de su "embriaguez":
El 8 de Mayo de 1901 se perdió la niña Incolaza Moreno, de edad de 5 años en el Zócalo de México, sus padres aflijidos y trastornados por la embriaguez, estando presos se encomendaron a María Sam be GUADALUPE y abiendo encontrado a la niña, prometieron quitarse del vicio. México 7 de agosto de 1905, sus padres: Severo Moreno y Eulalia Caudillo. Sus hijos Felipa, Gabina, Guadalupe Moreno26.
La imagen nos muestra a toda la familia hincada rezando devotamente a la Virgen en medio del Zócalo. Permanece un cierto aire rural por la ausencia de los monumentales edificios característicos del lugar, como la Catedral y el Palacio Nacional, y la presencia de los jardines de la plaza, representados por palmas y árboles como jacarandás, que ocupan todo el cuadro y cuyo gran tamaño en relación a las diminutas figuras humanas realza la insignificancia de éstas. Los personajes presentan los estereotipos propios de la sociedad tradicional, con sus sombreros y rebozos. Se trata del único exvoto que se refiere explícitamente al problema del alcoholismo en relación a la niñez y llama la atención el desfase de 5 años entre el acontecimiento y la realización de la pintura, un lapso de tiempo en el que los padres debieron enfrentar graves problemas, como la pérdida de la libertad y los trastornos propios de este padecimiento. Destaca la idea de la unidad familiar, que se representa de una manera muy directa en la imagen, pero que se refuerza en el texto con la inclusión del nombre de los hijos en la dedicatoria del retablo. El intercambio con la Providencia adquiere en este caso una gran naturalidad, que se ha mantenido en las típicas promesas o "mandas" populares que caracterizan el comportamiento de algunos sectores sociales mexicanos todavía en la actualidad: si la Virgen les permitió el privilegio de encontrar a su niña, los padres corresponden con la promesa de enmendar su conducta y "retirarse" del vicio. Este punto ha sido destacado por el investigador Thomas Calvo:
Más allá de los problemas materiales que encierra (selección del material, fabricación del objeto), el acto votivo no es un simple gesto de colgar un cuadro en las paredes de un santuario; empieza siendo una súplica, una recomendación, y la consagración de la fe del creyente al ser sobrenatural invocado. Se inscribe dentro de una lógica de reciprocidad [ ]. No hay trivialidad alguna en todo esto, la intensidad misma del acto la elimina incluso cuando el donante habla de "recompensa" para la Virgen27.
Los demás temas están representados por caídas de escaleras y por accidentes automovilísticos y fabriles. Entre estos últimos, conviene destacar uno que se refiere a un accidente en una fábrica ocurrido al niño Manuel Ibáñez (imagen 9) y cuya cartelera, casi ilegible, dice así: El día 4 de junio de 1918 estando trabajando el niño Manuel Ibáñez [ ]28. En el texto no se alcanza a leer gran cosa. La imagen, en cambio, es mucho más elocuente y representa el fragmento de una maquinaria de la época. Nos muestra al pequeño Manuel colgado desde lo alto de un tubo junto a unas peligrosas poleas y sin las más elementales medidas de seguridad. En la parte derecha de la habitación emerge la imagen de la virgen de una pared y a su lado destaca la cabeza de un pequeño a la manera de un querubín. Este exvoto denuncia la participación de niños en los procesos fabriles de la ciudad de México. Un año más tarde, la Constitución Política consagró una nueva legalidad que se encargó de promover una mayor protección a la infancia. A esta pintura puede ubicársele también dentro de la serie de exvotos que nos muestran la percepción negativa de los grupos populares frente a los cambios y las innovaciones tecnológicas.
Las enfermedades: de los padecimientos "malignos" a las bronconeumonías y las toses ferinas
La curación milagrosa de las enfermedades constituye el motivo principal del género de los exvotos. En el caso de SJL, la lista de las dolencias más importantes, entre las que se destacan los llamados "mal partos" y las enfermedades "malignas", nos remite a una sociedad tradicional con altos índices de mortalidad infantil. Las distintas enfermedades y malestares se concentran en el lapso de 1890-1920 y su mención evidencia su origen rural, con su preferencia por los términos sencillos y no especializados: quemaduras de piel, problemas de lactancia y dolor simple y llano. Uno de los exvotos más representativos de este rubro, procedente de Silao, Guanajuato y realizado en el año de 1903, dice así (imagen 10):
En el mes de Septiembre de 1903 se enfermó Ma. Concepción Mújica de fiebre y viéndola su mamá Vicenta Castro tan grave le pidió con todo su corazón a María Santísima de San Juan de los Lagos se la aliviara y librara de tan maligna enfermedad a su hijito Juan Mujica ofreciéndole ir a su santuario a darle las gracias por tan merecido prodigio. Silao, Guanajuato29.
En la imagen puede verse una habitación vacía con piso de loza roja tipo ladrillo. Una humilde madre de reboso y falda negra hincada sostiene con el brazo izquierdo a su pequeño en brazos, sosteniendo una vela con la mano derecha. El bebé viste un ropón y una cofia envolviéndole la cabeza y extiende las manos hacia la virgen. A la derecha puede verse a la otra hija que también reza hincada con las manos juntas en actitud devota y con un pequeño rebozo. Ambas rezan a una sonriente Virgen que desciende de una nube y se encuentra prácticamente al ras del suelo, muy cerca del lugar donde oran Vicenta y su hija. La sonrisa de la virgen la humaniza y el pelo suelto que cae sobre sus hombros le agrega un toque de sensualidad. La sencillez de la redacción y los términos empleados para referirse a las enfermedades se corresponde con la vestimenta y el aspecto de los protagonistas de esta historia. La madre donante y protectora es la encargada de establecer contacto con la Virgen. Conviene resaltar aquí la cercanía de la divinidad con los dolientes, que como hemos señalado, constituye fruto de una visión popular cargada de afectividad, lo que facilita el contacto con lo sobrenatural.
En el caso de los exvotos de la BG, el dominio de las enfermedades es abrumador. Los textos se refieren naturalmente al tifo, a la viruela, al mal de san vito y a la pulmonía, entre otras importantes afecciones y en el lapso de 1921 a 1940 se perfilan malestares como el tifo negro, la bronconeumonía, la tos ferina, la "alperecía"30 y la "celamsia"31, cuyo reconocimiento por parte de los donantes nos muestra claramente un mayor contacto con la medicina, a pesar del hecho de que la figura del médico no aparezca en las imágenes. Este incremento en la capacidad para reconocer y nombrar las enfermedades está estrechamente vinculado al aumento en la precisión por parte de los artistas o milagreros para describir los objetos cotidianos de las casas de los usuarios, lo que nos indica un cambio de perfil de una sociedad rural a otra urbana y la presencia de sectores sociales más heterogéneos, entre ellos algunos pertenecientes a una incipiente clase media.
Una constante se mantiene muy clara, a pesar de los cambios: el predominio de vínculo materno, que permanece en una gran parte de los casos. El otro elemento recurrente se refiere a la ausencia casi total de sacerdotes en la representación de este tipo de dramas, lo cual confirmaría las características no institucionales de este tipo de manifestaciones, en las que se busca el contacto divino con lo maravilloso sobrenatural sin intermediarios. Lo anterior explicaría también la desconfianza que ha inspirado el clero, sobre todo en su vertiente ilustrada, que asocia este tipo de prácticas a las supersticiones, al fanatismo y a la ignorancia. Para terminar, conviene resaltar 3 exvotos representativos de distintas tendencias. El primero corresponde a un grupo perteneciente a los sectores medios y fue elaborado en el año de 1910 (imagen 11):
En el mes de Febrero de 1910 habiendose encontrado gravemente enferma de bronquitis la niña Guadalupe Rojas su afligida madre no encontrando remedio en su dolor por la gravedad de su [ ] hijo encomendo con fe y de todo corazon a la Sma Virgen de la Soledad y a Ntra Señora de Guadalupe [ ] pocos dias se notó su alivio por lo que doy gracias dedicando el presente32.
En vísperas del gran acontecimiento de la historia política mexicana del siglo XX, el estallido de la revolución en noviembre de 1910, se nos cuenta aquí la microhistoria cotidiana de una madre angustiada que le implora a la Virgen por su niño enfermo. La imagen nos muestra a la mujer de tez blanca con rebozo y vestido negro, hincada frente a un pequeño altar que ha acondicionado con un mantel bordado sobre una mesa de madera, en la cual se encuentra una pequeña estatuilla de la Virgen de la Soledad y detrás de ésta, una imagen de la Virgen de Guadalupe inserta en un gobelino colgado sobre la pared. Una serie de objetos evidencian su pertenencia a un estrato medio: una gran alfombra roja que cubre toda la pieza, una lamparita de mesa en una esquina, unas sillas de mimbre con respaldos ovalados, un ropero con dos grandes espejos de cuerpo entero, un buró con medicinas y una cama individual con colchón, colcha bordada y unas cabeceras de herrería, en la que yace recostado el pequeño enfermo con su ropón y cofia. Todo el cuadro nos remite a una pintura más elaborada, con una composición cuidada y simétrica, con puntos de fuga y perspectiva, que pueden seguirse a través de las líneas diagonales de las vigas del techo. Puede decirse que más que una aparición en el sentido tradicional, lo que se representa es un momento íntimo de oración y devoción una vez que la imagen simplemente cuelga de una de las paredes de la habitación.
El segundo cuadro esta fechado en Ixtacalco el 5 de Agosto de 1922 y se refiere a la supervivencia del campo en la ciudad (imagen 12):
Hallándose gravemente enfermo el niño Pedro Verde de edad de 12 años, de una afección de piedra en la orina; durante 6 años de sufrimiento, habiendo resistido una operación muy delicada: sus aflijidos padres Apolunio Verde y Adelaida Chientos de Verde dedicaron a Ntra Madre Santísima de Guadalupe quedando sano y salvo. Y en accion de gracias le dedican el presente retablo33.
Una pareja de campesinos humildemente vestidos rezan hincados fervorosamente con su pequeño hijo en medio. Los hombres están descalzos y con sombrero de palma, la mujer lleva una falda larga y va cubierta por un modesto rebozo. El cuarto en el que rezan apenas dispone de dos pequeñas camas de latón, con sendas almohadas y raquíticos colchones, una en cada esquina, y en el medio se destaca un pequeño altar improvisado con carpetas y velas para honrar a la imagen de la Virgen. A manera de puerta, se abre un hueco en uno de los muros del cuarto y desde ahí se observa el paisaje del campo, que es el que le da identidad a los protagonistas de esta historia. Toda la pintura muestra una composición simétrica muy cuidada y elaborada con una sutileza que se revela en los pequeños detalles, como la nitidez de la vestimenta de los personajes o el realismo con el que se muestran las plantas de los pies. En otro texto he realizado un análisis comparativo de esta imagen con una fotografía publicitaria de la época, que muestra a una pequeña paciente aquejada por la misma dolencia y que fue curada "milagrosamente" por la ciencia. Este contraste nos permite intuir que las fronteras entre los universos religioso y científico no eran tan rígidas en la perspectiva de los grupos medios y populares en el México urbano de principios del siglo XX34.
Podemos concluir este apartado describiendo un exvoto que representa la entrada de una nueva etapa de secularización en la que subsiste lo religioso y su mundo de milagros, pero en un marco profano utilitario, donde los referentes pragmáticos predominan en forma cada vez más evidente, tal como se empezaban a insinuar en la imagen 11. En la pared yacen colgados dos cuadros pequeños, uno representa a la Virgen de Guadalupe y el otro a un paisaje típico calendario, con un lago y un par de montañas al fondo. Otros objetos de fabricación industrial llenan el cuarto: un ropero de madera con sus espejos, dos sillas y un aparador de cristal con una gran cantidad de pequeños adornos y un florero. La madre, de pelo largo y sin rebozo se dirige al pequeño, que yace en la cama y cuya figura apenas se adivina debajo de las sábanas. Para rematar, la puerta esta abierta y deja ver la mitad de un automóvil estacionado, probablemente perteneciente a los dueños de la casa. La cartelera (imagen 13) registra lo siguiente:
Dedico este retablo a la Virgen de Guadalupe por el milagro hecho a la niña Elvira Segovia encontrandose grave de bronconeumonía el día 5 de Agosto del presente año e invoque en el nombre de la Virgen de Guadalupe volvio a la vida. México, 7 de Agosto de 194335.
La publicidad y el contexto político
Los artistas encargados de plasmar las imágenes de los exvotos recibieron y asimilaron la influencia de los medios de comunicación que transformaron en forma significativa la realidad cultural mexicana durante las primeras décadas del siglo XX. Todo ello, no obstante estar muy alejados de los medios académicos y los cánones pictóricos oficiales. Una de las influencias más importantes que se pueden detectar es la de la fotografía, a través de las tarjetas postales. El uso masivo y comercial de éstas desplazó en la década de los noventa del siglo XIX en el gusto del público a las llamadas cartes-de-visite, esto es, aquellos pequeños retratos familiares tomados generalmente en estudios fotográficos, logrando consolidar en poco tiempo un mercado de consumidores bastante respetable. Una muestra clara de esta influencia puede observarse en un exvoto del santuario de San Juan de los Lagos (imagen 14), fechado en 1894 y con un texto ilegible. En la imagen, una mujer de tipo indígena con rebozo y falda larga de manta con una estola rojiza del lado izquierdo carga entre sus brazos a su pequeño, que viste cofia y ropón con encajes. Ella reza devotamente a una escultura de la Virgen que irradia una gran luminosidad, mientras sostiene con su mano derecha una cruz blanca de palma. Llama la atención su cercanía con la virgen, que aparece casi a ras de suelo, lo que evidencia el tono de familiaridad y cercanía afectiva que ya se ha comentado. Todo el piso en el que se desarrolla la escena luce tapizado de flores que adornan la pintura con un gran cuidado por los detalles, a la usanza de las tarjetas postales de la época36.
Algunos de los cuadros sugieren una visión por parte del artista que va más allá del retrato tradicional, la cual implicaría una influencia cinematográfica, con la incorporación de puntos de vista y perspectivas de las llamadas "en picada" que enfocan su objetivo desde un plano superior. Este es el caso de tres imágenes muy parecidas, dos de las cuales corresponden a la BG37, y una a SJL38. En todas ellas el encuadre del artista se sitúa por arriba y a espaldas de los devotos y de frente respecto a las imágenes sagradas.
El mundo de los exvotos infantiles nos conduce en forma prioritaria al universo de lo íntimo y lo privado, representado por lo general a través del vínculo con la madre. En este sentido predominan las pequeñas historias de dramas cotidianos que transcurren por debajo de los grandes acontecimientos de la historia y que muy rara vez se entrecruzan con ésta, ya sea a través de los grandes sucesos políticos o a través de los grandes procesos sociales que marcaron el período. Una excepción importante la constituye aquel exvoto ya mencionado, que nos muestra la imagen de un niño laborando en una fábrica. Este cuadro nos remite al mismo tiempo a una visión más activa y dinámica de la niñez, alejada del mundo familiar y los brazos maternos, y a una falta de rigor en la conceptualización de los límites cronológicos de la infancia, pues precisamente el niño que podemos ver en la imagen está realizando labores propias de un adulto. En todo caso, la imagen nos remite a un importante proceso de industrialización que transformó el país durante las primeras décadas del siglo XX.
Otras excepciones relevantes provienen de los exvotos en los que los niños no son los protagonistas directos de las historias, sino que aparecen como miembros de la familia en la que a un adulto le ha ocurrido algún problema. En este contexto, los exvotos de SJL pueden relacionarse con el bandolerismo, proceso social que marcó de una manera muy importante la vida cotidiana de las personas que habitaron la zona de influencia del santuario a finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX, mientras que los de la Basílica, en su carácter de santuario nacional, nos remiten a la violencia política que sacudió el país a partir del estallido de la revolución mexicana. La ausencia más significativa es la que se refiere a la guerra cristera que ocurrió en la región a finales de la década de los veinte y principios de los treinta. Probablemente el santuario permaneció cerrado durante todo el conflicto, como medida gubernamental para contrarrestar el poder de la iglesia.
Por lo que respecta a SJL, encontramos algunos exvotos en los que aparecen niños. En uno de ellos sólo se menciona la presencia del infante en la cartelera en cuestión, y nos remite al asesinato del pequeño y de su padre a manos de unos bandidos cuando se dirigían al rancho de Santa Gertrudis. En otros dos se puede localizar a los pequeños junto a sus padres, hincados fervorosamente rezándole a la Virgen, y en dos restantes los niños aparecen junto a un grupo familiar más amplio39.
En lo que toca a la Basílica de Guadalupe, vale la pena destacar un exvoto que nos acerca a la problemática del zapatismo, tal como se vivió, no precisamente desde la óptica de las filas rebeldes, sino a través del drama experimentado por una de las familias de los soldados de las tropas gubernamentales (imagen 15). La cartelera dice así:
El 19 de febrero de 1912 estando en campaña Antonio M [ ] en el cerro de las Hu [ ] que pertenece a Cuernavaca con la compañía de soldados del segundo regimiento de artillería [...] fueron atacados por los zapatistas [ ] RECUERDO. JILOTEPE40.
Una niña pequeña vestida toda de blanco aparece en el retablo rezando hincada junto a su madre, que viste con un rebozo y falda de percal negras, mientras sostiene una vela con la mano derecha. Ambas ocupan el tercio inferior de la composición, en una de las brechas pedregosas de Morelos, rodeadas de magueyes y de la vegetación típica de la zona, mientras observan como una cuadrilla de soldados se lleva al padre herido en una camilla. En el plano superior del cuadro puede verse al centro la figura de la Guadalupana, acompañada a su izquierda por San Antonio con el hábito franciscano de azul y de San José, que viste su tradicional túnica verde y amarilla. Llama la atención el trato respetuoso concedido en el texto a los zapatistas, a quienes se llama por su nombre y no se les califica de bandoleros o de criminales, como estaba sucediendo en esos mismos momentos en las páginas de la prensa capitalina41.
Consideraciones finales
Las imágenes y representaciones de la familia y la infancia en los exvotos no permanecieron estáticas durante el período que va de 1890 a 1940. Por el contrario, el crecimiento urbano y la introducción de cambios tecnológicos y materiales, incidieron en las formas de conceptuar la niñez y las maneras de representarla y de ubicarla en un espacio vital dinámico y cambiante. Lo anterior se observa particularmente en el caso de la Basílica de Guadalupe, donde las transformaciones fueron más evidentes, como en el caso de los exvotos con la temática de las enfermedades, en los que resulta muy clara la gran diferencia con respecto al santuario de San Juan de los Lagos a la hora de nombrar los padecimientos, con un panorama clínico mucho más vasto y diversificado, o cuando se trata de representar los escenarios en los que tienen lugar las dolencias, esto es, los interiores de las viviendas, en los que también resalta la capacidad de evocar objetos e instrumentos asociados a valores seculares como el confort y el progreso. Sin embargo, conviene no precipitarse y analizar con cuidado la situación. Los cambios a los que hemos aludido no se presentan de una manera lineal o total, sino en forma parcial y discontinua. No se trata de la mera sustitución de referencias religiosas tradicionales por un código secularizante sino de un proceso mucho más complejo, en el que las convicciones religiosas son reinsertadas y adaptadas a los nuevos esquemas. En este sentido, uno de los factores que hay que subrayar es la referencia al mundo de los milagros como parte integral de la vida cotidiana de los creyentes. Una presencia permanente que debe ser percibida con una gran flexibilidad, en la medida que comprende acontecimientos que corresponden a muy distintos niveles de representación de la realidad.
El mundo de los exvotos o retablos populares abarca dos universos: el de lo masculino, ligado a los escenarios exteriores y a la acción que se puede desplegar en éstos, y el de lo femenino, encerrado entre las paredes de los cuartos y las iglesias y por ello mucho más pasivo. De acuerdo a lo anterior, podemos señalar que la representación de la infancia en los cuadros estudiados se vincula a ambos en forma diferenciada. Los niños deambulan y transitan por ambos registros. Sin embargo su figura aparece vinculada en forma predominante al mundo masculino en el rubro de los accidentes, donde participa en todo tipo de acciones, desde las típicas caídas de caballos y burros, salvamentos y rescates de ríos y presas, desgracias automovilísticas y hasta principios de electrocutamiento. Lo contrario ocurre en lo que respecta al tema de las enfermedades, en el que el niño se encuentra más ligado a la figura materna y aparece representado entre las cuatro paredes del hogar. Una de las preocupaciones fundamentales de los exvotos en relación a la infancia se refiere a los niños enfermos, y éstos se circunscriben por lo general al mundo materno. Quizá por ello estas pequeñas historias cotidianas rara vez se cruzan con la historia de los grandes acontecimientos, y en cambio nos remiten a otros temas y problemas donde los ritmos y las pautas también son diferentes. Este es el campo en el que el estudio de los exvotos produce una de sus aportaciones más originales, al explorar los vericuetos de una microhistoria cotidiana y sentimental en contraposición a la historia política de los grandes acontecimientos y los discursos oficiales.
Los exvotos analizados nos proporcionan la imagen de una serie de niños como protagonistas de sus acciones, todo esto desde una visión popular que ocurre a una serie de estereotipos como parte de un código cultural establecido. Una vez más, resulta conveniente recordar aquí que al artista o milagrero no le interesaba reflejar a los niños de una manera fidedigna y exacta, incluso a veces ni siquiera de manera verosímil, sino como parte del código ya mencionado. Entre 1890 y 1940 la ciencia médica, la higiene y la pedagogía se interesaron en el mundo de la familia y la infancia y le reconocieron particularidades específicas, casi siempre vistas como atributos de un individuo moderno, de un ciudadano en cierne. Las representaciones pictóricas de los exvotos hicieron lo propio, pero ubicando generalmente al niño como parte de un ámbito familiar, con su tradición correspondiente.
A partir de la década de los veinte del siglo XX se inició un interesante proceso de revalorización de los exvotos que los ha desacralizado y recodificado dentro de un discurso estético modernista, que los ha llegado a convertir en uno de los paradigmas de la pintura mexicana moderna. La producción de exvotos como resultado de la religiosidad popular mantiene su vigor y capacidad creativas en la actualidad, asimilando e incorporando elementos, tales como la publicidad, las tarjetas postales, el cine y la televisión. Sin embargo enfrenta graves y serios obstáculos. Entre ellos, uno de los más importantes es la formación de un mercado negro integrado por vendedores y coleccionistas particulares que producen una merma cotidiana importante, particularmente entre los exvotos recientes. Un caso significativo es el de la Basílica, en la que un porcentaje importante de exvotos se pierden y desaparecen.
En este sentido, coincidimos plenamente con el investigador Philippe Verrier cuando sostiene:
Con sus bellezas, sus defectos y anomalías, el exvoto es el espejo de un pueblo en la frescura de la vida cotidiana. De ahí que debamos preservarlo. Pero preservarlo no quiere decir convertirlo en pieza de museo: el exvoto no puede ser el mismo si se encierra en un museo; su único lugar es el santuario para el cual fue hecho42.
Artigo apresentado em 10/2004. Aprovado em 04/2005.
Referencias bibliográficas
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- Memoria del Primer Congreso Nacional del Niño. México: Imprenta de El Universal 1921.
- VERRIER. En: BÉLARD, M. ; BERRIER, P. Religión y cultura. Los exvotos del occidente de México México: El Colegio de Michoacan/Centre Français d´Etudes mexicaines et centramericaines, 1996.
Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
30 Jul 2009 -
Fecha del número
Jun 2005
Histórico
-
Acepto
Abr 2005 -
Recibido
Oct 2004