Resumen
El Censo Demográfico de 2022 ha despertado el debate sobre la inclusión de variables que permitan alcanzar a las minorías sexuales con baja o nula cobertura en las encuestas oficiales de población en Brasil. El tema se justifica dado que la población LGBTI+ reclama visibilidad estadística y exige políticas públicas que garanticen sus derechos. Este artículo analiza el proceso de elaboración e inclusión de las variables orientación sexual e identidad de género en las encuestas de hogares oficiales de IBGE en ámbito nacional. Para ello, se realizó un mapeo de las experiencias internacionales, mostrando que esta investigación se aplicó inicialmente sobre todo en las encuestas de salud, a través de la autodeclaración y el uso del método de los “2-step” para identificar a la población trans. Además, a la luz de la bibliografía existente, se presentan las etapas de planificación, los desafíos y las perspectivas futuras de la investigación sobre el tema. Se espera, por tanto, contribuir a un debate informado, dada la actual invisibilidad de la población LGBTI+ en las bases de datos poblacionales oficiales.
Palabras clave: Encuestas de población; Minorías sexuales; Políticas públicas; LGBTI+; Estadísticas públicas
Resumo
A realização do Censo Demográfico 2022 trouxe à tona o debate acerca da inclusão de variáveis que permitissem alcançar minorias sexuais com baixa ou nenhuma cobertura em inquéritos populacionais oficiais no Brasil. A pauta se justifica tendo em vista que a população LGBTI+ reivindica visibilidade estatística e demanda políticas públicas para a garantia de seus direitos. O presente artigo analisa o processo de elaboração e inclusão das variáveis orientação sexual e identidade de gênero nas pesquisas domiciliares oficiais de âmbito nacional do IBGE. Para tal, foi realizado um mapeamento das experiências internacionais, que mostrou essa investigação sendo inicialmente aplicada sobretudo em inquéritos de saúde, por meio de autodeclaração e uso do método “2-step” para identificação da população trans. Além disso, sob a luz da bibliografia existente, são apresentadas as etapas de planejamento, os desafios e as perspectivas futuras de investigação do tema. Com isso, espera-se contribuir para um debate informado, tendo em vista a atual invisibilidade da população LGBTI+ nas bases de dados populacionais oficiais.
Palavras-chave: Inquéritos populacionais; Minorias sexuais; Políticas públicas; LGBTI+; Estatísticas públicas
Abstract
The 2022 Demographic Census shed light on the debate concerning the inclusion of variables that would allow one to reach sexual minorities with low or no coverage in official population surveys in Brazil. The agenda is justified, considering that the LGBTI+ population demands statistical visibility and calls for public policies to guarantee their rights. This article analyzes the process of the formulation and inclusion of the sexual orientation and gender identity variables in the IBGE’s official national household surveys. To this end, a mapping of international experiences was carried out, which showed that this investigation was initially applied in health surveys through self-reports and the use of the “2-step” method to identify the trans population. Furthermore, in the light of the existing bibliography, the planning stages, challenges, and future perspectives for investigating the topic are presented. With this, we hope to contribute to an informed debate, given the current invisibility of the LGBTI+ population in official population databases.
Key words: Population surveys; Sexual minorities; Public policies; LGBTI+; Public statistics
Introducción
Las estadísticas públicas oficiales son la base de información fundamental para la elaboración de políticas públicas adecuadas que, junto con la legislación y la normativa, orientan el acceso a las prestaciones y garantizan los derechos de la población. Son también estas estadísticas las que permiten conocer las características de las poblaciones en diversos ámbitos sociales y territoriales, reconociendo su diversidad y heterogeneidad, así como revelando iniquidades entre (y dentro de) grupos poblacionales que comparten ciertas características -físicas, sociales, culturales - capaces de determinar trayectorias y conjuntos de oportunidades diferentes para cada individuo o grupo. Desde una perspectiva interseccional, la combinación de varias de estas características genera nuevas y complejas identidades sociales que necesitan ser retratadas en el conjunto de la población, así como sus demandas, para ser tenidas en cuenta en el proceso de elaboración de políticas públicas y garantía de derechos.
En este sentido, los sistemas estadísticos nacionales desempeñan un papel fundamental. En las democracias más consolidadas, es habitual que los grupos sociales se movilicen para conseguir una representación adecuada en los datos oficiales producidos, dando así a conocer su existencia y proporcionándoles los medios para presionar a los poderes ejecutivo y legislativo en favor de acciones que promuevan la igualdad y protejan los derechos individuales y colectivos. Las series históricas de indicadores sobre la mujer (basados en la variable sexo al nacer) y sobre el color o la raza, por ejemplo, han orientado y siguen orientando las reivindicaciones de los movimientos feministas y antirracistas, dando lugar a políticas y leyes dirigidas a la igualdad de oportunidades y de acceso en los ámbitos de la salud, la educación, el trabajo y la seguridad pública, entre otros.
Este es el camino que algunos grupos sociales, como el movimiento LGBTI+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y transgénero, intersexuales y otras identidades) intentan recorrer con más fuerza en la actualidad en un campo que sigue en disputa. Sin embargo, estos esfuerzos de sensibilización no son nuevos. Con motivo de la Asamblea Constituyente de 1988, el entonces recién creado movimiento homosexual brasileño reclamó “la inclusión en la nueva carta constitucional de la ‘orientación sexual’ y la ‘identidad de género’ entre las diversas situaciones de discriminación que deben combatir los poderes públicos”1. Desde entonces, muchas otras acciones colectivas en este ámbito han intentado promover medidas de reconocimiento de derechos y de protección contra la violencia y la discriminación.
La recolección de información sobre identidad de género y orientación sexual se enfrenta a las dificultades inherentes a la operacionalización de conceptos complejos en las encuestas de población, especialmente cuando las definiciones y las categorías de respuesta aún no se han consensuado ni en la bibliografía ni entre las distintas corrientes de los movimientos representados por cada letra del acrónimo.
En el ámbito teórico, cabe reflexionar sobre la percepción del sexo y el género como independientes entre sí. Butler nos muestra, por ejemplo, que “cuando el género se teoriza como radicalmente independiente del sexo, el género mismo se convierte en un artificio flotante”, poniendo como ejemplo para la reflexión que la consecuencia de esta percepción es que “hombre y masculino pueden, con igual facilidad, significar tanto un cuerpo femenino como masculino, y mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como femenino”2. Butler también problematiza las categorías de sexo, género e identidad de género. Para la autora, la noción binaria de masculino/femenino, de la que se derivan históricamente las categorías utilizadas en las encuestas de población, “constituye no sólo el marco exclusivo en el que puede reconocerse esta especificidad, sino que, en cualquier caso, la ‘especificidad’ de lo femenino vuelve a estar totalmente descontextualizada, separada analítica y políticamente de la constitución de la clase, la raza, la etnia y otros ejes de relaciones de poder, que constituyen a la vez la ‘identidad’ y hacen equívoca la noción singular de identidad”3.
Más allá del debate conceptual, existen límites técnico-metodológicos sobre la mejor manera de recolectar información personal y sensible en las encuestas de hogares y los límites inherentes al muestreo estadístico para grupos de población pequeños. Además, no existe una guía o manual consensuado internacionalmente para la recolección de información sobre identidades de género y orientación sexual, pero algunos países han intentado avanzar en este sentido y sus experiencias han servido de referencia para los debates que se vienen dando en el ámbito de las estadísticas oficiales brasileñas.
En Brasil, desde el cuestionario del Conteo de Población de 2007, la lista de residentes que explica la relación con el responsable del hogar incluye la opción “cónyuge del mismo sexo”. Aunque los resultados se limitan a la relación conyugal de la persona responsable, se ha convertido en una opción para investigar el tema. En 2019, hubo la primera investigación específica sobre orientación sexual en la Encuesta Nacional de Salud (ENS), con información divulgada de forma experimental.
Teniendo en cuenta lo anterior, este artículo pretende discutir el proceso de construcción de la información sobre orientación sexual e identidad de género en Brasil, esbozando de manera sucinta los avances sobre el tema en el contexto internacional y en las encuestas de hogares realizadas por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), señalando los límites y algunas potencialidades de la utilización de esta información a partir de informaciones ya divulgadas, aunque de forma experimental.
El proceso de construcción de la información sobre orientación sexual e identidad de género en las encuestas de población
En términos generales, la construcción de estadísticas públicas oficiales sigue un camino conocido y compartido por los distintos países comprometidos con los Principios Fundamentales de las Estadísticas Oficiales de las Naciones Unidas (ONU)1. A partir de un referencial o marco teórico-conceptual acordado a través de convenciones temáticas y/o grupos de trabajo creados específicamente en el sistema de la ONU, se elaboran recomendaciones para que los datos se recojan utilizando parámetros y metodologías similares, permitiendo comparaciones entre países y series históricas consistentes. La adopción de este “camino de construcción” es también un instrumento para defender la independencia técnica de los sistemas estadísticos nacionales, ya que la información se construye sobre un método reconocido y ratificado por diversos expertos en la materia, aunque pueda ser adaptado a los contextos y legislaciones de cada país.
En concreto, el tema del “género” en el seno de la ONU cuenta con un importante historial de conferencias, manuales y estudios, pero sigue centrándose casi exclusivamente en debatir la situación de las mujeres frente a los hombres. Un ejemplo reciente es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 de la Agenda 2030, que establece “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, con todos sus indicadores de seguimiento desglosados por sexo. Por su parte, el manual Integrating a gender perspective into statistics4 trata las estadísticas de género como “estadísticas que reflejan adecuadamente las diferencias y desigualdades en la situación de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida”.
En este contexto, el “camino para la construción” del tema de orientación sexual e identidad de género carece ya de un marco de recomendaciones consensuadas que guíen la recogida de información por parte de los distintos países. Lo más cercano que existe en términos de un acuerdo internacional para garantizar los derechos de la población LGBTI+ son los Principios de Yogyakarta5, elaborados por un grupo de expertos en derechos humanos de varios países con el objetivo de aplicar la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) a la población LGBTI+. Sin embargo, no fueron elaborados ni avalados por representantes oficiales de los gobiernos de los países, ni abordan las cuestiones metodológicas que rodean la construcción de información sobre el tema.
No obstante, algunos países han conseguido avanzar en este ámbito en los últimos años, generalmente a través de encuestas de salud en los hogares. Algunos censos demográficos realizados a principios de la década de 2020 incluían una o más categorías sobre identidad de género y orientación/identidad sexual. Entre los países que han avanzado en esta investigación están Australia, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Escocia y, en América Latina, Argentina, Ecuador, Uruguay, Chile, Colombia, México y Perú. En Brasil, esta investigación aún es muy incipiente. Algunas organizaciones no oficiales ya han producido investigaciones que incluyen el tema, al menos parcialmente, a nivel nacional6,7, mientras que otras han investigado el tema con un alcance geográfico más restringido8.
La demanda para que el IBGE investigue la orientación sexual y la identidad de género ha ganado fuerza a medida que se acercaba el Censo Demográfico de 2022 (CD2022). En un comunicado con fecha de 18 de noviembre de 2021, el IBGE informó que, ya en 2018, la Defensoría Pública Federal, a través de una Acción Civil Pública, solicitó la inclusión en el CD2022 de una “pregunta destinada a contabilizar la población transgénero”9. En vísperas de que el CD2022 entrara en campo, después de una serie de aplazamientos debido a la pandemia de COVID-19 y a las restricciones de recursos, ganó notoriedad otra medida cautelar, emitida por el sistema judicial de Acre, a la que luego se unieron el Grupo Arco-Íris y la Alianza Nacional LGBTI, que ordenó la inclusión de la investigación censal sobre identidad de género y orientación sexual. El IBGE apeló ambas medidas cautelares con justificaciones técnicas, advirtiendo que los ajustes al cronograma de inclusión de las variables en ese momento llevarían a un (nuevo) aplazamiento de este Censo ya problemático.
Entre las justificaciones, el IBGE argumentó que “las preguntas de identificación, que requieren que el encuestado sea él mismo, no son compatibles con una operación censal, que cuenta con un residente por hogar, que responde por sí mismo y por los demás residentes”9. En otras palabras, advirtió de que, si se incluyeran las preguntas solicitadas, la orientación sexual y la identidad de género de los residentes serían respondidas, en gran medida, por un informante interpuesto, y no por la propia persona, con posibles errores en la medición de la información recogida.
Un segundo punto argumentado es que los términos que se utilizarían como categorías de respuesta no tenían una definición, ni siquiera un conjunto acordado (y probado) de todas las identidades de género posibles. Las preguntas “abiertas” sin categorías especificadas requieren un esfuerzo y recursos adicionales de codificación a posteriori, considerando el incipiente debate sobre el tema de manera accesible a toda la población, con mucha desinformación y tabúes que llevan a la confusión y desconocimiento de los términos. En la ENS de 2019, por ejemplo, las observaciones de campo realizadas por los agentes de recogida de datos de la encuesta revelaron problemas con la comprensión de la “orientación sexual” y sus posibles respuestas10.
La definición de términos y siglas también es objeto de debate en el mundo académico y en la sociedad civil organizada. Regina Facchini, en su investigación de maestría, discutió el uso del término “minorías sexuales” porque, según algunos grupos, como CORSA (Grupo de Concienciación y Emancipación de las Minorías Sexuales), era necesario identificar más directamente al sujeto colectivo por el que hablaban. Así que el término fue sustituido por GLT (gays, lesbianas y transexuales) y más tarde por GLBT (incluyendo a los bisexuales). Facchini también señala que el acrónimo GLS (con el término “simpatizantes”) utilizado inicialmente -y ampliamente difundido durante un periodo - fue abandonado por el movimiento por considerarlo “un acrónimo del mercado, no del movimiento”11. En la actualidad, se utilizan siglas que pueden acumular un número aún indefinido de posibilidades (LGBTI+, LGBTQ+, LGBTQIA+, LGBTQIAP+), lo que dificulta aún más su operacionalización.
Por último, cabe destacar que es muy recomendable que la inclusión de un nuevo tema o una nueva metodología en las encuestas oficiales se someta a pruebas cognitivas y de campo, con el fin de evaluar la redacción y la comprensión por parte de la población de las preguntas y las categorías de respuesta propuestas, así como la fluidez del cuestionario y la adecuación del método de recolección seleccionado.
Al final, en respuesta a la sociedad civil y respetando los acuerdos judiciales alcanzados, en junio de 2022, el IBGE creó un grupo de trabajo para discutir el tema (GT OSIG - Orientación Sexual e Identidad de Género), sobre todo para avanzar en las limitaciones metodológicas y estudiar las experiencias internacionales sobre el tema.
Metodologías y experiencias internacionales: algunos resultados y referencias
La primera acción del GT OSIG fue consultar los resultados de estudios, cuestionarios e informes de pruebas y calidad de las encuestas de hogares que han incluido la investigación de orientación sexual e identidad de género, para que sirvieran de referencia para la construcción de un cuestionario piloto a ser probado (Cuadro 1).
En términos conceptuales, el principal material de referencia fue el informe relatório Measuring sex, gender identity and sexual orientation, de la National Academy of Sciences, Engineering and Medicine12, elaborado por un comité de expertos en los campos de la sociología, la psicología, la salud pública, la medicina, la metodología de la investigación y la estadística para revisar las medidas actuales y las cuestiones metodológicas en torno al tema (Cuadro 2).
La forma de encuesta propuesta por la NAS (2022) distingue claramente entre el sexo asignado al nacer y el género actual, lo que permite enumerar a las personas con experiencia transgénero, ya sea directamente (identificándose como tales en la pregunta sobre identidad de género) o cruzando la información sobre “sexo” y “género” (el método de dos etapas o 2-steps), como en el caso de las mujeres trans que quieren declarar el sexo masculino y género femenino.
Para este artículo, actualizamos y ampliamos la consulta sobre experiencias internacionales, que se sistematizan en el Cuadro 3. Este relevamiento mostró que, si bien la investigación sobre orientación sexual e identidad de género es cada vez más reconocida entre los organismos internacionales y sus países signatarios, la brevedad de las listas de países que recolectan esta información es representativa del estado experimental de los estándares de medición y de la implementación del tema por parte de los sistemas estadísticos13. El informe Society at a Glance 2019 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recopiló estas experiencias en materia de identidad de género, a las que sumamos las encontradas por Malaguti et al. (2022). Uno de los resultados encontrados fue que dichas investigaciones se han aplicado principalmente en encuestas de salud que realizan entrevistas a residentes seleccionados, identificando a la población trans mediante el enfoque 2-step. La última columna del Cuadro 3 recopila algunas estimaciones encontradas para la población trans, generalmente menos del 1% de la población.
Los materiales producidos por ONG, asociaciones y colectivos vinculados al movimiento LGBTI+18,19 también fueron consultados por el GT OSIG y fueron importantes para adaptar los términos al contexto brasileño. Además, artículos científicos e informes recopilados por instituciones gubernamentales y de investigación20-27.
Después del análisis conjunto de estos materiales, el GT hizo una propuesta inicial de cuestionario para una prueba cognitiva (Cuadro 4), realizada en un entorno controlado y con la presencia de observadores, además de los entrevistadores y el entrevistado, con el fin de evaluar la comprensión y la reacción de las personas durante la entrevista, así como la adecuación del cuestionario, identificando posibles problemas antes de la recolección en campo.
El cuestionario se presentó en algunos encuentros con movimientos sociales, investigadores y miembros de la sociedad civil28. La elección de los participantes en estas primeras rondas de diálogo se basó en la invitación a quienes ya habían presentado oficialmente sus demandas al IBGE para investigar el tema y mapear los grupos más representativos para cada letra de la sigla, realizado por los miembros del GT OSIG y por indicación de los propios invitados iniciales. Se celebraron dos reuniones en formato presencial e híbrido, así como reuniones específicas con investigadores y grupos que no pudieron asistir. En total, en este diálogo inicial se consultó a nueve organizaciones de la sociedad civil, 12 organismos públicos y dos investigadores.
En general, las principales críticas se referían a la falta de investigación sobre la población intersexual y, en relación con las categorías de identidad de género: uso o no del término “cis/cisgénero”; categorías separadas para hombres/mujeres y “trans”; uso del término travesti; y, en cuanto a la orientación sexual, separación de lesbianas y gays, para incluir a estos últimos en la primera opción. Estas demandas fueron discutidas posteriormente por el GT OSIG, que consideró que la población intersexual debería ser investigada como un tema específico, tal y como recomienda la NAS (2022), en una fecha posterior, y, de acuerdo con las experiencias observadas en algunos países, las categorías de género propuestas para la evaluación deberían mantenerse en ese momento.
Siguiendo la metodología propuesta por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)29, la prueba cognitiva se llevó a cabo en noviembre de 2022 en Río de Janeiro con un total de 43 personas entrevistadas, en una muestra intencional diseñada (búsqueda activa en las inmediaciones del lugar de la prueba en el centro de Río de Janeiro) para incluir tanto la diversidad sexual y de género como diversas categorías socioeconómicas de la población, especialmente la edad, el sexo y la escolaridad. Los resultados mostraron que, en general, hablar del tema no causaba vergüenza, pero algunos entrevistados informaron que no se sentirían cómodos respondiendo en presencia de otros residentes. Las preguntas de observación se centraron en los siguientes temas: “¿entendió el término utilizado?”; “¿hay algún otro término no contemplado en las respuestas?”; y “¿se sintió cómodo hablando sobre su orientación sexual o identidad de género y la de los demás residentes de su hogar para una encuesta del IBGE?”
No hubo grandes problemas de comprensión en relación con la redacción de las preguntas, con la necesidad de repetir o parafrasear los términos en algunas ocasiones. En otras, hubo cierta confusión entre los conceptos de sexo y género, y fue relativamente frecuente encontrar dificultades para separar los conceptos de orientación sexual e identidad de género, aunque la mayoría de los entrevistados respondieron a las preguntas con seguridad tras leer las categorías de respuesta. Esta dificultad se identificó más en relación con la complejidad y novedad de los conceptos abordados que con el formato y composición del cuestionario aplicado, resultando más difícil de entender y responder a las personas mayores.
Los resultados también señalaron la necesidad de incluir la categoría “no binario” en la pregunta sobre identidad de género, término mencionado más de una vez en la prueba. Cabe destacar la alta frecuencia de personas que manifestaron no sentirse cómodas respondiendo sobre la orientación sexual y/o identidad de género de otro residente en su hogar y una cierta incomodidad en las respuestas relativas a estas categorías, incluso si la persona respondía por sí misma.
Después de algunos ajustes (Cuadro 5), las preguntas fueron enviadas para una prueba de campo en preparación para la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS 2023) - la próxima encuesta que irá al campo utilizando el “residente seleccionado” como método de recolección. Considerando la importancia del sexo al nacer para la estructuración del cuestionario de esta encuesta, que se centra principalmente en cuestiones de salud reproductiva de las mujeres, y considerando también la necesidad de estudios sobre el impacto de una tercera categoría de sexo en las proyecciones de población, la investigación de la población intersexual no se incluyó en esta edición. El trabajo de campo finalizó en febrero de 2024, y se espera que los resultados se publiquen en 2025.
Optamos por mantener las respuestas relativas a la identidad de género en el formato aplicado en la prueba cognitiva, al entender que la lectura de las categorías por separado ayudaba mucho a comprender la pregunta. De este modo, siguiendo la propuesta de la NAS (2022), las personas trans tendrían libertad para identificarse tanto directamente (como mujer/hombre trans, método de 1-step) como cruzando la información sobre sexo y género (método de 2-steps). En la redacción de la pregunta se incorporó el término “prefieren definirse” para dejar claro que corresponde al informante elegir el término que define su identidad de género.
En el momento en que se redactaba este artículo, se estaban planificando otros dos estudios experimentales que incluían investigaciones sobre el tema: el Censo de la Población en Situación de Calle (prueba piloto en diciembre de 2023)28 y un módulo en la Encuesta Nacional Continua por Muestra de Hogares (ENMH Continua), a partir de 2024. Ambos tendrán la misma estructura de la ENDS, mejorada a través de experiencias de campo relatadas por los agentes recolectores y reuniones con la sociedad civil. La aplicación de la ENMH Continua es un paso importante para probar la respuesta por residente proxy, el método de recolección utilizado en el Censo Demográfico.
Los principales ajustes fueron la separación de las categorías “lesbiana” y “gay” y la exclusión del término “homosexual”; y la inclusión de explicaciones entre paréntesis para las categorías de respuesta “lesbiana” (mujer que sólo se siente atraída por una mujer), “gay” (hombre que sólo se siente atraído por un hombre), “bisexual” (persona que se siente atraída por más de un género) y “heterosexual” (hombre que sólo se siente atraído por una mujer/mujer que sólo se siente atraída por un hombre), dadas las dificultades de comprensión señaladas sobre el terreno.
Potencialidades de investigación a partir de la ENS 2019 y de la ENDS 2023
La inclusión del módulo sobre orientación sexual en la ENS 2019 proporcionó un abanico de posibilidades sin precedentes para los estudios en el ámbito de la sexualidad30. A pesar de no incluir otros grupos, como travestis y transexuales y otras expresiones y representaciones de género (por ejemplo, personas no binarias y queer), no se puede negar el avance en la superación de la variable sexo, que por sí sola puede llevar a la noción de la presunta heterosexualidad del encuestado.
La investigación tuvo lugar en el módulo sobre actividad sexual, que fue respondido por personas de 18 años o más, e incluyó también preguntas relacionadas con la frecuencia de las relaciones sexuales y el uso o no de preservativos. En una nota técnica, el IBGE advierte que los datos sobre orientación sexual y sus posibles referencias cruzadas deben analizarse con cautela, dado el tamaño limitado de la muestra10. La liberación de los microdatos tuvo lugar solamente en 2022, como estadísticas experimentales, es decir, “que no han alcanzado un grado completo de madurez en términos de armonización, cobertura o metodología, y resultan de una nueva operación estadística o de nuevos indicadores en operaciones existentes”31.
Se supone que la muestra de personas que se declararon homosexuales/bisexuales en la encuesta (1,9% en el país o 2,92 millones de personas) está subnotificada debido a cuestiones como: posible desconocimiento por parte del declarante de las nomenclaturas utilizadas; incomodidad para revelar su orientación sexual a una persona desconocida; imposibilidad, en algunos casos, de intimidad en el momento de la entrevista; y el hecho de que la autodeclaración excluye a las personas que no se identifican como homosexuales o bisexuales, aunque tengan actividad sexual con personas del mismo sexo/género.
En una breve búsqueda bibliográfica sobre el uso de estadísticas ENS, con el fin de evaluar su potencial de investigación, encontramos, por ejemplo, un artículo que analiza la violencia contra las personas LGB+ en Brasil32, identificando una mayor prevalencia de la violencia entre hombres y mujeres que se declaran homosexuales/bisexuales. Los autores destacan que existe una intersección de factores que hacen que las mujeres lesbianas sean más vulnerables. En todos los subtipos de violencia analizados, las mayores tasas de prevalencia se dieron entre las mujeres LGB+ [(psicológica: 40,53%; IC95% 34,29-47,09); (física: 15,84%; IC95% 10,99-22,28); (sexual: 5,50%; IC 95%: 3,23-9,20)], y las más bajas entre los hombres heterosexuales [(psicológica: 15,33%; IC 95%: 14,62-16,08); (física: 3,71%; IC 95%: 3,39-4,06); (sexual: 0,34%; IC 95%: 0,25-0,46)]32.
Desde otra perspectiva, Barreto y Carvalho (2023) señalaron el carácter urbano y la importancia de las redes que el espacio urbano tiene en términos de conectar a esta población y reforzar las redes de sociabilidad33. Los autores mostraron, por ejemplo, que la gran mayoría de las capitales de los estados superaba la media de Brasil en términos de autodeclaración de personas LGB, es decir, habría una mayor concentración de estos individuos en áreas cuya característica es la centralidad en la red urbana de sus regiones33. Este es un insumo importante a la hora de pensar en políticas de inclusión, así como en el diseño de futuras encuestas de alcance nacional, replanteando enfoques en territorios que no estén conformados por capitales y sus regiones metropolitanas.
Aunque la ENDS 2023 todavía no capta a las personas intersexuales, será la primera encuesta oficial por muestreo realizada en Brasil para mapear el tema de la “identidad de género”. Al igual que la ENS, la encuesta captará algunos aspectos relacionados con la percepción de la población sobre el acceso a la salud, con foco en la atención primaria ofrecida por el Sistema Único de Salud (SUS), y en este sentido tiene el potencial de generar información inédita sobre el uso de los servicios de promoción y protección de la salud desde la perspectiva de la población fuera del estándar cisheteronormativo. Vale la pena destacar la relevancia de este tema, ya que la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género es un determinante social de la salud, en el proceso de sufrimiento y enfermedad resultante de los prejuicios y el estigma social reservado a las poblaciones de lesbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales34.
Además, por formar parte del Sistema Integrado de Encuestas de Hogares (SIEH) del IBGE (al igual que la ENS), permite investigar las desigualdades socioeconómicas y territoriales que involucran al colectivo LGBTI+, al cruzar los datos con variables relacionadas con el trabajo, la renta, la educación y el lugar de residencia. Estas áreas están estrechamente relacionadas con la aceptación en los ambientes de convivencia social, asociada al impacto en las más distintas formas de violencia y en el bienestar de esta población35,36.
Consideraciones finales
A lo largo de este artículo se verificó que la demanda de visibilidad estadística por parte de las minorías sexuales en las bases de datos gubernamentales ha ido en aumento y se ha convertido en objeto de numerosos debates y disputas judiciales. Esta presión se suma a los retos ya enfrentados por los sistemas estadísticos nacionales para satisfacer las crecientes demandas de información en un contexto de recursos físicos, financieros, humanos y tecnológicos restringidos.
La promoción de un diálogo constructivo entre la sociedad civil y los organismos gubernamentales es la base para avanzar en el desarrollo de métodos de recolección que vayan más allá de la binaridad y, de manera más general, ampliar el debate sobre la diversidad sexual en la sociedad, con miras a una mayor comprensión del tema por parte de la población. Los activistas son actores clave en este proceso, sensibilizando a la población LGBTI+ sobre la importancia de la autodeclaración en las encuestas y registros oficiales, así como luchando para que el entorno social sea cada vez más favorable y acogedor a la diversidad, permitiendo que las personas LGBTI+ se sientan seguras para exponer y expresar su orientación sexual e identidad de género.
En paralelo, debemos destacar que las estadísticas oficiales son la base para la toma de decisiones y la planificación de políticas públicas, que es fundamental cuando se trata de minorías sociales. Por esta razón, la inclusión de esta investigación ya sea en encuestas de población o registros administrativos, representa un avance hacia el reconocimiento de la población de minorías sexuales y de género y su representatividad política y social en el contexto nacional.
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Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
21 Oct 2024 -
Fecha del número
Nov 2024
Histórico
-
Recibido
09 Mar 2024 -
Acepto
26 Abr 2024 -
Publicado
28 Abr 2024