El artículo tiene como objetivo analizar el efecto de la pandemia en la carga de cuidado de la persona anciana con dependencia funcional, según la presencia del cuidador contratado y condiciones socioeconómicas, durante el año 2020. Se utilizó la ConVid - Encuesta de Comportamientos de 2020 como fuente de datos. Se calculó la distribución porcentual y la prevalencia de la población que vive con anciano con dependencia funcional durante la pandemia de COVID-19, según sexo, raza/color de piel y renta. Se estimó el test de chi-cuadrado de Pearson y la razón de la prevalencia de aumento del trabajo doméstico, ajustándose a modelos de regresión de Poisson con variancia robusta. Se utilizó el intervalo de 95% de confianza (IC95%). Entre adultos que vivían con ancianos, un 8,1% (IC95%: 7,1-9,4) tenían por lo menos un anciano con dependencia funcional. Durante la pandemia, un 11,7% (IC95%: 8,5-16,0) dejaron de tener cuidador, lo que se explica por el distanciamiento social para la reducción del riesgo de contagio y/o por la disminución de la capacidad adquisitiva de las familias. Aquellos que perdieron un cuidador remunerado durante la pandemia tuvieron una mayor probabilidad de aumento de la carga del cuidado, independientemente de la condición socioeconómica. Se verificó la distribución desigual del trabajo de cuidar en la población, que se intensificó con la llegada de la pandemia de COVID-19. El empeoramiento de la carga de cuidado de anciano con dependencia funcional fue más acentuada entre los grupos más privilegiados, como blancos y de mayor renta. Una hipótesis es la de que los grupos más vulnerables ya tuvieran una alta carga de cuidado antes de la pandemia. La crisis en el cuidado se agrava ante el desmantelamiento de la Atención Básica, reducción del apoyo social a las familias brasileñas en el contexto de pandemia y aumento del desempleo, disminuyendo la capacidad de contratación de cuidadores.
Palabras-clave:
Cuidadores; Anciano; Factores Socioeconómicos; Actividades Cotidianas; COVID-19