Resumo
El tema que se desarrolla en este artículo es la conjetura que existió desde la época colonial una significativa conexión política, económica, social y cultural entre la actual región del Noroeste Argentino y el Sur del Brasil. Auxiliados por las perspectivas historiográficas de la Historia Social y la Historia Cultural y de manera comparativa histórica, se prueba la hipótesis analizando el papel de la ciudad de Jujuy, en las conexiones vía el Gran Chaco establecidas entre el Tucumán colonial y las capitanías del Sur de Brasil. Los resultados se exponen con cartografía histórica original, identificando libros en lengua portuguesa, religiosidades similares y analizando las danzas y los hábitos alimenticios populares. Las conclusiones de este estudio historiográfico son que hubo una dinámica y fluida constitución de identidades históricas coloniales entre ambas regiones. Lo que se trata de un aporte para los análisis de desarrollo local asociados al turismo, porque expone las historias locales, las relaciona con las continentales y, dadas las evidencias documentales, aporta datos para establecer los necesarios antecedentes históricos del actual Corredor Bioceánico.
Palabras clave
historia; colonial; Gran Chaco; Jujuy; Sur de Brasil
Resumo
O tema que se desenvolve neste artigo é sobre uma conjuntura que existiu desde a época colonial envolvendo uma significativa conexão política, econômica, social e cultural entre a atual região do Nordeste Argentino e o Sul do Brasil. Auxiliados pelas perspectivas historiográficas da História Social e da História Cultural e de maneira comparativa histórica, comprova-se a hipótese analisando o papel da cidade de Jujuy, nas conexões via o Grande Chaco estabelecidas entre Tucumán colonial e as capitanias do sul do Brasil. Os resultados são expostos com cartografia histórica original, identificando livros em língua portuguesa, religiosidades similares e analisando as danças e os hábitos alimentícios populares. As conclusões deste estudo historiográfico são de que houve uma dinâmica e fluida constituição de identidades históricas coloniais entre ambas as regiões. Esta conclusão serve também de aporte para as análises de desenvolvimento local associadas ao turismo, porque expõe as histórias locais, relaciona-as com as continentais e, dadas as evidências documentais, aporta dados para estabelecer os necessários antecedentes históricos do atual Corredor Bioceânico.
Palavras-chave
história; colonial; Grande Chaco; Jujuy; Sul do Brasil
Abstract
The topic developed in this article is the conjecture that existed from colonial times, a significant political, economical, social and cultural connection between present Argentine North West region and the South of Brazil. Aided by Social History and Cultural History's historiographic perspectives and with a historical comparative way, the hypothesis is proved analyzing the role of the city of Jujuy in the links through the Gran Chaco, established between Colonial Tucumán and the captaincies of the South of Brazil. The results are exhibited with original historical cartography, identifying books in Portuguese language, religious similarities and analyzing dances and popular eating habits. The conclusions of this historiographic study are that there was a dynamic and fluent constitution of historical colonial identities among both regions. It is a contribution for local development analysis associated to tourism, since it exposes the local histories, relates them with the continental ones, and, given the documentary evidences, provides data to establish the necessary historical background of the present Bioceanic Corridor.
Keywords
history; colonial; Gran Chaco; Jujuy; Southern Brazil
1 INTRODUCCIÓN
Según una crónica jesuita, desde el XVI la ciudad de San Salvador de Jujuy “circunda al Chaco”2. Junto a las urbes de Asunción del Paraguay, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel (Tucumán), San Felipe (Salta), San Bernardo de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz de la Sierra (Jolís, 1972 [1789], p. 329–361).
Estas ciudades hispanas conformaron una urbanización que bordeo de manera mercantil y que constituyo una frontera, pero no como un límite externo con las sociedades indígenas del Chaco o entre las entidades imperiales hispano y lusitanas sino, más bien, como una espacio económico y social de integración en disputas por los diversos objetivos en juego. Es decir una frontera de Antiguo Régimen que vinculó económica, social y culturalmente desde temprano la región colonial del Tucumán3 o actual Noroeste Argentino (NOA) con el Sur del Brasil.
Este tipo de frontera colonial dio lugar a relaciones históricas coloniales de una memoria Argentina que son soslayadas desde ciertos sectores sociales de la actual nación, que prefieren remitir a un pasado europeo antes que reconocer las relaciones con las naciones vecinas sudamericanas.
Sin embargo, desde la literatura científica y las aun poco exploradas fuentes históricas, estas vinculaciones fueron evidentes. Como lo destacan estudios temáticos de la esclavitud americana en Brasil, que señalan que hay conexiones y comparaciones entre lo que en la época colonial estaba bajo la jurisdicción del virreinato del Río de la Plata y las capitanías al oeste de Río de Janeiro. Que aunque son poco conocidas por los historiadores “tal vez hayan sido obvias para las poblaciones de toda la región comprendida entre el Rio de la Plata (que abarca regiones interiores como Córdoba, Tucumán y el Paraguay) y Minas Gerais y se extiende, en rigor, hasta las áreas esclavistas al norte de Minas” (Paiva, 2011, p. 128).
Finalmente, y en atención a las relevantes cuestiones para América de promover el desenvolvimiento local en atención a la salvaguarda del patrimonial natural y cultural y en especial del histórico, se ha destacado que la indagación de las conexiones históricas entre Brasil y Argentina, reconoce la relevancia de un enfoque propiamente histórico e historiográfico. Lo resumen muy bien Leonel, Ferreira y Castilho (2023, p. 78):
Dessa forma, as ligações entre a problemática da identidade e o patrimônio histórico cultural resultam as exigências para que possam acontecer a rotatividade, a mobilidade e a certificação do que se quer eleger como herança do passado que molda as formas de representação do presente. Percebe-se com a influência temporal que os símbolos patrimoniais que não desfrutaram de continuidade histórica em certas localidades.
En consideración a estos planteos historiográficos y justificada la investigación por las demandas científicas resultado de cada vez más estudios que destacan en virtud del desarrollo local, la implementación de políticas de turismo que considere un análisis histórico original que dé fundamento a las propuestas de mejora social y económica. En este artículo resumiremos algunas de las obviedades señaladas por Paiva (2011), que conectaban en la época colonial a la Argentina con Brasil antes que fueran dos Estados Naciones modernos.
Centrándonos en la vinculación entre la región del Tucumán con referencias locales a la provincia de Jujuy, porque en particular esa jurisdicción del NOA ha sido reconocida como uno de los ejes importante del corredor bioceánico establecido entre la Argentina y el sur del Brasil (Leonel; Ferreira; Castilho, 2023).
La conexión aludida entre las regiones del Tucumán y el Sur del Brasil, se trató de un vínculo histórico colonial que sólo puede reconocerse si cambiamos el concepto de frontera cómo límite, al de costa de influencias. Porque así se transforma el espacio del Gran Chaco en un región de tránsito y comunicación, que puede apreciarse en el corredor cultural de la cartografía mercantil que espacializa las conexiones. De la misma conexión nos informan los objetos y las conductas históricas como artefactos culturales de libros y bebidas que esgrimen actores locales insertos en una región más amplia que la andina para proyectarse a la amazónica, y por la que transitaron hábitos comunes de larga duración como lo festivo y los bailes con su escenificación corpórea.
Estos presupuestos de conexiones topográficas y artefactuales culturales entre lo local y regional, han sido formulados desde la perspectiva investigativa de la Historia Cultural. Por la percepción que ella invita a tener qué los individuos que hacen a los procesos históricos modernos, juegan de manera oscilante y dinámica entre patrias locales y mundiales. Lo sintetiza así Gruzinski (2010, p. 92):
La movilización de un individuo se representaría así en tres polos: el punto de partida, el lugar en el que se fija en el resto del mundo y el horizonte planetario – el mundo – en el que el individuo evoluciona. Lo “local” se desdobla oponiéndose a los esquemas dualistas que se limitan a hacer de él el polo antagónico de lo “global” […] Los ibéricos y quienes se asociaron con sus empresas – europeos, amerindios, asiáticos o mestizos – son tan móviles y emprendedores como los “posmodernos de finales del último siglo.
Es decir, siguiendo la invitación del historiador brasileño Paiva (2006), se pretende realizar una construcción historiográfica sobre los antecedentes coloniales del corredor bioceánico que dé cuenta de las intersecciones y complementariedades entre el locus de un Jujuy hispano-indígena y el orbis de un Jujuy en lo hispano-andino, chaquense, lusitano, indígena y afroamericano.
Para realizar esta tarea de describir lo que considero como historias conectadas, primero se revisaran las conexiones espaciales en la precisión que habilita una lectura de la cartografía histórica original e inédita jesuita y documentación estatal de la corona española y de la gobernación del Tucumán así como del cabildo y vecindario de Jujuy. Una diversa muestra documental histórica que se identificó y relevo en archivos históricos como el General de la Nación Argentina, Archivo General de Indias y de la Provincia de Jujuy. Se trata de un conjunto heterogéneo y original de documentación que se evaluará desde una perspectiva metodológica de historia comparada, que establecerá conexiones en el mismo espacio temporal y también en la diacronía de la época colonial.
En una tarea investigativa historiográfica que considerara en especial los novedosos aportes historiográficos americanistas especialmente argentinos sobre las fronteras entre los imperios coloniales hispano y luso-brasileño (Santamaría, 2007). En particular también se describirán como artefactos culturales, los objetos de los libros y las bebidas y los hábitos híbridos de lo festivo y los bailes. Porque nos rebelan performances que insertan de manera densa a la historia de Jujuy en el Gran Chaco y por medio de él en el Sur del Brasil de la época colonial, y así fundamenta la antigüedad y la profundidad histórica que tiene este espacio relacional y conectado que hoy se conoce como Corredor Bioceánico.
2 LAS CONEXIONES TOPO Y CARTOGRÁFICAS
El sistema de la economía colonial hispana de Sudamérica de los siglos XVI a comienzos del XIX, esta espacializado en el territorio andino peruano dinamizado por el polo minero y mercantil de la Villa Imperial de Potosí. Ciudad adscripta a la Audiencia de Charcas y bajo la jurisdicción del virreinato del Perú y a finales de la época colonial del virreinato del Río de la Palta.
Gracias a la dinámica mercantil producida por la minería de esta región, se conformó un amplio espacio en el que se desarrollaron numerosas y diversas rutas o “carreras” mercantiles que vincularon los enclaves urbanos de los territorios andinos, vallistas, serranos y altiplánicos peruanos y de Charcas; con los puertos del océano Pacífico y las ciudades del Tucumán y, a través de ellas, con el Reino de Chile y a través de los asentamientos hispanos del Litoral y las pampas rioplatenses con los puertos en el océano Atlántico.
Estableciéndose transitadas rutas mercantiles de la plata de Potosí a Arica, rutas del pescado que iban de Potosí a Cobija, rutas argentíferas de Potosí a Buenos Aires, rutas esclavistas y de minerales entre el Tucumán y Sur de Brasil por el Gran Chaco y, entre los mercados altoperuanos y el Reino de Chile por las ciudades del Tucumán y de Cuyo.
Se tratan de circuitos mercantiles que ubicaron a la ciudad de San Salvador de Jujuy dentro del Tucumán colonial, en un amplio espacio colonial que comunicó los distritos peruanos y charqueños con los del Reino de Chile, los puertos del Atlántico y, a través del Gran Chaco, con el Sur del Brasil. Que así comprende gran parte del actual Cono Sur y que está caracterizado por la autosuficiencia e integración y a la vez la circulación interregional mercantil.
Esto se demuestra institucionalmente en la creación de la gobernación y del obispado del Tucumán desde el virreinato del Perú en el siglo XVI. Que responden al interés que desde temprano se tuvo para vincular el creciente mercado minero potosino con el aprovisionamiento brasileiro. Lo que a su vez se tradujo en empresas comerciales como las que ejecuto el primer obispo del Tucumán fray Francisco de Victoria, que para vincular mercantilmente el Tucumán con Brasil, pretendía colonizar de manera evangélica el Gran Chaco.
Las conexiones extraperuanas no sólo se deben considerar vía el Río de la Plata y su puerto de Buenos Aires, como lo intento de implementar el obispo Victoria, sino que es posible reconocerlas a través del Gran Chaco. Por el hecho que las ciudades tucumanas, entre ellas la de Jujuy, desde temprano “circundan” este espacio junto a las urbes de Asunción del Paraguay y Santa Cruz de la Sierra (Jolís, 1972 [1789], p. 329–61).
Se trata así de una topografía histórica en la que se ubica la ciudad de Jujuy, que hacen lógico suponer que entre los polos de colonización hispana al Este y Oeste, hubo conexiones en las que estas fundaciones se trataron más bien de nodos en una gran red articuladora de distintos modelos productivos y sociales que política y estratégicamente establecían relaciones de guerra o paz. Me refiero a las formaciones campesinas y mineras andinas, las producciones hacendísticas y ganaderas hispanas en las nacientes de las pampas selváticas del Chaco, y las economías recolectoras étnicas de habla guaraní, guaycurú, mocoví y wichí del Gran Chaco (Santamaría, 2007).
Esta interpretación de la frontera hispana con el Gran Chaco en la época colonial, como un espacio de desarrollo político y estratégico mediante acciones guerreras o pacíficas comerciales, nos lleva a considerar historiográficamente que el espacio geográfico y cultural entre la gobernación del Tucumán y las capitanías del Sur del Brasil que se conoce en la época colonial como Gran Chaco Gualamba, corresponde a territorios que:
Cumplen, evidentemente, una función de nexo que justifica su estudio como estaciones del comercio mercantilista. En estos casos particulares, la función conectiva entre las economías hispano-andinas y las colonias portuguesas es nítida, negando de hecho la existencia de tierras de nadie entre el espacio político español y el lusitano. La red de caminos terrestres y vías fluviales habilitadas al tráfico, los fuertes-reducciones, las aldeas de apóstatas y mamelucos, forman diversos modelos de poblamiento con funciones específicas: producir bienes y transportar mercancías locales o importadas del mundo colonial o de las metrópolis, para fortalecer constantemente los eslabones de la cadena del tráfico mercantil (Santamaría, 2007, p. 13–14).
De la importancia de las conexiones transchaqueñas entre los vecindarios hispanos del Occidente de la audiencia de Charcas y de la gobernación del Tucumán y los vecinos y colonizadores lusitanos orientales de las urbes del Cuiabá y del Mato Grosso, nos informan, entre otras circulaciones, las malocas o el maloqueo. Como se llamaban en las fronteras al sur del Perú, a las acciones violentas de esclavitud realizadas desde el dominio y la resistencia colonial, tanto de españoles respecto a indígenas, como de indígenas respecto de españoles y de indígenas entre ellos.
Ejemplo de las políticas de maloqueo son las que realizan al Gran Chaco los tercios militares integrados por españoles e indígenas intensivamente en el siglo XVII y primera mitad del XVIII. En excursiones castrenses desde las ciudades de Santa Cruz de la Sierra, Tarija, Jujuy, Salta, Esteco, Tucumán y Santiago del Estero, que realizaron movimientos de pinzas que se completan desde Cuiabá. Se trataron de acciones de malocas protagonizadas por el avance militar portugués, bandeirantes indígenas y numerosos esclavos luego libres por el servicio militar de los africanos (Santamaría, 2007, p. 23).
Así las malocas de las diversas “naciones” indígenas, negras libres y esclavas e hispano-lusitanas, topografían la conexión hispano-andina por las vías fluviales de los cursos de agua del río Grande de Jujuy, Lavayén, Bermejo y Pilcomayo, y por sendas y caminos selváticos que llevan a las ciudades de Asunción del Paraguay y Corrientes. También se transita por las vías del río Paraguay y Paraná, que enlazan las urbes de la gobernación del Tucumán con las de las capitanías de Mato Grosso y Cuiabá (Santamaría, 2007).
El dinámico recorrido de todas estas gentes para trocar, comerciar, guerrear, colonizar y esclavizar, se sintetizan en el término maloquear, y son de tal relevancia que se plasman cartográficamente. Es lo que ilustran diversos mapas cómo el “Plano para la inteligencia de la entrada general contra los infieles que se pretende hacer en el año de 1759”. Que establece un camino directo “que deben tomar los de Salta y el que deben llevar los de el Paraguay” (Espinoza y Dávalos, 1759a, p. 1).
Otro mapa que evidencia estas conexiones y circulaciones colonizadoras, es el elaborado por Diego Ángel del Leyba (1784, p. 1): “Mapa que comprende los límites de Gran Chaco en la parte que está descubierto con las expediciones que se han practicado desde el año de 1774 hasta el de 1782”.
Tenemos así que las acciones de trocar, de guerra, de colonización y de comercialización coloniales, se transfieren cartográficamente a mapas, y nos informan de vinculaciones que redundarían, según la escritura del gobernador del Tucumán Joaquín de Espinoza y Dávalos (1759b, p. 1), en el bien (subrayado nuestro) de las provincias aludidas en la “Descripción topográfica del terreno que ocupan los fuertes de las fronteras Salta y Jujuy y lo demás descubierto en la presente campaña presenciada por el gobernador como se verá por los autos donde este mapa va por cabeza”.
Se tratan de diversas cartografías que reconfirman las conexiones aludidas en una frontera que ahora puede visualizarse como integradora antes que limitadora o separadora entre los imperios hispano y lusitano. Entidades estatales que obviamente compiten pero no se aíslan, y no sólo en el Plata, sino también en este gran espacio del Chaco Gualamba de las vías fluviales Tropicales que comunicaban y conectaban colonial y mercantilmente las urbes hispanas y luso-brasileiras.
Descripción topográfica del terreno que ocupan los fuertes de las fronteras Salta y Jujuy y lo demás descubierto en la presente campaña presenciada por el gobernador como se verá por los autos donde este mapa va por cabeza
La historia topográfica de conexiones coloniales mercantiles entre las ciudades hispanas del Tucumán y del Paraguay y las de las capitanías brasileiras de Mato Grosso y Cuiabá por el Gran Chaco Gualamba, explica la racionalidad de empresas colonizadoras realizadas en la segunda mitad del siglo XVIII desde las ciudades de Jujuy y Salta a la región del Paraguay. Como las que organizan y en parte realizan los vecinos Juan Adrián Fernández Cornejo y Francisco Gavino de Arias, en expediciones desde las juntas de los ríos Grande de Jujuy al Bermejo para llegar hasta su confluencia con el río Paraguay (Cruz, 2014).
Hemos resumido así un conjunto de datos históricos cartográficos y de informes gubernamentales, que permiten reconocer toda una narrativa de las conexiones coloniales entre las ciudades de la gobernación del Tucumán y las de las capitanías del Sur de Brasil a través del Gran Chaco. Expresadas en los mapas, las crónicas jesuitas, los documentos de los cabildos como el de Jujuy y las interpretaciones historiográficas. Todo lo cual permiten generar croquis históricos como el siguiente que, de manera rudimentaria, diagrama conexiones hispano-andinas a través de Jujuy, con luso-amazónicas, por la frontera colonial que los vecindarios tucumanos constituyen con el Gran Chaco durante todo el periodo colonial.
En síntesis, las narrativas estatales virreinales y gubernamentales jesuitas, de la gobernación y de los vecinos del Tucumán, dieron lugar a que se dibujen mapas y croquis, que se topografían en el mundo material y social a través de los objetos y se hacen habituales gracias a las actuaciones históricas. Se tratan de performances que en este relato de las conexiones coloniales involucran libros y bebidas de común consumo y funciones sociales como las festivas de las elecciones de reinas y la realización de bailes. Hábitos históricos que acercan aún más lo que hasta ahora sólo se expresó topo y cartográficamente entre lo brasileiro y lo argentino de la época colonial.
3 ARTEFACTOS Y HÁBITOS CULTURALES CONECTADOS
Los libros son artefactos culturales porque permiten las indagaciones del texto en su estructura, motivos y objetivos. Habilitan indagaciones del objeto impreso en su forma, fabricación y distribución; y permiten reconocer las sociabilidades habilitadas como texto y objeto en relación a lo comunitario dentro de lo particular y público (Cruz, 2021).
Por estas interpretaciones historiográficas es que los libros luso-brasileiros presentes en bibliotecas y librerías coloniales de la ciudad de San Salvador de Jujuy, informan de una comunidad cultural que excede su localización en una pequeña urbe del Tucumán, y trasuntan múltiples historias que incumben conectados temas y autorías, materialidades y sociabilidades regionales y mundiales.
Una de esas historias es la amplia y extendida existencia documental de los libros como textos en los inventarios de bibliotecas y librerías coloniales de la pequeña urbe tucumana de Jujuy.
Por ejemplo en el convento de San Francisco de Jujuy, su “Librería” contiene en el “Cajón III” de libros Seráficos, un libro sobre la “Vida de Santa Isabel Reina de Portugal”. En el “Cajón V. Históricos”, otro libro de “Noticias del Brasil, en portugués, sin principio ni nombre de autor”, y otro de “Fray Manuel de la Trinidad Bibliotheca del mundo visible e Invisible Dividida en 2 partes – en portugués” (Biblioteca, 1811, p. 94–7).
Otro ejemplo aparece registrado en la mayor biblioteca particular que se registra en la ciudad de Jujuy en el siglo XVIII que cuenta con 131 títulos. Allí figura en el inventario de los bienes del párroco José de Tovalina y Ayala (1731), un libro de “Historias Portuguesas” y tres ejemplares de un tal “Barbosa” sobre “Derecho Eclesiástico” y “Sobre los Concilios”. Siendo que Barbosa es un apellido que corresponde a varios jurisconsultos portugueses que, además de catedráticos en universidades del reino de Portugal, fueron importantes funcionarios de la corte.
Finalmente, en una de las “dos salas medianas” de la estancia jesuita de San Lucas en plena frontera de la ciudad de Jujuy con el Gran Chaco, en un “aposento ambas con sus puertas y ventanas, cerraduras de hierro y la una con su llave, con su corredor delante y en ella se halló”, veintiocho objetos librescos. Cinco de ellos “en lengua portuguesa”, de teólogos como el padre “António Vieira”, autor de los sermones que el jesuita dictó durante su vida en Portugal y Brasil, donde se lo conoció como Paiaçu “Padre Grande en tupí” (Cruz, 2021).
Pero además de textos inventariables, estos libros son objetos materiales que, como textos en lengua portuguesa, tienen como lugares de impresión a las ciudades de Lisboa y Coimbra y contaron con traducciones del portugués al español y otros idiomas europeos.
Como objetos materiales, estos libros de Antiguo Régimen fueron fabricados en diversos tamaños: cuartillas (cuarta parte de un pliego de papel), de más de folio (tamaño de la hoja superior al folio), folio (mitad de un pliego de papel de marca ordinaria) y hasta de folio entero (pliego de papel). Encuadernados con badana, como la piel curtida de carnero o de oveja, en pasta como la encuadernación de los libros hecha de cartones cubiertos con piel (pasta española) y hasta en pergamino como la piel de la res, limpia, raída, adobada y estirada que también se utilizaba para escribir en ella.
Amén de reconocerse que estos y otros objetos artesanales, fueron distribuidos de manera legal por importadores de Lima y, cuando se autoriza su puerto, también por Buenos Aires. Como lo informa una convocatoria de la Intendencia de Salta del Tucumán del año 1791, que invita a los vecindarios de las ciudades de Jujuy y Salta, a encargar y listar los libros que así pasarían antes por el control virreinal (Galarza, 1791).
El estado de estos textos y objetos que aparecen viejos y maltratados en los registros testamentarios e inventarios de bienes, permite suponer un uso intensivo, un acopiamiento y conservación inadecuados, que muchos de ellos eran de segunda mano, fueren heredados por varias generaciones y sustraídos, adquiridos en remates o también traficados de manera ilegal. Todo lo cual nos lleva a la tercera indagación, acerca qué además de textos y objetos materiales producidos y editados en diversos espacios imperiales, los libros se tratan de artefactos que habilitaban sociabilidades que conectaban lo local con lo regional y mundial.
Me refiero a los posibles lectores jujeños de estos libros en idioma portugués. Los que pueden identificarse como tales entre el importante sector de “forasteros” que registra el relevamiento ordenado por el Rey Carlos III realizar entre sus súbditos de todos los Reinos de las Indias y en Jujuy también entre los años 1778-1779.
Al respecto de este sector de la ciudad de foráneos de Brasil y Portugal, sabemos que se asientan en la pequeña urbe por la estratégica posición que esta tiene en la circulación interregional aludida, sobre todo, si cambiamos la interpretación de la frontera con el Gran Chaco como espacio de integración con lo luso-brasileiro. Así no sorprende encontrar en la región a mercaderes que se identificaron como portugueses, “mamelucos” y del “Paraguay”. Quienes además de residir en la ciudad de Jujuy, se reconoce que circularon activamente entre las demás ciudades tucumanas y visitaban periódicamente para comerciar las haciendas, fuertes y misiones hispanas ubicadas circundando el Gran Chaco (Cruz, 2014, p. 40).
Otros potenciales lectores de estos libros, pueden ser los mismos jesuitas y otros religiosos de las misiones y reducciones franciscanas, así como los párrocos de las ciudades tucumanas ubicadas alrededor del Gran Chaco. Por ejemplo, los jesuitas portugueses desde temprano de la conquista en el siglo XVI son “introducidos” por el obispo tucumano Francisco de Victoria, y desarrollan una amplia tarea en la región vinculando el Tucumán con el Paraguay (Toscano, 1906, p. 66–7).
Posteriormente, y con énfasis a lo largo de los siglos XVII y XVIII, los jesuitas portugueses incursionaron de manera colonizadora al Gran Chaco. En Jujuy, los Padres de la Compañía se vincularon activamente con el vecindario desde el siglo XVII. En el XVIII instalaron la reducción de San Ignacio de indios tobas y la estancia de San Lucas, en las vías que comunicaban a toda la plétora social fronteriza con los vecindarios de las urbes de Salta y Tarija por los cursos fluviales de los ríos Lavayen y Bermejo (Cruz, 2021).
Se trata de una pluralidad de lectores que demuestra que está todavía vigente en el siglo XVIII el periodo de bilingüismo cultural luso-castellano del XVII (Ferro, 2014). Pero que en su identificación intelectual por la lecto-escritura, no debe ser óbice para considerar la existencia de otros “lectores”. Me refiero a que el Antiguo Régimen la masa popular de los que “consumen” libros no sabían leer aunque si escuchar y así formar opinión. Por lo que puede interpretarse, historiográficamente, que también existió un universo de lectores que posiblemente no dominaran la lecto-escritura pero aun así se los debe considerar consumidores de los libros. En el caso de la librería de la estancia jesuita de San Lucas, se tratarían de los indios, negros y blancos de la frontera con el Gran Chaco, quienes como “plebe”, encarnan de otra manera las conexiones que los textos brevemente descriptos insinuaban (Cruz, 2021).
Los libros como narrativas textualizan entonces conexiones sociales e intelectuales, como lo es este mismo artículo basado en una ponencia presentada en una reunión de UNIRLA realizada en la ciudad de Jujuy en el año 20234. Con una densidad de historias comunes entre un hispano-andino Jujuy y un chaqueño Paraguay y la amazonia brasileira, que se expresa y mantiene gracias a que se encarnan en performances que completan el relato libresco y da lugar a más profundas conexiones culturales.
La Corona española desde temprano de la época colonial reconoció que, a los fines de la dominación, había que evitar la natural (por lo subalterno) alianza india/negra, así como el, también natural (por lo dominante), contubernio entre las castas y lo blanco europeo. Que se trasuntaba como era esperable en estas sociedades de Antiguo Régimen – por lo teatral de ellas –, en las asociaciones y vinculaciones entre estas diversidades en los contextos festivos.
Ejemplo de ello es el despacho que desde Aranjuez el 15 de mayo de 1602, el rey eleva primero al virrey del Perú y luego replica al de Nueva España, Audiencia de Tierra Firme, Audiencia de Filipinas, Audiencia de Guatemala, Audiencia de la Isla Española y Audiencia del Nuevo Reino de Granada. Respecto a que tanto en las cofradías de indios como en las de negros, había que controlar la “decencia”, “buen orden”, “excesos”, “educación” y “buenas costumbres” (Felipe III, 1602).
La atención por controlar a través de la decencia y el orden las relaciones entre los diversos grupos sociales del Antiguo Régimen colonial, no fue sólo de los españoles, sino también de los lusitanos. Porque todos habitaron a lo largo y ancho de nos Trópicos, como el espacio que vinculaba lo hispano-andino con lo luso-brasileiro como parte de una misma realidad mundial (Fragoso; Bicalho; Gouvêa, 2001). Que destacamos porque la ciudad de San Salvador de Jujuy se ubicaba y ubica próxima al Trópico de Capricornio.
Ejemplo de esta común preocupación de las coronas por esta cuestión del orden de los grupos sociales, es lo que se registra en el pretendido control estatal en las cofradías o irmandades religiosas Indianas y Brasileras.
Las cofradías e irmandades se trataron de asociaciones que fueron de las más relevantes y populares allende y aquende nos Trópicos. Por eso es que el rey hispano Felipe II las reconoce y porque estaban conformadas por todas las nacionalidades coloniales, ya que les permitía vivir la muerte y la vida ante circunstancias especialmente cotidianas como la sepultura y entierro, afrontar la desprotección social, el desarrollo del ejercicio de la caridad cristiana, el control y uso de bienes comunales, la revalorización y recuperación de las identidades locales, regionales e imperiales y el control y accesos a importante recursos para participar del mercantilismo (Cruz, 2020).
Por esta multiplicidad de habilitaciones que dieron lugar las cofradías y las irmandades religiosas, es que las tenían como protagonistas las relevantes actuaciones festivas que se realizaban en las urbes coloniales. Porque en estas asociaciones religiosas se organizaban, costeaban y realizaban los festejos públicos con ceremonias y actuaciones de cantos, bailes y sonoridades estruendosas.
Un ejemplo característico – por lo extendido de la devoción al Rosario tanto en el ámbito imperial hispano como en el luso-brasileiro –, es la actuación que ejecutaran los actores indios, negros y blancos en honor a la virgen del Rosario de Serro en Minas Gerais. Una performance que pone de relieve el componente lúdico, gozoso y sensual en las relaciones de dominación colonial. Así lo describe el “Estatuto da Irmandade de Nossa Senhora do Rosário do Serro del siglo XVIII”:
Diz a lenda que Nossa Senhora do Rosário apareceu certa época sobre as águas do mar e os caboclos (ou índios civilizados pelos Jesuitas) rezaram, cantaram e tocaram seus instrumentos para que a Santa viesse até eles, mas ela não veio. Em seguida os marujos empreenderam a mesma tentativa e ela também não atendeu a este chamado. Então vieram os negros Catopés e Nossa Senhora do Rosário veio até eles. Assim foi que ela se tornou protetora dos negros e todos os anos, antes de procissão, os dançantes representam esta lenda (Nunes, 1988, p. 152).
La devoción por Nuestra Señora del Rosario también tuvo un lugar importante entre la población cristiana de la ciudad del Jujuy colonial, y convocó al igual que en el Serro de Minas Gerais, a la plétora social de etnicidades coloniales de esta pequeña urbe hispana.
Por ejemplo, en paraje altoandino de Iruya bajo la jurisdicción colonial de Humahuaca en Jujuy, una cofradía en honor al Rosario movilizaba gentes indígenas, mestizos y curas doctrineros españoles para realizar una fiesta de varios días. En el casco urbano de la ciudad de Jujuy, otra cofradía del Rosario fundada por vecinos hispanos (unos nacidos en la ciudad y otros provenientes de la Península Ibérica), realizaba festejos para todo el vecindario en el convento de San Francisco. Finalmente, en el mismo claustro franciscano, funcionaba la archicofradía de San Benito de Palermo, en la que también se honraba y festejaba al Rosario, en una fiesta en la que los “esclavos” de la virgen blancos y negros, elegían los oficios honoríficos de “Hermanas Reinas” que encabezaban una procesión con bailes, músicas y cohetes por las calles de la ciudad (Cruz, 2020, p. 12).
La actuación en Jujuy pudo haber tenido de parte de las mujeres y de los hombres, tal vez negras/negros, mulatas/mulatos o pardas/pardos, un protagonismo similar al de las “Reyes” y “Reinas” “Congos” del Brasil esclavista. Que coreografiaban bailes en los cuales la postura del cuerpo era marcada por la velocidad de los pasos y por la independencia entre los miembros superiores e inferiores (Souza, 2002, p. 181).
Se trataban de coreografías de danzas que, en el Perú, según lo describe el cronista español “Concolorcorvo” en el año 1776, los negros esclavos, libres y libertos realizaban: “y sus danzas se reducen a menear la barriga y las caderas con mucha deshonestidad, a que acompañan con gestos ridículos, y que traen a la imaginación la fiesta que hacen al diablo los brujos en sus sábados” (Cruz, 2020, p. 10).
Estas danzas desde una lectura de la kinesia le dan protagonismo al meneo de la barriga y las caderas con el acompañamiento de tambores, y es probable que también se practicaran ampliamente en el Tucumán. Según el gobernador Antonio de Arriaga (1774), eran comunes en las ciudades las “juntas” “escandalosas” con “tambor”. Un escándalo que también corresponde al baile hispano-lusitano-indiano del fandango, que según relata en su visita a Madrid en 1768 Giacomo Casanova, era un baile que se hacía con “actitudes que sería imposible verlas más lascivas” (Cruz y Koeltzsch, 2020, p. 143).
El protagonismo de los movimiento de la barriga y las caderas allende y aquende los Trópicos, también se encuentra en el baile indígena peruano del tanccanaco, que era reputado por las autoridades de la Corona como extremadamente “sacrílego al consistir en empujarse barriga con barriga, cada hombre con cada mujer” (Cruz, 2020, p. 10).
Son actuaciones coloniales indígenas en las que, en algunos casos, los danzarines son varones que seducen a las mujeres con sus bailes. En una escena que se desarrolla en el Gran Chaco y que bien puede ser la del lienzo en óleo fechado en torno a 1646-1653 de Albert Eckhout, titulado “Tapuya-Tanz”. Que se considera de elaboración etnográfica de la etnia Je del Brasil oriental, porque representaba una danza en círculo solo de hombres, en el que las mujeres observaban cuchicheando o bien tocando algún instrumento (Cruz, 2020, p. 10).
La actuación dancística que conectaba los Trópicos en el escenario de las cofradías e irmandades de bailarines negros, indios y blancos brasileiros, chaquenses hispanos e indígenas e hispanos-andinos; se realizaba con cuerpos que tenían la necesidad vital de beber.
Lo que nos lleva a reconocer comunes hábitos en la importancia que tiene los “alimentos–líquidos” entre los nativos andinos y los amazónicos. Donde los últimos le dan:
A importância que conferem aos alimentos líquidos é uma interessante peculiaridade dos indígenas americanos, sobretudo dos sul-americanos e brasileiros, deles sendo encontrados comumente dois gêneros fundamentais correspondendo à tiquara e ao mingau […] O mingau é o primeiro alimento do dia, é o alimento de noite, e o alimento das reuniões, a bebida da confraternização, da sobriedade, a bebida de restauração, e do conforto, a bebida-medicina que se proporciona ao enfermo querido (Carneiro, 2011, p. 136).
En el mundo hispano andino también se consume una bebida-comida desde tiempos inmemoriales. Se trata de la chicha que, en Jujuy, desde los tiempos prehispánicos y durante toda la época colonial hasta la actual modernidad del siglo XXI, era y es un alimento además de bebida, porque en su elaboración decantan mixturas liquidas y solidas que se conocen como arrope, el anchi y el sanco (Cruz; Soler Lizarazo, 2021)
Esta conexión no solo se expresa en paralelos hábitos alimenticios, sino que también da lugar a síntesis generadas por la colonización mundial. Me refiero a lo que acaece con la alta gramínea de la caña de azúcar, qué de las manos de los árabes paso a los portugueses que las plantaron e hicieron producir en el Brasil. Y que también se irradio en toda la frontera que los vecinos tucumanos establecieron con el Gran Chaco, quienes la cultivaron con el concurso de trabajadores indígenas y esclavos negros especializados en haciendas, fuertes y reducciones de la frontera (Cruz, 2014).
En el Brasil, uno de los usos de la caña de azúcar fue para producir el “vino de mel que depois de férvido e destilado, se tornou uma das águas ardentes mais abundantes e preferidas dessa terra” (Carneiro, 2011, p. 146). Y en Jujuy, al aguardiente de caña azúcar que hispanos, indios y negros consumían profusamente, era importado, entre otros, por el vecino y comerciante madeirense Manuel Abreu Macedo. Así como también era elaborado en las haciendas del patrimonio Zegada en frontera del Chaco a fines del XVIII. Gracias al concurso del trabajo especializado como “mieladores” y “azucareros”, de negros y mulatos esclavos, y los afanes como peones de indios chaquenses y la plebe fronteriza durante las zafras azucareras (Cruz, 2014).
4 REFLEXIONES FINALES
El historiador Eduardo França Paiva argumenta para explicar los motivos del distanciamiento entre Argentina y Brasil y en particular de las regiones del Plata y Minas, que la constitución de las nacionalidades de una parte “civilizada”, “europea” y de otra “mestiza, negra, atrasada” corrompida por el pasado esclavista y mestizo; incidió para desconectar y no comparar un espacio relacionado por un pasado de un extenso esclavismo, que los estudios y la cooperación académica pueden contribuir a volver a conectar (Paiva, 2011, p. 128).
Mi respuesta como historiador a la convocatoria a la investigación, intercambio académico e indagaciones realizada por UNIRLA, apunta, desde una región lejana al río de la Plata pero cercana por los Trópicos al Brasil, a re-descubrir esas conexiones diacrónicas.
Los variados y originales documentos expuestos en este artículo rebelan una narrativa histórica que relacionaba a pueblos y sus gentes en la época colonial. Que conjugaban de manera dinámica las “patrias” locales del Jujuy en el Tucumán con las nacionales del Perú y Río de la Plata y el Gran Chaco, y las mundiales de los imperios español y lusitano. Para dar lugar a cartografías, artefactos y hábitos miméticos de lo Occidental con componentes variados que conectaban antes que separaban.
Así, el conciso análisis de la cartografía jesuita y gubernamental del siglo XVIII y el reformulado rol asignado al concepto de frontera colonial por la historiografía americanista. Tipografía el Gran Chaco Gualamba con vías fluviales transitadas, senderos con marchas de tercios militares de Este a Oeste y de Oeste a Este, y de malocas portuguesas, de bandeiras y vecinos, soldados e indígenas del Tucumán. Qué de manera mercantil, enlazaron el mundo urbano hispano-andino con el Paraguay y las ciudades del Mato Grosso y Cuiabá.
En las conexiones históricas que estos actores realizaron, llevaron en sus petacas de cuero diversos objetos y, como era inevitable, sus hábitos corporales. Se trataron de artefactos culturales como los libros, que están muy presentes en las bibliotecas y librerías del Jujuy colonial, escritos en portugués, algunos por un “Paiaçu”. Que circularon desde las imprentas de Coimbra y Lisboa a las librerías de estancias jesuitas en las que los Padres fueron sus lectores, junto a comerciantes portugueses y escuchas – probablemente – negros esclavos y libres, indios del Chaco y la plebe fronteriza (Cruz, 2021).
Todos pueblos jujeños, tucumanos y brasileiros coloniales que eran aficionados a bebidas-comidas de raigambre regional indígena. Como la chicha y al mingau, y también a otras mundiales como el “vino de mel” o “aguardiente de caña”. Con las que festivamente realizan las performances de elegir reinas en cofradías e irmandades allende y aquende los Trópicos, y bailar todos y todas con protagonismo de la cadera y la barriga. Generando así espacios y actuaciones corporales que permiten apreciar el cuerpo, la agencia del pueblo, el género como construcción relacional y la interacción entre diversas categorías y comunidades de personas que excedían las identidades locales para proyectarse con dinamismo a las regionales y mundiales (Cruz y Koeltzsch, 2020).
Se conformó así una dinámica y fluida identidad cultural americana, que no solo fue obvia en el periodo del bilingüismo español y portugués filipino, sino también de una común concepción del gozo festivo y bailable. Que sin duda los historiadores hemos olvidado cuando no soslayado y hasta despreciado de manera intelectual y elitista, pero qué como el pueblo de antaño lo tuvo presente, el de ogaño de la popular Argentina también conecta lo argentino con lo brasileño en conocidas músicas y bailes populares.
La tarea realizada de contar estas historias conectadas, apunta a revelar, o mejor dicho, a re-visar un pasado y presente compartido entre Argentina y Brasil, que originales estudios sociales también están sacando a luz en relación al empoderamiento femenino del NOA con bailes brasileños (Koeltzsch, 2018). También pretende ser un aporte para superar nuestro (Argentino) complejo de inferioridad que nos aleja de América (y con ello también de lo popular y lo bajo corporal), y busca dobles nacionalidades en Europa. A la par que invita a diálogos efectivos que luego den lugar a aproximaciones provechosas para nuestras comunes sociedades y pueblos en el mundo.
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El Gran Chaco es un espacio que por convención histórica se sitúa al norte en las serranías de Santa Cruz de la Sierra o el territorio Chiquitano, al oeste de los macizos andinos, por el sur el rio Salado y por el oriente los ríos Paraná y Paraguay.
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En la época colonial la región del Tucumán primero es Gobernación (1563-1783) con jurisdicción sobre las ciudades de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y Córdoba. Luego de las reformas borbónicas se dividirá en la Intendencia de Salta del Tucumán (1783-1809) con sede en Salta y la Intendencia de Córdoba del Tucumán.
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X Seminario internacional UNIRILA – Pre foro de los Territorios Subnacionales del Corredor Bioceánico de Capricornio, San Salvador de Jujuy, 11 y 12 de abril de 2023.
Agradecimientos
A Gregorio Caro Figueroa de la Biblioteca “J. Armando Caro”, a la Dra. Marcia Amantino de la UNIVERSO y a la Dra. Bettina Guersi Siufi de la Universidad Nacional de Jujuy.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
22 Ago 2025 -
Fecha del número
Jan-Dec 2025
Histórico
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Recibido
19 Set 2024 -
Acepto
13 Feb 2025




Fuente:
Fuente:
Fuente: Museo de Arte Sacro del Convento de San Francisco de Jujuy.