Open-access Narrando la realidad social: Harriet Martineau en los orígenes de la Teoría Sociológica

Narrando a realidade social: Harriet Martineau nas origens da teoria sociológica

RESUMEN

La Teoría Sociológica clásica es un campo estudiado a partir de grandes teorías, formas de ver y comprender el mundo y, también, autores: nombres propios que han dado origen a buena parte de su corpus general. La metáfora de los “padres fundadores” se inscribe en esa génesis del conocimiento social de carácter científico. Sin embargo, y no en forma casual, las voces femeninas quedaron mayormente excluidas en esa construcción. Hace ya unos años, y como consecuencia de la irrupción de la cuestión de género en diferentes campos disciplinares, distintos estudios han recuperado a mujeres, silenciadas, “fundadoras” del campo. Este escrito, analiza parte de la obra de Harriet Martineau, pensadora inglesa de un ya avanzado siglo XIX. El análisis tiene como eje transversal la recuperación del recurso narrativo como un instrumento para el análisis sociológico. Para ello, el corpus de trabajo se comprende de cuatro de los muchos escritos de la autora y estudios complementarios. Las dimensiones abordadas han considerado categorías clásicas de la Sociología: percepción de la sociedad y construcción del objeto. La reflexión propuesta enfatiza la necesidad de abordar el análisis propuesto por Martineau y, en especial, el recurso narrativo: contar la realidad social a través de novelas.

Palabras clave:
Harriet Martineau; teoría sociológica; capitalismo; narración; moral

RESUMO

A Teoria Sociológica clássica é um domínio estudado a partir das grandes teorias, das formas de ver e compreender o mundo e, também, dos autores: nomes próprios os quais deram origem a uma grande parte do seu corpus geral. A metáfora dos “pais fundadores” faz parte desta génese do conhecimento científico social. No entanto, e não por acaso, as vozes das mulheres foram largamente excluídas desta construção. Há alguns anos, e como consequência da irrupção da questão do género em diferentes campos disciplinares, diferentes estudos recuperaram mulheres, silenciadas, “fundadoras” do campo. Este artigo analisa parte da obra de Harriet Martineau, uma pensadora inglesa de meados do século XIX. A análise tem como eixo transversal a recuperação do recurso narrativo como instrumento de análise sociológica. Para o efeito, o corpus de trabalho é constituído por quatro dos muitos escritos da autora e por estudos complementares. As dimensões abordadas consideraram categorias sociológicas clássicas: perceção da sociedade e construção do objeto. A reflexão proposta enfatiza a necessidade de abordar a análise proposta por Martineau e, em particular, o recurso narrativo: contar a história da realidade social através dos novelas.

Palavras-chave:
Harriet Martineau; teoria sociológica; capitalismo; narrativa; moral

1. A modo de introducción

“His journey may be for a brief year, or even a month ; but if, by his own symphathy, he graps ands brings home to himself the life of fresh portion of his race, he gains a wisdom for which he will be the better for ever” (Martineau, 1838, p. 238).

El reciente interés en esta autora se enmarca en un contexto académico renovado y no ajeno a las luchas propias de los activismos feministas, minorías y disidencias, en el que se promueve una recuperación de las mujeres en los saberes de distintos campos. Se trata de comunidades de conocimiento que se están reconstruyendo a partir del recuento de una historia que incluye a algunas mujeres olvidadas, silenciadas o suprimidas (González de la Fe, 2019). Esto también acontece en otros campos, la literatura o el cine, por ejemplo (Lengermann y Niebrugge, [1998] 2019). En este escrito, se presenta una revisión analítica de apenas un fragmento de la ingente obra de Harriet Martineau, pensadora inglesa del siglo XIX, una de las suprimidas. Alcântara (2021) señala que la ausencia de esta autora en el momento fundacional de la Sociología obedece a una forma de violencia de género que es necesario combatir, visibilizando sus incuestionables aportes.

Dicho fragmento se encuentra constituido por los siguientes volúmenes de la autora publicados entre 1832 y 1884:1

Ilustrations of Political Economy (Martineau, 1832):

Volumen 1: Life inte wills. Hill and the Valley

Volumen 2: Ella de Garveloch. Weal and Woe en Garveloch

Volumen 3: Brooke and the farm of Brooke. Demerara

Society in America (Martineau, 1837)

How to observe Morals and Manners (Martineau, 1838)

Harriet Martineu. Autobiography (Martineau, 1884).

La selección de los textos tuvo un criterio estrictamente intencional, aunque también teórico, como podrá verse a continuación. Intencional en cuanto surge de una inquietud en el contexto de la práctica docente en Sociología. Tal como advierte García-Sainz (2021), cuando se enseña Sociología, suele ser habitual comenzar por los “padres fundadores”, mostrando así una mirada parcial que olvida, conscientemente, un conjunto de pensadoras y pensadores de alguna manera “perdedores” en esa construcción hegemónica del campo, que contribuyó a la institucionalización de la Sociología como campo de conocimiento, y campo profesional. Enseñar esta disciplina hoy, transcurridos ya más de veinte años del siglo XXI, se plantea como un desafío importante. No solo por la distancia real con ese momento fundacional en términos históricos -fundamentalmente siglos XVIII y XIX- sino también por una transformación radical en los contextos educativos (el uso de recursos digitales de carácter audiovisual, por ejemplo) y de los intereses, inquietudes y realidades de las personas que estudian la disciplina.

En este sentido, la recuperación de Martineau en el aula, en la enseñanza de la Sociología, puede ser de mucho interés. En principio, se trata de una pensadora, mujer, en el contexto de pensadores, varones, del siglo XIX. La evidentemente visible incorporación de la perspectiva de género, más allá de las distintas posiciones al respecto, se encuentra en la agenda pública y esto ya le otorga actualidad (Cobo, 2022). En segundo lugar, y de gran importancia, es sugerente el tipo de recurso que utiliza esta pensadora para construir teoría sociológica. La presencia de una sociología narrativa, de tipo literario, su escritura de novelas y textos en general basados en ricas descripciones con detalles sociohistóricos, pero también con aspectos domésticos, de la vida cotidiana, abundante en preguntas, resultan una relectura atractiva de esa sociedad que permitió la construcción de una cuestión social. Esto no implica desconocer o excluir los aportes de los primeros pensadores a la disciplina, sólo pretende abrir el campo, mostrando otras perspectivas que también marcaron esa génesis de construcción disciplinar y que, desde la perspectiva de quien escribe, podrían representar no solo un aporte crítico de interés sino también una autora que permita conectar con las inquietudes de las nuevas generaciones. Evidentemente es esta, apenas, una corazonada que, en el sentido de Charles Pierce, invita a la siguiente reflexión.

Pero, se trata de una elección también teórica, en la medida que es posible indagar acerca de las dos dimensiones que organizan este análisis en estos textos. Por un lado, el concepto de sociedad: ¿cómo aparece en el pensamiento de Martineau la Sociología como ciencia de la sociedad? ¿quiénes forman parte de esa sociedad de la que habla Martineau? En segundo lugar, el concepto de objeto: ¿a partir de qué elementos empíricos se estudia Sociología? ¿cómo? Es decir, ¿con qué fuentes, herramientas, técnicas, etc? Las respuestas a estas preguntas pueden permitir avanzar en la indagación acerca de la relevancia de este planteo, incluso comparadamente con otros autores fundadores (A. Comte, K. Marx o E. Durkheim, por ejemplo), pero también mostrar cómo los orígenes de esta sociología narrativa que nos presenta esta autora se encuentran hoy en un núcleo de preocupaciones de gran actualidad tales como la problemática de la desigualdad, especialmente vista desde la perspectiva interseccional, como se retomará al final de este trabajo. Considerando todo esto, se comprende que la recuperación de la obra de Martineau posee un sentido didáctico-pedagógico que puede ser de interés para quienes estudian o se interesan en la cuestión social, en el aprendizaje de la Sociología, pero también en otras disciplinas de las ciencias sociales.

Para responder estas preguntas, y sobre el fragmento seleccionado de la obra, la fundamental técnica de investigación utilizada ha sido el análisis sociológico del discurso, en el marco de una estrategia metodológica cualitativa. En este sentido, se retoma lo mencionado por Santander (2011), cuando explica el giro discursivo, la cuestión de leer los discursos para leer la realidad social, pasando de un paradigma que pone a las ideas como centro de la observación a otro, “que prioriza la observación y el análisis de los discursos. Esto plantea un cambio epistémico en la mirada científica” (Santander, 2011, p. 209). Este autor señala cómo en una investigación aparecen conceptos teóricos clave que se traducen en categorías conceptuales que utilizamos, rastreamos y significamos para el análisis sociológico del discurso. En este trabajo, esas categorías resultan los conceptos de sociedad y objeto. Del mismo modo, desde un punto de vista sociológico, un discurso puede definirse “como cualquier práctica por la que los sujetos dotan de sentido a la realidad […] cualquier práctica social puede ser analizada discursivamente, desde un baile a un ritual, una música o un contrato, un mito o unas costumbres culinarias” (Ruiz, 2009, p. 2). Ruiz plantea tres niveles interrelacionados que permean un análisis de este tipo: contextual (la comprensión de cuándo acontece ese discurso, su singularidad), textual (el discurso como objeto en sí mismo y su caracterización) y sociológico (el discurso como producto social: interpretación y explicación sociológica del discurso). En este artículo se examina la necesaria interrelación entre estos planos del análisis, a partir de la investigación de los significados del discurso (en este caso, la palabra escrita), el contexto en el que se producen y su interés en cuanto producto social y modo de interpretación.

Hechas estas consideraciones, el siguiente texto se organiza a partir de un primer apartado, a continuación de esta Introduccion, en el que se retoman aspectos centrales del surgimiento de la Sociología como campo disciplinar, y la presencia de la obra de Martineau. En segundo lugar, se presenta una breve biografía de la autora, con el fin de situar contextualmente a la persona que lee. Los dos apartados que siguen focalizan en la noción de sociedad y de objeto que se analizan en el fragmento de la obra seleccionado y, finalmente, las reflexiones finales sintetizan los puntos centrales del artículo, enfatizando en la necesidad de incorporar a Martineau en la literatura para enseñar y aprender Sociología.

2. El surgimiento de la Sociología y la irrupción de Martineau

Como es sabido, la Sociología surgió en el siglo XIX, al calor de un conjunto de acontecimientos que excedían largamente ese momento concreto. Es posible señalar el período previo, especialmente vinculado con el Renacimiento, como un momento necesario y vital para el surgimiento de la nueva disciplina. En ese momento, el pensamiento social moderno configuró una matriz de comprensión de la realidad social que tuvo efectos directos en los primeros jalones sociológicos. Hasta entonces, como señala Portantiero (2004), lo social y lo político formaban un núcleo indivisible y, sobre todo, dado, es decir, configurado naturalmente, estático. A partir del Renacimiento y de las ideas de la Ilustración en general, lo social y lo político se muestran como una construcción del Hombre (siempre considerando el hombre varón, blanco, europeo…, normativo). Como señala Cassirer ([1946] 1992), es con Maquiavelo, y más precisamente quizá, con El Príncipe, en 1513, cuando “nos situamos en el umbral del mundo moderno”. A partir de entonces comienza a cristalizar aquello que conocemos como modernidad, que resulta ese contexto “ideal” para los primeros pasos de la Sociología como campo de conocimiento. En el mundo moderno, es la sociedad quien crea, da vida a una forma de ordenamiento y organización que, además, no es fija, puede cambiar. La Sociología surge precisamente como una ciencia de la crisis en la medida que intenta comprender cómo la vida social se ve afectada por los cambios del contexto.

Las primeras respuestas de la nueva ciencia a estos cambios fueron conservadoras. La nostalgia por el orden perdido y la preocupación por el orden en general sobrevuela los trabajos de los primeros pensadores. Este es el caso de Augusto Comte (1798-1857). Este pensador positivista, consideraba que esta ciencia de la sociedad, esa fisiología social, era una especie de aprendiz de las ciencias naturales, de las que debía aprender el modo en el que construir su objeto y cómo estudiarlo. Entendía que el momento de consolidación de la Sociología coincidiría con una sociedad avanzada, desarrollada, vinculando así dos aspectos fundamentales de su sociología: orden y progreso. Martineau, se acerca al positivismo de Comte, con matices. La ciencia social que propone esta autora también se centra en el progreso, pero con un contenido profundamente empático elaborado a partir de sus cuestionamientos más profundos en relación con la desigualdad tan presente en la sociedad que observa (mujeres y personas racializadas – mayoritariamente esclavas – en el caso de Society in America). La idea de progreso de Martineau no tenía que ver con recuperar el orden perdido. Aquí, el progreso supondría una renovación del alcance de la igualdad moderna, ampliando la condición de ciudadanía y lo que esto implica: a estas personas y colectivos excluidos. Permítase aquí una pequeña digresión: esa empatía también estará presente en el trabajo de Marx (1818-1883). En la obra de este autor, especialmente en sus textos más filosóficos, existe una evidente preocupación por la inclusión de los excluidos: el proletariado como sujeto social con capacidad de cambio. Además, en éste, como sujeto histórico fundamental, se encuentra la posibilidad única de emancipar al Hombre. Esto se expone con profunda claridad en la Introducción a la Filosofía del Derecho de Hegel al abordar la emancipación alemana y el proletariado. Señala entonces in extenso,

en la constitución de una clase con cadenas radicales, de una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa, de un estamento que es la disolución de todos los estamentos, de un sector al que su sufrimiento confiere carácter universal; que no reclama un derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece, sino la injusticia a secas; que ya no puede invocar ningún título histórico, sino su título humano; que en vez de oponerse parcialmente a las consecuencias, se halla en completa oposición con todos los presupuestos del Estado alemán. Es un ámbito, por último, que no puede emanciparse de todos los otros ámbitos de la sociedad, emancipando así a todos ellos. En una palabra, es la pérdida total del hombre, y por tanto, solo recuperándolo totalmente puede ganarse a sí misma, en la forma de un estamento especial, el proletariado” (Marx, [1844] 2004, p.72-73. Énfasis en el original).

Marx muestra así la misma empatía que Martineau antes, pero, el Hombre aquí es este prototipo de individuo-ciudadano moderno no-universal, desde la posición de la autora.

Como señala Cobo (2022), el camino de la Sociología como ciencia que estudia la sociedad y las ideas feministas surgen en ese mismo contexto: el mundo moderno y, por simplicar, la Ilustración y las llamadas revoluciones burguesas, la revolución industrial y la francesa. Es sugerente, sin embargo, que en este contexto de enormes cambios en el que se constituye la cuestión social como objeto de estudio de la Sociología, las mujeres, pero también otras personas diversas (no europeas o blancas) son las grandes ausentes (Daflon y Sorj, 2021). Cobo destaca esto último en la medida en que esas reivindicaciones modernas, vehiculizadas por las revoluciones, que denunciaron abiertamente el orden burgués de ese capitalismo en ciernes, “no incorporaron las demandas de ciudadanía de las mujeres” (Cobo, 2022, p. 2). No es casual, entonces, que las mujeres y otras personas vulnerabilizadas en sus derechos de ciudadanía, pero también en la vida cotidiana, en la socialización diaria (esclavos y personas de racializadas) sean de particular interés en la obra de Martineau marcando, en sus palabras, “anomalías” a las normas y tratados más básicos conectados con la idea moderna de igualdad (sin la que, además, difícilmente se pueda discutir la de libertad). Esta autora fue de las primeras pensadoras europeas en observar esa inclusión incompleta en el canon moderno de una sociedad -supuestamente- igualitaria. En Society in America señala Martineau ([1837] 2020, Capítulo 2, párrafo 2): “de tanto en tanto, la cuestión es cómo en muchos paises las mujeres deben obedecer a las leyes, real o virtualmente, cuando no han dado su consentimiento a ninguna ley”.2

Permítase una segunda digresión: al mencionar este libro, es inevitable hacer referencia a Alexis de Tocqueville y su Democracy in America (publicado entre 1835 y 1840), un clásico de la teoría política moderna. Hill (2001) señala un conjunto de elementos similares en las igualmente valiosas investigaciones de Martineau y Tocqueville: la época, los viajes, el recurso de la conversación (entrevista), la estructura de los volúmenes, el trasfondo crítico acerca de la esclavitud, etc. En su comparación, este autor señala que el trabajo de campo de Society in America es, desde el punto de vista de la ciencia social, metodológicamente superior.3

La Sociología clásica, o mejor dicho, la teoría sociológica clásica consideró, desde sus orígenes dos grandes polos teóricos que se han expresado en distintas tensiones, problemáticas y autores (Corcuff, 1998). Las corrientes más sistémicas, lógicamente liberales, más interesadas en comprender y promover el orden social, y las teorías críticas de ese orden, comenzando por el marxismo. Estas teorías y sus diferentes variantes promovieron distintos modelos de sociedad y en las dos, “las mujeres estaban subordinadas a los varones en el espacio privado-doméstico y excluidas del público político” (Cobo, 2022, p. 1).

Antes del siglo XIX, distintas personas, entre ellas intelectuales, pensadores, personas interesadas en la realidad social y sus cambios ya habían problematizado la cuestión del orden social. Las teorías contractualistas de la política vincularon, por ejemplo, la idea base de la igualdad entre los hombres para la construcción del Estado, con sus distintos matices. Hobbes, Locke, Rousseau pensaron la esfera política de un orden burgués consolidado a partir de esa premisa de igualdad del Hombre. Como señala Sayer, el Hombre, aquí también es precisamente eso: el varón, occidental, europeo:

Cuando cualquiera de ellos dice ´el Hombre´, por lo general eso es, precisamente, lo que quieren decir. Pienso que en este punto es donde más deficientes son todas las sociologías clásicas de la modernidad, y menos esclarecedoras sus concepciones del capitalismo (Sayer, [1991], 1995, p. 17).

No hay, independientemente de su peso y lucidez, lugar para las mujeres en la teoría política moderna. Cobo reivindica, en este contexto, la obra de Mary Wollstonecraft, pensadora inglesa del siglo XVIII (1759-1797). Esta filósofa, conocedora de la obra de Rousseau, deconstruyó -si se nos permite el término para ese siglo- el famoso Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres, mostrando que la ausencia de las mujeres era en verdad, también, una construcción social, igual que la desigualdad de origen económico, no es innata o natural, es construida y reproducida. En otras palabras, aquello que Benhabib (2006) llama “universalismo sustitutivista”. La visualización de la mujer como un ser inferior, relegada solo al plano doméstico está en el origen de la socialización que genera el orden burgués. Esta sería una de las primeras reivindicaciones feministas en el pensamiento social realizada, además, por una mujer, bastante antes de la obra de Martineau que aparece cuando la Sociología ya está haciendo sus primeros pasos como campo autónomo de conocimiento.

3. Harriet Martineau: apuntes biográficos

Harriet Martineau nació en Norwich (Inglaterra) en 1802. Fue la sexta de ocho hermanas y hermanos del matrimonio de Thomas Martineau y Elizabeth Rankin, pertenecientes a una clase media vinculada con la actividad textil. Como señala en su autobiografía “Mi vida no fue una primavera” (p. 4).4 Esta pensadora tuvo una salud delicada y destaca en su relato una discapacidad auditiva (deafness). Ya en su infancia, Harriet manifestó su interés en la justicia, marcando así, desde pequeña, su compromiso con quienes atraviesan distintas formas de adversidades: “Tuve una pasión devoradora por la justicia; juticia primero hacia mi misma y luego, a todas las personas oprimidas” (1884, p. 8).

Desde muy joven se manifestó una gran lectora. Milton fue una de sus lecturas más importantes.5 Cuando tenía siete años se encontró de forma casual con un ejemplar de El paraíso perdido (Paradise Lost). La vida escolar, la lectura y el conocimiento fueron para la joven Harriet una “delicia”. La necesidad de sustentarse la acercó a la escritura (la segunda opción, descartada, fue la costura: Harriet profesaba un “amor completamente femenino por el bordado” (Logan, 2015 citado en Campos y Daflon, 2023). Su mayor fuente de ingresos, desde entonces, fue la escritura (Hoecker-Drysdale, 1992; Lengermann y Niebrugge, [1998] 2019). Perteneció, como su familia, a la iglesia unitaria6 y su interés ya se mostraba vinculado con cuestiones de religión y educación en las mujeres (en su autobiografía menciona la educación diferenciada entre varones y mujeres abogando por una educación común). En dos años, Martineau redactó 25 volúmenes a través de los cuales “sus conocimientos y reflexiones tomaron un peso poco habitual para una mujer entonces” (Macías, 2021, párrafo 4).

En 1834, realizó un viaje a Estados Unidos. Ese viaje dio lugar a Society in America. En ese momento, Martineau mostró su firme apoyo al movimiento abolicionista contra la esclavitud y, especialmente el abuso hacia las mujeres. En este libro está expuesta una crítica potente a la construcción moderna de los derechos de la ciudadanía a partir de mostrar la exclusión de diversos grupos sociales. Esto, como se verá más adelante, es para la autora una anomalía en una sociedad cuya construcción política se basa en la igualdad y la libertad.

En 1853, Martineau tradujo los seis volúmenes de Positive Philosophy de Auguste Comte. Su traducción mejoró mucho la obra de Comte en cuanto a su interpretación y accesibilidad. Como señalan Lengermann y Niebrugge ([1998] 2019, p. 61), “a Comte le gustó tanto que lo hizo traducir de vuelta al francés”. En el Prefacio, Martineau señala,

Para aquellos que han aprendido la difícil tarea de diferir los sueños por las realidades, incluso la belleza de la realidad se ve en su completa revelación, mientras que de los sueños fundidos en la oscuridad, el encanto moral de esta obra será tan impresionante como sus satisfacciones intelectuales. El aspecto en que presenta al Hombre es tan favorable a su disciplina moral como nuevo y estimulante a su gusto intelectual. De repente nos encontramos viviendo y moviéndonos en medio del universo, como parte de él y no como su fin y objeto (Martineau, 2022, p. 217).7

Su vínculo constante con la enfermedad la llevó también a escribir en su condición de paciente, con una fuerte crítica al tratamiento e institución médicas (Macías, 2021). Ha sido una autora multifacética, con un eje transversal: la necesidad de reflexión crítica especialmente ante situaciones de desigualdad social. Interpretó la sociología como una ciencia de la sociedad, reflexiva pero no erudita en un sentido formal. Martineau muere en Ambleside, en 1876, “en The Knoll, la casa que ella misma había diseñado y construido” (Lengermann y Niebrugge, [1998] 2019, p. 53), en Inglaterra.

En la actualidad, es una autora cada vez más desarrollada en términos académicos (Alcântara, 2021; Miguel, 2018; Aldana, 2020; García-Sainz, 2021; Navarro-Fosar, 2021; Campos y Daflon, 2023; entre otras), pero también de divulgación y discusión de su obra. Aunque algunos de sus textos no han sido traducidos al español, destaca su presencia en distintos medios de comunicación, especialmente de prensa escrita en esta lengua: El Confidencial, La Vanguardia o Diario Feminista. También en español, resulta relevante el proyecto, Fundadoras de la Sociología 8 de la Fundación Centro de Estudios Andaluces y la Universidad Pablo de Olavide (España) que a partir del texto citado de Lengermann y Niebrugge [1998] (2019), deconstruye las grandes figuras de distintas sociólogas a lo largo de los siglos XIX y XX, entre ellas, Harriet Martineau.

4. Sociedad y objeto en la obra de Martineau

En la primera de sus novelas económicas, Martineau (2013, p. 31) señala: “nuestro objetivo es enseñar Economía Política”. Como indica Miguel (2018), se observa un esfuerzo por popularizar el conocimiento de la Economía clásica. Estas novelas, que ya han sido recuperadas por la Economía en la actualidad (Gallego, 2013), consideran una serie de aspectos fundamentales de lo que para Martineau supone la sociedad como tal. En ellas, además, es posible observar las conexiones permanentes que esta autora establece entre lo macro y lo micro, lo doméstico y lo público. Menciona, por ejemplo: “Si ha sido un gran servicio igualar la condición de los miembros de la familia, de un gran servicio tiene que serlo muchísimo más lograr lo mismo para millones de personas que componen nuestra población y para las otras naciones a través de ellas” (Martineau, 2013, p. 24). Aquí también se puede observar la constante presencia de la necesidad de bienestar en esta autora. Como señala Hoecker-Dryesler ([2002] 2003), Martineau recoge las ideas de J. Mill en otro registro de escritura, la novela; cree que así, lo vertido en Elements of Political Economy (1821), llegará a un público más amplio: “el propósito de Martineau era presentar historias didácticas comprensibles para el conjunto de la sociedad: ´todas las clases tienen la misma relación con la ciencia´” (Hoecker-Dryesler, [2002] 2003, p. 43).9 Su intención de divulgar el conocimiento acerca de cómo funciona la sociedad será entonces el mayor móvil de las novelas económicas (Lengermann y Niebrugge, [1998] 2019).

Estas novelas tienen como eje transversal el rol del trabajo en la vida cotidiana y en la construcción de relaciones sociales. Martineau es optimista respecto al desarrollo del capitalismo en este sentido. Coincide con la postura de Adam Smith en cuanto a que el trabajo productivo contribuye a la formación de riqueza: “olvida Usted que no existe riqueza sin trabajo; y el trabajo debe aplicarse para que las producciones más habituales puedan convertirse en riqueza” (Martineau, 2013, p. 60). La división del trabajo que supone el capitalismo como sistema económico también está presente en estas novelas: las personas se distribuyen de acuerdo con sus talentos y observan los beneficios de hacerlo: han dividido su trabajo según sus talentos o hábitos, y todos los días se dan cuenta de las ventajas que tiene dicho plan” (Martineau, 2013, p. 114). Otra cuestión que remite a Martineau a ese liberalismo clásico se vincula con el rol de los Estados y, más específicamente, de los gobiernos, para que estos procesos vinculados con el trabajo puedan generar bienes y servicios. La autora señala que “los gobiernos deben proteger la libertad natural de la industria eliminando todos los obstáculos, todos los límites y prohibiciones, todos los resortes por los que un grupo de personas intenta obtener ventajas injustamente sobre otro grupo” (Martineau, 2013, p. 130).

Es cierto que en esta descripción hay una mirada un tanto armónica, que elude el conflicto inherente a estos procesos; sin embargo, la incorporación del final de la cita: la necesidad de que los gobiernos operen, de alguna manera, como niveladores de ventajas en relación con el total de la población, muestra un vestigio aquí del reconocimiento de la desigualdad de las relaciones sociales y de quienes podrían quedar afuera de aquellas.

Cabe recordar que estas novelas se alejan en tiempo y tipo de estructura de los otros textos que forman parte de la muestra analizada. En principio, tienen un sentido literario, cuentan historias: hay personajes con atributos propios, diálogos y, especialmente, territorios. Las historias transcurren en un territorio concreto, son situadas y esto resulta de mucho interés en cuanto, más allá del sentido pedagógico, nos transmiten el funcionamiento de una sociedad real, lejos de abstracciones y referencias incontrastables.

Aunque se trata de un texto diferente, con un perfil científico, en How to observe…, la autora recurre a hechos históricos, lugares concretos (desde Egipto, hasta Francia y Estados Unidos entre otras referencias) y, sobre todo, a preguntas. Martineau es una pensadora con una constante preocupación por la forma en que conocemos el mundo y la sociedad (Alcântara, 2021). Una sociedad es un conjunto de personas, diversas y heterogéneas y el modo de aprehenderla resulta del análisis de sus hábitos, costumbres y moral. Martineau, como se observará, utiliza la noción de moral en un sentido similar al que lo hará Durkheim años después.10 Un buen ejemplo de cómo se presenta esto en el relato es el siguiente fragmento:

si es festivo, son ellas (las festividades) más parecidas al carnaval italiano o a las festividades egipcias, cuando todas las miradas son solemnes y se fijan en los derviches giratorios11. ¿Están las mujeres ahí? ¿en qué proporción y bajo qué tipo de régimen de libertad? ¿cuáles son las formas de diversiones públicas?” (Martineau, 1838, p. 64).12

Este fragmento permite, además, introducir el rol que las mujeres tenían en la estructura del pensamiento de Martineau. La autora concibe a la sociedad con las mujeres en ella, y no sólo con las mujeres, también con aquellas personas y/ o colectivos que habitualmente quedaban excluidos. En Society in America indica que:

Mientras el intelecto de la mujer está confinado, su moral aplastada, su salud arruinada, su debilidad enconada, y su fuerza castigada, se le dice que su suerte está echada en el paraíso de las mujeres: y no hay país en el mundo donde haya tanto alarde del trato “caballeroso” del que ella disfruta (Martineau, [1837] (2020), s/d).

Martineau piensa y sienta los cimientos de una Sociología situada y práctica, en la que las minorías forman parte. En este sentido, y siguiendo a Lengermann y Niebruggen ([1998] 2019), Martineau es una de las primeras pensadoras, socióloga, feminista.

5. La sociedad como objeto

Como ciencia de la moral, la Sociología requiere de una serie de operaciones realizadas por quien construye conocimiento. Las premisas sobre cómo construir conocimiento sociológico se explican, con todo detalle, en How to observe morals and manners. Este libro fue escrito en 1836, aunque publicado en 1838; mientras que Society in America se publica en 1837 (Alcântara, 2021). How to observe…, ofrece una guía para observar. Esta acción científica universal cobra especial importancia en Martineau. A la manera de Las reglas del método sociológico (1895), el gran clásico escrito por Durkheim bastante después, Martineau describe aquí la construcción del objeto y las formas de abordarlo. A diferencia de Durkheim, en el que la aplicación del método se concreta especialmente en un libro posterior a Las reglas… también clásico en la materia - El Suicidio (1897) -, Martineau parte de lo empírico, de sus propias observaciones como viajera para elaborar un planteo metodológico.13

En How to observe… la persona que viaja (the traveller), recorre territorios, es quien observa (the observer) costumbres y modos de comportamiento; es quien construye conocimiento sociológico. Para ello, debe despojarse de algunos prejuicios, tener capacidad crítica: “quien observa, para ser perfectamente preciso, debe ser perfecto. Cada prejuicio, cada perversión moral oscurece o distorsiona el ojo a través del que mira” (Martineau, 1838, p. 40). Esto no implica, en absoluto, neutralidad valorativa. Los textos de Martineau destacan, como se ha mencionado, por su empatía, por el reconocimiento de las desigualdades sociales “olvidadas” y la necesidad de modificar esta situación. En este sentido, Martineau (1838, p. 41) señala, “the observer must have sympathy”.14 La empatía cobra fuerza en cuanto punto de referencia para llegar a la mente y el corazón de las personas (Miguel, 2018). Esto es relevante en el concierto de formación de la teoría sociológica clásica. Como bien señalan Lengermann y Niebrugge ([1998] 2019), entre los años de 1890 y 1914, se consensuó en la comunidad académica dominante el rol, la función, de un sociólogo: el rigor científico, la neutralidad valorativa y la abstracción formal. “Este consenso deslegitimizó el trabajo de las mujeres fundadoras y el de muchos hombres que practicaban este posicionamiento alternativo de una sociología crítica y activista de defensa” (p. 40). En este último grupo se encuentra, precisamente, la posición de Martineau. El sociólogo (la socióloga), debe tener un papel activo en la sociedad. Se trata de un educador, público, que ayuda a comprender la realidad y, sobre todo, a transformar las desigualdades (patologías o anomalías) que derivan de la exclusión de personas y colectivos (mujeres y personas esclavas, por ejemplo) (Lengermann y Niebrugge, [1998] 2019).

Martineau contribuye a la formación de una sociología interpretativa, comprensiva, sostenida en la reflexión. La autora va más allá de la definición de un objeto social como un hecho social en el sentido durkheimniano. Avanza en la comprensión de los objetos sociales, en la búsqueda de sus significados. Esa búsqueda introduce a la persona que observa, en la moral y las costumbres de una sociedad. Estrechamente relacionados, su conocimiento nos permitirá comprender la sociedad, su ethos, su forma de ser. En este sentido, la sociología de Martineau parte de cierta premisa durkheimniana, en cuanto al señalamiento del objeto -su identificación-, pero elabora un análisis que se acerca más a la interpretación weberiana respecto de la búsqueda de sentido, la construcción de un significado para ese objeto.15 Para esto, Martineau apela a una herramienta básica de la sociología empírica: la conversación, el discurso de las personas, pero, la conversación situada, es decir, contextualizando ese discurso. En este proceso, las preguntas, -el hacer preguntas, cumple un rol fundamental. Ver Cuadro 1.

Cuadro 1
Hacer Sociología en How to observe

La diversidad de objetos muestra también, la diversidad de la vida humana. La observación de morales y costumbres es también un elemento para observar la prosperidad o adversidad de las clases sociales: “aquí de nuevo, las principales diferencias en la moral y las costumbres nos ofrece una comparación entre la prosperidad o adversidad de la clase” (Martineau, 1838, p. 157).

Adelantándose bastante a Las reglas del método Sociológico (1895), Martineau nos muestra en How to observe… una guía para observar, para convertirse en una persona que viaja en el sentido científico del término. También nos muestra cómo construir teoría en el contacto con la sociedad a través de la observación, desde los detalles, esos aspectos microsociológicos, pero también con el contexto, la geografía y el espacio, pues en esa intersección aparece el objeto sociológico. En esa intersección oscila la obra de esta pensadora de profunda actualidad sin dejar de ser moderna.

6. Reflexiones finales

Como se ha mencionado en la introducción, esta incursión en la obra de Harriet Martineau se vincula con el interés que suscitó su lectura en cuanto al uso de la narración. Esta sociología narrativa es la que la autora expone en todas sus obras, especialmente en las que se ha tenido la posibilidad de analizar. Aunque se trata de registros literarios distintos (en un caso, novelas así estructuradas, en otros, textos de carácter más científico), la narración es un recurso siempre utilizado que facilita la lectura, haciéndola accesible. La recuperación de la obra seleccionada ha permitido abordar los modos en que esta pensadora consideró una forma de reflexionar acerca de la sociedad -sostenida en la necesidad de intervenir en ésta-, desde una posición empática situada en el valor de la igualdad e influyendo así, necesariamente, en una construcción reflexiva del objeto de conocimiento. La sociología narrativa de Martineau es profundamente empírica, construida en base a la observación, a una de carácter reflexivo que se parece mucho a la etnografía como enfoque. Es una sociología, también, vivida. La densa descripción que la autora utiliza para situar a la persona que lee, cumple el objetivo de evitar la abstracción para explicar la realidad social para quien la quiera comprender. En algún punto, la obra de esta socióloga, fundadora de la disciplina, tiene un propósito democratizador: la sociología será universal o no será, y en universal, Martineau no sólo piensa en el Hombre, en el sentido ya expuesto, sino especialmente en las mujeres, las personas de raza negra -hoy probablemente se utilizaría el término racializadas-, quienes viven en situación de vulnerabilidad o incluso exclusión. La sociología de Martineau es una sociología de las oprimidas. Y en esto, sus análisis revisten gran relevancia.

El debate permanente en el ámbito disciplinar sobre las preocupaciones e intereses de la Sociología en la actualidad es bien conocido y necesario. La sociedad en la que vivimos sigue siendo una sociedad capitalista, pero dista mucho de la que vieron sus fundadores. No obstante, los conceptos acuñados entonces y revisitados a lo largo de estos dos siglos siguen siendo fundamentales. Quizá el que más resista el desafío de la revisión es el de clase social. El estudio de la sociedad estructurada en clases sociales en todas las perspectivas (marxistas, weberianas, funcionalistas, etc. etc.) es, por así decirlo, un clásico de la Sociología. Sin embargo, y sólo por marcar esa apertura, la desigualdad sostenida sólo en la clase no abarca o no es la única forma de dar cuenta de todas las dimensiones que producen o reproducen desigualdad (Nogueira, 2021). En este sentido, las perspectivas de la interseccionalidad son de gran interés para esa comprensión. Considerar el género, la corporalidad, la etnia, el origen, más allá de la clase social, supone abrir la desigualdad a dimensiones que, de forma interseccional, visualizan desigualdades de nuevo tipo, que no necesariamente pueden modificarse con políticas públicas cuyos diagnósticos de intervención se centren exclusivamente, por ejemplo, en la desigualdad de ingresos (Expósito, 2013). Martineau observó estas dimensiones en su época, las observó y puso en escena cuando la mayor parte del análisis sociológico contemporáneo se centraba en esa estructura social tan desigual, en términos socioeconómicos, que iba perfilando el capitalismo. Esto no quiere decir que esos análisis no sean fundamentales, por el contrario. Pero pueden complementarse con esta mirada protointerseccional de la desigualdad que nos ofrece la autora.

De Ipola (2004) utiliza el concepto de retorno para trabajar con los autores clásicos. Según el sociólogo argentino, la Sociología se construye con esas operaciones de retorno, revisitando las tensiones. Martineau no puede faltar en esas operaciones de retorno, no sólo por su peso en este momento fundacional sino también por su vigencia actual. Si la Sociología es un campo, en el sentido de Pierre Bourdieu; en ese espacio la obra de esta socióloga disputa, sin dudas, significados. En un muy interesante trabajo, Aldana (2020) recupera la historia de la Sociología a partir de las ausencias femeninas, las sociólogas, destacando cómo su recuperación tiene un doble efecto en la constitución del canon sociológico. Uno de carácter epistemológico, promoviendo una sociología empática, comprometida. El otro, en los contenidos: su incorporación no resta la importancia de los “padres fundadores” sino enriquece y ensancha ese canon, tal como indican Lengermann y Niebrugge [1998] (2019).

Aldana señala:

La constitución de los campos profesionales de la sociología, como en el resto de las ciencias sociales, se desarrolló dentro de las relaciones de poder enmarcadas en la modernidad colonial, por la que se tendió a excluir los saberes de los sectores populares, de pueblos originarios, de las minorías y de las mujeres (Aldana, 2020, p. 69).

Parte de esas minorías son las que observó Martineau, las que constituyen su relato sociológico. Recuperar a esta pensadora en los inicios de la Sociología supone un giro empático, emocional y, definitivamente, enriquecedor para pensar los orígenes y la actualidad. La recuperación de sus textos, tanto en el canon como en el aula, no puede ser más que un acierto si el interés de la Sociología sigue siendo la sociedad.

  • 1
    No se trata de textos consecutivos en la obra de la autora. El último, Autobiography es de edición póstuma, aunque disponible en 1855. Society in America no posee traducción al Español. Se encuentra disponible, sin embargo, una traducción de How to observe… editada por Capitolina Díaz en la Colección Clásicos del Pensamiento Social del Centro de Ivestigaciones Sociológicas (España) publicada en 2022.
  • 2
    La traducción es propia. Nótese que la sección del libro en la que se encuentra este fragmento es “La no existencia política de las mujeres”.
  • 3
    Debe mencionarse que Society in America tiene una segunda parte: Retrospect of western travel (1839). Respecto de la comparación con la obra de Tocqueville, véase especialmente el citado trabajo de Hill (2001), profuso en literatura al respecto.
  • 4
    Traducción propia.
  • 5
    Una cita de Milton aparece, de hecho, como epígrafe en How to observe…
  • 6
    No se aborda aquí el papel de la religión, siendo uno de los observables en Martineau. En el texto de 1838 establece tres “tipos ideales”: liberales (licentous), ascéticas o moderadas. Se acerca, quizá por su formación unitaria, a Saint Simón: la religión -civil, desde esta perspectiva- es una invención solidaria, de vínculo con otras personas.
  • 7
    La autora agradece especialmente las sugerencias de lectura encontradas en las revisiones de pares. En particular, este trabajo de traducción de Fernanda Henrique Cupertino Alcântara del Prefacio del Curso de Filosofía Positiva al Portugués. La traducción al español se realizó con el traductor Deepl. Véase Martineu (2022)
  • 8
    Disponible en https://www.centrodeestudiosandaluces.es/noticias/fundadoras-de-la-sociologia-investigacion-y-ciencia-con-nombre-de-mujer, consultado en 15/07/24. También se encuentran disponibles importantes contribuciones en el marco del curso "200 anos de Sociologia: Clássicas e Clássicos do século XIX e a formação em Ciências Sociais", en Portugués.Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=DDmC3NLuyCc, consultado en 02/10/24.
  • 9
    Traducción propia.
  • 10
    En buena parte de las obras de la inglesa y el francés, moral puede reemplazarse por social. La máxima durkheimniana de “lo social se explica por lo social”, en cuanto “la moral es forma misma de la vida en grupo , y de la pertenencia a dichos grupos” (Funes, 1998, p. 66) se encuentra aquí presente. En Martineau podría ser “lo social se exlica por lo moral”. Cuando utiliza las expresiones morals and manners, está pensando en una unidad, en el espíritu de una sociedad situada. Es algo similar a lo que Durkheim ([1898] 2008) definirá como conciencia colectiva. Esta no resulta, como se sabe, de la sumatoria de las conciencias individuales, supone un hecho social, una entidad sui generis que constrituye un reservorio de identidad, es compartida y común
  • 11
    En el original: whirling Dervishes. Refiere a una especie de monje o miembro de una comunidad religiosa en territorio africano.
  • 12
    Traducción propia.
  • 13
    De alguna manera, esto nos acerca a las bases teóricas de la Grounded Theory tiempo después. Es decir, partir de los datos empíricos para la construcción de teoría.
  • 14
    De forma intencional, en tanto aquí el término symphaty aparece vinculado con esta posición, se deja la cita en el idioma original.
  • 15
    Se trata de un doble proceso: mental (individual) e interpretativo. Para Weber, la ciencia social era la ciencia de la realidad (Poggi, 2005; Sidicaro, 2022). No se pretende resolver ese vaivén, y sí establecer diálogos ente estas miradas sobre la teoría social.

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    16 Dic 2024
  • Fecha del número
    2024

Histórico

  • Recibido
    17 Jul 2024
  • Acepto
    07 Oct 2024
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