Editorial
CONVIVIENDO Y ENFRENTANDO SITUACIONES DE ESTRÉS PROFESIONAL
Isabel Amélia Costa Mendes* * Vicepresidenta de la Comisión Editorial de la Revista Latinoamericana de Enfermería y Profesor Titular del Departamento de Enfermería General y Especializada de la Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo, Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud para el Desarrollo de la Investigación en Enfermería. Dirección: Av. Bandeirantes, 3900 - Monte Alegre - 14040-902 - Ribeirão Preto - São Paulo - Brasil. E-mail: iamendes@eerp.usp.br
El comportamiento humano en las organizaciones de salud ha sido focalizado a través de temas como motivación, liderazgo, gerencia participativa, proceso grupal, comunicación, entre otros, teniendo en vista la excelencia organizacional en lo que se refiere a la productividad, calidad, mercado, competitividad, aunque en la práctica sus efectos estén distantes del propósito pretendido, es decir, que estén lejos de lo esperado.
El trabajador de salud, particularmente el enfermero, viene sufriendo reclamos acerca de esa situación. Se han exigido de él respuestas que se unan a las de los demás profesionales para la conformación y concretización de la eficacia prevista. En otros términos, se le ha exigido al enfermero una actuación que esté de acuerdo con los deseos organizacionales, ofreciéndole como contrapartida fundamental, mayor atención para sus propias dimensiones psico-socio-espirituales, así como también para aquellas de sus colaboradores y sus clientes.
Esto ha sido causa de sufrimiento en el trabajo y de estrés ocupacional.
Estrés profesional es definido como "el proceso de perturbación engendrado en el individuo por la movilización excesiva de su energía de adaptación para el enfrentamiento de las exigencias de su medio ambiente profesional, exigencias que sobrepasan las capacidades actuales físicas o psíquicas de este individuo"(1).
Podemos decir que el trabajo de enfermería, por sí solo, se constituye en fuente de estrés en virtud del sufrimiento de los pacientes, de los acontecimientos inesperados, de la necesidad constante de actuar con diligencia, en fin, de las condiciones de trabajo. Aun así, en nuestro medio, otras causas de estrés ¾ como fue mencionado- se suman a estas. El enfermero puede enfrentar activamente las diversas fuentes de estrés en su cotidiano, sobre todo a través de la acción. Esto porque "la tensión debida a las fuentes de estrés y continuamente absorbida en la acción"(1). En la acción el enfermero puede presentar respuestas alternativas vinculadas a las dimensiones humanas generalmente olvidadas en el escenario organizacional.
La asunción de una actitud comprensiva, capaz de aprender el sentido que la persona da a la propia vida es significativa y consecuente para la percepción de esa persona en el ambiente de trabajo(2). Si el enfermero respalda su conducta en el desarrollo de esa dimensión, él puede tornarse un ser humano más pleno y sus condiciones consecuentemente absorberán o por lo menos, minimizaran su tensión y su estrés.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Aubert N. A neurose profissional. In: Chanlat JF, coordenador. O indivíduo na organização. São Paulo: Atlas; 1993. p. 165, 171.
2. Chanlat A. Prefácio. In: Chanlat JF, coordenador. O indivíduo na organização. São Paulo: Atlas; 1991. p. 17.
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
02 Abr 2008 -
Fecha del número
Abr 2001
