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EDITORIAL

EDITORIAL

Maria Júlia Paes da Silva

Profesor Doctor del Departamento de Enfermería Médico-quirúrgica de la Escuela de Enfermería de la Universidad de São Paulo

Un hombre con un reloj sabe que horas son. Un hombre con dos relojes marcando horas diferentes nunca puede estar seguro de la hora correcta.

(Itzhak Bentak)

Puede parecer extraño comenzar un editorial hablando de horas, pero qué horas son en Enfermería? En qué momento estamos en cuanto categoría?

Me parece que estamos en un momento propicio para discutir sobre humanización y comunicación en Enfermería. Estamos intentando entender la complejidad de nuestras acciones, pero qué es eso, aceptando que esos dos tópicos incluyen el repensar de la propia enfermería, que en la comprensión simbólica, también es quien cuida, quien armoniza, quien entiende.

La historia de cuida, de la Medicina, de la Enfermería modernas está marcada por una separación progresivo del profesional de salud, de las fuentes del sufrimiento del enfermo. No de la aflicción del dolor, del momento que sangra, del cuerpo que arde en fiebre o que se desintegra en un tumor. Pero el sufrimiento humano, subyacente a todas esas manifestaciones y que aun en frente de inocentes heridas se torna frágil, retrocede se angustia delante de la fantasía de la muerte.

Esa complejidad indica una necesidad urgente de la interdiscipluaridad y del intercambio entre los diversos campos de la ciencia para superar los impases de nuestro conocimiento.

Estamos tan descontentos con las reducciones en las interacciones con los pacientes y con el propio equipo, estamos buscando soluciones para entender la grandiosidad de los intercambios posibles entre los seres humanos, cuando esas se complican y quedan confusas, me acuerdo de lo siguiente: si algo es complicado, probablemente hace parte del problema.

Estamos en una fase donde el foco debe ser las soluciones y no solo los problemas, debemos conocer los límites para trasponerlos, con metas claras, determinación, alegría y flexibilidad.

Ya leí autores que afirman que el ser humano tiene dos centros: cabeza y corazón, o entendimiento y sentimiento. De una persona "armoniosa" esperamos que ella tenga las dos funciones en equilibrio. La persona puramente intelectual causa impresión unilateral y fría; la que solo vive de los sentimientos nos parece muchas veces caótica y desorganizada. Solo cuando ambas funciones se complementan se enriquecen mútuamente es que la persona nos parece "entera".

Tal vez para nosotros entender mejor la complejidad del quehacer de Enfermería, del ser enfermero, de ser humano, debiésemos pensar, sentir y actuar de manera más armoniosa, preocupadas con nuestros intercambios verbales y no verbales, además de usar nuestro cuerpo y sus aparatos sensoriales que la naturaleza nos hizo: viendo mas, oyendo mas y hablando menos. Estaremos haciendo lo que el universo espera de nosotros.

Nuestro cerebro solo procesa un grupo de sensaciones a la vez. Si estamos sintiendo muchas sensaciones de diversas partes, él corta algunas de ellas y se concentra en las de mayor intensidad. Los filtros utilizados por nosotros? Generalizaciones delegación y distorsión, según la Programación Neurolinguística.

En ese momento que estamos "comungando" (tornando común, comunicando) nuestras percepciones, descubrimientos y conquistas, vale recordar que toda experiencia y toda ampliación de la percepción necesita ser hecha a través del cuerpo. Y como el cuerpo nos enseña, vale recordar también que el corazón está exactamente en el lugar donde apuntamos cuando queremos mostrar quienes somos.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    05 Dic 2005
  • Fecha del número
    Jul 1997
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