En la cultura occidental, la identidad humana fue considerada, durante mucho tiempo, una sustancia que se desarrolla a lo largo de la vida del individuo. En esta investigación, la identidad es considerada una historia de vida. No un a priori trascendental, por lo tanto, pero algo que dejamos para tras y que sólo puede tener expresión en la narración de una historia de vida y en los encuentros que la caracterizan. En ese sentido, la identidad no corresponde a una autobiografía, sino a una identidad que es, ella misma, biografía. Esto significa que la identidad así entendida no es sustancial, monolítica, solitaria, solipsista, es fundamentalmente plural. Podría ser definida como una identidad relacional, que solo existe en el encuentro con el otro: el otro que mira, que narra y que puede explicitar mi identidad, restituyéndomela como forma de una historia de vida narrada. Ese abordaje fuertemente ligado a la psicología cultural pretende indicar una línea de investigación que se sustraiga a la elección entre homo natura y homo cultura y estrene una reflexión y un estudio naturalmente cultural: que al fin y al cabo, en otros términos, es la cuestión de una identidad relacional.
Identidad; psicología cultural; Yo múltiplo; identidad relacional