Resúmenes
El presente trabajo analiza la presencia y consecuencias de una de las estrategias historiográficas más importantes de las historias sobre el psicoanálisis provenientes desde el interior del movimiento psicoanalítico. A partir del primero escrito freudiano sobre historia del psicoanálisis de 1914 el concepto de pionero se ha convertido en un concepto clave como fórmula de legitimación para los adherentes de las teorías psicoanalíticas. Se evidencia como el uso de este concepto reduce significativamente la multiplicidad del psicoanálisis como objeto de investigación histórica. Finalmente, se proponen algunas consideraciones metodológicas para plegar al psicoanálisis a una perspectiva ligada a la historia social y cultural de los países en los que es recepcionado.
Palabras clave:
Historia; psicoanálisis; pionero; metodología; historia cultural
O presente trabalho analisa a presença e as consequências de uma das estratégias historiográficas mais importantes das histórias sobre psicanálise oriundas do movimento psicanalítico. Desde os primeiros escritos freudianos sobre a história da psicanálise, em 1914, o conceito de pioneiro tornou-se um conceito-chave como fórmula legitimadora para adeptos das teorias psicanalíticas. É evidente como o uso desse conceito reduz significativamente a multiplicidade da psicanálise como objeto de pesquisa histórica. Por fim, são propostas algumas considerações metodológicas para orientar a psicanálise de uma perspectiva vinculada à história social e cultural dos países em que é recebida.
Palavras-chave:
História; psicanálise; pioneiro; metodologia; história cultural
This article analyzes the presence and consequences of one of the most important historiographic strategies of the stories about psychoanalysis coming from within the psychoanalytic movement. Since the first Freudian writing on the history of psychoanalysis in 1914, the concept of pioneer has become a key concept as a legitimizing formula for adherents of psychoanalytic theories. It is evident how the use of this concept significantly reduces the multiplicity of psychoanalysis as an object of historical research. Finally, some methodological considerations are proposed to guide psychoanalysis from a perspective linked to the social and cultural history of the countries in which it is received.
Key words:
History; psychoanalysis; pioneer; methodology; cultural history
Ce travail analyse la présence et les conséquences de l’une des stratégies historiographiques les plus importantes des récits sur la psychanalyse venant de l’intérieur du mouvement psychanalytique. Depuis la première écriture freudienne sur l’histoire de la psychanalyse en 1914, le concept de pionnier est devenu un concept clé en tant que formule de légitimation pour les adeptes des théories psychanalytiques. Il est évident que l’utilisation de ce concept réduit considérablement la multiplicité de la psychanalyse en tant qu’objet de recherche historique. Enfin, des considérations méthodologiques sont proposées pour orienter la psychanalyse dans une perspective liée à l’histoire sociale et culturelle des pays où elle est reçue.
Mots clés:
Histoire; psychanalyse; pionnier; méthodologie; histoire culturelle
Introducción: la historia del psicoanálisis como un campo de intereses en disputa
Analizar la forma en que se ha escrito la historia del psicoanálisis a través de los años es confirmar que se trata en sí mismo, de un campo de disputa política. Desde los tempranos escritos de Sigmund Freud en medio de las tensiones internas del movimiento psicoanalítico con Alfred Adler, Carl Jung y Wilhelm Stekel, habría obligado al creador del psicoanálisis a escribir un texto histórico que ayudara a poner las cosas en orden. Y justamente, como lo confirma la correspondencia con Karl Abraham y Ernest Jones, el impacto del texto Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico (Freud, 1914/2012bFreud, S. (2012b). Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. In Obras Completas (Tomo XIV). Buenos Aires, AR: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1914).) tuvo una importante función para el gobierno institucional y teórico del psicoanálisis. Freud tenía la costumbre de enviar los borradores de sus escritos a algunos miembros del Comité Secreto buscando retroalimentación y marcar directrices. A la vuelta del correo, en el caso de este importante escrito histórico de Freud, Abraham le respondió el 2 de abril de 1914:
Paso a comentarle sus dos manuscritos. Sobre la Historia ya le dije mi opinión. La he leído varias veces y cada vez aprecio más la importancia que tiene como arma. Después de reflexionar mucho, pienso, asimismo, que lo personal debería seguir todo igual (Freud & Abraham, 1914/2001Freud, S., & Abraham, K. (2001). Correspondencia Completa 1907-1926. Madrid, ES: Síntesis. (Trabalho original publicado em 1914)., p. 23; cursivas mías)
Para el psicoanalista alemán el trabajo freudiano sobre la historia del movimiento tenía un valor intrínseco a partir de los efectos que provocaría en el ambiente psicoanalítico una vez que viera la luz. Lo anterior revelaría además que — como siempre — la historia de las ciencias está atravesada por tensiones en el juego de la circulación de capital simbólico, pensada en términos de Pierre Bourdieu (2000)Bourdieu, P. (2000). Intelectuales, política y poder. Buenos Aires, AR: Eudeba., logrando un posicionamiento estratégico en un campo en disputa. Por su parte, la respuesta de Ernest Jones al trabajo histórico de Freud demuestra también que uno de los resultados esperados por el texto: presionar a Carl Jung para que presentara su renuncia a la presidencia de la Sociedad Internacional de Psicoanálisis (en adelante I.P.A) — la que ocurriría en abril de 1914 — y la posterior desafiliación de la Sociedad de Zúrich de esta organización internacional. El galés le informó lo siguiente a Freud en una carta el 27 de julio de 1914: “Hoy he sabido por Abraham que ha llegado de Zúrich la Austritt [dimisión] oficial, o sea que su artículo ha producido los efectos deseados” (Freud & Jones, 1914/2001Freud, S., & Jones, E. (2001). Correspondencia Completa 1908-1939. Madrid, ES: Síntesis. (Trabalho original publicado em 1914)., p. 354). Los años posteriores a la aparición del texto de Freud estuvieron plagados de infortunios debido a la gran guerra que desolaba Europa, haciendo tambalear la prosperidad del psicoanálisis. Fue una época oscura en la que, siguiendo las cartas entre Jones y Freud durante el período de 1914 a 1918, se comprueban sus permanentes intentos por purgar — término usado por el propio galés — los restos del junguismo que había quedado en la Sociedad Psicoanalítica de Londres, predecesora de la Sociedad Británica de Psicoanálisis fundada en 1919, lugar donde el suizo tenía muchos adeptos.
Si bien existían evidentes e importantes diferencias entre los postulados del creador del psicoanálisis y sus exdiscípulos — donde el caso de Carl Jung hizo crisis con sus teorizaciones sobre la desexualización de la libido, su interés en los fenómenos ocultos y la naturaleza de lo inconsciente — el énfasis que se quiere poner acá dice relación precisamente con una estrategia de poder enunciativo dentro del campo. Freud, en ese sentido, ejerció cierta hegemonía de lo que podía ser dicho dentro del campo psicoanalítico.
Por su parte, el ánimo de Freud por esa época no era esperanzador, la guerra había producido importantes estragos en su círculo íntimo de colaboradores, la mayoría enrolados en reparticiones médicas de los ejércitos de sus países — menos Ernest Jones que decidió quedarse en Inglaterra — no volviéndose a ver en casi cinco años. Adicionalmente, su trabajo clínico se vio significativamente golpeado, reduciendo el número de pacientes que atendía diariamente. Freud declaraba con claridad su posición ante el futuro a finales de 1914, en una carta del 25 de diciembre dirigida a Jones:
No me hago ilusiones: el florecimiento de nuestra ciencia está abortado, estamos aproximándonos a un mal período, y puede que sólo haya lugar a mantener un rescoldo del fuego en los corazones de los individuos hasta que un viento más favorable le permita arder de nuevo. Lo que Jung y Adler dejaron intacto en el movimiento está pereciendo ahora en la lucha entre naciones. […] Todo lo que queríamos cultivar y cuidar lo hemos dejado ahora crecer salvaje. Naturalmente, no temo por el destino final de la causa, a la que está usted tan emotivamente dedicado, pero el futuro próximo, que es lo que a mí me puede interesar, me parece eclipsado sin esperanza, y no culparía a ninguna rata por abandonar el barco que se hunde. (Freud & Abraham, 1914/2001Freud, S., & Abraham, K. (2001). Correspondencia Completa 1907-1926. Madrid, ES: Síntesis. (Trabalho original publicado em 1914)., p. 368)
Claramente el impacto de las disidencias al interior del movimiento empujó a Freud a incursionar en la historiografía como un método de control interno para evitar la dispersión del movimiento, forjando una especie de mito de origen de la disciplina que había creado. La distancia temporal hoy permite ver con claridad las diferencias entre los postulados de Freud, Jung y Adler, pero en esos años para el público todo ese conjunto de ideas se llamaba indistintamente psicoanálisis (Strachey, 1957/2012Strachey, J. (2012). Nota introductoria al texto Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. In Freud, S. (2012). Obras Completas (Tomo XIV). Buenos Aires, AR: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1957).; Jones, 1970Jones, E. (1970). Vida y obra de Sigmund Freud (Tomo II). Madrid, ES: Anagrama.). Visto así, las tensiones conceptuales entre estos autores no pudieron sostenerse desde el debate interno al campo freudiano. Por ello, en términos historiográficos se puede entender los esfuerzos freudianos para generar un relato que delimitara el campo psicoanalítico, respetando los principios que Freud consideraba fundantes y esenciales de esta nueva práctica, donde su génesis también se correspondería con los límites del debate epistémico al interior del campo psicoanalítico. Precisamente, el presente artículo quiere enfocarse en uno de los conceptos que han cruzado buena parte de esta forma de hacer historia del psicoanálisis: la noción de pionero. Este concepto no sólo ayudó a Freud a posicionarse como creador solitario, que debió luchar contra las enormes resistencias del resto de la sociedad, sino que ha funcionado como una especie de molde que se ha replicado en muchas de las historias locales del psicoanálisis alrededor del mundo. Vale decir, este tipo de relatos tiene una particular forma de pensar el paso del tiempo para comprender el desarrollo del psicoanálisis, el rol de la fundación de las instituciones psicoanalíticas en esa historia, la relación de filiación e identidad organizacional, los vínculos del psicoanálisis con el medio circundante y especialmente, las relaciones con los procesos y tradiciones médico-sociales antes de sus respectivos procesos de implantación.
Volver a este tema — el que ha sido analizado por autores ya clásicos como Henri Ellenberger (1970)Ellenberger, H. (1970). The discovery of the unconscious. The history of the evolution of the dynamic psychiatry. New York, NY: Basic Books., Paul Roazen (1986Roazen, P. (1986). Freud y sus discípulos. Madrid, ES: Alianza Editorial.; 1993Roazen, P. (1993). Meeting Freud’s Family. Massachusetts, MA: University of Massachusetts Press.; 1995Roazen, P. (1995). How Freud Worked. First-Hand Accounts of Patients. New Jersey, NJ: Jason Aronson, Inc.; 2001)Roazen, P. (2001). The Historiography of Psychoanalysis. New Jersey, NJ: Transaction Publishers., Frank Sulloway (1992)Sulloway, F. (1992). Freud biologist of the mind. New York, NY: Harvard., Robert Langbaum (1981)Langbaum, R. (1981). Freud and Sociobiology: Reflections on the nature of genius. The Kenyon Review, 3(3), 105-120. y más recientemente, Thomas Glick (1999)Glick, T. (1999). Precursores del psicoanálisis en la América Latina. Episteme: Filosofia e História das Ciências em Revista, 8, 139-150., Mariano Ben Plotkin (2003aPlotkin, M. (2003a). El psicoanálisis y sus historias. Psicoanálisis APdeBa, 25(2/3), 457-461. Recuperado el 25 ago. 2020 de: <https://www.psicoanalisisapdeba.org/wp-content/uploads/2018/11/Plotkin.pdf>.
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; 2003b)Plotkin, M. (2003b). Freud en las pampas. Buenos Aires, AR: Sudamericana. y Arnold Davidson (2004)Davidson, A. I. (2004). La aparición de la sexualidad. Barcelona, ES: Alpha Decay., por nombrar algunos de los más destacados — ofrece la oportunidad de seguir ponderando la incidencia que este constructo tiene al moldear la historia general del psicoanálisis y sus respectivas historias locales, pensando especialmente en aquellas que provienen desde dentro del movimiento psicoanalítico. Ejemplos de la actualidad y vigencia de esta forma de pensar son los trabajos de Peter Loewenberg y Nellie Thompson (2011)Loewenberg, P., & Thompson, N. L. (2011). 100 Years of the IPA: The Centenary History of the International Psychoanalytical Association 1910-2010: Evolution and Change. London, UK: IPA & Karnac. 100 Years of the IPA: The Centenary History of the International Psychoanalytical Association 1910-2010: Evolution and Change; From Psychoanalysis to Group Analysis. The Pioneering Work of Trigant Burrow (2013) editado por Edi Gatti Pertegato y Giorgio Orghe Petergato; The pioneers of psychoanalysis in South America. An essential guide (2014) de Nydia Lisman-Pieczanski y Alberto Pieczanski, y de más reciente aparición, The Linked Self in Psychoanalysis. The pioneering work of Enrique Pichon Riviere (2017) de Lea S. de Setton, demostrando que en la historia del psicoanálisis, como espacio en sí mismo de investigación, conviven distintos modos de referirse al pasado y especialmente, de su uso legitimador.
Con todo, la historia como “arma” — parafraseando la metáfora de Karl Abraham — ayudaría a comprender que el ejercicio historiográfico también es una actividad política, no porque se tenga algún control sobre los eventos ocurridos en el pasado, sino que del modo en que ellos son relatos desde el presente, no precisamente como una copia exacta de lo que sucedió. Escribir la historia de la ciencia, y ya no solo del psicoanálisis, ha estado dominada por una tendencia que Michel Foucault insistió en demostrar en su debate con Noam Chomsky: “[…] la exigencia de atribución: no sólo se debe situar y fechar cada descubrimiento, sino que también hay que atribuírselo a alguien, debe tener un inventor, un responsable” (Chomsky y Foucault, 2007Chomsky, N., & Foucault, M. (2007). La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate. Buenos Aires, AR: Katz., pp. 25-26).
Genealogía del concepto de pionero en la historia del psicoanálisis
Como lo ha demostrado Davidson (2004)Davidson, A. I. (2004). La aparición de la sexualidad. Barcelona, ES: Alpha Decay., la figura de Sigmund Freud que en la historia del psicoanálisis tiene un protagonismo incomparable, se convierte en una clave de la forma de relatar el origen de las teorías psicoanalíticas. Así, la historia de la ciencia — entendiendo que el psicoanálisis forma parte de ella de alguna manera, aunque muchos no lo consideren un constructo científico — está plagada de narraciones que destacan por su tono prometeico y heroico, atribuyendo a la figura del genio — como gran descubridor — la responsabilidad del avance del saber científico (Pérez, 2009Pérez, C. (2009). Sobre la condición social de la psicología. Santiago, CH: LOM.). La originalidad del inventor, entonces, se convirtió en un argumento recurrente hasta la actualidad y el mismo Freud, fomentó esa imagen:
Siendo el propósito del presente trabajo trazar la historia del movimiento psicoanalítico, no habrá que extrañar su carácter subjetivo ni la preponderancia en él de mi propia persona. El psicoanálisis es, en efecto obra mía. Durante diez años fui el único en ocuparme de él, y todo el disgusto que su aparición provocó cayó sobre mí, haciéndome contemporáneo de las más diversas y violentas críticas. (Freud, 1914/2012bFreud, S. (2012b). Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. In Obras Completas (Tomo XIV). Buenos Aires, AR: Amorrortu. (Trabalho original publicado em 1914)., p. 7)
Vista así, la historia del psicoanálisis, por lo tanto, sería una historia que debería hacer permanente referencia al nombre de Freud a pesar del avance del tiempo. Se trataría de una clase de historia donde existiría una recurrencia referencial con la experiencia freudiana. Una exageración de este argumento — como lo planteado por el psicoanalista Eidelsztein (2020)Eidelsztein, A. (2020). Por el tamiz y con la fuerza de gravedad de Sigmund Freud. El Rey está desnudo, 16, 7-26. — indica que los psicoanalistas considerarían al psicoanálisis como “cerrado”, incapazAlfredo de poder renovarse epistémicamente a causa del efecto del acontecimiento Freud, el que actuaría como una fuerza de gravedad resistiendo la permeabilidad del campo psicoanalítico. Este tipo de análisis si bien es muy valioso en términos de mostrar la presencia de una estrategia implícita dentro de los grupos psicoanalíticos de volver a Freud como matriz semántica, excluyen los análisis que sociólogos y antropólogos han tenido acerca de la naturaleza del saber psicoanalítico — especialmente el freudiano — que lo hacen tan fácilmente apropiable y con una elevada pregnancia social y cultural. Este punto se ampliará más adelante para declarar cómo la comprensión del comportamiento del psicoanálisis en distintos espacios sociales implicaría un ejercicio que tenga a su haber una alta dispersión del objeto de estudio — en este caso el psicoanálisis — en vez de suponerlo como único y compacto. Desde este punto, ya no solo se trataría de la historia de la invención de una práctica clínica ortodoxa, sino de todo un fenómeno social sobre los patrones de los sujetos para verse a sí mismos.
Ya desde finales de los años 50´s, la imagen de Sigmund Freud de héroe solitario — en palabras de Roazen (1986)Roazen, P. (1986). Freud y sus discípulos. Madrid, ES: Alianza Editorial. y Davidson (2004)Davidson, A. I. (2004). La aparición de la sexualidad. Barcelona, ES: Alpha Decay. — se fue reforzado con intensidad por las biografías oficiales del creador del psicoanálisis, como la publicada por Ernest Jones. Desde esta matriz, la leyenda Freud adquirió particular fuerza luego del exilio que muchos analistas — entre ellos el mismo Freud — vivieron en medio del régimen de Adolf Hitler y los nazis en Alemania y las terribles consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Además, en sus escritos Freud tuvo la deferencia de reconocer a sus maestros más connotados — como el caso, entre otros, de Ernst Wilhelm Ritter Von Brücke, Jean Martin Charcot y con ciertas ambivalencias Joseph Breuer — y repetir con cierta frecuencia a través de los años los conflictos con sus discípulos disidentes. Así lo plantea Paul Roazen (1986)Roazen, P. (1986). Freud y sus discípulos. Madrid, ES: Alianza Editorial.:
Freud consiguió que su versión de aquellas luchas pasara a los libros de historia antes de que pareciera especialmente importante a los demás. Conocía el poder de la leyenda. Incluso a los pacientes que acudían a él en busca de tratamiento, por no citar a quienes iniciaban el aprendizaje, Freud volvía a relatarles la saga de los orígenes y de las luchas de sus primeras ideas. Si Freud se convirtió en una leyenda viva durante su vida, él mismo había contribuido a crear las historias que surgieron en torno a él. (p. 30)
Roazen entrevistó en los años 60´s, a muchos de los colaboradores y pacientes de Freud, revelando la distancia entre Freud y sus seguidores, los que terminaban siendo muchos más “freudianos ortodoxos” que el mismo creador del psicoanálisis. Este punto es muy interesante en virtud de la presencia de una construcción simbólica en torno al modo de ser freudiano, la que contrastaba por mucho de la manera de ser y trabajar del mismo Freud. Por otro lado, quien profundizó acerca del mito del héroe en el movimiento psicoanalítico, fue Frank Sulloway (1992)Sulloway, F. (1992). Freud biologist of the mind. New York, NY: Harvard., destacando cómo para connotar la historia del psicoanálisis, se basaban en la historia de Freud estructurada al modo de una leyenda memorable. Además, este autor usa la matriz del mito del héroe formulada por Campbell (2014)Campbell, J. (2014). El héroe de mil caras. México, DF: FCE., reconociendo cómo Freud le imprimió a su relato sobre el origen del psicoanálisis, inclusive, los necesarios “ritos de paso” conformando todo un periplo transformador. El viaje de Freud, según Sulloway, parte con su autoanálisis — relevado más bien en las cartas a Wilhelm Fliess y traslucido también en La interpretación de los sueños (1900) — y termina, luego de varias estaciones, en el reconocimiento internacional en su viaje a Estados Unidos en septiembre de 1909.
Este periodo supuestamente estuvo marcado por la soledad, el aislamiento profesional y el rechazo del medio profesional nacional en Viena e internacional, resistiéndose a los postulados de obras insignes como Tres ensayos de teoría sexual (1905). Tal como lo rescata Sulloway (1992)Sulloway, F. (1992). Freud biologist of the mind. New York, NY: Harvard. — acompañándose de datos proporcionados también por las investigaciones de Decker (1975)Decker, H. (1975). The interpretation of dreams: Early reception by the educated German public. Journal of the History of the Behavioral Sciences, 11(2), 129-141. doi: 10.1002/1520-6696(197504)11:2<129::AID-JHBS2300110204>3.0.CO;2-B
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y Ellenberger (1970)Ellenberger, H. (1970). The discovery of the unconscious. The history of the evolution of the dynamic psychiatry. New York, NY: Basic Books. — desmienten la versión del desinterés en el trabajo de Freud y confirman lo comentado que fue su trabajo en las revistas especializadas de filosofía, teología, psicología, neuropsiquiatría, investigaciones psíquicas y antropología criminal. Una de las últimas obras dedicadas a este tema es el trabajo de la psicoanalista — y ex presidenta de la Sociedad Psicoanalítica de Viena — Sylvia Zwettler-Otte Freud and the Media. The reception of Psychoanalysis in Viennese Medical Journals, 1895-1938 (2006), confirmando nuevamente la misma impresión: la historia del psicoanálisis está empapada de un prejuicio — impulsado por el mismo Freud — que rápidamente se desmiente con la evidencia histórica que esta autora pone a disposición, enseñando las múltiples y variadas referencias hacia el psicoanálisis, las que si bien reflejaban lo que se podrían llamar resistencias — totalmente naturales a cualquier introducción teórica y técnica nueva en algún campo profesional específico —, también demostraban interés, prudencia, curiosidad y una genuina fascinación de parte de muchos lectores de las teorías psicoanalíticas. El aporte de Sulloway (1992)Sulloway, F. (1992). Freud biologist of the mind. New York, NY: Harvard. a este tipo de problemas es conclusivo: el control del pasado del psicoanálisis, a través del uso de este tipo de estrategias, tiene dentro de sus efectos la construcción de un relato basado en la autolegitimación, el desarraigo del contexto y la compresión del nacimiento del psicoanálisis más relacionado con la serie de alternativas terapéuticas de la época. Es un modo de control del futuro a través del control sistemático — del mismo Freud y de sus respectivos biógrafos e interesados en la historia del psicoanálisis — del pasado. Este tipo de aproximaciones siguen suponiendo que el psicoanálisis apareció íntegro como respuesta al gesto genial de su creador.
Por otro lado, disputas — como las protagonizadas entre Élisabeth Roudinesco y Michel Onfray a propósito del trabajo de Freud: el crepúsculo de un ídolo (2011)Onfray, M. (2011). Freud: el crepúsculo de un ídolo. Madrid, ES: Taurus., demuestran que todo tiene su reverso. Si bien hubo muchos autores que ensalzaron la genialidad de Freud, siguiendo con ciertos matices la senda historiográfica trazada por él, vendrían otros que se dedicarían a denunciarlo por impostor, mentiroso y drogadicto. Roudinesco, por su parte, una reconocida psicoanalista e historiadora francesa del psicoanálisis a nivel mundial — con una gran repercusión en Latinoamérica y con la publicación de una de las últimas biografías de Freud (Roudinesco, 2015Roudinesco, E. (2015). Freud en su tiempo y en el nuestro. Barcelona, ESP: Debate.) — respondió directamente a Onfray con un ensayo titulado ¿Por qué tanto odio? (Roudinesco, 2011Roudinesco, E. (2011). ¿Por qué tanto odio?. Buenos Aires, AR: Libros del Zorzal.). De manera cuidada y pormenorizada, la historiadora francesa respondió y desmintió todas las falsedades proferidas por Onfray. Así, dentro de esta manera de abordar la historia del psicoanálisis y el trabajo freudiano, se encuentra los libelos de Mikkel Borch-Jacobsen, uno de los impulsores del llamado Libro negro del psicoanálisis (2007), en conjunto con Jean Cottraux, Didier Pleux y Jacques Van Rillaer. Borch-Jacobsen, ha dedicado buena parte de su trabajo investigativo a intentar denunciar las supuestas falsedades y mistificaciones realizadas por Freud en temas sensibles, especialmente en torno a su efectividad clínica con sus pacientes y al real impacto curativo del psicoanálisis. Varios de sus libros en esta línea son Remembering Anna O. A century of mystification (1996); The Freud Files. An inquiry into the history of psychoanalysis (2012) — en coautoría con Sonu Shamdasani, biógrafo de Carl Jung — y Les patients des Freud. Destins (2011).
Volviendo a lo planteado por Davidson (2004)Davidson, A. I. (2004). La aparición de la sexualidad. Barcelona, ES: Alpha Decay., seguir insistiendo en ese maniqueísmo histórico es alejarse de la complejidad que la historia del psicoanálisis comporta como fenómeno sociocultural, reduciéndola a posiciones antitéticas. Si bien Freud tuvo dificultades para reconocer sus deudas conceptuales con autores tan importantes como el psiquiatra Richard von Krafft-Ebing, quien había empleado la noción de libido, el médico británico Havelock Ellis quien usó el concepto de autoerotismo, el otorrinolaringólogo alemán, e íntimo amigo de Freud, Wilhelm Fliess cuyas ideas sobre la bisexualidad son más aceptadas dentro del campo psicoanalítico, el también psiquiatra alemán Albert Moll que había postulado la existencia de la sexualidad infantil antes que el creador del psicoanálisis y uno de los primeros sexólogos, el psiquiatra alemán y dermatólogo Iwan Block, quien había hablado de zonas erógenas, no se trata para nada de una usurpación maliciosa como lo intentan muchos historiadores revisionistas. El investigador norteamericano señala:
Los dos mitos, imágenes especulares el uno del otro, se basan en el mismo tipo de presuposiciones historiográficas, no reconocidas, perjudiciales y, en mi opinión, equivocadas. Descubriera o no la sexualidad infantil, cualquiera que fuera la cambiante valoración de su deuda con Fliess, ya fuera el primero, el segundo o el tercero en utilizar la palabra Trieb al hablar de sexualidad…todas las afirmaciones de este tipo, a favor o en contra de Freud, son radicalmente inadecuadas si queremos entender el lugar de éste en la historia de la psiquiatría. Ambos mitos se basan en una invocación inadecuada de su nombre, ambos colocan en mal lugar el papel que tal invocación debería tener en la historia del psicoanálisis […] El modo en que caractericemos el lugar de Freud en la historia de la psiquiatría no debería depender de quién dijo qué primero, sino de si la estructura de los conceptos asociados con los escritos de Freud continúan, amplía, debilita el espacio conceptual de la psiquiatría del siglo XIX o diverge de él. (Davidson, 2004, pp. 117-118Davidson, A. I. (2004). La aparición de la sexualidad. Barcelona, ES: Alpha Decay.)
Es valiosa la propuesta anterior ya que generaría una salida a dos tradiciones historiográficas, las que continúan permeando la manera de entender la historia del psicoanálisis en distintas partes del mundo. Si se habla de una red de conceptos que se entrelazan, justamente se hace referencia a que las teorías freudianas superarían el personalismo de quien fue el pionero — tal como Freud — en sus respectivos espacios nacionales, sino que se trataría de analizar el rol de portavoz de una serie de discursos en los que las ideas psicoanalíticas participaron, generando cierto efecto diferenciador (o no). Superar entonces esta matriz dual, ayudaría significativamente a que — al menos desde el interior del movimiento psicoanalítico — se pudiera aceptar que cuando se habla de qué es el psicoanálisis, se podría aceptar que es todo menos un objeto claro, distinto y limpio que apareció en un momento fundacional en el pasado freudiano o plegado a alguna historia nacional ligada a la fundación de una asociación psicoanalítica.
La prehistoria y la historia oficial del psicoanálisis: los pioneros como eje de la línea del tiempo
La gran colección de trabajos acerca de la historia del psicoanálisis, en su mayoría provenientes desde el interior del movimiento psicoanalítico, han puesto a los pioneros como hito en la representación del tiempo como una línea evolutiva desde un momento prehistórico hacia otro, oficial representado por la fundación de alguna sociedad local dependiente de alguna sociedad internacional que aglutine a los psicoanalistas, independiente de su filiación teórica. En este sentido, es interesante porque como se expresaba con anterioridad, este modelo se ha extendido desde comienzos del psicoanálisis. Un claro ejemplo, el que acentúa el tono biográfico e íntimo de estas aproximaciones históricas, es el clásico trabajo de Franz Alexander, Samuel Eisenstein y Martin Grotjahn, Psychoanalytic pionners. A history of psychoanalysis as seen through the lives and the works of its most eminent teachers, thinkers, and clinicians (1966). En él, los autores realizaron una interesante y nutrida reseña de las vidas de una larga serie de prominentes analistas encabezados por Karl Abraham, Melanie Klein, Sándor Ferenczi, Otto Rank, Carl Gustav Jung, Alfred Adler, Marie Bonaparte, Wilhelm Reich, Otto Fenichel, Paul Federn, Hanns Sachs, Karen Horney, Georg Groddeck, Heinz Hartmann, Hans Zulliger, Anna Freud, Agust Aichhorn y Erik. H. Erickson. Los autores reconocen que la historia del psicoanálisis, por esos años había comenzado a recibir mayor atención gracias al estudio de la personalidad de Freud, basada en la disponibilidad del archivo Sigmund Freud — fundado en 1951 en la Librería del Congreso de Estados Unidos, en Washington D. C —, el impacto de la biografía del fundador del psicoanálisis por Ernest Jones publicada en tres volúmenes entre 1953 a 1957 — y la recapitulación histórica de centros psicoanalíticos tales como los Institutos Psicoanalíticos de Berlín y Chicago, New York y Boston. Lo mismo, señalan, son las múltiples correspondencias como sus más cercanos colaboradores. Pero ¿cómo se define un pionero?
Un pionero en psicoanálisis es una persona que, reconociendo la verdad e importancia de las enseñanzas de Freud, dedicó su vida al avance y difusión de nuestro conocimiento a través de la investigación y la enseñanza […]. (Alexander, Eisenstein y Grotjahn, 1966, p. viAlexander, F., Eisenstein, S., & Grotjahn, M. (1966). Psychoanalytic pioneers. A history of psychoanalysis as seen through the lives and the works of its most eminent teachers, thinkers, and clinicians. New York, NY: Basic Books.; traducción mía)
Ser pionero implicaría, desde esta mirada, una demostración de vocación, reconocimiento y fidelidad con el psicoanálisis de Freud. Esto hace que esta definición contenga un elemento emocional también — transferencial si se quiere —, ligado a aquella estructura binaria mencionada y que pone a las disidencias como un elemento de ruptura, problemático en un ambiente científico como el esperado de los psicoanalistas. En este sentido, la evidencia histórica muestra, además, que en algunos casos la historia del psicoanálisis se representa dividida en un momento prehistórico de otro oficialmente histórico (Plotkin, 2003aPlotkin, M. (2003a). El psicoanálisis y sus historias. Psicoanálisis APdeBa, 25(2/3), 457-461. Recuperado el 25 ago. 2020 de: <https://www.psicoanalisisapdeba.org/wp-content/uploads/2018/11/Plotkin.pdf>.
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; Plotkin, 2003bPlotkin, M. (2003b). Freud en las pampas. Buenos Aires, AR: Sudamericana.; Ruperthuz, 2016Ruperthuz, M. (2016). Freud y los chilenos. Un viaje transnacional (1910-1949). Santiago, CH: Pólvora.). Ponderar esto ayudaría además a comprender las representaciones sobre el tiempo que se manejan comúnmente para pensar la llegada del psicoanálisis en diferentes espacios nacionales, reduciendo el peligro de simplificar los procesos que acompañan — facilitando y obstaculizando — la implantación del psicoanálisis. Considerar esto evitaría tener una posición etnocéntrica y anacrónica — dos de los vicios más complejos de cualquier investigación histórica — reforzando un eterno presentismo e infantilismo hacia los distintos agentes que trataron con el psicoanálisis en el pasado. El uso de categorías como analista salvaje o analista no formado oficialmente harían referencia a que la historia del psicoanálisis se piensa como flecha evolutiva del tiempo, donde la historia se comienza a contar en el momento en que se funda una asociación profesional (oficial) en cada país. Los momentos previos son preparatorios, llenos de desvíos y desaciertos, para el advenimiento del verdadero psicoanálisis (Plotkin, 2003bPlotkin, M. (2003b). Freud en las pampas. Buenos Aires, AR: Sudamericana.; Vezzetti, 1996bVezzetti, H. (1996b). Freud en Buenos Aires, 1910- 1939. Buenos Aires, AR: Universidad Nacional de Quilmes.).
O sea, observar esto implicaría generar una actitud respetuosa de parte de los investigadores que desde del presente miran al pasado, sabiendo que abandonar unas ideas por otras también implica un proceso de renovación generacional que, inclusive, se facilita con la muerte de algunos protagonistas que ocupaban posiciones de poder. Además, las mudanzas paradigmáticas, tal como lo ha demostrado el clásico trabajo de Thomas Kuhn (2013)Kuhn, T. (2013). La estructura de las revoluciones científicas. México, D.F: FCE., ocurren cuando se presentan fenómenos que las antiguas ideas ya no alcanzan a ofrecer explicaciones satisfactorias. En este sentido, como también lo ha mencionado Claudia Gilman (2003)Gilman, C. (2003). Entre la pluma y el fusil: debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina. Buenos Aires, AR: Siglo XXI. una época no sólo se definiría por un cambio en términos cronológicos — asociadas al paso de años en función de lustros, décadas, centenarios, etc. — sino que como lo ha demostrado Mariano Ben Plotkin (2017)Plotkin, M. (2017). El psicoanálisis como sistema de creencias: un bosquejo de programa de investigación. Hist. cienc. saude-Manguinhos. 24(1), 15-31. Recuperado el 20 ago. 2020 de: <http://dx.doi.org/10.1590/s0104-59702017000400002>.
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se trataría de establecer históricamente las transformaciones de lo decible y lo pensable en las sociedades gracias a la presencia del psicoanálisis. Un reciente trabajo de Philp Kuhn (2017)Kuhn, P. (2017). Psychoanalysis in Britain, 1893-1913. Histories and historiography. London, UK: Lexington Books. sobre la historia del psicoanálisis en Gran Bretaña, tiene el mérito de poner entre paréntesis el relato posterior a la Primera Guerra Mundial, donde Ernest Jones era la piedra angular del movimiento psicoanalítico inglés. Así, la investigación de Khun consultando de manera nutrida una multiplicidad de fuentes documentales, enseña cómo la historia del psicoanálisis hunde sus raíces en tradiciones terapéuticas anteriores a su implantación oficial: sanadores espiritistas, hospitales psiquiátricos, la inducción de tratamientos hipnóticos, campañas sufragistas, aristócratas magnetizadores, investigadores educativos y médicos psicofísicos.
Todo lo anterior, sigue fortaleciendo el principio investigativo de que el psicoanálisis en términos históricos tiene antecedentes menos limpios y claros que los que se suponen muchas veces. Considerar su implantación, circulación y adaptación a cada espacio nacional es lidiar, históricamente, con una serie de debates que necesitan ser reconstruidos y que la consolidación del retrato clínico ortodoxo que tenemos de él, es una porción de una historia mayor. Las tensiones esperables de los cambios paradigmáticos y las renovaciones epistémicas, combinadas con las condiciones de lo que Plotkin y Ruperthuz (2019)Ruperthuz, M. (2019). La recepción de la Higiene Mental en Chile: prevenir la locura en un contexto de modernización y aceleración del tiempo en la ciudad de Santiago, 1900-1954. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. Universidad de Santiago de Chile. llaman “el suelo de recepción”, hace que la historia del psicoanálisis inevitablemente considere la unión de la dimensión transnacional y local de la circulación de ideas y creencias. Ya Hugo Vezetti (1996a), Mariano Ben Plotkin (2003a)Plotkin, M. (2003a). El psicoanálisis y sus historias. Psicoanálisis APdeBa, 25(2/3), 457-461. Recuperado el 25 ago. 2020 de: <https://www.psicoanalisisapdeba.org/wp-content/uploads/2018/11/Plotkin.pdf>.
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y Alejandro Dagfal (2009)Dagfal, A. (2009). Entre París y Buenos Aires: la invención del psicólogo (1942-1966). Buenos Aires, AR: Paidós. han señalado con claridad cómo los agentes locales recepcionan las ideas extranjeras activamente generando un interesante proceso de lectura, adecuación y compatibilización con tradiciones de mayor prestigio que los postulados recientemente bienvenidos. Ya no se trataría de meros repetidores de ideas, sino que estos procesos históricos implicarían técnicas — más o menos conscientes — de apropiación y compatibilidad. Insigne, desde esta óptica, es la preocupación que muchos médicos chilenos y argentinos, como el caso del histórico Germán Greve Schlegel, quien leyó uno de los primeros trabajos psicoanalíticos en Buenos Aires en 1910, de tratar de compatibilizar las ideas de Sigmund Freud con Pierre Janet quien contaba con mayor reputación médica que el primero. No hay que olvidar que este médico chileno envió una copia de su trabajo a Freud — quien lo reseñó y mencionó en 1911 y 1914 respectivamente — omitiendo los esfuerzos reconciliatorios que Greve buscó entre las ideas del creador del psicoanálisis con las del psicólogo francés (Ruperthuz, 2016Ruperthuz, M. (2016). Freud y los chilenos. Un viaje transnacional (1910-1949). Santiago, CH: Pólvora.). ¿Cómo entender esto? Precisamente por el interés de Freud de demostrar el alcance internacional de sus ideas, cuestión que era mucho más valiosa que desestimar la lectura del chileno aclarándole la distancia que lo separaba de Janet hace años.
Y justamente el caso de Germán Greve Schegel es valioso para actualizar las mesuras que se hacen de él, la participación que se le atribuye dentro de la historia del psicoanálisis chileno y latinoamericano, y su relación con la noción de pionero. En los años 90´s se publicó en Chile una de las primeras recopilaciones históricas sobre el psicoanálisis en el país bajo el título Cuarenta años de psicoanálisis en Chile. Biografía de una Sociedad Científica (Casaula, Coloma, & Jordan, 1991Casaula, E., Coloma, J., & Jordan, J.F (1991). Cuarenta años de psicoanálisis en Chile. Biografía de una sociedad científica. Santiago CH: Ananké.). Este fue, durante más de veinte años, la única referencia comprensiva sobre el tema, incluyendo un apartado para los llamados pioneros. A diferencia de lo planteado por Alexander, Eisenstein y Grojahn (1966)Alexander, F., Eisenstein, S., & Grotjahn, M. (1966). Psychoanalytic pioneers. A history of psychoanalysis as seen through the lives and the works of its most eminent teachers, thinkers, and clinicians. New York, NY: Basic Books., los investigadores chilenos precisan que se trataría de personas que no fueron parte del proceso de institucionalización del psicoanálisis, que vendría posteriormente de la mano de los fundadores. Ellos instituirían el verdadero psicoanálisis permitiendo su reproducción gracias a los estándares internacionalmente aceptados:
La primera parte está dedicada a los pioneros y a los fundadores del psicoanálisis en Chile. No resulta fácil una caracterización dado que no todos los mencionados se formaron oficialmente, sin embargo, su trayectoria resulta inestimable para la consolidación de la Sociedad Psicoanalítica en 1949. Destacamos aquellos que han mantenido su adhesión a lo psicoanalítico en forma sostenida, sin constituir disidencias. (Casaula, Coloma y Jordan, 1991, p. 21Casaula, E., Coloma, J., & Jordan, J.F (1991). Cuarenta años de psicoanálisis en Chile. Biografía de una sociedad científica. Santiago CH: Ananké.)
La fidelidad es una característica de los pioneros, tal como lo ha analizado el historiador norteamericano Thomas F. Glick (1999)Glick, T. (1999). Precursores del psicoanálisis en la América Latina. Episteme: Filosofia e História das Ciências em Revista, 8, 139-150. y el uso de estas categorías ayudan a entender que la historia del psicoanálisis sería sinónimo de una vida organizacional legítimamente reconocida, “vilificando” — despreciando literalmente — así a los que no son parte de ella porque se alejan de la versión canónica del psicoanálisis. La perpetuación de una especie de nihilización — parafraseando a Mark Fisher (2020)Fisher, M. (2020). K-Punk. Volúmen 2. Buenos Aires, AR: Caja Negra. — de la realidad existente, negándola, ignorándola o simplemente rechazándola. Esta forma de entender la historia del psicoanálisis, lamentablemente, reduciría la influencia de otros estados, configuraciones, cursos y momentos de aquello que puede entenderse como psicoanálisis. La línea del tiempo, desde esta óptica, compartiría las mismas características que tenían las grandes historias militares con héroes y villanos, dividiéndose en la prehistoria y la historia oficial del psicoanálisis. Tomando el caso chileno en el año 1949 se reconoció a la Asociación Psicoanalítica Chilena (A.P.CH) como parte de la I PA en el Congreso Internacional de Zúrich, instituyendo el hito temporal que marcaría el antes y el después de la historia del psicoanálisis en el país.
Un caso similar es lo ocurrido con el peruano Honorio Delgado y su temprana recepción de las ideas freudianas en el país del Rímac. La historia del psicoanálisis peruano, relatada por Saúl Peña y Juan Manuel Yori (2011)Peña, S., & Yori, J.M. (2011). Psycoanalysis in Perú. In P. Loewenberg, & N. L. Thompson (2011). 100 Years of the IPA: The Centenary History of the International Psychoanalytical Association 1910-2010: Evolution and Change. London, UK: IPA & Karnac., hacen referencia al papel de introductor de Delgado de las ideas freudianas en Perú y gran parte del Latinoamérica a finales de los años 10’s del siglo pasado, y producen un salto analítico desde la separación de Delgado del psicoanálisis, en los años 30’s, para convertirse en un acérrimo crítico y, como lo han dejado ver Álvaro Rey de Castro (2016)Rey de Castro, A. (2016). Freud y Honorio Delgado: Crónica de un desencuentro. Revista Culturas Psi/Psy Cultures, 7,110-154. Recuperado el 1 sep. 2020 de: <http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/culturaspsi/article/viewFile/9611/8511culturaspsi.org>.
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y Plotkin y Ruperthuz (2017)Plotkin, M., & Ruperthuz, M. (2017). Estimado Dr. Freud. Una historia cultural del psicoanálisis en Amércia Latina. Buenos Aires, AR: Edhasa. con ideas filofascistas, para centrarse en la fundación de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis en 1980. Claramente, Honorio Delgado representa uno de los casos más emblemáticos de cómo la matriz histórica tradicional del psicoanálisis es capaz de obviar el protagonismo sin igual que este psiquiatra tuvo dentro del círculo íntimo de Freud. Delgado, en esos años, reunía varias de las condiciones que el creador del psicoanálisis valoraba para reclutarlo dentro de su causa: era joven, tenía 27 años, leía y hablaba alemán sin dificultad — su esposa era alemana — y personificaba lo más ilustre de la clase alta de Arequipa. Además, estaba bien posicionado médicamente por su cercanía con Hermilio Valdizán — un prominente psiquiatra local — con quien fundó en 1918 la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas, uno de los faros de la discusión psiquiátrica de la época a nivel regional. El interés temprano de Delgado por el psicoanálisis hizo que tomara contacto con Freud en octubre de 1919 y estableciera una correspondencia que duraría hasta finales de 1934. Tuvo la esperanza de ser uno de los traductores oficiales de las obras de Freud al español — de hecho, hizo algunas entregas de textos de Freud en la Revista Amauta — ofreciéndose para realizar esta tarea, pero Luis López Ballesteros ya había sido elegido por la Editorial Biblioteca Nueva. Además, junto con la biografía de Fritz Wittles de 1924, Delgado escribió también un trabajo biográfico de Freud en 1926 — al cual el vienés hizo varias correcciones y anotaciones, entre ellas la crítica de la inclusión de una foto de Alfred Adler —, visitó la casa de Viena y compartió personalmente con Freud en 1922 luego del Congreso de Berlín — al que llegó tarde por el atraso de su vapor – certamen donde junto al chileno Fernando Allende Navarro conocieron a Freud (Ruperthuz, 2016Ruperthuz, M. (2016). Freud y los chilenos. Un viaje transnacional (1910-1949). Santiago, CH: Pólvora.). La biografía hecha por Delgado inclusive se publicó en portugués en 1933.
Visto así, el caso de Honorio Delgado, es una oportunidad para comprender cuáles eran en esa época, las operaciones simbólicas y reales, que debía hacer (y tener) un intelectual latinoamericano para adentrarse en el círculo freudiano. Las cartas entre ambos revelan también los límites que Freud y los suyos ponían para comprender cómo se comportaba su teoría en terrenos que consideraban derechamente “exóticos”, situándose por fuera de su esfera intelectual centro europea. Por lo tanto, desde el presente, la disidencia final de Delgado lo alejó del interés histórico de los psicoanalistas porque habría tomado el camino del desvío, sin valorar cómo su caso — como el de muchos otros “pioneros” latinoamericanos, como por ejemplo el del brasilero Gastão Pereira da Silva, uno de los mayores difusores de las ideas psicoanalíticas en círculos no especializados en ese país, llegando a hacer un programa de radioteatro, en los años 30´s, llamado No mundo do Sonhos donde escenificaba sueños que le enviaban sus oyentes — reflejaba cómo el psicoanálisis participó, antes y paralelamente a su vida institucional, activamente de las discusiones — por lo menos en Latinoamérica — sobre el tratamiento ambulatorio y las respectivas reformas psiquiátricas manicomiales, renovó las ideas psicopatológicas compitiendo con el reinado de la teoría de la degeneración mental. A consecuencia, el psicoanálisis — o más bien como lo menciona Hugo Vezzetti (1996b)Vezzetti, H. (1996b). Freud en Buenos Aires, 1910- 1939. Buenos Aires, AR: Universidad Nacional de Quilmes. el freudismo — apuntando a un grupo de discursos de inspiración freudiana pero con una dispersión lo suficientemente abierta como para que lo considere como mixturado con los saberes de la psiquiatría y la psicología — llamados por el sociólogo inglés Nikolas Rose (1996)Rose, N. (1996). Inventing Ourselves: Psychology, Power, and Personhood. Cambridge: University Press. saberes psi — así como también apropiado por las disquisiciones de las reformas educativas — como por ejemplo el caso chileno de 1928 (Ruperthuz, 2019Ruperthuz, M. (2019). La recepción de la Higiene Mental en Chile: prevenir la locura en un contexto de modernización y aceleración del tiempo en la ciudad de Santiago, 1900-1954. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. Universidad de Santiago de Chile.) — la criminología, reuniendo autores importantes como Luis Jiménez de Asúa, Emilio Mira y López, el Juez mexicano Raúl Carrancá y Trujillo y el chileno Samuel Gajardo, donde el primero “analizó” a Ramón Mercader luego de asesinar a León Trotsky y el segundo fundó una escuela abierta donde cualquier chileno podía aprender las teorías del psicoanálisis. Finalmente, también la higiene mental vio en las ideas freudianas el complemento especial para que la familia — especialmente la popular — pudiera cambiar, educarse y con eso prevenir la aparición de la enfermedad mental. Con todo, se podría decir que el psicoanálisis, más allá de la óptica de los pioneros, participó activamente de los procesos de medicalización y psicologización de la vida en muchos países del mundo.
Con todo, lo que comúnmente se llama la prehistoria del psicoanálisis es una historia de pleno derecho en sí misma. Así, esta visión estaría en sintonía con lo postulado por Michel Foucault (2016)Foucault, M. (2016). El origen de la hermenéutica de sí. Buenos Aires, AR: Siglo XXI. cuando criticó la manera prometeica que la historia de la ciencia tiene para contar su desarrollo. Inclusive este autor, redujo significativamente el papel a la creatividad o genialidad de los “descubridores”, desplazando el énfasis a los regímenes discursivos que facilitan ir más allá de lo decible y pensable en una época (Foucault, 2016Foucault, M. (2016). El origen de la hermenéutica de sí. Buenos Aires, AR: Siglo XXI.). Es necesario abrir los márgenes históricos para poder recuperar la amplitud del psicoanálisis como objeto de investigación, cuestión que viene ocurriendo fuera del movimiento psicoanalítico donde existe una gran producción de trabajos que se han ido preocupando de la historia social y cultural del pensamiento freudiano en distintos espacios nacionales, los que también tienen sus propias fragmentaciones, evidenciando una amplitud de diversos fenómenos “freudianos”, los que superan por mucho las historias contenidas en las asociaciones psicoanalíticas y precisamente su comprensión es necesaria para conocer la naturaleza misma del psicoanálisis — en términos epistémicos y sociológicos, logrando reconstruir el itinerario de su presencia en muchos sectores de la vida cotidiana. Si se lograra suspender las grandes certezas del presente, las que trabajan como lentes para mirar el pasado, se podría dejar de lado los recurrentes descalificativos hacia los psicoanalistas salvajes que usaron activamente las ideas psicoanalíticas hace años atrás, dejando de agruparlos como malos lectores de las teorías freudianas, escasamente analizados y, por lo tanto, muy distantes de los estándares internacionalmente aceptados. La amplitud del psicoanálisis como un fenómeno social y cultural complejo, el que al modo de decir de Eli Zaretsky (2012)Zaretsky, E. (2012). Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis. México, DF: Siglo XXI. ha generado un legado al menos ambiguo:
Un siglo después de su creación, el psicoanálisis nos presenta una paradoja. Reconocido casi inmediatamente como una gran fuerza para la emancipación humana, desempeñó un papel central en el modernismo de la década de 1920, en los estados de bienestar británicos y estadounidense de los años cuarenta y cincuenta, en las agitaciones radicales de los setenta. Sin embargo, al mismo tiempo se convirtió en una fuente de prejuicios antipolíticos, antifeministas y homófonos, en una profesión degradada, en una “pseudociencia” cuya supervivencia está ahora en tela de juicio. […] Para ubicar al psicoanálisis históricamente no basta con conocer la biografía de Freud, o la historia de la psiquiatría, o de Viena, aunque éstas sean, ciertamente necesarias. Cualquier historia tendrá que explicar, ante todo, la intensidad de su atractivo, y la amplitud de su influencia. Pero esa misma influencia ha dificultado la labor de alcanzar una perspectiva histórica, perspectiva que requiere distancia. (pp. 18-19)
Así, la historia del psicoanálisis comprendería intentar superar los circuitos regulares para pensar en nuevos diálogos que sí ocurrieron en el pasado y que escapan al historiador hagiográfico e infantilizador de aquellos que lo leyeron, se apropiaron y usaron las teorías freudianas para reconciliarlas con paradigmas igualmente importantes, potenciando la respuesta a los mismos problemas que hasta el día de hoy quedan sin responder. Antes de cerrar esta reflexión, en el último apartado se formularán algunas consideraciones históricas que podrían ser de gran utilidad para trazar los recorridos que el psicoanálisis ha tenido desde hace años atrás. Partiendo de la base que cualquier investigación histórica busca recuperar los procesos de continuidad y cambio que han ocurrido en el pasado, formulando también algunas explicaciones — más o menos plausibles — de lo que ocurrió en el pasado. Esto último basado en la certeza investigativa de que se podrá — con más o menos probabilidad — hablar de lo que se cree que sucedió, dependiendo además de la fuerza de los argumentos que los investigadores formulen y de la calidad de la evidencia — fundada además en la potencia de las fuentes históricas — con la que cuente para respaldar sus afirmaciones. Investigadores latinoamericanos tan importantes como Mariano Ben Plotkin (2003aPlotkin, M. (2003a). El psicoanálisis y sus historias. Psicoanálisis APdeBa, 25(2/3), 457-461. Recuperado el 25 ago. 2020 de: <https://www.psicoanalisisapdeba.org/wp-content/uploads/2018/11/Plotkin.pdf>.
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; 2017Plotkin, M. (2017). El psicoanálisis como sistema de creencias: un bosquejo de programa de investigación. Hist. cienc. saude-Manguinhos. 24(1), 15-31. Recuperado el 20 ago. 2020 de: <http://dx.doi.org/10.1590/s0104-59702017000400002>.
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), Hugo Vezzetti (1996aVezzetti, H. (1996a). Aventuras de Freud en el país de los argentinos. Buenos Aires, AR: Paidóis., 1996bVezzetti, H. (1996b). Freud en Buenos Aires, 1910- 1939. Buenos Aires, AR: Universidad Nacional de Quilmes.) Alejandro Dagfal (2009)Dagfal, A. (2009). Entre París y Buenos Aires: la invención del psicólogo (1942-1966). Buenos Aires, AR: Paidós. y Cristiana Facchinetti & Castro (2015)Facchinetti, C., & Castro, R. D. (2015). The historiography of psychoanalysis in Brazil: the case of Rio de Janeiro. Dynamis, 35(1), 13-34., por nombrar algunos, han confirmado la idea que — como lo mencionaba el historiador norteamericano David Lowenthal (2015)Lowenthal, D. (2015). The Past is a Foreign Country. New York, NY: Cambridge University Press. — el pasado es un país extranjero y esta consigna es muy valiosa para leer las fuentes históricas. Si fuera posible encontrarse personalmente, por ejemplo, con Germán Greve Schlegel, Honorio Delgado, Ángel Garma, Arminda Aberastury o Marie Langer, a pesar de poder establecer una comunicación con ellos, seguramente habría muchos desfases entre quienes los interrogarían desde el presente, producto de las respectivas coordenadas socioculturales diversas.
El psicoanálisis más allá de los pioneros: consideraciones metodológicas para una aproximación cultural
Con todo, se podrían sintetizar algunas consideraciones para repensar la historia del psicoanálisis más allá de los pioneros:
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a) Suspender cualquier definición apriorística de lo que se podría entender por psicoanálisis. Esta maniobra metodológica ayudaría a hacer hablar — como lo han mostrado los antropólogos — a los “nativos” del pasado (Visacovsky, 2003Visacovsky, S. (2003). Pensar El Lanús, pensar la Argentina. Psicoanálisis APdeBA, 15(2/3), 441-455.). Lo importante no es lo que los investigadores entiendan por psicoanálisis, sino cómo los protagonistas del pasado definían por tal. Esta es la ética del historiador que respeta la voz de sus sujetos de investigación.
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b) Entender — siguiendo a Mariano Ben Plotkin (2003b)Plotkin, M. (2003b). Freud en las pampas. Buenos Aires, AR: Sudamericana. — que el psicoanálisis es un claro ejemplo de un sistema de ideas y creencias de carácter transnacional, y que su llegada a cualquier espacio nacional implicaría un proceso activo de recepción de parte de una serie de agentes locales que lo adaptan creativamente para compatibilizarlo con las tradiciones locales de pensamiento. Ellos buscan también responder a problemáticas particulares que son sensibles y que el psicoanálisis podría ayudar a responder. Desde la historia cultural el historiador Roger Chartier llama “la historia de las lecturas” cuando afirma:
El libro está caracterizado por un movimiento contradictorio. Por un lado, cada lector se halla enfrentado a todo un conjunto de obligaciones y consignas. El autor, el librero-editor, el comentador, el censor, aspiran a controlar de cerca la producción del sentido y hacer que el texto que ellos escribieron, publicaron, glosaron o autorizaron sea comprendido sin apartarse un ápice de su voluntad prescriptiva. Por otro lado, la lectura por definición, es rebelde y vagabunda. Son infinitas las astucias que desarrollan los lectores para procurarse los libros prohibidos, para leer entre líneas, para subvertir las lecciones impuestas. (Chartier, 2005, pp. 19-20Chartier, R. (2005). El orden de los libros. Barcelona, ES: Gedisa.)
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c) Considerar la capacidad del psicoanálisis para convertirse en un marco explicativo en los lugares donde es recepcionado e implantado, generando — como lo explica la investigadora norteamericana Sherry Turkle (1978)Turkle, S. (1978). Freud´s French Revelution. New York, NY: Basic Books. cuando investigó el impacto del psicoanálisis en Francia a partir de la obra de Jacques Lacan — una verdadera cultura psicoanalítica donde varios agentes usaron el psicoanálisis para pensarse a sí mismos y su mundo.
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d) Como se trata de una disciplina — al menos en todos los lugares menos Viena — su estudio implicaría la articulación del estudio de las rutas intelectuales internacionales y locales que alimentaron la llegada del freudismo; esto enfrentaría a los investigadores al dilema colonialista que pone al psicoanálisis en los patrones de circulación centro-periferia.
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e) Además, como los espacios nacionales son complejos, es conveniente saber que la historia del psicoanálisis implicaría la posibilidad de estudiar distintas capas y zonas de la vida de los países gracias a su permeabilidad y asimilación. La conjunción de las vías transnacionales y locales de circulación de bienes simbólicos, más la existencia de centros y periferias dentro de los propios países facilitarían el estudio del psicoanálisis en el tiempo con altos grados de dispersión, públicos y lecturas. Un reciente estudio en Chile, por ejemplo, ha demostrado el incipiente desarrollo de culturas psicoterapéuticas en la clase obrera a comienzos del siglo XX, tratando de reconciliar las ideas de Freud con los principios del marxismo, el socialismo y el anarquismo (Ruperthuz, 2019Ruperthuz, M. (2019). La recepción de la Higiene Mental en Chile: prevenir la locura en un contexto de modernización y aceleración del tiempo en la ciudad de Santiago, 1900-1954. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. Universidad de Santiago de Chile.).
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f) Finalmente, se debe reconocer que este problema se complejiza debido a la multiplicidad de vías de ingreso, circulación e implantación de las ideas freudianas, comportamiento esperable para un sistema de ideas y creencias de carácter transnacional. Este punto agrega la variable temporal, entendiendo que habría rutas más densas y con velocidades de penetración diferenciada.
Lo anterior ayudaría a entender que los bordes de la historia del psicoanálisis van más allá de una historia gremial, tomándola como un elemento más dentro de un entramado más complejo. ¿Qué justificaría esta estrategia metodológica? Justamente las cualidades y propiedades que tiene el psicoanálisis como artefacto cultural polisémico para generar efectos culturales que siguen siendo estables a pesar del retroceso, por ejemplo, de su protagonismo clínico en Estados Unidos (Zaretsky, 2012Zaretsky, E. (2012). Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis. México, DF: Siglo XXI.). En definitiva, el psicoanálisis ha mostrado, la capacidad de trascender las referencias exclusivas a psicoanalistas, pacientes y asociaciones. De esta manera, se justificaría esta posibilidad metodológica — inspirada en una mirada histórico-antropológica — de enfrentar el pasado entendiendo al psicoanálisis como un sistema de ideas y creencias de carácter transnacional, que generó un cúmulo de prácticas y discursos que se legitiman en su real (o supuesta) genealogía freudiana (Plotkin, 2003aPlotkin, M. (2003a). El psicoanálisis y sus historias. Psicoanálisis APdeBa, 25(2/3), 457-461. Recuperado el 25 ago. 2020 de: <https://www.psicoanalisisapdeba.org/wp-content/uploads/2018/11/Plotkin.pdf>.
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). Esto no excluye entender y ponderar la real deuda simbólica con los llamados pioneros, los que han aportado significativamente a la historia del psicoanálisis, pero el uso de esta categoría, al parecer, tendría implicancias más bien afectivas de acuerdo con la pluralidad del psicoanálisis como fenómeno histórico.
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Financiamento/Funding: Este artigo recebeu financiamento de parte del Proyecto ANIDFONDECYT Regular Nº 1190226 titulado “El rol de la higiene mental en la definición del modelo de asistencia psiquiátrica en Chile (1917-1954)” (2019-2021). Escuela de Psicología. Universidad Andrés Bello (Santiago). / This work received funding by Proyecto ANIDFONDECYT Regular Nº 1190226 titulado “El rol de la higiene mental en la definición del modelo de asistencia psiquiátrica en Chile (1917-1954)” (2019-2021). Escuela de Psicología. Universidad Andrés Bello (Santiago).
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Artículo parte del Proyecto ANID-FONDECYT Regular Nº 1190226 titulado “El rol de la higiene mental en la definición del modelo de asistencia psiquiátrica en Chile (1917-1954)” (2019-2021). Escuela de Psicología. Universidad Andrés Bello (Santiago). Y del Proyecto ANID-FONDECYT Apoyo a la Conformación de Redes entre Centros de Investigación (REDES190152) “History of Psychotherapy in Latin América” con el Programa de Pós-Graduação em História das Ciências e da Saúde da Casa de Oswaldo Cruz (COC – Fiocruz, Río de Janeiro) (2020-2021).
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Citação/Citation: Ruperthuz, M. (2021, dez.). Algunas reflexiones sobre el concepto de pionero en la historia del psicoanálisis: examen de una estrategia historiográfica. Revista Latinoamericana de Psicopatologia Fundamental, 24(4), 706-729. http://dx.doi.org/10.1590/1415-4714.2021v24n4p706.11
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Copyright: © 2009 Associação Universitária de Pesquisa em Psicopatologia Fundamental/ University Association for Research in Fundamental Psychopathology. Este é um artigo de livre acesso, que permite uso irrestrito, distribuição e reprodução em qualquer meio, desde que o autor e a fonte sejam citados / This is an open-access article, which permits unrestricted use, distribution, and reproduction in any medium, provided the original authors and sources are credited.
Agradecimiento: Agradezco la ayuda de la Mag. Paula Cornejo Abarca quien apoyó significativamente la elaboración de este trabajo.
Referências
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Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
25 Feb 2022 -
Fecha del número
Dic 2021
Histórico
-
Recibido
22 Jun 2021 -
Acepto
03 Jul 2021