RESUMEN
OBJETIVO Estimar la prevalencia de Burnout en un hospital de media-larga estancia, monitorizar su evolución y evidenciar la importancia de los puntos de corte utilizados para evitar sesgos en la interpretación de los resultados.
MÉTODOS Se realizaron dos estudios transversales (2013–2016), aplicando la versión española del cuestionario Maslach Burnout Inventory al personal de un hospital de crónicos (n = 323). Fueron variables resultado: prevalencia de Burnout y alto grado de afectación de las subescalas y variables predictoras: características sociodemográficas y factores desencadenantes y moduladores del síndrome. La asociación entre variables se cuantificó mediante odds ratio.
RESULTADOS El índice de participación pasó del 31,5% al 39,3%. Los profesionales presentaron un nivel medio de Burnout en ambos momentos, observándose menor grado de afectación de las subescalas de despersonalización y realización personal en el corte realizado en 2016. La puntuación media de las subescalas en 2016 fue 21,5 para el cansancio emocional, 4,7 para la despersonalización y 41,7 para la realización personal, frente a los valores de cansancio emocional = 21,6, despersonalización = 6,9 y realización personal = 36,3 obtenidos en 2013. La puntuación de la escala de cansancio emocional fue ligeramente superior al valor promedio de los estudios nacionales (19,9), mientras que el resto de valores fueron similares a los valores promedio de los estudios considerados. La prevalencia de Burnout y la interpretación de los resultados variaron significativamente en función de los puntos de corte considerados. En ambos estudios, las variables sociodemográficas mostraron escasa significación, mientras que el apoyo social y las relaciones interpersonales se asociaron al grado de Burnout de los profesionales.
CONCLUSIONES Nuestra prevalencia de Burnout fue similar a la de otros estudios consultados, aunque el componente emocional es más marcado en nuestro medio. La interpretación de los resultados varió significativamente en función de los puntos de corte aplicados, debido a las diferencias transculturales.
DESCRIPTORES Agotamiento Profesional, clasificación; Grupo de Atención al Paciente; Hospitales Públicos, Recursos Humanos; Condiciones de Trabajo; Factores Socioeconómicos
ABSTRACT
OBJECTIVE To estimate the prevalence of Burnout in a medium or long-stay hospital, to monitor its evolution and to highlight the importance of cut-off points used to avoid distortions in the interpretation of the results.
METHODS Two cross-sectional studies (2013–2016) were carried out, applying the Spanish version of the Maslach Burnout Inventory to the staff of a chronic care hospital (n = 323). Result variables were: Burnout prevalence and a high degree of affectation of the subscales and predictor variables: sociodemographic characteristics and factors that trigger and modulate the syndrome. The association between variables was quantified using odds ratio.
RESULTS The participation rate went from 31.5% to 39.3%. The professionals presented a mean level of Burnout in both moments, observing a lower degree of affectation of the depersonalization subscales and personal accomplishment in the 2016 cut-off. The average score of the subscales in 2016 was 21.5 for emotional fatigue, 4.7 for depersonalization and 41.7 for personal fulfillment, compared to the values of emotional fatigue = 21.6, depersonalization = 6.9 and personal fulfillment = 36.3 obtained in 2013. The emotional fatigue score was slightly higher than the mean value of the national studies (19.9), while the rest of the values were similar to the mean values of the studies considered. The prevalence of Burnout and the interpretation of the results varied significantly according to the cut-off points considered. In both studies, sociodemographic variables showed little significance, while social support and interpersonal relationships were associated with the degree of burnout among professionals.
CONCLUSIONS Our prevalence of Burnout was similar to that of other studies consulted, although the emotional component is more marked in our environment. The interpretation of the results varied significantly according to the cut-off points applied, due to the cross-cultural differences.
DESCRIPTORS Burnout, Professional, classification; Patient Care Team; Hospitals, Public, manpower; Working Conditions; Socioeconomic Factors
INTRODUCCIÓN
El Burnout o Síndrome de Quemarse en el Trabajo aparece por una respuesta inadecuada a estresores laborales crónicos de carácter interpersonal, con consecuencias negativas a nivel personal, laboral y organizacional1. Afecta principalmente a profesionales que prestan sus servicios en contacto directo con el receptor de sus cuidados, como personal sanitario, maestros o policías. Su origen es ocupacional, pero su etiología es multifactorial y depende de factores individuales, sociales y organizacionales.
El Maslach Burnout Inventory (MBI)2 es el instrumento más utilizado para su evaluación y contribuye a sistematizar la investigación sobre el constructo. Sus subescalas no se identificaron desde un modelo teórico basado en la observación clínica, sino que se dedujeron a partir de estudios exploratorios realizados para confirmar la validez factorial de la herramienta3,4.
Christina Maslach considera el Burnout un síndrome tridimensional, aunque algunos autores proponen una estructura bidimensional y otros plantean una estructura factorial de cuatro o más dimensiones5. Sin embargo, todos consideran el cansancio emocional como núcleo principal del síndrome, y es el componente más estable y predictivo de sus consecuencias1,6. La disparidad en los resultados sobre la estructura factorial y propiedades psicométricas del MBI se debe a la heterogeneidad de las muestras utilizadas en los diferentes estudios. No existe un criterio unánime sobre los puntos de corte a utilizar para diagnosticar el Burnout y calcular su prevalencia, sino que el instrumento se ha adaptado a distintos idiomas para evitar sesgos en la interpretación de los resultados5,7,8. Gil-Monte y Peiró validaron la estructura factorial del MBI para la población española en 1999 y establecieron los puntos de corte para dicha población en 20009.
El entorno sanitario conlleva, entre otras, tres características que son factores de riesgo para la aparición de Burnout: un gran esfuerzo mental y físico, continuas interrupciones y reorganización de tareas, que incrementan la carga y esfuerzo mental, y el trato con el paciente, en circunstancias complejas de ansiedad y dolor. Además, el sistema sanitario es cada vez más complejo y sujeto a cambios organizacionales y tecnológicos que hacen que los profesionales deban adaptarse continuamente, incrementándose el estrés laboral percibido y el riesgo de aparición del síndrome.
Se han realizado múltiples estudios sobre Burnout en atención primaria, especializada, hospitales de agudos y áreas y servicios específicos a nivel nacional y internacional6,10. Sin embargo, no existen investigaciones realizadas en hospitales de media-larga estancia, donde, debido a la gran vulnerabilidad de sus pacientes, se puede producir mayor implicación emocional del personal que en otro tipo de instituciones sanitarias.
El objetivo del presente estudio fue estimar la prevalencia de Burnout en un Hospital de media-larga estancia, monitorizar su evolución y evidenciar la importancia de los puntos de corte utilizados para evitar sesgos en la interpretación de resultados.
MÉTODOS
La población estudiada fue el personal del hospital Doctor Moliner, un hospital público de media-larga estancia de 183 camas ubicado en la provincia de Valencia, España. Se realizaron dos estudios observacionales seriados en marzo de 2013 y 2016 para conocer la prevalencia de Burnout. La participación fue voluntaria y anónima.
El Instrumento de evaluación utilizado fue la versión española de la segunda edición del Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey (MBI-HSS)11, dirigido a profesionales de la salud.
El cuestionario aplicado constaba de tres partes. La primera recogía características sociodemográficas de los encuestados. La segunda recababa información sobre factores desencadenantes y moduladores descritos en la literatura1. Los factores desencadenantes evaluados fueron: relaciones interpersonales entre profesionales y pacientes (autopercepción de la valoración por familiares y pacientes), relaciones interpersonales en el trabajo (autopercepción de la valoración por compañeros y jefes) y valoración del profesional de los ingresos percibidos. Los factores moduladores evaluados fueron: formación, apoyo social, percepción de la propia experiencia profesional y ciertas variables personales, como autoeficacia y optimismo. La formación y las relaciones interpersonales (valoración por pacientes, familiares, compañeros y superiores), se evaluaron con una escala dicotómica (si, no). La experiencia profesional y las percepciones sobre autoeficacia, optimismo, ingresos y apoyo social, se valoraron mediante una escala discreta de uno a 10. La tercera parte del cuestionario incluía las 22 preguntas del test MBI-HSS que evaluaban el grado de afectación de las subescalas que definen el síndrome – cansancio emocional (CE), despersonalización (DP) y baja realización personal (RP). Esas preguntas se respondían mediante una escala Likert de siete grados que van de cero (nunca) a seis (todos los días).
Los cuestionarios se consideraron válidos si se respondían todas las preguntas del test MBI-HSS, aunque faltase alguna respuesta a las variables recogidas en la primera y segunda parte del cuestionario.
Para categorizar a los profesionales en individuos con niveles altos, medios y bajos de afectación de las subescalas en 2013, se calcularon los percentiles 33 y 66 para cada una, según los criterios propuestos por Maslach y Jackson2 y se utilizaron como puntos de corte propios en ambos momentos. Además, para comprobar si existían diferencias o sesgos de interpretación de los resultados en función de los puntos de corte aplicados, se utilizaron los puntos de corte descritos en cinco estudios de referencia respecto al Burnout entre profesionales sanitarios2,9,11–13.
No se predeterminó el tamaño muestral, ya que se enviaron los cuestionarios por correo interno a todo el personal en ambos cortes. El procedimiento empleado para el muestreo y la recogida de datos fue el mismo en los dos estudios. En ambos momentos, se entregó junto a la encuesta, una carta que explicaba los objetivos del estudio y solicitaba la colaboración de los profesionales. El cuestionario fue autogestionado. Se distribuyó en febrero y las respuestas se recogieron en marzo a través de los buzones de sugerencias para asegurar el anonimato. La plantilla era de 323 empleados en 2013; se recibieron 318 acuses de recibo. Los cinco restantes no recibieron la encuesta por distintos motivos (baja laboral, vacaciones, etc.). Se obtuvieron 125 respuestas (39,3% de los participantes), de las cuales 100 fueron válidas (índice de participación = 31,5%). En 2016, la plantilla era de 312 empleados, pero solo se recibieron 257 acuses de recibo. Se obtuvieron 121 respuestas (47,1% de los participantes), de las cuales 101 fueron válidas (índice de participación = 39,3%).
Se utilizaron medidas de posición (media) y de dispersión (desviación estándar) para describir las variables cuantitativas y medidas de frecuencia (porcentajes) para las variables categóricas. Las variables independientes fueron las características sociodemográficas de los trabajadores y su percepción sobre los factores desencadenantes y moduladores evaluados. Las variables resultado fueron el grado de afectación de las subescalas (puntuación ≥ a los puntos de corte considerados) y la presencia de Burnout (alto grado de afectación de las tres subescalas).
Para comprobar la distribución normal de las variables, se usó el test de Shapiro-Wilk, utilizando modelos paramétricos si se cumplía o sus equivalentes no paramétricos en caso contrario. En el análisis bivariante, se utilizó el test de chi-cuadrado para relacionar variables cualitativas, el test t-Student para variables cuantitativas y el test de ANOVA de un factor para variables cuantitativas frente a variables cualitativas de tres o más categorías, con la corrección post hoc de Bonferroni.
Se compararon las puntuaciones medias de las subescalas con las obtenidas en siete estudios similares realizados en España en los últimos años7,10,14–18.
Para transformar las variables evaluadas mediante escala discreta en variables categóricas, se creó una nueva variable denominada “alta percepción”, considerándose que se alcanzaba este nivel cuando su puntuación era superior a ocho. Para las subescalas del Burnout, se codificó una nueva variable denominada ‘alta afectación’, considerando que se alcanzaba este nivel cuando se superaban los puntos de corte de Gil-Monte9. Se utilizó la odds ratio (OR) y su intervalo de confianza (IC) del 95% para cuantificar el grado de asociación de las variables independientes con las subescalas de Burnout. El análisis ajustado se realizó mediante regresión logística binaria, incluyendo en el modelo las variables potencialmente confundidoras según el criterio de Maldonado-Greeland19.
El análisis estadístico se realizó con el programa IBM SPSS Statistics, versión 19.0.
El estudio fue aprobado por la Dirección y de las Comisiones de Calidad, Bioética y Docencia e Investigación. Para la aplicación del instrumento, no se requirió el consentimiento explicito de los participantes, ya que al ser la participación voluntaria y anónima, el responder y entregar la encuesta cumplimentada, llevaba implícito dicho consentimiento y así constaba en la información previa aportada a los trabajadores.
RESULTADOS
Los datos sociodemográficos de plantilla y las características de los profesionales respondedores a la encuesta se presentan en la Tabla 1. Se observan diferencias significativas respecto a la categoría profesional y la antigüedad laboral de los participantes en ambos momentos del estudio, con un incremento en la participación del colectivo de facultativos y de los profesionales con más de 20 años de antigüedad laboral. En cuanto a los factores desencadenantes y moduladores, se observó mejor autopercepción de la valoración por los familiares en el corte realizado en 2016.
Características sociodemográficas de la plantilla del Hospital y de los respondedores a la encuesta (2013–2016).
Las puntuaciones medias de las subescalas en ambos momentos y sus percentiles 33 y 66 se presentan en la Tabla 2. Los valores obtenidos, sitúan a nuestros profesionales en un nivel medio de desgaste profesional, aunque el desgaste observado en 2016 fue inferior, con diferencias significativas entre ambos momentos para la DP y la RP.
Puntuaciones Medias y percentiles 33 y 66 de las subescalas obtenidos en el estudio, 2013–2016.
Nuestra media para el CE en el corte de 2016 (21,5) fue superior al valor promedio de los siete estudios consultados (19,9). Nuestra media para la escala de RP también fue superior al valor promedio de dichos estudios (RP2016 = 41,7 frente a 34,4), mientras que nuestra puntuación en la escala de DP fue inferior al valor promedio (DP2016 = 4,7 frente a 7,1).
Los resultados de prevalencia de Burnout y grado de afectación de las subescalas variaron considerablemente en función de los criterios normativos aplicados. En la Tabla 3, se presentan los resultados obtenidos en ambos momentos, comparando su interpretación en función de los valores normativos considerados. El criterio más restrictivo fue el de Schaufeli.
Frecuencia de Burnout y grado de afectación de las subescalas (MBI-HSS) obtenidas en el estudio según los puntos de corte propuestos por diferentes autores (2013–2016).
Para el CE, no se observaron diferencias en la interpretación de resultados, mientras que para la DP, la RP y la prevalencia de Burnout, sí que se observaron diferencias transculturales en la interpretación de los resultados al aplicar los criterios de Gil-Monte frente al resto de puntos de corte considerados (Tabla 4).
Diferencias en la interpretación de los resultados de “alto grado de afectación de las subescalas” y prevalencia de Burnout según los criterios normativos considerados.
Las variables sociodemográficas mostraron escasa asociación con las variables resultado, mientras que una alta percepción de algunas de las variables moduladoras, sí que mostró asociación con el Burnout y con la alta afectación de las subescalas que lo definen (Tabla 5).
Asociación de las variables sociodemográficas, desencadenantes y moduladoras con las subescalas de Burnout según los puntos de corte de Gil-Monte (2013–2016).
DISCUSIÓN
Para calcular la prevalencia de Burnout, se han utilizado diferentes puntos de corte, evidenciando la importancia de la selección de valores normativos adecuados para evitar sesgos en la interpretación de los resultados. La prevalencia obtenida varió considerablemente en función de los puntos de corte utilizados. La causa de esta variabilidad es que, para definir los puntos de corte que evalúan el síndrome, Maslach y Jackson2 proponen utilizar los percentiles 33 y 66, de modo que dividen la muestra en tres grupos iguales para cada subescala. Pero este método, proporciona puntos de corte diferentes en función de la población estudiada. Esta variabilidad se debe a las diferencias ocupacionales y transculturales de las muestras utilizadas en los distintos estudios. Los puntos de corte definidos por Maslach para la población americana son más altos para CE y DP que los europeos, mientras que sus valores normativos son más bajos para la RP, observándose diferencias significativas respecto a la aplicación de puntos de corte obtenidos en muestras de habla hispana. El criterio más restrictivo es el de Schaufeli, ya que al basarse en percentiles obtenidos sobre una muestra de profesionales con problemas de estrés ocupacional, es el único criterio validado clínicamente para el diagnóstico del Burnout. En el presente estudio, como en otros trabajos7,20, obtuvimos prevalencias menores al aplicar este criterio, ya que estos puntos de corte sólo detectan los casos clínicamente relevantes.
El índice de participación fue inferior al 50%, aunque en estudios similares realizados mediante cuestionarios autogestionados y anónimos enviados al personal sanitario, es difícil superar esa tasa7,14. Sin embargo, algunos autores obtuvieron índices superiores, por encima del 60%, en estudios realizados sobre colectivos más específicos o en el ámbito de atención primaria15. La tasa de participación se incrementó un 8% en el corte realizado en 2016, lo que indica cierto aumento en la adhesión al procedimiento.
Existen múltiples estudios sobre Burnout y estrés ocupacional en profesionales sanitarios, pero muchos presentan limitaciones metodológicas. Algunos trabajos refieren porcentajes bajos, medios y altos de CE, DP y RP, sin aportar las medias de las subescalas ni la prevalencia del síndrome21. Otros aportan el dato de la prevalencia de Burnout, pero es difícil comparar los resultados obtenidos por distintos investigadores. Esta dificultad se debe a que utilizan criterios normativos diferentes22, refiriendo los resultados en muchas ocasiones a puntos de corte estadounidenses16 o a valores de sus propios terciles17. Algunos clasifican como Burnout a los profesionales con un nivel medio o alto de afectación de las tres subescalas15,18, o diagnostican el síndrome cuando están afectadas a alto nivel dos de las subescalas23, sobredimensionando la prevalencia del síndrome. Otros estudios, al igual que el nuestro, se han realizado en muestras pequeñas o tienen bajas tasas de respuesta, por lo que es difícil extrapolar los resultados24. Sin embargo, casi todos los trabajos coinciden en que la principal manifestación del síndrome y la más estable en el tiempo es el CE1,6, hecho también observado en nuestro estudio. Se observaron diferencias significativas entre ambos momentos para las subescalas de DP y RP, pero el CE no mostró cambios significativos.
Hemos comprobado la variabilidad del criterio estadístico de los percentiles propuesto por Maslach para el cálculo de los puntos de corte poblacionales, ya que los valores obtenidos en 2016 fueron sensiblemente diferentes a los de 2013. Esa variabilidad corrobora la necesidad de establecer criterios normativos estandarizados, estables y acordes a las características de la población estudiada. En el MBI, al no definirse un criterio clínico de referencia que identifique claramente las personas que han desarrollado el síndrome, la clasificación resulta arbitraria y puede inducir a errores en la interpretación de los resultados, especialmente cuando las subescalas no presentan una distribución ajustada a la normalidad20. Muchos autores proponen utilizar puntos de corte específicos por país y profesión9,12,25, para evitar estos sesgos. En nuestro trabajo, para estudiar la asociación entre variables, hemos utilizado los criterios normativos definidos por Gil-Monte9 para una muestra multiocupacional española, ya que son los que mejor se adaptan a las características de la población estudiada.
Analizando la influencia de las variables sociodemográficas, se observó asociación entre la edad y la realización personal en el corte realizado en 2013, con mayor realización personal en los profesionales de más edad. Estos resultados difieren de los observados en otros estudios, en los que se observaba asociación entre ciertas variables sociodemográficas y la presencia de Burnout10,15,17,26. No existe consenso en la configuración del perfil epidemiológico del síndrome15,18. Respecto al sexo, existen trabajos en los que se encuentra mayor afectación en las mujeres26,27, otros lo encuentran en los varones11,15 y otros que no hallan diferencias significativas, como fue nuestro caso.
Según nuestros resultados, el apoyo social actuaba como factor protector para la RP en los dos cortes realizados, probablemente porque amortigua el estrés laboral, hecho también descrito en la literatura28. Por el contrario, actuaron como factores de riesgo respecto al CE, RP y la presencia de Burnout, la baja valoración por pacientes, familiares y superiores. La escala de DP no mostró asociación con ninguna de las variables consideradas, mientras que la RP fue la escala que mostró mayor número de asociaciones con las variables explicativas, igual que sucedía en otros estudios consultados10,14,17. La falta de formación y una percepción negativa de la valoración por pacientes, familiares y superiores incrementaba el riesgo de afectación de la subescala, mientras que una alta percepción de experiencia profesional, optimismo y apoyo social actuaron como factores protectores.
Para algunos autores, ciertas características personales y laborales (ambiente caótico, malas relaciones interpersonales, sensación de inequidad) se asocian con niveles altos de Burnout15,29. Otros han encontrado asociación entre Burnout y bajos niveles de empatía30, pues si el ambiente es tóxico, se altera la dinámica laboral y se genera estrés.
Las características del presente estudio no permiten extraer conclusiones generales. Pero puede plantear la posibilidad de reducir el desgaste profesional aplicando medidas que permitan reducir el estrés laboral y mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Es dudosa eficacia que pueden tener unos profesionales que a su vez están necesitando ayuda16. La vocación profesional, ciertos rasgos de personalidad y el trabajo en equipo bien planteado, con objetivos claros, realistas y asumidos por todos, son el mejor antídoto para el Burnout. Los profesionales con personalidad positiva, optimismo y autoeficacia, son menos propensos a quemarse10, hallazgos también observados en nuestro estudio.
Entre las limitaciones de nuestro estudio está su diseño transversal, que no permite extraer conclusiones de causalidad ni direccionalidad de las relaciones entre las variables estudiadas. Sería necesario realizar estudios longitudinales para analizar dichas relaciones. Existe un posible sesgo de selección, ya que al ser la participación voluntaria y anónima, los profesionales más proactivos suelen ser los más participativos. El bajo número de participantes es otra limitación, dado el pequeño tamaño de la organización, hecho que impide extrapolar los resultados obtenidos.
Nuestros profesionales presentan un nivel medio de desgaste profesional, similar al obtenido en otros estudios realizados en primaria o en hospitales de agudos, aunque el componente emocional afecta más en nuestro medio.
La prevalencia de Burnout varió significativamente en función de los puntos de corte aplicados. Esto confirma la importancia de utilizar valores normativos acordes a las características de la población estudiada para evitar sesgos transculturales en la interpretación de los resultados.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
2018
Histórico
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Recibido
18 Mayo 2017 -
Acepto
30 Jul 2017