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Sexualidad, Salud y Sociedad (Rio de Janeiro)
Sex., Salud Soc. (Rio J.)
1984-6487
Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos (CLAM/IMS/UERJ)
Resumo
O uso de aplicações móveis para monitorar os ciclos menstruais está se tornando mais difundido. A proliferação de aplicações suscita preocupações com relação à normalização da construção binária de identidades de gênero através de inovações tecnológicas e seu impacto sobre os direitos humanos. Algumas das consequências do uso de aplicativos incluem o tratamento opaco dos dados pessoais, a reprodução de estereótipos de gênero no design e os enviesamentos algorítmicos. Este estudo adota uma abordagem qualitativa para examinar tais implicações na vida das pessoas que menstruam na Cidade do México. O estudo qualitativo incluiu 32 entrevistas em profundidade com pessoas jovens adultas entre 18 e 25 anos de idade para conhecer suas experiências com várias aplicações de rastreamento menstrual. A análise revelou que as pessoas não estavam satisfeitas com o viés de gênero no desenho, com o tratamento inadequado dos dados pessoais pelos aplicativos, considerado uma invasão de privacidade, e como desempenho do aplicativo, que contribui para padronizar experiências e normalizar concepções binárias de gênero através da tecnologia. Este estudo sugere que a concepção de aplicativos de monitoramento periódico deve considerar as experiências e necessidades das pessoas que menstruam em sua diversidade, com base em uma definição não binária de gênero. Um desenho justo deveria começar por envolver as pessoas para melhorar sua experiência e qualidade de vida, com seus direitos em primeiro plano.
Las aplicaciones para el seguimiento menstrual se encuentran entre las más populares en la categoría de salud, con más de 500 millones de descargas en todo el mundo (Rampazzo et al., 2021). Se espera que la industria de la tecnología enfocada en salud femenina alcance un valor de 50 mil millones de dólares para el 2025 (Ramírez, 2021). Como otras aplicaciones, facilitan el registro y análisis de los estados de salud a través de la recopilación de información. Es cierto que el uso de estas aplicaciones facilita que las personas usuarias puedan monitorear su ciclo menstrual. Sin embargo, desde una perspectiva de diseño justo, planteamos que las mismas deben ser investigadas, en tanto implican procesos de recopilación de datos y mediación algorítmica y su diseño y funcionalidades reproducen concepciones de género binarias heteronormadas (Costanza-Chock, 2020). Las personas menstruantes1 pueden utilizar aplicaciones con el fin de monitorear su salud, pero no necesariamente están al tanto de las prácticas de dataficación y cuantificación del yo (Swan, 2013) asociadas con el modelo de negocio del capitalismo de la vigilancia (Zuboff, 2019).
Epstein et al. (2017) destacan cinco razones principales por las que las personas hacen un seguimiento de sus ciclos menstruales: para aumentar su conciencia corporal; para comprender mejor sus ciclos corporales; para prepararse para la menstruación; para buscar quedar embarazadas; y para comunicar sus observaciones a quienes les brindan atención médica. Sin embargo, otra dimensión se relaciona con la lógica que legitima la anticipación del comportamiento corporal a partir del análisis de datos y la predicción algorítmica. Estas aplicaciones tienen como propósito general predecir las fechas aproximadas de los siguientes ciclos menstruales, de ovulación, fertilidad, días previstos de SPM (síndrome premenstrual), pero no siempre interpretan los datos con precisión. Por esta razón, resulta relevante analizar de qué manera, desde su desarrollo, los algoritmos incorporan sesgos o ideas hegemónicas sobre lo que es y no es la menstruación, así como la forma en que las personas la experimentan. De igual manera, en su diseño, nos interesa explorar de qué manera las funcionalidades reproducen ideas binarias y heteronormadas sobre lo que implica ser una persona menstruante. Por último, cómo se manifiestan los procesos de dataficación del cuerpo y el procesamiento de tales datos. Para atender esta problemática, esta investigación tiene como objetivo analizar la construcción sociotécnica del género en las aplicaciones de seguimiento menstrual, así como sus sesgos algorítmicos y la dataficación de los cuerpos a partir de la percepción de las personas usuarias. La pregunta que guía el estudio es la siguiente: ¿de qué manera, a través de su diseño, funcionalidades, resultados y del manejo de sus datos, las aplicaciones de seguimiento menstrual construyen una noción de género?
El artículo se estructura de la siguiente manera: en primer lugar, presentamos una revisión de la literatura crítica relacionada con el uso de aplicaciones de seguimiento menstrual a partir de las categorías definidas en nuestro modelo de análisis: el diseño, la funcionalidad y la privacidad. Luego, el método utilizado para la recolección de datos y, por último, presentamos los resultados y la discusión. Nuestros hallazgos dan cuenta de la construcción sociotécnica del género en distintas dimensiones a partir de las cuales; la incomodidad de las personas usuarias con la manera en que esta construcción se materializa en las aplicaciones; y la opacidad en el manejo de sus datos.
Una aproximación feminista al diseño de aplicaciones
Entre los estudios críticos sobre las apps menstruales, Della Bianca (2021) analiza las diferentes dimensiones que atraviesan a la problemática del seguimiento menstrual. Desde su punto de vista, las aplicaciones promueven una relación muy específica con el cuerpo y las personas que las utilizan. El seguimiento menstrual y de la fertilidad puede, por un lado, ser un mecanismo de resistencia a la patologización de los cuerpos femeninos, y por otro, reforzar su rol dentro del esquema hegemónico neoliberal bajo la percepción de que son personas reproductivas responsables. La autora propone una reformulación del seguimiento menstrual y de fertilidad que pone como centro la justicia social y el reconocimiento de experiencias que usualmente son puestas al margen. De esta manera, las tecnologías pueden incluir un enfoque feminista para que las personas usuarias sean agentes con posibilidades de construir y decidir sobre su cuerpo. Esto implica considerar aspectos como las jerarquías de poder relacionadas con el racismo, capacitismo y discriminación hacia las disidencias sexo-genéricas que se refuerzan a través de la tecnología (Della Bianca, 2021).
Aunque este tipo de herramientas puede empoderar a las personas a través del conocimiento y reconocimiento del propio cuerpo (Ford, Togni y Miller, 2021), es necesario identificar cuándo este empoderamiento se da desde las normativas convencionales y modelado por el mercado neoliberal y el capitalismo de vigilancia. Si, por un lado, las personas usuarias pueden recurrir a estas aplicaciones para mejorar su calidad de vida, por otro, la administración del ciclo menstrual puede resultar una presión para sentirse bien dentro de un contexto social que se define entre dualidades: lo subjetivo y lo objetivo, lo bueno y lo malo, enfermedad y salud, lo individual y social, lo médico y lo no-médico. En medio de estas tensiones, la persona usuaria trata de definir y estandarizar el proceso complejo y variable del ciclo menstrual. Por otra parte, el hecho de que la menstruación se haya patologizado socialmente genera una aparente necesidad de regularla y de tener control sobre lo que gira a su alrededor, lo que deriva en prácticas de autovigilancia (Hohmann-Marriott, 2021).
Diseño y binarismo de género
La construcción binaria de género en los desarrollos tecnológicos ha sido objeto de investigaciones que buscan dar cuenta de cómo las concepciones sociales (binarismo, heteronorma) así como valores culturales y formas de relacionarse se materializan en la tecnología (Bivens y Haimson, 2016). La investigadora trans Sasha Costanza-Chock (2020) analizó cómo los algoritmos de las máquinas de escáner corporal en los aeropuertos se encuentran sesgados. Las personas habitan un mundo en el que el software dicta cómo deben de identificarse, lo que significa su identidad y sus límites en la práctica social. Las categorías binarias de género obstaculizan la posibilidad de una vida social viable para las personas que no entran en esta construcción identitaria. En el caso de las apps menstruales, la construcción binaria del género se expresa a través de su diseño feminizado, de la estandarización de la experiencia menstrual, de la preeminencia de la función reproductiva de las personas menstruantes y por la estigmatización de la menstruación.
En las aplicaciones prevalecen elementos asociados a estereotipos de la feminidad. Según recogen Ford, Togni y Miller (2021), las apps menstruales han sido criticadas desde sus inicios por hacer suposiciones heteronormativas sobre los usuarios y seguir el mantra femtech de pink it and shrink it (“hazlo rosa y pequeñito”), de adaptar los productos masculinos a las consumidoras femeninas haciéndolos más pequeños, coloridos y girlish (aniñado). Es decir que muchas de estas aplicaciones son desarrolladas a partir de supuestos heteronormativos, sin la participación directa de las personas con cuerpos que menstrúan. Estos elementos de diseño tienen que ver con la apariencia física (belleza, vestimenta, atributos físicos) y el comportamiento de las mujeres en sociedad (su forma de hablar, su forma de ser, valores y actitudes). Al suponer usuarias mujeres, las vincula con colores como el rosa, el morado y el blanco, que remiten a la pureza, la inocencia y la vulnerabilidad. También, a símbolos como las flores y corazones, donde la delicadeza y lo emocional están relacionados con la feminidad. No dan cabida a identidades fuera del binarismo de género, donde son otras y son cambiantes las asociaciones con lo femenino.
Las aplicaciones estandarizan la experiencia de las personas menstruantes, al ser diseñadas bajo la premisa de que las personas menstruantes tienen ciclos regulares, es decir, con una duración de 28 días y donde la ovulación ocurre en el día 14 (Worsfold et al., 2021; Grieger y Norman, 2020). Sin embargo, de las 1.5 millones de personas que utilizan la aplicación “Flo”, solamente el 16% tiene un ciclo de 28 días y alrededor del 13% ovula en el día 14. En otro estudio, se encontró que el 54% de aplicaciones para hacer predicciones solamente utiliza las fechas del calendario y no toma en consideración otros elementos que pueden alterar el ciclo, como la temperatura corporal basal, los cambios en el moco cervical o la hormona luteinizante.
El diseño de las aplicaciones parte de la premisa de que las personas menstruantes deben cumplir una función reproductiva. Además de reforzar las asociaciones entre menstruación y feminidad por medio del diseño “pinkificado” de las aplicaciones, también se reproducen estereotipos con respecto a la reproducción. Levy (2020) señala que muchas aplicaciones para el seguimiento menstrual suelen presentar las relaciones sexuales como un componente principal, vinculado a los deseos reproductivos, pudiendo excluir, de este modo, a personas que no son heterosexuales o cisgénero, así como a aquellas personas que no tienen relaciones sexuales y que usan las aplicaciones para otros fines.
Estas aplicaciones reproducen los estigmas asociados con la menstruación. La función menstrual se concibe como un tabú, algo que tiene que ser escondido o que es objeto de vergüenza para las mujeres. Lutz y Sivakumar (2020) estudiaron una muestra de mujeres universitarias en Estados Unidos, donde se reporta que la mayoría de las usuarias muestra una preferencia hacia las funcionalidades que permiten esconder el uso que dan a este tipo de tecnologías. En el diseño de las aplicaciones, la interfaz promueve la “discreción” y la idea de “manejar” la situación, reforzando los prejuicios alrededor de la menstruación y dificultando su comprensión como un proceso biológico natural.
Funcionalidad, algoritmos y heteronorma
La naturaleza social de los algoritmos como “parte de racionalidades y formas de ver el mundo más amplias” (Beer, 2017) nos permite entenderlos a partir de los valores y sesgos sociales asociados con su diseño y despliegue. Los modelos algorítmicos determinan sus resultados a partir de las instrucciones codificadas por actores humanos que se encuentran inscritos en contextos sociales específicos. Así, los códigos que rigen los algoritmos de las aplicaciones materializan comportamientos normativos usados como datos de entrada que no necesariamente corresponden con la serie de comportamientos que se monitorean (Gómez Barrera, 2018). Algunos ejemplos de estas tensiones entre el algoritmo y las funcionalidades en las apps menstruales se dan en la falta de precisión de la predicción, la congruencia con el propósito de uso y la representación de personas no heteronormadas.
La imprecisión en la predicción hace referencia cuán capaces son las aplicaciones de predecir correctamente los días fértiles, infértiles y de sangrado de las personas usuarias que no tienen ciclos menstruales regulares (28 a 30 días), tomando en consideración la información que recaban. El análisis de diversas aplicaciones ha mostrado que las predicciones pueden tener un amplio porcentaje de error (Zwingerman, Chaikof y Jones, 2019). El error, parte de la naturaleza equívoca de los algoritmos, es constitutivo del funcionamiento de las aplicaciones.
Las aplicaciones deben presentar a las personas usuarias distintos propósitos posibles para hacer seguimiento menstrual (reproducción, anticoncepción, fines médicos, etc.). Se espera que el algoritmo sea fiel a esa elección en cuanto al tipo de información o funciones que habilita. Esto implica que la aplicación no favorezca un tipo de objetivo sobre otro. Sin embargo, los algoritmos de estas aplicaciones privilegian ciertos propósitos que se asocian con las obligaciones reproductivas, lo que resulta una experiencia negativa para quienes no se ajustan a este patrón (Hohmann-Marriott, 2021). Esa visión limitada sobre el manejo de la menstruación y la fertilidad descarta otros objetivos, así como representaciones diversas del curso de vida de la mujer, su intimidad y vida sexual, que puede o no ser heteronormada (Holst et al., 2022).
El diseño de las aplicaciones asume que sus usuarias son niñas y mujeres que comparten una única experiencia de vida. Sin embargo, las personas menstruantes se caracterizan por vivir procesos biológicos y sociales que les otorgan experiencias de vida diferentes (Pichon et al., 2021). Fox y Epstein (2020) mostraron que las aplicaciones realizan predicciones binarias y no permiten a las personas modelarlas en caso de que sean inexactas o de que busquen ajustarlas a su propia experiencia de vida.
Privacidad y agencia
Turégano Mansilla (2020) describe el problema de la privacidad en el entorno digital como algo que va más allá del control de datos personales. La creciente dataficación de la vida social significa un incremento del volumen de datos recopilados y nuevas posibilidades para su acceso, tratamiento, difusión y comercialización. El uso indebido de los datos puede operar de manera opaca. En el caso de las apps menstruales, su tratamiento de los datos es problemático en cuatro aspectos: el tipo de datos que recopilan; la accesibilidad de sus términos y condiciones; la transferencia de datos a terceros; y la capacidad de agencia sobre los datos.
Tipo de datos recopilados. La cantidad y diversidad de datos recopilados por las aplicaciones es extremadamente amplia.2 Estos datos incluyen la información de identificación (nombre, correo electrónico o celular, ubicación), datos físicos (peso y estatura), condición médica, datos sobre hábitos de vida y consumo, estados emocionales e información íntima como la frecuencia de actividad sexual, uso de condones, posición y firmeza del cérvix hasta la fecha de la última relación sexual y si esta fue con o sin uso de anticonceptivos, el tipo de sangrado y/o dolor que se experimentó en el ciclo, entre otros síntomas (Hohmann-Marriott, 2021). Puesto que son datos sensibles3, se debe identificar si las plataformas garantizan o no la entera protección de los datos o si se comparte a terceros para otros fines. Por último, hay datos que se recogen de la persona fuera de la aplicación (búsquedas en la red, perfiles de redes sociodigitales, etc).
Accesibilidad de los términos y condiciones. Se refiere a la facilidad con que las personas usuarias pueden localizar y acceder al contenido de los términos y condiciones4, así como que sean legibles y comprensibles. La terminología usada en la redacción del texto debe ser clara. Los términos de uso y las políticas de privacidad suelen contener lenguaje oscuro que dificulta su comprensión. De la misma manera, estos documentos suelen incluir una advertencia sobre cómo las personas utilizan estos servicios “bajo su propio riesgo” y se presentan como “sin ninguna garantía”, deslindando la responsabilidad de la empresa. Así, se legitima un uso diferente al que los usuarios tenían previsto para sus datos (Hohmann-Marriott, 2021).
Mención explícita del uso de datos y permisos hacia terceros. Se debe explicitar el uso de datos y los permisos relacionados con el acceso de los datos por parte de otras empresas, declarando qué datos específicamente son compartidos, a qué empresas, por cuánto tiempo, etc. Debe aparecer de manera destacada y no colocarse en lugares avanzados del documento de términos y condiciones. De acuerdo con un estudio, el 17% de las apps con temática de salud comparten los datos de las personas con terceros (Kwong, Ramírez y Cirino, 2021).
Capacidad de agencia y control de los propios datos. El anonimato se considera como uno de los aspectos más relevantes dentro del proceso del seguimiento menstrual (Levy, 2020). Fowler, Gillard y Morain (2020) reportan que con frecuencia las expectativas de las personas usuarias de aplicaciones menstruales en cuanto a la privacidad de sus datos no se alinean a lo estipulado en los Términos de uso y en las Políticas de Privacidad de las aplicaciones. Las aplicaciones pueden llegar a violar la privacidad, específicamente en casos donde las disidencias sexogenéricas o situaciones como la interrupción del embarazo juegan un papel importante (Hohmann-Marriott, 2021).
Método
El estudio se basa en un análisis cualitativo a partir de entrevistas semi-estructuradas a personas adultas jóvenes menstruantes de la Ciudad de México entre 18 y 25 años. Para identificar personas usuarias de apps de seguimiento menstrual y las apps utilizadas de manera más recurrente, se realizó un sondeo inicial con un cuestionario distribuido en línea. En el sondeo preliminar participaron 50 personas, de las cuales 32 fueron entrevistadas posteriormente de acuerdo con los criterios de inclusión. Las entrevistas fueron analizadas temáticamente utilizando el software MAXQDA. Los criterios de inclusión en el estudio se delimitaron a partir de las siguientes características: (i) ser personas mayores de edad; (ii) ser personas menstruantes; (iii) contar con un dispositivo inteligente y conexión a internet; (iv) haber utilizado alguna app para el seguimiento del ciclo menstrual en los últimos tres meses5.
Este recorte implica un sesgo hacia poblaciones privilegiadas dada la brecha digital existente en México. La entrevista se estructuró a partir de tres ejes temáticos: i) el diseño a partir de características de la interfaz, ii) la funcionalidad a partir del uso (objetivo, eficiencia, reproducción de estereotipos), y iii) la privacidad a partir del uso de datos personales.
A las personas participantes se les compartió el propósito y las características del estudio, se les solicitó su consentimiento informado y la participación fue anónima.
Cada una de las categorías mencionadas fue evaluada de acuerdo con los siguientes parámetros:
Diseño binario
Estereotipos
Predominio de elementos gráficos como: flores, corazones, iconos sonrientes, estrellas, mariposas, entre otros;
Logo de la app coloreado coloreado en rosa, morado o blanco.
Estigmas
Se muestran alertas y consejos relacionados a cuidar las apariencias, mantener el ánimo y procurar que el sangrado (o lo relacionado a él) no se note.
Sesgos en el uso
Precisión algorítmica
Número de predicciones acertadas en los últimos tres meses sobre: días fértiles, días infértiles, días de sangrado, ovulación.
Propósito de uso
Posibilidad de elegir el fin para el que se está utilizando la app y que se muestre contenido personalizado con base en ello;
No prevalencia de alertas sobre reproducción.
Representación
Inclusión de categorías de género diversas al momento del registro y en las diversas funcionalidades de la aplicación;
Inclusión de relaciones de pareja heterosexuales y no heterosexuales en las preferencias.
Privacidad
Legibilidad de los términos y condiciones
Disposición a leer las políticas;
Uso de estructuras semánticas sencillas y fáciles de comprender;
Uso de vocabulario familiar y de términos no especializados.
Cuidado de datos personales
Interés por conocer al respecto;
Preocupaciones o dudas sobre los datos;
Mención explícita de la protección y manejo de la información ingresada;
Mención explícita del involucramiento de empresas de terceros.
Percepción de publicidad dirigida
Cantidad y tipo de información ingresada (estado de ánimo, síntomas y molestias, rutinas diarias, uso de anticonceptivos, etc.);
Percepción sobre la cantidad y tipos de anuncios presentados en diversas plataformas en momentos particulares del ciclo;
Comportamiento de usuaria/e y patrones de consumo.
Análisis y resultados
Entre las personas entrevistadas, la aplicación de registro menstrual más usada es Clue. Sin embargo, otras aplicaciones mencionadas fueron Flo, Period Tracker, Eve y la app Salud de iPhone. Las aplicaciones, desarrolladas todas en el extranjero, poseen distintas aproximaciones a la privacidad, atendiendo a las regulaciones de sus contextos de desarrollo.6
Las personas entrevistadas utilizan la aplicación en promedio hace 4,2 años. La persona que más tiempo ha utilizado la aplicación ha sido por 11 años y la que menos, 3 meses. Es decir, las personas usuarias han tenido un uso prolongado de estas aplicaciones y poseen un conocimiento amplio sobre sus funcionalidades y características generales. Este hecho permite sugerir que las aplicaciones les ofrecen un valor a las personas entrevistadas, pues a pesar de tener fallas, las siguen utilizando. Las personas entrevistadas respondieron que su objetivo principal al usar la app es hacer uso del calendario para el registro menstrual. Entre otras de las funciones utilizadas se encuentran: predecir días de sangrado, analizar síntomas y estados de ánimo y conocer días de ovulación y ventanas fértiles. La razón por la que empezaron a utilizar la app es, en mayor medida, por recomendación de algún familiar o amistad cercana. Otras razones incluyen su disponibilidad en el catálogo de descargas, anuncios en redes sociales, anuncios en internet o por recomendación de algún/a/e influencer, necesidad de llevar un registro de su menstruación de forma práctica, diseño intuitivo y visual y por último, por venir incorporada en el celular.
Diseño
El diseño de las aplicaciones es relevante para la experiencia de las personas usuarias. Las personas entrevistadas señalaron que el hecho de que se utilizaran elementos gráficos sencillos y directos les facilitaba en gran medida el uso de la app, así como el reconocimiento de cada uno de sus elementos. Mientras que en general las personas binarias se encontraron satisfechas con el diseño, las personas no binarias (NB) señalaron que no estaban del todo satisfechas. En cuanto a las observaciones de estas últimas, una persona no binaria mencionó no estar conforme con el diseño estético de la aplicación. Si bien coincidió con que los gráficos estaban bien hechos y son prácticos, mencionó que ciertos aspectos le resultaban incómodos en relación con su propia identidad.
A pesar de que en términos generales hubo un consenso en cuanto al buen diseño de las aplicaciones, en las entrevistas se destacó el tema de la feminidad como un elemento de disconformidad. En primera instancia, se habló de la menstruación ser considerada como un proceso exclusivamente de mujeres. Una de las entrevistadas, señaló: “Todas las imágenes representan a una mujer heteronormada, entonces creo que sí está muy influenciado por esta imagen de género que tenemos, ¿no? que es que solo las mujeres pueden menstruar.”
El tema de la maternidad es otro aspecto que también se encuentra presente en el diseño. Específicamente, existe incomodad de las personas usuarias frente al icono del conejo al momento de registrar su actividad sexual, pues socialmente se relaciona con la idea de procrear y sienten que la aplicación parece imponer la idea de que las relaciones sexuales tienen ese único objetivo: “no está chido, porque no todo el mundo tiene sexo para tener hijos”. Consideran que ese tipo de gráficos no son congruentes con la idiosincrasia de generaciones actuales: “hay elementos que son como ideales…como para las ideas de antes”.
Otro elemento problemático del diseño es el color. En las aplicaciones el rosa se utiliza como color universal, un color socialmente asignado a las mujeres. Esta incomodidad se presenta entre las personas NB, pero también entre quienes quienes se identifican como mujeres cisgénero. Por ejemplo, una de las entrevistadas apuntó: “sí tiene un estereotipo muy marcado y todo se ve muy así, muy pinky”, mientras que otra, al hablar del logotipo, dijo: “eso sería como súper cliché de mujer”. Si bien en su mayoría las mujeres dijeron que el rosa no era un aspecto del todo conflictivo para sus casos particulares, en muchos casos, las entrevistadas confirmaron que el diseño tendía a ser completamente femenino. Esto se vio reflejado en el uso de expresiones como “se vuelve norma” y “es muy hegemónico”.
Además, se observó una actitud de resignación frente al diseño feminizado, tanto en mujeres como en personas NB, pues mencionaron que es una práctica normalizada que no necesariamente va a cambiar. No obstante, en el caso de la aplicación Clue, las personas entrevistadas coincidieron en que es la aplicación más amigable con perfiles diversos y en términos de diseño, más neutral. Entre las personas usuarias se valora positivamente el hecho de que emplee colores blancos y rojos como primera opción antes que el rosa y que no tenga imágenes de flores o elementos relacionados con la menstruación, pues así resulta una aplicación menos llamativa y potencialmente dirigida a un grupo más diverso de personas usuarias.
Las vivencias de las personas trans o que buscan distanciarse del concepto comúnmente asociado a la feminidad hacen referencia a cómo las aplicaciones las incomodan o fomentan su exclusión y los discursos normativos alrededor del género. Algunos testimonios de las participantes así lo explicitan:
Tenía esto como muy fuerte en la feminidad estereotípica y siento que puede ser doloroso, dañino, confuso para las personas que intentan alejarse de ese concepto y que siguen menstruando.
Para las personas que son trans, por ejemplo, hombres, me imagino que ha de ser una joda. Primero, luchar con[tra] la presión social. Después, pues que te siga bajando, porque al final tu sexo biológico es femenino, entonces siento que sí está editada para mujeres que se identifican como mujeres, no como para todos los géneros.
Está [la app] siendo agresiva con estos mensajes de cómo se tiene que ver y sentir la feminidad. Quizá pues muchas de estas personas ni siquiera descargan aplicaciones así, justo por el diseño y porque todo está enfocado.
Además de los colores, las ilustraciones también tienden a reflejar concepciones hegemónicas, por ejemplo, al mostrar personas con características físicas con ciertos cortes de cabello y ropa que tradicionalmente se asocian con lo femenino, relaciones de pareja únicamente entre personas del sexo opuesto, entre otras. La neutralidad en el diseño podría conseguirse ofreciendo opciones de personalización para las personas usuarias para expresar sus identidades diversas. Algunas entrevistadas mencionaron que resultaría útil y más cómodo poder modificar algunos de los colores, iconos o fondos; similar a los avatares de los videojuegos o los fondos de pantalla de los teléfonos móviles.
De la misma manera, se halló una tendencia a “feminizar” las frases, alertas y noticias: “lo que no está padre es que cuando hablas con la personita te habla en mujer, como ya asumiéndolo”. Este tipo de mensajes prevalece especialmente en el periodo menstrual y al mencionar experiencias “sólo para chicas”. A su vez, a través de su construcción discursiva, las aplicaciones perpetúan la idea de que la menstruación debe ser un asunto privado. Por una parte, incluyen frases motivacionales que incitan a las personas menstruantes a mantener una actitud positiva y comportarse “como si no pasara nada”. Si bien es el caso de muchas personas, también puede resultar perjudicial para quienes padecen el proceso. Por otra parte, presentan comentarios compasivos, que hacen alusión a lo tedioso y difícil de sobrellevar la menstruación, lo cual, según uno de los testimonios, transmite el mensaje de que es algo negativo y que debe ocultarse. El hecho de que el diseño sea discreto y no sugiera una relación con el ciclo menstrual, es lo que hace que las mujeres elijan una aplicación sobre otra. Ante esta situación, otra de ellas agregó que un diseño recatado responde a las malas concepciones sociales del tema, y apuntó que “tampoco se tendría que disimular la menstruación”, sino normalizarla.
Otros sesgos que se intersectan con el género tienen que ver con la sobrerrepresentación de mujeres blancas y con cuerpos delgados. Una de las personas entrevistadas plantea: “no porque menstrúe me voy a ver así”, quien también cuestionó si las aplicaciones son accesibles para personas con discapacidad. Igualmente, otra entrevistada añadió que las aplicaciones refuerzan cánones establecidos de belleza aun en la menstruación, pues con iconos como el durazno para hablar de la piel, descartan las experiencias de personas que podrían tener alguna sintomatología relacionada a ello. “El decir, ‘no, es que tiene que estar bien’ (...), te hacen cumplir un estereotipo, siento, o te hacen sentir que estás mal”. La “blanquitud” de las aplicaciones es otro elemento que se asocia con el hecho de que estas tecnologías, que son desarrolladas en países del norte global, se utilizan por poblaciones racializadas que no comparten las mismas características.
Funcionalidades
Las funcionalidades que ofrecen las aplicaciones de seguimiento menstrual son variadas. Entre las más utilizadas por las personas entrevistadas se encuentran el calendario, el registro del ciclo y síntomas, las predicciones de los próximos días de menstruación, los métodos anticonceptivos, el estilo de vida personal, alteraciones hormonales en los días de menstruación, días de ovulación, ventanas fértiles, análisis de los periodos y el registro de actividad sexual.
En general, las personas usuarias mencionaron que las aplicaciones cubrían sus necesidades de uso, que en gran medida consistían en utilizar el calendario para registrar y obtener predicciones sobre el ciclo menstrual. Las usuarias que no se encuentran satisfechas mencionaron que las aplicaciones no cumplen con sus expectativas y que no se sienten cómodas con los resultados que obtienen o con el modelo de negocios. Por ejemplo, mencionaron que no es posible registrar cierta información, como enfermedades de transmisión sexual o que hay que pagar para obtener más información.
La insistencia por parte de las aplicaciones para adquirir la versión Premium para acceder a más funcionalidades se considera una restricción importante. Una entrevistada señaló que no había podido acceder a ciertos contenidos que le interesaban debido a que no cuenta con la versión completa y esto la incomodaba. Otros testimonios señalan que los servicios relacionados a la salud sexual y reproductiva no deberían tener un costo elevado, sino que podrían ser gratuitos y apoyar a la salud pública.
En cuando a las funcionalidades asociadas con las diversidades sexo-genéricas, las aplicaciones no permiten personalizar el género con el que cada quien se identifica o los diferentes tipos de actividad sexual, e incluso se presentan como elementos “para todas las mujeres”. En palabras de una entrevistada: “No creo que sea algo amigable porque… Jamás te pregunta cómo te identificas o cuál es tu género, nada de eso… Como que asume…mujeres”. Sin embargo, algunas entrevistadas compartieron una experiencia opuesta. Señalaron que dentro de la sección de artículos informativos de la aplicación, existía un apartado exclusivo para la comunidad LGBTQIA+ y consideran eso un factor muy positivo para la experiencia de uso. Aun quienes no se consideran parte de la comunidad, afirmaron que identifican pocos sitios donde hay información sobre temas como embarazos de hombres trans y personas no binarias, mitos sobre la bisexualidad y la relación de la menstruación con la terapia de hormonas, entre otros. Sin embargo, algunas de las entrevistadas comentaron que ese contenido, nuevamente estaba restringido debido a que era necesario contar con la versión PRO, lo cual percibieron como una inclusión a medias. Ante esto, una entrevistada apuntó, “limitan un poco ciertos conocimientos, sobre todo en este aspecto”.
Así, entre las funciones que a las personas menstruantes más les gustaría ver implementadas en la aplicación que utilizan se encuentran la difusión y el reforzamiento de las comunidades de personas menstruantes que se pueden crear dentro de las apps. Se mencionó que el uso de foros había sido de mucha ayuda para transitar por la experiencia de la menstruación y buscar personas con las cuales identificarse: “Te ayuda a sentirte menos sola (...) siento que a través del Internet podemos enriquecer nuestro paso a través de la menstruación”. Asimismo, las personas no binarias aseguran que un aspecto importante para que se noten los esfuerzos de inclusión por parte de las aplicaciones, es preguntar los pronombres de elección de cada persona al inicio de su registro, de tal suerte que al menos los mensajes no aparezcan por default en femenino. También consideran valioso incluir un apartado dedicado a la disforia de género, donde pudiesen llevar un recuento y contar con herramientas relacionadas. Finalmente, una de las entrevistadas percibió que el proceso podría humanizarse más. Ella agregó un comentario sobre cómo las interacciones entre las personas y la aplicación son interpretadas; dijo que le gustaría “no ser un ente a la que la app está registrando, sino poder tomar más decisiones ayudado por la app”.
Sesgos algorítmicos
Los errores en las predicciones ofrecidas por las aplicaciones son recurrentes, porque los algoritmos funcionan mejor si los ciclos son regulares. La mitad de las personas entrevistadas en nuestro estudio señaló tener un ciclo menstrual irregular. De estas personas, el 90% no está satisfecho con el desempeño de predicción de la app. Las aplicaciones toman las últimas tres menstruaciones para calcular y predecir la siguiente, sin embargo, este sistema parece no ajustarse si el ciclo no es regular: “Lo que pasa es que cambió, tú como mujer estás cambiando todo el tiempo y a veces [la app] no lo hace contigo…”. Las personas participantes coincidieron en que la aplicación está diseñada para mujeres y personas con ciclos regulares o tendientes a serlo, y que era en esos casos donde verdaderamente tenía un buen desempeño y podía marcar los días con mayor exactitud: “Sí, las predicciones pueden mejorar, pero al menos han notado eso de la pérdida del ciclo. Y a veces es horrible porque te dicen que ya te dejó de bajar…vas al baño y estás manchada. Y eso es feo, la verdad”. Algunas también mencionaron que, en ocasiones, el hecho de que las predicciones fallan las desmotivaba a seguir utilizando la plataforma, o bien, las hacía sentir como que había algo malo con su cuerpo o con su ciclo porque sus circunstancias no coincidían con las mostradas en la aplicación.
En la mayoría de los casos las personas utilizan la app únicamente como calendario. Sin embargo, la aplicación envía notificaciones y mensajes adicionales a las personas usuarias. Un grupo de entrevistadas afirmó haber recibido mensajes no solicitados con la intención de gestar y concebir un bebé, su posible ventana fértil, revisión de mamas o notificaciones con el objetivo de que obtengan la versión “PRO” del programa. Lo anterior, se vio reflejado en comentarios como: “O sea, cuando me meto me dice: “es posible día fértil”. Y yo ni siquiera le pregunté.” o “El primer año sí recibía notificaciones y me acuerdo que una decía ‘hora de analizar las mamas’... me hizo sentir rara”.
Por último, el registro de sangrado en las aplicaciones no parece ser un problema para las personas entrevistadas, pues se aborda de manera neutral y permite ingresar -o no- la información que cada quien considera necesaria. Es importante mencionar que casi ninguna utiliza otra herramienta de registro menstrual en su vida diaria, dependen en mayor medida del registro y predicción que les brindan estas aplicaciones.
Privacidad
La privacidad es un asunto complejo en este tipo de aplicaciones de salud. Para las personas usuarias, un adecuado manejo de los datos personales por parte de la aplicación no se considera un criterio relevante para descargarla. La elección depende de las reseñas por parte de sus sujetos conocidos o de la tienda de aplicaciones. Algunas personas mencionaron que no les importa la forma en la que se usan sus datos por parte de las plataformas, es decir, que no tienen preocupaciones ni opiniones en cuanto a la gestión de su información, pues su mayor interés es acceder a los contenidos y/o servicios que le ofrece la aplicación. Solamente una de las participantes contestó que sí lee las políticas de privacidad con atención, pero enfatizó se debe a que estudió una Licenciatura en Derecho. De acuerdo con un testimonio, a menos que una persona esté inmersa en dicha área de estudio, resulta prácticamente imposible comprender en su totalidad los términos que se están aceptando. Otra de las entrevistadas agregó: “Es mucho, mucho texto”.
Existe cierta percepción compartida entre las personas entrevistadas de que el tipo de datos que registran en la aplicación no las ponen en riesgo, es decir, consideran que es información que no implica una amenaza a su privacidad. “Es importante protegerme, pero sé que los datos los ocupan como un método para para venderme cosas”, comentó una persona entrevistada; y otra:
Evidentemente estamos en un punto en el que eso es algo muy importante y es algo con lo que las corporaciones y muchas personas hacen dinero; con los datos de las personas...muchas veces sí acabo diciendo como la verdad es que no soy una persona tan importante, mis datos no son tan importantes, las cosas que pongo en esta aplicación no son tan importantes.
El hecho de que existan opciones limitadas en términos de privacidad genera cierto desempoderamiento. Mencionan que lo que más les molesta en cuestiones de privacidad es que no existe la posibilidad de negarse. Esto es, si tienen la necesidad de utilizar cualquier aplicación, digan lo que digan las políticas, se verán obligadas a aceptar para poder acceder al servicio. Las personas expresaron que se encuentran en una situación conformista, ya que no ven qué más podrían hacer respecto a la situación de sus datos personales: “Pues creo que es algo inevitable. Y pues sí, ser consciente de lo que estás aceptando cuando estás entrando a una app que te pide tus datos y rastrea tu información”. Todas las personas coincidieron en que es inevitable que se haga uso de sus datos sin que sean conscientes de la situación. Por ello, mostraron decepción ante tal limitación de sus posibilidades de acción. Una de las personas entrevistadas agregó, inclusive, que no ha tenido buenas experiencias compartiendo sus datos: “O sea, siempre prefiero dar lo mínimo porque no quiero que pase nada. He tenido muchos casos con mi familia que les roban la identidad y pues hay niños, entonces evito poner la mínima información posible.”
Finalmente, ninguna persona está totalmente segura de cómo sus datos están siendo usados por terceros. Generalmente se informan a través de algo que leyeron o algún documental que vieron, pero muy pocas se acercan al aviso de privacidad o cuentan con experiencias cercanas al respecto:
Pues una parte como que me asusta, porque como que no sé bien al 100 por ciento qué puedan hacer con esa información. (...) No siento que me atacan, como que no tengo problemas, pero como que luego sí en general al descargar, como que si tengo mucho, mucho, mucho cuidado. (...) Entonces para mí las aplicaciones que luego tienen alguna referencia de otra persona, como que digo ‘ah, sí sí es segura’.
Dos entrevistadas señalaron que habían encontrado noticias sobre su aplicación de preferencia, donde se confirmaba que vendían la información de sus usuarias a terceras entidades con fines de marketing, lo cual fue un gran tema de conflicto para ambas. No obstante, ninguna ha buscado alternativas. Otra de ellas dijo que presenta escepticismo y desconfianza de todas las aplicaciones que utiliza: “la tengo a la misma altura que Facebook, como a todas las aplicaciones, y tengo a Facebook en un rango muy bajo”.
Discusión
Los resultados de nuestra investigación corroboran que las aplicaciones de seguimiento menstrual poseen diseños, funcionalidades y predicciones basados en una concepción binaria del género. Por otra, refuerzan una concepción conservadora y homogeneizadora de feminidad que causa incomodidad a las personas usuarias, sean o no binarias (Fox y Epstein, 2020;Hohmann-Marriott, 2021;Pichon et al., 2021). Esta estandarización de la concepción de la persona menstruante ignora la posibilidad de que quien usa la aplicación no se identifique como mujer. Ignora también diversas experiencias de vida que no responden a las decisiones de diseño, funcionalidades o predicciones ofrecidas por las aplicaciones. Desde la perspectiva del diseño justo (Costanza-Chock, 2020), la inclusión y visibilización de las identidades sexo-genéricas disidentes y orientaciones sexuales diversas es importante en el diseño de la interfaz y las funcionalidades de la aplicación. Es decir, debe integrarse a personas no binarias, a hombres transgénero, mujeres no heterosexuales, entre otras, dentro de las categorías básicas de uso y accesibilidad de la aplicación. Estas deben permitir también cierto nivel de personalización según el perfil de quien la utilice. Además, las aplicaciones deben considerar que las personas usuarias pertenecen a grupos sociales, culturales, étnicos, etarios e ideológicos diversos.
Conclusiones
El análisis de las percepciones de las personas usuarias acerca de su experiencia de uso de las aplicaciones de seguimiento menstrual muestra problemáticas directamente vinculadas con la normalización de las concepciones binarias a través de la tecnología, sesgos de género y afectaciones a la privacidad de las personas usuarias.
En cuanto al diseño, se ha generalizado y normalizado la representación hegemónica de lo femenino. El diseño de las aplicaciones suele incluir colores como el rosa, morado y rojo y acompañarse de gráficos como flores, corazones e iconos felices, todos aspectos considerados como característicos de lo que socialmente se acepta como femenino. El diseño simbólicamente asume que el único género que puede menstruar son las mujeres, además de que se sigue reforzando la dicotomía del género. Encontramos que estas expresiones simbólicas son incluso tomadas como violentas por algunas personas. La idea de reproducción también es un estereotipo de lo femenino que se sigue reforzando con los símbolos e iconos que usan en algunas aplicaciones. El estudio arrojó que algunas aplicaciones aún usan símbolos que según se perciben, representan una visión heteronormativa y binaria del género.
Las funcionalidades principalmente utilizadas son el calendario y las predicciones de ciclo menstrual. El resto de las funcionalidades reciben poca o nula atención. Asimismo, el estudio arrojó que la mayoría de las personas entrevistadas están cómodas con el rango de funcionalidades que encuentran disponibles dentro de las aplicaciones. Por último, un número considerable de las personas entrevistadas perciben las funcionalidades “premium” ofrecidas por las apps como algo útil, pero inaccesible por el costo que conllevan. En cuanto al algoritmo, este estudio reveló que las aplicaciones causan mayor satisfacción a aquellas personas con un ciclo regular, pues tienden a ofrecerles predicciones más certeras.
En cuestiones de privacidad, solamente una de las participantes expresó que lee detenidamente las políticas de privacidad. En ninguno de los casos se consideró la protección de la privacidad como un requisito para instalarla. Sin embargo, en el estudio se observa que las personas sí conocen las distintas formas en las que se pueden usar sus datos; simplemente se encuentran en una posición pasiva debido a que no visualizan soluciones factibles que puedan realizar individual y práctica para proteger sus datos personales.
Nuestro análisis muestra la heterogeneidad de percepciones con respecto a las apps y la complejidad involucrada en el identificar en aspectos más específicos, próximos a la experiencia de las personas usuarias, así como cuáles son los presupuestos sobre el género que subyacen en el desarrollo de aplicaciones de seguimiento menstrual. A partir de este estudio, sugerimos que el diseño de aplicaciones para el seguimiento menstrual debe considerar las vivencias y necesidades de las personas menstruantes en su diversidad. Un diseño basado en la justicia debe partir de acercarse a las personas menstruantes para mejorar su experiencia y su calidad de vida. Por último, los temas de privacidad requieren de un tratamiento en profundidad en el desarrollo de aplicaciones que utilizan datos sensibles de las personas para que puedan tomar decisiones informadas sobre el manejo de sus datos y conozcan las implicaciones de cómo sus datos son manejados. Esperamos que esta contribución sirva para ampliar el debate crítico en torno a la construcción sociotécnica del género.
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1
Para fines de este trabajo, por persona menstruante se entiende cualquier persona con útero y cuyas condiciones de salud le permitan menstruar, esto sin importar su sexo asignado al nacer o el género con el que se identifique.
2
Para una muestra gráfica del tipo de datos recabados por las aplicaciones de seguimiento menstrual puede consultarse el proyecto Menstruapps de la organización Coding Rights. https://chupadados.codingrights.org/en/menstruapps-como-transformar-sua-menstruacao-em-dinheiro-para-os-outros/
3
Según la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares vigente en México, los datos personales sensibles son aquellos que “afecten a la esfera más íntima de su titular, o cuya utilización indebida pueda dar origen a discriminación o conlleve un riesgo grave para éste” (Cámara de Diputados, 2010).
4
En este estudio no distinguimos por niveles de accesibilidad de las políticas, que es una limitante. Sin embargo, coincidimos con la sugerencia de que una propuesta útil para identificar los niveles de accesibilidad podría ser: 1) si se puede acceder a la política de privacidad desde la librería de aplicaciones (App Store o Google Play); y 2) si se puede acceder a la política de privacidad desde la misma aplicación.
5
Para fines de este trabajo, el uso contempla que la persona usuaria cuente con la aplicación instalada en uno o más dispositivos, además de haber tenido interacción con ella al menos durante tres meses en los que se presente la menstruación.
6
Puesto que esta aplicación es alemana, las políticas de privacidad de esta aplicación se rigen por la regulación de datos europea. La aplicación Eve se rige por políticas más laxas de protección de datos. https://chupadados.codingrights.org/en/menstruapps-como-transformar-sua-menstruacao-em-dinheiro-para-os-outros/
10.1590/1984-6487.sess.2023.39.e22305.a.en
Dossier
My body is mine: menstrual apps and the sociotechnical normalization of gender
Abstract
The use of mobile applications to track menstrual cycles is becoming more widespread. The proliferation of applications raises concerns about the normalization of the binary construction of gender identities by means of technological innovation and its impact on human rights. Some of these issues include an opaque treatment of users’ personal data, the reproduction of gender stereotypes in design, and algorithmic biases. This study adopts a qualitative approach to examine those implications in the lives of menstruating people in Mexico City. The qualitative study included 32 in-depth interviews with young adult users aged 18 to 25 to learn about their experiences with various menstrual tracking apps. The analysis revealed that users were dissatisfied with the gender bias in the design, with the inadequate treatment of personal data by the apps, regarded as an invasion of privacy, and with app performance, which contributes to standardizing experiences and normalizing binary conceptions of gender by techno-social means. This study suggests that the design of period tracking apps should consider the experiences and needs of menstruating persons in their diversity, based on a non-binary definition of gender. Fair design should begin by engaging with menstruating people in order to improve their experience and quality of life, with their rights at the forefront.
Keywords:
menstrual apps
sexual-gender diversity
gender binarism
data feminism
design justice
Menstrual tracking apps are among the most popular in the health category, with more than 500 million downloads worldwide (Rampazzo et al., 2021). The women’s health sector of the technology industry is expected to reach a value of 50 billion dollars by 2025 (Ramírez, 2021). Like other applications, they facilitate the recording and analysis of users’ state of health by collecting their data. It is true that the use of these applications makes it easier for users to monitor their menstrual cycle. However, from a fair design perspective, we argue that they should be subject to scrutiny, as they involve data collection and algorithmic mediation processes and their design and functionalities reproduce binary, heteronormative conceptions of gender (Costanza-Chock, 2020). Menstruating people1 may use apps to monitor their health, but they are not necessarily aware of the datafication and self-quantification practices (Swan, 2013) associated with the business model of surveillance capitalism (Zuboff, 2019).
Epstein et al. (2017) highlight five main reasons why people track their menstrual cycles: to increase their body awareness; to better understand their body cycles; to prepare for menstruation; to try to get pregnant; and to communicate observations to their medical care providers. However, the anticipation of body behavior based on data analysis and algorithmic prediction also responds to another logic. These applications have the general purpose of predicting the approximate dates of the next menstrual cycles, ovulation, fertility, and expected days of PMS (premenstrual syndrome), but they do not always interpret their data accurately. For this reason, it is relevant to analyze how, from their development, their algorithms incorporate biases or hegemonic ideas about what menstruation is and is not, as well as how people experience it. Similarly, in terms of their design, we are interested in exploring how app functionalities reproduce binary and hetero-normative ideas about what it means to be a menstruating person. Finally, we are interested in exploring the manifestation of body datafication processes and of the processing of that data. To address that problem, we analyze the sociotechnical construction of gender in menstrual tracking applications, as well as their algorithmic biases and the datafication of bodies, based on their users’ perceptions. The question that guides the study is how, by means of their design, functionality, results, and data management, menstrual tracking applications construct a gender notion.
This article is structured as follows: first, we present a review of the critical literature related to the use of menstrual tracking applications, based on the categories defined in our model of analysis: design, functionality, and privacy. Then, we describe the method used for data collection and, finally, we present the results and discussion. Our findings account for the sociotechnical construction of gender in its different dimensions and the discomfort of users with the ways in which this construction materializes in applications, as well as the opacity of their data management.
A feminist approach to the design of applications
Among the critical studies on menstrual apps, Della Bianca (2021) analyzes the different dimensions that intersect the problem of menstrual monitoring. In her view, applications promote a very specific relationship with the body and the people who use them. Menstrual and fertility monitoring can, on the one hand, be a mechanism of resistance to the pathologization of female bodies and, on the other, reinforce their role within the neoliberal hegemonic scheme under the perception that they are responsible reproductive people. The author proposes a reformulation of menstrual and fertility monitoring that focuses on social justice and on the recognition of experiences that are usually overlooked. In that way, technologies can include a feminist approach so that users are agents with the possibility of constructing and deciding on their bodies. This implies considering aspects such as the hierarchies of power related to racism, ableism, and discrimination towards sex-gender dissidence that are reinforced by technology (Della Bianca, 2021).
Although this type of tools can empower people by enabling the knowledge and recognition of their own body (Ford, Togni and Miller, 2021), it is necessary to identify when this empowerment occurs with regard to conventional regulations and modeled by the neoliberal market and by surveillance capitalism. If, on the one hand, users can resort to these applications to improve their quality of life, on the other, menstrual cycle management can result in pressure to feel good within a social context that is defined between dualities: subjective vs. objective, good and bad, illness and health, the individual and the social, medical and the non-medical. Amid these tensions, the user tries to define and standardize the complex and variable process of the menstrual cycle. On the other hand, the fact that menstruation has been socially pathologized generates an apparent need to regulate it and to have control over what revolves around it, which leads to self-monitoring practices (Hohmann-Marriott, 2021).
Design and gender binarism
Research on the binary construction of gender in technological development seeks to account for how social conceptions such as binarism and heteronorm, as well as cultural values and modes of interaction materialize in technology (Bivens and Haimson, 2016). Trans researcher Sasha Costanza-Chock (2020) analyzed how the algorithms of body scanners at airports are biased. People inhabit a world in which software dictates how they should identify themselves, what their identity means, and their limits in social practice. Binary gender categories hinder the possibility of a viable social life for people who do not fit into this identity construction. In the case of menstrual apps, the binary construction of gender is expressed by their feminized design, the standardization of the menstrual experience, the pre-eminence of the reproductive function of menstruating people, and the stigmatization of menstruation.
In menstrual apps, there is a prevalence of elements associated with the stereotype of femininity. According to Ford, Togni, and Miller (2021), menstrual apps have been criticized since their inception for making heteronormative assumptions about users and for following the femtech mantra that “pink it and shrink it”, whereby companies adapt male products to female consumers by making them smaller, more colorful and “girlish”. In other words, many are developed based on heteronormative assumptions not shared by people with menstruating bodies who do not participate directly in their design. These design elements have to do with physical appearance (beauty, clothing, physical attributes) and women’s behavior in society (ways of speaking, ways of being, values and attitudes). This design assumes that the users are women and links them with colors such as pink, purple and white, referring to purity, innocence and vulnerability. Likewise, they feature symbols such as flowers and hearts, suggesting delicacy and the emotionality associated with femininity. They do not allow for identities outside the gender binary, where associations with the feminine change.
Menstrual applications standardize the experience of menstruating people. They are designed under the premise that menstruating people have regular cycles, that is, with a duration of 28 days and where ovulation occurs on day 14 (Worsfold et al., 2021; Grieger and Norman, 2020). However, of the 1.5 million people who use the “Flo” app, only 16% have a 28-day cycle, and around 13% ovulate on day 14. In another study, it was found that 54% of apps only use calendar dates to make predictions and do not consider other elements that may alter the cycle, such as basal body temperature, changes in cervical mucus, or the luteinizing hormone.
The design of menstrual apps is based on the premise that menstruating persons must fulfill a reproductive function. In addition to reinforcing associations between menstruation and femininity, their “pinkified” design also reproduces stereotypes regarding reproduction. Levy (2020) points out that many menstrual monitoring applications tend to present sexual intercourse as a main component, linked to reproductive desires, thus excluding people who are not heterosexual or cisgender, as well as those who do not have sexual relations and use the applications for other purposes.
These apps reproduce the stigmas associated with menstruation. The menstrual function is conceived as a taboo, something that must be hidden or is an object of shame for women. Lutz and Sivakumar (2020), who studied a sample of university women in the United States, reported that most users prefer features that allow them to hide their use of this type of technology. The design of the applications or its interface promote “discretion” and the idea of “managing” the situation, reinforcing prejudices about menstruation and making it difficult to understand it as a natural biological process.
Functionality, algorithms and heteronorm
Due to their social nature, as “part of broader rationalities and ways of seeing the world” (Beer, 2017), algorithms can be understood based on the social values and biases associated with their design and deployment. Algorithmic models determine their results from instructions that are encoded by human actors who are themselves inscribed in specific social contexts. Thus, the codes that govern the application algorithms materialize normative behaviors that are used as input data that do not necessarily correspond to the series of behaviors that are monitored (Gómez Barrera, 2018). Some examples of these tensions between the algorithms and functionalities of menstrual apps are the lack of precision in their predictions, the congruence with their purpose of use, and the ways non-heteronormative persons are represented by them.
Prediction inaccuracy refers to the extent to which applications can correctly predict the fertile, infertile, and bleeding days of users who do not have regular menstrual cycles (28 to 30 days), based on the data they collect. The analysis of various applications has shown that their predictions can have a large percentage of error (Zwingerman, Chaikof and Jones, 2019). Error, due to the equivocal nature of the algorithms, is constitutive of the functioning of the applications.
Apps should present users with different possible purposes for menstrual tracking (reproduction, contraception, medical purposes, etc.). The algorithm is expected to be faithful to that choice in terms of the type of information or functions it enables. This implies that the application does not favor one type of goal over another. However, application algorithms privilege certain purposes associated with reproductive obligations, resulting in a negative experience for those who do not fit this pattern (Hohmann-Marriott, 2021). This limited vision about the management of menstruation and fertility rules out other objectives, as well as diverse representations of women’s life course, their intimacy, and their sexual life, which may or may not be heteronormative (Holst et al., 2022).
The design of menstrual apps assumes that their users are girls and women who share a single life experience. However, menstruating persons are characterized by living biological and social processes that give them different life experiences (Pichon et al., 2021). Fox and Epstein (2020) showed that applications make binary predictions and do not allow people to model them in case they are inaccurate or to seek to adjust them to their own life experiences.
Privacy and agency
Turégano Mansilla (2020) describes the problem of privacy in the digital environment as something that goes beyond the control of personal data. The growing datafication of social life means the increase in the volume of data collected and new possibilities for its access, treatment, dissemination and commercialization. The misuse of data can operate in an opaque way. In the case of menstrual apps, four aspects are problematic: the type of data they collect; the accessibility of their terms and conditions; the transfer of data to third parties; and agency over data.
Type of data collected. The amount and diversity of data collected by applications are extremely wide.2 Parameters include: identification information (name, email or cell phone, location); body data (weight and height); medical conditions; data on lifestyle and consumption habits; emotional states; and intimate information such as the frequency of sexual activity; condom use; position and firmness of the cervix up to the date of the last sexual intercourse; and whether this was with or without the use of contraceptives; the type of bleeding and/or pain experienced in the cycle; among other symptoms (Hohmann-Marriott, 2021). Since those are sensitive pieces of data,3 it must be identified whether or not the platforms guarantee the full protection of data or if it is shared with third parties for other purposes. Lastly, data that is collected from the person outside the application (web searches, profiles in social media, etc.).
Accessibility of the terms and conditions. It refers to the ease with which users can locate and access the content of the terms and conditions,4 as well as that they are readable and understandable. The terminology used in the writing of the text must be clear. Terms of use and privacy policies often contain obscure language that makes it difficult to understand. Likewise, they usually include a warning about how people use app services “at their own risk” and are presented as “without any guarantee”, limiting company responsibility. Thus, use of data different than the one that users had planned is legitimized (Hohmann-Marriott, 2021).
Explicit mention of the use of data and permissions to third parties. The use of data and the permissions related to data access by other companies must be made explicit, stating what data is specifically shared, to which companies, for how long, etc. It must show prominently and not be placed down below in the terms and conditions. According to a study, 17% of health-themed apps share people’s data with third parties (Kwong, Ramírez and Cirino, 2021).
Agency over data and data control. Anonymity is considered one of the most relevant aspects within the menstrual monitoring process (Levy, 2020). Fowler, Gillard and Morain (2020) report that the expectations of users of menstrual applications regarding the privacy of their data are frequently not aligned with what is stipulated in the appçlication’s Terms of Use and in the Privacy Policies. Applications can violate privacy, specifically in cases where gender dissidence or situations such as the interruption of pregnancy play an important role (Hohmann-Marriott, 2021).
Method
The study is based on a qualitative analysis of semi-structured interviews with young menstruating adults from Mexico City between 18 and 25 years of age. To identify users of menstrual tracking apps and the most frequently used apps, an initial survey was carried out with a questionnaire distributed online. Fifity people participated in the preliminary survey, of which 32 were subsequently interviewed according to the inclusion criteria. The interviews were analyzed thematically using the MAXQDA software. The inclusion criteria in the study were defined based on the following criteria: (i) being of legal age; (ii) menstruating; (iii) owning a smart device and internet connection; and (iv) having used an app to monitor their menstrual cycle in the last three months.5
This cut implies a bias toward privileged populations, given the existing digital divide in Mexico. The interview was structured around three themes: (i) design based on interface characteristics; (ii) functionality based on use (objective, efficiency, reproduction of stereotypes); and (iii) privacy based on the use of personal data. Participants were informed of the purpose and characteristics of the study, their informed consent was requested, and participation was anonymous.
Each of the categories above was evaluated according to the following parameters:
Binary design
Stereotypes
Predominance of graphic elements such as: flowers, hearts, smiley icons, stars, butterflies, among others;
App logo colored in pink, purple or white.
Stigma
Alerts and advice regarding one’s appearances, keeping one’s spirits and ensuring that the bleeding (or anything related to it) does not show.
Usage bias
Algorithmic precision
Number of successful predictions in the last three months about: fertile days, infertile days, bleeding days, ovulation.
Purpose of use
Possibility to choose the purpose for use of the app and to display personalized content based on that;
Not prevalence of reproduction alerts.
Representation
Inclusion of diverse gender categories at signup and in the app’s various functionalities;
Inclusion of heterosexual and non-heterosexual relationships in preferences.
Privacy
Readability of the terms and conditions
Willingness to read policies;
Use of simple and easy-to-understand semantic structures;
Use of familiar vocabulary and non-specialized terms.
Personal data care
Interest to know about it;
Concerns or doubts about data;
Explicit mention of data protection and management;
Explicit mention of third-party involvement.
Perception of targeted advertising
Amount and type of fed information (mood, symptoms and discomfort, daily routines, use of contraceptives, etc.);
Perception of the number and types of ads presented on various platforms at particular times in the cycle;
User behavior and consumption patterns.
Analysis and results
Among our interviewees, the menstrual tracking app most used was Clue. 6Other apps mentioned included Flo, Period Tracker, Eve and the iPhone Health app. The applications, all developed abroad, have different approaches to privacy, depending on the regulations of their development contexts.
Interviewees have used the application for an average of 4.2 years. The person who has used the application the longest has done so for 11 years and, the least, three months. In other words, users have made extensive use of these applications and have extensive knowledge about their functionalities and general characteristics. This fact that interviewees continue to use the applications, despite their flaws, suggests they find a value in them. They responded that their main objective in using the app is to use the calendar for menstrual tracking. Among other functions, they mentioned: the prediction of bleeding days, the analysis of symptoms and moods; and knowing their ovulation days and fertile windows. They started using the app, to a great extent, due to the recommendation of a family member or close friend. Other reasons include its availability in the download catalog; ads on social media, on the internet or an influencer’s recommendation; the need to keep track of menstruation in a practical way; an intuitive, visual design; and finally, its being built on the respondent’s cell phone.
Design
The design of the applications is relevant to the user experience. Interviewees pointed out that the apps’ simple and direct graphic elements facilitated their use greatly, as well as the recognition of each of its elements. While binary respondents were generally satisfied with the design, non-binary interviewees indicated that they were not completely satisfied. Regarding the latter’s observations, one non-binary interviewee mentioned not being satisfied with the application’s aesthetic design. While they agreed that the graphics were well designed and practical, they mentioned aspects that made them uncomfortable regarding their own identity.
Despite a consensus about the applications being well design, the issue of femininity was highlighted in the interviews as an element of non-conformity. In the first place, menstruation was reported as a women’s process. One of the interviewees pointed out: “All the images represent a heteronormative woman, so I think it is quite influenced by this gender image that we have, right? which is that only women can menstruate.”
The issue of motherhood is another aspect also present in the design. Specifically, users are uncomfortable with the rabbit icon when registering their sexual activity since, socially, it is related to the idea of procreating, and they feel that the application seems to impose the idea that sexual relations have that sole objective: “It’s not cool, because not everyone has sex to have children”. They consider that these types of graphics are not consistent with the idiosyncrasy of current generations: “there are elements that are like ideals... like for ideas of the past.”
Another problematic design element is color. In applications, pink is used as a universal color, a color socially assigned to women. This discomfort is present among non-binary respondents, but also among those who identify as cisgender women. For example, one interviewees pointed out: “it does have a very marked stereotype and everything looks like that, very pinky”, while another, when talking about the logo, said: “that would be like a super cliché of a woman”. Although most women said that pink was not a completely conflicting aspect for their particular cases, in many cases, the interviewees confirmed that the design tended to be completely feminine. This was reflected in the use of expressions such as “it becomes the norm” and “it is very hegemonic”.
In addition, an attitude of resignation towards feminized design was observed, both among women and among non-binary interviewees, as they mentioned that it is a normalized practice that will not necessarily change. However, in the case of the Clue application, interviewees agreed that it is the application friendliest to diverse profiles and, in terms of design, more neutral. The use of white and red colors as the first option before pink and that it does not have images of flowers or elements related to menstruation is positively valued, as this makes it not as flashy and potentially aimed at a more diverse group of users.
The experiences of trans people or those who seek to distance themselves from conventional femininity take issue with how applications make them uncomfortable or encourage their exclusion and promote normative discourses around gender. In the words of some research participants:
It was very strong in stereotypical femininity, and I feel that it can be painful, harmful, and confusing for people who try to get away from that concept and continue to menstruate.
For people who are trans, for example, men, I imagine it must be a joke. First, struggle [against] social pressure. Then, well, your period to go on happening, because, in the end, your biological sex is female, so I feel that it is edited for women who identify as women, not for all genders.
[The app] is being aggressive with these messages about how femininity should look and feel like. Perhaps because many of these people do not even download applications like this, precisely because of the design and because everything is focused.
In addition to the colors, the illustrations also tend to reflect hegemonic conceptions, for example, showing people with physical features, haircuts and clothing that are traditionally female, couples involving only people of the opposite sex, among others. Design neutrality could be achieved by offering customization options for users to express their diverse identities. Some interviewees mentioned that it would be useful and more comfortable to be able to modify some of the colors, icons or backgrounds, in a way similar to avatars in video games or mobile phone wallpapers.
Likewise, phrases, alerts and news tend to be “feminized”: “what is not cool is that when you talk to the little person, it speaks to you as a woman, as if that is already assumed”. This type of message is especially prevalent with regard to the menstrual period and by mentioning “girls only” experiences. In turn, by their discursive construction, the applications perpetuate the idea that menstruation should be a private matter. On the one hand, they include motivational phrases that encourage menstruating persons to maintain a positive attitude and behave “as if nothing were happening”. Although, for many in this case, it can also be harmful to those who suffer from the process. On the other hand, they present compassionate comments, alluding to how tedious and difficult it is to cope with menstruation, which, according to one participant, conveys the message that it is something negative and should be hidden. An inconspicuous design and the fact that oy does not suggest a relationship with the menstrual cycle is what makes women choose one app over another. Faced with this situation, another interviewee added that a demure design responds to negative social conceptions about the subject and pointed out that “menstruation should not be hidden either,” but rather normalized.
Other biases that intersect with gender have to do with the overrepresentation of white women with thin bodies. One interviewee stated: “I’m not going to look like this because I menstruate.” She also questioned whether the applications are accessible to people with disabilities. Likewise, another interviewee added that the applications reinforce established canons of beauty even during menstruation because, with icons such as a peach to represent the skin, they rule out the experiences of people who could have some symptomatology related to it. “Saying, ‘no, it has to be okay’ (...), they make you fulfill a stereotype, I feel, or they make you feel like you’re wrong.” The “whiteness” of the applications is another element that is associated with the fact that these technologies, developed in countries of the global north, are used by racialized populations that do not share the same physical traits.
Features
The features offered by menstrual tracking applications are varied. Among the ones most used by interviewees are the calendar; the cycle and symptoms track; predictions of coming menstruation dates contraceptive methods; personal lifestyle; hormonal alterations during menstruation; ovulation; fertile windows; menstrual cycle analysis; and sexual activity track.
In general, users mentioned that the applications met their usage needs, which largely consisted of using the calendar to track and obtain predictions about their menstrual cycle. Unsatisfied users noted that the applications do not meet their expectations and that they do not feel comfortable with their results or with their business model. For example, they mentioned that it is impossible to record certain information, such as sexually transmitted diseases or that you must pay for more information.
The application’s insistence on purchasing the Premium version to access more features is considered a major restriction. An interviewee pointed out that she could not access certain content that interested her because she did not have the full version, which bothered her. Other testimonies point out that services related to sexual and reproductive health should not be expensive but could be free and support public health.
As for the functionalities associated with sex-gender diversity, the applications do not allow personalizing the gender with which each person identifies or the different types of sexual activity, and even present themselves as elements “for all women”. In the words of one interviewee: “I don’t think it’s a friendly thing because… It never asks you how you identify or what your gender is, nothing like that… It kind of assumes… women”. However, some interviewees shared the opposite experience. They pointed out that within the informative articles section of the application, there was an exclusive section for the LGBTQIA+ community, and they consider this a very positive factor for the user’s experience. Even those who do not consider themselves part of the community stated that they identify few sites where there is information on topics such as pregnancies of trans men and non-binary people, myths about bisexuality and the relationship between menstruation and hormone therapy, among others. However, some interviewees commented that this content was again restricted because it was necessary to have the PRO version, which they perceived as a half-inclusion. As an interviewee pointed out, “they somehow limit certain knowledge, especially in this aspect.”
Thus, among the functions that menstruating people would most like to see implemented in the application they use is the dissemination and strengthening of communities of menstruating people that can be created within the apps. It was mentioned that the use of forums had been very helpful to go through the experience of menstruation and looking for people with whom to identify: “It helps you feel less alone (...) I feel that through the Internet we can enrich our passage through menstruation”. Likewise, non-binary users assure that asking the user’s pronoun of choice at the beginning of the signup process, in a way that at least the messages do not refer to female users by default, is important so that the inclusion efforts of the applications are noticed. They consider it valuable to include a section dedicated to gender dysphoria, where one could keep track and have related tools. Finally, one interviewee perceived that the process could be more humanized. She added a comment about how the interactions between people and the application are interpreted; she said that she would like “not to be an entity that the app is tracking, but to be able to make more decisions with the help of the app”.
Algorithmic biases
Errors are recurrent in the predictions that the applications offer. That is because the algorithms work better if the cycles are regular. Half of the interviewees in our study reported having an irregular menstrual cycle. Of these, 90% are not satisfied with the app’s prediction performance. The applications take the last three periods to calculate and predict the next one; however, this system does not seem to be adjusted if the cycle is not regular: “What happens is that it changed, you as a woman are changing all the time and sometimes [the app ] does not do it along with you…”. Participants agreed that the application is designed for women and people that have or tend to have regular cycles, and that it was in those cases where it really performed well and could mark the days with greater accuracy: “Yes, the predictions can improve, but at least they have noticed that about the loss of the cycle. And sometimes it’s horrible because they tell you that you’ve stopped menstruating…you go to the bathroom, and you’re stained. And that’s ugly, really.” Some also mentioned that sometimes failed predictions discouraged them from continuing to use the platform or made them feel like there was something wrong with their body or their cycle because their circumstances did not match those shown on the application.
Although, in most cases, people use the app only as a calendar, the app sends additional notifications and messages to users. A number of interviewees claimed to have received unsolicited messages with the intention of gestating and conceiving a baby, their possible fertile window, breast examination or notifications to obtain the “PRO” version of the program. That was reflected in comments such as: “I mean, when I go in, it tells me ‘it’s a possible fertile day.’ And I didn’t even ask that.” or “The first year I did receive notifications and I remember that one said, ‘time for a breast exam’... it made me feel strange”.
Finally, the record of bleeding in the applications does not seem to be a problem for the interviewees, since it is approached in a neutral way, and it allows feeding-or not-the information that one considers necessary. It is important to mention that almost none of respondents use other menstrual tracking tools in their daily life; they depend more on the tracking and prediction that these applications provide.
Privacy
Privacy is a complex issue in this type of health application. For users, the adequate handling of personal data by the application is not considered a relevant criterion for downloading it. The choice depends on reviews by someone they know or the app store. Some interviewees mentioned that they do not care about how the platforms use their data; that is, they have no concerns or opinions regarding the management of their information, since their greatest interest is to access the content and/or services offered by the application. Only one of the participants answered that she does read the privacy policies carefully, but she emphasized that it is because she studied Law. According to one testimony, unless a person is immersed in that area of study, it is practically impossible to fully understand the terms that are being accepted. Another of the interviewees added: “It’s a lot, a lot of text.”
A perception shared among the interviewees is that the type of data they record in the application does not put them at risk; that is, they consider that it does not imply a threat to their privacy. “It is important to protect myself, but I know that data is used as a method to sell me things”, one interviewee commented; and another one:
Evidently, we are at a point where that is something very important, and corporations and many people make money with; people’s data...many times, I do end up saying that the truth is that I am not such an important person, my data is not that important, the things that I put in this application are not that important.
The fact that there are limited options in terms of privacy creates a degree of disempowerment. Interviewees mention that what bothers them the most in matters of privacy is the impossibility to refuse. That is, if they need to use any application, whatever the policies say, they will be forced to accept them in order to access the service. Respondents expressed that they are in a conformist position, since they do not see what else they could do regarding the situation of their personal data: “Well, I think it is something inevitable. And yes, be aware of what you are accepting when you are entering an app that asks for your data and tracks your information”. All interviewees agreed that it is inevitable that their data will be used without their being aware; Thus, they were disappointed by that lack of possibilities of action. One interviewee even added that she has not had good experiences sharing her data: “I mean, I always prefer to give a minimum because I don’t want anything to happen. I have had many cases in my family where their identity is stolen and there are children, so I avoid putting the least possible information.”
Finally, nobody is totally sure how third parties are using their data. Interviewees are generally informed by something they read or saw in a documentary, but very few come close to the privacy notice or have close experiences in this regard:
Well, part of it scares me because I don’t know 100 percent what they can do with that information. (...) I don’t feel attacked, I don’t have any problems, but then yes when I download, if I am very, very, very careful (...). So, for me, the applications that later have some reference from another person, like I say, ‘ah, yes, it is safe’.
Two interviewees indicated that they read news about their preferred application where it was confirmed that they sold user data to third parties for marketing purposes, which was a major issue of conflict for both. However, none had looked for alternatives. Another one said that she is skeptical about and mistrusts the applications she uses: “I have it on the same level as Facebook, like all applications, and I have Facebook in a very low regard.”
Discussion
The results of our research corroborate that menstrual tracking applications’ design, functionalities and predictions are based on a binary conception of gender. They reinforce a conservative and homogenizing conception of femininity that causes discomfort to users, whether or not they are binary (Fox and Epstein, 2020;Hohmann-Marriott, 2021;Pichon et al., 2021). This standardization of the conception of the menstruating person ignores users who do not identify as women. It also ignores the diversity of life experiences that do not respond to the design decisions, functionalities or predictions offered by the applications. From a fair design (Costanza-Chock, 2020) perspective, the inclusion and visibility of dissident sex-gender identities and diverse sexual orientations is important in the design of the application’s interface and functionalities. In other words, non-binary people, transgender men and non-heterosexual women, among others, must be included within the basic categories of use and accessibility of the application, as well as allowing a certain level of personalization according to the user’s profile. In addition, the applications must consider that the users belong to diverse social, cultural, ethnic, age and ideological groups.
Conclusions
The analysis of users’ perceptions regarding their experience using menstrual tracking applications shows problems directly linked to the normalization of binary conceptions by technology, gender biases, and effects on users’ privacy.
As for design, hegemonic female representations have been generalized and normalized. The design of the applications usually includes colors such as pink, purple and red and is accompanied by graphics such as flowers, hearts and happy icons, all aspects considered characteristic of what is socially accepted as feminine. The design symbolically assumes that the only bodies that can menstruate are those of women, further reinforcing the gender dichotomy. We found that these symbolic expressions are deemed violent by some people. The reproductive function is also a female stereotype reinforced by the symbols and icons used in some applications. The study found that some apps still use symbols that are perceived to represent a heteronormative and binary view of gender.
The main functionalities used are the calendar and menstrual cycle predictions. The rest of the functionalities receive little or no attention. Likewise, the study showed that most interviewees are comfortable with the range of functionalities available within the applications. Finally, a considerable number of the interviewees perceive the “premium” functionalities offered by the apps as something useful but inaccessible due to the cost they entail. Regarding the algorithm, this study revealed that the applications cause greater satisfaction to those with a regular cycle, since they tend to offer more accurate predictions to them.
In terms of privacy, only one of the participants stated that they carefully read the privacy policies. In none of the cases was privacy protection considered a requirement to install it. However, the study shows that people do know the different ways in which their data can be used; they are simply in a passive position because they do not see feasible solutions that they can carry out individually and practically to protect their personal data.
Our analysis shows the heterogeneity of perceptions regarding the apps and the complexity involved in identifying more specific aspects, closer to the users’ experience, as well as the gender assumptions behind the development of menstrual monitoring applications. Based on this study, we suggest that the design of applications for menstrual monitoring should consider the experiences and needs of menstruating people in their diversity. A design based on justice must start by approaching menstruating people to improve their experience and their quality of life. Lastly, privacy issues require an in-depth treatment in the development of applications that use sensitive personal data so that they can make informed decisions about how to handle their data and know the implications of how their data is handled. We hope this contribution will broaden the critical debate around the sociotechnical construction of gender.
1
For the purposes of this work, a menstruating person is understood as any person with a uterus and whose health conditions allow them to menstruate, regardless of their sex assigned at birth or the gender with which they identify.
2
For a graphic sample of the type of data collected by menstrual monitoring applications, see Coding Rights’ Menstruapps project, at: https://chupadados.codingrights.org/en/menstruapps-como-transformar-sua-menstruacao-em-dinheiro-para-os-outros/
3
According to the Federal Law on Protection of Personal Data Held by Private Parties currently applicable in Mexico, sensitive personal data are those that “affect the most intimate sphere of its owner, or whose improper use may give rise to discrimination or entail a serious risk. for this one” (Chamber of Deputies, 2010).
4
In this study we do not distinguish the policies by level of accessibility, which is a limitation. However, we agree with the suggestion that a useful proposal to identify accessibility levels could be: 1) if the privacy policy can be accessed from the application library (App Store or Google Play); and 2) if the privacy policy can be accessed from the application itself.
5
For the purposes of this research, use contemplates that the user has the application installed on one or more devices, in addition to having interacted with it for at least three months in which menstruation occurs.
6
Since this app is of German origin, its privacy policies are governed by European data regulation. The Eve application is governed by less strict data protection policies. https://chupadados.codingrights.org/en/menstruapps-como-transformar-sua-menstruacao-em-dinheiro-para-os-outros/
Translation
Marco Erb Mueller
Technical revision
Horacio F. Sívori
Autoria
Ivanna Martínez Polo
Tecnológico de Monterrey,Ciudad de México,MéxicoTecnológico de MonterreyMexicoCiudad de México, MexicoTecnológico de Monterrey,Ciudad de México,México
Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos (CLAM/IMS/UERJ)R. São Francisco Xavier, 524, 6º andar, Bloco E 20550-013 Rio de Janeiro/RJ Brasil, Tel./Fax: (21) 2568-0599 -
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