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Heterotopías sexuales, una localización epistemológica

Sexual heterotopies, an epistemological localization

Heterotopias sexuais, uma localização epistemológica

Resumen

El presente ensayo analiza el concepto de «heterotopía» propuesto por Michel Foucault como una localización epistemológica a propósito de las imbricaciones existentes entre las dimensiones espaciales y sexuales. Así, el objetivo de este ensayo es trazar una asociación entre la vida urbana y aquellas libertades singulares que se pretender obtener en el imaginario de una ciudad. Para tales cometidos el texto reúne una serie de entrevistas etnográficas que engloban, por un lado, la caracterización de un desplazamiento localizado por varones homosexuales y, por el otro, un recurso epistemológico para pensar dichos movimientos espaciales.

Palabras clave:
espacio; sexualidad; heterotopía; desplazamiento; ciudad

Abstract

The present essay analyzes the concept of “heterotopía” proposed by Michel Foucault as an epistemological location with regard to the imbrications existing between the spatial and sexual dimensions. Thus, the aim of this essay is to draw an association between urban life and those singular freedoms that are intended to obtain in the imaginary of a city. For such tasks the text brings together a series of ethnographic interviews that include, on the one hand, the characterization of a displacement located by homosexual men and, on the other, an epistemological resource to think about these spatial movements.

Keywords:
espace; sexuality; heterotopía; displacement; city

Resumo

O presente ensaio analisa o conceito de “heterotopia” proposto por Michel Foucault como uma localização epistemológica em relação às imbricações existentes entre as dimensões espacial e sexual. Assim, o objetivo deste ensaio é traçar uma associação entre a vida urbana e as liberdades singulares que se pretende obter no imaginário de uma cidade. Para tais tarefas, o texto reúne uma série de entrevistas etnográficas que incluem, por um lado, a caracterização de um deslocamento localizado por homens homossexuais e, por outro, um recurso epistemológico para pensar sobre esses movimentos espaciais.

Palavras-chave:
espaço; sexualidade; heterotopia; deslocamento; cidade

Espacio, movimientos, localización

El espacio en el cual vivimos, por el cual somos atraídos fuera de nosotros mismos, en el cual precisamente se desarrolla la erosión de nuestra vida, de nuestro tiempo y de nuestra historia, ese espacio que nos roe y nos surca de arrugas es en sí mismo también un espacio heterogéneo (Foucault, 2010: 43FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .)

Lo que podemos encontrar en el anterior epígrafe es la confluencia de un particular “espacio heterogéneo” en nuestra conformación no sólo en términos singulares sino, también, en modos de relación y reacción a los acontecimientos estrictamente socioespaciales. Por esa razón, Michel Foucault insiste en caracterizar el espacio social en función del pensamiento temporal de las cosas y los eventos en los que nos vemos inmersos. Es decir, “no vivimos en una suerte de vacío, en cuyo interior se podría a situar a individuos y cosas […] que se colorearía de diferentes tornasoles, vivimos en el interior de un conjunto de relaciones que definen emplazamientos irreductibles unos a otros y absolutamente no superponibles” (Foucault, 2010: 68). Nos desenvolvemos corporal y espacialmente en ese lugar - o convendría decir esa urbe, esa zona, ese umbral - donde el tiempo y el espacio cobran una particular fuerza orquestal.

La cuestión, entonces, por quién y cómo “aparece alguien” en el espacio ocupa un lugar cada vez más central en el pensamiento contemporáneo. Las estrechas relaciones entre el urbanismo sociocultural, la antropología social y los estudios sobre la sexualidad cobran una relevancia significativa en los entramados semióticos y metodológicos de su conjetura analítica. La práctica territorial, el ejercicio político y la ciudadanía se complejiza aún más sobre la consideración de los marcadores de género, de raza, de sexualidad e identidad cultural. Es decir, “si pensamos la relación entre cuerpos y espacios como vínculos (en constante tensión y reformulación) que determina su concepción y que impacta en el desarrollo subjetivo, comprendemos que necesitamos adecuar las nociones de “espacio” que tenemos y pensar que el espacio es urbano y arquitectónico, también es sexualizado y generizado” (Hernández, 2020: 56HERNÁNDEZ, Francisco. 2020. “‘Ahí están los putos’: afectaciones espaciales y efectos discursivos”. Espacialidades. Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura. Nº 10 (02), p. 52-69.). Dicho lo anterior, las preguntas que aparecen como ruta epistémica en el texto son: ¿de qué formas nos elaboramos subjetiva y materialmente en el espacio social?, ¿cómo se tejen y tensionan las relaciones entre el espacio y la sexualidad y cuáles son los recursos epistémicos para analizarlos?

Los lugares, indisociables de las prácticas, no son solamente edificaciones de elementos diversos de pisos, muros, calles y detalles, sino que también cohabitan y se entrelazan las historias, las narraciones, los imaginarios, las imágenes y, por supuesto, un despliegue de devenir en identidades constituidas en operaciones espaciales y temporales específicas. Encarnar la materialidad corpórea en ningún escenario es un acto invisible. El espacio se mezcla con un especial sentido de vulneración y con formas estratégico-temporales para vivir la homosexualidad en la ciudad. En una formación de ciudad que siempre es altamente segregativa, distributiva y excluyente; no podemos tener la certeza que, ante la colectividad, la singularidad se convierta en partículas de viento. Localizados en la urbe los lugares se vuelven nuestros lugares: espacios de ocupación y de resistencia.1 1 La problematización sobre la noción de “lugar” en los estudios sobre la construcción social del espacio ocupa un foco fundamental. El lugar, esa localización real o imaginada, sitúa la posición o situación del sujeto en coordenadas espaciotemporales. Los lugares habitados, en términos simbólicos y materiales, se encuentran cargados de sentido, de representación y significación cultural. Sobre la categorización valdría tener en cuenta las investigaciones de Lo imaginario (2000) Gilbert Durand, La cuestión urbana (1999) de Manuel Castells y La producción del espacio (2013) de Henri Lefebvre. Por eso, los tránsitos corporales (que siempre son espaciales) constituyen una ciudad generizada y sexualizada. Ceñidos a esta reflexión podemos decir que:

La asociación entre la vida urbana y las libertades personales, incluida la libertad de explorar, inventar, crear y definir nuevos modos de vida, tiene una vida larga e intrincada. Generaciones de emigrantes han buscado la ciudad como refugio contra las represiones rurales. La “ciudad” y la “ciudadanía” se unen claramente dentro de esta formulación. Pero la ciudad es igualmente el emplazamiento de la ansiedad y la anomia. Es el lugar del extraño anónimo, de los marginados (o, como preferían nuestros predecesores, “las clases peligrosas”), el ámbito de una inacabable “alteridad” (inmigrantes, homosexuales, los mentalmente trastornados, los culturalmente diferentes, los racialmente marcados), el terreno de la contaminación (moral además de física) y de terribles corrupciones, el lugar del maldito que necesita ser encerrado y controlado, convirtiendo «ciudad» y «ciudadano» en términos políticamente tan opuestos en la imaginación pública como etimológicamente relacionados (Harvey, 2005: 184-185HARVEY, David. 2005 [2000]. Espacios de esperanza. 1ª ed. Madri: Ediciones Akal.).

Si bien, la historia del espacio que nos importa ocurre en el siglo XX: momento que da paso a grandes desplazamientos de migrantes - mayoritariamente del campo a la ciudad - por diversas necesidades y de varias partes del mundo nos muestra que esas necesidades (mayoritariamente económicas), presentan formas de exilios o huidas culturales y sexuales. Por un lado, aquí es donde se acentúan los procesos de urbanización y administración diferencial del espacio caracterizando los centros y las periferias urbanas. El siglo XXI, por su parte, es escenificado por un modelo fundamente basado en una economía neoliberal imprimiendo en la singularidad de los sujetos y los espacios una traducción monetaria en el que se apuesta la continuidad del proyecto de modernización, de progreso y de desarrollo socioeconómico que mantiene y suspende proyectos urbanos en función del uso de la ciudad y del ejercicio político de la ciudadanía. No podemos dejar de considerar la complejidad de los procesos globales y la caracterización de las ciudades en función de las representaciones e imaginarios sociales que tienen los sujetos que habitan esos contextos. Por estas razones, recordemos que “el neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que afirma que la mejor manera de promover bienestar del ser humano, consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo” (Harvey, 2007: 8HARVEY, David. 2007 [2005]. Breve historia del neoliberalismo. 1ª ed. Madrid: Akal.). En este sentido, la ciudad, ese espacio habitable, es comprendido dentro como un tejido de recalcitrante administración de la singularidad subjetiva y colectiva.

El objetivo de esta investigación es trazar esa asociación entre la vida urbana y aquellas libertades singulares que se pretender obtener en el imaginario de una ciudad. Para tales cometidos me abocaré a una serie de entrevistas etnográficas que engloban, por un lado, la caracterización de un desplazamiento localizado en la ciudad de Puebla, México realizado por varones homosexuales y, por el otro, un recurso epistemológico para pensar dichos movimientos espaciales. Donde “algunos varones perciben como única posibilidad de ser homosexual el desplazamiento fuera de su lugar de origen [esto] tiene que ver estrechamente con la noción de espacio” (Hernández, 2019: 36HERNÁNDEZ, Francisco. 2019. “Homosexuales en movimiento: Reflexiones sobre el deseo y el desplazamiento”. Diarios del terruño. Reflexiones sobre migración y movimiento. Nº 7 (1), p. 34-58.). Entonces, la discusión que reúne las siguientes líneas guarda, como telón de fondo, la imaginación de una ciudad en términos de representación política y praxis discursiva bajo un hecho empírico: el desplazamiento/emplazamiento de jóvenes homosexuales a una ciudad distinta a la de crecimiento.

El anterior orden de ideas conduce a tensionar las relaciones entre el espacio social/urbano y la sexualidad como un entramado heteróclito en donde sus nomenclaturas aparecen y reaparecen en los significados, representaciones y practicas discursivas de ese ejercicio. Por eso, el espacio mantiene una semiótica latente formando estructuras simbólicas y materiales. En este sentido la pregunta que formula Chartier (2015: 7CHARTIER, Roger. 2015 [1996]. Escribir las prácticas. Foucault, de Certeau, Marín. 1ª ed. Buenos Aires: Manantial .) sobre: “¿cómo pensar las relaciones que mantienen las producciones discursivas y las prácticas sociales?”, se puede ceñir sobre la articulación de la práctica espacial. Partiendo de este planteamiento, debemos considerar que dentro de la ciudad se lleva a cabo una constante redefinición y ubicación del espacio, ya que, los sujetos perciben, definen y cargan de emotividad trayectos, espacios y territorios a partir de sus biografías, de la formulación de itinerarios que responden a esas experiencias vividas y por vivir, así como a la búsqueda de espacios menos hostiles. Esto nos lleva a cuestionarnos si una de las razones del desplazamiento, de los varones entrevistados, responde a esos imaginarios sobre la ciudad a la que han llegado e imaginado. De tal forma:

Parece perfectamente sentado que el espacio físico no posee ninguna realidad sin la energía que se despliega dentro de él. Las modalidades de este ejercicio, las relaciones físicas entre los centros, los núcleos, las condensaciones de un lado, y otro lado, las periferias, permanecen aún en estado de simples conjeturas (Lefebvre, 2013: 174LEFEBVRE, Henri. 2013 [1974]. La producción del espacio. 1ª ed. Madri: Capitán Swing.).

Consiguientemente, tras el argumento de Lefebvre, caracterizar al espacio es tratarlo no como mero soporte material de la sociedad, sino que es éste el que complejiza el carácter iterativo de los individuos, ya que es productor de prácticas sociales. Por eso, el espacio o el apostrofe que interesa de él es reflexionar sobre el desarrollo de prácticas e imaginarios que se ciñen a él. Por tales razones los varones entrevistados argumentan lo siguiente sobre la ciudad:

Pensar en otra ciudad era pensar en otra vida, una vida lejana. Una ciudad inmensa, desconocida (Entrevista a Esteban, noviembre de 2016. Ciudad de Puebla, México).

Al moverme a la ciudad esperaba encontrar una especie de paraíso. Un paraíso de ladrillos (Entrevista a Javier, diciembre de 2016. Ciudad de Puebla, México).

La ciudad me hacía pensar en un mundo diferente. Con personas sin conocer, con personas desconocidas. Un lugar grande lleno de extraños (Entrevista a Rodrigo, diciembre de 2016. Ciudad de Puebla, México).

Quería vivir en una ciudad grande no en un lugar pequeño. Quería tener la impresión de un lugar más grande, lleno de lugares, lleno de cosas, lleno de vida, lleno de desconocidos (Entrevista a Sebastián, noviembre de 2016. Ciudad de Puebla, México)2 2 Las entrevistas fueron recogidas en un lapso temporal que comprende del 2016 al 2018 en la ciudad de Puebla, México. De tal forma, los nombres de los entrevistados fueron formulados por seudónimos con el fin de guardar su anonimato. .

Lo que surge es un panorama perceptivo sobre la caracterización de una ciudad. Esteban se refiere a ella como una ciudad lejana, inmensa y desconocida; para Javier es un paraíso de ladrillos; para el caso de Rodrigo es un mundo diferente y, por último, para Sebastián es un lugar lleno de cosas, personas y lugares. Tal parece, como hacen alusión a ella, la ciudad de Puebla era en su imaginario inmensa, magnifica y distinta. Así, “el problema clásico de la percepción del espacio y, en general, de la percepción, debe reintegrarse a un problema más vasto. Preguntarse cómo, en un acto expreso, podemos determinar unas relaciones espaciales y unos objetos con sus ’propiedades’” (Merleau-Ponty, 1975: 296MERLEAU-PONTY, Maurice. 1975 [1945]. Fenomenología de la percepción. 2ª ed. Barcelona: Ediciones Península.). Pero dicha cuestión estaría justamente incrustada en la experiencia del espacio en el cual vivimos y sobre nuestra posición política sobre los lugares en los que transitamos.

Heterotopías, una genealogía del espacio

Nina Simone, en los años sesenta, articulaba con una potente y desgarradora voz: ”Fish in the sea, you know how i feel. River running free, you know how i feel. Blossom in the three, you know how i feel. It’s a new dawn. It’s a new Day. It’s a new life for me, and i’m feeling good”. “Peces en el mar, saben cómo me siento. Río corriendo libremente, sabes cómo me siento. Flor en el árbol, sabes cómo me siento. Es un nuevo amanecer. Es un nuevo día. Es una nueva vida para mí, y me siento bien”. Ese fragmento de la melodía inundaba mi pensamiento cuando entrevistaba a mis colaboradores, ¿el desplazamiento es un nuevo día para ellos?

Se reproducía ese fragmento musical particularmente, en una ocasión, cuando uno de mis colaboradores afirmó: Cuando llegué a Puebla, el primer día de despertar lejos de todo era empezar algo, algo distinto, como una nueva vida, quizá. Parece ser que la llegada a la ciudad producía, tal como en la canción de Nina, “un nuevo amanecer, una nueva vida para él”. La pregunta epistemológica sobre cuál era el acercamiento conceptual necesario para desarrollar la experiencia del desplazamiento me llevaba a considerar un marco estructurante entre los espacios que consideran otro ejercicio en su conceptualización y la percepción de esos entornos materiales. Inmerso en la reflexión del desplazamiento (y sobre cómo éste producía efectos de bienestar y libertad), encontré un concepto con un potencial espacial fructífero. Me refiero a un término que acuñó Michel Foucault en 1967: heterotopía3 3 El concepto fue expuesto en una conferencia que dio Michel Foucault en 1967 en el Círculo de Estudios Arquitectónicos de París, Francia. El concepto no venía solo, sino que lo acompañaba la ciencia que la estudiaba, la «heterotopología», también esta ciencia la propone el autor como otra forma de analizar los espacios (2010: 21). Para un mayor análisis revisar la obra El cuerpo utópico y las heterotopías (Foucault, 2010). La más extraordinaria de esas tentativas fue la de los jesuitas en el Paraguay - escribe Foucault (2010: 30). Las misiones jesuitas en el Paraguay, en el siglo XVII, fueron la experimentación y formulación de una heterotopía colonial ya que crean una ruptura en el paradigma sobre el ordenamiento disciplinar del espacio que habían ocurrido en Europa ese mismo siglo, a saber, un límite de la biopolítica. Para indagar más sobre el tema se puede revisar los trabajos de Alejandro Ruidrejo (2015, 2017): “Jesuitismo y biopolítica en las misiones del Paraguay” y “La heterotopía extraordinaria y la historia de la gubernamentalidad”. .

De todos los cursos y seminarios dictaminados por Foucault en su producción académica, El cuerpo utópico y las heterotopías parece que es el menos comentado y explotado teóricamente. Sin embargo, es en múltiples aspectos el más provocativo. El análisis que hace Foucault sobre la reconsideración del espacio es poéticamente convertirlo en un islote fantasmal, justamente, utopizarlo: des/localizarlo. El elemento que aparece en la heterotopía, como veremos adelante, no solamente es la consideración de un espacio otro sino de la temporalidad en ese emplazamiento. De esta forma, habría que observar que:

[El] espacio que aparece hoy en el horizonte de nuestras preocupaciones, de nuestra teoría, de nuestros sistemas, no es una innovación; el mismo espacio, en la experiencia occidental, tiene una historia, y no es posible desconocer ese entrecruzamiento fatal del tiempo con el espacio. Podría decirse, para describir muy groseramente esta historia del espacio, que en la Edad Media existía un conjunto jerarquizado de lugares: lugares sagrados y lugares profanos, lugares protegidos y lugares por el contrario abiertos y sin defensa, lugares urbanos y lugares campestres (esto por lo que respecta a la vida real de los hombres); […] Existían los lugares donde las cosas se hallaban ubicadas porque habían sido desplazadas violentamente y después los lugares, al contrario, donde las cosas encontraban su emplazamiento y su reposo naturales. Era toda esa jerarquía, esa oposición, ese entrecruzamiento de lugares lo que constituía aquello que se podría llamar muy groseramente el espacio medieval: espacio de localización (Foucault, 2010: 64-65FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .)4 4 Las cursivas son mías. .

El asunto que aparece con el “espacio de localización” es el advertimiento de un lugar material en perfecta sintonía con su ejercicio, su praxis. Así, Foucault, explica la organización del espacio en función de la localización histórica. Primero sobre la línea argumentativa del espacio medieval a una mutación en función de la interconectividad o, más bien, distintos puntos de emplazamientos espaciales que cambian por la yuxtaposición de narrativas del espacio. Sobre este hecho:

[Ese] espacio de localización se abrió con Galileo, porque el verdadero escándalo de la obra de Galileo no es tanto haber descubierto […] que la Tierra giraba alrededor del Sol, como haber constituido un espacio infinito e infinitamente abierto; de tal suerte que el lugar de la Edad Media se encontraba así de alguna manera disuelto, el lugar de una cosa no era ya más que un punto en su movimiento, así como el reposo de una cosa no era sino su movimiento indefinidamente amortiguado. En otras palabras, a partir de Galileo, a partir del siglo XVII, la extensión reemplaza la localización […] En nuestros días, el emplazamiento sustituye a la extensión, que a su vez reemplazaba a la localización. El emplazamiento es definido por las relaciones de vecindad entre puntos o elementos; formalmente se los puede describir como series, árboles, entramados (Foucault, 2010: 65FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .).

En medio de esos espacios duales (profanos/sagrados-materiales/ficticios-homo/heterogéneos) existe el espacio heterotópico. Por lo tanto, no es un mero juego categórico decir que el emplazamiento sustituye a la extensión y a la localización de los sujetos y de los lugares. El emplazamiento se refiere a un tipo especifico de socialidad y de localización cultural: nos encontramos enraizados en los espacios que asumimos como nuestros - como series, árboles, entramados -, la metáfora del emplazamiento como raíz tiene que ver con los procesos de crecimiento y orden normativo de los sujetos. Pertenecemos a lugares, espacios, ideas y afectos concretos. Nos formamos espacial y corporalmente en los lugares e instituciones. Por supuesto, lo que propone Foucault es una genealogía del espacio anclado en una forma de localización. La inquietud que provoca esta política de la situación concierne a las distribuciones posibles entre el tiempo y el espacio. Es decir, las utilidades que le podemos dar a un lugar temporalmente. De tal forma, la heterotopía puede ser definida como “aquellos espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos” (Foucault, 2010: 21). Este concepto es, entre otras cosas, una quimera compuesta por la interrelación del espacio, las «utopías localizables» y las producciones simbólicas. Las utopías localizables podemos pensarlas, en la dimensión empírica, dentro de estos otros espacios que se piensan como habitables y que se relacionan estrechamente con la “huida”. En el planteamiento de las heterotopías Foucault menciona que:

Los niños conocen perfectamente esos contraespacios, esas utopías localizadas. Por supuesto, es el fondo del jardín; por supuesto, es el desván o, mejor aún, la tienda de indios levantada en el desván; o incluso es -el jueves a la tarde- la gran cama de los padres. Es sobre esa gran cama de donde se descubre el océano, porque uno puede nadar allí entre las mantas; y además, esa gran cama es también el cielo, ya que se puede saltar sobre los resortes; es el bosque, porque uno se esconde; es la noche, puesto que allí uno se vuelve fantasma entre las sábanas; es el placer, por último, porque, cuando vuelven los padres, uno va a ser castigado (Foucault, 2010: 20FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .).

Considero que Foucault, en el anterior ejemplo, da características definitorias de esos otros espacios - el océano, el cielo, el bosque, la noche - en los que se puede convertir un espacio y, en este caso, un objeto particular; la cama puede ser, en esta lógica, otro espacio más allá de los alcances materiales de la reglamentación social. La transmutación en barco, escalera al cielo, laberinto y la dimensión a otros mundos, no sólo considera la imaginación en ello, sino también el uso - inmediato o fáctico - que la liminalidad otorga.

En este sentido en una clave más teórica, las heterotopías siempre han existido en nuestro entorno, “la propia sociedad adulta […] organizó sus propios contraespacios, sus utopías situadas, esos lugares reales fuera de todos esos lugares” (Foucault 2010:21FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .). El filósofo anota como ejemplo: los jardines, los cementerios, los asilos, los prostíbulos, las prisiones. Lugares donde la heterotopía cobra todo su sentido, ya que una de sus características es la “yuxtaposición de espacios incompatibles”; como el cementerio, lugar donde confabula la vida y la muerte, las reminiscencias y el olvido; o en otra parte, los asilos, son esas heterotopías en las que convive el pasado con lo moderno, la felicidad y el llanto -de encontrase con vida y saberse finito -; es decir, “heterotopías del tiempo cuando éste se acumula al infinito” (Foucault, 2010: 26). Las heterotopías, en este sentido, tienen un carácter primordialmente espacial, si las ubicamos en alguna parte se encuentran en el espacio, ocupándolo de múltiples formas, caracterizándolo de una forma particularmente diferente. Las heterotopías que han dibujado mis entrevistados han sido imaginadas desde puntos distintos, Sebastián menciona lo siguiente:

Cuando era niño nunca pensé en irme de mi casa o de mi ciudad, porque encajaba. Hacia lo que los demás niños hacían, tenía mis amigos. Sin embargo, en la adolescencia todo cambio porque no hacía lo mismo que mis compañeros, no hacía lo mismo que ellos. Siempre pensé en otro lugar, en un lugar en el que me sintiera cómodo con quien soy y con quien quiero ser. Y fíjate, no pensaba en una isla tropical o un desierto caluroso, pensaba en algo muy simple, pensaba en una ciudad (Entrevista a Sebastián, febrero de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Sebastián precisa algo sumamente relevante para la comprensión de esta operación espacial: el desplazamiento transmutado en heterotópico. La formulación de la heterotopía tiene una nomenclatura sexual. Y no es en la forma “sexual” como Foucault la caracterizó por ejemplo en el burdel, ya que este lugar esta limitado en un espacio específico donde las personas que conocieran, incluso desde fuera, el lugar, sabrían que es un espacio donde existen prácticas sexuales. La heterotopía sexual de la que les estoy hablando tiene un sustento aún más complejo, si bien el desplazamiento es heterotopía hecha espacio, no es todo el lugar de emplazamiento. Siguiendo con el argumento de Sebastián podemos ver el hechizo que la heterotopía cobija:

El migrar a Puebla fue distinto, no era simplemente el ocultarme… creo que es, al contrario, porque en Puebla no hago lo mismo que hacía en mi casa, por ejemplo, puedo salir con mis novios, puedo besarlos y acariciarlos en la calle. Otra cosa, una de las cosas más importantes, tener las llaves de un departamento que es tuyo, y no es solo un pedazo de metal es una esa sensación de libertad que tienes al estar en otro lugar es lo que hace especial la migración que tienes a otro lugar (Entrevista a Sebastián, febrero de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Lo que especifica Sebastián tiene que ver con una forma de socialidad diferente incluso nueva que se tiene en el nuevo espacio, pero no es solamente las formas en las que uno se desarrolla sentimentalmente con el Otro; existen prótesis que ponen en suspenso el estadio de la heterotopía: una de las cosas más importantes, tener las llaves de un departamento que es tuyo, y no es solo un pedazo de metal. Es decir, la llave no es un “pedazo de metal”, no es un elemento metálico con el que podemos abrir una puerta, entrar a otra dimensión espacial o entrar al espacio del hedor sexual como el burdel. La imbricación que se genera es de un carácter simbólico-material, es: “un elemento de libertad”, ¿qué experiencias tuvo Sebastián para que en la trama mágica de la lleve se obtengan sensaciones de libertad? No perdamos de vista un asunto importante sobre la heterotopía sexual que se plantea, Sebastián dice: no pensaba en una isla tropical o un desierto caluroso, pensaba en algo muy simple, pensaba en una ciudad. Me parece que la heterotopía sexual o la potencia de este tipo de heterotopía se ubica en la trama urbana, el desenlace de la heterotopía ocurre en la ciudad. La anterior aclaración es necesaria para ir observando cómo se relacionan la sexualidad y el espacio social en mis entrevistados.

De esta manera Foucault puntualiza los elementos, a través de la heterotopología, que caracterizan a estos contraespacios - esto es de gran ayuda ya que a nosotros nos permite situarlo en nuestro problema de investigación, es decir, observarlo en la dimensión empírica. El primer principio es que: las sociedades determinan y constituyen sus heterotopías; el segundo se refiere a que las sociedades perfeccionan o, en su contraparte, pueden desaparecer aquellas heterotopías que crearon anteriormente; el tercero es la yuxtaposición de varios espacios en un lugar real pensados como incompatibles; el cuarto plantea que las heterotopías son recortes singulares en y del tiempo y, por último, el quinto señala a estas utopías situables como un sistema de apertura y de cierre.

Todas estas puntualizaciones no son consecuentes, son bucles que se entretejen para mostrar la materialización de esas o aquellas utopías situables en el espacio, lo que salta a la vista es la consideración de que, si bien, las heterotopías son creadas por una sociedad en un periodo histórico particular, también es la sociedad quien puede delimitarlas y desmontarlas. Por lo que, algunas de las heterotopías no son meras ideaciones electivas de los sujetos (lo cual no obvia su agencia) sino que, en algunos casos, la organización social y cultural delimitada en el espacio físico, los induce a construirlas, plantearlas o entrar a heterotopías ya demarcadas, pensemos en la escena gay de los años sesenta en Estados Unidos que narra Manuel Castells (1999CASTELLS, Manuel. 1999. La cuestión urbana. México: Siglo XXI.), Lauren Joseph (2008JOSEPH, Lauren. 2008. “Finding space beyond variables: an analytical review of urban space and social inequalities”. Spaces for difference. Nº 3(5), p. 32-63.), Gayle Rubin (2018RUBIN, Gayle. 2018. Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad. En Rubin, Gayle. En el crepúsculo del brillo. La teoría como justicia erótica. Córdoba: Bocavulvaria Ediciones.) o Didier Eribon (2011ERIBON, Didier. 2001 [1999]. Reflexiones sobre la cuestión gay. 1ª ed. Barcelona: Anagrama.).

Así, ante las sanciones existentes por el desapego de la heterosexualidad obligatoria los sujetos homosexuales han pensado salir de sus lugares de origen y habitar en otros sitios. Sin embargo, no solamente es considerar el factor de la huida como el nudo del desplazamiento, sino que existe otro elemento aún más importante, la capacidad ideática de pensarse en un entramado social distinto, en ello se esboza el alcance potencial de la heterotopía. Considerando lo anterior, deseamos traer a discusión el planteamiento de Eribon, donde afirma que: “esa pulsión heterotópica […] condujo a los gays a inventar «modos de vida» distintos, improbables, inéditos. O, en cualquier caso, plantearse continuamente la cuestión de inventarlos” (Eribon, 2001: 468ERIBON, Didier. 2001 [1999]. Reflexiones sobre la cuestión gay. 1ª ed. Barcelona: Anagrama.). Justamente Esteban, a propósito de las pulsiones heterotópicas, recuerda:

Muchas veces pensé que mi familia no era mi familia, que mis vecinos no eran mis vecinos y que yo, no era yo. Yo estaba en otra parte, no me preguntes en que parte porque no lo sé, pero sabía que mi pueblo no era mi pueblo, al menos no lo quería ver así. Todos eran (son) distintos a mí, así que me dediqué a inventarme otra vida en la que era yo y en la que mi familia era mi familia, que me querían por lo que era, por lo que soy: homosexual (Entrevista a Esteban, noviembre de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Por lo que podemos entender a las ”pulsiones heterotópicas” como una economía de energía dinámica utilizada en pensarse en otros lugares; visto así, son justamente los cimientos de las mismas heterotopías, pensarse en otros lugares para poder realizar diversas prácticas sancionadas por el entorno social, conduce a traslapar esos espacios, es decir, tratar en la medida de lo posible de distanciarse de esos espacios hostiles y tratar de inventar espacios en los cuales enfrentar esa hostilidad en otros términos5 5 Existen otros autores que, en los últimos años, han ido redefiniendo el concepto de heterotopía, a decir, bordeando sus límites o inscribir su utilidad en otros campos disciplinares. Sobre esto podemos encontrar los trabajos de: Jón I. Kjaran y Wayne Martino (2017), Angela Jones (2009), Miguel Mandujano (2012), Boaventura De Sousa Santos (2000), Fabiano Gontijo (2021) y Anna Llewellyn (2022). . Históricamente, los sujetos homosexuales hemos tenido estas pulsiones heterotópicas; las cargas homofóbicas de nuestros contextos, el sinnúmero de injurias recibidas, los ataques tanto físicos como verbales, los discursos morales sobre lo “pecaminoso” que puede ser amar y desear a otro varón, el rechazo de la familia y en muchos casos, la autoexclusión de nuestros grupos, el enmascaramiento desencadenan frases como: “si no estuviera aquí”, “si fuera de otra manera”, “si no fuera homosexual”, son frases de quienes elaboran las heterotopías, de quienes piensan otros modos de vivir. Por lo tanto, las heterotopías son aquellas ideaciones, anhelos y sueños que - en su carácter tanto individual como colectivo - responden a los deseos de los sujetos que las van construyendo, por lo que éstas, si bien responden al plano de lo imaginario y simbólico, también mantienen su correlación en espacios situables: espacios imaginados que alcanzan su materialización.

Bordes y límites del espacio social compartido

Las heterotopías están relacionadas con el tiempo, no es a manera de un eterno retorno, sino también, de situaciones claramente definidas. Recordemos en el ejemplo de los niños; ellos nadaron, alcanzaron el cielo, se escondieron y se convirtieron en fantasmas, pero esta heterotopía situada alcanzó su desenlace con la llegada de los padres, desmontando la cama y, devolviéndole su carácter, esto es, regresándola al estatus de cama. Esto quiere decir que al reflexionar en las heterotopías tenemos que hacerlo en función de sus alcances y sus límites. La heterotopía no es ese contraespacio donde se puede hacer todo de manera reiterativa ni, mucho menos, permanente.

La consideración de la utopía en los trazos que la heterotopía cobrara es importante. Entendamos que las utopías son ideaciones - ideologías en su estructura más íntima -; son rutas de mapas políticos: ejemplos de ello lo muestra el marxismo con la abolición de las clases o el pensamiento feminista con la abolición de la opresión sexual. Las utopías son mapas de abordaje, de guía, de insuficiencia porque algo nos falta, porque consideramos que algo debe cambiarse por eso las utopías son inexistentes. En otras palabras, “las utopías cuentan un lugar que no existe, ellas se despliegan en un espacio imaginario ‘y de ese modo vienen en línea recta del discurso’ porque desde el fondo de los tiempos el lenguaje se entrecruza con el espacio” (Defert, 2010: 37DEFERT, Daniel. 2010. “Heterotopía”: Tribulaciones de un concepto entre Venecia, Berlín y los Ángeles. In: FOUCAULT, Michel (Coord). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Nueva Visión.).

El material utópico es importante porque en algún momento a mis entrevistados les fue relevante la consistencia utópica de sus desplazamientos. Esteban argumenta que muchas veces soñó con irse a otro lugar. En sus palabras: en muchas de las ocasiones eran sueños, no sé si la primera vez que pensé en irme de casa fue a través de alguno de mis sueños, probablemente sí. Estando dormido todo se vuelve posible - lo que observamos es la utopía en su materia más pura. Sin lugar tal como los sueños, las utopías se vierten intangibles. Por eso “las utopías son los emplazamientos sin lugar real. Son los emplazamientos que mantienen con el espacio real de la sociedad una relación general de analogía directa o invertida” (Foucault, 2010: 69FOUCAULT, Michel. 2010 [2009]. Cuerpos utópicos y las heterotopías. 1ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión .). Una utopía no es una profecía, sin embargo, se puede llegar a cumplir en algunas de las ocasiones. Y si está se materializa es bajo circunstancias poco amables; cuando la utopía se alcanza se desposee de su material onírico. Es decir, la utopía siempre se encontrará en la idealización, si una utopía se alcanza en la realidad ya no será utopía, será otra ‘cosa’. En la formulación del desplazamiento, digamos, era utopía. El emplazamiento ya no lo es.

Estas unidades espacio-temporales, esos espacio-tiempos tienen en común ser lugares donde yo soy y no soy, como el espejo o el cementerio; o bien donde soy otro, como en el prostíbulo, en el pueblo de vacaciones o en la fiesta, carnavalizaciones de la existencia ordinaria. Ellos ritualizan escisiones, umbrales, desviaciones, y los localizan (Defert, 2010: 38DEFERT, Daniel. 2010. “Heterotopía”: Tribulaciones de un concepto entre Venecia, Berlín y los Ángeles. In: FOUCAULT, Michel (Coord). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Nueva Visión.).

Existe algo que une, de alguna forma, la utopía y la heterotopía y es que en ambas podemos ser y no ser, allí se encuentra su potencial de búsqueda constante. En este sentido, cabría preguntarnos ¿cómo podemos abordar las heterotopías considerando sus alcances y limitaciones, si entendemos que no son lugares tan soñados que se vuelvan inalcanzables e intangibles, pensando en la utopía, a la manera de Tomás Moro (2016MORO, Tomás. 2016. Utopía. 1ª ed. Ciudad de México: La jaula abierta-CIDE-Fondo de Cultura Económica.) por ejemplo, como un conjunto de ideales perfectamente trazados y armónicos? Las heterotopías en oposición a las utopías, son lugares que pueden alcanzarse en la medida de su estructuración. Es decir, las heterotopías se van conformando en relación con nuestras experiencias, el desarrollo de nuestra biografía y las diversas condicionantes sociales existentes, en este marco, las heterotopías no son utopías. Evidentemente la formulación de heterotopías se caracteriza en función de las prácticas de las personas que las habitan. A decir de Milton Santos (1996SANTOS, Milton. 1996. “O lugar: encontrando o futuro”. Revista de urbanismo e arquitectura, 4 (1).; 2001SANTOS, Milton. 2001. Por uma outra globalização. Do pensamento único à consciência universal. Rio de Janeiro: Editora Record.; 2009SANTOS, Milton. 2009. “Espacio y método. Algunas reflexiones sobre el concepto de espacio”. Gestión y ambiente. Nº 12 (1), p. 147-148.) el espacio no se encuentra configurado solamente por cosas y palabras, por naturaleza o materialidad, por hechos geográficos. El espacio es el límite de la sociedad y la cultura. Es decir, una distribución territorial que configura espacio y geografía, paisaje que conforman procesos sociales y representaciones espaciales. En este escenario, las heterotopías sexuales son creadas por los jóvenes homosexuales que se han desplazado a la ciudad, en párrafos posteriores iré demostrando cuáles son esas puntualizaciones que sostiene y define este otro espacio.

Las heterotopías no son encapsulaciones del espacio real volviéndolo ininteligible, más bien, en estos otros espacios o, dentro de ellos, también existen modalidades de las relaciones de poder, exigencias sociales y normatividades culturales. Con esto quiero explicar que los diversos discursos, específicamente sobre el ser homosexual, que proliferan y son emitidos por las instituciones y por todo el cuerpo social, existen dentro y fuera de la heterotopía; ya que la formulación heterotópica no contrarresta el efecto que los discursos puedan tener en la conformación de subjetividades. Esto nos lleva a cuestionarnos sobre las formas en que podemos observar la formulación de estos contra-espacios en relación con la constitución de determinadas subjetividades y la producción de determinados sujetos. En otras palabras ¿qué constituye la formulación de heterotopías para los sujetos que las crean? Volviendo con la narración de Sebastián y entendiendo que la heterotopía no es la encapsulación de un espacio, ¿cómo es el bosquejo de ésta en un primer momento? Sebastián comenta:

Cuando estaba con Saúl -uno de sus novios- le daba la llave de mi departamento, él entraba cuando quería y esas cosas, o sea, esa libertad que te da tener unas llaves de un departamento y dárselas a tu novio, quizá no es tu hogar, quizá no estarás ahí para siempre… pero es tu espacio, eso fue una de las cosas que me gustaban en un primer momento (Entrevista a Sebastián, abril de 2017. Ciudad de Puebla, México).

En este parámetro Sebastián continúa diciendo:

Ya en términos de vivir mi homosexualidad es gratificante poder ir de la mano con mi pareja en el zócalo o en lugares públicos cosa que jamás haría en mi pueblo. Digo, tampoco he agarrado a mis parejas tanto de la mano, a ellos no les gusta ir de la mano conmigo y creó, me he convencido, que no me gusta tener esas muestras de cariño en la calle, pero las veces que las pude hacer era increíble porque quería a la persona y quería manifestar el afecto que le tenía. Quizá ocurre con los besos, besar a otros varones o a mi novio en la calle (Entrevista a Sebastián, abril de 2017. Ciudad de Puebla, México).

En este sentido el tomarse de la mano o, besar a otro varón en el espacio público son buenos ejemplos para pensar en los contra-espacios, ¿qué implicaciones tendría para dos varones tomarse de la mano en pequeñas comunidades o localidades y, en su contraparte, qué características envolverían a estas prácticas, si esos mismos varones la realizaran en una ciudad más o menos grande? Ya que si bien, en estos contra-espacios, existe un discurso sobre la homosexualidad, la manera en que se representan difiere en la articulación de discursos con las prácticas orquestadas en el espacio público, pensado como lugar de disputa; las sanciones, las miradas, e incluso el imaginario de esos hechos serán distintos. Rodrigo por ejemplo menciona:

Me da más confianza el hecho de que, dentro de la ciudad, nadie te conoce, nadie te va señalar, nadie va ir con el chisme a tu familia, nadie te va reconocer, eres un completo desconocido en una ciudad más grande; entonces, es mucho más seguro poder agarrar de la mano a tu novio, a tu pareja o a tu ligue en un espacio público (Entrevista a Rodrigo, octubre de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Situados en la narración de Rodrigo, ¿en función de qué factores resulta ‘más segura la ciudad’?, ¿cuáles son los riesgos a los que un homosexual supone se verá enfrentado en el espacio público y cuáles ni siquiera son considerados?, ¿qué necesidades urbanas nos hemos inventado los homosexuales? Ya que en la necesidad de que nos vean en el espacio “público”, de que vean como nos relacionamos, como nos besamos con nuestros otros, incluso Leo Bersani (1998BERSANI, Leo. 1998 [1995]. Homos. 1ª ed. Buenos Aires: Manantial.) plantearía que en esa necesidad de visibilizarnos también se formo la necesidad de que nos controlaran, como si fuéramos una plaga. Sin embargo, lo interesante es ver que, en esa visibilidad, en esa necesidad de mantenemos e inventarnos una existencia también nos muestra la desigualdad y distribución socioespacial diferencial, ¿cómo nos construimos en ese entramado los outsiders? Pensemos en la ubicuidad de las fronteras que habitamos ya que ese nudo espacial nos permite enfocarnos en la interrogante sobre las identidades posibles y que están en juego en determinados contextos, atender qué es lo que se asume y lo qué se disputa en el espacio, es una ruta para entender esas identidades conformadas en él. Una discusión fructífera dentro del seno del feminismo es la disyuntiva público-privado, y que permite estructurar la siguiente pregunta: ¿en qué condiciones se dice que algo es privado y bajo que circunstancias se dice que algo es público?; y bajo otro lente, ¿qué im/posibilita al activismo feminista o gay en esa frontera? Michel Warner plantea:

No todas las sexualidades son públicas o privadas de la misma forma. Las personas que se besan, se abrazan o se llevan de la mano a la vista del público suelen despertar un disgusto que llega incluso al punto de la violencia, mientras que las personas de sexos diferentes que hacen las mismas cosas son invisiblemente normales y hasta aplaudidas. Se dice que los “maricones” están “exhibiendo” su sexualidad con su forma de vestirse o de cecear. Se les dice que eso tienen que ocultarlo, aunque el “eso” en cuestión se relaciona con su propio cuerpo (Warner, 2012: 21WARNER, Michael. 2012 [2002]. Público, públicos, contrapúblicos. 1ª ed. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.).

Una resolución que desgaja Warner en la atribución de lo público (y) lo privado son las formas corporales, es decir, de estilización que se escenifican en unos sujetos en específico en el espacio. En este sentido podemos preguntar: “¿Qué clase de mundo haría igualmente accesibles para todos los valores tanto de lo público como de lo privado? […] Pero esa pregunta aparentemente simple hace surgir otra, que la complica: ¿cómo tendría que ser diferente, en ese mundo, la experiencia del género y la sexualidad?” (Warner, 2012: 17WARNER, Michael. 2012 [2002]. Público, públicos, contrapúblicos. 1ª ed. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.). Algo que me obsesiona en formas inexplicables son, justamente, las gramáticas en que diversas multitudes gay ponen en cuestión la coherencia del espacio, ya que en sus tránsitos, recorridos urbanos y territorializaciones corporales desestructuran ciertos discursos morales. El reclamo hecho espacio de visibilización. Lo que estoy planteando tiene varios registros de análisis, podemos pensar en las marchas del orgullo gay, la marcha de las putas, las protestas feministas, hasta las rutinas espaciales de parejas de lesbianas, homosexuales, multitudes trans que son bisagras del uso que se le da a esa espacialidad. Ahora bien, esas manifestaciones de espacialidades sexualizadas, ¿cómo estructuran la relación entre las fronteras sociales y las fronteras simbólicas, ya que en esta distinción? ¿no se mantiene una misma y determinada distribución espacial? Es decir, se está en constante negociación, ya que “saber dónde es posible coger de la mano a su compañero, dónde se puede dejar traslucir afecto por una persona del mismo sexo y dónde más vale evitarlo” (Eribon 2001: 32ERIBON, Didier. 2001 [1999]. Reflexiones sobre la cuestión gay. 1ª ed. Barcelona: Anagrama.), son tensiones sobre las cuales se van delimitando esos contra-espacios. Tal como nos lo muestra Esteban:

Tenemos que poner en perspectiva todo sobre lo homosexual en especial, lo que se refiere, a la afectividad. Dónde estás, con quién, en qué momento y en cuál lugar. No puede “ser” todo el tiempo ni en cualquier lugar. Te pregunto si tú podrías llevar a tu pareja a una fiesta familiar y que quiera besarte enfrente de todos. ¿Recibes el beso y te vale o lo recibes y te sientes incomodo o prefieres mejor no generar revuelo y reprimes el beso? En todo caso, si tu familia nuclear sabe que eres homosexual y más o menos te acepta, ¿qué ocurre con tu familia extendida? O mejor aún ¿todos tus parientes saben que eres homosexual o todos te aceptan? Porque te aseguro que a más de uno no le agradará que te estés besando con otro varón y tu familia nuclear se va sentir incomoda, no hay de otra, no podemos expresarnos en todos los lugares ni en todos los momentos, aunque quisiéramos y, muchas veces, tampoco nosotros queremos (Entrevista a Esteban, diciembre de 2016. Ciudad de Puebla, México).

En otras palabras, existen estructuras espaciales que permite la actividad o la acción de los sujetos él, reproduciendo y restringiendo dichas estructuras, “la especialidad restringe y habilita la agencia de los sujetos” (Rabbia y Iosa, 2011:109RABBIA, Hugo; IOSA, Tomás. 2011. “Construcción de rutinas espaciales y sus efectos en las dinámicas de inclusión-exclusión del activismo LGBT en Córdoba, Argentina”. Sexualidad, salud y sociedad - Revista Latinoamericana. Vol. 7, n. 01, p. 103-126.). Referente a lo anterior, la heterotopía demarcada en la ciudad de Puebla, debe ser puntualizada y delimitada a través de sus fronteras, oberturas y puentes existentes, ya que la creación de estos contra-espacios supone intersticios delebles que se estructuran en el espacio social; ya que si es la calle, el zócalo, ciertas avenidas o establecimientos ¿qué parte de estos sitios son los que se establecen como liminales para los varones homosexuales que se han desplazado a la capital poblana?, ¿de qué depende? Y, de esta misma manera, hasta qué punto se alcanza a materializar la heterotopía para ellos, esto es, hasta dónde las fronteras tanto simbólicas como materiales con las que se cobija la heterotopía consigue definirse como tal y alcanzar su potencial contra-espacial.

Considero que la propuesta empírica-conceptual de referirnos a los desplazamientos de Sebastián, Rodrigo, Esteban y Javier como una formulación heterotópica o, mejor dicho, la constitución de una heterotopía sexual es entender como la relación del traslado espacial en hibridación con la imaginación y los hechos materiales enraizados por la homofobia conduce a los varones homosexuales a irse de sus lugares de origen. En sí misma la heterotopía sexual es compleja, sin embargo, falta un elemento, quizá, que nos ayude a comprender mejor el proceso de formulación de la heterotopía sexual. En este entendido recordemos que estos varones han mencionado que esperaron el momento adecuado para poder salir de sus hogares. La situación perfecta es la entrada a la universidad. ¿Acaso no ese momento preciso no es un plan arduamente reflexionado?, ¿Acaso el traslado no forma parte de una estrategia social?, ¿Acaso la formulación de una estrategia no se vincula con la figuración de la heterotopía sexual?

Desplazarse de la heterosexualidad obligatoria

Foucault argumentaba que la estrategia consiste en un elemento constante en la teorización y ejercicio del poder. Existen formas diversas y diferenciadas de actuar tácticamente ante un hecho social que nos interpela. Es decir, si la represión no es la forma consecuente de explicar las normativas de sistemas complejos existe otro modo de vincular esos hechos con una forma de actuar aparentemente singularizada. En los términos que Foucault lo explicaría, al menos en lo que a la sexualidad se refiere, es pasar de una hipótesis represiva de la sexualidad a una scientia sexualis: una ciencia de la sexualidad, la conformación de un campo de Saber. Con lo anterior, me refiero a que el acontecimiento de la sexualidad no se podía explicar directamente con una hipótesis de la represión -de unos cuantos victorianos: los niños, las mujeres, los homosexuales y las prostitutas- sino que, antes bien, con el despliegue de una serie de dispositivos, tecnologías y sujetos que mantienen a flote un proyecto de hegemonía sexual heterosexual. Ante este escenario uno desarrolla y va matizando formas de resistencia e inflexión ante los eventos particulares de subordinación o dominación -podríamos decir, la caracterización de un ejercicio de poder punitivo-. Sin embargo, recordemos que en la reflexión foucaultiana los sujetos estamos, sí, subordinados al poder, pero también a la ‘libertad’.

Considero que una de las formas de abordar estos actos estratégicos que claramente son distintos en los escenarios y con los sujetos que mantenemos socialidad es el elemento discursivo. Los discursos que circulan y proliferan en el medio social no son los mismos que nos constituyen y asumimos. No son los mismos al menos no en el sentido directo, uno de alguna forma -estratégica- los modifica, no del todo, no radicalmente; incluso podemos decir que se les da un matiz particular. Uno modifica los discursos de la sexualidad y de la homosexualidad, por ende, los actos estratégicos son performativos. David Halperin (2007: 50HALPERIN, David. 2007 [1995]. San Foucault. Para una hagiografía gay. 1ª ed. Buenos Aires: El cuenco de plata.), situados en el planteamiento anterior, argumenta que “el tratamiento político que le da Foucault al discurso, específicamente a su análisis de lo que podríamos llamar la economía política del discurso sexual, nos permite desarrollar estrategias efectivas para confrontar y resistir a las operaciones discursivas de la homofobia contemporánea”. Seguido de:

[Al] analizar el discurso estratégicamente, no en términos de lo que se dice, sino en términos de lo que se hace y de cómo funciona […] Los discursos de la homofobia, sin embargo, no pueden ser refutados por medio de argumentos racionales […] sólo es posible resistirlos. Sucede esto porque los discursos homofóbicos funcionan más bien como piezas de estrategias más generales y sistemáticas de deslegitimación […] Los discursos homofóbicos son incoherentes, pero esta característica, lejos de incapacitarlos, los hace más poderosos […] operan estratégicamente por medio de contradicciones lógicas, las cuales producen una serie de callejones sin salida cuya función es […] perjudicar las vidas de gays y lesbianas (Halperin, 2007: 50-54HALPERIN, David. 2007 [1995]. San Foucault. Para una hagiografía gay. 1ª ed. Buenos Aires: El cuenco de plata.).

Me parece que si situamos los argumentos sobre la estrategia en las experiencias de mis entrevistados nos ayuda a observar exactamente eso que se hace y no fundamentar y reducir todo a una praxis discursiva. Ellos se fueron de sus lugares de origen para tener una experiencia de homosexualidad distinta, esto es un hecho; es un acto. Ahora bien, ¿es un acto estratégico? O, ¿de qué forma entendemos ese movimiento físico? Mantengamos en el foco la discusión sobre esos discursos estratégicos y esas formas de actuación distintas en función de otros elementos sociales y culturales. Pensemos en la máscara heterosexual y su funcionamiento estratégico en el momento en el cual se usa ese artificio, ya que los acontecimientos de huida refieren a una reflexión previamente pensada. En anteriores párrafos he echado mano de circunstancias e investigaciones que insisten en la particularidad de la huida a la ciudad por homosexuales. Lo que nos muestra que la huida, el desplazamiento, la constitución de heterotopías sexuales son un recurso situado; estrategias históricamente utilizadas por varones homosexuales para enfrentar el reconocimiento, la visibilidad, la identidad y las formas punitivas de discriminación, exclusión, violencia y homofobia de sus localidades de origen. Ahondando en lo anterior Edgardo Castro distingue tres rutas analíticas para comprender el concepto de estrategia en Foucault, el autor puntualiza:

La primera consideración designa la elección de los medios empleados para obtener un fin, la racionalidad utilizada para alcanzar los objetivos. Designa el modo en el que, en un juego, un jugador se mueve de acuerdo con lo que piensa acerca de cómo actuarán los demás y de lo que piensa acerca de lo que los otros jugadores piensan acerca de cómo se moverá él; El segundo punto designa el conjunto de procedimientos para privar al enemigo de sus medios de combate, obligarlo a renunciar a la lucha y obtener así la victoria; y por último, estos tres sentidos se resumen en la idea de la estrategia como “elección de las soluciones ganadoras”. “En relación con el primero de los sentidos indicados, se puede llamar ‘estrategia de poder’ al conjunto de los medios utilizados para hacer funcionar o para mantener un dispositivo de poder. También se puede hablar de la estrategia propia de las relaciones de poder en la medida en que ellas constituyen modos de acción sobre la acción posible, eventual, supuesta de los otros. Se puede descifrar, entonces, en términos de ‘estrategia’ los mecanismos utilizados en las relaciones de poder. Pero el punto más importante es, evidentemente, la relación entre las relaciones de poder y las estrategias de enfrentamiento”. Toda relación de poder, para Foucault, implica esencialmente a la libertad y, consecuentemente, estrategias de lucha. Las estrategias de poder y las estrategias de lucha se limitan mutuamente (Castro, 2004: 120CASTRO, Edgardo. 2004. El vocabulario de Michel Foucault. 1ª ed. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes.).

Las estrategias del desplazamiento espacial son formas de respuesta -modalidades de resistencia - para escapar de la homofobia en la cual se vive para ir a un otro lugar sin “aparente” violencia. Las estrategias del desplazamiento son meditadas, reflexionadas y como ya hemos visto no sólo se mantienen en un nivel del pensamiento (del discurso) sino que se han efectuado en el traslado a la ciudad de Puebla. Javier argumenta: Esperé el momento adecuado para irme de casa con el apoyo de mis padres. Lo reflexione en función de tener un motivo adecuado. El entrar a la universidad pensé que era un momento perfecto. Me podía ir con el apoyo de ellos [de los padres] e irme lejos (Javier). Esteban, en sintonía con Javier, dice:

La universidad… La universidad fue el punto de partida. En la prepa ya había empezado a pensar seriamente en irme de allí, ahora que lo pienso fue ahí. Creo que junte todas mis mentalidades y mi energía en sacar buenas calificaciones e ir bien en la escuela para que me pudieran apoyar mis padres en irme a la universidad. Creo que la carrera no importaba mucho, bueno, sí, si importaba, pero en ese momento como parecía tan lejano no pensaba en estudiar, no sé, equis o zeta. Pensaba en una ciudad grande, lejos… (Entrevista a Esteban, junio de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Por su parte Rodrigo señala:

Yo esperé. Esperé para poder irme, yo podía trabajar y pagarme mis cosas, no necesitaba que mis padres me apoyaran; no podían; tampoco lo hicieron. Tuve que trabajar para mantenerme, pero también para salir. Pensé en irme, lo pensé muchas veces sin embargo tuve que esperar un momento, ese momento llegó cuando no podía soportar el esconder mi sexualidad y eso llegó [a su vez] con el momento de cumplir dieciocho años. Ya era mayor, ya me podían contratar en un trabajo (Entrevista a Rodrigo, julio de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Aparece algo en la narración de los cuatro entrevistados; el pensamiento recurrente de pensarse fuera - lejos - de la localidad de origen, ya me he referido ha este pensamiento como «pulsiones heterotópicas» pero a ello se suma una particular forma de pensarlo estratégicamente: buscar el momento adecuado, encontrar la situación perfecta, esperar, en última instancia. Por lo tanto, centrémonos en algo anterior, si es que le podemos dar ese lugar, en la planificación de la estrategia del desplazamiento. Lo que llevó a Sebastián, Esteban, Rodrigo y Javier a plantearse una estrategia de salida fue una de las imbricaciones de la sexualidad y el espacio.

Algo que quiero introducir en este momento es, precisamente algo que subyace, en el planteamiento sobre lo que se calla/lo que se dice y sobre el enunciamiento/el discurso. Si bien he dicho que el enunciamiento homosexual es una de las raíces del desplazamiento, bien podemos comprender como se relaciona con el esbozo del desplazamiento de mis entrevistados. En los terrenos empíricos Esteban, Rodrigo, Javier y Sebastián han desarrollado un pensamiento: el pensamiento de la huida, pensamiento que los ha llevado a plantearse un plan estratégico, más o menos armado, delimitado. Existe una operatividad y reflexión en ello. Lo anterior resulta importante, ya que nos permite entender como los factores socioculturales se están moviendo o, mejor aún, de qué formas esos mismos engranajes sociales-culturales movilizan la singularidad de los sujetos. Ahora bien, creo que también podemos comprender que la estrategia se vincula de una forma en particular de caracterizar la ciudad a la que se deseaba emplazar. Por eso, pensemos en cómo la operatividad de los discursos morales, la exigencia de la enunciación homosexual, las estrategias y los desplazamientos se vinculan entre sí. En este sentido, Javier menciona:

Nunca le dije nada a mis papás, ni a mis amigos. No les dije que me quería ir, eso los llevaría a preguntarme los porqués, no quería dar explicaciones, sabía que no tenía porque hacerlo ni nada. También era algo que era lejano. No sabía cuándo, es más, si sabía si iba a pasar. Era un plan que me invente, que un día se me ocurrió, era una alternativa para salir de mi casa con el apoyo. Si me esperaba a que todo tomara una ruta natural era esperar a que me fuera a la uni, si me esperaba hasta ese momento no habría preguntas -y no las hubo-. Bueno sí, si las hubo, pero eran todas por la escuela y en donde, y por qué allá y qué tan caro es y… (Entrevista a Javier, mayo de 2016. Ciudad de Puebla, México).

Lo que nos comparte Javier es la planificación de una estrategia; el silencio argumentado, el silencio pensado, el silencio en la reflexión de un proyecto, en ese momento, imaginario. De la misma forma e igual que Javier, Esteban menciona: yo no le dije a nadie mi plan de irme, ni a mis mejores amigos. Porque luego se me cebaba. A veces en mejor mantenerse callado. Lo que nos recuerda que “pocas maneras - dirá Walter Benjamin - de superstición están tan extendidas como la que retiene a las gentes de hablar entre sí de sus proyectos e intenciones más importantes” (1989: 12BENJAMIN, Walter. 1989 [1972]. Discursos interrumpidos, I. 1. ed. Buenos Aires: Taurus.). Tomando en cuenta esa superstición que dibuja Benjamin, regresemos al planteamiento de Esteban:

Creo que planee por unos tres años, al menos los tres años de prepa. Planee bien, pues, planee tener buenas calificaciones y así. eso fue algo consciente, algo planeado, pues. Tenía que hacer muchas cosas para obtener un premio, yo lo veía como un premio. Un premio por esforzarme y quería ser el ganador. No podía perder esta oportunidad porque, probablemente, no habría otra. Y si la hubiese, quién sabe cuándo sería. Tenía que aplicarme y echar andar mi plan (Entrevista a Esteban, junio de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Parece que la estrategia de “ir a estudiar la universidad” actúo como escenario para el desplazamiento. Esperar… dicen Javier y Esteban; esperar a que el momento adecuado llegara, esperar a tener el apoyo familiar por una causa aparentemente noble e importante. Esto se transmuta en las lógicas planeación; me esforcé en sacar buenas calificaciones - menciona Esteban -; claramente, son hechos que permiten que la estrategia se pueda llevar a cabo. Depositar todo en la representación de una ciudad distinta. Sin embargo, el manejo por lo tanto de la temporalidad no se ubica exclusivamente en el momento del desplazamiento, sino que ésta ocurre en los terrenos de la consciencia. Existen pautas de tiempo que interfieren en el pensamiento estratégico de la huida. Por lo tanto, el interés que muestra el concepto de heterotopía sobre el desdoblamiento del espacio y del tiempo tiene que ver con un proyecto más amplio sobre la historia del pensamiento y sobre las prácticas sociales que se enmarcan en un discreto juego de palabras, lugares y discursos entrelazados que acentúan la localización de los sujetos.

Esto trae consigo una ventaja epistemológica, la contestación al discurso del deber representa un acto reflexivo, en sí mismo estratégico, que puede devenir (o no) en un acto de desplazamiento. Aún así, una estrategia es algo que esta en juego. La estrategia permite, de forma tacita, revertir el cause de algunos eventos. Por lo tanto, la estrategia aspira a ocasionar esperanzas silenciosas que en muchas de las ocasiones no trasforma radicalmente las condiciones ni las circunstancias de existencia ya que el espacio heterotópico, también, es el espacio del juego interno y externo: el espacio del adentro y del afuera. “No cabe duda de que es posible romper con ciertas normas que tienen el poder de conformarnos, pero únicamente con la intervención de normas compensatorias” (Butler, 2016: 20BUTLER, Judith. 2016 [2015]. Los sentidos del sujeto. 1ª ed. Barcelona: Herder.) y es aquí donde la estrategia, como norma compensatoria, aparece. - La oportunidad que se me presentó fue planear mi entrada a la universidad - Afirma Javier -. Es interesante la clasificación de ese pensamiento. Javier nombra a ese pensamiento una ‘oportunidad’, para continuar diciendo: y no lo iba a desaprovechar.

Aproveche la oportunidad de salir de casa, que cómo es esa oportunidad, es básicamente por qué necesitaba descubrirme a mí mismo, fuera de lo cotidiano, de la comunidad, fuera de mi entorno, lejos de mis amigos, de las fiestas con mis amigos, de la comida de mi mamá, dejos de las pláticas con mi hermana, con mi papá, con mi mamá, de las visitas con el abuelo. Entonces, era algo que tenía que experimentar, romper con esa armonía. Pienso que no hay tantos problemas con mi familia como se podría pensar, yo creo que era eso, salir de esa burbuja de bondad, experimentar de alguna manera que es lo que quería ser, y esperar cosas de algún otro lugar. También es venir de un lugar que al parecer no tiene tanto problema con la homosexualidad y llegar a un lugar donde tal parece que sí existe ese problema, esa interacción la note desde el inicio, como que había algo más visto, como que es una ciudad con demasiados problemas al respecto para ser más o menos grande (Entrevista a Javier, agosto de 2017. Ciudad de Puebla, México).

Lo anterior es importante para este planteamiento, son coordenadas teóricas aún más complejas. Esto es, la importancia que tiene el elemento espacial en las prácticas de los sujetos y sobre las sustancias discursivas que proliferen y se sostienen temporalmente. Pensando en el planteamiento de Monique Wittig (sobre la noción de heterosexualidad como régimen político), podemos rescatar que el desplazamiento de mis entrevistados es una estrategia ‘desesperada’ por huir de ese régimen. Una situación que se pensó como la única posibilidad o la mejor de ellas o, aún mejor, la salida a ese callejón sin salida que dibujaron los discursos morales de la sexualidad. Wittig, bajo este escenario, dirá que:

En situaciones desesperadas, como ocurriría a siervos y esclavos, las mujeres pueden ‘elegir’ convertirse en fugitivas e intentar escapar de su clase o grupo (como lo hacen las lesbianas) y/o renegociar diariamente, término a término, el contrato social. No hay escapatoria (porque no hay territorio, no hay orilla del Mississippi, no hay una Palestina ni una Liberia para las mujeres). Lo único que se puede hacer es resistir por sus propios medios como prófuga, como esclava fugitiva, como lesbiana (Wittig, 2016: 15WITTIG, Monique. 2016 [1992]. El pensamiento heterosexual y otros ensayos. 1ª ed. Barcelona: Egales.).

Y como no existe ese paraíso nos podemos encontrar en la necesidad de inventarlo. Esa necesidad conduce a situaciones desesperadas al tratar de cumplir esa escenificación espacial. Por esa razón, las posiciones sujeto son el efecto directo de las prácticas discursivas e imaginarias. En el forcejeo de una dinámica de poder. Fugitivas y prófugas, alegorías del desplazamiento, en el ejercicio de encontrar un sitio desde donde poder combatir los discursos que tratan de descalificarnos y dañarnos. Una cosa que ocurre con el acto del desplazamiento, antes de romper con el régimen político de la heterosexualidad obligatoria, es encontrar una porosidad sistemática del dispositivo de la sexualidad mediante la formulación de estrategias. Me parece que la sexualidad no se trata de caracterizarla con posturas represivas y poco permisivas, lo que es cierto es, que por ella se toman “alternativas bastante crudas” (Love, 2008: 63LOVE, Heather. 2008. “Compulsory happiness and queer existence”. New formations. Vol. 63, n. 01, p. 52-64.): el desplazamiento es un ‘intersticio vulnerable’, un punto para resistir las exigencias familiares de una sexualidad hegemónica, la búsqueda de un sitio para el ejercicio de la ‘libertad’ incrustado en la formulación imaginaria de una ciudad.

Heterotopías sexuales, una política figurativa del espacio

Al comienzo de la reflexión afirmaba que la cuestión por quién y de qué formas aparecen los sujetos en el espacio público constituye un eje central sobre el cruce entre el urbanismo sociocultural y los estudios de la sexualidad. En este escenario, el entramado espacio-sexualidad conformaría una ruta analítica para reflexionar los procesos que ocurren en ese entramado y vincularlo con los desplazamientos que se han expuesto. Es un hecho que la ciudad es fragmentaria en su núcleo y su nitidez molecular es expuesta en la escenificación de la producción y percepción del espacio. Sin embargo, los movimientos que surgen a raíz de representar una ciudad son pensados, como hemos visto, en el hilo de un discurso de “esperanza”. Es decir, tener que trasladarse a la ciudad aparece como un recurso de bienestar en la mayoría de las situaciones.

Los lugares cobran significado diferenciado a partir de marcadores como el género, la edad, la clase social, la sexualidad, el color/raza. En este contexto reflexionemos sobre las relaciones entre el espacio, las relaciones sociales y discursivas en torno al entramado espacio-sexualidad, ¿cuáles cuerpos ocupan el espacio público, ¿qué márgenes de ese espacio? ¿Cómo se solapan unos espacios en otros constituyendo sistemas heterotópicos de apertura y cierre que aíslan -a algunos- y los hacen permeables -para otros- al mismo tiempo? Es decir:

Las disputas públicas acerca de quién puede aparecer en el espacio público, y cómo, son consideradas como el espacio donde se generan nuevas normas para configurar la ciudadanía […] el esfuerzo legal por excluir o aislar a las minorías sexuales resulta ser una escena de lucha discursiva por qué figuras sexuales -y qué normas sexuales- definirán las nociones emergentes de ciudadano (Butler, 2011: 11BUTLER, Judith. 2011. Prólogo a Fronteras sexuales. In: BUTLER, Judith (comp). Fronteras sexuales. Espacio urbano, cuerpos y ciudadanía. 1ª ed. Buenos Aires: Paidós.).

¿Cómo pensar la política espacial mediante la que se construyen nociones de género y ciudadanía?, “¿Qué hace posible la capacidad de generar una respuesta política?” (Butler, 2013: 11BUTLER, Judith; ATHANASIOU, Athena. 2013. Dispossession: the performative in the political. 1ª ed. New York: Polity Press.)6 6 . La traducción es mía. . Las apuestas del urbanismo neoliberal, la demografía, incluso la geografía humana atiende el entorno construido urbano, la toma de decisiones y las políticas publicas; “necesidades autenticas de la población” - sostienen estas posturas. Entiendo que la presencia de los sujetos en la apropiación de la ciudad, habitabilidad y movilidad se instauran como conceptos a analizar para trazar una ruta empírica ciudad-socialidad, sin embargo ¿los elementos de sexo/género/raza dónde quedan?, la planeación, el acceso, el derecho a la ciudad, al final, ¿de quién es?

Una pregunta que podemos estructurar es: ¿todas las desigualdades espaciales se convierten en desigualdades sexuales? O, siendo un poco más exhaustivos, podemos partir de una de las interrogantes que postula Avtar Brah (2011: 123BRAH, Avtar. 2011 [1996]. Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión. 1ª ed. Madrid: Traficantes de sueños.) ¿cuál es la naturaleza de las diferencias sociales y culturales y qué les da su fuerza? Ahora bien, ¿cómo esas diferencias se distribuyen en el espacio?, ¿cuáles espacios ocupan estos cuerpos? Una respuesta tentativa es la cuestión de la identidad. La identidad responde a una posición de/con fuerza que se estructura en los márgenes del espacio, el estatus social y experiencia que ocupamos. ¿Qué relaciones existen y de qué formas interfiere la experiencia del espacio urbano-arquitectónico en la vivencia de la homosexualidad?, ¿qué lugares del entramado urbano son accesibles para cuáles sujetos? ¿Esteban, Rodrigo, Sebastián y Javier viven la ciudad de la misma manera?

Con un ímpetu antropológico propongo entender que el desplazamiento de los sujetos de este estudio es considerado como la formulación de una heterotopía sexual. Hasta este punto de la reflexión puedo sugerir que las apropiaciones del espacio urbano se manifiestan en la triada estructuran de discursos, prácticas y desplazamientos. Por lo tanto, para mis entrevistados, el espacio es emplazamiento pensado: territorio estratégico. La práctica espacial produce y reproduce lugares específicos y conjuntos espaciales propios de cada formación social. Por otro lado, las representaciones del espacio, relaciones de orden que forman conocimientos, signos, códigos y relaciones frontales. Ceñido en lo anterior, ¿cuál es el campo que se centra en la sexualidad y la interseccionalidad entre la producción de identidades, lugares simbólico-discursivos y relaciones temporales/espaciales?

Enfocarme en los desplazamientos es entender las identidades en tanto alteridades nos permite no pensar en una categoría unitaria del concepto “homosexual”. Pampa Arán (2016: 150ARÁN, Pampa. 2016. “Cronotopías culturales. Apuntes para una categoría sociosemiótica de investigación”. In: ARÁN, Pampa (comp). La herencia de Bajtín. Reflexiones y migraciones. 1ª ed. Córdoba, Argentina: Universidad Nacional de Córdoba-Centro de Estudios Avanzados.), siguiendo detalladamente los planteamientos de Mijaíl Bajtín7 7 Considero que la noción de cronotopía desarrollada por Bajtín y la noción de heterotopía acuñada por Foucault son armas conceptuales potentes para el análisis del espacio, si se logran imbricar de manera fortuita pueden tener bastantes cruces analíticos. Desarrollaré en otro momento esta distinción conceptual, sin embargo, deseo puntualizar que una diáspora existente entre esos espacios cronotopizados y heterotópicos mantienen la nomenclatura de que son primordialmente otros espacios, son procesos de emplazamiento-desplazamiento que se reconfiguran simbólicamente en su transitar, así, el espacio se activa, se modifica y se apropia. En este sentido a eso que se le llama lugar, previamente ha entrado en un proceso de devenir semiótico-material. , plantea que “la interacción del espacio y tiempo [son] constitutivos de toda experiencia humana puesto que la vida del hombre se desenvuelve en las coordenadas de un espacio-tiempo construido, relativo, cuyos cambios se aceleran a medida que cambian las tecnologías y nuevas condiciones discursivas, políticas e históricas se entretejen en los órdenes de la cultura”. Lo anterior nos ha llevado a pensar en las heterotopías sexuales, que se pueden definir en un principio, como los desplazamientos que han realizado sujetos homosexuales por el deseo, explícitamente o no, de vivir en lugares en los cuales puedan confrontar los discursos homofóbicos viviendo su homosexualidad en otros términos, por lo tanto, este tipo de heterotopías es un punto de cruce en la producción de subjetividades, donde se intersectan y, pueden tener lectura, las nociones de cuerpo, sexualidad, género e identidad. No perdemos de vista, sin embargo, que los sujetos parten de ciertas expectativas e imaginarios en torno del espacio urbano. Ello supone entonces que a pesar de que se puedan vivir experiencias semejantes antes y después del desplazamiento, el hecho de que el círculo más cercano - familia, amigos, vecinos - no forme parte de esas acciones de discriminación y violencia hace que para muchos de estos jóvenes haya valido la pena la huida.

Considero que la propuesta empírica-conceptual de referirnos a los desplazamientos de Sebastián, Rodrigo, Esteban y Javier como una formulación heterotópica o, mejor dicho, la constitución de una heterotopía sexual es entender como la relación del traslado espacial en hibridación con la imaginación y los hechos materiales enraizados por la homofobia conduce a los varones homosexuales a irse de sus lugares de origen. En sí misma la heterotopía sexual es compleja, sin embargo, falta un elemento, quizá, que nos ayude a comprender mejor el proceso de formulación de la heterotopía sexual. Por esa razón la práctica espacial produce y reproduce lugares específicos y conjuntos espaciales propios de cada formación social. Por otro lado, las representaciones del espacio, relaciones de orden que forman conocimientos, signos, códigos y relaciones frontales.

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  • WITTIG, Monique. 2016 [1992]. El pensamiento heterosexual y otros ensayos 1ª ed. Barcelona: Egales.
  • 1
    La problematización sobre la noción de “lugar” en los estudios sobre la construcción social del espacio ocupa un foco fundamental. El lugar, esa localización real o imaginada, sitúa la posición o situación del sujeto en coordenadas espaciotemporales. Los lugares habitados, en términos simbólicos y materiales, se encuentran cargados de sentido, de representación y significación cultural. Sobre la categorización valdría tener en cuenta las investigaciones de Lo imaginario (2000) Gilbert Durand, La cuestión urbana (1999DURAND, Gilbert. 2000. Lo imaginario. Barcelona: Ediciones del bronce.) de Manuel Castells y La producción del espacio (2013) de Henri Lefebvre.
  • 2
    Las entrevistas fueron recogidas en un lapso temporal que comprende del 2016 al 2018 en la ciudad de Puebla, México. De tal forma, los nombres de los entrevistados fueron formulados por seudónimos con el fin de guardar su anonimato.
  • 3
    El concepto fue expuesto en una conferencia que dio Michel Foucault en 1967 en el Círculo de Estudios Arquitectónicos de París, Francia. El concepto no venía solo, sino que lo acompañaba la ciencia que la estudiaba, la «heterotopología», también esta ciencia la propone el autor como otra forma de analizar los espacios (2010: 21). Para un mayor análisis revisar la obra El cuerpo utópico y las heterotopías (Foucault, 2010). La más extraordinaria de esas tentativas fue la de los jesuitas en el Paraguay - escribe Foucault (2010: 30). Las misiones jesuitas en el Paraguay, en el siglo XVII, fueron la experimentación y formulación de una heterotopía colonial ya que crean una ruptura en el paradigma sobre el ordenamiento disciplinar del espacio que habían ocurrido en Europa ese mismo siglo, a saber, un límite de la biopolítica. Para indagar más sobre el tema se puede revisar los trabajos de Alejandro Ruidrejo (2015RUIDREJO, Alejandro. 2015. “Jesuitismo y bipolítica en las misiones del Paraguay”. Sociología Histórica. Nº 5(1), p. 237-256., 2017RUIDREJO, Alejandro. 2017. “La heterotopía extraordinaria y la historia de la gubernamentalidad”. Historia y Grafía. Nº 49(1), p. 117-146.): “Jesuitismo y biopolítica en las misiones del Paraguay” y “La heterotopía extraordinaria y la historia de la gubernamentalidad”.
  • 4
    Las cursivas son mías.
  • 5
    Existen otros autores que, en los últimos años, han ido redefiniendo el concepto de heterotopía, a decir, bordeando sus límites o inscribir su utilidad en otros campos disciplinares. Sobre esto podemos encontrar los trabajos de: Jón I. Kjaran y Wayne Martino (2017KJARAN, Jón y MARTINO, Wayne. 2019. “In search of queer spaces in Tehran: Heterotopias, power geometries and bodily orientations in queer Iranian men’s lives”. Sexualities. Nº 22(4), p. 587-604.), Angela Jones (2009JONES, Angela. 2009. “Queer heterotopias: Homonormativity and the future of queerness”. InterAlia: A Journal of queer studies. Nº 4(1), p. 1-20.), Miguel Mandujano (2012MANDUJANO, Miguel. 2012. “Frontera al norte, utopía al sur: paradigma dominante y alternativa cosmopolita”. Cuadernos Americanos: Nueva Epoca. Nº 140(2), p. 147-165.), Boaventura De Sousa Santos (2000DE SOUSA SANTOS, Boaventura. 2000. Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia. España: Editorial Desclée.), Fabiano Gontijo (2021GONTIJO, Fabiano. 2021. “Diversidade sexual e de gênero, estado nacional e paisagens heterotópicas no Irã: Foucault e Depois”. Afro-Ásia. Nº 63(1), p.366-414.) y Anna Llewellyn (2022LLEWELLYN, Anna. 2022. “‘A space where queer is normalized”. The online world and fanfictions as heterotopias for WLW, Journal of homosexuality. Nº 69(13), p. 2348-2369.).
  • 6
    . La traducción es mía.
  • 7
    Considero que la noción de cronotopía desarrollada por Bajtín y la noción de heterotopía acuñada por Foucault son armas conceptuales potentes para el análisis del espacio, si se logran imbricar de manera fortuita pueden tener bastantes cruces analíticos. Desarrollaré en otro momento esta distinción conceptual, sin embargo, deseo puntualizar que una diáspora existente entre esos espacios cronotopizados y heterotópicos mantienen la nomenclatura de que son primordialmente otros espacios, son procesos de emplazamiento-desplazamiento que se reconfiguran simbólicamente en su transitar, así, el espacio se activa, se modifica y se apropia. En este sentido a eso que se le llama lugar, previamente ha entrado en un proceso de devenir semiótico-material.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    17 Mar 2023
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    17 Jul 2019
  • Acepto
    24 Oct 2022
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