Este trabajo analiza una paradoja: la sincronía entre la adquisición tardía del idioma kakán por los misioneros y la brutal desaparición de la misión de Calchaquí, a mediados de los años 1660. Fue precisamente cuando los jesuitas hablaban por fin ese idioma, cuando eso ya no les sería de ninguna utilidad, por la extinción de la misión y deportación de sus neófitos. A su vez, esta paradoja lleva a interrogar el estatuto de ese idioma, hoy desaparecido, en la economía lingüística colonial. De lengua vehicular, terminó siendo lengua exclusiva del enemigo, identificada con un territorio (los Valles Calchaquíes) y una actitud rebelde. Su extensión fue menguando conforme progresaban los idiomas de comunicación colonial - en particular el quechua. Por fin, la dispersión de los habitantes fuera de los Valles dejó a los misioneros un conocimiento que ya sólo les serviría para prestaciones técnicas: para la transmisión de órdenes a los vencidos calchaquíes, alistados como "indios amigos" de la provincia.
indios calchaquíes; misiones del Tucumán; idiomas coloniales