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Coronavirus y el blog de História, Ciências, Saúde – Manguinhos

La pandemia de covid-19, que viene precipitando tragedias humanas y crisis políticas en varios países evoca las crisis sanitarias del pasado y genera preguntas sobre las “lecciones” que ellas nos dejaron (Cueto, 27 mar. 2020). La historia parece ahora más que nunca sabia y fascinante. La crisis sanitaria presente nos recuerda que poseer una imagen del pasado, ya sea incompleta y contradictoria, es una necesidad fundamental de los individuos, de los gobiernos y de los países. Una o más imágenes históricas se filtran por el tejido social y por nuestras personalidades para aliviar inseguridades e incertezas, crear lazos de comunidad en un grupo, diferenciarnos de otros grupos, explicar o justificar los matices en las desigualdades sociales, y, muchas veces, para justificar los privilegios y las atribuciones del poder.

Los historiadores han sido llamados para responder la ansiedad generada en esta crisis. Y muchos lo han hecho. Otros están esperando la sabiduría que se encierra en la distancia y en la aparición de nuevos documentos y testimonios. De esta manera, ambos cumplen con sus deberes como profesionales y como ciudadanos. Varios historiadores han establecido un diálogo con públicos que van más allá de sus públicos cautivos, generalmente estudiantes universitarios y otros colegas, y siguen, consciente o inconscientemente, las recomendaciones de una perspectiva que viene inundando casi toda la disciplina: la historia pública (Carvalho, 2015CARVALHO, Bruno Leal Pastor de et al. Divulgação científica, redes sociais e historiadores engendrando novas histórias: entrevista com Bruno Leal. História, Ciências, Saúde – Manguinhos , v.22, n.3, p.1067-1079. 2015.). Esto es, la interacción continua de los investigadores del pasado con el público fuera del mundo académico, a través de exposiciones en museos, documentales, entrevistas en radio y televisión, conferencias y debates públicos – ahora realizados por internet – y hasta en su participación en proyectos artísticos. No ha sido un diálogo fácil. Los historiadores han tenido que defender la prioridad de contextualizar sobre los juicios de valor, la falsedad que encierran las comparaciones simplistas, la inutilidad de los anacronismos o la manía de encontrar antecedentes del presente en el pasado, la magnitud de investigaciones hechas por profesionales en contraste con la ligereza del trabajo producido por aficionados a la historia y la inercia del poder de manipular el pasado para legitimar el orden establecido y condenar a sus enemigos. Asimismo, los historiadores han recomendado cautela frente a las predicciones precipitadas sobre futuros catastróficos o paraísos promisores en el mundo post-pandemia.

Para ello, los historiadores profesionales de la salud han usado las herramientas que utilizan en archivos, biblioteca, en aulas universitarias y en la redacción de textos que incluyen identificar la confluencia de dimensiones biológicas y culturales en movimiento; analizar la variabilidad de los perfiles de morbilidad y mortalidad, mantener el orden en la narración cronológica; comprender la relevancia de los procesos de larga duración; buscar las interacciones entre estructuras, eventos y personalidades; contrastar los discursos y las prácticas de diferentes actores sociales; percibir la trascendencia de las percepciones, logros y hasta equívocos de pacientes, curanderos y amas de casa; usar críticamente las de diversas fuentes de información; y ser escépticos y críticos a los discursos de los políticos.

Las epidemias no solo magnifican la íntima asociación de la biología con la sociedad. Bajo el lente del historiador, las epidemias también han revelado problemas humanos recurrentes como: el acoplamiento entre la desinformación, el desorden y el pánico, la atención efímera a los problemas de salud, las virtudes o miserias del liderazgo político, el rol destructivo de personalidades paranoicas empoderadas, y el estigma y la culpabilización de las víctimas de las epidemias. Muchos estudiosos del pasado han enfatizado también la importancia de la solidaridad como uno de los valores humanos más importantes confirmados en momentos de aflicción y angustia social. Otro problema analizado por los historiadores de la salud ha sido la adversidad con la que se enfrentan los recursos humanos en salud. Los investigadores, los salubristas, los científicos y los médicos que trabajan en el sector público han vivido por mucho tiempo una existencia insegura, con una identidad de grupo erosionada y una sobrecarga de trabajo que deja poco tiempo para una de las funciones principales de su labor: prevenir a largo plazo.

Prevenir e investigar son tareas en las que se ha distinguido por décadas nuestra institución, la Fundação Oswaldo Cruz (Fiocruz). Este número de História, Ciências, Saúde – Manguinhos aparece cuando Fiocruz celebra 120 años de vida y trae un Dossie preparado por destacados miembros del Departamento de Patrimônio Histórico de la Casa de Oswaldo Cruz, estudiosos y especialistas en las invaluables tareas de restauración y conservación del patrimonio cultural vinculado a la ciencia y la salud pública. Las reflexiones de los autores del Dossie discurren en torno de uno de los símbolos de Fiocruz: el castillo o “Pavilhão Mourisco”, construido entre 1905 y 1918. No es solo un ejemplo singular y deslumbrante de un estilo arquitectónico, es también un símbolo de la investigación científica en Brasil. Quiero también destacar en este número el muy actual y notable artículo de la historiadora mexicana América Molina sobre los remedios y recetas médicas en la epidemia de influenza en el México de 1918. Un tema y una perspectiva relevante para el contexto de pandemia en que ahora vivimos.

Por otra parte, este número es importante para anunciar una actividad en internet. El blog de História, Ciências, Saúde – Manguinhos lanzó, hace pocas semanas, una iniciativa para que los historiadores escriban sobre la pandemia actual refiriéndose a sus ciudades, estados, países o tratando cualquier aspecto del coronavirus que consideren relevantes. Uno de los objetivos de este proyecto es registrar eventos e ideas de Brasil y de otros países latinoamericanos así como presentar reflexiones sobre la relación de la medicina con la política que no siempre reciben la atención que deberían merecer en los medios de comunicación social. Esta iniciativa es complementaria al proyecto “Covid-19: o olhar dos historiadores da Fiocruz”, valiosa propuesta del Departamento de Pesquisa em História das Ciências da Saúde da Casa de Oswaldo Cruz.

Los primeros textos publicados en el blog de la revista reunidos bajo el título “História e coronavírus” (Borowy, 4 maio 2020; Berlivet, Löwy, 29 abr. 2020; Lossio, 29 abr. 2020; Ramacciotti, 28 abr. 2020; Souza, 22 abr. 2020; Chauca, 20 abr. 2020; Delgado, 18 abr. 2020; Drinot, 16 abr. 2020; Mota, 16 abr. 2020) fueron producidos gracias al excelente trabajo de las periodistas Marina Lemle y Vivian Mannheimer. Como podrán comprobar los lectores de esta revista, los textos son una valiosa contribución para pensar en las complejas facetas de las crisis sanitarias contemporánea y pasadas. Son un rico archivo de datos, de ideas e interpretaciones que sin duda alimentará nuestras imágenes del pasado necesarias para comprender mejor el presente e imaginar un futuro distinto.

REFERENCIAS

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    13 Jul 2020
  • Fecha del número
    Apr-Jun 2020
Casa de Oswaldo Cruz, Fundação Oswaldo Cruz Av. Brasil, 4365, 21040-900 , Tel: +55 (21) 3865-2208/2195/2196 - Rio de Janeiro - RJ - Brazil
E-mail: hscience@fiocruz.br