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Gerda Wegener y Lili Elbe: dos chicas danesas

Gerda Wegener and Lili Elbe: Two Danish Girls

Resumen

Gerda Wegener y Lili Elbe fueron dos artistas y mujeres transgresoras danesas que alcanzaron un gran éxito profesional y reconocimiento internacional, especialmente Wegener en el campo de la ilustración. Debido al importante papel que Gerda tuvo en la prensa ilustrada de principios del siglo XX, ambas se trasladaron a París, donde desarrollaron una vida de modernidad y fama. Los avatares de su vida personal hicieron que ambas fueran apartadas de la escena artística y confinadas en el olvido, principalmente por el hecho de que Elbe fuera la primera persona en someterse a una operación de reasignación de sexo. Hoy, gracias al reciente interés que han suscitado y a los estudios de género aplicados a la Historia del Arte, vamos despejando las incógnitas en torno a ellas. Los documentos personales que se han conservado, así como las notas de prensa contemporáneas a la pareja, nos demuestran la importancia que constituyen sus obras y sus experiencias pioneras.

Ilustradoras; Estudios de género; Historia del arte; Mujeres artistas; transgénero

Abstract

Gerda Wegener and Lili Elbe were two artists and transgressive danish women who reached a huge professional successful and international recognition, especially Wegener in the artistic field of illustration. Due to the important role that Gerda had in the illustrated press at the beginning of the 20th century, both moved to Paris, where they developed a life of modernity and fame. The ups and downs of their personal life caused both of them to be removed from the art scene and confined to oblivion, mainly due to the fact that Elbe was the first person to have a sex reassignment surgery. Today, thanks to the recent interest that they have aroused and to gender studies applied to the History of Art, the investigations are clearing up the unknowns around them. The personal documents that have been preserved, as well as the contemporary press articles of the couple, show us the importance of their works and their pioneering experiences.

Women Illustrators; Gender studies; Art history; Women artists; Transgender

Desde los estudios de género aplicados a la Historia del Arte, en las últimas décadas hemos asistido al rescate de numerosos nombres de mujer a los que la Historia no había prestado demasiada atención, así como a replantear la propia manera de construir el relato histórico.

Gerda Wegener y Lili Elbe han resultado todo un descubrimiento para el público no especializado. Muchas veces, el acercamiento a estas artistas menos populares viene de la mano de una exposición o bien de las llamadas biopics, en auge actualmente. Son películas biográficas que, sin pretender un acercamiento riguroso a la vida y obra de sus protagonistas, hacen accesible al gran público historias poco conocidas. Es el caso de La chica danesa de Tom Hooper, que a finales del año 2015 trató la historia de Elbe y Wegener. Sin embargo, es necesario apuntar a que, como suele ser habitual en estos casos, las licencias artísticas en favor del dramatismo y del ritmo de la película no presentan una narración veraz, que en este caso es considerablemente más fascinante.

Las dos artistas estuvieron durante mucho tiempo envueltas en un halo de misterio, ya que las fuentes que podemos encontrar sobre ellas son escasas, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Su escandalosa vida dio lugar a varias notas de prensa que podemos encontrar en los periódicos de toda Europa y Estados Unidos; sin embargo, contienen tantas contradicciones entre sí que acentúan, aún más, los interrogantes que hay en torno a esta pareja.

Lamentablemente, hasta hace poco la Historia del Arte rara vez había puesto sus miras en ellas y es complicado encontrar buenos artículos o monografías sobre ambas. Sin embargo, desde Dinamarca se ha empezado a reivindicar la figura de Gerda Wegener como una importante artista nacional y a Lili Elbe como pionera del colectivo transexual y de las intervenciones de reasignación de sexo. Pese a esto se ha escrito escasamente sobre ellas y aún son una parte del relato histórico a recuperar.

En base a los estudios que en los últimos años se han llevado a cabo respecto a la pareja, así como al trabajo de búsqueda en la prensa contemporánea, podemos ir completando y corrigiendo poco a poco el relato de sus vidas y trayectorias artísticas. En el caso de Wegener hemos de tener en cuenta que recabar información de una ilustradora tiene una doble dificultad por ser mujer artista y por trabajar principalmente la ilustración, una disciplina poco estudiada. A esto hemos de sumar la ausencia en los circuitos artísticos oficiales que propiciaron sus circunstancias vitales, viéndose desarraigadas de la sociedad.

Inicios en Dinamarca

Gerda Wegener nace en 1885 en Grenaa, una pequeña ciudad costera de Dinamarca. Allí probablemente recibió una educación conservadora, ya que su padre era vicario (Ramos Frendo, 2016). Empezó a mostrar aptitudes excepcionales para la pintura, de modo que en 1902 marcha a Copenhague donde comienza sus estudios artísticos en la Academia de Arte Christensen, y donde empezó a forjarse una buena fama como retratista. Junto con la ilustración y la caricatura en prensa, ésta sería otra de las disciplinas en las que destacaría dentro y fuera de su país natal.

Gerda Wegener y Lili Elbe, entonces conocida como el pintor de paisajes Einar Wegener, comienzan su relación en aquella época. Coincidieron durante la realización de sus estudios, frecuentaban los mismos eventos culturales y formaban parte del núcleo artístico joven danés. En 1904 contrajeron matrimonio. Es en ese momento cuando Gerda cambia su apellido de soltera, Gottlieb, por el de su pareja.

Durante esos años Lili Elbe también ganó algunos premios de pintura, como el Neuhausens de Dinamarca en 1907. La pareja es partícipe de diversas exposiciones, donde obtuvieron un buen reconocimiento, como fueron la Charlottenborg Spring Exhibition o la Autum Art Exhibition.

Gerda Wegener pronto empezó a destacar especialmente, ganando medallas en concursos artísticos y colaborando en algunas revistas danesas, como Klods-Hans, Tik Tak, Berlingske Sondag o Vore Damer. En 1908 y 1909 ganó premios en convocatorias promovidas por el periódico Politiken. Fueron forjando una proyección internacional prometedora que les ayudaría a instalarse con comodidad en la capital francesa tal y como deseaban.

Gerda Wegener, gran ilustradora en París

Como ocurrió en otras esferas artísticas y profesionales, a finales del siglo XIX hay un incremento de la participación femenina en el campo de la ilustración gráfica, acentuándose aún más en las primeras décadas del siglo XX. Esto es debido a muchos factores, como todos los cambios que trajo consigo la Revolución Industrial, la aparición del feminismo como corriente consolidada y los cambios graduales que se iban dando en la educación femenina, así como la tímida participación de las mujeres en el mundo laboral.

En este contexto encontramos a Gerda Wegener, una artista que destacó especialmente en la ilustración de revistas, donde muchas mujeres desarrollaron su carrera artística durante las mismas fechas.

Aunque la ilustración no haya sido un campo de estudio ampliamente trabajado por los historiadores del arte, curiosamente sí se han escrito monografías de algunos de sus compañeros, como es el caso de George Barbier, Pierre Brissaud, Umberto Brunelleschi o Raphael Kirchner. Es llamativo, puesto que Gerda Wegener disfrutó de una popularidad y consideración similar a ellos. Es ahora, y a través de artículos y pequeños catálogos, cuando se está analizando su obra y la relevancia de su papel en el escenario artístico internacional.

El traslado de la pareja a París en 1912, debido al reclamo que tenía el trabajo de Gerda, hizo que el éxito de la carrera de la ilustradora danesa fuera en aumento. Francia en ese momento era un lugar idóneo para los ilustradores y algunas de sus revistas eran referentes para el mundo editorial. Tuvo la prudencia de marcharse a la capital francesa sabiendo que allí ya contaba con cierto prestigio, debido a sus exuberantes ilustraciones. Su estilo libertino tenía mejor recepción allí que en su país natal.

Pese a este gran cambio, Wegener siguió presente en el escenario artístico danés, exponiendo en diversas ocasiones en la prestigiosa galería Ole Haslunds Kunstnerfond de Copenhague, en la cual era realmente difícil obtener un espacio para exhibir.

París era una indiscutible capital cultural. Allí el matrimonio entabló amistades con celebridades como Colette o Apollinaire. En general, se relacionaron con los círculos artísticos vanguardistas. También era un lugar social y moralmente más abierto y moderno que Dinamarca, algo que atraía especialmente a ambos; igual que muchos artistas foráneos, vieron en París un oasis.

Se instalaron en el Hotel d’Alsace, donde años antes murió Oscar Wilde, al que admiraban mucho, pero más adelante se ubicaron en el barrio de Montparnasse. Allí había una colonia de artistas extranjeros, entre ellos algunos daneses, que se habían trasladado a París, atraídos por la libertad que se respiraba en la ciudad.

Gerda Wegener empezó a ser habitual colaboradora de grandes revistas ilustradas como Vogue, La Vie Parisienne, La Baïonnette o Fantasio, sin dejar de lado las publicaciones danesas y la ilustración de libros. Además, continuó su labor como retratista y se introdujo también en el mundo de la publicidad. Probó suerte con el mundo del diseño y las artes decorativas, otro nicho artístico que en aquel momento estaba en auge, donde tuvo cierto éxito y adquirió reconocimiento a través de premios en algunas exposiciones (De Bussy, 1929DE BUSSY, Charles. Avant et après des diplômes. Arts décoratifs, Les Dimanches de la femme: supplément de la “Mode du jour”, n. 397. París, 13/10/1929, p.3.:3).

El trabajo de esta ilustradora danesa tuvo una gran consideración y difusión, tanto que cruzó nuestras fronteras y la prensa habló de ella en diversas ocasiones. En la revista española Buen humor nº 66 leemos una referencia a Wegener en un artículo sobre Pierre Lissac:

No; Pierre Lissac parece haber reintegrado el espíritu de La Vie Parisienne a los tiempos en que se ajustaba a su primitivo lema: “Tableau de mœurs du temps”, sin por ello olvidar el buen tono libertino de su carácter actual. «Muy antiguo y muy moderno.» Como en el segundo Imperio, sin olvidar que ha conocido la Gran Guerra […] Los abuelos Grevin y Chan podrían acogerle sin escándalo. Y los coetáneos Pavis o Gerda Wegener no pueden desdeñarle (Pierre Lissac, 04/03/1923PIERRE Lissac. Buen humor, n. 66, Madrid, 04/03/1923, p.21.:21).

No eran extrañas las referencias a La vie parisienne en esta revista española, puesto que es una de las más emblemáticas publicaciones satíricas ilustradas del momento. El texto pone de relieve la autoridad de la artista en la ilustración de su tiempo. Asimismo, en su nº22, también se menciona su nombre en un artículo dedicado a la ilustradora y diseñadora estadounidense Helen Dryden:

¿Cómo ha de intentar la mujer este otro arte de la caricatura, del humorismo gráfico, que exige una acometividad fría y serena, una rebeldía en la que se han dominado los defectos del instinto, una audacia no impulsiva, sino reflexiva?

El humorista no hace sino contemplar la vida, buscarle sus rasgos característicos y sus defectos íntimos, para luego devolverlos como un apostrofe, como una estocada o como una sonrisa... Así, por ejemplo, la dinamarquesa Gerda Wegener, que se reveló en Francia durante la Gran Guerra (Humoristas contemporáneos, 30/04/1922:16).

Este tipo de notas de prensa nos demuestran el impacto y la influencia que Gerda estaba teniendo durante los años 20. Pese al tono paternalista habitual en la crítica de la época para con las artistas, encontramos numerosas alabanzas. Por otra parte, también llegaron algunas críticas injustas, pese a que era una artista de éxito y gran reconocimiento, que daba muestras de su habilidad multidisciplinar.

Aun dentro de la pintura y de la escultura, artes que pueden derivar lo mismo hacia los asuntos plácidos y sentimentales que inclinarse a la orientación de las ideas revolucionarias o de áspero realismo, la mujer no puede competir con el hombre. Podríais citarme muchos nombres de pintoras y algunos de escultoras; pero ninguno de ellos respondería a una obra fuerte, vigorosa, capaz de hermanar la complacencia estética con el perfeccionamiento ético (Francés, 1916FRANCÉS, José. Ante unos dibujos de Gerda Wegener. La Esfera, n. 136, Madrid, 05/08/1916, p.29.:29).

Este tipo de opiniones, que seguían vigentes a inicios del siglo XX, no impidieron que la carrera de Wegener siguiera en ascenso. Durante los años 20 fue un miembro activo de la cultura parisina, participando en diversos salones como el Salón de los Independientes, el Salón de los Humoristas o el Salón de Otoño (Leon-Martin, 1925:2). A su vez, formó parte de la Sociedad de Artistas Independientes, cuyos fundadores fueron Odilon Redon, Georges Seurat o Paul Signac, entre otros, y a la cual pertenecían muchos de los grandes actores del escenario artístico internacional. También expuso en diversos lugares, como Londres, Berlín o Roma.

Lili Elbe igualmente formaba parte de ese núcleo, pese a que artísticamente tuviera un perfil más bajo que Wegener, la cual era considerablemente más exitosa. Ambos tuvieron una recepción crítica muy buena (Fonteyne, 1930:2432). Poco a poco Elbe comenzó a trabajar en su arte de manera más relajada y ocasional, aunque siguió disfrutando de esa sociedad intelectual. Algunos estudios aluden a que, debido al gran éxito de su esposa, optó por apoyar su trayectoria profesional ocupándose de los asuntos cotidianos para que ella se centrara sólo en su arte (Christensen, 1988CHRISTENSEN, Inga. Early 20th-Century Danish Women Artists in Light of De Beauvoir’s “The Second Sex”. Woman’s Art Journal, v. 9, n. 1, Teennesse, Old City Publishing, Inc., 1988.:14). Otros mencionan que su estado anímico le hizo abandonar los pinceles paulatinamente durante el proceso de transición; aunque también se ha dicho que relacionaba la pintura con su vida como Einar, vida que deseaba dejar atrás (Ebershoff, 2001EBERSHOFF, David. La chica danesa. Barcelona, 2001, Anagrama.:90).

Los galardones continuaban condecorando la carrera de Wegener (Exposition internationale des arts…, 1925). En la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas de 1925, le fueron otorgadas dos medallas de oro, por sus ilustraciones y por el diseño de unas vidrieras (Union de l'affiche française…, 1925:12). Sus obras no sólo eran publicadas en afamadas revistas, sino que el mundo literario también se nutrió de sus piezas. Ilustró El libro de los vikingos de Charles Guyot, Una aventura de amor en Venecia de Giacomo Casanova o Los cuentos de La Fontaine (Rat, 1926:5). También fueron muy famosas y escandalosas las ilustraciones que hizo para el poeta Louis Perceau en 1925; se recopilaron algunos de sus escritos acompañados por las acuarelas de Gerda bajo el nombre de Douze sonnets lascifs: pour accompagner la suite d'aquarelles intitulée Les Délassements d'Eros. Unas de las más eróticas del momento.

Humor, moda y erotismo. La diversidad en la obra de Wegener

Gerda Wegener fue una de las artistas que mejor supo retratar a la nueva mujer de su tiempo, de un modo realmente fresco e icónico. Utilizando su gran destreza para la caricatura, lo cómico y lo polémico con sutileza, elaboró cientos de ilustraciones para algunas de las revistas más representativas del inicio del siglo XX. La crítica internacional se mostró muy sorprendida por los temas que trabajaba en sus composiciones, que hasta ese momento habían sido tratados exclusivamente por hombres, dado su alto contenido erótico. Los elogios se le atribuían, no sólo por su calidad técnica, también por el atrevimiento de los asuntos.

Fuera cual fuera la temática de sus ilustraciones, éstas incluían en repetidas ocasiones figuras de mujeres homosexuales y seres mitológicos de rasgos femeninos, con una conducta claramente sexual. Muchas veces mostraba un ambiente libertino, muy afrancesado y con ciertas referencias a la corriente artística Rococó. El despliegue de detalles y motivos ornamentales conducen al observador al mundo de los excesos, en el cual las protagonistas de las imágenes reinan con una actitud divertida, erótica y simpáticamente maliciosa.

No sólo era poco común que una ilustradora tuviera una obra abiertamente erótica, sino que la sátira y la caricatura aún se consideraban propiamente masculinas. Wegener fue una humorista muy bien valorada (Clar, 1914CLAR, Fanny. Les humoristes au Palais de Glace. Le Bonnet rouge, n. 42, París, 18/04/1914, p.2.:2). Aunque hoy ésta nos parezca una idea absurda, en las primeras décadas del siglo XX, aparecen diversos artículos en la prensa que dejan constancia de la sorpresa de muchos críticos al encontrar obras satíricas de ilustradoras, y más aún que estas sean de buena calidad.

Los primeros dibujos que vi de Gerda Wegener en semanarios franceses, me sorprendieron. De una agresividad viril en la intención y de una refinadísima elegancia en la forma, responden plenamente al concepto que hemos formado de la moderna caricatura. […] por primera vez, una mujer triunfa plenamente en el arte de la caricatura, dentro de la significación valiente y enérgica que tiene la sátira dibujada (Francés, 1916FRANCÉS, José. Ante unos dibujos de Gerda Wegener. La Esfera, n. 136, Madrid, 05/08/1916, p.29.:29).

Manteniendo ese carácter humorístico, con la llegada de la I Guerra Mundial, realizó para La Baïonnette algunas piezas. En ellas mostraba su incondicional apoyo a Francia, retratando a los alemanes burlonamente y, de igual modo, criticándolos duramente. Para Wegener, Francia supuso un paraíso de libertad y defendía el modo de vida que este país le brindaba (Mise au point…, 25/05/1926:13). Como otros muchos caricaturistas e ilustradores de su tiempo, fue amonestada por el gobierno de Dinamarca, ya que sus dibujos ponían en peligro la neutralidad oficial danesa.

Muchas veces estas imágenes bélicas son voluptuosas y festivas, aparentemente, pero el mensaje quedaba claro mediante la heráldica y detalles que aludían a los uniformes de los diferentes bandos (Ramos Frendo, 2016). Se trataba de una temática que quedaba más o menos diluida mediante los detalles decorativos y el estilo hedonista de la artista, pero que mostraba claramente el apoyo a la causa gala. Debemos tener en cuenta que, durante la I Guerra Mundial, las autoridades francesas fueron muy suspicaces hacia los extranjeros que pudieran ser posibles aliados de los alemanes.

Lo carnavalesco y las mascaradas son otros de los temas recurrentes de su obra. Algunos han apuntado a que tal vez esto tenga relación con el inicio de su nueva vida con Lili Elbe y su autodescubrimiento, aludiendo al disfraz como herramienta para sacar a la luz lo que permanecía oculto de nuestro ser (Ramos Frendo, 2017. Quizás también un modo de tratar la complejidad de los individuos y la sociedad, en la que no siempre encajamos en los roles que nos han sido asignados. Una realidad que difiere con lo que está estrictamente definido por los códigos de conducta y que a veces causa fricción.

Es probable que este tema se haya relacionado continuamente con la vida privada de Wegener, ya que tanto la ilustradora como su pareja resultaron personas incómodas que no encajaban en los papeles que la sociedad les había otorgado. No sólo a partir del escándalo que aconteció tras las operaciones de Lili Elbe; previamente, la vida de ambas distaba mucho de lo que se esperaba de un matrimonio a principios del siglo XX.

La moda era otra de las especialidades de Gerda Wegener, enmarcada en la corriente Art Decó. Muchos han afirmado que, junto a Tamara de Lempicka, Gerda sería uno de los máximos exponentes del estilo (Gallego, 2016GALLEGO, Mar. Gerda Wegener, un cuento heterosexual. Pikara. 04/02/2016 [https://www.pikaramagazine.com/2016/02/gerda-wegener-un-cuento-heterosexual/ - acceso el 3 de marzo de 2021].
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). Lo que es evidente es que, desde sus ilustraciones, apuesta por una mujer moderna, que toma el espacio público, bebe, viste atrevidamente, disfruta de las diversiones que le ofrece la ciudad y ha dejado atrás las restricciones sociales anticuadas. Más allá de los fantásticos diseños con los que vestía a sus figuras, que aún hoy inspiran a algunos diseñadores, lo que marcaba la modernidad de sus mujeres era el ambiente en el que estaban insertas y las actitudes que adoptaban.

La nueva moda era, en el caso de la obra de Wegener, la armadura de esa nueva mujer que reescribía su papel en el mundo y ya no quería quedarse rezagada en casa. Esos sorprendentes y hedonistas escenarios, su nuevo reino: la ciudad, los espectáculos y los ambientes nocturnos. La mujer del siglo XX se introducía en la esfera pública con rotundidad y así lo manifestaban estas ilustraciones.

La representación de la moda parisina también significó mucho como arma cultural durante la I Guerra Mundial. Las tendencias que provenían de Francia generaban mucha expectación y la industria textil estaba en auge. Una muestra de ello es la cantidad y calidad de las revistas especializadas que aparecieron en estos años, muchas de ellas con continuidad en el presente. Varios ilustradores compaginaron moda y política, lanzando sus mensajes de apoyo a la Triple Entente bajo la apariencia relajada y distinguida de este tipo de ilustración, principalmente al país galo (Harris; Edelstein, 2014HARRIS, Neil; EDELSTEIN, Teri J. En Guerre: French Illustrators and World War I. Chicago, The University of Chicago Library, 2014.). Wegener utilizó este recurso magistralmente; era un vehículo perfecto para influir en la opinión de los lectores.

El arte como detonante del autodescubrimiento: el renacimiento como Lili Elbe

Gerda Wegener tenía un gran volumen de encargos y muchas veces contaba con la colaboración de modelos para realizar sus retratos. Casi todas las fuentes citadas indican que el autodescubrimiento de la identidad de Lili Elbe tuvo lugar en el momento en el que su esposa le pidió que posara para ella, ya que la actriz Anna Larsen, que numerosas veces le sirvió de modelo, avisó de que no podía ir a la sesión que habían concertado esa tarde. Al encarnar un papel femenino vivió una revelación; a partir de entonces Elbe posó en muchas ocasiones como modelo de Wegener. Curiosamente, muchas de las obras de la artista danesa giran en torno a la identidad, a la ambigüedad sexual y las trasgresiones de género.

Según las declaraciones de la propia Lili Elbe, se dio cuenta en ese momento de que vivía atrapada en un disfraz en el que se sentía ridícula. Al sentir por primera vez su “yo genuino” reparó en que hasta entonces había estado viviendo en una sombra (Hoyer, 1933:165). Es posible que esa experiencia funcionase como un resorte, que desencadenó el esclarecimiento de algo que a Elbe siempre le causó cierto malestar. No es difícil imaginar que este proceso debió de suponer un trabajo psicológico de aceptación muy intenso y en ocasiones dramático. En todo momento recibió el apoyo de su esposa Gerda, con la que continuó su relación y que fue un pilar fundamental para su propio desarrollo personal. Fue un descubrimiento liberador, pero trajo consigo un gran sufrimiento.

A priori Lili consultó la situación con dos psicólogos y ambos le dijeron que era homosexual, un tercer médico diagnosticó que era intersexual, que tenía unos rudimentarios órganos sexuales femeninos. Sin embargo, éste fue sólo el comienzo de una transición que le llevaría a reconciliarse con su cuerpo mediante varias intervenciones quirúrgicas. Mientras tanto la vida para el matrimonio continuaba de una manera más o menos apacible. Varias fuentes han supuesto que Gerda Wegener era abiertamente homosexual y que esta nueva circunstancia en la relación, lejos de ser una preocupación, aumentó la complicidad que existía entre ambas (Gallego, 2016GALLEGO, Mar. Gerda Wegener, un cuento heterosexual. Pikara. 04/02/2016 [https://www.pikaramagazine.com/2016/02/gerda-wegener-un-cuento-heterosexual/ - acceso el 3 de marzo de 2021].
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). Por lo que conocemos de la vida personal de la artista, es posible que así fuera, aunque otros testimonios hablan de bisexualidad. En cualquier caso, fue todo un ejemplo de sororidad y comprensión en una época en la que ni se conocían ni se hablaba de estos temas abiertamente.

Elbe comenzó a llevar una vida pública fingiendo ser una pariente del matrimonio o una amiga que venía a visitarles. Salvo este tipo de detalles, que evitaban tener que dar más explicaciones de las deseadas, se podría decir que no se escondieron. Tal vez ese motivo, sumado a la fama que tenía Wegener como artista, hizo que esta historia pasara a tener una gran repercusión mediática.

Es interesante considerar un matiz en los retratos en los que Lili Elbe posa como modelo para Wegener, así como en muchas de sus ilustraciones inspiradas por ella. La representación de esa nueva mujer del siglo XX, que mencionábamos como protagonista de su obra. En este caso la mujer transexual, que se concilia consigo misma y se muestra tal y como es (Ramos Frendo, 2017). Una mujer que se desenvuelve bien en la modernidad y que encarna todos los ideales femeninos de la época. Una mujer como otra cualquiera, igual a la propia artista y sin distinciones.

Podría decirse que París fue el escenario del gran desarrollo vital de ambas mujeres; Lili en su identidad y Gerda en su carrera profesional. Si la transexualidad en nuestros días sigue exigiendo valentía y fortaleza, en aquel momento se sumaban muchas dificultades más. Dichas dificultades y la incomprensión de la sociedad propiciaron que el brillante futuro que se les había augurado se viera truncado.

Lili Elbe, una transición experimental

Hubo un tiempo en el que Lili Elbe era llamada Einar Wegener y tratada como un perfecto caballero. Era conocida como un respetable y exitoso artista en Copenhague, una ciudad pequeña donde todos en el círculo cultural se conocían, que había triunfado al marcharse a París, la capital del arte. La dichosa y próspera vida de Elbe cambió radicalmente en el momento en que se hizo pública su transición.

Tras diversas consultas psicológicas y médicas que no supieron dar una respuesta adecuada, decidió viajar a Berlín y Dresde donde se estaba experimentando y tratando diversos casos en torno a la sexualidad. Fue entonces cuando le ofrecieron la posibilidad de someterse a unas operaciones de reasignación de sexo. No hay datos de que estas intervenciones se hubieran realizado con anterioridad, aunque debemos tener en cuenta que estas instituciones fueron desmanteladas por el partido nazi tras su ascenso. Pudieron haberse perdido muchos documentos relacionados. Sin embargo, fue el primer caso mediático y Lili Elbe es considerada la primera persona transexual en pasar por un tratamiento quirúrgico.

En 1930 fue intervenida por el doctor Kurt Warnekros, ginecólogo de la Frauenklinik de Dresde. Más adelante pasó a ser atendida por el afamado doctor Magnus Hirschfeld en el Institut für Sexualwissenschaft. Hirschfeld fue una eminencia en los estudios sobre la sexualidad y es considerado un pionero activista por los derechos de las personas LGTBIQ+. Su importante papel en este sentido, más allá del intento de modificar ciertas leyes que criminalizaban a los homosexuales en Alemania, pasó por realizar investigaciones verdaderamente revolucionarias. Desarrolló el concepto de “intermedios sexuales” y bajo su supervisión se realizaron algunas de las primeras intervenciones quirúrgicas.

Una vez que el tratamiento hubo avanzado, logró que su documentación fuera corregida para figurar como Lili Elbe. Esto hizo que el rey Cristián X de Dinamarca invalidara el matrimonio entre Wegener y Elbe, lo cual las excluía oficialmente de la sociedad y las señalaba como desertoras de la misma. Pese a todo Lili siguió visitando galerías y realizando sus actividades cotidianas. Como ella misma relató en sus diarios y cartas, pasó desapercibida entre las damas, como había ocurrido en muchas ocasiones anteriores. Sin embargo, cuando su historia se hizo más conocida a través de la prensa, sus cuadros dejaron de tener ventas. Sólo algunos escasos compradores siguieron interesados en adquirir piezas tras las declaraciones que la propia Elbe hizo en 1931; A través de una serie de ensayos que pudo publicar gracias a un amigo, editor del periódico Politiken, describió el proceso de transición que estaba llevando a cabo.

Fueron diecisiete meses intensos de operaciones y estancias en la clínica del doctor Hirschfeld. Durante ese tiempo Elbe conoció Claude Lejeune, un marchante de arte de pensamiento moderno y adelantado a su tiempo, con quien inició una relación romántica. Como explica en sus escritos, deseaba ser madre y no se sentiría completamente una mujer hasta que eso no fuera posible, por lo que convino hacerse una última intervención para lograrlo. Finalmente Elbe no soportó esta última operación, la cual le causó complicaciones cardiacas y al poco tiempo falleció.

Corrieron ríos de tinta en los periódicos internacionales describiendo el caso de Elbe, sin rigor alguno en la mayoría de los casos. Se trataba de una historia desconcertante para la sociedad de principios del siglo XX y muy lucrativa para los medios de comunicación. Desde que se inició el escándalo hasta su muerte en 1931 podemos ver diversas columnas que relataban de un modo fantasioso el procedimiento:

Pero al cabo de algunos años de matrimonio perfectamente normal, Einar Wegener comenzó a sentir un malestar físico inexplicable, al mismo tiempo que su carácter, alegre y expansivo hasta entonces, se ensombrecía con una gran tristeza que nada parecía justificar. Estos síntomas fueron acentuándose a medida que pasaban los meses, y Einar Wegener pudo observar en su cuerpo ciertos cambios que le alarmaron.

Consultó a varios médicos; éstos creyeron observar en el enfermo una transformación sexual que presentaba los caracteres del más extraño caso de hermafroditismo, pero no creyeron posible ninguna intervención quirúrgica. […]

Einar Wegener se trasladó entonces a Dresde, para someterse al examen del doctor Warne Kross, director de una clínica de aquella ciudad. El diagnóstico de este especialista no dejó lugar a duda: Einar Wegener se estaba convirtiendo en mujer, […] Para evitar la monstruosidad del hermafroditismo, Einar Wegener aceptó la intervención del doctor Warne Kross1 1 En este artículo el nombre del médico que le trató está escrito erróneamente. (La tragedia del pintor Einar…, 08/11/1931:11).

En el diario La voz también encontramos noticias sobre el trágico fin de lo que fue un proceso complejo en muchos aspectos, en el mismo tono poco realista, tratando la reasignación sexual y la expresión de la identidad propia como un fenómeno:

Por momentos iba dejando de ser hombre y le invadía la feminidad. Aquélla era en realidad una guerra en la cual él no podía intervenir ni decidir nada. […]

La feminidad de Lili era tan perfecta, que poco después un hombre se enamoró de ella y le pidió relaciones. Se hubieran casado seguramente de no haber muerto Lili de un ataque al corazón (De Falcón, 1933DE FALCÓN, Irene: El hombre que se volvió mujer. La voz, n. 3.947. Madrid, 21/08/1933.).

Es probable que Lili Elbe aparezca más habitualmente en los libros de historia de la sexualidad que en los de historia del arte. Esto se debe a que como artista no tuvo el gran impacto que su esposa Gerda generó. Sin embargo, la historia de su transición cruzó las fronteras y se habló de ello en todo el mundo, a veces con detalles que provenían del prejuicio, la ignorancia y la fantasía de sus relatores. Hemos de considerar el contexto en el que esto estaba sucediendo.

Hay publicaciones que apuntan a que Lili Elbe era intersexual, con una proporción aparentemente más masculina que femenina, por lo que se le educó según los preceptos establecidos socialmente para los hombres. Hoy conocemos la gran complejidad y variedad que existe en cuanto a la identidad y la sexualidad y, aunque en la década de los 30 Alemania estaba desarrollando diferentes investigaciones al respecto, aún se trataba de estudios poco avanzados con una sociedad que albergaba muchos prejuicios en contra.

Por la información que recogen los artículos y la documentación de Elbe que hemos podido cotejar, es lógico pensar que sin el apoyo de Gerda Wegener como esposa, compañera y amante, la transición de Lili Elbe hubiera sido más complicada a muchos niveles. Quién sabe si hubiera tenido lugar afrontándolo en soledad.

Poco después de que Lili Elbe falleciera, un amigo de las artistas, Ernst Harthern, editó sus diarios y correspondencia bajo el título de Man into woman en 1933 (Kahn, 1933:4). Lo hizo bajo el pseudónimo de Niels Hoyer para proteger su identidad por las posibles represalias (Índice semanal de libros…, 30/09/1933:56). Se trataba de un libro en el que, asesorada por Harthen, Elbe había estado trabajando en sus últimos meses de vida en Copenhague. Esta historia conectó con muchas personas en situaciones similares e hizo que encontraran alivio en su conflicto de identidad de género. De hecho, debido a su publicación, algunos americanos viajaron a Europa para seguir sus pasos.

A finales del siglo XX el libro fue reuniendo diferentes opiniones: Sandy Stone lo criticó, ya que veía una aceptación de los roles de género que establecía la sociedad y jugaba con el fetichismo masculino; por otro lado, Renée Richards cuenta que leyó el libro en su adolescencia y se sintió aliviada al descubrir que la cirugía para la reasignación sexual existía. Stone apunta en su crítica a lo que algunos han señalado como una “estereotipación de la feminidad”, por el deseo de Elbe de tener hijos para considerarse una mujer completa, o por el cambio de sus actividades al ir avanzando en el tratamiento, como su abandono de la actividad artística. Ella misma dijo que “no quería ser artista, sino mujer” y que “ya no podía continuar la actividad artística masculina de quien antes fue” (Aldrich; Wotherspoon, 2005ALDRICH, Robert; WOTHERSPOON, Garry. Who's who in Gay and Lesbian History: From Antiquity to World War II. Londres, Taylor & Francis Group, 2005.:146).

Es posible que las críticas de Stone sean razonables desde el punto de vista de la perspectiva de género reciente, pero en el contexto de las primeras décadas del siglo XX quizás sea exigir demasiado a una persona transgénero. No es hasta bien avanzado el siglo que se plantean teorías en torno a los roles de género y se problematiza en torno a lo femenino y masculino. Como bien sabemos, actualmente sigue siendo un tema de debate intenso, que no deja de revisarse. Es por ello que debemos considerar el mérito de tan temprano testimonio, inédito hasta su fecha de publicación.

Más tarde, en el año 2000 se publicó el libro La chica danesa de David Ebershoff. Una novela que recibió varios premios, centrada en la experiencia vital de Elbe, que a priori se presenta como un alter ego de Einar Wegener para acabar siendo un redescubrimiento de sí misma. La historia gira en torno a la trasgresora pareja y la sociedad en la que viven, que se verá conmocionada por las noticias de una de las primeras operaciones de reasignación de sexo. Esta novela tampoco fue un documento riguroso; de hecho, se basa en algunos hechos probados mediante diarios y cartas, pero en su mayoría es una invención literaria (Allen; Unwin, 2017). Algunas de las referencias utilizadas para el desarrollo de la novela fueron tomadas por Ebershoff de la prensa danesa publicada entre 1930 y 1931.

Eclipsadas por el escándalo

Las consecuencias de que las noticias de la vida privada de la pareja hubieran dado la vuelta al mundo no tardaron en llegar. Esta historia, muchas veces mal explicada y con datos inventados para escandalizar aún más a los lectores de la época, acabó con la carrera de Gerda Wegener. Definitivamente, ambas pasaron a ser miembros apartados de la sociedad.

Muchas instituciones rechazaron comprar sus obras y, salvo unos pocos coleccionistas privados que siguieron interesados en sus piezas, sus ventas comenzaron a ser excepcionales. Wegener, que había sido la responsable de mantener económicamente la vida del matrimonio, ahora se hallaba en una situación precaria e insostenible.

Tras la muerte de Lili Elbe, Wegener se casó con un oficial de las fuerzas aéreas italianas llamado Fernando Porta y marchó a Marruecos junto a él, con la idea e iniciar una nueva vida. Allí pudo participar en algunas exposiciones e intentó reflotar su carrera artística sin mucho éxito. Residió entre Marrakech y Casablanca hasta 1936 (Henry, 1934:5). Se divorció de Porta y, tras esto, se instaló en varios lugares de Francia e Italia, aunque finalmente regresó a Copenhague. Allí acabó sus días en soledad y en una situación económica miserable.

Hoy muchas de sus obras se encuentran en manos privadas, debido al rechazo que sufrió por las grandes instituciones cuando el escándalo cambió definitivamente su vida.

Recuperando la historia: la valoración actual de Wegener y Elbe

Actualmente Gerda Wegener está siendo reivindicada por los daneses como una gran artista de alcance internacional, y las primeras ediciones de sus libros ilustrados alcanzan una alta cotización en el mercado. Se le han dedicado varias muestras, como la que organizó el ARKEN Museum for Moderne Kunst en 2015. Ésta ha sido la exposición monográfica de Wegener más grande hasta la fecha.

Estamos ante una obra completa, diversa y de una calidad excelente. De un importante carácter transgresor y de una audacia sorprendente a la hora de elaborar complejos mensajes a través de imágenes. No en vano Gerda Wegener fue una de las grandes figuras de la ilustración de los inicios del siglo XX. Supo recoger el legado de los grandes ilustradores finiseculares y darle continuidad con las novedades que trajeron consigo las vanguardias artísticas. El humor y la inteligencia que distinguían a sus piezas la hacían destacar entre sus compañeros de profesión y hoy sigue provocando la admiración de muchos. Con el redescubrimiento de su trabajo ha habido una mayor difusión de su producción artística, que continúa siendo inspiradora para algunos ilustradores y diseñadores actuales.

Mientras tanto Lili Elbe, pese a que asumió algunos convencionalismos de lo masculino y lo femenino durante su transición, es considerada una pionera dentro de los estudios y las intervenciones de reasignación sexual. Más que como artista, se le ha prestado atención en cuanto a su experiencia pionera en la historia del movimiento LGBTIQ+. Incluso en la actualidad, seguimos leyendo artículos que hablan de reasignación de sexo en unos términos no del todo apropiados, debido a la desinformación o al mal uso del lenguaje en torno a estos asuntos por herencia del pasado. Esto se hace visible en algunas noticias que han tratado el caso de Lili Elbe en nuestros días, lo que nos indica que visibilizar este tipo de cuestiones sigue siendo necesario. Tal y como defiende el proyecto del Lili Elbe Digital Archive, promovido por el Magnus Hirschfeld’s Institute for Sexual Science: a través de la revisión de estos relatos continuamos corrigiendo algunos de estos conceptos erróneos (Caughie, Datskou, Meyer, Parker, y Wasmoen, 2021).

Aunque se ha especulado mucho sobre la vida privada de ambas y eso ha dificultado la visibilidad de su trabajo artístico, debemos admitir que su relación supone un temprano ejemplo de ruptura con la heteronormatividad y los roles de género. El papel de Lili Elbe en la historia de la sexualidad es innegablemente relevante y ambas, como pareja, ejemplifican algunos de los debates que hoy se están tratando en el campo de la afectividad.

Hoy seguimos dando pasos para esclarecer y completar los datos sobre estas dos mujeres danesas que alcanzaron un éxito envidiable y se vieron postergadas, pagando el precio de vivir fieles a sí mismas y correr el riesgo de negarse a vivir en una sombra.

Referencias bibliográficas

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  • ÍNDICE semanal de libros y autores. Caras y caretas, n. 1.826, Buenos Aires, 30/09/1933, p.56.
  • LA TRAGEDIA del pintor Einar, el hombre se transformó en mujer y acabó siendo la señora Lili Elvenes. Crónica. Madrid, 08/11/1931, p.11.
  • MISE au point. La Baïonnette, n. 47, París, 25/05/1916, p.13.
  • PIERRE Lissac. Buen humor, n. 66, Madrid, 04/03/1923, p.21.
  • 1
    En este artículo el nombre del médico que le trató está escrito erróneamente.
  • He realizado esta investigación en el marco de un contrato predoctoral en la Universidad de Granada, que está financiado por una beca del Ministerio de Educación español.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    23 Set 2022
  • Fecha del número
    2022

Histórico

  • Recibido
    07 Mayo 2021
  • Acepto
    23 Mayo 2022
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