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La transformación tecnológica del sector agropecuario en la provincia de Córdoba y sus repercusiones sobre la mujer y la familia rural: its effects on women and rural families

Technological transformation of the agricultural sector in the province of Cordoba

Resúmenes

El sector agropecuario argentino ha estado caracterizado en las últimas décadas por una rápida y profunda transformación tecnológica. El objetivo principal del presente artículo es avanzar en la discusión sobre los impactos sociales del cambio tecnológico en el este y sur de la provincia de Córdoba, analizando en particular sus efectos sobre el rol de la mujer en la agricultura. A partir de una perspectiva ecofeminista, el trabajo aporta evidencia empírica sobre distintos aspectos relacionados con la población, el empleo y el bienestar. Las principales conclusiones indican que, a pesar del fuerte desarrollo alcanzado por el sector agropecuario, la posición de las mujeres del campo cordobés no parece haberse visto promovida o fortalecida, ya que, en general, la mujer rural continúa relegada a un papel secundario y marginada al rol de 'esposa del productor'.

mujer rural; ecofeminismo; cambio tecnológico en la agricultura; agricultura familiar


During the last decades, the Argentine agricultural sector has been characterized by a rapid and profound technological transformation. The main goal of this paper is to foster a discussion about the social impacts of technological change in the southern and eastern regions of the province of Cordoba focusing, in particular, on its repercussions on farm women and their role in agriculture. Based on an ecofeminist perspective, this study presents empirical evidence about various aspects related to population, employment and welfare. Our main conclusions show that, in spite of the remarkable development achieved by the agricultural sector, the position of Cordoba farm women does not seem to have been promoted or strengthened, since, in general, rural women continue to be relegated to a secondary role and categorized as 'farmer's wives'.

Rural Women; Ecofeminism; Technological Change in Agriculture; Family Farms


ARTIGOS

La transformación tecnológica del sector agropecuario en la provincia de Córdoba y sus repercusiones sobre la mujer y la familia rural

Technological transformation of the agricultural sector in the province of Cordoba: its effects on women and rural families

Eugenia Perona

Universidad Nacional de Córdoba

RESUMEN

El sector agropecuario argentino ha estado caracterizado en las últimas décadas por una rápida y profunda transformación tecnológica. El objetivo principal del presente artículo es avanzar en la discusión sobre los impactos sociales del cambio tecnológico en el este y sur de la provincia de Córdoba, analizando en particular sus efectos sobre el rol de la mujer en la agricultura. A partir de una perspectiva ecofeminista, el trabajo aporta evidencia empírica sobre distintos aspectos relacionados con la población, el empleo y el bienestar. Las principales conclusiones indican que, a pesar del fuerte desarrollo alcanzado por el sector agropecuario, la posición de las mujeres del campo cordobés no parece haberse visto promovida o fortalecida, ya que, en general, la mujer rural continúa relegada a un papel secundario y marginada al rol de 'esposa del productor'.

Palabras clave: mujer rural; ecofeminismo; cambio tecnológico en la agricultura; agricultura familiar.

ABSTRACT

During the last decades, the Argentine agricultural sector has been characterized by a rapid and profound technological transformation. The main goal of this paper is to foster a discussion about the social impacts of technological change in the southern and eastern regions of the province of Cordoba focusing, in particular, on its repercussions on farm women and their role in agriculture. Based on an ecofeminist perspective, this study presents empirical evidence about various aspects related to population, employment and welfare. Our main conclusions show that, in spite of the remarkable development achieved by the agricultural sector, the position of Cordoba farm women does not seem to have been promoted or strengthened, since, in general, rural women continue to be relegated to a secondary role and categorized as 'farmer's wives'.

Key Words: Rural Women; Ecofeminism; Technological Change in Agriculture; Family Farms.

La dimensión social de la tecnología

El sector agropecuario argentino estuvo marcado, en las últimas décadas y especialmente a partir de 1990, por la llamada 'revolución verde', que significó una rápida transformación hacia la agricultura mecanizada e intensiva en tecnología. Los efectos de la profunda transformación agrícola son evidentes en la región pampeana que abarca la zona centro-este del país (provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y La Pampa), aunque el impacto también es notable en otras regiones del territorio nacional. Dos consecuencias importantes han sido, por un lado, la expansión de la frontera agropecuaria y, por otro, el cambio hacia una agricultura de mayor escala y especializada en ciertos commodities, entre los cuales se destaca, en forma prominente, el cultivo de soja.1 1 Mamerto PÉREZ, Sergio SCHLESINGER y Timothy WISE, 2008.

El objetivo del presente artículo es avanzar en la discusión sobre los impactos sociales del cambio tecnológico en la provincia de Córdoba, en particular, la incidencia que éste ha tenido en la transformación de la concepción de la familia rural y el rol de la mujer en la agricultura. Cabe destacar que Córdoba es una de las provincias más importantes para la agro-ganadería argentina, representando su producción casi un 20% del valor agregado del sector agrícola a nivel nacional.2 2 DIRECCIÓN GENERAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS, 2009. Es, además, la principal provincia productora de soja del país, concentrándose la mayoría de las explotaciones en las regiones centro, este y sur de su territorio.

Una premisa que orienta el trabajo es que la transformación tecnológica no es independiente de la dimensión social, en la medida que la incorporación de nuevos métodos, insumos, maquinarias y/o procesos afecta las relaciones sociales de producción. Así, el cambio tecnológico se convierte en motor del cambio institucional, entendiéndose por instituciones aquellos sistemas de normas, reglas o protocolos, que articulan las relaciones entre seres humanos y/o materiales, asignando a los primeros un conjunto de atribuciones, funciones, derechos, prerrogativas, etc.3 3 Geoffrey HODGSON, 2006. Al modificarse la tecnología se produce un cambio en dicho conjunto de normas, reglas o protocolos, y en consecuencia también varían las funciones, derechos, obligaciones o tareas de los individuos que forman parte del proceso.

En este sentido, es indudable que la rápida transformación tecnológica del sector agropecuario argentino ha tenido un fuerte impacto, por ejemplo, sobre la relación capital/trabajo y la naturaleza del trabajo y la población rural. En las siguientes páginas se hará hincapié en un aspecto en particular, como es el de la familia relacionada con la producción agropecuaria. Más concretamente, se ha buscado indagar acerca del papel que cumple la mujer productora o familiar del productor cordobés dentro de la agricultura moderna, un tema acerca del cual no se han realizado investigaciones específicas. Si bien existen diversos trabajos en Argentina acerca de mujeres campesinas o en el ámbito de la agricultura de subsistencia4 4 e.g., Cristina BIAGGI, Cecilia CANEVARI y Alberto TASSO, 2007. – los cuales destacan principalmente el rol de la mujer en la lucha contra la pobreza –, no se han encontrado estudios respecto de la participación, problemas, o voces, de mujeres de clase media de la zona pampeana, un sector que, debido a que no se encuentra en una situación de vulnerabilidad, puede no haber llamado la atención de los investigadores.

Otra de las razones que justifican enfocarse en la dimensión social del cambio tecnológico es la necesidad de adoptar una noción amplia de sustentabilidad. Frente a la mirada tradicional, centrada fundamentalmente en consideraciones de eficiencia (sustentabilidad económica), en los últimos años existe una mayor conciencia respecto del impacto que la producción en general y la agricultura en particular pueden tener sobre el ambiente (sustentabilidad ecológica). Adicionalmente, varios autores han señalado que a las dos dimensiones anteriores debe añadirse una tercera: la de la equidad o justicia social (sustentabilidad social).5 5 Robert COSTANZA, 2003; y Guillermo FOLADORI, 2002.

Haciendo uso de este triple concepto de sustentabilidad, algunos críticos de la creciente globalización agrícola6 6 e.g., Karen KRUG, 2003. objetan que, en aras de una supuesta mayor eficiencia económica, se han dejado de lado consideraciones tanto de índole ambiental como social, dando lugar a un desequilibrio sistémico. Resulta pertinente, por lo tanto, formularse la pregunta: ¿qué ha acontecido en el caso argentino? ¿Cuál ha sido el impacto de la creciente incorporación de tecnología en el agro sobre determinados actores del sector rural y, más específicamente en el caso que nos ocupa, sobre un grupo de mujeres de la región pampeana?

El presente trabajo intenta hacer un aporte al análisis de la dimensión social del fenómeno, reconociendo que dos décadas de transformación tecnológica del sector agropecuario argentino – y, en particular, de la rica zona productiva del este y sur de la provincia de Córdoba – pueden haber llevado a cambios en la concepción de la familia rural y el papel de la mujer, que no son neutrales desde el punto de vista sistémico.

Antecedentes teóricos y planteo de interrogantes desde un marco comparativo

Muchos de los estudios teóricos recientes que encaran el problema del rol de la mujer en la agricultura moderna se basan en una corriente de pensamiento conocida como ecofeminismo. Dicha visión extiende la discusión de las cuestiones ecológicas a otros aspectos relacionados con el ser humano y, más específicamente, con la mujer. El ecofeminismo sostiene que, al igual que la naturaleza, la esfera doméstica de las relaciones humanas – donde predominan la mujer y el trabajo no remunerado y voluntario – es ignorada y devaluada por el actual sistema de organización social, que pone un excesivo énfasis en la producción, sin preocuparse por sus repercusiones sobre otros ámbitos.7 7 Ellie PERKINS y Edith KUIPER, 2005. Tanto la esfera natural como la esfera doméstica proporcionan un 'subsidio oculto' a la producción de mercado, la cual se nutre y requiere de las primeras para su funcionamiento y expansión.8 8 Martha McMAHON, 1997.

Una nación pionera en el desarrollo de investigaciones acerca del rol de la mujer frente a la agricultura moderna y la globalización de los alimentos ha sido Canadá. Más allá de las similitudes y diferencias que se dan entre el país del norte y la realidad sudamericana, existen al menos dos razones por las cuales el caso canadiense puede proporcionar un marco de referencia o punto de partida para analizar la problemática de la mujer frente a la transformación tecnológica del agro argentino.

En primer lugar, el paradigma ecofeminista ha adquirido un amplio desarrollo en dicho país, incluyendo el aporte de numerosos trabajos tanto en el campo teórico como empírico. En segundo lugar, los estudios acerca de la mujer, globalización e innovación tecnológica en el sector agropecuario canadiense se centran principalmente en analizar el caso de pequeñas y medianas explotaciones familiares, donde sus moradores no dependen en forma crítica de la granja para su supervivencia.9 9 Las autoras ecofeministas canadienses reconocen explícitamente que la agricultura de subsistencia en dicho país es poco significativa.

Ambas razones, pero especialmente la última, llevan a considerar a este tipo de marco teórico como particularmente apropiado para iniciar o motivar la discusión del caso de las mujeres rurales, de clase media, de la región pampeana de la provincia de Córdoba. Al mismo tiempo, resulta interesante plantear las preguntas de investigación a la luz de lo que ocurre en otro país donde las repercusiones del cambio tecnológico sobre la mujer rural han sido largamente debatidas.

Algunos de los tópicos de discusión más importantes en relación a las explotaciones familiares y la mujer rural canadienses, que a los fines del presente estudio sirvieron para orientar los interrogantes sobre el caso argentino, incluyen:10 10 Es importante remarcar que el caso canadiense se presenta aquí como un antecedente teórico relevante que sirviera como inspiración y guía orientadora para encarar la presente investigación en la zona pampeana de Córdoba, no siendo el objetivo de la misma realizar una comparación detallada entre ambos casos. Para un análisis más exhaustivo, véase Eugenia PERONA, 2009; y Eugenia PERONA y Mariela CUTTICA, 2010. i) el éxodo masivo de pequeños y medianos productores como consecuencia de la caída sistemática de sus ingresos, unido a regulaciones discriminatorias y políticas orientadas a favorecer la agricultura a gran escala; ii) la presión que esto ha puesto sobre la familia rural, cuyos miembros – y en particular la mujer – trabajan más horas en la explotación; iii) la ocurrencia de numerosas protestas durante los últimos años, en razón de que muchos pequeños y medianos productores se resisten a abandonar el campo; y iv) el importante rol desempeñado por las mujeres como líderes de la lucha y de modos de protesta muy creativos (cabe destacar que éstas constituyen entre un 20% y un 30% del total de pequeños y medianos productores agropecuarios).

Asimismo, en relación a consideraciones que hacen al bienestar, se han debatido las motivaciones para la defensa de las explotaciones agropecuarias familiares, entre las que se cuentan: a) la posibilidad de producir productos frescos y saludables para la comunidad local y el auto-consumo; b) un mejor cuidado de la tierra y el medio ambiente; c) seguridad alimentaria; d) resiliencia en el caso de situaciones críticas; e) libertad de elección para aquellas familias que desean vivir en mayor contacto con la naturaleza; f) preservación del paisaje, población y modo de vida rurales; g) reforzamiento de los lazos comunitarios; y h) restablecimiento de la relación entre consumidores, productores y alimentos.

A la luz de las nociones anteriores pueden formularse numerosas preguntas para intentar aprehender el papel que le cabe a la mujer dentro de las familias que se abocan a la producción agropecuaria en Córdoba. La comparación resulta pertinente por cuanto las pequeñas y medianas explotaciones de la zona este y sur de la provincia argentina representan un 76% del total, asumiendo los productores y sus familias un gran compromiso personal en el manejo de las mismas.11 11 Fernando SONNET, Graziela JUÁREZ y Adrián MONETA PIZARRO, 2009.

En primer lugar cabe destacar que en Argentina también se viene dando una declinación de las explotaciones pequeñas y medianas, a la luz de la transformación tecnológica. Durante los años '90 tuvo lugar un fuerte proceso de concentración de la tierra: el número de explotaciones disminuyó en un 25% y el tamaño promedio de la explotación se duplicó.12 12 Datos basados en los Censos Agropecuarios de 1988 y 2002. Más de la mitad de las explotaciones que desaparecieron alcanzaban 500 hectáreas o menos y los expertos coinciden en señalar que, en los últimos años, el proceso parece haberse acelerado.

Consecuentemente, vale preguntarse: ¿qué estrategias han implementado las pequeñas y medianas explotaciones de la zona pampeana de Córdoba para asegurar su supervivencia? ¿Cómo han impactado dichas estrategias en los productores y sus familias, particularmente las mujeres? ¿Qué representación tiene la mujer dentro de los productores agropecuarios y los residentes rurales de la zona? ¿Qué tipo de tareas desarrolla la mujer para contribuir a la viabilidad de la explotación? ¿Existe conciencia acerca de los beneficios que trae aparejada la existencia de un conjunto de pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias y una zona rural poblada y próspera, más allá de los retornos puramente económicos? En definitiva, ¿cómo se articula el fenómeno del cambio tecnológico con aspectos de tipo social, como el lugar que ocupan la mujer y la familia rural?

El resto del artículo busca arrojar luz sobre dichos interrogantes. Para ello se analiza evidencia empírica basada en datos censales, así como en los resultados obtenidos mediante una serie de entrevistas realizadas durante 2009 a mujeres rurales del este y sur cordobés. En el caso del Censo Nacional Agropecuario, se trabajó en base a la sección de Vivienda, Población y Mano de Obra, que proporciona información referida a aspectos de residencia, lazos familiares y trabajo en la explotación, discriminados por género.13 13 Correspondiente a la Sección X del CNA de 2002. Se utilizaron estos datos debido a que los resultados del CNA 2008 aún no se encuentran disponibles en su totalidad. Con respecto a las entrevistas, las mismas se llevaron a cabo en el marco de un estudio más amplio sobre tecnología agropecuaria, para el cual se confeccionó una muestra aleatoria y representativa de la población bajo estudio consistente en 127 casos de explotaciones de la zona.14 14 SONNET, JUÁREZ y MONETA PIZARRO, 2009. En el transcurso de dicho relevamiento, se adjuntó un cuestionario opcional con preguntas abiertas destinado a mujeres relacionadas con la propiedad de la explotación, obteniéndose respuestas en 26 casos.15 15 Esto se complementó con entrevistas en profundidad a tres productoras y un veterinario. Se agradece la colaboración de Mariela Cuttica en el relevamiento y procesamiento de la información. Si bien el número de entrevistas no asegura la representatividad en un sentido estadístico, el presente trabajo se planteó como un análisis exploratorio, de tipo cualitativo, con el fin de recuperar las voces y los testimonios de las mujeres de campo de la zona pampeana de Córdoba.

Mujer y trabajo en la zona rural de Córdoba

¿Productoras o 'familiares'?

Una primera pregunta a abordar es: ¿qué representación tiene la mujer dentro de los productores agropecuarios y los residentes rurales? De acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2002 y tomando en cuenta nueve jurisdicciones del área geográfica de Córdoba incluidas en la zona productiva del este y sur provincial,16 16 Las jurisdicciones analizadas corresponden a los Departamentos de Río Cuarto, General San Martín, Roque Sáenz Peña, Unión, Marcos Juárez, Río Segundo, Tercero Arriba, San Justo y Colón. sólo 10% de los 'productores' – entendiéndose como tales a personas que poseen o están a cargo de la explotación – son mujeres. Esta cifra contrasta con el porcentaje de mujeres registradas como 'familiares del productor', que alcanza el 59% de dicha categoría. El contraste es aún más dramático si se observa que del total de residentes de todo tipo en explotaciones agropecuarias (en adelante, EAPs), que en el año 2002 ascendía a 56.000 personas, 17% son familiares mujeres, y sólo el 1% son productoras mujeres.

La escasa participación de la mujer como 'productora' agropecuaria podría estar subestimada, si se tiene en cuenta el alto número de familiares residentes mujeres. Es probable que muchas esposas de productores ayuden al marido en las tareas del campo de diversas maneras, y sin embargo no sean categorizadas como 'productoras' sino simplemente como 'familiares'. Es decir, la construcción misma del censo presenta un sesgo de género, ya que identifica al productor con una figura jurídica, esto es, el dueño o persona que está al frente o es legalmente responsable por la producción; y no con una forma de vida o actividad realizada. Según este criterio, la mujer que ayuda al esposo en la siembra, cosecha, comercialización, administración, etc., no es 'productora' sino 'esposa del productor'. Esta es una de las maneras en que la contribución y el trabajo de la mujer rural en las explotaciones familiares se tornan invisibles.

Vale la pena destacar el testimonio de una de las mujeres entrevistadas, que confirma las conjeturas esbozadas en el párrafo anterior cuando, hablando en nombre de sus vecinas, señalaba de un modo muy natural que sus vidas son diferentes "fuera y dentro de la tranquera" (sic). Según ella, dentro de la explotación las mujeres intervienen activamente en las decisiones productivas y financieras del campo, ayudando al manejo de la finca de varias maneras y estando disponibles para realizar todo tipo de tareas cuando es necesario. Puertas afuera, no obstante, "es el hombre el que está a cargo" (sic). Otro dato para sumar apoyo a la afirmación planteada más arriba es que, del grupo de mujeres entrevistadas, sólo una respondió ser la 'productora', mientras que diecinueve se identificaron a sí mismas como 'esposas' de productores.

La Tabla 1 ofrece una perspectiva diferente de la composición de la población residente en EAPs en la región analizada. La primera columna muestra la cantidad de habitantes por sexo y edad. Las restantes cuatro columnas descomponen cada estrato en cuatro tipos de residente. Cabe destacar que la categoría 'otros' – que abarca la mayor parte de los menores y un alto porcentaje de mujeres – incluye a familiares de los trabajadores. Las mujeres productoras representan un porcentaje muy bajo de su respectiva franja etaria, que resulta algo más elevado en el caso de mujeres de 65 años o más, probablemente como resultado de ser viudas de productores que a dicha edad adquieren la titularidad del campo. Por su parte, casi la mitad (48%) de las mujeres en la franja de 40-64 años son familiares del productor (posiblemente cónyuges), una proporción que resulta algo menor (37%) en el estrato de 15-39 años. Esto último podría reflejar la mayor independencia de las mujeres jóvenes, que se trasladan a estudiar o trabajar fuera de la zona. También podría indicar la tendencia de la familia agropecuaria moderna (especialmente la mujer) a residir fuera del campo, en pueblos o ciudades cercanas, donde hay mejores servicios de salud y educación para los hijos.

En adición a lo anterior, es posible realizar un análisis vertical por tipo de residente (no mostrado en la tabla), de donde surge que la columna de 'productores' está dominada por hombres en la franja etaria de 40 a 64 años (56%). En tanto, el porcentaje de mujeres de la misma edad en la columna de 'familiares' alcanza a un 40%, confirmándose los hallazgos señalados más arriba.

Trabajo y ocupaciones

¿Qué tipo de tareas desarrolla la mujer dentro de la explotación? Según el CNA 2002, del total de 'productores o socios' que trabajan para la EAP las mujeres representan sólo el 5%. La Tabla 2 describe el porcentaje de mujeres de todas las edades asignadas a otro tipo de ocupaciones (es decir, excluyendo la de productora o socia). La primera columna agrupa a las mujeres familiares del productor, en quienes se centra el principal interés de este estudio. A esto se añadió una segunda columna con datos correspondientes a mujeres que no son parte de la familia, dado que permite apreciar en forma comparativa la situación de las mujeres rurales en distintas posiciones sociales. Así, por ejemplo, la tabla indica que del total de trabajadores empleados como operadores de maquinarias, un 1,8% y un 1,3%, respectivamente, corresponde a mujeres familiares y no familiares del productor; el resto (96,9%, no mostrado en la tabla) está dado por trabajadores hombres, tanto familiares como no familiares.

Para casi todas las ocupaciones resulta evidente que la participación de la mujer es bajísima, incluso en el rubro de profesionales y técnicos donde no supera el 2,5%. Sólo en el caso de operadores de tambo, una actividad intensiva en mano de obra, se observa una mayor proporción de mujeres, tanto en el caso de familiares como no familiares del productor. Sin embargo, resulta muy significativa la diferencia entre ambos grupos: mientras que entre los operadores de tambo que son miembros de la familia un 7% son mujeres, dicha proporción asciende al 38,1% en el caso de operadores de tambo que no son miembros de la familia.

Las dos últimas filas reflejan casos particulares. El mayor porcentaje de mujeres en 'otras ocupaciones agropecuarias' (10% en el caso de los familiares) podría indicar que se incluyen en este rubro las tareas administrativas relacionadas con la EAP, una labor en la que se da una mayor participación femenina. A su vez, la elevada proporción (35,1%) de mujeres no familiares en la categoría 'otras ocupaciones no agropecuarias' se explica por el servicio doméstico. Una vez más, no puede descartarse que las cifras de la Tabla 2 subestimen la participación de la mujer (particularmente la esposa del productor) en las distintas ocupaciones, ya que sólo muestran la ocupación formal y/o reconocida de hecho, y no la ocupación informal que se da cuando la mujer de la familia 'ayuda' en diversas tareas del campo (desde encargada hasta peón, pasando por la realización de tareas contables o el mantenimiento de la quinta para consumo familiar), sin estar contratada para estas funciones.

Una perspectiva adicional surge de computar la distribución por tipo de ocupación del total de mujeres empleadas en explotaciones agropecuarias, en la zona pampeana de Córdoba. Entre las mujeres no familiares del productor, el trabajo en los tambos da cuenta de un 72% del total del empleo femenino. Dicho rubro también constituye la ocupación más importante de las mujeres de la familia del productor (39%), pero no de manera tan excluyente. A su vez, un 18% de las mujeres familiares realiza tareas de peón, un 12% trabaja como encargada, un 9% es operadora de maquinarias y un 13% se encuentra empleada en otras tareas agropecuarias.

Excepto por el empleo formal, el CNA no brinda más detalles acerca del tipo de actividades que la mujer desarrolla en el campo. Por ello, la información anterior puede complementarse con el resultado de las entrevistas, donde se consultó a las mujeres rurales en qué medida llevan a cabo un conjunto de tareas concretas. Cabe destacar que no se les preguntó si estaban 'empleadas', sino simplemente si realizaban o no un determinado tipo de labor, y en qué grado. De esta manera se pretendió capturar la contribución oculta de la mujer al trabajo familiar, ya que muchas de ellas afirmaron no estar empleadas en la explotación, y sin embargo respondieron que realizan 'mucho' o 'poco' de ciertas actividades. Los resultados se muestran en la Tabla 3.

Una de las conclusiones más importantes que puede extraerse de esta tabla es la confirmación de que subsiste en el campo argentino una división convencional del trabajo que reproduce criterios sexistas. Es muy elevado el porcentaje de mujeres que afirma no realizar ninguna tarea relacionada con la siembra, cosecha o fumigación (76%) o el manejo de maquinarias (84%), actividades éstas que han sido tradicional y culturalmente asociadas al hombre e identificadas con la masculinidad, por tratarse de trabajos 'duros' que implican mayores riesgos o fuerza física. El porcentaje también es alto (65%) en el caso de manejo de ganado, aunque se compensa con un 22% que afirma dedicarse 'mucho' a esta tarea (posiblemente capturando el trabajo en tambos).

Lo contrario ocurre con las tareas administrativas, donde sólo un 35% de las mujeres entrevistadas no realiza 'nada', mientras que un 39% realiza 'mucho'. También es relevante la participación en actividades de comercialización o relaciones públicas. Incluso en ítems como participación en organizaciones o cursos relacionados con la producción, se aprecia que, aunque no en gran medida, la mujer tiene un papel que cumplir. A diferencia de las tareas mencionadas en el párrafo anterior, estas actividades son en general percibidas como más 'blandas' y asociadas a cualidades femeninas, tales como la habilidad para relacionarse con los demás, prestar atención a los detalles u organizarse.17 17 Julie NELSON, 1996. Además, muchas de estas actividades (por ejemplo, las tareas administrativas) son compatibles con las labores domésticas, lo que le permite a la mujer llevarlas a cabo mientras está en su casa.

En relación al cuidado de quintas y cría de animales para auto-consumo, las respuestas están más polarizadas. En ambos casos, más de un 60% de las entrevistadas indica no hacer 'nada', mientras que un 25% y un 29%, respectivamente, sostiene dedicarse 'mucho'. El cultivo de frutas y verduras para el mercado local no es relevante, por no ser una actividad característica de la región. Por último, la cría de animales para el mercado local es ligeramente más significativa.

Para completar la discusión acerca de las ocupaciones de la mujer relacionada con el campo, no puede dejar de mencionarse la incidencia del trabajo doméstico. Si bien los datos censales no miden esta categoría, en las entrevistas se solicitó a las respondientes que indicaran cuántas horas por semana, en una semana normal, dedican a una serie de tareas o funciones (Tabla 4). En este caso, las actividades relacionadas con la explotación se agruparon en una sola categoría, puesto que el objetivo principal de la pregunta fue obtener un panorama más amplio de cómo ocupan su tiempo las mujeres rurales. Si bien se dieron algunas variaciones en el número total de horas declaradas por cada entrevistada, en promedio para el grupo se justificaron 90 horas semanales por persona. Es decir, se asignaron casi 13 horas diarias a distintas actividades.

Se infiere de los resultados que casi la mitad del tiempo (47,6%) está asignado a tareas del hogar, más que duplicando el tiempo dedicado al trabajo remunerado fuera de la explotación (19,6%) y triplicando el tiempo asignado a las tareas dentro de la EAP (15,1%). Por lo tanto, y al igual que en muchos otros sectores de la economía y la vida social, se concluye que el trabajo doméstico continúa siendo una de las contribuciones más importantes de la mujer. Dicha contribución no es habitualmente tenida en cuenta como un aporte directo a la economía familiar, subestimándose así los retornos de la EAP. En efecto, si estas tareas no fueran realizadas por la mujer de la casa, habría que asignar parte de los ingresos de la explotación para contratar a terceras personas. En consecuencia, el aporte de la mujer rural debería incluirse en el cálculo de costos y empleo (especialmente en el caso de las pequeñas EAPs).

Remuneración al trabajo familiar

Más arriba se discutió el tema del trabajo como ocupación, sin hacer mención a la cuestión del salario. El CNA computa datos por tipo de remuneración aunque, desafortunadamente, sin discriminar con respecto al género. No obstante, dado que sí se distingue entre trabajadores familiares y no familiares del productor, es posible conjeturar algunas tendencias, teniendo en cuenta que, de los más de 4.000 trabajadores familiares en EAPs de la zona, aproximadamente el 23% son mujeres.

Uno de los datos más interesantes que surgen del censo es que existe una correlación inversa entre la percepción de dinero (o remuneraciones de algún tipo) y el parentesco. Sólo un 4% de los no familiares no percibe ninguna retribución, en tanto que un 35% de los familiares del productor no recibe compensación alguna. Asimismo, cabe destacar que la gran mayoría de los familiares sin remuneración son personas en edad activa, entre 15 y 64 años. Por lo tanto se estima que muchas mujeres, esposas de productores, están comprendidas en dicha categoría. Un 29% de los familiares, a su vez, declara percibir 'otro tipo de remuneración', que podría incluir la manutención por parte del productor (casa, comida, salud, etc.). Sumando los valores anteriores, se tiene que un 64%, es decir una proporción sustancial de los trabajadores familiares, no percibe salarios, ya sea en dinero o en especie.

Aspectos relacionados con el bienestar

Con respecto a las percepciones, así como al papel que cumplen las mujeres relacionadas con el sector agropecuario argentino, es posible formular numerosas preguntas adicionales.18 18 Las preguntas de esta sección fueron inspiradas en el debate canadiense (véase la Sección "Antecedentes teóricos y planteo de interrogantes desde un marco comparativo"), donde la lucha por la supervivencia de las explotaciones familiares tiene como objeto la preservación de un modo de vida, participando las mujeres rurales activamente en su defensa. ¿Qué tipo de conciencia existe acerca de la preservación del modo de vida rural? ¿Cuál es la opinión de las mujeres de campo respecto de los impactos sociales y familiares que la transformación tecnológica de las últimas décadas ha ocasionado? ¿Se preocupan por cuestiones de tipo ecológico, espiritual, político-organizacional, sanitario, etc.? Si es así, ¿en qué medida pueden hacer oír sus voces para que tales cuestiones formen parte de la agenda de discusión en el sector?

Evidentemente no son aspectos fáciles de medir y el CNA no brinda información de este tipo. Por tal motivo, en las entrevistas se incluyó una serie de preguntas tendientes a esclarecer la visión que las mujeres rurales de la provincia de Córdoba tienen sobre algunas de estas cuestiones. En general, se aprecia que, si bien existe cierta conciencia entre las mujeres de la región acerca de aspectos ecológicos, humanos o de bienestar relacionados con la explotación, dicha conciencia se manifiesta sólo en forma incipiente y no se ha traducido en una fuerte participación activa, política o comunitaria.

Organización y conciencia de grupo

La mayor parte de las entrevistadas parece tener escaso conocimiento de los problemas específicos y actividades que afectan a la mujer que vive en el campo, o está relacionada con el mismo. Al ser interrogadas sobre si conocen alguna organización de mujeres rurales en la zona, sólo seis respondieron afirmativamente, y sólo dos participan en forma activa. La institución mencionada, casi en forma excluyente, es la rama femenina de la Federación Agraria Argentina (FAA), denominada 'Mujeres Federadas'. El propósito principal de dicha organización es promover eventos sociales y culturales, así como actividades de interés para la mujer y la comunidad. Sin embargo, la incidencia política de las mujeres en la toma de decisiones de la FAA es todavía limitada. Según la presidente de uno de los centros regionales de Mujeres Federadas de la provincia de Córdoba, una señal de que la mujer sigue estando en cierta medida 'un paso atrás' es que, aunque se les permite participar de las discusiones, hasta ahora no han llegado a ser incluidas en las mesas directivas de la FAA. Las decisiones de más alto nivel siguen estando, casi exclusivamente, en manos de productores hombres.

En sintonía con lo anterior, se consultó a las entrevistadas si tenían conocimiento de cursos o algún tipo de capacitación en la zona, destinado a ayudar y formar a las mujeres para desempeñarse en la actividad productiva. La gran mayoría respondió que 'no', tres que 'no sabían', y sólo tres mujeres contestaron afirmativamente, aclarando que dichos cursos incluyen jardinería, reciclado y cocina natural. Si bien es difícil sacar conclusiones a partir de una muestra pequeña, sería interesante profundizar en este tema para determinar si el problema está en que la mujer de campo realmente no es tenida en cuenta por los programas de capacitación, o bien estos existen pero no se conocen, o bien son las mujeres mismas quienes no se interesan demasiado por averiguar o realizar actividades de capacitación relacionadas con la explotación.

Percepción del cambio tecnológico

Una de las preguntas más relevantes a los fines de este estudio es la opinión que despierta la rápida transformación tecnológica del sector agropecuario argentino entre las mujeres rurales. La Tabla 5 recoge los principales resultados de las entrevistas. Como se observa en la primera fila, un alto porcentaje (92%) evalúa a la transformación tecnológica del sector como positiva. Evidentemente, la incorporación de insumos y métodos de producción más modernos, que permiten obtener mejores rindes (especialmente en la zona pampeana de Córdoba), ha redundado en beneficio de la explotación y por lo tanto es considerada como un progreso. No obstante, dicha percepción general puede variar al consultarse por aspectos más específicos. Por ejemplo, a ocho de las entrevistadas se les preguntó qué opinaban de los impactos del cambio tecnológico sobre la ecología, ante lo cual la mitad manifestó que lo encontraban 'preocupante', haciendo mención al uso de plaguicidas, el cambio climático, la sustentabilidad de los suelos y las intoxicaciones. Otras tres mujeres lo consideraron como neutro y una se abstuvo de responder, pero ninguna expresó que no le preocupaba en absoluto.

La segunda y tercera filas de la tabla reflejan la visión que tienen las entrevistadas respecto del impacto de la tecnología sobre el trabajo de la mujer en las últimas décadas. Debe destacarse que la gran mayoría de las respondientes ha vivido, o ha estado relacionada con el campo, desde hace más de veinte años (y ninguna menos de cinco años). Por lo tanto, se infiere que las respuestas son relevantes e informadas, dado que se trata de personas que cuentan con experiencia respecto del tipo de vida que se lleva en el ámbito rural.

En primer término, se aprecia una dicotomía entre quienes opinan que la participación de la mujer en la explotación ha aumentado durante los últimos años (46%) y quienes dicen que ha disminuido (42%). Una explicación posible es que quienes afirman que existe una mayor participación se refieren a actividades de tipo administrativo y de gestión, o al cambio generacional, ya que actualmente algunas jóvenes estudian carreras relacionadas con el sector agropecuario y luego trabajan junto a sus padres en el manejo de la explotación. También la producción lechera puede haber llevado a una participación más intensiva de las mujeres de la familia, como consecuencia de las dificultades económicas que enfrenta el sector.

Con respecto a quienes sostienen que la participación de la mujer ha disminuido, en varias oportunidades durante las entrevistas surgió la idea de que muchas mujeres, particularmente aquellas vinculadas a EAPs que se han sumado al auge en la producción de soja, se han convertido en los últimos tiempos en "amas de casa de lujo" (sic). La reconversión tecnológica, el aumento en los rindes, y la demanda y precios crecientes de esta oleaginosa han redundado en mayores beneficios para las pequeñas y medianas explotaciones de la región, lo que hace posible que la familia disponga de recursos para adquirir más comodidades para el hogar, o incluso trasladarse a vivir a centros urbanos. Así, muchas de estas mujeres han ido perdiendo contacto con las tareas agropecuarias, dado que la tecnificación, profesionalización y terciarización de los procesos productivos hacen que su ayuda en el manejo de la explotación ya no sea requerida en la misma medida que antes.

La tercera fila de la Tabla 5, por su parte, muestra que, sea que la mujer participe más o menos, un gran número de entrevistadas (88%) opina que la naturaleza de sus labores en el campo se ha visto modificada en los últimos veinte años. Complementariamente, se interrogó al grupo sobre qué tipo de actividades realiza hoy en día la mujer de campo, que no realice el hombre. Sólo dos respondieron que 'ninguna', mencionando las demás un conjunto de tareas que incluyen las siguientes (en orden alfabético): i) alimentación de animales; ii) contabilidad y tareas administrativas; iii) cría de animales; iv) cría de conejos; v) cría de porcinos; vi) cuidado de aves de corral; vii) cultivos domésticos; viii) fabricación de queso; ix) jardinería; x) mantenimiento; xi) mantenimiento de espacios de ocio; xii) ordeñe para consumo doméstico; xiii) producción de dulces y conservas; xiv) quinta; xv) recolección de frutas y verduras; xvi) supervisión; y xvii) tambo.

El tipo de tareas descrito más arriba no parece ser demasiado innovador o diferente a las actividades que podría haber realizado una mujer en el campo una o dos décadas atrás. Por lo tanto, cabe la duda de a qué se refieren las entrevistadas cuando afirman taxativamente que la naturaleza del trabajo de la mujer rural ha cambiado. Una posibilidad es que puedan haber variado los procesos o la manera en que estas tareas se llevan a cabo, aunque no haya cambiado el tipo de labor en sí misma.

Amenazas y alternativas para la viabilidad de la explotación

¿Cuán preocupadas están las mujeres relacionadas con el sector agropecuario por la viabilidad de sus explotaciones? ¿Qué factores consideran como de mayor riesgo?

A la cabeza de sus preocupaciones están las políticas gubernamentales (el 100% lo percibe como una 'amenaza'), lo cual no resulta sorprendente en virtud del serio conflicto con el gobierno nacional por el que el sector agropecuario atraviesa desde marzo de 2008. Seguidamente se destacan el encarecimiento de los insumos (92%), el clima (77%) y la falta de financiamiento (67%). Como puede apreciarse, muchos de estos factores son internos al país, lo cual sugiere que las inquietudes de la mujer del campo argentino, hoy en día, se centran en temas más concretos (y quizás menos abstractos o idealistas) que los que preocupan a las mujeres rurales de países desarrollados. Para estas últimas, la globalización, la concentración de la tierra, el uso de tecnologías poco amigables para el ambiente, así como sus impactos sobre los seres humanos, constituyen los principales motivos de aflicción. Si bien estos temas también preocupan en alguna medida a las mujeres de la zona este y sur de Córdoba,19 19 Un 64% de las entrevistadas mostró cierto recelo por la globalización, en tanto que un 39% y un 38% lo hizo por el cambio tecnológico y la concentración de la tierra, respectivamente. los mismos no son percibidos como cuestiones prioritarias. Asimismo es llamativo que más de la mitad de las entrevistadas (54%) manifieste que la 'inseguridad y la violencia social' son fuentes de amenaza para la explotación.

También se les consultó sobre qué alternativas o estrategias veían como factibles para asegurar la viabilidad futura de la explotación. Un 65% se inclinó por 'diversificarse hacia otro tipo de producción', en tanto que un 46% manifestó que podrían 'asociarse con otros productores para actuar cooperativamente', y un 27% que habría que 'industrializar la producción en alguna medida'. Otras respuestas indicaron la posibilidad de alquilar el campo, o reclamar al gobierno que garantice la estabilidad económica.

Una reflexión aparte merece la participación de las mujeres durante las fuertes protestas del sector agropecuario que tuvieron lugar entre marzo y julio de 2008. Si bien dicho aspecto no se incluyó específicamente en el cuestionario, informalmente, sólo una de las respondientes expresó no haber tenido 'ninguna' participación. Las demás colabraron activamente, ya sea en funciones de apoyo o como parte de las manifestaciones en contra del gobierno, en compañía de su familia. No obstante, el rol de la mujer argentina en el activismo agrario sigue siendo secundario. A diferencia de casos como el canadiense, donde muchas mujeres aparecen como líderes en la lucha y la resistencia por la supervivencia de las explotaciones familiares, en Argentina la mujer realiza una importante contribución en términos de apoyo, pero son mayoritariamente hombres quienes deciden sobre el momento, alcance y modalidad de las protestas.

Aspectos afectivos y de relación con el campo

¿En qué medida se considera a la explotación como algo más que un negocio? ¿Qué conciencia existe acerca de la pequeña y mediana EAP como factor de desarrollo de la zona y creadora de feedback positivos en términos de sustentabilidad ambiental y humana? En algunas de las preguntas de la entrevista se intentó capturar estos aspectos emocionales. Uno de los interrogantes se centró en la contribución directa de la explotación al sustento de la familia, en términos de auto-consumo. La mayor parte de las mujeres consultadas (56%) aseguró que se producen en la propia explotación entre 0-25% de los alimentos que se consumen en la familia, en tanto que un número mucho menor (28%) dijo auto-producir entre 25-75% de sus alimentos. Por último, 16% afirmó que no se consume nada proveniente de la propia explotación. Ninguna familia se auto-abastece completamente.

En otra de las preguntas, respecto de si les gusta/gustaría vivir en el campo, catorce de las veintiséis mujeres entrevistadas manifestaron que sí, ocho respondieron negativamente, y cuatro expresaron que les era indiferente. ¿Por qué les gusta el campo a algunas de ellas? La razón más votada es el hecho de estar más cerca de la naturaleza (42%), seguido de que les parece un mejor ámbito para criar a los hijos (35%) y les permite alimentarse con productos naturales (31%).

Los factores netamente 'económicos' – es decir, el que les guste el campo sólo por ser un buen negocio – quedaron casi últimos en la escala de preferencias (23%), incluso por debajo de la tradición familiar (27%). Existen numerosos estudios dentro de la literatura ecofeminista que proporcionan evidencias acerca de la actitud más desinteresada, conectiva y empática de la mujer, la cual contrasta con la connotación patriarcal de las sociedades modernas, caracterizadas por valores típicamente masculinos como el éxito económico y la dominación de la naturaleza.20 20 e.g., Maria MIES, 2006; y Genevieve VAUGHAN, 2007. Los datos sugieren que, en el caso de las mujeres rurales de Córdoba que admiten que les gusta el campo, prevalecen ciertas consideraciones de tipo emotivo. Sin embargo y como se discutió más arriba, generalmente esto no se traduce en una toma de posición política por parte de este grupo o sector social.

Un último aspecto relacionado con el bienestar es el de los problemas que enfrenta la mujer relacionada con el sector agropecuario. Se comentó anteriormente que, a pesar de la profunda transformación tecnológica que tuvo lugar en décadas recientes, el campo argentino sigue exhibiendo una clara orientación sexista.

Las entrevistadas fueron interrogadas sobre este punto, preguntándoseles explícitamente si creen que en el campo hay discriminación contra la mujer. Sólo cinco (19%) respondieron que sí, una no supo qué contestar, y las restantes veinte (77%) expresaron que no sienten que haya discriminación. No deja de llamar la atención esta respuesta, ante la evidencia de la baja participación y escasa relevancia de la mujer en el sector. Por un lado, podría reflejar una negación del problema; por otro, una falta de conocimiento, ya que se toman como 'naturales' cosas que no lo son.21 21 En este sentido, se mencionó (en la Sección "¿Productoras o 'familiares'?") más arriba el caso de una mujer de la zona que aceptaba como algo 'habitual y normal' que la mujer y el hombre tengan un estatus diferente " fuera y dentro de la tranquera" ( sic). Otros problemas mencionados fueron la falta de capacitación orientada específicamente a la mujer rural (27%), la falta de servicios de salud apropiados (23%) y la falta de valoración del trabajo de la mujer en la explotación (23%).

Comentarios finales

El objetivo del presente artículo ha sido analizar las repercusiones del cambio tecnológico del sector agropecuario argentino durante las últimas décadas sobre el papel de la mujer de campo y la situación de la familia agropecuaria en la rica zona productiva del este y sur de la provincia de Córdoba.

Más allá de la reducción en el número de pequeñas y medianas explotaciones (un fenómeno de alcance mundial), el caso analizado presenta características particulares e idiosincráticas. Entre otras cosas, la estrategia de supervivencia se ha dado básicamente mediante la incorporación de tecnología y mejora en los procesos de management. Esto no ha redundado en una mayor presión sobre el trabajo familiar sino que, por el contrario, se verifica un menor involucramiento de la familia, lo que se potencia cuando las tareas desarrolladas en el campo resultan terciarizadas (como es el caso de algunas actividades relacionadas con el cultivo de soja).

A partir de los datos censales, así como de las entrevistas realizadas, se aprecia que la mujer cordobesa está en general relegada a un papel secundario y marginada al rol de 'esposa del productor'. Sin dudas ésta es una tendencia que refleja el sesgo machista que tradicionalmente ha caracterizado al campo argentino, la cual es reforzada por la manera en que el CNA define la condición de 'productor', así como por las mismas mujeres en la propia construcción de su identidad.

En sintonía con lo anterior y referido al empleo, se concluyó que existe una subestimación de la participación de la mujer en las EAPs, al tiempo que se da una división sexista del trabajo en el tipo de tareas asignadas. La contribución más importante de la mujer rural continúa siendo el trabajo doméstico, el cual, al igual que en otros sectores sociales, no es computado dentro del ingreso familiar.

Por otra parte, se verifica una escasa participación de la mujer en organizaciones político-sociales, así como en su rol de líderes para mantener una posición como grupo frente a los problemas y desafíos que enfrenta el sector. Su papel, en general, se limita a una función de apoyo, como quedó de manifiesto durante las protestas agropecuarias de 2008. Asimismo, se observa un bajo nivel de conocimiento o preocupación de la mujer rural cordobesa por temas sanitarios o del ambiente, que inquietan fuertemente a mujeres rurales de otros países y regiones.

Otro hecho característico es que, en el caso del este y sur de Córdoba, no todas las familias luchan por permanecer en el campo. Al contrario, no es inusual observar el fenómeno de 'familias absentistas', que voluntariamente se trasladan a vivir a las ciudades, mientras la explotación sigue siendo su principal fuente de sustento.

En conclusión, si bien muchos de los fenómenos observados ameritan continuar profundizando la investigación, los resultados de este estudio inicial acerca de la mujer de clase media en la zona pampeana de la provincia de Córdoba indican que la modernización y la rápida transformación tecnológica del sector agropecuario argentino durante los últimos años, unido al cambio cultural y generacional, no parecen haber tenido demasiada incidencia en promover o fortalecer su posición.

[Recebido em 18 de abril de 2011 reapresentado em 26 de janeiro de 2012 e aceito para publicação em 8 de março de 2012]

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  • 1
    Mamerto PÉREZ, Sergio SCHLESINGER y Timothy WISE, 2008.
  • 2
    DIRECCIÓN GENERAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS, 2009.
  • 3
    Geoffrey HODGSON, 2006.
  • 4
    e.g., Cristina BIAGGI, Cecilia CANEVARI y Alberto TASSO, 2007.
  • 5
    Robert COSTANZA, 2003; y Guillermo FOLADORI, 2002.
  • 6
    e.g., Karen KRUG, 2003.
  • 7
    Ellie PERKINS y Edith KUIPER, 2005.
  • 8
    Martha McMAHON, 1997.
  • 9
    Las autoras ecofeministas canadienses reconocen explícitamente que la agricultura de subsistencia en dicho país es poco significativa.
  • 10
    Es importante remarcar que el caso canadiense se presenta aquí como un antecedente teórico relevante que sirviera como inspiración y guía orientadora para encarar la presente investigación en la zona pampeana de Córdoba, no siendo el objetivo de la misma realizar una comparación detallada entre ambos casos. Para un análisis más exhaustivo, véase Eugenia PERONA, 2009; y Eugenia PERONA y Mariela CUTTICA, 2010.
  • 11
    Fernando SONNET, Graziela JUÁREZ y Adrián MONETA PIZARRO, 2009.
  • 12
    Datos basados en los Censos Agropecuarios de 1988 y 2002.
  • 13
    Correspondiente a la Sección X del CNA de 2002. Se utilizaron estos datos debido a que los resultados del CNA 2008 aún no se encuentran disponibles en su totalidad.
  • 14
    SONNET, JUÁREZ y MONETA PIZARRO, 2009.
  • 15
    Esto se complementó con entrevistas en profundidad a tres productoras y un veterinario. Se agradece la colaboración de Mariela Cuttica en el relevamiento y procesamiento de la información.
  • 16
    Las jurisdicciones analizadas corresponden a los Departamentos de Río Cuarto, General San Martín, Roque Sáenz Peña, Unión, Marcos Juárez, Río Segundo, Tercero Arriba, San Justo y Colón.
  • 17
    Julie NELSON, 1996.
  • 18
    Las preguntas de esta sección fueron inspiradas en el debate canadiense (véase la Sección "Antecedentes teóricos y planteo de interrogantes desde un marco comparativo"), donde la lucha por la supervivencia de las explotaciones familiares tiene como objeto la preservación de un modo de vida, participando las mujeres rurales activamente en su defensa.
  • 19
    Un 64% de las entrevistadas mostró cierto recelo por la globalización, en tanto que un 39% y un 38% lo hizo por el cambio tecnológico y la concentración de la tierra, respectivamente.
  • 20
    e.g., Maria MIES, 2006; y Genevieve VAUGHAN, 2007.
  • 21
    En este sentido, se mencionó (en la Sección "¿Productoras o 'familiares'?") más arriba el caso de una mujer de la zona que aceptaba como algo 'habitual y normal' que la mujer y el hombre tengan un estatus diferente "
    fuera y dentro de la tranquera" (
    sic).
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      12 Dic 2012
    • Fecha del número
      Dic 2012

    Histórico

    • Recibido
      18 Abr 2011
    • Acepto
      08 Mar 2012
    • Revisado
      26 Ene 2012
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