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Travesías Hispanas de Barthes

Barthes' Hispanic Journeys

Resumen

Este artículo analiza la circulación en español de la obra de Barthes desde inicios de los años sesenta hasta los ochenta. Nos centramos especialmente en las traducciones y los usos críticos barthesianos más importantes del campo intelectual argentino, que ponemos en diálogo con otros campos críticos, como el español y el mexicano, cuya comparación nos permitirá observar unas posiciones críticas diferentes a la circulación de lafrench theoryen los países del norte. En este viaje a través del Atlántico, analizamos finalmente algunas de las polémicas y coyunturas desde las que se leyó a Barthes en el sur.

Palabras clave:
Barthes; circulación; usos; teoría; crítica; hispanismo

Abstract

This article traces the circulation in Spanish of Barthes’ work from the early 1960s to the 1980s. We focus especially on the most important Barthesian translations and critical uses in the Argentinean intellectual field, which we place in dialogue with other critical fields in Spain and Mexico, whose comparative approach will allow us to observe critical positions that are different from the circulation of ‘French theory’ in the countries of the North. In this journey across the Atlantic, we finally analyse some of the polemics and conjunctures from which Barthes was read in the South.

Keywords:
Barthes; Circulation; Uses; Theory; Criticism; Hispanism

Resumo

Este artigo analisa a circulação da obra de Barthes em espanhol desde o início dos anos sessenta até os anos oitenta. Concentramo-nos especialmente nas traduções e usos críticos barthesianos mais importantes no campo intelectual argentino, que colocamos em diálogo com outros campos críticos, como o espanhol e o mexicano, cuja comparação nos permitirá observar posições críticas que diferem da circulação da french theory nos países do norte. Nesta viagem através do Atlântico, finalmente analisamos algumas das polêmicas e conjunturas a partir das quais Barthes foi lido no Sul.

Palavras-chave:
Barthes; circulação; usos; teoria; crítica; hispanismo

Desde 2015, año del centenario de su nacimiento, han surgido diversos estudios1 1 En 2015, la Revue Roland Barthes dedicó un número titulado “Barthes à l’étranger”, coordinado por Claude Coste y Mathieu Messager, que giró en torno a las relaciones de Barthes con Argentina, Brasil, China, España, Italia, Portugal, Rumanía, el mundo árabe y la cultura anglosajona. En España, destacan los trabajos de García Soto (1998), Pino Estivill (2015, 2019) y Sirvent (2015), y en Argentina los de Podlubne (2015, 2016, 2017 y 2020). En Chile, el de Amigo Pino (2020) sobre Enrique Lihn. En cuanto a la recepción anglosajona, véase Dumont (2017) y O’Meara (2015). François Cusset también dedica unas páginas de su libro (2003) a la recepción de Barthes en Estados Unidos. sobre la circulación internacional de la obra de Barthes, pero quedan todavía muchos hiatos en la historia de la difusión de quien Wayne Booth afirmó que se trataba de “the man who may well be the strongest influence on American criticism today” (BOOTH, 1979BOOTH, Wayne. Critical Understanding. Chicago: University of Chicago Press, 1979., p. 69) y que Susan Sontag presentó al público anglosajón como “the most consistently intelligent, important, and useful critic (…) to have emerged anywhere in the last fifteen years” (SONTAG, 1968SONTAG, Susan. Preface. In: Barthes, R. Writing Degree Zero. Traducción de A. Lavers y C. Smith. Nueva York: Hill & Wang, 1968. p. 7-21., p. 11). Ante esta euforia exacerbada, Paul de Man escribió un artículo en 1972 titulado “Roland Barthes y los límites del estructuralismo” en el que pretendía calmar los ánimos de la french theory que por entonces comenzaba a engrosarse en las aulas académicas norteamericanas y donde advirtió que “cualquier persona necesita y merece que se la proteja de las expectativas que genera semejante hipérbole” (DE MAN, 2020DE MAN, Paul. Los límites del estructuralismo. In: DE MAN, P.; PODLUBNE, J. Barthes en cuestión. Rosario/Santiago: Nube Negra Ediciones/Bulk editores, 2020. p. 42-75., p. 46-47), para pasar luego a subrayar los aciertos del crítico francés pero también lo que consideró como sus grandes errores.

No es objetivo de este artículo centrarse en la supuesta “fidelidad” de la recepción de Barthes en los Estados Unidos, sino trazar la historia de su circulación y sus usos en la crítica hispánica a partir de tres focos (Argentina, México y España) que nos permitan esclarecer los diferentes posicionamientos críticos que surgieron a partir de las teorías barthesianas. Este análisis nos permitirá a su vez realizar un balance de las producciones teóricas de los países considerados periféricos por buena parte del comparatismo europeo y norteamericano. Se trata de seguir la invitación de Nora Catelli, profesora de la Universidad de Barcelona nacida en Rosario, cuando indicaba que desde nuestras latitudes se ha hecho caso omiso a nuestro relato de la teoría: “No nos encontraremos, o nos encontraremos muy poco” (CATELLI, 2018CATELLI, Nora. Asimetría: espectros del comparatismo en la circulación de la teoría. Badebec, v. 8, n. 15, p. 179-198, 2018., p. 108). Así pues, acompañar el recorrido de las traducciones de Barthes al español, que en algunos casos preceden a las traducciones inglesas, quizá nos ayude a iluminar un poco más nuestra historia.

En su trabajo sobre la internacionalización del estructuralismo, Gisèle Sapiro y Lucille Dumont señalaban que esta se produjo en un período bisagra, el de los años sesenta y setenta, que vio desplazar el campo académico francés hacia los Estados Unidos, y sostenían que, “construit aux États-Unis, le label ‘French theory’ a largement contribué, à partir de ce pays devenu central, à la diffusion de textes théoriques français de par le monde” (SAPIRO; DUMONT, 2016SAPIRO, Gisèle; DUMONT, Lucille. La difusión internationale du structuralisme: entre appropiation et rejet. In: BERT, Jean-François; LAMY, Jérôme. Résonances des structuralismes. París: Éd. des archives contemporaines, 2016. p. 123-138. , p. 124). Sin embargo, si comparamos la historia de las traducciones al español, al italiano - Italia fue el primer país en traducir a Barthes - o al portugués2 2 En relación a la historia de sus traducciones al portugués, consúltese Amigo & Brandini (2015). En cuanto a sus usos en Brasil, véase Hidalgo (2016). con la débil entrada de ensayos teóricos en Francia, la cuestión del atraso se invierte. En una entrevista publicada originalmente en el diario O Escritor en 1980, el poeta y ensayista Haroldo de Campos, que entre 1963 y 1969 escribió el álbum poético Galaxias (publicado en 1984), en el que se refería a la idea barthesiana de texto como galaxia de significantes, intentaba articular la conexión entre la crítica barthesiana y la crítica latinoamericana de la siguiente manera:

O outro [Barthes], como apuntei, seduzia-se pela festa sígnica, pela orgia do significante, pela proliferação galática (em S/Z, 1970, o “texto plural” é concebido como uma “galaxia de significantes”, não como uma “estructura de significados”). Este outro vértice - ou vórtice -, que poderia ser chamado “barroco”, é o que contem, em ignição, o melhor Barthes, o Barthes do corpo (como há um Marx do corpo, o da “educaçao dos cinco sentidos”, como “tarefa da história universal”). Este o Barthes que, a meu ver, mais solicita a posteridade, mais desgarra para o futuro. Sem esquecer que o Barroco, enquanto tradição antinormativa e prática lúdica e liberadora do signo, é também uma profunda vocação latino-americana... (CAMPOS, 1992CAMPOS, Haroldo de. Sobre Roland Barthes. In: Metalinguajem & outras metas. São Paulo, Perspectiva, 1992. p. 119-126., p. 125-126).

Además del Barthes clásico, según Haroldo de Campos habría un Barthes barroco, y con ello anunciaba la constitución de una crítica periférica a una y otra orilla del Atlántico, que se interesaba por los lenguajes de la excentricidad y atentaba contra la literatura clásica y mimética. Parecía darse, tal y como abría Severo Sarduy su ensayo sobre El Barroco (1974), libro que está dedicado a su amigo Roland Barthes, un fenómeno de retombée, la palabra fetiche con la que el escritor cubano designaba el mismo efecto de dispersión del cosmos, de la escritura y del barroco, así como la relación paradójica e intempestiva entre dos entes inasimilables pero en reciprocidad:

retombée: causalidad acrónica, isomorfía no contigua, o, consecuencia de algo que aún no se ha producido, parecido con algo que aún no existe. (SARDUY, 1999SARDUY, Severo. Barroco. In: GUERRERO, Gustavo; WAHL, François (eds.). Obra completa II. París, Galaxia Guttenberg, 1999. p. 1195-1261., p. 1196).

Por su lado, Sarduy, sobre todo en los textos que componen Escrito sobre un cuerpo (1968), siguió los surcos de los conceptos de placer del texto y de goce en la escritura, liberando así el ensayo, que desplegó más tarde en una singular autobiografía como recorrido por las cicatrices de su piel en El Cristo de la rue Jacob (1987), donde cuenta sus tardes con Barthes, cuando lo esperaba “a las ocho en el Flore” (SARDUY, 1999SARDUY, Severo. Barroco. In: GUERRERO, Gustavo; WAHL, François (eds.). Obra completa II. París, Galaxia Guttenberg, 1999. p. 1195-1261., p. 90), en el que el francés tomaba un consistente café solo, mientras el cubano solía pedir un bloody mary, ejemplo de mixtura y extravagancia. Por el lado de Barthes, cabe recordar la reseña que escribió alrededor de esa lengua extranjera y salvaje en 1967, titulada “Plaisir au langage (sur Écrit en dansant, de Sarduy)” - la traducción de Philippe Sollers de De donde son los cantantes (1967) - y también algunos fragmentos de Critique et vérité (1966), donde introduce la concepción de la ironía y la barroquización latinoamericanas dentro de la lengua y la cultura francesas3 3 Sobre la relación entre Barthes y Sarduy, consúltese Valentín Díaz (2015). .

Sin embargo, a excepción de esta intensa amistad, así como de una breve correspondencia con la artista argentina Mirta Dermisache sobre el concepto de ilegibilidad (COZARINSKY, 2004COZARINSKY, Edgardo. Cahier du Refuge, 130. Marsella: Centre International de Poésie Marseille, 2004.), Barthes no dialogó con la cultura en español. “Français par les fruits (comme d’autres le furent ‘par les femmes’) […] et tout à fait nul pour les fruits exotiques” (BARTHES, 2002dBARTHES, Roland. Roland Barthes par Roland Barthes (1975). In: Œuvres complètes II. París: Seuil , 2002d. p. 575-771., p. 673), no tuvo nunca la cultura argentina como centro de atracción. La única mención se encuentra en el diario de Soirées de Paris, cuando un argentino lo aborda en el Flore4 4 “Un barbu grisonnant, argentin, vient à ma table et renouvelle une invitation qu’il m’a faite, dit-il, de venir, tous frais payés, à son Institut de communication; comme je suis évasif, il ajoute tout de suite quelque chose comme: “Nous sommes politiquement tout à fait indépendants” (je n’y pensais pas, mais plutôt à l’ennui de plusieurs dîners à passer avec le type à Buenos Aires - il fallait communiquer en anglais)” (BARTHES, 2002f, p. 979). . Nada escribió sobre Borges, señala Sarlo (2015SARLO, Beatriz. Barthes no quiso. In: GIORDANO, Alberto (ed.). Roland Barthes: Los fantasmas del crítico. Rosario: Nube Negra, 2015. p. 169-184. ), que tanto había interesado a Blanchot, Foucault, Genette, Kristeva o Guattari. Solo una vez hizo referencia a las desapariciones durante la dictadura militar de Videla, en su Journal de deuil, al imaginar un posible diálogo con su madre, ya ausente5 5 “Parler de mam.: eh quoi, l’Argentine, le fascisme argentin, les emprisonnements, les tortures politiques, etc.? Elle en aurait été blessée. Et je l’imagine avec horreur parmi les femmes et mères de disparus qui manifestent ici et là. Comme elle aurait souffert si elle m’avait perdu” (BARTHES, 2009, p. 267). .

Igual de evidente fue su desatención a la situación política en España, así como la del resto de sus compañeros de generación - a excepción de Foucault, que tomó la dictadura franquista como ejemplo de régimen biopolítico en su curso de 1976 Il faut defendre la société -. Un mutismo que le valió una bienvenida más bien amarga cuando, en diciembre de 1969, de visita en Barcelona, realizó una conferencia en el Instituto Francés por mediación de su amigo Georges Raillard, entonces director de la institución, y presentó la traducción al catalán de Critique et verité publicada ese mismo año - la edición en inglés salió casi dos décadas más tarde, en 1987 - y cuyo prólogo, escrito originalmente para la edición italiana de Einaudi, no aparece en las obras completas. Según relatan los testigos, el encuentro fue decepcionante6 6 Sobre esta visita, véase el artículo (PINO ESTIVILL, 2019). .

En esa cultura hispanohablante lejana y desconocida, sin embargo, Barthes ha tenido una presencia importante, principalmente en el ámbito de la teoría y la crítica literarias, pero también en la crítica artística y cultural. Las teorías barthesianas comenzaron a circular a mediados de los sesenta, sobre todo en Argentina, España, México, y algo más tarde en Chile y Uruguay, y en todos estos casos su nombre apareció ligado al del resto de teóricos franceses de la modernidad. Tras la proyección internacional que tuvo el estructuralismo en 1966 y después de la querelle con Raymond Picard, a Barthes se lo asoció como líder de la nueva crítica literaria: en un reportaje publicado en la revista Punto de vista en 1989, el crítico Adolfo Prieto fechaba la genealogía del estructuralismo en Argentina en 1963 y presentaba a Barthes como el “vocero indiscutido” (PRIETO, 1989PRIETO, Adolfo Prieto. Estructuralismo y después. Punto de Vista, ano XII, n. 34, p. 22-25, 1989., p. 22) del estructuralismo, ante Althusser, Lacan y Foucault, “sus profetas mayores”. A día de hoy, se sigue reconociendo su papel indiscutible en la confección de un pensamiento literario de lo impensado que se fraguó en los años dorados de la teoría, cuya proyección también aumentó con la resonancia de los eventos de Mayo del 68 en paralelo a las revoluciones sociales y políticas de los años sesenta a lo largo del planeta. De hecho, las ideas de Barthes se vieron redobladas en muchos lugares de América Latina durante el contexto de politización inmediatamente posterior a la Revolución Cubana, y tanto la singularidad de la actividad estructuralista barthesiana como el debate en torno al compromiso formal del escritor encontraron unas vías muy productivas en diversos campos intelectuales que buscaban pensar la propia situación política y social y, a la vez, reflexionar sobre las posibilidades de una crítica capaz de dar cuenta de la situación de desigualdad económica en relación a los países privilegiados del norte. No podemos obliterar el hecho de que muchos de estos países se encontraban o entraban en dictaduras militares y en un contexto de suma violencia, asesinatos, exilio y censura infranqueables. Por tanto, el estudio de la entrada del pensamiento francés no puede tampoco separarse del contexto político y social de cada uno de los campos en los que aterrizó, en los que sí que hubo diferentes inclinaciones, omisiones e incluso silenciamientos.

La crítica argentina: bricolaje de la teoría

En Argentina, los trabajos semiológicos de Barthes se desarrollaron en una crítica política de clara intervención intelectual. En una entrevista de Jorge Wolff sobre el telquelismo en América Latina, cuenta el semiólogo y teórico Héctor Schmucler:

Ellos podrían ser chinoístas, podrían ser estructuralistas, podrían ser stalinistas, podrían ser lo que quieras pero eran críticos, eran unos críticos los cuales hablaban desde sus posiciones académicas. En la Argentina y en todos lados, en todos los otros países, también en Brasil, todo esto entra a ser carne. Digo carne, la gente que pone los cuerpos ahí, podría decir materialidad política y acción política. (WOLFF, 2009WOLFF, Jorge. Telquelismos latinoamericanos. Buenos Aires, Grumo, 2009., p. 153).

Esta afirmación contrasta con los usos franceses y anglosajones de Barthes. Son cruciales las palabras de Derek Robbins cuando señala que los textos de los pensadores franceses “have been decontextualised, de-historicised and neutralised as their work has been appropiated in Anglophone contexts” (ROBBINS, 2011ROBBINS, Derek. French Post-War Social Theory: International Knowledge Transfer. Londres: Sage Publication, 2011., p. 1)7 7 Añade Robbins: “Put crudely, I wanted to explore the extent to which text which had emerged out of a socialist, republican tradition in France had become absorbed within a liberal field of reception in such a way as to eliminate their ideological subversiveness” (ROBBINS, 2011, p. 1). . De hecho, a excepción de los primeros trabajos barthesianos traducidos al inglés en el seno de la Escuela de Birmingham8 8 La revista Working Papers in Cultural Studies tradujo en el número 2 de 1971 “The Retoric of the Image” y en el número 6 de 1974 publicó un artículo de Ian Chambers titulado “Roland Barthes: Structuralism/Semiotics”. En 1973, la revista Stencilled Occasional Papers, también de la Escuela de Birmingham, publicó en su número 6 la “Introduction to the Structural Analyses of the Narrative”. , con un claro interés en armar una crítica materialista de la cultura popular, el campo anglosajón norteamericano más bien estetizó la figura de Barthes. Las Mythologies, de hecho, aparecieron por primera vez en inglés en 1973 de forma incompleta en una edición que había eliminado los textos sobre la gramática africana, la tautología crítica sobre Racine o el antiintelectualismo de Poujade. Por otro lado, teóricos barthesianos como Jonathan Culler (Barthes, 1983) o Anette Lavers (Roland Barthes: Structuralism and After, 1982) han lamentado la despolitización del último Barthes, después del abandono de la actividad estructuralista.

Jean-Claude Milner, quien diferencia entre dos estructuralismos, el científico y el de la doxa, también insiste en la misma idea en Le périple structurale (2002MILNER, Jean-Claude. Le périple structurale. Figures et paradigme. Lagrasse: Verdier, 2002.): después del 68, “par contrecoup, le moment structuraliste, devenu puissance académique, perdait la vivacité qui avait fait son charme” (MILNER, 2002MILNER, Jean-Claude. Le périple structurale. Figures et paradigme. Lagrasse: Verdier, 2002., p. 163), donde describe al último Barthes como “une figure tout à la fois pathétique et paisable” (MILNER, 2002BARTHES, Roland. Soirées de Paris (1987). In: Œuvres complètes V. París: Seuil , 2002f. p. 977-992., p. 164). De hecho, en buena parte del campo francés, Barthes ha pasado a ser un objeto académico despolitizado y demodé. Antoine Compagnon, quien fue alumno suyo, publicó en 1998COMPAGNON, Antoine de. Le démon de la theorie. Littérature et sens commun. París: Seuil , 1998.Le démon de la théorie, donde parece lamentar que la teoría “s’est institutionnalisée, elle s’est transformée en méthode, elle est devenue une petit technique pédagogique” (COMPAGNON, 1998COMPAGNON, Antoine de. Le démon de la theorie. Littérature et sens commun. París: Seuil , 1998., p. 9). Pero detrás de esta suerte de nostalgia con la que disimula empezar el libro, la maniobra de Compagnon no consigue esconder un rechazo sintomático hacia lo teórico, desde el que refuta cada una de las ideas del que fue su maestro, Barthes, apoyándose en “la résistance du sens commun à la théorie” (COMPAGNON, 1998COMPAGNON, Antoine de. Le démon de la theorie. Littérature et sens commun. París: Seuil , 1998., p. 305).

En cambio, los usos argentinos de Barthes, “que son escenas de traducción, no lo refutan, sino que lo activan y lo extienden” (CATELLI, 2018CATELLI, Nora. Asimetría: espectros del comparatismo en la circulación de la teoría. Badebec, v. 8, n. 15, p. 179-198, 2018., p. 195)9 9 Continúa Catelli: “son inclusivos y sirven para discutir sobre lo nacional, lo popular, la lengua, la tradición narrativa, la mirada y hasta la esencia de la literatura cuando la idea misma de esencia tiende a desvanecerse. Hay un Barthes de Beatriz Sarlo, que lo sigue y lo proyecta hacia su propia escritura en varias vertientes. Hay un Barthes blanchotiano, como el de Alberto Giordano, que lo lee para permanecer dentro de los límites de la literatura como ente estético sin que el adjetivo ‘estético’ aparezca. Hay un Barthes a través de cuyos usos se muestra la literatura argentina: José Luis de Diego. Nos incluímos en ellos y lo hacemos revivir. Obramos como los auténticos cosmopolitas, sin justificar nuestra intervención en una escena que no nos incluye. Paul de Man, periférico europeo, partitivo y melancólico, se revuelve contra Roland Barthes; nosotros, americanos eufóricos e inclusivos, lo extendemos”. (CATELLI, 2018, p. 195) . En efecto, la crítica argentina ha ido poniendo los acentos en diferentes momentos de la obra de Barthes, deslizándose a través de los desplazamientos continuos de su pensamiento. Desde inicios de los sesenta, una serie de críticos argentinos intensificaron la fuerza de la obra barthesiana a excederse, haciendo de Barthes un Barthes más múltiple y maleable. De hecho, si se comparan las producciones argentinas de, con10 10 Giordano, Alberto. Con Barthes. Santiago: Marginalia Editores, 2016. , a partir de Barthes con las francesas, que han reducido los componentes políticos de su crítica en la universidad - sabemos que allí la universidad está muy limitada por los concursos de la Éducation Nationale -, la repolitización del Barthes argentino es todavía mayor. A día de hoy siguen publicándose libros que reflexionan sobre el último Barthes, como la antología Los fantasmas del crítico, editada por Alberto Giordano en 2015. Desde ahí podemos leer la expresión con la que Enrique Foffani definió a Barthes como un fantasma que recorre la crítica argentina11 11 “Podría afirmarse:ein Gespenst geht um in Europa-das Gespenst des Barthes. Sí, como si fuera un fantasma que recorre, como aquel temibleGespenst(la palabra es alemana: en inglés esghost, en españolfantasma) ya no el continente europeo, sino otra geografía: en este caso, el continente discursivo de la crítica argentina” (FOFFANI, 2000). .

El crítico francés había llegado dentro del torrente de “goce de la teoría” (PANESI, 2016PANESI, Jorge. Sobre El arte del olvido y tres ensayos sobre mujeres de Nicolás Rosa. In: ESTRIN, Laura; MOLINA, Milita (comps.). Escritos sobre Nicolás Rosa, 2016. p. 29-37., p. 37) de la crítica argentina. Cuando hervían los eventos políticos y la dictadura de Onganía estaba en la esquina, una crítica literaria y cultural había comenzado a profesionalizarse dentro y fuera de la institución universitaria. A través de esa “autopista sin freno entre París y Buenos Aires” (CANAVESE, 2012CANAVESE, Mariana. El efecto Foucault, entre el hombre nuevo y la crisis del marxismo. Prismas: Revista de historia intelectual, v. 16, n. 1, p. 79-97, 2012., p. 83), por el ámbito de la psicología había llegado también Foucault, que había sido traducido en 1961 con Enfermedad mental y psicología.

Por un lado, Eliseo Verón, profesor universitario de semiología y antropología, después de realizar estudios de posgrado en París con Lévi-Strauss, de quien tradujo por primera vez al español la Antropología estructural en Eudeba en 1961, y de asistir al seminario de 1962 de Barthes en la EHESS, en 1963 empezó a dictar la materia electiva Metodología Estructural en la Universidad de Buenos Aires, en la que “se incluía bibliografía estructuralista y de la teoría de la comunicación” (ACUÑA, 2004ACUÑA, Cynthia. La recepción del estructuralismo francés en el campo intelectual argentino de los años sesenta. In: XII Anuario de Investigaciones, Buenos Aires, 2004. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2004. p. 281-287., p. 284). Por otro lado, el crítico e intelectual Oscar Masotta, introductor del psicoanálisis lacaniano en el mundo hispánico, llevó a cabo un intenso trabajo en los análisis semiológicos de la cultura de masas, cercano al Barthes de Mythologies, en el seno del centro de investigación cultural Instituto Di Tella de Buenos Aires. Masotta dictó allí algunos cursos sobre productos como la historieta que fueron recogidos en el volumen Conciencia y estructura (1968). Alguños años más tarde, la impronta teórica de Masotta sería clave en la gestación de una red crítica e intelectual en la ciudad de Barcelona, donde se instaló a finales de 1975 y fundó la Biblioteca del Campo Freudiano.

Como ha señalado Podlubne (2015PODLUBNE, Judith. Del lado de Barthes: Oscar Masotta. In: GIORDANO, Alberto (ed.). Roland Barthes: Los fantasmas del crítico. Rosario: Nube negra, 2015. p. 189-214.), el primer texto de Barthes traducido al castellano fue “La actividad estructuralista” y apareció en el número de octubre de 1965 de la revista Airón, una revista que contó con solo nueve números y que publicó relatos, poemas y artículos de crítica literaria de autores argentinos y extranjeros emparentados con la vanguardia. Curiosamente, Barthes entraría en los Estados Unidos por la vía de la vanguardia artística en 1967 en el número doble 5+6 de la revista Aspen. The Multimedia Magazine con “The Death of the Author”12 12 “La mort de l’auteur” apareció un año más tarde en Francia en el nº 5 de la revista Manteia (1968). , que fue publicado dentro de una caja dedicada al minimalismo, junto a grabaciones de John Cage y Morton Feldman y textos de Robbe-Grillet y Butor.

En agosto de 1966 el profesor y crítico de Rosario, Nicolás Rosa, quien se convertirá en el principal traductor de Barthes al español, tradujo el epílogo de Mythologies, “Le mythe, aujourd’hui”, con el título “Los mitos de la burguesía” para el número 8 de la revista rosarina Setecientos monos, y al año siguiente la respuesta al cuestionario de Tel Quel, “La literatura, hoy” (“La littérature, aujourd’hui”, 1961), en el número 9 de junio. Estas dos traducciones serán claves puesto que abrirán las dos amplias vías de los usos de Barthes en la crítica argentina. Una enfocada a los análisis semiológicos de la comunicación y los productos de masas, que partió de la semiología barthesiana como instrumento revolucionario que develaba la ideología oculta en los textos y que desarrollaron críticos como Masotta, Sarlo o Schmucler. Y la otra centrada en una crítica literaria que, desde una línea blanchotiana, concibe la literatura como negatividad y a la vez reafirma su autonomía frente a los discursos sociales, como se despliega en los trabajos de Nicolás Rosa y, más tarde, de Alberto Giordano. Es una crítica que comprendió la literatura como “la conscience même de l’irréel du langage” (BARTHES, 2002aBARTHES, Roland. “La littérature, aujourd’hui” (1961). In: Œuvres complètes II. París: Seuil, 2002a. p. 411-422. , p. 420) y que inauguró la nueva responsabilidad del escritor, desplazando el compromiso sartreano hacia el nuevo horizonte de la escritura: el de la moral de la forma.

En 1966 aparecieron traducidos también los Elementos de semiología en la revista Cuadernos de psicología de Buenos Aires, en un número que muestra un claro interés por el psicoanálisis13 13 El número contaba con los siguientes textos: “El problema del inconsciente en Merleau-Ponty” de Jean Bertrand Pontalis, “El mito: código y mensaje” de Lucien Sebag, “Hölderlin y la cuestión del padre” de Jean Beaufret, “La lesbiana” de Simone de Beauvoir y “El prejuicio radical” de Michel Leiris. . Paralelamente aparecía en México la primera traducción de Crítica y verdad en la Revista de Bellas Artes, en los números 12 (de diciembre de 1966) y 13 (de enero de 1967). La traducción fue de Jorge Ayala Blanco y la revista sería dirigida más adelante por Alberto Ruíz Sánchez, doctorando de Barthes en los setenta.

De hecho, 1966 fue, según Barthes, el año del “grand brassage” (BARTHES, 2002cBARTHES, Roland. “Avant-propos 1971”. In: Œuvres complètes II. París: Seuil , 2002c. p. 271-272., p. 271) por la conjunción del lacanismo con el althusseranismo en la revista Cahiers pour l’analyse, que apareció en el mismo lapso de tiempo que Les mots et les choses de Foucault, los Écrits de Lacan, el primer volumen de los Problèmes de linguistique générale de Benveniste y Critique et vérite de Barthes. Se celebró en el mes de octubre de ese año el famoso coloquio de la Universidad John Hopkins de Baltimore, en el que Derrida presentó la conferencia “La structure, le signe et le jeu dans les sciences humaines”, más tarde incluida en L’écriture et la différance (1967), donde ponía en juego una cierta complicidad entre el discurso filosófico tradicional y el discurso estructuralista y con el que desplazaba así la estructura hacia su diferimiento. Las conferencias del simposio se reunieron en el volumen de Richard Mackey y Eugenio Donato Los lenguajes críticos y las ciencias del hombre. Controversia estructuralista (1970), que fue traducido al español por Barral Editores en 1972. Dos años antes se había publicado en Seix Barral la Teoría del conjunto de Tel Quel: esos libros circularán en varios puntos de habla hispana permitiendo una lectura que entablaba un diálogo casi simultáneo con el estructuralismo y el postestructuralismo.

En Baltimore, Barthes, quizá presintiendo el giro que iba a dar Derrida, decidió no hablar de estructuralismo y presentó la conferencia “Escribir, ¿verbo intransitivo?”, que no apareció en francés hasta la publicación de la antología El susurro del lenguaje en 1984 en Seuil, la casa editora de Barthes, y que sin embargo llevaba ya circulando más de una década entre nosotros. Barthes partía ahí de las relaciones entre el lenguaje, el sujeto y la literatura desde la Modernidad y, por el lado de la lingüística, recuperaba los estudios sobre los pronombres y el verbo medio en francés de Benveniste para equiparar la escritura moderna al concepto de diátesis, en la cual el sujeto de un proceso se ve afectado por el mismo proceso. La lectura barthesiana de las teorías de Benveniste abrió una nueva concepción de la escritura como actividad intransitiva y supuso un vuelco crucial en la crítica argentina, de manera que podría situarse ahí el nacimiento de la teoría como giro epistémico y análisis de los discursos, aquella que parte de las preguntas “¿quién habla?”, “¿desde dónde se habla?” y que Barthes desarrolló a finales de los sesenta en torno a la muerte del autor - y también Foucault, en la conferencia realizada en 1969 ante la Sociedad francesa de filosofía “Qu’est-ce qu’un auteur?” - hasta sus últimos cursos en el Collège de France - donde recibió la cátedra de semiología por mediación del mismo Foucault -, como el seminario “Qu’est-ce que ‘tenir un discours’?” dictado en 1977.

En 1967 apareció la traducción de Rosa de El grado cero de la escritura en la editorial Jorge Álvarez - que había publicado a Rodolfo Walsh, Manuel Puig y Ricardo Piglia, entre otros, y en 1964 las intervenciones de la polémica francesa en el volumen Los escritores contra Sartre. Parece ser que el libro llegó a las manos de Álvarez por contacto del artista y escritor Raúl Escari14 14 Escari, que había estado en el Instituto Di Tella, es el compañero y amigo que lanza a Enrique Vila-Matas a escribir en París no se acaba nunca, en el que Barthes también aparece como personaje. , que estudió en la EPHE, donde enseñaba Barthes. Todo apunta a que se trató de una edición pirata, recurrente en el catálogo de Álvarez, y que la traducción era de Rosa (PODLUBNE, 2017PODLUBNE, Judith. La pérdida de la inocencia. Los primeros lectores de Barthes en la crítica literaria argentina: Masotta y Rosa. Revista Iberoamericana, v. LXXXIII, n. 261, p. 899-921, 2017.). El libro se convirtió en un artefacto crítico y político inevitable, y es la traducción que actualmente reedita Siglo XXI, que hizo de Barthes un autor faro al lado de Foucault, Lacan y Bourdieu.

Ese mismo año aparecían en España, en Seix Barral, los Ensayos críticos, que pasaron más bien desapercibidos15 15 El crítico Juan Pedro Quiñonero comentaba: “Y de Saussure, Lévi-Strauss, o Foucault, se habla más de oídas que con conocimiento de causa. Barthes no ha rebasado el círculo de los especialistas (teniendo en cuenta que Seix Barral dio a conocer sus Ensayos críticos hace un par de años). Y la polémica de la ‘nouvelle critique’, de la que tanto podríamos aprender, ha pasado desapercibida” (QUIÑONERO, 1970, p. 197). , así como la edición británica de Writing Degree Zero, traducida por Anette Levers y Colin Smith para la editorial Jonathan Cape y, al año siguiente, la americana en Hill and Wang con el prólogo de Sontag. Acto seguido, llegaron las traducciones de Communications, editadas por Verón en la editorial Tiempo Contemporáneo, dirigida en aquel entonces por Ricardo Piglia, donde publicaron también Análisis de Michel Foucault, una compilación de artículos sobre el filósofo francés, preparada y traducida por José Sazbón. En 1970 apareció el número 8 dedicado al Análisis estructural del relato. A este respecto, cuenta Sarlo:

Fundada en 1961, la revista francesa llegaba puntualmente a Buenos Aires y sus ejemplares solo duraban un par de semanas en la librería Nueva Visión, de Viamonte y San Martín. Tener Communications era asegurarse las novedades parisinas en semiología y análisis de los discursos. Pocos años después, Eliseo Verón, siempre a la vanguardia de las revoluciones teóricas, hizo traducir algunos números que publicó la Editorial Tiempo Contemporáneo. De nuevo, Barthes traducido primero en el castellano del Río de la Plata. El éxito de estas traducciones encargadas por Verón fue considerable: la del número “El análisis estructural del relato” tuvo cuatro ediciones; la de “La semiología” y la de “El verosímil”, tres cada volumen. En 1981, el Centro Editor de América Latina publicó una pequeña antología de Barthes que vendió decenas de miles de ejemplares. Buenos Aires era un centro, antes de ser desplazado por España. (SARLO, 2017SARLO, Beatriz. Un mensaje sin código. Ensayos en Communications de Roland Barthes. Télam digital, 2017. Disponible en: Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/201710/214602-libro-semana-sarlo.html/ . Acceso en: 18 jul. 23.
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, n. p.).

Esta irrupción fue paralela al boom editorial después de la guerra civil en España, cuando Argentina retomó la edición en español. José Luis de Diego, que justamente publicó uno de los primeros libros en español sobre Barthes, Barthes: una babel feliz (1993), se ha referido a ello como “la primavera argentina” (2016DE DIEGO, José Luis . La edición de literatura en la Argentina de fines de los sesenta.Cuadernos LIRICO, v. 15, 2016. ). Durante los años posteriores a la guerra civil, el 80% de los libros que circulaban en España provenían de editoriales argentinas, así que una buena parte de la obra de Barthes llegó a España a través del Atlántico, sobre todo a partir de antologías.

Las traducciones aparecieron de forma asincrónica, de manera que no es extraño ver citado al Barthes estructuralista antes que al del grado cero de la escritura, y este a su vez se leyó junto a las teorías de la revista Tel Quel por una crítica literaria que comenzaba a desprenderse de los patrones positivistas. Ahí intervendrá, además de Masotta, Nicolás Rosa - cabe destacar su Crítica y significación, de 1970 -, cuyos análisis desbancarán la crítica ejercida en revistas de corte sociológico como Contorno, que había desplazado a su vez a la borgiana Sur y a la crítica filológica y estilística tradicional.

Los primeros desmontajes semiológicos barthesianos fueron el punto de partida de una crítica autónoma que se convirtió en crítica política. De hecho, el uso más productivo fue el concepto de escritura, que llegó en el momento más agudo de la politización intelectual de América Latina, y lo hizo como concepto ambivalente, puesto que fue asimilido como la responsabilidad de la forma pero también como juego infinito del significante desde la percepción derridiana. A este respecto, Catelli relata:

Por primera vez aparecía ante nosotros una figura aterrorizadora, ominosa, pétrea, resistente a la voluntad de búsqueda del significado. Ese algo, que El grado cero muestra y al que de muchas, muchísimas maneras Barthes permaneció fiel - fiel a la intemperie de esa fidelidad -, no es otra cosa que el lenguaje. El lenguaje: la lengua, los signos, la retórica, la fijeza de aquello que se nos impone. Encontró Barthes para esa fijeza un término inasible pero reconocible, aun hoy, como la marca de todos aquellos que hacen crítica desde la pérdida de la inocencia. Ese término es escritura (CATELLI, 2015CATELLI, Nora. Roland Barthes, el lector irreprochable. El País, 20 ago. 2015. Disponible en: Disponible en: https://elpais.com/cultura/2015/08/12/babelia/1439394727_834048.html . Acceso en: 18 jul. 23.
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, n. p.).

Surge en ese momento una crítica argentina que sostiene que una literatura de compromiso no tiene por qué abandonar las cuestiones estéticas. Ya en el artículo-respuesta a Blas Matamoro sobre “Borges y la crítica”, aparecido en 1972 en el número 26 de Los Libros, Rosa insistía en la espesura histórica del signo y la decisión moral del escritor. Frente a la pretendida racionalidad del signo literario, cuya deconstrucción la inició Flaubert, se trataría ahora no solo de señalar su logocentrismo “unitario, sustancialista, unívoco, transparente, expresivo”, sino de realizar una “ruptura” que pretendería implantar un signo con características opuestas: “antipsicologista, polisémico, no representativo y opaco” (ROSA, 1987ROSA, Nicolás. Borges y la crítica. In: Los fulgores del simulacro. Santa Fe: Cuadernos de Extensión Universitaria, 1987. p. 259-281., p. 278). Todo ello permitió un doble alcance: gestar una crítica de intervención capaz de desenmascarar la ideología de la literatura que reproducen las clases dominantes a través de los aparatos del estado y el mercado, pero también abrir la crítica a otras disciplinas16 16 Rosa responde en una entrevista: “La base del concepto de escritura nos permitió hacer una extensión hacia otros campos que no son puramente literarios” (WOLFF, 2009, p. 153). . En 1972, una joven Sarlo publicó en Los Libros - Barthes fue la presencia más fuerte de las colaboraciones de Sarlo en esta revista (GERBAUDO, 2017GERBAUDO, Analía. Beatriz Sarlo en Los Libros: fantasías, resistencias. El Taco en la Brea, v. 5, p. 188-223, 2017., p. 206) - un artículo que llevaba por título “La enseñanza de la literatura: historia de una castración”, que supuso una confrontación directa con la crítica universitaria con claros ecos a la respuesta que Barthes lanzó tras el panfleto de Picard. La conclusión de Sarlo fue determinante: “La producción crítica que nos interesa no pasa por ellos” (SARLO, 1972SARLO, Beatriz. La enseñanza de la literatura: historia de una castración. Los libros, n. 28, p. 8, 1972., p. 8).

Paralelalemente, la problemática barthesiana del lenguaje conlleva a su vez a lo largo de los setenta una nueva manera de entender la crítica, que desplaza los límites entre un objeto primero y un metalenguaje crítico segundo. Este fue el giro epistemológico que sí se produjo en el campo intelectual argentino, el de la teoría, que Barthes definía a partir del gesto de Orfeo como “un langage qui se retourne sur lui-même” (BARTHES, 2002bBARTHES, Roland. “Sur la théorie” (1970). In: Œuvres complètes III. París: Seuil , 2002b. p. 689-696. , p. 690). En este sentido, Rosa subrayaba la modificación del discurso crítico -“la crítica es ahora crítica y metacrítica” (ROSA, 1999ROSA, Nicolás. Veinte años después o la ‘novela familiar’ de la crítica literaria. In: ROSA, Nicolás (ed.). Políticas de la crítica. Buenos Aires: Biblios, 1999. p. 321-348., p. 322) - y la consiguiente puesta en duda del saber y del método positivista. En repetidas ocasiones, retomando al Barthes de la Leçon, escribirá que “el discurso de la crítica es la literatura en una de sus versiones: la ficción crítica” (ROSA, 2003ROSA, Nicolás. La letra argentina (crítica 1970-2002). Buenos Aires: Santiago Arcos, 2003., p. 53).

En 1993, en un artículo titulado “Roland Barthes, exorcista de signos”, Rosa escribió que la relación de Barthes con la crítica argentina no era de una “influencia en el sentido agonístico de Harold Bloom” (ROSA, 1993ROSA, Nicolás. Roland Barthes, exorcista de signos. Revista Estudios, n. 2, p. 16-21, 1993., p. 16), sino de “una relación transferencial”, en la que presentaba a Barthes como “‘amigo de lecturas’ y nunca como referencia biblio-gráfica”. La transferencia, concepto freudiano que Barthes también usa para designar la relación enseñante en la que el auditorio viene a agujerear el discurso del saber17 17 Nos referimos aquí a su texto “Écrivains, intellectuels, professeurs”, publicado en el nº 47 de Tel Quel en 1971. , conlleva un gesto fundamental: Barthes, sujeto supuesto saber, que es la función que ocupa el analista, permitiría el paso a la lectura del analizante. De manera que la única transferencia positiva con Barthes solo se puede ejercer en el entramado social desde el que se escribe; es en ese sentido desde el que Rosa insistirá en el uso de teorías extranjeras para leer la producción propia: “Somos, como sabemos, lectores de lo universal, pero sólo - también lo sabemos - escritores de lo particular” (ROSA, 1999ROSA, Nicolás. Veinte años después o la ‘novela familiar’ de la crítica literaria. In: ROSA, Nicolás (ed.). Políticas de la crítica. Buenos Aires: Biblios, 1999. p. 321-348., p. 326). Desde esta posición, la crítica argentina, como el consejo de redacción de Los Libros lo anuncia en su número 8 publicado en 1972, emprende el camino de su latinoamericanización, en el que la producción nacional será analizada a partir de la importanción de teorías, a través de una óptica que rompe con la subordinación de la literatura a la representación del mundo exterior.

En la Leçon, Barthes renunció a la semiofisis del mito (por la naturalidad del signo) y a la semioclastia (por la destrucción del signo) y propuso una semiotropía en la que “le sémiologue serait en somme un artiste” (BARTHES, 2002eBARTHES, Roland. Leçon (1978). In: Œuvres complètes V. París: Seuil , 2002e. p. 427-448., p. 443). Rosa, Masotta, Sarlo, semiótropos artistas, bricoleurs de la teoría, diseñadores de ficciones éticas, desplazaron las fronteras de la crítica con un lenguaje que, como Orfeo, se gira hacia lo que ama sabiendo que perderá la estable significación de su marcha. De hecho, Barthes permitió desarrollar la tarea ética fundamental del trabajo intelectual: el hecho de que “es indispensable que los críticos mostremos cómo nuestro sistema se hace y se deshace” (SARLO, 2015SARLO, Beatriz. Barthes no quiso. In: GIORDANO, Alberto (ed.). Roland Barthes: Los fantasmas del crítico. Rosario: Nube Negra, 2015. p. 169-184. , p. 52). En otro lugar, Sarlo declaró que “Barthes es casi argentino, por la cantidad de lectores, por su influencia, por la fama más allá de los círculos especializados y por sus traductores” (SARLO, 2013SARLO, Beatriz. Barthesianos de por vida. In: Plan de operaciones: Sobre Borges, Benjamin, Barthes y Sontag. Santiago de Chile: Universidad Diego Portales, 2013. p. 11. , p. 11). En efecto, la producción política de los usos argentinos de Barthes lejos está de la famosa teoría de campus en la que se halló la deconstrucción tras su entrada en la academia norteamericana.

La estilística en España y en México

En España, la entrada de Barthes se vio paralizada durante la dictadura por una filología y una estilística tradicional que eran hegemónicas dentro de la tradición universitaria española, que solo dejó circular al Barthes más cientificista, al del análisis del relato, principalmente a inicios de los años setenta. Una entrada que no permitió llevar a cabo los alcances del estructuralismo filosófico en sentido estricto en materia de disolución del sujeto, la problemática del lenguaje o la reestructuración de las ciencias humanas. En la lección inaugural que sostuvo cuando obtuvo la cátedra de semiología en el Collège de France, Barthes se presentó como un sujeto “incertain” e “impur” (BARTHES, 2002eBARTHES, Roland. Leçon (1978). In: Œuvres complètes V. París: Seuil , 2002e. p. 427-448., p. 429) por tres razones: porque no tenía las titulaciones que suelen dar acceso a la carrera académica - nunca se doctoró -; porque, si bien su trabajo se quiso inscribir en el campo de la ciencia semiológica, reconocía haber producido solo ensayos, “genre ambigu où l’écriture le dispute à l’analyse”; y, por último, porque había desplazado constantemente los límites de la semiología, proclive a apoyarse “sur les forces excentriques de la modernité, plus proche de la revue Tel Quel”. Con el objetivo de arremeter contra la ciencia, el crítico echó mano de los grandes principios estructuralistas para llevarlos hacia la pluralidad de la lectura: la culminación de todo ello fue S⁄Z, donde abandonó la estructura para pasar a la diseminación del texto en un claro intertexto con el psicoanálisis. Al fin y al cabo, la disolución estructuralista del sujeto fue la base sobre la que puso en duda la supuesta objetividad científica, frente a la que defendió siempre la indecibilidad y la indisciplina de lo literario. Este Barthes que opera el giro epistemológico entre 1966 y 1968, y que fue motivo de una inmensa producción crítica y teórica en Argentina, es el Barthes que no entró en España.

En la crítica universitaria, Barthes fue motivo de disputa entre los partidarios de la ciencia literaria y los defensores de la experiencia lectora, es decir, entre los nuevos estructuralistas y los discípulos de la estilística. El término estructura se barajaba desde finales de los sesenta, más bien en el sentido tradicional, pero los análisis propiamente estructuralistas no se ejecutaron hasta entrados los setenta. Ese retraso se debió, en gran parte, a la posición hegemónica que ostentaban Dámaso Alonso y algunos de sus discípulos, que llegaron a otorgar a su obra y a la perspectiva dominante en la misma -la estilística - “la función de instrumento de control y administrador del acceso de otros paradigmas científico-literarios, y entre ellos, (…) del estructuralismo poético” (VIDAL-BENEYTO, 1981VIDAL-BENEYTO, José.Posibilidades y límites del análisis estructural. Madrid: Editora Nacional. Colección y sociedad, 1981., p. 18). A título de ejemplo, el primer trabajo de la crítica española dedicado enteramente a Barthes, firmado por Agustín Vera Luján y aparecido en la revista Prohemio en 1975, recogía la crítica de Georges Mounin y tachaba de inaplicable la teoría barthesiana de la lectura por su pretensión de “expulsar el significado de la obra” (VERA LUJÁN, 1975VERA LUJÁN, Agustín. Barthes o la utopía textual. Prohemio, v. VI, n. 1-2, p. 313-336, 1975., p. 333). La crítica española tuvo que esperar hasta mediados de los setenta a que críticos externos a la academia, como Josep Maria Castellet, realizaran unas lecturas a partir de la actividad estructuralista barthesiana - en su Iniciació a la poesia de Salvador Espriu (1971) - o del concepto de escritura de Le dégré zéro de l’écriture -en sus artículos sobre Juan Goytisolo reunidos en Literatura, ideología, política (1976) - con la intención de renovar una crítica literaria que indagase en la espesura histórica del signo y en la desarticulación de la relación instrumental e inocente del lenguaje.

Algo similar ocurrió en la academia mexicana. Antonio Alatorre escribió en 1973 el ensayo “¿Qué es la crítica literaria?” bajo el influjo de Amado y Dámaso Alonso, pero también del argentino Raimundo Lida, donde defendía la estilística ante lo que él denominó las “críticas parciales” (ALATORRE, 2012ALATORRE, Antonio. Ensayos sobre crítica literaria. Ciudad de México: El Colegio de México, 2012., p. 75), con las que se refería a la biográfica, la histórica y la lingüística18 18 Escribía allí Alatorre: “Sin gastar el tiempo en política ni en pleitos, R. Barthes, eslabón de una larga y admirable cadena de individualidades críticas francesas, hizo escuela, y escuela numérica y geográficamente impresionante, con una velocidad que no se usaba a tiempos de Sainte-Beuve y de Brunetière” (ALATORRE, 2012, p. 76). . Quince años más tarde, en otro texto tilulado “Lingüística y literatura” (1987), todavía insistía en señalar el daño causado por la crítica estructuralista:

no es absurdo pensar que un moderno amante de la literatura, sin más bagaje que lo que dijeron los griegos (…), sería capaz de decir acerca de una obra literaria cosas más jugosas que las que están diciendo hoy ciertos jakobsonianos, barthianos, etc. (Claro que ni Jakobson ni Barthes tienen la culpa de las inepcias. ‘Nadie es responsable de sus discípulos’, dice R. Lida en uno de sus escritos) (ALATORRE, 2012ALATORRE, Antonio. Ensayos sobre crítica literaria. Ciudad de México: El Colegio de México, 2012., p. 131).

Alatorre cuestionó el trabajo de las revistas Semiosis, fundada en 1978 en el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, y Acta Poética, fundada en 1979 en el Centro de Poética del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, y criticó concretamente los análisis semiológicos y estructuralistas de José Pascual Buxó, un crítico gerundense exiliado de la dictadura franquista en México, autor en 1978 de una Introducción a la poética de Roman Jakobson (UNAM), así como los análisis textualistas del recientemente fallecido crítico argentino Noé Jitrik, cuyos ensayos El fuego de la especie (1971) o La novela futura de Macedonio Fernández (1973), fundamentales para la modernización de la crítica argentina, comparten un claro intertexto con Barthes y Blanchot. La Nueva Revista de Filología Hispánica del Colegio de México, donde publicaba Alatorre, guardó distancia ante el estructuralismo, frente al que subrayó la esencial subjetividad de la crítica literaria, con ocasionales ataques irónicos contra la “jerga” incomprensible de los estructuralistas, hasta el punto en que dicha refutación fue el tema principal del discurso que pronunció Alatorre en 1981 con motivo de su ingreso en el Colegio de México.

Finalmente, las teorías barthesianas circularon principalmente entre ciertos especialistas de la UNAM a inicios de los setenta, interesados en los estudios estructuralistas y semiológicos, en revistas como el Anuario de Letras de la universidad. Destaca también la revista Texto crítico, donde se tradujo y se estudió a Tel Quel. En 1978, Hilia Moreira entrevistaba ahí a Barthes, Gérard Genette y Claude Bremond sobre la semiología literaria en Francia. En la entrevista, Barthes incide en la necesidad de una escritura - ya no usaba el término de teoría - que se cuestione a sí misma, en la búsqueda de “una práctica que dialectice a la vez teoría y escritura (…) en la que no reprimo al sujeto que creo ser” (MOREIRA, 1978MOREIRA, Hilia. La semiología literaria en Francia. Conversaciones con Barthes, Genette, Bremond y Soriano. Texto crítico, v. 11, p. 15-35, 1978., p. 7).

En esta constelación, sorprendre el extraño silencio de Octavio Paz - pese a que El mono gramático destile escritura por todos lados -, más centrado en el trabajo de Claude Lévi-Strauss, que defendía un estructuralismo más científico y que se distanció de Barthes tras la publicación de S/Z (SAMOYAULT, 2015SAMOYAULT, Typhaine. Roland Barthes. París: Seuil , 2015.). Más cercano a este segundo Barthes, el crítico Jorge Aguilar Mora leería a Paz desde la óptica barthesiana en La divina pareja. Historia y mito en Octavio Paz (1978), y en 1986 publicaría La otra Francia, un libro de entrevistas a Michel Tournier, George Perec, Raymond Queneau y Roland Barthes. Salvador Elizondo publica El grafógrafo en 1970 y Camera Lucida en 1983, de claras referencias a Barthes.

En todo caso, la fama, a Barthes, le costaría cara, internacionalmente. El crítico argentino Raúl Dorra, residente en México desde mediados de los setenta, resumiría así las refutaciones a la circulación de sus textos:

Barthes, en efecto, ha sido atacado desde diversas posiciones y los ataques han sido siempre los mismos. Cambiaron los autores, los actores, pero el lugar ha permanecido. Para la izquierda, por ejemplo, para críticos y escritores latinoamericanos que defienden la idea del compromiso social del escritor entendiéndola como la obligación de escribir sobre ciertos temas y responder a ciertas solicitudes y estereotipos, la figura de Barthes se muestra como la acechanza de un peligro, como una fuente de corrupción de nuestras buenas costumbres regionales. Curiosamente, Barthes se ha declarado desde un principio, y especialmente en relación con uno de sus libros más famosos -El grado cero de la escritura-, ‘sartreano y marxista’ y siempre ha ligado la práctica de la escritura con la revolución. Sin embargo, escritores como Fernández Retamar - y al nombrarlo nombro una corriente crítica de ostensible gravitación en la literatura latinoamericana- no cesan de alertarnos contra él y lo que él representa, no cesan de apartarnos con su indignación y su prédica de una malsana tentación que se localiza en su nombre. (DORRA, 1981, p. 136).

La galaxia hispánica barthesiana

El nombre de Barthes circuló entre los nombres más importantes de la crítica latinoamericana a finales de los sesenta y durante los años setenta, hasta su muerte: Ángel Rama, Emir Rodríguez Monegal y Jorge Ruffinelli, desde Uruguay, Haroldo de Campos (Brasil), Guillermo Sucre y José Baza (Venezuela), Nicolás Rosa, Oscar Masotta, Noé Jitrik y Beatriz Sarlo (Argentina), Roberto Fernández Retamar y Severo Sarduy (Cuba), Enrique Lihn (Chile), Jorge Aguilar Mora, Saúl Yurkievich, Raúl Dorra, José Pascual Buxó y Alberto Ruíz Sánchez (México). Entre finales de los sesenta y principios de los setenta, de Barcelona a Caracas, de Buenos Aires a Ciudad de México, comenzarán a aparecer artículos especializados sobre su obra19 19 Ejemplos de ello son la “Introducción a Roland Barthes” del crítico colombiano Ricardo Cano Gaviria, en el número 35 de mayo de 1969 de la revista Mundo Nuevo, o “La operación estructuralista en Roland Barthes”, de José Balza, en el número 23 de la revista caraqueña Imagen. .

El crítico, poeta y traductor venezolano Guillermo Sucre, director de la revista Marcha entre 1958 y 1968 y de la editorial Monte Ávila (Caracas), que ya había publicado a Blanchot, editó en 1974 Sade, Fourier, Loyola, con traducción de Néstor Leal. En un artículo titulado “La nueva crítica”, dentro del volumen colectivo dirigido por el argentino César Fernández Moreno, América Latina en su literatura (1972), Sucre demostraba que las tesis de Crítica y verdad eran bien conocidas a la vez que señalaba una nueva tendencia en la crítica latinoamericana en la que el crítico actúa como creador y se cuestiona radicalmente a sí mismo. Sucre culminaba el proceso de renovación de la crítica de América Latina con la obra ensayística de Sarduy.

A inicios de los setenta, las traducciones prosiguieron con una distancia cada vez más corta entre la publicación original y la publicación en español: el novelista José Bianco traduce Crítica y verdad en 1972 en Siglo XXI y en 1974 aparece la traducción de El placer del texto de Rosa. Ese mismo año aparece también la primera antología de Barthes en español en la editorial de barcelona Tusquets: ¿Por dónde empezar?. Desde el exilio en Caracas, el profesor, ensayista y poeta gallego Maximino Cacheiro, que había asistido en París al seminario sobre el discurso amoroso, publicó Glosario lingüístico-ideológico sobre Roland Barthes (Caracas, Génesis, 1977). Cuando la dictadura de Videla cierra la filial de Siglo XXI en Argentina, Barcelona reemprende las traducciones de la obra de Barthes: Système de la mode, con traducción de Joan Viñoly y Michèle Pendanx (Gustavo Gili, 1978); Roland Barthes par Roland Barthes, con traducción de Julieta Fombona Sucre (Kairós, 1978) y La Chambre claire, traducida por Joaquim Sala-Sanahuja (Guillermo Gili, 1982), quien realizará también la traducción al catalán en Lleonard Muntaner (2007). En México aparecerían también los Fragmentos de un discurso amoroso (traducción de Eduardo Molina, Siglo XXI, 1982); la Lección (Óscar Terán, Siglo XXI, 1982), El grano de la voz (Nora Pasternac, Siglo XXI, 1983), Michelet (Jorge Ferreiro, de Cultura Económica, 1988) y Sobre Racine, edición al cuidado del escritor barcelonés residente en México, Martí Soler (Siglo XXI, 1992).

En 1980 aparecerán, por fin, la traducción de las Mitologías por Héctor Schmucler, y de S/Z, de nuevo por Rosa. A partir de los noventa se publicarán principalmente en Argentina y en España diversas antologías que recogen sus artículos, los cursos en el Collège de France y el seminario sobre el discurso amoroso en la EPHE. En definitiva, Barthes ha sido publicado en las tres casas más grandes de ciencias humanas: en primer lugar, Siglo XXI, fundada en México en 1965, y desde 1966 con sede en Buenos Aires y desde 1967 en España; en segundo lugar, Fondo de Cultura Económica, fundada en México en 1934 y, por último, Paidós, fundada en Argentina en 1945 y con sedes también desde 1979 en Barcelona y desde 1983 en México, hoy perteneciente al sello Planeta.

Este relato de las traducciones transatlánticas de Barthes, como Sarlo ha afirmado, “es el viaje que Barthes no esperó, y que quizá nunca supo que lo había realizado, pero es un viaje que modifició nuestras vidas” (SARLO, 2014SARLO, Beatriz. Barthes viajero. FILBA - Museo de la Lengua, 2014. Disponible en: Disponible en: https://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/06/22/opinion/OPIN-03.html . Acceso en: 18 jul. 23.
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, n. p.). Gracias a la prolífica actividad de sus traductores principalmente argentinos o, más bien, intraductores - aquellos quienes, además de trasladar la producción crítica a la propia lengua, la introducen en el propio contexto, modificándola -, las teorías de Barthes llegaron a la crítica hispánica bastante antes que la creación del sello french theory, articulándose con una vanguardia que desplegó producciones singulares.

Referencias

  • ACUÑA, Cynthia. La recepción del estructuralismo francés en el campo intelectual argentino de los años sesenta. In: XII Anuario de Investigaciones, Buenos Aires, 2004. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2004. p. 281-287.
  • ALATORRE, Antonio. Ensayos sobre crítica literaria Ciudad de México: El Colegio de México, 2012.
  • AMIGO PINO, Claudia; BRANDINI, Laura Taddei. De l’incompréhension, de la création, des oeillets: Barthes au Brésil et au Portugal. Revue Roland Barthes, n. 2, 2015.
  • AMIGO PINO, Claudia. Líneas barthesianas: apuntes para pensar la circulación de Roland Barthes en Chile. Alea: Estudios Neolatinos, n. 22, p. 59-77, 2020.
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  • 1
    En 2015, la Revue Roland Barthes dedicó un número titulado “Barthes à l’étranger”, coordinado por Claude Coste y Mathieu Messager, que giró en torno a las relaciones de Barthes con Argentina, Brasil, China, España, Italia, Portugal, Rumanía, el mundo árabe y la cultura anglosajona. En España, destacan los trabajos de García Soto (1998GARCÍA SOTO, Luis. Barthes em espanhol. A recepçom e a traduçom. Agora: Papeles de filosofía, v. 17, n. 1, p. 89-113, 1998. ), Pino Estivill (2015PINO ESTIVILL, Ester. La recepción crítica de Roland Barthes en España y Argentina. Revue Roland Barthes, n. 2, 2015. , 2019PINO ESTIVILL, Ester. Barthes en España. Revista do Núcleo Onetti de Estudos Literários Latino-Americanos, v. 7, n. 2, p. 312-339, 2019. ) y Sirvent (2015SIRVENT, Ángeles. La recherche barthésienne en Espagne jusqu’en 2014.Revue Roland Barthes, n. 2, 2015.), y en Argentina los de Podlubne (2015PODLUBNE, Judith. Del lado de Barthes: Oscar Masotta. In: GIORDANO, Alberto (ed.). Roland Barthes: Los fantasmas del crítico. Rosario: Nube negra, 2015. p. 189-214., 2016PODLUBNE, Judith. Setecientosmonos y la modernización de la crítica literaria argentina. Cuadernos de Literatura, v. 20, n. 39, p. 270-295, 2016., 2017 PODLUBNE, Judith. La pérdida de la inocencia. Los primeros lectores de Barthes en la crítica literaria argentina: Masotta y Rosa. Revista Iberoamericana, v. LXXXIII, n. 261, p. 899-921, 2017.y 2020PODLUBNE, Judith. Barthes en Sarlo. Cuadernos de Literatura, v. 24, 2020.). En Chile, el de Amigo Pino (2020AMIGO PINO, Claudia. Líneas barthesianas: apuntes para pensar la circulación de Roland Barthes en Chile. Alea: Estudios Neolatinos, n. 22, p. 59-77, 2020.) sobre Enrique Lihn. En cuanto a la recepción anglosajona, véase Dumont (2017DUMONT, Lucile. The Importation and Early Reception of Roland Barthes’ Works in the United States (1960s-1980s). Sociologica, v. 1, 2017. ) y O’Meara (2015O’MEARA, Lucy. Barthes: hérétique consacré. Revue Roland Barthes, n. 2, 2015.). François Cusset también dedica unas páginas de su libro (2003CUSSET, François. French Theory: Foucault, Derrida, Deleuze & Cie et les mutations de la vie intellectuelle aux États-Unis. París: La Découverte, 2003.) a la recepción de Barthes en Estados Unidos.
  • 2
    En relación a la historia de sus traducciones al portugués, consúltese Amigo & Brandini (2015AMIGO PINO, Claudia; BRANDINI, Laura Taddei. De l’incompréhension, de la création, des oeillets: Barthes au Brésil et au Portugal. Revue Roland Barthes, n. 2, 2015. ). En cuanto a sus usos en Brasil, véase Hidalgo (2016HIDALGO, Max. Leyla Perrone-Moisés y algunas modulaciones barthesianas en Brasil en torno a la crítica y la literatura. Alea: Estudios Neolatinos, v. 18, n. 2, p. 344-366, 2016.).
  • 3
    Sobre la relación entre Barthes y Sarduy, consúltese Valentín Díaz (2015DÍAZ, Valentín. Roland Barthes, las fuerzas excéntricas de la modernidad. Exlibris, n. 4, p. 33-46, 2015.).
  • 4
    “Un barbu grisonnant, argentin, vient à ma table et renouvelle une invitation qu’il m’a faite, dit-il, de venir, tous frais payés, à son Institut de communication; comme je suis évasif, il ajoute tout de suite quelque chose comme: “Nous sommes politiquement tout à fait indépendants” (je n’y pensais pas, mais plutôt à l’ennui de plusieurs dîners à passer avec le type à Buenos Aires - il fallait communiquer en anglais)” (BARTHES, 2002fBARTHES, Roland. Soirées de Paris (1987). In: Œuvres complètes V. París: Seuil , 2002f. p. 977-992., p. 979).
  • 5
    “Parler de mam.: eh quoi, l’Argentine, le fascisme argentin, les emprisonnements, les tortures politiques, etc.? Elle en aurait été blessée. Et je l’imagine avec horreur parmi les femmes et mères de disparus qui manifestent ici et là. Comme elle aurait souffert si elle m’avait perdu” (BARTHES, 2009BARTHES, Roland. Journal de deuil. París: Seuil , 2009., p. 267).
  • 6
    Sobre esta visita, véase el artículo (PINO ESTIVILL, 2019PINO ESTIVILL, Ester. Barthes en España. Revista do Núcleo Onetti de Estudos Literários Latino-Americanos, v. 7, n. 2, p. 312-339, 2019. ).
  • 7
    Añade Robbins: “Put crudely, I wanted to explore the extent to which text which had emerged out of a socialist, republican tradition in France had become absorbed within a liberal field of reception in such a way as to eliminate their ideological subversiveness” (ROBBINS, 2011ROBBINS, Derek. French Post-War Social Theory: International Knowledge Transfer. Londres: Sage Publication, 2011., p. 1).
  • 8
    La revista Working Papers in Cultural Studies tradujo en el número 2 de 1971 “The Retoric of the Image” y en el número 6 de 1974 publicó un artículo de Ian Chambers titulado “Roland Barthes: Structuralism/Semiotics”. En 1973, la revista Stencilled Occasional Papers, también de la Escuela de Birmingham, publicó en su número 6 la “Introduction to the Structural Analyses of the Narrative”.
  • 9
    Continúa Catelli: “son inclusivos y sirven para discutir sobre lo nacional, lo popular, la lengua, la tradición narrativa, la mirada y hasta la esencia de la literatura cuando la idea misma de esencia tiende a desvanecerse. Hay un Barthes de Beatriz Sarlo, que lo sigue y lo proyecta hacia su propia escritura en varias vertientes. Hay un Barthes blanchotiano, como el de Alberto Giordano, que lo lee para permanecer dentro de los límites de la literatura como ente estético sin que el adjetivo ‘estético’ aparezca. Hay un Barthes a través de cuyos usos se muestra la literatura argentina: José Luis de Diego. Nos incluímos en ellos y lo hacemos revivir. Obramos como los auténticos cosmopolitas, sin justificar nuestra intervención en una escena que no nos incluye. Paul de Man, periférico europeo, partitivo y melancólico, se revuelve contra Roland Barthes; nosotros, americanos eufóricos e inclusivos, lo extendemos”. (CATELLI, 2018CATELLI, Nora. Asimetría: espectros del comparatismo en la circulación de la teoría. Badebec, v. 8, n. 15, p. 179-198, 2018., p. 195)
  • 10
    Giordano, Alberto. Con Barthes. Santiago: Marginalia Editores, 2016.
  • 11
    “Podría afirmarse:ein Gespenst geht um in Europa-das Gespenst des Barthes. Sí, como si fuera un fantasma que recorre, como aquel temibleGespenst(la palabra es alemana: en inglés esghost, en españolfantasma) ya no el continente europeo, sino otra geografía: en este caso, el continente discursivo de la crítica argentina” (FOFFANI, 2000FOFFANI, Enrique. Un fantasma recorre la crítica. Boletín de Reseñas Bibliográficas, 2000.).
  • 12
    “La mort de l’auteur” apareció un año más tarde en Francia en el nº 5 de la revista Manteia (1968).
  • 13
    El número contaba con los siguientes textos: “El problema del inconsciente en Merleau-Ponty” de Jean Bertrand Pontalis, “El mito: código y mensaje” de Lucien Sebag, “Hölderlin y la cuestión del padre” de Jean Beaufret, “La lesbiana” de Simone de Beauvoir y “El prejuicio radical” de Michel Leiris.
  • 14
    Escari, que había estado en el Instituto Di Tella, es el compañero y amigo que lanza a Enrique Vila-Matas a escribir en París no se acaba nunca, en el que Barthes también aparece como personaje.
  • 15
    El crítico Juan Pedro Quiñonero comentaba: “Y de Saussure, Lévi-Strauss, o Foucault, se habla más de oídas que con conocimiento de causa. Barthes no ha rebasado el círculo de los especialistas (teniendo en cuenta que Seix Barral dio a conocer sus Ensayos críticos hace un par de años). Y la polémica de la ‘nouvelle critique’, de la que tanto podríamos aprender, ha pasado desapercibida” (QUIÑONERO, 1970QUIÑONERO, Juan Pedro. En torno a la actividad estructuralista. Cuadernos Hispanoamericanos, n. 241, p. 196-203, 1970., p. 197).
  • 16
    Rosa responde en una entrevista: “La base del concepto de escritura nos permitió hacer una extensión hacia otros campos que no son puramente literarios” (WOLFF, 2009WOLFF, Jorge. Telquelismos latinoamericanos. Buenos Aires, Grumo, 2009., p. 153).
  • 17
    Nos referimos aquí a su texto “Écrivains, intellectuels, professeurs”, publicado en el nº 47 de Tel Quel en 1971.
  • 18
    Escribía allí Alatorre: “Sin gastar el tiempo en política ni en pleitos, R. Barthes, eslabón de una larga y admirable cadena de individualidades críticas francesas, hizo escuela, y escuela numérica y geográficamente impresionante, con una velocidad que no se usaba a tiempos de Sainte-Beuve y de Brunetière” (ALATORRE, 2012ALATORRE, Antonio. Ensayos sobre crítica literaria. Ciudad de México: El Colegio de México, 2012., p. 76).
  • 19
    Ejemplos de ello son la “Introducción a Roland Barthes” del crítico colombiano Ricardo Cano Gaviria, en el número 35 de mayo de 1969 de la revista Mundo Nuevo, o “La operación estructuralista en Roland Barthes”, de José Balza, en el número 23 de la revista caraqueña Imagen.
  • Parecer Final dos Editores

    Ana Maria Lisboa de Mello, Elena Cristina Palmero González, Rafael Gutierrez Giraldo e Rodrigo Labriola, aprovamos a versão final deste texto para sua publicação.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    10 Nov 2023
  • Fecha del número
    Sep-Dec 2023

Histórico

  • Recibido
    12 Mar 2023
  • Acepto
    15 Ago 2023
Programa de Pos-Graduação em Letras Neolatinas, Faculdade de Letras -UFRJ Av. Horácio Macedo, 2151, Cidade Universitária, CEP 21941-97 - Rio de Janeiro RJ Brasil , - Rio de Janeiro - RJ - Brazil
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