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ENTREVISTA A RITA DE MAESENEER: “BÉLGICA, MÁS ALLÁ DE COCHABAMBA”

Rita De MaeseneerDe Maeseneer, Rita (a). “La recepción de las literaturas cubana y dominicana (2001-2018) en algunos países europeos”. Novísimas. Las narrativas latinoamericanas y española de siglo 21, edited by Ana Gallego Cuiñas, Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert. En prensa. es catedrática de literatura latinoamericana en la Universidad de Amberes (Bélgica) donde trabaja desde 1998. Antes había estado de profesora en el departamento de traducción e interpretación de Gante. Es especialista en literatura caribeña. Es autora de El festín de Alejo Carpentier. Una lectura culinario-intertextual (2003), Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea (2006), Seis ensayos sobre narrativa dominicana contemporánea (2011) y Devorando a lo cubano. Una lectura gastrocrítica de textos relacionados con el Siglo XIX y el Período Especial (2012). Escribió Ocho veces Luis Rafael Sánchez (2008) en colaboración con Salvador Mercado Rodríguez. Su investigación se centra en la cultura popular, la gastrocrítica, la intertextualidad, historia y ficción, la formación del canon, sensory studies y stardom.

Cadernos de Tradução (CT): ¿Cómo llegaste a interesarte por el ámbito latinoamericano?

Rita De Maeseneer (RDM): Supongo que siempre hay algo de azar en la vida. Vivo en Gante, a sesenta kilómetros de mi ciudad se habla francés, y la burguesía de Gante también era y sigue siendo francófona. Tampoco hay que olvidar los lazos con España: Carlos V nació aquí, los ganteses se rebelaron contra la monarquía hispánica… El deseo de ampliar mis conocimientos lingüísticos en parte se debe a mi pertenencia a un país bien particular, ya que tenemos tres idiomas oficiales: el neerlandés, el francés, el alemán (nos dieron un trocito de Alemania después de la primera guerra mundial). La lengua que hablo tampoco cuenta con muchos hablantes (unos veinte millones entre Holanda y Flandes) y muy rápido me di cuenta de que aprender idiomas me iba abriendo mundos. Cuando decidí estudiar filología románica (a finales de los setenta), el boom todavía estaba resonando en mi país. América Latina todavía no había quedado relegada a un área que solo se menciona en las noticias cuando hay desastres naturales o violencia extrema, tal como ocurre hoy en día. En mi caso, gracias a mi profesor de literatura latinoamericana, Patrick Collard, me atreví a orientarme hacia el Caribe y Carpentier. Hice la primera tesina sobre literatura latinoamericana en la Universidad de Gante, sobre El recurso del método y seguí con una tesis doctoral sobre la intertextualidad en La consagración de la primavera.

(CT): ¿Y por qué Carpentier?

(RDM): De hecho, no fue una decisión muy consciente, seguí los consejos de mi director de tesina. No sé cómo me atreví, no entendí nada en absoluto de este hombre que escribe en griego en español. Fue difícil, pero de hecho, nunca me he arrepentido, porque siempre vuelvo a Carpentier. Pensándolo desde un ángulo retrospectivo, me he dado cuenta de que Carpentier ha sido para mí una llave de acceso a este “nuevo mundo”, ya que constituía un puente entre la cultura francesa/occidental y la cultura cubana/caribeña/latinoamericana. Como es sabido, cuando Carpentier empezó a escribir, redactó también textos en francés. Sé que seguía pensando en parte en francés cuando escribía sus grandes obras. Por ejemplo, vi algunos antetextos de El siglo de las luces y Carpentier ponía palabras e ideas en español y en francés (a veces no exentas de errores en el caso del francés). Críticos como Roberto González Echevarría detectaron cierta influencia francesa en sus textos barrocos. Por suerte para el mundo latinoamericano, Carpentier se decidió por el español, pero que tuviera unos giritos franceses, ¿qué más da?

(CT): Luego fuiste ampliando tus análisis a otros autores caribeños. ¿Por qué te atrajo este archipiélago?

(RDM): Hay muchas razones que me estimularon a seguir indagando en el área caribeña. Críticos como Ottmar EtteEtte, Ottmar. “Islands, Borders, and Vectors”. Caribbean Interfaces, edited by Lieven D’Hulst; Liesbeth De Bleeker and Nadia Lie, Amsterdam/New York: Rodopi, 2007, pp. 109-151. han insistido en el papel del Caribe como laboratorio, como estudio de caso por excelencia para estudiar temas muy importantes en el contexto latinoamericano: pienso en la hibridez, la situación colonial, la problemática racial, y, para volver al tema del dossier, el plurilingüismo. La investigadora cubana Luisa Campuzano siempre me ha instigado a abarcar todas las islas caribeñas en mis análisis. Es cierto que domino bastantes idiomas que se hablan en el archipiélago caribeño (neerlandés, francés, inglés, español), pero me queda grande, ya tardé mucho en entender algo de las tres islas de habla hispana. Necesitaría otras siete vidas como los gatos. Pero aun así creo que la parte hispanohablante del Caribe es interesante desde el punto de vista posmonolingüe.

(CT): ¿En qué sentido?

(RDM): El Caribe hispano viene teniendo una larga historia de contactos con otros idiomas. Como sabes, Cuba ha tenido una relación intensísima con Estados Unidos. Es allí adonde se exiliaron grandes autores como Cirilo Villaverde y José Martí en el siglo XIX y luego hubo muchísima influencia norteamericana hasta que llegó Fidel en 1959. La República Dominicana tiene a un vecino de habla distinta en la misma isla, por no hablar de la ocupación de la parte “dominicana” por parte de los haitianos en el siglo XIX. Luego la ocupación militar de los marines al inicio del siglo XX dejó una impronta norteamericana muy fuerte hasta que llegó Trujillo que, por cierto, se formó con los marines. Y Puerto Rico ni siquiera se independizó de Estados Unidos y tuvo el inglés como idioma oficial al inicio del siglo XX cuando se enseñaba en la escuela “pollito chicken” “pluma pen”, tal como lo evoca Ana Lydia Vega en su conocido cuento. Bueno, parece que te estoy dando la introducción a mi curso de máster sobre música popular y literatura caribeña. Perdona. Bueno, y no hablemos de la música que también rebasa fronteras lingüísticas, pero sería otra entrevista, creo…

(CT): Sí, es cierto… Volviendo a la literatura caribeña, uno de los puntos espinosos desde el punto de vista de la lengua es la aceptación o no de textos escritos en inglés o en spanglish. ¿Cómo lo ves?

(RDM): No es fácil dar una respuesta. Cada isla tiene su propia historia y sus propios intereses en aceptar o no el inglés. Para los cubanos y los puertorriqueños hay un abismo grande que en parte se debe a la situación política. El caso dominicano es distinto, sobre todo desde el premio Pulitzer de Junot DíazDaz, Junot. The brief wondrous life of Oscar Wao. Londres: Penguin, 2008., a quien consideran como escritor dominicano. Así es como fue presentado como uno de los jóvenes escritores latinoamericanos en Bogotá 39, bueno, le pusieron: Junot Díaz, Santo Domingo. De hecho, me llamó la atención la manera como Junot Díaz fue apropiado también por las instituciones oficiales de la República Dominicana. En cierto momento le dieron una medalla para distinguirlo como ciudadano representativo de lo dominicano (o algo así) que después le quitaron de nuevo, porque Junot había criticado la política del gobierno hacia los haitianos en cuanto a la obtención de la ciudadanía, todo un lío. El ministerio de Cultura de la República Dominicana tiene una representación en Nueva York (que es la capital del Caribe según el escritor puertorriqueño Luis Rafael SánchezSánchez, Rita Indiana Hernández. Hecho en Saturno. México: Océano, 2019.). De hecho, creo que es una discusión interminable, lo interesante en este tipo de escritores es la manera como recurren a los diferentes idiomas y a diferentes registros lingüísticos. Como tú bien dices en tu artículo que forma parte de este dossier, se trata de toda una gama, un abanico de posibilidades. Y en el caso de Junot Díaz, va variando de un libro a otro. Es cierto que en sus cuentos efectúa una no-traducción de ciertas palabras dominicanas, pero el texto es menos transgresor que su novela, The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, en la que va inventando palabras jugando con los idiomas. Creo que el juego lingüístico no puede ser separado de otros contextos históricos o culturales. Cuando Junot escribe que los dominicanos estaban “perejiling” a los haitianos, el neologismo no solo proviene de una combinación de una palabra española y un sufijo inglés, sino que evoca todo el contexto de la masacre de haitianos en 1937 ordenada por Trujillo para blanquear la raza, entre otras razones. La “enciclopedia” de Junot Díaz es muy heterogénea, va del doctor Who a Hemingway, de mangas japonesas a Vargas Llosa, … Cada vez más los autores viven entre diferentes lenguas, contextos históricos y culturales. Por eso, Junot dice “we multiples”.

(CT): ¿No crees que esta multiplicidad de la que habla Junot Díaz haya eclipsado la conceptualización binaria del sujeto latino (pienso en la metáfora del guion acuñada por Gustavo Pérez Firmat y en la práctica de la alternancia de código como expresión de esta dualidad)? ¿No estamos yendo hacia otras prácticas más diversas? ¿O prefieres no agrupar a los escritores según patrones generacionales y apostar por una casuística?

(RDM): No dispongo de suficientes conocimientos para evaluar a los latinx writers más recientes, pero estoy de acuerdo con que en general ya no vale la metáfora del guion, ya que se ha complejizado mucho nuestro mundo. Me cuesta generalizar. Creo mucho más en la poética de cada autor. Siempre me he ubicado más al nivel de una hormiga que va “adentrándose” en textos concretos. Además, la lengua “múltiple” solo es una de las estrategias de estos escritores nómadas que absorben diferentes culturas en este mundo cada vez más globalizado. Ni siquiera es necesario el cambio de código o el juego intra e interlingüístico (entre el inglés y el español) tal como se puede ver en Josefina Báez o en Junot Díaz. Pienso en la escritora dominicana, Rita Indiana que escribe en “dominicano” donde por cierto hay influencia del inglés. A mí me parece también “múltiple”, pero de otra manera, por su modo frenético de escribir como si fuese un hip hop en su novela Papi, o por sus alusiones a mundos tan dispares como Goya y la cantante Janet Jackson en Hecho en Saturno.

(CT): Como acabas de explicar de manera convincente, el corpus multilingüe de la literatura caribeña en su sentido amplio desestabiliza cánones y tradiciones literarias existentes. ¿Conviene entonces considerar esta literatura como una manifestación del paradigma “posmonolingüe” definido por Yasemin Yildiz en Beyond the Mother Tongue (2012), su estudio de la literatura alemana contemporánea? ¿Como una literatura puntera al respecto?

(RDM): Me imagino que hasta cierto punto se podría aplicar. Yildiz expuso sus argumentos basándose sobre todo en el contexto del siglo XXI, y el Caribe lleva más tiempo enfrentándose a lo multilingüe, tal como lo he explicado, y desvinculando lengua y nación.

(CT): Pasemos tal vez brevemente a otro aspecto que trabajaste en relación con el Caribe, la traducción de las obras caribeñas. ¿Qué es lo que queda de estos cruces lingüísticos y de esta multiplicidad en las traducciones y en su recepción?

(RDM): Hay que precisar que para mi estudio sobre “La recepción de las literaturas cubana y dominicana (2001-2018) en algunos países europeos” (en prensa), solo trabajé la recepción de la narrativa cubana y dominicana en algunos países europeos en el nuevo milenio. No he estudiado las traducciones como tales. Por supuesto hay que ubicar este estudio en el marco más amplio de la literatura latinoamericana y latinx, porque también consideré las obras escritas en inglés por autores de origen hispanocaribeño.

(CT): ¿Qué te llamó la atención al respecto?

(RDM): Algunas constataciones eran que el Caribe resulta muy marginado. Apuestan por lo seguro en cuanto a autores y en cuanto a géneros. Siguen traduciendo a los autores consagrados (Padura, Valdés, Gutiérrez) y los géneros más exitosos son el policial e historias de amor sentimentaloides muchas veces escritas por mujeres. Es una gran diferencia con lo que pasa con la literatura mexicana o argentina en la que se observa una apertura hacia lo nuevo. Se traduce a autoras jóvenes como Laia Jufresa o Samantha Schweblin, hasta en neerlandés. También he notado que la imagología es muy explícita para la narrativa cubana. La imagología dominicana se incorpora más a un campo editorial global de lo caribeño, mientras que para Cuba se acude a los clichés de la Revolución o de la literatura latina en su vertiente femenina y sentimental más rancia que sigue siendo muy exitosa a la hora de traducir, tal como lo observó Frauke GeweckeGewecke, Frauke. “Latino/a Literature in Western Europe”. The Routledge Companion to Latino/a Literature, edited by Suzanne Bost and Frances R. Aparicio, New York: Routledge, 2013, pp. 107-115.. Aunque a fin de cuentas lo caribeño siempre funciona como marcador geográfico y cultural. Otra sorpresa que me llevé es que siga recorriendo el fantasma del realismo mágico por lo latinoamericano. Incluso en las obras más recientes los reseñistas y las contraportadas indican las variaciones y las oposiciones a partir del realismo mágico que sigue siendo el punto de referencia.

(CT): ¿A qué se debe? ¿No es en primer lugar un problema de los mediadores o guardianes (los gatekeepers de William MarlingMarling, William. Gatekeepers. The Emergence of World Literature & the 1960s. Oxford: Oxford University Press, 2016.) — un conjunto importante de actores tales como los editores, críticos, reseñistas, traductores, libreros — que podrían influir en la percepción y formación del gusto pero que siguen pensando en términos de estereotipos y de imaginarios nacionales o continentales monolingües? ¿En tanto profesora de universidad has desempeñado este papel de mediadora independiente para la producción caribeña en tu país o te parece que el mundo académico y el ámbito editorial son universos separados?

(RDM): Por supuesto, los que llevan la batuta en pegar rótulos a los libros son los que tienen intereses comerciales. Hay que ser muy consciente de que América Latina es algo muy lejano para los lectores belgas y lo poco que conocen de esta literatura son nombres como García Márquez o su epígono, Isabel Allende. El “escribe como” García Márquez o Isabel Allende funciona aún como un argumento para vender. En cuanto a tu otra pregunta, no he influido mucho en difundir la literatura caribeña en el área neerlandófona, a diferencia de mi colega cubanista Nanne Timmer que publicó una excelente recopilación de cuentos cubanos contemporáneos traducidos al holandés entre otras hazañas suyas para dar a conocer lo cubano. O pienso en tu propia participación como reseñista con autoridad en los periódicos de calidad de mi país, pero yo he seguido menos este camino y es una pena que haya habido recortes en la crítica. Parece que cada vez más se dificulta el diálogo entre estos dos mundos. A veces pienso que me he quedado demasiado encerrada en el ámbito académico, pero no ha sido una elección deliberada, me la pasé bien y como sabes, son muy exigentes en la academia belga. Las pocas veces que me he dirigido a un público más amplio lo hice en mi papel de profesora de cultura latinoamericana. Tanto tú como yo hablamos cuando murió García Márquez y luego Fuentes. Nos queda one lap to go. Parece irónico, pero en Bélgica apenas si van más allá de estos grandes del boom, aunque hubo la excepción de Bolaño. Y ahora arrasa Valeria Luiselli, y más desde que escribe en inglés. Autores como Alejandro Zambra o Juan Gabriel Vásquez, en cambio, conocen sobre todo un succès d’estime.

(CT): Gracias por el cumplido… En un artículo reciente basado en un análisis de tres traducciones de Señales que precederán al fin del mundo de Yuri Herrera, Cecilia AlvstadAlvstad, Cecilia. “Anthropology over Aesthetics: On the Poetics of Movement and Multilingualism in Three Translations of Yuri Herrera’s Señales que precederán al fin del mundo”. Literatura latinoamericana mundial. Dispositivos y disidencias, edited by Gustavo Guerrero; Jorge L. Locane; Benjamin Loy and Gesin Müller, Berlin: De Gruyter, 2020, pp. 223-241. argumenta que la literatura latinoamericana que consigue insertarse en el mercado de los países nórdicos – la que tiene un potencial exportable – es la que antepone la información antropológica (el origen del texto) al valor literario, o que al menos se difunde según esta premisa. Esto confirma tus conclusiones acerca de los modos de representación de la narrativa caribeña en Europa, ¿no es cierto?

(RDM): El artículo de Alvstad es sumamente interesante y se necesitan más análisis de este tipo para ver cómo los traductores “acomodan” la traducción, la adaptan al público meta. Alvstad estudia los neologismos de Herrera que de por sí constituyen un problema espinoso para cualquier traductor. Pienso en “jarchar”, este neologismo que es más que “irse” o “moverse”, pero encontrar un equivalente en la lengua meta que incluya las resonancias de las jarchas árabes con su salida en romance, no es tarea fácil. De ahí mi gran admiración por los traductores que no hizo sino intensificarse al trabajar durante doce años en un departamento de traducción. Pero volviendo a tu pregunta es cierto que llegué a las mismas conclusiones en mi estudio de las portadas, contraportadas y reseñas, incluso en sus articulaciones aún más esquemáticas. Parece que es muy difícil salir de las casillas pre-establecidas. Hay muy buenos escritores de ciencia ficción y de lo fantástico en el Caribe, como el puertorriqueño Pedro Cabiya, pero se suele asociar menos esta corriente con lo tropical.

(CT): ¿Y si ampliaras tu estudio a la narrativa puertorriqueña, qué resultados arrojaría? ¿Se saldrían de estos esquemas “orientalistas”?

(RDM): No creo que cambie gran cosa. La narrativa puertorriqueña es aún menos visible en Europa que la dominicana o la cubana. Por ejemplo, recién en 2017 tradujeron al francés Sirena Selena vestida de pena del 2000, una novela sobre un cantante de boleros travesti, por cierto publicada por Mondadori. Y eso que la escritora puertorriqueña negra Mayra Santos-FebresSantos-Febres, Mayra; Castillo, Debra A. Sirena Selena vestida de pena. Florida: Stockcero, Inc, 2008. se esfuerza mucho por difundir la literatura puertorriqueña, ha tomado varias iniciativas al respecto, como el Festival de la Palabra.

(CT): ¿Qué aconsejarías a alguien que desde Bélgica quisiera abordar la literatura latinoamericana? ¿O concuerdas con Jorge VolpiVolpi, Jorge. El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Barcelona: Mondadori, 2009. cuando, en El insomnio de Bolívar (2009), cuestiona la validez de esta categoría que, a su modo de ver, debería ser problematizada porque ha llegado a su agotamiento?

(RDM): Sé que se puede discutir si la literatura latinoamericana aún existe, pero desde Bélgica y en el mundo editorial y comercial se siguen manejando estas categorías. Sea como sea, creo que es importante que lo hispánico no solo trate lo peninsular, sino que incluya estos mundos fascinantes donde se sigue hablando español con las variantes que sean. Lo que sí aconsejaría a alguien que se quisiera adentrar en este laberinto es que respete a América Latina. Y personifico adrede esta área de investigación que siempre me ha apasionado. Soy muy consciente de mi locus (en el sentido de Mignolo): soy blanca y europea, muy exótica para los latinoamericanos a veces, pero no es fácil no caer en los estereotipos y las ideas preconcebidas que se proyectan desde acá sobre América Latina. Me voy a acordar siempre del encuentro con una mujer indígena en Bolivia. Se llamaba Hildita y se nos acercó a los cuatro belgas que estuvimos paseando en un pueblecito cerca de Cochabamba, adonde no llegaba mucho turismo. Tenía en el brazo a un bebé sin pañales y nos ofreció una jarra de chicha para compartir y brindar. Luego intentamos conversar, ella en “castillano” como decía, y nosotros sin conocimientos de quechua. La conversación se limitó a las preguntas tradicionales e Hildita nos preguntó de dónde éramos. Y contestamos “De Bélgica”. La reacción suya era: “Ah …más allá de Cochabamba”. Nos reímos pensando que su mundo se acababa en Cochabamba y que no era capaz de ubicar nuestro país. Es muy frecuente, muchos gringos waspitos tampoco lo sitúan. Después nos dimos cuenta de que caímos en la trampa de creernos europeos más sabios, como en “El eclipse” de Monterroso. Resulta que su respuesta era muy sensata, porque más allá de Cochabamba había una empresa cervecera llamada… Bélgica. Fue una lección para mí, siempre hay que cuestionarse e ir con pies de plomo.

Referencias

  • Alvstad, Cecilia. “Anthropology over Aesthetics: On the Poetics of Movement and Multilingualism in Three Translations of Yuri Herrera’s Señales que precederán al fin del mundo”. Literatura latinoamericana mundial. Dispositivos y disidencias, edited by Gustavo Guerrero; Jorge L. Locane; Benjamin Loy and Gesin Müller, Berlin: De Gruyter, 2020, pp. 223-241.
  • Daz, Junot. The brief wondrous life of Oscar Wao Londres: Penguin, 2008.
  • De Maeseneer, Rita (a). “La recepción de las literaturas cubana y dominicana (2001-2018) en algunos países europeos”. Novísimas. Las narrativas latinoamericanas y española de siglo 21, edited by Ana Gallego Cuiñas, Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert. En prensa.
  • De Maeseneer, Rita (b). “La recepción de la literatura dominicana en algunos países europeos (2000-2018), un estudio de caso de una literatura ‘periférica’”. Romance Notes 59.2 (2019): 371–82.
  • De Maeseneer, Rita (c). “’Aprende el difícil’. Junot Díaz, Josefina Báez y las literaturas nacionales”. Pasavento. Revista de estudios hispánicos II.2 (2014): 345-357.
  • De Maeseneer, Rita (d). “Junot Díaz, ¿escritor latinoamericano?”. Cuadernos del CILHA (Centro Interdisciplinario de Literatura) 15.20, (2014): 114-128.
  • De Maeseneer, Rita (e). “Devorando a lo cubano: una lectura gastrocrítica de textos relacionados con el siglo XIX y el Período Especial.”. Devorando a lo cubano (2012): 1-312.
  • De Maeseneer, Rita (f). Seis ensayos sobre narrativa dominicana contemporánea Santo Domingo de Guzmán: Banco Central de la República Dominicana, 2011.
  • De Maeseneer, Rita (g). Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea Madri: Iberoamericana Vervuert, 2006.
  • De Maeseneer, Rita (h). El festín de Alejo Carpentier-Una lectura culinario-intertextual Genevra: Librairie Droz, 2003
  • De Maeseneer, Rita; Salvador, Mercado Rodríguez. Ocho veces Luis Rafael Sánchez Madrid: Verbum, 2008.
  • Ette, Ottmar. “Islands, Borders, and Vectors”. Caribbean Interfaces, edited by Lieven D’Hulst; Liesbeth De Bleeker and Nadia Lie, Amsterdam/New York: Rodopi, 2007, pp. 109-151.
  • Gewecke, Frauke. “Latino/a Literature in Western Europe”. The Routledge Companion to Latino/a Literature, edited by Suzanne Bost and Frances R. Aparicio, New York: Routledge, 2013, pp. 107-115.
  • Marling, William. Gatekeepers. The Emergence of World Literature & the 1960s Oxford: Oxford University Press, 2016.
  • Sánchez, Rita Indiana Hernández. Hecho en Saturno México: Océano, 2019.
  • Santos-Febres, Mayra; Castillo, Debra A. Sirena Selena vestida de pena Florida: Stockcero, Inc, 2008.
  • Thomas, Franssen; Kuipers, Giselinde. “Coping with Uncertainty, Abundance and Strife: Decision-making Processes of Dutch Acquisition Editors in the Global Market for Translations”. Poetics 41.1, (2013): 48–74.
  • Volpi, Jorge. El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI Barcelona: Mondadori, 2009.
  • Yildiz, Yasemin. Beyond the Mother Tongue: The Postmonolingual Condition New York: Fordham University Press, 2012.

Publication Dates

  • Publication in this collection
    09 Oct 2020
  • Date of issue
    Jan-Jul 2020

History

  • Received
    22 Feb 2020
  • Accepted
    05 May 2020
  • Published
    July 2020
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