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Sueño: discurso y escritura

Dreams: discourse and writing

Resúmenes

En 1932, los restos de las primeras experiencias sexuales del niño están conectados con marcas dolorosas de angustia, prohibición, desengaño, castigo. Dolor y displacer han dejado de ser advertencias para volverse, ellos mismos, metas. Con Más allá surge un Icc no-todo reprimido y se cierra la brecha entre los restos ópticos y auditivos de entonces. Vía sueño se produce la activación de los restos de lo-visto y de lo-oído, del tesoro de palabras de la lengua-materna, es decir, de la "herencia", que sólo se inscribe, en momentos privilegiados de un análisis, porque se adquiere contingentemente: una marca que ya no es para todos.

Sueño; Restos; Lengua-materna


In 1932, the aftermath of a child's first sexual experiences leaves painful scars of angst, repression, deception and guilt. Pain and displeasure had ceased to be warnings to become goals in themselves. With "Beyond the Pleasure Principle" a not-so-repressed unconscious mind emerges and closes the gap between the audiovisual memories from beforehand. Through dreams it is possible to activate these audiovisual memories, the treasure of the mother tongue, or "heritage", which is only registered in privileged moments in analysis, because it is acquired contingently: a mark that is not meant for all.

Dream; Memories; Mother tongue


Sueño: discurso y escritura

Dreams: discourse and writing

Juan Carlos Cosentino

Psicoanalista, Director de la Maestría en Psicoanálisis, Facultad de Psicología, UBA. Autor, entre otros libros, de Angustia, fobia, despertar, Buenos Aires, Eudeba, 1998; Construcción de los conceptos freudianos I y II, Buenos Aires, Manantial, 1999; El giro de 1920, Buenos Aires, Imago Mundi, 2003 y El problema económico: yo–ello–súper-yo–síntoma, Buenos Aires, Imago Mundi, 2005. E-mail: jccosenti@infovia.com.ar

RESUMEN

En 1932, los restos de las primeras experiencias sexuales del niño están conectados con marcas dolorosas de angustia, prohibición, desengaño, castigo. Dolor y displacer han dejado de ser advertencias para volverse, ellos mismos, metas. Con Más allá surge un Icc no-todo reprimido y se cierra la brecha entre los restos ópticos y auditivos de entonces. Vía sueño se produce la activación de los restos de lo-visto y de lo-oído, del tesoro de palabras de la lengua-materna, es decir, de la "herencia", que sólo se inscribe, en momentos privilegiados de un análisis, porque se adquiere contingentemente: una marca que ya no es para todos.

Palabras clave: Sueño. Restos. Lengua-materna.

ABSTRACT

In 1932, the aftermath of a child's first sexual experiences leaves painful scars of angst, repression, deception and guilt. Pain and displeasure had ceased to be warnings to become goals in themselves. With "Beyond the Pleasure Principle" a not-so-repressed unconscious mind emerges and closes the gap between the audiovisual memories from beforehand. Through dreams it is possible to activate these audiovisual memories, the treasure of the mother tongue, or "heritage", which is only registered in privileged moments in analysis, because it is acquired contingently: a mark that is not meant for all.

Keywords: Dream. Memories. Mother tongue.

1. El TRABAJO DEL SUEÑO

Al comienzo – escribe Freud en 1925 – los analistas no se acostumbraban a diferenciar entre texto del sueño y pensamientos oníricos latentes. Dejaban de lado el trabajo de interpretación. Pero, cuando pudieron dar ese paso no distinguían entre pensamientos oníricos latentes y trabajo del sueño.

En el fondo, el sueño no es sino una forma particular de nuestro pensamiento, posibilitada por las condiciones de la situación del dormir. "Es el trabajo del sueño el que produce (herstellt) esa forma, y sólo él es lo propio del sueño, la manifestación de su especificidad".

El trabajo específico del sueño, que transforma los pensamientos inconscientes en el texto del sueño, es propio y característico de la vida del sueño. Se desvía de la lógica del pensamiento despierto.

No es que sea más negligente, incorrecto, olvidadizo o incompleto que el pensamiento despierto. Constituye algo cualitativamente distinto y, por tanto, nada comparable a él. "No piensa (denkt) ni calcula (rechnet) ni juzga (urteilt). Se limita a transformar"1 1 ( GW, Bd. II-III, S. 511). La traducción del alemán remite a Gesammelte Werke ( GW), Frankfurt am Main, Fischer Verlag, 1999 y Sigmund Freud Briefe an Wilhelm Fliess, Frankfurt am main, S. Fischer Verlag, 1986. Las remisiones corresponden a O. C., Buenos Aires, Amorrortu Editores (AE.), 1978-85. (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VI, p. 502).

Ese trabajo del sueño, cuyo producto debe sustraerse a la "censura", se sirve del "desplazamiento" y de la "condensación de las intensidades psíquicas", mientras que los pensamientos del sueño se reflejan, casi con exclusividad, en el material de huellas mnémicas visuales o acústicas, condición, mediante nuevos desplazamientos, del "cuidado, consideración o contemplación por la puesta en escena".

Hay lugar para la temporalidad retroactiva propia del inconsciente: la subversión del sujeto por el sistema de las huellas. Su antecedente: los dos tiempos del trauma.

No obstante, partiendo de esta otra lógica, Freud encuentra, en 1901, en el material del sueño recuerdos de "experiencias impresionantes (eindrucksvolle2 2 Eindrucksvolle: Größe (grandeza, importancia, celebridad), Großartigkeit (grandioso, magnífico), Monumentalität (monumental, contundente). Erlebnisse) de la primera infancia", marcas (Eindrücke)3 3 Tanto López Ballesteros como Echeverry traducen Eindruck como impresión. Nosotros proponemos "marca". Inicialmente, Freud relaciona dichas marcas con experiencias impresionantes y, a partir del giro de 1920, con acontecimientos impresionantes. Y justamente en "eindruckvoll" reaparece el término "Eindruck". Posteriormente, se agrega su conexión con tiempo ( Zeit), con lo visto y lo oído y con momento traumático ( traumatischer Moment). Druck: es impresión y también imprenta. Drucken: es imprimir o estampar. Y Eindruck: es tanto marca, huella, trazo, como impresión. visuales, que ejercen un "influjo" determinante sobre la conformación del texto del sueño, obrando como un punto de cristalización, con efectos de atracción y distribución sobre el material onírico. Así, la situación del sueño no es más que una repetición alterada de una de esas experiencias "contundentes" (eindrucksvolle); y sólo muy rara vez, una reproducción de escenas reales (FREUD, 1901a/1978-85, v. V. parte VI, p. 641-642).

Pero entonces, el sueño, como repetición o como reproducción, "es el sustituto, modificado por transferencia a lo reciente, de la escena infantil" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, p. 540). No hay lugar aún para el fracaso de la función onírica.

Años después, a partir del material4 4 En "Estudios sobre la histeria" (FREUD, 1893-95/1978-85, v. II, Psicoterapia, 3): ubica "un material ( Material) mnémico de diversa índole que en el análisis es preciso trans-elaborar ( durcharbeiten)"; y en la Traumdeutung (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap IV, parte 2): interpreta el sueño de un analizante con "el material que (le) proporcionó su análisis". En "Inhibición" (FREUD, 1926a/1978-85, v. XX, parte IV): "aun en los análisis más ahondados el material es siempre lagunoso y nuestra documentación queda incompleta". de los análisis reconstruye ciertos otros procesos que escapan a la cadena asociativa: "acontecimientos impresionantes5 5 Eindrucksvolle Ereignisse (FREUD, 1926b/1978/85, v. XX, cap. IV, p. 202). de la infancia". Y esa reconstrucción de las experiencias infantiles olvidadas siempre tiene un gran efecto, la marca producida en el análisis es avasalladora, admita o no una corroboración objetiva tal como se anticipa en el análisis que conduce, con el sueño del Hombre de los lobos: "lo que esa noche se activó del caos de las huellas de marcas (Eindrucksspuren) inconscientes fue la imagen de un coito entre los padres bajo circunstancias no del todo habituales y particularmente favorables a la observación" (FREUD, 1918/1978-85, v. XVII, cap. IV, p. 36).6 6 Un poco después Freud aclara: "la activación ( aktivierung) de esa escena (a propósito evito el termino recuerdo) tiene el mismo efecto que si ella fuera una vivencia reciente".

Así, esos acontecimientos deben su valor a la particularidad de haber ocurrido tan temprano, en una época en que todavía podían tener un efecto traumático sobre el yo débil. Marcas que alcanzaron al niño en un tiempo (Zeit) en que no era posible asignar receptividad plena a su aparato psíquico (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, cap. III, parte II, punto F, p. 121).

Algo ha cambiado, no hay continuidad entre 1901 y 1926. ¿De qué se trata? De marcas capaces de influir en forma permanente sobre la vida sexual germinal del niño. En primer lugar, observaciones de actos sexuales o experiencias sexuales propias; es decir, intervienen en su alcance traumático tanto "lo visto" freudiano como las "experiencias" en el cuerpo propio. En segundo lugar, la escucha de conversaciones que el niño entendió en el momento o sólo a posteriori, de las que creyó extraer información sobre cosas secretas o siniestras (unheimlich); es decir, irrumpe "lo oído" y, junto con ese resto verbal, el objeto freudiano es atravesado por el displacer de la inquietante extrañeza. Y, en tercer lugar, exteriorizaciones y acciones del niño mismo, probatorias de una actitud tierna u hostil hacia otras personas, es decir, el efecto que ejerce desde el inconsciente el complejo nuclear de toda neurosis. Así, en el análisis, "tiene particular importancia hacer que emerja la actividad sexual olvidada del niño, como la modalidad de intervención, que le puso fin, de los adultos" (FREUD, 1926b/1978-85, v. XX, cap. IV, p. 202).

Desde la primera clínica freudiana, la cadena asociativa es regulada por la ley de la sobredeterminación y las representaciones inconscientes están infaliblemente7 7 "He aquí el resultado más importante con que se tropieza a raíz de una consecuente persecución analítica: no importa el caso o el síntoma del cual uno haya partido, infaliblemente se termina por llegar al ámbito del vivenciar sexual" (FREUD, 1896/1978-85, v. III, p. 198). articuladas al ámbito del vivenciar sexual, es decir, a lo que fue experimentado por el sujeto, aunque sin tener las palabras para comprenderlo o para decirlo.

En Moisés lo reafirma: "los traumas son experiencias en el cuerpo propio o bien percepciones sensoriales, la mayoría de las veces de lo visto y lo oído, vale decir, experiencias o marcas" (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, cap. III, parte I, punto C, "La analogía", p. 71-72). Se trata de Erlebnisse o Eindrücke que ocurren muy temprano, pertenecen al período de la amnesia infantil y se refieren, junto con el masoquismo primario erógeno y la pulsión de muerte autodestructiva, a impresiones de naturaleza sexual y a daños tempranos del yo.

El trauma nombra la imposibilidad de los restos de lo visto y lo oído de ser incorporados en lo simbólico, es decir, su limitación inherente. El encuentro con lo sexual es siempre errado, y el trauma es el agujero en el que convergen las representaciones inconscientes sin poder, en el límite, representarlo.

Dichos restos8 8 "Cosas ( Dinge) que había visto u oído y que había entendido a medias" (Carta 12 (24); Viena, 30. 5. 93 (FREUD, 1986, p. 42). nos llevan a la materialidad del inconsciente. Interviene la palabra oída del Otro y, en tanto tal, no sabida. Palabras impuestas, venidas de afuera, con las cuales se puede enunciar que "el inconsciente es el discurso del Otro". Es decir, en esos acontecimientos impresionantes se produce el encuentro entre estructura de lenguaje e imposición de palabras del Otro. Se trata, para Freud, de restos verbales, muchas veces incomprensibles, que constituyen esos puntos de fijación que forman el núcleo del inconsciente propiamente dicho, ese "núcleo real de nuestra vida anímica" (FREUD, 1920/1978-85, v. XVIII, p. 158), núcleo de la neurosis.

El inconsciente está estructurado como un lenguaje. "Un lenguaje" es el modo como "lalengua" recibe y aprisiona al niño, como el deseo de la madre marca su cuerpo.

En consecuencia, la materialidad del inconsciente está constituida por restos de palabras del Otro que nos afectan y continúan en nosotros, como marcas indestructibles (el deseo indestructible). Son esos surcos que abren camino (Bahnen)9 9 Ver E. Vidal (2003, p. 79-85). Bahnung fue inapropiadamente traducido por facilitación; se trata no de vías facilitadas sino del acto por el cual se abre la brecha que produce el camino. O sea, de un abrir caminos decisivo en la estructuración del sujeto, constituyendo una escritura inaugural de cadenas donde la cantidad metaforiza la incidencia de un exterior radicalmente Otro. Es decir que opera en el campo del lenguaje y donde el Otro es determinante de su constitución. Un registro de la marca de pasaje de la cantidad. La experiencia de satisfacción es un Bahnung de ese orden: consiste en caminos ( Bahnungen) duraderos que nunca quedan desiertos y que serán reactivados cada vez que se reinvista la excitación inconsciente. "Sólo pueden ser aniquilados de la misma manera que las sombras del mundo subterráneo en La Odisea, que cobraban nueva vida tan pronto como bebían sangre" de una vez por todas y que nunca quedan desiertos. No sólo marcas de pasaje de cantidad. Ya que "es fácil comprobar en cuán grande extensión la sensibilidad sexual del niño es despertada por tales experiencias, y cómo sus propias tendencias sexuales son dirigidas por unas trazas que abren vías (Bahnen) que ya no podrá abandonar" (FREUD, 1940b/1978-85, v. XXIII, p. 183-187), también marcas en que opera un excedente al principio de placer como lo prueba la ganancia de placer o Lustgewinn. Ocurre, en su diferencia, tanto con la formación de un chiste como con una irrupción, es decir, con una caída en el campo de algo que es del orden del goce: un sobrante10 10 Ver J. Lacan (1969-70/1992, p. 18): "Lo que el análisis muestra es precisamente que no se transgrede nada". .

2. LOS AFECTOS DEL SUEÑO

En 1900, los "afectos" de los pensamientos del sueño sufren alteraciones o transformaciones menores que sus representaciones. Por regla general son ahogados o restan caídos en el fondo (unterdrückt); y donde se conservan, son separados de las representaciones y reunidos o combinados según su homogeneidad o equivalencia o semejanza. ¿Qué ocurre con la llamada transformación del afecto? ¿Es decir, con esa transferencia de afecto del sujeto sobre su objeto?11 11 J. Lacan (1958-59): Se refiere a la transferencia del afecto del sujeto, en presencia de su deseo, sobre su objeto. Se trata del "retorno, del reenvío, de esa delegación que el sujeto hace de su afecto al objeto".

La contraparte de la vivencia temprana de satisfacción en la Traumdeutung es la "vivencia de terror frente a algo exterior" que anticipa un punto de exterioridad al campo del principio de placer. Y, a su vez, el recuerdo de algo que fue alguna vez penoso proporciona el primer ejemplo de la represión psíquica. Lo que aún no aparece es el punto de falla de la represión.

Así, la tesis de que el sueño es un cumplimiento de deseo es recibida con incredulidad cuando el soñante despierta presa de angustia. Son casi siempre aquellos sueños cuyo texto manifiesto ha experimentado la desfiguración o transposición (Entstellung) mínima. Pero la objeción del sueño de angustia, para Freud (1940b/1978-85, v. XXIII, parte I: V. Un ejemplo: La interpretación de los sueños, p. 183-187), no resiste al análisis: "no se debe olvidar que el sueño es en todos los casos el resultado de un conflicto, una suerte de formación de compromiso. Lo que para el ello inconsciente es una satisfacción puede ser para el yo, y por eso mismo, ocasión de angustia".

Pero curiosamente, en esos sueños, la angustia sólo tiene su sede en el yo. No obstante, el fracaso se anticipa con los mismos sueños de angustia. A pesar del sistema primario, la irrupción de lo desagradable12 12 "A consecuencia del principio de displacer, entonces, el primer sistema Y es incapaz de incluir algo desagradable en el interior de la trama de pensamiento. El sistema Y no puede hacer otra cosa que desear" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VII, punto E, p. 590). o de la vivencia de horror desacomoda al principio de placer-displacer y al deseo del dormir, y no puede impedir, con la "transformación del afecto" en el instante del despertar, produciendo un giro, el displacer de la satisfacción, vale decir, el nombre freudiano del goce.

Con la vivencia de terror y con la transformación del afecto es posible reformulan los sueños de angustia. Ocurre, además, que en el momento de falla de la función onírica surge una angustia que no tiene su sede en el yo. Caída de una fórmula con términos reversibles: lo que es una satisfacción para el ello puede ser ocasión de angustia para el yo. Una angustia nueva que sorprende a un sujeto indefenso: la angustia automática o traumática. Hay ruptura de la protección antiestímulo.

En 1919 con Lo siniestro (FREUD, 1919c/1978-85, v. XVII, p. 217-251), anticipa una estética distinta a la estética kantiana, que llama marginal: la estética del horror. Un espacio diferente al espacio euclidiano para poder ubicar otro objeto en la falla del sueño, que Freud nunca pudo nombrar. Y así, no pudo terminar de articular los sueños de angustia, la experiencia de terror, la transformación del afecto, como la indefensión y la angustia traumática.

No obstante, en 1932, al descorrer el velo de la amnesia que oculta los primeros años de la infancia, aquellas primeras experiencias sexuales del niño están conectadas con "marcas (Eindrücke) dolorosas" de angustia, de prohibición, de desengaño y de castigo: una extraña satisfacción que va de la pulsión de muerte o destrucción al masoquismo primario. Vale decir, el goce pulsional en su retorno como momento traumático cuando falla y se producen perturbaciones menores de la operación onírica, en los pacientes en análisis.

Dolor y displacer han dejado de ser advertencias para volverse, ellos mismos, metas. Y con ese momento que vuelve, el carácter displacentero y la tendencia del sueño a la realización de deseo parecen conciliarse muy mal: "¿qué impulso de deseo podría satisfacerse mediante ese retroceso hasta la experiencia traumática, extremadamente penosa?" (FREUD, 1932/1978-85, v. XXII, p. 28).

Conviene, pues, interrogar los alcances y los límites de la praxis analítica con la inclusión de la Eindruck freudiana, en su relación y diferencia con las huellas mnémicas.

3. LAS REGLAS DE LA LÓGICA: EL PROBLEMA ECONÓMICO DEL SUEÑO

En el "Esquema del psicoanálisis" (FREUD, 1940b/1978-85, v. XXIII), al volver a referirse a la interpretación de los sueños, las reglas decisorias de la lógica no tienen validez alguna en el inconsciente. El "ello inconsciente" es el reino de la alógica (das Reich der Unlogik). Aspiraciones de metas contrapuestas coexisten lado a lado sin que surja necesidad alguna de compensarlas. O bien no se influyen entre sí para nada, o, si lo hacen, no se produce ninguna decisión, sino un compromiso que se vuelve absurdo por incluir juntos elementos mutuamente inconciliables. Así, los opuestos no se separan, sino que son tratados como idénticos, de modo que en el sueño manifiesto cada elemento puede significar también su contrario, como sucedía en las lenguas más antiguas13 13 Opuestos como fuerte-débil, claro-oscuro, alto-profundo se expresaban originariamente, en el sistema jeroglífico egipcio, por medio de una misma raíz, hasta que dos diversas modificaciones de la palabra primordial separaron entre sí ambas significaciones antagónicas. .

Las leyes del curso en el inconsciente que de este modo salen a la luz son bastante raras y alcanzan para explicar la mayor parte de lo que en el sueño nos parece ajeno.

Y al referirse al problema de la responsabilidad por el texto del sueño, en tanto se presenta como una fachada, señala que no merece la pena tomar más en serio sus atentados a la moral, al igual que no vale la pena tomar más en serio sus infracciones a la lógica y a la matemática.

La novedad en el Esquema es que todo sueño en tren de formación, conjuntamente con esas infracciones a la lógica, eleva al yo, con ayuda del inconsciente, una demanda de satisfacer una pulsión, si proviene del ello.

En Más allá Freud se refiere, con el fenómeno de la transferencia y la compulsión de destino, a ese problema económico. Introduce una disputa: la cura quiere poner a su servicio a la compulsión, aunque, cuando logra sostenerse en el principio de placer, es conquistada para su causa por el yo. En Inhibición... una de las resistencias es operada por el yo, que quiere evitar el displacer que trae la irrupción de lo reprimido. De esta resistencia de represión se separa la de transferencia que es la que opera en el análisis.

En Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños (FREUD, 1923a/1978-85, v. XIX, punto VIII, p. 119-120) recupera esa pregunta clave que formula y agrega lo que allí falta:

En Más allá me he ocupado de este problema económico: ¿cómo es que experiencias de todo punto penosas del período sexual de la primera infancia se conquistan, a pesar de todo, algún tipo de reproducción (hecho que constituye todo un problema económico)? Me vi. obligado a otorgarles una pulsión que asciende de intensidad extraordinaria, como una compulsión a la repetición capaz de vencer a la represión que pesaba sobre ellas al servicio del principio de placer. Sin embargo, esto no ocurre antes de que el trabajo que propicia la cura haya atenuado la represión . Aquí cabe agregar que es la transferencia positiva la que presta ese auxilio a la compulsión a la repetición. De esta forma, se llega a una alianza entre la cura y la compulsión; al comienzo, dicha alianza se dirige contra el principio de placer, aunque su propósito último es instaurar el gobierno del principio de realidad. Tal como señalé en esa oportunidad, ocurre, con gran frecuencia, que la compulsión a la repetición se libera de las obligaciones de aquella alianza y no se contenta con el retorno de lo reprimido en la forma de imágenes oníricas.14 14 Ver también S. Freud (2003, cap. III, p. 51).

Bien, en el capítulo V de Más allá la compulsión a repetir, en la transferencia — cuando en un análisis se "activan" las tempranas experiencias infantiles produciendo "perturbaciones menores de la función del sueño" —, se ubica del otro lado del principio de placer. Nuevamente, se anuncia otra forma de retorno.

Los sueños de las neurosis traumáticas son las únicas excepciones genuinas de la tendencia a la realización del deseo implícita en el sueño, mientras que los sueños de castigo son sus únicas excepciones ¿aparentes?

Más bien, el sujeto encuentra en la formación del sueño de castigo un recurso — de renuncia pulsional paradójica: la satisfacción del padecer15 15 El sentimiento icc de culpa: "se trata de un factor por así decir «moral», de un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo del padecer" (FREUD, 1919a/1978-85, v. XIX, p. 50). — que le permite evitar la perturbación del reposo16 16 "En los de castigo ningún elemento de las ideas oníricas latentes es incorporado al contenido manifiesto, apareciendo en su lugar algo muy distinto, que debe ser concebido como formación reactiva contra los deseos oníricos, como rechazo y contradicción completa de los mismos. Semejante intervención en el sueño sólo podemos atribuirla a la instancia crítica del yo, cabiendo aceptar, pues, que ésta, irritada por la satisfacción inconsciente del deseo, vuelve a erigirse transitoriamente aun durante el estado del reposo. Bien podría haber reaccionado frente a estos contenidos oníricos desagradables haciendo despertar al sujeto" (FREUD, 1923a/1978-85, v. XIX, punto VIII, p. 119-120). .

¿Uno debe considerarse responsable por sus mociones oníricas "malas"? ¿Qué se querría hacer, si no, con ellas?

"Si el texto del sueño no es el envío de un espíritu extraño, es una parte de mi ser; si, de acuerdo con criterios sociales, quiero clasificar como buenas o malas (maus) las aspiraciones que encuentro en mí, debo asumir la responsabilidad por ambas, y si para defenderme digo que lo desconocido, inconsciente, reprimido que hay en mí no es mi «yo» (Ich), no me sitúo en el terreno del psicoanálisis, no he aceptado sus conclusiones. Puedo llegar a averiguar que eso desmentido (Verleugnen) por mí no sólo «está» en mí sino en ocasiones también «produce efectos» desde mí" (FREUD, 1925a/1978-85, v. XIX, p. 135).

En el sentido metapsicológico estricto eso reprimido malo no pertenece a mi «yo», sino a un «ello» sobre el que se asienta mi yo. Así este yo que se ha desarrollado desde el ello, está sometido a sus influjos y obedece a las incitaciones que parten del mismo. Se entiende pues que la alteración del yo (Ichveränderung), allí donde no es fecundo separar el yo del ello y del superyo, es producida por los mismos mecanismos de defensa17 17 Retorna el problema económico y el alcance del factor cuantitativo: por un lado, un agotamiento de la plasticidad, una suerte de entropía psíquica, vale decir, la resistencia del ello; por otro, la necesidad de castigo y la resistencia del superyo. .

En todo sujeto hay un poco de eso18 18 "La experiencia muestra que como no es lícito desdeñar lo 'malo' del ello, estoy compelido a hacerme responsable, de algún modo. La neurosis obsesiva lo ejemplifica: el yo se siente culpable de toda clase de impulsos malos de los que nada sabe" (FREUD, 1925a/1978-85, v. XIX, p. 135). : su «conciencia moral» es tanto más puntillosa cuanto más moral sea la persona. Se trata de la paradoja freudiana: la conciencia moral misma es una formación reactiva frente a lo malo sentido en el ello, como réplica a la renuncia pulsional. Tanto más intensa la supresión de eso malo, ya que la exigencia pulsional se ha desplazado, tanto más susceptible la conciencia moral.

Así, el desenlace de una cura analítica depende en lo esencial de la intensidad y profundidad de arraigo de las "resistencias de la alteración del yo", consecuencia de los mecanismos de defensa.

4. LAS PRUEBAS DE LA PARTICIPACIÓN DEL ELLO INCONSCIENTE

En 1933, al referirse a las pruebas de esa participación en la formación del sueño escribe nuevamente que en el "ello" se percibe con sorpresa la excepción al enunciado kantiano según el cual espacio y tiempo son formas necesarias de nuestros actos anímicos.

En el ello no se encuentra nada que corresponda a la representación del tiempo, ningún reconocimiento de un curso temporal y ninguna modificación del proceso anímico por el transcurso del tiempo. Impulsos de deseo que nunca han atravesado el ello, pero también marcas que fueron hundidas (lo caído en el fondo) en el ello, son virtualmente indestructibles, se conducen durante décadas como si fueran sucesos nuevos (FREUD, 1933/1978-85, v. XXII, p. 68-69).

Hemos sacado muy poco partido para nuestra teoría analítica — concluye Freud en el Esquema (FREUD, 1940b/1978-85, v. XXIII, p. 183-187) — de ese hecho comprobado fuera de toda duda: de que el tiempo no altera lo reprimido o de la inalterabilidad o invariabilidad o inmutabilidad de lo reprimido por el tiempo (der Unveränderlichkeit des Verdrängung durch die Zeit).

Desde 1900 se puede sostener que la memoria del sueño es mucho más amplia que la del estado de vigilia. El sueño trae recuerdos que el soñante ha olvidado y le eran inalcanzables en la vigilia. Y también que el sueño usa sin restricción alguna unos símbolos lingüísticos cuyo significado el soñante desconoce. Para Freud se conjuga su procedencia de fases anteriores del desarrollo del lenguaje, el sentido antitético de las palabras primitivas, (las lenguas más antiguas se comportan como los sueños; al comienzo poseen una sola palabra para los dos opuestos, como fuerte-débil, que se expresan por medio de una misma raíz) con la equivocidad19 19 "La palabra, como punto nodal de múltiples representaciones, está por así decir predestinada a la equivocidad" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VI, p. 346). de ciertos elementos del texto del sueño.

La memoria del sueño reproduce también "marcas" de la primera infancia del soñante, que no solo han sido olvidadas, sino que se tornaron inconscientes por obra de la represión. Así el sueño se vuelve casi imprescindible para reconstruir la primera infancia del soñante.

Además, el sueño trae a colación marcas, contenidos, huellas mnémicas que no pueden provenir de la vida madura ni de la infancia olvidada del soñante. ¿Cómo considerarlas? Como parte de la herencia arcaica que el niño trae consigo (mitbringen) al mundo, antes de cualquier experiencia propia, influido por el vivenciar de los antepasados.

Se trata del "pasado heredado" y del "pasado asumido por otros" (FREUD, 1940b/1978-85, v. XXIII, parte I, p. 145), que paradójicamente no es del pasado. Es herencia por venir. ¿Cómo entenderla? Hace falta adquirirla, inscribir esta adquisición como operación, a partir de un sueño, del análisis, como producción del análisis. Y sólo se inscribe porque se lo adquiere: es pasado por venir.

Con la dirección regrediente el tiempo de la excitación en la Traumdeutung le permite dar cuenta de la formación del sueño. Se destaca la indestructibilidad de la fuerza pulsionante. Hay lugar para la discontinuidad: la temporalidad del instante (Zeitpunkt).

El sueño se erige así, respecto de la prehistoria humana, en una fuente no despreciable, como Freud señala al referirse al sueño del Hombre de los Lobos. Ya entonces introduce la dimensión de un fuera de tiempo (Zeitlos)20 20 El fantasma o la frase superyoica al canalizar un goce que resta inasimilable es el modo en que se presentifica lo real de un tiempo sin historia. Las lagunas de la verdad del sujeto introducen un objeto no tanto atemporal sino, con esa referencia a una verdad prehistórica ( prähistorischer Warheit) que Freud realiza, a–histórico. Los fenómenos de ruptura (la "falla" del sueño), a diferencia de la vacilación fantasmática, introducen, por un brevísimo lapso, en la inminencia del objeto, un fuera de tiempo ( Zeitlos). Se trata de fenómenos que agujerean el campo fantasmático en el que el sujeto habitualmente se reconoce, y dejan a la intemperie su soporte. Instante fuera de discurso y de fantasma, pero no fuera de estructura (COSENTINO, 2001). (COSENTINO, 2001): para un tipo particular de importantísimas experiencias filogenéticas, es imposible despertar un recuerdo. Es filogénesis por venir. Como ocurre en el célebre sueño de los lobos, se trata de la activación de la escena primaria cuando, en ese breve momento, falla la función onírica que opera como un nuevo trauma.

En 1920 el hecho de que la Erlebnis (experiencia) original no haya producido placer en su tiempo no sirve como experiencia (Erfahrung) — no hay progreso —, resurge la repetición operando como una Erlebnis nueva (COSENTINO, 2003, p. 48-49).

¿Cuál es la razón dinámica por la cual el yo durmiente asume la tarea (Ausgabe) del trabajo del sueño?

Con ayuda del inconsciente, si proviene del ello, todo sueño en formación eleva al yo una demanda o exigencia (einen Anspruch) de satisfacer una pulsión. No obstante, el yo durmiente está acomodado para retener con firmeza el deseo preconciente de dormir, siente esa demanda o exigencia como una perturbación y procura suprimirla. En el Esquema utiliza el término aufheben que es suprimir y, al mismo tiempo, conservar.

¿Cómo lo consigue? Mediante un acto de aparente tolerancia, contraponiendo a la demanda o exigencia, para suprimirla pero conservándola, un cumplimiento de deseo (inofensivo bajo esas circunstancias). Esta sustitución de la demanda por un cumplimiento de deseo constituye, cuando el deseo puede ligar la pulsión, la operación esencial del trabajo del sueño.

¿Cómo poner en descubierto la fuerza pulsional inconsciente y, eventualmente, su cumplimiento de deseo?

Si la demanda o exigencia del inconsciente (demanda pulsional no fantasmática) se vuelve demasiado grande, a punto tal que el yo durmiente ya no es capaz de defenderse de ella con los medios de que dispone, este resignará el deseo de dormir y regresará a la vida despierta. Se dará razón de todas las experiencias diciendo que el sueño es siempre un intento de eliminar la perturbación del dormir por medio de un cumplimiento de deseo; que es, por tanto, el guardián del dormir. Ese intento puede lograrse; también puede "fracasar", y entonces el durmiente despierta, por obra — a pesar de Freud — de lo que "se despierta" en ese mismo sueño.

"La prueba irrefutable de ese conflicto la proporciona el sueño nocturno, que frente al acomodamiento del yo para dormir, reacciona con el "despertar" de las exigencias pulsionales" (FREUD, 1937/1978-85, v. XXIII, p. 228-229). ¿Qué despierta? Despiertan las exigencias pulsionales.

Anticipemos que la satisfacción pulsional que se inscribe entonces, es otra que en el periodo previo a 1920. A partir de Más allá se introducen, la pulsión de muerte, el masoquismo primario erógeno, lo no-ligado. Y ocurre una transferencia de la psicología individual a la de masas. Y con este giro, se vuelve "patrimonio común saber que las experiencias de los primeros cinco años adquieren un poder de mando sobre la vida, al que nada posterior contrariará" (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, p 121-123).

Así, aquello que los niños han experimentado, "sin entenderlo entonces21 21 Y que, "en algún momento posterior irrumpe en su vida con impulsos obsesivos, dirige sus acciones, les impone simpatías y antipatías, y con harta frecuencia decide sobre su elección amorosa, tan a menudo imposible de fundamentar con arreglo a la razón" (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, p. 121-123). , pueden no recordarlo luego nunca salvo en sueños" (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, p. 121-123), y sólo mediante un tratamiento psicoanalítico. Con esa otra modalidad de satisfacción y con la transferencia a la psicología de masas se redefine también la función del sueño.

El inconsciente, estructurado de esta manera, obedecerá a una lógica donde domina el Uno (Ein), ya que cada Eindruck es una. Las huellas podemos referirlas a la pura diferencia que cada una introduce en relación a si misma y a otra; en cambio, la Eindruck nos indicará que el inconsciente no hace un todo. Esa marca vale como un Uno que no completa un universo. Para Freud no hay Weltanschauung que provenga del discurso psicoanalítico. Sosteniendo la experiencia del Uno, el analista escuchará algo nuevo cada vez: uno que no tiene equivalente.

Así, Eindruck no es una huella entre otras. Esa marca como Uno dejará atrás, ampliando los límites del campo analítico, que sólo del entre–dos es posible suponer al sujeto.

5. EL NUEVO CONFLICTO

La condición del conflicto en la Metapsicología es la sexualidad infantil. Ahora es la pulsión de muerte y lo no-ligado en su oposición a lo ligado, que se está redefiniendo. Así, a partir de la introducción del masoquismo erógeno se produce un nuevo cambio que se independiza de la intensidad del trauma o de la magnitud de la suma de excitación.

Un paso ulterior en la experiencia analítica — Análisis terminable e interminable (FREUD, 1937/1978-85) — lo lleva a resistencias de otra índole, que ya no puede localizar y que parecen depender de condiciones fundamentales dentro del aparato anímico.

A una parte de esa fuerza Freud la ha individualizado. Por un lado, cierto grado de inercia psíquica, cuando el trabajo analítico ha abierto caminos nuevos al impulso pulsional, es decir, la resistencia del ello y el masoquismo femenino. Por otro, como conciencia de culpa y necesidad de castigo. Aquello que es ligado por el superyo y por el masoquismo moral.

Pero "de esa misma fuerza pueden estar operando otros montos (Beträge), no se sabe dónde, en forma ligada o libre" (FREUD, 1937/1978-85, v. XXIII, p. 244-246): la presencia en la vida anímica de un poder que, por sus metas, llama pulsión de agresión o destrucción y deriva de la pulsión de muerte originaria, es decir, los fenómenos del masoquismo inmanente de tantas personas.

[Así,] se tiene toda la impresión de que la tendencia al conflicto es algo especial, algo nuevo que, independientemente de la cantidad de libido, viene a sumarse a la situación. Y semejante tendencia al conflicto, que aparece de manera independiente (de la intensidad del trauma o de la magnitud de la suma de excitación), difícilmente se pueda atribuir a otra cosa que a la intervención de un fragmento de agresión libre que derivamos de la pulsión de muerte originaria, propia de la materia animada [, es decir, interviene, como novedad, lo no-ligado] (FREUD, 1937/1978-85, v. XXIII, p. 244-246).

Ha cambiado la condición del conflicto: de la sexualidad infantil, cuyo campo operatorio es la relación principio de placer-principio de realidad, a lo no-ligado.

Un punto fuera del territorio del principio. Como consecuencia de la ruptura de la barrera se produce lo no-ligado que le abre paso a algo que no se reduce al campo en que se produce: se presenta como un exterior, siempre excluido.

6. LA PRESENTACIÓN DEL OBJETO

¿Cómo temporalizar pues ese tiempo perdido (Zeitlos), es decir, ligar lo no-ligado freudiano? La repetición de la huella de determinados procesos psíquicos, al contrario del transcurso-del-tiempo, muestra que lo indestructible pero no inmodificable, "que lo duradero aunque no inalterable" (FREUD, 1925b, v. XIX, p. 244) es la investidura que acompaña a la representación desde 1894.

Son inequívocos dos puntos con relación a esos sucesos decisivos de la primera infancia, que llevan a la formación de neurosis:

En primer lugar, por lo remoto en el tiempo, diferenciado como el genuino factor decisivo, ¿como clasificar el estado particular del recuerdo de estas experiencias infantiles? En segundo lugar, el acento no recae sobre el tiempo, sino sobre el proceso que va al encuentro de ese suceso, es decir, sobre la reacción frente a este. Debido a esa remota experiencia se eleva una demanda pulsional que pide satisfacción. Se instala la represión. Sin embargo, el proceso no concluye con esto. Renueva entonces su demanda pulsional hacia una satisfacción llamada sustitutiva. Así nos aproximamos a los problemas de la renuncia de lo pulsional. Sale a la luz como un sueño o como un síntoma o como una alteración del yo, sin la aprobación del yo y sin que el yo entienda de qué se trata (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, cap. III, p. 122).

Del deseo indestructible nos deslizamos, en el material de los sueños de los analizantes, a las marcas o trazas hundidas en el ello, virtualmente indestructibles, es decir, a esa afinidad de la marca con el goce. El pasado por venir, "dispuesto siempre a hacer valer sus reclamos y a empujar hacia adelante, y por cualquier rodeo, hacia su satisfacción" (FREUD, 1919b/1978-85, v. XVII, p. 256).

Es preciso pues concederle carácter traumático también a las vivencias infantiles que producen perturbaciones menores de la operación del sueño: la "tyche" como "azar" despierta. Pasaje en el texto freudiano22 22 De la Zufall (casualidad, hecho inesperado, imprevisto, no intencional, cuya falla no resulta reconocible [raíz: fall, caída, algo que cae encima] de la Psicopatología (FREUD, 1901b/1978-85, v. VI, p. 233-270) a la Schicksal (destino, hado, sino, fatalidad; esta determinado por una fuerza superior [raíz: schicken, enviar] de Más allá (FREUD, 2003, cap. III, p. 45-52). : de la Zufall de la Psicopatología (hecho inesperado, imprevisto) a la Schicksal de Más allá (destino, hado, sino).

Y la novedad es que la experiencia del Icc no es la experiencia de un no-saber sino la de un saber regulado por la resistencia interna del sujeto, es decir, por lo no-ligado. El saber pues está vinculado a lo sexual y la resistencia indica el anudamiento, en lo no-ligado, del saber al goce. Solo podrá existir un acceso a ese saber si el sujeto trans-elabora (Durcharbeiten) las condiciones de esa resistencia.

7. EL LENGUAJE DE LOS SUEÑOS

En el capítulo II de El yo y el ello (FREUD, 1923/1978-85), de nuevo, el Icc es el discurso del Otro: la palabra es para Freud el resto-mnémico de la palabra oída, es decir, escuchada. Y así, la palabra es el resto-mnémico del tiempo en que el niño aprende a manejar el tesoro de palabras (Wortschatz) habladas y aun escuchadas de su lengua materna, tal como se anticipa en El chiste y su relación con el inconsciente (FREUD, 1905/1978-85, v. VIII, p. 120-121):

En la época en que el niño aprende a manejar el tesoro de palabras (Wortschatz) de su lengua materna (Muttersprache), le depara un manifiesto gozo «experimentar jugando» con ese material, y entrama las palabras sin atenerse a la condición del sentido, a fin de alcanzar con ellas el efecto placentero del ritmo o de la rima. Ese gozo (Vergnügen) le es prohibido poco a poco, hasta que al fin sólo le restan como permitidas las conexiones provistas de sentido entre las palabras. Pero todavía, años después, las aspiraciones de sobreponerse a las limitaciones aprendidas en el uso de las palabras se desquitan deformándolas por medio de determinados apéndices, alterándolas a través de ciertos arreglos (reduplicaciones, jerigonzas) o aun creando un lenguaje propio para uso de los compañeros de juego ... Opino que no importa el motivo al cual obedeció el niño al empezar con esos juegos; en el ulterior desarrollo se entrega a ellos con la conciencia de que son disparatados (unsinnig) y halla gozo en ese estímulo de lo prohibido por la razón. Se vale del juego para sustraerse de la presión de la razón crítica.

Pero no olvida la importancia de los restos-mnémicos ópticos, es decir, para los procesos de pensamiento, "el retorno a los restos visuales" (FREUD, 1923/2005, cap. II, p. 29-30). En 1913, el lenguaje de los sueños es la forma de expresión de la actividad anímica inconsciente23 23 "Aunque el inconsciente habla más de un solo dialecto" (FREUD, 1913/1978-85, v. XIII, p. 180). . De ese modo, pensar en imágenes se encuentra también más cerca de los procesos inconscientes que el pensar en palabras24 24 "y es, sin duda, más antiguo que éste –agrega– tanto ontogenética como filogenéticamente" (FREUD, 1923b, cap. II, p29-30). .

Es aquí donde Freud intercaló una frase en la copia en limpio de este capítulo, referida a las fases de formación del sueño, que luego suprimió en el texto publicado. "Quizá se justificaría distinguir — señala — de modo más definido que hasta ahora, dos fases, en el trabajo del sueño". El tema de las fases (una primera, óptica y una segunda, de conversión en lenguaje), a su vez, está más ampliamente desarrollado en el borrador, donde escribe25 25 Con el material inédito de los manuscritos (borrador y copia en limpio) del capitulo II, hemos establecido el texto en alemán, del cual proponemos una primera traducción al castellano de los párrafos utilizados. Mucho agradecemos a Ilse Gubrich-Simitis por los datos que nos aportó para obtenerlos. Se abre así un futuro período, que apenas comenzamos con el capítulo II: la de preparar con el material de los manuscritos una versión crítica de El yo y el ello. Se trata del único caso en el cual estas dos etapas principales de la dinámica de génesis de un texto teórico clave, que se ubica entre Más allá del principio de placer y El problema económico del masoquismo, están íntegramente documentadas. :

De esta índole del pensar podemos hacernos una representación a partir del estudio del[os] sueño[s]. Se llega a saber que lo que se vuelve cc es sólo material, por lo general material concreto del pensamiento, pero para las relaciones, que son parte esencial del pensamiento, no se da [una] expresión óptica. Pensar en imágenes es, entonces, un [volverse] cc muy imperfecto. Para el trabajo del sueño habría que distinguir, quizás, más nítidamente dos fases: en la primera se transforma material de pensamiento en imágenes (fase óptica), en la segunda se intenta la conversión en lenguaje (contemplación o cuidado o consideración por la puesta en escena), que, de manera evidente, está todavía bajo el dominio de las imágenes. El sueño intenta volverse de nuevo pcc y, con la elaboración secundaria, se abre [la] tercera fase, en que recibe el trato de todo contenido pcc, de modo que en [el] trabajo del sueño habría que reconocer dos direcciones sucesivas: la regresiva, del objeto pcc como resto diurno, bajo influencia del deseo reprimido, en material óptico; después [la] progresiva, [hacia] nuevo contenido pcc expresado en lenguaje [y] más tarde todavía racionalizado. Igual que el chiste, también el sueño sería cedido por un rato a la elaboración icc, luego emergería de ella otra vez al pcc.

Así, la aparente diversidad entre los restos visuales y los acústicos nos traslada a El interés por el psicoanálisis (FREUD, 1913/1978-85, v. XIII, p. 179-181) y al capítulo VI de La Traumdeutung (FREUD, 1900/1978-85, v. IV, p. 285-286). Al reparar en que los medios de representación del sueño son principalmente imágenes visuales (visuelle Bilder), y no palabras, le parece mucho más adecuado comparar el sueño con un sistema de escritura que con una lengua (COSENTINO, 2005, p. 111-126). El texto o contenido del sueño se presenta "como una escritura jeroglífica (Bilderschrift) cuyos signos deben ser transferidos uno por uno a la lengua de los pensamientos del sueño". Y como se trata de una escritura en imágenes: "uno se extraviaría, sin duda, si quisiera leer esos signos según su valor de imagen, en lugar de hacerlo según su relación entre signos" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VI, p. 346). Los signos del texto onírico, como en las escrituras no alfabéticas, toman su valor de la relación entre unos y otros.

Con el giro de 1920 surge un Icc no-todo reprimido y se cierra la brecha entre los restos ópticos y auditivos. Vía sueño, en ciertos momentos privilegiados de un análisis, se produce la activación de los restos de lo visto y de lo oído, es decir, del tesoro de palabras de la Muttersprache. Enlazados con aquellas "marcas (Eindrücke) dolorosas" nos anuncia que, con el cambio de meta, el "impulso de deseo podría satisfacerse en un sueño mediante ese retroceso hasta la experiencia traumática, extremadamente penosa" (FREUD, 1932/1978-85, v. XXII, p. 28).

Lacan (1975/1988) nos señaló que el significante Uno no es un significante entre otros. Esa "marca" se repite, pero no se totaliza con esa repetición; cuando el analizante aprehende el modo en que el Icc esta estructurado, empieza "a darse cuenta" de que ese inconsciente es el suyo.

8. LA EXCEPCIÓN NO CANCELA LA REGLA

El carácter displacentero y la tendencia del sueño a la realización de deseo parecen conciliarse muy mal. No obstante, Freud concluye sosteniendo que el sueño es el intento de un cumplimiento de deseo. Para todo sueño se cumple la función. La excepción no cancela la regla. Los sueños, cuando falla la función, los ubica fuera del universal.26 26 Propuse, hace algún tiempo, una modificación a esa tesis: un sueno es el intento de un imposible despertar a lo real. Se trata de la ex—sistencia (3). Entonces, no—todo sueño cumple con la función (COSENTINO, 1998, p. 141-166).

El hombre habla. Podemos comprobarlo: el analizante vuelve a la hora acordada a la consulta. "No se sabe por qué cree en lo universal, pues es como individuo particular que se entrega a los cuidados de un psicoanalista" (LACAN, 1978/1994). Como sueña —"en los procesos de sus sueños se ejercita para la vida venidera" (BORGES, 1976, p. 79)— el psicoanalista debe intervenir. ¿Se trata de despertar al paciente? "En ningún caso es lo que éste desea: al soñar preserva la particularidad de su síntoma" (LACAN, 1978/1994, p. 35).

El analizante dice lo que cree verdadero. El analista sabe que no habla sino al costado de lo verdadero, porque lo verdadero, lo ignora. Freud imagina que lo verdadero, es el núcleo traumático. Aunque, como lo anticipa en El chiste con el tesoro de palabras de la lengua materna y como lo reafirma retroactivamente en el Esquema con los restos mnémicos del lenguaje (FREUD, 1940b/1978-85, v. XXIII, p 160), en realidad, es "lalengua". "Cualquiera que ella sea, es una obscenidad, la obtrescena ... la otra escena que el lenguaje ocupa por su estructura" (LACAN, 1976-1977)27 27 L'obrescène: equívoco entre obscenité (obscenidad), autre (otra), scène (escena) (LACAN, 1976-1977). .

Momento no de la representación sino de la "presentación" del objeto: la herencia por venir, como imposible de escribir ... esperando que se escriba. Lo que, en un discurso, se produce por efecto de lo escrito, tal como Freud propone, citando a Göethe: "Lo que has heredado de tus padres, adquiérelo para poseerlo", a partir de esta nueva función que han alcanzado los sueños. Cada vez que se franquea el paso de un discurso a otro, que se cambia de discurso,28 28 En otros capítulos leemos: "a partir del discurso analítico se vislumbra que, acaso, tengamos alguna probabilidad de encontrar algo al respecto, de cuando en cuando, por vías esencialmente contingentes"; "lo real ... es el misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente" (LACAN, 1972-1973, p. 25). hay emergencia del discurso psicoanalítico. Con la activación de los restos de lo visto y lo oído, del caudal de palabras de la lengua materna, es decir, de la "herencia", que ocurre en algunos sueños, sólo se la inscribe porque se la adquiere: contingentemente se produce lo singular de una marca que ya no es para todos; "lo que deja de no escribirse".

NOTAS

REFERÊNCIAS

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Recebido em: agosto de 2006

Aceito em: janeiro de 2007

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  • ______. Moisés y la religión monoteísta (1940a). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XXIII, cap. III, p. 71-72; parte II, punto F: "El retorno de lo reprimido", p. 121-123. (GW, Bd. XVI, S. 179-180; 233-236).
  • FREUD, S. La etiología de la histeria (1896). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. III, p. 198. (GW, Bd. I, S. 434).
  • ______. Sigmund Freud, Briefe an Wilhelm Fliess Frankfurt am main: S. Fischer Verlag, 1986.
  • ______. Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina (1920). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XVIII, p. 158. (GW, Bd. XII, S. 294).
  • ______. Esquema del psicoanálisis (1940b). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XXIII (parte I: I. El aparato psíquico, p. 145; parte I: IV. Cualidades psíquicas, p. 160). parte II: VII. Una muestra de trabajo psicoanalítico, p. 183-187). (GW, Bd. XVII, S. 69; 84; 110-114).
  • ______. 29ª conferencia: Revisión de la doctrina de los sueños (1932). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XXII, p. 28. (GW, Bd. XV, S. 31).
  • ______. Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación de los sueños (1923a). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XIX, punto VIII, p. 119-120. (GW, Bd. XIII, S. 310-311).
  • ______. Más allá del principio de placer. In: El giro de 1920 Buenos Aires: Imago Mundi, 2003. cap. III, p. 45-52.
  • ______. El yo y el ello: V. Los vasallajes del yo (1919a). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XIX, p. 50. (GW, Bd. XIII, S. 279).
  • ______. Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto: b. La responsabilidad moral por el contenido de los sueños (1925a). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XIX, p. 135. (GW, Bd. I, S. 567).
  • ______. 31ª conferencia: La descomposición de la personalidad psíquica (1933). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XXII, p. 68-69. (GW, Bd. XV, S. 80-81).
  • ______. Análisis terminable e interminable (1937). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XXIII, p. 228-229; 244-246. (GW, Bd. XVI, S. 70; 88-90).
  • ______. Nota sobre la "pizarra mágica" (1925b). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XIX, p. 244. (GW, Bd. XIV, S. 4).
  • FREUD, S. Escritos breves: Prologo a Theodor Reik (1919b). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XVII, p. 256. (GW, Bd. XII, S. 326).
  • ______. Psicopatología: XII: Determinismo, creencia en el azar y superstición (1901b). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. VI, p. 233-270. (GW, Bd. IV, S. 267-310).
  • ______. El chiste: B. Parte sintética: IV. El mecanismo de placer y la psicogénesis del chiste (1905). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. VIII, p. 120-121. (GW, Bd. VI, S. 140-141).
  • ______. El yo y el ello (1923b). In: El problema económico del masoquismo Buenos Aires: Imago Mundi, 2005. cap. II, p. 29-30.
  • ______. El interés por el psicoanálisis: II. El interés del psicoanálisis para las ciencias no psicológicas: A. El interés para la ciencia del lenguaje (1913). In: ______. Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XIII, p. 179-181. (GW, Bd. VIII, S. 403-405).
  • ______. Lo ominoso (1919c). In: Obras Completas Buenos Aires: Amorrortu, 1978-85. v. XVII, p. 217-251. (GW, Bd. XII, S. 227-278).
  • LACAN, J. El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis (1969-70), Buenos Aires: Paidós, 1992. p. 18.
  • ______. El Seminario, libro VI, El deseo y su interpretación (1958-59). Lección del 17 de diciembre de 1958, inédito.
  • ______. ...Ou pire (1975). In: Reseñas de enseñanza. Buenos Aires: Manantial, 1988.
  • ______. El sueño de Aristóteles. Estudios Psicoanalíticos, Madrid, n. 2, 1994. Conferencia pronunciada en el servicio del profesor Deniker en el Hospital Sainte Anne (Paris) en el año 1978.
  • ______. El Seminario, libro XXIV, L'insu que sait de l'une-bévue s'aile à mourre (1976-77). Lección del 16 de noviembre de 1976, inédito.
  • ______. El Seminario, libro 20, Aún (1972-1973). Buenos Aires: Paidós, 1981. p. 25.
  • Vidal, E. Proton pseudos. In: Primera clínica freudiana Buenos Aires: Imago Mundi, 2003. p. 79-85.
  • 1
    (
    GW, Bd. II-III, S. 511). La traducción del alemán remite a
    Gesammelte Werke (
    GW), Frankfurt am Main, Fischer Verlag, 1999 y
    Sigmund Freud Briefe an Wilhelm Fliess, Frankfurt am main, S. Fischer Verlag, 1986. Las remisiones corresponden a O. C., Buenos Aires, Amorrortu Editores (AE.), 1978-85.
  • 2
    Eindrucksvolle: Größe (grandeza, importancia, celebridad), Großartigkeit (grandioso, magnífico), Monumentalität (monumental, contundente).
  • 3
    Tanto López Ballesteros como Echeverry traducen
    Eindruck como impresión. Nosotros proponemos "marca". Inicialmente, Freud relaciona dichas marcas con experiencias impresionantes y, a partir del giro de 1920, con acontecimientos impresionantes. Y justamente en
    "eindruckvoll" reaparece el término
    "Eindruck". Posteriormente, se agrega su conexión con tiempo (
    Zeit), con lo visto y lo oído y con momento traumático (
    traumatischer Moment).
    Druck: es impresión y también imprenta.
    Drucken: es imprimir o estampar. Y
    Eindruck: es tanto marca, huella, trazo, como impresión.
  • 4
    En "Estudios sobre la histeria" (FREUD, 1893-95/1978-85, v. II, Psicoterapia, 3): ubica "un material (
    Material) mnémico de diversa índole que en el análisis es preciso trans-elaborar (
    durcharbeiten)"; y en la
    Traumdeutung (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap IV, parte 2): interpreta el sueño de un analizante con "el material que (le) proporcionó su análisis". En "Inhibición" (FREUD, 1926a/1978-85, v. XX, parte IV): "aun en los análisis más ahondados el material es siempre lagunoso y nuestra documentación queda incompleta".
  • 5
    Eindrucksvolle Ereignisse (FREUD, 1926b/1978/85, v. XX, cap. IV, p. 202).
  • 6
    Un poco después Freud aclara: "la activación (
    aktivierung) de esa escena (a propósito evito el termino
    recuerdo) tiene el mismo efecto que si ella fuera una vivencia reciente".
  • 7
    "He aquí el resultado más importante con que se tropieza a raíz de una consecuente persecución analítica: no importa el caso o el síntoma del cual uno haya partido,
    infaliblemente se termina por llegar al ámbito del vivenciar sexual" (FREUD, 1896/1978-85, v. III, p. 198).
  • 8
    "Cosas (
    Dinge) que había visto u oído y que había entendido a medias" (Carta 12 (24); Viena, 30. 5. 93 (FREUD, 1986, p. 42).
  • 9
    Ver E. Vidal (2003, p. 79-85).
    Bahnung fue inapropiadamente traducido por facilitación; se trata no de vías facilitadas sino del acto por el cual se abre la brecha que produce el camino. O sea, de un abrir caminos decisivo en la estructuración del sujeto, constituyendo una escritura inaugural de cadenas donde la cantidad metaforiza la incidencia de un exterior radicalmente Otro. Es decir que opera en el campo del lenguaje y donde el Otro es determinante de su constitución. Un registro de la marca de pasaje de la cantidad. La experiencia de satisfacción es un
    Bahnung de ese orden: consiste en caminos (
    Bahnungen) duraderos que nunca quedan desiertos y que serán reactivados cada vez que se reinvista la excitación inconsciente. "Sólo pueden ser aniquilados de la misma manera que las sombras del mundo subterráneo en
    La Odisea, que cobraban nueva vida tan pronto como bebían sangre"
  • 10
    Ver J. Lacan (1969-70/1992, p. 18): "Lo que el análisis muestra es precisamente que no se transgrede nada".
  • 11
    J. Lacan (1958-59): Se refiere a la transferencia del afecto del sujeto, en presencia de su deseo, sobre su objeto. Se trata del "retorno, del reenvío, de esa delegación que el sujeto hace de su afecto al objeto".
  • 12
    "A consecuencia del principio de displacer, entonces, el primer sistema Y es incapaz de incluir algo desagradable en el interior de la trama de pensamiento. El sistema Y no puede hacer otra cosa que desear" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VII, punto E, p. 590).
  • 13
    Opuestos como fuerte-débil, claro-oscuro, alto-profundo se expresaban originariamente, en el sistema jeroglífico egipcio, por medio de una misma raíz, hasta que dos diversas modificaciones de la palabra primordial separaron entre sí ambas significaciones antagónicas.
  • 14
    Ver también S. Freud (2003, cap. III, p. 51).
  • 15
    El sentimiento
    icc de culpa: "se trata de un factor por así decir «moral», de un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo del padecer" (FREUD, 1919a/1978-85, v. XIX, p. 50).
  • 16
    "En los de castigo ningún elemento de las ideas oníricas latentes es incorporado al contenido manifiesto, apareciendo en su lugar algo muy distinto, que debe ser concebido como
    formación reactiva contra los deseos oníricos, como
    rechazo y
    contradicción completa de los mismos. Semejante intervención en el sueño sólo podemos atribuirla a la
    instancia crítica del yo, cabiendo aceptar, pues, que ésta, irritada por la satisfacción inconsciente del deseo, vuelve a erigirse transitoriamente aun durante el estado del reposo. Bien podría haber reaccionado frente a estos contenidos oníricos desagradables haciendo despertar al sujeto" (FREUD, 1923a/1978-85, v. XIX, punto VIII, p. 119-120).
  • 17
    Retorna el problema económico y el alcance del factor cuantitativo: por un lado, un agotamiento de la plasticidad, una suerte de entropía psíquica, vale decir, la resistencia del ello; por otro, la necesidad de castigo y la resistencia del superyo.
  • 18
    "La experiencia muestra que como no es lícito desdeñar lo 'malo' del ello, estoy compelido a hacerme responsable, de algún modo. La neurosis obsesiva lo ejemplifica: el yo se siente culpable de toda clase de impulsos malos de los que nada sabe" (FREUD, 1925a/1978-85, v. XIX, p. 135).
  • 19
    "La palabra, como punto nodal de múltiples representaciones, está por así decir predestinada a la equivocidad" (FREUD, 1900/1978-85, v. V, cap. VI, p. 346).
  • 20
    El fantasma o la frase superyoica al canalizar un goce que resta inasimilable es el modo en que se presentifica lo real de un tiempo sin historia. Las lagunas de la verdad del sujeto introducen un objeto no tanto atemporal sino, con esa referencia a una verdad prehistórica (
    prähistorischer Warheit) que Freud realiza, a–histórico. Los fenómenos de ruptura (la "falla" del sueño), a diferencia de la vacilación fantasmática, introducen, por un brevísimo lapso, en la inminencia del objeto, un fuera de tiempo (
    Zeitlos). Se trata de fenómenos que agujerean el campo fantasmático en el que el sujeto habitualmente se reconoce, y dejan a la intemperie su soporte. Instante fuera de discurso y de fantasma, pero no fuera de estructura (COSENTINO, 2001).
  • 21
    Y que, "en algún momento posterior irrumpe en su vida con impulsos obsesivos, dirige sus acciones, les impone simpatías y antipatías, y con harta frecuencia decide sobre su elección amorosa, tan a menudo imposible de fundamentar con arreglo a la razón" (FREUD, 1940a/1978-85, v. XXIII, p. 121-123).
  • 22
    De la
    Zufall (casualidad, hecho inesperado, imprevisto, no intencional, cuya falla no resulta reconocible [raíz:
    fall, caída, algo que cae encima] de la
    Psicopatología (FREUD, 1901b/1978-85, v. VI, p. 233-270) a la
    Schicksal (destino, hado, sino, fatalidad; esta determinado por una fuerza superior [raíz:
    schicken, enviar] de
    Más allá (FREUD, 2003, cap. III, p. 45-52).
  • 23
    "Aunque el inconsciente habla más de un solo dialecto" (FREUD, 1913/1978-85, v. XIII, p. 180).
  • 24
    "y es, sin duda, más antiguo que éste –agrega– tanto ontogenética como filogenéticamente" (FREUD, 1923b, cap. II, p29-30).
  • 25
    Con el material inédito de los manuscritos (borrador y copia en limpio) del capitulo II, hemos establecido el texto en alemán, del cual proponemos una primera traducción al castellano de los párrafos utilizados. Mucho agradecemos a Ilse Gubrich-Simitis por los datos que nos aportó para obtenerlos. Se abre así un futuro período, que apenas comenzamos con el capítulo II: la de preparar con el material de los manuscritos una versión crítica de
    El yo y el ello. Se trata del único caso en el cual estas dos etapas principales de la dinámica de génesis de un texto teórico clave, que se ubica entre
    Más allá del principio de placer y
    El problema económico del masoquismo, están íntegramente documentadas.
  • 26
    Propuse, hace algún tiempo, una modificación a esa tesis: un sueno es el intento de un imposible despertar a lo real. Se trata de la ex—sistencia (3). Entonces, no—todo sueño cumple con la función (COSENTINO, 1998, p. 141-166).
  • 27
    L'obrescène: equívoco entre
    obscenité (obscenidad),
    autre (otra),
    scène (escena) (LACAN, 1976-1977).
  • 28
    En otros capítulos leemos: "a partir del discurso analítico se vislumbra que, acaso, tengamos alguna probabilidad de encontrar algo al respecto, de cuando en cuando, por vías esencialmente contingentes"; "lo real ... es el misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente" (LACAN, 1972-1973, p. 25).
  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      18 Mar 2008
    • Fecha del número
      Dic 2007

    Histórico

    • Acepto
      Ene 2007
    • Recibido
      Ago 2006
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