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Consumo de tabaco y alcohol en la adolescencia

Resúmenes

El estudio Consumo de tabaco y de alcohol en la adolescencia tuvo como objetivos principales analizar los hábitos de consumo de tabaco y los hábitos de consumo de alcohol de los adolescentes de la enseñanza secundaria, del distrito del Porto, en Portugal. Los resultados evidencian, en relación al consumo de tabaco, que la mayoría de los encuestados no fuma, el hábito se inicia más temprano en las muchachas y aumenta con la edad, los amigos ejercen influencia para el inicio del consumo y, en relación al consumo de alcohol, hay evidencia de que cerca de la mitad de los adolescentes consume bebidas alcohólicas, los muchachos tienen más el hábito de beber, el número de consumidores aumenta con la edad, las bebidas destiladas son las preferidas de ambos géneros, 44,1% de los encuestados ya se embriagaron por lo menos una vez y la mayoría no pretende dejar de beber.

Adolescente; Asunción de Riesgos; Tabaco; Consumo de Bebidas Alcohólicas; Rol de la Enfermera


This study analyzes the consumption of alcohol and tobacco among high-school adolescents in the district of Porto, Portugal. The results reveal the following: the majority of respondents do not smoke; smoking starts earlier in the case of girls; smoking increases with age; peer pressure is an important factor influencing smoking; about half of adolescents consume alcohol; boys drink more than girls; the number of those who consume alcohol increases with age; distilled drinks are the choice for both genders; 44.1% of the respondents became intoxicated at least once and the majority has no intention to quit drinking.

Adolescent; Risk-Taking; Tobacco; Alcohol Drinking; Nurse's Role


O estudo Consumo de tabaco e de álcool na adolescência teve como objectivos principais analisar hábitos de consumo de tabaco e os hábitos de consumo de álcool dos adolescentes do ensino secundário, do distrito do Porto, Portugal. Os resultados evidenciam, em relação ao consumo de tabaco, que a maioria dos inquiridos não fuma, o hábito inicia-se mais cedo nas raparigas e aumenta com a idade, os amigos exercem influência para o início do consumo e, em relação ao consumo de álcool, há evidencia de que cerca da metade dos adolescentes consome bebidas alcoólicas, os rapazes têm mais o hábito de beber, o número de consumidores aumenta com a idade, as bebidas destiladas são as preferidas de ambos os géneros, 44,1% dos inquiridos já se embriagaram pelo menos uma vez e a maioria não pretende deixar de beber.

Adolescente; Assunção de Riscos; Tabaco; Consumo de Bebidas Alcoólicas; Papel do Profissional de Enfermagem


ARTÍCULO ORIGINALE

Maria Margarida da Silva Reis dos Santos FerreiraI; Maria Constança Leite de Freitas Paúl Reis TorgalII

ILicenciada en Enfermería, Doctor en Ciencias de la Enfermería, Profesor Adjunto, Escola Superior de Enfermagem do Porto, Porto, Portugal. E-mail: mrs@esenf.pt

IILicenciada en Psicología, Doctor en Ciencias Biomédicas, Profesora Catedrática, Instituto de Ciências Biomédicas Abel Salazar, Universidade do Porto, Porto, Portugal. E-mail: constancapaul@netcabo.pt

Correspondencia

RESUMEN

El estudio Consumo de tabaco y de alcohol en la adolescencia tuvo como objetivos principales analizar los hábitos de consumo de tabaco y los hábitos de consumo de alcohol de los adolescentes de la enseñanza secundaria, del distrito del Porto, en Portugal. Los resultados evidencian, en relación al consumo de tabaco, que la mayoría de los encuestados no fuma, el hábito se inicia más temprano en las muchachas y aumenta con la edad, los amigos ejercen influencia para el inicio del consumo y, en relación al consumo de alcohol, hay evidencia de que cerca de la mitad de los adolescentes consume bebidas alcohólicas, los muchachos tienen más el hábito de beber, el número de consumidores aumenta con la edad, las bebidas destiladas son las preferidas de ambos géneros, 44,1% de los encuestados ya se embriagaron por lo menos una vez y la mayoría no pretende dejar de beber.

Descriptores: Adolescente; Asunción de Riesgos; Tabaco; Consumo de Bebidas Alcohólicas; Rol de la Enfermera.

Introducción

La adolescencia es un período de transición, en el cual los adolescentes desarrollan sus capacidades experimentando nuevos tipos de comportamiento y enfrentan el desafío de adoptar comportamientos saludables(1). Comportamientos saludables, adquiridos durante la adolescencia, tienden a prevalecer en la edad adulta, y, de igual forma, los comportamientos de riesgo para la salud, adoptados en la infancia o en la adolescencia, son muchas veces difíciles de erradicar en la edad adulta y pueden representar impacto en la salud, a corto o largo plazo. Entre ellos, se incluyen el consumo de tabaco y de alcohol(1).

El tabaco es generalmente la primera droga consumida por los niños y adolescentes(2). El comportamiento tabaquista se inicia generalmente en la adolescencia(3) y pocas personas se tornan fumadoras después de los 18 años(2-3). El consumo de tabaco aumenta significativamente en adolescentes que tienen otros comportamientos de riesgo, como el consumo de drogas ilícitas y alcohol(2). El hecho de los amigos, de los padres y hermanos fumar, presenta asociación positiva con el tabaquismo del adolescente(2).

El alcohol es la substancia psicoactiva más usada por los adolescentes(4). A pesar de que su consumo en la adolescencia es ilegal, continua a ser un importante problema en el ámbito de salud pública, ya que es el mayor factor de riesgo para la salud de ese grupo(5). Comparados con personas de otros grupos etarios que también beben alcohol, los adolescentes presentan mayor tendencia para consumos del tipo binge drinking (consumo de varias bebidas alcohólicas en una solo ocasión, cinco o más para los muchachos, cuatro o más para las muchachas) y para embriagarse, lo que aumenta los riesgos para la salud, así como el riesgo de accidentes de vehículos y de relaciones sexuales no protegidas.

Los adolescentes, generalmente, inician sus experiencias con las drogas consideradas lícitas, como el alcohol y el tabaco, en sus ambientes familiares(6). La influencia del grupo de pares es altamente predictiva para el consumo.

La realización de estudios científicos, centrados en la problemática del consumo de alcohol y tabaco por los adolescentes, fue definida como prioridad por el sector de la salud debido a la asociación directa o indirecta que esos comportamientos tienen con algunas de las principales causas de morbilidad y mortalidad en la adolescencia(7), y a la necesidad de conocimiento científicamente validado para el desarrollo de políticas de educación para la salud, para la promoción de la salud y para el desarrollo de programas e intervenciones dirigidos a adolescentes.

En ese sentido, los objetivos del estudio fueron analizar los hábitos de consumo de tabaco y los hábitos de consumo de alcohol de los adolescentes de la enseñanza secundaria (10º, 11º y 12º años de escolaridad), la edad de inicio de hábitos tabáquicos y la edad de inicio del consumo de alcohol, analizar las motivaciones de los participantes para mantener el consumo de alcohol. Se investigó la relación de las variables demográficas género, edad y año de escolaridad sobre los hábitos de consumo de tabaco y de alcohol.

Metodología

Se realizó un estudio descriptivo exploratorio de tipo transversal.

Los datos necesarios para el estudio fueron recolectados a través de cuestionario, constituido por 45 preguntas, cerradas, abiertas y mixtas, construido para el efecto, que obtuvo el parecer positivo de la Comisión Nacional de Protección de Datos. La prueba piloto del instrumento se realizó en diversas escuelas del distrito del Porto, con 30 estudiantes de enseñanza secundaria.

La recolección de datos ocurrió entre junio y noviembre de 2005, en la sala de clases, durante un tiempo lectivo, después de la autorización de la Dirección regional de educación del norte y de los Consejos ejecutivos de las escuelas. Participaron del estudio todos los estudiantes de los grupos seleccionados por la dirección de las escuelas y que, después de recibir explicaciones sobre el objetivo del estudio y su carácter voluntario y anónimo, quisieron libremente, integrarse al mismo. Fueron considerados los siguientes criterios de exclusión para este estudio: recusa en participar del estudio, tener más de 19 años de edad, ausencia de informaciones relevantes en el cuestionario (sexo y fecha de nacimiento), cuestionarios devueltos con muchas preguntas en blanco o conteniendo respuestas absurdas.

Para el análisis estadístico de los datos se utilizó la versión 16 del SPSS (Statistical Package for Social Sciences). Los datos fueron explorados a través de estadística descriptiva, obteniéndose medidas de tendencia central y de dispersión y, posteriormente, estadística de inferencia. La técnica de análisis de contenido, más específicamente el análisis temático, fue utilizada para el tratamiento de la información obtenida a través de las preguntas abiertas del cuestionario.

Caracterización de la muestra

La muestra del estudio es proveniente de cinco escuelas públicas del distrito del Porto y comprende 680 adolescentes que frecuentaban la enseñanza secundaria. De esos, 238 (35%) cursaban el 10º año, 280 (41,2%) el 11º año y 162 (23,8%) el 12º año. Los encuestados eran, en su mayoría, del sexo femenino (59,6%, n=405, vs 40,4%, n=275, del sexo masculino), en su mayoría portugueses (98,5%, n=669), siendo los otros venezolanos (0,4%, n=3), brasileños (0,3%, n=2), suizos (0,3%, n=2), congoleses (0,3%, n=2) y franceses (0,1%, n=1) y tenían edades comprendidas entre 15 y 19 años, siendo el promedio de 16,61 años (DE=1,03). Las muchachas tenían en promedio 16,55 años (DE=0,98) y los muchachos 16,69 años (DE=1,10).

Atendiendo a las características comunes de los adolescentes de determinada edad, la adolescencia es muchas veces dividida en tres fases: la inicial, de los 10 a los 13 años, la intermedia, de los 14 a los 16 años y la final, de los 17 a los 19 años. Esa división fue también adoptada en este estudio, en la estadística inferencial. La mayoría de los adolescentes, independientemente del sexo, se sitúan en el intervalo de edad de los 17 a los 19 años (50,6%, n=205, de muchachas y 54,2%, n=149, de muchachos).

Resultados

De los adolescentes que participaron en el estudio, 13,4% (n=91) fumaban. El porcentaje de muchachos que fuma es superior al de las muchachas (15,3%, n=42, vs 12,1%, n=49). La edad con que los encuestados comenzaron a fumar varió entre los nueve (2,2%, n=2) y los 19 años (1,1%, n=2), siendo el promedio de 13,67 años (DE=1,76), 47,2% (n=43) comenzaron a fumar antes de los 14 años y apenas 4,4% (n=4) iniciaron el consumo después de los 16 años.

La cantidad de cigarros que los adolescentes fuman por día varía entre dos (6,7%, n=6) y 25 (1,1%, n=1), siendo, en promedio, 8,15 (DE=5,30). La mayoría, de los adolescentes fumadores, afirmó que le gustaría dejar el hábito (83,1%, n=74) y reducir el número de cigarros que fuman por día (85,6%, n=77). Relativamente a los hábitos tabáquicos de los amigos y de los familiares con que viven, 35,7% (n=235) afirman que los amigos fuman y 48,2% (n=325) que tienen familiares, con quien habitan, que fuman.

No se puede afirmar que los muchachos y las muchachas difirieron significativamente en relación al consumo de tabaco (c2=1,42, p=0,23). Los adolescentes más nuevos (grupo de los 14 a los 16 años) difieren de los más viejos (grupo de los 17 a los 19 años) en cuanto al hábito de fumar (c2=12,41, p=0,000), siendo el porcentaje de fumadores superior en el grupo de participantes más viejos (17,8%, n=63, vs 8,6%, n=28, más nuevos). No existe asociación estadística entre el año de escolaridad y el hábito de fumar (c2=3,76, p=0,15).

Los adolescentes del sexo femenino y masculino difieren de forma significativa en la edad con que comenzaron a fumar (U=756,00, p=0,027), habiendo las muchachas comenzado más temprano. La edad mínima con que iniciaron el consumo fue de 9 años en el sexo femenino y de 10 años en el masculino. La máxima fue de 16 años en las muchachas y de 19 años en los muchachos, siendo el promedio los 13,27 años (DE=1,51) en las encuestadas y los 14,14 años (DE=1,92) en los encuestados.

Analizando el número de cigarros que los adolescentes fuman diariamente en función del género, se concluye que no existen diferencias significativas (U=902,50, p=0,52), lo mismo se aplica en lo que se refiere a la edad (U=819,50, p=0,76) y al año de escolaridad (KW=0,05, p=0,98).

El tener amigos que fuman tiene asociación con el consumo de tabaco (c2=80,35, p=0,000), siendo que, en el grupo en el cual la mayoría de los amigos fuma, se encuentra el mayor porcentaje de fumadores (29,8%, n=70, vs 4,7%, n=20, adolescentes que fuman y la mayoría de los amigos no). Se concluye también que el tener familiares con quienes habitan y que fuman tiene asociación con el consumo de tabaco en los participantes (c2=10,15, p=0,001), ya que es en ese grupo que se encuentra el mayor porcentaje de adolescentes fumadores (17,8%, n=58, vs 9,5%, n=33, de encuestados que fuman y que los familiares con quien habitan no fuman).

En cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, 42,6% de los participantes (49,8%, n=137, muchachos vs 37,8%, n=153, muchachas) refieren que beben. La mayoría (73,5%, n=194) comenzó a beber entre 14 y 16 años. La edad mínima del inicio del consumo fue a los 8 años y la máxima a los 18 años, siendo el promedio de 14,50 años (DE=1,64). La edad mínima, en la cual los adolescentes del sexo femenino iniciaron el consumo de bebidas alcohólicas, fue a los 10 años y los del sexo masculino a los 8 años. La máxima fue a los 18 años en ambos géneros, siendo el promedio de 14,89 años (DE=1,68) en las muchachas y 14,50 años (DE=1,60) en los muchachos.

Las bebidas más consumidas por los estudiantes, independientemente del género, son las destiladas. Los lugares donde los participantes relataron beber con más frecuencia son: los locales públicos (discotecas, cafés, restaurantes, bares, 68,8%), casa y locales públicos (24,1%) y casa (7,1%). Los amigos son la compañía más frecuente para el consumo (75,8%, n=216) de bebidas alcohólicas (16,4%, n=47, beben con familiares o amigos, 6%, n=17, con familiares y 1,8%, n=5, solos o con otra persona).

Hay diferencia significativa entre géneros en el hábito de consumir bebidas alcohólicas (c2=9,71, p=0,002), siendo superior el porcentaje de muchachos que bebe (49,8%, n=137, vs 37,8%, n=153, muchachas). Las muchachas y los muchachos no difieren en los que se refiere a la edad con que comenzaron a ingerir bebidas alcohólicas (U=8678,00, p=0,99). Los adolescentes más nuevos y más viejos difieren significativamente en el hábito de consumir alcohol (c2=7,83, p=0,005), situándose el mayor porcentaje de consumidores en el grupo de los 17 a los 19 años (47,7%, n=169, vs 37,1%, n=121, del grupo de los 14 a los 16 años). El año de escolaridad tienen asociación con el hábito de consumir bebidas alcohólicas (c2=20,60, p=0,000), es en el grupo que frecuenta el 12º año donde se encuentra el mayor porcentaje de encuestados que bebe.

La mayoría de los participantes dijo que los amigos no beben bebidas alcohólicas (54,9%, n=363), sin embargo se concluye que el tener amigos que beben tienen asociación con el consumo (c2=1,07, p=0,000), siendo el porcentaje de encuestados que ingiere alcohol y cuyos amigos beben superior a la de los encuestados que consumen sin que los amigos lo hagan (65,1%, n=194, vs 25,1%, n=91, respectivamente). El consumo de bebidas alcohólicas por los familiares no tiene relación significativa con la ingestión de alcohol por los participantes (c2=0,30, p=0,59).

La ocurrencia de por lo menos una embriaguez sucede para 44,1%, n=126, (40%, n=60, de muchachas y 48,5%, n=66, de muchachos) de los adolescentes que beben. No se verificó existir diferencias significativas entre los géneros en lo que se refiere a ya haberse embriagado (c2=2,11, p=0,15). El porcentaje de participantes más viejos que ya se embriagó es significativamente superior frente a los más nuevos (c2=8,41, p=0,004).

A la mayoría de los adolescentes (92,3%, n=252) no les gustaría dejar de beber, habiéndose solicitado que justificasen esa actitud. Como era una pregunta abierta, se procedió al análisis de contenido del discurso producido, construyéndose posteriormente siete categorías: “me gusta beber” (18,5%), “sólo bebo raramente” (18%), “no considero que haga mal beber” (13,3%), “la bebida me ayuda a relajarme y alegrarme” (2,1%), “no considero necesario, ya que bebo poco” (19,4%), “porque no soy dependiente viciado/a” (15%) y “porque no paso de mis limites” (13,7%).

Las muchachas difieren significativamente de los muchachos en la voluntad de querer dejar de beber (c2=4,85, p=0,028), siendo los adolescentes del sexo masculino los que más manifiestan esa intención (11,4%, n=15, vs 4,3%, n=6, sexo femenino). Se concluye que los adolescentes más nuevos y más viejos no son diferentes en los que se refiere al intento de dejar de beber (c2=1,13, p=0,29). También no se verificó asociación entre el año de escolaridad y la voluntad de abandonar la ingestión de bebidas alcohólicas (c2=0,26, p=0,99). Se verificó una relación significativa entre el tener amigos que beben y la voluntad de dejar de beber (c2=7,38, p=0,007), siendo que, en el grupo de adolescentes que ingiere alcohol y afirma que la mayoría de sus amigos no lo hace, se encuentra el mayor porcentaje de participantes con esa intención (14,5%, n=12, vs 4,8%, n=9, encuestados que beben y los amigos también).

Se encontró asociación entre el consumo de tabaco y el de bebidas alcohólicas (c2=53,75, p=0,000), siendo que, en el grupo de adolescentes que fuma es donde se encuentra el mayor porcentaje de encuestados que ingieren alcohol. Existe también relación estadística muy significativa entre el inicio de la vida sexual y el consumo de alcohol por los adolescentes (c2=36,96, p=0,000), siendo en el grupo de encuestados que consumen bebidas alcohólicas que se encuentra el mayor porcentaje de adolescentes que ya inició la vida sexual.

Discusión

La adolescencia es tiempo de exploración, descubrimientos y elecciones. Las opciones que los adolescentes hacen, especialmente sobre el consumo de substancias, pueden tener implicaciones serias en ámbito social y en la salud.

El consumo de tabaco se inicia generalmente durante la adolescencia y está aumentando en todos los países, principalmente entre las muchachas(8). En este estudio, a pesar de que no se encontraron diferencias entre géneros, en cuanto al consumo de tabaco, el porcentaje de muchachos fumadores es superior al de las muchachas. Los encuestados comenzaron a fumar en promedio a los 13,67 años. Los resultados, aquí, se asemejan a los de otros autores(9-11) cuando concluyen que la mayoría de los adolescentes no fuma y que no existen diferencias significativas entre géneros en cuanto al hábito de fumar(10). En relación al promedio de edades con que comenzaron a fumar, los hallazgos de este trabajo están consonantes con los de otros investigadores(10), en lo que respecta a ser en la fase inicial de la adolescencia que muchos viciados inician el consumo. Existe una diferencia significativa entre el grupo de adolescentes más nuevos y más viejos en cuanto al hábito de fumar, siendo el porcentaje de fumadores superior en los más viejos, lo que coincide con los hallazgos de otros estudios(10-11).

El hábito de fumar coloca en riesgo la salud de los adolescentes. Aparentemente, los encuestados reconocen ese problema, ya que a la mayoría le gustaría dejar de fumar y de reducir el consumo. Otros investigadores(9) refieren que a la mayoría de los adolescentes, independientemente de fumar o no diariamente, le gustaría dejar de fumar.

Las muchachas comenzaron a fumar significativamente más temprano que los muchachos. No existe consenso entre investigadores en lo que se refiere a ese dato, que está muy asociado al país de proveniencia de los encuestados. La Organización Mundial de la Salud (OMS)(3) reporta que los muchachos tienden a iniciar el consumo de tabaco más temprano que las muchachas. Otros estudios(10-11) encontraron, como esta investigación, que las muchachas comenzaron a fumar significativamente más temprano que los muchachos.

Vivir en ambientes de humo como, por ejemplo, tener miembros de la familia y amigos que fuman, ha sido identificado como el mayor riesgo para viciarse. En esta investigación, se verificó que el tener amigos que fuman tiene asociación con el consumo de tabaco, siendo en el grupo de adolescentes en que la mayoría de los amigos fuma que se encuentra el mayor porcentaje de participantes fumadores. Los estudios de otros investigadores(8-9) refieren igualmente que los pares parecen ser un importante modelo para el consumo de tabaco, existiendo correlación entre el tener amigos que fuman y el comportamiento de fumar. Se concluye, también, que el habitar con familiares que fuman tiene asociación con el consumo de tabaco, siendo en ese grupo de adolescentes que se encuentra el mayor porcentaje de fumadores. Esos resultados están de acuerdo con investigaciones previas(8), cuando afirman que existe asociación entre los padres y hermanos fumadores y el desarrollo de hábitos tabáquicos en la adolescencia.

Estudios recientes demuestran que el consumo de alcohol en la adolescencia se inicia cada vez más temprano(4) (se está volviendo una norma(12)), y que muchos adolescentes se volverán consumidores regulares(13). En relación al consumo de bebidas alcohólicas, este estudio evidenció un porcentaje preocupantemente alto (42,6%) de adolescentes que acostumbran beber y diferencias significativas entre géneros, siendo las muchachas aquellas que menos refieren consumir alcohol. Los resultados, aquí, se asemejan a los de otros investigadores(6,10,13) que también concluyeron que el porcentaje de muchachos que bebe es significativamente superior a la de las muchachas.

A pesar de que no existan diferencias entre muchachos y muchachas en lo que se refiere a la edad con que comenzaron a ingerir bebidas alcohólicas, se constata que el promedio de edades con que comenzaron a hacerlo es ligeramente más elevado en las muchachas. Eses resultados difieren de aquellos de otros autores(10) que concluyeron que los muchachos se inician en la bebida significativamente más temprano. Es inquietante verificar que 20,6% de los encuestados comenzaron a beber antes de los 14 años, ya que esos adolescentes tienen más posibilidades de desarrollar dependencia del alcohol durante la vida, que los que esperan hasta los 21 años(14).

En consonancia con otros estudios(10-11), se concluye que las bebidas preferidas por los encuestados, independientemente del género, son las destiladas, y que los adolescentes consumen bebidas alcohólicas preferencialmente en locales públicos(15), a pesar de que también reportan que beben en casa. Otros investigadores(12,16) refieren precisamente lo contrario: mayor porcentaje de encuestados que beben en su casa o en la de amigos y en fiestas particulares, y menor proporción de adolescentes que ingieren bebidas alcohólicas en locales públicos. Se piensa, aquí, que el hecho de mayor porcentaje de consumidores mencionar que bebe en locales públicos puede deberse a la menor vigilancia del respeto por las leyes que prohíben la venta y el consumo de alcohol a menores en Portugal.

La mayoría de los encuestados bebe en la compañía de los amigos, sin embargo los familiares son también referidos, habiendo pequeño porcentaje de adolescentes que menciona que, mismo solos, consumen bebidas alcohólicas. Frente a esos resultados, y de acuerdo con lo afirmado por otros(16), se piensa que se puede concluir que, en esa fase de la vida, el consumo de alcohol es encarado como forma de socialización. Los que beben solos pueden indicar dependencia mayor, ya que consumen mismo sin ser en actos sociales.

Como era previsible, y de acuerdo con otros estudios(6,13,16), son los adolescentes más viejos que más refieren consumir bebidas alcohólicas. Se piensa que algunas de las razones que pueden ser apuntadas para mayor incidencia de consumidores, en la fase final de la adolescencia, son la mayor autonomía, la exploración de la identidad, el menor control de los padres y la gran participación con el grupo de pares. Existen diferencias significativas entre el año de escolaridad y el hábito de consumir bebidas alcohólicas, aumentando el porcentaje de consumidores de acuerdo progresa el año que los adolescentes frecuentan. Ese resultado está relacionado al aumento de consumo en los adolescentes más viejos, sugiriendo la necesidad de realizar mayores inversiones y bien dirigidas a ese intervalo de edad, sobre los maleficios del alcohol.

Los resultados que fueron obtenidos, en ámbito del consumo de alcohol, en la presente investigación, parecen sugerir que tener amigos que beben constituye factor de riesgo significativo, no solo para el consumo, como también para la voluntad de continuar a hacerlo, ya que se verificó que existe asociación significativa entre consumir y tener amigos que beben y también entre el tener amigos que beben y el querer dejar de beber, siendo que, en el grupo de adolescentes que bebe y que afirma que la mayoría de sus amigos no lo hace, se encuentra el mayor porcentaje de participantes a quienes les gustaría dejar de beber. Estos hallazgos se asemejan a los de otros investigadores(4,13), refiriendo que los amigos tienen influencia en el consumo de los adolescentes. Contrariamente a lo referido por otros autores(17), no se encontró, aquí, relación significativa entre la ingestión de bebidas alcohólicas por los familiares y el consumo de alcohol por los participantes.

Se considera preocupante que 44,1% de los adolescentes consumidores de bebidas alcohólicas refiera que ya se embriagó. No se verificó la existencia de diferencias significativas entre géneros en lo que se refiere a la ocurrencia de embriaguez, sin embargo son los muchachos los que más reportan ese hecho. Los adolescentes más viejos son los que más refieren ya haberse embriagado. Se verificó, también, la existencia de asociación significativa entre el año de escolaridad que los encuestados frecuentan y el ya haberse embriagado. Los resultados de esta investigación, corroboran los de otros en lo que se refiere a la ausencia de asociación estadística entre géneros en la ocurrencia de embriagueces(6) y en cuanto a ser los adolescentes más viejos los que más mencionan ya haberse embriagado(10-11).

Como referido anteriormente, los adolescentes consumidores de alcohol colocan en riesgo su salud y vida a corto y medio plazo, siendo, por lo tanto, preocupante verificar que a 92,3% de los consumidores adolescentes no les gustaría de dejar de beber. Es especialmente grave considerar que no haga mal beber, ya que esos adolescentes se colocan en mayor riesgo de abuso al pensar que la bebida ayuda a relajarse y alegrarse, ya que tendrán mayor probabilidad de refugiarse en la bebida cuando les surjan problemas más complejos, en vez de tratar de resolverlos de forma positiva. Otros estudios(12) reportan que una de las razones apuntadas por los adolescentes para continuar bebiendo es considerar que “no es equivocado beber”. Tal como otros investigadores(6,8), se comprobó, aquí, que existe relación significativa entre el fumar y el consumo de alcohol. Se concluye que es en el grupo de participantes que consumen bebidas alcohólicas que se encuentra el mayor porcentaje de adolescentes que ya inició la vida sexual. Otros estudios refieren que el consumo de alcohol puede ser una forma de facilitar la participación en relaciones sexuales(16), existiendo asociación entre el inicio de la vida sexual y el consumo de alcohol(18).

Conclusión

Los resultados obtenidos sugieren la necesidad de investigar de modo más amplio los comportamientos de salud y de riesgo en que los adolescentes se envuelven y de la ocurrencia de los mismos, así como de los factores que los influencian, ya que ese conocimiento es importante para la elaboración de programas de intervención de salud especialmente concebidos para ese grupo. Esta investigación tiene varias implicaciones para las acciones de prevención que los enfermeros deben desarrollar con los adolescentes. En las sesiones de educación para la salud es importante ayudar/enseñar a los adolescentes a desarrollar competencias que les permita resistir a la influencia de los amigos en lo que se refiere a comportamientos que coloquen en riesgo su salud y bienestar. Esas acciones deben desarrollarse en la escuela y en la comunidad, y la participación de los pares y de los padres es importante para su éxito, dado el papel que ellos tienen en la modelación de comportamientos.

Este estudio tiene algunas limitaciones la recolección de datos abarcó apenas adolescentes que todavía estaban estudiando, lo que puede introducir un sesgo en los resultados, ya que la enseñanza secundaria es un ciclo no obligatorio, donde aumenta el abandono escolar y algunos adolescentes inician la actividad laboral; también incluyó únicamente escuelas públicas y del medio urbano del distrito del Porto.

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  • Consumo de tabaco y alcohol en la adolescencia
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  • Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      16 Jun 2010
    • Fecha del número
      Abr 2010

    Histórico

    • Recibido
      16 Ene 2009
    • Acepto
      13 Oct 2009
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