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Neobarroco y plantación. Escalas del Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar

Neo-Baroque and Plantation. Cuban Counterpoint, Tobacco and Sugar’s scales

Resumen

El trabajo parte de los estudios de las plantaciones para releer Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar de Fernando Ortiz. El análisis comprende tres aspectos: en primer lugar, examinamos las líneas de lecturas más relevantes del Contrapunteo…, en particular, los análisis derivados de las nociones de transculturación y contrapunteo a los fines de dar continuidad y discutir desde la vasta y enriquecedora tradición crítica que acompaña al texto. En segundo término, proponemos leer algunos momentos del libro de Ortiz a partir de los estudios de las plantaciones y el modelo de escalabilidad que propone Anna Tsing para vivir entre las ruinas del Antropoceno. En particular, nos interesa observar sus fallas, esas pequeñas fracciones de territorio que albergan prácticas no escalables, propiciatorias de la diversidad transformadora de las relaciones sociales. Finalmente, especulamos sobre la inscripción neobarroca del ensayismo de Ortiz como práctica alternativa de la transdisciplinariedad.

Palabras-clave:
Neobarroco; plantación; contrapunteo; paisajes;.multiespecie

Abstract

In this work, we take plantation studies as our starting point to reread Fernando Ortiz's Cuban Counterpoint: Tobacco and Sugar. Our analysis encompasses three aspects: firstly, we examine the most relevant lines of interpretation of the Counterpoint..., particularly, those derived from the notions of transculturation and counterpoint, with the aim of providing continuity and further discussion within the vast and enriching critical tradition that accompanies the text. Secondly, we propose to read certain moments of Ortiz's book from the perspective of plantation studies and the scalability model proposed by Anna Tsing for living amidst the ruins of the Anthropocene. In particular, we are interested in observing its flaws, those small fractions of territory that host non-scalable practices, fostering transformative diversity in social relations. Finally, we speculate about the neobaroque inscription of Ortiz's essayistic work as an alternative practice of transdisciplinarity.

Keywords:
Neo-Baroque; plantation; counterpoint; landscapes; multispecies

Resumo

O trabalho parte dos estudos das plantações para reler o Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar de Fernando Ortiz. A análise compreende três aspectos: em primeiro lugar, examinamos as linhas de leitura mais relevantes do Contrapunteo..., em particular, as análises derivadas das noções de transculturação e contraponto com o objetivo de dar continuidade e discutir a vasta e enriquecedora tradição crítica que acompanha o texto. Em segundo lugar, propomos ler alguns momentos do livro de Ortiz a partir dos estudos das plantações e do modelo de escalabilidade proposto por Anna Tsing para viver entre as ruínas do Antropoceno. Em particular, nos interessa observar suas falhas, essas pequenas frações de território que abrigam práticas não escaláveis, propiciadoras da diversidade transformadora das relações sociais. Finalmente, especulamos sobre a inscrição neobarroca do ensaísmo de Ortiz como prática alternativa da transdisciplinaridade.

Palavras-chave:
Neobarroco; plantação; contraponto; paisagem; multiespécie


“Tobacco”, extraída de William George Freeman: The World’s Commercial Products. 1907.

Enredadas en las fabulaciones del feminismo especulativo y seducidas por la premisa de una sympoiesis, de un hacer-con en escenarios multiespecies, preocupadas por la actual disminución de habitabilidad en la tierra, resultó inevitable reconectar con la larga historia del tabaco y el azúcar de Fernando Ortiz. Si el Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar relata la fricción y confusión entre plantas y mercancías, interesa reflexionar sobre los modos en que Ortiz narra su fábula. Se trata de un texto extraño, estamos tentadas en decir rizomático, que configura su entramado, a la manera de una composición barroca, contrapunteando las notas del lingüista con los archivos del criminólogo positivista; la erudición del geógrafo con el oído del musicólogo; las fuentes del historiador con las ficciones del etnógrafo.

Del cruce entre las fuerzas del presente y las voces del pasado, estamos convencidas, saldrán los relatos para imaginar estrategias de supervivencia ante el poder actual del agrocapitalismo, tan devastador y extractivista, tan excluyente y patriarcal. Si bien el escenario de peligro inminente afecta al conjunto de los saberes, es particularmente inquietante la situación de las humanidades, o mejor, de su objeto: “lo humano”, un concepto que a todas luces colisiona con el de “especie” frente al cual parece colocarnos el colapso antropogénico.

Este trabajo está organizado en tres partes: en primer lugar, examinamos las líneas de lecturas más relevantes del Contrapunteo…, en particular, los análisis derivados de las nociones de transculturación y contrapunteo a los fines de dar continuidad y discutir desde la vasta y enriquecedora tradición crítica que acompaña al texto. En segundo término, proponemos leer algunos momentos del libro de Ortiz a partir de los estudios de las plantaciones y el contrapunteo entre escalabilidad y no escalabilidad que propone Anna Tsing para sobrevivir entre las ruinas del Antropoceno. En particular, nos interesa observar sus fallas, esas pequeñas fracciones de territorio que albergan prácticas no escalables, propiciatorias de la diversidad transformadora de las relaciones sociales. Finalmente, especulamos sobre la inscripción neobarroca del ensayismo de Ortiz como práctica alternativa de la transdisciplinariedad (Tsing, 2019TSING, Anna. Viver nas ruínas. Paisagens multiespécies no Antropoceno. Brasilia: IEB Mil folias, 2019.; 2023TSING, Anna. Los hongos del fin del mundo. Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas. Buenos Aires: Caja Negra , 2023.).

Si efectivamente nos “importa qué historias cuentan historias, qué conceptos piensan conceptos (...) qué figuras figuran figuras” (Haraway; Tsing, 2019TSING, Anna. Viver nas ruínas. Paisagens multiespécies no Antropoceno. Brasilia: IEB Mil folias, 2019., p. 156), resulta indispensable volver a Ortiz, a la extraordinaria e inagotable fabulación especulativa que llamó contrapunteo para aproximar el poder asertivo de las ciencias al decir paradojal del barroco. Esto es así porque el erudito cubano tuvo el “ingenio” de inscribir su ensayo en una zona de la vasta tradición americana que, al decir de Lezama Lima, se asienta en la esforzada tensión por alcanzar una forma apostando por la difícil pero no imposible hazaña de unir literatura y conocimiento científico (Lezama Lima, 2014LEZAMA LIMA, José. La expresión americana. In: LEZAMA LIMA, José. Ensayos barrocos. Imagen y figuras en América Latina. Buenos Aires: Colihue, 2014. p. 211-292., p. 238).

Modos de leer un libro extraño: transculturación, contrapunteo y alteración

Como ocurre con todo libro clásico, en algún momento habrá que escribir la historia de sus lecturas. Mientras tanto, en síntesis parcial y algo provisoria, podemos apuntar que, desde su publicación en 1940, el Contrapunteo… ha sido leído, insistentemente, a partir de la noción de transculturación. De ahí que el archicitado capítulo complementario titulado “Del fenómeno de la ‘transculturación’ y de su importancia en Cuba” haya funcionado como el verdadero prólogo al libro, asumiendo las funciones de pórtico explicativo desde donde pareciera sostenerse el andamiaje de una trama difícil de catalogar y describir. Resulta curioso que el breve pero intenso momento teórico sobre la transculturación, casi un intermezzo entre las dos piezas principales de un relato de quinientas páginas, constituya la plataforma desde donde despega una inmensa zona de discusión sobre el funcionamiento de la cultura americana. El neologismo, estratégicamente intercalado, in media res, entre la primera y segunda parte, logró inscribir la fábula de la pelea entre el tabaco y el azúcar en el debate antropológico de su tiempo. La “Introducción” que Bronislaw Malinowski escribió para su primera edición ha funcionado como un dispositivo de autorización condicionando la lectura antropológica del texto. La focalización en el concepto de transculturación lo inserta en los debates sobre la “aculturación” del funcionalismo y el estructuralismo norteamericano de mediados del siglo XX (Santí, 2002SANTÍ, Enrico Mario. Introducción. In: ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra , 2002. p. 25-110.; Aguirre Beltrán, 1957AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo. Aculturación vs. Asociación. In: AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo. El proceso de la aculturación. México: UNAM, 1957, 9-144.).

Atento a esas disputas, ya no del tabaco y del azúcar, sino de la disciplina rectora de las ciencias sociales de los sesenta y operando selectivamente sobre el capítulo II, Ángel Rama (1982RAMA, Ángel. Transculturación narrativa en América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1982) fundamentó un programa crítico sobre la narrativa latinoamericana de su tiempo. De este modo, cuarenta años después de su publicación, las breves notas sobre la transculturación adquirieron mayor difusión al irradiar productivamente sobre el campo de los estudios literarios y culturales y en tensión epistemológica con otras nociones entre las que hibridación, mestizaje, heterogeneidad son sólo algunas de las más transitadas.1 1 Los trabajos de Liliana Weinberg (2002), de Fernando Coronil (2010) y de Enrico Mario Santí (2002) resultan indispensables para acceder a una perspectiva introductoria del extenso y complejo derrotero de la noción de transculturación, las instancias de su recepción y los debates que suscitó en el campo de la antropología tanto como en las posteriores derivas y revisiones en el campo de los estudios literarios, culturales y poscoloniales. Aprehendida de manera algo mecánica en tanto “mediación cultural”, la transculturación saltó al debate sobre la literatura en el momento en que un inesperado producto hacía su aparición en el mercado internacional del libro. Nos referimos a la expansión a gran escala de la “nueva narrativa latinoamericana” que en los sesenta aportó al crecimiento de las industrias culturales y al aumento colosal de lectores en América Latina. Y, repitiendo el recorrido del tabaco habano en el siglo XVIII, el realismo mágico circuló por el mundo propiciando rituales de goce, ensoñación, éxtasis contemplativo tanto como promesas de redención y emancipación en millones de lectores. Y más allá del boom, a mediados de la década de los ochenta, el concepto fue explorado y utilizado ampliamente en el despliegue de los estudios culturales y su expansión vertiginosa a finales del siglo XX, tanto en el norte como en el sur del continente (cf. Szurmuk; McKee Irwin, 2009SZURMUK, Mónica; McKEE IRWIN, Robert (coord.). Diccionario de estudios culturales latinoamericanos. México: Siglo XXI, 2009.).

Mientras tanto, hace más de una década, las lecturas asociadas a las interpretaciones antropológicas de la transculturación cedieron paso a las observaciones sobre su escritura, en especial, a las tradiciones literarias y musicales convocadas para explicar la lengua barroca de su exposición. Producto de este movimiento, el interés se deslizó hacia el término contrapunteo, voz que progresivamente fue adquiriendo valor interpretativo y epistemológico en el campo de las investigaciones críticas, tal como lo demuestra su reciente incorporación al Diccionario de términos críticos de la literatura y cultura en América Latina coordinado por Beatriz Colombi en 2021COLOMBI, Beatriz (coord.). Diccionario de términos críticos de la literatura y cultura en América Latina. Buenos Aires: CLACSO, 2021.. La valiosa entrada preparada por Liliana Weinberg permite apreciar con justicia la potencia analítica del término. Si bien pertenece a la tradición musical - registrada simultáneamente en las culturas española, africana y americana -, en el Contrapunteo… asume dimensiones poéticas al ser leído como “el despliegue de un modo de pensar, de un ritmo del decir” al tiempo que se vuelve clave para poner en relación zonas, perspectivas y objetos que la división de los saberes disciplinares restringe cuando no anula. Para Liliana Weinberg, el contrapunteo es el principio estructurador del libro en el plano conceptual y en el plano literario. Si en la primera parte, el contrapunteo entre el tabaco y el azúcar asume resonancia musical, en la segunda, esas dos líneas melódicas se encuentran en la tensión del nuevo concepto de transculturación (Weinberg, 2002WEINBERG, Liliana. Ensayo y transculturación. Cuadernos Americanos, n. 96, p. 31-47, 2002., p. 31-32).

A comienzos de los noventa, más allá de la discutible lectura del Contrapunteo… como un libro posmoderno, Antonio Benítez Rojo apuntó algunas notas imprescindibles sobre la relación entre sonido, escucha y escritura:

Ortiz acude al término ‘contrapunteo’, el cual nos remite a la música barroca, es decir, a una arquitectura sonora de carácter excesivo y acéntrico. [...] una forma musical según la cual las voces no sólo se enfrentan una a la otra, sino que también se superponen una sobre la otra y a la vez se despliegan una tras la otra, paralelamente, interactuando entre sí en una fuga perpetua. [...] Sería un error pensar que Tabaco y Azúcar se relacionan solo en un sentido antagónico o excluyente. Yo diría que lo hacen, también en un sentido complementario y diacrónico, de interdependencia mutua que recuerda la complejidad de las relaciones de poder” (Benitez Rojo, 2010 BENITEZ ROJO, Antonio. Fernando Ortiz: el Caribe y la posmodernidad In: BENITEZ ROJO, Antonio. La isla que se repite. El Caribe y la perspectiva posmoderna. Hanover: Ediciones del Norte, 1989. p. 149-185.[1989], p. 180-181).

Más allá del acuerdo general que sostiene el carácter barroco del libro, en las formas de interpretarlo asoman una serie de diferencias que es preciso tener en cuenta. Santí lee, en la escritura barroca de Ortiz, una estructura antinómica que repone el juego gracianesco de la comprensión mediante el ingenio bajo el paradigma de la antítesis. En esta línea, más interesada en marcar las polaridades, la inteligencia de Ortiz descansaría en la presentación de los opuestos, como por ejemplo, cuando contrapuntea entre el “ingenio” del azúcar y el “ingenio” del tabaco. En este sentido, “la oposición binaria de los dos productos demuestra, así, la ‘villanía’ de uno en contraste con la relativa ‘bondad’ del otro” (Santí, 2002SANTÍ, Enrico Mario. Introducción. In: ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra , 2002. p. 25-110., p. 73). Contrapuntear: verbo transitivo e intransitivo, observa Enea Zaramella para tomar distancia de la postulación de Santí y enfocar su lectura en la tensión entre movilidad/inmovilidad que la palabra contrapuntear contiene. Por un lado, la tendencia “natural” del título es la de insertar al contrapunteo en el campo de la intransitividad: el verbo no necesita soporte, entra en disputa, independientemente de cualquier objeto. Esta es la imagen que propone Santí articulada en la oposición irreductible de los dos “sistemas viscerales” de la economía cubana, imagen fotográfica, “anclada en la del nacionalismo económico de la década del veinte” (Zaramella, 2014ZARAMELLA, Enea. Una escucha al Contrapunteo latinoamericano de Fernando Ortiz. Revista Caracol, n. 8, p. 18-39, 2014. https://doi.org/10.11606/issn.2317-9651.v1i8p18-39
https://doi.org/10.11606/issn.2317-9651....
, p. 23). Sin embargo, el contrapunto no es sólo desacuerdo. El contrapunto, en el sentido musical, implica interacción de acuerdo y desacuerdo, concordancia y disonancia: “Más que conflicto separador, el contrapunto es el pegamento molecular por medio del cual se expresa el valor polifónico de una música, de un texto y de una cultura” (Zaramella, 2014ZARAMELLA, Enea. Una escucha al Contrapunteo latinoamericano de Fernando Ortiz. Revista Caracol, n. 8, p. 18-39, 2014. https://doi.org/10.11606/issn.2317-9651.v1i8p18-39
https://doi.org/10.11606/issn.2317-9651....
, p. 24).

En la compleja trama del Contrapunteo, Lizardo Herrera y Julio Ramos (2018HERRERA, Lizardo; RAMOS, Julio (eds). Droga, cultura y farmacolonialidad: la alteración narcográfica. Santiago: Universidad Central de Chile, 2018.) encuentran una tercera vía de lectura al abrir una zona inexplorada en la obra de Ortiz siguiendo la ruta del tabaco y la fábula transcultural de sus efectos. En cuanto sustancia extraña, extranjera, de origen colonial, el tabaco ingresaría a Europa para estimular y sumarse a los procesos de acumulación y construcción de subjetividad y conocimiento de la modernidad. Como todo farmacon, el tabaco es remedio y veneno. Por esta vía, encontramos una sensibilidad afín con los nuevos materialismos, cuando comenzamos a observar, junto a Jane Bennett (2022BENNETT, Jane. Materia vibrante. Una ecología política de las cosas. Buenos Aires: Caja Negra, 2022.), las cosas no humanas que existen como materia vibrante y lo que los objetos mismos son capaces de hacer. Desde esta perspectiva, finalmente, Héctor Hoyos, a partir de una lectura revisionista del Contrapunteo, propone demostrar que en América Latina existió un nuevo pensamiento materialista avant la lettre. Aun cuando consideramos excesivo este argumento y no coincidimos con su propuesta de un abordaje “literal” del libro de Ortiz, su noción de “materialismo transcultural” resulta interesante para concebir el uso no instrumental de historias que trastornan la división entre naturaleza y cultura, afectan nuestra relación con las cosas y permiten reevaluar nuestro lugar en la historia humana-no humana (Hoyos, 2019HOYOS, Héctor. Introduction. A Tale of Two Materialisms. In: HOYOS, Héctor. Things with a History. Transcultural Materialism and the Literatures of Extraction in Contemporary Latin America. Nueva York: Columbia University Press, 2019. p. 1-40., p. 7-14).

El discreteo de las plantas

Convocadas por la revista Ethnos en la Universidad de Aarhus (en octubre de 2014) para discutir los alcances, los peligros y las potencialidades de la reciente noción de antropoceno, Anna Tsing y Donna Haraway junto a un grupo de importantes especialistas, generaron colectivamente el término plantacionoceno. La palabra surgió en medio de una conversación que giraba en torno a la potencia de los estudios sobre las plantaciones para revisar y ampliar la comprensión de la lógica que ha organizado al mundo desde la conquista de América. Desde el siglo XVI, y bajo un sorprendente modelo de escalabilidad para producir lucro y progreso, la plantación se expande y replica mediante la práctica del monocultivo en vastas extensiones de tierra, la utilización de mano de obra esclavizada y, después de la abolición, del trabajo en condiciones de extrema precarización. Constituye un modelo que se ejerció, y se sigue ejerciendo, a partir de una simplificación radical: sustitución de pueblos, cultivos, microbios y formas de vida, el trabajo forzado y, fundamentalmente, un desorden de los tiempos de generación en todas las especies, incluidos los seres humanos (Tsing, 2019TSING, Anna. Viver nas ruínas. Paisagens multiespécies no Antropoceno. Brasilia: IEB Mil folias, 2019.). Mientras los actuales estudios de la plantación desplazan los orígenes de la modernidad hacia los márgenes, se potencian algunas zonas de la teoría latinoamericana, en particular, aquellas que tempranamente cuestionaron las narrativas eurocéntricas imaginando, desde territorios coloniales y poscoloniales, una modernidad de tiempos múltiples y desarrollos desiguales.

Para contar la historia del ensamble población-plantación en tanto que factor concomitante en la feroz empresa colonial, Ortiz debió perturbar las fronteras que dividían a las disciplinas de su tiempo. Este es uno de los motivos por el cual el Contrapunteo retorna productivamente para ser incorporado a la discusión contemporánea, al menos desde una doble entrada: primero, en conexión con las fabulaciones multiespecies que permiten describir procesos sociales más amplios que los exclusivamente humanos. Segundo, como modelo de apertura transdisciplinaria para la producción de conocimiento a la hora de imaginar estrategias de conexión entre las humanidades y una historia natural abierta al estudio de la interacción de los pueblos con las plantas, animales, tierras y aguas bajo situaciones de colonialidad.

Anna Tsing considera que las plantaciones de caña de azúcar de las colonias portuguesas y españolas en América constituyeron un modelo exitoso de expansión y escalabilidad. Produjeron los primeros paisajes estandarizados, sin especies compañeras ni vínculos interespecies. Dado que la caña, producto de la transplantación, vivía aislada genéticamente y en crecimiento sincronizado, resultó fácil de gerenciar en el marco de un proyecto que apuntaba a la expansión sin alteración: “Esta fórmula moldeó el sueño que pasamos a llamar modernidad” (Tsing, 2019TSING, Anna. Viver nas ruínas. Paisagens multiespécies no Antropoceno. Brasilia: IEB Mil folias, 2019., p. 189). Era el triunfo de la destreza técnica sobre la naturaleza. Escalabilidad es la capacidad de un proyecto para cambiar fácilmente de escala sin necesidad de alterar sus marcos previos. La eficacia de la escalabilidad residiría en que todos sus elementos permanezcan ajenos a la indeterminación de los encuentros. Por ello, la escalabilidad es enemiga de la diversidad que siempre funciona por fuera de modelos rígidos. De ahí que, en la producción escalable, las plantas y la mano de obra se conviertan en elemento autónomo, estandarizable, intercambiable.

El Contrapunteo…, entre otras cosas, es la historia del contraste entre proyectos escalables y no escalables. Por un lado, el de la producción de azúcar y su gigantismo: “maquinismo, latifundismo, colonismo, trata de braceros, supercapitalismo, ausentismo, extranjerismos, corporativismo e imperialismo” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 198, subrayados en el original). La enumeración aumentativa ascendente apunta el carácter escalable y totalizador del proyecto: “es todo un sistema de tierras, máquinas, transporte, técnicos, obreros, dineros y población para producir azúcar (...) es todo un organismo social tan vivo y complejo como una ciudad (...) o un castillo baronial con su comarca enfeudada de vasallos, solariegos y pecheros (...) una estructura económica que combina masas de tierras, masas de máquinas, masas de hombres y masas de dinero” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 200). Por el otro, la vega: “un peculiarísimo y virtuoso complejo de planta, tierra, familia, pobreza, artesanía y tradición” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 710).

A mediados de los ochenta, en Dulzura y poder. El lugar del azúcar en la historia moderna, Sidney Mintz retoma el pionero trabajo de Ortiz sobre las plantaciones en el Caribe en cuanto casos precoces de industrialización desde el siglo XVI. Así, los estudios sobre la producción colonial vienen a trastocar el relato del desarrollo industrial que ponía el foco en la invención de la máquina a vapor: “Puede parecer que se ve al revés a Occidente si se encuentran sus fábricas en otra parte en una época tan temprana” (Mintz, 1996MINTZ, Sidney. Dulzura y poder. El lugar del azúcar en la historia moderna. Madrid: Siglo XXI, 1996., p. 82). Otra parte, otro tiempo: la naturaleza heterogénea de la plantación altera la historia europea de la industria occidental mayormente atenta a la evolución del taller medieval hacia la fábrica moderna. También complica el análisis marxista que nunca supo dónde colocar las plantaciones de esclavos en su concepción del capitalismo. Un punto clave para su comprensión como industria es el de la disciplina, el rasgo esencial de la plantación, sustanciada a partir de una rigurosa organización de la fuerza de trabajo y una estricta planificación del tiempo. “La campana, apunta Ortiz, fue la que inició en tierras de América la cronometría del trabajo, tocando los cuartos para las mudas de las dotaciones esclavas en los ingenios del azúcar” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 180).

Sin embargo, la historia que cuenta el Contrapunteo no adopta los protocolos expositivos que rigen para las disciplinas sociológicas. Ortiz elige narrar aproximando literatura y biología y contar el proceso de cultivo de las plantas y su composición físicoquímica en los términos discursivos de un diálogo alegórico tomando como modelos El libro del Buen Amor, el erotismo de la rumba antillana, las décimas de guajirada montura y las versificaciones de los negros curros. Si el contrapunteo, como dijimos más arriba, es acuerdo y desacuerdo, disonancia y concordancia, la paradoja se inscribe en la extrañeza que provoca el empleo de la irrisión barroca para describir con rigor crítico el drama de la sujeción de un mundo a una maquinaria de control total como es el de la plantación. La condición dialógica del texto descansa en la tensión que suscita el roce entre la sensualidad de una prosa que avanza en pliegues expositivos superpuestos y el inmenso archivo colonial y científico con el que documenta su fabulación. Mediante la superposición de voces rompe con la linealidad del relato histórico y recusa el trazado de una línea cronológica afín a la idea de “progreso” y “desarrollo”. Tomemos por ejemplo el cruce entre la voz del autor y la de Oviedo que en 1546 describe con precisión la mecánica productiva de la plantación:

[...] “aparejo grande de las aguas” y disposición de “muy grandes boscajes de leña para tan grandes y continuos fuegos”, y, además, “mucha costa e valor del edificio e fábrica de la casa en que se hace el azúcar e de otra grande casa en que se guarda”. Y luego hacía falta gran copia de “carreteras para acarrear la caña al molino e para traer leña e gente continua que lave el pan de azúcar e cure e riegue las cañas”. Aun todo esto no bastaba, hacía falta la fuerza de trabajo que en aquella época equivalía a una inversión de dinero en la compra de esos aparatos automotores que se llamaron esclavos, de los cuales decía Oviedo: “es menester tener a lo menos continuamente, ochenta a cien negros e aún ciento e veinte e algunos más para que mejor anden aviados”. [...] No se hizo el azúcar con sembradío de plantas sino de plantaciones; no se cultivaron cañas sino cañaverales. El ingenio será un titánico sistema de molinos, ruedas, engranes, bombas, tachos, calderas y hornos movidos por agua, animales, vapor o electricidad; pero será siempre máquina, esencialmente una palanca que oprime (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 194-195, subrayado en el original).

La superposición de tiempos (entre el siglo XVI y el XX) y la contaminación y acumulación de voces, generan el efecto de un presente continuo, hace saltar la linealidad replicando, tal vez, el ritmo feroz de la producción. El ensayista Ortiz con-ficciona, como le gusta decir a Cristina Rivera Garza (2013RIVERA GARZA, Cristina. Los muertos indóciles. Necroescrituras y desapropiación. México: Tusquets, 2013.), con el cronista Oviedo para probar que la economía de la plantación de azúcar, desde sus inicios, siempre fue empresa capitalista de diseño y escalabilidad. Disciplina y alienación, desplazamiento y despojo. Si el trabajo asalariado es legado de la plantación, la actual monotonía del campo del agronegocio es calco del modelo de expansión inventado por los conquistadores de América. A la luz del concepto de Plantacionoceno, que traslapa con Antropoceno y Capitaloceno, el trabajo de Ortiz suma argumentos a la hipótesis que ve un comienzo de la perturbación planetaria con la llegada de los españoles. También permite referir con mayor precisión a la dinámica que opera en base a la abstracción de las plantas, los animales y las personas convirtiéndolas en recursos utilizables para la inversión. “La importación de la caña, dice Ortiz, fue un plan económico meditado.” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 222)

Sin embargo, la escalabilidad habitualmente falla. Los esclavos solían huir y formar comunidades cimarronas. Con las plantas trasplantadas también viajaban hongos que causaban podredumbre en las raíces de las cañas. Allí donde la escalabilidad falla surgen formas ecológicas y económicas no escalables. La no escalabilidad no es mejor que la escalabilidad pero puede mostrar la diversidad y la gran variedad de vida que prospera al margen de la expansión entendida como “progreso”. En los paisajes de la no escalabilidad, las relaciones pueden ser transformadoras aunque no se tenga certeza de los resultados (Tsing, 2021). ¿Es posible aproximar la teoría de la transculturación a una teoría de no escalabilidad tal como la imagina Anna Tsing? Veamos.

A fin de dar cuenta de la colosal perturbación del paisaje antillano acaecido a partir de la conquista, la fábula del Contrapunteo… se detiene, en el capítulo VIII, sobre los rituales, costumbres y sociabilidad indígena en torno al tabaco, y, en el XIV sobre el estudio histórico de su destrucción. Dentro de ese mismo capítulo, transcribe casi en su totalidad el Memorial de agravios hechos a los indios de 1516 en reconocimiento y vindicación de Fray Bartolomé de Las Casas. En el Contrapunteo..., la práctica transdisciplinaria se tramita a partir de la profusión de citas y transcripción documental. Son muchas las disciplinas que intervienen. Sin embargo, como lo ha demostrado Santí, el libro comienza a escribirse en la década del treinta a partir de los trabajos sobre geografía que Ortiz preparó junto a Max Sorre y un grupo de destacados especialistas en meteorología, geología, botánica, zoología, y geofísica para la volumen XIX dedicado a las Antillas en la edición española de la Geografía Universal de P. Vidal de la Blache y L. Gallois de 1936 (Santí, 2002SANTÍ, Enrico Mario. Introducción. In: ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra , 2002. p. 25-110., p. 55-61). Sobre este argumento, Santí sostiene que el origen disciplinario y discursivo del libro es la geografía humana.

En el relato de Ortiz, tabaco y azúcar se presentan como entidades ambivalentes: menos que en oposición, funcionan enlazadas en un estratégico contraste que describe las perturbaciones del paisaje antillano. Por eso, al final de la primera parte, la pelea se resuelve en “discreteo”, “casorio y felicidad”, bodas y procreación en alcohólica celebración. En términos de contrapunteo, el discreteo entre tabaco y azúcar permite pensar, lejos del binarismo reductor, las escalas conflictivas y paradójicas que dibujan la convivencia entre dos modos de habitabilidad y dos estrategias de imaginar el paisaje. Si la caña de azúcar está asociada a modelos escalables de producción, el tabaco prospera en la vega, pequeña parcela de cultivo hortelano e intensivo. Como tradición preexistente al descubrimiento, la vega contrasta con la máquina de replicación de la plantación. Entre la extensión de los cañaverales y los latifundios ganaderos, existieron paisajes de ecologías habitables y de relaciones multiespecies. Generalmente en franjas que seguían el curso de riachos y ríos, la vega sobrevivió durante siglos siempre insegura, tanto en lo jurídico como en lo material y económico, en disputa y lucha con los grandes dominios hacendados. La vega, dice Ortiz, “era un disolvente del régimen social de esclavitud en que se basaba la economía del hacendado, con su ganado y luego con su ingenio; era la puerta que se abría para el advenimiento de una activa y prolífica burguesía rural de pequeños agricultores, libre de los señoríos absentistas y de las servidumbres aniquiladoras (...) la vega era una célula de revolución agraria” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 702) En la vega se sustancia la apuesta utópica de Ortiz, afín al nacionalismo liberal por el que abogaba en la década del cuarenta.

Acaso la vega tabacalera ya fue establecida por los indios como sugiere La Sagra. (...) De todos modos, la vega nació modesta, junto al bohío, como rinconcito jardinero donde se sembraban la ruda, la albahaca y la yerbabuena; después fue creciendo a cantón hortelano, sembrándose para consumo casero como una “punta” de malangas (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 684).

Sin embargo, el cultivo del tabaco no se opone a la escalabilidad de la plantación. Muy por el contrario. Como lo señala Ortiz, en el caso de Virginia, el colonialismo inglés inicia la siembra tabacalera bajo el régimen extensivo de las plantaciones, es decir, el tabaco también fue, y sigue siendo, una empresa capitalista. La pelea, entonces, se juega entre la vega y la plantación, dos sitios que dirimen dos modos de producción: artesanal o industrial, manual o mecánica, de apego a la tierra o de absentismo. En definitiva, el Contrapunteo… presenta el contraste entre dos paisajes ecológicos diferentes que disputan y coexisten a lo largo del tiempo histórico.2 2 El concepto de paisaje ha sido ampliamente revisado en las últimas décadas abriendo el campo hacia una sociabilidad más que humana. En este trabajo, seguimos a Anna Tsing cuando piensa al paisaje como una herramienta analítica, configurado como un punto de encuentro para los actos humanos y no humanos y un archivo de actividades humanas y no humanas del pasado (TSING, 2019, p. 16-17) La vega es punto de encuentro para formas de vida alternativas a la del extractivismo del ingenio y de la hacienda de crianza, asociada a privilegios enfeudados y patrimonios heredados por mercedes, realengas y encomiendas. La vega es un paisaje de alianzas de larga data entre humanos y no humanos.

Vibración vegetal: un relato posible para la restitución

Como sostiene Santí, no dudamos en adscribir al Contrapunteo a la literatura neobarroca, no solo por el despliegue genial de tropos y juegos verbales de su andamiaje escriturario sino también en consideración de los innumerables pliegues y volutas conceptuales a través de los cuales su autor pone a dialogar a un sinfín de disciplinas, objetos, afectos, culturas, historias, documentos, voces y materias vivientes. A propósito de estas últimas, no está de más señalar la centralidad que asumen, desde el título mismo, dos objetos de condición anfibia. Menos que metáforas, tabaco y azúcar son los materiales a través de los cuales la naturaleza conecta con la cultura componiendo una argamasa donde la vida misma pasa a ser contada como un relato multiespecies. En definitiva, el Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar cuenta el cuento de la transculturación desplegando la perspectiva de una sociabilidad más que humana y, pensando con Anna Tsing, de una sociabilidad propia de las cosas.

El barroco americano se perpetúa impertinentemente en sucesivas actualizaciones. Punza a través de los tiempos, les imprime torsiones y los tensiona. Ya en 1957 Lezama Lima produce la figura de una indetenible curiosidad para describir cierta modalidad de vida, aquella que atiende a los manjares, al saboreo, al disfrute; aquella con un afán de conocimiento científico y de pompa verbal. En este banquete placentero no faltan las frutas, los mariscos, la vegetación alegre de la col y la berenjena ni, claro está, “el enigmático e imprescindible tabaco” (Lezama Lima, 2014LEZAMA LIMA, José. La expresión americana. In: LEZAMA LIMA, José. Ensayos barrocos. Imagen y figuras en América Latina. Buenos Aires: Colihue, 2014. p. 211-292., p. 236). Si para observar la interconexión de vidas en este presente ruinoso “nuestro primer paso es activar la curiosidad” (Tsing, 2023TSING, Anna. Los hongos del fin del mundo. Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas. Buenos Aires: Caja Negra , 2023., p. 28), la actualidad del barroco vegetal, vibrante, que celebra el Contrapunteo puede brindarnos un método y varias figuras por los que percibir la sutil diversidad de escalas y ritmos.

Esta exploración sensible cuenta las múltiples caras del encuentro fortuito de dos plantas.3 3 El pensamiento mutualista sobre las plantas desestabiliza “la importancia del árbol -del libro-árbol- como emblema clásico de un saber estable y jerarquizador, dominado por el deseo de la continuidad y el firme fundamento que garantiza el origen puro, incontaminado” (Ramos, 2021, p. 345). La im/plantación de modos distintos de vida y de muerte. El relato fragua la dilatación inminente de un dispositivo de control fundado en dos caras de la misma violencia histórica: la conquista y la plantación. En la figura de la proliferación observamos un contraste de vitalidad y fijeza. Desconectada de los ritmos vitales, esta característica se traduce en cantidades genéricas, apremio, voracidad, indistinción. Conectada al lenguaje barroco de Ortiz, la proliferación sostiene, a un tiempo, la multiplicación y la búsqueda de su contención, intentando nombrar todos los matices diversos de formas de vida. Construye una armonía disonante. Ella no pitagoriza, se materializa en golpeteos simultáneos, avanza y retrocede, retorna, suspende el caos momentáneamente al incorporar la diferencia en un mismo conjunto. En su análisis de la disonancia afrocubana, Julio Ramos (2017RAMOS, Julio. Disonancia afrocubana: Amadeo Roldán y John Cage. Recial, Córdoba, año VIII, n. 12, noviembre 2017.) vuelve al contrapunto para pensar musicalmente su relación con el nacionalismo cultural cubano. La estructura del contrapunto, central en las formas barrocas desde la década de 1940, contiene la dispersión de sonidos y tiempos; reúne la fragmentación de culturas disímiles en una simultaneidad armónica.

El contrapunto marca también la disonancia en los ritmos de los cultivos. Con el tabaco, la relación del trabajo y el tiempo se torna biodinámica: “el tiempo en las vegas no se cuenta sino por el sol. El tabaco no se cultiva ni se cosecha por jornadas a la campana, sino por estaciones y lunas, lluvias y secas, resoles y nublados, al capricho de los meteoros y sin otro ritmo que el de las constelaciones zodiacales” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 180). La estandarización del cañal, la indistinción en color y sabor del azúcar, y la homogeneización de la sacarosa se manifiestan en la medida regulada por los golpes metonímicos de los “brazos” sobre los tallos; busca la aceleración, la rapidez, la división fragmentada del trabajo. Estos dos modos conviven geográficamente en el presente del relato, que captura, sin fijarlo, un instante en que comenzaba a desaparecer la valorización de los saberes y los esfuerzos delicados y pacientes. La tarea etnográfica de Ortiz pugna por preservarlos. El contraste esquemático vivifica la urgencia. Ante el avance de la plantación, la restitución, en los términos propuestos por Tsing, reside en la fuerza proliferante de ciertas plantas y árboles para esparcirse y resurgir en lugares deforestados (Tsing, 2023TSING, Anna. Los hongos del fin del mundo. Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas. Buenos Aires: Caja Negra , 2023., p. 275-296). La materia manifiesta su presencia activa, revitalizadora, como en el exceso de las semillas del tabaco al que refiere el breve capítulo III: “Cada una de estas semillas podría producir otro millón de ellas. Si no hubiera factores que se opusieran a la germinación de tanta simiente, en pocas generaciones toda la superficie de la tierra estaría cundida de matas de tabaco” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 261).

En muchos pasajes, Ortiz antropomorfiza las relaciones de la naturaleza para mostrar, con el mismo mecanismo, dos modos de relacionarse con ella. Las hojas del tabaco aguardan el beso del sol; los abundantes tallos y matas “obsequian” generosamente su abarrotada reproducción. La perspectiva comparatista suele predominar en estas animaciones: el veguero debe colocar las hojas en la tierra, “como en el regazo materno” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 171). Llamamos fábula a esta ponderación del componente creativo de las asociaciones, a condición de no soslayar la increíble investigación biológica, ecológica, literaria, musical, económica, etnográfica, histórica con la que se construye. Como si la interacción de todos los seres estuviera reduplicada por la interacción entre todas las disciplinas. Llamarle “épica del tabaco y el azúcar” (Ortiz, 2002 ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940].[1940], p. 126), como hace Malinowski en su introducción, solo realza un componente bélico y mayestático que Ortiz se esfuerza por apaciguar. En el ensayo predomina una potencia generatriz por sobre otra destructiva: “Si la vida es una elipse con sus dos focos en el vientre y el sexo, el azúcar es comida y subsistencia y el tabaco es amor y reproducción” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 154). La relación sensible, pausada, cariñosa, táctil, está reforzada en muchos casos por los diminutivos. Así describe el riego de los vegueros: “el regadío ha de hacerse pulverizando el agua muy finamente para que no arrastre las semillitas” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 168).

La proliferación está presente también en la enfermedad del mosaico del tabaco, que permite observar la trayectoria propia de las cosas:

Apenas una partícula infinitesimal del satánico virus se comunique con el protoplasma del tabaco, se despertará su malicia, inficionará toda la planta y se reproducirá por millones incontables, quedando en pocos días infecta y destruida por la virosis toda una cosecha (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 148).

A riesgo de que desde el punto de vista de las ciencias duras se nos tilde de anacrónicas, sigamos abriendo las figuras barrocas hacia un trasvase disciplinar que permita ver los matices biológicos del Contrapunteo; por ejemplo, tomemos aquellas que imagina Severo Sarduy en “Barroco”, cuando en una nota al pie arriesga que “si una figura nos atraviesa, modela verticalmente el cosmos, es sin duda la hélice: la cadena del ADN está configurada como una doble hélice; la Vía Láctea tiene brazos espirales” (Sarduy, 2013aSARDUY, Severo. Barroco. In: SARDUY, Severo. Obras III. Ensayos. México: FCE, 2013a [1974]. p. 131-220. , bSARDUY, Severo. El barroco y el neobarroco. In: SARDUY, Severo. Obras III. Ensayos. México: FCE , 2013b [1974], p. 399-426. , [1974], p. 169).4 4 En efecto, la posibilidad de realizar manipulaciones genéticas mediante las técnicas de recombinación del ADN fue demostrada por primera vez hacia 1972. En este período, como estudia Susan Wright, la biología molecular, que era un campo de estudio exclusivamente académico, paulatinamente se fue extendiendo hacia la investigación privada con fines comerciales para producir sustancias tales como la insulina (Wright, 1986, p. 303-360). A estas cuestiones alude también Anna Tsing en conversación con Donna Haraway: “La facilidad de secuenciar el ADN hoy en día ha generado historias de otros organismos que no podíamos tener antes. Las filogeografías ahora son mucho más fáciles y están más desarrolladas. Aprendí de mi colega Paulla Ebron, por ejemplo, que el mosquito Aedes aegypti que transmite la fiebre amarilla y ahora el Zika y muchas otras enfermedades es una especie particular que se desarrolló en los barcos de esclavos que venían al Nuevo Mundo. Combinó características que antes solo se conocían por separado, por un lado del Mediterráneo y por otro de África Occidental. La característica mediterránea de vivir solo alrededor de fuentes de agua y la característica de llevar la fiebre amarilla de África Occidental se unieron en una nueva variante de Aedes aegypti que no existía antes” (2019, p. 15-16). El barroco del presente debe atender a lo molecular y orbitante, a los tejidos danzantes de desarrollo desigual y a las mutaciones genéticas; al esparcimiento de lo no escalable, como las enfermedades fuera del control humano. En otros momentos, tabaco y azúcar alteran los ánimos humanos, energizando o alelando, tranquilizando o aquejando. Vitalistas hasta la letalidad. Mutan desordenadamente como las células cancerígenas por el alquitrán del tabaco: “¿Habrá un algo esencial en el tabaco que sea el supremo estimulador de la vida, capaz de hacer que las células se proliferen locamente y que las moléculas inertes adquieran el don vital de la reproductividad, así como con su humo los espíritus extenuados o mortecinos se reaniman para seguir viviendo con reganada plenitud?” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 149).

Este cuento de 1940, parece decirnos hoy que si el contacto entre humanos y más-que-humanos no se singulariza en “mimo amoroso y solícito” (Ortiz, 2002ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra, 2002 [1940]. [1940], p. 164), la explotación de la naturaleza por el hombre y la explotación del hombre por el hombre seguirá contando destrucciones irremediables. Continuará propagando la extinción de especies y saberes biodiversos, la violencia ejercida por el desenfreno pretendidamente racional, el desplazamiento forzado, el aplastamiento de los ritmos creativos por las agendas hambrientas de los resultados. Se hace preciso desacelerar para percibir la variedad, aprender sobre los ciclos de la luna y las estaciones que regulan las siembras y las cosechas, darnos la posibilidad de “no atropellar el tiempo propio de la imaginación creadora, para evitar el riesgo de interrumpir la germinación de un mundo” (Rolnik, 2019ROLNIK, Suely. Esferas de la insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente. Buenos Aires: Tinta Limón, 2019., p. 176). ¿Qué historias cuentan las plantas del lugar donde vivís? ¿Qué violencias obliteran? ¿Qué figuras generan?

Referencias

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    » https://doi.org/10.11606/issn.2317-9651.v1i8p18-39
  • 1
    Los trabajos de Liliana Weinberg (2002WEINBERG, Liliana. Ensayo y transculturación. Cuadernos Americanos, n. 96, p. 31-47, 2002.), de Fernando Coronil (2010CORONIL, Fernando. La política de la teoría: el contrapunteo cubano de la transculturación. In: WEINBERG, Liliana (coord.). Estrategias del pensar: ensayo y prosa de ideas en América Latina Siglo XX. México: CIALC-UNAM, 2010. t. I, p. 357-428.) y de Enrico Mario Santí (2002SANTÍ, Enrico Mario. Introducción. In: ORTIZ, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Madrid: Cátedra , 2002. p. 25-110.) resultan indispensables para acceder a una perspectiva introductoria del extenso y complejo derrotero de la noción de transculturación, las instancias de su recepción y los debates que suscitó en el campo de la antropología tanto como en las posteriores derivas y revisiones en el campo de los estudios literarios, culturales y poscoloniales.
  • 2
    El concepto de paisaje ha sido ampliamente revisado en las últimas décadas abriendo el campo hacia una sociabilidad más que humana. En este trabajo, seguimos a Anna Tsing cuando piensa al paisaje como una herramienta analítica, configurado como un punto de encuentro para los actos humanos y no humanos y un archivo de actividades humanas y no humanas del pasado (TSING, 2019TSING, Anna. Viver nas ruínas. Paisagens multiespécies no Antropoceno. Brasilia: IEB Mil folias, 2019., p. 16-17)
  • 3
    El pensamiento mutualista sobre las plantas desestabiliza “la importancia del árbol -del libro-árbol- como emblema clásico de un saber estable y jerarquizador, dominado por el deseo de la continuidad y el firme fundamento que garantiza el origen puro, incontaminado” (Ramos, 2021RAMOS, Julio. Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XIX. Buenos Aires: CLACSO , 2021., p. 345).
  • 4
    En efecto, la posibilidad de realizar manipulaciones genéticas mediante las técnicas de recombinación del ADN fue demostrada por primera vez hacia 1972. En este período, como estudia Susan Wright, la biología molecular, que era un campo de estudio exclusivamente académico, paulatinamente se fue extendiendo hacia la investigación privada con fines comerciales para producir sustancias tales como la insulina (Wright, 1986WRIGHT, Susan. Recombinant DNA technology and its social transformation, 1972-1982. Osiris, v. 2, p. 303-360, 1986., p. 303-360). A estas cuestiones alude también Anna Tsing en conversación con Donna Haraway: “La facilidad de secuenciar el ADN hoy en día ha generado historias de otros organismos que no podíamos tener antes. Las filogeografías ahora son mucho más fáciles y están más desarrolladas. Aprendí de mi colega Paulla Ebron, por ejemplo, que el mosquito Aedes aegypti que transmite la fiebre amarilla y ahora el Zika y muchas otras enfermedades es una especie particular que se desarrolló en los barcos de esclavos que venían al Nuevo Mundo. Combinó características que antes solo se conocían por separado, por un lado del Mediterráneo y por otro de África Occidental. La característica mediterránea de vivir solo alrededor de fuentes de agua y la característica de llevar la fiebre amarilla de África Occidental se unieron en una nueva variante de Aedes aegypti que no existía antes” (2019HARAWAY, Donna; TSING, Ana. Reflections on the Plantationocene. A conversation with Donna Haraway & Anna Tsing moderated by Gregg Mitman. 18 de julio de 2019, Nelson Institute for Environmental Studies, University of Wisconsin-Madison. https://edgeeffects.net/haraway-tsing-plantationocene/.
    https://edgeeffects.net/haraway-tsing-pl...
    , p. 15-16).
  • Parecer Final dos Editores

    Ana Maria Lisboa de Mello, Elena Cristina Palmero González, Rafael Gutierrez Giraldo e Rodrigo Labriola, aprovamos a versão final deste texto para sua publicação.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    29 Abr 2024
  • Fecha del número
    Jan-Apr 2024

Histórico

  • Recibido
    15 Set 2023
  • Acepto
    27 Oct 2023
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