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La violencia del amor romántico en la narrativa de dos mujeres mexicanas

A violência do amor romântico na narrativa de duas mulheres mexicanas

The violence of romantic love in the narrative of two Mexican women

Resumen

El objetivo del presente artículo es conocer la relación entre el amor romántico y la violencia en la narrativa de mujeres que cuidan a sus hijos sin la presencia física del padre, desde la perspectiva del construccionismo social y el género. Para ello se hicieron entrevistas narrativas con dos mujeres de 36 y 40 años, que viven en la Ciudad de México. Posteriormente, se realizó un análisis narrativo temático, lo que mostró, primero, que la forma de relacionarse en pareja está fuertemente ligada a la idea del amor romántico, la cual es atravesada por una condición de género. A su vez, la condición de género favorece modos particulares de ser y estar en una relación de pareja, constituyendo así, la mujer romantizada. Segundo, a partir de estas maneras de relacionarse en pareja se crearon condiciones para la aparición y mantenimiento de situaciones de violencia.

Palabras clave:
Género; Mujer romantizada; Violencia; Construccionismo social; Narrativa

Resumo

O objetivo deste artigo é conhecer a relação entre amor romântico e violência, na narrativa de mulheres que estão ao cuidado de seus filhos sem a presença física do pai, na perspectiva do construcionismo social e do gênero. Para isso, foram realizadas entrevistas narrativas com duas mulheres de 36 a 40 anos residentes na Cidade do México. Posteriormente, foi realizada uma análise narrativa temática, que mostrou, primeiramente, que o modo de se relacionar com um parceiro está fortemente ligado à ideia de amor romântico, atravessada por uma condição de gênero. O que favorece modos particulares de ser e estar em um relacionamento, constituindo assim uma mulher romantizada. Segundo, a partir dessas formas de relacionamento, foram criadas condições para o surgimento e manutenção da violência no casal.

Palavras-chave:
Gênero; Mulher romantizada; Violência; Construcionismo social; Narrativa

Abstract

The goal of this article is to understand the relationship between romantic love and violence in the narrative of women who care for their children without the physical presence of a father, from the perspective of social constructionism and gender. To do this, narrative interviews were conducted with two women aged 36 and 40 who live in Mexico City. Later, a thematic narrative analysis was carried out, that showed, first, that the way of relating with a partner is strongly linked to the idea of romantic love, which is crossed by a gender condition. This favors particular ways of being oneself and of being in a relationship, thus constituting the romanticized woman. Secondly, from these ways of relating, conditions were created for the appearance and maintenance of violence in the couple.

Keywords:
Gender; Romanticized woman; Violence; Social constructionism; Narrative

Introducción

En América Latina, hay un incremento de hogares con jefatura femenina (Olhaberry & Farkas, 2012Olhaberry, M. & Farkas, C. (2012). Estrés materno y configuración familiar: estudio comparativo en familias chilenas monoparentales y nucleares de bajos ingresos. Universitas Psychologica , 11(4), 1317-1326.). En México, han pasado de 14% en 1970, a 17.1% en el 2010 (INEGI, 2017INEGI. (2017). Comunicado de prensa. Núm. 273/17. México: Autor. Recuperado de http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2017/enh/enh2017_06.pdf
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), estas estructuras denominadas monoparentales, van en aumento. El hecho es multicausal: puede ser la elección libre de la maternidad fuera de una relación, abandono de la pareja y/o separación. De acuerdo con algunas autoras (Arriagada, 2004Arriagada, I. (2004). Transformaciones sociales y demográficas de las familias latinoamericanas. Papeles de Población, 10(40), 71-95. ; García & Oliveira, 2005García, B. & Oliveira, De O. (2005). Mujeres jefas de hogar y su dinámica familiar. Papeles de Población , 11(43), 29-51. ; Oliveira, 2001Oliveira, O. M. A. (2001). Familias en transición y marcos conceptuales en redefinición.Papeles de Población , 7 (28), 1-32. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11202802
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), las separaciones en la pareja son resultado de la violencia doméstica asociadas al alcoholismo, drogadicción, pobreza, al aumento de la escolaridad de las mujeres, mayor independencia económica y/o a los cambios en los roles femeninos tradicionales; e incluso, una vez viudas, es poco probable que se unan en pareja nuevamente. No obstante los cambios que han dado las mujeres para formar familias con jefatura femenina o monoparentales, existe una estructura que las atraviesa, y esta se encuentra en el ideal de familia.

La familia se conceptúa como una construcción social, es decir, como un fenómeno que se ha formado a lo largo de la historia y que se encuentra atravesada por la categoría del género, repercutiendo en creencias y conductas de las personas que la integran. La estructura de la familia permite el funcionamiento de lo masculino/femenino, como universal e inmóvil, y contribuye a mantener el orden social (Jaiven, 2002Jaivén, A. L. (2002). Cuando hablan las mujeres. In Eli Bartra (Ed.), Debates en torno a una metodología feminista (pp. 185-197). México: UNAM-PUEG. ). Uno de los elementos actuales bajo los que se sustenta la idea de familia, es la idea del amor. Para entenderlo, es relevante conocer las prácticas que conlleva, particularmente, el amor romántico, principalmente en las mujeres. Es decir, reflexionar cómo fue adquiriendo el amor romántico relevancia en las historias de vida de las mujeres y, de qué manera, la interacción en las relaciones con los otros ha reforzado el sostenimiento del amor romántico.

Cuando una pareja decide unirse de manera legal o no, es decir: matrimonio o unión libre, en la mayoría de los casos, lo hace a travesada por la idea del amor, quizá sin pensar en una separación futura. La familia se refleja en la concreción del amor romántico en la pareja

De acuerdo con algunas teóricas, existe una socialización de la mujer hacia el amor, un amor femenino que se caracteriza por la entrega, abnegación y sufrimiento, que se convierte en un esfuerzo-sacrificio por mantener una relación pese a las situaciones injustas o desiguales que se viven dentro de ella, tales como el control, celos, infidelidad y nulificación de ella misma (Beauvoir, 1987Beauvoir, S. (1987).El segundo sexo. Buenos Aires: Siglo Veinte.; Lagarde, 2001Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Nicaragua: Managua, puntos de encuentro.; Lipovetsky, 1999Lipovetsky, G. (1999). La tercera mujer. Barcelona: Anagrama .). En este marco habría que preguntarse, ¿qué sucede dentro de las relaciones amorosas que hace que las mujeres permanezcan en esa relación pese a la violencia y mal trato que les genera dicha relación?

Para reflexionar algunas de estas preguntas, en este artículo realizaré un análisis narrativo, desde el construccionismo social y el género, como una aproximación al entendimiento de los significados subyacentes en la mujer, socializada bajo el amor romántico, así como la relación entre el amor y la violencia dentro de la pareja. Me enfocaré en dos historias de mujeres entrevistadas en el marco de un estudio más amplio sobre mujeres que se hacen cargo de sus hijos, sin la presencia física del padre. Son dos narrativas y experiencias que ilustran el amor romántico como construcción social y generadora de violencia.

La narrativa como método de análisis del construccionismo social y género

Las líneas teóricas que sustentan esta investigación son el construccionismo social (Berger & Luckmann, 1966Berger, P. L. & Luckmann, T. (1966). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.; Cabruja & Lupicinio, 2000Cabruja, T. & Lupicinio Iñiguez, F. (2000). Cómo construimos el mundo: relativismo, espacios de relación y narratividad. Análisis, 25, 61-94. ; Gergen, 2006Gergen, K. J. (2006). Construir la realidad. Barcelona: Paidós.; Shotter, 1996Shotter, J. (1996). El lenguaje y la construcción del sí mismo. In M. Packman (Comp.), Construcción de la experiencia humana vol. I. (pp. 213-225). España: Gedisa editorial.), el género (Lamas, 1996; Rubín, 1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.; Scott, 1990Scott, J. (1990). El género, una categoría útil para el análisis histórico. Recuperado de https://www.fundacionhenrydunant.org/images/stories/biblioteca/derechos_economicos_sociales_culturales_genero/El%20Genero%20Una%20Categoria%20Util%20para%20el%20Analisis%20Historico.pdf
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) y la narrativa (Bruner, 1991Bruner, J. (1991). The narrrative construction of reality. Critical Inquiry, 18, 1-20. , 1995Bruner, J. (1995). Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva. Madrid: Alianza Psicología Minor. , 2004Bruner, J. (2004). Life as narrative. Social Research, 71(3), 691-710.; Riessman, 2001Riessman, C. (2001). Analysis of personal narratives. En J. F. Gubrium and J. A. Holstein (Edit.). Handbook of interviewing. Editorial y país. Págs. 695-710. , 2005) como método de análisis.

El construccionismo es una aproximación teórica que explica la realidad no como algo dado, sino como una constante que se construye dentro de lo social. Permite comprender que muchas de las cosas que se han normalizado de la historia del pensamiento humano no son más que construcciones sociales. Estas prácticas sociales, se han estructurado en la relación con las otras personas, llevándolo a concebir y a entender el mundo de una determinada manera. No se pretende que esa visión sea absoluta e incuestionable, sino que más bien, es una forma de mirar el mundo y de explicarlo. De este modo, la construcción de la realidad, además de reivindicar la importancia de un contexto social, es también una manera de mostrar el carácter activo y generativo de las personas involucradas.

La propuesta del construccionismo, es que las personas nacen en un mundo construido y que, a través del lenguaje y la interacción, incorporan conceptos y categorías, que les permiten explicar y entender su espacio vital, al mismo tiempo que contribuyen a su construcción (Cabruja & Lupicinio, 2000Cabruja, T. & Lupicinio Iñiguez, F. (2000). Cómo construimos el mundo: relativismo, espacios de relación y narratividad. Análisis, 25, 61-94. ; Gergen, 2006Gergen, K. J. (2006). Construir la realidad. Barcelona: Paidós.). A través de la narración, se puede tener acceso a dichos conceptos y categorías, en la que se manifiestan las ideas, pensamientos y creencias; las narraciones, son acciones que se manifiestan todos los días como género comunicativo (Gubrium & Holstein, 1998Gubrium, J. F. & Holstein, J. A. (1998). Narrative practice and the coherence of personal stories. The Sociological Quarterly, 39(1), 163-187. ), en resumen, las personas, son lo que comunican.

La narrativa es un método de análisis del construccionismo social, por lo que a través de ella se puede tener acceso a la realidad construida por una determinada persona, otorgándole diversos significados a los hechos. Dichos significados estarán en función del momento histórico y contextual en el que se concibe (Bruner, 1991Bruner, J. (1991). The narrrative construction of reality. Critical Inquiry, 18, 1-20. ; Cabruja & Lupicinio, 2000Cabruja, T. & Lupicinio Iñiguez, F. (2000). Cómo construimos el mundo: relativismo, espacios de relación y narratividad. Análisis, 25, 61-94. ). Las narraciones están determinadas tanto por la cultura (Bruner, 1991, 1995, 2004; Gubrium & Holstein, 1998Gubrium, J. F. & Holstein, J. A. (1998). Narrative practice and the coherence of personal stories. The Sociological Quarterly, 39(1), 163-187. ), por los discursos sociales (Manning & Cullum-Swan, 1994Manning, P. K. & Cullum-Swan, B. (1994). Narrative, Content and Semiotic Analysis. In N. Denzin & Y. Lincoln (Eds.), Handbook of Qualitative Research (pp. 463-477). London: Sage Publications. ) y por el género (Denzin, 1989Denzin, N. K. (1989). Interpretive Biography. Newbury Park, CA: Sage. ).

Con respecto a este último, el género, es un concepto ampliamente discutido por las feministas (Bourque & Scott, 1996; Lamas, 1995, 1999; Rubín, 1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.; Scott, 1999) y la plantean como una categoría de análisis, es decir, como forma de hablar de los sistemas de relaciones sociales o sexuales, que expliquen la desigualdad entre hombres y mujeres (Scott, 1990). Para esta investigación, el género será retomado como una categoría de análisis que alude a un fenómeno socialmente construido, normando las formas de ser, hacer, pensar y de relacionarse de mujeres y hombres.

De acuerdo con Scott (1990Scott, J. (1990). El género, una categoría útil para el análisis histórico. Recuperado de https://www.fundacionhenrydunant.org/images/stories/biblioteca/derechos_economicos_sociales_culturales_genero/El%20Genero%20Una%20Categoria%20Util%20para%20el%20Analisis%20Historico.pdf
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), el género comprende la relación estructural e ideológica entre los sexos (Scott, 1990); para Lamas (1999Lamas, M. (1999). Género, diferencias de sexo y diferencia sexual. Debate feminista,10(20), 84-106. ), es resultado de la producción de normas culturales sobre el comportamiento del hombre y la mujer, mediado por la interacción de un amplio espectro de instituciones económicas, sociales, políticas y religiosas. Son sistemas binarios que oponen al hombre y a la mujer, no en un plan de igualdad, sino en un orden jerárquico (Conway, Bourquer, & Scott, 1996Conway, J. K., Bourque, S. C., & Scott, J. (1996). El concepto de género. In M. Lamas (Comp.), El género. la construcción cultural de la diferencia sexual (21-33). México: Porrúa. ). Gayle Rubín (1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.) lo explica a través del “sistema de sexo/género” el proceso por el que una sociedad convierte la sexualidad biológica en producto de las actividades humanas, y en el cual se satisfacen las necesidades. Demuestra que el género es una división de los sexos socialmente impuesta (p. 114), producto de las relaciones sociales de sexualidad, fundamentalmente, los relacionados con la familia y las instituciones sociales.

En ese sentido son varias las instituciones encargadas promover dichas formas de ser, hacer y pensar. Scott (1990Scott, J. (1990). El género, una categoría útil para el análisis histórico. Recuperado de https://www.fundacionhenrydunant.org/images/stories/biblioteca/derechos_economicos_sociales_culturales_genero/El%20Genero%20Una%20Categoria%20Util%20para%20el%20Analisis%20Historico.pdf
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) les llama elementos culturales, simbólicos y de parentesco, que norman, subjetivan y fomenta las ideas preconcebidas del género, que, en definitiva, construyen la identidad subjetiva de la persona. El género permite observar que la diferencia biológica entre hombres y mujeres, ha implicado desigualdad porque las mujeres han sido tradicionalmente asociadas a la naturaleza, reproducción, educación y cuidado de hijos, enfermos y ancianos; mientras que a los hombres se le han relacionado a la razón, fuerza y poder (Bourdieu, 2000; Gracia & Musito, 2000Gracia Fuster, E. & Musito Ochoa, G. (2000). Psicología social de la familia. Barcelona: Paidós .; Larguía & Dumoulin, 1975Larguía, I. & Dumoulin, J. (1975). Hacia una ciencia de la liberación de la mujer. Barcelona: Anagrama. ; Rubín 1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.; Scott, 1990).

Son diversos los autores que señalan a la familia (Bourdieu, 2000; Lauretis, 2000Lauretis, T. (2000). La tecnología del género. In Diferencias. Etapas de un camino a través de feminismo (pp. 6-34). Madrid: Horas y horas. ; Rubín, 1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.) como estructura ideológica que perpetua las diferencias y fomenta la construcción de estas diferencias a partir del género. Así, comprender el género como una construcción social, conlleva a la importancia de reelaborar la historia de las mujeres, a las que tradicionalmente se les han encasillado como madre, esposa, enfermera, en resumen, como cuidadora innata, dadora de amor incondicional. En otras palabras, retomar la historia de las mujeres, a través de sus narrativas, es un mecanismo útil para generar nuevas percepciones, nuevos entendimientos sobre las formas de relacionarse (Jaivén, 2002Jaivén, A. L. (2002). Cuando hablan las mujeres. In Eli Bartra (Ed.), Debates en torno a una metodología feminista (pp. 185-197). México: UNAM-PUEG. ) y comprender los significados que la atraviesan en el establecimiento de sus relaciones amorosas.

El amor romántico y la violencia: dos polos de una forma de control

El romanticismo fue un movimiento ideológico que inició en Europa a mediados del siglo XIX como protesta al racionalismo predominante. La exacerbación del sentimiento fue su inspiración. La literatura y poesía aludían a la emoción, la libertad, el amor y la felicidad, la vida era entendida como una novela. La persona romántica abanderaba la libertad, la pasión y la melancolía; los sentimientos trágicos la envolvían al enfrentarse con una realidad que distaba de su ideal. Siguiendo a Barrón, Martínez-Iñigo, De Paul y Yela (1999Barrón, A., Martínez-Íñigo, D., & Paul Yela, C. (1999): Romantic beliefs and myths in Spain. The Spanish Journal of Psychology, 2(1), 64-73.), es justo en este periodo donde se hace la conexión entre el amor, matrimonio y sexualidad. Las uniones de pareja y la formación de la familia en los tiempos actuales se realizan con la idea predominante del amor romántico gestado en esa época. De acuerdo con Lipovetsky (1999Lipovetsky, G. (1999). La tercera mujer. Barcelona: Anagrama .), “la creación poética del amor transformó de manera tan profunda la sensibilidad, los modales, las relaciones entre hombres y mujeres (p. 15), así, con el sentimiento de amor romántico se establecieron formas de manifestarlo genéricamente diferenciadas y socialmente construidas, dejando un ideal perdurable en la conciencia; además de una serie de emociones trágicas y comportamientos silenciosamente violentos.

Este amor se materializó a través de la autorrealización, de la idealización de un imposible por el cual, particularmente, “las mujeres son capaces de dejarse morir” (Coria, 2004Coria, C. (2004). El amor no es como nos contaron… ni como lo inventamos. 1ª. Ed. Buenos Aires: Paidós. , p. 17); ya que tiene como principal característica la tragedia, es decir, el sufrimiento convertido en virtud (Lagarde, 2001Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Nicaragua: Managua, puntos de encuentro.). Los peligros de esta construcción social del amor romántico en la pareja es que, para demostrarlo las mujeres deben sufrir, expresar el sufrimiento en su corporeidad, pues a mayor sufrimiento, más significación de amor hacia la persona amada. En este proceso de socialización romántica, las mujeres anteponen las necesidades de otros a las propias; la sumisión, pasividad o falta de iniciativa son características de las mujeres. Las mujeres suelen creer que, su principal deber es amar (Largarde, 2001) y que en la medida que atienda lo que los otros necesitan, va a tener garantizado el amor (Esteban & Távora, 2008Esteban, L. & Távora, A. (2008). El amor romántico y la subordinación social de las mujeres: revisiones y propuestas. Anuario de Psicología, 39(1), 59-73.), construyendo su subjetividad bajo la concepción de amor en la pareja a imagen y semejanza de amor maternal, altruista, incondicional y abnegado (Coria, 2004).

Para Beauvoir (1987Beauvoir, S. (1987).El segundo sexo. Buenos Aires: Siglo Veinte.) socialmente existe la creencia que las mujeres “para ser dichosas, hay que ser amadas, y para ser amadas hay que esperar al amor. El amor para las mujeres es entonces el único y principal camino para la felicidad. La suprema necesidad para las mujeres consiste en hechizar un corazón masculino” (p. 123). De esta manera se inicia la búsqueda, muchas veces, inalcanzable de la felicidad perpetua basada en el amor romántico, volviéndolo un mandato sociocultural, que naturaliza el comportamiento trágico de la mujer y la hace receptiva de la violencia (Esteban, 2011Esteban, L. (2011). Crítica de pensamiento amoroso. Ediciones Bellaterra: Barcelona. ; Herrera, 2008Herrera Gómez, C. (2008). La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico. España: Tesis doctoral. ).

Este planteamiento sustenta que las relaciones que se establecen en el amor romántico están basadas en principios de desigualdad, de dependencia, de privilegios para uno, lo cual al paso del tiempo provocará frustración y sufrimiento para las mujeres (Lagarde, 2001Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Nicaragua: Managua, puntos de encuentro.), siendo un relato socialmente construido devenido en engaño (Esteban, 2011Esteban, L. (2011). Crítica de pensamiento amoroso. Ediciones Bellaterra: Barcelona. ).

Con lo dicho hasta aquí se puede sostener que las ideas de amor romántico se enraízan y reproducen por diversas instituciones sociales. Bosch (2007Bosch, E. F. (2007). Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja. Barcelona: Universidad de les Illes Balears.) encontró en su investigación, que la presencia continua de los mitos románticos en la literatura, la música o el cine reafirman y transmiten con fuerza estas creencias. Por otra parte, Esteban (2011Esteban, L. (2011). Crítica de pensamiento amoroso. Ediciones Bellaterra: Barcelona. ) concluye que el amor condiciona de manera específica a la mujer, sin importar sus creencias filosóficas o posturas teóricas. Los diferentes tipos de amor se condensan en la familia, y es dentro de ella donde se promueve principalmente la idea del amor romántico junto con sus mitos (Bosch, 2007). Pese a las transformaciones que están ocurriendo en las unidades familiares y en las relaciones de género, sigue habiendo una relación estrecha entre la organización del amor y el ordenamiento desigual en las relaciones (Esteban & Távora, 2008).

Se ha encontrado que personas con actitudes de rol de género tradicionales tienden a presentar, en mayor medida, actitudes favorables o naturalizadas, hacia la violencia contra la mujer dentro de una relación de la pareja, en comparación con las personas con actitudes de rol de género igualitarias (Bosch, 2007Bosch, E. F. (2007). Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja. Barcelona: Universidad de les Illes Balears.). Quienes asumen el rol de género tradicional, inmersos dentro del amor romántico tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y de permitirla, puesto que la sustenta la idea de que el amor todo lo puede. Ferrer y Bosch (2013) encontraron que las creencias que sostienen la idea del amor romántico les dan sentido a sus vidas, los lleva a mantener una relación violenta. “La violencia y el amor son compatibles” en tanto normalizan comportamientos donde coexisten la violencia, los celos y el control (Bosch, 2007, p.14). Así, se propician una relación jerarquizada, en el nombre de amor, que perpetua el orden social (Esteban, 2011Esteban, L. (2011). Crítica de pensamiento amoroso. Ediciones Bellaterra: Barcelona. ). Cubells y Calsamiglia (2015Cubells Serra, J. & Calsamiglia Madurga, A. (2015). El repertorio del amor romántico y las condiciones de posibilidad para la violencia machista.Universitas Psychologica, 14(5), 1681-1694. ISSN 2011-2777. Recuperado de <http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/article/view/10734/13438>
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), en su investigación, encontraron una correlación entre la presencia del amor romántico y la violencia en la relación erótico-afectivas.

La violencia contra la mujer representa un delito y una violación a sus derechos humanos, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016OMS. (2016). Violencia contra la mujer. Centro de prensa, Recuperado de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/
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) a nivel mundial 30% de las mujeres que han tenido una relación de pareja declaran haber vivido alguna forma de violencia física o sexual por parte de su pareja. Mientras que en México (INEGI, 2016INEGI. (2016). Estadísticas a propósito del… 14 de febrero, matrimonios y divorcios en México. México: Autor. Recuperado de http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2016/matrimonios2016_0.pdf
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) una de cada tres mujeres (33.5%) ha sufrido un incidente de violencia por parte de su pareja. Esto, sin tomar en cuenta las cifras ocultas y no registradas por las estadísticas. Cabe mencionar que, en México, una de las principales causas de separación en la pareja, es la presencia de violencia por parte de la pareja masculina, la agresividad e irresponsabilidad, alcoholismo o adicción a las drogas, así como la infidelidad (INEGI, 2010INEGI. (2010). Mujeres violentadas por sus parejas en México. México: Autor.). Al ser considerado un problema de salud pública, permite desmitificar el amor y lo que se vive dentro de la relación; y poder aproximarse a lo que viven las mujeres con conductas romantizadas.

Por mucho tiempo se consideró que la vida en pareja, era parte de la vida privada y que lo que pasaba dentro del hogar solo competía a quienes la integraban, incluyendo a la violencia que se vivía dentro. Incluso, la normalización de las conductas violentas dentro de una relación, “era asunto de la pareja”. Fue hasta que las feministas nombran el hecho, se empezó a cuestionar qué tan natural es la violencia dentro de la pareja. Con esto, la penalización animó a que las mujeres empezaran a levantar la voz sobre la violencia que vivían, aun así, con el temor de ser sancionadas social y físicamente. Se evidenció otras formas de violencia, más sutiles y menos evidentes como las microviolencias o micromachismos (Bonino, 2016Bonino, L. (2016). Micromachismos. El poder masculino en la pareja “moderna”. Recuperado de https://vocesdehombres.files.wordpress.com/2008/07/micromachismos-el-poder-masculino-en-la-pareja-moderna.pdf
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). Desnaturalizar la violencia en las relaciones de pareja, ayudó a considerarlo como un serio problema de salud.

Metodología

El objetivo de esta investigación es conocer la relación entre el amor romántico y la violencia en las mujeres al frente de un hogar sin la presencia del hombre, a través de sus narrativas, desde una perspectiva construccionista usando el género como categoría de análisis. Esto es, los significados subyacentes de amor romántico en las mujeres, entendido como una realidad socialmente construida y la relación que guarda con la violencia que se vive dentro de la relación de pareja.

La investigación es cualitativa de tipo descriptivo (Denzin Lincoln, 2005Denzin, N. K. & Lincoln, Yvonna S. (2005). The Sage Handbook of Qualitative Research, Third Edition. Thousand Oaks: Sage Publications.). En la que se busca la profundidad en el dato sobre la extensión a través de las narraciones. Tomando a la narrativa como una técnica que recapitula experiencias en una secuencia temporal (Labov & Waletsky, 1966Labov, W. & Waletzky, J. (1967). Narrative análisis: oral versions of personal experiencia. In J. Helm (Org.), Essays on the Verbal and Visual Arts: Proceedings of the 1966 Annual Spring Meetig of the American Ethnologinal Society (pp. 12-44). Seattle, USA: University of Washington Press. ), que evoca sentimientos, intenciones y propósitos de diferentes actores en determinados contextos (Gorlier, 2006Gorlier, J. C. (2006). Análisis Narrativo en las Ciencias Humanas. Recuperado de http://www.faculty.umb.edu/carlos_gorlier/pdf/Analisis_%20Narrativo_%20en_%20las_%20Ciencias_%20Humanas.pdf
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).

Para ello, planteo una entrevista narrativa (Alheit, 2012Alheit, P. (2012). La entrevista narrativa. Plu milla educativa (Universidad de Manizales), 10(2), 11-18. ), en la que una pregunta o frase invita a la narración -en este caso fue, “cuéntame tu vida, por donde desees iniciar”-, con la participación mínima de quien entrevista, contando con un guion de temas como guía general orientativa (Alheit, 2012) basada en los objetivos de la investigación -significados construidos en torno a la pareja y al amor, relación entre el amor romántico y la violencia-. Debido a que la entrevista narrativa evoca interpretaciones del mundo, cuenta y ejecuta una historia de acuerdo a la propia versión lógica del que narra (Denzin, 2001Denzin, N. K. (2001). The reflexive interview and a performative social science. Qualitative Research, 1(1), 23-46), se procuré no hacer preguntas e interrupciones que afectaran la descripción narrativa, o que provocaran justificaciones o argumentos en la historia (Alheit, 2012).

El resultado es una historia en texto (Kvale, 2007Kvale, S. (2007). Doing Interviews. Londres: Sage. ) que implicó una organización y sistematización para crear un relato argumentativo que tiene que ser interpretado como datos en la investigación (Riessman, 2005). El análisis narrativo de Riessman (1993Rieissman, C. (1993). Narrative Analysis. Newbury Park, CA: Sage ., 2001Riessman, C. (2001). Analysis of personal narratives. En J. F. Gubrium and J. A. Holstein (Edit.). Handbook of interviewing. Editorial y país. Págs. 695-710. , 2005Reissman, C. (2005). Narrative Analysis. In Narrative, Memory & Everyday Life (pp. 1-7). England: University of Huddersfield. Recuperado de http://www.medarbetarportalen.gu.se/infoglueCalendar/digitalAssets/1771183328_BifogadFil_Chapter_1_-_Catherine_Kohler_Riessman.pdfRoca
http://www.medarbetarportalen.gu.se/info...
), me ayudó a abordar las narrativas, observar el texto a través de ejes o temas que surgieron dentro de los mismos textos. Al realizar un análisis narrativo por tema o temática, se hace hincapié en el contenido de un texto sobre el qué, más que sobre el cómo, de tal modo que el lenguaje fue más un recurso que un tema en la investigación, buscando responder, qué se dice, más que el cómo se dice, a quién y con qué fines (Riessman, 2001, 2005).

El análisis narrativo temático, hace énfasis en “lo dicho”, de manera que cuando alguien cuenta algo, éste algo, parece “desordenado”, es labor de quien investiga, transformarlo para hacerlo de fácil lectura (Riessman, 2001Riessman, C. (2001). Analysis of personal narratives. En J. F. Gubrium and J. A. Holstein (Edit.). Handbook of interviewing. Editorial y país. Págs. 695-710. ). Dándole sentido a la historia, convirtiéndola en narración. Primero se realizaron las transcripciones de las entrevistas. Seguida de varias lecturas. Por cada entrevista se efectuó una tabla con sus respectivas categorías y subcategorías. La dificultad en las narrativas es que, como señalan algunos autores, las historias rara vez son tan claramente delimitadas, están siempre iniciando-terminando (Denzin, 1989Denzin, N. K. (1989). Interpretive Biography. Newbury Park, CA: Sage. ; Riessman, 2001), son inconclusas, ambiguas y sujetos a múltiples interpretaciones (Denzin, 1989), lo que se convierte en un ir y venir en los datos narrativos. En este ir y venir de los datos, finalmente se convirtieron en dos temas (Coffey, 1996Coffey, A. (1996). Making sense of qualitative data: complementary research strategies. London: Sage. ) o ejes principales, articulados entre sí: el amor romántico y la violencia en la mujer romantizada.

Finalmente, me reuní con dos mujeres por separado -Diana y Paola-, las entrevistas fueron grababas -con su autorización y consentimiento informado- para poder llevar a cabo el análisis. Se les invitó a participar en la investigación explicándoles el objetivo de la misma; recordándoles el carácter confidencial y de la participación voluntaria. La selección fue de manera propositiva, los criterios de inclusión para las entrevistas fueron para mujeres heterosexuales, separadas de la pareja, que vivieran en la ciudad de México o zona metropolitana. Que tuvieran bajo su cargo por lo menos un hijo/a no mayor de 24 años, edad promedio en México, en la que se concluye la educación formal.

Resultados y discusión

Diana y… uno de esos amores tontos

Tiene 36 años, no terminó de estudiar el bachillerato. Vive en casa de su papá y mamá, junto con sus dos hijos de 12 y 8 años de edad. Diana no tiene un trabajo fijo remunerado, vende zapatos u otras mercancías para obtener dinero. También busca los apoyos del gobierno. Actualmente estudia estilismo. Vivió en unión libre con el padre de sus hijos durante cuatro años, y se separó hace 8 años, misma edad del hijo menor. Se significa como madre soltera, ya que el padre de sus hijos, después de la separación, no le ha proporcionado apoyo económico. Y tampoco hay relación cercana entre el padre con sus hijos. Ella se describe así:

Entré a la preparatoria, me gustaba mucho, pero me agarró uno de esos amores tontos y dejé la escuela, estuve mucho tiempo con el papá de mis hijos, casi 13 años. A los 24 tuve a mi primer hijo, no me quise ir a vivir con él porque como sabía que tenía mamitis … y cuando mi hijo tenía 6 meses pues empezamos a vivir juntos.

Diana considera que el “amor tonto” la atrapó empujándola a dejar todo, no le permitió pensar más que en la unión con el ser amado, dispuesta a pagar el precio que sea. ¿Dónde reforzó Diana el amor-sacrificio por el cual dejó todo? Diana, al igual que otras mujeres, está inmersa en un contexto que promueve la búsqueda de felicidad a partir del amor. La educación y la socialización refuerza estereotipos sobre cómo son o deben ser el hombre y la mujer, evidenciando el ideal del amor como fusión, como unión de ambos a cualquier costo. Algunos autores (Beauvoir, 1984; Giddens, 1992Giddens, A. (1992). La transformación de la intimidad Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Madrid: Cátedra teorema. ; Lagarde, 2001Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Nicaragua: Managua, puntos de encuentro.; Lipovetsky, 1999Lipovetsky, G. (1999). La tercera mujer. Barcelona: Anagrama .) señalan que estos ideales del amor romántico han influido durante mucho tiempo en las relaciones de hombres y mujeres, pero principalmente en las mujeres.

Diana y su ex pareja, se fueron a vivir juntos seis meses después del nacimiento de su hijo, buscando justamente la unión familiar. Tiempo después, Diana empezó a notar que no “fue buena idea”, ya que él era de “tener muchas novias”. Diana pensó que su pareja “cambiaría”, que dejaría de andar con otras mujeres, porque él ya tenía una casa, un hijo, “todo lo que él decía que cuando lo tuviera, se portaría bien”. Diana pensó románticamente que él cambiaría porque se había concretado el ideal del amor, es decir, la pertenencia a la familia. Sin embargo, la unión en familia por el nacimiento del hijo no está relacionado con que las personas asuman una relación monógama o de fidelidad; idea en torno al amor romántico, bajo la premisa del amor como exclusividad y pertenencia.

Por otro parte, la cuestión biológica de un embarazo converge con la idea de la formación de una familia, lo cual, regresando al planteamiento de Beauviour (1897) sería todo lo que la mujer necesita para ser feliz, sin embargo, lo que muestra la descripción del comportamiento de la pareja de Diana, es que, para los hombres la paternidad no hace parte del amor romántico y por lo tanto no es un mandato para ellos. Dicho de otra forma, mientras para Diana el embarazo era un motivo suficiente para formar una familia y vivir románticamente en pareja, para el hombre no tenía las mismas significaciones. Así, un asunto biológico como ser hombre o mujer, se convierte en producto de las actividades humanas como menciona Rubín (1986Rubín, G. (1986). El tráfico de mujeres: nota sobre la “economía política” del sexo. Revista nueva Antropología, VIII (30), 95-145.).

La narrativa observada está en función de la maternidad en la mujer. Y muestra cómo a partir de esta situación los sueños o anhelos quedan pausados para priorizar el rol materno a partir de tareas de entrega, cuidado y abnegación. Esto habla de nuevo, del amor romántico naturalizado en la mujer, ahora en su rol de madre. Pareciera, que las mujeres antes de ser madres pueden soñar y desear otras cosas diferentes al matrimonio y la maternidad misma, pero, cuando, esta condición cambia a partir de un embarazo hay un cambio de pensamiento, en la libertad y autonomía. Los procesos socioculturales establecidos impulsan el reordenamiento de la condición humana a través del género, que norma por medio de símbolos, como la maternidad y cuidado, regresando a las mujeres al orden establecido.

Diana se separó después de navidad, al mes del nacimiento de su segundo hijo, su pareja le dijo que “estaba harto”, que tenía a otra persona que “sí lo apoyaba”, que Diana “era una buena para nada”, que pasaría “la navidad con ella” pero que después se iría y que ya no regresaría. La ex pareja de Diana, mantenía relación con otras mujeres que vivían cerca de la casa que compartían. También se “paseaba” con sus diferentes “novias” cerca de la casa de los padres de ella. A pesar de que Diana conocía de las constantes infidelidades de su pareja y de los conflictos que tenían, la separación fue sorpresiva:

Yo no me imagine que él en algún momento me fuera a decir esas cosas, porque al final, siempre estaba en mi casa ¿no?, dejé de hacer lo que era antes, de ser como realmente, como una pareja. Haz de cuenta que antes que yo le decía, yo le ayudaba, le decía, -vamos hacer esto...-, como que lo apoyaba, cuando él quería platicar, yo lo escuchaba o platicábamos, éramos amigos, hacíamos muchas cosas juntos, pero a raíz de que nos fuimos a vivir allá y que él seguía en lo mismo con un montón de mujeres, pues yo como que me alejé, …, que me dijera eso si me dolió bastante y creo que hasta la fecha me sigue doliendo, y yo me digo, cómo es posible que por algo que él me dijo yo me haya derrumbado hasta el suelo y que mucho tiempo no hice nada

Como se puede notar en las palabras de Diana, la idea de ser pareja está atravesada bajo la premisa de la ayuda, del apoyo incondicional de la mujer hacia el hombre, en un sentido de complementariedad: hombre y mujer se complementan, es una vía más de organización del género. La ausencia de alguna de estas, provocará el alejamiento de la pareja, rompiendo la complementariedad. ¿Cuál es el resultado cuando la mujer se revela a esta normatividad genérica? el abandono como castigo, el retiro del afecto, del amor, de la presencia del ser amado. Ella finalmente es la responsable de la conducta del hombre.

Uno de los ejes del amor romántico es la dualidad de pensamiento en el hombre y en la mujer, por una parte, él la responsabiliza de sus propios actos, y por otra, ella, asume esa responsabilidad por los actos de él como suyos. Finalmente, y, de cualquier modo, la responsable del fracaso de la familia como ideal del amor romántico, es la mujer. ¿Cuánto es suficiente para mantener una relación amorosa donde el contexto social refuerza dicha culpa?, en una sociedad cuyo mandato es que la mujer tiene que hacer algo para que él se vaya o se quede. Lo que subyace, es que la mujer sigue siendo responsable de los actos del otro. En su narrativa Diana percibió que no hizo lo suficiente

La ex pareja de Diana se fue a vivir con una “vecina” de la colonia. Poco tiempo después, se enteró de que él tendría otra hija. Esa fue “la muerte”, Diana se “derrumbó con la noticia, ya que esperaba la reconciliación. Se quedó cinco meses más en la casa que compartían, vivió situaciones difíciles ya que fue testigo del nuevo amor de su pareja.

Él ya vivía con la vecina, estaba enfrente del edificio de donde yo vivía, a la hora que yo me iba a trabajar él llegaba, entonces para mí era súper difícil ver que el carro estaba estacionado en la tarde afuera de donde yo vivía y en las tardes verlo estacionado enfrente, pues los cuestionamiento y la burla y todo lo que eran con las vecinas, pues la verdad si me dolió y creo que eso fue lo que no soporté, también verlo, porque llegaba y así todo dormido, marcado, rasguñado, entonces yo lo veía y decía, -¿qué hago aquí?-. [Un día de discusión] se salió del departamento, agarró su carro y se fue, entonces yo me quedé muda y lo único que se me ocurrió fue agarrar a mis hijos a esa hora y hablarle a mi mamá.

Después de la separación, Diana se fue a vivir a casa de sus papás. Por mucho tiempo no hizo nada, recuerda que cada diciembre se enfermaba “se ponía bastante mal”. Aún se acuerda cuando él decidió irse y esa parte “aún no lo supera”. Han pasado ocho años, de los cuales, la mayor parte fueron de “pelea”, porque él le dejó de “dar dinero”, “dejó de hacerse responsable”. La espera y el sufrimiento como virtudes, a mayor sufrimiento, mayor amor hacia la persona amada. La mujer romantizada que espera pacientemente al hombre arrepentido que parece no llegar. Socialmente reprobada y señalada, como recordatorio a lo que no hizo o dejó de hacer para retener al ser amado.

Hasta hace un año y medio -al momento de la entrevista-, que ella decidió dejarle de responder las llamadas y los mensajes, situación que calmó los conflictos. Aunque él continua sin cubrir la manutención de sus hijos. Después de la separación, el dolor continuaba, le dolían las palabras y los hechos:

Eso de -no sirves para nada-, híjole, o que me dijera muchas veces que era una fodonga de marca, o sea eso también me daba en la torre, a mí nunca me ha gustado usar zapatillas, y si las uso es porque voy una fiesta, las uso un ratito y la verdad después me pongo mis zapatos, yo no soy así, ni mis hermanas son así, no sé porque él quería que fuera una mujer de zapatillas y bolsa y maquillaje, a mí no me conoció así.

En las palabras de Diana se puede notar la forma en que la mujer condiciona su función y por consiguiente su utilidad, para estar al servicio y necesidades del hombre. Si no es para amar y ser amada, la vida misma deja de tener sentido, se vuelve nada. Esta subordinación, la lleva a hacer y ser lo que el hombre en cuestión le demande.

Diana no comprendía el afán de su ex pareja por quererla “cambiar”. Sin embargo, ella se acomodaba a dichas demandas. Recuerda que todos “sus zapatos eran del gusto de él”. Cuando iban a recoger a sus hijos, se vestía acorde a las demandas de su ex pareja, “iba con las bototas”, cuando regresaba a casa, se las quitaba y se ponía sus “tenis”. “Toda” su ropa era a “gusto” de su ex pareja. Después de la separación, Diana recuperó la forma de vestir a su elección.

La mujer romantizada, se performa, para ser aprobada, aceptada y amada. Vive opresión, y rezago en manos del ser amado. Sujeta al control del otro. A tolerar vivir malos tratos y violencia, en una relación en la que deciden por ella, cómo vestir, qué decir, qué hacer. Así, para llegar a este grado de violencia, puede hacerse de forma directa o sutil, el objetivo es el mismo, el control, el medio puede variar. ¿Qué lleva a una mujer a permanecer en una relación cuya nulificación es tal, que pierde el derecho a elegir incluso sus propias prendas?, la persecución del ideal de la familia.

Las decisiones de Diana son un ejemplo de lo que se puede permitir y esperar en aquello que se reconoce como amor -sumisión, pérdida de identidad-. El sacrificio-fe, la empujó a “sacar” adelante la relación pese a la negativa del hombre, pensó que, si hacía lo que él pedía, cambiaría y permanecerían en la relación. Tenía la esperanza de ayudarle a convertirse en padre y esposo. Luchó y se esforzó por conseguirlo.

Diana sentía vergüenza y pena salir a la calle y de que la vieran sola, se sentía evaluada y juzgada porque su ex pareja anduvo en la colonia con “sus novias”, y todas eran de “cabello planchado, de bolsas, minifaldas y de súper tacones, guapas”, y que las demás personas, le dieran la “razón” a él, por cambiarla, por una mujer “mejor” haciendo alusión de que ella era “fodonga”:

Lo que a mí me daba pena es que me vieran a mí y que él tuviera muchachas guapas porque cuando yo las conocía decía... - ¡ah bueno! -, me daba pena ante la gente, yo sentía que la gente decía, -ah pues si ¿no?, cualquiera cambia a una fodonga por una que estuviera taconuda-, que reafirmara que - ¡con razón la dejó! -

La violencia no termina con el fin de la relación. Existen daños, en muchos casos, severos, problemas importantes en la salud. Inadecuación y persistencia de que ella provocó el desenlace pese a que hizo lo que estuvo en sus manos para evitar el infeliz desenlace. Lo que muestran el relato de Diana es que la violencia es parte inherente del amor romántico porque genera situaciones desiguales. Así, puede ser control de los gastos, de cómo vestir, de con quién salir, del dinero, incluso de los pensamientos. Separar a la mujer de su familia, es una forma de perpetración, bloquear su autonomía, bloquear su autonomía, como una naturalización de los actos en los que la mujer tiene que dejar todo, para seguir al hombre, porque así lo estipula la norma social.

Estos sentimientos de inadecuación perduraron por mucho tiempo en Diana. Es ahora que empieza a retomar su vida, -recuerda haber empezado un año antes de nuestro encuentro-. Se reconoce por mucho tiempo deprimida y triste. Al presente, estos sentimientos han cambiado a enojo y estrés. Actualmente, no tiene pareja, por “mucho tiempo”, esperó el regreso del padre de sus hijos, se decía a sí misma “sí lo perdono, pero que regrese”, su familia extensa, aún piensa que lo sigue esperando. Para Diana, en estos momentos no es de su interés tener otra pareja, ya que primero, está su papel de “madre” antes que ser “mujer”.

La idealización de amor romántico es conducir a las mujeres a ser la guardiana y responsables de los sentimientos, en un primer momento de la pareja y en un segundo momento, a los hijos. Al mismo tiempo, esto sirve para justificar su subordinación (Esteban, 2011Esteban, L. (2011). Crítica de pensamiento amoroso. Ediciones Bellaterra: Barcelona. ) ante los hombres. Incluso, esperar el regreso de la pareja arrepentida. Así, la fidelidad, la espera, son medios para mantener a la institución- objetivo que es la familia. El amor hacia la pareja se vuelve un medio para un fin, la conformación y manteamiento de la familia.

Las características biológicas vuelven a ser una causa de las diferencias y de la subordinación de la mujer, el peso de lo biológico en interrelación con lo sociocultural. Estas diferencias biológicas permean una constante división en la vida de hombre y mujer. El asunto de la maternidad, un aspecto netamente biológico, define la vida sociocultural de la mujer, ya que supone que éstas serán madres, marcando y delimitando su destino, dejan de ser mujeres, para desempeñar el papel de madre.

Paola y… el novio de toda la vida

Paola tiene 40 años, cuenta con un doctorado, vive con su hijo de 10 años y su madrina. Paola es hija única, su madre falleció hace casi 10 años, justo el año de nacimiento de su hijo y tiempo que lleva separa del padre de éste. Su padre vive en otro estado y lo visita cada semana. Paola y su ex pareja, se encontraban en los preparativos de la boda cuando se enteró que estaba embarazada, por lo que decidieron posponer la celebración hasta el nacimiento del hijo. Sin embargo, ésta no se llevó a cabo porque el padre de su hijo, dio por terminada la relación, argumentando incompatibilidad de intereses laborales y familiares. Se considera madre soltera, ya que nunca estuvo casada ni vivió con el padre de su hijo. No hay contacto alguno entre padre e hijo, y tampoco recibe apoyo económico de su parte.

El papá de mi hijo, es el novio de toda la vida, con sus defectos notorios, que cuando estás enamorada haces a un lado, pues piensas, -en algún momento va a cambiar- y así, aguantamos durante doce, trece años de noviazgo.

Después de trece años de noviazgo la “piden en matrimonio”. Así que decidió casarse. Estando en los preparativos de la boda, se embarazó. Por lo que aplazaron el matrimonio hasta que naciera su hijo. Durante ese tiempo, Paola obtuvo “una plaza” en su trabajo, es decir, un trabajo definitivo, que le otorgaba seguridad laboral. Sin embargo, era en otra ciudad, cercana a la suya. En ese tiempo, Paola viajaba todos los días de su lugar de origen, a la ciudad de México, para trabajar.

La nueva situación laboral de Paola, entraron en conflicto con los planes de matrimonio con su novio. Él -y su familia extensa-, al ser de “provincia”, -así lo cuenta Paola-, le demandaban que renunciara a su trabajo. Argumentaban que, al casarse, “ella tenía que dejar todo por estar con él”. Paola continúo trabajando, no obstante, esta decisión, acentuó día con día los conflictos.

La mujer romantizada cree que el amor será para toda la vida, y que, por ese amor, se debe pasar por alto y aceptar incondicionalmente al sujeto del afecto. A través del amor, la paciencia y la sumisión, ella lograría que él entrara en razón. Sin embargo, un embarazo no planeado, frustró el enlace matrimonial esperado de una relación de años. La reproducción simboliza la unión en la pareja, sin embargo, en la narrativa de Paola, se asoman aspectos simbólicos en la que el embarazo, motivó lo opuesto a lo construido socialmente.

De acuerdo al contexto, existe un ordenamiento social en el que ella tiene que estar sujeta al poder del hombre. La postergación del matrimonio por el embarazo, evidenció la sumisión y omisión de ella, para evitar enojos en la pareja. El control de los estados de ánimo y de las emociones estaban a cargo de la mujer. La cual hace pensar que la forma de relacionarse amorosamente a través de la sumisión no está atravesada por la escolaridad ni la economía, sino por estructuras superiores que dirige la conducta de hombres y mujeres. Mostrando que, en una sociedad patriarcal, las necesidades que importan son las del hombre, y es la mujer quien tiene que sumarse a lo que él precise.

Es importante mencionar que Paola es de una ciudad próxima a la Ciudad de México, a pesar de que se encuentra dentro de la zona metropolitana, ella lo considera “provincia”. Tanto la familia de origen de ella, como la de él, tienen “costumbres” en relación con el matrimonio, así, Paola fue “pedida”, es decir, los padres del novio fueron con los padres de ella, para solicitarla en matrimonio, -ella tenía treinta años-. Así, se reafirmó el compromiso socialmente. De esta forma, las familias participan en las decisiones de los contrayentes, antes, durante y después del matrimonio.

Pese a las desavenencias, la relación continuó, Paola vivió con sus padres todo el embarazo. Durante éste y después del nacimiento de su hijo, todos los gastos fueron absorbidos por Paola. Nació su hijo, y los planes de boda continuaron, acompañado de conflictos constantes. Dos meses antes de la boda, su novio, junto con sus padres y hermanos, acudieron a la casa de los papás de Paola para “platicar” sobre dichos problemas. Éstos demandaban que para que se llevara a cabo la boda, ella tenía que renunciar a su trabajo, mudarse a vivir con su suegra y hacer lo que ésta le dijera, finalmente, la situación terminó con la cancelación de la boda por parte de su novio.

La obediencia es una más de las formas en que son socializadas las mujeres. El poder sobre ellas, recae primeramente en sus padres, después en el marido, y en ausencia de éste, en la suegra. Ese es el costo que la mujer romantizada tiene que pagar para tener acceso al amor vendido. La mujer es infantilizada, sus decisiones son tomadas por otro. Así, la reproducción, es vista como producto que organiza la vida individual, social y económica de la mujer.

Empieza una serie de roces que culminan a dos meses de la boda a decir, -no me caso-, y más bien fue de allá para acá, y más bien -no me caso porque tú no quieres dejar tu trabajo … Fue una reunión en la casa, estaban reunidos, mi papá, mi mamá y por parte del papá del niño estaba, él, un hermano y los papás de él. Entonces hubo una frase que marcó mucho la situación, la señora, la mamá de él me dice, -si te quieres casar con mi hijo, vas a dejar tu trabajo y vas a estar conmigo, y vas a hacer lo que yo diga-, …Entonces los señores, cualquier cosas que hagan tiene que pasar por la aprobación de su hijo el mayor o de su hija, y el papá de mi hijo, también decía, -todo lo que yo decida, tiene que ser aprobado por mis papás y mi hermano-, … todos dicen, todos opinan como se tiene que educar a los hijos, …. Para esto, yo tenía falta de carácter, porque así me quedaba callada, nunca debatía, nunca respondía, para no entrar en conflicto, a todo le decía que sí.

Cómo se explica esa falta de carácter como Paola la llama, esa sumisión y obediencia para mantener una relación cuya idea del amor no le permitía cuestionar. En la sociedad patriarcal, la mujer es infantilizada, no puede ni debe tomar decisiones propias, necesita que los padres o en su defecto, la pareja tome las decisiones por ella. Entonces la significación que se le da a la plaza que ella consiguió, es que la mujer no puede ser más que el hombre, y en caso de que así sea, tiene que renunciar al privilegio.

No obstante, al amor que sentía, se le atravesó un amor filial más fuerte, el amor de madre, de qué manera se explica que Paola se revelara a las demandas de la pareja. El costo que pagó fue muy fuerte, el castigo, a través de la cancelación del matrimonio. A pesar de la elección, continúa siendo la culpable porque socialmente, ella lo orilló a terminar la relación por querer ser más que él, su castigo, el abandono.

El ex novio de Paola entró en contacto con ella meses después de la separación, le pidió que se vieran en varias ocasiones. Pero, todas esas veces les dejó plantados (a ella y a su hijo). Ella accedía porque “estaba enamorada”, porque “tenía la ilusión de que se solucionaría, que volvieran a estar juntos, recuperarlo”, y en cada búsqueda de él, para ella era una “esperanza de que en algún momento” él fuera a reencontrarse con ella y su hijo.

La mujer romantizada, busca el ideal del amor romántico del padre y de la familia. El amor romántico también incluye al hombre en su versión de padre, que se esfuerza, que busca, que quiere al hijo, la idea del hombre padre que cuida, salva y protege no sólo a la mujer, sino también al hijo, la búsqueda de ese hombre, en su versión paterna amorosa. Búsqueda que la empuja una y otra vez al reencuentro del ser amado.

A los cuatro meses de la ruptura, su ex novio se llevó a vivir a su nueva pareja a la casa de su mamá. Este hecho fue un dolor muy fuerte para Paola. Se culpó por la situación, si se “hubiera ido”, si “no le hubiera reprochado la falta de ayuda económica”, si “hubiera aceptado las condiciones”, “hubiera tenido una pareja”, “el amor de su vida, se había esfumado, después de trece años de relación”.

La obediencia, la sumisión y dependencia a la autoridad masculina, lo que denotan son las diferencias en lo esperado socialmente de hombres y mujeres, cuyo objetivo es el mantenimiento de orden establecido. Es decir, la mujer se centra en aprender cómo amar; la renuncia personal, el amor sin reciprocidad; tácitamente la responsabilidad de mantener la armonía en la pareja y en la familia. Para lograrlo es necesario que la mujer esté atenta a las necesidades, satisfacerlas, agradar, estar siempre disponible, sacrificio, renuncia personal, olvido de sí mismas. Rebelarse a este orden, implica un costo. Lo que sobreviene es la culpa y sentimiento de fracaso.

Paola ha tenido una relación “intermitente” con el padre de su hijo. Cuando su hijo tenía dos años, se reencontraron y mantuvieron una relación. Aunque, terminaron por diversas circunstancias. Él continuaba sin darle dinero para la manutención de su hijo, ella pagaba los gastos de su hijo, y, además, le “daba prestado a él”. Aunado a esto, él le demandaba tiempo, que estuviera disponible cuando él deseaba. Pero, cuando ella lo “necesitaba” no estaba disponible para ella y su hijo. En ese tiempo, Paola se aisló de sus amistades, porque él se sentía incómodo, ella “siempre” se estaba “adaptando y cambiando hacia lo que él quería”, no le “permitía ser como realmente”

La mujer romantizada que espera y permanece atenta a las necesidades del hombre, siempre disponible para cuando él le demande. Aunque históricamente, la vida de las mujeres ha cambiado, tienen acceso a la educación, se continúa viviendo dentro de ideal femenino, que las empuja a mantener una relación, pese a la violencia o a una relación de mal trato.

Así continuo la vida de Paola por algunos años. Surgió un nuevo conflicto con los padres de él. Iban a cumplir cincuenta años de matrimonio, y él le pidió a Paola que le “prestara” a su hijo para que estuviera en la boda de los abuelos. Le pidió que se “lo entregara arreglado”. Lo que significaba que ella de su “dinero tenía que vestirlo y calzarlo” para el evento que era especial. Paola se negó a tal petición. Dado que sus suegros no habían visto a su hijo en seis años. Él, ante la negativa de ella, de nuevo, da por terminada la relación.

Han pasado diez años desde la separación. Se da cuenta a la distancia, que habían “tantas señales” de lo que vivía con su novio. Las ignoró en beneficio de la relación, pensando en que, las cosas iban a cambiar:

Lo que más me pudo haber dolido fue que te das cuenta de tantas señales y uno las va haciendo, como que las hace a un lado, esto no pasa, esto va a cambiar cuando esté con mi pareja, voy a ser su vida, su universo, a lo mejor esa parte. Decía, -ubícate, eso siempre había estado, que tú no lo hayas querido ver en su momento-, me costó aceptarlo.

Qué es lo que sucede en la vida de las mujeres, que las hace mantenerse en una relación en la que reciben un mal trato por parte de la persona que ellas sienten amar, la interiorización del ideal femenino contribuye a que las mujeres permanezcan tanto tiempo en una relación de este tipo. Incluso, las lleva a justificar la conducta o a restarle importancia, dándoles otras oportunidades. Y cuando se confronta con una realidad que dista de ese ideal, se percatan que ese mal trato ha estado desde siempre, pero que se negaba a aceptarlo, estar bajo esa educación tradicional en la que, si cumplen su papel de sumisión, sacrificio, él cambiara.

Como Boulette y Andersen (1985Boulette, T. S. & Andersen, S. M. (1985). Mind control and the battering of women. Community Ment Health Journal, 21(2), 109-118. ) describen, con frecuencia la mujer cree que tienen un poder especial para comprender y cambiar al hombre, y que son responsables de su supervivencia, aún a costa de ellas mismas. Siendo éstos los principales costos que conlleva estar inmersa dentro del amor romántico, a través de la mitificación se dice que se está en nombre de amor, el mito sirve para sustentar las prácticas, que ordenan los actos, la idea ordena formas de ser y estar con la pareja. La mitificación no calza con la realidad es que por eso es una mitificación. Al quererla ajustar se fuerza, aferrándose al mantenimiento de una relación ficticia.

Paola ha logrado muchas cosas que, como ella menciona “con esa pareja no iba poder”, porque a la distancia observa la sumisión a la que estaba sujeta. Las diferencias en grado escolar, generaron “minusvalía en él”. Ella lo incluía en sus actividades para “demostrar que él estaba ahí”, lo llevaba e incluía en “su círculo” para que él no se sintiera menos. Sin embargo, él se excluía, porque no pertenecía a ese entorno social. Paola, se alejó de sus amistades cuando estuvo en la relación, porque a él no “le parecían”, porque no se sentía “cómodo”. Esta situación se repetía en todas las ocasiones que intentaron regresar. La relación que tenían era a “modo” de él. Ella aceptaba y callaba, para que él permaneciera.

La violencia y mal trato, escondida como control que produce sumisión en la mujer para que él permanezca y no se enfade, tener que hacerse pequeña para que él no se sienta disminuido y controlarla en lo único que él percibía tener poder, las emociones, el afecto. La retirada del amor, ínfimo. La labor de ella era cuidar de él haciéndose pequeña, tolerando, callando, aceptando y esperando el regreso, sin reclamos.

Paola esperó por varios años a que su ex pareja regresara, hasta que un amigo le dijo que “dejara de estar esperándolo”, que “mostrara un poco de dignidad”, que no “limosneara amor”, “mucho menos” para su hijo. Fue así que, con ayuda de terapia, ha tratado de romper el vínculo con su ex pareja. Actualmente “mamá de tiempo de completo”, el tiempo que le queda libre después del trabajo es para su hijo, y sus relaciones sociales.

Ser una mujer que ha vivido por varios años expuesta a la violencia o malos tratos con una persona que ha mantenido un vínculo afectivo genera sentimientos complejos, que puede resultar incomprensible para los demás, su permanencia dentro de la relación e incluso, pueden ser responsabilizadas por permanecer dentro de ella, ser consideradas débiles y consecuentes o carentes de valía o de dignidad. Aunado a ello, siguen siendo las responsables del bienestar y cuidado de los hijos, el establecimiento del orden las regresa a ser las cuidadoras, ser madre de tiempo completo implica la postergación y/u olvido de sus propias necesidades y/o proyectos de vida.

Romper el mito fue difícil. Implicó pasar de ser una mujer romantizada a simplemente, mujer, sin adjetivos que la definan.

Conclusión

Las narrativas, parecen ser diferentes, contados en diferentes contextos intersubjetivos. Sin embargo, están integrados en diferentes campos sociales (periodos de tiempo, edad, estados socioeconómicos y condiciones familiares). Al mismo tiempo, comparten ideas que subyacen, la de estar sujetas a su rol esperado, la familia, la maternidad y el amor, como el lugar esperado sobre todo para la mujer.

La idea de continuar con el orden establecido, a través de la educación tradicional de mujeres y hombres, es decir, las mujeres responsables del bienestar, del cuidado y mantenimiento de las relaciones, educada para el amor romántico que implica disposición, renuncia personal, entrega total, sacrificio, espera y cuidado, son formas de relacionarse que se construyen y bajo las que se sustenta aún la educación y socialización de ambos sexos. Idea que denota que el sexo define como se vive y manifiesta el amor y que determina formas particulares de ser, estar y permanecer en el amor.

Particularmente en las mujeres, resultan en la mujer romantizada, aquella para quien la maternidad, el cuidado, la sumisión, la espera, son consideradas parte fundamental del amor. Y como se mostró a lo largo del texto, ellas han actuado en consecuencia. Ambas mujeres, han cuidado primero al padre de sus hijos, después a sus hijos, han decidido no tener otra pareja, porque, antes que nada, son madres. Una cuestión biológica las atraviesa y les define.

La muerte de la mujer romantizada, que vive para el amor y sentimiento, aquella que no fue educada en la razón, y en ausencia del amor, le envuelven sentimientos trágicos, de muerte, es la corporalización del sufrimiento convertido en virtud como señala Lagarde (2001Lagarde, M. (2001). Claves feministas para la negociación en el amor. Nicaragua: Managua, puntos de encuentro.).

Dentro del amor romántico se encontraron dos momentos que se viven en las relaciones de pareja. El primero, la violencia y mal trato, manifestada como una forma de control de los hombres, es decir, hacer lo que el hombre demanda como una forma de permanecer en la relación. Callando, cuidando las emociones del hombre. El segundo, como un momento de sacrificio-fe como una forma de estar en la relación, convirtiéndola en un medio para obtener como fin, la continuidad de la relación. Junto con la esperanza de que, con la presencia de amor, la paciencia, comprensión y tolerancia, el hombre cambiará y será un buen padre y esposo. Así, a través del sacrificio-fe y la esperanza, las mujeres se mantienen buscando conseguir ese objetivo que la llevará a la felicidad prometida. De esta forma, la fidelidad y la espera del compañero, es un medio para mantener a la institución-objetivo que es la familia. Así el amor hacia la pareja se vuelve un medio para un fin, la conformación y manteamiento de la vida en familia.

En conclusión, la manifestación de amor romántico, es sostenida por diversas estructuras, que se muestran de maneras específicas, promoviendo diferencias en la construcción de la masculinidad y feminidad, desencadenando relaciones amorosas desiguales, así también lo han referido otras investigaciones (Bosch, 2007Bosch, E. F. (2007). Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja. Barcelona: Universidad de les Illes Balears.; Cubells & Calsamiglia, 2015; Esteba & Távora, 2008; Ferrer & Bosch, 2013Ferrer Pérez, V. & Bosch Fiol, E. (2013). Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 17(1), 5-122.). Estas maneras específicas de manifestar el amor, implica el uso de la violencia y mal trato, normalizándola dentro de la relación erótico-afectiva. Así el amor, al manifestarse con intensidad e irracionalmente, justifica la expresión de emociones intensas que, en la práctica, se muestran, en conductas violentas como control, celos, manipulación, amenazas, etc. Tomando en cuenta, la construcción de la feminidad y masculinidad dentro de una determinada forma de ser, se justifica el uso de la violencia y favorece la creación y mantenimiento de las relaciones erótico-afectivas, con violencia.

Localizar la historia de dos mujeres que crían a sus hijos sin la presencia del padre biológico en estos contextos sirvió para resaltar la función de amor romántico como fenómeno de unión, pero también como origen y mantenimiento de la violencia. Generando subjetividades, a través de una sociedad que ejerce el control de la conducta y de la manifestación del afecto, a través de la socialización. Es decir, la sujeción de la mujer, a partir de éstos. En resumen, el amor romántico nutre prácticas violentas.

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  • Financiación: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) beca otorgada para realizar esta investigación y al proyecto DGAPA/UNAM- PAPIIT IN402515.
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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    20 Dic 2019
  • Fecha del número
    2019

Histórico

  • Recibido
    16 Mayo 2017
  • Revisado
    24 Jun 2019
  • Acepto
    12 Nov 2019
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