Open-access Lilian Harrison y la travesía del Río de la Plata (1923): repercusión en la prensa uruguaya

Lilian Harrison e a travessia do Rio da Prata (1923): repercussão na imprensa uruguaia

Lilian Harrison and the crossing of the River Plate (1923): repercussion in the Uruguayan press

RESUMEN

Lilian Harrison fue la primera persona en completar la travesía del Río de la Plata a nado, entre Colonia (Uruguay) y Punta Lara (Argentina) en 1923. La prensa argentina de la época coronó la victoria como un logro de toda la nación, a despecho de las apelaciones sexistas de los reportajes. Este artículo pretende analizar los discursos de la prensa uruguaya sobre la hazaña de la nadadora, utilizando las principales publicaciones periódicas de la época. El análisis de los reportajes permite concluir que, además de los artículos sexistas, que disminuían los logros de la atleta en comparación con sus compañeros masculinos, había cierto nivel de contrariedad en los reportajes, lo que indicaba el desagrado de la prensa hacia los propios nadadores del país.

Palabras-clave:  Historia del deporte; Natación; Prensa; Deporte femenino

ABSTRACT

Lilian Harrison was the first person to complete the crossing of the River Plate by swimming between Colonia (Uruguay) and Punta Lara (Argentina) in 1923. The Argentine press of the time crowned the victory as an achievement of the whole nation, despite the sexist appeals of the reports. This article aims to analyse the discourses of the Uruguayan press about the swimmer's achievement, using the main periodicals published at the time. An analysis of the reports allows us to conclude that, in addition to the sexist articles, which also diminished the athlete's achievements compared to her male companions, there was some level of contrariness in the reports, signalling the displeasure of the press towards the country's swimmers.

Keywords:  Sports history; Swimming; Press; Female sports

RESUMO

Lilian Harrison foi a primeira pessoa a completar a Travessia do Rio da Prata à nado, entre Colônia (Uruguay) e Punta Lara (Argentina) no ano de 1923. A imprensa argentina da época coroou a vitória como uma conquista de toda a nação, em que pesem os apelos sexistas das reportagens. Esse artigo tem como objetivo analisar os discursos da imprensa Uruguaya sobre o feito da nadadora, utilizando os principais periódicos publicados na época. Uma análise das reportagens permite concluir que, para além das matérias sexistas, que também diminuíram os feitos da atleta frente aos companheiros do gênero masculino, houve algum nível de contrariedade nas reportagens, sinalizando o desagrado da imprensa em relação aos próprios nadadores do país.

Palavras-chave:  História do esporte; Natação; Imprensa; Esporte feminino

INTRODUCCIÓN

El 21 de diciembre de 1923 parte desde las costas del departamento de Colonia, Uruguay, quien 24 horas después se convertiría en la primera persona en cruzar a nado el río más ancho del mundo, el Río de la Plata, llegando por fin a las costas de Punta Lara, Argentina. Anteriormente a este hecho fueron múltiples los intentos fallidos efectuados por experimentados nadadores internacionales. Este río, hasta el momento imbatible debido a sus fuertes correntadas, las bajas temperaturas de sus aguas, su profunda oscuridad por las noches, así como también sus grandes dimensiones, fue domado por una joven argentina de 19 años de edad, Lilian Harrison, quien logró la gran hazaña, la misma que había sido imposible de concretar para anteriores nadadores.

Esta hazaña no se produjo de forma aislada. Las pruebas acuáticas de larga distancia disputadas en ríos y mares han adquirido cada vez más popularidad desde que el capitán Matthew Webb completó la travesía del Canal de la Mancha en 1875 (Terret, 1994; Love, 2008; Bier, 2011). A partir de ese momento, una explosión de pruebas y desafíos acuáticos se extendió por todo el mundo, llegando incluso a América Latina (Medeiros et al., 2020).

Dichas aventuras acuáticas nacen de una rehabilitación del agua como elemento natural beneficioso para la salud y el divertimiento (Terret, 1994; Corbin, 2018). A lo largo de la historia, los seres humanos han entrado en contacto con el agua de diferentes maneras, no siempre positivas. Fue entre los siglos XVII y XVIII cuando se empezó a establecer una relación entre el ejercicio físico y el agua, especialmente alentada por los discursos médicos sobre los beneficios de la natación (Love, 2008). En el último cuarto del siglo XIX, la legitimación de la natación se basó en otra cuestión, la sensibilidad al aire libre. Así, la reinvención de la natación, ahora como práctica deportiva, añadió cuestiones como la disciplina, el desarrollo de la fuerza, la limpieza corporal, la tonificación del cuerpo y el contacto con la naturaleza (Terret, 1994, 1995; Love, 2008).

No transcurrió mucho tiempo antes de que desafíos como el que emprendió el capitán Webb se hiciesen cada vez más frecuentes. Y no solamente para los hombres: esta práctica fue rápidamente incorporada por las mujeres, especialmente en la esfera inglesa. Según Day (2012), poco después de la hazaña de Webb, varias mujeres inglesas que ya se dedicaban a la natación decidieron participar en sus propias carreras de maratón acuático. Esta práctica tenía un doble sesgo ante la opinión pública: por un lado, la aceptación de la natación como práctica beneficiosa para la salud de las mujeres; por otro, el temor en relación con la cantidad de esfuerzo físico que implicaba (Parker, 2010; Day, 2012).

Estos retos se dieron a conocer internacionalmente y atrajeron a multitudes interesadas en saber cómo hombres y mujeres serían capaces de superar los peligros de la naturaleza, confiando únicamente en el esfuerzo físico (Love, 2008; Parker, 2010; Day, 2012). Dada su popularidad en la época, la hazaña de Harrison en aguas sudamericanas fue rápidamente reconocida en círculos internacionales: en 1923, se informó en todo el mundo de que la joven había sido capaz de cruzar a nado el río de la Plata, el más ancho del mundo, algo que nadie había hecho antes.

Según Scharagrodsky (2019, 2020a, b), el logro exitoso de tal hazaña colocó a la nadadora en una posición de prestigio, estatus y reconocimiento social, tanto dentro como fuera de su país. Su rostro aparecía en las portadas de periódicos como The New York Times, y la nadadora fue la deportista que más veces apareció en la tapa de la revista El Gráfico, relevante publicación deportiva argentina (Scharagrodsky, 2020b). Estos artículos, que reiteraban la hazaña de la atleta, mezclaban sentimientos diferentes. Por un lado, cierta sorpresa por el hecho de que la primera persona en cruzar el río más ancho del mundo fuera una mujer (Scharagrodsky, 2019). Por otro lado, un sesgo nacionalista apuntaba a la victoria, dando a la nadadora el apodo de “verdadera sportwoman” y el ideal deportivo femenino en el país (Scharagrodsky, 2020a, b).

Este sentimiento nacionalista se vio reiterado por otra cuestión, a saber, el hecho de que el Río de la Plata separa dos naciones, al ser una barrera geográfica que determina las fronteras imaginarias entre Uruguay y Argentina. En la construcción de los límites de las naciones1, el deporte jugó un papel primordial, delimitando fronteras invisibles y elaborando discursos heroicos y victoriosos, corroborando ideas e ideales nacionalistas (Sotomayor y Torres, 2020). En el caso de Lilian, cruzar la barrera natural que separa los dos países significaba, aunque fuera de forma simbólica, ganar una batalla territorial. Los diarios y revistas argentinos, si bien no se refirieron explícitamente a Uruguay, reiteraron este sentimiento, colocando sobre Lilian el manto del heroísmo, coronando a quien finalmente ejerció tal dominio espacial (Scharagrodsky, 2020a).

Dadas las cuestiones señaladas anteriormente, es visible el doble sentimiento argentino frente a la hazaña de la atleta; sin embargo, del lado uruguayo, del otro lado de la frontera, de dónde venían los intentos de cruzar el río, ¿cuáles eran los sentimientos frente a la victoria de la nadadora? Teniendo en cuenta esta cuestión central, este artículo se propone analizar los discursos de la prensa uruguaya sobre la gesta de Lilian Harrison, utilizando como fuentes históricas periódicos y revistas publicados en la época, considerados importantes fuentes de difusión de una nueva representación social y cultural del país en ese momento (Álvarez, 2008). Los periódicos elegidos para este trabajo fueron: “El Siglo”, “El Día”, “El País”, así como la revista “Mundo Uruguayo”, todos de Montevideo, y un periódico del interior, “El Telégrafo”. En ellos hemos buscado los reportajes existentes sobre la travesía entre los meses de diciembre de 1923 y enero de 1924, abarcando así los días previos a la realización de la carrera y las impresiones inmediatamente posteriores a la hazaña deportiva. Entre cuestiones relacionadas con el género, con el sentido nacionalista y con la conquista frente a la naturaleza, analizamos en este texto cómo la proeza de Harrison fue narrada por la prensa del país vecino, que, a su manera, buscaba ganar la misma batalla deportiva contra el río.

PREPARATIVOS PARA UN MARATÓN ACUÁTICO EN EL RÍO DE LA PLATA

Fue en la principal cuna del deporte moderno, Inglaterra, que la natación dejó de ser considerada apenas una recreación casual o práctica higiénica para convertirse, poco a poco, en un fenómeno deportivo y competitivo (Love, 2008), siendo la hazaña del Capitán Webb responsable por colocar, de una vez por todas, esta práctica en la primera línea de las atracciones deportivas en todo el mundo (Love, 2008; Terret, 1994). Los participantes en estas pruebas eran nadadores de todo el mundo, que buscaban poner su nombre en el hall de la fama de la natación y demostrar su destreza en el agua.

Uno de los nadadores que alcanzó el éxito en estas pruebas del periodo fue Enrique Tiraboschi, nadador ítalo-argentino que completó la travesía del Canal de la Mancha en 16 horas y 23 minutos en el año 1923, siendo el cuarto en lograr tal hazaña y batiendo los récords de la prueba hasta ese momento (Scharagrodsky, 2019). Así, su presencia en el Club Neptuno, en Montevideo, el 8 de diciembre de 1923, fue relatada con gran alegría por la prensa, ya que la visita sirvió para estrechar las relaciones entre las entidades de natación de ambas orillas del Plata (Travesía..., 1923).

Sin embargo, el motivo principal de la presencia del nadador en tierras uruguayas era otro: llevar a cabo un proyecto para establecer una carrera local de travesía del río de la Plata. La idea era promover el apoyo de las federaciones de natación uruguaya y argentina para que los nadadores sudamericanos pudieran cruzar el río de un país a otro. Según un reportaje del diario El Día, la idea fue acogida con entusiasmo en ambos países, con el apoyo directo de las federaciones (Travesía..., 1923). Desde el principio, la propuesta planteó una rivalidad entre los países, aunque fuera implícitamente, convirtiendo en un tema candente la cuestión de quién superaría la barrera acuática que separa a los países platinos. En las páginas del diario El Día, ese cuestionamiento se transformó en esperanza sobre los nadadores uruguayos: “Todos nuestros nadadores, absolutamente todos, sueñan con ser ellos los representantes de los colores uruguayos em la próxima contienda internacional” (Travesía..., 1923, p. 7).

Uno de los primeros nadadores en aventurarse en este desafío acuático fue Juan Luis Garramendi, militar y deportista argentino. Tras ganar la travesía Tigres-Buenos Aires en 1921, el atleta intentó en 1922 y 1923 cruzar el Río de la Plata, pero sin éxito. Finalmente, en febrero de 1924, hubo otro intento, interrumpido tras más de 24 horas en el agua (Otro..., 1924). Teniendo en cuenta los intentos anteriores de Garramendi y las hazañas internacionales de Tiraboschi, era de esperar que fueran ambos las principales apuestas de la prensa para lograr la travesía de Colonia a Punta Lara; sería cuestión de tiempo que consiguieran cruzar el río más ancho del mundo. Sin embargo, fue Lilian Harrison quien se robó el espectáculo: sin mucha repercusión en la prensa uruguaya, su intento comenzó el 22 de diciembre de 1923.

“EL RÍO DE LA PLATA FUE VENCIDO”… POR UNA MUJER

No es ninguna novedad señalar que, en la historia del deporte moderno, a las mujeres se les relegó un espacio coadyuvante, principalmente a partir de fundamentos médicos, eugenésicos e higienistas, que cohibían las prácticas deportivas en función de supuestos roles biológicos y sociales que debían desempeñar (Vertinsky, 1994). Para Hargreaves (1994), dos ideologías del siglo XIX se impregnaron para delimitar el cuerpo y la salud femeninos; en primer lugar, la ideología de la incapacidad corporal femenina y, en segundo, la de su conducta adecuada. Estas perspectivas pudieron fomentar discursos contrarios a la práctica deportiva femenina, aunque no fueron suficientes para anular sus primeras experiencias en este campo (Hargreaves, 1994).

El siglo XX fue testigo de una aceptación gradual de los deportes femeninos, con cambios apoyados en discursos médicos que empezaron a vincular las prácticas deportivas a la mejora de las capacidades físicas generales (Vertinsky, 1994). Sin embargo, esta aceptación gradual del deporte femenino no fue universal, sobre todo en relación con aquellos que iban en contra de lo que se consideraba la “naturaleza femenina”. Una de las prácticas que gozaba de aprobación médica y social era la natación, especialmente por tres razones enumeradas por Parker (2010). La primera, sus beneficios para el cuerpo y la salud de las mujeres; la segunda, las habilidades desarrolladas, que permitían salvar vidas; y, por último, su agradable estética, en la que el esfuerzo físico quedaba camuflado por el agua y la musculatura de las atletas resultaba poco desarrollada. Sin embargo, cuando se trataba de eventos competitivos, las impresiones del público oscilaban entre el desagrado estético, la oposición a la naturaleza femenina y el esfuerzo físico excesivo (Day, 2012). Por ello, las carreras de larga distancia, como las travesías, suscitaron una mezcla de admiración y preocupación, y esto quedó patente en los discursos difundidos por los medios de comunicación.

Cuando Lilian Harrison partió de Buenos Aires hacia Colonia para iniciar el intento de travesía, los diarios uruguayos emitieron notas breves, que no contenían muchos detalles sobre la nadadora ni sobre la carrera. En el diario El Telégrafo, donde se dio más relieve al evento, la pequeña nota sobre su partida a Colonia iba acompañada de la información de que Harrison era la campeona mundial de permanencia en el agua (La travesía..., 1923b); en los otros diarios utilizados como fuente, no figuró ninguna información. Al día siguiente, 22 de diciembre, el diario El País publicó una nota de diez líneas en la que anunciaba las condiciones del agua y los acompañantes de la nadadora. Considerando la sorpresa que afectó a los diarios uruguayos, nada más justo que poner como título del artículo: “La intrépida señorita Harrison inició ayer su tentativa” (La intrépida..., 1923, p. 10).

Sin embargo, el triunfo de la nadadora fue capaz de invertir esta desconfianza inicial. Las primeras noticias tras el éxito, publicadas en la prensa uruguaya, llegaron en formato fax, casi para dar veracidad a un hecho inverosímil (Triunfo..., 1923). Luego, en los días siguientes, cuando se confirmó su hazaña, los periódicos empezaron a detallar la carrera y sus sesgos. El 25 de diciembre, el diario El País preparó un gran reportaje contando, de forma remisiva, las peripecias de la carrera. El desprecio inicial de los periódicos se consideró nada más que la modestia que envolvía el intento de la deportista:

Sin ruido, sin estrepitosos reclamos periodistas, pues apenas al dos o tres de los rotativos bonaerenses se ocuparon de dar la noticia, la señorita Lilian Harrison se propuso intentar una proeza que parecía superior a las fuerzas de una representante del sexo ‘débil’, teniéndose en cuenta los fracasos que en esa prueba obtuvieron algunos colosos de la natación. (La travesía..., 1923a, p. 8).

La magnitud de la hazaña también se debió a la comparación. Los periódicos destacaron que la victoria de la atleta no solamente era grandiosa por la conquista en sí, sino también en relación con los que lo habían intentado antes. Se hizo hincapié en el hecho de que la atleta consiguió lo que ni siquiera Tiraboschi había logrado; lo que les faltaba a los otros nadadores era la combinación de habilidad y resistencia física, algo que la atleta había logrado fusionar en su intento (La travesía..., 1923b). A pesar de los elogios a su resistencia, estos contrastaban con su aspecto físico, que no evidenciaba la posibilidad de una proeza tan grande:

Lilian Harrison...energía indomable en un cuerpecito de apariencia frágil, perseverancia ejemplar en un espíritu de mujer forjado en la severa disciplina del sport, su triunfo, un gran triunfo, es a estas horas popularizado en todas partes, y lo tiene bien merecido. (La travesía..., 1923b, p. 1).

Es notable que el reportaje aporte las contradicciones señaladas por Parker (2010) en su análisis de los principios de la natación femenina. Al mismo tiempo que la natación era el deporte permitido a las mujeres, los excesos competitivos ligados a la resistencia y al esfuerzo físico contrastaban con las expectativas sociales. Fruto de ello fue la relación con la victoria de la nadadora frente a las tormentas de la naturaleza, ejemplificada por el río, indómito hasta entonces. En lugar de celebrar su conquista, el diario El País señala que, de hecho, “[...] el río de la Plata fue vencido” (El río... 1923, p. 9).

Scharagrodsky (2019, 2020a) puntea la gran preparación que rodeó el intento de Harrison, vinculada a entrenadores, médicos y otras personas relacionadas con la natación. Los periódicos uruguayos no se cansaron de destacar a estos compañeros en la victoria de la nadadora, colocándolos a veces como “héroes de la jornada”. Uno de estos personajes era Gunther Weber, entrenador responsable del “severo entrenamiento” de la deportista. Otra figura presente en las narraciones era el médico Godofredo Grasso2, que veló por la buena alimentación del atleta a lo largo de la ruta y “[...] no la ha abandonado un solo instante” (La travesía..., 1923a).

No obstante, los que recibieron mayor énfasis en los diarios fueron los nadadores que acompañaron a Harrison en su travesía. Garramendi, Tiraboschi y Rossi son los nombres de algunos de los conocidos atletas que la ayudaron a cruzar el río y que, a lo largo de las narraciones, fueron cobrando cada vez más protagonismo. En un artículo publicado en el diario El País, los homenajes a quienes la ayudaron a terminar el curso casi hacían dudar al lector de quién era el protagonista. Tiraboschi “anima”; Garramendi “hace lo posible para ayudarla”, hasta el punto de tener sus espaldas quemadas por el sol; Grossi “fue todo un héroe de la jornada”, y la llegada no se habría producido sin Tiraboschi, “que fue quien la ayudó para dar el golpe final” (La travesía..., 1923a).

Recordemos que, históricamente, el deporte se constituyó como un bastión de normatividades, asociado a la valentía y la fuerza (Vigarello, 2013) y, por lo tanto, indagar historias deportivas poniendo en primer plano a las mujeres, sus prácticas y representaciones, requiere de un hacer historiográfico diferente, repensado desde otras perspectivas que busquen revertir el silenciamiento que las fuentes históricas, en general, proponen sobre este tema (Goellner, 2007; Perrot, 2005). En este caso, seguramente el papel desempeñado por los nadadores auxiliares fue importante; lo que pretendemos destacar es la inversión de roles que se propone en la narración de los diarios, que los situó como los verdaderos héroes de una proeza que, en realidad, ya habían intentado y fracasado.

De este modo, los primeros días que siguieron al triunfo de Harrison fueron de cambios en el contenido de los reportajes: de artículos que anunciaban tímidamente el hecho, algunos periódicos cubrieron todo el recorrido del atleta, reservando para el tema el espacio central de la sesión deportiva. Esta euforia mediática pronto se trasladó a otro problema: ahora que se había superado por primera vez la barrera natural impuesta por el río, ¿qué les quedaba a los demás nadadores sedientos de lograr esta hazaña?

“LO QUE LES QUEDA”

Mientras los periódicos seguían celebrando la hazaña de Lilian y divulgando los honores recibidos por la nadadora, surgían otro tipo de noticias: los nuevos y apresurados intentos de batir su récord.

Los diarios, al paso en que mostraban su sorpresa por la audaz prueba llevada a cabo por Harrison, no escatimaron esfuerzos para descalificar a los demás nadadores que no completaron la prueba, llamándoles incluso “imitadores” (La Harrison..., 1923). El título del reportaje en el diario El Telégrafo, “Lo que les queda”, sugería que, dado que la nadadora había sido la primera en completar el intento, al resto de nadadores solo les quedaría la nada heroica tarea de intentar completar el recorrido en menos tiempo (Lo que les queda..., 1923). El aturdimiento de los demás nadadores fue narrado así por la revista Mundo Uruguayo:

Que una mujer haya establecido el primer récord en la travesía del Río de la Plata, y que ese récord subsista aún, es un algo que a los nadadores argentinos tienen en cierto modo preocupados. Y se justifica. Para todos aquellos deportistas que se precian de las conquistas el hecho de que, en una prueba de aliento, corresponde el único título a una representante del otro sexo, simpatiquísima y valiente, debe molestar. (Lilian..., 1924, p. 11).

Continuando con el reportaje, la revista afirmaba que diariamente se anunciaban en la prensa uruguaya nuevos intentos de los nadadores argentinos, que trataban de arreglar este asunto lo antes posible; “mientras tanto, la Harrison se mantiene firme en su pedestal”. Para la revista, la gloria de ser la primera no podía ser opacada por ningún otro logro futuro (Lilian..., 1924, p. 11).

Estos otros intentos comenzaron con Dumas, un nadador argentino, en la primera semana de enero de 1924 (La travesía..., 1924c). Tras él, Garramendi, Maciel, Tiraboschi y el uruguayo Pérez harían sus intentos. La travesía de Dumas empezó muy bien, con el nadador progresando considerablemente por las partes más difíciles del río (La travesía..., 1924c). Sin embargo, en la mitad de la carrera las condiciones meteorológicas se volvieron desfavorables, lo que dificultó su rendimiento; no obstante, Dumas no le hizo caso y siguió nadando. Según el diario El Siglo, la persistencia del atleta tenía una sola razón:

Es indudable que la persistencia del nadador argentino, era motivada más por el hecho de que la Harrison había llegado en la meta, que por otra causa, ya que el mismo Dumas, íntimamente, debería estar convencido de la inutilidad de sus esfuerzos. (La travesía..., 1924c, p. 6).

La comisión de control aconsejó al nadador que desistiera, ante la imposibilidad de completar la carrera. A pesar de ello, el nadador declaró que no se rendiría mientras tuviera energía. Como no había forma de disuadirle, uno de los atletas acompañantes saltó al río y le tocó, con lo que quedó descalificado (Lilian..., 1924). Este revés no significó que el nadador renunciara a batir el récord de Harrison; al contrario, sus declaraciones anunciaban otro intento previsto para febrero (Lilian..., 1924).

El siguiente intento fue el del teniente argentino Garramendi, también a mediados de enero, tras tres incursiones sin éxito. El cruce comenzó el 20 de enero, partiendo una vez más de la orilla uruguaya. Las noticias sugerían el triunfo del nadador, dadas las buenas condiciones del río y el ritmo avanzado de las brazadas (La travesía..., 1924b). Sin embargo, al día siguiente se dieron las últimas noticias: aunque Garramendi había completado la carrera, su tiempo fue de 25 horas y 10 minutos, insuficiente para batir el récord de Harrison (La travesía..., 1924b).

Hasta ese entonces, los intentos de batir el récord de Harrison reportados en los periódicos eran exclusivamente argentinos; y los uruguayos, ¿cómo llevaban a cabo este intento de superar el río que corre a lo largo de su litoral?

Para el diario El País, aquella temporada de verano estaba sirviendo de estímulo a la natación en general en los dos países vecinos, ya que, dadas las nuevas posibilidades vislumbradas, los entrenamientos acuáticos habían aumentado, así como el número de nadadores en general (Otro..., 1924). En lo que se refiere a competiciones específicas, los clubes de Montevideo, especialmente liderados por el Club Neptuno, comenzaron a organizar pruebas de travesía, con distancias cortas en las propias playas de la ciudad (La travesía..., 1924a). El nadador Torquato Sánchez alcanzó a cruzar desde la playa Ramírez hasta Pocitos, una distancia considerable en aguas abiertas; lo que significaba un paso más hacia el gran éxito, que sería cruzar el Río de la Plata. La apuesta en el nadador era grande: “[...] de este joven aficionado, tenemos los mejores informes y de sus capacidades y bondades no se oyen más que elogios” (Torquato..., 1923, p. 10). No obstante, el nadador no pudo realizar la travesía decisiva.

El nadador uruguayo que más se acercó a este logro en su momento fue Elio Pérez, de Paysandú, en el interior del país, que intentó realizar la prueba en el verano de 1924. El atleta se dirigió a Colonia con la intención de iniciarla; sin embargo, cuando llegó a la ciudad, recibió la información de que no había condiciones materiales y humanas para ayudarle, porque en esa misma fecha se llevaría a cabo el intento de Garramendi. El periódico sanducero El Telégrafo informó, con pesar, de la negativa de las autoridades a ayudar al nadador, que volvería a intentarlo en marzo, esperando contar con la colaboración de las autoridades uruguayas (El regreso..., 1924, p. 3).

Bale y Vertinsky (2004) destacan la importancia que el espacio y el lugar tienen como dimensiones centrales del deporte, especialmente cuando crean un significado para el mismo, permitiendo la fijación de significados y memorias. En este caso, el deporte fue utilizado para una identificación espacial colectiva, es decir, para la transformación del río en un lugar deportivo y, más que eso, un lugar que ahora tenía dueño: la Argentina, el país que ocupa uno de los lados de esta frontera acuática. Lilian Harrison fue, por ende, la responsable de esta dominación simbólica, que aparentemente desagradó a las publicaciones periódicas uruguayas.

CONCLUSIÓN

Según Vigarello (2008), los periódicos fueron importantes vehículos de difusión de las prácticas deportivas en todo el mundo, con sus nuevas narrativas, basadas en las emociones suscitadas y en la creación de mitos y héroes. Al mismo tiempo, el deporte fue capaz de mover ese mercado, dado su amplio consumo por parte de la población. De esta forma, analizar los movimientos de la prensa uruguaya en lo que se refiere a la hazaña de Lilian Harrison nos permite saber mucho sobre el deporte y sus representaciones sociales en este período, especialmente sobre las prácticas llevadas a cabo por mujeres.

En primer lugar, hay que destacar el entusiasmo por el desarrollo de un evento destinado a vencer al río más ancho del mundo. La amplia difusión de este tipo de pruebas en el mundo generó expectativa en la prensa uruguaya, haciendo que los diarios anunciasen la prueba de forma enfática, depositando en los nadadores de su propio país la expectativa sobre la nueva hazaña en el mundo de la natación. En un entorno deportivo cada vez más ávido de récords, en el que todo se debería medir y cuantificar, la consecución de un logro semejante podría erigir a Uruguay en una gran potencia deportiva mundial.

A pesar de los intentos masculinos anteriores, el hecho fue realizado por la joven Harrison, procedente de la otra orilla del río. La noticia publicada sobre este logro corrobora lo que Parker (2010) denominó una opinión contradictoria sobre las competiciones de natación para mujeres. Por un lado, existía la perspectiva de que la prensa aceptara la práctica de la natación por parte de las mujeres, dado que era un deporte que correspondía a su “naturaleza”. Por otra parte, una competición que implicaba tanto desgaste físico generaba incertidumbres sobre la participación del género femenino, o incluso dudas sobre sus méritos. Así es como la prensa uruguaya narró la victoria de Harrison: en primer lugar, poniendo en duda sus capacidades físicas o incluso asignando el apodo de héroes a quienes la acompañaban; de otro modo, afirmando que era la verdadera representante del “bello sexo”, lo que también sirvió de provocación a todos los nadadores masculinos que lo intentaron, pero no lo consiguieron.

La reacción de la prensa uruguaya frente a esta victoria no se detuvo ante la noticia de la hazaña en sí. En los días siguientes proliferaron los anuncios sobre otros intentos que realizarían nadadores famosos de la época. En estos anuncios había una mezcla de ánimo y desafío, ya que, si ya no les era posible ser pioneros en la realización de la carrera, lo que les quedaba era intentar batir el récord de tiempo. Estos anuncios, aunque tímidamente, intentaban fomentar la práctica uruguaya en relación con la realización de la carrera. Hasta ese momento, pocos eran los nadadores del país aptos para la prueba. El nadador que más cerca estuvo de presentarse, Elio Pérez, no pudo hacerlo en detrimento de un nadador argentino, lo que provocó una revuelta en el diario El Telégrafo. Esta noticia serviría, en términos geopolíticos, para afirmar que el río, a pesar de ser una frontera que dividía a los dos países, era una propiedad deportiva argentina, hecho que solamente se rompió en 1983, cuando el primer nadador uruguayo pudo realizar la travesía.

Así, concluimos que, tal y como analiza Scharagrodsky (2019, 2020a, b), las reacciones de la prensa ante la hazaña de Harrison reflejaron sentimientos ambiguos relacionados con la práctica deportiva femenina en la época, que iban desde la aceptación hasta la negación y la incredulidad, e incluyeron quejas a los hombres por posibilitar, de alguna manera, que este récord fuera establecido por una mujer. Sin embargo, la diferencia observada en la prensa uruguaya es que, además de la ambigüedad en relación con las cuestiones de género, un cierto dominio espacial a través del deporte fue relatado, con expectativas frustradas frente a la reconquista uruguaya de la frontera acuática. Ahora, además de un divisor espacial, el Río de la Plata se había convertido en una frontera deportiva imaginada -y dominada- por Argentina.

  • 1
    Trabajamos en ese artículo con el concepto de que las naciones son comunidades imaginadas e inventadas, a partir de los escritos de Anderson (2015).
  • 2
    Según Scharagrodsky (2018), Godofredo Grasso fue un importante médico deportivo argentino de las décadas de 1920 y 1930, responsable de la producción de varios campeones deportivos y de la difusión de una nueva relación entre medicina y deporte en el país.
  • FINANCIAMIENTO
    Agencia Nacional de Investigadores - Sistema Nacional de Investigación (ANII/SNI - Uruguay).

FUENTES DE INVESTIGACIÓN

  • El regreso de Elio Pérez. El Telégrafo. 1924 ene 19:3.
  • El río de la Plata fue vencido. El País. 1923 dic 23:9.
  • La Harrison tiene imitadores. El Día. 1923 dic 25:7.
  • La intrépida señorita Harrison inició ayer su tentativa. El País. 1923 dic 22:10.
  • La travesía del Plata. El País. 1923a dic 25:8.
  • La travesía del Plata realizada por Lilian Harrison. El Telégrafo. 1923b dic 26:1.
  • La travesía de la Bahía. El Siglo. 1924a ene 27:5.
  • La travesía del Plata. El País. 1924b ene 21:11.
  • La travesía del río de la Plata. El Siglo. 1924c ene 9:6.
  • Lilian Harrison mantiene su récord. Mundo Uruguayo. 1924;6(262):11.
  • Lo que les queda. El Telégrafo. 1923 dic 28:2.
  • Otro nadador argentino intentará la travesía del río de la Plata. El País. 1924 ene 12:9.
  • Torquato Sanchez. El País. 1923 dic 31:10.
  • Travesía del Plata a nado. El Día. 1923 dic 14:7.
  • Triunfo de miss Harrison. El Día. 1923 dic 23:3.

REFERENCES

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    19 Mayo 2023
  • Fecha del número
    2023

Histórico

  • Recibido
    07 Feb 2023
  • Acepto
    13 Mar 2023
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